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Resumen
El artículo recopila la experiencia de un estudio de campo realizado por la autora entre 1998
y 2000 en la región de Puno (Perú), exactamente en el lago Titicaca, donde vive la comunidad
indígena aymara, la cual ha construido su hábitat en islas flotantes hechas de juncos de
una especie vegetal llamada totora.
El uso de su espacio no tiene metas ni rutinas definidas. Lo utilizan donde se sienten bien y
cuando se cansan, levantan las amarras y se trasladan con su isla a otro lado del lago. Como
la totora es una fibra, se deteriora y por eso cada seis meses es remplazada por nueva fibra,
con lo cual el diseño de las viviendas cambia de tal manera que, pasados seis meses, no es
posible encontrar la misma isla. El carácter transeúnte implica que los usuarios de un
territorio varíen su cultura, pero los aymara, con su temperamento, conservan sus costum-
bres porque además su cambio de «lugar» es un ejercicio ritual de desplazamiento.
Respecto a su gestualidad, los aymara son huidizos, hablan en voz baja, en señal de respeto
por el extranjero, y su más alto grado de expresión corporal gira en torno de la venta de
objetos artesanales, de los cuales viven. De la misma forma como Mead y Bateson estudia-
ron el comportamiento de los habitantes de la isla de Bali para explicar conductas
esquizofrénicas, la isla de los Uros se presenta como un excelente campo de observación,
una enciclopedia natural que nos puede aportar nuevos registros en cuanto a un tema que,
día a día, no deja de sorprendernos y del cual, aún no se ha dicho la última palabra.
Title: The Uros: Notes for a Study of the Gestural and Spatial Behaviour of the Aymara
Indians from the Titicaca Lake.
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Tomado de http://www.paradigma.cl/eco/uros.
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Se denomina punto al lugar exacto del espacio donde se ejercita una acción.
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La persona que haya pasado alguna vez por la ribera de un río o laguna seguramente
habrá visto como parte natural del paisaje los juncos que crecen en sus orillas o en las
partes menos profundas. El hecho de que estén o no estos juncos sólo nos afecta en
cuanto a la modificación del paisaje; nos resultaría difícil imaginar que en cierta región del
lago Titicaca haya comunidades enteras que dependen de esa planta para su subsisten-
cia. (Cfr. http://members.ncbi.com /perou.uross.html).
cipio, podríamos decir que la inter- cha acción en relación con unos
acción es el efecto de la acción entre modelos actuales o pasados. (8)
los sujetos que intervienen en la co-
municación; en este caso, la comu- Este aspecto se refleja en el
nicación gestual vendría dada por comportamiento de los aymara, en
la lectura de los gestos producidos sus ritos fúnebres y en sus carna-
por los interactuantes en un proceso vales de amor. De los primeros he-
significativo donde el rostro marca mos hablado suficientemente para
el principio de una comunicación. explicar que existen espacios en for-
ma de espiral y que actúan en el
En situaciones de conversación tránsito a la manera de ciclos por
real, según Birdwhistell, el rostro no cumplirse en una cadena infinita de
puede mantenerse inmóvil. Esto im- interacción y que los vivos reflejan
plica que, necesariamente, se pro- con risas y chanzas el sentido de
duzcan cambios en el resto de la duelo mientras construyen los ataú-
postura y lo mismo en la cabeza, así des o cuando los llevan al continen-
como en la posición de las manos y te, en tanto las mujeres lloran.
los pies. Por lo tanto, el gesto no es
un acto congelado, sino el resultado En los ritos amatorios, los ayma-
de un conjunto de estados internos ra demuestran gestos desafiantes
y representaciones externas de es- cuando avanzan hacia el territorio
tos estados en el tiempo y en el es- de la mujer en señal de dominación
pacio, lo cual nos lleva a pensar en y estos gestos vienen apoyados por
el gesto como en el principio y final códigos verbales que los reiteran,
del movimiento. Por ende, el movi- como ya lo mencionamos más arri-
miento es el eje de la interacción, ba. También se presenta una inter-
siempre que haya un receptor que acción más marcada en las manos y
lo decodifique o interprete, es decir, la mirada se fija en los ojos de la
cuando establece comunicación: pareja, porque, como hemos venido
diciendo, en el resto del tiempo los
En consecuencia, éste puede ser aymara son de mirada evasiva. Los
definido como un movimiento signi- novios se ‘escapan’ muchas veces de
ficativo, es algo intencional y carga- las miradas sociales y se refugian en
do de sentido que pone en cuestión el continente o en lugares agrestes
toda la personalidad [...] Como dice y, cuando no pueden encontrarse a
H. L. Orlic: el gesto es la materia solas, expresan su emotividad a
prima del psiquismo, ya que éste través de la danza.
se halla integrado a la vez por la
puesta en tensión del organismo La comunicación verbal no es
que se dispone para la acción y por un ejercicio limitado, sino comple-
la anticipación del esquema de di- mentario de la interacción no verbal:
Una vez que el gesto expresivo que- mente a la cronología que nosotros
da ligado al estado de espíritu que manejamos o a la idealización de lo
lo ha desencadenado, la emoción o temporal, según parece en la verba-
estado de espíritu contrarios en- lización temporoespacial de los
gendran automáticamente la expre- aymara, entonces significa que debe-
sión contraria. Además, cada emo- mos acercarnos a la interpretación
ción va acompañada de una des- de estos signos de un modo menos
carga de expresión nerviosa que le estricto en el sentido de la sintaxis y
es propia, lo cual quiere decir que sí más propenso a la pragmática.
todo movimiento expresivo corres-
ponde a una emoción diferente. (8) Recordemos que, según Morris,
“el estudio de la comunicación hu-
Para los aymara, la comunica- mana puede subdividirse en tres
ción verbal es realmente limitada, áreas: la sintáctica, la semántica y
lo mismo que su utilización gestual. la pragmática”. Así aplicadas al mar-
No son muy expresivos con el rostro, co de la comunicación humana, la
son más bien repetitivos y les cuesta primera de estas tres áreas abarca
trabajo asimilar los gestos de otros, los problemas relativos a transmitir
en este caso los visitantes de las is- información y, por ende, constituye
las. Hablan el uro puqino combina- su ordenamiento. La segunda enten-
do con elementos quechuas y ayma- derá las cadenas relacionales de los
ras. Aunque los visitantes son bien campos asociativos y significativos
recibidos, eventualmente cohiben a de los contextos lingüísticos y la ter-
los nativos, lo cual influye en los cera implicaría la interacción en un
cambios comportamentales gestua- contexto marcado por la condición
les porque su cotidianeidad se ve cultural. A este último aspecto nos
invadida por formas culturales dis- referimos cuando tratamos los con-
tintas. Sin embargo, para expresar ceptos de espacio y tiempo mítico ac-
el término aquí los nativos señalan tualizados por la comunidad aymara
el suelo y dicen ya, ahora, etc. Es en su verbalización.
decir, el tiempo y el espacio están
estrechamente ligados para ellos y La kinésica o estudio de los ges-
esto implica que el intérprete de su tos como base del comportamiento
cultura pregunte continuamente no verbal se legitima en distintas
qué quieren decir, pues no se sabe concepciones del cuerpo y sus rela-
a veces si hablan en términos de ciones interespaciales y, por exten-
tiempo o de espacio. Desde el punto sión, interculturales. De ahí se des-
de vista de la teoría del mito, pode- prende la necesidad de establecer
mos afirmar que, como el espacio la delimitación de los patrones com-
mítico es atemporal y esta condición portamentales de los sujetos, asimi-
de atemporalidad se refiere estricta- lados por las diversas culturas. El
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Correspondencia
Dulce María Bautista
Cra. 20 Nº 54-63 Interior 1
Correo electrónico: dahamir@latinmail.com