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El conflicto entre patricios y plebeyos aconteció en los inicios de la República Romana y fue

narrado por autores como Tito Livio. Un fragmento de su libro “Ab Urbe Condita“, es
analizado y comentado en esta entrada. De esta forma, conoceremos mejor el conflicto entre
patricios y plebeyos desde el punto de vista de Tito Livio.

Texto :Tito Livio, Ab Urbe Condita II,23-24.


Al final de la presente entrada se ha dispuesto un anexo se encuentra el texto de Tito Livio. Se
ha dispuesto de esta forma para mejorar la visibilidad de la entrada. No obstante, se recomienda
leer el texto antes de continuar con los siguientes apartados, de esta forma se comprenderá
mejor la información aportada.

Figura 1. Tito Livio. Fuente: Wikimedia Commons

Resumen básico del texto


El texto de Tito Livio narra el inicio del conflicto de los patricios y los plebeyos a inicios del
siglo V a.C. , concretamente en el año 494 a.C, en el momento previo a la guerra contra los
volscos y comentándose la rebelión de los plebeyos como consecuencia de las deudas y que
trae como consecuencia la retirada de la plebe del ejército, refugiándose en el Monte Sacro
(Aventino), sede de su triada religiosa (Ceres, Liber y Libera) y que trae como consecuencia la
creación de medidas tomadas por el cónsul Servilio en favor de los plebeyos para así poder
hacer frente a la amenaza de los volscos.

Palabras clave para entender el texto


A continuación se comentan una serie de palabras clave que nos ayudarán a entender el texto y
el contexto histórico:

 Patricios. Clase social elevada de la República Romana formada por los descendientes de
los fundadores de Roma y que formaban el Senado, eran los grandes propietarios de las
tierras y controlaban la gestión pública y el ejército.
 Plebeyos. Eran el resto de ciudadanos romanos que no formaban parte del patriciado, en
general inmigrantes, artesanos y comerciantes. Apenas poseían derechos, no podían poseer
parcelas del ager publicus ni formaban parte de la vida política romana.
 Volscos. Antiguo pueblo que habitaba el centro de la península itálica que protagonizaron
varios conflictos contra Roma durante la monarquía y el inicio de la república y que
finalmente acabaron siendo vencidos y romanizados.
 Cónsul. Máxima magistratura romana en la que se posee el máximo poder del Estado y que
se creó para sustituir a la monarquía al frente de éste. Eran elegidos dos anualmente y en el
caso del texto estaban al frente Publio Servilio y Apio Claudio.
 Senador. Miembro del Senado Romano, institución central de la república romana. En la
época que narra el texto el senador únicamente podía ser un ciudadano romano de origen
patricio.

Figura 2. Mapa de Roma y vecinos en el siglo V a.C. Situación de los volscos Fuente:
Wikimedia Commons

Antecendentes del conflicto entre patricios y plebeyos


Tras la caída de la monarquía romana en 509 a.C., el paso al régimen republicano no sólo
afectó a las instituciones del Estado, sino que influyó en la sociedad. Los patricios tomaron
posesión de las mejores y más grandes parcelas de terreno durante el proceso de privatización
de la tierra, mientras que los plebeyos contaban con minúsculas propiedades o se dedicaron al
artesanado, al comercio o eran asalariados de los patricios.

Por otro lado, en el ámbito político, los patricios tenían el mando, acaparando los puestos en el
Senado, mientras que los plebeyos aun no poseían incluso una conciencia de grupo definida que
dificultaba su unión para hacer frente de modo común a sus problemas.

Por ello, el patriciado se convierte en un grupo aristocrático cerrado, mientras que entre los
plebeyos, surge la aparición de una élite económica plebeya enriquecida principalmente gracias
al comercio y que llega dispuesta a liderar la lucha por la igualdad política, ya que esta élite
plebeya quería participar también en las decisiones del Estado.
Causas del conflicto
Se pueden englobar las causas concretas del conflicto entre patricios y plebeyos en tres grupos,
siendo los siguientes:

1. En primer lugar habría una causa política, en el que la plebe quería la igualdad de derechos y,
de manera especial, conseguir el acceso al desempeño de la magistratura suprema y al
consulado.
2. En segundo lugar, la plebe quería tener acceso al reparto equitativo del ager publicus (tierras
que se conseguían principalmente gracias al dominio sobre poblaciones vecinas), en el que se
producía un acaparamiento por parte del principado. Esta situación injusta se acrecentaba
debido a que los plebeyos participaban en gran proporción en el ejército centuriado que
conquistaba esas tierras sin participar después en los beneficios.

3. En tercer y último lugar, es la progresiva situación de endeudamiento y crisis económica de


la plebe que estaba ligada a actividades de tipo artesanal y comercial y que salieron
perjudicadas por la revolución antimonárquica. Esta situación de endeudamiento llegó a
provocar incluso la esclavitud para saldar las deudas contraídas.

En el texto de Tito Livio, se narra principalmente como causa el tercer punto en el que el
endeudamiento contraído por un plebeyo y antiguo miembro del ejército, causado por la
devastación de sus tierras debido a la guerra contra los sabinos y a los impuestos e intereses que
tenía que pagar, provoca que pierda todos sus bienes e incluso su libertad, pasando a ser
esclavo del patricio del que era deudor. En el texto de Tito Livio, este hecho provoca la
indignación de la plebe y es el detonante del estallido de la plebe para reclamar sus derechos a
la oligarquía patricia dominante entonces de la escena política romana.

Figura 3. Imagen de patricio romano. Fuente: Wikimedia Commons

Etapas del conflicto y logros obtenidos por los plebeyos


durante el siglo V a.C.
Se pueden considerar las siguientes etapas del conflicto patricio-plebeyo durante el siglo V
a.C.:

 La secesión plebeya. 494 a.C. En este momento la plebe se retira al Monte Sacro
(Aventino) para protestar contra las continuas reducciones a la esclavitud como
consecuencia de las deudas contraídas por ellos para cumplir con los impuestos que les
imponía el estado. Finalmente, debido también al inminente ataque de los volscos, los
patricios aceptan conceder algunos derechos a los plebeyos, destacando los siguientes: la
creación del tribunado de la plebe, poco después ediles plebeyos; y la prohibición de tomar
o vender los bienes de un soldado mientras estuviese en campaña.
 Codificación del derecho: los decemviros y las XII Tablas. Durante esta etapa destacamos
las siguientes cronologías:
o 471 a.C. En esta fecha se da carta de naturaleza al Concilium plebis (tribuno de la plebe),
cuyos plebiscitos de momento sólo obligan a los plebeyos.
o 462-451 a.C. La presión de los plebeyos aumenta. Los plebeyos reclaman una codificación
de la legislación.
o 451 a.C. Los patricios ceden a las presiones de la plebe y se crea la comisión de los
decemviros, con la misión de hacer una primera codificación del derecho. El resultado son
las Leyes de las XII Tablas que recogieron el derecho romano tradicional de forma escrita.
 Nuevas conquistas de los plebeyos. Durante esta etapa que transcurre en la segunda mitad
del siglo V a.C., la plebe consigue que se aprueben leyes que den solución a los antiguos
derechos reclamados. Entre estas nuevas leyes destaca la lex Canuleya, en el año 444 a.C.,
en el que se permiten los matrimonios mixtos entre patricios y plebeyos (anteriormente
prohibidos), y la ley que permite a partir del año 421 a.C. acceder a los plebeyos a la
cuestura. No obstante, los patricios intentaron contrarrestar el creciente poder de los
plebeyos creando la censura en el año 443 a.C., que sería ejercida exclusivamente por el
patriciado.
Figura 4. Reproducción de las Leyes de las XII Tablas. Museo della civiltà romana. Fuente:
Museo della civiltà romana

Evolución del conflicto en el siglo IV a.C. y su final


Tras un adormecimiento del conflicto entre patricios y plebeyos causado por una serie de
guerras exteriores, en el transcurso del siglo IV a.C., el movimiento plebeyos logró rehacerse
gracias a los tribunos de la plebe Cayo Licino y Lucio Sextio, que lograron que se aprobaran las
3 leyes Licino-Sextias en el año 367 a.C. por las que quedó abolida la esclavitud por las deudas,
los plebeyos accedieron al consulado (a partir de entonces uno de los dos cónsules debía ser
plebeyo) y se distribuyó el ager publicus de modo más equitativo, limitando la extensión por
ciudadano a 500 yugadas (125 hectáreas).
Posteriormente, en el año 300 a.C., la lex Ogulnia permite el acceso de los plebeyos a los
cargos religiosos, pero lo que dará fin al conflicto que duró aproximadamente dos siglos fue
la lex Hortensia, promulgada en eñ año 287 a.C., que estableció que los plebiscitos emanados
de la asamblea de la plebe eran de obligatorio cumplimiento para todos los ciudadanos
(patricios y plebeyos). Con esta ley se considera finalizado el proceso de luchas entre patricios
y plebeyos.
Conclusión. Nuevas perspectivas de enfrentamiento político
en Roma durante los siglos siguientes
Sin entrar en detalles, en los siglos posteriores al fin del conflicto entre patricios y plebeyos, los
enfrentamientos políticos ya no serán causados por la diferencia social debido a una cuestión de
origen y cuna. Los nuevos enfrentamientos vendrán causados por la aristocracia conservadora y
por los populares, reformistas que se apoyaban en la Asamblea del Pueblo, que buscaban
realizar reformas de las leyes que favorecieran un reparto más equitativo de las tierras entre el
pueblo debido a la acumulación de riqueza en una oligarquía dirigente. Estos enfrentamientos
entre dos facciones romanas opuestas desembocarán a lo largo del siglo I a.C. en diversas
guerras civiles y en el fin de la república.
Enlaces para ampliar información
Anexo: Texto de Tito Livio
El problema de las deudas y la reacción de la plebe
“Pero la guerra con los volscos era inminente y, por otra parte, la ciudad,
enfrentada consigo misma, estaba encendida por el odio intestino entre senadores
y plebeyos, debido sobre todo al esclavizamiento por las deudas. Protestaban con
indignación de luchar en el exterior por la libertad y el imperio, y estar en el
interior convertidos en esclavos y oprimidos por sus conciudadanos; de que la
libertad de la plebe estaba más a salvo en la guerra que en la paz, entre enemigos
que entre compatriotas. Aquella animosidad, que por si sola iba tomando cuerpo,
se vio avivada por la desgracia hiriente de un individuo. Un hombre de edad
avanzada se precipitó en el foro llevando sobre si las señales de todos sus
sufrimientos: sus ropas estaban cubiertas de mugre, y más desagradable aun era
el aspecto de su cuerpo consumido, libido y macilento; por si esto fuera poco, lo
largo de su barba y cabellos había dado a su rostro una expresión salvaje.
Desfigurado como estaba, se le reconocía, sin embargo, y se decía que había
mandado una centuria y se enumeraban otros brillantes hechos de armas,
compadeciéndolo todo el mundo; el mismo mostraba las cicatrices recibidas
dando cara al enemigo, como testimonio de haber peleado honrosamente en más
de una ocasión. Al preguntarle por que tenía aquel aspecto, por que estaba tan
desfigurado, como lo rodeaba una multitud a manera casi de una asamblea del
pueblo, dijo que, mientras el estaba en el frente en la guerra contra los sabinos,
sus tierras habían sido devastadas y no só10 se había quedado sin cosecha, sino
que su granja había sido incendiada, sus bienes todos saqueados, su ganado
robado; en esa racha tan desafortunada para él, se le habían reclamado los
impuestos y había contraído una deuda; esta, incrementada por los intereses, le
había hecho quedarse, primero, sin la tierra de su padre y de su abuelo, después
sin los demás bienes y, finalmente, como si fuera una enfermedad contagiosa,
había alcanzado su cuerpo, y su acreedor lo había arrojado no a la esclavitud,
sino a una mazmorra y a una cámara de tortura. Acto seguido, mostraba la
espalda hecha una lastima por las huellas recientes de los azotes. Al verlo y
escucharlo se eleva un enorme griterío. La agitación no se circunscribe al foro,
sino que se extiende en todas direcciones por la ciudad entera. Los deudores,
cubiertos o no de cadenas, se lanzan a la calle por todas partes pidiendo
protección a los ciudadanos. No hay rincón donde no se encuentre un voluntario
para unirse a la revuelta. Por todas partes numerosos grupos vociferantes corren
por todas las calles en dirección al foro. Los senadores que incidentalmente se
encontraban en el foro corrieron un grave peligro al caer en medio de aquella
multitud y, sin duda, hubieran sido objeto de agresión fisica, de no ser por la
pronta intervención de los cónsules Publio Servilio y Apio Claudio en orden a
reprimir la revuelta. La multitud, vuelta hacia ellos, exhibía sus cadenas y todas
sus miserias: decían que esto era lo que habían ganado, renegando de las
campañas militares en que habían tomado parte, unos, en un sitio y, otros, en
otro; pedían, en tono mas de amenaza que de ruego, que convocasen al senado.
Rodean la curia con la intención de ser ellos los árbitros, los moderadores de las
deliberaciones públicas. Los cónsules reunieron a los senadores que pudieron
encontrar, un numero muy reducido; a los demás, el miedo los mantenía alejados
no ya de la curia, sino incluso del foro, y no podía hacer nada el senado por falta
de asistencia. Entonces, la muchedumbre empezó a pensar que se burlaban de
ella, que estaban ganando tiempo y que la ausencia de senadores no era casual,
no se debía al miedo, sino que estaban ausentes para bloquear el asunto, y que los
propios cónsules andaban con subterfugios, y que, sin lugar a dudas, sus
desgracias eran tomadas a broma. Se estaba ya a un paso de que ni siquiera la
majestad consular pudiese contener la irritación del pueblo, cuando, al fin, los
que dudaban si corrían mayor peligro esperando o acudiendo, se presentan en el
senado. La curia contaba, al fin, con asistencia suficiente, pero ni siquiera los
propios cónsules, no ya los senadores, eran capaces de ponerse de acuerdo. Apio,
hombre de natural vehemente, opinaba que había que tratar el problema haciendo
uso de la autoridad consular: deteniendo a uno o dos, los demás se estarían
quietos; Servilio, mas dado a soluciones moderadas, estimaba que era mas seguro
y mas fácil doblegar la revuelta que quebrarla. Entretanto surge otro motivo de
alarma mas serio: unos jinetes latinos llegan al galope con una noticia que
siembra la confusión: los volscos, con un ejército en son de guerra, se acercan
para atacar Roma. Esta noticia -hasta ese extremo la discordia había dividido en
dos a la población- afectó de manera bien distinta a los senadores y a la plebe. La
plebe saltaba de gozo: decía que eran los dioses que acudían a vengar el orgullo
de los patricios; se animaban unos a otros a no alistarse: mejor morir con todos
que ellos solos; que los patricios hiciesen el servicio militar, que los patricios
empuñasen las armas, para que los peligros de la guerra correspondiesen a
quienes sacaban provecho de ella. Pero el senado, bien al contrario, abatido y
asustado por el temor que le inspiraban, por una parte, los ciudadanos y, por otra,
el enemigo, rogaba al cónsul Servilio, cuya manera de ser caía mejor al pueblo,
que sacase adelante a la patria cercada por tan graves amenazas. Entonces el
cónsul levanta la sesión y se presenta a la asamblea del pueblo. Ante ella expone
que el senado esta preocupado porque se atienda a la plebe, pero que las
deliberaciones sobre aquel sector, el mas considerable sin duda, pero al cabo un
sector tan sólo de la ciudadanía, han sido interrumpidas por el peligro que corre
la nación entera; que ni es posible, cuando el enemigo esta casi a las puertas, dar
prioridad a nada que no sea la guerra,.ni, en caso de verse aliviada su condición,
seria honroso para la plebe no empuñar las armas para defender a la patria a no
ser que antes recibiese la recompensa, ni seria muy digno por parte del senado
aliviar la penosa condición de sus conciudadanos por temor, antes que por buena
voluntad un poco más adelante. Para dar credibilidad a su discurso, publicó un
edicto que prohibía tener encadenado o en prisión a un ciudadano romano de
forma que no se le diese posibilidad de. alistarse ante los cónsules, y prohibía
tomar o vender los bienes de un soldado mientras estuviese en campaña, así coma
retener a sus hijos o a sus nietos. Publicado este edicto, los deudores que estaban
presentes se alistan inmediatamente y, desde todos los puntos de la ciudad, se
escapan de las casas, al no tener ya el acreedor derecho a retenerlos, y se
apelotonan en el foro para prestar el juramento militar. Formaron un contingente
considerable que se significó más que nadie durante la guerra con los volscos por
su valentía y sus acciones. El cónsul pone en marcha las tropas en dirección al
enemigo y acampa a poca distancia del mismo. “

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