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Adrián Armijos (Wawa): emplea la realidad aumentada para que los libros resulten

más atractivos y los niños aprendan sin darse cuenta. Además esta iniciativa
permitió que Adrián Armijos sea declarado como Innovador Social 2016 y obtuvo un
premio de 2.000 dólares por parte del BID-

“Hoy en día los niños nacen con una tablet bajo el brazo mientras que los libros les
parecen algo aburrido”, afirma el fundador de la empresa dedicada a la creación de
libros educativos llamada ‘Wawa’, Adrián Armijos quien tiene 23 años. Para acercar
la lectura a los más jóvenes, su empresa usa la tecnología y los presenta de forma
atractiva.

Adrián Armijos trabaja con realidad aumentada para adaptar los contenidos al
entorno digital, algo que le ha convertido en uno de los ganadores de Innovadores
menores de 35 Ecuador 2016 de MIT Technology Review en español.

“El objetivo es mostrar a los niños que los libros no muerden”, explica este joven
estudiante de Ingeniería Informática en la Universidad San Francisco de Quito. Su
iniciativa busca mejorar la tasa de lectura en el país. “Aquí se lee entre medio libro
y un libro al año, mientras que en países desarrollados esta tasa está entre cinco y
diez libros”; su motivación para crear su empresa fue la de intentar cambiar esa
cifra.

Para ello ha creado un motor de realidad aumentada para transformar la experiencia


de leer un libro y convertirla en una actividad más interactiva, una tendencia cada
vez más fuerte en la educación y entretenimiento infantil.

Cada página de los libros que publica se identifica con la cámara del dispositivo que
tiene instalada la App de Wawa. Así, surgen animaciones y juegos virtuales sobre
las hojas que complementan la experiencia lectora. Por ejemplo, un cuento sobre
dinosaurios esconde actividades con las que el niño se entrena en matemáticas. De
momento Armijos ha editado tres libros, distribuidos en librerías y cadenas de
supermercados y que también pueden encargarse a través de su página web. En
sus primeros seis meses en funcionamiento la empresa ha vendido más de 3.000
unidades.

El contenido y las actividades están diseñados con ayuda de psicólogos y


pedagogos. Adrián Armijos afirma haber realizado estudios que demuestran que
sus materiales aumentan la retención de conceptos como vocabulario en lengua
extranjera, comparados con libros tradicionales. Para el copresidente de Grupo Zed,
Ignacio Pérez Dolset, miembro del jurado de Innovadores menores de 35 Ecuador
2016, Armijos “aprovecha las infinitas posibilidades que ofrece la realidad
aumentada para mejorar la educación infantil en una empresa cuyo éxito servirá
para ayudar a los niños de su país”.
Qué es WaWa

WaWa se dedica a producir libros educativos para niños, pero son libros
muy especiales, pues cuentan con una capa de realidad aumentada.
Usando una tablet o un celular inteligente en los que se haya instalado la
aplicación correspondiente al libro, el lector infantil va realizando
actividades que permiten que el aprendizaje sea más efectivo y, sobre
todo, mucho más divertido. Como ellos mismos dicen en su sitio web, no
venden libros sino experiencias educativas.

El funcionamiento es muy sencillo. Todo lo que hay que hacer es abrir el


libro y la aplicación y, desde esta, enfocar una página del libro. Entonces,
en la pantalla, aparecerán actividades que deberá realizar el niño a
medida que avanza en la lectura. Adrián nos pone un ejemplo sacado
de «Marty el marciano», o «Marty 1», como se suelen referir a él debido a
que es el primero de una serie: «Enfocas la primera imagen y se despliega
una mesa. Entonces, te hace una pregunta y tienes que tocar el objeto en
cuestión. Si te equivocas, te dice que no es y qué es eso que has tocado.
En el caso del inglés, por ejemplo, se le dice que toque un red fork. Cuando
lo toca, se le da un mensaje. Pero nunca se le traduce lo que tiene que
aprender. Nunca se le dice que red fork es un tenedor rojo. Así es como
aprenden los niños».

Hasta el momento, tienen un libro en el mercado, Marty el


marciano, dedicado al aprendizaje del inglés. En producción está al que
se refieren como «Marty 2», que está dedicado al aprendizaje de
matemáticas. «Dentro del libro tienes bastante actividades interactivas y
juegos» explica Adrián. «Tienes uno que por ejemplo tienes que tomarte un
selfie y ese selfie lo usas después para armar la nave. En Marty 1 la trama
es muy sencilla: el marciano se estrella contra la Tierra y tiene que
encontrar muchas piecitas para armar su nave. Entre ellas está un vestido,
está una pequeña casa, está un tenedor. Las escenas y los objetos son
comunes, del día a día. Tienes un comedor, un parque, figuras
geométricas».

Aunque cada libro, como es lógico, tiene un costo, la aplicación que se debe
usar con él es completamente gratuita y está disponible tanto
para Android como para iOS. Dentro del libro se pueden encontrar las
instrucciones para instalarla. También habrá a futuro una sola aplicación
desde donde se podrá acceder a todos los libros que estén disponibles. Ya
la tienen desarrollada pero actualmente todavía no está en ninguna de las
tiendas.

A diferencia de otros libros que recurren también a la realidad aumentada,


las aplicaciones de WaWa no necesitan de una conexión permanente a
Internet para funcionar. Es suficiente con conectarse una vez para
instalarla y, desde entonces, se podrá usar cuantas veces se quiera con el
libro sin necesidad de conectarse otra vez. Como explica Adrián, la razón
de hacerlo es debido a que muchas veces «los niños no tienen acceso a
Internet o lo tienen restringido porque los papás los bloquean para que no
tengan acceso a Google ya que podrían ver cosas que no deberían ver». De
esta forma, los padres tampoco tendrán que estar preocupándose de
activarles la conexión a los niños cuando ellos quieran usar el libro.

Tanto el libro como la aplicación han sido desarrollados por WaWa


desde cero, empleando código propio. Adrián nos cuenta que «Usamos
nuestro propio código por dos razones principales. La primera es que
muchos de esos códigos [de terceros] necesitan celulares o tablets de
gama muy alta, lo cual es bastante complicado porque en Ecuador no todos
tienen el nuevo celular del año. Nuestro producto funciona hasta con la
tablet más sencilla: con una tablet china de 35 dólares funciona bastante
bien. Y más que nada el peso de la aplicación se reduce bastante. Tenemos
dos aplicaciones con dos libros metidos y pesan menos de 100 MB. Un solo
libro pesa menos de 35 MB. Vimos otras aplicaciones de realidad
aumentada que pesaban 250 MB. Alguien que no tiene un celular con tanto
almacenamiento simplemente no puede instalarla».

Buscando reencontrar a los niños con los libros


WaWa nació como un proyecto para la clase de emprendimiento en la
Universidad San Francisco: «Todos los años se organiza una especie de
feria, en la que todos los emprendimientos se ponen en el paseo de San
Francisco y venden sus productos». Pero de repente, ellos mismos se
sorprendieron al descubrir que la idea tenía bastante aceptación.

Pero, ¿de dónde vino esa idea? En gran parte, vino de la observación de
que poco a poco se le está perdiendo cariño a los libros. Como nos
cuentan, los niños hoy día no tienen interés por ellos y prefieren usar su
tablet o celular para distraerse. Igualmente, los padres recurren a estos
dispositivos para mantenerlos entretenidos. Es el signo de los tiempos. Pero
como señalan los creadores de WaWa, se trata de un comportamiento que
luego causa problemas a los niños en el entorno educativo, donde la
mayoría de contenidos siguen estando en papel: «Luego llegan a prescolar,
primaria, secundaria y tienen ese pequeño golpe contra los libros».

De percatarse de este efecto a descubrir un nicho con potencial apenas


medió un paso: «Entonces vimos una oportunidad» dice Adrían. «Podíamos
aprovechar toda la tecnología que los niños ya manejan para hacerles una
introducción a los libros, enseñarles cosas en un ambiente bastante
controlado y óptimo para que los niños aprendan».

El libro que presentaron en aquella feria fue «Bruna Sancocha con la Nariz
Mocha», escrito por Juana Neira. «Era de tetra pak» nos cuentan, «con una
presentación superfea, pero a la gente le llamó la atención». La autora les
donó el libro para aquel proyecto. Ni ellos ni ella tenían idea de que iba a
proyectarse tanto. Ese libro ya no está disponible, a pesar de que la
aplicación sigue en las tiendas. La razón es curiosa: podría decirse que
murió de éxito. Así nos lo explican desde WaWa: «Ella nos lo dio gratis e
hicimos unas pocas unidades. Sin embargo empezó a venderse bastante
bien y creció. Después, el abogado de Juana Neira nos dijo que no
podíamos seguir distribuyendo el libro porque ella pertenece como nombre
y marca a Alfaguara. Lo que ella hizo en realidad fue algo ilegal, porque lo
que debía haber hecho era consultar primero a la editorial antes de darnos
el libro a nosotros, y ella se saltó ese paso. Por lo tanto tuvimos que
suspender el libro y por eso no lo estamos ni promocionando».

Sin embargo, este revés no les detuvo. Tras comprobar que la parte
editorial del libro no era algo tan complicado como para poder asumirla
ellos, se pusieron manos a la obra. «La historia de “Marty 1” la escribí
yo mismo» cuenta Adrián, «y lo que se hizo después fue pasarlo por un
pedagogo y su equipo. Cambiaron muchas palabras, ciertos enfoques,
formas… cosas sutiles».

Con «Marty 1», aunque también con el anterior, tuvieron también la


oportunidad de hacer varias pruebas para evaluar qué tan eficaz es el
aprendizaje por medio de juegos, interacción y realidad aumentada. Los
resultados confirmaron sus sospechas: «Vimos que era un 62% mejor que
cualquier libro escrito».

Las pruebas se realizaron con 130 niños scouts de 4 a 11 años. Adrián


nos detalla en qué consistieron: «La manera de probarlo fue bastante
sencilla. Tomamos un libro muy similar a “Marty 1”, que es de aprendizaje
de inglés: tienes palabras principales y palabras para un contexto, para
hacer una historia. Nosotros tenemos 10 palabras principales y alrededor
de 30 palabras secundarias, y el de la otra editorial tenía 12 palabras
principales y alrededor de 40 secundarias. Hicimos que jueguen con un
libro y con otro, después les dimos un pequeño cuestionario acerca del
significado de cada palabra. Vimos que en ese rato, del libro de la otra
editorial se acordaron 8 de las 12 palabras principales y con nosotros
fueron 9 de 10. Un número bastante alto. Después, hicimos la prueba una
semana más tarde. El nuestro bajo a 6 palabras de las 10, pero con el otro
solo llegaron a 3».
Proyecciones modestas, demanda inesperada y
acogida internacional

Legalmente, WaWa existe constituida como compañía desde noviembre de


2016. Pero el código de realidad aumentada lleva más de dos años de
desarrollo y la empresa, como emprendimiento informal ya tiene más de
un año. En la actualidad, cuentan con inversionistas y acciones. Respecto a
las inversiones, son tanto privadas como públicas.

«Tuvimos una entrega de capital semilla por parte del Senesyct» nos
cuentan. Ganaron el primer lugar en un concurso organizado por esta
secretaría, pero hubo un problema: el concurso se realizó en 2015 y hasta
septiembre de 2016 no entregaron el dinero. Aparte de esta demora, el
desembolso tampoco era en efectivo y ellos ya necesitaban ponerse en
marcha. Y así lo hicieron: «tuvimos una ronda para buscar inversionistas en
la cual estuvo muy interesado el FEI, el Fideicomiso para el
Emprendimiento y la Innovación del grupo La Favorita. Les presentamos
nuestra idea, les presentamos el libro y las proyecciones que teníamos a
futuro. Estuvieron bastante interesados y se decidieron a invertir en
nosotros».

No es de extrañar que desde La Favorita se interesasen: según los datos


que nos exponen, durante la primera semana vendieron en preventa
más de 5.000 dólares. Sí, con ese libro de tetra pak que mencionaron
antes. La gente interesada les dieron sus correos electrónicos, lo cual les
permitió obtener una base de datos bastante grande. Y la demanda era
continua: «nos escribían constantemente a pedir el libro de Marty». Pero
hasta que no consiguieron la inversión de La Favorita, no tuvieron capital
para su producción. Hoy en día, WaWa ya está en la capacidad de producir
lotes de libros que cubran la demanda inesperada: «Ya podemos distribuir
1.000 unidades sin ningún problema» explican.

Y sí, decimos bien: demanda inesperada. Solamente hay que


escucharles: «Nosotros tuvimos una idea e hicimos una proyección
bastante humilde. Creímos que iba ser de 100 libros al año, o sea una
aproximación bastante pequeña. Lo que nos obligó a ser una empresa fue
que se nota que la gente tiene mucha hambre de educación tecnológica, les
interesa bastante». Y tanto que aquella proyección previa fue bastante
modesta: las actuales son vender 3.500 libros hasta marzo.

Pero esa no fue la única sorpresa. También se vieron sorprendidos por el


mercado que estaba interesado en el producto: «Cuando hicimos las
primeras planificaciones, [el libro] iba a ser para clase media-media alta,
por el hecho de que necesitas una tablet. Sin embargo, en ventas y demás
vimos que hay un montón de gente interesada que es de clase media-
media baja y aun así nos compra cinco o seis libros porque les encanta el
producto y, más que nada, tienen una tablet o un celular del año a pesar de
que todavía tengan deudas. Es medio triste, pero se nota que la mayoría de
ecuatorianos están con un hambre de consumir tecnología y sobre todo
para educar. Saben que la educación para los niños es bastante
importante».

Pero no todo termina en nuestras fronteras, ni mucho menos. Según nos


cuentan, les miran con atención desde el otro lado del océano:
«Tenemos bastante acogida en países como Francia, Italia y Alemania. Nos
han escrito inversionistas que están muy interesados en distribuir nuestros
libros por Europa». Pero todavía no tienen planes para dar el salto a otro
continente: «Aún no nos planteamos bien el tema de exportar los libros
porque queremos asentarnos primero bien acá para a lo largo de este año
ver bien cómo podemos salir del país. Pero sí tenemos previsto exportar.
Esa es nuestra meta, la verdad: exportar primero a países hermanos como
Colombia, Perú, luego el resto de América Latina y en un futuro a Europa».

Un mercado mejor de lo que dicen

La historia de WaWa, como las de muchos emprendedores, resulta


inspiradora. Sin embargo, tampoco es que haya estado exenta de
problemas en su corto tiempo de vida. Según nos cuentan, lo que resulta
más dificultoso es el paso de ser un emprendimiento a convertirse en una
empresa. Reconocen que hoy hay un ecosistema de emprendimiento, con
bastantes incubadoras y aceleradoras. También hay incentivos y
organizaciones que ayudan a promover el crecimiento de los
emprendimientos. Pero «el país lo que está buscando más que
emprendimientos es la formación de empresas». Y dar ese paso no
resulta fácil.

«Una de las razones es que las reglas de juego cambian bastante. Pasas
hacer facturas como persona natural y de pronto te toca ver cómo haces
una empresa, cómo sacas el registro en la superintendencia de compañías.
Así hay bastantes cosas». Y claro, el problema está en que «muchos
emprendimientos saben cómo hacer su producto pero no saben como hacer
nada más». Se trata de algo que se podría solucionar a base de
información, pero «no hay mucha documentación, no hay mucho
asesoramiento de cómo dar ese paso de emprendimiento a empresa».

Pero esos no son los únicos problemas. Señalan también uno que resulta
recurrente: la excesiva tributación: «Pese a que tenemos el 14% del IVA
que en comparación a otros países no es tan alto, también tenemos
bastantes impuestos a la renta, de importaciones, muchas cosas que
también nos limitan. Por ejemplo, nosotros somos un emprendimiento
tecnológico y la adquisición de equipos, incluso para el desarrollo de
software, nos requiere tener hardware de cierto tipo que por leyes y cosas
así hace que los equipos sean bastante caros. Para una empresa grande no
es problema porque puede pagar, pero si alguien está recién empezando,
para comprarse una nueva computadora debe pagar casi el 200% de
impuestos de lo que cuesta en realidad».

Al respecto, ponen como ejemplo a seguir algunas iniciativas que se


están realizando en los países vecinos, como en Colombia, donde los
emprendimientos nacionales están exentos de ciertos tipos de impuestos
durante un periodo de tiempo que puede servir para arrancar en
condiciones la empresa, en lugar de ahogarla para que termine cerrando.

Pero no todo son obstáculos. Tal y como lo ven desde WaWa, el país
ofrece un mercado bastante bueno, bastante fiel: «El público
ecuatoriano no es tan complicado como muchas personas dicen, sobre todo
en el área tecnológica, y sobre todo porque ahora se está poniendo de
moda el apoyo a las empresas locales. Hay mucha gente que prefiere ir a
comprar a la tienda del vecino, al panadero de al frente en lugar de irse a
buscar a una cadena grande».

Por lo tanto, a su juicio el ecuatoriano sí prefiere lo hecho en Ecuador,


pero con matices. Prefiere unas cosas sí pero otras no. Y ponen como
ejemplo el área tecnológica, donde los productos ecuatorianos tienen fama
de ser de mala calidad, lo que ocasiona que se prefiera comprar todo
procedente de Estados Unidos. Y nos cuentan una anécdota al respecto:
«Lo que nos pasó a nosotros fue algo chistosisimo, porque mostrábamos
nuestro libro y creían que nosotros éramos los representantes del producto
en Ecuador. Cuando se enteraron de que era de aquí, no lo creían». Este
tipo de cosas también les anima a demostrar con sus libros que en el país
se puede hacer tecnología buena y confiable.

Una propuesta que promueve la lectura


Según un estudio realizado por la Cámara Ecuatoriana del Libro en 2013, el
índice de lectura promedio del ecuatoriano es de tan solo medio libro por
año. Desde WaWa, con toda la humildad del caso, pretenden aportar su
granito de arena para ayudar a dar solución a lo que es un problema
evidente pero partiendo desde la base: la infancia.

«Lo que buscamos nosotros es volver a las raíces, mostrarles que un libro
puede ser bastante interactivo, bastante educativo, que el libro no es una
tortura» nos cuentan. «Muchas veces los niños creen que el libro es el
Álgebra de Baldor y sus amigos. Y el típico libro que te hacen leer en la
escuela, que en cuestiones didácticas es bastante rico pero no es muy
divertido. Hay una lista que te hacen leer en primaria que es horrorosa. Lo
que estamos buscando nosotros es más bien hacer el libro igual de
educativo pero, al mismo tiempo, hacerlo más entretenido para que los
niños vean que los libros no muerden».

Al tocar este tema, Adrián deja ver lo convencidos que están en


WaWa de su propuesta: «Creo que es una combinación de muchos
factores. Los padres no incentivan a los niños a la lectura debido a que los
padres no leen tampoco. En los colegios tampoco incentivan la lectura. Les
dan libros a los niños que les parecen aburridos. Se bajan el resumen de
Internet tan solo para las pruebas orales. Queremos incentivar a las nuevas
generaciones porque a las anteriores, de nuestra edad o mayor, ya no les
gusta la lectura. Queremos enfocarnos en los niños pequeños para que
vuelvan a tener ese hábito de lectura. El problema reside más que nada en
el interés hacia la lectura. Porque cada vez que vemos estadísticas, “no
tengo tiempo” es la razón mayor. Y no es que no tengas tiempo, es que no
hay interés. Es muy difícil enseñarles ya a la gente adulta, es mucho más
complicado».

Y es que desde WaWa creen que este híbrido que ofrece lectura en un
soporte tradicional combinada con interacción en forma de juegos y
actividades puede ser la solución: «Uno de los problemas es el
contenido. Leer es una manera lenta para ellos de adquirir información.
Una película puedes verla en hora y media y sales contento. Un libro
grande no te lo puedes leer en hora y media y requiere varios días hasta
que te lo acabes. Consideremos la metodología del videojuego. Un
videojuego largo no te lo acabas en un día, sino en varios. Pero vuelves a él
porque es más interactivo que un libro. Creemos que la solución a este
problema es darle vida a los libros, sobre todo para los pequeños. Una vez
que ya tienes la costumbre de leer, coges un libro y lees sin problemas. Y
cuando eres grande puedes tomar temas un poco más serios, puedes
cambiar de temas, pero ya te queda la costumbre. Es un poco como ir al
gimnasio. Al principio te puedes negar pero una vez que creas la rutina, tan
solo vas».

¿Es entonces el uso de realidad aumentada en libros un método adecuado


para incentivar la lectura entre los más pequeños? Como acabamos de ver,
en WaWa opinan que es así. Y debido a la acogida que ha tenido su
propuesta, desvelando una demanda que a priori nadie hubiese creído que
existía, quizás haya que darles la razón.

Lo que demuestran en WaWa también es que en Ecuador se están


haciendo cosas interesantes y que hay proyectos y planteamientos que
no solamente observan el mercado en busca de una oportunidad, sino que
están atentos a cuando la detectan para saltar sobre ella. En WaWa, creen
en lo que hacen. Eso fue lo que les impulsó en un principio: el amor por los
libros. Y eso les llevó a descubrir un nicho que nadie había visto hasta el
momento, consiguiendo así un producto que combina la lectura y la
tecnología.

Desde Tekzup, deseamos a WaWa un camino lleno de éxitos tanto


dentro como fuera de nuestras fronteras. Ojalá que sus libros sirvan para
desarrollar el interés por la lectura entre los más pequeños, algo que
terminará beneficiándonos como sociedad a largo plazo.

· Eduardo Raad (Dátil): Gestionar la economía de un pequeño negocio será


mucho más sencillo gracias a su plataforma que unifica todos los procesos.
Tras dirigir dos empresas de software y convertirse en director de Tecnología de
una tercera, Eduardo Raad creó una plataforma de tecnología financiera, llamada
‘Dátil’, que ayuda a los pequeños y medianos empresarios a cumplir con sus
obligaciones fiscales. Eduardo Raad tiene 34 años.

En Ecuador como en otros países las empresas deben presentar sus impuestos y
realizar otros procedimientos legales a través de varias plataformas electrónicas,
que no son sencillas, y las soluciones que hay en el mercado son, para el joven
innovador, “muy costosas, y los datos que generan se desperdician porque están
aislados en el proveedor o en el ordenador del usuario”.

Dátil permite realizar diferentes procedimientos, desde el pago de impuestos a la


facturación, en una misma plataforma. Con los datos que se introducen, el sistema
genera un perfil del negocio en la nube sin depender de otros sistemas de
evaluación.

Estos perfiles, que cuentan con un certificado de firma electrónica y están avalados
por el Banco Central de Ecuador y el Banco del Pacífico, pueden servir para solicitar
un crédito.

El programa se puede utilizar desde la Web, con una tableta o a través de


aplicaciones de factura electrónica. En el futuro, planea incorporar una inteligencia
artificial en la sección de contabilidad. Raad señala que un problema bastante
común es “saber en qué cuenta hay que registrar determinadas facturas y cómo
declararlas”. El contable debe realizar esta tarea cada vez que recibe una factura,
por lo que “se podría incluir inteligencia artificial para que el sistema aprenda y
disminuya la carga de trabajo”, afirma.

Hasta el momento, Dátil está implantada en Ecuador y funciona en versión beta en


Perú y Colombia, y “va en camino del éxito comercial”, afirma el decano de
Desarrollo Académico de la Universidad ORT de Uruguay, Julio César Fernández
Odella, miembro del jurado de Innovadores menores de 35 Ecuador 2016 de MIT
Technology Review en español. En su opinión, Raad tiene una trayectoria que
“demuestra ingenio, originalidad y perseverancia”.

· Melanie Valencia (CarboCycle): Un único hongo es su arma para mitigar


dos problemas: la deforestación y las emisiones generadas por la materia orgánica
en descomposición.

Melanie Valencia tiene 26 años, está joven trabaja en una tecnología para producir
aceites similares a los de palma y soja a partir de residuos orgánicos. Con esta
iniciativa persigue, por un lado, reducir el nivel de residuos orgánicos que se
generan en el mundo y que al descomponerse liberan metano y otros gases de
efecto invernadero que aceleran el cambio climático. Por otro, quiere ofrecer un
producto alternativo a estos aceites, cuya producción provoca la deforestación de
grandes superficies de bosque tropical, como las selvas de Indonesia, con la
consiguiente pérdida de biodiversidad.
Valencia comenzó a trabajar en el proyecto durante su maestría en Salud Pública y
Ambiental en la Universidad de Columbia (EEUU) junto a Kartik Chandran y
Shashwat Vajpeyi. Allí caracterizaron un hongo capaz de alimentarse de la materia
orgánica presente en los residuos sólidos urbanos y producir grasas con una calidad
similar a las del aceite de palma africana y soja.

Aunque “la idea inicial era obtener biodiesel a partir de residuos fecales”, la joven
descubrió que “al incluir también residuos de comida aumentaba la acumulación de
grasas”. Por ello decidieron reorientar el proyecto para que el producto final fuera
un aceite comercializable. Gracias al apoyo de la fundación Bill y Melinda Gates
llevaron su idea a la práctica en una prueba piloto en Ghana. Con los resultados en
la mano, cuyos detalles están protegidos bajo una patente, Valencia cofundó su
empresa CarboCycle con la que el año que viene empezará a tratar residuos
orgánicos en una planta propia en EEUU.

El proyecto de CarboCycle es “excelente, con mucha innovación de procesos”,


afirma el director del Centro de Ingeniería Bioquímica de la Universidad del Valle de
Guatemala, Carlos Rolz. Este miembro del jurado de Innovadores menores de 35
Ecuador 2016 destaca la puesta en valor de la idea que se ha conseguido al obtener
una patente tras realizar la investigación y atraer financiación para llevarla al
mercado.

En la convocatoria postularon 200 innovadores con proyectos de tecnología e


innovación, y sus proyectos fueron evaluados por un panel de jueces
internacionales de proyectos del MIT Technology Review que evaluaron criterios
como desarrollo tecnológico, innovación e investigación científica. Al final
seleccionaron tres proyectos destacados de las áreas de biotecnología y software.

Este programa se desarrolla a nivel mundial, en países como Argentina, Bolivia,


Brasil, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Centroamérica, la finalidad es
impulsar proyectos transformadores que pretendan construir una mejor sociedad y
para generar una comunidad global de innovadores.

La revista MIT Technology Review en español en alianza con el Banco


Interamericano de Desarrollo y ConQuito reconocen a tres ecuatorianos en los
premios ‘Innovadores Menores de 35’, un galardón destinado a emprendedores e
investigadores tecnológicos con proyectos disruptivos que impactan en la sociedad.

Los jóvenes seleccionados constituyen la segunda generación del país y destacan


por su alto nivel de innovación y su capacidad de transformar a la sociedad. Dos
hombres y una mujer que han evolucionado rápidamente en sus carreras y han
demostrado un alto potencial de impacto en la mejora de la salud, la seguridad y los
negocios.

Fuente: http://www.conquito.org.ec/tres-emprendimientos-ecuatorianos-fueron-
reconocidos-mit-technology-review/

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