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EL AUTISMO

La importancia de conocer sobre el autismo, radica en la unión, la divulgación de información para la defensa de
los derechos de las personas que padecen esta condición, comprender y tener una mayor integración social, con
mayor tolerancia y sin prejuicios.
El término autismo fue aplicado por primera vez por Bleuler, en 1911, para referirse a la tendencia del paciente
esquizofrénico a replegarse en sí mismo, pero no es hasta medio siglo después, cuando el psiquiatra Leo Kanner
(1943) lo describe como un síndrome denominado autismo precoz infantil.
No hay algo claro que nos señale el camino hacia las causas del autismo, pero diversos estudios incluyen factores
genéticos como ambientales.
Varios investigadores exploran alteraciones de tipo genético como posibles causas que ocasionan perturbaciones
a nivel cerebral en la etapa del embarazo o después del nacimiento
Así mismo han precisado que el autismo es provocado por un déficit de la conectividad funcional de los circuitos
neuronales, por lo que se refieren al autismo como un problema de tipo cognitivo y neurobiológico.
Se considera al autismo como un trastorno de la intercomunicación y la interrelación desde temprana edad, lo que
muchas veces no es detectado por los padres como el retraso en el desarrollo del lenguaje, y poca comprensión de
lo que se le dice; en ciertos casos, el niño puede repetir palabras pero que no las asocia con algo, solamente las
dice por mera imitación.
Otro de los problemas más característicos es no hacer contacto visual con alguien o no reaccionar ante voces, o
situaciones donde cualquier otro niño lo haría. No expresa emociones; suelen mostrarse agresivos hacia aquello
que lo limita o lo separa de lo que quiere. A veces, estos niños se asustan de sus propias reacciones, produciéndose
un retroceso al reforzar sus defensas autísticas para sentirse más estables.
Estos niños no presentan mucho interés por los juegos de su edad, siguen rituales o pautas exactas de funcionar
con los objetos de su entorno, se aturden ante el más mínimo cambio y es natural que se conecten a un objeto
autístico que siempre tengan con ellos. Suele atraerles o llamarles la atención partes de objetos y se centran en las
sensaciones que éstas les producen, como hacer girar un objeto por mucho rato y observando el movimiento que
hace o el sonido que provoca.
Es imperativo que los padres puedan detectar las primeras dificultades en los primeros veinticuatro meses de vida,
ya sea por la tardanza o carencia de palabras, y la poca intención de comunicarse o interactuar con quienes le
rodean. Suele, coincidir con la etapa escolar no obligatoria se hace evidente que el niño manifiesta sus
características que lo diferencian de sus compañeros.

Puesto que, hablar de autismo es delicado para las partes involucradas, es importante realizar un diagnóstico que
lo diferencie de otras patologías.
En algunos centros de educación inicial, es normal la clasificación diagnóstica. La relación y la comunicación
contiene tres patrones diferenciados de conducta entre los 0 a los 3 años: niños que presentan un funcionamiento
mental con características autistas, pero abierto a la evolución a otro tipo de modelo como un retraso evolutivo,
un retraso cognitivo o problemas donde se ve comprometidas las emociones que impiden un adecuado desarrollo
psicoafectivo.
Para determinar un rasgo más evidente, es sustancial no tener únicamente el análisis clínico-fenomenológico, sino
que se debe ahondar en la personalidad que aflora desde el inicio del desarrollo.
Algunos indicadores pueden ser:
No se dejan mimar.
Evitan el contacto visual y no parecen querer o necesitar contacto físico o afecto.
Se pueden volver rígidos o flojos cuando se los carga, llorar cuando se les levanta y mostrar escaso o nula afinidad
con las personas que le rodean.
No sonríen o levantan sus brazos antes de ser levantados.
No desarrollan afecto por los padres y no revelan ninguna agitación frente a los desconocidos.
A medida que los niños con autismo crecen, pueden tener respuestas inusuales a experiencias sensoriales, como
ciertos sonidos y la forma en que se ven los objetos.
Algunos de estos niños tienen una facultad asombrosa en un área, como las matemáticas, la memoria, la música o
el arte, pues, lo que resulta difícil para algunos, es sencillo y tan normal para ellos. Se los conocen como “autistas
inteligentes.”
En algunos niños, puede haber un indicativo de futuros problemas desde el nacimiento.
Mientras más temprano se efectúe el diagnóstico, más rápido se pueden tomar medidas de ayuda. En los últimos
años se ha confirmado que la intervención temprana intensiva en un ambiente óptimo educacional, por al menos
dos años durante la etapa preescolares presenta óptimos resultados en la mayoría de los niños pequeños con
trastorno de espectro autista.
Un buen tratamiento para el autismo debe combinar varias disciplinas - conducta, desarrollo, académico, y
medicamentos. Debe ser personalizado a las exigencias de cada niño debe seguir el principio general del tratar de
conseguir la capacidad funcional mejor posible usando los recursos disponibles según necesario.
Los niños con autismo pueden tener un proceder irracional que si no es corregido puede amenazar sus vidas, por
lo tanto, se requiere de medidas extremas, en ciertos casos. Las reformaciones del comportamiento estrictas y a
tiempo, pueden prevenir un futuro uso de medicamentos e internamientos.
La familia no debe modificar su comportamiento solo para que el niño se acomode a lo que le calme, se debe
corregir toda actitud que no lleve a nada seguro.
En ocasiones, la terapia física puede ser provechosa. Los medicamentos para el autismo son usados como
requerido, y dirigidos a metas de tratamiento específicos. Hay que tener en cuenta que los niños con el autismo
pueden reaccionar de improviso y diferentemente a lo esperado a cualquier medicamento usado.
Otros tratamientos diferentes como educación de integración auditiva, tratamientos de vitaminas y minerales, e
inyecciones secretina, han sido anecdóticamente reportados como beneficiosos, pero no prueban recuperación
total, por lo tanto, su uso es controversial. Hay que recordar que algunos niños con autismo mejoran
"espontáneamente" sin cualquier tratamiento aparente.
Es importante dar tiempo y espacio para que el niño se adapte al entorno y lo perciba como un lugar seguro,
atendiendo a sus necesidades e intereses, y manteniendo una actitud terapéutica que siga su ritmo y entienda su
lógica interna.

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