La sangre materna está separada de la fetal por una membrana celular. El espesor de ésta, o el camino que deben recorrer los fármacos para atravesarla, es más ancho al principio del embarazo (25 μm) que al final (2 μm). Respecto al paso de medicamentos a través de la barrera placentaria (BP), lo más importante no es saber si el fármaco pasa o no la barrera, sino a qué velocidad y en qué proporción lo hace. En lo referente a esta cuestión, los factores que determinan su paso son similares a los principios que se aplican al paso de barreras celulares en otras partes del cuerpo, es decir: El gradiente de concentración de un lado y del otro. Esto se produce en la mayoría de los fármacos que crucen por simple difusión desde la zona de alta concentración a la de baja. El peso molecular (menos de 500: transferencia fácil, es decir, la mayoría de los fármacos; más de 1000: paso a poca velocidad y a veces imposible). La afinidad del medicamento por las proteínas plasmáticas. En general, sólo pasan con facilidad los fármacos no unidos a las proteínas plasmáticas. El grado de disociación. Sólo la atraviesan moléculas que están al lado no ionizado, dependiendo éste, como es sabido, del pH del medio y del pKa de la droga. La liposolubilidad (cuanto más liposoluble sea la molécula, más fácilmente atravesará la barrera placentaria). En lo referente a la placenta, influyen: El espesor de la barrera (que varía según la edad de gestación). La superficie placentaria. El flujo sanguíneo placentario. Las soluciones de continuidad de la membrana placentaria. La mayor parte de los medicamentos atraviesan la placenta por difusión pasiva (morfina, barbitúricos, anestésicos generales, etc.); sin embargo, existen para ciertas sustancias mecanismos de transporte facilitado (glucosa) e incluso de transporte activo (iones y aminoácidos). Es importante para comprender algunos hechos farmacocinéticos, considerar a la unión materno-placento-fetal como una unidad multicompartimental. Tanto la madre 58 Farmacología clínica y terapéutica médica booksmedicos.org como el feto están constituidos por dos compartimientos, uno central plasmático y otro periférico tisular, unidos por un tercer compartimiento común a ambos: la placenta (Fig. 6.1). Esta barrera funciona en un doble sentido (paso de fármacos de la madre al feto o del feto a la madre). Además, una sustancia puede acumularse de un lado o de otro de la barrera placentaria, pudiendo haber concentraciones mayores en el feto que en la madre, fundamentalmente debido a las diferencias de pH que existen entre ambos, lo que hace que puedan quedar retenidas en el feto (con un pH ácido) sustancias de carácter básico. La placenta puede, por sí misma, modificar la acción de ciertos fármacos, al poseer sistemas enzimáticos oxidativos cuya actividad se incrementa con el hábito de fumar. Estos sistemas metabolizan, o al menos modifican, ciertas sustancias que se ponen en contacto con ellos.
Pharmacokinet 2004; 42(8) 488- 514
FARMACOCINÉTICA FETAL Una vez el fármaco ha atravesado la placenta, su distribución se realiza de forma bastante similar al adulto, salvo que se pone en contacto con la circulación general del feto a través de los vasos del cordón umbilical, con lo que parcialmente se elude su paso por el hígado. Se ha estudiado sobre todo en animales, administrando fármacos marcados radiactivamente a la madre y observando su distribución en el feto, comprobándose la similitud, salvo en algunos detalles. Por ejemplo, había una mayor proporción de sustancia radiactivamente marcada en el hígado de la madre que en el del feto, probablemente por una mayor actividad metabólica del primero. Otro hecho que llamó la atención era que algunas sustancias se localizaban en lugares específicos del feto: tetraciclinas, en el esqueleto; clorpromazina y cloroquina, en el ojo; tiouracilo, en el tiroides, etc. La fijación a proteínas plasmáticas e hísticas es reducida, y sustancias como las sulfamidas, los barbitúricos, o la difenilhidantoína tienen fracciones libres plasmáticas más elevadas en el feto que en la madre. Otro hecho digno de destacar a este respecto es que la barrera hematoencefálica está poco desarrollada, con lo que las sustancias pasan fácilmente al sistema nervioso central.
El feto cuenta con esbozos de mecanismos metabólicos, que se van desarrollando a
lo largo del embarazo y mediante los cuales es capaz de biotransformar algunos fármacos (se han encontrado metabolitos en la sangre fetal). Existe una clara evidencia de que el hígado fetal posee el sistema del citocromo P-450 a partir ya del segundo mes, incrementándose su actividad en el segundo trimestre del embarazo. Pero, como regla general, la capacidad para metabolizar sustancias del feto es inferior a la de los estadios posnatales. La eliminación es fundamentalmente placentaria, pudiendo en ocasiones bioactivarse ciertos fármacos, que quedan retenidos en el feto por no poder atravesar la barrera placentaria en dirección a la madre. También existe una eliminación renal por la orina fetal, que es evacuada al líquido amniótico; es este caso, se puede producir un fenómeno de recirculación de fármacos y metabolitos, debido al hecho fisiológico de la continua deglución de líquido amniótico por parte del feto.