Aportes

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

aportes@siu.buap.mx
ISSN (Versión impresa): 1665-1219
MÉXICO

2002
Ryszard Rózga Luter
LA IMPORTANCIA DE LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA INVESTIGACIÓN
CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA Y SU REFLEJO EN EL PROGRAMA ESPECIAL DE
CIENCIA Y TECNOLOGÍA 2001-2006
Aportes, mayo-agosto, año/vol. VII, número 020
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Puebla, México
pp. 67-86
APORTES: REVISTA DE LA FACULTAD DE ECONOMÍA -BUAP. AÑO VII
La importancia de la dimensión regional
de la investigación científica y tecnológica
y su reflejo en el Programa Especial de Ciencia
y Tecnología 2001-2006 Ryszard Rózga Luter
Introducción
Los procesos de desarrollo científico y tec-
nológico son de gran importancia para el
desarrollo de cada país. Sin embargo para
los estudiosos del tema es cada vez más
claro que este desarrollo se realiza en los
espacios concretos. Estos espacios confor-
man condiciones regionales y locales del
desarrollo económico, social y cultural que
en la última instancia conforman las bases
para el desarrollo científico y tecnológico.
El objetivo de este trabajo consiste en
contrastar la creciente importancia de la
dimensión regional de la investigación cien-
tífica y tecnológica con la importancia que
dan a este asunto las autoridades a través del
Programa Especial de Ciencia y Tecnología
2001-2006. Apenas, hace algunos meses
apareció este Programa, lo que proporciona
buena oportunidad para analízalo en dife-
rentes aspectos; en nuestro caso lo más que
nos interesa es su contenido de las políticas
regionales de ciencia y tecnología. Sin em-
bargo está tarea debe realizarse, tomando
en cuenta también las condiciones regiona-
les del desarrollo científico y tecnológico
del país.
[ 67 ]
NÚM. 20
APORTES
Este objetivo determinó la manera de
cómo está construido el trabajo presentado.
En la primera parte, tomaremos posición
sobre el aumento de importancia de la di-
mensión regional de la investigación cientí-
fica y tecnológica; en la segunda, tratare-
mos dar algún esbozo de la problemática
regional del desarrollo científico y tecnoló-
gico en país, para después en la tercera,
revisar cómo se plantea estos problemas en
el Programa Especial de Ciencia y Tecnolo-
gía 2001-2006. Terminemos con unas con-
clusiones, en las que se trata resumir consi-
deraciones incluidas en este texto.
1. Aumento de importancia de la
dimensión regional de la investigación
científica y tecnológica: ¿hacia sistemas
regionales de innovación?
Algunos autores1 ponen bastante importan-
cia en el ambiente regional y local de inno-
vación, hablando sobre el nacimiento del
1
Fue un grupo de autores bastante amplio, aquí
mencionamos sólo algunos como Malecki [1991],
Preer [1992], Saxenian [1994], Castells y Hall
[1994], Cook [1996].
68
sistema o sistemas regionales de innovación
y su importancia para el mismo proceso. El
ambiente local y regional de las firmas
— elemento clave en el proceso de innova-
ción— es especialmente importante en lo
que se refiere a los insumos de trabajo,
capital de riesgo y todos estos insumos que
se «materializan» en los trabajadores de las
firmas, universidades e instituciones de in-
vestigación regionales. En el caso de las
firmas, este insumo es frecuentemente reco-
nocido como el conocimiento y las habilida-
des tácitas. También tales servicios, como
los de ingeniería, consultoría o jurídicos
frecuentemente se satisfacen en la región,
debido a la importancia en este caso de los
contactos personales directos.
En tal situación nace la pregunta que tan
importante es el ambiente regional para la
innovación científica y tecnológica y cuales
son los factores que influyen en este desem-
peño. Aquí podemos presentar por lo menos
dos posturas. Por un lado la de E. J. Dave-
laar [1991], quien subraya la importancia
de los factores de desempeño innovativo de
la región y los divide en dos componentes
[Davelaar, 1991; 35-37]:
- El primero es el componente estructu-
ral, por el cual entendemos que las
regiones pueden diferir en lo que se
refiere a la extensión en la cual las
firmas están involucradas en el campo
de los cambios tecnológicos; esto está
relacionado con las características in-
ternas de las firmas que en suma con-
forman la estructura industrial de la
región.
- El segundo componente se refiere al
impacto adicional de los estímulos re-
gionales externos sobre la capacidad
innovativa de las firmas o su innovati-
RYSZARD RÓZGA LUTER
vidad; este efecto también se denomi-
na el impacto del ambiente producti-
vo. Sin embargo hay cuatro grupos de
las variables del «ambiente producti-
vo» y estos son [Davelaar, 1991; 37-
41]:
A. La aglomeración de las firmas de
diferentes tipos lo que provoca que surjan
las economías locacionales, entre ellas las
economías de urbanización. En lo que se
refiere a las economías espaciales de escala,
generalmente se espera que las áreas metro-
politanas y las áreas centrales se encuentren
en una posición favorable.
B. La base poblacional o áreas de mer-
cado de la región, se relacionan positiva-
mente con la tasa de generación o adopción
de innovación a los fines individuales. Sin
embargo, la dispersión espacial de la fuerza
de trabajo específica (personal técnico y
directivo) también se considera como un
factor importante.
C. La infraestructura informacional, ya
que la disposición espacial de los institutos
públicos de investigación, universidades,
institutos de tecnología y centros de transfe-
rencia de conocimiento favorece, en lo que
se refiere a la accesibilidad de la informa-
ción técnica a los grandes complejos metro-
politanos.
D. Infraestructura física e institucional,
que consiste en:
— accesibilidad a las redes del trans-
porte rápido;
— accesibilidad a las redes de telecomu-
nicación;
— diversidad de fuentes del «capital de
riesgo».
Resumiendo este enfoque podemos decir
que en las investigaciones sobre los aspec-
tos espaciales de la innovación, los análisis
LA IMPORTANCIA DE LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA INVESTIGACIÓN...
del factor «de ambiente productivo» y del
factor «estructural» frecuentemente con-
forman los temas centrales.
Por otro lado, muchos estudios mues-
tran que la sola existencia de tales factores
en la región no garantiza su desarrollo diná-
mico, ya que la importancia particular la
tiene la intensidad de los lazos entre firmas
e instituciones, desencadenando el proceso
común de aprendizaje y acumulación de
conocimientos en el área. A este enfoque
también lo podíamos llamar elde redes, que
sin embargo están incluidas en los ambien-
tes de innovación.
Más ampliamente, los neoinstituciona-
listas como Williams muestran que las fir-
mas puedan usar diferentes tipos de institu-
ciones para coordinar diferentes tipos de
transacciones requeridas para desarrollar,
producir y renovar al producto; en este
sentido las firmas pueden usar los siguien-
tes tres elementos: la organización interna,
el mercado y las redes [Tödling, 1994].
La organización interna (jerarquía) es
considerada como la mejor manera de coor-
dinación, cuando prevalecen las condicio-
nes externas estables y cuando están involu-
cradas las economías internas de escala o de
alcance significativo.
El mercado es la manera eficiente de
actuar en el caso de los insumos estandari-
zados, debido a que permite los ajustes
rápidos a las condiciones externas cam-
biantes. Sin embargo, se convierte en menos
útil en el caso de los activos altamente
específicos, como son las actividades de
investigación y desarrollo (IyD) o compo-
nentes de alta calidad.
Las redes, se refieren a las relaciones
más durables con los socios más selectos.
La participación en las redes permite tam-
69
bién el entendimiento común de los proble-
mas tecnológicos, así como el aprendizaje
mutuo de los actores involucrados. Las
redes representan relaciones más estables
que los del mercado, pero también más
flexibles que la organización interna. Las
redes de empresas se desarrollan en diversas
escalas espaciales. Estas pueden existir tan-
to a la escala global, internacional o nacio-
nal. Sin embargo, bajo ciertas condiciones,
las redes se benefician considerablemente
de la proximidad geográfica y de la aglome-
ración.
Las condiciones para que funcionen bien
las redes regionales de innovación son las
siguientes [Tödling, 1994].:
— El requerimiento de buena comunica-
ción, entendimiento común y los con-
tactos personales regulares.
— El requerimiento del monitoreo y
control de los socios.
— Compromisos de confianza que se
desarrollan a través de las relaciones
derivadas.
— Compromiso de las universidades
locales y centros de investigación, las
cuales muestran «la misión regional».
— Compromiso de las instituciones lo-
cales, estatales o semipúblicas con
objetivos parecidos a los de las agen-
cias de desarrollo o instituciones de
transferencias de tecnología.
En principio, en las redes regionales
pueden estar involucradas las firmas de
todo tipo, sin embargo, parece quelas redes
tienen mayor importancia para la forma-
ción de firmas de alta tecnología.
Los lazos importantes de las redes, in-
cluyen a las instituciones financieras (capi-
tal de riesgo), servicios para las firmas (de
consultoría, jurídicos y de contaduría), así
70
como a los abastecedores y clientes. Con el
tiempo, los lazos incluyen también universi-
dades e instituciones de investigación. Mu-
chas universidades apoyan activamente y
refuerzan sus lazos con las economías re-
gionales respectivas a través de la promo-
ción de los emprendimientos empresariales
(spin-off), actividades de consultoría y con-
tratos de investigación. Además, las empre-
sas que promueven desarrollos tecnológi-
cos son frecuentemente generadas a través
de los emprendimientos empresariales de
las firmas de alta tecnología o instituciones
de investigación existentes.
En tales circunstancias a principios de
los años noventa empezó aparecer el con-
cepto de los Sistemas Regionales de Innova-
ción. El concepto es nuevo y no ha sido
desplegado hasta el año 1992, cuando Cook
lo usó en un artículo publicado en la revista
Geoforum, precisamente con el título “Re-
gional innovation systems. Competitive re-
gulation in the new Europe”. Sin embargo
en el análisis del nacimiento de este concep-
to se tiene que tomar en cuenta por lo menos
cuatro aspectos [Cooke, 1998; 2-6]
Primero, se ha desarrollado relativa-
mente reciente (en la década de los años
noventa) la tradición de escribir sobre los
Sistemas Nacionales de Innovación (SNI) y
aquí por supuesto se tiene que mencionar los
libros de Lundvall [1992] y de Nelson [1993].
De estos trabajos surgieron interesantes
preguntas y ellos aportaron avances en el
entendimiento de las convergencias y diver-
gencias entre SNI, tomando en cuenta el
crecimiento evidente de la internacionaliza-
ción de la ciencia y tecnología y de la
investigación y desarrollo (IyD) desde la
década de los 1970 en adelante. Estas inves-
tigaciones concluyeron con la conclusión
RYSZARD RÓZGA LUTER
que no hay, por supuesto, un modelo único
del SNI y que los SNI son distintivos y sui
generis. Además se hizo claro que fue difícil
investigar todas las dimensiones importan-
tes de la dimensión sistémica de la hipótesis
del SNI. Sin embargo estas consideraciones
sobre los SNI dieron pauta para analizar
también el concepto de los Sistemas Regio-
nales de Innovación (SRI) en el enfoque que
podríamos llamar desde arriba, tratando de
desglosar territorialmente el concepto de los
Sistema Nacionales de Innovación.
Segundo, de manera coincidente en los
tempranos años 1990, los científicos regio-
nales empezaron a reunir algunos elementos
que anteriormente se analizaba por separa-
do, tales como la existencia de los comple-
jos tecnológicos regionalizados [Saxenian,
1994] o los arreglos de carácter de “tecnó-
polis” a gran escala [Castells y Hall, 1994].
Todas estas investigaciones pusieron en la
tela de discusión, no la pregunta si existe la
innovación regional, sino si ésta tiene el
carácter sistémico y si se puede hablar de los
Sistemas Regionales de Innovación.
La tercera razón porque surgieron las
investigaciones científicas sobre la existen-
cia de los Sistemas Regionales de Innova-
ción ha sido la literatura floreciente sobre
“post-Fordismo” (por ejemplo el trabajo de
Amin [1994]), los “closters industriales”
[Porter, 1991] o “el crecimiento del estado
regional” [Ohmae, 1997]. Parece que ahora
se acepta ampliamente que el Fordismo
clásico ya no es un paradigma dominante de
las coordenadas socioeconómicas. A nivel
macroeconómico los lazos fundamentales
entre la producción y consumo se encuen-
tran bajo la tensión, negociadas colectiva-
mente como es el caso de algunas econo-
mías gobernadas neoliberalmente. Como el
LA IMPORTANCIA DE LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA INVESTIGACIÓN...
objetivo se pone el presupuesto balanceado,
las adecuadas políticas fiscales y moneta-
rias. A nivel micro, grandes estructuras
corporativas Fordistas comunalmente tra-
tan de reestructurarse a través de diferentes
formas de reformas administrativas entre
ellas buscando la cooperación externa (out-
sourcing). Entre pocas cosas obvias que
enfrentan estas organizaciones es que la
firma tiene que ser competitiva para sobre-
vivir y para ser competitiva necesita tam-
bién ser innovativa.
Tomando en cuenta estas condiciones no
es sorprendente que los gobiernos de países
occidentales buscaron,primero, reestruc-
turar sus políticas tecnológicas para ayu-
dar a las industrias de ser competitivas y
después cuando el curso de los asuntos
fallo, se retiraron de la tarea de “apoyar
a los exitosos” y en realidad se retiraron
del uso de las medidas amplias de la
política industrial, dejando a la selección
competitiva las firmas y, limitándose úni-
camente a la creación del “buen clima
para los negocios”.
Mientras que tradicionalmente los gran-
des animadores corporativos de la econo-
mía se comportaron casi como las islas
autosuficientes, apoyándose en las fuentes
internas, levando a cabo la investigación y
desarrollo internamente, compitiendo con
base en de su autosuficiencia con poca
preocupación con de la “infraestructura
blanda” de sus localizaciones, hoy día todo
esto cambia. La manufacturación colabora-
dora requiere “las relaciones de mediano
plazo basadas en la confianza”. La manu-
facturación colaboradora descansa en el
reconocimiento renovado de la importancia
de la cultura de actividad económica, coor-
dinación y desarrollo. La importancia clave
71
en el análisis tiene tres dimensiones de la
cultura económica. Primero a nivel indivi-
dual, se argumenta que laconfianzatiene un
valor enorme en los procesos económicos.
Segundo, dentro de las capacidades socio-
culturales se considera como económica-
mente ventajoso el deseo de cooperar. Y
finalmente, debido a que las grandes firmas
contratan de fuera la mayoría de su produc-
ción y servicios de las firmas abastecedo-
ras, tienen que ser consciente y sensible a las
relaciones basadas en confianza, reciproci-
dad, intercambio y las redes sociales .
Estas firmas, la administración regional
y las culturas nacionales que entienden la
importancia de la coordinación social para
el éxito económico son los que frecuente-
mente promueven los “closters” de la venta-
ja competitiva, en la economía que se globa-
liza de manera cada vez más creciente.
Cuando mencionamos “closters” esto nos
lleva inevitablemente al nombre de Porter
[1990], cuyo idea de la ventaja competitiva
ha sido ampliamente adoptada por los paí-
ses y regiones que buscan identificar y
reforzar sus potenciales competitivos de
nivel mundial, apoyando los closters indus-
triales que inevitablemente toman las for-
mas territoriales.
Cuarto y último, la arquitectura con-
ceptual de los SRI está construida sobre los
análisis de Vet [1993] y Ohmae [1997]. El
primero de estos autores ha estudiado los
patrones de la inversión extranjera directa
en diferentes economías avanzadas. La con-
clusión clave fue que debido a que la coordi-
nación económica se convierte en creciente-
mente globalizada las interacciones entre
las firmas en los closters industriales espe-
cíficos se convierten en regionalizados. En
la literatura mexicana esta idea fue expresa-
72
da por E. Düsell, C. Duran y M. Piore
[1997] en forma un lema: “Pensar Global-
mente y Actuar Regionalmente”. Esta últi-
ma opinión compite con la idea más amplia
expresada en el trabajo de Ohmae [1997]
sobre el hueco que se crea entre el estado
nacional y la economía mundial sin fronte-
ras. Más precisamente identifica que los
niveles regionales tienen mayor importan-
cia que los nacionales siendo las escalas
económicas claves en las cuales se organi-
za, en términos prácticos, la competitividad
de los negocios.
Resumiendo, en las décadas de 1980 y
1990, se han conjugado diferentes procesos
que conectaron la tecnología y las políticas
del desarrollo regional. “Estas llevaron a
una yuxtaposición de la industria de alta
tecnología, desarrollo de los parques cientí-
ficos, el desarrollo de las redes de tecnología
y las políticas regionales de innovación.
Gran parte de esta literatura se dirigía direc-
tamente o indirectamente al cambio del pa-
radigma productivo del Fordismo al post-
Fordismo, identificando nuevas formas de
subcontratación, las relaciones cliente –
proveedor entre grandes corporaciones y
dinámicas firmas pequeñas y también entre
estas últimas. Debido a que estas relaciones
ocurrían en un espacio geográficamente
distinto, donde el apoyo de la infraestructu-
ra institucional para las empresas se ha
canalizado a través de las iniciativas públi-
cas y privadas, se ha usado la terminología
de “closters”.” [Cook, 1998: 6] Finalmente,
aparecen las evidencias que la combinación
de tales closters, gobernabilidad innovado-
ra, apoyo empresarial y la arquitectura pro-
mocional dieron lugar al surgimiento o por
lo menos identificación del fenómeno de la
innovación regional, que conceptualmente
RYSZARD RÓZGA LUTER
se retomo como los Sistemas Regionales de
Innovación.
2. Algunos aspectos regionales de la
investigación científica y tecnológica en
México
Tomando en cuenta estas consideraciones y
tratando de analizar las condiciones regio-
nales de desarrollo de la ciencia y tecnología
en México, tendremos que proponer algu-
nas medidas que nos permiten reflejar estas
condiciones en el territorio geográfico con-
creto. Algunos de estos aspectos hemos
tratado en la publicación anterior [Rozga,
2002]. Lo que se propuso en esta publica-
ción fueron los siguientes variables:
— distribución regional del potencial
científico tecnológico (por ejemplo
medido a través de la distribución te-
rritorial de los posgrados o miembros
del Sistema Nacional de Investigado-
res),
— distribución regional del patentamien-
to,
— distribución regional de las pequeñas
empresas innovadoras,
— distribución regional de Polos de
Innovación. [Rozga, 2002: 39]
Hoy, especialmente después de la publi-
cación del “El Manual Oslo” [La Medición,
2000] podríamos ampliar esta lista con los
siguientes:
— distribución regional de los Centros
de Investigación e Innovación,
— distribución regional del financia-
miento de proyectos de investigación.
Sin embargo, no todos estos datos pode-
mos obtener fácilmente y aquí proponemos
un breve análisis de los tres aspectos: distri-
bución estatal de los miembros del Sistema
LA IMPORTANCIA DE LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA INVESTIGACIÓN...
Nacional de Investigadores, distribución
regional de los Polos de Innovación y distri-
bución por regiones de investigación del
financiamiento de proyectos de investiga-
ción.
En lo que se refiere a la distribución
estatal de los miembros del Sistema Nacio-
nal de Investigadores, ya el mismo Progra-
ma Especial de Ciencia y Tecnología 2001-
2006 [2001], reconoce grandes despropor-
ciones: “Actualmente 50.5 por ciento de los
investigadores miembros del SNI se con-
centra en el Distrito Federal. Aunque con
desarrollo desigual, 39 por ciento de los
investigadores se concentra en los estados
de México, Morelos, Puebla, Jalisco, Baja
California, Guanajuato, Nuevo León, Que-
rétaro, Michoacán, Yucatán, Veracruz,
Sonora y Baja California Sur. Los estados
mencionados son los que cuentan entre 100
y 400 investigadores del SNI, en compara-
ción con estados como Quintana Roo, Du-
rango, Talxcala, Guerrero, Campeche, Na-
yarit y Tabasco, que tienen solamente entre
CUADRO 1.
CONCENTRACIÓN TERRITORIAL DE LOS MIEMBROS
DEL SISTEMA NACIONAL DE INVESTIGADORES, 2000 (%)
Entidades federativas Participación
La primera 51.0
(Distrito Federal)
Las primeras tres 62.8
(Distrito Federal, Morelos,
Edo. de México)
Las primeras cinco 71.2
(Distrito Federal, Morelos,
Edo. de México, Puebla, Jalisco)
Fuente: Datos del CONCyT
73
3 y 27 investigadores” [Programa, 2001;
48].
Sin embargo nosotros tenemos las medi-
das de concentración de este potencial cien-
tífico tecnológico más precisas, expresadas
en el Cuadro 1. Este cuadro presenta la
diferencia abismal no sólo entre la primera
y la última entidad federativa, sino también
la nula importancia de algunas de las entida-
des federativas bastante grandes y por otras
razones importantes en la vida política y
económica del país.
En lo que se refiere a los Polos de
Innovación, este concepto fue desarrollado
en el Seminario de Economía de la Tecnolo-
gía, de la Facultad de Economía de la UNAM
[Corona Treviño y Tapia Naranjo, 1997] y
abarca de manera sintética diferentes ele-
mentos. Tratando de calificar los elementos
constitutivos de los Polos de Innovación,
tenemos que partir de la suposición que
estos deben conformar núcleos territoriales
del Sistema Nacional de Investigación. Des-
de este punto de vista se reconoce cuatro
Entidades federativas Participación
La última 0.04
(Tabasco)
Las últimas tres 0.27
(Tabasco, Nayarit, Campeche)
Las últimas cinco 0.62
(Tabasco, Nayarit, Campeche,
Guerrero, Tlaxcala)
74 RYSZARD RÓZGA LUTER

grupos de instituciones centrales del SNI. Tomando en cuenta estas observaciones

Estos son [Patel y Pavit 1994]:
1. Empresas, especialmente aquellas que
invierten en actividades de generación
y cambio.
2. Universidades e instituciones simila-
res que proporcionan investigación
básica y entrenamiento.
3. Instituciones públicas y privadas, que
proporcionan educación y entrena-
miento vocacional.
4. Instituciones de financiamiento que
desempeñan una variedad de activida-
des de promoción y regulación del
cambio técnico.
se consideró que en México hay Polos de
innovación en los siguientes lugares (Cua-
dro2).
La interpretación de este cuadro puede
ser muy compleja, sin embargo nos satisfa-
cemos con unas sencillas conclusiones. En
primer término, lo que se ve obvio es que de
los seis Polos de Innovación tres se ubican
en las tras metrópolis más grande del país.
Los tras restantes están vinculados con las
anteriores o como es el caso del Polo de
Innovación Ensenada- Tijuana-Mexicali con
las aglomeraciones del sur de California
estadounidense. Por tercero, ninguno de los

CUADRO2.
EVALUACIÓN DE LA EXISTENCIA DE ELEMENTOS CONSTITUTIVOS PARA LA CONFORMACIÓN DE LOS
POLOS DE INNOVACIÓN EN ALGUNAS CIUDADES MEXICANAS GRANDES Y MEDIANAS (DATOS PARA 1994)

Elemento Empresas de Universidades y Apoyo por parte Fuentes de

básico Base Centros de de Gobiernos financiamiento
Tecnológica Investigación (si existe la para formación de
(número de (número de incubadora de EBTs) EBTs
empresas instituciones (evaluación
identificadas) importantes cualitativa)
y miembros del SNI)
Ciudad (es)

Cuernavaca 30 30 Sí (2) accesibles

387
Ensenada-Tijuana- 8 24 Sí —
Mexicali 187
Guadalajara 12 — Sí accesibles
>205
México 33 — Sí —
3271
Monterrey 12 — — —
>205
Querétaro 8 11 Sí accesibles
>205

«—» significa que no se obtuvo la información.

>205 es la menor cifra presentada por CONACyT, en cortes estatales.
Fuente: [Rózga; 1995]
LA IMPORTANCIA DE LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA INVESTIGACIÓN...
Polos de Innovación se encuentra en el sur-
este mexicano.
Por último, antes de analizar la distribu-
ción por regiones de investigación, del fi-
nanciamiento de proyectos de investigación
presentaremos estas regiones hasta hace
poco formalmente establecidas por el CO-
NACYT. A este aspecto podemos presentar
los Sistemas de Investigación Regionales
del CONACyT conformadas por nueve sis-
temas, que son los siguientes:
1. Sistema de Investigación Miguel Hi-
dalgo SIHGO (Aguascalientes, Gua-
najuato, Querétaro y San Luis Potosí).
2. Sistema de Investigación Benito Juá-
rez SIBEJ (Chiapas ,Guerrero y Oaxa-
ca),
3. Sistema de Investigación del Golfo de
México SIGOLFO (Tabasco, Vera-
cruz)
4. Sistema de Investigación Justo Sierra
SISIERRA (Campeche, Quintana Roo
y Yucatán).
5. Sistema de Investigación del Mar de
Cortés SIMAC (Baja California, Baja
California Sur, Nayarit, Sinaloa y
Sonora).
6. Sistema de Investigación José María
Morelos SIMORELOS (Colima, Ja-
lisco y Michoacán).
7. Sistema de Investigación Alfonso
Reyes SIREYES (Coahuila, Nuevo
León y Tamaulipas).
8. Sistema de Investigación Francisco
Villa SIVILLA (Chihuahua, Durango
y Zacatecas).
9. Sistema de Investigación Ignacio Za-
ragoza SIZA (Hidalgo, Puebla y Tlax-
cala).
Actualmente no queda clara la política
del CONCyT frente a estas regiones ya que
75
en el Programa Especial de Ciencia y Tec-
nología 2001-2006, se avisa que como refe-
rencia se tomara cinco mesarregiones (vea
la parte posterior de este documento). Sin
embargo debido a los datos existentes, la
regionalización en nueve sistemas puede
servir como punto de referencia en el análi-
sis de los resultados del desarrollo regional
de ciencia y tecnología en México. Además
vale la pena notar que el CONACyT cuenta
con once delegaciones regionales
(www.concyt.mx/dadcytr), la distribución
territorial de las cuales también da idea
sobre cómo territorialmente las autoridades
pretenden de llevar a cabo las políticas
científico tecnológicas regionales.
Los datos referentes al financiamiento
regional de investigación científica y tecno-
lógica presentamos en dos cortes: los recur-
sos distribuidos a través del Programa de
Apoyo a la Ciencia en México (PACIME) y
los recursos distribuidos a través de la Di-
rección Adjunta de Investigación Regional
CONCyT.
En lo que se refiere al primer aspecto
carecemos de los datos recientes y única-
mente podemos citar datos mencionados en
el libro de R. Casas [2001: 45-46]: “Entre
1995 y 1997 del total de proyectos apoya-
dos por el PACIME, 56 por ciento fueron
para los estados, en tanto 44 por ciento
significaron apoyos para proyectos en el
Distrito Federal. Los estados Morelos y
México fueron las principales entidades a
las que se canalizaron los apoyos a proyec-
tos de investigación y de infraestructura, lo
que muestra aún una tendencia a la concen-
tración de los apoyos (...) En cuanto a los
apoyos canalizados a las otras regiones
cabe destacar que éstos son en general ba-
jos, si los comparamos con los del centro
76 RYSZARD RÓZGA LUTER

(D.F., Morelos y Estado de México). De HGO, es decir a la región del noroeste y del
éstos se ha apoyado más significativamente Bajío, que se han visto más favorecidas con
en proyectos de investigación e infraestruc- el apoyo a sus capacidades de investiga-
tura a las regiones del SIMAC y del SI- ción”
CUADRO 3.
FINANCIAMIENTO DE LOS PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN APOYADOS POR LA DIRECCIÓN ADJUNTA DE
INVESTIGACIÓN REGIONAL, A TRAVÉS DE LOS SISTEMAS R EGIONALES DE INVESTIGACIÓN, 1995-1998
(MILES DE PESOS)

Sistema Número de Número de Monto Aportaciones Costo

solicitudes solicitudes asignado complementarias total
recibidas aprobadas fideicomiso
SIBEJ 815 300 33,168 27,099 60,267
SIMORELOS 838 233 37,303 39,191 76,494
SIHGO 633 198 50,427 27,200 77,627
SIVILLA 683 167 26,699 24,389 51,088
SIREYES 513 147 24,789 18,738 43,527
SIZA 403 98 17,125 9,950 27,075
SISIERRA 393 96 22,465 13,661 36,126
SIGOLFO 343 99 22,306 12,415 34,721
SIMAC 204 99 14,151 13,442 27,593
4,825 1,437 248,433 186,085 434,518

Fuente: Ponce [1999; 319]

CUADRO 4
DISTRIBUCIÓN DEL FINANCIAMIENTO DE LOS PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN
A TRAVÉS DE LOS SISTEMAS REGIONALES DE INVESTIGACIÓN, 1995-1998 ()

Sistema Número de Número de Monto Aportaciones Costo

Regional solicitudes solicitudes asignado complementarias total
de Investigación recibidas aprobadas fideicomiso

SIBEJ 16.9 20.9 13.4 14.6 13.9

SIMORELOS 17.4 16.2 15.0 21.1 17.6
SIHGO 13.1 13.8 20.3 14.6 17.9
SIVILLA 14.2 11.6 10.7 13.1 11.8
SIREYES 10.6 10.2 10.0 10.1 10.0
SIZA 8.4 6.8 6.9 5.3 6.2
SISIERRA 8.1 6.7 9.0 7.3 8.3
SIGOLFO 7.1 6.9 9.0 6.7 8.0
SIMAC 4.2 6.9 5.7 7.2 6.4
SUMA 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0

Fuente: (Cuadro 3)
LA IMPORTANCIA DE LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA INVESTIGACIÓN...
En 1995 se crearon en el CONCyT los
Sistemas de Investigación Regionales que
son coordinados por la Dirección Adjunta
de Investigación Regional y los resultados
regionales de apoyos canalizados a través
de este sistema presentan los Cuadros 3 y 4.
Del análisis llevado a cabo con base en
estos cuadros podemos llegar también a
algunas conclusiones ya que aunque de
manera aproximada presentan la geografía
de los montos asignados a los proyectos de
investigación a través de los Sistemas Re-
gionales de Investigación. Tomando en cuen-
ta que en esta regionalización no está pre-
sente la Zona Metropolitana de la Ciudad de
México, obtenemos una imagen bastante
interesante de esta distribución.
Como las regiones con los montos más
altos asignados a través de fideicomiso se
perfilaron los Sistemas Regionales de In-
vestigación: SIHGO (Aguascalientes, Gua-
najuato, Querétaro y San Luis Potosí), SI-
MORELOS (Colima, Jalisco y Michoacán)
y SIBEJ (Chiapas ,Guerrero y Oaxaca).
Los que participaron en forma proporcional
fueron los sistemas: SIVILLA, SIREYES,
SISIERRA y SIGOLFO. Sin embargo, los
sistemas que presentaron muy escasa parti-
cipación, fueron: SIZA (Hidalgo, Puebla y
Tlaxcala) y SIMAC (Baja California, Baja
California Sur, Nayarit, Sinaloa y Sonora).
De esta distribución observamos fácil-
mente que excluyendo el sistema SIBEJ,
con estados con muy baja participación en
capacidades de investigación, los favoreci-
dos fueron los estados del occidente y Bajío.
Por último, tenemos que añadir que en
los últimos años aparecieron también los
trabajos sobre problemas de innovación
científica y tecnológica en regiones, ya bas-
ta mencionar los libros de Rozga [1998],
77
Sánchez Daza [2000], Corona [2001] y
Casas [2001]. Resumiendo este apartado
tuvo como objetivo presentar la importan-
cia de la dimensión regional en el análisis de
capacidades de innovación científica y tec-
nológica, también en México.
3. La problemática regional en el
Programa Especial de Ciencia y
Tecnología 2001-2006
Teniendo todos los antecedentes expuestos
en los apartados anteriores al final tratare-
mos analizar como está presente la proble-
mática regional del desarrollo científico y
tecnológico en el vigente Programa Espe-
cial de Ciencia y Tecnología 2001-2006.
Presentado a finales del año 2001, el
Programa Especial de Ciencia y Tecnolo-
gía, 2001-2006 tiene rasgos nuevos compa-
rando con los planes anteriores. En primer
término, vale la pena subrayar que este
Programa tiene la estructura bastante clara
y parece construido por la gente que sabe
que significa planear o si queremos usar la
terminología del documento programar.
Además de la Introducción y Síntesis Ejecu-
tiva, abre el documento elDiagnóstico don-
de en tres subcapítulos se presenta: el Siste-
ma Nacional de Ciencia y Tecnología, pre-
cisamente se trata de diagnosticar la capa-
cidad científica y tecnológica nacional y se
trata ubicar los niveles de competitividad e
innovación en las empresas.
Desde esa parte podemos deducir la
estructura general del documento que en sus
diversas partes va referirse a tres ejes: esta-
do y sus estructuras e instituciones en el
proceso de innovación científica y tecnoló-
gica; las capacidades infraestructurales,
humanas e institucionales del país para las
78
actividades científica y tecnológicas; y el
papel de la empresa y formas de apoyo a
ésta en el proceso de innovación tecnológi-
ca, entendida la última como base de la
competitividad. Si bien es cierto que entre
los agentes del proceso de innovación se
pone, y con razón, en lugar central - la
empresa, también es verdad que se reconoce
la importancia de todo el sistema en la cual
actúa la empresa: «Las empresas mexica-
nas no compiten contra otra u otras empre-
sas extranjeras, sino contra toda la base
institucional, de apoyo financiero, de gene-
ración y aplicación de tecnología, de subsi-
dios y apoyos que generan otras naciones».
[Programa, 2001: 48]
También por primera vez, en esta parte
del documento aparece la referencia a los
problemas regionales de innovación cientí-
fica y tecnológica, escondida bajo el enig-
mático título «Descentralización de la cien-
cia y la tecnología», aunque este subcapítu-
lo debería llamarse «la concentración de la
ciencia y tecnología» ya que presenta enor-
mes desequilibrios entre diferentes partes
del país en el desarrollo científico y tecnoló-
gico. También ya en esta parte, se está
dando pauta de como se pretende afrontar
este problema: «...resulta indispensable for-
talecer el federalismo para responder a la
demanda social por una distribución más
equitativa de oportunidades para el desarro-
llo científico y tecnológico en las regiones,
mediante la distribución adecuada de atri-
buciones y recursos entre los distintos órde-
nes de gobierno y sectores de participa-
ción». [Programa, 2001; 48].
La segunda parte, intitulada la Visión,
misión y objetivos estratégicos presenta
que el Programa, en gran parte, trata com-
partir la filosofía de la planeación estratégi-
RYSZARD RÓZGA LUTER
ca. Destaca aquí, la prueba de trazar la
visión de ciencia y tecnología en México en
dos perspectivas: hasta el año 2025 y hasta
2006. Como la misión se enmarca: «Fomen-
tar el desarrollo científico tecnológico del
país, apoyando la investigación científica
de calidad, estimulando la vinculación aca-
demia-empresa y la innovación tecnológica
en las empresas, e impulsando la formación
de recursos humanos de alto nivel» [Progra-
ma, 2001: 66]. También, en esta parte apa-
rece de manera muy general, más como
declaración de buenas intenciones que al-
gún tipo del objetivo general la aseveración
de que entre otros «En esta misión será
fundamental ... (entre otros y en el último
lugar) para promover un desarrollo armóni-
co y equilibrado de la ciencia y la tecnología
en todo el país» [Programa, 2001; 48]..
Los objetivos estratégicos están cons-
truidos alrededor de los tres ejes menciona-
dos: estado, capacidades y empresa. En esta
parte de manera explícita no aparecen los
objetivos regionales del programa y la única
referencia que hemos encontrado es en el
objetivo dos, donde se subraya la necesidad
de trabajar de manera coordinada con el
sector educación y donde se precisa que:
«Este sector, en su programa de mediano
plazo, hace referencia al siguiente: a) Con-
tar a partir de 2002, con planes estatales
para el desarrollo de la educación superior
y de la ciencia y la tecnología» [Programa,
2001; 71].
La tercera parte del documento se refiere
a lasestrategias, líneas de acción e instru-
mentos. Otra vez manteniendo la estructura
de tres ejes, se propone catorce estrategias y
una serie de instrumentos cuyo propósito
será realizar los objetivos establecidos en la
segunda parte. Desde nuestro punto de vista
LA IMPORTANCIA DE LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA INVESTIGACIÓN...
del análisis de los componentes regionales
del Programa, especialmente interesante es
la Estrategia Cuatro enfocada a «Descen-
tralizar las actividades científicas y tecnoló-
gicas» [Programa, 2001; 84].
Sin embargo, en esta estrategia ni de una
palabra se menciona el federalismo, aunque
se puede suponer que las diferentes líneas de
acción que se proponen se refieren a éste. Se
parte de la aseveración que en diversos
países se haya reconocido «la necesidad de
impulsar políticas integrales de descentrali-
zación, reorientando diversos instrumentos
públicos hacia el fortalecimiento del desa-
rrollo regional». [Programa, 2001; 84].Tam-
bién se introducen términos nuevos, aunque
no se los desarrolla, como: competitividad
regional, especialización regional y toma-
das de prestado, del Plan Nacional de Desa-
rrollo, 2001-2006, las mesorregiones. Es-
pecialmente interesante es este último asun-
to, ya que entendemos que las cinco meso-
rregiones conformarán la base geográfica
de la política regional de ciencia y tecnolo-
gía o como se apunta en el Programa «La
definición de esas mesorregiones permitirá
organizar el país para facilitar la planeación
y colaboración entre entidades y la Federa-
ción» [Programa, 2001].
No obstante, en la parte posterior del
Programa no se hace ninguna referencia a
esta división, usando en las líneas de acción
como única unidad geográfica, y esto en el
sentido negativo el Distrito Federal, ya que
se propone «Impulsar la formación y conso-
lidación de grupos de investigación de alto
nivel en las instituciones fuera del Distrito
Federal» [Programa, 2001; 85].En este sen-
tido se debe entender que los principales
instrumentos en el ámbito regional (sin ex-
plicar en cuales regiones) serían los Conse-
79
jos Estatales de Ciencia y Tecnología, los
Sistemas de Investigación Regionales, así
como la mayor equidad en la distribución de
recursos entre las regiones del país [Progra-
ma, 2001; 85].
Especial interés provocan las “Líneas de
acción” que son ocho, ya que entendemos
que estas determinarán las políticas públi-
cas en este aspecto. Destaca desde la prime-
ra línea la acción: “Establecer fondos mix-
tos con recursos concurrentes de los gobier-
nos de las entidades federativas para el
fortalecimiento de las capacidades científi-
cas y tecnológicas de cada estado” [Progra-
ma, 2001; 85].Esta propuesta, mencionada
también muchas veces por los funcionarios
públicos, parece ser una de las líneas de
acción más importantes en la materia de las
políticas territoriales. Subrayamos políti-
cas territoriales, ya que no tienen ninguna
dirección geográfica y pueden funcionar
tanto muy bien en el estado de Nuevo León,
uno de los más fuertes en la problemática
del desarrollo científico y tecnológico, como
en el estado de Yucatán, uno con las ambi-
ciones en este tipo de desarrollo. Sin embar-
go, lo que podemos suponer, sin mucha
probabilidad de cometer error, es que va
funcionará mucho mejor en Nuevo León,
que por ejemplo, en Campeche, estado que
tiene muy poca tradición de fomentar el
desarrollo científico y tecnológico. Resulta-
do que podemos prever, es que se va ir
profundizando el desarrollo no armónico y
desequilibrado de la ciencia y la tecnología
en el país, contrario con lo que se promulga
en la Misión del Programa.
La segunda línea de acción, a la que
hacemos referencia, consiste en: “Impulsar
la formación y consolidación de grupos de
investigación de alto nivel en las institucio-
80
nes localizadas fuera del Distrito Federal” y
es la única que hace referencia a alguna
unidad geográfica. Malo, como lo hemos
mencionado, que de manera negativa. La
verdadera política regional debe ser positi-
va y no negativa, lo que se comprobó en
muchos casos. Por ejemplo no se debe decir
que no se va a apoyar a los grupos de
investigación de alto nivel en las institucio-
nes del Distrito Federal, ya que se está
objetivamente dañando el interés de la cien-
cia e innovación tecnológica nacional, sino
que se va a apoyar a que las instituciones
con grupos de investigación de alto nivel,
para que éstos se muevan fuera del Distrito
Federal, de preferencia aclarando los obje-
tivos geográficos de estas políticas. Por
ejemplo los grupos de investigación ocea-
nográfica — hacia los centros académicos
que se encuentran en la costa, los quími-
cos— hacia los estados que cuentan con este
tipo de industria, etc. Paralelamente se de-
berá apoyar para que se conviertan en com-
petitivos, los grupos de investigación en la
provincia.
En general despierta sorpresa, porque
no se usa este término “la provincia” que
tiene ya sus connotaciones bastante claras y
no necesariamente negativas en en caso de
la actividad académico científica. Queda
claro que hoy día la provincia científica, no
se encuentra ni en Cuernavaca, ni en Tolu-
ca, ni siquiera, algunos podrían dudar, en
Puebla o Querétaro. Tampoco se encuentra
en Guadalajara o Monterrey. La provincia
científica, sin duda, se encuentra en el resto
de veintitantos estados. Pero allí también la
situación es más compleja. En algunas ra-
mas de ciencia o de conocimientos destacan,
hoy día, los centros como Jalapa, Gua-
najuato, San Luís Potosí, Tijuana, Mérida o
RYSZARD RÓZGA LUTER
Colima. Observen que la mayoría se en-
cuentra en la parte centro norte del país. Así
que el apoyo a la provincia debe ser un poco
más selectivo, que sólo decir fuera del Dis-
trito Federal.
La tercera línea de acción propone “Pro-
mover el establecimiento de Consejos Esta-
tales de Ciencia y Tecnología en todas las
entidades federativas y estrechar la coordi-
nación de acciones con todos estos organis-
mos”. Esta parece la verdadera acción de
descentralización de la política de ciencia y
tecnología en el país, pero funcionará cuan-
do se cumplan algunas condiciones. La
primera condición es la misma que en cual-
quier otra acción de las políticas de descen-
tralización y lleva a la pregunta: ¿con qué
recursos van a contar estos Consejos? Si
sólo con los salarios de los burócratas em-
pleados en ellos, mejor ahorrar este dinero y
aumentar, por ejemplo el apoyo a los pro-
yectos de investigación. ¿Quién va a confor-
mar cuerpos directivos de estos Consejos?
Si los mismos burócratas de las administra-
ciones estatales que desde decenios no hicie-
ron mucho para mejorar, por ejemplo el
nivel de la educación pública. Mejor no.
¿Cuál es y cuál será la relación de estos
Consejos, en primer término, con los go-
biernos estatales, con el CONACyT y con
las comunidades científicas en sus estados?
Todas estas preguntas esperan respuestas o
puede ser que ya las investigaciones sobre
los primeros casos de Consejos Estatales
que funcionan desde hace algunos años y
presentan algunas experiencias.
La cuarta línea de acción propone: “Evo-
lucionar los Sistemas de Investigación Re-
gionales a Sistemas de Innovación Regiona-
les” y esto provoca mi objeción debido al
supuesto malentendido. Una cosa son o
LA IMPORTANCIA DE LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA INVESTIGACIÓN...
mejor decir fueron los Sistemas Regionales
de Investigación, entendidos como alguna
forma de organización de investigación de
en las regiones y otra son los Sistemas
Regionales de Innovación, entendidas como
entes complejos que crean el ambiente para
la innovación. Además de que la discusión
de qué son los Sistemas Regionales de Inno-
vación todavía no terminó y mejor es usar,
como lo hicieron los autores del libro “La
formación de redes de conocimiento. Una
perspectiva regional desde México” [Ca-
sas, 2001], el término “el ambiente regional
de innovación”.
La quinta línea propone: “Estimular el
intercambio académico y la integración de
redes de posgrado en áreas prioritarias
interinstitucionales de interés regional”.
Es muy interesante que en el documento
escrito generalmente con profesionalismo y
de manera bastante moderna, por primera y
única vez aparece en estas líneas y en pro-
blemática de todos modos parcial, como son
los posgrados, la categoría delas redes. Sin
embargo los que trabajan sobre la proble-
mática regional o más ampliamente territo-
rial de innovación, saben que lo de las redes,
ambientes regionales y sinergias conforma
base del desarrollo territorial de ciencia y
tecnología. No está mal que se propone
estimular la integración de las redes de
posgrado, pero esta política de estimulación
de las redes debe ser un eje de las políticas
territoriales enfocadas a crear los ambientes
propicios para la innovación.
La sexta línea, propone “Apoyar la rea-
lización de proyectos de investigación y/o
desarrollo orientados a la solución de pro-
blemas de relevancia estatal o municipal”.
Pero la pregunta que nace de inmediato es
quién va a apoyar a estos proyectos. Si el
81
CONACYT, entonces para qué los Conse-
jos Estatales de Ciencia y Tecnología, y si
estos últimos, entonces para que se los men-
cione en el Programa a nivel nacional. Aunque
se quiere expresar la intención general se debe
hacérselo con alguna precisión.
También la séptima línea, que propone
“Establecer Consejos Regionales de Pla-
neación Científica y Tecnológica integra-
dos por miembros de las comunidades re-
gionales” provoca más preguntas que acla-
ra las dudas: ¿En cuales regiones? ¿Estas
cinco mesorregiones, propuestos en el Plan
Nacional de Desarrollo, 2001-2006? ¿Cuál
va a ser el carácter de estos Consejos Regio-
nales y cuales serán sus facultades? ¿Cuál
será su relación con el CONACyT y con los
Consejos Estatales de Ciencia y Tecnolo-
gía? ¿Qué se entiende por las comunidades
regionales mencionadas en este punto?
Cierra esta parte la octava y última línea
de acción, que empieza de manera muy
general para terminar con un grupo social
bastante específico: “Apoyar acciones orien-
tadas a atender necesidades, resolver pro-
blemas o aprovechar oportunidades pro-
ductivas locales para el desarrollo social y
económico de comunidades marginadas, de
manera especial aquellas identificadas como
microregiones de extrema pobreza”. Un
objetivo socialmente muy adecuado que sin
embargo tienen poco que ver con las políti-
cas de descentralización de las actividades
científicas y tecnológicas como dice el título
de la estrategia, o con las políticas regiona-
les en esta materia.
En la parte referente a losinstrumentos
de manera explícita se está marcando cinco
tipos de éstos [Programa, 2001:96]. De
manera directa podrían tener que ver con las
políticas regionales dos de estos instrumen-
82
tos que son: Sistema Nacional de Centros
Públicos de Investigación y fondos concu-
rrentes. Sin embargo no es así ya que la
única referencia que se hace en la descrip-
ción de este primer instrumento es a la
integración de redes de colaboración. La
segunda parte promete un poco más, ya que
se menciona que algunos de los centros
pueden apoyar las demandas locales en
ciencia y tecnología. Sin embargo sobre
alguna política regional de su ubicación
otra vez ni una palabra.
Otro de los instrumentos, los fondos
concurrentes, tienen la estructura un poco
complicada y la filosofía de estos fondos se
explica en una corta introducción donde se
dice que: ”A efecto de establecer programas
y apoyos específicos de carácter regional y
local para impulsar el desarrollo y la des-
centralización de la investigación científica
y tecnológica, el CONACyT podrá conve-
nir con los gobiernos de las entidades fede-
rativas y de los municipios, el estableci-
miento y operación de fondos mixtos de
fomento a la investigación científica y tec-
nológica, los cuales se integrarán y desarro-
llarán con aportaciones de las partes, en la
proporción que en cada caso se determine.”
[Programa, 2001; 101].En este caso no
queda duda que el instrumento tiene carác-
ter territorial ya que está destinado a los
entes territoriales además de mencionar su
carácter de apoyo específico de carácter
regional y local. Sin embargo, como ya lo
mencionamos, por falta de la dirección geo-
gráfica carece de carácter del instrumento
de la política regional. Puede ser aplicado
tanto en las entidades federativas y munici-
pios con fuertes desarrollo científicos y
tecnológicos como (que es mucho menos
probable) aquellos con desarrollos escasos
RYSZARD RÓZGA LUTER
o nulos. En este sentido también claro es el
objetivo: “El objetivo de los fondos mixtos
será fomentar las actividades de investiga-
ción científica y tecnológica, y fortalecer las
capacidades de investigación científica y
desarrollo de la entidad de que se trate
(subrayado del autor).
Por otro lado, los apoyos se otorgarán a
través de cuatro modalidades [Programa,
2001; 101 y 103]. Para ser objetivo se tienen
que subrayar fuertes tendencias descentra-
lizadoras expresadas en estas modalidades,
donde se habla sobre: “áreas prioritarias
para el Estado”, “la capacidad científica y
tecnológica de la entidad” y de “áreas de
impacto en el desarrollo estatal”. También
vale la pena mencionar que se prevé la
posibilidad de que surjan “los problemas
científicos y tecnológicos de cobertura in-
terestatal o de relevancia regional”. Lo que
provoca dudas es la manera como se va
decidir cuales son estas áreas prioritarias o
áreas de impacto, u quién va a decidir cuales
proyectos dan respuesta a los problemas de
cobertura interestatal y de relevancia regio-
nal. También en este caso además podemos
repetir la objeción que éstos son instrumen-
tos de la política territorial pero no de
política regional.
La cuarta parte del documento se refiere
a Programas sectoriales y áreas estraté-
gicas del conocimiento. En ésta se hace
referencia a los 11 principales programas
sectoriales del Plan Nacional de Desarrollo,
2001-2006 que consideran explícitamente
las actividades científicas y tecnológicas.
Entre estos se encuentra el Programa del
Desarrollo Regional, Urbano y Social de la
Sedesol que podría sugerir que en aquel se
lleva a cabo alguna política regional, sin
embargo, éste se refiere a los problemas
LA IMPORTANCIA DE LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA INVESTIGACIÓN...
sociales, entre estos: vivienda y pobreza.
Aunque muy corta, sin embargo muy
importante es la parte quinta del PECT,
dedicada a Evaluación y seguimiento.
Además de hacer amplia referencia al Plan
Nacional de Desarrollo 2001 2006, en este
aspecto se propone actuar en dos rumbos:
Medición de resultados y evaluación del
desempeño y Rendición de cuentas. Espe-
cialmente interesante es el primer rumbo
donde se propone una serie de indicadores y
metas a cumplir en el periodo 2001-2006.
De los que nos podrían interesar, aquí se
encuentra la promesa de dedicar en el año
2006, unos 5 mil millones de pesos a los
recursos en fondos mixtos para el apoyo al
desarrollo regional con gobiernos estatales.
Por otro lado no se encuentra ningún indica-
dor que permitiera evaluar que tanto se
cumplió uno de los objetivos de la Misión
del Programa: “Promover un desarrollo ar-
mónico y equilibrado de la ciencia y la
tecnología en todo el país”.
Sin embargo, se podrían proponer estos
indicadores de manera bastante sencilla.
Por ejemplo analizando la distribución de
los cuadros con educación superior, núme-
ro de investigadores o miembros del Siste-
ma Nacional de Investigadores por mil ha-
bitantes en diferentes entidades federativas
del país. La disminución de estas diferen-
cias abismales podría servir de indicador
del desarrollo de la ciencia y tecnología más
equilibrado en todo el país.
Conclusiones
Resumiendo podemos decir que la proble-
mática regional no está adecuadamente pre-
sentada, desarrollada y programada en el
Programa Especial de Ciencia y Tecnología
83
2001-2006. A pesar de la importancia que
adquiere este enfoque tanto a nivel del aná-
lisis teórico al que hemos hecho referencia
en la primera parte de este trabajo, como los
modestos avances en análisis regional con-
creto para el caso de México, que hemos
tratado realizar en la segunda parte, en la
tercera hemos tratado de precisar que esto
no se refleja adecuadamente en el documen-
to básico para poder programar e incentivar
el desarrollo regional científico y tecnológi-
co del país.
En primer término, la problemática
regional del desarrollo científico y tecnoló-
gico no encuentra ningún lugar específico
en el documento, siendo dispersa entre dife-
rentes líneas de construcción del Programa,
asunto que puede parecer de segunda im-
portancia, sin embargo provoca que en nin-
gún lugar se expresan de manera integral los
objetivos y metas de las políticas regionales
de ciencia y tecnología.
Segundo, y lo que según mi opinión es
más importante, en el documento se confun-
den las políticas de descentralización con
las políticas regionales, y no es que en las
condiciones mexicanas de extrema concen-
tración de actividades científico tecnológi-
cas no se necesitan las políticas de descen-
tralización. Sin embargo, las políticas de
descentralización, como lo indica su nom-
bre, tienen por objetivo llevar las activida-
des científicas y tecnologías fuera de los
centros tradicionales de su desarrollo, pero
no dicen nada sobre las direcciones de este
movimiento. Mientras que por las políticas
regionales entendemos políticas de cons-
ciente direccionamiento del movimiento del
desarrollo de ciencia y tecnología hacia las
áreas geográficas concretas.
Si se realiza únicamente las políticas de
84
descentralización, por razones bien conoci-
das en ciencias regionales y conocidas de
nombre “economías de aglomeración”, cual-
quiera de las actividades socioeconómicas,
también actividades del desarrollo científi-
co tecnológico, tienden a concentrarse, sólo
que en otros lugares. El ejemplo bien claro
son las políticas de descentralización aca-
démico-científica llevadas a cabo en los
últimos años, que provocaron nuevas con-
centraciones de desarrollo científico tecno-
lógico como es el caso de la zona centro
norte y que abarcaría el eje: Querétaro-
Bajío-Guadalajara. Este problema también
muestran las investigaciones de Leonel
Corona [2001] y Rosalba Casas [2001]. Y
puede ser que esto no es nada mal, al final
lleva estos desarrollos fuera de la zona de
atracción directa de la megalópolis de la
Ciudad de México. Sin embargo, provoca
que siga vigente la pregunta: ¿Y qué con los
desarrollos científicos tecnológicos en la
parte sur y sudeste de la república? Otra vez
tenemos que repetir: “puede ser que no
ocurre nada malo que en esta región estra-
tégica para el desarrollo nacional se concen-
tra la ciencia y la tecnología”, pero este
proceso debe realizarse con objetivos bien
claros, conscientemente y no de manera que
pronto puede aparecer caótica.
Tercero, no parece adecuado aprove-
char la regionalización creada para otros
objetivos (en este caso macroeconómicos),
también para direccionar la política del
desarrollo regional de la ciencia y la tecno-
logía. Las cinco mesorregiones presentados
en el Plan Nacional de Desarrollo, 2001-
2006, puede ser que sean útiles para la toma
de decisiones de carácter macroeconómico
pero difícilmente tendrá que ver con las deci-
siones de la política científico tecnológica.
RYSZARD RÓZGA LUTER
En este sentido, debemos expresar pri-
mero la opinión sobre falta de continuidad
de las políticas regionales de ciencia y tec-
nología, ya que si se crearon anteriormente
las regiones de CONACyT estas deberían
funcionar por lo menos unos 20-30 años,
por supuesto con las correcciones necesa-
rias, para poder evaluar su eficiencia. Ya
liquidados sirven sólo como otro ejemplo de
la sexenalidad de la política mexicana. Se-
gundo, las regiones tan grandes como las
propuestas es obvio que tienen que son poco
homogéneas y sin gran conocimiento de los
problemas regionales de ciencia y tecnoló-
gica en México, es fácil prever que por
ejemplo el desarrollo científico y tecnológi-
co de Yucatán, tiene poco que ver con el
desarrollo científico y tecnológico de Gue-
rrero, así como el desarrollo científico tec-
nológico de Baja California con le del Du-
rango, y los que en ambos casos se encuen-
tran en una región. Y así se podrían multi-
plicarse los ejemplos.
Cuarto, aunque ya hay importantes
avances teóricos y ejemplos numerosos de
la importancia de redes en le desarrollo
regional de ciencia y tecnología, esta pro-
blemática encuentra poco reflejo en el Pro-
grama. Tampoco las líneas de acción del
Programa responden a las preguntas que
hemos planteado en su momento: ¿Cuáles
van a ser las políticas de fomento a los
ambientes y redes de innovación? Parece
que las únicas acciones de las políticas
regionales de ciencia y la tecnología serán:
apoyar los estados con los fondos mixtos y
promover el establecimiento de los Conse-
jos Estatales de Ciencia y Tecnología y
Consejos Regionales de Planeación Cientí-
fica y Tecnológica. ¿Es suficiente?.
LA IMPORTANCIA DE LA DIMENSIÓN REGIONAL DE LA INVESTIGACIÓN...
BIBLIOGRAFÍA
Amin, A., (1995), Post-Fordism. A reader, Basil
Blackwell, Oxford, cit. de Cook, Philip, (1998),
“Introduction. Origins of the concept” en H-J.
Braczyk, P. Cooke and M. Heidenreich (eds.),
Regional Innovation Systems. The role of
governance in a globalized world, (op.cit.)
Casas, Rosalba (Coord.), (2001), La formación de
redes de conocimiento. Una perspectiva regional
desde México, IIS UNAM, Anthropos Editorial,
Barcelona.
Castells, M. y P. Hall, (1994), Las Tecnópolis del
Mundo, Ed. Alianza. México
Cook, Philip
— (1996), “The New Wave of Regional Innovation
Networks: Analysis, Characteristics and
Strategy”, Small Business Economics, No. 8,
1996, pp. 159-171
— (1998), “Introduction. Origins of the concept” en
H-J. Braczyk, P. Cooke and M. Heidenreich
(eds.), Regional Innovation Systems. The role of
governance in a globalized world, UCL Press,
London, UK and Bristol, USA,.
CONACyT, (2002), www.concyt.mx/dadcytr.
Corona, Leonel, (2001), Innovación y región.
Empresas innovadoras en los corredores
industriales de Querétaro y Bajío, FCyA UAQ,
Querétaro, Qro.
Corona Treviño, Leonel y Alfredo Tapia Naranjo,
(1997), “Polos de Innovación Tecnológica.
Elementos para su Definición y Caracterización”,
Cuaderno de Investigación No. 7, Seminario de
Economía Política de la Ciencia y la Tecnología,
Proyecto Polos de Innovación Tecnológica, DEP
FE UNAM, México D.F., Enero de 1997.
Davelaar, E. J., (1991), Regional Economic Analysis
of Innovation and Incubation, Averbury,
Aldershot, Brookfield USA etc.
De Vet, J.M., “Globalization and locat and regional
competitivness”, Science, Technology, Industry
Review, 13, pp. 89-122 cit. de Cook, Philip,
(1998), “Introduction. Origins of the concept”
en H-J. Braczyk, P. Cooke and M. Heidenreich
(eds.), Regional Innovation Systems. The role of
governance in a globalized world, (op.cit.)
Düssel Peters, Enrique, Ruíz Durán, Clemente y
Piore, M., Pensar Globalmente y Actuar
85
Regionalmente. Hacia un Nuevo Paradigma
Industrial para el Siglo XXI, FE UNAM,
Editorial JUS, México D.F., 1997.
La Medición de las Actividades Científicas y
Tecnológicas. Directrices Propuestas para
Recabar e Interpretar Datos de la Innovación
Tecnológica. El Manual Oslo, (2000), IPN,
CIECAS, (ed. en inglés 1997)
Lundvall (1992), National systems of innovation:
towards a theory of innovation and interactive
learning, Pinter, London.
Malecki, E., (1991), Technology and economic
development: the dynamics of local, regional
and national change, Longman Scientific &
Technical, Essex and New York.
Ohmae, Kenichi, (1997), El Fin de Estado-Nacion.
El Ascenso de las Economías Regionales,
Editorial Andres Bello, Barcelona etc.,
Patel y Pavit, (1994), “The nature and economic
importance of National Innovation System”,
Science and Technology Industry Review, No.
14.
Ponce, Luis, (1999), “ El Sistema Regional de
Ciencia y Tecnología” en Corona Treviño; Leonel
at al (Coord.), Innovación tecnológica y
desarrollo regional, UAEH, UNAM, UAEM,
BUAP, Pachuca, Hgo.
Porter, Michael, (1997), La ventaja competitiva de
las naciones, Vergara, Buenos Aires (ed. en
inglés 1990).
Preer, Robert W., (1992), The Emergence of
Technopolis. Knowledge-Intensive Technologies
and Regional Development, Prager, New York
etc.
Nelson, R.R. (ed.), (1993), National innovation
systems: a comparative analysis, Oxford
University Press, Oxford.
Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-
2006, (2001), SEP, CONCyT, México D.F.
Rózga Luter, Ryszard
— (1995), “Polos de Innovación. Conceptos y
teorías”, Ponencia presentada para elSeminario-
Taller “Polos de Innovación Tecnológica en
México”, 28 al 30 de agosto de 1995, UNAM,
INDICO, UAQ, Querétaro.
— (1998), Desarrollo regional e innovación
86 RYSZARD RÓZGA LUTER

tecnológica: Región Metropolitana de Toluca

como Polo de Innovación, Cuadernos de
Investigación. Cuarta Época 4, UAEM, Toluca,
Méx.
— (1999), “Entre globalización tecnológica y
contexto nacional y regional de innovación (un
aporte a la discusión de la importancia de lo
global y lo local para la innovación tecnológica)”,
Ponencia presentada para el 4° Seminario
Nacional “Territorio-Industria-Tecnología”,
UAEM, Toluca, Méx., y Primer Seminario
Internacional “Territorio-Industria-Tecnología”,
UAQ, Querétaro.
— (2002), “Hacía una geografía de innovación en
México”, Nueva Antopología, Vol. XVIII, Núm.
60, pp. 29-46.
Sánchez Daza, Germán (Coord.), (2000), Las
capacidades innovativas en la región, BUAP,
SIZA-CONACyT, Puebla, Pue.
- Saxenian, Ann (1994),Regional advantage: culture
and competition in Silicon Valley and Route
128, Harvard University Press, Cambridge,
Massachusetts, cit. de Cook, Philip, (1998),
“Introduction. Origins of the concept” en H-J.
Braczyk, P. Cooke and M. Heidenreich (eds.),
Regional Innovation Systems. The role of
governance in a globalized world, (op.cit.).
- Tödtling, F., “Regional networks of high-technology
firms - the case of the Greater Boston region”,
Technovation, Vol. 14, No. 5, 1994.