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La regulación del sistema penitenciario en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
está fundamentada principalmente por estos dos artículos:
Artículo 1
En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de
los que el Estado mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección,
cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones que esta Constitución establece.
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del
extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su
libertad y la protección de las leyes.
1
Artículo 18
Sólo por delito que merezca pena privativa de libertad habrá lugar a prisión
preventiva. El sitio de ésta será distinto del que se destinare para la extinción de las
penas y estarán completamente separados.
La Federación y las entidades federativas podrán celebrar convenios para que los
sentenciados por delitos del ámbito de su competencia extingan las penas en
establecimientos penitenciarios dependientes de una jurisdicción diversa.
2
Las formas alternativas de justicia deberán observarse en la aplicación de este
sistema, siempre que resulte procedente. El proceso en materia de justicia para
adolescentes será acusatorio y oral, en el que se observará la garantía del debido
proceso legal, así como la independencia de las autoridades que efectúen la
remisión y las que impongan las medidas. Éstas deberán ser proporcionales al
hecho realizado y tendrán como fin la reinserción y la reintegración social y familiar
del adolescente, así como el pleno desarrollo de su persona y capacidades. El
internamiento se utilizará sólo como medida extrema y por el tiempo más breve
que proceda, y podrá aplicarse únicamente a los adolescentes mayores de catorce
años de edad, por la comisión o participación en un hecho que la ley señale como
delito.
Como podemos ver, nuestra Constitución Política mandata que “todas las personas gozarán de los
derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que
el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección” (Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, art. 1).
3
(s. a.) (2017). Justicia e igualdad [fotografía]. Tomada de https://pixabay.com/en/
lady-justice-legal-law-justice-2388500/
También considera que “Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la
obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos” (Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, art. 1).
Promover
Asegurar que todas las personas tengan acceso a información básica sobre sus derechos
humanos.
Respetar
No interferir con su disfrute, es decir, el Estado y sus agentes deben abstenerse de
interferir con el goce de los derechos humanos.
Proteger
Adoptar medidas que eviten que éstos sean violados por terceros.
Garantizar
Tomar acciones que permitan el libre acceso a los derechos humanos y garantizar
su disfrute, cada vez que una persona (o grupo) no pueda, por razones ajenas a su
voluntad, poner en práctica el derecho por sí misma con los recursos a su disposición.
Implica también tomar medidas para prevenir, investigar y sancionar las violaciones a
los derechos humanos y reparar el derecho violado.
4
Si bien la privación de la libertad como consecuencia de la comisión de un hecho delictivo implica
la restricción de un derecho, éste debe hacerse “en los casos y bajo las condiciones que esta
Constitución establece”.
5
CNDH. (s. f.). Servicio odontológico [fotografía].
Cuando se priva de la libertad a una persona, ya sea en prisión preventiva como medida cautelar
o compurgando una sentencia, esta reclusión debe cumplir primordialmente dos objetivos:
proteger a la sociedad del riesgo que la persona pueda representar si se encuentra en libertad y
que no vuelva a delinquir al reinsertarla de manera efectiva a la sociedad.
En este sentido, el Estado debe garantizar a las personas en reclusión seguridad, así como
condiciones de vida digna al interior de los centros penitenciarios, ya que al encontrarse en
una posición especial de garante, ejerce un fuerte control o dominio sobre las personas que se
encuentran sujetas a su custodia (CIDH, 2004, p. 152), lo que produce una relación e interacción
especial de sujeción entre la persona privada de libertad y el Estado; es por ello que las personas,
al estar privadas de la libertad, no pueden satisfacer por cuenta propia una serie de necesidades
básicas que son esenciales para el desarrollo de una vida digna en reclusión (CIDH, 2004, p. 152) y
dependen de que el Estado se las provea.
6
Sabía que…
7
Por otro lado, la obligación de
garantizar implica poner los recursos
a disposición de las personas, por
ejemplo, el derecho a la salud. Si la
persona está en reclusión, no puede
acceder a este derecho por sus propios
medios, por ello, el Estado bridará
todos los servicios médicos para poder
hacer efectivo ese derecho.
8
El artículo 18 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos ha evolucionado
con el paso del tiempo, y de reconocer
algunos criterios básicos como la separación
de personas procesadas y sentenciadas y el
trabajo como un derecho de las personas
en reclusión, ha incorporado otros derechos
como una base mínima de ser garantizada a
toda persona en reclusión penitenciaria.
(s. a.) (2011). Portada original de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos de 1917 [imagen]. Tomada de https://
upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/c/c1/Portada_
Interior_Original_de_la_Constitucion_de_1917.png
Como pudo ver, el artículo 18 constitucional establece que el sistema penitenciario se organizará
sobre la base del respeto a los derechos humanos, el trabajo, la capacitación para el mismo, la
educación, la salud y el deporte como medios para la reinserción social. Sin embargo, es importante
puntualizar que estos derechos no son limitativos, sino, como se ha mencionado, constituyen una
base mínima de derechos que deberán ser garantizados a toda persona en reclusión.
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También es importante destacar el principio de progresividad de los derechos humanos en materia
de clasificación penitenciaria. El artículo 18 constitucional establece en su párrafo octavo que “Los
sentenciados, en los casos y condiciones que establezca la ley, podrán compurgar sus penas en
los centros penitenciarios más cercanos a su domicilio, a fin de propiciar su reintegración a la
comunidad como forma de reinserción social. Esta disposición no aplicará en caso de delincuencia
organizada y respecto de otros internos que requieran medidas especiales de seguridad”.
Aunado a las otras consideraciones previstas en el mismo artículo, se reconocen cuatro criterios
base para efectuar la clasificación penitenciaria:
Clasificación penitenciaria
• Procesados
Situación jurídica • Sentenciados
• Hombres
Género • Mujeres
• Adultos
Edad • Menores de edad
• Delincuencia organizada
Régimen de vigilancia • Delincuencia convencional
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El Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la tesis jurisprudencial constitucional
P./J.19/2012 (10a.) prevé “el derecho humano del sentenciado por delitos distintos a los de
delincuencia organizada y que no requieren medidas especiales de seguridad, a purgar la pena de
prisión en el centro penitenciario más cercano a su domicilio, a fin de propiciar su reintegración a
la comunidad como forma de reinserción social” (SCJN, 2012), por lo que la excepción al criterio
antes señalado sería únicamente la prevista en el artículo 18 constitucional, que consigna la
existencia de centros especiales, tanto para la reclusión preventiva, como para la ejecución de
sentencias tratándose de delincuencia organizada.
I. Establecer las normas que deben de observarse durante el internamiento por prisión
preventiva, en la ejecución de penas y en las medidas de seguridad impuestas como
consecuencia de una resolución judicial;
II. Establecer los procedimientos para resolver las controversias que surjan con motivo de
la ejecución penal, y
III. Regular los medios para lograr la reinserción social. [Ley Nacional de Ejecución Penal,
art. 1]
CNDH. (s. f.). Infraestructura del Centro Federal de Readaptación Social No. 16 [fotografía].
Las disposiciones de esta ley son “de orden público y de observancia general en la Federación y las
entidades federativas, respecto del internamiento por prisión preventiva, así como en la ejecución
de penas y medidas de seguridad por delitos que sean competencia de los tribunales de fuero
federal y local” (Ley Nacional de Ejecución Penal, art. 2).
11
Esta ley busca (SEGOB, 2016):
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Artículo 9 de la LNEP
Asistencia médica
Agua suficiente, salubre, preventiva y de tratamiento
aceptable y permanente para su para el cuidado de la salud,
consumo y cuidado personal atendiendo a las necesidades
propias
Cabe destacar que cuando una persona se encuentra privada de la libertad es necesario que se
apegue al régimen del centro penitenciario, para ello se establecen en el artículo 11 de esta ley las
obligaciones para las personas privadas de la libertad:
14
Por otra parte, en el artículo 10, además de los derechos señalados para toda persona en reclusión
penitenciaria se establecen derechos de las mujeres privadas de su libertad en un centro
penitenciario, entre los que destacan:
La maternidad y la lactancia.
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Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos
Las Reglas Mínimas de Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos, adoptadas por
el “Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente”, celebrado en Ginebra en 1955, y aprobadas por el Consejo Económico y Social en la
resolución 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y en la resolución 2076 (LXII) de 13 de mayo de 1977,
se reconocen como el principal instrumento internacional en materia penitenciaria.
Este proceso concluyó en Cape Town en 2015 para ser presentadas en el “13° Congreso de la ONU”,
celebrado en Doha, Qatar, del 18 al 22 de mayo de 2015.
En el cuarto encuentro, el grupo de expertos recomendó que las reglas revisadas fueran
denominadas “Reglas Nelson Mandela”, en homenaje al legado del difunto presidente de
Sudáfrica, Nelson Rolihlahla Mandela, quien pasó 27 años en prisión durante su lucha por los
derechos humanos, la igualdad, la democracia y la promoción de una cultura de paz a nivel
mundial. Se decidió que el Día Internacional de Nelson Mandela (18 de julio) fuera utilizado con el
fin de promover condiciones de encarcelamiento dignas, sensibilizar acerca del hecho de que las
personas privadas de libertad son parte integrante de la sociedad y valorar la labor del personal
penitenciario como servicio social de particular importancia (UNODC, 2016).
16
Eytan, T. (2013). Estatua de Nelson Mandela [fotografía]. Tomada de https://flic.kr/p/i7R81u
17
Es importante plantear que aun cuando las Reglas Nelson Mandela, al igual que otros instrumentos
internacionales similares (declaraciones, principios, directrices y códigos de conducta) no son
vinculantes, es decir, no tienen los efectos jurídicos como los tratados y no son obligatorios para
los Estados, sí tienen fuerza moral, proporcionan una orientación de tipo práctico y forman parte
del “cuerpo” del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Lo que significa que aun con
su valor moral, estos instrumentos sirven para entender mejor las obligaciones que los Estados
tienen frente a los derechos humanos.
Las Reglas Nelson Mandela se encuentran integradas por 122 reglas que se subdividen de la
siguiente manera:
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Dentro del sistema de las Naciones Unidas, la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga
y el Delito (UNODC) es el guardián de las normas y estándares internacionales en materia de
prevención del delito y justicia penal, incluidas las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas y, por
tanto, ha ejercido de Secretaría durante todo el proceso de revisión de éstas. Con base en su
mandato de asistir a los Estados miembro, bajo petición, para poner en práctica estas normas y
estándares, la UNODC ha acumulado una extensa experiencia en proporcionar orientación técnica
e implementar programas de asistencia en el campo de la reforma penitenciaria. Recientemente,
la UNODC ha desarrollado una estrategia para abordar los retos globales en materia penitenciaria,
que prevé un mayor compromiso en:
Además de las Reglas Mínimas de Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas
Nelson Mandela), existen otros instrumentos internacionales que ofrecen un conjunto amplio de
salvaguardias para la protección de los derechos de las personas que se encuentran privadas de
la libertad y que pueden ser considerados como criterios fundamentales para organizar cualquier
régimen penitenciario, ya que reconocen como base el respeto a la dignidad humana de toda
persona en reclusión.
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A mediados de la década de los setenta, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció
la necesidad de reunir en un solo instrumento un conjunto amplio de salvaguardias detalladas y
prácticas encaminadas a la protección de todas las personas privadas de libertad frente a abusos
tales como detenciones arbitrarias, interrogatorios coactivos, tortura u otros malos tratos, y
“desapariciones”.
(s. a.) (2014). Personas que trabajan en favor de los derechos humanos
[fotografía]. Tomada de https://flic.kr/p/nE67b1
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Algunos de los principios constituyen unas normas nuevas e importantes para la protección de las
personas detenidas, pero otros perdieron fuerza durante el proceso de redacción hasta el punto
de que duplican o incluso (en ciertas circunstancias y en ciertos aspectos limitados) no alcanzan
el nivel de normas internacionales ya existentes. Sin embargo, el conjunto de principios puede
resultar muy útil para las personas que trabajan en favor de las personas detenidas, y ello por
varias razones (Amnistía Internacional, 1989):
21
Consulte:
Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de
la libertad para las mujeres delincuentes, “Reglas de Bangkok” (aprobada y proclamada por
la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 65/229, Nueva York, Estados Unidos
de América, 21 de diciembre de 2010).
La población objetivo de las Reglas de Bangkok son las mujeres, pero también alcanzan a toda
la población reclusa. Estas reglas son, además, el primer instrumento que visibiliza y analiza la
situación de los hijos y las hijas de las personas encarceladas. Estas reglas parten de la premisa de
que varones y mujeres no deben recibir un “trato igual”, sino por el contrario, debe asegurarse un
trato diferente bajo leyes y políticas sensibles al género de las personas (acciones afirmativas) y
buscan regular todos los aspectos relativos a la gestión penitenciaria y a la ejecución de medidas no
privativas de libertad, incorporando disposiciones específicas para mujeres extranjeras, mujeres
embarazadas y madres, minorías raciales y étnicas, adolescentes, etc. (UNODC, 2014).
22
Las reglas se dividen en cuatro secciones que abarcan:
III
23
Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre las Medidas no Privativas de la Libertad
(Reglas de Tokio) (adoptadas por la Asamblea General de Naciones Unidas en diciembre de 1990)
buscan fomentar una mayor participación de la comunidad en la gestión de la justicia penal y
apoyan la causa de la justicia y reducen la aplicación de las penas de prisión, que en todos los
casos deben considerarse de último recurso.
Asimismo, existen otros instrumentos que establecen las normas básicas relativas a la
administración de la justicia de menores. Estas normas internacionales exigen que los
ordenamientos jurídicos nacionales tengan en cuenta la condición especial y la vulnerabilidad de
los menores que entran en conflicto con la ley estén guiados por el interés superior del niño; entre
éstas destacan:
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Este código consta de ocho artículos fundamentales en los que se exponen las responsabilidades
específicas de quienes están a cargo de hacer cumplir la ley. Para el caso particular del personal
penitenciario, se plantea la obligación de respetar y proteger la dignidad humana y
los derechos humanos de todas las personas (CCFEHCL, art. 2).
El artículo 3 establece que sólo podrán usar la fuerza cuando sea estrictamente necesario y en la
medida que lo requiera el desempeño de sus tareas, de manera proporcional y excepcional.
Por otra parte, esta norma establece que “Ningún funcionario encargado de hacer cumplir la ley
podrá infligir, instigar o tolerar ningún acto de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos
o degradantes, ni invocar la orden de un superior o circunstancias especiales” (CCFEHCL, art. 5).
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También establece obligaciones para asegurar “la plena protección de la salud de las personas
bajo su custodia y, en particular, tomarán medidas inmediatas para proporcionar atención
médica cuando se precise” (CCFEHCL, art. 6). Además, este instrumento prohíbe cometer actos de
corrupción (CCFEHCL, art. 7).
Otros instrumentos que rigen al personal penitenciario de seguridad y custodia en los centros de
reclusión son los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los
Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley (adoptados por el Octavo Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente en 1990).
Estos principios establecen normas estrictas para el empleo de la fuerza y de armas de fuego,
asimismo reconocen el riesgo que implica el ser funcionario de hacer cumplir la ley y plantean
que sólo puede utilizarse la fuerza cuando sea estrictamente necesario y en la medida en que
sea preciso para el desempeño de funciones legítimas de aplicación de la ley. También establece
agotar los medios no violentos antes de recurrir al empleo de la fuerza y de armas de fuego
(PBEFAF, ppio. 4).
• Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en sus relaciones con las personas
bajo custodia o detenidas, no emplearán la fuerza, salvo cuando sea estrictamente
necesario para mantener la seguridad y el orden en los establecimientos o cuando
corra peligro la integridad física de las personas.
• Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en sus relaciones con las personas
bajo custodia o detenidas, no emplearán armas de fuego, salvo en defensa propia o
en defensa de terceros cuando haya peligro inminente de muerte o lesiones graves, o
cuando sea estrictamente necesario para impedir la fuga de una persona sometida a
custodia o detención que presente el peligro a que se refiere el principio 9.
Dentro del sistema interamericano se encuentran los Principios y Buenas Prácticas sobre la
Protección de las Personas Privadas de Libertad en las Américas (adoptados por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos durante el 131º periodo ordinario de sesiones, celebrado
del 3 al 14 de marzo de 2008 -OEA/Ser/L/V/II.131 doc. 26-).
Este instrumento internacional establece que los principios y buenas prácticas que se podrán
invocar y aplicar, según cada caso, a personas privadas de libertad por motivos relacionados con
la comisión de delitos o infracciones a la ley, o por razones humanitarias y de protección.
Asimismo, establece criterios que deben ser observados en torno a la reclusión penitenciaria, el
trato humano, igualitario y no discriminatorio que se debe ofrecer a todas las personas privadas
de la libertad; la excepcionalidad de la aplicación de la prisión preventiva; aspectos mínimos que
deben tener las condiciones en donde se prive de la libertad, así como aquellos relativos a los
sistemas de privación de la libertad que implica el perfil del personal, cómo deben hacerse las
revisiones, la aplicación del régimen disciplinario, entre otras.
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Además de los instrumentos internacionales mencionados, es importante considerar que existen
otros documentos internacionales que orientan la protección de los derechos humanos de las
personas en reclusión penitenciaria. Destacando, entre otros, los siguientes informes de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos:
• Informe sobre los Derechos Humanos de las Personas Privadas de Libertad en las
Américas (2011)
• Informe sobre el uso de la prisión preventiva en las Américas (2013)
• Informe sobre medidas dirigidas a reducir el uso de la prisión preventiva (2017)
Así también tenemos los diversos casos contenciosos que ha emitido la Corte IDH respecto de las
personas privadas de la libertad y que han establecido determinados criterios interpretativos de
la Convención Americana de Derechos Humanos de ser valorados por todas las autoridades en el
ámbito de sus competencias, tal como lo establece el artículo 1 de la Constitución Política.
Varios de los estándares que se establecen en los casos emitidos por la Corte IDH serán retomados
con mayor detalle en otros módulos de este curso.
27
Fuentes de información
Bibliografía
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Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia Serie C No. 133, párr. 195.
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de V1; interés superior de la niñez en agravio de V2 y V3 y a la lactancia de V1 y V2. Consultada
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las Personas Privadas de Libertad en las Américas, 2011. Consultado el 15 de enero del 2018 de
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