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Casa de Oración Iglesia del Nazareno

Tema 26: Un corazón de adorador.


Base bíblica: Lucas 22:39-43
Introducción
Rick Warren, uno de los pastores y escritores cristianos más representativos de nuestra
época, afirmó que uno de los propósitos de la iglesia es adorar. La iglesia se reúne para
adorar a Dios, mientras oran, adoran a Dios, mientras cantan, adoran a Dios, mientras
viven, adoran a Dios, en fin, toda acción de la iglesia dentro o fuera del templo, tiene un
solo propósito, adorar.

Esta puede ser una apreciación sectaria de la vida, pero sí que tiene sentido. De hecho,
hay un tipo de personas que Dios está buscando en toda la tierra: adoradores que
adoren es espíritu y en verdad. Juan 4:23. Isaías afirmó: todos los llamados de mi
nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice. 43:7. Esto significa que
Dios se hizo para sí mismo un pueblo que le rindiera adoración y que exaltara su
nombre entre todos los dioses de la tierra. El espera ser reconocido como el Único Dios
digno de nuestra adoración. Para entenderlo mejor, avanzaremos a través de algunas
preguntas:
1. ¿Qué es adorar?
Diré primero lo que no es adorar. Adorar no es cantar con ritmos lentos, tampoco es gritar
con alaridos espirituales, no es saltar de manera entusiasta o componer canciones con
ciertas características melódicas. Adorar es dirigir nuestra vida enteramente a Dios. Es vivir
para Dios, amarlo en todo lo que hacemos y proclamar con nuestro estilo de vida que Él es
Dios Único y puro en todo el universo.

El amor a Dios es el fundamento y la esencia de una experiencia de adoración. Jesús dijo:


Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y
con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Lucas 10:27. En este contexto, Jesús se
está refiriendo a la salvación, sin embargo, esto significa que el fruto de aquellos que
hemos sido redimidos por Jesús es el amor, y amar es la expresión fiel de la adoración. El
acto de adorar implica amar.
2. ¿Cómo saber si tengo o no tengo un corazón de adorador?
Debemos preguntarnos primero si nuestro estilo de vida glorifica al Señor. Somos
adoradores cuando nuestras costumbres, hábitos y toda clase de decisiones que tomamos,
lo glorifican. La adoración que ofrecemos está íntimamente conectada a la exaltación de Su
santidad. Los ángeles cantan día y noche: santo, santo, santo (Isaías 6:3). No cantan sobre
otro atributo. No dicen: bueno, bueno, bueno. En consecuencia, afirmamos que adorar es
un estilo de vida. Cuando vivimos en santidad, estamos rindiendo adoración al Señor. Las
escrituras dicen: Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en
vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:20.

Un adorador no solo canta, vive en obediencia. Un adorador no escatima recurso, bien


material o incluso su propia vida con tal de dar a Dios lo mejor. No repara entre sus
placeres o la voluntad de Dios, siempre piensa que es más importante hacer lo que Dios
espera. Jesús adoró en el huerto de Getsamaní. Tal vez no cantó, pero estuvo dispuesto a
renunciar a su voluntad con tal de hacer la del Padre. No hay mejor muestra de una
adoración sincera, que renunciar a nuestros propios planes, con tal de llevar a cabo los
planes de Dios. Eso nos convierte es verdaderos adoradores.
3. ¿Por qué la acción de adorar implica un gran desafío?
Es difícil adorar, porque la adoración implica renuncia, desapego, olvido y en ocasiones,
demanda aborrecer aquello que amamos. Quien quiera ser un adorador debe hacer un
voto: menguar para que Dios crezca. Con frecuencia, el Señor nos pide derribar ídolos o
renunciar a amores ilícitos. Un ídolo o un amor ilícito, no es otra cosa que un afecto que
cautiva nuestro corazón e impide que Dios sea el primero en nuestra vida.
Dios pidió a Abraham que sacrificara a su único hijo Isaac, al hijo de la promesa, con el
propósito de probar su corazón (Génesis 22:1-2 y 22). Dios quería asegurarse que no abría
para él, nada más importante que seguir a Su Dios y cumplir a cabalidad Su voluntad.
Nuestra naturaleza es aferrarnos a ídolos, a riquezas materiales o incluso buscar la
vanagloria de la vida. Mientras Dios no sea el primero, Él no podrá ser adorado. Jesús dijo:
donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21. ¿Dónde
está tu tesoro?
Conclusión
Conviértase en un adorador. Dios desea que usted lo adore, pero para que eso ocurra,
usted deberá sobreponerse incluso, a sus adversidades. Sea fuerte, obedezca y así, usted
honrará a Dios. Recuerde que toda renuncia en Dios, traerá grandes bendiciones a su vida.

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