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Negro sobre verde 151

SEGUNDA PARTE

DE LA LAXITUD A LA PERMISIVIDAD
Marisa A. Miranda 152

I.- AGROQUÍMICOS EN LA HORTICULTURA BONAERENSE

La efectividad normativa puede ser evaluada a través del análisis de su aplicación real, dentro
de la cual quedan incluidos los controles estatales involucrados en la observación de su cumplimiento.
En este sentido, las entrevistas no estructuradas a “informantes clave” resultan un insumo de
fundamental importancia, básicamente si se privilegia la exploración cualitativa por sobre la
aglomeración cuantitativa.
Desde esa perspectiva, para este trabajo fueron entrevistados -en el lapso comprendido entre
los años 1998 a 2001-dos funcionarios públicos de un área gubernamental de la Provincia de Buenos
Aires directamente involucrada en la fase de control de la venta y aplicación de productos
fitosanitarios; un representante de los profesionales ingenieros agrónomos con vasta trayectoria en lo
que respecta a nuestro tema; un Investigador del INTA que, a la vez, es Profesor de la Universidad
Nacional de La Plata en el área de las Ciencias Agrarias; otro Profesor de la Universidad Nacional de
La Plata, de la misma Facultad aunque con distinta especialización que el anterior; y un médico
toxicólogo con cargo directivo en el principal Servicio de Toxicología de la Provincia de Buenos
Aires.
En las entrevistas se tuvieron particularmente en cuenta las líneas argumentales vinculadas con
la importancia que reviste para los entrevistados la cuestión planteada; las características descriptas
respecto a la aplicación y aplicabilidad de la norma; y las falencias detectadas respecto a la regulación
jurídica de los agroquímicos aplicables a cultivos hortícolas en el marco de la sustentabilidad
agroambiental.
De la compulsa de las respuestas dadas, debe consignarse que los dos funcionarios públicos
destacaron la reciente entrada en vigencia efectiva de la Ley 10.699, puesto que uno de ellos afirma:
“es aplicada en toda su extensión desde 1997”; mientras que el otro nos proporciona información
sobre “las Recetas Agronómicas Obligatorias recopiladas durante los primeros seis meses de entrada
en vigencia efectiva de la norma”, de cuyo cotejo de fechas resulta cierta la primera aseveración.
No emiten opinión respecto a la importancia que reviste para ellos la cuestión planteada; ni
sobre eventuales falencias detectadas respecto a la regulación jurídica de los agroquímicos aplicables -
actual o potencialmente- a cultivos hortícolas en la Provincia de Buenos Aires, en el marco de la
sustentabilidad agroambiental.
El profesional del sector comenta el dictado de cursos de Capacitación Profesional
instrumentados por el Ministerio de Asuntos Agrarios provincial, los que habrían sido “muy
conflictivos por la acción de los distintos sectores que manejan la actividad”; afirmando que “el
espíritu de la ley es bueno, pero por culpa de los lobbies la ley perdió el sentido”.
Así las cosas, plantea su visión de los aspectos problemáticos de la norma en cuestión:
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1) La ley debería prever la aplicación, el uso y el destino de los envases vacíos. “Actualmente el
Ministerio de Asuntos Agrarios tiene una función recaudadora de la tasa de la Receta Agronómica
Obligatoria y no se controla el cumplimiento de la ley; si quisieran hacerla cumplir sólo pueden ir
contra el que vende agroquímicos, dado que cuando se aplica no se exige control. Ahora no se
controla período de carencia, niveles de toxicidad, ni nada de eso...”
“Si existiese control en la aplicación -como estaba en el proyecto de modificación legal
propuesto por el Colegio de Ingenieros119 y fue sacado por el lobby de la Cámara de Aplicadores-
el agrónomo que controlaría la aplicación se haría cargo de los períodos de carencia”.
2) La modificación legal propuesta “delimita claramente las funciones de dos figuras, no bien
discriminadas en la ley vigente:
a) Director técnico
b) Asesor técnico
El asesor técnico vende el producto pero no controlaría su aplicación. Es decir, llena el primer
cuerpo de la Receta Agronómica Obligatoria.
El director técnico, llena el segundo cuerpo de la Receta Agronómica Obligatoria, y controla la
aplicación y las condiciones ambientales. Además, puede vender y asesorar”.
Ante la pregunta sobre la fecha de efectiva aplicación de la norma responde que “En 1991 se
reglamenta la ley, y se empieza a aplicar. Lo cierto es que desde 1997 se le dio otro empuje, luego de
diversas marchas y contramarchas”.
En virtud de la afirmación de nuestro entrevistado respecto a que “Desde el Ministerio de
Asuntos Agrarios sólo se controlan comercios, pero las partes implicadas en el tema son más”, se
puede inferir su opinión respecto al eventual relajamiento de los controles pertinentes respecto a
productores, aplicadores y profesionales vinculados con esta cuestión.
A su vez, en una parte de la entrevista, el profesional señala enfáticamente: “Con esta ley no se
protege al medio ambiente, a la salud de la población ni a nada... El Estado debería controlar a todos
los actores involucrados”; ejemplificando su discurso al afirmar que “actualmente se están haciendo
ventas telefónicas desde la Capital Federal. Por ejemplo, un productor llama por teléfono a M...120
(Buenos Aires) y le pide determinado agroquímico. Esta empresa lo pone en un camión y se lo lleva a
la estancia (sin Receta Agronómica Obligatoria, ni nada). Esto no pasaría si se controlara el transporte
y la aplicación”.
Por su parte, el investigador del INTA y profesor universitario nos manifiesta que la Receta
Agronómica Obligatoria refuerza la instrumentación de los agroquímicos, o un uso más racional.
“Existe, a partir de ella, posibilidad de captar información objetiva”. Actualmente, refiere, “Sanidad

119
Dentro de este cuerpo, la propuesta emanó específicamente del Area de Ingenieros Agrónomos, aún no
escindida en forma de colegiatura independiente.
120
Aquí el entrevistado menciona el nombre de una de las principales empresas multinacionales en materia de
agroquímicos que opera en nuestro país.
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Vegetal, del Ministerio de Asuntos Agrarios, está haciendo estadísticas sobre pesticidas. Es un
avance”.
Pese a ello, nuestro entrevistado detecta severas falencias, entre las que se encuentra la
utilización “de determinados pesticidas, como el Bromuro de Metilo, muy peligrosos para la salud y el
medio ambiente. Afecta el ozono. Es muy activo en la estratósfera. El peligro que reviste ha hecho que
en Europa se legisle para adecuar el proceso de aplicación de la siguiente forma: a) minimizar el
impacto ambiental; b) minimizar los riesgos para el productor”.
Además, destaca que “para todos los agroquímicos, existe el problema de los envases:
a) Triple lavado.....no se obliga por ley. El envase queda dando vueltas y es peligroso para el
medio ambiente.
b) Falta de legislación y política para los envases, que debería incluir el re-uso de los envases
y el reciclado de los materiales del envase.
Esto tendría que ser preocupación de las intendencias. Habría que instrumentar UNIDADES DE ACOPIO
DE ENVASES. Esto llevaría a una estrategia de qué hacer en cada huerta con los envases”.
Destaca, además, otra problemática, que prefiere denominar “cuestión diaria”: “Existen drogas
que funcionan bien para determinadas plagas pero que no se hizo la inscripción para uso hortícola. Y
sin embargo, se las está utilizando para cultivos hortícolas....”
Es decir, “la Receta Agronómica Obligatoria es un avance, se asienta lo que se vende, pero
igual falta mucho”.
“El control que debe hacerse en los mercados debe ser dirigido a ver si hay algún problema,
porque sino sería imposible revisar toda la producción. Nadie lo puede hacer. Ningún país. Hay que
controlar al productor. Hacer un control de calidad en destino es imposible. Lo que se hace es un
control presuntivo. Tiene que ser para castigar a los que se presume que lo están haciendo mal. Por eso
se precisa un buen Banco de Datos de las Recetas Agronómicas Obligatorias, para saber a qué
productor tengo que seguir. Dicho Banco de Datos debería tener varias entradas, como ser: por
productor, por agrónomo, por producto, etc. también se podría registrar allí la devolución de
envases...”.
El profesor universitario restante, quien tiene gran experiencia en lo que respecta al
envenenamiento de abejas por la utilización de agroquímicos en predios vecinos, nos manifiesta que
“las denuncias de los apicultores vinculadas con el envenenamiento de abejas por la utilización de
agroquímicos en predios vecinos se deben hacer en la Dirección de Granjas del Ministerio de Asuntos
Agrarios”. Sin embargo, él entiende que existen menos denuncias que las que son de suponer, puesto
que “para poder hacerlas se requiere que el apicultor esté correctamente inscripto, y casi todos trabajan
“en negro”.
El profesional médico toxicólogo nos permite acceder a la totalidad de las estadísticas
elaboradas por el Servicio de Toxicología -del cual es su Jefe- desde 1996 hasta la actualidad y que al
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momento de la entrevista aún permanecían inéditas. En las mismas se incluyen las consultas, tanto
telefónicas como personales.121
Ante nuestro requerimiento, nos confiesa que -a contrario de lo que es dable suponer- son muy
pocas las consultas emanadas de trabajadores y empleadores rurales; justificando esta circunstancia en
el marco de la precariedad laboral caracterizante de este tipo de relación convencional, puesto que: “el
peón rural que se intoxicó, pierde su trabajo. Por lo tanto, ningún empleador va a llamar”.
Relata, a su vez, las deficientes condiciones de manejo de agroquímicos en las huertas, el
desconocimiento de recaudos a tomar con “el remedio” (como le suelen llamar los horticultores menos
instruidos), el desconocimiento de la toxicidad por parte de los ingenieros agrónomos (a quienes
periódicamente desde ese Hospital deben acudir para darles cursos de orientación), y la ignorancia en
cuanto al destino de los frascos vacíos. Respecto a este último punto, la entrevistada considera que los
organismos públicos, por ejemplo, las municipalidades, “tampoco saben qué hacer con los envases”.
Finalmente, afirma que, si bien las estadísticas que nos facilitara abarcan la totalidad de las
consultas evacuadas, ellas están distantes de la realidad provincial, puesto que -como es obvio- no
atienden a todos los casos de la Provincia, y muchas veces, el intoxicado tampoco sabe de qué
enfermó. Ejemplifica, para ello, los innumerables casos de muerte de trabajadores por “paro
cardiorespiratorio no traumático, cuando el origen de este paro puede haber sido la ingesta o
aspiración de agroquímicos”.

Agroquímicos autorizados por SENASA

A continuación presentamos la nómina de agroquímicos aprobados por el Servicio Nacional


de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, para ser utilizados en los diversos cultivos hortícolas al
momento en el cual estudiamos –individualmente y en profundidad- el contenido de cada una de las
Recetas Agronómicas registradas en la Dirección de Sanidad Vegetal y Fiscalización Agrícola de la
Delegación Regional Fitosanitaria, Zona I, La Plata; es decir, durante el segundo semestre de 1997. 122
En ese listado destacamos en negrilla los agroquímicos prescriptos en aquéllas, siempre que exista
coincidencia entre el producto autorizado y el cultivo para el que se lo recetó. Es decir, no se han
marcado los casos denominados “en conflicto” o los recomendados exclusivamente por Cámara de

121
En virtud de la densidad de los datos que esas estadísticas contienen y de las variadas hipótesis auxiliares que
de ellas surgen, hemos decidido prescindir de las mismas a los efectos de evitar derivaciones eruditas que -
aunque de fundamental trascendencia en materia de salud pública- alterarían en demasía los objetivos planteados
al inicio y contribuirían, probablemente, a enmarañar aún más una problemática de por sí harto compleja.
122
Recordemos que la Provincia de Buenos Aires se sujeta al listado que, en este sentido, emita el órgano
nacional competente y que los principios activos involucrados en él estaban aprobados por el SENASA al 19 de
septiembre de 1997.
Marisa A. Miranda 156

Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE) y no por el organismo gubernamental competente,


los que serán objeto de posteriores análisis.

Sistematización de los datos:


CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.
(1) TOXIC.(2
)

(1) Tiempo de carencia (días): Indica cuantos días como mínimo se deberá suspender los tratamientos
fitosanitarios entre aplicación, y cosecha o pastoreo, de modo de reducir a límites aceptables, el
residuo del producto.
(2) Categoría toxicológica:

CAT. BANDA FORMULACION FORMULACION SÖLIDA


TOXICIDAD DE LIQUIDA DL 50 AGUDA
COLOR DL 50 AGUDA
ORAL DERMAL ORAL DERMAL
Categoría Ia
Extremadamen- ROJO -20 -40 -5 -10
te tóxico
Categoria Ib
Altamente ROJO 20 a 200 40 a 400 5 a 50 10 a 100
tóxico
Categoría II
Moderadamente AMARI- 200 a 2000 400 a 4000 50 a 500 100 a 1000
tóxico LLO
Categoría III
Ligeramente AZUL 2000 a + 4000 500 a 2000 + 1000
tóxico 3000
Categoría IV
Probablemente VERDE + 3000 +2000
sin riesgo
toxicológico

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.
(2)
ACELGA CLORIDAZON HERBICIDA 20 IV
CLOROTALONIL FUNGUICIDA 7 IV
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 7 II
FENMEDIFAN HERBICIDA - III
FERBAM + MANEB + ZINEB FUNGUICIDA 15 IV
KASUGAMICINA FUNGIC/BACTER. 1 IV
LENACIL HERBICIDA - IV
MANCOZEB A FUNGUICIDA 7 IV
MANEB + SULFATO DE ZINC FUNGUICIDA 7 III
OXICLORURO DE Cu FUNGUICIDA 14 III
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OXIDO CUPROSO FUNGUICIDA 14 III


SETOXIDIM HERBICIDA 60 IV
ZINEB FUNGUICIDA 15 IV

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT. TOXIC.(2)


AJI CLOROTALONIL FUNGUICIDA 7 IV
ETION INSECT/ACARIC 20 II
METOLACLORO HERBICIDA - III
NITRATO DE Ca C FERTILIZANTE - IV
TRICLORFON INSECTICIDA - II

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT.


TOXIC.(2)
ALCAUCIL CARBENDAZIM A FUNGUICIDA 7 IV
CARBOXIN + THIRAM CURASEMILLA - III
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 4 II
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
8-3.5-5
GIBERELINA FITOREGULADOR 20 IV
IMIDACLOPRID A INSECTICIDA 3 II
METOLACLORO HERBICIDA - III
PCNB FUNGUICIDA - III
PROCIMIDONE FUNGUICIDA 7 IV
SIMAZINA HERBICIDA - IV

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT.


TOXIC.(2)
ALMACIGOS BROMURO DE METILO BIOCIDA - IA
CAPTAM FUNGUICIDA - IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
Mn-Zn
FOLCISTEINA FITOREGULADOR - IV
FOLPET FUNGUICIDA - IV
METAM Na BIOCIDA - II
METHIRAM FUNGUICIDA - IV
THIRAM FUNGUICIDA - II
ZINEB FUNGUICIDA - IV

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2)
APIO ABAMECTIN INSECTIC/ACARIC 10 II
CAPTAM FUNGUICIDA 7 IV
CARBENDAZIM A FUNGUICIDA 7 IV
CARTAP INSECTICIDA 7 II
CLOROTALONIL FUNGUICIDA 7 IV
ESTREPTOMICINA + BACTERICIDA - IV
OXITETRACICLINA
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FERBAM + MANEB + ZINEB FUNGUICIDA 15 IV


FERTILIZANTE FOLIAR 8-3.5-5 FERTILIZANTE - IV
FLUROCLORIDONA HERBICIDA - III
FOLPET FUNGUICIDA 7 IV
GIBERELINA FITOREGULADOR 20 IV
HEXITIAZOX ACARICIDA 7 IV
KASUGAMICINA FUNGIC/BACTER. 1 IV
LINURON HERBICIDA 60 III
MANCOZEB A FUNGUICIDA 14 IV
MANEB + SULFATO DE Zn FUNGUICIDA 5 III
OXICLORURO DE Cu FUNGUICIDA 14 III
OXICLORURO DE Cu + PROPINEB FUNGUICIDA 14 III
OXIDO CUPROSO FUNGUICIDA 14 III
PIRIDAFENTION INSECTICIDA 14 III
PROMETRINA HERBICIDA - III
PROPAQUIZAFOP HERBICIDA 60 II
PROPINEB FUNGUICIDA 7 IV
SETOXIDIM HERBICIDA 30 IV
TIOFANATO METIL A FUNGUICIDA 10 IV
THIRAM FUNGUICIDA 10 II
ZINEB FUNGUICIDA 15 IV
ZIRAM FUNGUICIDA 10 III

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT.


TOXIC.(2)
AREAS 2,2 DICLORO HERBICIDA - IV
PROPIONICO
NO AMINOTRIAZOL HERRBICIDA - IV
CULTIVADAS AZINFOS METIL INSECTIC/ACARIC - IB
CLORPIRIFOS B INSECTICIDA - III
DIURON HERBICIDA - IV
ETIDIMURON HERBICIDA - IV
FENITROTION INSECTICIDA - II
FOSFURO DE ALUMINIO INSECT./RODENT. - IA
GLIFOSATO A HERBICIDA - III
GLUFOSINATO DE HERBICIDA - II
AMONIO
IMAZAPIR HERBICIDA - II
METAM Na BIOCIDA - II
PARAQUAT 27,6 HERBICIDA - II
PICLORAM + TRICLOPIR HERBICIDA - III
TCA HERBICIDA - III

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2)
BATATA ALDICARB INSECTIC/NEMATIC 120 IB
CAPTAM FUNGUICIDA 7 IV
ETOPROP NEMATIC/INSECTIC - IA
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FENOXAPROP P ETIL 11 HERBICIDA 20 III


FERTILIZANTE FOLIAR 10-4-7 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 11-8-6 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEM.
FERTILIZANTE FOLIAR 8-3.5-5 FERTILIZANTE - IV
FLUAZIFOP P BUTIL HERBICIDA - IV
LINURON HERBICIDA - III
METOLACLORO HERBICIDA - III
METRIBUZIN HERBICIDA 60 IV
OXIDEMETON METIL INSECTIC/ACARIC 21 IB
SETOXIDIM HERBICIDA 30 IV
THIRAM CURASEMILLA - II
VERNOLATE HERBICIDA 7 II

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2)
BERENJENA CAPTAM FUNGUICIDA 7 IV
CARBENDAZIM A FUNGUICIDA 7 IV
CLOROTALONIL FUNGUICIDA 7 IV
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 3 II
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEM.
FERTILIZANTE FOLIAR 8-3.5-5 FERTILIZANTE - IV
FOLCISTEINA FITOREGUL. - IV
HEXITIAZOX ACARICIDA 7 IV
METOLACLORO HERBICIDA - III
PIRIDAFENTION INSECTICIDA 14 III
PIRIMICARB INSECTICIDA 2 II
PROCIMIDONE FUNGUICIDA 7 IV
SETOXIDIM HERBICIDA 15 IV
THIRAM CURASEMILLA - II
ZINEB FUNGUICIDA 15 IV

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT.


TOXIC.(2)
BROCOLI CLOROTALONIL FUNGUICIDA 7 IV
SETOXIDIM HERBICIDA 7 IV
THIRAM FUNG/ALMACIG - II

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2)
CEREALES 2,4 D HERBICIDA 20 II
2,4 D + PICLORAM HERBICIDA 20 II
ACEFATO B CURASEMILLA - III
ALDICARB INSECT/NEMATIC - IB
AMONIACO ANHIDRO FERTILIZANTE - IV
BENOMIL FUNGUICIDA 35 IV
Marisa A. Miranda 160

BROMOXINIL HERBICIDA - II
CARBARIL INSECTICIDA 7 III
CARBOFURAN 35 INSECT/NEMATIC - IB
CARBOSULFAN 25 P CURASEMILLA - III
CARBOXIN CURASEMILLA - III
CARBOXIN + THIRAM CURASEMILLA - III
CIFLUTRINA INSECTICIDA 21 II
CIPERMETRINA INSECTICIDA 30 II
CLODINAFOP- HERBICIDA 45 III
P+CLOQUINTOCET-M
CLOROMECUATO FITOREGULADOR - II
CLORPIRIFOS A INSECTICIDA - II
CLOROTALONIL FUNGUICIDA 14 IV
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 7 II
DICAMBA + MCPA HERBICIDA 30 II
DICAMBA + HERBICIDA 30 IV
METSULFURONMETIL A
DICAMBA + HERBICIDA 30 IV
METSULFURONMETIL B
DICAMBA A HERBICIDA 30 III
DICAMBA B HERBICIDA 30 III
DICLOFOP METIL HERBICIDA 60 III
DIFENOCONAZOLE B CURASEMILLA - III
DIMETOATO + ANTIDOTO CURASEMILLA - II
DINICONAZOLE CURASEMILLA - IV
DINICONAZOLE + THIRAM CURASEMILLA - III
FENOXAPROP P ETIL 6.9 HERBICIDA 45 III
FERTILIZANTE FOLIAR 16-7-10 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 8-3.5-5 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEM.
FLUROCLORIDONA HERBICIDA - III
FLUROXIPIR HERBICIDA - IV
FLUTRIAFOL A FUNGUICIDA 35 IV
FLUTRIAFOL B CURASEMILLA - IV
FOLCISTEINA FITOREGULADOR - IV
FOSFAMIDON INSECTICIDA 21 IB
GUAZATINE CURASEMILLA - II
GLIFOSATO A HERBICIDA - III
IMIDACLOPRID B CURASEMILLA - II
IPRODIONE FUNGUICIDA 14 IV
MANCOZEB A FUNGUICIDA 30 IV
MANCOZEB B CURASEMILLA - III
MCPA HERBICIDA 20 III
METOMIL INSECTICIDA 10 IB
METRIBUZIN HERBICIDA 60 IV
METSULFURON METIL HERBICIDA - IV
MICLOBUTANIL B CURASEMILLA - III
OXIDEMETON METIL INSECTIC/ACARIC 45 IB
PARAQUAT 27.6 HERBICIDA - II
PENDIMETALIN HERBICIDA - III
Negro sobre verde 161

PERMETRINA INSECTICIDA 21 II
PICLORAM HERBICIDA - II
PIRIMICARB INSECTICIDA 2 II
PICLORAM + TERBUTRINA + HERBICIDA 60 II
TRIASULFURON
PROCLORAZ FUNGUICIDA 40 III
PROPICONAZOLE FUNGUICIDA 30 II
SULFATO DE K FERTILIZANTE - IV
TEBUCONAZOLE A FUNGUICIDA 35 IV
TEBUCONAZOLE B CURASEMILLA - IV
TERBUTRINA + TRIASULFURON HERBICIDA 60 III
TIABENDAZOL A FUNGUICIDA 15 IV
TIABENDAZOL D CURASEMILLA - IV
TIODICARB INSECTICIDA 20 IB
THIRAM FUNGUICIDA - II
TRIADIMENOL CURASEMILLA - IV
TRITICONAZOLE CURASEMILLA - IV
UREA FERTILIZANTE - IV

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT.


TOXIC.(2)
COL BACILLUS THURINGIENSIS INSECTICIDA - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 8- 3.5-5 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEM.
METOMIL INSECTICIDA 10 IB
SETOXIDIM HERBICIDA 7 IV
SULFATO DE POTASIO FERTILIZANTE - IV
THIRAM FUNGUICIDA - II

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2
)
COLIFLOR CIFLUTRINA INSECTICIDA 7 II
CLOROTALONIL FUNGUICIDA 7 IV
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 3 II
FERBAM + MANEB + ZINEB FUNGUICIDA 15 IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEM.
METOLACLORO HERBICIDA - III
METOMIL INSECTICIDA 10 IB
OXICLORURO DE Cu + PROPINEB FUNGUICIDA 14 III
P.C.N.B. FUNGUICIDA - III
PIRIMICARB INSECTICIDA 1 II
PROPAQUIZAFOP HERBICIDA 60 II
SETOXIDIM HERBICIDA 7 IV
THIRAM FUNGUICIDA - II
Marisa A. Miranda 162

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2)
CUCURBITÁCEAS

(MELON/PEPINO/SAN ABAMECTIN INSECTIC./ACARIC 3 II


DIA)
MELON/PEPINO AZOCICLOTIN ACARICIDA 7 II
MELON/PEPINO/ AZUFRE FUNGUICIDA 7 IV
ZAPALLOS
BENOMIL FUNGUICIDA 30 IV
MELON/PEPINO/ BUPIRIMATO FUNGUICIDA 3 IV
SANDIA/
ZAPALLOS
MELON/PEPINO/ CAPTAM FUNGUICIDA 7 IV
SANDIA/
ZAPALLOS
MELON/PEPINO CARBENDAZIM A FUNGUICIDA 3 IV
MELON/SANDIA CARTAP INSECTICIDA 7 II
MELON/PEPINO/ CLOROTALONIL FUNGUICIDA 14 IV
SANDIA/
ZAPALLOS
MELON/PEPINO/ DICOFOL ACARICIDA 7 II
SANDIA
DISULFOTON INSECTIC/ACARIC 60 IA
PEPINO ESTREPTOMICINA + BACTERICIDA 3 IV
OXITETRACICLINA
MELON/PEPINO FENAMIFOS 10 NEMATICIDA 90 IA
MELON/PEPINO FENAMIFOS 40 NEMATICIDA 90 IA
ZAPALLOS FENARIMOL FUNGUICIDA 7 III
MELON/PEPINO/ FERBAM + MANEB + FUNGUICIDA 10 IV
SANDIA/ ZINEB
ZAPALLOS
MELON/PEPINO/ FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
SANDIA/ 8-3.5-5
ZAPALLOS
MELON/PEPINO FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEMENTOS
ZAPALLOS FLUAZIFOP P BUTIL HERBICIDA - IV
MELON/SANDIA/ FOLCISTEINA FITOREGULADOR - IV
ZAPALLOS
MELON/PEPINO/ FOLPET FUNGUICIDA 7 IV
SANDIA/
ZAPALLOS
MELON FOLPET + FOSETIL FUNGUICIDA 20 IV
ALUMINIO
MELON/SANDIA HEXITIAZOX ACARICIDA 7 IV
ZAPALLOS
MELON/SANDIA/ MANCOZEB + FUNGUICIDA 4 III
ZAPALLOS METALAXIL
MELON/PEPINO/ MANCOZEB A FUNGUICIDA 4 IV
ZAPALLOS
Negro sobre verde 163

MELON/SANDIA/ MANEB + SULFATO DE FUNGUICIDA 7 III


ZAPALLOS Zn
MELON/PEPINO/ METOLACLORO HERBICIDA - III
SANDIA/
ZAPALLOS
METAMIDOFOS INSECTICIDA 10 IB
MELON/PEPINO/ MICLOBUTANIL A FUNGUICIDA 5 III
SANDIA/
ZAPALLOS
PEPINO NAA SODICO FITOREGULADOR 7 IV
NAPTALAN HERBICIDA - III
MELON/PEPINO NITRATO DE Ca A FERTILIZANTE - IV
MELON OXIDEMETON METIL INSECTIC/ACARIC 21 IB
PIRAZOFOS FUNGUICIDA 7 II
MELON/SANDIA/ PENCONAZOLE FUNGUICIDA 15 III
ZAPALLOS
MELON/SANDIA/ PIRIMICARB INSECTICIDA 3 II
ZAPALLOS
MELON/PEPINO/ PROCIMIDONE FUNGUICIDA 7 IV
ZAPALLOS
PROPAMOCARB A FUNGUICIDA 3 IV
MELON/SANDIA/ SETOXIDIM HERBICIDA 14 IV
ZAPALLOS
PEPINO SULFATO DE BACTERICIDA 3 IV
ESTREPTOMICINA
ZAPALLOS TIABENDAZOL B FUNGUICIDA - IV
MELON/PEPINO/ TIOFANATO METIL A FUNGUICIDA 10 IV
SANDIA/
ZAPALLOS
MELON/PEPINO/ THIRAM FUNGUICIDA 7 II
SANDIA/
ZAPALLOS
MELON/PEPINO/ TRIADIMEFON FUNGUICIDA 7 IV
SANDIA/
ZAPALLOS
MELON/PEPINO/ TRIDEMORF FUNGUICIDA 20 II
SANDIA/
ZAPALLOS
ZAPALLOS TRIFORINE FUNGUICIDA 8 IV
MELON/PEPINO/ ZINEB FUNGUICIDA 10 IV
SANDIA/
ZAPALLOS
MELON/SANDIA/ ZIRAM FUNGUICIDA 7 III
ZAPALLOS
# CULTIVO PARA EL CUAL SE RECOMIENDA

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT.


TOXIC.(2)
ESPINACA CLORIDAZON HERBICIDA 20 IV
CLOROTALONIL FUNGUICIDA 7 IV
FENMEDIFAN HERBICIDA - III
Marisa A. Miranda 164

FERTILIZANTE FOLIAR 8- FERTILIZANTE - IV


3.5-5
GIBERELINAS FITOREGUL. 20 IV
LENACIL HERBICIDA - IV
MANCOZEB A FUNGUICIDA 7 IV
MANEB + SULFATO DE Zn FUNGUICIDA 7 III
METOLACLORO HERBICIDA - III
NITRATO DE Ca A FERTILIZANTE - IV
OXICLORURO DE Cu + FUNGUICIDA 14 III
PROPINEB
PROPAQUIZAFOP HERBICIDA 60 II
SETOXIDIM HERBICIDA 15 IV
THIRAM CURASEMILLA - II

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2)
HABA BENOMIL FUNGUICIDA 28 IV
FERTILIZANTE FOLIAR 8-3.5-5 FERTILIZANTE - IV
MANEB + OXICLORURO DE Cu + FUNGUICIDA 10 III
ZINEB
METOLACLORO HERBICIDA - III
OXICLORURO DE Cu FUNGUICIDA 7 III
OXIDO CUPROSO FUNGUICIDA 7 III
PIRIMICARB INSECTICIDA 1 II

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2)
LECHUGA BACILLUS THURINGIENSIS INSECTICIDA - IV
CARBENDAZIM A FUNGUICIDA 7 IV
DINITRAMINA HERBICIDA 30 III
FERTILIZANTE FOLIAR 8- FERTILIZANTE IV
3.5-5
FLUAZIFOP P BUTIL HERBICIDA - IV
FOLCISTEINA FITOREGULADOR - IV
FERBAM + MANEB + ZINEB FUNGUICIDA 15 IV
FOLPET + FOSETIL FUNGUICIDA 20 IV
ALUMINIO
GIBERELINAS FITOREGULADOR 20 IV
IMIDACLOPRID A INSECTICIDA 7 II
IPRODIONE FUNGUICIDA 21 IV
MANCOZEB + METALAXIL FUNGUICIDA 7 III
METOLACLORO HERBICIDA - III
METOMIL INSECTICIDA 10 IB
NITRATO DE Ca A FERTILIZANTE - IV
PCNB FUNGUICIDA - III
PIRIMICARB INSECTICIDA 3 II
PROCIMIDONE FUNGUICIDA 7 IV
PROPAMOCARB A FUNGUICIDA 14 IV
Negro sobre verde 165

PROPAQUIZAFOP HERBICIDA 60 II
PROPIZAMIDA HERBICIDA - III
SETOXIDIM HERBICIDA 30 IV
SULFATO DE BACTERICIDA - IV
ESTREPTOMICINA
THIRAM FUNG /ALMAC - II
VINCLOZOLIN FUNGUICIDA 15 IV

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2)
MAIZ 2,4 D HERBICIDA 20 II
2,4 D + PICLORAM HERBICIDA 20 III
ACEFATO B CURASEMILLA - III
ACETOCLOR + FLUMETSULAM HERBICIDA - III
ACETOCLOR + HERBICIDA - II
FLUROCLORIDONA
ACETOCLOR + HERBIC/INSECT - II
FLUROCLORIDONA +
LAMBDACIALOTRINA
ACETOCLOR + PROTECTOR HERBICIDA - II
ALACLOR HERBICIDA - II
ALFAMETRINA INSECTICIDA 30 II
AMONIACO ANHIDRO FERTILIZANTE - IV
ATRAZINA HERBICIDA 45 III
ATRAZINA + DICAMBA HERBICIDA 45 III
ATRAZINA + METOLACLORO HERBICIDA 45 II
ATRAZINA + SIMAZINA HERBICIDA - IV
BENTAZON HERBICIDA 30 III
BUTILATO + ANTIDOTO INSECTICIDA 7 IV
CARBARIL INSECTICIDA 5 III
CARBOFURAN 10 G INSECT/NEMAT 30 II
CARBOFURAN 35 CURASEMILLA - IB
CARBOFURAN 47 INSECT/NEMAT 30 IB
CARBOXIN CURASEMILLA - IV
CARBOXIN + THIRAM CURASEMILLA - III
CIPERMETRINA INSECTICIDA 30 II
CIPERMETRINA + CLORPIRIFOS INSECTICIDA 30 II
CIPERMETRINA HIGHCIS INSECTICIDA 30 II
CLORPIRIFOS A INSECTICIDA - II
CLORURO DE K FERTILIZANTE - IV
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 14 II
DICAMBA + RIMSULFURON HERBICIDA 30 IV
DICAMBA A HERBICIDA 30 III
DICAMBA B HERBICIDA 30 III
DIMETENAMIDA HERBICIDA 30 III
DIURON HERBICIDA 60 IV
ENDOSULFAN 35-50 INSECTICIDA 14 IB
EPTC + ANTIDOTO HERBICIDA 7 III
ESFENVALERATO INSECTICIDA 28 II
ETOPROP NEMAT/INSECT - IA
Marisa A. Miranda 166

FERTILIZANTE FOLIAR 16-7-10 FERTILIZANTE - IV


FERTILIZANTE FOLIAR 8-3.5-5 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEMENTOS
FERTILIZANTE MEZCLA 23-23-0 FERTILIZANTE - IV
FLUMETSULAM HERBICIDA - IV
FOLCISTEINA FITOREGULADOR - IV
GLIFOSATO A HERBICIDA - III
IMIDACLOPRID B CURASEMILLA - II
IMAZETAPIR HERBICIDA - IV
ISOXAFLUTOLE HERBICIDA - III
LAMBDACIALOTRINA INSECTICIDA 5 II
LINURON HERBICIDA - III
MANCOZEB B CURASEMILLA - III
MCPA HERBICIDA 20 III
METALAXIL CURASEMILLA - III
METOLACLORO HERBICIDA - III
METOLACLORO + HERBICIDA - IV
TERBUTILAZINA
METOMIL INSECTICIDA 10 IB
METRIBUZIN HERBICIDA 60 IV
NICOSULFURON HERBICIDA 90 IV
OXASULFURON HJERBICIDA 7 IV
PARAQUAT 27,6 HERBICIDA - II
PENDIMETALIN HERBICIDA - III
PERMETRINA INSECTICIDA 21 II
PICLORAM HERBICIDA - III
PIRIDATE HERBICIDA 60 II
PIRIDAFENTION INSECTICIDA 15 III
PRIMISULFURON HERBICIDA - III
PROPAMOCARB B CURASEMILLA - IV
RIMSULFURON HERBICIDA - IV
SIMAZINA HERBICIDA - IV
SULFATO DE K FERTILIZANTE - IV
TEFLUTRINA A INSECTICIDA - II
TEFLUTRINA B INSECTICIDA - II
TIODICARB INSECTICIDA 20 IB
THIRAM CURASEMILLA - II
TRICLORFON INSECTICIDA - II
UREA FERTILIZANTE - IV

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT.


TOXIC.(2)
PAPA 2,4 D HERBICIDA 20 II
ACEFATO A CURASEMILLA 15 III
ACETOCLOR + HERBICIDA - II
FLUROCLORIDONA
ALDICARB INSECT/NEMAT 90 IB
ACETOCLOR + PROTECTOR HERBICIDA - II
AZINFOS METIL INSECT/ACARIC 7 IB
Negro sobre verde 167

BACILLUS THURINGIENSIS INSECTICIDA - IV


BENALAXIL + MANCOZEB FUNGUICIDA 7 IV
BENALAXIL + OXICLORURO FUNGUICIDA 7 IV
DE Cu
BENTAZON HERBICIDA 30 III
BIFENTRIN INSECT/ACARIC 7 II
CAPTAM FUNGUICIDA 7 IV
CARBENDAZIM A FUNGUICIDA - IV
CARBOFURAN 10 G INSECT/NEMAT 60 II
CARBOFURAN 47 INSECT/NEMAT 60 IB
CARBOSULFAN 25 EC ACARIC/INSECT 7 IB
CARBOXIN + THIRAM CURASEMILLA - III
CARTAP INSECTICIDA 7 II
CLOROMECUATO FITOREGULADOR - II
CLOROTALONIL FUNGUICIDA 14 IV
CLORURO DE POTASIO FERTILIZANTE - IV
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 3 II
DIFENOCONAZOLE A FUNGUICIDA 30 III
DISULFOTON INSECTIC/ACARIC 75 IA
DIURON HERBICIDA 60 IV
ENDOSULFAN 05 INSECTICIDA 7 III
EPTC HERBICIDA 7 II
EPTC + ANTIDOTO HERBICIDA 7 III
ESTREPTOMICINA + BACTERICIDA - IV
OXITETRACICLINA
ETOPROP NEMAT/INSECT - IA
FENAMIFOS 10 NEMATICIDA - IA
FENAMIFOS 40 NEMATICIDA - IA
FENOXAPROP P ETIL 11 HERBICIDA 20 III
FERBAM + MANEB + ZINEB FUNGUICIDA - IV
FERT COMPLEJO 16-16-16 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 10-4-7 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 11-8-6 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 16-7-10 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 8-3.5-5 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEMENTOS
FERTILIZANTE FOLIAR Mn-Zn FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
N-P-Fe-S
FERTILIZANTE FOLIAR NPK-B FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR NPK-Zn FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR P- FERTILIZANTE - IV
CaMnSZn
FERTILIZANTE FOLIAR P-CaSZn FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR P- FERTILIZANTE - IV
CuSZn
FERTILIZANTE FOLIAR P-FeSZn FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR P- FERTILIZANTE - IV
MgSZn
FERTILIZANTE FOLIAR P-KZn FERTILIZANTE - IV
Marisa A. Miranda 168

FERTILIZANTE FOLIAR SZn FERTILIZANTE - IV


FLUAZIFOP P BUTIL HERBICIDA - IV
FLUROCLORIDONA HERBICIDA - III
FLUTRIAFOL A FUNGUICIDA 35 IV
FOLCISTEINA FITOREGULADOR - IV
FOLPET FUNGUICIDA 7 IV
FOSFAMIDON INSECTICIDA 21 IB
FOSFATO DIAMONICO FERTILIZANTE - IV
GIBERELINAS FITOREGULADOR 20 IV
HALOXIFOP METIL 6 Y 24 HERBICIDA - II
HIDRAZIDA MALEICA FITOREGULADOR - III
IPRODIONE FUNGUICIDA - IV
KASUGAMICINA FUNG/BACTERIC 1 IV
LINURON HERBICIDA - III
MANCOZEB + METALAXIL FUNGUICIDA 14 III
MANCOZEB + OFURACE FUNGUICIDA 7 IV
MANCOZEB + OXADIXIL FUNGUICIDA 15 IV
MANCOZEB + OXICLORURO DE FUNGUICIDA 7 III
Cu
MANCOZEB + TRIF ACET FUNGUICIDA 7 IV
ESTAÑO
MANCOZEB A FUNGUICIDA 7 IV
MANCOZEB B CURASEMILLA - III
MANEB + OXIC. Cu + ZINEB FUNGUICIDA 7 III
MANEB + SULFATO DE Zn FUNGUICIDA 5 III
MCPA HERBICIDA 20 III
METAMIDOFOS INSECT/ACARIC 14 IB
METIRAM FUNGUICIDA 7 IV
METIRAM + OFURACE FUNGUICIDA - IV
METOLACLORO HERBICIDA - III
METRIBUZIN HERBICIDA 60 IV
OMETOATO INSECT/ACARIC 30 IB
OXICLORURO DE Cu FUNGUICIDA 7 III
OXIDEMETON METIL INSECT/ACARIC 21 IB
OXIDO CUPROSO FUNGUICIDA 7 III
PARAQUAT 27,6 HERBICIDA - II
PCNB FUNGUICIDA - III
PIRIMICARB INSECTICIDA 2 II
PROPAMOCARB A CURASEMILLA - IV
PROPAQUIZAFOP HERBICIDA 60 II
PROPINEB FUNGUICIDA 7 IV
QUIZALOFOP P TEFURIL HERBICIDA 30 II
SETOXIDIM HERBICIDA 60 IV
SULFATO DE BACTERICIDA - IV
ESTREPTOMICINA
SULFATO DE K FERTILIZANTE - IV
SUPERFOSFATO TRIPLE Ca FERTILIZANTE - IV
TAU-FLUVALINATE INSECTICIDA 7 IV
TEBUCONAZOLE A FUNGUICIDA 30 IV
TEFLUTRINA A INSECTICIDA - II
TIABENDAZOL A FUNGUICIDA - IV
Negro sobre verde 169

TIABENDAZOL B FUNGUICIDA - IV
THIRAM FUNGUICIDA 7 II
TOLCLOFOSMETIL CURASEMILLA - IV
TRIFENIL ACET. Sn FUNGUICIDA 7 II
ZINEB FUNGUICIDA 7 IV
ZIRAM FUNGUICIDA 1 III

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT.


TOXIC.(2)
PIMIENTO ABAMECTIN ACARIC/INSECT 3 II
BENALAXIL + MANCOZEB FUNGUICIDA 7 IV
BENALAXIL + OXICLORURO DE FUNGUICIDA 14 IV
Cu
CAPTAM FUNGUICIDA 7 IV
CARBENDAZIM A FUNGUICIDA 7 IV
CARBOXIN + THIRAM CURASEMILLA - III
CIPERMETRINA + CLORPIRIFOS INSECTICIDA 21 II
CLOROTALONIL FUNGUICIDA 14 IV
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 3 II
ENDOSULFAN 05 INSECTICIDA 3 III
ESTREPTOMICINA + BACTERICIDA 3 IV
OXITETRACICLINA
ETEFON FITOREGUL. - IV
ETION INSECT/ACARIC 20 II
FENAMIFOS 10 NEMATICIDA 90 IA
FENAMIFOS 40 NEMATICIDA 90 IA
FENOXAPROP P ETIL 11 HERBICIDA 30 III
FERBAM + MANEB + ZINEB FUNGUICIDA 15 IV
FERTILIZANTE FOLIAR 10-0-0 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 8-3.5-5 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEM.
FOLCISTEINA FITOREGUL. - IV
FOLPET FUNGUICIDA 7 IV
FOLPET + FOSETIL ALUMINIO FUNGUICIDA 20 IV
FORMETANATO CLORHIDRATO ACARICIDA - II
FOSETIL ALUMINIO FUNGUICIDA 15 IV
HEXITIAZOX ACARICIDA 7 IV
IMIDACLOPRID A INSECTICIDA 3 II
KASUGAMICINA FUNG/BACTERIC 1 IV
MANCOZEB + METALAXIL FUNGUICIDA 7 III
MANCOZEB + OXADIXIL FUNGUICIDA 10 IV
MANCOZEB A FUNGUICIDA 7 IV
MANEB + OXIC. Cu + ZINEB FUNGUICIDA 15 III
MANEB + SULFATO DE Zn FUNGUICIDA 7 III
METAMIDOFOS INSECT/ACARIC 10 IB
METOLACLORO HERBICIDA - III
METOMIL INSECTICIDA 10 IB
NAA SODICO FITOREGUL. 7 IV
NAPROPAMIDA HERBICIDA - II
Marisa A. Miranda 170

NITRATO DE Ca A FERTILIZANTE - IV
OXICLORURO DE Cu FUNGUICIDA 14 III
OXIDO CUPROSO FUNGUICIDA 14 III
PCNB FUNGUICIDA - III
PERMETRINA INSECTICIDA 1 II
PIRIDAFENTION INSECTICIDA 14 III
PIRIMICARB INSECTICIDA 2 II
PROCIMIDONE FUNGUICIDA 7 IV
PROPAMOCARB A FUNGUICIDA 14 IV
PROPARGITE ACARICIDA 7 II
SETOXIDIM HERBICIDA 15 IV
SULFATO DE ESTREPTOMICINA BACTERICIDA - IV
THIRAM CURASEMILLA - II
ZINEB FUNGUICIDA 15 IV
ZIRAM FUNGUICIDA 7 III

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2)
PEREJIL CAPTAN FUNGUICIDA 7 IV
HINOJO FLUROCLORIDONA HERBICIDA - III
LINURON HERBICIDA 60 IV
METOLACLORO HERBICIDA - III
PROMETRINA HERBICIDA - III

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT.


TOXIC.(2)
POROTO ACEFATO B CURASEMILLA - III
ALACLOR HERBICIDA - IV
ALDICARB INSECT/NEMAT 60 I-B
BENOMIL FUNGUICIDA 30 IV
BENTAZON HERBICIDA 30 III
BITERTANOL FUNGUICIDA 14 IV
BIFENTRIN INSECT/ACARIC 30 II
CARBENDAZIM A FUNGUICIDA 7 IV
CARBOFURAN 10 G INSECT/ NEMAT 30 II
CARBOFURAN 35 CURASEMILLA I-B
CARBOFURAN 47 INSECT/ACARIC 30 I-B
CARBOSULFAN 35 P CURASEMILLA III
CARBOXIN CURASEMILLA III
CARBOXIN + TIRAM CURASEMILLA III
CARTAP INSECTICIDA 7 II
CLOROTALONIL FUNGUICIDA 7 IV
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 3 II
DICOFOL ACARICIDA 7 II
DIMETENAMIDA HERBICIDA 30 III
DIMETOATO INSECTICIDA 20 II
DIMETOATO + ANTIDOTO CURASEMILLA - II
DINITRAMINA HERBICIDA 30 III
DIQUAT HERBICIDA - II
Negro sobre verde 171

DISULFOTON INSECT/ACARIC 60 I-A


DODINE FUNGUICIDA 15 IV
EPTC HERBICIDA 7 II
ESTREPTOMICINA + BACTERICIDA 3 IV
OXITETRACICLINA
ETION INSECT/ACARIC 20 II
FENAMIFOS 10 NEMATICIDA 90 I-A
FENAMIFOS 40 NEMATICIDA 90 I-A
FERTILIZANTE FOLIAR 10-4-7 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 16-7-10 FERTILIZANTE - IV
FLUAZIFOP P BUTIL HERBICIDA - IV
FOLCISTEINA FITOREGUL. - IV
FOLPET FUNGUICIDA 10 IV
FOMESAFEN HERBICIDA 60 III
GIBERELINAS FITOREGUL. 20 IV
HEXITIAZOX ACARICIDA 7 IV
IMAZETAPIR HERBICIDA - IV
IPRODIONE FUNGUICIDA 20 IV
LINURON HERBICIDA - IV
MANCOZEB + OXIC COBRE FUNGUICIDA 7 IV
MANCOZEB A FUNGUICIDA 7 III
MANEB + OXIC. Cu + ZINEB FUNGUICIDA 10 III
MANEB + SULFATO DE Zn FUNGUICIDA 5 III
METAMIDOFOS INSECT/ACARIC 10 I-B
METIRAM FUNGUICIDA 10 IV
METOLACLORO HERBICIDA - III
NAA SODICO FITOREGUL. - IV
OXICARBOXIN FUNGUICIDA - II
OXICLORURO DE Cu FUNGUICIDA 7 III
OXIDO CUPROSO FUNGUICIDA 7 III
PARACUAT 27,6 HERBICIDA - II
PENDIMETALIM HERBICIDA - III
PIRIDAFENTION INSECTICIDA 14 III
PROCIMIDONE FUNGUICIDA 7 IV
PROPAQUIZAFOP HERBICIDA 60 II
QUIZALOFOP P TEFURIL HERBICIDA 30 II
SETOXIDIM HERBICIDA 60 IV
SULFATO DE ESTREPTOMICINA BACTERICIDA 3 IV
SULFATO DE POTASIO FERTILIZANTE - IV
SULFATO DE ZINC FERTILIZANTE - IV
TIABENDAZOL A FUNGUICIDA 15 IV
TIOFANATO METIL A FUNGUICIDA - IV
THIRAM FUNGUICIDA - II
TRIFENIL ACETATO DE ESTAÑO FUNGUICIDA 21 II
TRIFORINE FUNGUICIDA 8 IV
VINCLOZOLIN FUNGUICIDA 20 IV
ZINEB FUNGUICIDA 10 IV
ZIRAM FUNGUICIDA 7 III

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


Marisa A. Miranda 172

(1) TOXIC.(
2)
REMOLACHA CARBENDAZIM A FUNGUICIDA 15 IV
CLORIDAZON HERBICIDA 20 IV
DIMETOATO INSECTICIDA 7 II
FENMEDIFAN HERBICIDA - III
FERBAM + MANEB + ZINEB FUNGUICIDA 10 IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEM.
KASUGAMICINA FUNG/BACTER. 1 IV
LENACIL HERBICIDA - IV
MANCOZEB + OXICLORURO DE FUNGUICIDA 7 III
Cu
MANCOZEB A FUNGUICIDA 7 IV
MANEB + SULFATO DE Zn FUNGUICIDA 7 III
METOLACLORO HERBICIDA - III
OXICLORURO DE Cu FUNGUICIDA 7 III
OXIDO CUPROSO FUNGUICIDA 7 III
PIRIMICARB INSECTICIDA 2 II
PROPAQUIZAFOP HERBICIDA 60 II
SETOXIDIM HERBICIDA 30 IV
TCA HERBICIDA - III
THIRAM CURASEMILLA - II
TRIFENIL ACETATO DE Sn FUNGUICIDA 14 II
ZINEB FUNGUICIDA 10 IV

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. CAT.


(1) TOXIC.(2)
REPOLLO CARBENDAZIM A FUNGUICIDA 7 IV
REPOLLITO CLOROTALONIL FUNGUICIDA 7 IV
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 3 II
ESTREPTOMICINA + BACTERICIDA - IV
OXITETRACICLINA
FERBAM + MANEB + ZINEB FUNGUICIDA 15 IV
FERTILIZANTE FOLIAR 8-3.5-5 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEM.
IMIDACLOPRID A INSECTICIDA 7 II
KASUGAMICINA FUNG/BACTERIC 1 IV
MANCOZEB + OXICLORURO DE FUNGUICIDA 7 III
Cu
MANCOZEB A FUNGUICIDA 7 IV
MANEB + SULFATO DE Zn FUNGUICIDA 7 III
METOLACLORO HERBICIDA - III
METOMIL INSECTICIDA 10 IB
NITRATO DE Ca A FERTILIZANTE - IV
PCNB FUNGUICIDA - III
PIRIMICARB INSECTICIDA 2 II
SETOXIDIM HERBICIDA 30 IV
SULFATO DE ESTREPTOMICINA BACTERICIDA - IV
Negro sobre verde 173

SULFATO DE K FERTILIZANTE - IV
TCA HERBICIDA - III
THIRAM CURASEMILLA - II

CULTIVO PPIO. ACTIVO USO T. C. (1) CAT.


TOXIC.(2)
TOMATE ABAMECTIN ACARIC./INSECT. 3 II
ACEFATO A INSECTICIDA 21 III
ALDICARB INSECT/NEMAT. 60 IB
AZINFOS METIL INSECT/ACARIC 25 IB
AZOCICLOTIN ACARICIDA 7 II
BACILLUS THURINGIENSIS INSECTICIDA - IV
BENALAXIL + MANCOZEB FUNGUICIDA 7 IV
BENALAXIL + OXICLORURO FUNGUICIDA 14 IV
DE Cu
BENOMIL FUNGUICIDA 20 IV
BUPROFEZIN INSECTICIDA 4 IV
CAPTAM FUNGUICIDA 7 IV
CARBENDAZIM A FUNGUICIDA 7 IV
CARBOFURAN 10 G INSECT/NEMAT 60 II
CARBOFURAN 47 INSECT/NEMAT 90 IB
CARTAP INSECTICIDA 14 II
CIFLUTRINA INSECTICIDA 7 II
CIPERMETRINA INSECTICIDA 21 II
CIPERMETRINA + INSECTICIDA 21 II
CLORPIRIFOS
CLOROMECUATO FITOREGULADOR - II
CLOROTALONIL FUNGUICIDA 7 IV
CLORPIRIFOS A INSECTICIDA - II
DELTAMETRINA A INSECTICIDA 3 II
DIAZINON INSECTICIDA 15 II
DIMETOATO + METIDATION INSECTICIDA 5 IB
ENDOSULFAN 05 INSECTICIDA 3 III
ESTREPTOMICINA + BACTERICIDA 7 IV
OXITETRACICLINA
ETEFON FITOREGULADOR - IV
ETION INSECT/ACARIC 20 II
ETOPROP NEMAT/INSECT - II
FENAMIFOS 10 NEMATICIDA 90 IA
FENAMIFOS 40 NEMATICIDA 90 IA
FENITROTION + INSECTICIDA 10 II
FENVALERATO
FENOXAPROP P ETIL 11 HERBICIDA 30 III
FENVALERATO INSECTICIDA 4 II
FERBAM + MANEB + ZINEB FUNGUICIDA 15 IV
FERTILIZANTE FOLIAR 10-0-0 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 8-3.5-5 FERTILIZANTE - IV
FERTILIZANTE FOLIAR 16-7-10
FERTILIZANTE FOLIAR FERTILIZANTE - IV
MICROELEMENTOS
Marisa A. Miranda 174

FLUAZIFOP P BUTIL HERBICIDA - IV


FOLCISTEINA FITOREGULADOR - IV
FOLPET FUNGUICIDA - IV
FOLPET + FOSETIL ALUMINIO FUNGUICIDA 20 IV
FORMETANATO ACARICIDA 7 II
CLORHIDRATO
FOSETIL ALUMINIO FUNGUICIDA 15 IV
FOSFAMIDON INSECTICIDA 21 IB
GIBERELINA FITOREGULADOR 20 IV
HEXITIAZOX ACARICIDA 7 IV
IMIDACLOPRID A INSECTICIDA 3 II
KASUGAMICINA FUNG/BACTERIC 1 IV
LAMBDACIALOTRINA INSECTICIDA 1 II
MANCOZEB + METALAXIL FUNGUICIDA 7 III
MANCOZEB + OXADIXIL FUNGUICIDA 10 IV
MANCOZEB A FUNGUICIDA 7 IV
MANCOZEB + TRIF. ACET Sn FUNGUICIDA 45 IV
MANEB + OXIC. Cu + ZINEB FUNGUICIDA 15 III
MANEB + SULFATO DE Zn FUNGUICIDA 7 III
METAMIDOFOS INSECT/ACARIC 10 IB
METIRAM FUNGUICIDA 10 IV
METOLACLORO HERBICIDA - III
METOMIL INSECTICIDA 10 IB
METRIBUZIN HERBICIDA 60 IV
NAA SODICO FITOREGULADOR 7 IV
NAPROPAMIDA HERBICIDA - II
NITRATO DE Ca A FERTILIZANTE - IV
NITRATO DE Ca C FERTILIZANTE - IV
OXICLORURO DE Cu FUNGUICIDA 14 III
OXICLORURO DE Cu + FUNGUICIDA 14 III
PROPINEB
OXIDO CUPROSO FUNGUICIDA 14 III
PCNB FUNGUICIDA - III
PENDIMETALIN HERBICIDA - III
PERMETRINA INSECTICIDA 1 II
PIRIDAFENTION INSECTICIDA 14 III
PROCIMIDONE FUNGUICIDA 7 IV
PROPAMOCARB A FUNGUICIDA 14 IV
PROPAQUIZAFOP HERBICIDA 60 II
PROPARGITE ACARICIDA 7 II
PROPINEB FUNGUICIDA 7 IV
SETOXIDIM HERBICIDA 15 IV
SULFATO DE BACTERICIDA 7 IV
ESTREPTOMICINA
TEBUFENOZIDE INSECTICIDA 14 IV
TEFLUBENZURON INSECTICIDA 21 IV
TIOCICLAMHIDROGENOXA- INSECTICIDA 14 II
LATO
THIRAM FUNGUICIDA 10 II
TRIADIMEFON FUNGUICIDA 7 IV
TRIAZOFOS INSECTICIDA 30 IB
Negro sobre verde 175

TRICLORFON INSECTICIDA - II
TRIFENIL ACETATO Sn FUNGUICIDA 45 II
TRIFLUMURON INSECTICIDA 10 IV
ZINEB FUNGUICIDA 15 IV
ZIRAM FUNGUICIDA 7 III

II.- LAS RECETAS AGRONÓMICAS OBLIGATORIAS

En el marco de un análisis pormenorizado de nuestro corpus documental, compuesto por la


totalidad de Recetas Agronómicas Obligatorias (RAO) que suscriptas en conformidad con la Ley
10.699, prescriben drogas a ser aplicadas sobre cultivos hortícolas123 registradas en la Dirección de
Sanidad Vegetal y Fiscalización Agrícola de la Delegación Regional Fitosanitaria, Zona I, La Plata,
entre el 29/7/97 y el 13/1/98, pudimos elaborar el siguiente cuadro con las características generales de
los fitosanitarios recetados, teniendo en cuenta la Categoría Toxicológica a la cual pertenecen124:

Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de


Toxicológi- Toxicológi- Toxicoló- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib gica II III IV "en conflic- ciones
to"125
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
3 2 25 14 50 28 19 11 74 40 9 5 180 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

2%
5% 14% IA
IB
II
40%
28% III
IV
¿?
11%

123
Listado de hortalizas conforme al Censo Nacional Agropecuario de 1988 coincidente, por su parte, con el que
poseía -al momento de evaluar estos datos- el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires.
124
Las Categorías Toxicológicas Ia y Ib, equivalentes a “Extremadamente tóxico” y “Altamente tóxico”, se
identifican convencionalmente en el envase con una banda de color rojo; la Categoría II: “Moderadamente
tóxico”, lleva banda de color amarillo; la Categoría III: “Ligeramente tóxico”, requiere ser señalizada con azul; y
la Categoría IV: “Probablemente sin riesgo toxicológico”, debe contener una banda de color verde.
Marisa A. Miranda 176

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE ESTAS CIFRAS

La lectura e interpretación de las magnitudes expuestas nos permite formular los siguientes
comentarios, no exentos de su cuota de dramatismo:
1) Existe un 2% de agroquímicos Categoría Toxicológica I a, cifra que, sumada al 14% de
compuestos pertenecientes a la Categoría I b, implica que sobre el total de agroquímicos
prescriptos: 180, existieron 28 órdenes para adquirir productos “extremada o altamente tóxicos”.
2) Por otra parte, también es importante el 28% de recetas agronómicas que requieren fitosanitarios
pertenecientes a la Categoría Toxicológica II (“moderadamente tóxicos”), toda vez que las
consecuencias que muchos de estos acarrean tanto para la salud humana como para el medio son
dignas de consideración.
3) Asimismo, sólo el 51% de los productos ingresan en las Categorías III y IV (las de menor riesgo
toxicológico), lo cual, teniendo en consideración el 49% restante, que incluye los productos más
peligrosos que encontramos en el mercado y el 5 % de las que hemos denominado “prescripciones
en conflicto” (recetas que preocupan toda vez que prescriben un producto no autorizado, o
autorizado en combinación con otros supuestos o autorizado para otros cultivos), resulta -a todas
luces- insuficiente.

Al respecto, es de destacar que son particularmente preocupantes las diversas prescripciones


de Bromuro de Metilo para pimiento y para tomate; las de Parquat para tomate; las de Clorfluazurón
para tomate y las de Fenitrotión también para tomate.
El Bromuro de Metilo, por ejemplo, solamente es recomendado para ser aplicado en suelos.
Sin embargo, nos confirma un “informante clave” que tal compuesto suele ser (mal) utilizado en
galpones donde están almacenados cajones con tomate y pimiento, los que, listos para la
comercialización, son rociados con el producto. Por otra parte, tanto el Paraquat como el Fenitrotión
fueron autorizados por SENASA para ser aplicados en “áreas no cultivadas” o en zonas de “pastoreo”.
Sin embargo, en las RAO referenciadas han sido prescriptos para tomate.
Las respuestas que frente a estas observaciones pueden ensayarse, oscilarán -a no dudarlo-
entre algunos de los dos insatisfactorios supuestos siguientes:
1) Que estos productos son recetados correctamente (por ejemplo, el Bromuro de Metilo para suelos)
y que el agrónomo que lo prescribe no presta demasiada atención a la eventual desprolijidad de la
Receta Agronómica Obligatoria, lo que hace suponer que este profesional conoce perfectamente la
laxitud de los controles.

125
De aquí en adelante denominaremos así a aquellas prescripciones de productos no autorizados por SENASA,
o autorizados en combinación con otros compuestos, o autorizados para otros cultivos.
Negro sobre verde 177

Esto implica, necesariamente, una disminución de la efectividad de la norma.


2) Que realmente es recetado para ser aplicado en un cultivo para el cual está prohibido su uso. Caso
que también surge vinculado a la disminución de la efectividad de la ley, en lo que atañe a la
denominada “voluntad política de aplicarla”: el Ministerio de Asuntos Agrarios posee esta
información, y no incrementa recomendaciones y/o controles.

Siendo interesante discriminar la categoría toxicológica de los productos recetados respecto al


cultivo hortícola para el que fueron prescriptos y la cantidad de prescripciones en el período dado,
elaboramos el siguiente cuadro:

Producto IA IB II III IV "En


conflicto"
Acelga 2
Alcaucil 1
Apio 2 5 2
Berenjena 1
Cebolla 1 1
Chaucha 2
Choclo 1
Coliflor 1
Crucíferas 1
Cucurbitáceas 1 1 2
Espinaca 2
Lechuga 1 1 1 4
Papa 1
Pepino 1
Pimiento 1 1 1 1 1
Poroto 1
Remolacha 1
Repollo 1 2
Tomate 4 12 3 13 4
Zapallito 1 1
Zapallo 1
TOTALES 1 12 20 8 33 10
Marisa A. Miranda 178

Análisis particularizado de las Recetas Agronómicas Obligatorias (RAO)


discriminando en base a cada cultivo hortícola

Dadas las características centrales de nuestro trabajo, consideramos oportuno desagregar la


información obtenida, considerando fundamentalmente el cultivo para el cual fue prescripto cada
agroquímico, y resaltando su Categoría Toxicológica.

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
ACELGA ...... 15-8-97 Mancozeb126 IV 7 Sin
especi-
ficar
...... 9-9-97 Lenacil IV -127 La Plata

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA ACELGA SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - - - - - 2 100 - - 2 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA ACELGA

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada: ¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%

126
En la transcripción de la RAO efectuada por el Ministerio de Asuntos Agrarios no se especifica si el
compuesto prescripto es Mancozeb A ó Mancozeb B; no obstante, tanto SENASA como la Guía de Productos
Fitosanitarios para la República Argentina, de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes de la
República Argentina, Buenos Aires, 1997, (en adelante CASAFE) indican para acelga Mancozeb A, razón por
la cual así lo consideraremos.
Negro sobre verde 179

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
ALCAUCIL ...... Sin Captan No recomendado
para alcaucil por
Sin
especi- SENASA ni especi-
ficar referenciado ficar
para tal fin por
CASAFE

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA ALCAUCIL SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - - - - - - - 1 100 1 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA ALCAUCIL

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%

127
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
Marisa A. Miranda 180

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
APIO ...... 22-8-97 Meta III Sin La Plata
Acetaldehido128 especifi-
car
Lenacil No recomendado
para apio por
SENASA ni
referenciado
para tal fin por
CASAFE
...... 19-8-97 Kasugamicina IV 1 C.Fed.
...... 5-9-97 Clorotalonil IV 7 La Plata
Oxicloruro de III 14
Cobre
...... 6-9-97 Metil Tiofanato129 IV 10 La Plata
Trifenil Acetato de No recomendado
para apio por
Estaño SENASA ni
referenciado
para tal fin por
CASAFE
Carbendazin130 IV 7
Oxicloruro de III 14
cobre
...... 8-9-97 Clorotalonil IV 7 La Plata
Carbendazin131 IV 7
Zineb IV 15
...... 9-9-97 Prometrina III Sin La Plata
especifi-
car
Carbenzadin132 IV 7
...... 10-9-97 Oxicloruro de III 14 La Plata
cobre
Clorotalonil IV 7
133
Carbendazin IV 7
...... Sin Clorotalonil IV 7 Sin
especi- especi-
ficar ficar
...... 13-9-97 Prometrina III Sin La Plata
especifi-
car

128
Recomendado por CASAFE para apio en invernáculos.
129
También denominado Tiofanato Metil A.
130
Debe decir Carbendazin A.
131
Ibídem.
132
Ibídem.
133
Ibídem.
Negro sobre verde 181

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA APIO SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescripcio Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicoló- Toxicológica Toxicológica nes prescrip-
ca Ia ca Ib gica II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - - - 6 32 11 57 2 11 19 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA APIO

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

11% 0% IA
32% IB
II
III
IV
57% ¿?

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
BERENJENA ...... 19-8-97 Buprofezin No recomendado
para berenjena
C.Fed.
por SENASA ni
referenciado
para tal fin por
CASAFE

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA BERENJENA SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicoló- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib gica II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - - - - - - - 1 100 1 100
Marisa A. Miranda 182

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA BERENJENA

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
CEBOLLA134 ...... 23-7-97 Fosetil Aluminio No recomendado
para cebolla por
Sin
SENASA ni especi-
referenciado ficar
para tal fin por
CASAFE
Metomil Ib 10

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA CEBOLLA SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescripcio Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicoló- Toxicológica Toxicológica nes prescrip-
ca Ia ca Ib gica II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - 1 50 - - - - - - 1 50 2 100

134
En el período analizado sólo se registran agroquímicos para ser aplicados en cebolla de verdeo, razón por la
cual -a los fines estadísticos- consideraremos “cebolla” igual a “cebolla de verdeo”.
Negro sobre verde 183

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA CEBOLLA

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalad:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
50% 50%
III
IV
¿?
0%

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
CHAUCHA135 ...... 1-10-97 Cartap II 7 Beraza-
tegui
...... 12-9-97 Dicofol II 7 La Plata

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA CHAUCHA SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - 2 100 - - - - - - 2 100

135
No discriminada en la publicación oficial del Censo Nacional Agropecuario de 1988. Del listado del
SENASA -adoptado por la Provincia de Buenos Aires- consideramos el ítem Poroto.
Marisa A. Miranda 184

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA CHAUCHA

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
CHOCLO136 ...... 3-10-97 Metolacloro III -137 La Plata

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA CHOCLO SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - - - 1 100 - - - - 1 100

136
En la RAO figura como Maíz.
137
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
Negro sobre verde 185

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA CHOCLO

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
COLIFLOR138 ...... 22-8-97 Deltametrina139 II 3 F.Varela

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA COLIFLOR SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicoló- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib gica II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - 1 100 - - - - - - 1 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA COLIFLOR

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%

138
No discriminado en la publicación oficial del Censo Nacional Agropecuario de 1988.
139
Nombre correcto: Deltametrina A.
Marisa A. Miranda 186

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
CRUCÍFERAS140 ...... 5-12-97 Clorotalonil IV 7 Escobar

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA CRUCÍFERAS SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - - - - - 1 100 - - 1 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA CRUCÍFERAS

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
CUCURBITÁ- ...... 10-9-97 Folpet IV 7 Escobar
...... 27-11-97 Clorotalonil IV 14 Cardales
CEAS
141
...... 11-12-97 Clorotalonil IV 14 Escobar
Metamidofos Ib 10
...... 27-9-97 Fenarimol II142 7 Pilar

140
Designadas genéricamente en la RAO. No obstante, es de destacar que si bien las crucíferas tienen una
distribución cosmopolita, son particularmente frecuentes en las regiones templadas. Muchos géneros están
caracterizados por un olor y sabor pimentados. Entre ellas se encuentran un gran número de verduras importantes
en la alimentación humana, como ser col, coliflor, coles de Bruselas, brócoli y nabo (Scagel, Robert et al, El
reino vegetal. Los grupos de plantas y sus relaciones evolutivas, The University of British Columbia -Canadá-,
Omega, Barcelona, 1980).
141
Designadas genéricamente en la RAO. Este grupo comprende, ente otros: melón, pepino, sandía y zapallos.
Negro sobre verde 187

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA CUCURBITÁCEAS SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicoló- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib gica II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - 1 20 1 20 - - 3 60 - - 5 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA CUCURBITÁCEAS

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
20% IA
IB
II
III
60% 20%
IV
0% ¿?

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
ESPINACA ...... 7-8-97 Lenacil IV -143 La Plata
144
...... 23-7-97 Mancozeb IV 7 Sin
especi-
ficar

142
Este producto es catalogado por CASAFE como “c”, indicando que es “moderadamente tóxico”. Esta
aseveración equivale a la actual Categoría II y no a Categoría III como erróneamente consigna el Ministerio de
Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires.
143
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
144
En la transcripción de la RAO efectuada por el Ministerio de Asuntos Agrarios no se especifica si el
compuesto prescripto es Mancozeb A ó Mancozeb B; no obstante, tanto SENASA como CASAFE indican para
espinaca Mancozeb A, razón por la cual así lo consideraremos.
Marisa A. Miranda 188

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA ESPINACA SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicoló- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib gica II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - - - - - 2 100 - - 2 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA ESPINACA

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
LECHUGA ...... 19-8-97 Sulfato de IV -145 C.Fed.
Estreptomicina
...... 26-8-97 Metomil Ib 10 F.Varela
...... 1-9-97 Iprodione IV 21 La Plata
Procimidone IV 7
Sulfato de IV -146
Estreptomicina
Dinitramina III 30
...... 1-10-97 Metomil Ib 10 Beraza-
tegui

145
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
146
Ibídem.
Negro sobre verde 189

...... Sin Dinitramina III 30 Escobar


especi-
ficar
...... 27-8-97 Zineb147 IV -148 Sin
especi-
ficar
...... 8-9-97 Pirimicarb II 3 La Plata
...... 11-9-97 Pirimicarb II 3 La Plata

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA LECHUGA SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - 2 18 2 18 2 18 5 - - 11 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA LECHUGA

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
18%
IA
IB
46% II
18% III
IV
¿?
18%

147
Recomendado por CASAFE para almácigos.
148
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
Marisa A. Miranda 190

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
PAPA ...... 3-10-97 Metamidofos Ib 14 La Plata

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA PAPA SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - 1 100 - - - - - - - - 1 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA PAPA

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
PEPINO ...... 17-9-97 Bupirimato IV 3 Garin

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA PEPINO SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - - - - - 1 100 - - 1 100
Negro sobre verde 191

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA PEPINO

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
PIMIENTO ...... 22-8-97 Bromuro de Metilo Ia -149 La Plata
...... 1-9-97 Propamocarb A IV 14 La Plata
...... 2-9-97 Cartap No recomendado La Plata
para pimiento
por SENASA ni
referenciado
para tal fin por
CASAFE150.
...... 7-1-98 Deltametrina151 II 3 Escobar
...... 6-9-97 Deltametrina 152 II 3 Cardales
...... 8-9-97 Metiocarb Ib153 7 Pilar
...... 16-9-97 Deltametrina154 II 3 Cardales
...... 18-9-97 Deltametrina155 II 3 Zárate

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA PIMIENTO SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
1 12 1 13 4 49 - - 1 13 1 13 8 100

149
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
150
No obstante, es de destacar la peligrosidad del producto: Categoría II.
151
Suponemos que debe querer decir Deltametrina A, puesto que la otra formulación: Deltametrina B sólo es
recomendada para algodón.
152
Ibídem.
153
SENASA no lo incluye en la lista de agroquímicos aprobados para pimiento; CASAFE sí lo hace. No
obstante, y dada la peligrosidad del producto, y la finalidad de esta investigación, consideramos oportuno incluir
los datos proporcionados por CASAFE.
154
Suponemos que debe querer decir Deltametrina A, puesto que la otra formulación: Deltametrina B sólo es
recomendada para algodón.
155
Ibídem.
Marisa A. Miranda 192

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA PIMIENTO

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

13% 12% IA
IB
13% 13%
II
0%
III
IV
¿?
49%

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
POROTO ...... 26-8-97 Carbofuran156 II-Ib- Ib 30 F.Varela

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA POROTO SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - 1 100 - - - - - - - - 1 100

156
Carbofuran es un principio activo que se comercializa en tres concentraciones: 10, 35 y 47. Dado que la RAO
transcripta por el Ministerio de Asuntos Agrarios no especifica cuál es el prescripto, detallamos respectivamente
las tres categorías toxicológicas. El período de carencia es siempre de 30 días. Dado el objetivo de esta
investigación, hemos decidido ubicarlo en la categoría de mayor riesgo toxicológico. Es decir, a los fines
estadísticos será considerado como IB.
Negro sobre verde 193

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA POROTO

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0% IA
IB
II
III
IV
100% ¿?

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- De
gica carencia
REMOLACHA ...... 2-9-97 Zineb IV 10 La Plata

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA REMOLACHA SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - - - - - 1 100 - - 1 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA REMOLACHA

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%
Marisa A. Miranda 194

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
REPOLLO ...... 2-9-97 Metomil Ib 10 La Plata
...... 6-9-97 Deltametrina157 II 3 La Plata
...... 8-9-97 Deltametrina158 II 3 La Plata
...... 9-9-97 Deltametrina159 II 3 La Plata
...... 10-9-97 Deltametrina 160 II 3 La Plata
...... 12-9-97 Dimetoato II 20 La Plata

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA REPOLLO SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - 1 17 5 83 - - - - - - 6 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA REPOLLO

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0% 17% IA
IB
II
III
IV
83% ¿?

157
Suponemos que debe querer decir Deltametrina A, puesto que la otra formulación: Deltametrina B, sólo es
recomendada para algodón.
158
Ibídem.
159
Ibídem.
160
Ibídem.
Negro sobre verde 195

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
TOMATE ...... 22-8-97 Propamocarb A IV 14 La Plata
...... 22-8-97 Carbofuran161 II, Ib 60 La Plata
Imidacloprid A II 3
...... 22-8-97 Carbofuran162 II, Ib 60 La Plata
Clorpirifos163 II -164
...... Sin Clorotalonil IV 7 La Plata
especi- Lambdacialotrina II 1
ficar
...... 5-8-97 Benomil IV 20 La Plata
DDVP+Deltame- No recomendado
para tomate por
trina165 SENASA ni
referenciado
para tal fin por
CASAFE.
Endosulfan 05 III 3
...... 7-8-97 Deltametrina166 II 3 La Plata
...... 15-8-97 Cartap II 14 La Plata
Zineb IV 15
Acido Giberélico IV 20
...... 19-8-97 Abamectin II 3 C.Fed.
Cartap II 14
...... 20-8-97 Aldicarb Ib 60 F.Varela
...... 29-8-97 Buprofezin IV 4 La Plata
Zineb IV 15
Carbofuran167 II, Ib 60
...... 1-9-97 Propamocarb A IV 14 La Plata
...... 2-9-97 Buprofezin IV 4 La Plata

161
El SENASA entiende que la concentración de Carbofuran para tomate debe ser: 10 ó 47. Dado que la RAO
transcripta por el Ministerio de Asuntos Agrarios no especifica cuál es el prescripto, transcribimos
respectivamente las dos categorías toxicológicas. Los períodos de carencia coinciden. A los fines estadísticos y
teniendo en consideración el objetivo de esta investigación, consideraremos Categoría Toxicológica: Ib.
162
Idem.
163
Entendemos que debe referirse a Clorpirifos A, dado que Clorpirifos B no es recomendado por SENASA ni
por CASAFE para tomate.
164
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
165
Esta combinación no figura en el manual de CASAFE. De todos modos, el DDVP (puro o asociado con otros
compuestos) siempre es Categoría Ib y no es recomendado para tomate.
166
Consideramos que debe decir Deltametrina A, toda vez que Deltametrina B se utiliza en algodón.
167
Ver lo referido anteriormente respecto a la concentración de este compuesto.
Marisa A. Miranda 196

...... 9-9-97 Aldicarb Ib 60 La Plata


Bromuro de Metilo Ia -168
...... 10-10-97 Carbofuran169 II, Ib 60 F.Varela
...... 13-10-97 Metamidofos Ib 10 F.Varela
...... Sin Bromuro de Metilo Ia -170 Pilar
especi-
ficar
...... Sin Cipermetrina II 21 Sin
especi- especi-
ficar ficar
...... Sin Metribuzin IV 60 Pilar
especi-
ficar
...... Sin Benomil IV 20 Escobar
especi-
ficar
...... Sin Benomil IV 20 Mach-
especi- Captan IV 7 wisthz
ficar
...... Sin Oxiquinol171 III -172 Escobar
especi-
ficar
...... 8-9-97 Carbendazin173 IV 7 Garín
Zineb IV 15
...... 10-9-97 Mancozeb174 IV 7 Escobar
...... 17-9-97 Zineb IV 15 Garín
...... 18-9-97 Zineb IV 15 Escobar

168
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
169
Nos remitimos a lo ya referido respecto a este compuesto.
170
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
171
Igual a PCNB u Oxikinoleína.
172
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
173
Debe decir Carbendazin A.
174
En la transcripción de la RAO efectuada por el Ministerio de Asuntos Agrarios no se especifica si el
compuesto prescripto es Mancozeb A ó Mancozeb B; no obstante, tanto SENASA como CASAFE indican para
tomate Mancozeb A, razón por la cual así lo consideraremos.
Negro sobre verde 197

...... 8-11-97 Cartap II 14 C.Fed.


...... Buprofezin IV 4
...... Deltametrina175 II 3
...... Benalaxil Recomenda-
do por
SENASA y
CASAFE
para tomate
si es
aplicado
combinada-
mente con
otras drogas
...... 27-11-97 Fenvalerato II 4 Cardales
...... Zineb IV 15
...... 2-12-97 Maneb + III 15 Escobar
Oxicloruro de
Cobre176
...... Trifenil Acetato de II 45
Estaño
...... Metomil Ib 10
...... Buprofezin IV 4
...... 5-12-97 Cipermetrina + II 21 Escobar
Clorpirifos
...... Lambdacialotrina II 1
...... Zineb IV 15
...... 11-12-97 Maneb + III 15 Escobar
Oxicloruro de
Cobre + Zineb177
...... 5-1-98 Metomil Ib 10 C.Fed.
...... Zineb IV 15
...... 5-1-98 Fenvalerato II 4 Escobar
...... Lambdacialotrina II 1
...... 6-1-98 Trifenil Acetato de II 45 Escobar
Estaño
...... Lambdacialotrina II 1
...... 7-1-98 Benomil IV 20 Escobar
...... Maneb + III 15
Oxicloruro de
Cobre178
...... Fenvalerato II 4
...... 30-1-98 Cartap II 14 Escobar
...... Mancozeb179 IV 7

175
Debe decir Deltametrina A.
176
Entendemos que la RAO debe decir: “Maneb + Oxicloruro de Cobre + Zineb”.
177
No obstante la RAO reza “Maneb + Oxicloruro de Cobre” como un producto y “Zineb” como otro,
consideramos esto un error de prescripción y la interpretamos en el sentido indicado en la nota precedente.
178
Reiteramos que entendemos que la RAO debe haber querido expresar: “Maneb + Oxicloruro de Cobre +
Zineb”.
Marisa A. Miranda 198

...... 10-10-97 Lambdacialotrina II 1 Beccar


...... 27-8-97 Paraquat II180 -181 Escobar
Endosulfan182 III 3
...... 27-8-97 Maneb + III 15 Escobar
Oxicloruro de
Cobre183
Oxikinoleina184 III -185
Cartap II 14
Buprofezin IV 4
...... 28-8-97 Zineb IV 15 Garin
...... 6-9-97 Procimidone IV 7 C.Fed.
Cartap II 14
Benalaxil Recomendado
por SENASA y
CASAFE para
tomate si es
aplicado
combinada-
mente con otras
drogas
...... 6-9-97 Mancozeb186 IV 7 Escobar
...... 8-9-97 Abamectin II 3 Pilar
Clorotalonil IV 7
Procimidone IV 7
Benalaxil Recomendado
por SENASA y
CASAFE para
tomate si es
aplicado
combinada-
mente con otras
drogas
...... 9-9-97 Lambdacialotrina II 1 Cardales
...... 16-9-97 Procimidone IV 7 Cardales
Benomil IV 20
Lambdacialotrina II 1
...... 18-9-97 Zineb IV 15 Zárate
...... 27-9-97 Formetanato187 II 7 Don
Mancozeb188 IV 7 Torcuato
...... 27-9-97 Formetanato189 II 7 Pilar
Procimidone IV 7
...... 1-10-97 Lambdacialotrina II 1 C.Fed.

179
Nuevamente, en la transcripción de la RAO efectuada por el Ministerio de Asuntos Agrarios no se especifica
si el compuesto prescripto es Mancozeb A ó Mancozeb B; no obstante, tanto SENASA como CASAFE indican
para tomate Mancozeb A, razón por la cual así lo consideraremos.
180
SENASA no lo incluye en la lista de agroquímicos aprobados para tomate; CASAFE sí lo hace en su
concentración 27,6, destacándose su toxicidad. Dada la peligrosidad del producto, y la finalidad de esta
investigación, consideramos oportuno incluir los datos proporcionados por CASAFE.
181
No especificado por CASAFE.
182
Interpretamos que dice Endosulfan 05.
183
Reiteramos lo dicho respecto a análogas prescripciones.
184
Igual a PCNB.
185
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
Negro sobre verde 199

...... --- N190 ¿?? ¿?? ---


...... --- Oxikinoleína191 III -192 ---
...... 20-8-97 Carbofuran193 II, Ib 60 ---
...... 5-9-97 Carbendazin194 IV 7 La Plata
Teflubenzuron IV 21
Buprofezin IV 4
...... 6-9-97 Carbofuran195 II, Ib 60 La Plata
...... 6-9-97 Aldicarb Ib 60 La Plata
...... 9-9-97 Buprofezin IV 4 La Plata
...... 10-9-97 Clorfluazuron II 3 La Plata
...... 11-9-97 Captan IV 7 La Plata
Propamocarb A IV 14
Aldicarb Ib 60
Metamidofos Ib 10
...... Sin Procimidone IV 7 ---
especi- Fenitrotion196 II 14
ficar Clorotalonil IV 7
Formetanato197 II 7

...... 12-9-97 Metamidofos Ib 10 La Plata


Metomil Ib 10
Abamectin II 3
...... 13-9-97 Fenitrotion198 II 14 La Plata
Captan IV 7
Benalaxil + IV 14
Oxicloruro de
Cobre

186
Reiteramos lo dicho respecto a análogas prescripciones.
187
Interpretamos que la RAO reza: “Formetanato Clorhidrato”.
188
Reiteramos lo dicho respecto a análogas prescripciones.
189
Interpretamos que la RAO reza: “Formetanato Clorhidrato”.
190
Dado que esta RAO carece de mínimas referencias, no será considerada a los fines estadísticos de esta
investigación.
191
Igual a PCNB.
192
Dato inexistente tanto en las recomendaciones dadas por SENASA (y adoptadas por el Ministerio de Asuntos
Agrarios bonaerense) como en las de CASAFE.
193
Reiteramos lo ya manifestado respecto a la concentración recomendada de Carbofuran.
194
Debe decir: Carbendazin A.
195
Nos remitimos a lo expuesto insistentemente sobre este fitosanitario.
196
Recomendado por SENASA solamente si es aplicado combinadamente con Fenvalerato. En cambio,
CASAFE no prevé esta limitación, proporcionando la información que se transcribe en el cuadro.
197
Interpretamos que la RAO reza: “Formetanato Clorhidrato”.
198
Ver lo ya manifestado respecto a las recomendaciones de este producto.
Marisa A. Miranda 200

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA TOMATE SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
2 2 16 14 35 31 9 8 46 42 4 4 112 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA TOMATE

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

2%
4% 14% IA
IB
II
41%
III
31% IV
¿?
8%

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
ZAPALLITO ...... 2-10-97 Carbendazin199 IV 3 La Plata
...... 15-8-97 Metamidofos Ib 10 ---

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA ZAPALLITO SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría RAO Total RAO
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica "en conflic-
ca Ia ca Ib ca II III IV to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - 1 50 - - - - 1 50 - - 2 100

199
Entendemos que la RAO debe decir Carbendazin A.
Negro sobre verde 201

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA ZAPALLITO

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
50% 50%
III
IV
¿?

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
ZAPALLO ...... 2-10-97 Miclobutanil A III 5 La Plata

PRESCRIPCIÓN DE AGROQUÍMICOS PARA ZAPALLO SEGÚN CATEGORÍA TOXICOLÓGICA


Categoría Categoría Categoría Categoría Categoría Prescrip- Total de
Toxicológi- Toxicológi- Toxicológi- Toxicológica Toxicológica ciones prescrip-
ca Ia ca Ib ca II III IV "en conflic- ciones
to"
Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- % Can- %
tidad tidad tidad tidad tidad tidad tidad
- - - - - - 1 100 - - - - 1 100

GRÁFICO DEMOSTRATIVO DE LA INCIDENCIA DE CADA CATEGORÍA TOXICOLÓGICA RESPECTO


DEL TOTAL DE PRESCRIPCIONES DE AGROQUÍMICOS PARA ZAPALLO

La leyenda referencia cada una de las distintas categorías toxicológicas establecidas.


La opción señalada:¿? destaca las prescripciones que hemos denominado "en conflicto".

0%
IA
IB
II
III
IV
¿?
100%
Marisa A. Miranda 202

Hortaliza N° Fecha Droga Categoría Período Partido


RAO Toxicoló- de
gica carencia
OTROS200 ...... 27-8-97 Propamocarb A *** *** La Plata
...... --- Clorpirifos *** *** Pilar
...... --- Bromuro de Metilo *** *** Perga-
mino
...... --- Bromuro de Metilo *** *** Vicente
López
...... --- Clorpirifos *** *** Masch-
withz
...... --- Pirimicarb *** *** Escobar
Glifosato *** ***
Prometrina *** ***
...... 8-9-97 Metiltiodan *** *** Garin
...... 10-9-97 Dimetoato *** *** Escobar
...... 15-9-97 Prometrina *** *** Escobar
Ioxinil *** ***
...... 17-9-97 Fenalimol *** *** C. Fed.
...... 8-11-97 Mancozeb + *** *** C. Fed.
Metalaxil
...... 27-11-97 Iprodione *** *** Cardales
...... 11-12-97 Dinitramina *** *** Escobar
...... 5-1-98 Metamidofos *** *** C. Fed.
Metomil *** ***
...... 5-1-98 Clorpirifos *** *** Escobar
Tiofanato Metil A *** ***
...... 6-1-98 Clorpirifos *** *** Escobar

Oxidiazón *** ***

Metomil *** ***

...... 30-1-98 Pirimicarb *** *** Escobar


Dinitramina *** ***
Lambdacialotrina *** ***
...... 30-10-97 Linuron *** *** Beccar
Deltametrina *** ***
Fenitrotion *** ***
Formetanato201 *** ***
...... 27-8-97 Fenitrotion *** *** Escobar
...... 27-8-97 Zineb *** *** Escobar
...... 6-9-97 Metamidofos *** *** C.Fed.
...... 6-9-97 Iprodione *** *** Escobar

200
Se incluyen en esta categoría aquellos cultivos designados genéricamente como HORTALIZAS u
HORTICOLA por el Ministerio de Asuntos Agrarios. Al desconocerse el tipo de hortaliza para el cual fueron
prescriptos resulta inapropiado referenciar Categoría Toxicológica y Período de Carencia. En virtud de ello, nos
abstenemos de elaborar cuadros y gráficos que nos obligarían a efectuar suposiciones incompatibles con el rigor
metodológico que pretendemos presida este trabajo.
201
Entendemos que debe decir “Formetanato Clorhidrato”.
Negro sobre verde 203

...... 9-9-97 Folpet *** *** Cardales


Maneb + *** ***
Oxicloruro
Abamectin *** ***
...... 27-9-97 Endosulfan *** *** Don
Torcuato
...... 27-9-97 Linuron *** *** Pilar
...... 1-10-97 Clorpirifos *** *** C.Fed.

Listado de los productos prescriptos en las RAO analizadas,


incluyendo cantidad, porcentaje sobre el total y categoría toxicológica

(Se consideran, también, las prescripciones denominadas “Otros”, y que no han sido anteriormente
tomadas en cuenta a los fines estadísticos)

Total de prescripciones: 221

Producto Categoría toxicológica Cantidad de RAOs que Incidencia sobre el total


lo prescriben de prescripciones
Abamectin II 4 1,81 %
Acido Giberélico IV 1 0,45 %
Aldicarb Ib 4 1,81 %
Benalaxil Recomendado por 3 1,36 %
SENASA y CASAFE si
es aplicado con otras
drogas. Por esa razón,
resulta inconveniente
categorizarlo
toxicológicamente
Benalaxil + Oxicloruro IV 1 0,45 %
de Cobre
Benomil IV 5 2,26 %
Bromuro de metilo Ia 5 2,26 %
Bupirimato IV 1 0,45 %
Buprofezin IV 8 3,62 %
Captan IV 4 1,81 %
Carbendazin A IV 7 3,17 %
Carbofuran Ib 7 3,17 %
Cartap II 8 3,62 %
Cipermetrina II 1 0,45 %
Cipermetrina + II 1 0,45 %
Clorpirifos
Clorfluazuron II 1 0,45 %
Clorotalonil IV 10 4,52 %
Clorpirifos A II 6 2,71 %
DDVP + Deltametrina Ib 1 0,45 %
Deltametrina A II 12 5,43 %
Dicofol III 1 0,45 %
Dimetoato II 2 0,90 %
Marisa A. Miranda 204

Dinitramina III 4 1,81 %


Endosulfan 05 III 3 1,36 %
Fenarimol II 2 0,90 %
Fenitrotion II 4 1,81 %
Fenvalerato II 3 1,36 %
Folpet IV 2 0,90 %
Formetanato Clorhidrato II 4 1,81 %
Fosetil Aluminio IV 1 0,45 %
Glifosato IV 1 0,45 %
Imidacloprid A II 1 0,45 %
Ioxinil Ib 1 0,45 %
Iprodione IV 3 1,36 %
Kasugamicina IV 1 0,45 %
Lambdacialotrina II 9 4,07 %
Lenacil IV 3 1,36 %
Linuron IV 2 0,90 %
Mancozeb A IV 6 2,71 %
Mancozeb + Metalaxil III 1 0,45 %
Maneb + Oxicloruro de III 5 2,26 %
Cobre + Zineb
Meta Acetaldehido III 1 0,45 %
Metamidofos Ib 8 3,62 %
Metil Tiofanato o IV 2 0,90 %
Tiofanato Metil A
Metiltiodan No figura en la Guía de 1 0,45 %
CASAFE ni en el
Listado de agroquímicos
aprobados por el
SENASA
Metiocarb Ib 1 0,45 %
Metolacloro III 1 0,45 %
Metomil Ib 9 4,07 %
Metribuzin IV 1 0,45 %
Miclobutanil A III 1 0,45 %
Oxadiazón II 1 0,45 %
Oxicloruro de Cobre III 3 1,36 %
Oxikinoleína III 3 1,36 %
Paraquat II 1 0,45 %
Pirimicarb II 4 1,81 %
Procimidone IV 6 2,71 %
Prometrina III 4 1,81 %
Propamocarb A IV 5 2,26 %
Sulfato de IV 2 0,90 %
Estreptomicina
Teflubenzuron IV 1 0,45 %
Trifenil Acetato de II 3 1,36 %
Estaño
Zineb IV 14 6,33 %
TOTALES 221 99,9 %
Negro sobre verde 205

TERCERA PARTE

LA REALIDAD EN NÚMEROS
(O LOS TRISTES NÚMEROS DE LA REALIDAD)
Marisa A. Miranda 206

I. PRODUCTORES HORTÍCOLAS: USO Y ABUSO DE AGROQUÍMICOS202

La palabra de los productores hortícolas era de fundamental importancia para este trabajo. No
obstante, lejos de resultar sencilla, de los registros existentes en la Argentina no resultan claras ni las
regiones hortícolas ni los predios dedicados efectivamente a horticultura. Menos aún quiénes trabajan
efectivamente en esos fundos. Por ello, consideramos PARTIDOS HORTÍCOLAS a aquellos partidos de la
Provincia de Buenos Aires en los cuales tiene gravitancia significativa esta actividad, y que poseían, al
menos, 100 hectáreas de su territorio destinadas a horticultura conforme al Censo Nacional
Agropecuario de 1988. Los 45 partidos que cumplían esta condición de partida eran: Bahía Blanca,
Balcarce, Baradero, Berazategui, Cañuelas, Chacabuco, Dolores, Escobar, Esteban Echeverría,
Exaltación de la Cruz, Florencio Varela, General Alvarado, General Belgrano, General Pueyrredón,
General Rodríguez, General Viamonte, Junín, La Matanza, La Plata, Lobería, Lobos, Luján,
Magdalena, Mar Chiquita, Marcos Paz, Mercedes, Merlo, Moreno, Necochea, Olavarría, Patagones,
Pergamino, Pila, Pilar, Ramallo, Roque Pérez, Saladillo, San Cayetano, San Nicolás, San Pedro,
Tandil, Tres Arroyos, Veinticinco de Mayo, Villarino y Zárate. De entre ellos, tratamos
particuarmente a 18 distritos cuya determinación surgiera del método del azar sistematizado y que
denominamos PARTIDOS HORTÍCOLAS SELECCIONADOS (Berazategui, Cañuelas, Chacabuco, Dolores,
Exaltación de la Cruz, Florencio Varela, General Alvarado, General Belgrano, La Matanza, Mar
Chiquita, Marcos Paz, Merlo, Pergamino, Ramallo, Roque Pérez, San Pedro, Tres Arroyos y Zárate).
En ellos se trató de implementar, algunas veces de manera infructuosa, un detallado cuestionario que
revele grado de coercitividad e impacto de la legislación en la praxis.

Especificaciones metodológicas:

Universo: Todos los partidos de la Provincia de Buenos Aires.

Población de la cual se determinó la muestra: 45 partidos de la Provincia de Buenos Aires que tienen
100 ó más hectáreas dedicadas a horticultura, según el último Censo Nacional Agropecuario (1988).

Técnica de muestreo: De esos 45 partidos se estableció el porcentaje de hectáreas dedicadas a


horticultura y se los ordenó en forma decreciente por porcentaje. A igual porcentaje fueron ordenados
alfabéticamente en forma ascendente.

202
En este ítem hemos sido asesorados, en materia de manejo estadístico y muestreo, por la Psic. Lilia Rossi
Casé (Profesora Titular de Estadística Aplicada y de Metodología de la Investigación Científica de la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación, de la Universidad Nacional de La Plata). A ella, nuestro más sincero
reconocimiento.
Negro sobre verde 207

A partir de estos presupuestos se establecieron cuatro grupos de partidos, seleccionándose


mediante el Método del Azar Sistematizado los partidos en los que se administraría, efectivamente, el
cuestionario.

Partido % de Has.
dedicadas a
horticultura
Merlo 23,83
Escobar 15
La Matanza 12,59
Moreno 11,60
Florencio Varela 11,41
La Plata 9,46
Berazategui 9,42
Pilar 9,03
Gral. Pueyrredón 7,55
Gral. Alvarado 6,16
Esteban Echeverría 5,18
San Pedro 3,17
Balcarce 2,73
Marcos Paz 2,50
Gral. Rodriguez 1,56
Roque Pérez 1,16
Lobería 1,07
Mercedes 0,64
Cañuelas 0,62
Luján 0,61
Tandil 0,60
Zárate 0,45
Villarino 0,41
Baradero 0,39
Ramallo 0,36
Saladillo 0,34
San Nicolás 0,34
Exaltación de la Cruz 0,26
Lobos 0,25
25 de Mayo 0,18
Gral. Belgrano 0,11
San Cayetano 0,10
Dolores 0,09
Gral. Viamonte 0,09
Junín 0,08
Mar Chiquita 0,08
Bahía Blanca 0,07
Magdalena 0,07
Chacabuco 0,06
Patagones 0,06
Pila 0,06
Pergamino 0,04
Marisa A. Miranda 208

Necochea 0,03
Olavarría 0,03
Tres Arroyos 0,02

Estratificación de la muestra (grupos): Con el fin de mejorar la representatividad de la muestra, y dado


que se conocen ciertas características de la población, se procedió a agrupar en estratos, categorías o
clases las unidades de muestreo homogéneas entre sí. Dentro de cada uno de los estratos se hizo luego
la selección al azar.

Plan de representación (o plan de subdivisión del conjunto): La población de 45 partidos fue dividida
en cuatro grupos compuestos por distinto número de elementos cada uno.
El criterio de formación de los grupos ha sido el porcentaje de hectáreas destinadas a horticultura. Así,
a saber:

1° Grupo
De 23,83% Has. a 9% Has.

2° Grupo
De 8,99% Has. a 1% Ha.

3° Grupo
De 0,99% Ha. a 0,10% Ha.
4° Grupo
De 0,09% a 0,02% Ha.

(23,83 y 0,02 corresponde a los partidos que tienen más y menos porcentaje de hectáreas destinado a
horticultura).

Aplicando en estos grupos el Método del Azar Sistematizado, la muestra sobre la cual
trabajamos quedó conformada, entonces, por los siguientes 18 partidos que denominamos Partidos
Hortícolas Seleccionados (ordenados alfabéticamente y detallando el porcentaje de superficie de su
territorio dedicada a horticultura)203:

203
Vale la pena aclarar que del listado de partidos obtenido a partir del Método del Azar, no han resultado
seleccionados ninguno de los tres partidos que componen la Región Hortícola Bahía Blanca, aunque el resto de
los distritos sorteados se hallan correctamente distribuidos a lo largo y ancho de las distintas zonas hortícolas
preestablecidas. No obstante, hemos decidido no efectuar un ajuste en el método -que, indudablemente, lo
violentaría- para obtener al menos uno de los tres partidos referenciados (Bahía Blanca, Villarino y Patagones)
por las siguientes razones:
Negro sobre verde 209

Berazategui: 9,42 %
Cañuelas: 0,62 %
Chacabuco: 0,06 %
Dolores: 0,09 %
Exaltación de la Cruz: 0,26 %
Florencio Varela: 11,41 %
General Alvarado: 6,16 %
General Belgrano: 0,11 %
La Matanza: 12,59 %
Mar Chiquita: 0,08 %
Marcos Paz: 2,50 %
Merlo: 23,83 %
Pergamino: 0,04 %
Ramallo: 0,36 %
Roque Pérez: 1,16 %
San Pedro: 3,17 %
Tres Arroyos: 0,02 %
Zárate: 0,45 %

En este contexto, debemos observar que la bibliografía está conteste respecto a la existencia,
en la Provincia de Buenos Aires, de tres zonas de marcada incidencia hortícola, que podrían ser
denominadas: Zona Gran Buenos Aires; Zona Mar del Plata y Zona Bahía Blanca. Destacamos, no
obstante, que estas dos últimas poseen extensión territorial más abarcativa que los partidos que les dan
el nombre.

Zona Gran Buenos Aires.

Según Benencia204 -quien en su reciente obra se ocupa de ella- esta zona comprende los
siguientes 18 partidos: Almirante Brown, Berazategui, Escobar, Esteban Echeverría, Florencio Varela,
General Rodríguez, José C. Paz, La Matanza, La Plata, Malvinas Argentinas, Marcos Paz, Merlo,
Moreno, Pilar, Presidente Perón, San Miguel, San Vicente, Tigre.

1) Patagones y Bahía Blanca poseen, respectivamente 0,06 y 0,07 % de su territorio destinado a horticultura, lo
que representa la escasa trascendencia de su producción hortícola.
2) Villarino, que posee 0,41 % de su superficie destinada a horticultura, está abocado, predominantemente, al
monocultivo de cebolla.
204
Benencia, Roberto (coordinador), Área Hortícola Bonaerense, La Colmena, Buenos Aires, 1997.
Marisa A. Miranda 210

Para el Ministerio de Asuntos Agrarios, están incluidos los partidos de: Cañuelas, Escobar,
Florencio Varela, La Plata, Lujan, Marcos Paz, Mercedes, Pilar, Roque Pérez, San Vicente; sumando
un total de 10 partidos.

Zona Mar del Plata.

De acuerdo a datos recogidos en el Ministerio de Asuntos Agrarios los partidos involucrados


en esta zona son: Balcarce, General Alvarado, General Pueyrredón, Lobería, Tandil.

Zona Bahía Blanca.

Según el Ministerio de Asuntos Agrarios, hallamos en esta región a Bahía Blanca, Patagones y
Villarino.

Partidos Hortícolas Seleccionados: Datos estadísticos de particular interés205

Superficie
Superficie total hortícola Cantidad EAPS Hortic.
BUENOS AIRES (TOTAL) 605105,80 4361,00
Berazategui 1246,00 107,00
Cañuelas 1941,80 56,00
Chacabuco N/E N/E
Dolores 1183,00 28,00
Exaltación de la Cruz 506,00 18,00
Florencio Varela 2190,50 202,00
General Alvarado 48464,40 218,00
General Belgrano 1432,00 2,00
La Matanza 959,70 70,00
Mar Chiquita 6535,00 6,00
Marcos Paz 1197,50 53,00
Merlo 781,90 64,00
Pergamino 1216,20 18,00
Ramallo 2759,50 29,00
Roque Pérez 12573,50 140,00
San Pedro 18518,90 255,00
Tres Arroyos 1016,00 13,00
Zárate 1353,00 44,00
Otros departamentos 501230,90 3038,00

N/E: No especificado

205
Fuente: INDEC (Trabajo Especial, solicitado para esta investigación)
Negro sobre verde 211

Asesoramiento que reciben206

Asesor (Cant. EAPS )


Sin Instituc. Organis. Org. Profe- Prof. Prof.
Prof.,
discrimi- privadas Oficiales Ofic. sional e y O.
O.
nar e del Inst. Ofic.
Ofic.
Inst. sector priv. e
priv. Inst.
priv.
BUENOS AIRES 2998,00 220,00 372,00 52,00 546,00 52,00 99,00 22,00
(TOTAL)
Berazategui 84,00 8,00 7,00 3,00 5,00 . . .
Cañuelas 49,00 2,00 . . 5,00 . . .
Chacabuco N/E N/E N/E N/E N/E N/E N/E N/E
Dolores 24,00 . 2,00 . 1,00 . 1,00 .
E. de la Cruz 15,00 1,00 1,00 . 1,00 . . .
F. Varela 133,00 13,00 32,00 12,00 11,00 . . 1,00
G. Alvarado 151,00 7,00 9,00 3,00 31,00 9,00 7,00 1,00
G. Belgrano . . . 1,00 1,00 . . .
La Matanza 70,00 . . . . . . .
Mar Chiquita . . 1,00 . 4,00 . . 1,00
Marcos Paz 48,00 1,00 . . 4,00 . . .
Merlo 60,00 . 1,00 . 2,00 1,0 . .
Pergamino 12,00 . 4,00 1,00 1,00 . . .
Ramallo 12,00 3,00 5,00 5,00 1,00 . 1,00 2,00
Roque Pérez 83,00 1,00 3,00 . 31,00 1,00 19,00 2,00
San Pedro 183,00 1,00 60,00 . 8,00 . 3,00 .
Tres Arroyos 9,00 1,00 1,00 . 2,00 . . .
Zárate 36,00 . 4,00 . 3,00 1,00 . .
Otros depart. 2029,00 182,00 242,00 27,00 435,00 40,00 68,00 15,00

Superficie hortícola tratada con207

Abono Fertili- Insecti- Herbici- Fungici- Sin


orgánico zantes cidas das das discri-
químicos minar
BUENOS AIRES 113201,30 141992,00 44153,10 29182,30 51020,40 0,00
(TOTAL)
Berazategui 722,10 473,40 826,90 487,40 664,60 0,00
Cañuelas 526,40 163,70 578,60 598,40 172,20 0,00
Chacabuco N/E N/E N/E N/E N/E N/E
Dolores 80,00 84,20 0,00 2,00 0,00 0,00
E. de la Cruz 41,20 4,00 41,00 10,00 11,00 0,00
F. Varela 1031,90 587,20 1506,00 1071,90 680,50 0,00
G. Alvarado 84,30 9119,90 6808,30 4308,00 9100,70 0,00
G. Belgrano 0,00 130,00 0,00 130,00 0,00 0,00
La Matanza 495,20 62,00 452,10 344,30 120,30 0,00

206
Fuente: INDEC (Trabajo Especial, solicitado para esta investigación)
207
Fuente: INDEC (Trabajo Especial, solicitado para esta investigación)
Marisa A. Miranda 212

Mar Chiquita 0,00 234,00 174,00 174,00 164,00 0,00


Marcos Paz 591,50 244,60 524,70 493,70 310,00 0,00
Merlo 430,40 121,40 386,70 301,70 236,10 0,00
Pergamino 16,50 5,00 25,80 29,50 8,00 0,00
Ramallo 4,00 49,00 85,30 12,00 100,80 0,00
Roque Pérez 97,10 29,10 59,10 452,50 51,10 0,00
San Pedro 10,50 89,50 88,20 106,50 508,00 0,00
Tres Arroyos 21,60 1,10 14,60 28,10 14,60 0,00
Zárate 198,40 98,70 238,30 205,50 135,30 0,00
Otros depart. 108850,20 130495,20 32343,50 20426,80 38743,20 0,00

RESULTADOS OBTENIDOS EN LA ADMINISTRACIÓN DE ENCUESTAS A HORTICULTORES DE LOS


PARTIDOS HORTÍCOLAS SELECCIONADOS

El cuestionario elaborado ha podido ser administrado a un total de 40 horticultores,


distribuidos en los partidos de: Chacabuco (9 encuestados); Dolores (6); Mar Chiquita (2); Merlo (6);
Pergamino (4); Ramallo (1); Roque Pérez (4); San Pedro (1); Tres Arroyos (3) y Zárate (4);
mereciendo destacarse las siguientes características predominantemente halladas:

1) Edad prevaleciente en los encuestados: entre 20 y 59 años (34 de los 40 encuestados).

2) Instrucción prevalente: hasta el ciclo secundario completo; destacándose que tan sólo 4 poseían el
terciario completo, 4 universitario completo y 1 con estudios universitarios incompletos.

3) Características de la explotación: pequeñas explotaciones (de hasta 5 Ha.), fundamentalmente de


propiedad del horticultor (ya sea en carácter de propiedad personal o bien como propiedad familiar
o en sucesión indivisa) y, eventualmente, ligados a ella mediante el vinculo contractual del
arrendamiento.

4) Escaso predominio de la horticultura bajo cubierta (24 horticultores la practican, mientras que 16
aún no).

5) Variabilidad en lo que respecta al tiempo que hace se dedican a la horticultura, con magnitudes
considerables en las franjas de “entre 3 y 10 años” (16) y de “más de 20 años” (15).

6) Excluyente utilización de agroquímicos, apreciable mediante su distribución en las respuestas


“siempre” o “casi siempre”; reduciéndose a un solo entrevistado la no utilización de estos
productos, y a tres, que afirman utilizarlos “casi nunca”.
Negro sobre verde 213

7) Escaso predominio en el empleo de fertilizantes, por sobre los plaguicidas.

8) La mayor franja de horticultores (21 de los 40 encuestados) manifiesta la “consulta profesional”


como principal fuente de información de los agroquímicos a emplear, mientras que 7 se irrogan la
decisión personal sobre el producto a utilizar, y 2 afirman seguir los consejos de otros productores.

9) Pese a ello, se destaca la cantidad de horticultores (6) que comentan que quienes los asesoran en el
tipo de agroquímicos a utilizar son los comercios expendedores de tales productos, ante la consulta
(verbal) que ellos les realizan. Obviamente, estos vendedores no conocen el predio, ni la patología
que deben tratar, ni mucho menos las condiciones del suelo, fauna, flora, etc. existentes en la zona;
amén, naturalmente, de no poder fiscalizar la correcta utilización de estos fármacos; reduciéndose
su tarea a la prescripción (a distancia) del producto a emplear.

10) De los 39 encuestados que responden la pregunta acerca de la exigencia de requisitos para adquirir
agroquímicos, concretamente la Receta Agronómica Obligatoria, 31 afirman que no se les exige
nada; 5 dicen que “si”, que ahora se les esta comenzando a exigir receta agronómica; y 3 dicen que
“a veces” se las piden.

11) Tan solo 2 encuestados confiesan haberse intoxicado por la utilización de agroquímicos, habiendo
recibido atención en un centro hospitalario uno de ellos. Sin embargo, debemos destacar la falta de
apreciación del nexo de causalidad entre utilización de agroquímicos y daño a la salud, toda vez
que han sido frecuentes respuestas tales como “cada vez que utilizo el remedio208 me duele la
cabeza, pero eso no tiene nada que ver con el pesticida. Es porque me tenia que doler la cabeza”, y
reflexiones análogas.

12) Casi todos los productores consultados relatan cumplir con el periodo de carencia (31), aun
cuando primeramente interrogan acerca del significado del término. En este sentido, un productor
de Chacabuco nos dice: “siempre cumplo con el periodo de carencia, cómo no voy a cumplir con
la fecha de vencimiento…”. Al respecto, estimamos que al solicitarnos la aclaración mencionada,
resultaba casi obvia la respuesta afirmativa, aun cuando en la realidad de los casos ésta sea falaz.

13) Respecto a la siembra directa (pregunta formulada por la marcada incidencia de la utilización de
agroquímicos en dicha modalidad), gran parte de los encuestados sostuvo conocerla (26), y ser
ésta benéfica para el suelo, aún cuando la mayoría de ellos no la practican (31).

208
Es frecuente que así se denomine, entre la gente de nuestro campo, a los productos fitosanitarios.
Marisa A. Miranda 214

14) Las fuentes principales de información sobre siembra directa han sido los medios masivos de
comunicación y los profesionales afines (22 entre ambos ítems), pese a destacarse la participación
del INTA (7) y de otros productores relacionados con el encuestado (7).

15) El esquema, en cuanto a modalidad de recepción de la información se repite para el caso de la


agricultura orgánica, sobresaliendo un número levemente mayor de encuestados que dicen
practicarla (11). Sin embargo, en este caso se impone reflexionar respecto al hallazgo de
respuestas un tanto contradictorias, puesto que, algunos horticultores que manifiestan conocer
“mas o menos” sobre agricultura orgánica, contestan que la practican.

16) Adicionalmente, se debe remarcar el frecuente temor de los encuestados a responder preguntas
vinculadas a dimensiones del predio, y vinculo jurídico que los une a aquél, basándose en el temor
de que la información recabada por nosotros sea utilizada con fines impositivos. Esto debe
considerarse una hipótesis rival no controlada, conjuntamente con la inexistencia de listados
oficiales o emanados de entidades privadas reconocidas, circunstancia esta última que nos impidió
conocer el real universo de horticultores de algunos de los partidos requeridos.

GRÁFICOS REPRESENTATIVOS DE LA INCIDENCIA DE LA HORTICULTURA -DISCRIMINADOS POR


SUPERFICIE HORTÍCOLA Y POR EXPLOTACIONES HORTÍCOLAS- DE LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS

SELECCIONADOS, RESPECTO AL TOTAL PROVINCIAL209

Gráfico 1. Superficie hortícola de los Partidos Hortícolas Seleccionados / Superficie hortícola


total de la Provincia de Buenos Aires

0% 17%
Partidos
Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.

83%

209
EAPsH: explotaciónes hortícolas.
Negro sobre verde 215

Gráfico 2. Número de EAPsH de los Partidos Hortícolas Seleccionados / Número de EAPsH de


la Provincia de Buenos Aires

0%
0%
Partidos
30% Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.
70%

GRÁFICOS REPRESENTATIVOS DE LA INCIDENCIA DEL ASESORAMIENTO QUE RECIBEN -


DISCRIMINADOS POR EXPLOTACIONES HORTÍCOLAS- LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS
SELECCIONADOS, RESPECTO AL TOTAL PROVINCIAL.

Gráfico 3. Asesoramiento: Sin discriminar (por número de EAPsH)

0%
Partidos
32% Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.
68%
Marisa A. Miranda 216

Gráfico 4. Asesoramiento: Instituciones privadas (por número de EAPsH)

0% 17%
Partidos
Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.

83%

Gráfico 5. Asesoramiento: Organismos oficiales (por número de EAPsH)

0%
Partidos
35% Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.
65%

Gráfico 6. Asesoramiento: Organismos oficiales e Instituciones privadas (por número de


EAPsH)

0%
Partidos
Hortícolas
Seleccionados
48%
52%
Otros Deptos.
Negro sobre verde 217

Gráfico 7. Asesoramiento: Profesional del sector (por número de EAPsH)

0%
20% Partidos
Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.

80%

Gráfico 8. Asesoramiento: Profesional e Instituciones privadas (por número de EAPsH)

0%
23% Partidos
Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.

77%

Gráfico 9. Asesoramiento: Profesional y organismos oficiales (por número de EAPsH)

0%
Partidos
31% Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.
69%
Marisa A. Miranda 218

Gráfico 10. Asesoramiento: Profesional, organismos oficiales e instituciones privadas


(por número de EAPsH)

0%
Partidos
32% Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.
68%

GRÁFICOS REPRESENTATIVOS DE LA INCIDENCIA DEL TIPO DE AGROQUÍMICO UTILIZADO -


DISCRIMINADOS POR SUPERFICIE- EN LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS SELECCIONADOS,
RESPECTO AL TOTAL PROVINCIAL.

Gráfico 11. Agroquímico utilizado: Abono orgánico

0%
4%
Partidos
Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.

96%

Gráfico 12. Agroquímico utilizado: Fertilizantes químicos

0%8%
Partidos
Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.

92%
Negro sobre verde 219

Gráfico 13. Agroquímico utilizado: Insecticidas

0%
27% Partidos
Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.
73%

Gráfico 14. Agroquímico utilizado: Herbicidas

0%
0%
Partidos
30% Hortícolas
Seleccionados
Otros Deptos.
70%

Gráfico 15. Agroquímico utilizado: Fungicidas

0%
24% Partidos
Hortícolas
Seleccionados
Otros
Deptos.
76%
Marisa A. Miranda 220

GRÁFICOS UNIFICANDO DATOS DE LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS SELECCIONADOS (TOTALES)

Gráfico representativo del asesoramiento que reciben (por explotaciones hortícolas)

Gráfico 16.

2%1%
1%
0%
8%
2% Sin discriminar
Inst.priv.
10% Organis.Ofic.
O.Of. E Inst.Priv.
3%
Prof.del sector
Prof.y O.Of.
Prof., O.Of. E Inst:Priv.
73% Prof. e Inst. Priv.

Gráfico representativo del agroquímico utilizado (por superficie hortícola)

Gráfico 17.

0% 9%

25%

Abono orgánico
24% Fertilizantes químicos
Insecticidas
Herbicidas
Fungicidas
Sin discr.
18%

24%
Negro sobre verde 221

GRÁFICOS UNIFICANDO DATOS DE LAS EAPSH DE LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS


SELECCIONADOS QUE POSEEN HASTA 5 HA. DE SUPERFICIE DESTINADA A ESA ACTIVIDAD

Gráfico representativo del asesoramiento que reciben (por explotaciones hortícolas)

Gráfico 18.

1%
0%
2% 4%
7%
Sin discriminar
3% Inst.priv.
Organis.Ofic.
O.Of. E Inst.Priv.
Prof.del sector
Prof.y O.Of.
Prof., O.Of. E Inst:Priv.
Prof. e Inst. Priv.
83%

Gráfico representativo del agroquímico utilizado (por superficie hortícola)

Gráfico 19.

0%
14%
27%
Abono orgánico
Fertilizantes químicos
17% Insecticidas
Herbicidas
Fungicidas
14% Sin discr.

28%
Marisa A. Miranda 222

GRÁFICOS UNIFICANDO DATOS DE LAS EAPSH DE LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS


SELECCIONADOS QUE POSEEN ENTRE 5,1 Y 10 HA. DE SUPERFICIE DESTINADA A ESA ACTIVIDAD

Gráfico representativo del asesoramiento que reciben (por explotaciones hortícolas)

Gráfico 20.

0%
0%
2%
10%
1%
Sin discriminar
Inst.priv.
11%
Organis.Ofic.
O.Of. E Inst.Priv.
3% Prof.del sector
Prof.y O.Of.
Prof., O.Of. E Inst:Priv.
Prof. e Inst. Priv.
73%

Gráfico representativo del agroquímico utilizado (por superficie hortícola)

Gráfico 21.

0%
15%
23%

Abono orgánico
Fertilizantes químicos
Insecticidas
22% Herbicidas
13% Fungicidas
Sin discr.

27%
Negro sobre verde 223

GRÁFICOS UNIFICANDO DATOS DE LAS EAPSH DE LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS


SELECCIONADOS QUE POSEEN ENTRE 10,1 Y 25 HA. DE SUPERFICIE DESTINADA A ESA ACTIVIDAD

Gráfico representativo del asesoramiento que reciben (por explotaciones hortícolas)

Gráfico 22.

1%
5% 1%
0%
8%
1% Sin discriminar
Inst.priv.
Organis.Ofic.
14% O.Of. E Inst.Priv.
Prof.del sector
Prof.y O.Of.
2%
Prof., O.Of. E Inst:Priv.
68%
Prof. e Inst. Priv.

Gráfico representativo del agroquímico utilizado (por superficie hortícola)

Gráfico 23.

0%
20% 18%

Abono orgánico
Fertilizantes químicos
Insecticidas
15%
Herbicidas
Fungicidas
20%
Sin discr.

27%
Marisa A. Miranda 224

GRÁFICOS UNIFICANDO DATOS DE LAS EAPSH DE LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS


SELECCIONADOS QUE POSEEN ENTRE 25,1 Y 50 HA. DE SUPERFICIE DESTINADA A ESA ACTIVIDAD

Gráfico representativo del asesoramiento que reciben


(por explotaciones hortícolas)

Gráfico 24.

Sin discriminar
0%
1%
4%1%
Inst.priv.
18%
Organis.Ofic.

O.Of. E Inst.Priv.
3%
Prof.del sector
54%

Prof.y O.Of.
15%

Prof., O.Of. E
4% Inst:Priv.
Prof. e Inst. Priv.

Gráfico representativo del agroquímico utilizado (por superficie hortícola)

Gráfico 25.

0% 8%

26%
Abono orgánico
24% Fertilizantes químicos
Insecticidas
Herbicidas
Fungicidas
Sin discr.
17%

25%
Negro sobre verde 225

GRÁFICOS UNIFICANDO DATOS DE LAS EAPSH DE LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS


SELECCIONADOS QUE POSEEN MÁS DE 50 HA. DE SUPERFICIE DESTINADA A ESA ACTIVIDAD

Gráfico representativo del asesoramiento que reciben (por explotaciones hortícolas)

Gráfico 26.

0%
8%
3%
4%
Sin discriminar
Inst.priv.
Organis.Ofic.
47% O.Of. E Inst.Priv.
22%
Prof.del sector
Prof.y O.Of.
Prof., O.Of. E Inst:Priv.
Prof. e Inst. Priv.
3%
8%
5%

Gráfico representativo del agroquímico utilizado (por superficie hortícola)

Gráfico 27.

0%
2%

29%
30% Abono orgánico
Fertilizantes químicos
Insecticidas
Herbicidas
Fungicidas
Sin discr.

17%
22%
Marisa A. Miranda 226

GRÁFICOS REPRESENTATIVOS DE LA INCIDENCIA DEL ASESORAMIENTO SEGÚN LA


ESTRATIFICACIÓN POR SUPERFICIE HORTÍCOLA (EN LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS
SELECCIONADOS)

Sin discriminar

4%
7%

Hasta 5 Ha.
18%
Entre 5,1 y 10 Ha.
50% Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
Más de 50 Ha.

21%

Instituciones Privadas

11%

13% Hasta 5 Ha.


42% Entre 5,1 y 10 Ha.
Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
13%
Más de 50 Ha.

21%
Negro sobre verde 227

Organismos Oficiales

5%
13%
32%
Hasta 5 Ha.
Entre 5,1 y 10 Ha.
Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
27% Más de 50 Ha.

23%

Organismos oficiales e instituciones privadas

8%

12%
Hasta 5 Ha.
Entre 5,1 y 10 Ha.
12% 52% Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
Más de 50 Ha.

16%
Marisa A. Miranda 228

Profesional del sector

16%
23%

Hasta 5 Ha.
Entre 5,1 y 10 Ha.
18% Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
Más de 50 Ha.
26%
17%

Profesional e Instituciones Privadas

17%

Hasta 5 Ha.
8% Entre 5,1 y 10 Ha.
50% Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
17% Más de 50 Ha.

8%
Negro sobre verde 229

Profesional y Organismos oficiales

10%
19%
13% Hasta 5 Ha.
Entre 5,1 y 10 Ha.
Entre 10,1 y 25 Ha.
16%
Entre 25,1 y 50 Ha.
Más de 50 Ha.

42%

Profesional, organismos oficiales e instituciones privadas

0%
14%
29%
Hasta 5 Ha.
Entre 5,1 y 10 Ha.
Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
Más de 50 Ha.
14% 43%
Marisa A. Miranda 230

GRÁFICOS REPRESENTATIVOS DEL TIPO DE AGROQUÍMICO UTILIZADO SEGÚN LA

ESTRATIFICACIÓN POR SUPERFICIE HORTÍCOLA (EN LOS 18 PARTIDOS HORTÍCOLAS


SELECCIONADOS)

Abono orgánico

14% 15%

Hasta 5 Ha.
15% Entre 5,1 y 10 Ha.
22% Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
Más de 50 Ha.

34%

Fertilizantes químicos

3% 5%
10%
Hasta 5 Ha.
Entre 5,1 y 10 Ha.
Entre 10,1 y 25 Ha.
18%
Entre 25,1 y 50 Ha.
64% Más de 50 Ha.
Negro sobre verde 231

Insecticidas

6%
10%

Hasta 5 Ha.
Entre 5,1 y 10 Ha.
47% 19% Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
Más de 50 Ha.

18%

Herbicidas

5%
11%

Hasta 5 Ha.
Entre 5,1 y 10 Ha.
49% 19% Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
Más de 50 Ha.

16%
Marisa A. Miranda 232

Fungicidas

3% 5%

14%
Hasta 5 Ha.
Entre 5,1 y 10 Ha.
Entre 10,1 y 25 Ha.
18% Entre 25,1 y 50 Ha.
60%
Más de 50 Ha.

Sin discriminar

0%
1%

Hasta 5 Ha.
Entre 5,1 y 10 Ha.
Entre 10,1 y 25 Ha.
Entre 25,1 y 50 Ha.
Más de 50 Ha.
Negro sobre verde 233

A MODO DE SÍNTESIS: ALGUNAS OBSERVACIONES ADICIONALES

Datos unificados de los 18 Partidos Hortícolas Seleccionados (totales)

1) Gran cantidad de EAPsH, pertenecientes al total de los Partidos Hortícolas Seleccionados, posee
asesoramiento incluido en el ítem “sin discriminar” (73%).
2) Le siguen, lejos, las asesoradas por “organismos oficiales” (10 %) y por “profesionales del sector”
(8%).
3) En lo que respecta a los agroquímicos utilizados, las magnitudes se mantienen estables, en el
orden del 24 al 25 % en las siguientes categorías: fungicidas (25 %), fertilizantes químicos (24 %)
e insecticidas (24 %).
4) Es de destacar la poca incidencia del abono orgánico, que escasamente alcanza al 9 %.

Datos unificados de las EAPsH de los 18 Partidos Hortícolas Seleccionados que poseen hasta 5
Ha. de superficie destinada a horticultura

1) Importante incidencia del asesoramiento catalogado “sin discriminar” (83 %).


2) Lo continúa el asesoramiento dado por “organismos oficiales” (7%), perdiendo significatividad el
resto de los tipos previstos.
3) En este tipo de explotaciones adquiere trascendencia la utilización de abono orgánico (27 %), que
ocupa el segundo lugar, en orden decreciente, luego de los insecticidas (28 %).
4) Los herbicidas, fertilizantes químicos y fungicidas se hallan distanciados de sus antecesores, al
menos por 10 puntos.

Datos unificados de las EAPsH de los 18 Partidos Hortícolas Seleccionados que poseen entre 5,1
y 10 Ha. de superficie destinada a horticultura

1) Gran importancia del asesoramiento tipo “sin discriminar” (73 %), seguido del 11 % dado por
“organismos oficiales” y el 10 % de “profesional del sector”.
2) Nuevamente, adquiere significatividad la superficie a la que se le aplica abono orgánico (23 %).
3) En esa media se encuentran los insecticidas (27 %) y los herbicidas (22 %).
4) Fungicidas y fertilizantes químicos poseen una incidencia menor, que ronda el 13-15 %.

Datos unificados de las EAPsH de los 18 Partidos Hortícolas Seleccionados que poseen entre 10,1
y 25 Ha. de superficie destinada a horticultura
Marisa A. Miranda 234

1) Importante incidencia del asesoramiento tipo “sin discriminar” (68 %).


2) Le sigue, lejos, “organismos oficiales” con un 14 %.
3) Los otros tipos de asesoramiento no poseen magnitudes significativas.
4) La utilización de insecticidas es predominante (27 %).
5) Los herbicidas y fungicidas ocupan el segundo lugar (20 %).
6) El abono orgánico ocupa solamente el 18 % de la superficie hortícola de las EAPsH; mientras que
los fertilizantes químicos llegan al 15 %.

Datos unificados de las EAPsH de los 18 Partidos Hortícolas Seleccionados que poseen entre 25,1
y 50 Ha. de superficie destinada a horticultura

1) Predominante asesoramiento tipo “sin discriminar” (54 %).


2) “Organismos oficiales” y “Profesionales del sector”, con magnitudes entre el 15 y 18 %, ocupan el
segundo lugar.
3) Los otros tipos de asesoramiento carecen de relevancia estadística.
4) Pierde trascendencia la utilización de abono orgánico (8%), probablemente a expensas de un
incremento en la superficie fertilizada químicamente (24 %).
5) Fungicidas e insecticidas ocupan entre el 25-26 %.

Datos unificados de las EAPsH de los 18 Partidos Hortícolas Seleccionados que poseen más de 50
Ha. de superficie destinada a horticultura

1) Aumenta la importancia del asesoramiento de “profesional del sector” (22 %) ante un


decrecimiento considerable del de tipo “sin discriminar” (47 %).
2) Ganan relevancia, aunque sea en magnitudes exiguas, todos los tipos de asesoramiento previstos
en el cuestionario censal.
3) La utilización de abono orgánico se torna poco significativa (2 %).
4) Aumenta el empleo de fertilizantes químicos (30 %) y de fungicidas (29 %).
5) Insecticidas y herbicidas se mantienen en el orden del 17-22 %.

OBSERVACIONES GENERALES

1) Las EAPsH de hasta 5 Ha. predominan en el total de EAPsH que poseen asesoramiento “sin
discriminar” (50 %). Por el contrario, las EAPsH de más de 50 Ha. poseen poca incidencia en el
total (4 %).
Negro sobre verde 235

2) También predominan -aunque a menor escala- las EAPsH pequeñas en el asesoramiento


proporcionado por las “instituciones privadas”.

3) Las EAPsH de hasta 25 Ha. ocupan un lugar privilegiado respecto al total de EAPsH asesoradas
por “organismos oficiales” (82 %).

4) Las EAPsH de hasta 5 Ha. vuelven a adquirir relevancia en el asesoramiento dado por
“organismos oficiales” en conjunto con las “instituciones privadas”.

5) En el ítem “profesional del sector” no cabría establecer diferencias significativas en virtud del
tamaño de la explotación hortícola.

6) En lo que respecta al asesoramiento brindado por “profesional e instituciones privadas” es de


destacar que el 50 % de las EAPsH que lo reciben, son las que poseen más de 50 Ha. destinadas a
horticultura. Le siguen, con un 17 %, las medianas (entre 10,1 y 25 Ha.) y las pequeñas (hasta 5
Ha.).

7) El asesoramiento brindado por “profesional y organismos oficiales” está conformado por un 42 %


de EAPsH que poseen entre 10,1 y 25 Ha. destinadas a horticultura, detentando cifras parejas -del
orden del 13-19 %- en las explotaciones más pequeñas. No obstante, las EAPsH de más de 50 Ha.,
aportan un 10 % al total de las EAPsH que reciben este tipo de asesoramiento.

8) En el ítem “profesional, organismos oficiales e instituciones privadas” cabe señalar que el 43 % de


las EAPsH que lo reciben poseen entre 10,1 y 25 Ha; seguidas por el 29 % que comprende a las
que poseen más de 50 Ha. En este tipo de asesoramiento no tienen incidencia las explotaciones
menores a 5 Ha.

9) De la totalidad de la superficie hortícola fertilizada con abono orgánico, el 34 % corresponde a


EAPsH que poseen entre 10,1 y 25 Ha. destinadas a horticultura; seguida por el 22 %
correspondiente a explotaciones entre 5,1 y 10 Ha.

10) Solamente el 14 % del total de superficie hortícola fertilizada con abono orgánico corresponde a
EAPsH que poseen más de 50 Ha. destinadas a horticultura.
Marisa A. Miranda 236

11) De la totalidad de superficie hortícola a la que se le aplican fertilizantes químicos, el 64 %


corresponde a explotaciones que poseen más de 50 Ha. destinadas a horticultura; teniendo muy
escasa significatividad la correspondiente a EAPsH de hasta 5 Ha. (3 %).

12) Del total de superficie a la cual se le aplican insecticidas y herbicidas, casi el 50 % corresponde a
explotaciones grandes (más de 50 Ha.); mientras que el porcentaje oscila el 16-19 % para
explotaciones medianas-medianas grandes; y decrece (5-6 %) para EAPsH pequeñas.

13) En análogo sentido, respecto a la superficie tratada con fungicidas, es de destacar que el 60 %
corresponde a EAPsH de más de 50 Ha., mientras que tan sólo el 3 % a EAPsH pequeñas (de hasta
5 Ha.).

14) No existe superficie censada para la categoría de agroquímicos: “sin discriminar”.


Negro sobre verde 237

CUARTA PARTE

LA FRACTURA PARADIGMÁTICA
(ÉTICA, SUSTENTABILIDAD AGROAMBIENTAL Y
RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS AGROQUÍMICOS EN LA
REPÚBLICA ARGENTINA)
Marisa A. Miranda 238

I.- LA LEY 10.699 Y LA SUSTENTABILIDAD AGROAMBIENTAL

I. A.- SUSTENTABILIDAD AGROAMBIENTAL: UNA APROXIMACIÓN CONCEPTUAL

Los agroecosistemas son ecosistemas transformados por el hombre con la finalidad de


satisfacer sus necesidades –básicamente de subsistencia-. Este proceso es denominado selección
artificial, siendo algo más que la simple modificación de la genética de una especie, ya que se
necesitan adaptaciones recíprocas entre la especie domesticada y el domesticador. Consecuentemente,
la domesticación conduce a una forma muy especial de sometimiento.
Puesto que el humano es egoísta, tiende a pensar -al decir de Odum210- que la domesticación
de otro organismo por selección artificial consiste en la mera “reorientación” de la naturaleza para
satisfacer sus propios fines. Sin embargo, en la realidad, se producen cambios (ecológicos y sociales,
si no genéticos) en la gente al igual que en los organismos domesticados. De este modo, la humanidad
depende tanto de la planta de maíz como el maíz depende del hombre.
Ahora bien, esta alteración antrópica del medio natural provoca diversos problemas
ambientales que ponen en peligro la sustentabilidad del propio sistema.
El incremento de la producción agropecuaria se ha logrado -en muchos supuestos- a expensas
del empleo de sofisticadas tecnologías -o no tan sofisticadas- utilizadas a fin de obtener mayores
rindes, en lo posible a menores costos, ignorando o subestimando la variable ambiental.
Entendemos, pues, que la problemática actual está dada principalmente -y parafraseando a
Jackson y Piper 211- por the problem of agriculture, no por problems in agriculture. En ese sentido está
orientado el presente trabajo.
Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, en algunos países centrales y especialmente
en los EEUU comenzaron a surgir teorías relativas al desarrollo económico, el uso de los recursos y su
relación con el crecimiento demográfico; concluyéndose, por entonces, que éste era el culpable del
retraso económico (neomalthusianismo). Esa postura se vio reforzada por el Informe Meadows (o
Modelo del Club de Roma) que sostuvo que para mediados del siglo veintiuno, y de seguir creciendo
la población y la economía, el mundo iba a entrar en una crisis generalizada de recursos. Para lograr la
estabilidad era necesario -entonces- que población y economía dejaran de crecer 212.

210
Odum, Eugene P., Fundamentos de Ecología, Interamericana, México D.F., 1985, pp. 345 y s.s.
211
Jackson, Wes and Piper, Jon, “The necessary marriage between ecology and agriculture”, Ecology, Ecological
Society of America, Vol. 70, N° 6, Nueva York, Diciembre 1989, pp. 1591-1593.
212
Reboratti, Carlos E., “Políticas de Población, Ambiente y Recursos Naturales”; en Cámara de Diputados de la
Provincia de Buenos Aires, Elementos de Política Ambiental, Francisco Goin y Ricardo Goñi (editores), Cap. 54,
La Plata, 1993, pp. 619-630.
Negro sobre verde 239

Asimismo, en la década del 60 surgieron fuertes movimientos ambientalistas, usualmente


denominados “verdes”, que se dedicaban a ejercer presión sobre los gobiernos para que estos
adoptaran políticas concretas y activas de control ambiental.
Por entonces, es destacable la pionera posición adoptada por Rachel Carson, quien en Silent
213
Spring ensaya un cruel diagnóstico de las perturbaciones causadas al entorno por el empleo de
pesticidas, tan fuertemente promocionados por la -paradójicamente- denominada Revolución Verde.
Ésta fue un proyecto financiado principalmente por los EEUU y desarrollado en varios centros
ubicados en el Tercer Mundo, dirigido a aumentar la productividad de la agricultura. Se experimentó
con plantas de crecimiento precoz, con mayor producción de granos y mejor adaptabilidad climática.
Técnicamente fue un éxito, y la productividad teórica de los nuevos cultivos fue notablemente más
alta. Pero la Revolución Verde generó algunos problemas ; las nuevas plantas eran extremadamente
delicadas y su cultivo requería la aplicación de un paquete tecnológico sofisticado, caro y
generalmente producido en los países desarrollados: herbicidas, plaguicidas, fertilizantes, riego y
novísima maquinaria, entre otros. Los nuevos productos quedaban -por ende- fuera del alcance de los
pequeños agricultores, a la vez que tendía a la concentración económica en grandes productores y
aumentaba considerablemente el impacto ambiental de la agricultura.
Los problemas que ocasionan las actividades agropecuarias convencionales con su importante
contenido reduccionista son susceptibles de afectar -inmediata o mediatamente- la calidad de vida de
la población214. Al respecto, podemos señalar la contaminación de alimentos de consumo directo
(leche, fruta, hortalizas) y del agua como consecuencia de la utilización de plaguicidas y fertilizantes,
desconociéndose la dimensión del problema en nuestro país dada la inexistencia de estudios
específicos y homologables215; la polución producida por las fábricas de plaguicidas, que -según
PNUMA (1990)- intoxica por año un millón de personas en el mundo; la pérdida de biodiversidad; la
extinción acelerada de especies; el calentamiento global del planeta; la pérdida de la capacidad
productiva de los suelos debido a la erosión, degradación, salinización, alcalinización y desertificación
de los mismos; la dependencia creciente de combustibles fósiles; el uso intensivo e indiscriminado de
agroquímicos (insecticidas, herbicidas, fungicidas, fertilizantes, etc.); el desarrollo de resistencia a los

213
Carson, Rachel, op. cit.
214
“...Los filósofos han debatido durante algún tiempo sobre los méritos de medir la calidad de la vida humana
en términos de utilidad (ya sea que se le entienda como felicidad o como la satisfacción de deseos y
preferencias). Algunos filósofos continúan defendiendo este enfoque general –que suele tener importantes
calificaciones- y producen utilitarismos con restricciones complejas y sutiles sobre la naturaleza de las
preferencias que pueden ser tomadas en cuenta. Otros han concluído que debe rechazarse todo enfoque
utilitarista...”; Nussbaum, Martha C. y Sen, Amartya (compiladores), La calidad de vida, Fondo de Cultura
Económica, México, 1996, p. 17.
215
Si bien algunas provincias y municipios argentinos llevan un estricto seguimiento y control de estos datos,
ellos no son homologables a nivel regional o nacional debido en gran parte a la utilización de diversas
metodologías, realización de las mediciones en diferentes épocas y muestreos de dudosa calidad técnica que
permitan asegurar suficiente cientificidad.
Marisa A. Miranda 240

plaguicidas de ciertas variedades de plagas y patógenos; y la pérdida de variabilidad genética de los


principales cultivos.
Receptada esta problemática se originan diversos planteos que desarrollan la propuesta de una
agricultura sustentable que sea económicamente viable, suficientemente productiva, que conserve la
base de recursos naturales y preserve la integridad del ambiente a nivel local, regional y global. Para
ello, se suele definir como “alternativo” a cualquier sistema de producción de alimentos o fibras que
sistemáticamente persiga: una mayor incorporación de procesos naturales (ciclaje de nutrientes,
fijación de nitrógeno y relaciones depredador-presa) a los procesos de producción agrícola; una
reducción en el uso de insumos externos y un menor daño al ambiente o a la salud de agricultores y
consumidores; un ajuste entre los sistemas de cultivo, la productividad potencial y las limitantes
físicas de los campos agrícolas; una producción eficiente y rentable con énfasis en mejores técnicas de
manejo y conservación de suelos, agua, energía y recursos biológicos. Desde esta perspectiva, se
entiende que la agricultura alternativa comprende una serie de sistemas de producción de alimentos
que incluyen a las denominadas agricultura “orgánica” (que no utiliza insumos químicos o sintéticos),
“biológica”, “de bajos insumos”, “regenerativa” y “sustentable”, requiriendo necesariamente la
adopción de un enfoque holístico -contra el mencionado enfoque reduccionista emanado de la
agricultura convencional- y el empleo de una óptica sistémica, en la cual se destaque la importancia de
las interrelaciones en lugar de la importancia de los componentes.
Pero ¿qué implica la sustentabilidad?
Ya en 1987 Barbier 216 afirmó –desde una clara perspectiva ética intra e intergeneracional- que
existía un creciente reconocimiento que las metas del ambiente y del desarrollo no estaban en
conflicto, sino que eran prácticamente lo mismo: la búsqueda del perfeccionamiento de la calidad de
vida o bienestar para presentes y futuras generaciones; a su vez, sostuvo que el origen del concepto de
desarrollo sustentable probablemente estaría en la Conferencia de París sobre Biósfera y en la
Conferencia sobre Aspectos Ecológicos del Desarrollo Internacional, reunida en Washington; ambas
celebradas en 1968, aunque refiere que la mayoría de los doctrinarios entienden como hito iniciador
del mismo la Conferencia de Naciones Unidas sobre Ambiente Humano (Estocolmo, 1972).
No obstante, hemos hallado indicios del concepto de sustentabilidad en la obra de Carson
(1962), quien al referirse a la perjudicialidad de los agroquímicos y a la utilidad de tecnologías
alternativas de manejo de plagas -entre las que incluye el control biológico- está delineando
tácitamente la noción de uso de recursos disminuyendo el riesgo creado a presentes y futuras
generaciones.

216
Barbier, Edward B., “The concept of sustainable economic development”, en Environmental Conservation,
Vol. 14, n° 2, Summer 1987, The Foundation for Environmental Conservation, Suiza, pp. 101-110.
Negro sobre verde 241

Nicolo Gligo217 adoptando una definición emanada de la ecología concibe la sustentabilidad


como la capacidad de un sistema (o un ecosistema) de mantener constante su estado en el tiempo. La
sustentabilidad se alcanza, por una parte, en forma espontánea en la naturaleza, en función de la
maduración o el desarrollo hacia estados de climax218; por otra, si hay intervención del hombre, se
logra merced al manejo de las situaciones artificializadas (o de disclimax), en las que se recompone el
sistema y se introducen información, materia y energía para mantener los volúmenes (biomasa), las
tasas de cambio y los ritmos de circulación que caracterizan al estado de constancia.
La sustentabilidad ecológica se logra -entonces- cuando se mantiene la equivalencia entre las
salidas y las entradas (naturales o artificiales) de materiales, energía e información del sistema
intervenido; e impulsa -según Sejenovich y Panario219- a adoptar sistemas de manejo de recursos y sus
tecnologías correspondientes compatibles a los procesos regenerativos, mediante transformaciones
deseables a las características del hábitat, que logren también el uso integral de los recursos.
Pasar de la definición de sustentabilidad ecológica a la de sustentabilidad ambiental significa
incorporar plenamente la problemática relación entre la sociedad y la naturaleza, debiendo la
sustentabilidad ambiental de las estrategias de desarrollo abarcar conceptos temporales, tecnológicos y
financieros.
Lo temporal es necesario para establecer la permanencia o persistencia de la sustentabilidad
ecológica; lo tecnológico define concretamente si una sociedad dados cierta dotación tecnológica y
determinado estadío de su desarrollo, puede equilibrar artificialmente el costo ecológico de las
transformaciones; o sea, si puede hacer que entren al sistema materia y energía (insumos) e
información (tecnología) para compensar las salidas, tanto naturales como artificiales; lo financiero,
por último, que permite contar con determinados recursos materiales y energéticos, constituye un
instrumento básico para compensar las salidas de los sistemas involucrados en los procesos de
desarrollo. Es decir, si una sociedad no posee dichos recursos tendrá menos posibilidades de efectuar
transformaciones sustentables.
La sustentabilidad ambiental de los procesos de desarrollo de una sociedad es definida por
Gligo como una condición en la que se logra la coexistencia armónica del hombre con su ambiente,
equilibrando los sistemas transformados y creados, y evitando, por tanto, sus deterioros. Es decir, una
estrategia de desarrollo sustentable desde el punto de vista del ambiente se debe basar en una
concepción que tienda a neutralizar o minimizar los efectos de las perturbaciones ocasionadas por el
hombre.

217
Gligo, Nicolo, “Los factores críticos de la sustentabilidad ambiental del desarrollo agrícola”; en Cámara de
Diputados de la Provincia de Buenos Aires, Elementos de Política Ambiental, Francisco Goin y Ricardo Goñi
(editores), Cap. 44, La Plata, 1993, pp. 527-538.
218
En teoría, la comunidad clímax se autoperpetúa porque está en equilibrio con sí misma y con el hábitat físico.
Odum, Eugene P., op.cit., p. 337.
219
Sejenovich, Héctor y Panario, Daniel, Hacia otro desarrollo (Una perspectiva ambiental), Nordan,
Montevideo, 1996.
Marisa A. Miranda 242

Di Pace220 entiende que el objetivo del desarrollo sustentable es el mejoramiento de la calidad


de vida humana, implicando esto la transformación de la estructura y función de los ecosistemas a fin
de aprovechar los bienes y servicios provistos por ellos, minimizando los conflictos inherentes a su
explotación, maximizando el apoyo mutuo entre las acciones y actividades necesarias a realizar, y
distribuyendo los costos y beneficios ecológicos entre las poblaciones involucradas.
El concepto de desarrollo sustentable adoptado no supone la conservación de la naturaleza en
su estado original, sino que significa la aplicación de un modelo de desarrollo socialmente equitativo
que minimice la degradación o destrucción de su propia base ecológica de producción y habitabilidad,
y permita el desarrollo de las futuras generaciones. Es decir, propone una forma de desarrollo
económico que establezca un vínculo equilibrado en el binomio sociedad-naturaleza, partiendo de la
premisa que la degradación ambiental no es una consecuencia ineludible de la actividad humana, sino
una resultante de algunos estilos o modelos de desarrollo.
La sustentabilidad agrícola consiste, pues, en la habilidad de un sistema de mantener su
productividad cuando se lo somete a tensión (stress) o choques (shock); donde el stress es “un regular,
a veces continuo, relativamente pequeño y predecible disturbio, por ejemplo, el causado por el
crecimiento de la salinidad del suelo” y shock es “un irregular, infrecuente, relativamente largo e
impredecible disturbio, que puede ser causado, entre otras cosas, por una gran sequía o una inundación
o una nueva peste”221.
El Departamento de Agricultura de EEUU ha señalado algunos elementos que deben ser
incorporados al desarrollar una agricultura sustentable: viabilidad biológica; factibilidad económica;
aceptabilidad social; deseabilidad política; respeto al ambiente; equidad dentro de nuestra generación y
entre generaciones; disponibilidad tecnológica; y aplicabilidad práctica222.
El desarrollo sustentable es, básicamente, un patrón de transformaciones sociales y económico
estructurales que optimizan la economía y procuran otros beneficios sociales aprovechables en el
presente sin comprometer el potencial de similares beneficios en el futuro223.
La sustentabilidad implica -para nosotros- integración absoluta y reconocimiento de la
interdependencia existente entre los conceptos de conservación del entorno y desarrollo. Éste no se
puede lograr -al menos de forma duradera- si se desnaturaliza el primero.

220
Di Pace, María (compiladora), Las utopías del medio ambiente (Desarrollo sustentable en la Argentina),
Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1992, pp. 186 y s.s. ; y Di Pace, María J. y Mazzucchelli, Sergio
A., “Desarrollo sustentable en la Argentina : implicancias regionales”; en Cámara de Diputados de la Provincia
de Buenos Aires, Elementos de Política Ambiental, Francisco Goin y Ricardo Goñi (editores), Cap. 72, La Plata,
1993, pp. 869-890.
221
Barbier, Edward B., op.cit, p. 105.
222
Citado por Viglizzo, Ernesto F., “El INTA frente al desafío del desarrollo agropecuario sustentable”, en
INTA-INDEC, Desarrollo Agropecuario Sustentable, Buenos Aires, 1994, p.8.
223
Opinión de Barbier, Edwuard B. coincidente con las actuales tendencias doctrinarias y legislativas observadas
tanto en el derecho interno como en el comparado.
Negro sobre verde 243

Se ha dicho –en expresión poco feliz- que el desarrollo sustentable “es la unión o lazo entre el
medio ambiente y el desarrollo”224. La unión o lazo tiene por finalidad ensamblar -con mayor o menor
idoneidad- dos entidades ontológicamente separadas. Dos realidades no inclusivas. Dos conjuntos
discriminados.
Manejo racional o conservativo del entorno y desarrollo no son entidades diversas. Sí lo
fueron desde el concepto fáustico de desarrollo225, el cual, omnipotentemente, creía que todo lo era,
que todo lo podía.
Y terribles han sido sus consecuencias.
Bajo el paradigma fáustico la civilización occidental ha derruido muchas viviendas -como lo
hizo Fausto con la de Filemón y Baucis- para observar -narcisísticamente- el “paraíso” a sus expensas
creado. Ha despreciado, so pretexto de considerarlas ingenuas, aquellas posturas que advertían acerca
de la peligrosidad de tal comportamiento –al igual que Fausto con su amada, Margarita-. Ha creído,
absurdamente, que desarrollo y conservación ambiental eran entidades autónomas, diferenciadas; que
los países periféricos no podían controlar su entorno porque tenían dificultades más serias por
solucionar; y que los cuestionamientos al manejo de recursos sólo debían ser concebidos en sociedades
que hubiesen superado problemáticas más acuciantes.
Sin embargo, sabemos que no es así.
No existe desarrollo sin conservación ambiental. Simplemente, lo que existe -o puede existir-,
es un pseudodesarrollo, un desarrollo parcial, económico, financiero, comercial. Débil. Moribundo.
Fatal. Ese desarrollo perecerá, tarde o temprano, porque está utilizando los recursos como si fueran
inagotables. Indefinidamente renovables. Infinitamente regenerables.
Y sabemos que no es así. Que se agotan. Que perecen.
Es entonces cuando nos preguntamos, ¿puede válidamente afirmarse la existencia de un “lazo”
entre desarrollo y conservación del ambiente?.
Nuestra respuesta afirmativa a poco de analizarla se desvanece. Diríamos que es preferible
“desarrollarse” mirando el ambiente que dándole las espaldas. Y que en esto consiste el desarrollo
sustentable.
No obstante, en ella se parte de una premisa falsa: la eventualidad de la existencia de
desarrollo independientemente de la conservación del entorno.
El devenir ha demostrado el error de esta afirmación.
El desarrollo agropecuario –como parte del desarrollo integral- requiere de un manejo racional
de los recursos naturales que implique uso conservativo de los mismos, para utilidad de presentes y
futuras generaciones. Si lo queremos llamar sustentable, está bien. Convengamos, empero, que desde

224
Bustamante Alsina, Jorge, “La calidad de vida y el desarrollo sustentable en la reciente reforma
constitucional”, El Derecho, Tomo 161, Buenos Aires, 1995, pp. 902 y s.s.
225
Ver Miranda, Marisa A., “Agricultura sustentable ante la crisis de Fausto”, en Secundum Legem, Centro de
Estudiantes de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (UNLP), La Plata, mayo de 1999, pp. 9-11.
Marisa A. Miranda 244

la perspectiva actual, no existe desarrollo “insustentable”, al menos en forma no efímera, duradera,


vital.
Dentro de este orden de ideas destacamos la necesidad de referirnos a un vocablo novedoso
que explica un concepto generado a partir de la emergencia del paradigma de la ética intra e
intergeneracional en nuestro siglo y que hemos denominado sustentabilidad agroambiental. Ésta
presupone una producción agropecuaria inserta en un esquema de manejo conservativo de los recursos
naturales que conlleve a la elevación de la calidad de vida de la población mundial, actual y futura, no
sólo en lo que atañe al aseguramiento de niveles adecuados de satisfacción de necesidades básicas,
sino también en lo relativo a la perdurabilidad de los recursos naturales utilizados y a la calidad de los
productos agroalimentarios consumidos226.

I. B.- TELEOLOGÍA DE LA SUSTENTABILIDAD AGROAMBIENTAL

Desde el concepto dado de sustentabilidad agroambiental resulta necesario formular un


enfoque teleológico de la cuestión. En ese sentido, aquélla tiende a alcanzar metas, imbuidas de una
serie de valores cuya polaridad (positiva) y jerarquía (superior) suele coincidir en todo el Occidente
contemporáneo.
Al respecto, se pregona obtener:
Fomento de la producción agropecuaria. Ésta queda inserta en un esquema de manejo
conservativo de los recursos naturales, lo que implica -necesariamente- la consideración de todos los
recursos naturales como no renovables.
Elevación de la calidad de vida de la población mundial, actual y futura, no sólo en lo que
atañe al aseguramiento de niveles adecuados de satisfacción de necesidades básicas, sino también en
lo relativo a la calidad de los productos agroalimentarios consumidos y a la perdurabilidad de los
recursos naturales utilizados.
El postulado que concibe el tratamiento de todos los recursos naturales como no
renovables debe ocupar un lugar predominante. Existe una tradicional clasificación de los recursos en
renovables y no renovables, considerando que los primeros son “aquellos que la naturaleza
constantemente regenera y, por lo tanto, no existe amenaza de extinción o agotamiento”227, mientras
que son no renovables “aquellos cuya explotación lleva indefectiblemente a la extinción de la fuente

226
A la “calidad de vida” se le puede dar un número de interpretaciones más o menos amplias, según lo que
abarquen los factores evaluativos que, con respecto a la vida de una persona, se consideren incluidos en ella. El
concepto que utilizaremos es, siguiendo a Derek Parfit lo que “hace que una vida sea mejor”. Para un análisis
exhaustivo de esta problemática ver Brock, Dan, “Medidas de la calidad de vida en el cuidado de la salud y la
ética médica”, en Nussbaum, Martha C. y Sen, Amartya, op.cit., pp. 135-181.
227
Catalano, Edmundo F., Teoría general de los recursos naturales, Víctor P. De Zavalía Editor, Buenos Aires,
1977, p. 14.
Negro sobre verde 245

productora”228. Esa tipificación es desacertada, toda vez que el concepto de renovabilidad de los
recursos naturales se opone a los datos de la realidad obtenidos en este conflictivo fin de milenio.
Es precisamente desde la consideración de no renovabilidad de los recursos naturales (aun de
los denominados recursos naturales agrarios: suelo, agua, flora, fauna y atmósfera) que toma cuerpo,
inclusive, el concepto de sustentabilidad. Si todos los recursos fueran renovables, no existiría el
peligro de su agotabilidad y –por ende- de su deterioro para futuras generaciones. El criterio de la ética
intergeneracional presupone, necesariamente, la consideración de todos los recursos naturales como no
renovables. Solamente a partir de allí podrán afianzarse los contenidos éticos de la sustentabilidad
agroambiental.
Derivado de este, surge el postulado que requiere la utilización conservativa de todos los
recursos naturales, aún los otrora tipificados como renovables. En virtud de lo expuesto en el
postulado anterior, y dentro del marco de la sustentabilidad, todos los recursos naturales deben ser
explotados conforme pautas conservativas. Consecuentemente con nuestro concepto de sustentabilidad
agroambiental -y no meramente sustentabilidad ambiental- requerimos acudir a la génesis de agro. El
vocablo agropecuario tiene su raíz en el término agrario, proveniente de ager, que en latín significa
tierra de producción o con destino a la producción agrícola. De aquí surge el tercer postulado de
sustentabilidad: fomento de la producción agropecuaria.
Como señalara Vivanco229, la producción es la resultante económica de la conjunción
funcional de los recursos naturales, humanos y culturales. El decaimiento de la producción enerva la
economía de un país, influye en la aparición de las crisis económicas y perturba el bienestar por cuanto
difunde y agudiza la miseria.
La sustentabilidad agroambiental no implica el deber de recurrir a formas pastoriles de
explotación agroalimentaria, incompatibles, por otra parte, con las actuales dimensiones y necesidades
de la población mundial. Presupone una producción agropecuaria que procure reducir al mínimo los
riesgos propios que derivan del traumatismo adjunto a la presión selectiva.
Indudable es la necesidad de producción agropecuaria. También es indudable –y allí se ingresa
en el plano de la ética intergeneracional- el requerimiento que esa producción agropecuaria sea
sustentable en el tiempo y que, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos tengan la tan preciada
seguridad alimentaria duradera.
Ahora bien, y dado que seguimos la doctrina que entiende que la tutela publicista propia de la
actividad agraria debe finalizar recién con lo consuntivo, es decir, con el consumo de alimentos por
parte de la comunidad, esa sustentabilidad agroambiental presupone la protección de la salud humana,
no sólo de las personas directamente relacionadas con el medio rural (como ser trabajadores o vecinos
de centros agrícolas), sino también la salud de los consumidores de productos agroalimentarios.

228
Ibídem.
229
Vivanco, Antonino C., Teoría de Derecho Agrario, Tomo I, Librería Jurídica, La Plata, 1967, pp. 197 y s.s.
Marisa A. Miranda 246

Asimismo, la salud humana puede verse comprometida por deterioro en el ambiente rural, producido
como consecuencia directa de la actividad agraria (como ser la aplicación aérea de agroquímicos que
deteriora el ecosistema del lugar por la muerte de peces, aves, contaminación de aguas, deterioro de la
flora y fauna, etc.). Es decir, la sustentabilidad agroambiental implica la protección de la salud
humana de la colectividad, en lo que se halle relacionado directa o indirectamente con la producción
agroalimentaria y agraria no alimentaria (por ejemplo, vertido de desechos provenientes del curtido de
cueros para la industria zapatera en un curso de agua que, no obstante no abastece a población alguna,
su contaminación compromete el ecosistema en el cual está inserto).
Se aprecia por estos días la emergencia de un nuevo paradigma: el de la sustentabilidad
agroambiental, que viene fuertemente relacionado con el debilitamiento de una concepción del mundo
antropocéntrica y antropocrática. 230
Será, pues, necesario en páginas siguientes referirnos a la ética que viene presidiendo la
relación hombre-naturaleza en Occidente en los últimos dos siglos.
Si entendemos la ética como el carácter de bondad o de malicia de las acciones humanas, y,
teniendo en cuenta que al fin y al cabo, las acciones humanas adquieren este carácter según la relación
que guardan con el deber, podemos anticipar que, si bien la exigencia de ética intergeneracional en
materia ambiental es percibida y concebida en igual forma en países centrales que en estados
periféricos, en estos últimos carece de la encarnación normativa materializada en los primeros.
Siendo la ética la reflexión sobre las costumbres o las formas de vida de los pueblos, es también,
aunque no exclusivamente, un discurso sobre la acción política. Pero siempre un discurso valorativo
de la acción o de las costumbres, nunca una simple descripción de lo que ocurre o de lo que es.
Parece justo calificar en general de "ética" a aquellas ideas que, ya hablen de la polis, de la
sociedad o del individuo, acaban siendo en último término, una investigación sobre el deber ser.
La Ecología, por su parte, “no nos dice nada sobre el derecho de un ser vivo para sobrevivir en su
medio ambiente; sólo esquematiza el modelo de acontecimientos en el cual la sobrevivencia tiene

230
Sabemos que, la “ciencia normal” se predica suponiendo que la comunidad científica sabe cómo es el mundo.
Gran parte del éxito de la empresa se debe a que aquélla se encuentra dispuesta a defender esa suposición, si es
necesario a un costo elevado. Sin embargo, suele suceder que un problema normal, que debería resolverse por
medio de reglas y procedimientos conocidos, opone resistencia a los esfuerzos reiterados de los miembros más
capaces del grupo dentro de cuya competencia entra. Otras veces, una pieza de equipo, diseñada y construida
para fines de investigación normal, no da los resultados esperados, revelando una anomalía que, a pesar de los
esfuerzos repetidos, no responde a las esperanzas profesionales. En esas y en otras formas, la ciencia normal se
extravía repetidamente. Y cuando lo hace – o sea, cuando la profesión no puede pasar por alto ya las anomalías
que subvierten la tradición existente de prácticas científicas- se inician las investigaciones extraordinarias que
conducen por fin a la profesión a un nuevo conjunto de compromisos, una base nueva para la práctica de la
ciencia. Los episodios extraordinarios en que tienen lugar esos cambios de compromisos profesionales son los
que Kuhn denomina “revoluciones científicas”. Son los complementos que rompen la tradición a la que está
ligada la actividad de la ciencia normal. (Ver Kuhn, Thomas S., La estructura de las revoluciones científicas,
Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1971).
Negro sobre verde 247

éxito o fracasa”.231 Consecuentemente, la Ecología puede integrarse en un discurso, pero ella no es un


discurso. En tal sentido, no plantea objetivos a realizar. No existe el sistema ecológico ideal para esta
ciencia. Aquél es la formulación extraecológica que construimos a partir de valoraciones de índole
ético, estético y político.
Cuál es el ser vivo que debe permanecer -y, en su caso, a costa de qué otros seres vivos- son
respuestas intrínsecamente culturales que emergen fuertemente condicionadas por valores éticos;
valores que son cristalizados, estadualmente, a través del derecho.

I. C.- EL KNOW-HOW DE LA SUSTENTABILIDAD

“Saber cómo” diseñar una estrategia de desarrollo sustentable; “saber cómo” transformar el
arduo camino del pseudo-desarrollo (o insustentable) en uno que tenga en cuenta la ética intra e
intergeneracional; “saber cómo” alimentar crecientes masas humanas a la vez que resguardar el
alimento de nuestros propios hijos, y de los hijos de nuestros hijos. Éste será, quizás, uno de los
grandes desafíos de los próximos tiempos.
Se insiste en que los términos de los conflictos mundiales mutan. Que el capital alimentario
será el bien más preciado. Que solamente los estados que lo posean tendrán el futuro asegurado.
Ante esto, y frente a la premisa moderna que identificó el progreso de la humanidad como el
mayor control que ejerciera sobre el mundo natural, emerge triunfante el paradigma ambientalista.
Paradigma que, por otra parte, satisface acabadamente los postulados de la denominada “racionalidad
colectiva”, no siempre coincidentes con la otrora exaltada “racionalidad individual”232.
En este contexto numerosos doctrinarios ensayan recomendaciones. Por ejemplo, Di Pace233
destaca la necesidad de concretar la sanción de una legislación ambiental marco, que “siente las bases
para las relaciones interprovinciales y de las provincias con el Estado nacional para el uso y manejo de
los recursos naturales”; proponiendo que la institucionalización de la cuestión ambiental en la
administración pública debería realizarse a través de un organismo que, por su estructura, respete las
características propias de esta problemática, articulando distintas áreas sectoriales y actuando vertical
y horizontalmente con los demás organismos involucrados, vinculando los distintos sectores de la
sociedad “interesados, comprometidos o afectados”.
A partir de la reforma constitucional de 1994 el derecho a un ambiente sano y equilibrado
previsto explícitamente en el art. 41 no es una norma programática, sino un “derecho subjetivo

231
Palabras de Jürgen Dahl citadas por Mires, Fernando, El discurso de la naturaleza. Ecología y política en
América Latina, Espacio Editorial, Buenos Aires, 1992, p. 37.
232
Una forma de expresar el principio de racionalidad es decir que el individuo toma la mejor decisión posible,
dentro de los límites que le impone el conjunto de posibilidades que enfrenta. No obstante, la racionalidad de la
conducta individual no implica, necesariamente, la racionalidad de las decisiones colectivas.
233
Di Pace, María (compiladora), op.cit., p. 189.
Marisa A. Miranda 248

fundamental, directamente operativo, aunque el Gobierno de la Nación no haya dictado las normas
reglamentarias o complementarias para su aplicación”234.
Sarandón y Sarandón235 seleccionan como estrategias para lograr una agricultura sustentable la
necesidad de incluir la problemática de los agroecosistemas a la cuestión ambiental; definir costos
ambientales e incorporarlos a la ecuación económica de la producción agrícola; dictar
reglamentaciones que favorezcan la adopción de técnicas conservacionistas; fomentar el trabajo
interdisciplinario entre agrónomos, ecólogos, economistas, sociólogos, biólogos, etc. e incorporar la
Ecología Agrícola a las currículas de las instituciones de enseñanza de las ciencias agropecuarias.
Gligo236 interpreta que los efectos que más influyen en la sustentabilidad ambiental tienen
relación con las bajas significativas de los precios de los productos y con el aumento de los insumos.
La sustentabilidad se maneja ya sea por políticas centrales de subsidios, créditos y precios de
productos e insumos, como por medio de las funciones financieras de asociaciones, cooperativas u
otros organismos que sirvan para amortiguar los problemas de sus asociados.
Seguidamente realiza un detallado análisis de las políticas globales de desarrollo agrícola, con
el objeto de lograr la coherencia ecológica (uso de los recursos naturales en función de su aptitud) ,
siendo destacables las propuestas que efectúa en lo que respecta a política científica y tecnológica,
entendiendo que se debe aprovechar al máximo el conocimiento campesino sobre el comportamiento
ambiental y manifestando la necesidad de prestar atención a los avances biotecnológicos, advirtiendo
que no garantizarán –por sí mismos- la coherencia ecológica y -en muchos supuestos- solamente
lograrán “ampliar las opciones de deterioro”237. También referencia la necesidad de políticas de
ordenamiento ambiental, cuya falta es la responsable de gran parte de la pérdida de los suelos
agrícolas como consecuencia de la expansión urbana; la necesidad de revisión de políticas de
estructura de tenencia de la tierra; de obras públicas; de comercialización agrícola; de créditos y
subsidios a la recuperación ambiental; y de políticas financieras, dentro de cuyo amplio espectro
encontramos la política de seguros.
Dicen Di Pace y Mazzucchelli238, que una de las principales consecuencias sociales de la
década de 1980 ha sido el acentuado deterioro de las condiciones de vida de vastos sectores de la
población de América Latina. Ahora bien, para que una estrategia pueda hacer frente simultáneamente
a los problemas de la pobreza, el desarrollo y el medio ambiente, debe comenzar por centrarse en

234
Bustamante Alsina, Jorge, op.cit.
235
Sarandón, Santiago y Sarandón, Ramiro, “Un enfoque ecológico para una agricultura sustentable”; en Cámara
de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, Elementos de Política Ambiental, Francisco Goin y Ricardo Goñi
(editores), Cap. 19, La Plata, 1993, pp. 279-286.
236
Gligo, Nicolo, op.cit.
237
“No hay ejemplo histórico de una tecnología importante que, pese a sus peligros potenciales, no se haya
utilizado una vez descubierta”. M. Castells, “La oveja y sus parejas”, en el diario español El País, del 10 de
marzo de 1997, p. 11; citado por Duran, Alicia y Riechmann, Jorge, Genes en el laboratorio y en la fábrica,
Trotta, Madrid, 1998, pp. 13.
238
Di Pace, María J. y Mazzucchelli, Sergio A., op.cit.
Negro sobre verde 249

políticas integradas de producción de recursos y desarrollo humano abarcando diversas cuestiones que
van desde el mejoramiento de los servicios de salud y educación hasta el fortalecimiento de las
instituciones locales, siendo la sustentabilidad urbano-rural un punto a tener en cuenta. Definen a ésta
como el equilibrio entre la oferta de recursos ambientales, naturales y productivos de cada región
(estableciendo sus potencialidades, usos y manejos adecuados mediante tecnologías apropiadas) y las
poblaciones locales. Ven necesario propender a un enfoque integrado de planificación y ordenamiento
de tierras; revalorización del recurso suelo; redefinición de áreas agrícolas; uso y manejo de bosques
nativos; conservación de la biodiversidad y utilización sostenible de los recursos genéticos; y gestión
ecológicamente racional de los productos químicos tóxicos y de los desechos peligrosos y radiactivos;
resultando necesario, a su vez, el establecimiento de un marco jurídico y reglamentario eficaz,
adecuado a nivel nacional, provincial y municipal.
Destacamos, por último, a Miyasaka239 quien formula algunas propuestas para una nueva
política agrícola, entre las que sobresalen: crédito agrícola a las tecnologías alternativas que
consoliden a la agricultura sustentable; programa de mejora de la infraestructura rural; incentivos a la
investigación de tecnologías alternativas; y programas de asistencia social y educacional en zonas
rurales.

I. D.- ENCUENTROS E INSTRUMENTOS INTERNACIONALES RELEVANTES

En 1987 y a instancias de la Asamblea General de la ONU, la World Commission on


Environment and Development240 (Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo),
encabezada por la primer ministro noruega Gro Harlem Brundtland, publica -luego de tres años de
elaboración- el informe comunmente conocido como Informe Brundtland y cuyo nombre oficial es
Our Common Future241 (Nuestro Futuro Común).
Este documento postula que la ecología ha dejado de ser una tarea nacional o regional, para
convertirse en un problema global242; recomienda trabajar sobre la necesidad de conjurar los peligros
ecológicos, obligando esto a intercambiar opiniones con los países menos avanzados y a revisar a

239
Miyasaka, Shiro, “Agricultura natural: um caminho para a sustentabilidade”, en INTA-INDEC, Desarrollo
Agropecuario Sustentable, Buenos Aires, 1994, pp.69-85.
240
La composición de esta Comisión ha sido la siguiente: Gro Harlem Brundtland (Presidente); Mansour Khalid
(Vice-Presidente); y como miembros: Susanna Agnelli; Saleh Abdulrahman Al-Athel; Pablo González Casanova
(quien en agosto de 1986 y por razones personales cesó con su participación en este trabajo); Bernard T.G.
Chidzero; Lamine Mohamed Fadika; Volker Hauff; Istvan Lang; Ma Shijun; Margarita Marino de Botero;
Nagendra Singh; Paulo Nogueira-Neto; Saburo Okita; Shridath S. Ramphal; William Doyle Ruckelshaus;
Mohamed Sahnoun; Emil Salim; Bukar Shaib; Vladimir Sokolov; Janez Stanovnik; Maurice Strong y Jim
MacNeill.
241
The World Commission on Environment and Development, Our Common Future, Oxford University Press,
New York, 1987.
242
En realidad nunca ha sido una cuestión nacional o regional, no obstante habérsela considerado así desde
diversos escenarios. Dada la índole de la problemática abordada por esta ciencia, la misma es ontológicamente
superadora de las barreras políticas (límites territoriales) impuestas estadualmente.
Marisa A. Miranda 250

fondo la correlación ambiente-desarrollo; y reconoce al desarrollo como un problema mundial, y no


sólo de los países que ya lo han alcanzado243.
Es decir, el Informe Brundtland recoge la tradición globalista sin incurrir en una
interdependencia abstracta, como la que pregonaba la denominada “economía de piratas” señalando
“estamos todos en el mismo barco”; no reduce la cuestión ecológica al agotamiento de los recursos,
sino que aúna las amenazas contra los ecosistemas globales y, según Mármora244, su concepción de
desarrollo sustentable supera gran parte de las polarizaciones características de los años setenta.
No obstante, el referido documento ha sido cuestionado, encontrándose, entre otras críticas, la
que sostiene que previene conflictos a costa de no señalar prioridades, es decir, no analiza los costos
que supondría alcanzar el pregonado desarrollo sustentable ni cómo distribuirlos o enfrentar a los
grupos de interés. Subyace, pues, la esperanza que crecimiento y progreso tecnológico no entren en
conflicto.
Además, omite mencionar las dificultades que entraña implantar un desarrollo sustentable,
recurriendo permanentemente a la variable “crecimiento económico” para que el modelo resulte
concluyente; y no diferencia entre integración activa y pasiva en el mercado mundial, por lo que el
concepto de desarrollo sustentable carece -para algunos- de la precisión necesaria.
Entre el 2 y el 14 de junio de 1992, y a 20 años de la Conferencia de Estocolmo (primer foro
mundial trascendente en materia ambiental), se reúne la Conferencia de Naciones Unidas sobre
Ambiente y Desarrollo (C.N.U.M.A.D.) denominada comúnmente Cumbre de la Tierra o Cumbre de
Río245, cuya decisión de llevarla a cabo queda plasmada en la Resolución 44/228 de la Asamblea
General de las Naciones Unidas, teniendo como una de sus principales tareas tratar el concepto de
“desarrollo sustentable”246, ya abordado por el referido Informe Brundtland247, y que podría resumirse
en aquéllas acciones que se realizan en el presente sin comprometer las posibilidades y opciones de las
generaciones futuras.
En la Cumbre de la Tierra se firmaron dos Convenciones, una sobre Cambios Climáticos y la
otra sobre Biodiversidad. Dos Declaraciones, la de Principios relativos a los Bosques y la Declaración
243
Mármora, Leopoldo, “La ecología en las relaciones norte-sur : el debate sobre el desarrollo sustentable”; en
Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, Elementos de Política Ambiental, Francisco Goin y
Ricardo Goñi (editores), Cap. 71, La Plata, 1993, pp. 849-868.
244
Ibídem.
245
Usualmente se la denomina así por haberse celebrado en la ciudad de Río de Janeiro (Brasil).
246
La expresión inglesa “sustainable” ha sido traducida al español como “duradero”, “sostenible” y
“sustentable”. La primera expresión, con fuerte influencia del francés, fue utilizada en la traducción del informe
de la Comisión Brundtland hecho por la Secretaría de las Naciones Unidas, pareciendo estar muy distante de
sugerir el concepto. La segunda es una palabra que no aparece en el Diccionario de la Real Academia, lo que no
sería razón suficiente para descartarla, y es la que ahora usa corrientemente la Secretaría de la ONU. Sin
embargo, la definición de sustentar que trae el Diccionario de la Academia, tiene el sentido de “conservar una
cosa en su estado”, que está en la médula del concepto, y además aparece el vocablo sustentable. Esas son las
razones que impulsan a Estrada Oyuela -en opinión que compartimos- a hablar de sustentabilidad, coincidiendo
con la Plataforma de Tlatelolco.
247
Temática encarada en el Informe en un “sentido teórico”, según Alicia Barcena, “Acuerdos de Río: Cumbre
de la Tierra, ECO 92”, en INTA-INDEC, Desarrollo Agropecuario Sustentable, Buenos Aires, 1994, pp. 61-67.
Negro sobre verde 251

de Río. También se aprobó la Agenda XXI, que constituye el plan de acción que deben cumplir los
Estados antes que finalice el siglo, y aun más allá, para poder afrontar el futuro con perspectivas mas
alentadoras sobre la salud ambiental del planeta.
Estos cinco instrumentos internacionales componen el marco normativo al que han de
sujetarse los Estados en el futuro para luchar contra la degradación del medio ambiente en la
denominada “batalla ecológica”. No obstante, estos compromisos sólo crean entre los Estados
firmantes una obligación política, moral y constituyen declamaciones de carácter internacional. No se
encuentran jurídicamente obligados a su cumplimiento; no hay forma de exigirlo ni de imponerles
sanciones.
Precisamente, la Declaración de Estocolmo de 1972 aprobada por la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Ambiente Humano es el repertorio de los principios sobre los cuales la
comunidad internacional pudo ponerse de acuerdo por entonces. Entre ellos se incluyen el derecho de
todos los hombres a tener condiciones adecuadas de vida; la responsabilidad por la salvaguarda de la
vida silvestre y su hábitat; el apoyo a la lucha contra la contaminación; la planificación de los
asentamientos humanos y la urbanización para evitar daños ambientales; el carácter esencial de la
educación ambiental; la soberanía de los estados sobre sus recursos naturales y la responsabilidad para
asegurar que no se cause daño al medio ambiente de otros estados248.
La Declaración de Río comienza con un Preámbulo que reafirma a su predecesora, indicando
el propósito de crear una “coalición mundial nueva y equitativa” mediante la concepción de nuevos
niveles de cooperación entre los estados, las entidades intermedias y las personas.
En el primero de sus principios establece -desde la usual visión antropocéntrica a la cual
estamos acostumbrados y contra la denominada Hipótesis de Gaia249- que los humanos constituimos el
centro de la preocupación por el desarrollo sustentable y que tenemos derecho a una vida saludable y
productiva en armonía con la naturaleza.
El “derecho al desarrollo” aparece en el tercer principio de Río, que expresa que se lo debe
ejercer “de una manera equitativa a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones
presentes y futuras”.
El principio cuarto -tautológico según Estrada Oyuela250- señala que para alcanzar el
desarrollo sustentable, la protección del medio ambiente debe ser un elemento integrante del proceso

248
Estrada Oyuela, Raúl A. y Zeballos de Sisto, María Cristina (coordinadores y directores), Evolución reciente
del Derecho Ambiental Internacional , A-Z Editora, Buenos Aires, 1993, pp.30 y s.s. No obstante, resulta
sumamente limitativo e inadecuado –como hemos afirmado antes- concebir el medio como “perteneciente” a un
estado; por definición, cualquier acción perturbadora altera, o perjudica, actual o potencialmente, todo el
ecosistema terrestre.
249
Podemos entender que toda la noción ecológica y de cuidado del medio ambiente descansa sobre uno de los
grandes supuestos de la civilización judeo-cristiana: la criatura humana como centro de creación. Sin embargo,
deben considerarse las hipótesis de Lovelock, quien caracteriza el planeta Tierra como un ser vivo, como Gaia
(Diosa Tierra para los griegos), al imaginarla “flotando en el universo como una partícula de polvo en el cielo de
la mañana” y llevando en su seno una especie tan inteligente como dañina y peligrosa.
250
Estrada Oyuela, Raúl A. y Zeballos de Sisto, María Cristina, op.cit., p.33.
Marisa A. Miranda 252

de desarrollo; propiciando el principio octavo la modificación de las modalidades de producción y


consumo insustentables. Coincidimos con Coria cuando afirma que el desarrollo sustentable tiene
claras consecuencias para la equidad entre generaciones; precisamente la sustentabilidad ha sido
definida como una especie de equidad entre generaciones e implica mantener al menos constante la
masa total de capital para garantizar que las generaciones futuras tengan la misma capacidad de
explotación que las actuales. Sin lugar a dudas, el capital ambiental es una parte fundamental de esa
masa de capital, ya que realiza las funciones que sustentan la vida y hace factible una calidad
razonablemente buena de vida, posibilitando la existencia misma251.
La Agenda 21 resume estupendamente el concepto predominante de desarrollo agrosustentable
al establecer que “con el objetivo de crear condiciones que permitan un desarrollo rural y agrícola
sustentable, se verifica la necesidad de efectuar importantes ajustes en las políticas para la agricultura,
el medio ambiente y la macroeconomía, tanto a nivel nacional como internacional, en los países
desarrollados y en los países en desarrollo. El principal objetivo del desarrollo rural y agrícola
sustentable es aumentar la producción de alimentos en forma sustentable e incrementar la seguridad
alimentaria. Eso comprometerá, iniciativas en el área de educación, el uso de incentivos económicos y
el desarrollo de tecnologías nuevas y apropiadas, asegurando de esa forma una oferta estable de
alimentos nutricionalmente adecuados, el acceso a esas ofertas por parte de los grupos vulnerables,
paralelamente a la producción para los mercados; empleo y generación de renta para reducir la
pobreza; y el manejo de los recursos naturales juntamente con la protección del medio ambiente”252.
En el Capítulo 14 refiere que si bien el combate químico de las plagas agrícolas fue, desde el
inicio, ampliamente adoptado, su uso exagerado provoca efectos adversos sobre los presupuestos
agrícolas, la salud humana, el medio ambiente y el comercio internacional. Sin embargo, nuevos
problemas relacionados a las plagas continúan apareciendo, siendo el manejo integrado de plagas, que
asocia control biológico, resistencia de la planta huésped a prácticas agrícolas adecuadas y minimiza el
uso de pesticidas, la mejor opción para el futuro, visto que asegura los rendimientos, reduce los costos,
y es ambientalmente benigno, contribuyendo de este modo a la sustentabilidad de la agricultura. El
manejo integrado de plagas debe estar estrictamente asociado a un manejo adecuado de los pesticidas
para permitir una reglamentación y control de éstos, inclusive de su comercio, de su manipulación y de
su eliminación, especialmente en lo referente a los tóxicos de efectos persistentes253.

251
Coria, Silvia Liliana, “Evolución hacia un nuevo paradigma de desarrollo basado en la sustentabilidad
global”, en Jurisprudencia Argentina, Derecho Ambiental (Número especial), N° 6006, Buenos Aires, octubre 9
de 1996, pp. 42-46. No obstante, es de destacar que la autora -al igual que tantos otros doctrinarios- fija la
mirada en la sustentabilidad ambiental urbana, para lo cual recomienda la implementación de “políticas urbanas
adecuadas, que promuevan la productividad, reduzcan la pobreza y alienten la ordenación ambiental”,
minimizando –implícitamente- la necesidad de abordaje holístico de la problemática ambiental desde la
perspectiva de la sustentabilidad, tal como proponemos en estas páginas.
252
Conferência das Nações Unidas sobre Meio Ambiente e Desenvolvimento, Agenda 21, Capítulo 14,
Subsecretaria de Edições Técnicas, Brasilia, 1996, pp. 217-253.
253
Ibídem.
Negro sobre verde 253

I. E.- DESARROLLO SUSTENTABLE EN EL ORDENAMIENTO CONSTITUCIONAL ARGENTINO

El aspecto jurídico es una de las áreas donde se requieren las innovaciones de mayor
trascendencia, incluyendo reformas de nivel constitucional que hagan tratamiento explícito de los
temas ambientales y los recursos naturales, así como establezcan las bases jurídicas para la
participación de las generaciones futuras en los procesos decisorios acerca del uso y conservación de
los mismos. La preocupación por la conservación de los recursos surge de la convicción de que las
generaciones futuras tienen necesidad de esos recursos para su supervivencia, y no del valor o no que
nosotros les asignamos a los mismos. Los derechos de las generaciones futuras deben ser tomados
como restricciones políticas al comportamiento económico de las generaciones presentes, y como
tales, deben estar reflejados en las normas constitucionales254, a semejanza de la recepción que hace
nuestra constitución vigente255.
Hace algunos años -señala Castelli256- cualquier ciudadano medio hubiera dudado acerca de la
seriedad de contemplar, en nuestra Constitución, una norma que expresamente estableciera la
protección del ambiente y la obligación de recomponerlo, en caso de producirle daños. Sin embargo,
con un público más informado y activo, resultó indispensable su inclusión en el más alto rango
normativo.
Si bien el derecho a un ambiente sano se encontraba tutelado implícitamente en el anterior
texto constitucional, a partir de la reforma de 1994, el mismo es receptado expresamente en el art. 41
de la Carta Magna257. En él se proclama que “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente
sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las
necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras ; y tienen el deber de
preservarlo”.

254
Trigo, Eduardo y Kaimowitz, David, “Economía y sostenibilidad : encuentros, desencuentors y posibles
soluciones”, en INTA-INDEC, Desarrollo Agropecuario Sustentable, Buenos Aires, 1994, pp. 41-54.
255
No obstante, aun antes de la manifestación expresa que en tal sentido hicieran nuestros constituyentes de
1994, nos hemos adscripto a la doctrina que ha entendido al derecho al ambiente sano como un derecho
implícitamente reconocido en la primigenia Constitución Nacional 1853-1860, no existiendo -ó no debiendo
existir- impedimentos para obtener su reconocimiento en cada reclamo judicial concreto.
256
Castelli, Luis, “La obligación de recomponer el daño ambiental en la Constitución Nacional”, en La Ley, T.
1995-B, Buenos Aires, pp. 980-985.
257
Art. 41 Constitución Nacional: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto
para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará
prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos
naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y
educación ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a
las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales.
Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los
radiactivos”.
Marisa A. Miranda 254

Esta previsión demuestra que nuestros constituyentes se han enrolado en la tendencia que ha
considerado conveniente encuadrar a los derechos ambientales entre aquéllos de naturaleza básica,
llamados “derechos humanos de tercera generación”, por oposición a los derechos civiles y políticos -
propios de la concepción liberal imperante en Francia y los Estados Unidos a finales del siglo XVIII- y
a los derechos sociales y económicos reconocidos a partir de la segunda década de este siglo258.
Al referirse a “todos los habitantes” se ha entendido que no se trata de un derecho individual,
sino de incidencia colectiva. Cada individuo -señala Quiroga Lavié259- puede sentirse “afectado”
individualmente, pero a nombre del grupo social al cual pertenece, que se encuentre alcanzado por la
afectación.
En ese sentido, se dijo que la existencia de un derecho al ambiente en cabeza de “todos los
habitantes” (art. 41) no determina por sí sola que cualquier daño al ambiente que se produzca en
cualquier lugar del territorio nacional “afecte” a “todos los habitantes” en el sentido del segundo
párrafo del art. 43260, cuando legitima para la interposición de amparo en materia ambiental al
afectado, al defensor del pueblo y a las asociaciones que propenden a esos fines.
Resulta interesante la aclaración que efectúa Quiroga Lavié respecto al “derecho a un
ambiente sano”, que implica protección al entorno ambiental del sistema social y no a la naturaleza
como sistema autónomo261. Sin embargo, el texto agrega que ese ambiente sano y equilibrado tiene
que ser “apto para el desarrollo humano”, significando -también según Quiroga Lavié- que no es el
desarrollo económico el objetivo principal tenido en cuenta por el constituyente cuando se decidió la
protección al ambiente.
Es el hombre el objeto principal de protección.
Esto queda corroborado con las expresiones de la convencional constituyente Elva Roulet262 al
afirmar que “el concepto de ambiente...incluye el de todos los ámbitos construidos que alojan a todas
las actividades del hombre...”.
El art. 41 sigue “...para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras”, adoptando el concepto en boga de desarrollo

258
Tawil, Guido Santiago, “La cláusula ambiental en la Constitución Nacional”, La Ley, T. 1995-B, Buenos
Aires, pp. 1291-1338.
259
Quiroga Lavié, Humberto, “El estado ecológico de derecho en la Constitución Nacional”, en La Ley, Año LX
N ° 74, 16-4-96, Buenos Aires, pp. 1-4.
260
Gambier, Beltran y Lago, Daniel H., “El medio ambiente y su reciente recepción constitucional”, en El
Derecho, T. 163, año 1995, Buenos Aires, pp. 727-737.
261
En lo que hemos denominado utilitarismo antropobiologista o pseudo-ecologista no existen, pese a lo
contrario de su postura discursiva, efectivos planteos de transición paradigmática del antropocentrismo al
biocentrismo. Desde allí se considera útil la conservación del entorno por ser el medio donde el hombre vive. Es
el hombre, no el bio, quien está en el centro del universo y para quien los bienes deben satisfacer necesidades.
262
Transcripto por Dromi, Roberto y Menem, Eduardo, La constitución reformada (comentada, interpretada y
concordada), Ciudad Argentina, Buenos Aires, 1994, p. 134.
Negro sobre verde 255

sustentable. Al respecto, Natale263 plantea diversos interrogantes a la formulación de este enunciado, el


cual -a su entender- es demasiado comprensible, preguntándose: ¿si el objetivo consiste en preservar el
capital ambiental, puede compensarse la disminución de un recurso con el aumento de otro?; ¿la
compensación debe ser a escala local, nacional o internacional?; ¿es válido compensar un recurso de
Europa con otro de América?; y ¿cómo se hace para sustentar los recursos no renovables264?,
respondiendo que el mismo es un concepto eminentemente relativo, un criterio de acción,
recomendación sobre comportamientos políticos que deben propender a asegurar que los bienes de la
naturaleza sirvan no sólo para el presente, sino que se mantengan para el futuro.
Los conceptos de desarrollo sustentable (producir en forma racional y conservativa a través
del tiempo) y de agotabilidad de los recursos naturales (no distinguiendo entre los denominados
renovables y no renovables) quedan definidos de tal forma que el primero presupone al segundo. Es
decir, si requerimos “sustentabilidad” es porque consideramos “no renovables” a los recursos. En caso
contrario sería estéril tal exigencia.
Por su parte, si hay manejos que pueden ser no-sustentables, nuestra Carta Magna obliga a
recomponer el ambiente en su estado original.
Ahora bien, si por definición todos los recursos naturales eran no renovables no sería factible
la posibilidad de recomponer establecida como exigencia en el mencionado art. 41 de nuestra
Constitución Nacional vigente265.
No obstante, consideramos oportuna la postura adoptada por nuestros constituyentes en lo que
respecta a la obligación de recomponer el daño (obviamente, peor es “no recomponer”), pese a
considerar que esta prescripción en modo alguno debe relativizar la adopción de medidas que tiendan
a la conservación de los recursos, con un carácter más preventivo que reparador.
Único manejo efectivamente sustentable.

I. F.- AGROQUÍMICOS Y SUSTENTABILIDAD AGROAMBIENTAL

Los principios generales de la sustentabilidad agroambiental podrían sintetizarse en la


siguiente enunciación:
a) Tratamiento de todos los recursos naturales como no renovables;
b) Utilización conservativa de todos los recursos naturales;

263
Natale, Alberto A., “Protección del medio ambiente en la reforma constitucional”, en La Ley, T. 1994-E,
Buenos Aires, pp. 1385-1389.
264
Hace tiempo venimos destacando lo inadecuado de la diferenciación entre recursos naturales renovables y no
renovables y su consecuente tratamiento jurídico discriminado. Para una exposición profundizada de nuestra
argumentación ver Miranda, Marisa A., Los recursos naturales en el Derecho Agrario, Librería Editora Jurídica,
La Plata, 1994.
265
Efectivamente, el art. 41 de la Constitución Nacional dispone que “...El daño ambiental generará
prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley...”.
Marisa A. Miranda 256

c) Fomento de la producción agropecuaria;


d) Protección de la salud humana.

Dado que es nuestra intención contrastar estos principios con el articulado de la Ley 10.699 –y
de su decreto reglamentario- , es que se realiza una exploración del contenido de la norma a la luz de
los postulados descriptos. El iter metodológico adoptado consiste en seleccionar un principio general –
que fuera analizado anteriormente en forma teórica- y “ponerlo a prueba” a la luz de la legislación
objeto de estudio.
El postulado primero que considera necesario para el diseño de cualquier política de
sustentabilidad agroambiental el tratamiento de todos los recursos naturales como no renovables.
Este principio no surge ni explícito ni implícito en el cuerpo legal en estudio, siendo menester
interpretarlo a partir del razonamiento formulado más arriba: si el legislador hubiese considerado a los
recursos naturales como renovables, no se requeriría (por la misma caracterización hecha) que los
mismos sean explotados en forma conservativa y racional. Es decir, al no existir peligro de
agotabilidad, desaparece el fantasma de utilización irracional de aquéllos.
En virtud de lo expuesto, corresponde evaluar el cumplimiento de este principio
conjuntamente –y como consecuencia necesaria- del análisis del siguiente.
Hemos señalado en segundo término (por estrictas razones de organización y no de jerarquía)
el principio que impetra la utilización conservativa de todos los recursos naturales. Examinada la
Ley 10.699 y su decreto reglamentario entendemos que este postulado debe ser contrastado con los
artículos 1°, 2°, 3°, 7°, 10 y 15 de la primera; y 2° del segundo.
Efectivamente, el artículo 1° señala como uno de los objetivos de la ley la protección de los
recursos naturales.
El art. 2°, y luego de una extensa enumeración de las tareas y productos afectados por sus
disposiciones, entiende que la norma comprende aún a los productos no explicitados pero que sean
utilizados “para la protección y desarrollo de la producción vegetal”.
No obstante, es menester interpretar esta disposición desde el punto de vista productivo, toda
vez que la finalidad implícita de la norma es –por su propia naturaleza- la producción agropecuaria. Es
decir, la expresión “protección y desarrollo de la producción vegetal” debe ser entendida en el sentido
de “protección y desarrollo con finalidad productiva”. Desde esta perspectiva, no surge claramente el
cumplimiento –en el art. 2°- del principio que nos habla de utilización conservativa de los recursos
naturales, en virtud que se postula conservar a los recursos culturales –agropecuarios- (los que resultan
de la capacidad creadora del hombre aplicada a la actividad agraria) y no el entorno natural.
El art. 3° referencia como uno de los objetivos del órgano de aplicación de la ley el de
disminuir los riesgos de contaminación del medio ambiente vinculados al uso de agroquímicos.
Sabemos que el concepto de ambiente incluye al de recursos naturales, de forma tal que esta norma –
Negro sobre verde 257

más amplia que el postulado que pregonamos- satisfacería el principio de utilización conservativa de
los recursos naturales.
La clasificación de los agroquímicos –teniendo en cuenta los riesgos que implica su
utilización, tanto para la salud humana, los animales domésticos y el medio ambiente- que efectúa el
art. 7° presupone el cumplimiento del principio de utilización conservativa de los recursos naturales
implicados en la producción agropecuaria.
El art. 10 faculta al Ministerio de Asuntos Agrarios a gestionar ante la autoridad nacional
competente la exclusión de la nómina de productos autorizados aquéllos que considere desaconsejable
su empleo en virtud del peligro que entrañe su alta toxicidad o prolongado efecto residual, pudiendo
adoptar en forma inmediata las medidas necesarias para el resguardo y preservación del medio
ambiente, personas y bienes. En este supuesto subyace la premisa de uso conservativo del recurso,
dado que, para el eventual caso que el medio ambiente -que incluye los recursos- pudiera ser afectado,
el órgano de aplicación puede –y debe- tomar las medidas adecuadas para la protección de esos bienes.
Es decir, cuando peligra el uso conservativo del recurso, la autoridad queda facultada para tomar las
medidas pertinentes.
Por su parte, el art. 2 del Decreto 499/91 (reglamentario de la Ley 10.699) reafirma la misión
que se le ha encomendado a la autoridad de aplicación en lo que respecta a propiciar capacitación y
actualización de conocimientos con diversos fines, entre los cuales se encuentra “evitar la
contaminación del medio ambiente”.
En lo que respecta al fomento de la producción agropecuaria resulta claro que es el espíritu
de toda la ley. Ahora bien, el fomento de la producción agropecuaria puede ser evaluado –
básicamente- desde dos perspectivas: la del que denominamos “desarrollo fáustico” y la de la llamada
“sustentabilidad agroambiental”. La diferencia entre ambos es sustancial, y los resultados apreciables
fundamentalmente en el largo plazo. Es decir, en plazos reducidos –o circunstancias coyunturales-
ambas fórmulas darán resultados, siendo probablemente –y desde una estricta visión economicista-
más rentable la producción agropecuaria con altas dosis de agroquímicos266. Ahora bien, en el largo
plazo, la ecuación se invierte, hasta tornarse insostenible –e insustentable- el mencionado desarrollo
agropecuario fáustico.
Se sigue, entonces, que el concepto de fomento de la producción agropecuaria debe ser
interpretado armónicamente con los otros postulados, resultando necesario, entonces, evaluar ese
fomento en el largo plazo –es decir, producción agropecuaria también sustentable-. Ese examen podrá
ser realizado no sólo a partir del espíritu que impregna a la norma a contrastar, sino también desde la
aplicación que se esté llevando a cabo de la misma. Si la motivación –legislativa y política- fuera

266
Por ello creemos de trascendental importancia la investigación de las relaciones existentes entre el manejo
conservativo de los recursos naturales –básicamente suelo- y el plazo contractual de las relaciones
convencionales agrarias más usuales.
Marisa A. Miranda 258

fomentar la producción agrosustentable, las previsiones normativas y su aplicación deberían tender a


satisfacerlas. Si, por el contrario, e independientemente del espíritu de la ley, el móvil fuera el fomento
de la producción agropecuaria "fáustica", seguramente la aplicación de la misma tenderá a satisfacer
necesidades –fundamentalmente económicas y financieras- de corto plazo.
En lo que atañe a la protección de la salud humana –de fundamental importancia para el eje
temático de nuestra investigación: horticultura- consideramos gravitante evaluar –amen del
mencionado art. 7°, en el cual al clasificarse los productos se gradúa el riesgo que representan para la
salud humana- la prescripción del art. 11 en lo que respecta al denominado período de carencia. Éste
es el período que debe transcurrir entre el tratamiento y la cosecha o consumo del producto tratado,
resultando esencial respetar este tiempo cuando se consumen hortalizas y frutas frescas267.
El mencionado art. 11 señala que la reglamentación de la norma especificará el período –
anterior a la cosecha- a partir del cual deberá suspenderse la aplicación de plaguicidas sobre cultivos
hortifrutícolas.
Por su parte, el art. 12 prevé que todo producto alimenticio contaminado con plaguicidas en
cantidades mayores a los índices de tolerancia reglamentariamente especificados será “decomisado y
destruido” por la autoridad.
Asimismo, el art. 15, y en lo que respecta al destino de los fondos provenientes de la
aplicación de penalidades impuestas por la ley, dispone la creación y mantenimiento de Centros de
Toxicología.
Las disposiciones analizadas desde la perspectiva de su vinculación con la protección de la
salud humana satisfacen –en principio- este postulado. No obstante, un análisis crítico impone la
evaluación conjunta con los demás principios mencionados, puesto que, sabemos que la salud humana
no se protege –en su más amplio sentido- si no se realiza, por ejemplo, una explotación racional de los
recursos naturales. Es decir, no existe efectiva protección de la salud humana si no se considera al
hombre como parte integrante e interactuante del entorno.
Entre las prescripciones que al respecto realiza el decreto reglamentario (artículos 21 a 38)
encontramos las referentes al cuidado de la salud de los aplicadores en el marco de la regulación de las
empresas que se dedican a aplicar o locar equipos, tanto aéreos como terrestres, utilizados para esas
tareas.
También prevé que las empresas establecerán las condiciones técnicas bajo las cuales se
realizarán los trabajos fitosanitarios en formularios especiales o actas de trabajo provistas por la
Dirección de Agricultura y Sanidad Vegetal –donde previamente debieron estar inscriptas-. En el
supuesto de realizarse más de un tratamiento dentro de un mismo campo, dispone que se realizarán
tantas actas de trabajo como corresponda al número de aquéllos.

267
Leiva, Pedro D., op. cit, p. 36.
Negro sobre verde 259

Esas actas deben ser confeccionadas por triplicado, quedando una copia para cada una de las
partes, mientras que el original es remitido por la empresa a la Dirección de Agricultura y Sanidad
Vegetal en el término de diez días “desde la ejecución del trabajo”. Entonces, el acta es entregado con
posterioridad a la ejecución del trabajo –o a lo sumo, para el supuesto de interpretarse la norma como
de aplicación en trabajos que demoren más de diez días, con posterioridad al inicio de los mismos-.
Es decir, no existe posibilidad cierta que la autoridad prohiba o limite la ejecución de las
tareas, puesto que es notificada luego de terminadas, o al menos, en la interpretación más favorable,
luego de diez días de comenzadas.
Se da en este supuesto un peligroso hueco que faculta a la empresa aplicadora a utilizar
técnicas, dosis o procedimientos desaconsejables tanto para el resguardo de la salud humana como de
los recursos naturales involucrados.
Lo establecido en el art. 33, en lo que respecta a la facultad de verificación del cumplimiento
de la reglamentación por parte del organismo de aplicación, en este supuesto, se torna ineficaz en lo
atinente a la protección de la salud humana. Y decimos esto toda vez que las empresas involucradas
pueden haber cumplido satisfactoriamente la reglamentación, haber confeccionado las actas de trabajo
requeridas, y, sin embargo, no trabajar conforme pautas de sustentabilidad agroambiental,
circunstancia ésta que vulnera los más elementales postulados de salud y bienestar.
Es llamativo, por otra parte, que las empresas de aplicación terrestre que realizan tratamientos
de control de plagas en el radio urbano deben contar con autorización municipal, amen de la receta
agronómica correspondiente; mientras que, no existe disposición análoga para las empresas que se
dedican al control de plagas en ámbitos rurales.
Dentro de este esquema de tratamiento diferenciado de la salud pública urbana y rural, vemos
que el art. 34 prevé que los equipos de aplicación terrestre no podrán circular por centros poblados,
pudiendo hacerlo en casos de extrema necesidad, sin carga, limpios y sin picos pulverizadores. De la
misma forma, y en cuanto a las empresas de aplicación aérea que realizan trabajos que revisten
carácter masivo –el cual es definido por la norma como abarcativos de uno o más cuarteles o partidos-
deben requerir aprobación previa de la Dirección de Agricultura y Sanidad Vegetal. Asimismo, se
prescribe que las empresas aplicadoras deberán operar a una distancia no menor de 2 km. de centros
poblados, no pudiendo sobrevolarlos aun después de haber agotado su carga; exceptuándose de esta
prohibición a las aplicaciones aéreas destinadas al control de plagas urbanas autorizadas
específicamente por el organismo municipal competente.
En lo que respecta a la receta agronómica –supuestamente pensada para satisfacer, en más o en
menos, los postulados reseñados- el decreto reglamentario de la Ley 10.699 dispone que es la
Dirección de Agricultura y Sanidad Vegetal la que tiene a su cargo la confección, distribución y venta
de los formularios de la receta agronómica obligatoria, como así también su fiscalización.
Marisa A. Miranda 260

La receta comprende de dos cuerpos: el primero destinado al diagnóstico y prescripción del


agroquímico; el segundo, al diagnóstico, prescripción y forma de aplicación del mismo. En todos los
casos, deberá ser confeccionada por el ingeniero agrónomo, de su puño y letra, y por triplicado,
quedando el original en poder del productor (ambos cuerpos), el duplicado para el profesional
ingeniero agrónomo (ambos cuerpos) y el triplicado para el organismo de aplicación (ambos cuerpos).
En el denominado cuerpo de adquisición deberán constar los siguientes datos: nombre del
ingeniero agrónomo y número de matrícula profesional; nombre del comprador y su domicilio;
localización del predio a tratar (partido, circunscripción y superficie); cultivo a tratar y diagnóstico;
principio activo, dosis y cantidad total; firma del ingeniero agrónomo; y, lugar y fecha.
En el cuerpo de aplicación deberá constar: nombre del comprador; localización del predio;
cultivo a tratar y diagnóstico, principio activo, dosis y cantidad total; recomendación técnica; firma del
ingeniero agrónomo; y, lugar y fecha.
Los establecimientos autorizados a vender agroquímicos sólo podrán hacerlo contra la
presentación del primer cuerpo de la receta, y deben archivarla, por el término de dos años,
consignando número de remito y factura de venta. Dicha documentación deberá ser exhibida toda vez
que sea requerido por funcionarios del organismo de aplicación.
Por su parte, se eximía -hasta la sanción del Decreto 1170/01 que deroga tal atenuante- del
requisito de receta agronómica obligatoria a los productos denominados de uso y venta profesional que
fueran inoculantes, fertilizantes, coadyuvantes y bacillus sp.; subsistiendo en la actualidad tal eximente
sólo para las especialidades terapéuticas integrantes de la línea jardín y uso doméstico tipificadas por
la Ley 10.699 como productos de uso y venta libre.
Ahora bien, es de destacar que la derogación operada en el año 2001 a partir del Decreto
premencionado resulta adecuada, puesto que la eximición de receta agronómica obligatoria para los
fertilizantes e inoculantes dispuesta por el Decreto 499/91 atentaba directamente contra la
constitucionalidad de la norma. Ello, puesto que el art. 1° de la ley que reglamenta el que incorpora a
estos productos como sujetos a sus disposiciones. Es decir, una norma de jerarquía inferior disponía el
incumplimiento de obligaciones emanadas de un dispositivo superior.
Consecuentemente, al estudiar el tópico “protección de la salud humana” en atención a la
producción hortícola se deben considerar distintos aspectos: la protección de la salud de los
aplicadores de agroquímicos; la de los consumidores de hortalizas; la de los vecinos a los
establecimientos rurales donde se aplican los fitosanitarios y la de la comunidad toda en lo que
respecta a un deterioro de la calidad ambiental.
La salud de los aplicadores de agroquímicos parece suficientemente resguardada no sólo con
las prescripciones reglamentarias específicas, sino con la extensa normativa laboral vinculada a
accidentes y riesgos del trabajo.
Negro sobre verde 261

La de los consumidores de hortalizas plantea un gran interrogante: el de la fiscalización. En


realidad, también es dable poner a prueba la inocuidad de los fitosanitarios autorizados por el
SENASA, amen de la competencia de este organismo para autorizar productos en el marco de un
estado federal, lo cual ha sido oportunamente abordado.
Por último, la salud de los vecinos a establecimientos rurales que utilizan agroquímicos no
está protegida con el mismo empeño que la de los habitantes de zonas urbanas. La motivación –
insuficiente- podría ser que en el campo lo prioritario es la producción, y en la ciudad, la vivienda
familiar.
Como es dable suponer, este razonamiento no nos seduce ni convence.

II.- SUSTENTABILIDAD AGROAMBIENTAL EN PAÍSES PERIFÉRICOS:


268
UNA ÉTICA ESQUIZOFRÉNICA EN AMÉRICA LATINA

II. A.- LOS CAMINOS BIFURCADOS: LA ÉTICA RACIONAL VICTORIANA Y


LA ÉTICA DEL SUBDESARROLLO

Violento sería pretender sintetizar las ideologías reinantes en Occidente en el frondoso siglo
XIX. Sin embargo, es factible observar que, respecto a la relación hombre / naturaleza, las principales
corrientes pueden ser resumidas en dos -por entonces, distantes- estupendamente representadas por
sendas teorías geográficas: el determinismo y el posibilismo.
Para el primero, fiel seguidor de Ratzel (1844-1904)269, los cuadros climatobotánicos
constituían conjuntos de fuerzas que obraban sobre los hombres directamente, con un poder soberano,
rigiendo todas las manifestaciones de su actividad, desde las más sencillas a las más complicadas y
elevadas. Para el posibilismo de Vidal de la Blache (1845-1918) (o necesitarismo, según Berr), no
existía, pesando sobre las individualidades históricas, la influencia rígida y uniforme de cuatro o cinco
grandes fatalidades geográficas. El verdadero, el único problema geográfico era -según esta teoría- el
de la "utilización de las posibilidades".

268
Un avance de este trabajo fue presentado, por la autora, como ponencia en el XII Congreso Internacional de
AHILA "América Latina: outro ocidente? Debates do final do milénio" (Sesión general), celebrado en Porto
(Portugal), en septiembre de 1999; al que asistiera gracias a un Subsidio para Viajes y Estadía otorgado por el
CONICET.
269
Sobre este geógrafo ejerció una fortísima influencia M. Wagner, con su “teoría geográfica de la evolución”,
en la cual prima la concepción espacial de los fenómenos vitales. El influjo de Wagner en la biología de su
tiempo fue escaso, debido sobre todo a que su teoría incurría en el “fallo lógico” de presentarse como una
alternativa a la “teoría de la selección” (Para una explicación más acabada, ver: Jahn, Ilse-Lother, Rolf-
Senglaub,Konrad, Historia de la Biología. Teorías, métodos, instituciones y biografías breves, Labor, Barcelona,
1990).
Marisa A. Miranda 262

Federico Ratzel, zoólogo y viajero transformado en geógrafo, daba a luz a fin del siglo pasado
un término: antropogeografía. Estudiando toda la vida de los hombres, toda su múltiple actividad y la
de los grupos y sociedades humanas, metódica y racionalmente, en conjunto y en función del medio
geográfico, concluyó que el substrato terrestre era siempre el mismo y situado siempre en el mismo
punto del espacio, sirviendo de soporte rígido a los humores y aspiraciones variables de los hombres, y
regulando los destinos de los pueblos con ciega brutalidad.270
Paralelamente se constituía en Francia una escuela geográfica alrededor del historiador Pablo
Vidal de la Blache. Para él la causa esencial de las individualidades históricas lo era "menos la
naturaleza con sus recursos o sus obstáculos que el mismo hombre y su propia naturaleza".
Desde esa perspectiva se ha señalado que hay zonas diferentes que se distribuyen
simétricamente a una y otra parte del ecuador, grandes cuadros climatobotánicos, desigualmente ricos
en posibilidades y en los que las posibilidades son de valor desigual, desigualmente favorables a las
diversas razas humanas y desigualmente propias para el desarrollo humano: "pero jamás la
imposibilidad es absoluta -aún para las razas menos adaptadas-, y todas las probabilidades se hallan a
menudo burladas por la tenaz y flexible voluntad del hombre." 271
Berr procura explicar -partiendo de la usual perspectiva utilitarista finisecular- que en las
relaciones estrechas y constantes entre la naturaleza y el hombre, reconocidas expresamente por
Febvre en la obra que prologa el primero, el ser humano representa siempre un papel más iniciador
...explota cada vez más la naturaleza; explotándola o para explotarla, la remueve. La
pone al servicio de sus fines. Lo que le mueve, en definitiva, es un resorte interno y conocido
por nosotros: el interés
Toda la evolución de la vida, así como la de la humanidad -alecciona- descasa sobre el interés,
al que Febvre muestra preponderante en las iniciativas conscientes del hombre civilizado, y que está
ligado al principio lógico capitalista: necesidad de ser y de ser lo más posible; para proseguir
afirmando que
...no solamente el ser vivo retiene lo que le es útil; sino que podemos imaginar que
provoca, por una voluntad largo tiempo vacilante y poco a poco mejor asegurada, las
modificaciones útiles
El debate entre Ratzel y Vidal de la Blache podría ser drásticamente simplificado, si se quiere,
en el entendimiento que, para el primero, el ambiente físico era determinante de los comportamientos
humanos. En este contexto, poca o ninguna posibilidad tenía el hombre para modificarlo.
Vidal, por su parte, contribuyó a cimentar la consolidación casi absoluta de la supremacía
humana por sobre lo demás creado, apreciable en la posibilidad de modificación de la naturaleza
conforme sus necesidades.

270
Febvre, Lucien, La tierra y la evolución humana, Cervantes, Barcelona, 1925, p. 26.
271
Prólogo de Henri Berr a Febvre, Luciano, op.cit.
Negro sobre verde 263

En lo referente al posicionamiento del hombre respecto al mundo natural, el determinismo


presupone la existencia de una entidad suprahumana (la naturaleza, Dios, lo que fuere) que
"determina" los asentamientos humanos, las relaciones sociales -fuertemente condicionadas por el
medio físico, según Ratzel y sus seguidores-, y la estructura política de una región.
El posibilismo, por su parte, reconoce al hombre como parte integrante del entorno, y si se
quiere, interrelacionado con el medio físico y con otras especies. Sin embargo, la ubicación que ocupa
en el mundo está por encima del plano natural: domina la naturaleza, es cada vez más "dueño" de ella.

Al respecto, Buffon, referido por Febvre como un precursor del posibilismo, 272 entiende que el
hombre no es una "pasta blanda" que la naturaleza moldea. Es un actor, es una de las fuerzas de la
naturaleza:
...La faz entera de la Tierra lleva actualmente la huella del poderío humano que,
aunque subordinado al de la naturaleza, ha hecho a menudo más que ella o, por lo menos, la
ha secundado tan maravillosamente que sólo con ayuda de nuestras manos se ha desarrollado
en toda su extensión 273
En consecuencia, el hombre, primitivamente sometido a la naturaleza, ha logrado dominarla y
modificarla, casi a su antojo.
La visión posibilista, no percibe -ni prescribe- límites para el obrar humano: el hombre puede
dominar a la naturaleza. Este dominio lo ejercerá con el objeto de procurarse lo útil, de hacerla
producir lo que sirve; y de desechar lo inepto, lo inútil.
A partir de esta ideología fáustica, no puede construirse, ni se ha construido, ningún concepto
conservacionista. Precisamente, los límites a la acción humana son impuestos por la utilidad, pero esa
utilidad, surge descontextualizada. En la lógica de esta teoría, lo útil para el hombre no necesariamente
lo será para el entorno, y al requerirse jerarquización -y siempre es requerida- triunfa el primero. 274
Entendemos, pues, que si una característica permite resaltar la concepción decimonónica de la
relación hombre / naturaleza, es aquella que concibe al progreso como el incremento de la dominación
de todo componente aleatorio que circunda al hombre, incluyendo su entorno natural.

272
Sin embargo, consideramos interesante estudiar la eventual relativización de la pretensa adscripción de la
teoría buffoniana a esta escuela, puesto que, en la conocida “tesis de la debilidad de las Américas”, las
expresiones de Buffon distan de permitir encuadrarlo como predecesor de Vidal, acercándolo, más bien, a una
postura determinista.
273
Febvre, Lucien, op.cit., p. 12.
274
Historiográficamente, el posibilismo geográfico influenció -en forma marcada- los orígenes de la escuela (o
movimiento, como prefiere Burke274) de Annales.
No obstante, Fernand Braudel, -su producto más reconocido- llegó a admitir, atenuando en cierto modo
la adscripción vidaliana, y bajo una forma más determinista, la dificultad humana de romper ciertos marcos
geográficos, ciertas realidades biológicas, ciertos límites de la productividad, y hasta determinadas coacciones
espirituales: “también los encuadramientos mentales representan prisiones de larga duración”. Ver Braudel,
Fernand, “Histoire et sciences sociales: la longue durée”, Annales E.S.C., n.4, oct.-dic. 1958, Débats et Combats,
pp. 725-753; o su transcrición en Braudel, Fernand, La historia y las ciencias sociales, Alianza Editorial,
Madrid, 1979, p. 71.
Marisa A. Miranda 264

Sabido es que el auge actual de la Ecología tiene que ver con la ruptura del consenso
industrialista, tan bien testimoniado en Los límites del crecimiento. Este auge se puede relacionar con
el quiebre de una concepción del mundo de acuerdo a la cual, el desarrollo histórico en función del
progreso no estaba puesto en discusión, o sea, cuando una determinada concepción del mundo ha
perdido su carácter hegemónico.
Es común suponer que la mayor preocupación social por el medio ambiente se vio estimulada
por la propia constatación de la gravedad de algunos problemas medioambientales (crecimiento
demográfico, aglomeraciones urbanas, contaminación atmosférica, agujero de la capa de ozono,
impacto de algunos desastres ecológicos como la explosión de la central nuclear de Chernobil en
Ucrania, o el hundimiento del Exxon Valdez, en las costas de Alaska, entre otras). Indudablemente, el
avance del conocimiento científico, una mejor comprensión de las causas de algunos de los fenómenos
desencadenantes de procesos contaminantes y, sobre todo, el mayor protagonismo de los medios de
comunicación en la difusión de noticias relacionadas con este tema, son factores que deben tenerse en
cuenta a la hora de explicar el creciente interés por el medio ambiente en esa década.275
Sin embargo, se ha expuesto que "en el Tercer Mundo, y especialmente en América Latina, los
problemas ecológicos han encontrado muy poca resonancia." Esto tiene que ver -según Hugo
Mansilla- con la existencia de una estructura industrial que recién se encuentra en sus comienzos, pero
también, con la vigencia de una serie de modelos y prácticas del desarrollo que hacen muy difícil una
reflexión a largo plazo en relación a esos modelos de desarrollo. 276
No obstante, nosotros entendemos que en América Latina existe consenso respecto al discurso
de la ética intergeneracional, circunstancia ésta que queda acreditada con la activa participación de sus
países en las conferencias internacionales más relevantes, como ser la Conferencia de Estocolmo
(1972) y la Conferencia de Río (1992);277 no debiendo olvidarnos del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, creado por la Asamblea General que siguió a la
Conferencia de Estocolmo, y que adoptó algunos proyectos -de suerte dispar- para su ejecución en
América Latina, en cooperación con la CEPAL.
Pese a ello, es real, quizás en virtud del endocolonialismo -patología endémica
latinoamericana denunciada por S. Varese-, el desconocimiento de los postulados éticos enarbolados

275
Paniagua, Angel y Moyano, Eduardo, “Medio ambiente, desarrollo sostenible y escalas de sustentabilidad”,
en Reis (Revista Española de Investigaciones Sociológicas), N° 83, julio-septiembre 1998, Madrid, pp. 151-175.
276
Citado por Mires, Fernando, op.cit., p. 59.
277
Si bien a esta última, asistieron 112 jefes de Estado y de Gobierno de diferentes países del mundo, los
gobiernos de América Latina y el Caribe habían fijado su posición conjunta en la Plataforma de Tlatelolco,
aprobada en México en febrero de 1991; ese documento rescata la importancia internacional de los problemas
ambientales de los países en desarrollo que no son solamente los de carácter global. Los jefes de Estado de los
países amazónicos se reunieron en Manaos en febrero de 1992 y ese mismo mes lo hicieron en Canela los del
Cono Sur; ambas reuniones produjeron documentos de posición que tienen distintos tonos. A su vez, un grupo de
41 naciones en desarrollo, entre las que se encuentra la Argentina, adoptaron en junio de 1991 la Declaración de
Beijing -que recoge la línea de Tlatelolco- y en abril de 1992, junto con una decena adicional de países,
aprobaron la Declaración de Kuala Lumpur.
Negro sobre verde 265

en los instrumentos internacionales suscriptos, al momento de efectivizarlos normativamente, ya en el


marco nacional, ya en el marco regional. 278
Es decir, el discurso de la ética intergeneracional es observable universalizado en el Occidente
de nuestros días. Estados ricos y estados pobres lo pregonan. Es la dimensión fáctica del mismo, lo
palpable, la que presenta profundas disociaciones, esquizofrénicas, que se trasuntan en severas
contradicciones internas: el deber ser, pregonado hasta el cansancio por estos países -no sólo desde lo
estrictamente conceptual, sino también, a partir de su adscripción a los instrumentos internacionales
que lo norman-, es desconocido en el plano del ser.
Tengamos presente, pues, que a partir de Bentham (1748-1831) comienza abrirse paso en el
pensamiento moderno la idea de que el derecho que “es o ha sido” no tiene por qué coincidir con el
derecho que “debe ser o que debería haber sido”.279
Partimos del supuesto, asimismo, que el derecho no es, en absoluto, una ciencia libre de
valores: las normas jurídicas deben estar provistas de una justificación moral. Consecuentemente, si
encontramos normas jurídicas peligrosamente laxas o permisivas (fáusticas) del deterioro del entorno
en países periféricos; y toda vez que, por definición, lo ético nos responde acerca de “lo que está bien”
con parámetros cuasi universales o que, al menos, tienen vocación de universalidad; caemos en cuenta
que las normas jurídicas ambientales que no receptan el principio de la sustentabilidad ambiental
(ética intergeneracional) no están provistas de justificación moral, siendo cuestionable su inclusión
en un sistema teórico jurídico no kelseniano.280 Principio aquél que, por otra parte, conforma el
sustrato del paradigma ambiental emergente en este fin de milenio.
Efectivamente, no obstante existir una particular coherencia discursiva en Occidente respecto
a los valores ambientales (lo que está bien -la ética intergeneracional- ; lo que está mal -la explotación
fáustica de los bienes naturales-), lo cual se trasunta en los diversos instrumentos internacionales
suscriptos en las últimas décadas, tanto por países centrales como por estados periféricos; al momento
de llevar esos conceptos a la regulación de la vida en sociedad, al derecho positivo, surge una
desviación de los objetivos: los países periféricos, ya en pos de satisfacer urgentes demandas
económicas de sus pobladores, ya por debilidad o inoperancia de sus instituciones democráticas,
comienzan a elaborar -también discursivamente- argumentaciones en pos no sólo del abandono de la
exigencia ética finisecular, sino en apoyo de las posturas fáusticas adoptadas. Percibimos entonces
pretensas justificaciones, del tipo: "sólo los países ricos pueden ocuparse de su entorno"; "si le

278
Pese a haberse introducido cláusulas ambientales en gran parte de las constituciones latinoamericanas
reformadas en las últimas dos décadas, esas prescripciones -programáticas- encuentran serias dificultades al
momento de su operacionalización, mediante el dictado de normas de nivel infra-constitucional.
279
Laporta, Francisco J., “Etica y derecho en el pensamiento contemporáneo”, en Victoria Camps (editora),
Historia de la Ética (3. Etica contemporánea), Crítica, Barcelona, 1989, pp. 221-295.
280
Recordemos que las hipótesis básicas de la teoría de Hans Kelsen sostienen que la validez de un orden
jurídico positivo es independiente de su correspondencia, o de su falta de correspondencia, con cierto sistema
moral.
Marisa A. Miranda 266

exigimos a tal o cual industria que deje de contaminar, dejaremos mucha gente desocupada", y
fórmulas similares. Una a una, estas afirmaciones pueden ser refutadas aún utilizando su misma escala
axiológica: el deterioro ambiental también genera consecuencias económicas.
Esta esquizofrenia latinoamericana es reconocida desde el centro, cuando se remarca la
necesidad de un tratamiento indiferenciado de las cuestiones ambientales, no sólo en instrumentos
normativos, sino también en esquemas teóricos. Precisamente, se suele destacar que la exigencia ética
ambiental es un “principio igualmente válido.....para el Primer y el Tercer Mundo”, como si existiese
una ética del subdesarrollo distinta de la de la riqueza.281
En la tradición occidental los efectos de nuestras acciones sobre los otros animales han sido
ignorados hasta hace unos cien años, y sus efectos sobre la biosfera hasta hace medio siglo. En los
últimos cincuenta años los humanos más conscientes y mejor informados han ido preocupándose más
y más por los problemas ecológicos de nuestro planeta. El impacto destructivo de la humanidad sobre
los principales sistemas, la falta de escrúpulos en nuestras relaciones con las otras especies y la
insostenibilidad a largo plazo de nuestra propia civilización plantean inmensos dilemas morales y
políticos, a los que las escuelas tradicionales de ética y filosofía política no ofrecen respuesta alguna.
No obstante, es dable destacar que además del interés humano y de la compasión por la muerte
cruel de cada animal, podemos sentir también otro tipo de indignación moral, que va más allá de la
compasión, y que es indignación por el empobrecimiento y la mutilación irreversible de la biosfera
que representa la extinción o la dramática disminución de las poblaciones de aquéllos animales. El
destruir tejidos tan valiosos de nuestro entorno sin motivo ni beneficio comprensible alguno, salvo la
miope codicia de unos pocos, es algo lamentable más allá del dolor y de la compasión, es una pérdida
ontológica. Más allá del placer y el dolor, valoramos nuestra propia integridad física, y la integridad
física y la biodiversidad de la biosfera, de la que formamos parte. Por eso podemos valorar también los
árboles, los bosques, los océanos y los ecosistemas. Esta es la nueva perspectiva que aporta el nivel
ecológico de nuestra conciencia moral.282
En las últimas décadas Latinoamérica ha sufrido un intenso proceso de destrucción de su base
de recursos naturales y de deterioro ambiental. Las fuerzas económicas y los procesos sociales y
económicos que se hallan detrás de esta destrucción de recursos y deterioro ambiental son muy
complejos. En algunos casos la población actúa como elemento de presión sobre la base de recursos,
pero en otras situaciones los procesos productivos, independientemente de la variable demográfica,
constituyen un factor determinante en tal comportamiento. Aunque las raíces históricas de estos

281
Ver, entre otros, a Paniagua, Angel y Moyano, Eduardo, op.cit.
282
Mosterin, Jesús, “El nivel ecológico de la conciencia moral”, en Revista de Occidente, N° 194-195, Julio-
Agosto 1997, Madrid, pp. 13-36.
Negro sobre verde 267

procesos pueden remontarse a mucho tiempo atrás, durante los últimos años se han intensificado, tanto
en lo que concierne a la tasa de crecimiento como en lo relativo a su profundización. 283
Ahora bien, si por una parte, pensamos en las relaciones socioeconómicas imperantes entre el
mundo desarrollado y el periférico, y en la influencia que el primero tiene sobre los procesos de toma
de decisiones del segundo; y, por otra, observamos la homogeneización ético normativa, a partir del
análisis de los documentos internacionales suscriptos por la mayoría de las naciones occidentales,
logramos comprender el quid de la cuestión: Dada la característica ontológica de lo ambiental
(universal) y la necesidad de fomentar -desde el centro- una ética racional no altruista -aún con el más
inocente instinto de conservación- pero que, sin embargo, asegure su supervivencia, pareciera lógico
suponer que esa fractura ético normativa apreciable en el ordenamiento jurídico interno de los
países comprometidos, no tendría su génesis exclusivamente en factores externos, sino que estaría
originada por una pluralidad de causas, algunas exógenas y otras endógenas.
Estamos pensando, inequívocamente, en el endocolonialismo.
Tal como argumenta Mires, pareciera que la leyenda de El Dorado se niega a desaparecer. En
todos nuestros países se habla de inmensas regiones que solamente aguardan la llegada de los nuevos
conquistadores para que afloren manantiales de riquezas. Quizás fue ese tipo de leyenda el que indujo
a los gobernantes brasileños que iniciaron la campaña de ocupación de la región amazónica,
llevándose a cabo uno de los crímenes ecológicos y etnológicos más grandes de que se tenga noticia.
Pero lo ocurrido en Brasil es apenas la reproducción ampliada de lo que puede ocurrir, y de hecho ha
ocurrido, en el resto de los países latinoamericanos. A los paraguayos les aguarda el Chaco, con sus
supuestas inexploradas riquezas. A los argentinos, la inmensidad de la pampa; a los chilenos los
bosques del sur, e incluso la Antártida, cuyos bondadosos pingüinos ya están siendo exportados al
Japón; y a varios países, todavía les aguardan algunos restos de la Amazonia; y así sucesivamente...en
todas partes es fomentado un espíritu colonizador que enfervoriza las fantasías de aquellos habitantes
de urbes superpobladas y sucias, algunos de los cuales únicamente conocen los campos y los bosques
a través de la televisión.284
La principal diferencia entre el Primer Mundo y la periferia latinoamericana consiste en que en
Europa occidental la conciencia ecológica ha alcanzado un notable grado de expresión política,
mientras que, en América Latina todavía se mantiene oculta, o habitando solamente los terrenos
culturales; esperando, según Mires, "su acceso a lo político"; aguardando, para nosotros, la subsunción
de los principios éticos que autoproclama, en normas jurídicas que reflejen y consoliden su eficaz
instalación en el marco de la política.

283
Nadal Egea, Alejandro, “Los recursos naturales, su explotación y nuevas políticas ecológicas”, en Reyna, José
Luis (compilador), América Latina a fines de siglo, Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1995, pp. 116-
147.
284
Mires, Fernando, op.cit., p. 62.
Marisa A. Miranda 268

En los años 60 la constatación de los primeros problemas medioambientales de importancia


sirvió para que empezaran a denunciarse las amenazas que sobre el entorno natural tenía o podía tener
el acelerado ritmo de expansión que se estaba llevando a cabo en los países industrializados.
Cuestionamiento que provino, precisamente, de sectores heterodoxos generados en el interior
de la ortodoxia capitalista.285
Hoy día, en las postrimerías del siglo XX, la ortodoxia del Norte es la heterodoxia de
entonces; habiendo comenzado la intelectualidad latinoamericana, recién en los 80, a mirar con interés
el paradigma de la sustentabilidad ambiental.
Durante los últimos veinte años lo ecológico fue ganando relevancia no sólo entre la
permeable comunidad científica de la periferia, sino también entre los más variados actores sociales.
Los niños en edad escolar son eficientemente informados sobre diversas cuestiones ecológicas; los
medios de comunicación la refieren; la temática ambiental está inserta aún en el discurso político más
banal. Es decir, existe una conciencia generalizada de la problemática ambiental y una marcada
aceptación e internalización de los postulados de la ética intergeneracional.
Sin embargo, mientras que en los países centrales ese conocimiento forma parte de
programas de acción y políticas de gobierno; en el Sur, la praxis pretende, generalmente, arribar al
ansiado modelo de desarrollo fáustico.
Seguramente, las causas son variadas, no dejándose de destacar la excesiva presión económica
que sufren estos países por su desmesurado endeudamiento externo, lo que los induce a obtener
ganancias a cortísimo plazo, minimizando -consciente o inconscientemente- la incidencia de sus
acciones en el entorno.
También es real que, probablemente por el endocolonialismo descripto, América Latina aún
no ha "tomado partido". Aún no ha elegido qué es lo que pretende conservar, ni por cuánto tiempo, ni
qué bienes detentan la categoría cultural de utilidad. Aún no ha elegido "entre el león y el
venadillo."286
Y no ha elegido porque, frecuentemente, su elite dirigente ha decidido proceder "con la gente
y el país, con las plantas y los animales, con las riquezas de la tierra y con la naturaleza, como alguien
que sabe que más tarde se irá de ahí". 287

285
Recordemos el paradigmático ejemplo de Silent Spring.
286
“Si vemos que un león persigue a un venadillo, todos sabemos que esa vertiginosa carrera, que probablemente
terminará con la muerte del venadillo, corresponde a un movimiento de la naturaleza. Pero eso no nos impide
tomar partido, por lo común por el venadillo, y habría que ser muy perverso como para no desear que el
venadillo logre escapar. Desde un punto de vista ético o estético, estamos tomando un partido (no hay nada más
tierno que los húmedos ojos de un venadillo). Casi siempre existe la posibilidad de elegir: o la represa eléctrica o
las cooperativas de huertos familiares; o el reactor atómico o el molino a viento; o el desierto o el bosque; o el
tractor o el indio” (Mires, Fernando, op.cit., p. 82).
287
El entrecomillado corresponde al concepto de colonialista dado por Al Imfeld y transcripto por Fernando
Mires, op.cit., p. 66.
Negro sobre verde 269

II. B.- LA ÉTICA AMBIENTAL FINISECULAR: LA DIMENSIÓN INTERGENERACIONAL

La andanada de consignas catastróficas de los dos últimos decenios (que contrastan


notablemente con el optimismo de la postguerra, tanto en el bloque capitalista como socialista), parece
ajustarse al comportamiento descrito por Douglas, para quien, la amenaza de los imperativos morales
es un medio por el cual el sistema social busca inducir la cooperación y el comportamiento de sus
miembros. Para ello se argumenta urgencia temporal ("si no se acaba ya con esa conducta indeseada el
mundo se nos vendrá encima"); castigo divino ("a Dios no le va a gustar este comportamiento");
desastre natural ("lo que hace fulano va contra la naturaleza"); o costos ("no podemos pagarlo y
nuestros hijos van a sufrir").288
Parece clara la función normativa y adaptativa de este tipo de discurso, presente en casi todas
las sociedades. Lo notable en los planteamientos ambientales actuales es que recurren a un discurso
normativo, pero carecen en gran medida de propuestas de acción concretas y de modelos alternativos,
que supuestamente, se está tratando de inducir con el discurso normativo.
Al respecto, se ha llegado a afirmar que ante la demanda de varios gobiernos en implementar
el "desarrollo sustentable" pregonado en el Informe Brundtland, los mismos creadores o divulgadores
del término habían tenido que reconocer que no sabía cómo se hacía desarrollo sustentable.
No obstante, si bien podemos aceptar como válidas aquellas limitaciones programáticas o
instrumentales a la efectivización de los preceptos éticos intergeneracionales en materia ambiental, lo
cierto es que -como acertadamente señala Gutman- "a pesar de esta situación, los documentos
ambientalistas continúan recomendando ritualmente incluir la dimensión ambiental en la planificación
del desarrollo, cuando lo que debería señalarse es que hoy día prácticamente no existe planificación
del desarrollo en el Tercer Mundo".
Esta circunstancia pareciera tener un lugar común en los diversos escenarios latinoamericanos:
un discurso ambiental limpio, aséptico, coincidente con el del mundo desarrollado; una normativa
interna, débil, laxa, decimonónica, fáustica.
Efectivamente, en la periferia resultan observables una marcada debilidad normativa; una
adecuación política a intereses económicos capitalistas,289 fundamentalmente externos; y una
insuficiencia de evaluaciones de impacto ambiental; cuestiones éstas que implican un estancamiento
en la ética victoriana fáustica. Y lo que es peor, un añorado deseo en sus clases dirigentes de obtener el
desarrollo económico decimonónico, en dominar a la naturaleza, en aumentar el PBI. No importa a
costa de quién. No importa a costa de qué.

288
Citado por Pablo Gutman, “La economía y la formación ambiental”, en Leff, Enrique (compilador), Ciencias
sociales y formación ambiental, Gedisa, Barcelona, 1994, pp. 125-155.
289
El capitalismo a ultranza es potencialmente contradictor del ambientalismo: el primero otorga a los recursos
naturales el mismo tratamiento que a cualquier otro de los llamados “medios de producción”.
Marisa A. Miranda 270

Este paradigma, en materia ambiental, viene siendo hace décadas severamente cuestionado y
marginado en los países centrales. A partir de entonces, y buscando basamento legal en diversos
instrumentos internacionales y legislación interna, la ética del centro ha tomado otra dirección, el
camino de la intergeneracional. Sendero éste por ahora exclusivamente reservado a aquéllos,
observándose una fractura entre el ser y el deber ser ambiental en los países de la periferia.
El discurso enarbolado al respecto desde Latinoamérica dista de ser coherente.
Por una parte, se afirman y suscriben convenios internacionales en los cuales está presente el
respeto por la ética intergeneracional, por la sustentabilidad ambiental. Por otra, gran parte de sus
países legalizan el uso de tecnologías sucias o peligrosas; enajenan el importante capital de
biodiversidad; y rubrican contratos que facilitan la explotación absurda de sus recursos naturales.
Se ha sugerido que hasta alrededor de 1930 predominaba en América Latina la noción de
"países nuevos" o sea, países cuya historia no había podido desplegarse todavía estando por lo mismo
cuajada de posibilidades. En cambio, después fue imponiéndose la noción de "país subdesarrollado" en
la conciencia latinoamericana.290 Gravísima postura que fomenta, sin lugar a dudas, una percepción
neocolonialista (o endocolonialista) del entorno.
Precisamente, el endocolonialismo existente en sus élites gobernantes utiliza argumentos
economicistas para justificar insostenibles reflexiones sobre la laxitud de la recepción jurídica de la
ética ambiental de este fin de milenio.
Y decimos esto puesto que si bien no desconocemos la política colonialista que suele presidir
las relaciones Norte-Sur, en desmedro del último, destacamos que esta fórmula no nos permite
explicar la lógica ambiental latinoamericana.
Si las cuestiones ambientales trascienden las barreras estaduales, y los límites ecosistémicos,
hora es de entender que "estamos todos en un mismo barco", y que la ética pregonada desde el
desarrollo -con la posibilidad de disposición y aplicación de un conocimiento científico ahora
universalizado- debe evaluar -aún en su propio afán de subsistencia, aún en su más egoísta instinto de
conservación- la posibilidad de buscar la efectivización de políticas de manejo coherente de los
recursos naturales de la periferia, quien, detenida en la época victoriana y anhelante de un Fausto que
le posibilite emerger, potencialmente compromete con sus acciones -fuertemente condicionadas- la
supervivencia del globo.291

290
Así lo ha entendido Antonio Cándido, citado por Brunner, José Joaquín, “Tradicionalismo y modernidad en la
cultura latinoamericana”, en Reyna, José Luis (compilador), América Latina a fines de siglo, Fondo de Cultura
Económica, México, D.F., 1995, pp. 276-306.
291
Si bien es real que en la cuestionada ética evolucionista spenceriana resulta prácticamente inviable una
postura altruista -el altruista se sacrificaría por sus semejantes, lo que lo tornaría no precisamente cómo el más
apto de la Creación, y repercutiría en que no fuera el más apto para la supervivencia; por lo tanto, el altruista
moriría pronto-, lo cierto es que desde la Sociobiología se ha elaborado una respuesta: si lo importante,
evolutivamente hablando, no es la supervivencia individual, sino la presencia en el acervo genético de la
población de ciertos genes que controlan la actitud altruista, cualquier conducta que contribuya a la persistencia
de esos genes será evolutivamente útil, adaptativa.
Negro sobre verde 271

La racionalidad faústica, encuadrable en la obra de Bentham y Mill dotaba a la sociedad


victoriana de una moral pública acorde con los nuevos tiempos del Imperio británico. Una moral cuyo
más orgulloso patrimonio era el de basar sus criterios en estrictos cálculos racionales. Pero tales
operaciones sólo eran posibles gracias a la dicotomía motivo / criterio, que desligaba las normas éticas
de la naturaleza emotiva del ser humano y establecía un terreno moral apto para instalar en él la razón.
La razón se convertía, de la mano de Adam Smith, de Bentham y de Mill, en la garantía de un
universo moral ordenado, sujeto a valores comprensibles y después mensurables en los mismos
términos que el comercio había hecho de uso común.292
Empero, la realidad periférica no siempre es observable desde el orden, desde el cálculo.
Es cierto que la sobrepoblación y la sobreexplotación de los recursos en los países pobres es
también un peligro para la estabilidad global y su desarrollo sostenible. La extrema pobreza conduce a
la desertificación haitiana, sin duda. Pero resulta que la extrema riqueza conduce igualmente, aunque
por otros caminos, a la deforestación canadiense. La primera no puede permitirse esperar la reposición
de la madera: la necesita para cocinar en una economía paupérrima que acaba sacrificando su propio
hábitat y paisaje. A la segunda, la canadiense, no le concierne propiamente este paisaje: sus operadores
son multinacionales que no viven ni han de quedarse en el entorno de desolación que dejan tras de sí, y
donde sólo seguirán viviendo, mientras resistan, los indígenas de islas como la Vancouver
originaria.293
Sin embargo, existen sustanciales diferencias en lo que respecta al interés sobre el abordaje del
tema ambiental en el Norte y en el Sur. Mientras que la mayoría de los autores de los países
desarrollados enfocan el problema del desarrollo sustentable como la necesidad de una equidad
intergeneracional, en el Sur la sustentabilidad más acuciante es la equidad intrageneracional: cómo
hacer un uso equitativo del ambiente ahora, cómo enfrentar el problema de la pobreza y el desigual
uso del ambiente en el presente.
Ciertamente, podremos afirmar que quien concibe una ética intergeneracional piensa -
indudablemente- en una ética intrageneracional. Pero la inversa no es exacta. Si es real que América
Latina está pensando fundamentalmente en una ética intrageneracional en materia ambiental, ésta
requiere reflejarse en normas jurídicas que la amparen. Que aún en el caso que sólo piensen en la
generación presente, como si mañana el mundo se acabase; aún en ese supuesto, la generación actual
debería gozar de un eficiente sistema de protección ambiental. De una planificación en el uso
conservativo de los recursos naturales. De un tratamiento jurídico de todos los recursos naturales
teniendo en miras su agotabilidad.

Ver Cela Conde, Camilo J., “El naturalismo contemporáneo: de Darwin a la sociobiología”, en Victoria Camps
(editora), Historia de la Ética (3. Etica contemporánea), Crítica, Barcelona, 1989, pp. 601-634.
292
Ver ïbidem.
293
Rubert de Ventós, Xavier, “No les des pescado, dales caña”, en Revista de Occidente, N° 194-195, Julio-
Agosto 1997, Madrid, pp. 7-11.
Marisa A. Miranda 272

Estremece la observación de Weffort294 respecto a las ciudades brasileñas que devinieron


inútiles luego de que la predatoria e itinerante agricultura del café, agotara por completo las tierras de
la región y se dirigiera a otra parte: estas orbes fueron víctimas de la modernidad del siglo XIX.
Esperemos que esas mismas “ciudades muertas” de fines del siglo XIX no sean, mañana,
comparables a los países hoy devastados por la utilización de tecnologías sucias, de pesticidas
prohibidos en los países en los cuales se los fabrica, o por la implementación de biotecnologías
severamente cuestionadas en una “mitad del primer mundo”.
La acelerada modernidad que presenciamos actualmente, tanto más acelerada cuanto más
modernos los países ofrece muchas razones para el entusiasmo. Pero quienes insisten en decir que el
mundo será más pequeño cuando se haya unificado por el avance de la "revolución tecnológica",
quizás no estén tomando en debida cuenta que éste es un proceso abierto y que cobra un alto precio a
los que se quedan atrasados. Al ritmo que van las cosas, la modernización acelerada puede producir
efectos sorprendentes. Si los latinoamericanos no están preparados para ver lo que se viene por allí,
podrían ver convertidas en chatarra no sólo muchas de sus máquinas e industrias, sino también algunas
de sus ciudades, tal vez regiones e incluso países enteros.
En las entrelíneas de su Espejo de Próspero, Morse sugiere que aquéllos se caracterizarían por
un sentimiento de que a la vuelta de la próxima esquina se estaría anunciando una gran catástrofe. Él
habla de "dos versiones de la historia occidental", la primera, "evolutiva y fáustica", y la segunda "más
entrópica que evolutiva".295
Y, en materia ambiental, también pareciera que es así.
Si bien los países de América Latina -al igual que otros sectores de la periferia- se caracterizan
por una marcada dependencia económica, tecnológica y cultural respecto a los estados centrales; es
imposible desconocer la existencia de una fuerza que, entrópicamente, induce a una toma de postura
inferiorizante respecto a sus potencialidades científico tecnológicas, amén de un escaso
reconocimiento efectivo de su importante capital de biodiversidad y de la existencia de recursos
naturales prácticamente intactos.
Y esa es la ética ambiental normada en la periferia. Por una parte, exo y endocolonialista. Por
otra, discursivamente ambientalista.
Esto, toda vez que, por ahora, el paradigma de la sustentabilidad solamente ha germinado en la
heterodoxia de la periferia.
Así es la ética esquizofrénica de América Latina.

294
Weffort, Francisco, “La América equivocada. Apuntes sobre la democracia y la modernidad en la crisis de
América Latina”, en Reyna, José Luis (compilador), América Latina a fines de siglo, Fondo de Cultura
Económica, México, D.F., 1995, pp. 399-431.
295
Ver Morse, Richard M., El espejo de Próspero, Siglo XXI, México D.F., 1982, citado por Weffort en op.cit.
Negro sobre verde 273
Marisa A. Miranda 274

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