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Ensayo Crítico – “Desculturalizar la Cultura”

Actualmente la sociedad ha generado un sentir en la población: cuestionar lo establecido. La frase


“desaprender para aprender” ya no solo se comparte en espacios informales sino también en
espacios formales, por ejemplo, como eslogan para centros educativos contemporáneos. Con el
desarrollo exponencial de la globalización cada descubrimiento hallado se comparte con el mundo
y pone a prueba lo que de niño se aprendió como válido. Es así como hoy en día cuando se habla
de la historia de las Américas ya no se habla sobre su descubrimiento, se cuestiona el mismo
término descubrimiento y se descarta la celebración del “Día de Colon” remplazándolo por la fiesta
de los pueblos. En la actualidad hemos entrado en una etapa de revisión de lo que culturalmente
conocíamos y en consecuencia se transforma nuestra cultura. Victor Vich en “Desculturalizar la
cultura” nos permite hace un análisis de cómo se construye la cultura, como la percibimos, y en lo
que deviene.
Inicialmente cuando pensamos en cultura lo primero que viene a la mente es lo más cercano a
nosotros. Identificamos la ropa, música, comida, costumbres, entre otros. Se comienza a complicar
esta primera idea de cultura o identidad cuando tratamos de llegar al origen de cada uno. Lo que
se llega a reconocer es que todo lo que somos ahora es el resultado de migraciones, de esclavos y
esclavizadores, de mezclas y choque de identidades y sobre todo de relaciones de poder que aún
siguen vigente bajo distintas características. Como se resalta en el análisis de Vich sería difícil
hablar de una cultura hoy en día “por la evidente presencia de varias culturas”. A partir de
reconocer esta característica se puede decir que la cultura es heterogenia.

Por más que en cada continente se produce una cultura de carácter peculiar que lo haga parecer
único dentro de sus fronteras existe también la heterogenidad puesto que el resultado actual de su
cultura ha tenido presencia de migraciones producto de guerras, condiciones climáticas, epidemias,
etc. Lamentablemente, no es tan fácil aceptar esta cualidad de nuestra sociedad puesto que es
contradictorio a lo que nos han inculcado desde niños: el patriotismo. Amar a tu país y a tu bandera
es ponerlo por encima de lo demás y los demás. Esta mentalidad ayuda con éxito en los momentos
de guerra y ese era su objetivo inicial. Ahora, se utiliza como manera de prevención y para
mantener las fronteras ficticias vigentes. Ver más allá de lo que hemos construido como sociedad
requiere informarse más y el primer paso es en la educación. Esta labor usualmente se lo dejamos
al Estado.

Lograr que el Estado tome un rol activo en el desarrollo de la cultura es algo complicado.
Usualmente la economía de un país está destinada para la guerra y el desarrollo del mercado sin
importar el que y el cómo por consiguiente la agenda cultural queda en último lugar. Si en caso
hubiese algún programa cultural en el que haya oportunidades lucrativas esa si será de interés pero
aquellas sin de carácter social no le darán mucha importancia. Vich critica esta situación que se
repite una y otra vez donde el Estado está más preocupado por las ganancias que por la calidad de
vida humana. Tomando como ejemplo la vida de una persona promedio, Vich, da a entender que
en el día no hay un momento destinado para el compartir y la reflexión sobre el conocimiento y
actividades culturales lo cual implica que la exposición cultural que recibimos como población en
general es muy pobre. En la actualidad en el Perú, lo que uno consume diariamente como cultura
promedia es la farándula de los personajes de realities, si se desea algo más serio entonces esta la
opción de las noticias. Como actividades familiares o para los fines de semana se ofrece ver un
acto de yo soy en vivo, ir a comprar en el centro comercial, ir al cine, etc. No hay variedad y
cuando las hay están fuera del alcance económico de la mayoría. ¿Qué está haciendo el Estado en
cuanto al manejo del desarrollo cultural?

El estado tiene diversas formas para poder promover la cultura, una de ellas; las políticas
culturales. En el texto Vich expone que “las políticas culturales deben servir para revelar como las
normas culturales que nos han socializado corresponden a patrones de poder, pero sobre todo, para
deconstruirlas, deslegitimarlas y para comenzar a construir otras nuevas”, aunque esto sea cierto
no es lo que sucede. Cada acción que se tome dentro del estado corresponde a un interés de poder
y los resultados son el producto de un negocio. El que se haya acabado con la esclavitud de aquellos
provenientes de Africa no fue por un interés benevolente sino porque era necesario como una
medida para no perder todo el poder; si se sede en algo implica que se va a ganar otra cosa a
cambio. Si se trata de revelar normas culturales que no nos favorecen solo se va a revelar aquello
que no tiene mucho efecto sobre la población.

Es a partir de los espacios culturales alternativos y autogestionados que empieza la transformación


cultural. Cuando ya no hay mayor deseo de esperar a que recién se apliquen las políticas culturales
empiezan a surgir nuevas tendencias, colectivos y propuestas culturales desde los espacios donde
más se necesitan estos programas. Después de que alguno de estos espacios comience a tener
popularidad ahí es donde por primera vez la municipalidad se interesa por adoptar lo que se ha
realizado y ponerle el nombre de la comunidad y su alcalde. Se llega a reconocer que se requieren
cambios y que uno mismo lo puede hacer. Los grandes cambios en la sociedad se han dado gracias
a la unión de la población luchando por algo que beneficie a todos. Por lo tanto, si se trata de querer
transformar la cultura a aquella que como prioridad sirva de manera social y no como una
mercancía o netamente para el mercado, primero se va a dar por obra de la misma población.

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