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AUTISMO

El autismo es un trastorno del neuro-desarrollo con manifestaciones cognitivas y comportamentales de diversa gravedad,
con una etiología multifactorial, generalmente dura toda la vida. Es parte de un grupo de trastornos conocidos como
trastornos del espectro autista (ASD por sus siglas en inglés).

En 1996 Wing propuso el término de "Trastorno del espectro autista" y hoy en día se registran 1 caso por cada 150
niños, afectando más al sexo masculino en una relación 4:1 e identificándose un mayor riesgo en núcleos familiares con
antecedentes de autismo.

Se presenta en cualquier grupo racial, étnico y social, y es cuatro veces más frecuente en los niños que en las niñas. El
autismo daña la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros. También, está asociado con rutinas
y comportamientos repetitivos, tales como arreglar objetos obsesivamente o seguir rutinas muy específicas.
Las capacidades de aprendizaje, pensamiento y resolución de problemas de las personas con TEA pueden variar; hay
desde personas con muy altos niveles de capacidad (dotadas, o gifted en inglés) y personas que tienen muchas
dificultades. Algunas necesitan mucha ayuda en la vida diaria, mientras que otras necesitan menos.

Clasificación
En función de si es un diagnostico basado en DSM IV o V (Lo normal es del IV, ya que el V apenas se acaba de traducir
al español) tendremos una definición u otra, y si usamos el CIE 10 tendremos también su correspondencia. Vamos a
intentar delimitar qué definiciones diagnósticas son las correctas según usemos DSM o CIE, de forma que podamos
descartar el resto de etiquetas que no deben ser usadas por profesionales.
En el DSM IV TR dentro de los Trastornos Generalizados del Desarrollo se incluye:
o Trastorno Autista
o Trastorno de Rett
o Trastorno desintegrativo infantil
o Trastorno de Asperger
o Trastorno generalizado del desarrollo no especificado
En el CIE 10 dentro de Trastorno generalizado del desarrollo se incluye:
o Autismo en la niñez
o Autismo atípico
o Síndrome de Rett
o Trastorno asociado a hiperactividad con retraso mental y movimientos estereotipados
o Síndrome de Asperger
Si nos basamos en el DSM V podemos encontrar:
o Trastorno del Espectro del Autismo
o Trastorno de la Comunicación Social
Siguiendo la clasificación diagnóstica del DSM-IV-TR se identifican cinco tipos de trastornos en los TGD:
1. Trastorno autista, autismo infantil o Síndrome de Kanner. Manifestaciones en mayor o menor grado de las
tres áreas principales descritas anteriormente.
2. Trastorno de Asperger o Síndrome de Asperger. Incapacidad para establecer relaciones sociales adecuadas a
su edad de desarrollo, junto con una rigidez mental y comportamental. Se diferencia del trastorno autista porque
presenta un desarrollo lingüístico aparentemente normal y sin existencia de discapacidad intelectual.
3. Trastorno de Rett o Síndrome de Rett. Se diferencia en que sólo se da en niñas e implica una rápida regresión
motora y de la conducta antes de los 4 años (con estereotipias características como la de “lavarse las manos”).
Aparece en baja frecuencia con respecto a los anteriores. Este trastorno está asociado a una discapacidad
intelectual grave. Está causado por mutaciones en el gen MECP2.
4. Trastorno desintegrativo infantil o Síndrome de Heller. Es un trastorno muy poco frecuente en el que después
de un desarrollo inicial normal se desencadena, tras los 2 años y antes de los 10 años, una pérdida de las
habilidades adquiridas anteriormente. Lo más característico es que desaparezcan las habilidades adquiridas en
casi todas las áreas. Suele ir asociado a discapacidad intelectual grave y a un incremento de alteraciones en el
EEG y trastornos convulsivos. Se sospecha por tanto que es resultado de una lesión del sistema nervioso central
no identificada.
5. Trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Agrupa todos los casos en los que no coinciden
claramente con los cuadros anteriores, o bien se presentan de forma incompleta o inapropiada los síntomas de
autismo en cuanto a edad de inicio o existencia de sintomatología subliminal.
Cuadro clínico
Los niños con autismo muestran grados diversos de deterioro e incapacidad.
1. Un déficit social
2. Ausencia de habla
3. Auto-estimulación
4. Capacidad intelectual
5. Mantenimiento de la rutina
Un déficit social. - Generalmente, los niños autistas no tienen necesidad de afecto o de contacto social, y ni siquiera
parecen saber quiénes son sus padres.
Ausencia de habla. - Los niños autistas suelen tener dificultades para imitar y por lo tanto para aprender de esta
manera. Esta incapacidad podría explicar su característica ausencia del lenguaje hablado. Pero cuando utilizan el
lenguaje, nunca lo hacen para comunicarse, excepto de manera muy rudimentaria, como decir “sí” a una pregunta, o
mediante ecolalia, una repetición mecánica de una o dos palabras. Esta ecolalia persistente se puede encontrar en el
setenta y cinco por ciento de los niños autistas.
Auto-estimulación. - Suele adoptar la forma de movimientos repetitivos como hacer oscilar la cabeza, dar vueltas sobre
sí mismo, y mecerse, que pueden durar horas. Prefieren adoptar rutinas solitarias.
Suelen tener aversión a los estímulos auditivos, y llegan a llorar incluso ante la voz de sus padres.
Pueden mostrarse gravemente perturbados por el menor sonido, al momento siguiente llegan a ignorar por completo los
más fuertes ruidos.
Capacidad intelectual. - Pueden mostrar un importante deterioro, por ejemplo, en tareas de memoria. También tienen
dificultades especiales para representar estados mentales. El deterioro cognitivo de los niños autistas les provoca un
mayor quebranto adaptativo que a los niños que tienen retraso mental pero no autismo.
Algunos niños autistas son especialmente diestros en tareas que requieren juntar objetos; por esa razón hacen
especialmente bien los rompecabezas.
Mantenimiento de la rutina. - Muchos niños autistas establecen un fuerte apego con objetos poco usuales, como puede
ser una piedra, el interruptor de la luz, los negativos de películas, o las llaves. En algunos casos el objeto es tan grande o
estrafalario, que el hecho de transportarlo interfiere con otras actividades.
Posibles “signos de alarma”
Las personas con un TEA pueden presentar las siguientes características:
 No responder a su nombre para cuando tienen 12 meses de edad.
 No señalar los objetos para demostrar su interés (no señalar un avión que pasa volando) para cuando tienen 14
meses de edad.
 No jugar juegos de simulación (jugar “a darle de comer” a un muñeco) para cuando llegan a los 18 meses de
edad.
 Evitar el contacto visual y querer estar solos.
 Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios
sentimientos.
 Presentar retrasos en las destrezas del habla y el lenguaje.
 Repetir palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
 Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
 Irritarse con los cambios pequeños.
 Tener intereses obsesivos.
 Aletear las manos, mecerse o girar en círculos.
 Tener reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el sonido de las cosas.
Destrezas sociales
 No responder al nombre para cuando tienen 12 meses de edad.
 Evitar el contacto visual.
 Preferir jugar solos.
 No compartir intereses con los demás.
 Interactuar únicamente para llegar a una meta deseada.
 Tener expresiones faciales apáticas o inadecuadas.
 No comprender los límites del espacio personal.
 Evitar o resistirse al contacto físico.
Comunicación
 Presentar un retraso en las destrezas del habla y el lenguaje.
 Repetir palabras o frases una y otra vez (ecolalia).
 Invertir los pronombres (p. Ej., decir “tú” en lugar de “yo”).
 Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
 No señalar ni responder cuando se les señala algo.
 Usar pocos o ningún gesto (p. Ej., no decir adiós con la mano).
 Hablar con un tono monótono, robótico o cantado.
 No jugar juegos de simulación (p. Ej., no jugar “a darle de comer” al muñeco).
Intereses y comportamientos poco habituales
 Formar líneas con juguetes u otros objetos.
 Jugar con los juguetes de la misma forma todas las veces.
 Mostrar interés por partes de los objetos (p. Ej., las ruedas).
 Ser muy organizados.
 Irritarse con los cambios pequeños.
 Tener intereses obsesivos.
 Tener que seguir determinadas rutinas.
 Aletear las manos, mecerse o girar en círculos.
Otros síntomas
 Hiperactividad (exceso de actividad)
 Impulsividad (actuar sin pensar)
 Corta capacidad de concentración
 Agresión
 Autolesionarse
 Berrinches
 Hábitos de alimentación y sueño poco habituales
 Estado de ánimo o reacciones emocionales poco habituales
 Falta de miedo o más miedo de lo esperado
 Reacciones poco habituales al sonido, el olor, el gusto, el aspecto o el tacto de las cosas

Diagnostico
El diagnóstico se realiza en base a la historia familiar, examen físico, neurológico y se utilizan los criterios diagnósticos
del Manual diagnóstico y Estadístico de las enfermedades mentales (DSM IV) para el trastorno autista (Ver Tabla 1); por
otro lado, un recurso importante es conocer las señales de alarma (Ver Tabla 2).

Tratamiento
No existen tratamientos farmacológicos que demuestren efectividad para el tratamiento curativo o para el control de los
síntomas nucleares, soportados en evidencia científica. Existen terapias farmacológicas dirigidas al tratamiento o manejo
de síntomas asociados o comorbilidades como hiperactividad, depresión, convulsiones, entre otras.
La terapia para las personas con diagnóstico de TEA debe estar orientada a la identificación e intervención de la conducta,
la comunicación y la convivencia, a través de intervenciones comportamentales, intervenciones educativas e
intervenciones psicosociales.
Pronostico
Actualmente no existe una cura para los TEA. Sin embargo, se considera que el diagnóstico temprano y el inicio de
intervenciones dirigidas a la mejoría de las habilidades, mejora el desempeño e independencia de los niños, en su vida
diaria.
Según algunos expertos, los siguientes factores sugieren un mejor pronóstico:
 Tener un C.I. por encima de 50
 Capacidad de hablar antes de los seis años
 Tener una habilidad útil
La intervención temprana que incluye la modificación de conducta y la logopedia puede cambiar también el resultado
positivamente. El profeta más exacto del resultado, es, sin embargo, la progresión por el período de aproximadamente 1
año desde el diagnóstico.

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