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30 de septiembre de 2010

Aporte argentino en el proceso de paz palestino-israelí

 La apertura de una nueva ronda de negociaciones de paz palestino-israelí


abre una ventana para que la Argentina supere su aislamiento y vuelva a
insertarse de manera positiva en la gran agenda global.
 Argentina debería contribuir al proceso de paz aportando ayuda
alimenticia, medicamentos y Cascos Blancos, y ofreciendo descomprimir la
situación de refugiados recibiendo un número a determinar en nuestro
territorio.
 Estos aportes nos volverían un interlocutor privilegiado no sólo ante el
mundo islámico (una región en auge económico y de creciente importancia
estratégica), sino también ante los países líderes del mundo desarrollado,
para quienes la paz en Medio Oriente tiene implicancias para su propia
seguridad.

Introducción
Reducido a su esencia, la política exterior tiene tres partes: la identificación de
los nichos políticos, económicos y culturales que un país puede llegar a ocupar en el
mundo; la elaboración de estrategias de ocupación de esos nichos; y, finalmente, la
ejecución del plan. Por ello, un elemento anterior a los tres es el seguimiento de los
grandes temas de la agenda mundial ya que la acertada participación en ésta permite
mejorar la imagen de un país y lograr un efecto derrame para el posicionamiento
regional y las subsecuentes negociaciones políticas y comerciales. En este sentido, la
nueva ronda de paz en el conflicto Palestino-Israelí impulsada por el gobierno de
Estados Unidos con el apoyo de los países de la región provee una oportunidad para
que la Argentina, contribuyendo al proceso de paz, ocupe un nicho político y
económico de gran importancia estratégica.

¿Cuáles son las bases para el aporte argentino?


Argentina puede aportar a esta importante cuestión de la agenda mundial, en
primer lugar, por nuestra composición religiosa y por nuestra tradición y vigencia de
pluralismo religioso. Vale señalar, en este sentido, que Argentina es el país con mayor
número de judíos y de musulmanes de toda América Latina. Al mismo tiempo, la
comunidad judío-argentina en Israel es de las más numerosas, activas y talentosas y,
además, mantiene intactos sus vínculos con la Argentina. Además, hemos sido y
seguimos siendo un ejemplo de convivencia pacífica y fructífera entre las religiones.
Ante el atentado del 11 de septiembre de 2001, por ejemplo, la Argentina fue el
primer país en emitir un comunicado de condena al acto y de apoyo a los Estados
Unidos firmada por los líderes de las tres religiones de raíz abrahámica.
En segundo lugar, la diplomacia argentina ya ha cumplido un papel destacado
en la búsqueda de paz en el Medio Oriente. Principalmente, la resolución 242/67 del
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas fue inspirada en una iniciativa
argentina. Esta es la resolución que, aun hoy, marca las pautas necesarias para una
futura paz en la región: fronteras seguras, devolución de territorio y el estatus de los
refugiados. Ese fue el plan que la delegación argentina presentó al grupo
latinoamericano y éste a la Asamblea General para que después lo tomara la
delegación británica para presentar al Consejo de Seguridad. El país ya ha tenido un
papel destacado en la búsqueda de paz en la región, y no hay razones para no volver a
tenerla.
En tercer lugar, el mundo islámico va adquiriendo creciente importancia en
cuestiones económicas. El informe de Goldman Sachs The N-11: More Than an
Acronym resalta once países – Bangladesh, Egipto, Indonesia, Irán, México, Nigeria,
Paquistán, Filipinas, Corea del Sur, Turquía y Vietnam – que conformarían la
segunda ola de países BRIC.1 Siete de los once países son de mayoría musulmana.
Contribuir de manera sincera y activa al proceso de paz en una región de gran
potencial económico a futuro, que es además de peso estratégico para las principales
potencias del mundo desarrollado, nos volvería un interlocutor privilegiado de las dos
partes: de una región en auge y de los líderes del mundo occidental.
La contribución Argentina podría componerse de distintos elementos. Por
ejemplo, contribuir medicamentos y alimentos. Se podría también ofrecer Cascos
Blancos: no son tantos los países que tienen elementos con experiencia real en zonas
de combate. Finalmente, la propuesta más audaz sería descomprimir la situación de
los refugiados ofreciendo que un número a determinar sea recibido en nuestro
territorio. Siguiendo con nuestra tradicional rol de articulador de los intereses de la
región, todas estas opciones se deberían en un principio impulsar en alianza con
países vecinos como Uruguay, Chile, Paraguay y Brasil. De no encontrar interés, se
debería hacerlo de manera independiente.
A la política exterior argentina hoy le falta la visión necesaria para identificar y
aprovechar las oportunidades políticas que el mundo nos ofrece. Esta es una.
Aprovechar esta oportunidad nos posicionaría favorablemente en el mundo que se
viene y además concuerda con nuestras tradiciones democráticas, religiosas y de
apoyo a los derechos humanos. Se trata de un esfuerzo de lo que una sumatoria de
países a favor de la paz en el Medio Oriente; única manera, además, de lograr una
genuina des-nuclearización en ese escenario.

1 Goldman Sachs, The N-11: More than an Acronym, Global Economic Paper No: 153, March 28, 2007.

Aviso
Las opiniones contenidas en este documento son responsabilidad exclusiva de la Fundación Pensar y
no representan necesariamente la opinión o posición del Pro ni de sus miembros. La Fundación Pensar
es una institución dedicada a discutir ideas, que pone a consideración de la sociedad para enriquecer
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