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Cómo hacer cristales de azúcar

Aunque es mucho más sencillo conseguir cristales de sal, también podemos hacerlos de
azúcar. La dificultad de hacer cristales de azúcar proviene de su viscosidad, que es la que
provoca que las moléculas de azúcar se muevan con una mayor lentitud. Con este
experimento casero crearemos una especie de "caramelo" compuesto por pequeños
cristales.

Materiales:

- Azúcar.
- Agua.
- Un recipiente.
- Un bote de cristal.
- Una cucharilla.
- Un lápiz y un trozo de hilo (opcional).
- Colorante (opcional).

Procedimiento:

Lo primero que haremos será calentar una taza de agua a una temperatura media, es
decir, a una temperatura lo suficientemente caliente como para favorecer el movimiento de
las moléculas de azúcar pero no a un nivel en el que el agua se evapore rápidamente.
Cuanto más lenta sea la evaporación, mayor será el tamaño de los cristales.

Una vez calentada el agua, la echamos en un recipiente. A continuación, echaremos dos


tazas de azúcar muy lentamente en el mismo, removiendo con la cucharilla para que el
azúcar se vaya disolviendo. Lo que tenemos que conseguir es una disolución
sobresaturada de azúcar. Es muy importante que el azúcar quede totalmente disuelto, y
que introduzcamos todo el posible, es decir, hasta que el agua no sea capaz de disolver más
cantidad de azúcar. Opcionalmente, podemos añadir un poco de colorante alimenticio para
que los cristales que obtengamos sean de color. Finalmente, introducimos la disolución en
el bote de cristal.

Tan solo nos queda cerrar el bote con una tapa, pero no completamente, puesto que
tenemos que permitir la salida del agua evaporada. También es importante dejar el bote
cerca de alguna fuente de calor para que se mantenga a una temperatura adecuada. Por
ejemplo, podemos dejarlo encima de un radiador.

Aproximadamente una semana después, veremos cómo se han formado pequeños cristales
de azúcar en las paredes del bote.
Otra opción es anudar un trozo de hilo a un lápiz y colocarlo en la boca del bote, de manera
que el hilo quede colgando y toque el fondo. Si hacemos esto, conseguiremos un pequeño
caramelo sólido formado alrededor del trozo de hilo.

Si además de este experimento hacemos también el de los cristales de sal, comprobaremos


que son distintos, puesto que cada sustancia tiene su propia forma de disposición de las
partículas. También observaremos que los de azúcar son más difíciles de conseguir, ya que
la disolución de este es mucho más espesa y las partículas no pueden moverse tan
libremente como lo hacen las partículas de sal.

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