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Sustentabilidad

Evaluación de sustentabilidad. Existen diversos y muy variados métodos y

experiencias de medición de la sustentabilidad. A continuación menciono

algunos de ellos: - Evaluación de la sustentabilidad comunitaria: desarrollada

por la red global de ecoaldeas, consiste en medir la sustentabilidad mediante

un cuestionario abarcando tres temas: ecología, social y espiritualidad. El

puntaje va del 0 hasta los 333 (Red Global de Ecoaldeas, s/f). - Evaluación por

medio del SIS (Sistema de indicadores de sostenibilidad) que se utiliza a nivel

internacional. Es una estimación por medio de escalas, valores y formulas

(Guerrero, 2005). - MESMIS (Marco para la Evaluación de Sistemas de Manejo

Incorporando Indicadores de Sustentabilidad), un método que me parece

bastante completo y que integra muchas experiencias de evaluación de

sustentabilidad llevadas a cabo en distintos lugares, incluso se evalúa mediante

un monitoreo, lo que significa una evaluación en un tiempo determinado (Astier

et al., 2008).

De estas literaturas revisadas, se pudo apreciar que las evaluaciones están

integradas por indicadores y que se le asigna puntuaciones para poder dar un

resultado en números. Aunque varias de las características de estos estudios

fueron retomadas en la evaluación del presente estudio, estos métodos nos

parecieron demasiado complejos en el sentido en que superaba nuestras


posibilidades, además de constituir un trabajo de tesis completo, e ir más allá

del objetivo planteado en este estudio. En consecuencia, se optó por adecuar

para nuestro caso de estudio, un modelo de evaluación de la calidad de vida,

descrita en el libro Ambiente Desarrollo Sustentable y Calidad de vida de

Contreras et al199 Esta metodología retoma a la calidad de vida como

sinónimo de desarrollo y evalúa el desarrollo sustentable de una comunidad de

manera más práctica.

3.3.- Sustentabilidad. En el caso de la explotación de la arcilla, varios autores la

catalogan como actividad minera. El concepto de sustentabilidad en la

actualidad se asocia con pensamientos que abarcan el uso de un producto que

no se debe terminar y que debe de alcanzar para el presente y para el futuro.

Montero (2001, en Ramírez, 2008:26), pretende que la sostenibilidad minera

(grava, arena, arcilla) para los diferentes autores que la trabajan, tiene dos

puntos de vista: -El primero es que esta actividad es de por sí no sostenible,

por utilizar un recurso que no puede renovarse y por la cantidad de impactos

físicos y sociales. -El segundo punto de vista es que la actividad minera puede

llegar a ser una práctica ambientalmente amigable y sostenible, razones por las

cuales se ve conveniente realizar esta investigación, para conocer el grado o la

capacidad de sustentabilidad en la zona de estudio.


Moore (1997, en Ramírez, 2008) define la sustentabilidad con las palabras

siguientes: “La gente no entiende el real significado del concepto de

sostenibilidad. Primero, conviene recordarle que no necesariamente porque un

recurso sea no renovable pronto desaparecerá. El hierro, el cobre, el

manganeso, el titanio y el aluminio son buenos ejemplos de minerales cuya

producción puede ser sostenida en un futuro previsible. Segundo, la

sostenibilidad es un concepto relativo, no es absoluto. Nada es para siempre,

aún el sol explotará en tres o cuatro billones de años y entonces no es

perfectamente sostenible. La sostenibilidad es una orden perentoria para todos

los segmentos de nuestra sociedad, pero cumplirla no debería ser más difícil

para la industria minera que para cualquiera. Recomiendo que la industria

minera adopte la filosofía de la sostenibilidad como su objetivo central para el

planeamiento estratégico” (Ramírez, 2008: 27). No debe preguntarse por la

sostenibilidad de la industria, sino por cómo la industria puede contribuir al

desarrollo sustentable de regiones y países mineros (Ramírez, 2008). Es

sustentable si es capaz de crear sistemas tecnológicos abiertos que permitan

utilizar los desechos de la producción, para obtener otras producciones. Si

indagamos sobre el término de sustentabilidad, uno de los conceptos más

generales lo dio el informe Brundtland, en 1987 definiéndolo como el que busca


satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de

las generaciones futuras.

Para el caso de materias como el barro, una vez quemadas ya no pueden

reintegrarse al suelo, por lo que resulta complejo hablar sobre la

sustentabilidad de algo que no puede reincorporarse. Sin embargo la actividad

ladrillera puede adoptar un desarrollo sustentable si se ubica en el contexto de

una necesidad de este material y de una producción necesaria para la

sobrevivencia de las familias productoras, además de satisfacer algunas

necesidades básicas (vivienda) y utilizar una cantidad de suelo mínimo

respecto a otras formas de construcción. Es en este ámbito, retomando a

Moore, que toma sentido el análisis de la sustentabilidad de la producción

ladrillera artesanal. En esta investigación, contribuiremos a abordar y ratificar

cómo la actividad minera puede tener puntos a favor y puntos en contra; por lo

que se debe buscar acercarse lo más posible a la sustentabilidad, a sabiendas

que no existe en sentido estricto.

El consumo de los recursos no renovables nos pone ante el dilema ético de

decidir la cantidad que podemos utilizar hoy (Vargas, 2002). Este estudio no

está a 36 nuestro alcance, pero sí la evaluación que permita mejoras en la

actividad ladrillera, reducir los impactos y acercarse a una sustentabilidad

rigurosa.
Evaluar la sustentabilidad resulta ser complejo ya que estamos en sistemas

complejos que involucran una multitud de aspectos. Sin embargo, Sarandón

(1997) remarca la importancia del uso de indicadores para las evaluaciones de

sostenibilidad. Define al indicador como una variable seleccionada y

cuantificada que nos permite ver una tendencia, que de otra forma no es

fácilmente detectable. Respecto a las investigaciones y estudios a nivel

general, podríamos identificar en términos generales tres grupos o formas de

evaluar la sustentabilidad a nivel internacional (Galván et al., 2008: 43):

1.- Un primer grupo da una lista de indicadores de sustentabilidad que recubren

aspectos ambientales, económicos y sociales.

2.- Un segundo determina índices de sustentabilidad y sintetiza la información

en un sólo valor numérico.

3.- El tercero presenta marcos de evaluación, que parten de atributos u

objetivos generales con el fin de definir indicadores más específicos.

Evaluar la sostenibilidad de un sistema productivo, es sinónimo de evaluar la

calidad de vida de los involucrados en el sistema, por lo que es importante

decir que el término calidad de vida se asocia con el desarrollo, precisamente

cuando predominan impactos positivos o cuando en forma significativa se

sustituyen impactos negativos por positivos (Contreras et al., 1994). Lo anterior


nos permite analizar los impactos de la actividad ladrillera y su relación con el

contexto histórico de la ciudad, misma que hacen ver a esta actividad de

manera positiva. Es necesario también focalizar un desarrollo sustentable

mejorando no solo al sistema productivo sino a la calidad de vida de quienes se

involucran.

Impactos ambientales.

Las ladrilleras giran en torno al suelo, misma que el hombre transforma en

productos sólidos con el fin de generar recursos económicos. Esta actividad es

por sí sola no sostenible ya que en ella se utiliza un recurso que no puede

renovarse tan fácilmente (Montero, 2001, en Ramírez, 2008).

El deterioro del suelo en las actuales ladrilleras es notorio y ha provocado que

se dificulte obtener el material necesario (arcilla) para la fabricación de los

productos. Sin embargo, dentro del proceso de producción podemos ver cómo

es que se aprovechan suelos conocidos como: lama y arena, ya que como

dicen los trabajadores: “la arcilla ha disminuido a comparación de décadas

atrás”. Lo anterior se podría ver como una alternativa inmediata ante el

deterioro y carencia de arcilla en las ladrilleras y, como se mencionó en

páginas anteriores, la diferencia es que el producto no tiene la misma calidad

que un producto con arcilla pura. Lo que recalco aquí es que la misma

necesidad sobre las carencias de los recursos hace que los procesos de
producción cambien, ya sea que se aumenten recursos, se quiten o se

remplacen (como el caso del estiércol de ganado).

El arranque y utilización de la tierra, así como la expansión de la población, ha

provocado también pérdida de biodiversidad, tal como lo narran las personas

entrevistadas: “Anteriormente estos espacios no estaban muy poblados y el

paisaje era sumamente natural, era fácil encontrar algunas plantas que

utilizábamos para curar algunos dolores y enfermedades en el trabajo:

chinchaua, meste, chilca, sosa, malva, manzanillita, ahora todo eso se ha

perdido; también hay animales que ya no se ven, como: el tlacuache, sapos

grandes, conejos, víboras grandes”. En general algunas partes que las

ladrilleras han deteriorado están rellenadas y habitadas por familias, que ahora

están molestas por la actividad. Otro elemento desfavorable ambientalmente es

la emisión de humo en el proceso del quemado. En pláticas informales que se

realizaron durante el trabajo de campo, los trabajadores reconocen que el

humo es contaminante y dañino para la salud y por tal motivo expresan: “por

eso quemamos en la noche ya que de esa forma se siente menos el humo y no

afecta en el trabajo ya que cuando se quema en el día el humo hace lagrimear

a los ojos”.

En realidad la quema nocturna es mucho más peligrosa para los trabajadores y

la población cercana ya que existe la remota posibilidad de asfixiarse. La gente


que vive cerca de las ladrilleras menciona que las molestias que les provoca el

humo de las ladrilleras son el ardor de ojos y el olor a quemado. Algunos

trabajadores y ex trabajadores dicen tener actualmente algunos daños en su

físico por un mal cuidado en el trabajo y por la falta de herramientas

necesarias, éstas son: reumas, dolores de columna y rodillas. Trabajadores y

dueños en las ladrilleras están conscientes de que han estado deteriorando el

medio y que contaminan con el humo. Sin embargo sienten que todo ello no es

tan significante cuando se compara con otras actividades como los bancos de

arena (en la colonia Salsipuedes) o empresas que utilizan máquinas y equipos

tecnológicos más sofisticados. Algunas de sus expresiones son: - “Sí, hacemos

huecos, pero como la gente está viviendo ahora acá, pues no nos quieren.

Creo que les estamos ayudando, porque si viniera un aguacero, los hoyos

ayudarían para que no suba rápidamente el agua a las casas”. - “Ahora

tenemos un convenio con los del rastro, quienes les damos 600 tejas por

permitir ir a juntar el estiércol del ganado que matan ahí, hacemos una función

de limpiar el desecho de las vacas, la reutilizamos acá para producir los

ladrillos, ¡imagínese que se tiren a los ríos!”.

- “El trabajo contribuye de alguna manera a mantener limpio los sumideros del

santuario, ya que el agua que pasa por ahí siempre arrastra pedazos de

madera, cascaras de coco, arena, lodo podrido y todo eso, lo juntamos porque
nos sirve en el proceso de producción. Limpiamos y todavía nadie se da

cuenta. Evitamos que todos esos desechos entren y tapen los sumideros”. -

“Contribuimos a que la imagen de la ciudad no acabe ya que surtimos de

material y ni siquiera lo reconocen”.

Punto a favor de las ladrilleras que me gustaría recalcar es que: sus

trabajadores tienen argumentos y dan razones que hacen ver y reflexionar su

situación actual. El ejemplo de la utilización del estiércol que se saca del rastro

es favorable para ambos. En primera porque ayuda a limpiar el rastro

municipal; y segunda la reutilizan para hacer ladrillos, vuelven útil, agarra un

valor de uso, lo que regularmente se tira en los ríos de aguas negras.

En comparación con algunos estudios de otras ladrilleras, las de San Cristóbal

todavía no usan materiales derivados del petróleo, náilones, plásticos, llantas,

etc. Para las ladrilleras de San Cristóbal, el principal combustible es la leña o

costera de ocote, árboles que abundan en la región de los Altos de Chiapas, lo

que significa que puede considerarse como un combustible que puede ser

sostenible. Es necesario recalcar que el gasto de madera que se realiza en las

ladrilleras no son pedidos que provoquen la corta directa de los árboles;

regularmente se piden las costeras y residuos de ocote de personas que se

dedican al comercio de madera o son encargados en los aserraderos.


Dicho de otra forma, los ladrilleros ocupan los desperdicios de los aserradores

y carpinterías. Esta materia prima es considerada por la FAO (2004) como

neutra en términos de las emisiones de carbono. Esto se debe a que la

combustión de la biomasa simplemente retorna a la atmósfera el CO2 que

absorbió durante su crecimiento, formando un ciclo cerrado.

Hago mención de todo esto para recalcar la menor contaminación del

combustible utilizado en las ladrilleras de El Santuario respecto a las de otros

puntos del país; además es posible visualizar la posibilidad de mantener dicho

combustible de forma sostenida, al ser abundante en la región. Regresando a

la situación del suelo, las condiciones en estos momentos son de

desesperación ante su deterioro y la presencia de una población cada vez más

cercana a las ladrilleras, ocasionando un ambiente desalentador en los

trabajadores artesanales.

Impactos económicos.

“La producción de ladrillos es una actividad intensa y con baja remuneración

económica; requiere de un trabajo manual por lo que es considerado por

algunos autores como una actividad artesanal” (González, 2010:12),

efectivamente como recalca la autora, el pago por esta actividad es bajo. Sin

embargo, para los trabajadores, es un empleo tranquilo en el que uno trabaja el


tiempo que quiera y los días que uno quiera ya que se gana por destajo (por la

cantidad de producto que elabore).

Es un trabajo en el que los accidentes son raros, en ocasiones hay lesiones en

el pie o manos cuando se bate la tierra: por pedazos de vidrios, espinas o

golpes con la herramienta (azadón y pico). Aunque existen riesgos de infección

ya que se trabaja con lama producto de las aguas negras. El sueldo a pesar de

ser bajo, representa una oportunidad y una fuente de trabajo para muchas

personas, tanto para los dueños, trabajadores y otros que se benefician

indirectamente, como los fleteros, cargadores y vendedores de leña.

Hoy en día los trabajadores están viviendo una crisis económica ante la baja de

la demanda y el aumento de la competencia de productos, mismos que alguna

vez representaron una buena fuente de ingresos y empleos. El ahorro es

mínimo, la mayoría de los entrevistados lo reservan para cuestiones de salud.

A pesar de las condiciones económicas desfavorables, la mayoría de los

trabajadores dicen identificarse y sentirse bien con dicha actividad. Lo anterior

nos pode en dilema los dos aspectos importantes, por un lado la identificación

con su trabajo y por el otro la poca remuneración económico, estamos

hablando pues de una calidad de vida baja, por lo que es necesario mejoras de

la actividad no solo con el fin de mejoras ambientales sino de la calidad de vida

de los trabajadores.
Impactos sociales.

En un primer momento, considero que uno de los impactos más importantes a

nivel social tiene que ver con la identidad. Me parece primordial recordar que,

con la llegada de los españoles y su arquitectura, en el territorio

sancristobalence se sembraron las bases para que personas locales se

introdujeran en las ladrilleras, las adoptaran como suyas hasta formar parte de

su identidad, su sentir, su visión, sus obras.

En la actualidad nos encontramos a trabajadores que tienen una visión y un

sentir particular de su trabajo, que transforma el espacio ocupado por las

ladrilleras en un mundo de vivencias, experiencias, creencias y sentimientos

que son desconocidos y desvalorizados.

Se comparte pues hoy en día una identidad. Cansino (2007) apunta que los

habitantes originarios de la ciudad eran indígenas, y los mestizos, que hoy son

mayoría, provienen de esa combinación existente en las colonias españolas.

En este sentido, podríamos entrar en el dilema de una identidad impuesta por

el territorio colonial. Sin embargo, hay elementos que compartió la cultura

indígena con la española como es la construcción de casas con barro. En

efecto, existen datos que afirman que el ladrillo fue utilizado por la cultura

olmeca (Calderón, 2006).


Tal actividad ha impactado en generaciones, ya que este trabajo es aprendido

de padres a hijos a lo largo de cientos de años, se ha transmitido de

generación en generación; trabajo que empiezan niños como un juego con la

tierra y terminan por ser y formar parte de su vida identificándose con la

actividad. En la actualidad se observan niños adentrarse a este mundo.

En pláticas informales 75 con niños y adultos trabajadores, expresan que las

razones principales de la inserción de niños en el trabajo son:

- La búsqueda de empleo en temporada vacacional con el fin de ayudar

económicamente a la familia.

- La atracción de la manipulación del lodo; puede ser visto como un trabajo

divertido porque se puede jugar la tierra con los pies y manos.

- Hay niños llevados por sus papas, como el caso de los hijos de Salvador, un

trabajador de las ladrilleras, quien mencionó: “es necesario que trabajen porque

tienen que pagar lo que comen”. Y hay quienes por la propia decisión se

adentran al trabajo.

Los adultos que llevan a sus hijos al trabajo lo hacen con el fin de aumentar su

producción y poder adquirir un pago mayor, el pago por el trabajo de los niños

lo hace el padre y no el dueño de las ladrilleras. En entrevista los niños

mencionaron que les pagan de 10 a 15 pesos por día. Es importante decir que
la mayor parte de los trabajadores, hablamos de un 90%, son personas que

carecen de estudios, aunque algunos intentaron estudiar la primaria.

Tal vez, para algunos, la elaboración de ladrillos es una opción desesperada ya

que implica la destrucción del medio tradicional de sustento: la tierra

(trabajadores de Chamula). Pero para otros significa una forma de vida que los

hace sentir contentos. Con el paso de los años los trabajadores sienten por su

trabajo lo siguiente:

Logros que el trabajo me ha dado con los hijos: estudios.

- Emoción y alegría al saber que hemos contribuido con nuestro trabajo al

mantenimiento y restauración de la ciudad, por ejemplo el Ex convento de

Santo Domingo y el Parque de los arcos

. - Saber que nuestros hijos van a ver nuestro trabajo por muchos años en la

ciudad. - Haber ayudado a los trabajadores en las ladrilleras.

- Es un trabajo que se tiene amor, es un gusto y alegría trabajar ahí, no

cambiamos de oficio. - Se siente bien agarrar y jugar el barro.

- Estamos en contacto con la naturaleza.

- Estamos aquí porque Somos tierra y en tierra nos vamos a quedar aquí.

- Me siento mal al arrancar la tierra, me da lástima la madre tierra, no quisiera

hacer esto pero es por necesidad.


- Jugando aprendí a hacer ladrillos y así ha sido toda mi vida.

-Cuando me quedo en casa, me aburro y siento la necesidad de entretenerme

pisando el suelo.

- Se extraña el suelo ya que se ha pasado toda la vida en este trabajo.

- Sueño el trabajo, no quisiera que se termine.

- Me entusiasma, es mi anhelo.

Lo anterior demuestra cómo es que el trabajo se envuelve de sentimiento,

percepción, costumbres y conocimientos de los trabajadores ante el uso del

suelo. Algunos ex trabajadores, mayores de edad, sienten la necesidad de

pisar el suelo e incluso llegan a tener sueños sobre el contacto con la tierra en

su trabajo. Hay quienes afirman que no padecen ninguna enfermedad ya que

pisar el suelo es bueno para la salud.

Otro impacto que considerar es respecto a la sociedad. Es necesario tomar en

cuenta que la gente que vive a los alrededores de las ladrilleras está en

desacuerdo; algunos vecinos optan por tratar de cerrar y correr a los

trabajadores. Al expandirse la población y el número de casas, estas ladrilleras

quedan en medio de mucha población que, al final, se molesta con la actividad.

Hay vecinos que opinan que estas ladrilleras deben de ser reubicadas ya que si

las cierran o las corren, los trabajadores se quedarán sin comer.


A pesar de aportar a la ciudad y a su imagen, este trabajo no es reconocido

como una actividad importante y no es valorada como tal. Se está ante una

crisis del valor de identidad, ya que toda identidad (individual o colectiva)

requiere la sanción del reconocimiento social para que exista social y

públicamente (Giménez, 2001).

Existe una identidad que es valorada positivamente por los trabajadores pero a

su vez esa identidad no es reconocida por la sociedad ni por las autoridades.

Lo anterior puede considerarse como una identidad con valor negativo y genera

frustración, desmoralización, complejo de inferioridad, insatisfacción y crisis en

los trabajadores. La problemática del descontento social no es algo nuevo, sin

embargo mucha gente, principalmente en el Santuario, está consciente de la

fuente de empleo que se genera y siente que es necesario plantear mejoras

que beneficien a ambos lados.

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