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Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis
vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto
racional. 2Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación
de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno,
aceptable y perfecto.
El objetivo de Romanos 12:1-2 es que toda nuestra vida se vuelva “una adoración
espiritual”. El versículo 1 dice: “[…] que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo
encontrar esa forma de vivir puede significar que probablemente necesitemos cambiar
de oficio. O puede significar que el versículo 2 no está ocurriendo como debiera.
nuestra conducta externa, sino también en la forma de sentir y de pensar (en nuestras
mentes). “Transformaos mediante la renovación de vuestra mente” (versículo 2).
“voluntad de Dios”. Necesitamos conocerlos para después decidir cuál de ellos está
siendo usado aquí, en Romanos 12:2. Incluso, conocer las diferencias entre estos dos
significados de “la voluntad de Dios” es importante para poder comprender una de las
verdades más grandes y complejas de toda la Biblia, específicamente, que Dios es
soberano por encima de todo y sin embargo no aprueba todo. Lo cual significa que
Dios no aprueba todo lo que él mismo ordenó que ocurriera. Es decir, él censura
algunos sucesos que él mismo origina Y ordena ciertos eventos que no aprueba. O
para expresarlo de un modo más paradójico: En cierto sentido, Dios aprueba algunos
eventos que, en otro sentido, no aprueba.
Veamos el pasaje de las Escrituras que nos hace pensar de esta manera. Primero
consideremos los pasajes que describen “la voluntad de Dios” como el control
soberano de todo lo que ocurre. Uno de los pasajes más claros es el que relata la
forma en que Jesús habló sobre la voluntad de Dios cuando estaba orando en
Getsemaní. En Mateo 26:39 él dijo: "Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa;
pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras”. ¿A qué se refiere la voluntad de
Dios en este versículo? Se refiere al soberano plan de Dios que tendría lugar unas
horas después. Recordemos cómo dice Hechos 4:27-28: Porque en verdad, en esta
ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles y los
pueblos de Israel, contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, 28para hacer cuanto
tu mano y tu propósito habían predestinado que sucediera. De modo que “la voluntad
de Dios” era que Jesús muriese. Este era su plan, su decreto. No había cambios, por lo
que Jesús se inclinó y dijo: «Aquí está mi petición pero haz lo que sea mejor». Aquí
tenemos la voluntad soberana de Dios.
Y no perdamos aquí el tema más esencial, que incluye los pecados del hombre.
Herodes, Poncio Pilato, los soldados, los líderes judíos (todos pecaron al cumplir la
voluntad de Dios respecto a que su Hijo fuere crucificado (Isaías 53:10). Así que
tengamos bien claro lo siguiente: Es la voluntad de Dios que ocurran ciertos eventos
que él aborrece.
Aquí tenemos un ejemplo en 1ra de Pedro. En 1ra de Pedro 3:17 Pedro escribe: “Pues
es mejor padecer por hacer el bien, si así es la voluntad de Dios, que por hacer el
mal”. En otras palabras: «Puede ser la voluntad de Dios que los cristianos suframos por
hacer el bien». Dios tiene en mente la persecución para los cristianos. Pero perseguir a
los cristianos, quienes no merecen ser perseguidos, es pecado. De modo que,
nuevamente, Dios desea que sucedan eventos en los que está incluido el pecado (“Es
En Efesios 1:11 Pablo expone, a modo de resumen, una afirmación devastadora, sobre
esta verdad. Él dice: “También hemos obtenido herencia habiendo sido predestinados
según el propósito de aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de su
habitantes de la tierra; nadie puede detener su mano, ni decirle: “¿Qué has hecho?”
(Daniel 4:35).
ejemplo, Jesús dijo: “No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).
No todos hacen la voluntad de su Padre. Así lo dice Jesús: no todos entrarán en el
reino de los cielos ¿Por qué? Porque no todos hacen la voluntad de Dios.
Después, Pablo dice en 1ra a los Tesalonicenses 4:3: “Porque esta es la voluntad de
Dios: vuestra santificación; es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual”. Aquí
tenemos un caso muy específico de lo que Dios nos ordena: santidad, santificación,
pureza sexual. Aquí tenemos su voluntad en cuanto a sus mandamientos. Pero, ¡hay
tantos que no la obedecen!
Luego, en 1ra a los Tesalonicenses 5:18, Pablo dice: “Dad gracias en todo, porque esta
necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?”
(1ra de Juan 2:17). No todos permanecen en el amor de Dios por siempre. Algunos lo
hacen. Otros no ¿A qué se debe esta diferencia? A que algunos hacen la voluntad de
Dios y otros no. La voluntad de Dios, en este sentido, no siempre se cumple.
Entonces, teniendo en cuenta estos y muchos otros pasajes de la Biblia, concluyo que
hay dos formas de hablar acerca de la voluntad de Dios. Ambas son verdaderas e
importantes, y para nosotros es esencial comprenderlas y creer en ellas. Por tanto,
podríamos referirnos a la voluntad de Dios como: la voluntad decretada de Dios (o su
voluntad soberana), o: la voluntad de sus mandamientos . La voluntad de sus decretos,
Antes de relacionar este tema con Romanos 12:2, permítanme comentarles acerca de
lo preciosa que son estas dos verdades. Ambas corresponden a una necesidad
profunda que todos tenemos cuando estamos profundamente heridos, o
experimentamos una gran pérdida. Por un lado, necesitamos tener la seguridad de que
Dios es quien tiene el control y que por tanto, es capaz de hacer que todo nuestro
dolor obre para nuestro bien y para el bien de todos los que aman a Dios. Y por otro,
necesitamos saber que Dios se identifica con nosotros y no se deleita en el pecado ni
en el sufrimiento que este ocasiona. Estas dos necesidades humanas se corresponden
con la voluntad de Dios decretada y con la voluntad de Dios respecto a sus
mandamientos.
Por ejemplo, si una persona fue terriblemente abusada en su niñez, y alguien nos
pregunta: « ¿Cree usted que fue voluntad de Dios que ocurriera ese incidente?»
Entonces ahora podemos comprender con un sentido bíblico todo lo antes expuesto, y
podemos dar una respuesta que no contradiga la Biblia. Podríamos decir: «No, no fue
la voluntad de Dios; porque él manda que no seamos abusivos, sino que nos amemos
los unos a los otros. El abuso quebrantó su mandamiento y por tanto provocó ira y
dolor en su corazón (Marcos 3:5)». Pero en otro sentido, pudiéramos responder: « Sí,
fue la voluntad de Dios (su voluntad soberana), porque hay cientos de formas en las
que pudo detener aquel abuso. Pero por razones que todavía no logro comprender
del todo, no lo hizo».
Espíritu Santo, cuando quiere, nos conquista conjuntamente con nuestros pecados
(Juan 1:13; Romanos 9:15-16); y cuando quiere, permite que lo apacigüemos, lo
agraviemos, y que lo enojemos (Efesios 4:30; 1ra a los Tesalonicenses 5:19). Su
voluntad soberana es invencible, y su voluntad respecto a sus mandamientos puede
ser dolorosamente quebrantada.
Ahora bien, ¿a cuál de estas dos voluntades se refiere Pablo en Romanos 12:2 (“Y no
os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente,
para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios : lo que es bueno, aceptable y
no es una mente renovada, sino una bola de cristal; lo cual no se llama transformación
ni obediencia, sino adivinación o pronóstico del futuro.
La otra razón por la que digo que Romanos 12:2 se refiere a la voluntad de Dios
respecto a sus mandamientos, es que la frase “para que verifiquéis” implica que
primero debemos aprobar la voluntad de Dios, y después obedientemente hacerla.
Pero de hecho, no debemos aprobar el pecado, ni practicarlo, aunque sea parte de la
voluntad soberana de Dios. El significado de Romanos 12:2 (al que Pablo se refiere)
aparece parafraseado, casi exactamente en Hebreos 5:14, donde dice: “Pero el alimento
sólido es para los adultos, los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para
discernir el bien y el mal” (En Filipenses 1:9-11 también encontramos otra paráfrasis).
Aquí está el objetivo de este versículo: no debemos escudriñar cuál es la
voluntad secreta de Dios que él planea hacer, sino discernir cuál es la
voluntad revelada de Dios que nosotros debemos cumplir.
Hay tres etapas en el hecho de conocer y hacer la voluntad revelada de Dios, o sea, lo
que Dios nos manda hacer; y todas ellas requieren una mente renovada, con el
discernimiento que mencionamos anteriormente, el cual es otorgado por el Espíritu
Santo.
Primera Etapa
Primero, la voluntad de Dios respecto a sus mandamientos está revelada con una
útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia” (2da de
Timoteo 3:16). No solo es útil para preparar al hombre para algunas buenas obras sino
“para toda buena obra”. ¡Cuánta energía, tiempo, y devoción debemos emplear, los
cristianos, en la Palabra escrita De Dios!
Segunda Etapa
referidas en la Biblia. La Biblia no nos dice con quién casarnos, o qué auto manejar, o
si debemos adquirir una casa, o dónde pasar nuestras vacaciones, qué teléfono celular
debemos comprar, o qué clase de jugo de naranja tomar. Y así, otras miles de
decisiones que debemos tomar.
Lo que necesitamos tener es una mente renovada, que esté tan moldeada y que sea
tan gobernada por la voluntad de Dios revelada en la Biblia, que seamos capaces de
ver y valorar toda circunstancia relevante con la mente de Cristo; y discernir qué es lo
que Dios nos está llamando a hacer. Esta actitud es muy diferente a estar
constantemente tratando de escuchar la voz de Dios diciéndonos qué debemos hacer.
Las personas que tratan de guiar sus vidas escuchando voces, no están en
Existe una enorme diferencia entre: orar y trabajar por una mete renovada que
discierna cómo aplicar la Palabra de Dios (por un lado) y el hábito de pedirle a Dios
que nos dé una nueva revelación sobre qué debemos hacer (por otro lado). La
adivinación no requiere transformación. Lo que Dios quiere que tengamos es una
Tercera Etapa
refiere a la gran mayoría de las veces que actuamos en la vida sin una reflexión
consciente antes de actuar. Me arriesgaría a decir que un buen 95 % de nuestro
comportamiento no es premeditado. O sea, la mayoría de nuestros pensamientos,
actos, y acciones son espontáneas. Son simplemente un desbordamiento de lo que
tenemos dentro. Jesús dijo: “[…] Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El
hombre bueno de subuen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal
tesoro saca cosas malas. Y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los
hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio” (Mateo 12:34-36).
¿Por qué hago referencia a esta parte de la voluntad de Dios en cuanto a los
mandamientos? Por una razón. Porque Dios dice mandamientos tales como: «No se
Por tanto, ahora queda claro que tenemos una gran tarea en la vida cristiana: Ser
transformados mediante la renovación de nuestras mentes . Necesitamos nuevos
corazones y nuevas mentes. Hagamos que el árbol sea bueno, y sus frutos serán
buenos (Mateo 12:33). Aquí tenemos el gran desafío. Dios nos está llamando a ser
transformados de esa manera. No podemos lograrlo por nosotros mismos.
Necesitamos a Cristo, quien murió por nuestros pecados. Y necesitamos al Espíritu
Santo para que nos guíe a la verdad que exalta a Cristo, y para que obre en nosotros
la humildad que nos permite aceptar esta verdad.
que nuestro crecimiento sea bueno, agradable, y perfecto (para que sea conforme a la
voluntad de Dios).