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Sobre Psicoterapia (1905)

Freud habla sobre cómo los médicos desde siempre han ejercido una influencia psíquica
sobre sus pacientes, y que constituye una ventaja el utilizar esta influencia en favor del
tratamiento. El método propuesto por Freud es aquél que Breuer llamó “catártico”,
renombrado “analítico”, el cual describe como útil en el tratamiento de las psiconeurosis.
La terapia analítica opera per via de levare, comparándola con la escultura, en el
sentido de que a través del análisis se busca el levantamiento de las represiones para
alcanzar los orígenes de la patología. Por otro lado, expresa que la terapia basada en la
sugestión hipnótica trabaja per via de porre, similar a la pintura, añadiendo contenidos que
modifiquen o extingan las conductas causantes del malestar.
En la sugestión, el paciente toma una posición más pasiva, mientras que en el
análisis, contribuye con materiales surgidos de su vida, así como también plantea
exigencias de sinceridad y un costo monetario y temporal. AL mismo tiempo, en el análisis
es posible comprender la manera en que se desenvuelven los conflictos psíquicos del
paciente gracias a la aparición de resistencias en su vida.
Freud plantea algunos criterios de analizabilidad en este texto: los candidatos a
análisis deben poseer un cierto grado de cultura y “carácter confiable”, deben poseer un
“estado normal” (no ser psicóticos o toxicómanos), y tener una edad que no pase de los 50
años (en relación con la plasticidad), ni deben ser personas que padezcan cuadros que
requieran intervenciones más rápidas (como la anorexia).
El texto termina con una breve exposición de los fundamentos esenciales de la
teoría: la concepción de que la enfermedad mental es provocada por representaciones
inconscientes que sobrepasan a la actividad consciente. Para el paciente, el paso de un
material inconsciente hacia la consciencia, mediado por el analista, siempre debe vencer
resistencias pues este proceso conlleva una carga de displacer.
Así, el tratamiento psicoanalítico puede verse como una poseducación enfocada en
el vencimiento de las resistencias interiores que inhiben la capacidad del sujeto para
disfrutar la vida, tomando también siempre en consideración los elementos constitutivos del
sujeto que se presentan como inmutables.
Consejos al médico (1912)

Este texto consiste de una serie de conejos que Freud da a los médicos y terapeutas que se
inician en la labor de psicoanalista.
Entre los principales señalamientos que hace, están comentarios en torno a la
atención flotante que debe mantener el terapeuta. Esta consiste en no fijar la atención en
ningún elemento particular del material traído por el paciente, evitando así contaminarlo
con sus propios materiales inconscientes. El precepto de escuchar parejamente todo lo que
el paciente diga es correspondiente al señalamiento que se hace al paciente de hablar de
todo cuanto se le ocurra, “sin crítica ni selección previas”. En este sentido, Freud sugiere no
tomar notas durante la sesión, mas que para llevar registro de fechas o sueños.
El registro de los resultados de las sesiones terapéuticas con fines de publicación
contamina asimismo el proceso, pues el analista se involucra ya con una meta
predeterminada en mente. Freud sugiere dejar actuar al azar en la terapia, permitiendo que
el propio inconsciente del terapeuta sirva como receptor del inconsciente del paciente. Para
evitar que este proceso se distorsione demasiado, el analista deberá haber pasado él mismo
por un proceso de análisis para tener en cuenta sus propios complejos y contenidos. De esta
forma, además, se obtendrá la experiencia y el conocimiento que habría sido imposible
obtener a través de lecturas o conferencias.
El terapeuta debe ser capaz de acompañar al paciente teniendo en consideración su
capacidad para comprender los señalamientos y para sublimar sus impulsos. Asimismo,
sugiere que los pacientes no estén familiarizados con la literatura psicoanalítica, de forma
que su aprendizaje acerca de la dinámica de lo inconsciente esté basada en su propia
experiencia.
Amor de transferencia (1915)

En este texto se analiza la cuestión de los sentimientos de amor surgidos durante el


tratamiento analítica, específicamente aquellos del paciente hacia el terapeuta. Freud
plantea tres vías en que este amor puede solucionarse: la aceptación por parte del terapeuta
de tales sentimientos y el establecimiento de una relación con el paciente; la terminación
del tratamiento debido al rechazo de los sentimientos del paciente; y un tercero, que es
utilizar ese amor como parte del proceso terapéutico.
Para evitar actuar con base a los afectos del paciente, el terapeuta debe saber que
éstos han aparecido debido a la situación analítica y no como resultado necesario de una
atracción hacia la persona del analista. Estos sentimientos deben ser encauzados hacia el
tratamiento como material que permita llegar a los orígenes inconscientes de esta conducta.
Los problemas que plantean este tipo de situaciones, por parte del paciente, es que
pueden dificultar el avance del tratamiento, debido a su deseo de estar con su objeto de
amor, dejando de lado el objetivo de la terapia. Esto deja entrever que en esta demanda de
amor hay elementos resistenciales que al mismo tiempo muestran que el enamoramiento
hacia el terapeuta no es necesariamente un fenómeno del presente, sino que está ligado con
mecanismos del pasado, y que en la actualidad se expresan para dificultar la cura.
El analista no tiene permitido ceder a los sentimientos del paciente. Tampoco está
señalado el rechazarlos directamente, pues sólo se trataría de forzar la represión de esos
contenidos ya una vez reprimidos. En su lugar, se vuelve necesario mantener a estos
pacientes en un estado de necesidad que permitan hacer avanzar el trabajo analítico,
evitando satisfacerlas con subrogados.
Si el terapeuta cede a los sentimientos del paciente y los acepta, el tratamiento
analítico fracasa, incluso si el analista lo hace esperando ejercer una influencia mayor en el
paciente. Y es que el paciente logra su cometido: la actuación mediante la repetición de una
vivencia que debió haber sido recordada y elaborada.
Freud explica que esta forma de amor no es en realidad muy diferente a otras,
solamente que debido a que se presenta en la situación analítica, esta se basa más que las
otras en repeticiones de patrones y repeticiones, muchas veces infantiles, que deben ser
exploradas en análisis.
Construcciones en análisis (1937)

La meta del análisis es la cancelación de las represiones establecidas durante el desarrollo


temprano (fuente de los síntomas e inhibiciones) y su sustitución por reacciones más
maduras. Para esto, es necesario que el paciente recuerde vivencias del pasado y los afectos
que estas despertaron en él. Los materiales con que se trabaja en análisis son trozos de
pasado, recuerdos distorsionados, sueños, etc. Es a partir de estos que debe reconstruirse el
pasado.
Comparando el trabajo analítico con la arqueología, Freud explica que existen
numerosas dificultades al realizar construcciones en análisis, principalmente el hecho de
que no está claro, al momento de que un material determinado surge, a qué etapa de vida
puede pertenecer. Asimismo, también menciona una ventaja importante, que es el hecho
de que lo psíquico siempre se mantiene íntegro, aunque por m omentos parezca incompleto
o se encuentre inalcanzable a la conciencia.
Las construcciones se distinguen de las interpretaciones, en que estas se refieren a
elementos únicos del material, mientras que las construcciones son elaboraciones más
complejas que incluyen varios elementos tomados a partir del trabajo. La manera de
proceder al presentar una construcción, es comunicarla al paciente y permitir que esta
ejerza un efecto sobre él, permitiendo el flujo de nuevos materiales que permiten armar
nuevas construcciones. En caso de que la construcción no provoque efectos en el paciente,
quizás por ser errónea respecto a la historia de este, Freud sostiene que no hay daño al
paciente, e incluso este puede revelar más materiales que permitan rectificar o elaborar la
construcción.
Sin embargo, como norma general, las respuestas afirmativas o negativas por parte
del paciente ante las construcciones ofrecidas no deben ser tomadas como verdad absoluta.
Ambas respuestas pueden ser resultado de resistencias ante la exploración analítica; el Sí,
sin embargo, puede ser corroborado por nuevos recuerdos o detalles que complementen la
construcción; el No, por otro lado, puede indicar que la construcción puede contener algo
de verdad, pero quizás no la suficiente para ser reconocida. Sin embargo, pueden apreciarse
resultados a través de las asociaciones posteriores que haga el paciente, incluyendo también
el empeoramiento de los síntomas.
Freud concluye el artículo proponiendo que, tomando como base las experiencias de
algunos pacientes que tienen recuerdos vívidos tras una construcción, pueda existir un
sentido en el delirio psicótico, y que quizás el origen de los contenidos del delirio esté en la
primera infancia.

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