Вы находитесь на странице: 1из 9

Liberalismo después del liberalismo

Vigencia y contemporaneidad
por Raymond Roussel

Introducción

Quizá una de las críticas más interesantes al liberalismo no sea otra que su falta

de actualidad. En algún sentido se han sentado todo tipo de críticas: la falta de

propuestas eficaces, la injusticia que suponen los modelos de mercado, la

promoción de estilos de vida “burgueses” y todo tipo de contrarias morales y

filosóficas. Sin embargo, es un hecho que, desde los orígenes del liberalismo

hasta hoy, este ha ganado un terreno como quizá ningún otro proyecto político lo

ha hecho.

Una mejor crítica puede ser planteada de otra forma: el liberalismo ya cumplió su

función emancipadora en la lucha por los derechos fundamentales y civiles. El

liberalismo fue importante para un momento determinado de nuestra historia y ya

no tiene vigencia su propuesta. Más aún, podría declararse por acabada la lucha

liberal en tanto nuestras sociedades ya reconocen los pedidos generales del

liberalismo. Hoy, podría decirse, las luchas políticas son otras.

Este ensayo va precisamente en una dirección opuesta, nuestro objetivo es

intentar sentar bases con las que pensar un liberalismo siempre vigente a las

diferentes situaciones políticas de cada época. Para ello haremos una breve

revisión del liberalismo como un proyecto moderno y a la vez alejado de la misma

modernidad, mostrando su naturaleza contingente. Así como una proposición del

carácter siempre contemporáneo del liberalismo.


Nuestro propósito es leer el liberalismo de tal forma que se considere este como

un proyecto que esté en constante reinvención y que pueda ser contemplado en

cada momento como un proyecto político viable, independiente de las situaciones

históricas y sociales que se enfrenten.

Los orígenes del liberalismo: entre los márgenes de la modernidad.

El liberalismo nace concretamente en lo que conocemos como modernidad. El

teórico liberal John Gray muy bien explica que el liberalismo no es anterior al siglo

XVII 1 . La modernidad puede ser identificada de varias formas y requiere de

muchos matices, pero en general podemos decir que, en una ruptura con los

enclaves medievales, la modernidad pasó de una sociedad teocéntrica a una

antropocéntrica. Junto con un advenimiento de un pensamiento racionalista y

diferentes cambios históricos (las revoluciones americana, francesa e industrial,

entre otras), la modernidad puso al hombre al centro. No es de extrañar entonces,

que el liberalismo, proyecto que puso la libertad del hombre como fin político

surgiera de la mano con ello.

En ese contexto histórico y político nacen las dos tradiciones que definirán el

liberalismo, las que Friedrich Hayek identifica como “una, empírica y carente de

sistema; la otra, especulativa y racionalista”2. La primera de origen inglés y la

segunda francesa, Hayek tomará partido por la primera3.

                                                                                                                       
1
 John  Gray,  Liberalismo  (Madrid:  Alianza  Editorial,  1986),  9.  
2
 Friedrich  Hayek,  Los  fundamentos  de  la  libertad  (Madrid:  Unión  Editorial,  2014),  82-­‐83.  
3
 En  una  nota  al  final  de  su  introducción,  Hayek  afirma  que  “David  Hume  será  nuestro  constante  compañero  
y  sapiente  guía  a  lo  largo  de  las  siguientes  páginas”  (Hayek,  Fundamentos,  27).  Aquí  podemos  ver  la  cercanía  
con  uno  de  los  pensadores  liberales  más  importantes  de  la  tradición  inglesa  que  a  Hayek  le  interesa  rescatar.    
La constitución del liberalismo en adelante verá como ambas tradiciones caerán

en la indistinción cuando “incluso los principios liberales ingleses se apoyaron

tanto en la tradición francesa como en la inglesa”4.

El liberalismo escéptico y empirista de los ingleses empezará a tomar relación con

el racionalismo francés que Hayek cree contrario al ideal liberal por sentar las

bases del constructivismo social, el cual propone llegar a establecer orden y

progreso a través de un diseño racional de la sociedad. Hayek considera esto

simplemente imposible y en contrapartida abogará por el liberalismo.

De esta forma, Hayek comprende que el ideal liberal juega contrario a la propuesta

racionalista. Como señala, el liberalismo “es un sistema social cuyo

funcionamiento no depende de que encontremos a buenos hombres para hacerlo

andar, o de que todos los hombres se vuelvan mejores de lo que son ahora, sino

que hace uso de los hombres en toda su variedad y complejidad dada, algunas

veces buena y otras mala, algunas veces inteligente y más a menudo estúpida”5.

Por supuesto para Hayek el proyecto liberal es más humilde y no en vano acusará

a los socialistas, basados en un afán constructivista, de incurrir en la fatal

arrogancia que con gran precisión contravino a lo largo de su obra.

El liberalismo reconoce una limitación en tanto a la capacidad del hombre para

diseñar la sociedad por la irreductible multiplicidad de la misma. Aquí entra ya en

un conflicto con la cuestión moderna, porque el pensamiento moderno “no

                                                                                                                       
4
 Hayek,  Los  fundamentos  de  la  libertad,  83.  
5
 Friedrich  Hayek,  “Individualism:  True  and  False”,  en:  Individualism  and  Economic  Order  (Chicago:  University  
of  Chicago  Press,  1958),  12.    
empieza con el reconocimiento de la diferencia, sino con una demanda de

uniformidad”6. El liberalismo por su parte no solo reconoce esa diferencia, sino que

la celebra. El liberalismo pone como fundamento esencial la subjetividad de cada

quien, es individualista, como lo explica Hayek, el liberalismo pone como eje

central “el reconocimiento del individuo como juez supremo de sus fines, la

creencia en que, en lo posible, sus propios fines deben gobernar sus acciones”7.

El liberalismo requirió por tanto de un momento en que se pusiera al hombre en el

centro para poder desarrollarse, mas allí mismo el liberalismo puso un énfasis en

la subjetividad de cada quien, la capacidad creativa de los individuos y por tanto la

imposibilidad de diseñar un orden social con el cual ordenar todo. El liberalismo

puso al individuo en el centro y a su vez marcó sus límites para poder dejarlo en

libertad. En esa tensión dentro de la modernidad, el liberalismo comenzó a

desarrollarse.

Esto es fundamental para comprender por qué aunque el liberalismo nace en un

momento determinado, no requiere de las mismas circunstancias para seguir

siendo vigente. El liberalismo es capaz de reinventarse porque esto se encuentra

en sus propios orígenes. Tanto como nació en un momento tuvo que

desprenderse del mismo. El liberalismo es un proyecto del margen de la

modernidad, que cuestiona el orden establecido y que no pretende llevar a otro

plan total. Por el contrario, busca sentar las bases de la libertad. El liberalismo no

está inscrito a situaciones históricas determinadas, el liberalismo puede y debe

                                                                                                                       
6
 John  Gray,  Las  dos  caras  del  liberalismo.  Una  nueva  interpretación  de  la  tolerancia  liberal.  (Barcelona:  
Paidós,  2001),  14.  
7
 Friedrich  A  Hayek,  Camino  de  servidumbre  (Madrid:  Alianza  Editorial,  1978),  115.  
reinventarse. No en vano el mentor de Hayek, Ludwig von Mises declaraba que el

liberalismo “no es una teoría orgánica; no es un dogma rígido”8.

El liberalismo como proyecto está lejos de poder ser identificado de manera

unívoca y en eso, justamente radica su posibilidad constante de poder defender la

libertad. Con algunas ideas claras, el liberalismo puede ser adaptado a contextos,

culturas, escenarios históricos y situaciones diferentes. El liberalismo se permite

ser un proyecto que defienda siempre la libertad del hombre y no solo en

determinadas situaciones. El liberal es aquel que está siempre atento y

comprende que su lucha por la libertad no acaba y que tiene el deber de buscar

las nuevas luchas y formas de defender la libertad.

El liberalismo y los límites del hombre

En la tensión que juega con la modernidad, el liberalismo pone un énfasis en los

límites de la razón humana. El hombre simplemente no lo puede todo. En una

contradicción con sus orígenes modernos e ilustrados el proyecto liberal requiere

de un alejamiento de esos vocabularios y filosofías que tuvo en su origen. Como

muy bien lo explica el filósofo americano Richard Rorty “el vocabulario de la

Ilustración racionalista, aunque fue esencial para los comienzos de la democracia

liberal, se ha convertido en un impedimento a la preservación y progreso de las

sociedades democráticas”9.

El liberalismo debe dejar esos rezagos racionalistas heredados de su fusión con la

tradición francesa. Por el contrario, debe volver a recomponer el escepticismo que


                                                                                                                       
8
 Ludwig  von  Mises,  Liberalismo.  La  tradición  clásica  (Madrid:  Unión  Editorial,  2011),  28.    
9
 Richard  Rorty,  Contingency,  irony  and  solidarity  (Cambridge:  Cambridge  University  Press,  1989),  44.  
tuvo, cual ideal hayekiano, no buscando el progreso sino la mejoría 10 . El

liberalismo no propone una utopía diseñada hacia la cual avanzar, solo pone las

bases con las cuales dejar que los hombres y su libertad mejoren sus situaciones

y lleven sus propios proyectos de vida en paz.

El progreso, como lo plantea Hayek, supone un lugar al cual llegar y justamente a

eso se opone. Eso, cercano al desarrollo de una teoría historicista ha sido

enfrentado por los liberales en múltiples ocasiones 11 . El liberalismo entiende,

correctamente, que no se puede conocer el final del camino, solo podemos pensar

cómo hacer mejor el viaje. El liberalismo reconoce esa carencia del hombre: la

imposibilidad de planificar un destino final y unificado para todos. En este sentido,

el liberalismo pone un énfasis en los límites del hombre para poder plantear la

necesidad de su libertad. El liberalismo confía en la libertad y el proceso de

descubrimiento para mejorar siempre la situación actual.

En esa línea Hayek, como un buen kantiano que es, se propone dibujar los límites

de la razón del hombre, precisamente porque comprendiendo esos límites se

puede pensar un proyecto político realista y no utópico. Como explica Gray “la

tarea de la filosofía tanto para Hayek como para Kant, no es la construcción de

ningún sistema metafísico sino la investigación de los límites de la razón”12.

El liberalismo como filosofía es la investigación de los límites de la razón y los

fundamentos de la libertad. El liberalismo como programa político acepta eso y


                                                                                                                       
10
 Hayek,  Fundamentos,  68.  
11
 Un  ejemplo  claro  de  esto  es  Karl  Popper  en  su  famoso  libro  La  miseria  del  historicismo  (Madrid:  Taurus,  
1961).    
12
 John  Gray,  “F.  A.  Hayek  y  el  renacimiento  del  liberalismo  clásico”,  Literature  for  Liberty  Vol.  V  N°  4  
(invierno  de  1982).      
está en un constante trabajo por plantear la importancia moral de sentar una

sociedad libre. Así, contrario a cualquier ideal constructivista, el liberalismo no

busca cambiar al hombre, ni diseñar un orden social nuevo dirigiendo los

proyectos y fines de cada quien. El liberalismo busca, como dice Chuaqui,

“asegurar las condiciones políticas que son necesarias para el ejercicio de la

libertad personal”13.

El liberalismo en este sentido tiene una tarea constante de buscar las nuevas

amenazas que surgen contra la libertad de las más diversas formas, desde

proyectos políticos contrarios a la libertad individual a los difusos intentos de

pretensión racionalista y constructivista. La defensa de la libertad es una tarea que

no cesa, en tanto no hay forma de asegurar que estas amenazas a la libertad

dejen de existir.

El problema ante el que puede incurrir el liberalismo es olvidar esta constante

tarea. El liberalismo es un proyecto que se reinventa a cada situación y contexto y

defiende en todo momento la libertad del hombre.

Haciendo oídos al famoso adagio de Jefferson el precio de la libertad es su eterna

vigilancia. El liberalismo es más un programa de investigación que una propuesta

de solución política final a los problemas. La teoría liberal debe ser adaptada a

cada situación y contexto, promoviendo sus principios fundamentales que vienen

desde la modernidad y nunca dar la libertad ya por ganada. Ninguna sociedad

tiene nada asegurado.

                                                                                                                       
13
 Tomás  Chuaqui,  “De  la  igualdad  a  la  libertad  política”,  Anuario  de  filosofía  jurídica  y  social  N°  17  (1999):  
341-­‐346.  
Conclusión: el liberalismo como proyecto siempre contemporáneo

Si nuestras sociedades ya han ganado grandes espacios de libertad respecto de

otros tiempos14, ¿qué queda para el liberalismo? La pregunta es del todo válida y

precisamente la tarea del liberalismo es dar siempre respuesta a ella.

El filósofo italiano Giorgio Agamben responde a su difícil pregunta ¿Qué es lo

contemporáneo? Diciendo que “contemporáneo es aquel que tiene fija la mirada

en su tiempo, para percibir no las luces, sino la oscuridad. Todos los tiempos son,

para quien lleva a cabo la contemporaneidad, oscuros”15.

El liberalismo debe encargarse de ver siempre aquellas amenazas oscuras de

nuestros tiempos. En este sentido es un proyecto que no acaba y que se reinventa

todo el tiempo; no depende de un momento dado para existir. El liberalismo se

plantea como constante custodio de la libertad, como un proyecto que no pierde la

vigencia porque sus enemigos no cesan trabajo tampoco.

El mayor riesgo para la libertad es darla ya como algo ganado.

FIN

                                                                                                                       
14
 Por  supuesto  no  hay  que  olvidar  que  aún  existen  países  sumidos  en  controles  totales  y  para  los  cuales  esta  
descripción  es,  de  cualquier  modo,  insuficiente.  Así  por  ejemplo  Venezuela  o  Corea  del  Norte.  
15
 Giorgio  Agamben,  “¿Qué  es  lo  contemporáneo?”,  en:  Desnudez    (Buenos  Aires:  Adriana  Hidalgo  Editora,  
2011).  
Bibliografía

 
Agamben,  Giorgio.  «¿Qués  es  lo  contemporáneo?»  En  Desnudez,  de  Giorgio  Agmben.  Buenos  
Aires:  Adriana  Hidalgo  Editora,  2011.  

Chuaqui,  Tomás.  «De  la  igualdad  a  la  libertad  política.»  Anuario  de  filosofía  jurídica  y  social,  nº  17  
(1999):  341-­‐346.  

Gray,  John.  «F.  A.  Hayek  y  el  renacimiento  del  liberalimo  clásico.»  Literature  for  Liberty  (Insititute  
for  Humane  Studies)  V,  nº  4  (1982).  

—.  Las  dos  caras  del  liberalismo.  Una  nueva  interpretación  de  la  tolerancia  liberal.  Barcelona:  
Paidós,  2001.  

—.  Liberalismo.  Madrid:  Alianza  Editorial,  1986.  

Popper,  Karl.  La  miseria  del  historicismo.  Madrid:  Taurus,  1961.  

Rorty,  Richard.  Contingency,  irony  and  solidarity.  Cambridge:  Cambridge  University  Press,  1989.  

von  Hayek,  Friedrich  August.  Camino  de  servidumbre.  Traducido  por  José  Vergara.  Madrid:  Alianza  
Editorial,  1978.  

von  Hayek,  Friedrich  August.  «Individualism:  True  and  False.»  En  Individualism  and  Economic  
Order,  de  Friedrich  August  von  Hayek,  12.  Chicago:  University  of  Chicago  Press,  1958.  

—.  Los  fundamentos  de  la  libertad.  Madrid:  Unión  Editorial,  2014.  

von  Mises,  Ludwig.  Liberalismo.  La  tradición  clásica.  Traducido  por  Juan  Marcos  de  la  Fuente.  
Madrid:  Unión  Editorial,  2011.  

Вам также может понравиться