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62 La guerra fría Franklin D.

Roosevelty la Gran Alianza, 1933-1945

Chamberlain, sin embargo, temía que Hitler utilizase una alianza entre casi la mitad del país. A finales de octubre los soviéticos ya habían exigido y
los ingleses, los franceses y los soviéticos como excusa para arrastrar a Gran obtenido bases en Letonia, Liruania y Estonia. Cuando los finlandeses se ne-
Bretaña a una guerra que tanto él como la mayoría del pueblo británico esta- garon a conceder derechos parecidos y a hacer concesiones en la frontera, los
ban decididos a evitar. Además, los nuevos protectorados de Gran Bretaña, soviéticos invadieron su país el 30 de noviembre. Después de una resistencia
Polonia y Rumania, temían a los soviéticos tanto como a los alemanes y, a cau- inesperada por parte de los finlandeses, los soviéticos les obligaron a ceder
sa de ello, se negaron rotundamente a permitir que tropas soviéticas penetra- todo el istmo de Carelia, varias islas del golfo de Finlandia, así como territo-
sen en su territorio, incluso después de que empezara un ataque alemán. rio del norte del país. En junio de 1940 los soviéticos se anexionaron los es-
No obstante, debido a la insistencia de su gabinete, que creía que una tados bálticos, Letonia, Lituania y Estonia. El 27 de junio Stalin obligó a Ru-
alianza con los soviéticos sería de la mayor importancia para la defensa de Po- mania a ceder a la Unión Soviética el norte de Besarabia y el norte de
lonia, en mayo de 1939 Chamberlain accedió a iniciar conversaciones con- Bucovina.
juntas anglofrancesas con los soviéticos. Pero lo máximo que el primer minis- El Pacto de No Agresión convenció a los funcionarios del departamento
tro británico estaba dispuesto a ofrecer a los soviéticos era un pacto consultivo de Estado especializados en la Unión Soviética de que cualquier acuerdo con
que entraría en vigor sólo si Gran Bretaña, Francia o la Unión Soviética se Stalin era papel mojado. A su modo de ver, Stalin era capaz de cualquier cosa
veían envueltas directamente en una guerra o como consecuencia de una agre- para promover los intereses de la Unión Soviética. Las consecuencias implíci-
sión contra otro estado europeo que opusiera resistencia. Esta fórmula elimi- tas de esta evaluación no eran muy prometedoras para el éxito a largo plazo de
naría la apariencia de una amenaza soviética a Polonia y Rumania al tiempo las relaciones sovieticonorteamericanas. George Kennan, entre otros, «poco
que evitaría toda garantía británica a la Unión Soviética. Sin embargo, las dos porvenir podía ver para las relaciones rusonorteamericanas salvo una larga se-
potencias occidentales se negaron a aceptar las exigencias de ajustes de las rie de malentendidos y decepciones y recriminaciones por ambas partes».13 Era
fronteras que hizo el Kremlin o a conceder a los soviéticos el derecho de ocu- una predicción que estaba destinada a hacerse realidad.
par los estados del Báltico. Obviamente, el ofrecimiento de Chamberlain no Pero Roosevelt seguía pensando en una posible colaboración de los sovié-
fue suficiente para disipar las preocupaciones de los soviéticos por su segu- ticos y los norteamericanos contra las potencias del Eje, incluso después de la
ridad. firma del Pacto de No Agresión. Así, Estados Unidos reaccionó de forma re-
La falta de acuerdo entre la Unión Soviética y los aliados occidentales lativamente moderada a la agresión soviética en el este de Europa. Se impu-
brindó a Hitler una oportunidad que aprovechó hábilmente. Dejando a un so un embargo de armas a Alemania y sus aliados, pero no a los soviéticos.
lado, de momento, su odio al comunismo, a comienzos de agosto de 1939 res- Y si bien Roosevelt impuso un embargo «moral» a la Unión Soviética después
pondió a anteriores sugerencias soviéticas sobre un entendimiento y ordenó a de que ésta invadiera Finlandia, e interrumpió el envío de aviones y metales
su embajador en Moscú que propusiera un acuerdo político entre los dos go- estratégicos a dicho país, se permitió que otras compras soviéticas aumenta-
biernos. Stalin, que para entonces ya había abandonado la perspectiva de for- ran hasta representar más del doble de las del año anterior. Luego, en di-
mar una alianza significativa con los aliados occidentales, o de recibir ayuda ciembre de 1939, el presidente levantó el embargo y volvió a permitir la ven-
de Estados Unidos, se apresuró a aceptar el ofrecimiento alemán. El 20 de ta de materiales estratégicos a la Unión Soviética. Era evidente que Roosevelt
agosto se firmó un acuerdo comercial sovieticoalemán. Tres días después, am- trataba de mantener abierta la posibilidad de que Stalin acabara uniéndose a
bos países sorprendieron al mundo firmando un tratado de no agresión. El Occidente contra Hitler. Aunque Roosevelt no condonaría la expansión so-
tratado exigía a ambas naciones que se abstuvieran de atacarse mutuamente y viética, siempre y cuando Stalin no amenazase a Gran Bretaña y Francia, no
que permaneciesen neutrales si una de ellas se veía envuelta en una guerra con haría nada significativo para oponerse a ella.
otros países. En un protocolo secreto del tratado, Alemania reconocía que
Finlandia, Letonia, Estonia y la mitad oriental de Polonia se encontraban
dentro de la esfera de influencia soviética. PRÉSTAMOS Y A R R I E N D O S
A corto plazo, el Pacto de No Agresión germanosoviético fue sumamen-
te ventajoso para ambas partes. Permitió que el 1 de septiembre Hitler ataca- Debido a la brutal conquista de Polonia por parte de Alemania, la opinión
ra a Polonia sin temor a la oposición de los soviéticos. Stalin, por otro lado, norteamericana era cada vez más favorable a la idea de ayudar a los aliados,
pudo poner más territorio entre Alemania y el centro de la Unión Soviética. sin llegar a una intervención militar directa de Estados Unidos. Gracias a ello,
El 17 de septiembre el ejército rojo invadió el este de Polonia y se apoderó de en noviembre de 1939 Roosevelt logró finalmente persuadir al Congreso de

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