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Las Partes de la Oración

Estudio No 8

PROPÓSITOS:
1. Que los discípulos conozcan las partes que integran una oración.
2. Que los discípulos desarrollen las partes que integran una oración.
TEXTOS: Salmos 48:1; 32:3-5; 103:1-5; Colosenses 1:3,9-14; Lucas 11:9-13.

INTRODUCCIÓN
Mientras Jesús estuvo en la tierra, buscó tiempo para estar a solas con su Padre Celestial. Este tiempo era esencial para
su vida espiritual como lo es para el bienestar de todo creyente. El Señor Jesucristo está interesado en que sus
seguidores tomen la oración como un estilo de vida.
La falta de deseo por la comunión con el Padre Celestial es una señal de que la vida de una persona está decayendo
espiritualmente. Es necesario apartar un tiempo diario con Dios para estar en su presencia y tener comunión con Él.
En este estudio veremos las partes que integran una oración.

I. LAS PARTES QUE INTEGRAN UNA ORACIÓN:


A. La oración consta de las siguientes partes:
Alabanza y adoración (Salmos 48:1).
En la alabanza y en la adoración nos concentramos en las cualidades y las características de Dios. En la adoración
admiramos la santidad de Dios, en la alabanza exaltamos la grandeza de Dios y en la acción de gracias, agradecemos la
bondad de Dios.
Confesión (Salmos 32:3-5): Es aceptar la culpa específica, arrepintiéndonos y aceptando el perdón de Dios con la misma
actitud perdonadora hacia los demás.
Agradecimiento (Salmos 103:1-5). Los que han recibido de Dios: el amor, la gracia, la salvación y todas sus bendiciones,
no deben olvidarse de darle gracias. Siempre hay motivos para agradecerle a Dios.
Intercesión (Colosenses 1:3, 9-14). Interceder es ponernos en el lugar de la otra persona,identificarnos con su problema
y presentarlos delante de Dios pidiendo que intervenga. Es la oración santa, fiel y perseverante mediante la cual el
intercesor le suplica a Dios por otros que desesperadamente necesitan su intervención.
Peticiones personales (Lucas 11:9-13). En las peticiones personales exponemos a Dios todas nuestras necesidades
teniendo en cuenta lo que indica la Palabra de Dios y que se ajuste a su voluntad.

Aplicación
1. Empieza tu tiempo de oración con alabanzas. La alabanza es la puerta de entrada a la presencia de Dios; Él desea
oír tus alabanzas.
2. Haz una evaluación de tu vida (Salmos 139: 23-24)
3. Acepta tu culpa (esto es confesar tus pecados a Dios) (Salmos 32:3-4; 51:3-4). El Espíritu Santo irá señalándote
las faltas cometidas y te dará convicción de ello (Juan 16:7-8).
4. Arrepiéntete (Salmos32:5):No te quedes con la culpa. Pide perdón a Dios inmediatamente y restaura tu relación
con Él para que haya alegría en tu corazón y en el suyo (Salmos 51:10-12).
5. Acepta el perdón de Dios: Hay personas que, después de haber hecho todos los pasos anteriores, se comportan
como si Dios no les perdonase. Debes creer en la promesa dada en 1 Juan 1:9: «Si confesamos nuestros pecados,
él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad».
6. Acostúmbrate a ser una persona agradecida. No pongas énfasis sólo en tus peticiones. Si aprendes a ser
agradecido en todo, a Dios le complacerá bendecirte aún más.
7. Amplía tu visión intercesora, empieza a orar por tu familia, por tu líder de célula, por tus compañeros de célula,
por tu país. Tu oración puede cambiar el curso de la historia; Dios te ha dado poder y autoridad para bendecir a
otros.
8. Recuerda que el propósito de las peticiones es glorificar a tu Padre Celestial (Juan 14:13-14). El propósito de las
respuestas de Dios a nuestras oraciones es que disfrutemos y tengamos un gozo rebosante, siempre que
pidamos de acuerdo a su voluntad. (Juan 16:24).
CONCLUSIÓN: En la alabanza y en la adoración nos concentramos en las cualidades y las características de Dios. Al
confesar, decimos con la boca aquello que hemos hecho y lo reconocemos como pecado en forma clara y total. Una vez
confesados nuestros pecados con humildad, contrición y arrepentimiento; decidimos abandonarlos a fin de servir a Dios
con fidelidad. En el agradecimiento o acción de gracias expresamos nuestra gratitud a Dios por lo que Él ha hecho. En la
oración intercesora nos ponemos en el lugar de la otra persona, nos identificamos con su problema y lo presentamos
delante de Dios pidiéndole que intervenga. En las peticiones personales presentamos nuestras necesidades a Dios, y
confiamos en que Él las va a suplir.

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