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CÓDIGO MODELO DE PRÁCTICAS DE

APROVECHAMIENTO FORESTAL DE LA FAO


Por
Dennis P. Dykstra
Centro de Investigación
Forestal Internacional
Bogor, Indonesia
y
Rudolf Heinrich
Jefe del Servicio de Aprovechamiento y
Transporte Forestales
Departamento de Montes de la FAOç

FAO - ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA


AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION Roma, 1996

En los últimos años se han logrado, en muchas zonas del mundo,


importantes progresos en la adopción de prácticas de explotación forestal
respetuosas del medio ambiente. Sin embargo, es mucho lo que queda
todavía por hacer. Existe una necesidad permanente de perfeccionar los
sistemas y técnicas de explotación para conseguir la plena compatibilidad
con los objetivos de la ordenación forestal responsable y contribuir, por
tanto, a alcanzar las metas económicas y sociales del desarrollo sostenible.
El presente documento, que pretende atender a esa necesidad, tiene como
principal finalidad promover sistemas de aprovechamiento forestal que
permitan mejorar las normas de explotación y reducir el impacto ambiental,
contribuyendo a la conservación de los bosques mediante su adecuada
utilización.

La información que contiene este código modelo de prácticas de


aprovechamiento forestal se ha reunido con la finalidad de destacar el gran
número de sistemas de aprovechamiento respetuosos del medio ambiente
que pueden aplicar los técnicos forestales, especialmente aquellos sistemas
que sólo exigen una pequeña inversión en concepto de capacitación y
tecnología. Esto permitirá que los responsables de las políticas puedan
elaborar códigos de prácticas de alcance nacional, regional o local que se
adecúen mejor a las necesidades concretas de los organismos oficiales, del
sector privado, de las organizaciones no gubernamentales y de otras partes
interesadas.

Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados


los datos que contiene no implican, de parte de la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación, juicio alguno sobre la condición jurídica de países, territorios,
ciudades o zonas, o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o
límites.
Catalogación antes de la Publicación de la Biblioteca David Lubin

Dykstra, D.P.

Código modelo de prácticas de aprovechamiento forestal de la FAO ISBN


92-5-303690-7
1. Bosques 2. Cosecha 3. Modelos
I. Heinrich, R. II. Título III. FAO, Roma (Italia)

Código FAO: 33 AGRIS: K10 U10

Reservados todos los derechos. No se podrá reproducir ninguna parte de


esta publicación, ni almacenarla en un sistema de recuperación de datos o
transmitirla en cualquier forma o por cualquier procedimiento (electrónico,
mecánico, fotocopia, etc.), sin autorización previa del titular de los derechos
de autor. Las peticiones para obtener tal autorización, especificando la
extensión de lo que se desea reproducir y el propósito que con ello se
persigue, deberán enviarse a la Dirección de Información, Organización de
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Viale delle Terme
di Caracalla, 00100 Roma, Italia.

© FAO 1996

La presente versión electrónica de este documento ha sido preparada


utilizando programas de reconocimiento óptico de texto (OCR) y una
revisión manual cuidadosa. No obstante la digitalización sea de alta calidad,
la FAO declina cualquier responsabilidad por las eventuales diferencias que
puedan existir entre esta versión y la versión original impresa.
Indice

Prólogo

Agradecimientos

Siglas

Capítulo 1 - Introducción

Capítulo 2 - La planificación del aprovechamiento

Capítulo 3 - La ingeniería de las carreteras forestales

Capitulo 4 - Las operaciones de corta

Capítulo 5 - Las operaciones de saca

Capítulo 6 - Las operaciones de carga

Capítulo 7 - Las operaciones de transporte

Capítulo 8 - La evaluación de las operaciones de aprovechamiento

Capítulo 9 - La mano de obra en las operaciones de aprovechamiento


forestal

Apéndice - Participantes en el seminario y expertos que revisaron el


proyecto de código

Glosario

Bibliografía

Where to purchase FAO publications locally - Points de vente des


publications de la FAO - Puntos de venta de publicaciones de la FAO
Prólogo
En los últimos años se han logrado en muchas zonas del mundo
importantes progresos en la adopción de prácticas de explotación forestal
respetuosas del medio ambiente. Sin embargo, es mucho lo que queda
todavía por hacer. Existe una necesidad permanente de perfeccionar los
sistemas y técnicas de explotación para conseguir la plena compatibilidad
con los objetivos de la ordenación forestal responsable y contribuyan, por
tanto, a alcanzar las metas económicas y sociales del desarrollo sostenible.
El presente documento, que pretende atender a esa necesidad, tiene como
principal finalidad promover sistemas de aprovechamiento forestal que
permitan mejorar las normas de explotación y reducir el impacto ambiental,
contribuyendo, así, a la conservación de los bosques mediante su adecuada
utilización.

La información que contiene este código modelo de prácticas de


aprovechamiento forestal se ha reunido con la finalidad de destacar el gran
número de sistemas de aprovechamiento respetuosos del medio ambiente
que pueden aplicar los técnicos forestales, especialmente aquellos sistemas
que sólo exigen una pequeña inversión en concepto de capacitación y
tecnología. Esto permitirá que los responsables de las políticas puedan
elaborar códigos de prácticas de alcance nacional, regional o local que se
adecuen mejor a las necesidades concretas de los organismos oficiales, del
sector privado, de las organizaciones no gubernamentales y de otras partes
interesadas.

Para garantizar la viabilidad de las prácticas de aprovechamiento forestal


que se describen en el presente documento se celebraron dos seminarios
internacionales, en el curso de los cuales se discutió un borrador
provisional. También se enviaron ejemplares de dicho borrador a un gran
número de expertos forestales de todo el mundo. Esta versión revisada
recoge hasta donde ha sido posible las observaciones y sugerencias
formuladas por los seminarios y por los expertos mencionados. El Código
modelo de prácticas de aprovechamiento forestal de la FAO es, por tanto,
un documento que ha sido objeto de un análisis desusadamente amplio por
parte de expertos de los estados miembros de la FAO, universidades,
institutos de investigación, ONG y el sector privado.

El presente documento, aunque puede representar una contribución


importante en el ámbito de las prácticas forestales internacionales, no debe
ser considerado como una publicación aislada sino como complemento de
otras contribuciones a las actividades forestales sostenibles que el
Departamento de Montes de la FAO y organizaciones como la Organización
Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT) y la Unión Mundial para la
Naturaleza (UICN), han publicado en los últimos años.

Una edición preliminar del Código modelo de prácticas de aprovechamiento


forestal de la FAO se ha publicado en inglés para el período de sesiones del
Comité de Montes de la FAO (COFO), celebrado en marzo de 1995. La
presente edición existe también en francés e inglés.

David A. Harcharik
Subdirector General
Departamento de Montes de la FAO
Agradecimientos
Muchos países nos hicieron llegar sus códigos de prácticas forestales de
alcance nacional o subnacional para la preparación de este documento.
Otros contribuyeron con directivas sobre las «prácticas más adecuadas»
que se exhorta a los técnicos forestales y a los planificadores a adoptar en
las operaciones de aprovechamiento de la madera comercial. Dichos
códigos de prácticas y directivas, en su casi totalidad, proceden de países
industrializados, con la notable excepción del Código nacional de prácticas
de explotación maderera de Fiji, que resultó particularmente útil al proceder
de un país tropical en desarrollo.

Varias organizaciones internacionales como la OIMT* y la UICN han


formulado directivas sobre la ordenación forestal sostenible, que al contener
información sobre prácticas de aprovechamiento forestal han sido útiles
para la elaboración de este documento. La OIT ha publicado numerosos
trabajos sobre cuestiones de higiene y seguridad en materia de
aprovechamiento forestal que hemos utilizado profusamente. También
hemos utilizado material publicado por el PNUD, la Unesco, el PNUMA y el
Banco Mundial.

* Véase la lista de siglas en las páginas ix y x.

Numerosas organizaciones no gubernamentales nos lucieron llegar


directivas sobre la ordenación forestal sostenible o nos indicaron
publicaciones pertinentes. Agradecemos especialmente la contribución de la
APA, el CIRAD-Forêt, el COFE, la ETFRN, el CAF, el FERIC, el IMAD, la
ITW, la ISTF, la UICN, la IUFRO, la Rainforest Alliance, la SAF, la TFF, el
WWF Internacional y el WWF-UK.

Son muchas las personas que han contribuido a la preparación de este


trabajo. Algunos de ellos, los expertos que asistieron a los seminarios
organizados por la FAO sobre los códigos de prácticas de aprovechamiento
forestal, así como otros que realizaron minuciosas observaciones sobre el
borrador figuran en un anexo del presente documento. Bernt Strehlke y
Peter Blombäck, de la OIT, realizaron numerosas observaciones sobre el
capítulo relativo al personal de las operaciones de aprovechamiento
forestal. Dentro de la FAO, diversos colegas, que se citan a continuación en
orden alfabético, proporcionaron material de referencia o examinaron
diversas versiones del original: Jim Ball, C. Chandrasekharan, Mafa
Chipeta, William Ciesla, Louis Deherve, Stephen Dembner, Timo Korhonen,
Jean-Paul Lanly, Claude Léger, Leo Lintu, Francis Ng, Christel Palmberg-
Lerche, J.L. de Pedro, Robert Scharpenberg, Friedrich Schlegel, Karl-
Hermann Schmincke, K.D. Singh y Paul Vantomme. En cuanto a las oficinas
regionales de la FAO, Torsten Frisk (Santiago, Chile), M. Kashio (Bangkok,
Tailandia) y J.D. Keita (Accra, Ghana) nos ayudaron a conseguir material de
interés sobre esas regiones. Por su parte, Josiane Hababou-Zamperini
trabajó durante muchas horas atendiendo la correspondencia y ayudando a
organizar los seminarios.

Los bibliotecarios son una pieza esencial en cualquier proyecto de


recopilación de información. El Departamento de Montes de la FAO tiene la
fortuna de contar con dos bibliotecarias muy valiosas y excepcionalmente
serviciales, Franca Monti y Annalisa Casponi, cuya colaboración queremos
agradecer. La reunión de información sobre las prácticas forestales en los
trópicos exigió también una semana de intenso trabajo en la universidad de
Oxford, que tiene la reputación de poseer una de las principales bibliotecas
del mundo sobre el tema. La Sra. J.S. Howse, bibliotecaria encargada del
servicio al lector en la biblioteca de ciencias vegetales del Instituto Forestal
de Oxford, facilitó notablemente esta labor.

Muchas otras personas contribuyeron de diferentes maneras a la realización


de este trabajo. Lamentablemente su elevado número hace imposible
enumerarlas deforma individual. Sin embargo, su colaboración tuvo una
importancia crucial y ello nos induce a reconocer su ayuda con gratitud.
Siglas
APA
American Pulpwood Association, Washington, D.C.
Banco Mundial
Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo, Washington,
D.C.
CAF
Consejo de Administración Forestal, Oaxaca, México
CATIE
Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza
CIFOR
Centro de Investigación Forestal Internacional
CIID
Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo, Ottawa, Ontario,
Canadá
CIRAD-Forêt
Département forestier du Centre de coopération internationale en recherche
agronomique pour le dévelopement, Nogent sur Marne, Francia
COFE
Council on Forest Engineering, Corvallis, Oregon, EE.UU.
DEC
Department of Environmental Conservation, Albany, Nueva York, EE.UU.
EMBRAPA
Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuaria, Brasilia, Brazil
ETFRN
European Tropical Forest Research Network, Bonn, Alemania
FAO
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación,
Roma
FERIC
Forest Engineering Research Institute of Canada, Point Claire, Quebec y
Vancouver, Columbia Británica
GTZ
Sociedad Alemana de Cooperación Técnica, Eschborn, Alemania
IIMAD
Instituto Nacional de Medio Ambiente y Desarrollo, Londres
ISTF
Sociedad Internacional de Ingenieros Forestales Tropicales, Bethesda,
Maryland, EE.UU.
ITW
Initiative Tropenwald, Berlín, Alemania
IUFRO
Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal, Viena,
Austria
LIRO
Logging Industry Research Organization, Rotorua, New Zeland
OFIA
Ontario Forest Industries Organization, Toronto, Ontario, Canadá
OIMT
Organización Internacional de las Maderas Tropicales, Yokohama, Japón
OIT
Organización Internacional del Trabajo, Ginebra, Suiza
ONG
Organización No Gubernamental
OTA
Office of Technology Assessment, U.S. Congress, Washington, D.C.
PNUD
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Nueva York
PNUMA
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Nairobi, Kenya
SAF
Society of American Foresters, Bethesda, Maryland, EE.UU.
SARH
Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Ciudad de México
SUDAM
Superintendência do Desenvolvimiento de Amazônia, Belem, Brazil
TFF
Tropical Forest Foundation, Alexandria, Virginia, EE.UU
UICN
Unión Mundial para la Naturaleza, Gland, Suiza
UNEFOR
Unión Nacional de Empresarios Forestales, San José, Costa Rica
UNESCO
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura, París
USAID
Agencia para el Desarrollo Internacional, Washington, D.C.
USDA
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos
WCB
Workers Compensation Board, Richmond, Columbia Británica, Canadá
WRI
Instituto Mundial sobre Recursos, Washington, D.C.
WWF
Fondo Mundial para la Naturaleza, Gland, Suiza
Capítulo 1 - Introducción

El aprovechamiento forestal y las actividades forestales polivalentes


El legado de la CNUMAD
Finalidad
Alcance
Enfoque
Como escribir un código de Prácticas

Los códigos de prácticas forestales son un conjunto de normas o directivas


elaboradas por los gobiernos u otras organizaciones para ayudar a los
técnicos y a las empresas forestales a decidir qué prácticas deben adoptar
para realizar las operaciones de ordenación y utilización de los bosques.
Las medidas adoptadas de acuerdo a las normas o directivas deben permitir
alcanzar, al menos en teoría, el resultado deseado (por ejemplo la
extracción de madera comercial en una zona de bosque determinada)
ajustándose a las normas de una ordenación forestal sostenible.

En algunos casos, los códigos de prácticas se basan en un mandato


legislativo y el incumplimiento de las normas que figuran en ellos pueden
dar lugar a multas u otro tipo de sanciones. Por tanto, la administración de
los códigos de prácticas obligatorios es relativamente sencilla, al menos en
teoría: se fijan por escrito una serie de normas que deben cumplirse y las
transgresiones comportan automáticamente la imposición de sanciones. La
ventaja que presenta este sistema para los que efectúan la explotación
forestal es que si aplican correctamente las prácticas prescritas quedan
libres de responsabilidad por los daños que pudieran ocasionar. Es el
Estado el que al regular la obligatoriedad de las prácticas asume esa
responsabilidad siempre que hayan sido aplicadas correctamente.

En otros casos, los códigos de prácticas son directivas de carácter


facultativo cuya finalidad es fomentar la adopción de determinados
procedimientos sin prescribirlos de forma obligatoria. Normalmente, se
aceptan también otro tipo de prácticas que permitan conseguir el resultado
deseado. No obstante, el hecho de no conseguir los objetivos establecidos
puede dar lugar a multas u otras sanciones, se hayan aplicado o no las
prácticas sugeridas en las directivas. Por lo general, el procedimiento es
más sencillo cuando las prácticas son obligatorias, pues en tal caso sólo es
necesario determinar si han sido aplicadas. Cuando dichas prácticas no
producen el resultado deseado, aun cuando hayan sido aplicadas
correctamente, el gobierno deberá encargarse de corregir el problema. Más
complicado es el procedimiento relativo a las directivas facultativas, pues es
necesario evaluar si se ha conseguido el objetivo deseado. En cambio, este
sistema es extraordinariamente flexible y permite modificar las prácticas
recomendadas si se efectúan nuevos descubrimientos o si se modifican las
condiciones existentes.

Tanto mediante los códigos de prácticas obligatorios como con las directivas
facultativas se pretende conseguir específicos resultados. Para decidir cuál
de los dos enfoques debe adoptarse en un determinado país o región, hay
que tener en cuenta el marco legal y la tradición cultural del país o la región
en cuestión, e incluso la actitud de los que han de llevarlos a la práctica. No
es posible, por tanto, establecer con carácter general qué tipo de código,
obligatorio o facultativo, permitirá obtener mejores resultados. Puede ser
necesario adoptar enfoques diferentes en lugares y momentos distintos,
incluso en el mismo país. Por ejemplo, en los Estados Unidos hay estados,
como Oregón y California, que han promulgado códigos obligatorios de
prácticas forestales, mientras que en otros, como en Alabama y Georgia, se
han adoptado directivas facultativas.

Frecuentemente, los países que deciden aplicar códigos de prácticas


forestales optan por utilizar una combinación de prácticas obligatorias y
directivas facultativas. Cuando se considera que determinados usos son
indispensables y cuando resulta muy difícil o imposible determinar si se ha
conseguido un objetivo deseado, pueden establecerse prácticas
obligatorias. En otros casos, se recomiendan una serie de prácticas, en la
esperanza de que el organismo responsable hará un seguimiento estricto de
las operaciones para averiguar si se están consiguiendo los resultados
deseados.

El aprovechamiento forestal y las actividades forestales


polivalentes

En las tierras de propiedad pública y cada vez más también en el sector


privado, las actividades forestales no persiguen exclusivamente la
producción de madera comercial. Actualmente en todo el mundo se
reconoce la importancia de los bosques para la diversidad biológica y por
los productos no madereros, valores culturales y servicios ambientales que
proporcionan. Ello ha convertido a la dasonomía en una disciplina más
compleja y exigente. Esa mayor complejidad se traduce, entre otras cosas,
en una mayor dificultad para planificar y poner en práctica las operaciones
de aprovechamiento forestal porque deben ser concebidas y ejecutadas
respetando y, si es posible, fomentando el carácter polivalente del bosque.
Para conseguir ese objetivo, los técnicos forestales, los planificadores y los
explotadores forestales necesitan saber cuáles son las prácticas que la
sociedad está dispuesta a aceptar y cuales los resultados que deben
alcanzarse en las operaciones de aprovechamiento forestal. Esta es una
motivación importante para adoptar códigos de prácticas de
aprovechamiento forestal, sean éstos obligatorios o facultativos. Por otra
parte, los códigos de prácticas sólo serán aceptables para la sociedad si
reconocen y tienen en cuenta plenamente la complejidad de las actividades
forestales actuales, de fines múltiples.
El legado de la CNUMAD

La Declaración de Rio
Los principios forestales
Convenio marco internacional sobre los cambios climáticos
Convenio marco internacional sobre la diversidad biológica
Programa 21

En los últimos años varios acontecimientos importantes han reclamado la


atención del público sobre la importancia de las actividades forestales y del
medio ambiente mundial. El más importante de esos acontecimientos fue,
tal vez, la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el
Desarrollo, conocida comúnmente como CNUMAD, que se celebró en Rio
de Janeiro, Brasil, en junio de 1992. No sólo fue la conferencia más
importante que se ha reunido nunca sobre cuestiones ambientales sino
también, la conferencia intergubernamental más concurrida que se haya
celebrado. Estuvieron representados en ella 178 países miembros de las
Naciones Unidas en 102 de ellos estaban presentes los jefes de estado o de
gobierno.

También participaron a la conferencia instituciones financieras


internacionales, organismos de cooperación técnica como la FAO,
empresas y asociaciones privadas y alrededor de 1000 organizaciones no
gubernamentales (ONG).

En el transcurso de la CNUMAD se elaboraron varios e importantes


documentos que durante los años venideros influirán en las políticas
forestales y orientarán los trabajos de los organismos de asistencia al
desarrollo. Los documentos más importantes por lo que respecta a la
formulación de códigos de prácticas forestales son los siguientes:

La Declaración de Rio

Consiste en 27 principios rectores sobre los derechos y obligaciones de los


estados soberanos en relación con el medio ambiente y el desarrollo. Existe
el proyecto de elaborar más a fondo esta declaración con miras a la
presentación de una Carta de la Tierra en el cinquenta aniversario de las
Naciones Unidas, en 1995.

Los principios forestales

Estos principios «sin fuerza jurídica obligatoria» son declaraciones


generales que promueven la ordenación sostenible de todos los tipos de
bosques y reconocen la soberanía nacional sobre los recursos forestales y
sobre el derecho a desarrollarlos.
Los bosques no sólo proporcionan madera: esta imagen muestra un
mercado tradicional de productos forestales no madereros

(Fotografía de Torsten Frisk)

Convenio marco internacional sobre los cambios climáticos

Este convenio, que fue firmado por 150 países, constituye un amplio
compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Convenio marco internacional sobre la diversidad biológica

Este convenio, firmado por 154 países, consagra el compromiso de


mantener la biodiversidad natural, especialmente adoptando medidas para
proteger los ecosistemas naturales y las especies en peligro.

Programa 21

Este documento se elaboró como «plan de acción» para el período 1993-


2000. Consta de 115 áreas de programas agrupadas en 40 capítulos. El
capítulo 11, «Lucha contra la deforestación» está dedicado específicamente
a las cuestiones forestales. Aunque su título induce a pensar que se centra
en la deforestación, en realidad describe un programa equilibrado que
abarca cuatro aspectos prioritarios:

mantenimiento de las múltiples funciones de todos los tipos de bosques y


tierras forestales;

aumento de la protección, ordenación sostenible y conservación de todos


los bosques y la rehabilitación de las zonas degradadas;

promoción de métodos eficaces de aprovechamiento y evaluación para


recuperar el valor íntegro de los bienes y servicios derivados de los bosques
y las tierras forestales; y

establecimiento o fortalecimiento de la capacidad para la planificación, la


evaluación y la observación sistemática de los bosques y de las actividades
forestales, incluidos la producción comercial y el comercio.

El segundo y tercer punto son particularmente pertinentes para la


elaboración de códigos de prácticas forestales y en ellos se inscribe en gran
medida la preparación del

Código modelo de prácticas de aprovechamiento forestal de la FAO.

Entre los documentos de la CNUMAD figuran otras conclusiones y


declaraciones que pueden revestir una gran importancia para el sector
forestal. La más importante de ellas es, tal vez, el reconocimiento público y
explícito por parte de autoridades de muy alto nivel de que los bosques son
indispensables para lograr un desarrollo económico sostenible y para
garantizar el bienestar cultural y físico de las generaciones, tanto de las
actuales como de las futuras. Otras recomendaciones importantes que
guardan relación con la elaboración de códigos de prácticas forestales son
las siguientes:

en todas las decisiones relativas a la producción y el consumo deben


incorporarse los costos reales, tanto ambientales como de los recursos;

es necesario poner a punto y aplicar técnicas de desembosque y de


elaboración de la madera respetuosas del medio ambiente, que sean al
mismo tiempo factibles desde el punto de vista económico y técnicamente
eficaces;

se deben modificar las condiciones de las concesiones forestales para


impulsar prácticas forestales sostenibles y garantizar que una mayor
proporción de los beneficios se revierta en la sociedad;

es necesario tener en cuenta las necesidades y deseos de la población


local e indígena, que debe participar directamente en las decisiones
relativas a las actividades forestales y a los beneficios que reporten dichas
actividades.

Finalidad

La finalidad principal del Código modelo de prácticas de aprovechamiento


forestal de la FAO es que pueda servir como referencia para aquellos
estados miembros de la Organización que están pensando adoptar o revisar
sus propios códigos de prácticas forestales. El objetivo más general es
promover formas de explotación que mejoren las normas de
aprovechamiento, reduzcan el impacto ambiental, contribuyan a la
conservación de los bosques para las generaciones futuras y aumenten la
contribución económica y social de las actividades forestales como uno de
los componentes del desarrollo sostenible.

Es importante señalar que esta publicación no se ha preparado como obra


de consulta sobre las técnicas de explotación maderera o sobre la
utilización adecuada de las herramientas y maquinaria para la saca de
madera. Sobre estos aspectos existen numerosos libros y publicaciones,
algunos de los cuales se enumeran en la bibliografía.

Por otra parte, el presente documento no pretende ser un catálogo de


criterios que sirvan para determinar hasta qué punto los diferentes sistemas
de aprovechamiento forestal son aceptables desde el punto de vista
ambiental. Aunque sería muy importante disponer de un catálogo de esas
características, el estado actual de los conocimientos no permite,
probablemente, formular criterios globales aplicables en todo el mundo y
que sean económicamente factibles. Este trabajo se centra, pues, en las
prácticas mismas más que en los criterios con arreglo a los cuales debe
juzgarse su eficacia. Cuando las tareas de investigación permitan obtener
nuevos datos será posible formular criterios para realizar ese tipo de
evaluaciones.

Si bien es cierto que los principios enunciados en este código modelo de


prácticas serán de utilidad para países de cualquier región climática y en
cualquier fase de desarrollo económico, ningún código de prácticas de
aprovechamiento forestal puede aplicarse con la misma eficacia en todos
los tipos de bosques y en todas las naciones. Por consiguiente, muchas de
las prácticas que se recomiendan en estas páginas deberán ser modificadas
para que puedan ser utilizadas en un país o región determinados. Sin
embargo, una publicación de estas características es útil porque señala los
principios generales importantes a los que debe atenerse la explotación
forestal respetuosa del medio ambiente y porque fomenta formas de
aprovechamiento que se ajustan a dichos principios.

Alcance

El Código modelo de prácticas de aprovechamiento forestal de la FAO se


centra principalmente en las actividades de aprovechamiento. Otros códigos
de prácticas forestales más exhaustivos incluyen también directivas sobre
métodos de silvicultura y sobre otras prácticas forestales. Se ha decidido
concentrase en este aspecto porque es el componente de la explotación
forestal industrial que suscita mayor número de quejas respecto al impacto
ambiental de las operaciones forestales, especialmente en los países en
desarrollo.

Habida cuenta de que el mandato de la FAO tiene un alcance mundial, el


Código modelo de prácticas de aprovechamiento forestal no se limita a un
tipo de bosque o a una región climática determinados. Ahora bien, es cierto
que en la mayor parte de los países industrializados están en vigor códigos
de prácticas forestales o disposiciones de derecho común que regulan los
sistemas de explotación forestal desde hace largo tiempo. Es, pues, en los
países en desarrollo (al menos así lo han expresado los estados miembros
de la FAO) en los que existe una necesidad más apremiante de información
sobre prácticas de aprovechamiento forestal respetuosas del medio
ambiente. Muchos países en desarrollo que poseen un importante
patrimonio forestal se hallan emplazados en los trópicos. Es por ello que
este documento hace hincapié en aquellas prácticas que son
particularmente útiles para los bosques tropicales. Aunque muchas de las
directivas que contiene este documento pueden también aplicarse a las
plantaciones forestales, ellas están destinadas principalmente a los bosques
naturales, que son más complejos y están ubicados en terrenos más
difíciles que las plantaciones.
Enfoque

El Código modelo de prácticas de aprovechamiento forestal de la FAO parte


del supuesto básico de que ante todo es necesario dilucidar qué prácticas
son factibles desde el punto de vista técnico y económico; luego, las
instituciones políticas deberán adoptar las medidas y la legislación que
impulsen o impongan dichas prácticas, teniendo en cuenta el marco cultural
y sociológico del país.

Otro supuesto fundamental consiste en que es posible realizar la


explotación forestal adaptándose a las exigencias de la sostenibilidad. Una
condición necesaria de la ordenación sostenible de los bosques es que su
utilización y las actividades conexas no pongan en peligro su potencial para
regenerarse adecuadamente y proporcionar productos y servicios
indispensables para el bienestar de las generaciones actuales y futuras.
Esta condición puede cumplirse poniendo en práctica sistemas de
aprovechamiento adecuados. Sin duda, es una tarea difícil, pues si no lo
fuera se estarían aplicando en todo el mundo, lo que ciertamente no ocurre.
En la medida de lo posible, este documento adopta el criterio de la
flexibilidad respecto a las prácticas recomendadas. Muchas veces no es
posible saber si un determinado sistema de explotación cumplirá los
requisitos de sostenibilidad en todas las situaciones. Previsiblemente, pues,
las directivas sobre las prácticas recomendadas deberán adaptarse a la
situación local y a las modificaciones que se producen a lo largo del tiempo,
tanto por lo que respecta a los conocimientos científicos como a las
condiciones socioeconómicas. En general, pueden señalarse cuatro
elementos fundamentales en relación con las operaciones de
aprovechamiento forestal para garantizar la ordenación forestal sostenible:

la planificación exhaustiva de las operaciones de aprovechamiento;

la ejecución y control eficientes de las operaciones;

una evaluación exhaustiva una vez concluidas las operaciones y la


comunicación de los resultados al equipo de planificación y al personal que
ha realizado las operaciones de aprovechamiento;

una mano de obra competente y convenientemente motivada.

En este código modelo de prácticas se examinan cada uno de esos


elementos para suministrar la información pertinente sobre el modo de
realizar esas tareas de manera ecológicamente racional sin necesidad de
efectuar una gran inversión en capacitación y tecnología. También se
enumeran las consecuencias posibles si no fuesen adoptadas esas
prácticas.

Es necesario recordar que lo importante no son las prácticas de explotación


forestal en sí mismas sino los resultados que éstas deben alcanzar
mediante su aplicación. Ahora bien, la mayor parte de las veces no podrá
alcanzarse el objetivo de una ordenación forestal sostenible si no se
adoptan prácticas mejoradas en la explotación maderera. Por ello, en el
presente documento se pone el acento en los sistemas de
aprovechamiento, pues si se perfeccionan será más fácil conservar los
valores ecológicos, ambientales y culturales de los bosques garantizando, al
mismo tiempo, la utilización sostenible de la madera comercial que
contienen.

Como escribir un código de Prácticas

Dado que el presente documento ha sido concebido como modelo general


para la preparación de códigos nacionales o regionales de prácticas de
aprovechamiento forestal, se ha estructurado de forma análoga a la de
muchos códigos de prácticas vigentes. Un código de prácticas de
aprovechamiento forestal debe constar de las siguientes secciones:

Una introducción en la que se explique brevemente la finalidad del código


de prácticas, se resuma la legislación o las políticas pertinentes y se
suministre información sobre los procedimientos para cumplir las
prescripciones del código de prácticas, así como disposiciones para su
imposición y las posibles apelaciones.

Un capítulo para cada una de las principales prácticas incluidas en el


código. En cada capítulo se debe definir la categoría de práctica, resumir los
principios que han presidido la formulación de las prácticas recomendadas,
enumerar los objetivos que pueden alcanzarse si se aplican éstas, describir
las consecuencias que pueden provocar el uso de prácticas inadecuadas y,
por último, detallar el contenido de las prácticas recomendadas.

Una información bibliográfica que suministre indicaciones sobre


publicaciones, documentos legales y otras referencias que se consideren
pertinentes para el código de prácticas.

Anexos que aporten una información pormenorizada sobre el material y


los métodos de aprovechamiento forestal o que proporcionen datos técnicos
de interés local, como los parámetros de estabilidad edáfica para diferentes
tipos de suelo, normas sobre el trazado de las carreteras o criterios para
determinar las estructuras de drenaje que se utilizarán en los cruces de
cursos de agua o para el drenaje transversal.

Es necesario señalar que en el presente documento las prácticas


recomendadas se describen más detalladamente que en los códigos de
prácticas, ya que el código modelo de prácticas debe utilizarse en
condiciones biofísicas, socioeconómicas y políticas muy variadas. Ello hace
necesario no sólo enumerar los procedimientos recomendados sino explicar
en qué condiciones deben aplicarse y las razones por las que se consideran
importantes. En un código normal de prácticas estas explicaciones no sólo
serían inecesarias sino que, además, distraerían la atención del usuario. Se
han incluido algunas prácticas que no son utilizables en determinados
países y que, por tanto, podrían omitirse en un código nacional de prácticas.
Por ejemplo, la saca de madera con globo aerostático y helicóptero sólo se
efectúa en condiciones especiales y no debería figurar en los códigos
nacionales de prácticas forestales de muchos países tropicales en
desarrollo.

Hay que recalcar que no es posible preparar códigos eficaces de prácticas


de aprovechamiento forestal sin tener en cuenta las opiniones de los
posibles usuarios y de otras partes interesadas. En la preparación de los
códigos de prácticas forestales debe participar el personal forestal del
Estado, representantes de la industria forestal, maderistas, dirigentes de las
comunidades locales, representantes de organizaciones no
gubernamentales, expertos técnicos de instituciones como universidades o
institutos de investigación y particulares cuyo sustento o cuyo bienestar
cultural dependen de un uso responsable de los recursos forestales.

Por último, no puede dejar de tenerse en cuenta que la legislación o las


políticas excesivamente reglamentistas tienden a sofocar las iniciativas y
suponen un obstáculo para que los profesionales puedan reaccionar cuando
cambian las condiciones. Los mejores códigos de prácticas forestales son
aquellos que al mismo tiempo que son una base sólida para la adopción de
decisiones y para la evaluación, permiten la suficiente flexibilidad para
modificar las directivas a medida que aumentan los conocimientos sobre la
función del ecosistema y los requisitos silvícolas.

Capítulo 2 - La planificación del aprovechamiento

Definición
Orientaciones generales
Objetivos
Consecuencias que pueden acarrear una planificación inadecuada
Prácticas recomendadas

Definición

La planificación de la explotación maderera forma parte de la planificación


global de la ordenación forestal, que a su vez es un componente de la
planificación general del uso de la tierra.
Los planes de aprovechamiento pueden ser de dos tipos: estratégico y
táctico. El plan estratégico es un programa a largo plazo que prepara el
equipo de planificación forestal, en relación a la concesión forestal en su
conjunto, para dar respuesta a las siguientes cuestiones:

qué tipo de aprovechamiento debe realizarse;


por qué debe realizarse;
dónde debe realizarse; y
cuándo debe realizarse.

El plan estratégico de aprovechamiento debe delimitar las zonas no


aprovechables, dividir el bosque que se va a explotar en zonas anuales de
corta y diseñar el principal sistema de transporte.

El plan táctico de aprovechamiento, que prepara el equipo directamente


responsable de supervisar las operaciones de aprovechamiento, es un plan
a corto plazo para dar respuesta a las siguientes cuestiones:

cómo debe realizarse la corta, especificándolo de forma detallada;


quién ha de realizar las operaciones;
cuándo se realizarán las cortas en cada una de las zonas establecidas.

Orientaciones generales

Las operaciones de aprovechamiento forestal, si se realizan conforme a lo


dispuesto en el plan de aprovechamiento adecuadamente elaborado,
conseguirán probablemente los objetivos de carácter económico, silvícola,
ambiental y social que se han fijado.

Antes de iniciar la planificación del aprovechamiento, es necesaria la


formulación de un plan general de utilización de la tierra en el que se
determinará la zona forestal permanente y las partes de la misma en las que
se autorizará la explotación maderera. En el plan de utilización de la tierra
se señalarán y cuantificarán las zonas en las que se establecerán
plantaciones forestales y se indicarán las superficies de bosques que serán
taladas para dedicar la tierra a otros usos, como la agricultura. Por lo
general, la explotación de madera comercial se permite en esas zonas de
bosque que se ha de transformar, pero es necesario reconocer que ese tipo
de aprovechamiento es intrínsecamente no sostenible. Este código modelo
de prácticas no se ocupa de manera específica del aprovechamiento en los
bosques destinados a otros usos, pero sin duda, la aplicación de las
prácticas que aquí se recomiendan contribuiría a preservar los valores
ambientales durante dicho proceso de transformación.

Para poder realizar la planificación estratégica del aprovechamiento es


indispensable formular un plan global de ordenación forestal. Es importante
recordar que planificación del aprovechamiento no es sinónimo de
planificación forestal: el plan de aprovechamiento es tan sólo una parte del
plan de ordenación forestal general. Sin duda, es una parte importante
porque las operaciones de aprovechamiento generan ingresos y permiten
modificar el bosque para que contribuya de la manera más eficaz a la
consecución de los objetivos económicos, sociales y ambientales. Ahora
bien, no se puede planificar el aprovechamiento sin tener en cuenta la
planificación forestal. Ambos procesos son complementarios y deben ser
preparados simultáneamente por un equipo de planificación interdisciplinario
formado por especialistas forestales, ecologistas, técnicos especializados
en la extracción de madera, ingenieros, biólogos que se ocupan de la fauna
y flora silvestres y representantes de diversas especialidades de las
ciencias sociales.

Una planificación eficaz, realizada con técnicas respetuosas del medio


ambiente, es uno de los requisitos esenciales para el éxito del
aprovechamiento forestal

(Fotografía de la FAO)

La planificación general del aprovechamiento es fundamental para


establecer el marco general, de manera que puedan aplicarse prácticas
sostenibles de aprovechamiento, y para conciliar la necesidad de un control
técnico más estricto durante las operaciones de aprovechamiento con la de
reducir su costo. Son muchos los concesionarios de la explotación
maderera que creen que la protección del medio ambiente comporta
necesariamente medidas muy costosas que les llevarán al borde de la
bancarrota. Pero esto no es cierto, como se desprende de la experiencia de
quienes han elaborado planes de aprovechamiento completos y han
realizado las operaciones según se especifica en ellos. De esa forma no
sólo es posible mejorar el control de las explotaciones y reducir el impacto
ambiental sino también disminuir los costos y aumentar los beneficios en
una cuantía sustancial.

Objetivos

En los planes estratégico y táctico de aprovechamiento deben indicarse


métodos para:

aumentar al máximo la productividad en las actividades de


aprovechamiento;

reducir al mínimo el impacto ambiental y los efectos derivados de las


operaciones;

tener en cuenta las necesidades de las comunidades locales y


poblaciones indígenas y adoptar disposiciones para que participen en las
decisiones sobre las operaciones de aprovechamiento para obtener
beneficios financieros;

conseguir un acceso adecuado al bosque para poder realizar las


actividades silvícolas, de protección y de transporte;

reducir los costos de aprovechamiento y transporte, teniendo en cuenta


las limitaciones impuestas por las consideraciones ambientales, ecológicas
y sociales;

coordinar la extracción de madera con la recogida de productos forestales


no madereros;

evitar los problemas derivados de una inadecuada programación;

conseguir la flexibilidad necesaria para cambiar los planes si se dispone


de nueva información o se modifica la situación;

proteger la salud y la seguridad del personal y del público en general.

Consecuencias que pueden acarrear una planificación


inadecuada

En demasiadas ocasiones las operaciones de aprovechamiento se realizan


sin arreglo a un plan formal y escrito, lo que dificulta su coordinación e
imposibilita su control. Por sus efectos, más que operaciones de
aprovechamiento encaminadas a la utilización sostenible de productos
forestales parecen operaciones de extracción minera.

Aun en los casos en que se exigen planes de aprovechamiento,


frecuentemente sólo se elabora un plan táctico. Así, en lugar de diseñar el
sistema de transporte para el conjunto del bosque, se planifican
independientemente los caminos forestales para cada zona de corta,
construyendo los caminos a medida que son necesarios para poder acceder
a las diferentes. Debido a ello, la densidad de caminos forestales es mayor
de lo necesaria, lo cual acelera la erosión del suelo, incrementa la
sedimentación en los cursos de agua y aumenta innecesariamente el coste
de la construcción y mantenimiento de los caminos forestales, así como del
transporte.

La falta de planes adecuados de aprovechamiento puede crear también


problemas de programación. Esto ocasiona graves trastornos e impide a los
supervisores de la explotación maderera llevar a cabo las actividades de
forma sistemática y organizada.
Prácticas recomendadas

Planificación estratégica
Planificación táctica

Planificación estratégica

Esta forma de planificación del aprovechamiento no puede separarse de la


planificación de la ordenación, pues han de ser realizadas simultáneamente
por un equipo interdisciplinario.

Un mapa y un plan escrito son los elementos indispensables de un plan


estratégico de aprovechamiento bien formulado. El mapa, normalmente a
escala entre 1: 10.000 y 1: 50.000, debe revelar los siguientes
componentes, tal como figuran en el plan de ordenación forestal:

tipos de cubierta forestal, rasgos topográficos importantes (a ser posible


con curvas de nivel), cursos de agua e infraestructura existente o prevista y
otros elementos no naturales;

espacios protegidos, como reservas biológicas, emplazamientos de valor


religioso o cultural o zonas próximas a los núcleos de población;

zonas en las que deben realizarse las operaciones de aprovechamiento,


divididas en áreas de corta anual o análogas que puedan ser fácilmente
identificadas sobre el terreno;

zonas afectadas por problemas graves que deben solucionarse al diseñar


el sistema de transporte o realizar las operaciones de aprovechamiento.
Puede tratarse de afloramientos rocosos, pantanos u otro tipo de
humedales, cruce de cursos de agua importantes, etc.;

zonas dedicadas a usos no forestales;

emplazamiento de comunidades o poblaciones indígenas que pueden


resultar afectadas por las operaciones de aprovechamiento o transporte. El
plan escrito debe describir detalladamente los elementos que figuran en el
mapa. Por regla general, en el plan deben figurar los siguientes aspectos:

para cada zona de corta, una descripción del tratamiento silvícola previsto
(por ejemplo, método de entresaca por pies aislados, entresaca por
bosquetes, corta por aclareos sucesivos, corta a hecho) y una explicación
de las razones por las que se ha elegido cada uno de los tratamientos,
especificando en qué medida se considera que la corta contribuirá a
conseguir los objetivos de ordenación del bosque;

una descripción de los equipos de aprovechamiento que se utilizarán en


cada una de las cortas (por ejemplo, en el 20% de la zona la extracción se
realizará mediante sistemas con cable, en el 60% con tractores de
desembosque con ruedas, en el 5% con animales de tiro y en el 15% con
helicópteros), mencionando las razones por las que se ha elegido ese
sistema;

una estimación, basada en un inventario fehaciente, del volumen de


madera que se extraerá de cada zona de corta, preferiblemente desglosada
por especies o grupos de especies;

un calendario en el que se indique en qué año se realizará el


aprovechamiento de cada una de las zonas de corta;

una descripción de los problemas que se hayan señalado en el mapa,


indicando la forma de solucionarlos;

el examen de los problemas que pueden afectar a las comunidades


locales o poblaciones indígenas y la manera en que se han abordado al
formular el plan;

una información detallada sobre el sistema de transporte forestal, como


los parámetros que se han tenido en cuenta al diseñar las carreteras (fondo
de los valles, zonas elevadas, caminos en cuesta), el emplazamiento de los
principales cruces de cursos de agua, el espaciamiento y las características
de las estructuras de drenaje, y otras informaciones de esa índole;

necesidades anuales de personal para realizar las operaciones de


aprovechamiento y para la construcción y mantenimiento del sistema de
transporte forestal;

disposiciones relativas al alojamiento y a otras instalaciones necesarias


para la recepción a los obreros forestales, así como información general
sobre las medidas relativas a la salud y a la seguridad;

el costo estimado de las operaciones de aprovechamiento para cada corta


y de la construcción y mantenimiento anual del sistema de transporte
forestal.

Planificación táctica

Normalmente, en los planes tácticos a corto plazo se hacen constar los


detalles de las operaciones que se realizarán durante un período de un año
u otra unidad de tiempo, como la estación seca. El plan táctico está, pues,
asociado a la corta anual, si bien en algunos casos la corta no se realiza en
una única área sino en varias zonas dispersas en el conjunto del bosque.
Esto depende en buena medida del tipo de bosque, de su madurez y de las
decisiones administrativas del organismo responsable de la ordenación
forestal.

Como en el plan estratégico, en el plan táctico debe figurar una descripción


pormenorizada de las operaciones previstas y un mapa a escala detallado y
preciso. El plan debe ser compatible con los métodos de aprovechamiento
respetuosos del medio ambiente que se recomiendan en los capítulos 3 a 7
de este código modelo de prácticas. Para preparar un plan táctico de
aprovechamiento se recomiendan los siguientes pasos:

Realizar un estudio topográfico, ya sea sobre el terreno o utilizando


fotografías aéreas tomadas a baja altura con comprobaciones sobre el
terreno para preparar un mapa topográfico a gran escala. Lo más
conveniente es levantar los mapas a escala entre 1: 2.000 y 1: 10.000, en
función de las irregularidades topográficas y del equipo que se vaya a
utilizar. En algunas zonas, se utilizan mapas de escala muy reducida (1:
20.000), pero en este tipo de mapas no pueden incluirse todos los detalles
necesarios para una planificación adecuada.

El intervalo entre las curvas de nivel en el mapa topográfico depende de la


irregularidad del relieve y de la relación entre el costo del levantamiento de
los mapas y el que comporta los errores que puedan cometerse en la
planificación del aprovechamiento. Por regla general, una mayor inversión
para levantar buenos mapas se compensará con un menor costo de las
operaciones de saca y de construcción de infraestructura. Con un intervalo
de 5 m o menos entre las curvas de nivel es posible obtener los detalles
necesarios para realizar la tarea de planificación, siempre y cuando las
curvas de nivel representen de forma fidedigna la configuración del terreno.

El mapa topográfico debe mostrar con precisión el límite de la zona de


aprovechamiento, los cursos de agua, las zonas pantanosas, barrancos,
afloramientos rocosos, lugares de importancia religiosa y cultural y otros
rasgos que puedan influir en la planificación del aprovechamiento.

Dividir la zona de corta anual en unidades administrativas que puedan ser


identificadas sobre el terreno y utilizadas para ayudar a controlar y orientar
las operaciones. En caso de que no exista solución de continuidad entre
esas «unidades de corta», la planificación debe realizarse para todas ellas
simultáneamente. Si están dispersas en diversas partes del bosque, puede
ser necesario elaborar planes específicos para cada unidad de corta o para
un conjunto de ellas.

En cada unidad de corta debe aplicarse el mismo método de saca. En


efecto, la planificación de las operaciones de aprovechamiento es muy
diferente si la saca se realiza mediante sistemas de cable, máquinas de
arrastre o vehículos que transportan la carga levantada del suelo, así como
si la extracción se realiza con animales de tiro o con sistemas aéreos como
los helicópteros. Por tanto, a efectos administrativos las operaciones que
utilizan distintos métodos de saca deben asignarse a unidades de corta
diferentes.

Señalar en el mapa topográfico las zonas de amortiguación contiguas a


los cursos de agua y otras zonas de ordenación especiales en las que la
corta está totalmente prohibida o sujeta a restricciones especiales. Puede
tratarse de áreas de gran valor científico, recreativo, cultural o paisajístico,
reservas especiales de vida silvestre o, de explotación de productos
forestales no madereros, cuencas de captación, zonas de suelos saturados
y lugares propensos a la erosión.

Utilizando como guía el mapa topográfico, realizar un inventario de las


existencias de la zona de actuación para calcular el volumen de madera y
su distribución en la unidad de corta y para estimar la cuantía y la condición
de los pies aún inmaduros que deben ser protegidos para que constituyan
en el futuro una masa arbórea. El inventario estará en función del tipo de
bosque y del costo que conlleve realizarlo. En los bosques de la zona
templada, bastará con un inventario por muestreo, dado que el volumen de
corta por hectárea es relativamente elevado y la masa arbórea presenta una
notable uniformidad de tamaño, lo que hace innecesario, a los efectos de la
planificación, conocer el emplazamiento exacto de los árboles que se van a
talar. En los bosques latifoliados mezclados de los trópicos, el volumen de
aprovechamiento por hectárea es muy bajo, aunque los árboles pueden ser
de gran valor. En esos bosques se considera indispensable inventariar el
100% de los pies aprovechables. Se debe identificar y numerar cada árbol,
medir su diámetro y evaluar la calidad comercial del tronco. Si se utilizan
ecuaciones de volumen se debe medir también su altura. Todos esos datos
deben registrarse en hojas de inventario y en el mapa topográfico debe
figurar la ubicación del árbol.

Recopilar los datos del inventario relativos a la zona de aprovechamiento.


Si se va a aplicar el método de entresaca, es preciso determinar qué
árboles son los que se van a cortar. Esa decisión dependerá de diversos
factores como los objetivos de ordenación, la aceptación del mercado, los
límites diamétricos, las directivas silvícolas, las consideraciones operativas y
el costo estimado del aprovechamiento.

Una vez que se han señalado en el mapa topográfico los pies que se han
de cortar, utilizar el mapa para diseñar un detallado sistema de transporte y
extracción, en el que figurarán los caminos de saca que constituirán la red
del sistema principal de transporte, los puntos de carga donde se
concentrarán las trozas durante el desembosque y las vías de arrastre (si se
van a utilizar sistemas de arrastre) y la trayectoria del cable (en caso de que
se utilicen sistemas de saca con cable). Este sistema debe diseñarse de
manera que facilite el acceso a los árboles que se van a cortar,
adaptándose al terreno, evitando las zonas difíciles y los cursos de agua y
reduciendo al mínimo la extensión total de los caminos y vías de arrastre.
Cuando sea imposible evitar un arroyo, se efectuará una inspección sobre el
terreno para determinar el lugar de cruce que comporte el menor coste
ambiental.

Cuando el terreno es abrupto, es mejor localizar primero los posibles


puntos de carga y comprobar luego si es posible construir caminos para
llegar a ellos. Por tanto, para establecer el sistema global de transporte,
incluidos los caminos y cargaderos, es necesario adoptar una solución de
compromiso entre la situación óptima de los cargaderos y la posibilidad de
construir los caminos, teniendo en cuenta los factores ambientales,
económicos y físicos.

En los bosques tropicales y en otras zonas en las que la planificación


implica tomar decisiones sobre árboles concretos, el plan de transporte
debe servir de guía para decidir la dirección aproximada de caída de los
árboles que se van a apear, que se deberá señalar en el mapa. Luego se
comprobará sobre el terreno y se modificará en caso necesario en el
momento de marcar el árbol para apearlo.

Determinar el equipo de aprovechamiento que se va a utilizar y, con


arreglo a la productividad estimada de ese equipo, elaborar un calendario
preliminar de operaciones.

Introducir en el calendario preliminar los cambios necesarios para


adaptarse al comienzo normal de la estación de lluvias. Preparar planes de
urgencia para la eventualidad de que se registren fuertes tormentas u otros
fenómenos extremos. Tener en cuenta, también el período de diseminación
de las semillas en las zonas (como ocurre en muchos bosques caducifolios
y subcaducifolios) en las que no se produce semilla a lo largo de todo el
año.

Decidir si es necesario programar las operaciones de aprovechamiento en


algunas unidades de corta para evitar las épocas de reproducción de los
primates y otros animales sensibles o los períodos de anidamiento de
especies de aves raras o en peligro que puedan existir en la zona.

Examinar la posibilidad de obtener, de forma complementaria, productos


no madereros (por ejemplo, cortar retén o extraer resinas antes de cortar la
madera o recolectar leña una vez terminada la corta). Si es procedente
incluir estas actividades en el plan de aprovechamiento.

Consultar a las comunidades locales o poblaciones indígenas que viven


cerca de la zonade corte sobre las operaciones de aprovechamiento que se
han planificado, incluidos los posibles problemas o las oportunidades
relacionadas con el calendario (por ejemplo, la posibilidad de aprovechar la
disponibilidad de mano de obra durante los períodos de inactividad
agrícola).

Consultar a terratenientes importantes o autoridades del gobierno sobre


las posibles servidumbres de paso antes de iniciar la construcción de
carreteras u otras obras.

Antes de ultimar el plan de aprovechamiento, reunirse con los madereros


para asegurarse de que el plan es factible y de que se puede llevar a cabo
con seguridad, eficiencia y economía.

Entregar un ejemplar del plan de aprovechamiento y del mapa topográfico,


que forma parte del mismo y en el que se han señalado los pies que se han
de cortar y se ha trazado el sistema de transporte, al capataz del equipo de
aprovechamiento, el cual tendrá la responsabilidad de llevarlo a la práctica y
de que los trabajadores conozcan los requisitos y los métodos de trabajo. El
conocimiento exacto de lo que deberá hacerse y del nivel de calidad que
deberá alcanzarse en el trabajo es, posiblemente, la condición más
importante para el éxito de las operaciones.

Fragmento de un mapa de planificación táctica (1: 5000) de una


operación de aprovechamiento en un bosque tropical. Los círculos
indican los árboles que se van a cortar y las flechas muestran la
dirección prevista del apeo. Las líneas discontinuas gruesas
representan las vías de arrastre y los dos rectángulos abiertos
corresponden a los cargaderos. Este tipo de mapa se lo puede llevar
cuando se marcan los árboles que se van a cortar y se trazan las vías
de arrastre sobre el terreno y, posteriormente, también lo pueden
utilizar los equipos de corta y saca. Una vez concluida la operación, el
mapa será de utilidad en el momento de efectuar la evaluación
posterior, para comparar el diseño real con el que figuraba en el plan

Capítulo 3 - La ingeniería de las carreteras forestales

Definición
Orientaciones generales
Objetivos
Consecuencias que pueden acarrear el diseño, construcción y
mantenimiento inadecuados de los caminos forestales
Prácticas recomendadas
Definición

La ingeniería de las carreteras forestales comprende la especificación de las


pautas de diseño así como diseño, trazado, construcción y mantenimiento
de los caminos forestales y de las estructuras complementarias, como
puentes y tuberías de drenaje.

Orientaciones generales

Los caminos forestales son complejas estructuras de ingeniería de las que


dependen el transporte eficiente y el acceso seguro al bosque. Sin duda,
son el aspecto más problemático de las operaciones de explotación
maderera porque una parte importante de la erosión del suelo cabe
atribuirla directamente a las carreteras, en muchos casos por deficiencias
de diseño, construcción o mantenimiento. Ahora bien, excepto cuando es
posible utilizar cursos de agua caudalosos, los caminos forestales son
indispensables tanto para la extracción de madera industrial como para
facilitar el acceso al bosque, para su ordenación y control. En algunos
casos, los caminos forestales pueden formar parte incluso de la red viaria
general adquiriendo, por lo tanto, una gran importancia en el desarrollo de la
infraestructura nacional.

Los caminos forestales han de ser diseñados y trazados sobre el terreno por
ingenieros competentes, conscientes de que es necesario perturbar el suelo
lo menos posible, establecer un sistema de drenaje adecuado y evitar,
cuando sea posible, el cruce de los cursos de agua.

La construcción y mantenimiento de los caminos forestales es una tarea


especializada que ha de ser supervisada por ingenieros y realizada por
operarios con una formación técnica específica.

Objetivos

Los caminos forestales bien diseñados, construidos con técnicas de


ingeniería respetuosas del medio ambiente y que son objeto de un
mantenimiento correcto deben:

permitir, con un bajo costo, el acceso al bosque para el transporte de los


productos forestales y para contribuir a atender las necesidades de
ordenación y protección de los bosques, beneficiando al mismo tiempo a las
comunidades locales;

reducir al mínimo la erosión del suelo que ocasionan las carreteras y, por
tanto, limitar la sedimentación de los arroyos;

reducir al mínimo (aplicando sistemas correctos de diseño y


mantenimiento) la densidad de carreteras de cargaderos, y abrir claros a los
lados de los caminos para que éstos se sequen rápidamente cuando se
registran precipitaciones intensas;

utilizar sistemas naturales de drenaje;

evitar las zonas de importancia cultural, religiosa o paisajística y aquellas


en las que el tráfico pueda perturbar la vida silvestre y la existencia de las
poblaciones indígenas;

velar por la seguridad de los trabajadores y de los usuarios en general que


puedan utilizar los caminos o resultar afectados por el tráfico que los
frecuenta.

Consecuencias que pueden acarrear el diseño, construcción y


mantenimiento inadecuados de los caminos forestales

Entre las consecuencias que puede acarrear el diseño, construcción y


mantenimiento inadecuados de los caminos podemos mencionar:

elevados costes de construcción, mantenimiento y transporte;

corta vida útil de los caminos, lo que obligará a construir otras cuando se
efectúen nuevas operaciones de aprovechamiento en la misma zona;

sedimentación excesiva de los cursos de agua, con graves efectos


potenciales sobre el abastecimiento de agua, la vida acuática y las
poblaciones de flora y fauna silvestres;

excesiva erosión del suelo, con la consiguiente pérdida de productividad


en las zonas forestales próximas a las carreteras;

aumento del peligro de deslizamiento de tierras en las pendientes


pronunciadas con el consiguiente perjuicio para la infraestructura, los cursos
de agua y la utilización de la tierra;

perturbación de las zonas de reproducción o de las rutas migratorias de


especies de animales sensibles.

Construcción de una carretera forestal en terreno montañoso por


medio de una excavadora de orugas. Estas máquinas, si se utilizan
adecuadamente, pueden reducir notablemente el impacto ambiental de
la construcción de carreteras con respecto a la que producen los
bulldozers

(Fotografía de Rudolf Heinrich)


Prácticas recomendadas

La construcción de caminos forestales exige la tala de vegetación y el


movimiento de tierras y rocas para conseguir estructuras capaces de
soportar el paso de vehículos pesados aun en los períodos de condiciones
ambientales adversas. Esas actividades ocasionan casi inevitablemente un
aumento de la erosión. Para reducirla y limitar sus efectos destructivos, se
recomiendan las siguientes prácticas:

Recurrir a ingenieros competentes para que estudien el trazado y


supervisen la construcción.

Limitar al mínimo indispensable la longitud de los caminos forestales. De


esta forma, no sólo se reduce al mínimo su erosión sino también la tala del
bosque y se incrementa la rentabilidad, al ser menor el coste de la
construcción y mantenimiento de los caminos.

En condiciones idénticas, la longitud total de caminos necesarios para las


operaciones de saca de madera por arrastre es dos o tres veces mayor que
la que se necesita en los sistemas de saca con cable aéreo o con vehículos
que transportan la carga levantada del suelo. En los sistemas de saca
aérea, por ejemplo con helicópteros, la densidad de carreteras es aún
menor. Hay que decir, no obstante, que los sistemas de cable aéreo son
más costosos que los sistemas de arrastre, excepto cuando el terreno es
sumamente abrupto o empinado. Por tanto, si a una mayor densidad de
carreteras le corresponde un mayor coste de construcción, cuando la
densidad es menor aumenta el costo de extracción.

Reducir al mínimo la zona alterada al construir los caminos. Las directivas


que se han formulado para los bosques hidrofíticos tropicales del norte de
Australia especifican que en los terrenos de pendiente suave donde el
movimiento de tierras es escaso, la anchura máxima del desmonte debe ser
inferior a 7, 5 m para los caminos de saca principales y de menos de 5 m
para los secundarios. El desmonte ha de ser mayor cuando el terreno es
más abrupto, pues se han de excavar taludes de terraplenes y se han de
talar las zonas donde las precipitaciones son especialmente intensas, para
que penetre la luz del sol y se sequen los caminos después de las
tormentas. Aunque pueden aplicarse sistemas distintos según las regiones,
el principio general es el de compatibilizar una anchura limitada de los
caminos forestales con una construcción y mantenimiento adecuados para
efectuar el desembosque con eficacia y seguridad. De esta forma se reduce
la erosión del suelo y la superficie de bosque destinada a infraestructuras.

Evitar, cuando sea posible, las zonas de suelos húmedos y propensas a la


erosión. El costo de las carreteras en esas zonas es muy elevado, tanto por
lo que respecta a su construcción inicial como a los trabajos más intensos
de mantenimiento que serán necesarios.
Reducir en la medida de lo posible los desmontes y terraplenes. En las
laderas muy abruptas y erosivas deben utilizarse excavadoras hidráulicas
que eviten que el material excavado sea arrojado lateralmente. Cuando es
necesario realizar voladuras han de utilizarse las técnicas apropiadas y el
material excavado será depositado en zonas estables alejadas de los
cursos de agua.

Compactar suficientemente el fondo de la carretera y permitir que ésta se


seque completamente antes de ser utilizada. Cuando sea posible, las
carreteras deben construirse durante la estación seca y esperar a que haya
transcurrido una estación lluviosa para permitir el transito de la maquinaria
pesada. Hay que utilizar materiales locales adecuados para preparar sólidos
cimientos y cuando sea factible aplicar una capa de gravilla o de un material
similar impermeabilizante en la superficie de las carreteras primarias.

Excavar cunetas y construir, a intervalos apropiados, estructuras de


drenaje transversales para canalizar el agua hacia las zonas de vegetación
contiguas a los caminos. Son estructuras sencillas y poco costosas que con
frecuencia se descuidan y que son indispensables para limitar la erosión del
suelo que provoca la construcción de carreteras, especialmente cuando las
precipitaciones son muy abundantes. Por añadidura, el costo de estas
estructuras se recupera con creces al reducirse el costo de reconstruir las
carreteras y disminuir los retrasos cuando éstas están embarradas o
encharcadas.

Revestir lo antes posible de vegetación los taludes laterales de la carretera


una vez terminada su construcción. Es mejor una vegetación baja y
arbustiva o de gramíneas que los árboles de crecimiento rápido que
sombrean la superficie del camino e impiden que se sequen tras los
períodos de lluvia. En muchas regiones tropicales, puede ser necesario
controlar las especies arbóreas pioneras, de crecimiento rápido, que brotan
aceleradamente tras el desmonte en los bordes de los caminos, para que
éstos puedan secarse adecuadamente.

Procurar que las carreteras y zonas alteradas estén alejadas de los cursos
de agua y de las fajas de amortiguación contiguas a los arroyos. Cuando es
necesario atravesar un arroyo se debe diseñar la estructura de cruce
después de haber realizado un estudio detallado del lugar y perturbar lo
menos posible el cauce del arroyo durante la construcción.

Cuando se utilizan tuberías de desagüe o estructuras similares para el


drenaje transversal o en los lugares de cruce de los arroyos, determinar el
tamaño adecuado de las estructuras y los intervalos entre éstas en función
de la intensidad de las precipitaciones y de la tasa de escorrentía.

Trazar la carretera con la pendiente mínima, compatible con la necesidad


de permitir un acceso adecuado al bosque. En algunos países se
recomienda que la pendiente máxima oscile entre el 10 y el 20% (6-11°)
salvo en algunos tramos cortos en los que la pendiente ha de ser mayor
para permitir el acceso a los lugares de mayor altitud. En las zonas
montañosas son preferibles los caminos con pendientes relativamente
elevadas a las carreteras más llanas, que exigen trabajos más intensos de
construcción. Sin embargo, a mayor pendiente mayores son los costos de
mantenimiento y los problemas de erosión.

Cuando sea posible, trazar las carreteras por zonas elevadas estables,
salvo en los casos en que se han de utilizar cables aéreos de larga distancia
en combinación con carreteras en el fondo de los valles.

Mantener adecuadamente la superficie de los caminos, las cunetas, las


estructuras transversales de drenaje y los cruces de los cursos de agua. Los
caminos secundarios pueden cerrarse si no se han de utilizar hasta el
siguiente ciclo de corta; se puede eliminar el pavimento de la carretera si y
plantar gramíneas o arbustos. En todas las carreteras que se consideran
indispensables para la ordenación o protección del bosque se ha de
efectuar un trabajo adecuado de mantenimiento que permita utilizarlas en
todo momento.

Operarios excavando una zanja para colocar una tubería de desagüe


en un camino forestal. Conseguir un drenaje adecuado es uno de los
aspectos más importantes en la ingeniería de las carreteras forestales

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Densidad efectiva de caminos forestales

Con independencia del sistema de aprovechamiento, la planificación previa de la red de


caminos que se describe en el capitulo 2 permitirá prácticamente siempre que la densidad de
carreteras sea menor que si las operaciones de aprovechamiento se efectuasen sin haber
preparado previamente un plan global de aprovechamiento. La densidad viaria apropiada para
una zona determinada dependerá del tipo de bosque, del costo de la construcción y
mantenimiento de las carreteras, del coste de la extracción y de otros factores. En general, el
volumen relativamente reducido de madera aprovechable por hectárea en los bosques
tropicales da lugar a que la densidad óptima de carreteras sea mucho menor en ellos que en
los bosques templados. En las condiciones europeas, la densidad media de caminos forestales
para la saca por arrastre es del orden de 25 m de carreteras por hectárea de bosque.
Expresado en volumen de madera extraída, esto corresponde a una densidad efectiva de unos
100 m de carretera por 1000 m3 de madera en rollo extraída. En un bosque tropical latifoliado
mezclado en las condiciones reinantes en el Africa occidental, donde el volumen medio de
corta es de unos 10 m 3/ha, una densidad efectiva de 100 m de carretera por 1000 m3 de
madera en rollo extraída supondría tan sólo 1 m de carretera por hectárea de bosque. Esta
densidad de carreteras es varias veces inferior a la que existe de hecho en los bosques
tropicales, lo que parece indicar que la necesidad efectiva de caminos forestales es más
elevada en algunos bosques tropicales que en los bosques templados de los países
industrializados.
Capitulo 4 - Las operaciones de corta

Definición
Orientaciones generales
Objetivos
Consecuencias que pueden acarrear las operaciones de corta inadecuadas
Prácticas recomendadas

Definición

La corta incluye todas las actividades dirigidas a apear los árboles en pie y
prepararlos para el desembosque. La operación de corta comprende el
apeo del árbol en pie, su medición para determinar el tamaño idóneo de las
trozas, el desramado y el tronzado del tronco (y a veces también de las
ramas más grandes) en trozas. La operación de corta comprende también
cuando corresponda el descortezado del tronco.

Orientaciones generales

La corta es una de las actividades industriales más arriesgadas. Los árboles


son grandes y pesados y caen con una enorme fuerza que puede aplastar o
arrancar árboles contiguos. Sus ramas pueden despedazarse y salir
despedidas en todas direcciones. El árbol caído puede rodar o deslizarse
cuesta abajo y su tronco quebrarse en fragmentos que salten y rueden de
forma incontrolable. Todo ello hace necesario que la seguridad y la
capacitación ocupen un lugar de primer orden en dichas operaciones.

Cuando se realiza adecuadamente, la corta es muy similar a la caída natural


de los árboles, por lo cual se la considera una actividad poco peligrosa
desde el punto de vista ecológico. Sin embargo, en los bosques latifoliados
mezclados, especialmente en los trópicos donde las copas están
entrelazadas por las lianas, el apeo puede causar un grave daño a la masa
remanente y a los brinzales, hasta el punto de impedir la consecución de los
objetivos silvícolas que se pretenden alcanzar con las operaciones de
aprovechamiento.

En los países en desarrollo es frecuente que las operaciones de corta estén


a cargo de trabajadores mal equipados, poco calificados y con escasa
preparación. Estos no son supervisados ni se les ofrece incentivos para que
reduzcan al mínimo los daños mediante un apeo cuidadosamente dirigido.
La corta incontrolada no sólo causa graves daños a la masa en
regeneración y a los árboles restantes sino que limita notablemente la
eficacia de la operación subsiguiente de extracción. En cambio, la corta
dirigida puede limitar los daños a la vegetación y al suelo, evitar que los
árboles caigan sobre los cursos de agua y aumentar el volumen utilizable de
madera al reducir el quiebre de los troncos.

También puede contribuir a limitar el número y la gravedad de los


accidentes que se registran durante las operaciones de corta. Por ello hay
que dar prioridad a las medidas encaminadas a aumentar la preparación de
los trabajadores que forman las cuadrillas de corta y es muy importante
ofrecer incentivos que fomenten la adopción de prácticas correctas.

Objetivos

Si se efectúan adecuadamente, las operaciones de corta deberán:

garantizar la seguridad de las cuadrillas de corta y demás personal que


trabaja en las proximidades;

reducir al mínimo los daños causados a la masa remanente y a los


brinzales, especialmente a aquellos que formarán la masa arbórea futura;

limitar los efectos negativos para el suelo y los cursos de agua;

incrementar al máximo el volumen de madera que puede aprovecharse de


cada árbol apeado;

aumentar el valor de las trozas preparadas para el desembosque;

facilitar las actividades de saca.

El derribo de los árboles es siempre una operación difícil y peligrosa,


pero en los bosques tropicales, los grandes contrafuertes y las copas
entrelazadas, así como la existencia de gruesas trepadoras, hacen aún
más complicada la tarea de los operarios

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Tronzado del árbol una vez apeado

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Consecuencias que pueden acarrear las operaciones de corta


inadecuadas

La ejecución impropia de las operaciones puede producir:

grave situación de inseguridad y un elevado gasto en concepto de seguros


y compensaciones;
elevado costo de las operaciones;

bajas tasas de aprovechamiento;

escasa rentabilidad de las trozas no adecuadamente tronzadas;

ineficiencia y costo elevado de las actividades de saca si los troncos no se


apilan convenientemente junto a las vías de saca;

daños excesivos a la masa residual y a los brinzales;

daños excesivos a suelos y arroyos;

empobrecimiento de las condiciones del bosque tras las operaciones de


corta que no se ajustan a los objetivos silvícolas;

infestación de la zona por especies pioneras o por plantas trepadoras.

Prácticas recomendadas
En las operaciones de corta, debe primar por encima de todo la seguridad.
Eso supone que todos los miembros del equipo de corta deben gozar de
buena salud y deben ser objeto de un proceso constante de formación y
supervisión. En publicaciones como Chainsaws in tropical forests (FAO y
OIT, 1980) y Fitting the job to the forest worker (OIT, 1992), se encontrará
abundante información sobre los aspectos relativos a la seguridad y a la
salud en las operaciones de corta y en otras actividades forestales.

Sólo personal competente provisto del correspondiente equipo de


seguridad y de un instrumental en buenas condiciones puede realizar las
operaciones de corta. Estas se efectúan prácticamente en todo el mundo
con motosierras, herramientas intrínsecamente peligrosas que quienes no
están muy familiarizados con ellas tienden a utilizar incorrectamente. La
motosierra es la responsable del mayor número de los accidentes que se
producen en las actividades de explotación maderera.

En algunas zonas aún se utilizan comúnmente herramientas manuales,


como la sierra tronzadera, que si se usan de forma apropiada y se
mantienen en buenas condiciones son de gran utilidad y en muchos países
en desarrollo pueden ser mucho más rentables que las motosierras. Sin
embargo, incluso estas herramientas sencillas pueden ser muy peligrosas y
su utilización requiere una capacitación y supervisión adecuadas.

En muy pocos casos pueden usarse con eficacia las hachas u otras
herramientas cortantes para el apeo y tronzado de árboles. En efecto, su
utilización implica un enorme desperdicio de madera. Las hachas son
herramientas excelentes para cortar las ramas y la vegetación del
sotobosque pero no sirven para el apeo y tronzado de los árboles. La idea
de que permiten ahorrar costos es puramente ilusoria. Siempre es mejor
recurrir a la sierra, la cual sólo produce una pequeña cantidad de serrín,
respecto a las herramientas cortantes, que inevitablemente reducen a
astillas un gran volumen de madera aprovechable.

Cuando se aplica el método de corta por entresaca, deben señalarse


previamente los árboles que han de ser cortados. Es necesario llevar al
lugar de corta el mapa detallado de aprovechamiento que se ha preparado
durante la fase de planificación y utilizarlo para tomar la decisión definitiva
sobre qué árboles han de ser apeados. Se anotará en el mapa esta
información que será utilizada por las cuadrillas de corta.

La experiencia reciente de varias organizaciones que trabajan para poner


a punto sistemas de aprovechamiento de bajo impacto ambiental en los
bosques tropicales, indica que los daños causados a los árboles no
explotados pueden reducirse marcando también aquéllos que se considera
que constituirán la futura masa arbórea. Esta deberá ser una indicación
visible para las cuadrillas de corta y saca de los árboles que deberán ser
protegidos, cuando esto sea posible

En los bosques en los que las lianas entrelazan las copas de los árboles,
éstas deberán ser cortadas antes de iniciar la operación de corta para que
mueran y pierdan fuerza, reduciendo así la posibilidad de que un árbol
apeado pueda arrastrar en su caída a los árboles contiguos. Las lianas
pueden cortarse a la vez que se señalan los árboles que se van a derribar.

En el fuste de cada árbol debe indicarse la dirección prevista de caída. En


general, los árboles se han de dirigir hacia las pistas de arrastre o los
corredores de los cables o en dirección contraria, preferiblemente formando
un ángulo oblicuo a la dirección de arrastre (se considera que entre 30 y
450 es el ángulo «óptimo», salvo en el caso de que los árboles se apeen
directamente sobre la pista de arrastre o el corredor del cable). El apeo en
dirección a la pista de arrastre o el corredor del cable puede reducir
notablemente la distancia de saca y el apeo en la dirección opuesta facilita
la tarea de la cuadrilla de saca cuando las copas son grandes. La decisión
de aplicar uno u otro método dependerá de la experiencia local, de las
condiciones del terreno, del sistema de saca que se vaya a aplicar y de
otros factores.

En la medida de lo posible, los árboles deben apearse en dirección de los


claros de copas, para causar el menor daño posible a las existencias en pie.
Los árboles próximos a las pistas de arrastre o a los cables de saca deben
apearse de manera que las copas queden en paralelo a los mismos, para
facilitar la extracción.

En muchos casos, es conveniente dirigir el árbol que se está talando hacia


la copa de otro árbol que ya ha sido apeado. De esa forma se amortigua el
impacto, se reduce la zona dañada y se facilita el enganche de las trozas,
realizándose el desembosque con mayor eficacia.

Cuando la pendiente es muy fuerte, los árboles no deben ser apeados en


dirección al valle, a menos que estén tan inclinados que las técnicas de
corta dirigida no permitan apear el árbol en otra dirección. Si se talan los
árboles en perpendicular a la pendiente o a lo largo de las curvas de nivel
se limitará el impulso del árbol, el quiebre del mismo y el daño a los árboles
contiguos. Para impedir que los árboles rueden hasta abajo una vez que
han sido apeados se apoyarán, si es posible, contra los árboles próximos
por la parte que mira a la montaña. Aunque este procedimiento puede dañar
a esos árboles, los daños serán mucho menores que los que puede causar
la copa de los árboles apeados al rodar cuesta abajo.

Si las condiciones sociales y el tamaño de los árboles permiten utilizarlas,


las máquinas cosechadoras integradas tienen una productividad mucho
mayor y pueden reducir notablemente la frecuencia y gravedad de los
accidentes. Por su elevado costo y porque su uso exige árboles de un
tamaño uniforme, la utilización práctica de dichas máquinas se limita
actualmente a las plantaciones industriales o a las masas naturales de
árboles de escaso tamaño. Pueden ser utilizadas con provecho tanto para la
corta a hecho como para la corta por entresaca.

En cuanto a los árboles que se han de cortar (si está permitido) en las
fajas de amortiguación contiguas a los arroyos, siempre que sea posible han
de ser apeados de manera que las copas no caigan en el interior de la faja.

Como norma general es necesario evitar que los árboles caigan sobre los
arroyos y, de hecho, en algunos países está prohibido. Sin embargo, en
algunos casos ésta puede ser la opción más adecuada por razones de
seguridad y de la condición del terreno. Si esto es así, la extracción de los
árboles caídos debe realizarse con gran cuidado para causar el menor daño
posible a las márgenes de los arroyos y a la vegetación que crece sobre
ellas.

Para aumentar al máximo el volumen y el valor de la madera de cada


árbol apeado, las cuadrillas de corta deben estar capacitadas sobre los
métodos más adecuados de tronzado. Antes de proceder a esta operación
es necesario medir el tronco para calcular la longitud de las trozas según las
necesidades del aserradero. La experiencia de los programas de formación
para mejorar la técnica del tronzado indica que de esta forma se aprovecha,
como mínimo, un 20% más de madera y que el valor de las trozas aumenta
entre el 10 y el 50%.

Si no hay peligro para personas que no intervienen directamente en las


operaciones de corta se adoptarán medidas especiales de precaución. Por
ejemplo, cuando la zona de corta está próxima a una carretera, es
indispensable que un obrero detenga el tráfico hasta que el árbol haya sido
apeado sin peligro.

Una parte importante de los nutrientes de los árboles, especialmente en


los bosques tropicales, se encuentra en la corteza y en el follaje. Por tanto,
el desramado y descortezado en el lugar de corta hará que los nutrientes
queden en el bosque y favorezcan el crecimiento de la nueva masa forestal.
No obstante, no siempre es conveniente descortezar los árboles in situ;ello
dependerá del costo de la mano de obra y de si es posible separar
fácilmente la corteza de la madera. Por otra parte, en algunas especies la
corteza protege a las trozas de la abrasión y a la madera de los ataques de
insectos y hongos, o impide que las trozas se abran al secarse durante el
almacenamiento antes de que se inicie el proceso de elaboración.

Capítulo 5 - Las operaciones de saca

Definición
Orientaciones generales
Objetivos
Consecuencias que pueden acarrear las operaciones de saca inadecuadas
Prácticas recomendadas para la saca de madera por el sistema de arrastre
Prácticas recomendadas para la saca con vehículos que transportan la
carga levantada del suelo
Sistemas de saca con cable
Prácticas recomendadas para los sistemas de saca con cable
Sistemas de saca aérea
Prácticas recomendadas para la saca con helicóptero
Prácticas recomendadas para la saca con animales de tiro
Otros sistemas de saca

Definición

La saca es el proceso de transporte de los árboles o rollizos desde la zona


de corta hasta un cargadero o un apartadero en la carretera, donde serán
convertidos en trozas o apilados junto a otros árboles para su transporte a la
fábrica de elaboración o hacia otro destino final. Existen varios sistemas de
saca reconocidos: saca por arrastre, saca con vehículos que transportan la
carga levantada del suelo, saca con cable, saca aérea, saca con animales
de tiro, entre otros.

En este código modelo de prácticas de aprovechamiento forestal se analiza


en primer lugar el sistema de arrastre porque es el más común y el que
causa mayores problemas ambientales. En cuanto a los restantes sistemas,
se presta particular atención a las prácticas recomendadas que difieren de
las que se recomiendan para el desembosque por arrastre.

Orientaciones generales

Con independencia del sistema de explotación maderera que se emplee, la


saca es una operación difícil y arriesgada que puede causar graves daños a
los ecosistemas forestales. Para realizar las operaciones de extracción de
forma eficaz, segura y respetuosa del medio ambiente es importante que los
supervisores y los trabajadores posean una buena preparación.

Los daños que sufren los ecosistemas forestales durante el proceso de


extracción son, generalmente, de tres tipos:

alteración y compactación del suelo que, si alcanzan un nivel excesivo,


pueden aumentar el potencial de erosión, retrasar el crecimiento de los
árboles que se conservan y dificultar el establecimiento o la regeneración de
la masa arbórea.

daños a los arroyos, ya sea por vía directa cuando las máquinas de
arrastre cruzan los cursos de agua que no han sido protegidos o arrastran
los troncos por ellos, o por vía indirecta al introducir sedimentos o
combustible y lubricantes en los arroyos desde las pistas de arrastre y otras
zonas de suelos alterados;

daños a los árboles remanentes y a otra vegetación, que pueden


entorpecer la recuperación del bosque y reducir el volumen y el valor de la
madera disponible para el aprovechamiento sucesivo. Todos estos
problemas pueden reducirse notablemente con una planificación global del
aprovechamiento, unida a un sistema de control operativo que garantice la
aplicación del plan y su adaptación si así lo requieren las nuevas
condiciones.

Objetivos

Una operación de saca bien organizada y adecuadamente supervisada


debe alcanzar los siguientes objetivos:

conseguir la mayor productividad posible en el proceso de extracción;

garantizar la seguridad de los equipos de desembosque y del personal


que trabaja en las zonas contiguas;

reducir al mínimo la compactación y alteración del suelo ocasionadas por


las operaciones de saca;
causar el menor daño posible a los cursos de agua existentes dentro de la
unidad de corta o en sus proximidades, particularmente los que fluyen
durante todo el año o abastecen de agua a la comunidad;

reducir los daños a los árboles que quedan en pie y a los brinzales,
especialmente los que se considera que habrán de ser aprovechados en el
futuro;

conducir al cargadero todas las trozas que ha preparado para la saca el


equipo de corta sin merma importante de volumen ni deterioro notable de la
calidad.

Tractor de desembosque con ruedas reuniendo una carga de trozas


para el desembosque en una plantación forestal tropical. El arco
integral permite levantar del suelo el extremo frontal de la carga
durante el arrastre.

Fotografía de Torsten Frisk

Tractor de orugas sin arco, preparado para arrastrar una troza de gran
tamaño en un bosque natural de los trópicos. Para esta tarea, los
operarios deben llevar cascos y equipo de seguridad.

Fotografía de Kan Leppänen

Consecuencias que pueden acarrear las operaciones de saca


inadecuadas

Las siguientes son algunas de las consecuencias que pueden acarrear las
operaciones de saca inadecuadas:

problemas de inseguridad y elevados costos en concepto de seguros o


compensaciones;
baja productividad y costo elevado de las operaciones;
imposibilidad de transportar al cargadero todas las trozas preparadas para
el desembosque;
disminución del volumen o del valor de las trozas en el proceso de
extracción;
daños excesivos a suelos y arroyos;
deterioro de la calidad del agua y pérdida del hábitat de vida acuática;
daños excesivos a los árboles que quedan en pie y a los brinzales.
Prácticas recomendadas para la saca de madera por el sistema
de arrastre

En todo el mundo, la saca de madera se lleva a cabo, en la mayor parte de


los casos, mediante sistemas de arrastre, con tractores de orugas
(buldozers), tractores de desembosque con ruedas y tractores agrícolas.
Cuando se utiliza esta maquinaria se recomiendan las siguientes prácticas:

Tractor de desembosque con ruedas

Como norma general, para la extracción de trozas son preferibles los


tractores con ruedas a los tractores de orugas. A diferencia de estos
últimos, una maquinaria para uso general y utilizada especialmente en la
construcción y excavación, los tractores de desembosque con ruedas se
destinan específicamente a la extracción su gran maniobrabilidad permiten
reducir los daños a los árboles y al suelo. Suelen ser más estrechos que los
tractores de oruga y tienen palas más pequeñas que, por tanto, pasan más
fácilmente entre los árboles que quedan en pie sin dañarlos y sin remover
excesivamente el suelo, lo cual desencadenaría la erosión.

Tractor de orugas

Los tractores de orugas se utilizan frecuentemente en la explotación


forestal, tanto para la construcción y mantenimiento de las carreteras como
para la extracción de madera. Esa funcionalidad de funciones les confiere
una cierta ventaja de carácter económico sobre los tractores de ruedas. Por
estar equipados con orugas de acero y grandes palas, los tractores de
orugas pueden utilizarse en pendientes muy abruptas. Por otra parte, los
operarios que manejan las máquinas tienden a excavar vías de arrastre
continuamente, en lugar de hacerlo sólo cuando es necesario por razones
de seguridad o eficacia. Así pues, cuando se utilizan tractores de orugas
para la saca de madera se altera innecesariamente el suelo y se causa un
daño excesivo a los árboles remanentes y a la masa en regeneración. Pero
a pesar de esos problemas, hay que reconocer que en muchas zonas
forestales, particularmente en terrenos de fuerte pendiente donde
predominan los árboles de gran tamaño y con un índice elevado de
precipitaciones, este tipo de vehículos continuarán siendo los más utilizados
para la extracción maderera. Por lo tanto, para limitar los problemas que
causan esas máquinas es esencial la formación y la estrecha supervisión de
los operarios que las manejan.

Tractor agrícola

La utilización de tractores agrícolas puede ser una opción conveniente


cuando los árboles por talar son relativamente pequeños y el terreno no es
muy abrupto. Al no haber sido diseñados para la explotación maderera,
pueden plantearse graves problemas de seguridad y deben ser objeto de
modificaciones que permitan prolongar su vida útil y su utilización con un
margen mayor de seguridad en las actividades forestales. Con esas
modificaciones, los tractores agrícolas son una excelente solución tanto en
los bosques pequeños privados como en los países en desarrollo, en los
que es más fácil conseguir maquinaria agrícola que maquinaria forestal
especializada. Los tractores agrícolas son idóneos para las plantaciones
forestales, particularmente cuando, como en los aclareos, se extraen
troncos de pequeño tamaño.

Con independencia del equipo que se utilice para las tareas de


desembosque, las maquinarias deben tener el tamaño y la potencia
adecuadas para las operaciones que van a realizarse. La anchura de la pala
no debe superar los 3 m (con 2 m suele ser suficiente) y la máquina debe
estar equipada con un cabrestante mecánico con 30 m de cable por lo
menos y con un arco u otro tipo de apoyo que permita levantar del suelo
uno de los extremos de la carga, de manera que las trozas no remuevan la
tierra durante el arrastre.

Tractor de orugas con sistema de suspensión mediante barras de


torsión
Cuando los suelos se compactan fácilmente, se ha de pensar en la
posibilidad de utilizar vehículos que ejerzan poca presión sobre el suelo, con
el objeto de reducir la perturbación, el hundimiento y la compactación del
mismo. Son los tractores de orugas con sistemas de suspensión mediante
barras de torsión y diseñados de tal forma que el centro de gravedad de la
carga se desplaza hacia adelante para distribuir mejor el peso sobre las
bandas de rodamiento. Estos vehículos son más costosos que aquéllos de
ruedas pero ejercen menor presión sobre el suelo y gracias a los sistemas
de suspensión mediante barras de torsión pasan sobre los restos de la corta
y sobre los matorrales más fácilmente que los vehículos de ruedas y los
tractores de orugas, que tienden a hundirlos en la tierra.

Una alternativa a los tractores de orugas, en los suelos muy húmedos o


que se compactan fácilmente, consiste en montar en los vehículos de
ruedas neumáticos de gran flotación o neumáticos dobles. Ambas
soluciones permiten aumentar el ancho de los neumáticos cuando el
vehículo entra en contacto con el suelo, distribuyendo el peso de la máquina
y de la carga en una superficie mayor, lo que disminuye la presión sobre el
suelo.

Las operaciones de desembosque deben interrumpirse por completo


cuando el tiempo es excepcionalmente lluvioso, pues en esas condiciones
aumentan la erosión y otro tipo de daños, disminuye la eficiencia de las
operaciones, incrementa el número de accidentes y los costos de
explotación pueden doblarse o triplicarse.

Aunque la maquinaria moderna está mecánicamente capacitada para


funcionar en laderas de pendiente muy pronunciada, su utilización en esas
circunstancias aumenta la perturbación del suelo, disminuye el rendimiento
y produce una mayor depreciación de la máquina. Así pues, en las
operaciones de saca por arrastre deben evitarse las laderas muy
empinadas. La pendiente máxima variará de una a otra región en función de
las condiciones del suelo, las precipitaciones y otros factores. En muchos
países la saca por arrastre se realiza sólo en pendientes inferiores al 30%
(17°), excepto cuando se trata de distancias cortas. En las laderas en las
que la pendiente es muy empinada a lo largo de grandes distancias, deben
utilizarse sistemas de saca aérea o por cable, que permiten levantar las
trozas del suelo.
Utilización de un tractor agrícola para el arrastre de troncos.
Obsérvese la protección para el conductor y el mecanismo que permite
levantar del suelo el extremo frontal de las trozas

(Fotografía de Kari Leppänen)

Tractor de desembosque con ruedas equipado con neumáticos de alta


flotación (de un ancho de 1000 mm) ellos reducen la presión sobre los
suelos húmedos

(Fotografía de Bryce Stokes)

Densidad excesiva de vías de arrastre en un bosque natural en los


trópicos. Puede causar una grave erosión del suelo y la sedimentación
de los cursos de agua. Estos problemas se pueden paliar recurriendo a
un sistema de vías de arrastre señaladas y exigiendo que los vehículos
de desembosque permanezcan en ellas en todo momento

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Desde el punto de vista ambiental, las vías de arrastre son el aspecto más
problemático en la saca por arrastre. Según el método que se aplica
tradicionalmente en muchas zonas del mundo para la saca de madera, una
vez concluida la operación de corta, la máquina de desembosque recorre el
bosque en busca de las trozas que han de ser arrastradas hasta el
cargadero. Cuando encuentra una troza, el operario la engancha a la
máquina y se dirige al cargadero, algunas veces por la misma pista pero
otras siguiendo una dirección diferente porque considera que llegará más
rápidamente a su destino. En los bosques tropicales, en los que
generalmente existe un denso sotobosque, el operario arrastra incluso la
pala durante gran parte del trayecto, especialmente si la máquina que utiliza
es un tractor de orugas, de manera que allí por donde pasa se produce una
profunda alteración del suelo. Este método da lugar a la existencia de una
red extraordinariamente densa de caminos de saca. Si las vías de arrastre
ocupan entre el 20 y el 40% de la superficie talada, algunos estudios han
puesto de manifiesto que una vez concluidas las operaciones de
aprovechamiento por entresaca las vías de arrastre ocupaban el 60 e
incluso el 80% de la superficie explotada. Para evitar este tipo de
problemas, deben utilizarse únicamente vías de arrastre señaladas
previamente. Cuando se adopta este sistema, en la planificación del
aprovechamiento se incluye el trazado de las vías de arrastre, que se
señalan claramente sobre el terreno antes de que comience la corta,
utilizando el mapa topográfico de planificación, una brújula y un mecanismo
de medición de los ángulos de la pendiente. Cuando se señalan las vías de
arrastre de esta forma, el equipo de corta podrá reducir los costos de
extracción apeando los árboles a lo largo de ellas. También podrán reducir
los daños de la futura masa forestal haciendo caer las copas de los árboles
dentro de las vías de arrastre o a lo largo de ellas, siempre que sea posible.
Las máquinas deben permanecer en todo momento en las vías de arrastre
señalizadas. De los estudios realizados en muchos países, incluidos los
países tropicales, se desprende, sin lugar a dudas, que es innecesario y
antieconómico desplazar los vehículos para recoger todas las trozas. Si las
máquinas permanecen en la vía de arrastre y se hacen llegar las trozas
hasta ellas por medio de un cable se puede reducir notablemente la
alteración y compactación del suelo y los daños a los árboles no explotados
y a la masa en regeneración.

Para facilitar el funcionamiento de este sistema de vías de arrastre


señaladas, es necesario que los eslingueros hayan sido convenientemente
adiestrados sobre la forma de colocar las eslingas de estrangulación, elegir
el itinerario más adecuado para alcanzar las trozas y hacer llegar el cable
de arrastre hasta la troza sin que la máquina abandone la vía de arrastre.
Muchas veces, se ata directamente el cable de arrastre alrededor de la
troza en lugar de utilizar una eslinga o cadena. Esta operación lleva un
tiempo durante el cual la máquina permanece inactiva. Si se colocan las
eslingas de antemano no sólo se elimina ese tiempo de inactividad sino que
se pueden arrastrar simultáneamente varias trozas.

La construcción de vías de arrastre mediante la pala del tractor de ruedas


o de orugas se ha de reducir al mínimo. En algunos países (incluidos
algunos de los trópicos) se ha prohibido por completo esta práctica excepto
cuando razones de seguridad la justifiquen. Las directivas preparadas por
CIRAD-Forêt y experimentadas en Africa Occidental, América del Sur y Asia
Sudoriental disponen que la construcción de las vías de arrastre debe
realizarse cortando a mano la maleza y talando los tocones a ras de tierra.
La maleza cortada se distribuirá a lo largo de la pista para formar una
cubierta protectora sobre la que desplazarán los vehículos de
desembosque. Estos procedimientos, además de proteger los suelos,
permiten reducir los costos, al eliminar el tiempo que se invierte
innecesariamente en excavar las vías de arrastre con las máquinas.

Las vías de arrastre han de ser lo más rectas posibles, describiendo


curvas cuando es necesario alcanzar la madera marcada para la corta,
evitar los suelos húmedos e inestables y las laderas de pendiente muy
pronunciada. En las laderas con una pendiente superior al 30% (17°), las
vías de arrastre han de trazarse en perpendicular a la pendiente. Su ancho
ha de ser el mínimo practicable; se suele recomendar un ancho máximo de
4, 5 m cuando se utilizan máquinas grandes y pesadas. Para proteger los
árboles y la vegetación deben evitarse las curvas cerradas.

Cuando sea posible, es preferible realizar el arrastre pendiente hacia


arriba, pues de esa manera el agua de escorrentía se dispersa en la
vegetación circundante, mientras que si el arrastre se realiza cuesta abajo el
agua se concentra en los cargaderos. Además, cuando se arrastran las
trozas cuesta arriba es más fácil controlarlas y los maquinistas tienden a no
seguir pendientes muy abruptas que puedan poner en peligro su seguridad.
Sin embargo, el arrastre cuesta arriba exige mayor potencia y hace que los
vehículos remuevan el suelo. Además, los operarios tienden a utilizar la pala
más frecuentemente para remover la capa superficial del suelo y mejorar la
tracción. Por consiguiente, la decisión de realizar el arrastre cuesta arriba o
cuesta abajo ha de adoptarse después de evaluar las ventajas e
inconvenientes. En muchos casos se adoptará una solución intermedia.

Las vías y las máquinas de arrastre deben evitar por completo las zonas
de amortiguación contiguas a los arroyos; cuando se permite la corta de
árboles en las fajas de amortiguación, los árboles han de apearse en
dirección contraria al arroyo y la saca debe realizarse por medio de cables.

Si no es totalmente imprescindible, las vías de arrastre nunca deben


cruzar los arroyos y barrancos. Si resulta inevitable, se atravesarán, de ser
posible, por un lugar en el que exista una base rocosa. El lecho del arroyo
se protegerá con troncos o disponiendo una tubería de desagüe temporal.

Cuando sea posible, se ha de instar a los operarios a que utilicen


lubricantes (por ejemplo, aceites vegetales) que no perjudiquen al medio
ambiente.

Una vez concluidas las operaciones de aprovechamiento, deben realizarse


zanjas de drenaje y desagües transversales en las vías de arrastre y otros
lugares en los que se ha alterado el suelo. Esas zonas han de dejarse en
una condición que permita restaurar rápidamente la vegetación. Si es
necesario, se han de abrir surcos y sembrar gramíneas u otras plantas de
crecimiento rápido.

Prácticas recomendadas para la saca con vehículos que


transportan la carga levantada del suelo

Vehículo para transportar la carga levantada del suelo

Estos vehículos son máquinas de saca que transportan la carga de troncos


totalmente levantada del suelo, ya sea sobre su propio bastidor o sobre un
remolque. Gracias a ello perjudican menos al suelo que la maquinaria de
saca por arrastre. Normalmente, están provistos de un mecanismo, una
grúa hidráulica o mecánica, para la carga y descarga de las trozas. Este tipo
de vehículos se ha diseñado especialmente para utilizar la información más
reciente sobre las cuestiones ergonómicas y para fomentar la seguridad.
Frecuentemente se utilizan junto con otro equipo de corta y elaboración
mecanizado, aunque ello no es indispensable. Se recomiendan las
siguientes prácticas:

Para obtener un mayor rendimiento de estos vehículos las trozas deberán


tener aproximadamente el mismo tamaño.

En relación a lo que ocurre en el desembosque por arrastre, la


productividad de este tipo de vehículos no depende tanto de la distancia de
extracción. Esta puede ser de dos a cuatro veces mayor que en el caso de
que se utilice maquinaria de saca por arrastre. Ello permite reducir la
densidad de caminos de saca forestales.

Para garantizar una cierta estabilidad de la carga y evitar que vuelque, las
pistas por las que circulan deben estar en mejores condiciones que las que
utilizan los tractores de ruedas. Cuando el terreno es empinado, el trazado
de las pistas ha de ser perpendicular a la ladera, tanto en sentido
ascendente como descendente. Los tocones y la vegetación del sotobosque
se han de cortar a ras de tierra y la maleza cortada puede extenderse sobre
la pista para proteger el suelo. Cuando los vehículos han de circular por las
laderas es necesario rebajar y nivelar mínimamente el terreno. Los
vehículos que transportan la carga levantada del suelo no pueden transitar
con seguridad cuando la pendiente de las pistas forestales es superior al
30-40% (17°-22°).

En las zonas en las que el suelo está húmedo o se compacta fácilmente,


hay que utilizar neumáticos de alta flotación para reducir la compactación
del suelo.

Una de las ventajas de estos vehículos es que pueden descargar los rollos
directamente en un camión o apilarlos al borde de los caminos forestales,
donde más tarde los cargarán los camioneros. Por ello, muchas veces no
hace falta construir cargaderos.

Al igual que las vías de arrastre, las pistas que utilizan estos vehículos se
han de cerrar al tráfico una vez terminadas las operaciones. Para proteger
el suelo de la erosión se construirán zanjas y estructuras transversales de
drenaje que permitan evacuar el agua de los caminos y se restaurará la
vegetación en el suelo desnudo.

Sistemas de saca con cable

Los sistemas de saca con cable difieren sustancialmente de otros métodos


de saca. Consisten en utilizar uno o más cables suspendidos para
transportar las trozas desde la zona de corta hasta los puntos de carga. El
manejo de los cables se realiza por medio de un cabrestante (llamado
también malacate) que puede instalarse en el cargadero o en el extremo
opuesto del recorrido del cable, generalmente en un punto elevado. Cuando
se trata de una corta parcial, se desbroza un corredor estrecho en el que se
tienden los cables levantados del suelo, situando cerca del cabrestante un
mástil de cabeza, que puede ser un árbol o una torre de acero. Para elevar
los cables a mayor altura del suelo se puede disponer también un mástil de
cola en el extremo opuesto del cable. En caso necesario, los árboles
existentes en el recorrido del cable pueden servir como puntos intermedios
de apoyo.

En el lapso aproximado de un siglo que ha transcurrido desde que se inició


la saca con cable se ha desarrollado una gran variedad de sistemas, que
difieren entre sí tanto en la configuración de los cables como en los métodos
para conducir las trozas hasta los cargaderos y para hacer retornar las
eslingas vacías a la zona de corta.

Desde el punto de vista ambiental, los sistemas de cable que causan menos
impacto son los de «cable aéreo», llamados también sistemas de «cable
grúa». Consisten en un cable «aéreo» para levantar los rollos del suelo que
se tiende entre el mástil de cabeza y el mástil de cola. Por él se desliza el
«carro», que transporta la madera hasta el cargadero y retorna al lugar de
corta con las eslingas vacías. La carga se amarra al carro mediante otro
cable denominado «cable de arrastre» y normalmente existe un mecanismo
que prolonga la longitud de este cable de manera y permite alcanzar
lateralmente las trozas que se han de extraer. Estas se arrastran hasta el
cable principal reduciendo la longitud del cable de arrastre (generalmente,
arollándolo en un tambor). Luego se desplaza el carro hasta el cargadero. Si
éste se encuentra por encima de la zona de corta el carro irá por un cable
«tractor» movido por el cabrestante mecánico. Cuando el cargadero está
situado pendiente abajo, la carga se deslizará hasta él desenrollando el
cable tractor, de manera que las trozas alcanzarán el punto de carga por la
fuerza de gravedad.

Sistema de cable aéreo utilizado para el desembosque de trozas en


terreno abrupto. Se ha establecido para conducir las trozas a un
cargadero situado mas abajo, cerca del mástil de cola, situado en la
parte inferior de la figura

Carro aéreo que transporta una carga de trozas totalmente levantada


del suelo

(Fotografía de Dennis Dukstra)

Dos corredores de cable aéreo en una ladera de fuerte pendiente. Se


trata de un bosque natural en los trópicos donde se ha concluido una
operación de aprovechamiento por entresaca y las trozas se han
extraído mediante cable aéreo.

Vías de arrastre en otra zona del bosque en la que se ha cortado un


volumen similar por hectárea pero la extracción se ha realizado con
tractores de orugas. Nótese la alteración del suelo y la mayor apertura
de copas

(Fotografías de Ralf Ludwig)

Aunque existen diferencias notables entre los diversos sistemas de cable


aéreo o cable grúa, todos ellos comparten las siguientes características:

utilizan un cable elevado para suspender las trozas;

un carro, que se desplaza por el cable principal, conduce las trozas hasta
el cargadero y devuelve los enganches vacíos al lugar de corta;

existe un mecanismo para desplazar lateralmente un cable hasta las


trozas que se han de extraer y para hacerlas llegar hasta el cable principal;

durante el trayecto, a lo largo del cable aéreo, las trozas están levantadas
del suelo total o parcialmente, lo cual reduce o elimina totalmente la
alteración del suelo a lo largo del recorrido del cable;

A diferencia de lo que ocurre en los sistemas de arrastre, en los sistemas


de saca por cable la fuerza motriz no se desplaza por el terreno. Esta es
una ventaja importante que permite utilizarlos en condiciones más adversas,
ya sea en terrenos muy abruptos o en zonas en las que el suelo está
permanentemente encharcado, donde los sistemas de arrastre no serían
viables desde el punto de vista económico o resultarían inaceptables por su
impacto ambiental.

Prácticas recomendadas para los sistemas de saca con cable


Este sistema exige personal cualificado para efectuar el trazado y tendido
de los cables, así como para supervisar y realizar la labor de desembosque.
La programación puede realizarse en buena medida durante la fase de
planificación táctica del aprovechamiento, si se dispone de mapas
topográficos precisos a gran escala. En los sistemas de saca con cable es
indispensable disponer del tiempo necesario para planificar las operaciones
de manera que puedan alcanzarse los objetivos ambientales con un costo
razonable. La dirección ha de ser consciente, además, que en una
adecuada planificación, algunas zonas del bosque, aunque hayan sido
calificadas como bosque productivo, deberán quedar sin explotar. Cuando la
densidad de la masa es escasa, las especies poco valiosas o la topografía
excesivamente complicada, lo más prudente es no explotar esa parte del
bosque.

Sólo los sistemas de cable aéreo se recomiendan para todo tipo de


situaciones. Otros sistemas de cable, como el de «cable de tiro alto», de
uso muy frecuente en algunas partes del mundo, no permite levantar las
trozas del suelo a una altura suficiente, por lo que es imposible alcanzar
aquéllas trozas que distan más de algunos centenares de metros del punto
de carga. En cambio, con los sistemas de cable aéreo se puede recoger la
madera distante 1000 m o más del cargadero. Gracias a ello se puede
reducir considerablemente la densidad de caminos de saca necesarios para
una zona determinada del bosque.

Los sistemas de cable aéreo, de uno solo o de múltiples cables, son los
únicos sistemas de cable recomendados para la corta por entresaca. Antes
se utilizaban en el sudeste asiático sistemas de cable de tiro alto para el
aprovechamiento por entresaca de bosques tropicales situados en terreno
muy abrupto. Cuando el personal estaba muy bien preparado y era objeto
de una supervisión estrecha este sistema daba excelentes resultados, pero
la mayor parte de las veces los daños causados a la masa remanente eran
tan grandes que se llegó a la conclusión de que el sistema de cable de tiro
alto era incompatible con el aprovechamiento por entresaca de los bosques
tropicales. En algunos países se prohibieron incluso todos los sistemas de
saca con cable. Acualmente se puede afirmar que esto fue un error, pues
cuando el terreno es muy abrupto las máquinas de arrastre causan mucho
más daño que los sistemas de cable de tiro alto. Cuando se emplean
sistemas de cable aéreo con una planificación, capacitación y control
adecuados, los daños causados al suelo y a la masa remanente son del
mismo calibre o menores que los que ocasiona cualquier otro sistema de
extracción, salvo la saca con helicópteros.

Las máquinas motrices deben tener la potencia suficiente, teniendo en


cuenta el perfil del terreno y el tamaño de los troncos que se han de extraer.

Los sistemas de cable no se utilizan únicamente en terreno muy pendiente


sino también en los bosques pantanosos donde la maquinaria de arrastre
causaría un gran impacto ambiental. En esos casos, el cabrestante se
monta sobre una barcaza. La fragilidad de esos ecosistemas obliga a
efectuar las operaciones de desembosque con máximo cuidado.

Concluidas las actividades de saca, se deben construir estructuras


transversales de drenaje, a intervalos, en el recorrido de los cables o en las
pistas de saca laterales cuando el suelo ha quedado expuesto.

Sistemas de saca aérea

Sistemas de saca con globo aerostático


Sistemas de saca con helicóptero
Los sistemas de saca aérea son aquellos en los que las trozas permanecen
totalmente suspendidas en el aire durante todo el proceso. Por lo general,
los sistemas de cable aéreo no cumplen esta condición porque en el
transporte lateral no levantan la carga del suelo y a veces también la
arrastran en la operación central de desembosque, según la dimensión de
las trozas y la distancia entre el suelo y el cable aéreo.

En la actualidad, existen dos sistemas de saca aérea: la saca mediante


globo aerostático y la saca mediante helicóptero. Aunque se han ideado
otros sistemas, éstos no han superado aún la fase experimental.

Sistemas de saca con globo aerostático

Los sistemas de saca con globo aerostático son sistemas de cable en los
que la carga se levanta del suelo por medio de globos que contienen un gas
menos denso que el aire (generalmente helio), que proporciona la fuerza
ascensional. Para trasladar el globo, junto con la carga, hasta el cargadero y
hacerlo retornar con los enganches a la zona de corta una vez depositada la
carga, se utilizan cables que se arrollan en los tambores de un cabrestante.
La experiencia demuestra que la extracción de madera con globo
aerostático sólo puede realizarse en las operaciones de corta a hecho,
aunque las pruebas que se están realizando podrían modificar esta
conclusión. El desembosque con globos aerostáticos exige también que las
unidades de corta sean extensas, para que se puedan compensar los
elevados costos fijos que comporta instalar el sistema en un cargadero.
Cuando se cumplen estas condiciones, los sistemas de extracción con
globo aerostático causan pocos daños al suelo y reducen notablemente la
densidad de pistas forestales, pues permiten alcanzar grandes distancias
desde el cargadero. En la actualidad, los sistemas de saca con globo
aerostático se utilizan en muy pocos lugares porque exigen una fuerte
inversión inicial y disponer de equipo y mano de obra especializados.

Configuración de un sistema de saca con globo aerostático

Helicóptero pesado con una carga de troncos

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Sistemas de saca con helicóptero

Los sistemas de saca con helicóptero son análogos, en su concepción, a los


sistemas de arrastre, con la salvedad de que como el transporte se efectúa
con helicópteros las trozas se trasladan por el aire desde la zona de corta
hasta el cargadero en lugar de ser arrastradas por el suelo. Los helicópteros
que se utilizan para la explotación maderera son de tres tipos. Aquellos
cuya capacidad máxima de carga es de 2, 7 t son helicópteros «ligeros»; los
que pueden transportar entre 2, 7 y 5, 4 t son denominados helicópteros «de
tipo medio»; los que poseen una capacidad de carga mayor (en la
actualidad hasta 11, 3 t para las aeronaves no militares disponibles en el
mercado) son los helicópteros «pesados».

El desembosque con helicópteros se realiza suspendiendo de la aeronave


un cable metálico de amarre al que se pueden acoplar eslingas. También
pueden utilizarse ganchos en lugar de eslingas. El cable de amarre suele
tener entre 30 y 100 m de longitud, según la configuración del terreno, la
altura de los árboles que debe sobrevolar el helicóptero y otros factores. Se
utilizan largas eslingas que colocadas de antemano, se agrupan luego para
formar una carga de un peso ligeramente inferior a la capacidad de
transporte del helicóptero. Una vez preparada la carga, el helicóptero vuela
hasta el lugar donde se encuentra, deja caer el cable de amarre hasta el
suelo y permanece suspendido mientras se engancha la carga. A una señal
del capataz, el helicóptero eleva las trozas por encima de los árboles
residuales y la desplaza hasta el cargadero. Una vez allí se deposita la
carga y se liberan las eslingas mediante control remoto desde el helicóptero,
el cual regresa hasta la zona de corta para transportar una nueva carga. El
viaje de ida y vuelta desde el cargadero hasta el lugar de corta lleva entre
dos y cinco minutos.

Todo el mundo admite que los costos directos de la saca con helicóptero
son varias veces más elevados que los de otros sistemas de saca. Sólo el
coste del combustible es ingente (¡los helicópteros pesados de mayor
tamaño consumen casi 2000 1 de combustible de alto octanaje por hora!).
Si a eso se añade el costo del helicóptero por hora de funcionamiento, las
piezas de repuesto, el mantenimiento, el seguro y el salario de la tripulación,
el resultado es que el coste horario de un helicóptero pesado es mayor que
el de un aserradero de tamaño medio. Por el contrario, el hecho de que un
solo helicóptero sea suficiente para realizar las operaciones de saca en un
radio de acción de varios kilómetros desde el cargadero, permite un gran
ahorro en la construcción de caminos y elimina una causa importante de
impacto ambiental. Además, el desembosque con helicóptero anula casi por
completo la degradación del suelo y los daños a los árboles residuales,
salvo el que se produce en las operaciones de corta, carga y transporte. Por
tanto, en algunos casos, particularmente cuando se ha de extraer madera
de gran calidad, el elevado costo del helicóptero puede compensarse con el
ahorro en la construcción de caminos y el valor intrínseco del muy bajo
impacto ambiental. Sin duda, el desembosque con helicóptero sólo es
conveniente en circunstancias especiales, pero cuando se dan esas
circunstancias puede ser una alternativa interesante a otros sistemas de
saca.

Prácticas recomendadas para la saca con helicóptero

Típica conformación del sistema de saca con helicóptero

Los helicópteros, especialmente los diseñados para el transporte de


cargas pesadas, tienen un rendimiento muy superior al de otros sistemas de
extracción. Un helicóptero que transporta 5 m3 de madera hasta el
cargadero cada cuatro minutos, transportará 400 m3 en ocho horas aun
descontando veinte minutos por hora para el mantenimiento y para repostar.
En algunos casos, con condiciones meteorológicas, de vuelo y de trabajo
óptimas, un helicóptero ha llegado a extraer 2000 m3 de madera al día. Una
productividad tan elevada supone una gran presión para las carreteras
forestales, los equipos de trabajo, los vehículos de transporte y las
instalaciones de apoyo. Por ello, cuando se utilizan helicópteros para el
desembosque de madera es necesario planificar cuidadosamente las
operaciones y los planes han de ser flexibles para adaptarse a condiciones
que pueden cambiar rápidamente.

Debido a la elevada productividad, en las operaciones en las que se


utilizan helicópteros el número de trabajadores es mucho mayor que en los
demás sistemas de saca. Por ejemplo, puede ser necesario que un gran
número de operarios trabajen al mismo tiempo en las operaciones de corta
en una zona muy extensa. La coordinación y una estrecha supervisión son,
por ello, de gran importancia para reducir el peligro y, al mismo tiempo,
conseguir una productividad que evite costosos retrasos.

Al planificar las operaciones es necesario prever que los helicópteros, que


transportan una carga suspendida en el aire no sobrevuelen el lugar donde
se encuentran los trabajadores y no sigan una ruta que pudiera ponerlos en
peligro si perdieran la carga. La tripulación debe tener en cuenta que es
posible que los trabajadores que utilizan motosierra u otro equipo
motorizado no oigan el aproximarse de los helicópteros.

Los operarios que trabajan en tierra cortando madera y ajustando las


eslingas no siempre son visibles desde el aire, sobre todo cuando se
efectúa una corta parcial. Cuando existe la posibilidad de que estén
trabajando en la trayectoria de vuelo del helicóptero, se deben adoptar
medidas para que comuniquen su situación a la tripulación del helicóptero a
intervalos periódicos o siempre que sea necesario. Para ello se entregan
radiotransmisores a todos los equipos de trabajo y se les enseña a
establecer la comunicación por radio. Otra ventaja de este sistema es que
permite entrar en contacto rápidamente si surge una situación de
emergencia. Si los operarios se visten con ropa de colores vivos serán más
visibles desde el helicóptero.

Aunque en la saca con helicóptero se registran, por término medio, menos


accidentes que en los sistemas de arrastre, hay que decir que se han
registrado graves accidentes, incluso con numerosos muertos. La elevada
productividad de este sistema obliga a trabajar de forma demasiado
apresurada, lo cual puede incrementar el número de accidentes entre las
cuadrillas de corta y en los cargaderos. Para contrarrestar esa eventualidad
es necesario insistir constantemente en la seguridad y en la necesidad de
aplicar métodos adecuados de trabajo.

En las actividades de desembosque con helicóptero se ha de tener en


cuenta la seguridad de los curiosos y de quienes visitan la zona de
explotación, porque es una actividad que suscita el interés del público. Una
buena medida de precaución consiste en acondicionar, a cierta distancia del
cargadero, una zona desde la cual los visitantes puedan observar sin peligro
la marcha de las operaciones.

Los helicópteros no deben sobrevolar nunca zonas habitadas cuando


transportan, suspendidas en el aire, trozas u otro tipo de carga.

Cuando la trayectoria de vuelo del helicóptero discurre sobre una carretera


o sus proximidades, deberán situarse señaleros a lo largo de la misma para
detener el paso por la zona de peligro hasta que haya pasado el helicóptero.
La operación se organizará de manera que las retenciones causen el menor
retraso e incomodidad posibles al público.

Los cargaderos en los que los helicópteros depositan los troncos han de
tener una extensión que permita acumular un volumen importante de
madera de modo que los camiones, los operarios que han de cargar las
trozas y los trabajadores del cargadero puedan permanecer alejados del
lugar en el que el helicóptero deposita la carga.

En los períodos secos, la acumulación de polvo puede constituir un grave


problema para el aterrizaje de los helicópteros y poner en peligro su
seguridad. En caso necesario, deberá regarse periódicamente el cargadero
mediante camiones cuba, especialmente en la zona en la que los
helicópteros depositan la carga y en sus proximidades.

Además del cargadero, deben existir una o más zonas llanas donde los
helicópteros puedan aterrizar para repostar y para que se lleven a cabo las
tareas de mantenimiento. En esos lugares se quitará la vegetación para que
las palas del rotor del helicóptero puedan girar libremente durante el
aterrizaje y el despegue. Será necesario eliminar el polvo de las plataformas
de aterrizaje, que además deberán estar libres de objetos que la corriente
de aire podría lanzar hacia las palas del rotor. Muy en particular, la
plataforma para repostar debe estar suficientemente alejada del cargadero
de forma que no sea un peligro para el personal. El combustible se
almacenará en condiciones que permitan reducir al mínimo el peligro de
explosión y de incendio y los depósitos de combustible se aislarán por
medio de diques para que si se derrama no contamine los arroyos y las
aguas freáticas. Cuando sea posible, la plataforma de mantenimiento se
construirá en un lugar más bajo que el cargadero y teniendo en cuenta los
vientos dominantes para facilitar, en caso necesario, un aterrizaje de
emergencia. La trayectoria de vuelo hacia y desde las plataformas de
repostaje y mantenimiento no debe sobrevolar carreteras y zonas habitadas.
El tráfico intenso de camiones para el transporte de madera o de
combustible y de otro tipo de vehículos en las zonas de trabajo de los
helicópteros exige señalizar las carreteras en los puntos en los que los
vehículos se incorporan a las carreteras generales para advertir a los
usuarios de que puede encontrar camiones pesados.

Prácticas recomendadas para la saca con animales de tiro

En muchos lugares, la extracción de madera con animales de tiro sigue


siendo, desde el punto de vista económico, una opción conveniente incluso
en países industrializados. Se ha comprobado que la utilización de animales
de tiro como el elefante, el carabao (búfalo de agua), el buey, el caballo y la
mula alteran y compactan menos el suelo y causan mucho menos daño a
los árboles residuales que el equipo de arrastre. El impacto directo se
reduce a los caminos de arrastre, muy angostos, que utilizan los animales.
El desembosque con animales es particularmente conveniente para los
aclareos o el aprovechamiento de pasta de madera, operaciones en las que
se extraen trozas relativamente pequeñas, y también cuando se han de
transportar productos elaborados in situ, en pozo de aserrador o de otra
forma.

Yugo cabecero para el madereo con bueyes

Madereo con elefantes enganche de las eslingas a la carga de trozas

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Madereo con elefantes: arrastre de la carga hasta el cargadero

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Al planificar el arrastre con animales se ha de tener en cuenta que en esta


actividad la distancia de desembosque ha de ser corta (200 m o menos) y
en pendientes relativamente suaves (según el tipo de animal utilizado, se
recomienda una pendiente máxima del 20-30% (14°-17°) en el arrastre
cuesta abajo y del 10-15% (6°-90°) en el arrastre cuesta arriba).

Es de importancia crucial utilizar arneses adecuados para que los


animales no resulten heridos y para que no sufran de incomodidad en los
largos períodos de trabajo. Se recomienda utilizar yugos cabeceros para las
yuntas de bueyes porque evitan las irritaciones de la piel y permiten
aprovechar toda la fuerza de tracción de los animales.

El uso de palas de arrastre, trineos y ruedas de saca permite aumentar


notablemente la productividad con animales porque reduce la resistencia al
arrastre, pudiéndose extraer troncos de mayor tamaño.
Por lo común, en los bosques naturales es necesario trazar pistas de
arrastre. El matorral se cortará a mano a ras de tierra y se apartará de la
pista, así como los obstáculos que puedan ser un peligro para los animales.
También los tocones se cortarán a ras de tierra.

La corta debe coordinarse con el arrastre y ambas actividades han de


comenzar en el lugar más alejado del cargadero y proceder en dirección al
mismo. Así se evita que los animales tengan que avanzar sobre los restos
que ha dejado el equipo de corta.

Es necesario dar de comer y beber a los animales y dejarles descansar a


intervalos, pues de lo contrario llegará un momento en que se negarán a
seguir trabajando. Cuando el tiempo es caluroso, algunos animales, como
los elefantes y el carabao, requieren baños frecuentes para disipar el calor
corporal generado por la intensa actividad.

Las condiciones climáticas, el terreno y otros factores pueden exigir que


los animales no trabajen todos los días y que el horario laboral sea corto.
Normalmente, se recomienda disponer de una reserva de animales de entre
el 20 y el 25 % para asegurarse de que se disponga del número suficiente
para realizar adecuadamente el trabajo.

Los caballos, que pueden utilizarse con provecho en la saca de madera en


los climas templados, no pueden realizar ese trabajo en el clima caluroso y
húmedo de los bosques tropicales.

Cuando se utilizan animales de tiro en las actividades forestales es


esencial dispensarles una atención veterinaria periódica y alimentarles
adecuadamente para que cubran todas sus necesidades nutricionales.

Una vez concluidas las operaciones de arrastre es necesario examinar el


estado de las pistas y si es necesario construir estructuras transversales de
drenaje para desviar el agua hacia la vegetación circundante.

Otros sistemas de saca

Saca manual
Aserrado en pozo
Saca con deslizadero
Saca con cabrestante montado sobre camión
Saca por el agua

Se han ideado numerosos sistemas para el desembosque de madera.


Muchos de ellos son de muy bajo impacto ambiental, aunque sólo sea
porque se practican en pequeña escala. No se pretende en este documento
recomendar prácticas para todos esos sistemas porque son excesivamente
numerosos y la mayor parte de ellos se aplican en áreas geográficas
reducidas. En los párrafos que siguen se describen algunos de los más
comunes.

Saca manual

El transporte de trozas utilizando fuerza de tracción humana es cada vez


más raro excepto en las explotaciones agrícolas, en las que se efectúa
incluso en los países industrializados. En general, sólo es recomendable
cuando los costos laborales son bajos, la distancia de saca es reducida y
las trozas u otras piezas de madera que se han de extraer son
suficientemente ligeras como para que puedan ser manejadas fácilmente
por el hombre. Gran parte de la saca manual se relaciona con el
aprovechamiento de leña, algunos tipos de aclareo en las plantaciones
forestales, las operaciones agroforestales y los bosques, como los
manglares, en los que los árboles rara vez son de gran tamaño. La
eficiencia y la seguridad pueden incrementarse utilizando ganchos,
palancas y otras herramientas manuales o arrastrando los troncos con
ayuda de ruedas de saca manuales. En algunos manglares se utilizan para
el desembosque manual carretillas que se desplazan por estrechos caminos
de rollizos construidos a mano en las zonas de extracción.

Saca manual de trozas en una operación de aclareo utilizando ruedas


de saca para limitar el esfuerzo y aumentar la productividad

(Fotografía de Torsten Frisk)

Deslizadero de polietileno para extraer pequeñas trozas en una


operación de aclareo.

(Fotografía de Kan Leppänen)

Aserrado en pozo

Aunque técnicamente no puede ser considerado como una actividad de


saca, el aserrado en pozo es un método manual para transformarin situ los
troncos en madera aserrada. Los tablones aserrados se transportan
manualmente o por medio de animales. Es una actividad con muy bajo
impacto ambiental, aunque en los lugares donde se excavan los pozos el
suelo queda expuesto, lo cual puede desencadenar la erosión. Los efectos
sobre el medio ambiente son muy localizados y pueden limitarse excavando
los pozos a una distancia considerable de los arroyos. El problema de
mayor envergadura que plantea esta actividad es la dificultad de controlar a
quienes la practican para que no exploten en exceso los recursos cortando
todos los árboles de gran valor. Al trabajar solamente con un árbol al mismo
tiempo y, por lo general, con herramientas manuales, es muy difícil
localizarles en el bosque. Se ha de ejercer una vigilancia constante para
garantizar que sólo corten los árboles señalados. También es esencial
garantizar la protección y la seguridad de estos aserradores cuando
preparan y sierran los árboles.

Saca con deslizadero

En los terrenos muy pendientes se puede recurrir a la fuerza de la gravedad


para hacer rodar o deslizar los troncos cuesta abajo desde la zona de corta
hasta una pista forestal. Para reducir el daño causado a los árboles que
quedan en pie y acumular las trozas a intervalos a lo largo de la pista, se
pueden utilizar deslizaderos que permitan controlar el itinerario seguido por
los troncos. Generalmente, los deslizaderos son de madera o se fabrican
con tubos de polietileno, disponibles en el mercado, que se cortan en
secciones en forma de U y se unen entre sí para alcanzar una gran longitud.
La saca de madera con deslizaderos puede plantear problemas de
seguridad; por ello, es necesario colocar indicaciones o señaleros al final del
deslizadero para advertir a los vehículos que circulan del posible peligro.

Saca con cabrestante montado sobre camión

Un método común de saca en algunas zonas de los trópicos consiste en


utilizar camiones ligeros con cabrestantes mecánicos para cargar en el
mismo lugar de la corta las trozas que se van a transportar. Para que el
vehículo pueda llegar hasta los árboles se desbroza, generalmente a mano,
un camino de saca de escasa pendiente. Las trozas se cargan en el camión
mediante el cabrestante y el camión se dirige a continuación al siguiente
lugar de corta. Este proceso se repite hasta que el vehículo está totalmente
cargado, momento en que el camión se dirige directamente hacia el destino
final o a un cargadero donde se acumulan las trozas que luego serán
transportadas con camiones pesados. Si se dan las condiciones adecuadas,
por lo que respecta al suelo y al terreno, la extracción con cabrestante
montado sobre camión puede ser un sistema de bajo impacto. La alteración
del suelo y el daño a los árboles residuales son menores que los que
causan, por ejemplo, los tractores de orugas. Sin embargo, este sistema no
es adecuado para las zonas pantanosas y los terrenos de muy fuerte
pendiente.

Saca por el agua

En las zonas donde los bosques se inundan estacionalmente, como en


algunas partes de la cuenca amazónica, o están situados en zonas de
marismas o manglares, la extracción de la madera puede realizarse a través
del agua. La corta se realiza normalmente durante la estación seca o con
marea baja y luego las trozas se deslizan por flotación al elevarse el nivel de
agua. Con este sistema la pérdida de madera puede ser muy importante,
por lo que es necesario ejercer un cuidadoso control para no perder gran
parte de los recursos. La corta de las maderas densas debe realizarse con
mucha antelación para que las trozas se sequen y floten mejor. En las
zonas de marismas puede ser necesario matar los árboles antes de la corta,
generalmente mediante anillado, y dejarlos secar durante un tiempo antes
de proceder a su corta y extracción. Para impedir que se hundan, a veces
hay que atar los troncos especialmente densos en armadías formadas por
troncos más voluminosos. En cuanto a los efectos perjudiciales para el
medio ambiente de estos sistemas de saca hay que mencionar los
relacionados con la corta y con la posible acumulación de corteza, la
dispersión de residuos en las márgenes de los ríos y de restos de la corta
en los cursos de agua. Cuando existe un flujo de mareas o la corriente de
los cursos de agua es rápida esa acumulación no plantea problemas. En los
arroyos en los que la velocidad del caudal es lenta la pudrición de la corteza
y de los restos de madera absorbe oxígeno del agua, lo cual puede ser
negativo para la vida acuática. Más atención merecen, tal vez, los
problemas ambientales derivados de la importante actividad de corta de
árboles no comerciales para utilizados como flotadores en las armadías. Se
ha estimado que con este fin se tala un árbol por cada árbol comercial
aprovechado. También se produce una degradación del suelo en las
márgenes de los ríos cuando se deslizan o se hacen rodar las trozas hasta
los arroyos.

Capítulo 6 - Las operaciones de carga

Definición
Orientaciones generales
Objetivos
Consecuencias que pueden acarrear el funcionamiento inadecuado de los cargaderos
Prácticas recomendadas

Definición

Los cargaderos son lugares en los que se reúnen las trozas durante el proceso
de extracción. En los puntos de carga se clasifican o almacenan temporalmente
las trozas en plataformas para luego transportarlas a las fábricas de
elaboración o a otro destino final.

Orientaciones generales

Los cargaderos son lugares concurridos y ruidosos ya que generalmente están


en funcionamiento grandes máquinas y motosierras para igualar los troncos
irregulares o talar las ramas que pudieran haber olvidado cortar los miembros
del equipo de corta. Son lugares embarrados y polvorientos y hay en ellos
plataformas de carga donde se acumulan las trozas en pilas de varios metros
de altura. En suma, se trata de lugares que pueden presentar muchos peligros
y han de ser considerados como tales. Una planificación y un trazado
adecuados pueden contribuir a reducir el riesgo y garantizar que todas las
operaciones se realicen con eficacia y seguridad.

Los cargaderos son también fuentes potenciales de contaminación del agua y


de sedimentos. Son zonas relativamente extensas de suelo desnudo que se
recubre con piedra o gravilla. Al tratarse del punto intermedio entre la
extracción y el transporte, son lugares donde normalmente se depositan el
combustible y las piezas de repuesto. Ello hace necesario tener en cuenta el
peligro de que se derrame combustible y se produzca contaminación por el
vertido de aceite.

Objetivos

El diseño y construcción adecuados de los cargaderos, junto con la realización


eficaz de las operaciones en los mismos contribuirá a:

garantizar la seguridad y protección del personal que trabaja en el cargadero o en


sus proximidades;

reducir el costo total de construcción y mantenimiento del mismo;

limitar el tamaño del cargadero y el movimiento de tierras necesario durante


la construcción;

proteger los cursos de agua superficiales y subterráneos de los sedimentos o


contaminantes;

transportar todas las trozas que se han acumulado en el cargadero sin que se
produzca una pérdida importante de volumen o un deterioro notable de calidad.

Consecuencias que pueden acarrear el funcionamiento


inadecuado de los cargaderos

El funcionamiento inadecuado de los cargaderos puede acarrear las siguientes


consecuencias:

graves problemas de seguridad que comportan mayores costos elevados en


concepto de seguros o compensaciones;

costos elevados de construcción, mantenimiento o funcionamiento;

sedimentación o contaminación de las aguas superficiales o subterráneas;

pérdida de volumen o valor de las trozas.


Prácticas recomendadas

Cargador frontal colocando una gran troza de madera frondosa tropical


en un camión para transportar la. Este tipo de cargaderos registran una
intensa actividad, por lo que deben ser planificados y construidos
adecuadamente. También se ha de prestar la máxima atención a la
seguridad. En esta fotografía, dos personas sin casco ni otro equipo de
seguridad permanecen de pie en un lugar riesgoso para su seguridad.
Además, el cargador frontal no cuenta con una estructura de protección
total

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Pluma de carga

Camión autocargador

Cargador frontal

La ubicación y el diseño de los puntos de carga debe realizarse cuando se elabora el


plan de aprovechamiento, al mismo tiempo que se diseñan y se trazan las carreteras.

En algunos casos, no se necesitan cargaderos, ya que las trozas se pueden


depositar temporalmente en apartaderos, donde luego se cargan en los
camiones. Eso reduce los costos y la inevitable erosión del suelo en superficies
extensas que ocasiona el desmonte. En los apartaderos es conveniente utilizar
palas de carga articuladas y camiones autocargables, pues necesitan menos
espacio para maniobrar que los vehículos de carga frontal.
Cuando sea posible, los cargaderos deben ubicarse en una zona en ligera
pendiente. Se recomienda una pendiente del 2% (1°). Las zonas abiertas
alejadas de los cursos de agua son el mejor emplazamiento. Los puntos de
carga han de estar bien drenados y sus canales no deben desembocar
directamente en los arroyos sino en la vegetación circundante. La distancia
mínima entre los cargaderos y los cursos de agua ha de ser de 30 m, o bien
mayor cuando el terreno es empinado. Para impedir que el agua de escorrentía
se acumule en el cargadero durante los períodos de lluvia es necesario
construir zanjas y tubos de drenaje en la parte de la montaña del cargadero,
especialmente en los lugares en los que penetran las vías de arrastre.

Los cargaderos han de tener la menor extensión posible que permita


desenganchar las trozas del equipo de saca, clasificarlas y almacenarlas
temporalmente y cargarlas en los camiones u otros vehículos de transporte.
Entre 500 y 1000 m2parece una superficie razonable cuando se han de
manipular trozas de grandes dimensiones. Para trozas de tamaño más
reducido y sistemas de extracción poco mecanizados se requiere una
superficie menor.

Cuando se trabaja con helicópteros y sistemas de explotación muy


mecanizados los cargaderos han de ser mayores para garantizar la seguridad
del personal y evitar que la operación de carga entorpezca y dificulte las
operaciones de extracción.

En el cargadero deben especificarse con claridad los lugares reservados para


las diferentes máquinas y tipos de actividad. Por razones de seguridad, sólo
podrá acceder a ellos el personal cuya presencia sea indispensable.

Es necesario adoptar medidas para impedir el derrame de combustible y


lubricantes en el curso de las operaciones de reportaje o de los trabajos de
reparación y mantenimiento. Para impedir el vertido de contaminantes en los
arroyos o en la capa friática, las zonas reservadas para repostar deberán
aislarse con diques.

Si las operaciones de carga deben continuar por la noche, es indispensable


instalar sistemas adecuados de iluminación para garantizar la seguridad.

Prácticamente en todos los casos, incluso en los climas muy húmedos, es


necesario controlar la acumulación de polvo durante los períodos secos.
Normalmente, para ello se utiliza un camión de riego. Cuando la acumulación
de polvo es muy grande, se dotará al personal de máscaras y se cambiarán
frecuentemente los filtros de aire de la maquinaria a motor.

Antes de que inicien el viaje es necesario revisar los camiones cargados para
asegurarse de que las ataduras están bien aseguradas, la carga se ha
correctamente colocada en el vehículo y los neumáticos y frenos en buenas
condiciones.

Una vez concluidas totalmente las operaciones de carga deberán adoptarse


las medidas necesarias para rehabilitar el emplazamiento del cargadero,
eliminando los restos y desechos, arrancando el pavimento si se construyó y
restableciendo la vegetación.

Un sencillo cabrestante que puede utilizarse para cargar trozas en los


camiones: polea; cable de apoyo; ganchos de amarre; cable para izar
unido a m torno mecánico

Capítulo 7 - Las operaciones de transporte

Definición
Orientaciones generales
Objetivos
Consecuencias que pueden acarrear las operaciones de transporte inadecuadas
Prácticas recomendadas

Definición

El transporte por carretera, mediante vehículos madereros, es la forma más


habitual de transportar las trozas desde el bosque hasta las fábricas de
elaboración. En algunas zonas del mundo se utilizan también sistemas de
transporte por agua y por ferrocarril. En este caso, el acarreo de las trozas
desde el cargadero hasta el punto de embarque en las embarcaciones o en el
ferrocarril se efectúa por medio de camiones.

Orientaciones generales

Desde el punto de vista del medio ambiente, el transporte de trozas desde los
puntos de carga hasta las fábricas de elaboración u otro destino final no tiene
graves repercusiones. El impacto ambiental más directo se debe a la
infraestructura (por lo general, carreteras) más que a las operaciones de
transporte. Sin embargo, algunas prácticas pueden ser perjudiciales y poner en
peligro la seguridad pública y también incrementar los costos y reducir el valor
de las trozas cuando éstas llegan a su destino final. Los gastos de transporte
suponen, generalmente, la mitad o más del costo total de las operaciones de
explotación maderera.

Objetivos

En las operaciones de transporte de trozas deben alcanzarse los siguientes


objetivos:

garantizar la seguridad del personal encargado del transporte y del público;

transportar las trozas a su destino final con el menor costo posible;


no dañar la infraestructura de transporte, como carreteras y puentes;

limitar la contaminación atmosférica e impedir el vertido de combustible y


lubricantes;

entregar las trozas en el punto final de destino sin pérdidas importantes de


volumen y sin deterioro notable de la calidad.

Consecuencias que pueden acarrear las operaciones de


transporte inadecuadas

Las operaciones de transporte inadecuadas pueden acarrear las siguientes


consecuencias:

sanciones administrativas o acciones penales por actuaciones que ponen en peligro


la seguridad pública;

costos altos de transporte;

rápida depreciación de la maquinaria;

costos excesivos en las tareas de reparación o reconstrucción de la


infraestructura;

sedimentación o contaminación de los cursos de agua superficiales o


subterráneos;

excesiva contaminación atmosférica;

pérdida de volumen o valor de las trozas;

oposición pública a las operaciones de transporte de madera.

Prácticas recomendadas
El mantenimiento de las carreteras debe ser permanente, pero es especialmente
importante cuando el transporte se realiza con camiones pesados. Cuando no se lleva
a cabo un trabajo adecuado de mantenimiento, las carreteras pueden hundirse,
registrándose una erosión excesiva y problemas de seguridad.

El transporte con camiones debe realizarse de tal manera que se reduzca al


mínimo el daño a las carreteras, para lo cual las operaciones de transporte
deben ajustarse a la capacidad de carga de la carretera. A título de ejemplo, en
las carreteras y cargaderos que no se han engravillado o en las que no se ha
dispuesto otra superficie protectora, puede ser necesario interrumpir el tránsito
de camiones durante la época de lluvias más intensas y no reanudarlo hasta
cuando no se hayan secado. Una vez que se ha eliminado el agua de la
superficie, la exposición al sol, aunque sólo sea durante una hora, puede
reducir los daños considerablemente. Incluso en las regiones donde las
precipitaciones son intensas, el número de días secos o parcialmente secos
suele ser suficiente para organizar un calendario regular de las operaciones.

Los caminos y cargaderos de tierra no deben utilizarse durante los períodos


de lluvias intensas. Las carreteras que han de ser transitadas durante la
estación lluviosa deben ser drenadas adecuadamente y poseer una base
rocosa y una superficie de gravilla o de otro material resistente.

El peso de la carga de los camiones debe determinarse no sólo en función de


la capacidad del camión (que depende de su potencia, sistema de suspensión,
transmisión, distancia entre ejes y sistema de frenos) sino de la capacidad de
las carreteras por las que debe circular y de las estructuras de drenaje. Este
tipo de información se ha de tener en cuenta también para elegir los camiones
que deben circular por una zona determinada.

Cuando el transporte con camiones debe realizarse en carreteras cuya


resistencia es escasa, hay que pensar en la posibilidad de utilizar neumáticos
de baja presión o de instalar en los camiones sistemas centrales de inflado de
los neumáticos. Estos sistemas permiten causar mucho menos daño a la
estructura de las carreteras y reducir la depreciación del vehículo.

El transporte de trozas a larga distancia obliga en muchos casos a circular por


carreteras públicas o zonas muy pobladas. Es, pues, de extraordinaria
importancia, la seguridad y la imagen que proyecte en el público el tráfico
maderero. Los camiones madereros deberán ser conducidos únicamente por
conductores bien preparados y provistos del permiso correspondiente, los
cuales deberán respetar en todo momento las reglas de tránsito.

La carga de los camiones debe equilibrarse adecuadamente y asegurarse


mediante sujeciones que impidan que las trozas puedan caer del camión si la
carga se desplaza durante el trayecto.

Los camiones no han de soportar nunca una carga excesiva. Cuando sea
posible, estarán equipados con pilas piezoeléctricas, de manera que pueda
comprobarse el peso total de la carga y su distribución en los diferentes ejes.

Los frenos y los elementos mecánicos de los vehículos utilizados para el


transporte de trozas se han de inspeccionar periódicamente y mantener en
forma adecuada.

Para reducir el ruido y la contaminación atmosférica los camiones deben estar


provistos de silenciadores y tubos de escape apropiados.

Cuando los camiones reposten en el bosque, la zona de repostaje debe estar


alejada de los cursos de agua y convenientemente aislada para impedir que el
combustible u otros contaminantes derramados penetren en los arroyos o en la
capa freática.
En las carreteras por las que circulen camiones madereros deben existir
siempre señales de advertencia, especialmente en los lugares de ingresos de
los camiones.

Los camiones deben estar provistos de guardabarros anchos que impidan


que las piedras u otros objetos que pueden resultar peligrosos sean lanzados
contra los vehículos que le siguen.

En los períodos secos, se debe controlar la acumulación de polvo en los


caminos forestales con objeto de garantizar el tránsito seguro de todos los
vehículos y la comodidad y seguridad de la población que vive en las
proximidades.

Cuando el transporte se realiza por vía fluvial, se ha de poner un especial


cuidado en la construcción y mantenimiento de la zona en la que las trozas se
arrojan al agua o se embarcan en las barcazas. Cuando sea posible, la zona de
deslizamiento o de carga se debe recubrir de una superficie impermeable y si
esto no es posible se recubrirá con una capa de gravilla bien nivelada y
compactada. Para reducir los daños causados al suelo pueden utilizarse
también esteras o rampas. A fin de que el agua de escorrentía no se vierta
directamente en los cursos de agua se utilizarán zanjas de desviación o
interceptores de sedimentos. Periódicamente se recogerá la corteza y otros
deshechos que se conducirán a un área de eliminación desde la cual no
puedan penetrar en el agua.

Las armadías han de ser atadas con gran firmeza para impedir la pérdida de
troncos y garantizar la seguridad del tráfico fluvial. En los trayectos nocturnos
se utilizarán banderas y luces para identificar claramente la proa y la popa de la
armadía a fin de evitar colisiones. Las armadías de gran tamaño han de ser
remolcadas o impulsadas por embarcaciones que tengan la potencia suficiente
para controlar sin riesgos su velocidad y dirección.

Para garantizar el máximo aprovechamiento de la madera talada, las trozas


deberán ser marcadas una por una y recontadas en el bosque. Luego en el
punto de carga y de entrega deberán comprobarse las hojas de marcado y
recuento.

Camión maderero pequeño

Tractor y remolque para las trozas de mayor longitud


Las estructuras de drenaje no han de ser necesariamente muy costosas;
lo único importante es que sean eficaces

(Fotografía de Dennis Dykstra)

Transporte de trozas por el agua

(Fotografía de la FAO)
Capítulo 8 - La evaluación de las operaciones de
aprovechamiento

Definición
Orientaciones generales
Objetivos
Consecuencias que pueden acarrear la evaluación inadecuada de
las operaciones de aprovechamiento
Prácticas recomendadas

Definición

La evaluación de las operaciones de aprovechamiento es una


comprobación sistemática para determinar en qué medida se han
realizado conforme al plan de aprovechamiento y han alcanzado los
objetivos fijados, aplicando las prácticas establecidas. La evaluación
puede realizarse cuando las operaciones están todavía en curso
(evaluación durante el proceso) o una vez concluidas (evaluación
posterior).

Orientaciones generales

La evaluación suministra información sobre la forma en que se


realizan las operaciones de aprovechamiento forestal. Puede
realizarse en todas las operaciones de aprovechamiento o tan sólo
en algunas elegidas al azar. Constituye un requisito esencial de la
ordenación forestal sostenible.

La evaluación debe realizarla personal cualificado en presencia de


los encargados de la dirección y supervisión de la operación de
aprovechamiento.

Las evaluaciones que se realizan cuando las operaciones de


aprovechamiento aún no han concluido permiten observar el
funcionamiento del equipo y de los trabajadores y adoptar
inmediatamente medidas correctoras si son necesarias. La finalidad
básica de las evaluaciones posteriores es ponderar el efecto de las
operaciones y el grado de cumplimiento de las prácticas
generalmente aceptadas. Las evaluaciones dan lugar a un informe
escrito que se entrega a la empresa u organismo de ordenación
forestal, a las autoridades oficiales pertinentes y a los equipos que
han realizado las operaciones de explotación maderera.

Objetivos

Los principales objetivos de las evaluaciones son:

comprobar la eficacia de las técnicas que se han aplicado para el


apeo dirigido y el tronzado de los árboles;

establecer si las operaciones de corta y extracción se han llevado


a cabo según lo estipulado en el plan de aprovechamiento;

determinar las pérdidas de madera que se han registrado, en


volumen y en valor, por no haber realizado adecuadamente las
operaciones (altura excesiva de los tocones, corta dirigida y
tronzados mal realizados y métodos inadecuados de extracción);

comparar el trazado y el emplazamiento reales de las carreteras,


cargaderos y vías de arrastre con los que figuraban en el plan de
aprovechamiento y establecer las causas de las diferencias;

evaluar la condición de los caminos, cargaderos y vías de arrastre,


especialmente por lo que respecta al drenaje y las huellas de los
neumáticos;

cuantificar los trastornos causados al suelo por las operaciones;

prever las repercusiones de las operaciones en relación con la


masa forestal, la regeneración, otro tipo de vegetación y la fauna
silvestres;

establecer si los espacios protegidos, las fajas de amortiguación y


los lugares de importancia cultural o paisajística permanecen
intactos;

comprobar si el equipo y las técnicas de trabajo cumplen la


normativa de seguridad;

determinar si se han eliminado el aceite, los productos químicos y


otros deshechos y contaminantes;
inspeccionar los campamentos de trabajo para comprobar si se
cumple la normativa en materia de higiene, saneamiento y
seguridad.

Consecuencias que pueden acarrear la evaluación inadecuada


de las operaciones de aprovechamiento

Una evaluación inadecuada puede acarrear las siguientes


consecuencias:

el personal directivo y las autoridades competentes ignorarán si


las operaciones de aprovechamiento han alcanzado sus objetivos;

no se corregirán las prácticas de aprovechamiento inadecuadas y


ello dará lugar a la degradación del medio ambiente, pérdidas
económicas, un número elevado de accidentes y deterioro de la
moral de los equipos de trabajo.

Prácticas recomendadas
La evaluación posterior debe realizarse una vez que han concluido
las operaciones de aprovechamiento y ha transcurrido un tiempo
suficiente para que se puedan apreciar las principales
repercusiones. Por lo general, se han de dejar pasar de 8 a 12
meses, incluida una estación de lluvias. Si se espera este lapso de
tiempo se podrán evaluar con mayor precisión los problemas de
erosión, el proceso de regeneración y la supervivencia de los
árboles dañados. No deberán transcurrir más de dos años hasta el
momento en que se realice la evaluación para que puedan aplicarse
en el momento oportuno las medidas correctoras necesarias.

Comparar el trazado real de los caminos, vías de arrastre y


cargaderos con los que figuraban en el plan de aprovechamiento.
Señalar y explicar las posibles diferencias, por ejemplo
entrevistando al equipo que realizó la construcción de las carreteras
o las operaciones.

Evaluar la condición de los caminos, cargaderos y vías de


arrastre. Las carreteras permanentes deben estar siempre en
buenas condiciones; se deben cerrar los caminos y vías de arrastre
temporales y construir estructuras transversales de drenaje. En
caso necesario, se ha de proceder a restaurar la vegetación en los
caminos de tierra, vías de arrastre y puntos de carga con gramíneas
u otra cubierta vegetal.

Determinar qué porcentaje de la zona en la que se han realizado


las operaciones de aprovechamiento ha resultado alterada por los
caminos forestales, puntos de carga, vías de arrastre y corredores
de los cables. Medir la amplitud media de las zonas alteradas y
compararla con lo especificado en el plan de aprovechamiento.
Indicar los lugares en los que es necesario una plantación de
enriquecimiento u otra actuación de rehabilitación.

Comprobar si las fajas de amortiguación han sufrido alteraciones y


si los deshechos de la corta han ido a parar a los cursos de agua en
una cuantía excesiva.

Medir la altura de los tocones y contabilizar el número de trozas


de árboles apeados que quedaron en el bosque. Establecer si de
los tocones y trozas abandonadas podría haberse obtenido madera
comercial. En caso afirmativo, consultar con el supervisor o con el
equipo de corta para averiguar por qué no se procedió a su
extracción.

Identificar qué árboles que se habían marcado para ser talados no


fueron finalmente apeados y averiguar la causa entrevistando al
responsable del equipo de corta en esa zona de aprovechamiento.

Identificar aquellos árboles que se marcaron para que fueran


conservados pero que finalmente fueron talados o resultaron
destruidos o dañados por otras razones. Si resultaron dañados,
evaluar su condición y decidir si debe aplicarse algún tratamiento
silvícola para corregir la situación.

Inspeccionar el equipo para establecer si era adecuado para el


trabajo que se debía realizar y si cumplía la normativa en materia de
seguridad.

Comprobar si los operarios que manejaban el equipo disponían de


un certificado que acreditaba su capacidad para utilizarlo.

Comprobar si existía un equipo adecuado de protección personal


y si fue utilizado.

Comunicar el resultado de la evaluación a las autoridades


competentes, al personal directivo y a los equipos de trabajo. El
ofrecimiento de incentivos económicos por el trabajo bien hecho y la
imposición de sanciones en caso de no haber cumplido las normas
establecidas reforzará la decisión de la organización de aplicar
prácticas de aprovechamiento sostenibles.

Capítulo 9 - La mano de obra en las operaciones de


aprovechamiento forestal

Definición
Orientaciones generales
Objetivos
Consecuencias que pueden acarrear no disponer de una mano de
obra adecuada
Prácticas recomendadas

Definición

El personal directivo
Los trabajadores

La mano de obra de las actividades de aprovechamiento forestal


está formada por personal directivo y trabajadores

El personal directivo

En las operaciones de aprovechamiento forestal es necesario que


existan, como en cualquier otra actividad económica, una dirección
y administración eficientes. En las operaciones de aprovechamiento
forestal industrial a gran escala la plantilla incluye personal directivo,
personal administrativo y de apoyo, planificadores e ingenieros y
supervisores.
Los trabajadores

Entre los trabajadores que realizan las operaciones de


aprovechamiento figuran supervisores de campo y capataces,
técnicos forestales, operarios encargados del manejo de las
máquinas y sus ayudantes, mecánicos para la reparación y
mantenimiento de la maquinaria y trabajadores manuales.

Orientaciones generales

Aunque en las actividades de explotación forestal se utiliza cada


vez más la maquinaria, la mano de obra continua siendo el
elemento crítico para alcanzar los objetivos que se describen en
este código modelo de prácticas de aprovechamiento forestal. Para
que los trabajadores contribuyan eficazmente a la consecución de
esos logros, deben gozar de buena salud, ser competentes para
realizar su trabajo en la forma prevista y poseer la motivación
necesaria para trabajar con eficiencia.

Un equipo de trabajo eficaz debe poseer tres características


importantes: estar bien organizado, que los trabajadores gocen de
buena salud y estén motivados, y que cada uno conozca su trabajo
y sepa cómo desempeñarlo con seguridad y eficacia.

Los objetivos del personal directivo, los supervisores y los


trabajadores deben coincidir en el mayor grado posible para que se
refuercen mutuamente.

Todos los empleados deben disfrutar de condiciones de vida y de


trabajo aceptables y de ser posible han de tener empleo estable
durante todo el año.

El elevado riesgo que comporta la explotación maderera exige


dedicar una atención especial a la seguridad. Todas las actividades,
tanto las que realizan empleados del Estado como empresas o
contratistas privados, deben ajustarse a la normativa laboral del
país.

Seguridad y eficiencia pueden ser conceptos complementarios. La


clave estriba en hacer el trabajo lo mejor posible, más que en
intentar conseguir siempre la más alta producción.
Hay tres cuestiones esenciales para que los trabajadores apliquen
correctamente los principios que se esbozan en este código modelo
de prácticas de aprovechamiento forestal:

deben saber qué es lo que tienen que hacer;

deben saber cómo hacerlo;

deben estar motivados para hacerlo bien. Por lo que respecta a la


motivación, los incentivos económicos suelen ser muy eficaces.
Cuando sea posible, los incentivos no deben recompensar
únicamente la producción sino el trabajo seguro y eficaz.

Al trabajo bien hecho se le deben aplicar también incentivos


distintos de los económicos, pues el reconocimiento de los demás
trabajadores puede resultar altamente motivador.

Cuando las operaciones de aprovechamiento forestal se realizan en


zonas remotas es indispensable proporcionar un alojamiento limpio
y atractivo. Casas pequeñas pero en condiciones muy satisfactorias
que constituyen un incentivo para los trabajadores.
Cuando las operaciones de aprovechamiento forestal se realizan en
zonas remotas es indispensable proporcionar un alojamiento limpio
y atractivo. Las casas de mala calidad son antihigiénicas, poco
atractivas para los trabajadores con familiares dependientes e
inseguras (obsérvese el bidón de aceite y otros desechos en las
proximidades)

(Fotografías de Kicki Johansson)

Es necesario que los trabajadores sientan que su contribución es


importante y que un trabajo bien hecho puede ayudar a mejorar el
medio ambiente. Una de las formas de conseguirlo es impartir
capacitación sobre los fundamentos ecológicos de las actividades
forestales, de manera que los trabajadores comprendan mejor por
qué deben adoptar prácticas que reducen el impacto ambiental.

Objetivos
Al personal directivo le corresponde fijar los objetivos, asignar
recursos, coordinar el trabajo y asegurar su realización de acuerdo
con las políticas de la organización.

El personal administrativo debe velar por el buen estado de las


instalaciones, como viviendas y oficinas, llevar el registro y la
contabilidad y realizar el trabajo de oficina.
El personal encargado de la planificación debe ocuparse de las
actividades necesarias para preparar y actualizar los planes de
ordenación y aprovechamiento forestal.

A los ingenieros les corresponde garantizar el buen


funcionamiento y el mantenimiento de las herramientas y las
máquinas, así como diseñar, construir y mantener las carreteras y
otras estructuras.

Los supervisores deben revisionar las actividades de


aprovechamiento y hacer un seguimiento de la producción para
conseguir los objetivos establecidos en los planes de ordenación y
aprovechamiento forestal.

Bajo la supervisión de los capataces, los trabajadores que realizan


las operaciones de aprovechamiento han de: realizar con eficiencia
las actividades prescritas; cumplir la normativa en materia de
seguridad y medio ambiente; evitar los daños a los árboles que
quedan en pie y a la masa en regeneración y utilizar y mantener
adecuadamente el equipo y las herramientas.

Consecuencias que pueden acarrear no disponer de una mano de


obra adecuada

No disponer de una mano de obra adecuada puede generar:

una mala gestión administrativa caracterizada por la


determinación errónea de los objetivos, una mala asignación de los
recursos, la falta de coordinación y la realización del trabajo en
disonancia con las políticas de la organización;

la administración inapropiada de las instalaciones y un sistema de


registro y contabilidad deficiente;

la planificación inadecuada o incorrecta;

el diseño y la construcción inapropiados de las carreteras y otras


estructuras;

el mantenimiento descuidado de las herramientas y las máquinas,


en detrimento de la seguridad;
la falta de control, que impide alcanzar los objetivos de producción
establecidos en los planes de ordenación y aprovechamiento;

una pérdida sustancial de madera;

un daño excesivo a los árboles que permanecen en pie, a la masa


en regeneración y a los valores del medio ambiente, como suelos y
arroyos;

la reducción de la vida útil del equipo y elevados costos de


reparación del mismo;

escasa productividad de la mano de obra y de la maquinaria y


elevados costos de producción;

una alta siniestralidad;

insatisfacción y gran inestabilidad de la mano de obra.

Prácticas recomendadas
Se ha de preparar adecuadamente a todo el personal para el
trabajo que debe realizar, prestando atención a la capacitación
técnica, la higiene y la seguridad y los aspectos ambientales.

Los operadores de las máquinas y los miembros del equipo de


corta deben haber superado una prueba que demuestre su
capacidad además de poseer un certificado que acredite su
competencia.

Las actividades deben realizarse de acuerdo con las normas de


seguridad claramente establecidas. Se ha de impartir a los
trabajadores conocimientos sobre primeros auxilios y se han de
adoptar medidas para evacuarlos sin demora a los centros de
asistencia médica en caso de que se produzca un accidente grave.

Es necesario entregar a los trabajadores equipo de protección


personal, dándoles nociones sobre su utilidad, uso y manutención.

Periódicamente se inspeccionarán las medidas de seguridad.

Se deben notificar por escrito, en formularios estructurados, todos


los accidentes en los que se registren heridos o el equipo resulte
dañado. Los accidentes graves serán investigados inmediatamente,
adoptándose medidas preventivas para evitar que vuelvan a
producirse.

Deben estudiarse los requisitos ergonómicos básicos, tales como


la disposición del lugar de trabajo, el diseño de las máquinas y
herramientas, las técnicas de trabajo, el horario laboral y las pautas
para el descanso y la alimentación.

Es indispensable que exista una normativa adecuada sobre


cuestiones relacionadas con el confort, la higiene, la alimentación y
las prestaciones sociales. Además, se ha de dar a los trabajadores
la oportunidad de llevar una vida social satisfactoria fuera del
trabajo, especialmente cuando la empresa provee instalación de
vivienda y de otro tipo.

El empresario deberá brindar asistencia médica y servicios


sociales, como escuelas para los hijos de los trabajadores, cuando
éstos no tienen acceso a esas prestaciones.

Las prestaciones sociales deben ajustarse a las que existen en el


país. Los trabajadores han de ser indemnizados adecuadamente en
caso de accidente.

Se ha de negociar un salario justo con los representantes de los


trabajadores. En la medida de lo posible se garantizará la
estabilidad en el empleo, dándose preferencia a los miembros de
las comunidades locales.

Las relaciones entre los trabajadores y la dirección deben basarse


en el diálogo, el consenso y la honradez por ambas partes.
Glosario
AB

Area basimétrica: Area transversal de los árboles en una unidad


forestal. Se mide, por lo general, a la altura del pecho y se expresa
en m /ha. Se utiliza habitualmente para establecer la densidad de
2

árboles de un bosque.

Acumulación de trozas
Apilado de trozas, generalmente en un cargadero.

Agricultura migratoria
Método de cultivo que comporta la tala de árboles en una zona del
bosque y su quema para que liberen los nutrientes minerales. Esta
parcela se cultiva durante algunos años hasta que los suelos
resultan demasiado pobres para sostener los cultivos, y entonces se
abandona.

Anclaje
Tocón o árbol al que se amarra el extremo del cable aéreo en el
sistema de saca con cable.

Apeo
Proceso de derribar un árbol en pie. Confróntese con corta.

Aprovechamiento
Conjunto de todas las operaciones, incluidas la planificación previa
y la evaluación posterior, relacionadas con el apeo de los árboles y
el desembosque de sus troncos u otras partes aprovechables para
su posterior transformación en productos industriales. Se denomina
también aprovechamiento de madera.

Aprovechamiento de madera
Véase aprovechamiento.

Aprovechamiento forestal
Véase aprovechamiento.

Aprovechamiento por entresaca


Véase sistemas discontinuos de aprovechamiento.

Arbol no explotado
Arbol de interés comercial que subsiste una vez concluidas las
operaciones de aprovechamiento. De particular importancia en los
sistemas discontinuos de aprovechamiento. Recibe también el
nombre de árbol remanente.

Arco
Dispositivo de apoyo montado en un vehículo de arrastre, o tirado
por el mismo. Este dispositivo se utiliza para levantar uno de los
extremos de una carga de trozas para reducir la resistencia al
deslizamiento sobre el suelo.

Arco integrado
Arco montado en el bastidor de un vehículo de desembosque.

Arrastre
Sistema de transporte en el que las trozas se arrastran hasta el
cargadero en lugar de ser transportadas por un vehículo o
levantadas del suelo.

Barbecho forestal
Véase agricultura migratoria.

Bosque latifoliado mezclado


Bosque con un gran número de especies distintas de árboles
latifoliados. Muchos bosques tropicales son de este tipo.

Cable
Hilo flexible de acero formado por numerosas hebras metálicas que
se arrollan en espiral en torno a un núcleo de alambre, fibra,
plástico u otro material.

Cable de amarre
En la saca con helicóptero, cable que se suspende por debajo del
helicóptero hasta la carga de trozas. Se aplica también a la saca
con globo aerostático.

Cabrestante portátil
Máquina en la que se monta un sistema de tornos que se utilizan
para transportar trozas desde la zona de corta hasta el cargadero
por un sistema de cable aéreo.

Cargadero
Claro en el que se reúnen los troncos durante la operación de
extracción para su transporte hasta la fábrica u otro destino final.
Carro aéreo
Mecanismo con ruedas que se desplaza a lo largo de un cable
aéreo y que se utiliza para sostener una carga de trozas en la saca
con cable aéreo.

Ciclo de corta
En los sistemas de aprovechamiento por entresaca (discontinuos),
número de años que transcurren, con arreglo a un plan, entre las
cortas sucesivas en una zona determinada. Confróntese con turno.

Contrafuerte
Pliegue saliente de madera que aparece en el ángulo que forman
una raíz lateral y la base de un árbol para dar estabilidad lateral al
tronco. Los contrafuertes, muy corrientes en numerosas especies
arbóreas de los bosques hidrofíticos perennifolios de las tierras
bajas son menos comunes en los bosques hidrofíticos bajos de
montaña y en los bosques hidrofíticos subperennifolios; son también
relativamente raros en el bosque caducifolio húmedo.

Corredor del cable


Trayectoria que siguen las trozas en los sistemas de saca con cable
aéreo. Véase también vía de arrastre.

Corta
En la explotación maderera, término que comprende las
operaciones de apeo, desrame, descortezado y tronzado.

Corta a hecho
Sistema de aprovechamiento en el que se cortan todos los árboles
comerciales de una zona determinada en la que no queda una
cubierta arbórea significativa. Generalmente, sólo se aplica en las
plantaciones. Véase también sistemas continuos de
aprovechamiento.

Corta manual
Apeo de los árboles con herramientas manuales, como hachas y
sierras.

Corta mecanizada
Apeo de los árboles con máquinas especializadas, como
cosechadoras.
Corta motorizada
Apeo de los árboles con herramientas a motor, generalmente
motosierras.

Corta parcial
Sistema de aprovechamiento en el que no se cortan todos los
árboles comerciales. Confróntese con corta a hecho.

Cosechadora
Máquina que apea los árboles, los desrama y los trocea en trozas.

Cubierta de copas
Parte del bosque constituido por las copas de los árboles
dominantes.

DAP
Diámetro a la altura del pecho: diámetro de un árbol medido en un
punto de referencia, por lo general a 1,3 m del suelo, tras haber
limpiado la hojarasca acumulada. En los árboles con grandes
contrafuertes, el diámetro suele medirse en un punto situado por
encima del contrafuerte principal, utilizándose la abreviatura Dac.

Desrame
Operación de cortar las ramas de un árbol apeado.

Dominantes
Arboles cuyas copas forman parte del nivel general del vuelo o
sobresalen del mismo.

Drenaje transversal
Tubería de desagüe o canal superficial dispuesto en diagonal en la
superficie de una carretera, vía de arrastre o corredor de un cable
para desviar el agua de la superficie talada o de la cuneta de una
carretera.

Edad media de aprovechamiento


Véase también turno.

Edad media de explotación


Véase también turno.

Emergentes
Arboles cuyas copas sobresalen del nivel general de la cubierta
forestal.
Erosión
Acción de los agentes atmosféricos naturales sobre cualquier
cuerpo expuesto a ellos. En el presente documento, este término se
refiere principalmente al desgaste del suelo por la acción física y
química del agua. Véase también sedimento.

Erosión del suelo


Véase erosión.

Eslinga de estrangulación
Lazo corredizo de cable o de cadena para amarrar las trozas que se
engancha a un medio de transporte para llevar la troza hasta un
cargadero.

Eslinguero
Operario cuya ocupación consiste en amarrar las eslingas a las
trozas para su transporte hasta un cargadero.

Explotación de madera
Operación de apear y extraer madera de los bosques,
especialmente en forma de trozas.

Faja de amortiguación
Zona de bosque, por lo general en lugares colindantes con arroyos,
lagos, parques, formada por una carretera importante u otros
espacios protegidos, en la que no se permiten operaciones de
aprovechamiento.

Fuste
Tronco de un árbol que alcanza un grosor notable de manera que
de él pueden obtenerse trozas, rollos para chapa o postes de gran
tamaño.

Garrucha
Polea de gran tamaño que se utiliza en el sistema de saca por cable
para modificar la dirección de los cables.

Lianas
Véase trepadoras.

Madera aserrada
Productos de aserrío obtenidos a partir de las trozas.
Madera en rollo
Madera en estado natural una vez apeado el árbol, con o sin
corteza; puede ser redonda, rajada, escuadrada o en otras formas.

Madera en rollo industrial


Madera en rollo que se utiliza con fines industriales, tal como está
(por ejemplo, como postes de transmisión o pilotes) o como materia
prima que luego se transforma en productos industriales como
madera aserrada, paneles o pasta. Véase también madera en rollo.

Madera sin elaborar


Arboles susceptibles de ser transformados en productos forestales
industriales.

Máquina de tronzar
Máquina que desrama los árboles y los tronza en trozas. Las
máquinas que además de realizar esas operaciones apean los
árboles reciben el nombre de cosechadoras.

Masa forestal preexistente


Arboles pequeños (plántulas y árboles jóvenes) existentes en el
bosque en el momento en que se realiza la explotación de madera.

Mástil
Torre, mástil o árbol utilizado para suspender los cables en los
sistemas de saca con cable.

Mástil de cola
Mástil que se coloca en el extremo opuesto del cargadero en la
saca con cable.

Mecanismo de enganche
Mecanismo que se puede abrir y cerrar mecánicamente y que se
utiliza para enganchar los troncos en las operaciones de saca o
carga.

PAC
Posibilidad anual de corta: volumen de madera que se puede
explotar a lo largo de un año en una zona determinada del bosque.
Desde la óptica de la industria forestal, la PAC debe fijarse en un
nivel que permita obtener el máximo volumen de madera
garantizando al mismo tiempo el aprovechamiento futuro. Si se
tienen en cuenta las repercusiones de la tala de madera sobre los
PFNM, la PAC será menor si la obtención de madera es el único
objetivo. Sin embargo, esto depende del grado en que la
explotación maderera complementa o compite con la producción de
PFNM. Análogamente, la consideración de la función ecológica y de
los servicios que proporciona el bosque tenderá a reducir la PAC.

Pala de arrastre
Placa de metal, curvada en el frente, que soporta el extremo de un
rollo durante el arrastre para evitar que se hunda en el terreno.

PFNM
Productos forestales no madereros: se definen en el presente
documento como cualquier material biológico distinto de la madera
en rollo industrial que pueda extraerse de los ecosistemas naturales
con fines comerciales. Pueden utilizarse en el hogar o con alguna
finalidad social, cultural o religiosa.

Poste
Maderos rollizos de diámetro inferior a las trozas de sierra que se
utilizan, sin una ulterior transformación, para sostener líneas
telefónicas o para la construcción de poca calidad.

Recurso
En el presente documento, cualquier componente del entorno
natural que se considera de valor o utilidad.

Rotén
Planta trepadora de la subfamilia de las calamoideas. Los tallos se
utilizan corrientemente para la fabricación de muebles. El rotén es
común en Africa, Asia y en la región del Pacífico. Tiene una gran
importancia como PFNM en el Asia Sudoriental.

Ruedas de saca
Sistema de ruedas que se utiliza para levantar la parte delantera de
las trozas que se extraen manualmente, con un sistema de arrastre
o con animales de tiro.

Saca
Proceso para transportar las trozas desde la zona de corta hasta un
cargadero. La saca se realiza principalmente por arrastre o con
cable aéreo.

Saca con cable aéreo


Cualquiera de los sistemas de transporte en los que se utilizan
cables suspendidos para conducir las troza hasta el cargadero.
Sedimento
Material procedente de la erosión (tierra, arena, arcilla, gravilla y
rocas) que transportan los cursos de agua y que está suspendido
en el agua o que se deposita en los conos de deyección o en las
llanuras aluviales.

Sistema de saca con cable aéreo


El sistema de saca con cable consta de un cable metálico muy
consistente tendido entre dos mástiles por el que se desliza un
carro aéreo.

Sistemas continuos de aprovechamiento


Sistemas de aprovechamiento en los que se cortan todos los
árboles al mismo tiempo al final del turno. Pueden realizarse
aclareos intermedios para cortar los árboles que no se quieren
preservar para la corta final, para que los demás reciban una mayor
cantidad de luz y nutrientes y alcancen mayor tamaño. Confróntese
con sistemas discontinuos de aprovechamiento.

Sistemas discontinuos de aprovechamiento


Sistemas de aprovechamiento en el que los árboles se talan en una
sucesión de cortas que tienen lugar en el mismo turno. En dichos
sistemas, no todos los árboles de la masa se talan en un ciclo de
corta determinado; la selección de los que se han de cortar y de los
que se deben conservar puede basarse en el Dap (por ejemplo, se
decide cortar todos los árboles de más de 60 cm Dap) o en otros
criterios. Por esta razón, se les da también el nombre de
sistemas de selección. Confróntese con sistemas continuos de
aprovechamiento.

Tallo
Eje principal de la planta, del que se derivan y desarrollan las
yemas y brotes. El tallo de un árbol de gran tamaño recibe el
nombre de tronco.

Tambor
Carrete alrededor del cual se enrolla el cable. Confróntese
con tomo.

Tecnología del aprovechamiento


Estudio o aplicación de principios científicos y de ingeniería en las
operaciones de aprovechamiento. En este código modelo de
prácticas de aprovechamiento forestal, este término hace
referencia, en sentido amplio, al equipo y las técnicas, las
metodologías de planificación y control, el conocimiento científico y
los principios de ingeniería, la enseñanza y capacitación y las
prácticas que contribuyen directa o indirectamente al éxito de las
operaciones de aprovechamiento.

Tocón
Base del árbol que queda en el suelo después del apeo.

Torno
Tambor mecánico que se utiliza para arrollar o soltar el cable con el
fin de arrastrar o levantar una troza.

Torre
Mástil, generalmente de acero, que se utiliza en los sistemas de
saca con cable. Confróntese con mástil.

Transporte de la carga levantada del suelo


Transportar árboles o trozas totalmente levantados del suelo en
lugar de arrastrarlos.

Transporte de trozas
Transporte de las trozas desde el cargadero hasta la fábrica u otro
destino final.

Transporte sin arrastre


Sistemas de transporte en el que se trasladan las trozas hasta el
cargadero mediante un sistema de cable o aéreo que permite
levantar total o parcialmente las trozas del suelo durante el trayecto
hasta el cargadero. Una característica fundamental de estos
sistemas, frente a los sistemas de arrastre, es que la fuerza motriz
no se desplaza por el suelo como en el sistema de saca por
arrastre.

Trepadoras
Lianas que cuelgan de la cubierta forestal o que se adhieren a los
troncos de los árboles mediante raíces especializadas. A las
trepadoras con tronco leñoso que cuelgan de las copas se les llama
también lianas; frecuentemente están entrelazadas entre varias
copas, lo cual puede ocasionar graves daños cuando se apea uno
de los árboles. No obstante, las trepadoras revisten importancia
como fuente de obtención de alimentos y como hábitat para
especies animales; por ello sólo se deben cortar cuando es
necesario reducir los daños durante la corta.
Trocear
Véase tronzar

Tronzado
Acción o proceso que consiste en cortar transversalmente en trozas
el tronco o las ramas de un árbol apeado.

Troza
Sección del fuste o de las ramas más gruesas de un árbol apeado
una vez desramado y tronzado.

Troza de aserrío
Troza que por su tamaño y calidad se considera adecuada para
producir madera aserrada.

Turno
Número planificado de años que transcurre entre la formación o
regeneración de una masa y el momento de su corta final. La edad
en el momento de la corta se denomina edad de aprovechamiento
cuando coincide con el turno y edad de corta cuando no coincide
con él. En los sistemas de aprovechamiento por entresaca se
utilizan en lugar de edad de aprovechamiento los términos edad
media de explotación o edad media de aprovechamiento.

Unidad de corta
Zona del bosque de la que se extrae madera hasta un solo
cargadero.

Vehículo maderero
Vehículo utilizado para transportar trozas por las carreteras.
Denominado también camión maderero.

Vía de arrastre
Pista por la que se arrastran las trozas en el sistema de saca por
arrastre.

Vías de arrastre señaladas


Sistema de arrastre en el que se marcan claramente sobre el
terreno las vías de arrastre, habitualmente antes de que comience
la corta. Durante las operaciones de arrastre, los tractores de
desembosque deben permanecer en todo momento en las vías de
arrastre. Ello exige que cada vehículo esté equipado con un
cabrestante y el cable necesario para alcanzar las trozas
preparadas para el arrastre.
Volumen
Cantidad estimada o medida de madera de una troza o árbol, que
se expresa generalmente en m - 3

ZFP
Zona forestal permanente: superficie total de tierras forestales de un
país preservada por ley como bosque a perpetuidad.

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