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Hemos señalado que clásicamente la responsabilidad civil ha sido tratada de modo diferenciado,
considerando sus dos fuentes: la contractual y la extracontractual. Con relación a esta distinción,
De Ángel Yagüés señala que “Mas no todos los comportamientos dañosos presentan la misma
fisonomía ni se enmarcan en idénticas realidades sociales. Al contrario, una sencilla reflexión –
ajena a todo tecnicismo jurídico – nos permite vislumbrar dos grandes grupos o categorías de
actos dañosos: de un lado, los que consisten en incumplir un pacto; de otro, los que se producen
en el desarrollo de cualesquiera actividades humanas, pero al margen de toda relación jurídica
previa entre dañador y víctima.”16 extracontractual, dice que es perfectamente posible que
incluso el ejercicio de un derecho legítimo cause un daño resarcible. Tomando esta simple
distinción ajena a todo tecnicismo jurídico, como señala el autor, es fácil entender que no todos
los supuestos en los cuales se ocasiona un daño provienen de una misma naturaleza de hechos,
positivos o negativos, y por lo tanto, el tratamiento que se le debe dar a tales consecuencias,
debe ser también estudiado de manera distinta. Se explica la diferencia entre ambos tipos de
responsabilidad, considerando que la responsabilidad contractual habrá de tener su origen en
el incumplimiento de la obligación que previamente se dejó establecida en el marco de la
relación obligacional, y la extracontractual es aquella responsabilidad subsiguiente al daño
causado por una conducta humana que no guarda relación con ningún tipo de contacto social
previo. 17 En consecuencia, conviene detenernos un momento en las diferencias fundamentales
entre ambos tipos de responsabilidades: 17 ESTEVILL, Luis Pascual. “Derecho de Daños”.
Editorial Bosch. Barcelona 1995. T. I. Pág. 105.
DE ÁNGEL YAGUÉS, Ricardo. Op. Cit. Pág. 13. DE ÁNGEL YAGUÉS, Ricardo. “Tratado de
Responsabilidad Civil”. Editorial Civitas SA Madrid 1993. Pág 13
Del mismo modo, Fernando de Trazegnies señala que “La responsabilidad contractual cubre
fundamentalmente dos supuestos de daño: el incumplimiento de la prestación contratada – o
el cumplimiento parcial, tardío o defectuoso (que es una forma de incumplimiento de la
prestación) – y la mora (que es el incumplimiento de una obligación radicalmente vinculada a la
prestación principal, constituida por el compromiso de ejecutar tal prestación principal en un
plazo igualmente contratado).” 20 Si bien es cierto el autor distingue dos casos de
incumplimiento, en esencia lo que se busca al definir la responsabilidad contractual es proteger
el legítimo interés del acreedor de ver satisfecha su expectativa. El creditor (el que presta fe) no
puede quedar desamparado ante el quebrantamiento del programa obligacional.
León, Rómulo Morales Hervias y Eric Palacios Martínez, Directores. Editora Jurídica Grijley. Lima
2004. Pág 583 y ss.
23 Según lo descrito por Sandro Schipani: “El sistema romano de la responsabilidad extrae de la
interpretación de la lex aquilia el principio según el cual “la culpa es punible” por los daños
provocados injustamente al margen de una relación preexistente obligatoria, lo que constituye
el principio general de la denominada responsabilidad extracontractual, llamada también, en
virtud de ese origen, responsabilidad aquiliana.”. En “El sistema romano de la responsabilidad
extracontractual: el principio de la culpa y el método de la tipicidad”. Artículo publicado en la
obra colectiva “La Responsabilidad. Homenaje al Profesor Dr. Isidoro H. Goldemberg.”
Directores Atilio A. Alterini y Roberto López Cabana. Editorial Abeledo Perrot. Buenos Aires. Pág.
21.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
La acción establecida tenía por objeto el monto del perjuicio calculado sobre el más alto valor
que la cosa destruida o deteriorada había tenido sea en el año, sea en el mes que había
precedido al delito.” 24 De allí que la responsabilidad extracontractual sea también denominada
responsabilidad aquiliana.
En efecto, decimos pues, siguiendo a De Cupis 27 25 DIEZ PICAZO, Luis y GULLON, Antonio.
“Sistema de Derecho Civil”. Editorial Tecnos. Séptima Edición. Madrid 1995. Vol. II Pág. 591. ,
que el daño que se verifica en la esfera patrimonial de una persona, puede ser producido
también por un hecho humano distinto del incumplimiento de la obligación y entonces se
denomina daño extracontractual. Dice este autor que “Se ha afirmado reiteradamente que el
daño contractual deriva de la violación de una obligación específica preexistente, mientras que
el daño extracontractual simplemente se deriva de la violación de la genérica obligación del
neminem laedere. Así, se ha escrito que recae en el campo de la responsabilidad
extracontractual cuando el contenido ilícito viola la norma general que prohíbe penetrar en la
esfera jurídica de otro, o bien el deber genérico, frente a todos, del neminen laedere; el daño
extracontractual no presupone la existencia de ningún vínculo especial, por lo que sólo
producido el daño surge una relación jurídica entre responsable y perjudicado.” 28
Dentro de nuestro Código Civil, se regula la responsabilidad extracontractual dentro del Libro de
las Fuentes de las Obligaciones (Sección Sexta), a partir del Art. 1969 hasta el 1988. El artículo
1969 dice lo siguiente: “Aquel que por dolo o culpa causa un daño a otro está obligado a
indemnizarlo. El descargo por falta de dolo o culpa corresponde a su autor.” Fernando de
Trazegnies, en su calidad de miembro de la Comisión que redactó el anteproyecto del Código
Civil de 1984
OPINION
Por eso dirá que ‘la diferencia que se pretende establecer entre las dos especies de falta carece
enteramente de base, no es más que una ilusión resultante de un examen superficial: una y otra
falta crean igualmente una obligación, la de reparar con una indemnización el daño causado: la
una y la otra consisten igualmente en un hecho que es la violación de esta obligación” 53
Por su parte, Peirano Facio señala que, de acuerdo a los seguidores de la doctrina unificadora
de la responsabilidad “La doctrina monista afirma que un estudio detenido de los textos legales,
por un lado, y por otro, la consideración de los puros conceptos jurídicos, muestran que la
responsabilidad contractual no se puede considerar distinta de la responsabilidad
extracontractual: la responsabilidad que la tesis clásica llamaba contractual es, por su propia
naturaleza, responsabilidad de carácter delictual.” 54 53 DE LOS MOZOS, José Luis.
“Responsabilidad Contractual.” Op. Cit. Pág. 54. Este autor señala más bien, que dicha tesis fue
inicialmente propuesta por Lefreve, el cual sostenía que, criticando la teoría dualista de
Sainctelette, la distinción de las dos responsabilidades no se puede fundar en la existencia de
dos culpas distintas ya que, según proponía, no existe más que una sola culpa de naturaleza
delictual
54. Este autor señala más bien, que dicha tesis fue inicialmente propuesta por Lefreve, el cual
sostenía que, criticando la teoría dualista de Sainctelette, la distinción de las dos
responsabilidades no se puede fundar en la existencia de dos culpas distintas, 54 PEIRANO
FACIO, Jorge. Op. Cit. Pág. 60.
Principalmente, las razones que argumentan los autores que están a favor de la tesis monista o
unificadora de la responsabilidad civil, se sustentan en que, tanto si se trata de la
responsabilidad contractual u obligacional, como de la llamada responsabilidad extracontractual
o aquiliana, siempre será necesaria la concurrencia de elementos comunes: la antijuridicidad del
hecho55, el daño, la relación de causalidad entre el daño y el hecho y el factor de atribución de
responsabilidad.
En efecto, según esta corriente, ya sea que se haya generado un incumplimiento contractual, o
que se haya violentado un derecho sin haber previamente estado obligadas las partes
involucradas, se dice que siempre el daño se genera por efecto de la conducta antijurídica del
productor del daño. En el caso del incumplimiento contractual, el no cumplir con una obligación
previamente pactada origina que se actúe contrario a derecho, lo cual justifica la razón de
calificar dicho incumplimiento (o la conducta del incumplidor) como antijurídica: la transgresión
del deber de cumplir con ejecutar la prestación convenida genera la antijuridicidad. Y
evidentemente, en el caso de los daños ocasionados entre no contratantes, la conducta del
causante del daño será antijurídica puesto que lesiona el derecho de una persona, el cual está
protegido por el ordenamiento legal vigente: en este caso se incumple un deber genérico, que
es el de no dañar. La antijuridicidad, entonces, puede generarse por acción o, eventualmente,
por omisión. con Carbonell Mateu, que ‘la esencia de la contrariedad al Derecho radica en el
quebrantamiento de un interés jurídico’; o, en términos propios de la Dogmática Penal, ‘en la
ofensa a un bien jurídico protegido por las normas que se infringe con la acción.” 56
56 BUSTO LAGO, José Manuel. “La antijuridicidad del daño resarcible en la responsabilidad civil
extracontractual.” Editorial Tecnos. Madrid 1998. Pág.51.
OPINION La posición del autor es muy interesante, sin embargo, ya hemos sentado nuestra
opinión con respecto a que el fundamento central de la responsabilidad, no descansa
necesariamente en el hecho antijurídico, sino en el daño mismo, ya que habrá ocasiones en las
que el daño se presente, pese a la licitud de la conducta del agente
Diferencias
RESPONSABILIDAD CIVIL