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SOLVENCIA ACADÉMICA
CON
SOLVENCIA MORAL
Alfredo Torero Fernández de Córdova
(Huacho/Perú 1930 – Valencia/España 2004)

Antonio Rengifo Balarezo


Lima – 2017
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SOLVENCIA ACADÉMICA
CON
SOLVENCIA MORAL
Alfredo Torero Fernández de Córdova
(Huacho/Perú 1930 – Valencia/España 2004)

Desde Febrero-Marzo de 1990 Alfredo había dejado de


ser Vice-Rector Administrativo de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos; situación que propició su captura. El
operativo policial se realizó el 19 de Setiembre. En los oscuros
y pestilentes calabozos de la Dirección Nacional contra el
Terrorismo (DIRCOTE) permaneció los 15 días reglamentarios
sometido a un interrogatorio “científico”. Luego de los 15 días
en DIRCOTE estuvo internado en la Clínica Maisón de Santé en
calidad de detenido y con vigilancia policial.

Los amigos leales, que no son muchos, más


aún en estos casos, nos apersonamos a la Av.
España para averiguar sobre su situación y prestarle
nuestros servicios. Así como también cuando estuvo
hospitalizado.

El renombrado historiador de la Universidad de San


Marcos, Pablo Macera logró –a través de una
persona que él conocida- una entrevista con el
juez que seguía el caso de Alfredo. Por haber
acompañado a Pablo Macera fui testigo presencial y
doy fe del diálogo que se suscitó entre ellos. Luego de
que el juez escuchara a Macera abogar por su amigo le
respondió: yo no he encontrado ninguna prueba contra el
Doctor Torero, yo voy a decretar su libertad. Pero no puedo
garantizar lo que ocurra en el futuro en otra judicatura, otro
Juez puede decidir algo totalmente opuesto.

Para nosotros fue una grata sorpresa haber conocido a un juez


con amplia cultura y sensibilidad humana. Pusimos en
conocimiento de Alfredo lo que había dicho el juez. Al recobrar
su libertad recurre al exilio para preservar su vida. El
pronóstico del juez se cumplió. Mediante resolución de fecha 5
de julio de 1991, el Juzgado Especial de Terrorismo de Lima,
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abrió instrucción contra varias personas –entre ellas, Alfredo


torero- por delito contra la Tranquilidad Pública, terrorismo
en agravio del Estado. Felizmente, ya Alfredo estaba exiliado,
se salvó de ser asesinado. Hubiera corrido igual suerte que las
personas que fueron capturadas con él.

Los capturados junto con Alfredo y sindicados como dirigentes del


PCP-SL fueron exterminados en la Tercera Masacre de los Penales
ocurrida entre el 6 y 9 de mayo de 1992 en el Penal de Castro
Castro, el Operativo “Mudanza I”

Poco antes de partir al exilio para eludir la persecución política


y salvar su vida, nos contó que cuando rescató su carro de la
DIRCOTE intentaron asesinarlo, pues le dispararon desde un
puente peatonal de la vía expresa y a su auto le habían sacado
algunas turcas del aro de sus llantas delanteras.

Cuando Alfredo partió al exilio tenía un reconocimiento


académico internacional. Por tal motivo, y ya en el exilio, fue
acogido como docente e investigador invitado de las
universidades de Valladolid, Valencia y Salamanca, del
Instituto Cervantes, Alcalá de Henares -Madrid, España.
Netherlands Institute for Advanced Study (NIAS), Wassemaar.
Holanda. Universidad de Bonn, Alemania. Universidad de
Leiden, Holanda. Centro Nacional de Investigación Científic a
(CNRS), Francia. Universidad de Paris V (René Descartes). Y
otras...

Sobrevivió exilado en Amsterdam


Yo pensé que Alfredo iba a morirse rápidamente en el exilio,
consumido por la nostalgia debido a su profundo arraigo al Perú y
especialmente al Perú quechuahablante. Si se hubiera quedado en nuestra
patria habría muerto masacrado en la prisión como les sucedió a tantos
otros compatriotas bajo la dictadura de Alberto Fujimori. Felizmente, para
el pueblo quechua, no ha ocurrido ni lo uno ni lo otro. Alfredo sobrevivió.
No he dicho felizmente para él; porque Alfredo, hombre de principios,
sabía arriesgar su vida por un ideal.

Lo ayudó a sobrevivir la esperanza de retornar a la patria y su


instinto de investigador. Una de las glorias del profesorado sanmarquino a
quien Arguedas consideraba con autoridad para corregirle sus traducciones del
quechua, continuó investigando en el exilio.
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Alfredo en Amsterdam, exilado


http://www.pacarinadelsur.com/images/stories/pacarina/numero021/103405.jpg

Anidé nueve años el deseo de visitar a Alfredo. Hasta que un suceso


inusitado me condujo a Lovaina y aproveché para ir a su encuentro en
Ámsterdam. Me recibió en la estación del tren con su sonrisa de siempre,
entre dulce y tímida con la permanente esperanza de retornar al país y la
satisfacción de haber concluido de redactar un libro. Lo observé con un
ligero aumento de peso (lo cual era positivo en él).

Se había resistido a aprender el idioma holandés –y con ello obtener


algunos beneficios- porque eso le hubiera significado, según sus palabras,
enraizarse en Holanda y perder las esperanzas de retornar a su querido
Perú. Sin embargo, a nuestro eminente lingüista que ostentó los más altos
grados académicos y que dictó cátedra e investigó en las principales
universidades europeas, le esperaba una lóbrega prisión si hubiera
retornado a su patria. Y esa espada de Damocles se mantuvo afilada
aunque el régimen sanguinario y corrupto de Fujimori hubiera sido
cambiado por el del presidente Toledo. ¡Qué tal paradoja! Por decir lo
menos.
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El gobierno holandés, prevenidamente, le había proporcionado un


bastón de ciego porque su visión estaba limitada. A pesar de ello Alfredo
me esperó en la estación del tren de Amsterdam sin el bastón. Y, ya en su
casa, noté que usaba computadora. (¡Ese Alfredo, no se rezagaba !) Me
dijo que la limitación de la visión era una secuela de la presión ocular y del
tiempo que estuvo vendado en la Dirección contra el terrorismo en Lima
(DIRCOTE).

Aun en condiciones adversas permanecía inquebrantable, enhiesto a


sus 71 años. Se mantenía actualizado con lo que sucedía en nuestra patria.
Todo un día con su noche conversamos, sinópticamente, de todo; hasta de
asuntos personales, íntimos. (Sus amigos sabemos que era un insomne
consumado). Dispuse únicamente de un día para visitarlo por razones
ajenas a mi voluntad. Al despedirse me dijo en broma que le avisara como
estaba la situación en el Perú; porque si no era favorable a su retorno le
haría “ojitos” a su vecina, una simpática holandesa que vivía sola. También
me encargó que viera la situación del juicio que le había abierto el Estado.

Como dijo Mariátegui: los afines se juntan. Esto ocurrió entre


Alfredo y el exilado uruguayo Roberto Cedrés. Surgió una amistad
entrañable. Ambos eran idealistas y generosos; además, se admiraban
mutuamente. Cedrés contribuyó a que Alfredo se instalara sin mayores
problemas. Tuvo la feliz iniciativa de realizar una larga entrevista filmada
a Alfredo poco antes de su fallecimiento, pues Alfredo sabía que su muerte
era inminente. De esta manera Alfredo tuvo la oportunidad de relatar su
prodigiosa vida y obra urdida con la historia de nuestro país y despedirse
de manera esperanzada. Permaneció 12 años en el exilio. Falleció
el 19 de junio de 2004.

Poco antes que partiera de Ámsterdam hacia Valencia


donde eligió morir y tenía una hermana y amigos, sostuvimos
una conversación telefónica de cerca de una hora, habló de
muchas cosas, pero menos de su enfermedad; no expresó
ningún asomo de queja.. Al final, me dijo: me siento algo
fatigado, me despido un abrazo Antonito. Hasta en la víspera
de morir supo tener dignidad.
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Alfredo Torero y Roberto Cedrés (de pié). Amsterdam, casa de Alfredo.


(Foto: Yolanda Sala)

A Alfredo le presenté epistolarmente a mi amiga Yolanda Sala


Báez. Ella había estudiado antropología en la Universidad de
San Marcos y vivía en Bélgica en donde oficiaba de traductora.
Cultivaron rápidamente una gran amistad y lo visitó numerosas
veces. Según relata Yolanda, Alfredo pidió que sus libros se
donaran a nuestra universidad. Hasta el final su mente estuvo
en San Marcos.

Continúa Yolanda: Recogimos las cajas con sus libros de Ámsterdam y


las entregamos a la embajada peruana en Bruselas para que se
enviaran a Lima. El apoyo del embajador Urrutia fue invalorable en
estas gestiones. Sin embargo, por decisión de los herederos legales de
Alfredo, esos libros están en el hogar de sus hijos.

También Yolanda ha relatado que Roberto Cedrés quería venir a


Lima a presentar su video en San Marcos y cumplir así con la
voluntad de su mejor amigo. La organización Solidaridad
Latino en Bélgica reunió los fondos para ese viaje pero el
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rector de San Marcos, entonces Manuel Burga, no au torizó el


homenaje que se le estaba organizando a Alfredo Torero.

El viaje de Cedrés se canceló y la película quedó en Holanda desde el


año 2005. Roberto preparó entonces un inolvidable programa radial de
homenaje en el primer aniversario del fallecimiento de Alfredo Torero
y, con el fondo de quenas y zampoñas, difundió la despedida de Alfredo.
En ese programa Roberto lamentó ver tanta envidia y tanto miedo en
nuestro país; no comprendía cómo un hombre de la inmensa
talla moral y académica de Torero podía ser maltratado en una
universidad de trayectoria contestataria y valiente.

Yo regresé a mi país en el 2010 y en mayo de 2011 me llegó un correo de


Uruguay. El sobrino de Roberto, Gustavo Cedrés Abella, me informaba
que su tío me quería hacer llegar la filmación. Retomé el contacto con
Roberto y fue así que me enteré de que se hallaba enfermo de cáncer.

Roberto me encargó entonces que hiciera lo posible porque su película


no fuera también exiliada y al recibirla me dirigí a Federico García y
Pilar Roca; quienes convirtieron el testimonio fílmico en una obra de
arte. Este documental alterna la difusión científica de la trascendental
obra de Torero con la trayectoria política que Torero mismo nos narra,
en un contrapunto siempre ágil que constituye un ejemplo de
profesionalismo y ternura.

La primera versión del documental se estrenó el jueves 25 de agosto


del 2011 en el XVII Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina
y Amazónica, que llevó el nombre de Alfredo Torero Fernández de
Córdoba y que se realizó en Huacho, ciudad natal del eminente
lingüista.

Cabe destacar el empeño especial del presidente de la comisión


organizadora, historiador Filomeno Zubieta Núñez, que además
asumió la tarea de publicar un compendio de artículos de Alfredo
Torero para proteger y difundir su legado lingüístico.

Pocos días después, el 31 de agosto, cuando estábamos por enviarle la


película a Roberto Cedrés recibí de su sobrino la triste noticia: Roberto
había fallecido en Ámsterdam.

El viernes 9 de setiembre del 2011 se presentó en la Casona de la


Universidad de San Marcos la versión corregida del documental con la
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asistencia de más de 100 personas, entre ellas varios de los


entrevistados en el film y otros distinguidos concurrentes. La película
está en You tube: http://www.youtube.com/watch?v=WsQO2vhJNv8

Un ejemplo de resiliencia
Alfredo es un ejemplo paradigmático de resiliencia. Tenía un gran
poder de recuperación y superaba las limitaciones. No se arredraba ante
las empresas difíciles. Todo lo que logró le costó un gran esfuerzo.

Cuando los jóvenes con aspiraciones profesionales postergaban la


edad para el matrimonio, él se casó, tan igual como lo hacía entonces un
obrero o un joven de mi barrio populoso, la Unidad Vecianl Nº 3.
Estudiando Derecho en San Marcos enamoró a Anita Navarro y se casaron.
Asistían a la universidad llevando a su hijo (En la universidad no había
guardería infantil, como tampoco lo hay ahora.).

Luego de concluir sus estudios en la Universidad Nacional


Mayor de San Marcos (1950-1956) partió a París sin beca, con
su esposa, Anita Navarro, y dos hijos pequeños. Trabajó en la
Agencia France-Press de 1961 a 1965. Antes lo había hecho en
Lima. En Paris tuvo como compañero de labores a nuestro máximo
cuentista: Julio Ramón Ribeyro. Simultáneamente estudió una
Licenciatura de Letras en la Universidad de París (Sorbona) de
1960 a 1963 y el Doctorado en Lingüística, en la misma
universidad de 1963 a 1965. El enorme esfuerzo desplegado le
produjo un surmenage. Sin embargo, obtuvo el título de Doctor
en Lingüística en 1965, con la tesis: Le puquina, la
troisième langue générale du Péro u bajo la dirección de
André Martinet (grado convalidado en el Perú por la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos).

Alfredo me contó que cuando recién inició sus estudios en


la Sorbona se quedó admirado cuando un viejo profesor de
lingüística identificaba a los parisinos de que barrio procedían
según su manera de hablar.

En 1964 aparece su primer artículo "Los dialectos quechuas", en


la revista Anales Científicos de la Universidad Agraria. Como lo ha dicho el
mismo Alfredo: condensaba ya en él unos veinte años de investigación.
Ahí aparece el primer mapa lingüístico del Perú. Ese artículo, realmente,
sorprendió. Es un artículo subversivo. Dejemos que el mismo autor nos lo
diga: Como en la época se tenía al quechua como el idioma extendido por
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los incas desde el Cuzco y al habla cuzqueña como la única 'pura'; y, en


las conclusiones de mi artículo se sostenía, en cambio, que el quechua se
había originado en la costa central, en torno a Lima, y que el habla
cuzqueña era un dialecto tan 'puro' como el ancashino o el huanca, o
cualquier otro.
(Algunas veces los grandes descubrimientos o los aportes al conocimiento
no aparecen bajo el formato de un libro. Basta un artículo, como lo hizo
Alfredo. O un simple folleto, como el del médico rural inglés Edouardo
Jenner con el que trasmitió su trascendental descubrimiento, hace ya más
de doscientos cincuenta años: la vacuna contra la viruela).

Aún espera su tesis: Le puquina, la troisième langue


générale du Pérou la traducción castellana. En la Sorbona
permiten únicamente a los familiares directos obtener
personalmente una fotostática. Sin embargo, en Lima, la
famosa arqueóloga Ruth Shady tiene la referida tesis. Es
cuestión de tocarle la puerta de su domicilio.

Docente carismático
Concluidos sus estudios en París, retorna a Lima y se incorpora a la
actividad docente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
1965-1992. Y en la Universidad Nacional Agraria La Molina,
1965-1972. Fue un profesor carismático, con influencia en el alumnado.
Frecuentemente estaba rodeado de alumnos que luego devenían en amigos
que frecuentaban su casa. Anita Navarro, la esposa de Alfredo era una
gentil anfitriona. Entre los alumnos, recuerdo a Angélica Aranguren que
estudió antropología y a Isabel Gálvez Astorayme nacida y criada en el
distrito de Arma, provincia de Castrovireyna, normalista, socióloga y
lingüista de San Marcos; Isabel, por su origen, sabía hablar quechua. De la
universidad agraria La Molina procedían los más asiduos concurrentes a la
casa de Alfredo, cabe mencionar a Francisco Bazo, Nelson Manrique, Fano,
Susana Uzátegui, Darío Alejandro Benavides Loayza y Alberto Gálvez
Olaechea. Pancho Bazo estuvo requisitoriado un tiempo, Susana partió a
Santiago de Chile al asumir el gobierno Salvador Allende, luego del
sangriento golpe militar del general Pinochet se enrumbó hacia Nicaragua
revolucionaria; Darío fue a Buenos Aires para integrarse a la guerrilla
urbana que luchaba contra la sangrienta dictadura de Videla y murió en
acción de armas; Beto Gálvez se integró muy joven al MRTA y ahora –que
escribo el presente artículo- lleva en prisión 23 años. Nelson Manrique es
un sociólogo destacado. Otra joven a quien Alfredo le tenía mucho cariño y
le dispensaba un trato paternal fue Cecilia Oviedo, quien fue empleada del
Ministerio de Comercio y Secretaria General de la Confederación
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Intersectorial de Trabajadores Estatales (CITE) por los años 1982-1983;


poco después, tuvo que verse forzada a exilarse en México. Para eludir la
persecución política.

Una vez le dije en broma: ya sé la clave explicativa de tu gusto por la


universidad y de que aún no te retires, pues he observado que cuando te
encuentras rodeado de alumnas, el azul de tus ojos se intensifica.

Alfredo era un maestro de estilo peripatético, caminando o paseando,


irradiaban conocimientos a sus alumnos y amigos. De esta manera, lo
hemos disfrutado. Al respecto, recuerdo que una vez invitó únicamente a
Cecilia, mi esposa en ese entonces, y a mí, a pasar la noche de Año Nuevo
en la casa de la arqueóloga sanmarquina Ruth Shady, que en esa época era
su pareja. Luego de los abrazos y del brindis con un licor de jengibre (kion)
que elaboraba su hermano Domingo, y cuando Ruth y Cecilia se recostaron
en los muebles para dormir, salimos los dos a caminar al parque del frente
y amanecimos “conversando”; mejor dicho, yo solamente escuchaba y de
vez en cuando lanzaba una pregunta.

Recuerdo que cuando cinco hijos estaban pequeños, Alfredo


frecuentaba mi casa y -medio en broma y medio en serio- decía que la sala
de mi casa se parecía al Arca de Noé y a las clases en San Marcos porque
mis pequeños hijos estaban presentes alterando el orden e interrumpiendo
las conversaciones y no solo eso sino también hasta opinaban de manera
diversa sin ningún reparo y sin el control de Lourdes, en ese tiempo mi
esposa.

Pasados los años, mi amistad con Alfredo se hizo extensiva a mis hijos .
Fabiola encinta, en su casa de París; a su lado Alfredo, “chino” de risa.
Octubre del 2003
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Cuando pasó el tiempo la amistad con Alfredo se hizo extensiva a mis hijos.
Tal es así que Fabiola, una de mis hijas, fue a visitarlo en Ámsterdam cuando hizo
una gira en un elenco de baile. Después de algunos años se casó y estableció en
Paris. Cada vez que Alfredo, ya en el exilio, pasaba por París se alojaba en casa de
Fabiola y de algunos de sus amigos franceses.

El lingüísta
Haciendo uso de su conocimiento de lenguas extintas de la Costa
Norte se divertía haciendo algunas tretas como si fuera un geniecillo
travieso del bosque. Así develó el origen nativo de determinados
personajes cuyos apellidos: Llontop, Kapsoli, etc.; no eran del pretendido
ancestro europeo. Además, sus conocimientos de los idiomas de los Andes
le permitían “adivinar” de qué pueblo de la Sierra eran originarios los
migrantes en Lima cuando los escuchaba hablar en quechua. Por tal razón,
lo creían “brujo”.

No sólo conocía idiomas extintos precolombinos sino la historia del


quechua y del español. En ese sentido, era una autoridad para opinar
sobre la correcta escritura de la palabra “Cuzco” que suscita encendidos
debates, como también ocurre con la escritura de “Méjico”. Para Alfredo,
la capital del Tahuantinsuyo se debe escribir con z, según me lo manifestó
en una conversación coloquial. Si su opinión la hubiera hecho pública,
habría ocasionado escozor en los cuzqueños antihispanistas a ultranza.
También le escuché decir que ¡KAUSACHUM! Utilizada en las
manifestaciones era de uso incorrecto, tenía otro sifnificado.

Alfredo ameritaba, por sus contribuciones en Congresos y


publicaciones en nuestro país y en Europa, un sillón en la Academia
*

Peruana de la Lengua; aunque yo creo que a él no le interesaba tal cosa. De


sus publicaciones referentes al quechua destaco el libro que apareció en
primera edición en 1974 en Lima y la segunda en 1980 en La Habana y
que, además, desde hace años es edición agotada: El Quechua y la
Historia Social Andina. El libro se divide en dos partes. La primera es
para lingüistas y en ella emplea la jerga y la simbología propia de
especialistas (por lo tanto, yo quedé fuera de juego). Y la segunda es una
sabrosa crónica explicativa de los procesos sociales en donde se combina la
etnohistoria, la arqueología y la geografía. Está accesible a cualquier
profano. (Debemos aprender el método de exposición alfrediano). Para la
referida obra se valió de su conocimiento multidisciplinario, unificado por

* S e adj u nt a e l l is t a d o de par t ic ip ac ió n e n c o ngr es os y p u b l ic ac i on es .


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el enfoque marxista. (A esta modalidad epistemológica, Alfredo la llamaba


pensamiento sanmarquino). En los conocimientos de arqueología lo inició
su padre; quien había sido un gran aficionado a la arqueología y había
caminado desde Barranca hasta Huaral haciendo exploraciones Caral era
conocido como Chupacigarro. (Alfredo supone que en ese asentamiento
hacían ofrendas, de ahí su nombre).

Con la publicación de El quechua y la Historia Social Andina se


prestigió la Universidad Particular Ricardo Palma (UPRP). En su nota de
agradecimiento, Alfredo expresó:

Los trabajos presentados aquí al juicio del lector son producto de


investigaciones que hemos realizado desde noviembre de 1972
gracias al auspicio pleno y generoso de la Universidad Particular
Ricardo Palma.

Expresamos nuestra gratitud a todos los integrantes de la UPRP –


comisión de Gobierno, profesores, alumnos, trabajadores no
docentes- por el respaldo y la comprensión que nos han brindado.
Agradecemos a los doctores Edmundo Guillén, Mario Villarán y
Wilfredo Kapsoli por su particular estímulo a nuestra labor. Con
la UPRP quedamos en deuda en adelante….

Su actitud de investigador afloraba en cualquier momento. Así


ocurrió cuando le dije que viajaba a Chulucanas debido al fallecimiento del
papá de mi amigo y extraordinario ceramista José Luis Yamunaqué, me
encargó que anotara todos los nombres nativos que figuraban en el
cementerio de Chulucanas para entregarle la lista al retornar a Lima.

Con la autoridad que le brindaban sus conocimientos, fue crítico del


Instituto Lingüístico de Verano (ILV), entidad evangelizadora yanqui,
asentada en la selva y expulsada por el Gobierno de las FF.AA. presidido
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por el General Velasco. En esa época, llegó a mis manos de manera insólita
el Informe que había promovido el Servicio de Inteligencia del Ejército
referido al ILV. Dicho informe lo entregué a la persona que mejor
provecho le sacaría: mi amigo Alfredo Torero. Según me dijo Alfredo en
una conversación coloquial, que una de las lenguas de la selva hablada por
un reducido número de personas fue utilizado en la guerra de Vietnam
como código secreto en las comunicaciones por el ejército yanqui. (Con el
golpe de Estado del general Francisco Morales Bermúdez, retornó el ILV).

El ILV se interesó no solo por las lenguas de los pobladores de la


selva; sino también por el quechua. Es que la lengua puede convertirse en
vehículo de penetración ideológica, de desintegración social, si poderes
externos, como el imperialismo yanqui, la vuelven contra el propio pueblo
que la habla. Sin embargo, el quechua también tiene otra finalidad, como la
tuvo para Alfredo:

Mi interés por el estudio del quechua estuvo enteramente


ligado a la preocupación por el cambio social y político en mi país.
Para participar en tal cambio, tenía que empezar por comprender
al Perú en su diversidad y complejidad; y hacia allí estuvieron
dirigidos mis empeños desde mi primera juventud. Por ello, no me
limité a hurgar en las lecturas y la realidad solamente lo relativo
al quechua y a otras lenguas nativas, sino a tratar de entender la
tan varia geografía, la historia de milenios, el hervor de culturas y
las agudas tensiones sociales que hacen del Perú países mil.

A diferencia de Alfredo, otro lingüista también de la universidad de San


Marcos; pero exbecario de Instituciones norteamericanos fue complaciente
con sus patrocinadores, ante el Instituto Lingüista de Verano. Cuando
Alfredo estuvo en una situación delicada, vulnerable, escribió un artículo
en la revista Andina del Cuzco criticando a Alfredo. En cambio, Henrique
Urbano, director de la revista hizo un balance del contenido de las
publicaciones en ciencias sociales y, con gruesos calificativos, no dejó títere
con cabeza. Sin embargo, Alfredo recibió un merecido reconocimiento.

Sensibilidad social
La participación de Alfredo en los movimientos sociales data desde
su época de alumno secundario. Cuando estudiaba becado e interno en el
colegio Nacional Nuestra. Señora de Guadalupe participó en una huelga
estudiantil que se transformó en una protesta política. Ya de profesor en la
Universidad Agraria La Molina se adscribió a una protesta estudiantil por
reformar la universidad y mejorar las condiciones de vida de los obreros de
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la universidad. Estos trabajadores vivían en condiciones antisociales y las


vacas, toros y chanchos estaban confortable e higiénicamente instalado.
bien alimentados.. La movilización fue reprimida violentamente; la policía
violó la autonomía universitaria y, consecuentemente, Alfredo pasó un
corto período en prisión.

En la cárcel era uno de los presos más respetados por los


delincuentes. Y no lo era por ser catedrático universitario, pues lo
ignoraban; sino porque en el verano los presos permanecían con el torso
desnudo y Alfredo en la barriga ostentaba las cicatrices de numerosos
cortes. No hacía mucho tiempo que lo habían operado de urgencia y le
habían reducido el estómago por una peritonitis que se le presentó. Los
presos creían que era un delincuente “ranqueado”. La universidad Agraria
perdió su contenido humanista; suprimieron la escuela de sociología y
suprimido el curso Movimientos campesinos en el Perú que yo dictaba.

Cuando fue Vicerrector administrativo de la Universidad de San


Marcos (1985-1990)). Alfredo formó una comisión para que asistiera a los
alumnos sanmarquinos en prisión con alimentos, medicinas y defensa
jurídica.

El sabio distraído
A pesar que Alfredo respondía al estereotipo del sabio distraído, su
relación con las mujeres ha ocupado un lugar importante en su vida. Si
bien, algunas mujeres le han causado desasosiego, en cambio, otras han
sido sus ocasionales hadas madrinas, lo han salvado de situaciones difíciles
o le han dado apoyo emocional para sobrellevar los sinsabores de la vida.
Alfredo consideraba la amistad como un valor supremo y ha dado muestras
de ello.

Cuando anteriormente he dicho que era distraído me refería


específicamente a la dificultad que tenía para ubicarse en el espacio
urbano. Perdía la noción del lugar en donde se encontraba abstraído en los
planteamientos que continuamente proyectaba. Una vez al salir de un
supermercado, luego de hacer compras, no recordaba donde había dejado
estacionado su auto, creyó que se lo habían robado. “Apareció” el auto
luego de medio día de búsqueda. Sin embargo, para otras cosas era
“mosca”, como dicen ahora los muchachos.
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Homenaje en la Casona de San Marcos


Recuerdo que cuando fueron traídas sus cenizas a Lima de paso hacia
el cementerio de Huacho se le rindió un homenaje en la universidad de San
Marcos por gestión del historiador Pablo Macera, amigo y paisano.
Asistieron las dos Anitas, es decir, su esposa y su hija.

Anita Navarro Vda. de Torero. Casa de Anita en Lima

El historiador Manuel Burga, ex rector de San Marcos hizo uso de la palabra para
recordar “orgullosamente” la creación de la cátedra de quechua en la universidad de San Marcos
en la época colonial. No se daba cuenta que el objetivo era extirpar las llamadas “idolatrías” y
suplantarlas por el catolicismo; es decir, colonizar la mente para consolidad la victoria militar del
conquistador. En esa época los sacerdotes que sabían quechua recibían mayores estímulos
económicos.

Finalizada la ceremonia invité a su hermano Domingo a la cafetería de la Casona. Estaba


emocionado y quería hacer mi catarsis, Domingo era la persona más adecuada para tal fin. Le
solté las aguas represadas de mis recuerdos con plena franqueza. En uno de los pasajes acotó:
Alfredo se enamoraba hasta de la mariposita que pasaba delante de él. Este acotamiento
cariñoso y elegante de su hermano no vaya a conducir a equívocos puesto que el amor de su
vida fue un Perú integral con pendón socialista.
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Antonio en el cementerio de Huacho..

Antonio Rengifo Balarezo


rengifoantonio@gmail.com

José María Arguedas, según Alfredo Torero


Al entablar amistad, [con Arguedas] le sorprendió descubrir que yo había visto casi
todos los pueblos y caminos de la sierra por los que él, forzoso andariego desde su infancia,
había transitado; y que sabía de muchos más del Perú y parte de Bolivia; pero, naturalmente,
sin una profundidad comparable a la que él poseía de los de su región natal, el centro-sur de los
Andes. Esto, sumado a nuestro común y profundo respeto por las comunidades andinas y a mi
conocimiento de fuentes del quechua antiguo, nos fue acercando cada vez más.
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http://cdn8.larepublica.pe/sites/default/files/styles/img_620/public/imagen/2017/01/18/arguedas-
Noticia-840935.jpg

Mi interés por el estudio del quechua estuvo enteramente ligado a la preocupación por el
cambio social y político en mi país. Para participar en tal cambio, tenía que empezar por
comprender al Perú en su diversidad y complejidad; y hacia allí estuvieron dirigidos mis
empeños desde mi primera juventud. Por ello, no me limité a hurgar en las lecturas y la realidad
solamente lo relativo al quechua y a otras lenguas nativas, sino a tratar de entender la tan varia
geografía, la historia de milenios, el hervor de culturas y las agudas tensiones sociales que
hacen del Perú países mil.

Siento que en esta preocupación social y política y en esta ansia de saber el Perú
coincidíamos plenamente José María y yo. Su creciente confianza en mí fue, posiblemente, lo
que le movió a consultarme, hacia fines de 1965, acerca de una traducción al castellano que él
había venido efectuando para ser publicada por una entidad multidisciplinaria a la que
pertenecía -el Instituto de Estudios Peruanos (I.E.P.)- y que daba casi por concluida: la de un
voluminoso conjunto de textos quechuas de la provincia de Huarochirí (serranías de Lima), de
principios del siglo XVII, que había hecho recopilar a la sazón Francisco de Avila, un cura
empeñado en destruir creencias y lugares de culto indígenas. Yo conocía bien esos textos porque
los había estudiado en la edición trilingüe (latino-hispano-quechua) con el manuscrito
fotocopiado, que realizó el filólogo italiano Hipólito Galante en 1942; pero me había restringido
a traducir y poner en limpio los fragmentos que estimaba más difíciles de interpretar o más
característicos de ese dialecto, efectuando personalmente la transcripción paleográfica.

Me ofrecí, entonces, a revisar la traducción de José María, y, al hacerlo, encontré un


buen número de fallas, algunas graves, atribuibles en parte a su desconocimiento de formas y
símbolos ya desaparecidos y en mucho a una transcripción paleográfica -no debida a él-
equivocada y casi caótica. En posición inicial de palabra, por ejemplo, se confundía toda <h>,
real o parásita, con <s>: <(h)ullu> "pene" resultaba <sullu> "aborto". La competencia
lingüística del traductor y los sentidos globales, cuando podían ser captados, le habían
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permitido salvar muchos escollos, y su capacidad poética, lograr bellas formulaciones; pero las
trampas eran demasiadas para poder salir suficientemente airoso.

Ante la evidencia de estas serias fallas, José María me pidió que lo acompañara a hablar
con el antropólogo José Matos Mar, director del I.E.P., para que ordenara suspender la
impresión y permitiera corregir los errores más graves. Matos se opuso, arguyendo que ya se
había hecho los gastos y estaba casi todo impreso, incluso un estudio biobibliográfico del
etnohistoriador francés Pierre Duviols sobre Francisco de Avila, y únicamente se esperaba en
breve el estudio etnohistórico en base a los textos huarochirenses prometido por el antropólogo
rumano-norteamericano John Murra. Luego de larga puja, se consiguió que Matos consintiera
al menos en el cambio de un número reducido de segmentos breves y en el remplazo de dos
'suplementos' quechuas que cerraban la traducción. Sugirió, además, que yo hiciera
prontamente un estudio lingüístico del dialecto huarochirense, que se incluiría en el libro por
editar, estudio mediante el cual podría enmendar algunos errores de la transcripción
paleográfica; y propuso emprender más tarde una segunda edición debidamente corregida.

Estos argumentos parecieron convencer a Arguedas, y nos pusimos a introducir las


enmiendas y, por mi parte, a la redacción del estudio lingüístico. Infelizmente, cuando me
hallaba avanzando en éste, sufrí una gravísima peritonitis que me tuvo al borde de la muerte por
más de un mes y me reclamó otros dos meses de recuperación. Mi estudio quedó en nada por la
urgencia de la publicación, y ésta salió en esos meses bajo el título de Dioses y Hombres de
Huarochirí, con la transcripción paleográfica fallada, la hermosa traducción de Arguedas y el
excelente trabajo de Duviols, y sin el estudio etnohistórico de John Murra.

Yo había apostado a Arguedas -sobre seguro- que el antropólogo rumano-


norteamericano no haría el estudio etnohistórico sobre los textos de Huarochirí; porque éstos,
en lugar de sustentar sus tesis -místicas, innatistas, de sociedades andinas siempre solidarias,
sin ricos ni pobres, y de 'archipiélagos multiétnicos' cuyos recursos explotaban sin conflictos las
más diversas etnias-, las contradecían flagrantemente, con sus Huatyacuri comedores apenas
sólo de papas, y sus Tutaykire conduciendo guerreros desde las punas para despojar
violentamente a los yungas costeños de sus valles cálidos y de sus preciadas tierras de coca.

Ahora, cinco siglos después, profunda e irremediablemente trastornado ese estado


original: destruidos con la conquista europea sus más altos logros civilizatorios -aparatos
productivos y organizativos, cuadros intelectuales y artísticos, centros de culto y gobierno,
reinos y ciudades-, extinguidos muchísimos de sus pueblos e idiomas por inacabables expolios; y
con otras razas, otras lenguas, otras culturas -con otros continentes- metidos en América ¿en
qué puede consistir la identidad de un indígena americano?.

Es importante subrayar que las sociedades andinas, a las que las huestes españolas
hallaron reunidas en su expresión política imperial, el Tahuantinsuyo, habían alcanzado un
nivel civilizatorio que en muchos aspectos superaba al de Europa. Poco podía ofrecer ésta, en
verdad, a pueblos que, en un esfuerzo de milenios, habían logrado desarrollar la agricultura
más diversificada del mundo, tanto en especies y variedades, cuanto en tecnologías aplicadas
para producir vida vegetal desde el nivel del mar hasta el nivel del hielo: en los arenales áridos,
en las punas gélidas o en las empinadas laderas, quitándole tierra al cielo; que habían
~ 19 ~

avanzado sorprendentemente en procesamientos y almacenamiento alimentarios, estructura vial


y organización poblacional; que si bien no habían inventado la rueda -inservible en los médanos
costeños, las anfructuosidades serranas y las marañas de la jungla- sí habían, en cambio,
domesticado, 'inventado', la llama, todoterreno y frugal; que habían obtenido más de 400
variedades de papas, 100 de maíces, 50 de ajíes, de frijoles y pallares y de calabazas;
diversidades de quinuas, maníes, yucas, camotes, ollucos, tomates, mashwas, ocas, tabaco,
cacao, coca, etc.; algodones de casi todos los colores; las más finas lanas; hierbas medicinales y
aromáticas ... . La presencia de Europa no era aquí necesaria; era enteramente prescindible.

Esto es lo que subraya Arguedas, con un viejo orgullo andino, en su poema bilingüe
"Llamado a algunos doctores", de julio de 1966.

El Tercer Concilio Limensa, por su parte, ordenó que se quemasen todos los quipus
antiguos, con el fin de borrar la memoria histórica colectiva, y señaló que, a decir de los
nativos, "tanta razón ay de creer a sus antepassados, y a sus Quipos y memoriales, como a los
mayores y antepassados de los Christianos y a sus Quillcas y escripturas" (Tercer Concilio,
1985: 262).

No es de extrañar que, en estas condiciones de virtual equiparidad cultural de ambos


bandos, la población andina, aunque bélicamente vencida, ofreciese una prolongada resistencia
-militar durante cuarenta años desde los reductos montañosos de Vilcabamba; pero, sobre todo
cultural, por espacio de más de siglo y medio, en que los dominadores desenvolvieron las
campañas llamadas de "extirpación de idolatrías", que consistieron realmente en el
desencadenamiento de acciones de una represión étnica que continúa hasta hoy.

La comprobación de tal diversidad me movió a reunir los datos por regiones cada vez más
pequeñas, y a acudir a las bibliotecas, sobre todo a la Biblioteca Nacional de Lima, para leer
cuanto libro, folleto o artículo existía sobre quechua.

Ciertamente, hallé información casi únicamente de quechua cuzqueño, ayacuchano,


boliviano, argentino inclusive, pero nada, o casi nada, de lo que yo estaba escuchando a mis
compañeros que procedían de las provincias cercanas a Lima. Elaboré, entonces, mis primeros
cuestionarios, planifiqué mi investigación y empecé a viajar por el interior del Perú, a los más
diversos lugares (en carros, acémilas o a pie), especialmente a aquellos de los que no existía
información, o la había muy escasa. En Lima, frecuenté los clubes provinciales (más
propiamente, los distritales, puesto que algunos provinciales -como la mayor parte de los
departamentales- eran centros de reunión y recreo de señores serranos a los que resultaba
insultante preguntarles si sabían quechua), así como los "coliseos", esas grandes carpas donde
los fines de semana se congregaban migrantes de la sierra para escuchar y ver músicas y danzas
de sus pueblos.
~ 20 ~

NOTA
Fragmentos seleccionados de:
“Testimonio y lectura sobre José María Arguedas". Conferencia
magistral de Alfredo Torero en el Coloquio "José María Arguedas de
Antropología y Literatura”. México, 1999

Participación en jurados y congresos:


Miembro del Jurado de Premio de Ensayo de la Casa de Las Américas, La Habana, 1965.

Congresos Internacionales de Americanistas: 1966, 1970, 1972, 1974, 1976, 1988, 2000.

Congresos del Programa Interamericano de Lingüística y Enseñanza de Idiomas (PILEI) y de la


Asociación de Lingüística y Filología de América Latina (ALFAL). México, 1968; Rio de
Janeiro, 1970.

Primer y Segundo Coloquios de Estudios Andinos. Aix-en-Provence. 1976 y 1989.

Primer Seminario Nacional de Educación Bilingüe. Lima, 1972. Presidente.

Primer Congreso del Hombre Andino. Arica-Iquique-Antofagasta, 1973.

Congreso Peruano del Hombre y la Cultura Andina: Fundador en 1963 y participante en varias
sesiones.

Primer y segundo Seminarios de Ciencias Sociales del Norte Peruano, 1984 y 1986.

Segundas Jornadas Internacionales de Lengua y Cultura Amerindias. Valencia, 1993.

Primer y Segundo Congresos de Historia de la Lengua Española en América y España. Valencia,


noviembre de 1994 y noviembre de 1998.

Coloquio Internacional sobre Descripción de las Lenguas Amerindias en la Epoca Colonial.


Instituto Iberoamericano de Berlín.

Primer Congreso Europeo de Latinoamericanistas. Salamanca, junio de 1996; coordinador del


taller sobre Lenguas Amerindias. Estado actual, perspectivas y tareas.

Quinto Congreso Mundial de la Lengua Española. Valencia, enero-febrero 2000.

Diversas conferencias y seminarios internacionales sobre problemas de Lingüística, general o


americana, Etnolingüística y Enseñanza de idiomas, conferencias, seminarios, etc.
~ 21 ~

Publicaciones:
1964 "Los dialectos quechuas"; en Anales Científicos de la Universidad Agraria, Vol II Nº4.
Lima.

1968 "Procedencia geográfica de los dialectos quechuas de Ferreñafe y Cajamarca", en Anales


Científicos de la Universidad Nacional Agraria, Vol. VI-Nº s.3-4. Lima.

1970 "Lingüística e Historia de la Sociedad Andina"; en Anales Científicos de la Universidad


Nacional Agraria, Vol VIII-Nº s.3-4. Lima.

1974 "El Quechua y la Historia Social Andina" Ed. Universidad Particular Ricardo Palma. Lima.
2ª ed. 1980, La Habana.

1983 (1978) "La familia lingüística quechua"; en América en sus lenguas indígenas. Ed.
UNESCO-Monte Avila Editores, Caracas, 1983.

1984-1985 "El Comercio lejano y la difusión del quechua. El Caso de Ecuador"; en Revista
Andina, Nº 6. Cuzco. Debate continuado en 1985 en el Nº 7.

1986 "Deslindes lingüísticos en la costa norte peruana; en Revista Andina, Nº 8. Cuzco.

1987 "Lenguas y Pueblos Altiplánicos en torno al siglo XVI" en Revista Andina, Nº 10. Cuzco.

1988 "Métodos en la investigación de la familia lingüística quechua"; en Revista del Instituto


Caro y Cuervo. Bogotá.

1989 "Areas toponímicas e idiomas en la sierra norte peruana. Un trabajo de recuperación


lingüística"; en Revista Andina. Nº 13. Cuzco.

1990 "Procesos lingüísticos e identificación de dioses en los Andes Centrales"; en Revista


Andina. Nº 15. Cuzco.

1990 "Comentarios sobre el llamado quechua costeño"; en Revista Andina. Nº 16. Cuzco.

1992 "Acerca de la familia lingüística uruquilla (Uru-Chipaya)". Revista Andina. Nº 19. Cuzco.

1993 "Fronteras lingüísticas y difusión de cultos en los Andes Centrales; el caso de Huari y de
Contiti Viracocha". En Actas del 2º Coloquio de Estudios Andinos. Aix-en-Provence.

1993b "Lenguas del nororiente peruano. La Hoya de Jaén en el siglo XVI". Revista Andina. Nº
22. Cuzco.

1994a "El idioma particular de los incas". Actas de las II Jornadas Internacionales de Lengua y
Cultura Amerindias, pp. 231-240. Valencia.

1994b "Las sibilantes del quechua yunga y del castellano en el siglo XVI". Actas de las II
Jornadas Internacionales de Lengua y Cultura Amerindias, pp. 240-253. Valencia.
~ 22 ~

1995 "Acerca de la lengua Chinchaysuyo". Actas del V Coloquio Internacional del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), en Chantilly-París. Cuzco.

1995b "Historias de X. El proceso de velarización de */sh/ castellana según su uso en escrituras


de lenguas andinas en los siglos XVI y XVII". Actas del I Congreso de Historia de la Lengua
Española en América y España. Valencia.

1995c "Reflexiones sobre historia lingüística andina". Actas del I Congreso de Historia de la
Lengua Española en América y España. Valencia.

1996 "Entre Roma y Lima. El Lexicon quichua de fray Domingo de Santo Tomás [1560]". Actas
del Coloquio sobre Primeras gramáticas y vocabularios de idiomas de América, octubre de 1995.
Berlín.

1996b "Las hablas cauquis de Yauyos (Perú) dentro de una propuesta de reconstrucción
fonológica del proto-aru". En: Libro electrónico del I Congreso Europeo de
Latinoamericanistas. Salamanca.

1997 "La fonología del idioma mochica en los siglos XVI-XVII". Revista Andina. Nº 29.
Cuzco.

1998 "El marco histórico-geográfico en la interacción quechua-aru. En: 50 años de estudios


americanistas en la Universidad de Bonn-Bonner Amerikanistische Studien (BAS), vol. 30.
Bonn.

1999 "Americanismos léxicos en los primeros diccionarios bilingües andinos (del Lexicon
quichua de Domingo de Santo Tomás, de l560, al Vocabulario de la lengua aymara, de
Ludovico Bertonio, de 1612)". Actas del II Congreso de la Lengua Española en América y
España. Valencia.

Por aparecer:

1995 "El Castellano en el Area Andina". Contribución al Libro Blanco del Español en el
Mundo. Instituto Cervantes. Madrid.

1996 "Los pueblos indígenas de Latinoamérica en la actualidad". Contribución al Libro Blanco


del Español en el Mundo. Instituto Cervantes. Madrid.

1999 "Testimonio y lectura sobre José María Arguedas". Conferencia magistral en el Coloquio
"José María Arguedas de Antropología y Literatura. México.

En preparación:

Estudios de Lingüística Andina. Compilación de anteriores trabajos del autor, revisados y


concordados, con nuevos aportes.

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