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Schlichtmann (John Travolta) era un ambicioso abogado litigante que se ganaba la vida

defendiendo los intereses de personas afectadas por daños corporales frente a las
grandes compañías que las
perjudicaron. Sin embargo, su interés no era tanto el de hacer justicia sino lograr algún
acuerdo millonario que
provocara la suspensión de la demanda y le llenara el bolsillo. Sus enemigos lo tildaban
de chupasangre,
de ave carroñera siempre al acecho de cualquier calamidad para sacarle partido. Y no
estaban muy
alejados de la verdad. Con esta mentalidad se le midió a un complicado caso de
intoxicación masiva. Ocho
familias de Nueva Inglaterra se quejaban de que la contaminación del río Aberjona por
parte de dos
emporios industriales, había ocasionado la muerte por leucemia de varios de sus hijos.
Schlichtmann,
consciente de que el caso era demasiado difícil para sacarle partido, rechazó la oferta en
principio, pero
luego se dio cuenta de que el par de empresas involucradas eran susceptibles de ser
exprimidas al
máximo. Y aunque esa era su idea inicial, todo cambió. Arriesgando su reputación, su
empresa, su fortuna y
la de sus colaboradores, Schlichtmann se enfrascó en una pelea que le sacó todo su jugo
y lo dejó en la
calle, todo por su empeño en encontrar la verdad en el asunto, de ganar la batalla sólo
para demostrarse que
la dignidad estaba por encima del dinero. La historia, escrita por Steven Zaillian (ganador
del Oscar por el
guión de La lista de Schindler) y dirigida por él mismo, desnuda con detalle el complejo
juego del derecho y
los tribunales de justicia, con todo lo que ello implica: la codicia de los abogados, las
influencias de poder,
los malabares técnicos del proceso, la incertidumbre por el veredicto... todo desde el
punto de vista de los
dos abogados contrarios: Schlichtmann, quien va narrando en off cómo ejerce su
profesión, y Jerome Facher
(Robert Duvall), el abogado defensor cuya experiencia le permite dominar el proceso
desde el principio y,
además, le explica al espectador a través de sus clases en Harvard los errores que
comete su contrario. Una
acción civil intenta ser un espejo de las diferencias que hay entre el derecho y la justicia.
Y lo logra, a pesar
de que sea un plato suculento para pocas personas, aquellas a quienes les fascinan los
tribunales y los
conflictos jurídicos. Con un ingrediente adicional: la transformación de un hombre que en
medio del drama
descubre la verdadera razón de su oficio. n Dobermann a primera secuencia marca el
tono de lo que será
toda la cinta. Un bebé, que ya crecidito se convertirá en uno de los hampones más
peligrosos de la
sociedad, recibe de su padrino el día de su bautizo un revólver. Su alias será el de
Dobermann y junto con él un
grupo de maleantes conformará una pandilla de asaltantes sin escrúpulos que no conoce
otro mundo que el de
la violencia. Es el mundo elaborado por el director Jan Kounen, quien se ha servido de
una extensa gama
de desechos sociales para construir una especie de Bonnie and Clyde pero mucho más
deteriorada. Sus
personajes están muy lejos de la redención, incluidos los agentes de la policía, cuya
cabeza visible es aún
más perversa que la de los criminales que persigue. La película transcurre entre sórdidos
lupanares y no tiene
otro objetivo que el de provocar una descarga de violencia que se lleva por delante a
cintas como Pulp Fiction.
Nada en Dobermann es agradable a la vista. En medio de una estética decadente la típica
historia de ladrones
y policías sucumbe ante una realidad mucho más aterradora: la de una vida sin remedio.
Dobermann y sus
secuaces no han aprendido otro lenguaje que el de las balas. Pero sus persecutores no
se diferencian
mucho de ellos. Parecen de la misma estirpe, sólo que el destino los ubicó en el lado
contrario. Con
individuos como estos sueltos por ahí es muy difícil creer en la equidad y la justicia. Tal
vez sea esta la
lección que intenta impartir Kounen, la de que en los bajos fondos no hay redención
posible. Sin embargo la
violencia es tan desgarradora que, más que agotar, impide una visión más completa del
panorama
propuesto. Al fin y al cabo tanta gratuidad termina por ofender, antes que inquietar al
espectador.

Titulo Original A Civil Action

Año 1998

Duracion 115 min.

Director

Reparto John Travolta, Robert Duvall, Tony Shalhoub, William H. Macy, Zeljko Ivanek, Bruce
Norris, James Gandolfini, John Lithgow, Kathleen Quinlan, Peter Jacobson, Sydney Pollack, Stephen
Fry, Dan Hedaya, Paul Hewitt, Edward Herrmann, Denise Dowse, Kathy Bates, Bryan Greenberg
Productora John Travolta, Robert Duvall, Tony Shalhoub, William H. Macy, Zeljko Ivanek, Bruce
Norris, James Gandolfini, John Lithgow, Kathleen Quinlan, Peter Jacobson, Sydney Pollack, Stephen
Fry, Dan Hedaya, Paul Hewitt, Edward Herrmann, Denise Dowse, Kathy Bates, Bryan Greenberg

Genero

TÍTULO ORIGINAL A Civil Action


OTROS TÍTULOS Una Accion Civil
DIRECCIÓN Steven Zaillian
REPARTO John Travolta, Robert Duvall, Tony Shalhoub, William H. Macy, Zeljko
Ivanek, Bruce Norris, James Gandolfini, John Lithgow, Kathleen Quinlan, Peter
Jacobson, Sydney Pollack, Stephen Fry, Dan Hedaya, Pa
AÑO 1998
PAÍS Estados Unidos
PRODUCTORA Paramount Pictures / Touchstone Pictures
GÉNERO Drama

SINÓPSIS
Ocho familias de Wobum, Massachusetts, emprenden un proceso judicial contra
dos poderosas corporaciones, a las que acusan de haber contaminado el agua del
pueblo con residuos químicos que han causado la muerte por leucemia a sus hijos.
Un abogado especializado en lesiones, Jan Schlichtmann, se hace cargo de tan
complicado caso.

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