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ESTÁ EN HOGWARTS...

(3º Gordo)

Sirius se despertó de golpe


confundido, sin darse cuenta
de donde se encontraba, pero
de repente volvió a la cruda
realidad.
Se encontraba en Azkaban, la
prisión de magos, acusado de
asesinato.
Aun recordaba como si fuese
ayer todo lo ocurrido.

-Ha pasado tanto tiempo...


¿qué pensaran de mi
Dumbledore, Remus...Harry?
Seguro que me odian y que
piensan que soy un asesino,
un traidor, un simple
mortifago, que no se mereció
nunca su confianza ni su
amistad.
Las horas pasaron y Sirius a lo
largo del día recibió una visita
inesperada.
La puerta de su celda se abrió
y entró Cornelius Fudge, el
Ministro de Magia, llevaba
puesto un traje de color azul
oscuro, en una de sus manos
tenia una carpeta y enroscado
el diario El Profeta.
-Que grata sorpresa- dijo
Sirius sarcásticamente.
-¿Cómo estas Black?- dijo
Fudge.
-¿A usted qué le parece?
-Veo que no has perdido tú
carácter- dijo resueltamente.
-¿Cómo está Harry?
Fudge lo miró sorprendido, no
se esperaba esta pregunta, lo
que hizo que dudase durante
unos segundos el contestarla.
-Está bien- dijo finalmente
frunciendo el ceño.
-¿Sigue con sus tíos?
-Si, es donde mejor puede
estar- dijo Fudge
tranquilamente.
El Ministro de Magia siguió
hablando con Sirius durante un
rato, hasta que decidió
marcharse.
-Señor Ministro, ¿ha terminado
ya de leer el periódico?- dijo
Sirius tranquilamente.
-Si, ¿por qué?
-Es que extraño hacer
crucigramas.
Fudge le entregó el periódico y
salió de la celda.
Sirius se sentó en un silla que
tenia, desplegó el Profeta y
comenzó al leerlo, hasta que
se paró en un articulo.
Reconoció en la foto que
acompañaba al artículo a la
familia Weasley, estaban
radiantes de felicidad, en uno
de los hombros del hijo varón
más joven, se encontraba
colocada una rata.
Sirius palideció durante unos
instantes.

Cogió el artículo, la foto que


salía en el periódico y se los
metió en los bolsillos de su
túnica.

Sirius comenzó a caminar por


toda su celda.

Siguió caminando, se pasó la


mano por su largo pelo
enmarañado y volvió a sacar
nuevamente el artículo, para
leerlo nuevamente.
Sirius reparó en una parte de
esté que no se había fijado.
La familia Weasley pasará un
mes en Egipto, y regresará
para el comienzo del nuevo
curso escolar de Hogwarts,
donde estudian actualmente
cinco ojos del matrimonio
Weasley.

No sabia como escapar, se


encontraba débil, demasiado
como para enfrentarse a los
dementores sin su varita.
Pero la furia y el deseo de
proteger a Harry se hicieron
más fuertes.
Cuando no pudo soportarlo
más, se trasformó en perro,
esperó pacientemente hasta
que los dementores entraron
por la noche para dejarle la
cena.
Cuando se disponían a
marcharse, Sirius cruzó entre
ellos.
Por suerte estaba lo bastante
delgado para pasar a través de
los barrotes.
Sirius nadó como un perro
hasta que pudo alejarse la
prisión de magos. Una vez que
pisó tierra firme, decidió viajar
hacia el norte, hasta Hogwarts.
Pensó en su forma de
animago.
Viajó durante algún tiempo,
sobrevivía como podía gracias
a los alimentos que algunas
personas le daban o con lo que
podía cazar, pero sobretodo se
alimentaba de ratas.
El Ministro de Magia ya había
dado la voz de alarma, Sirius
durante su viaje reconocía a
muchos aurores y miembros
del ministerio, también habían
puesto al corriente al ministro
muggle para que también él
diese la voz de alarma.
Los habitantes de las
diferentes ciudades en las que
se había dado el aviso,
comenzaron a ponerse
nerviosos, todo el mundo
estaba buscando al peligroso
asesino que había escapado de
la cárcel.
Siguió viajando, hasta que una
noche llegó a la calle Magnolia.
.
Pero un ruido le hizo salir de
sus pensamientos.
Un muchacho de pelo negro y
desordenado, se había dejado
caer sobre un muro, jadeando
por el esfuerzo de arrastrar un
pesado baúl.
El muchacho se quedó sentado
en inmóvil.
Sirius lo miraba atentamente,
no sabia el por que, pero aquel
joven, aunque lo estaba
observando desde demasiada
distancia, le resultaba familiar.
pensó Sirius con curiosidad.
Comenzó a cercarse
sigilosamente, sin dejar de
apartar la vista del muchacho,
que parecía nervioso y
asustado.
Siguió caminando, hasta que
se metió en un pequeño hueco
que había entre un garaje y
una valla.
>
Pero en esos momentos se fijó
en la frente del muchacho, en
la que pudo ver la cicatriz en
forma de rayo

Sirius sin darse cuenta, había


hecho algún tipo de
movimiento que había
alarmado al chico, que había
estado buscando algo dentro
de su baúl.
Harry se giró, entornó sus
ojos, mientras miraba el
oscuro callejón, sacó su varita
y una luz apareció en su
extremo.
La mantuvo en alto, por
encima de su cabeza, las
paredes del número dos
recubiertas de guijarros
brillaron de repente.
Mientras Sirius intentaba
resistirse para no
transformarse nuevamente en
humano, para ir donde estaba
su ahijado.
La puerta del garaje se
iluminó, y Harry vio allí,
nítidamente, la silueta
descomunal de algo que tenía
los ojos grandes y brillantes.
Harry se echó hacia atrás.
Tropezó con el baúl, alargó su
brazo para impedir la caída, su
varita salió despedida de su
mano y él aterrizó junto al
bordillo de la cera.
Sonó un estruendo que Sirius
reconoció lo que era.
Harry se tapó los ojos con las
manos, para protegerlos de
una repentina luz cegadora.
Dando un grito, se apartó
rodando por la calzada, justo a
tiempo. Un segundo más
tarde, un vehículo de ruedas
enormes y grandes faros
delanteros frenó con un
chirrido, exactamente en el
lugar donde había caído Harry.
Se trababa de un autobús de
dos plantas, pintado de rojo
vivo: El Autobús Noctámbulo.
El muchacho tras hablar con el
cobrador, se subió dentro del
autobús y este arrancó sin
más demora.
Sirius continuó parado donde
estaba. Aun no se podía creer
del todo lo que había visto.
.
Comenzó a caminar
nuevamente, ya podía iniciar
su viaje a Hogwarts.
FIN

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