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Los jueces de paz tienen las mismas funciones notariales que los
jueces de paz letrados, dentro del ámbito de su competencia.
Según la "Ley de la Carrera Judicial" los jueces tienen que observar por su
condición una serie de derechos y deberes que a continuación
enumeraremos:
1. DERECHOS:
La independencia en el desempeño de la función jurisdiccional,
ninguna autoridad puede abocarse a causas pendientes ante ellos
o interferir en su actuación.
La permanencia en el servicio hasta los 70 años.
Ser trasladados a su solicitud y previa evaluación, cuando por
razones de salud o de seguridad debidamente comprobadas, no
sea posible continuar con el cargo.
No ser trasladados sin su consentimiento, salvo en los casos
establecidos por ley.
Integrar la carrera judicial, diferenciada del régimen general del
empleo público, conforme a la naturaleza especial de las funciones
jurisdiccionales y atribuciones consagradas en la Constitución.
La determinación, el mantenimiento y desarrollo de la especialidad,
salvo en los casos previstos en la ley.
Evaluación de su desempeño a fin de identificar los méritos
alcanzados, garantizar la permanencia en la carrera y obtener
promociones.
La protección y seguridad de su integridad física y la de sus
familiares.
Capacitación y especialización permanentes.
Permisos y licencias conforme a ley.
Percibir una retribución acorde a la dignidad de la función
jurisdiccional y tener un régimen de seguridad social que los proteja
durante el servicio activo y la jubilación. La retribución, derechos y
beneficios que perciben los jueces no pueden ser disminuidos ni
dejados sin efecto.
A la libre asociación.
Recibir de toda autoridad el trato correspondiente a su investidura,
bajo responsabilidad.
No ser detenidos si no por orden del juez competente o en caso de
flagrante delito.
Gozar de la cobertura de un seguro de vida cuando trabajen en
zona de emergencia y en órganos jurisdiccionales declarados de
alto riesgo por el órgano de gobierno del Poder Judicial.
Los demás que señale la Constitución y la ley.
2. DEBERES:
Impartir justicia con independencia, prontitud, imparcialidad,
razonabilidad y respeto al debido proceso.
No dejar de impartir justicia por vacío o deficiencia de la ley.
Mantener un alto nivel profesional y preocupación por su
permanente capacitación y actualización.
Someterse a la evaluación del desempeño.
Observar estrictamente el horario de trabajo establecido, así como
el fijado para las audiencias, informes orales y otras diligencias. El
cumplimiento injustificado constituye inconducta funcional.
Observar los plazos legales para la expedición de resoluciones o
sentencias, así como vigilar el cumplimiento de la debida celeridad
procesal.
Respetar estrictamente y exigir a los auxiliares el cumplimiento del
horario de trabajo para la atención del despacho, informes orales y
otras diligencias.
Atender diligentemente el juzgado o sala a su cargo.
Guardar la reserva debida en aquellos casos que por su naturaleza
o en virtud de leyes o reglamentos, así lo requieran.
Denegar pedidos maliciosos.
Sancionar a las partes cuando practiquen maniobras dilatorias.
Denunciar los casos de ejercicio ilegal de la abogacía.
Dedicarse exclusivamente a la función jurisdiccional. No obstante
pueden ejercer la docencia universitaria en materia jurídica hasta
por ocho horas semanales de dictado de clases y en horas distintas
de las que corresponden al despacho judicial.
Presentar una declaración jurada de bienes y rentas al inicio del
cargo, anualmente, al dejar el cargo y cada vez que sus bienes o
rentas varíen en más de un 20%.
Residir en el distrito judicial donde ejerce su cargo.
Seguir los cursos de capacitación programados por la academia
de la magistratura y los cursos considerados obligatorios como
consecuencia del resultado de la evaluación parcial.
Guardar en todo momento conducta intachable.
Cumplir con las demás obligaciones señaladas por ley.