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Revolución de 1952 en Bolivia

La Revolución boliviana de 1952, popularmente conocida como la Revolución Nacional (RN), marca el
ingreso de Bolivia al siglo XX. Es un periodo que comprende desde el 9 de abril de 1952 hasta el golpe de
estado del 4 de noviembre de 1964, durante el cual gobernó el Movimiento Nacionalista Revolucionario
(MNR). En estos doce años el MNR llevó a cabo un proceso de modernización que cambió el rumbo del
desarrollo político, económico y social del país.
La RN realizó una de las mayores transformaciones fundamentales en la participación ciudadana en Bolivia,
la distribución de tierras –a través de una reforma agraria que logró acabar con el régimen terrateniente
imperante en el occidente del país–, control del Estado sobre los recursos naturales y la economía
boliviana. Incorpora además, por primera vez, al escenario político nacional a la mayoría indígena-
campesina y a las mujeres, al establecer el voto universal. Fue una revolución social que en su momento fue
equiparada a la Revolución mexicana y que antecedió a la Revolución cubana. Se desarrolló en el contexto
de la Guerra Fría y fue la única de las revoluciones sociales de América Latina que contó con el apoyo de los
Estados Unidos.
Antecedentes
Los orígenes de esta revolución se encuentran en la Gran Depresión y la derrota de Bolivia en la Guerra del
Chaco. La Gran Depresión debilitó a la Gran Minería, auspició el ingreso del Estado a la economía a través
del control de divisas y cupos de exportación de estaño. A su vez, la derrota sufrida por Bolivia en el Chaco
demostró las limitaciones del modelo político y económico vigente hasta entonces, agotó a los partidos
políticos tradicionales de la oligarquía y puso en evidencia la fragilidad del Estado boliviano.1
Un antecedente importante fue el gobierno de Gualberto Villarroel (1943-1946) durante el cual se
realizaron esfuerzos por incrementar el control del estado sobre la minería, el MNR cogobernó con los
militares y se llevó a cabo el Congreso Indígena de 1945 que inició la radicalización en el área rural.
Inicios
El año 1951 el MNR obtuvo un triunfo en las elecciones. De forma inmediata se formó una Junta Militar de
Gobierno (auspiciada por la oligarquía minera) para evitar la llegada al poder del MNR. Ante esta reacción
del ejército, el Cuerpo de Carabineros y Policías tuvo una destacada participación en iniciar la revuelta que
luego contó con el apoyo de la población y los mineros que llegaron la mina Milluni.
El 9 de abril de 1952, el Cuerpo de Carabineros y Policías fue movilizado “institucionalmente” por el
ministro del Interior, general Antonio Seleme Vargas, lo que significó la toma de instituciones estratégicas,
como prefecturas y cuarteles militares en toda la república. En la ciudad de La Paz, en la madrugada de ese
9 de abril, fueron movilizados los regimientos de carabineros Capitán Zeballos y 21 de Julio, la Brigada
Departamental de Policías, cadetes de la Escuela de Carabineros y Policías y la Dirección General de Policías
y Carabineros, todos con armamento y municiones, para tomar zonas estratégicas. A todos los civiles del
MNR, así como a voluntarios, el Cuerpo les distribuyó armas y municiones, provenientes de la Brigada
Departamental, de la Dirección General y de los regimientos de Carabineros. El arsenal de la plaza
Antofagasta, tomado por el capitán de Ejército Israel Téllez, ya había sido distribuido a combatientes civiles.
La derrota del ejercito cobro un saldo de 490 muertos. Ante la renuncia del general Seleme a la conducción
del “Gobierno Revolucionario”, el jueves 10 de abril. se formó un gobierno con Hernán Siles Zuazo a la
cabeza, junto a Juan Lechin Oquendo, quienes cargados en hombros por la masa obrera boliviana fueron
llevados hasta el Palacio Quemado para que asuman el mando hasta el regreso de Víctor Paz Estenssoro,
que estaba desterrado en Buenos Aires.
Desarrollo
Revolución Nacional, abril de 1952
El desarrollo de la RN cubre tres periodos presidenciales. Durante el primer gobierno de Víctor Paz
Estenssoro (1952-1956) se realizaron los cambios más significativos como ser el voto universal, la fundación
de la Central Obrera Boliviana, la disolución y reforma del ejército, y la nacionalización de las minas entre
abril y octubre de 1952. En agosto de 1953 se decretó la reforma agraria y en 1955 se aprobó el nuevo
Código de la Educación que dio inicio la reforma de la educación. En 1955 también se aprobó el nuevo
Código Petróleo que permitía el acceso de empresas extranjeras a la exploración y explotación petrolífera.
En el segundo gobierno del MNR, Hernán Siles Suazo (1956-1960) tuvo que enfrentar la inflación causada
en parte por las reformas durante el gobierno de Paz Estensorro y llevar a cabo el primer plan de
estabilización a través de convenios con el Fondo Monetario Internacional. Durante este período se
incrementó el desarrollo agrícola y el tercer gobierno del MNR, fue el segundo período presidencial de Paz
Estenssorro (1960-1964) en el que se dedicó a reformar la COMIBOL, construir infraestructura y consolidar
la llamada "Marcha al Oriente."
Central Obrera Boliviana
La Central Obrera Boliviana (COB) fue fundada el 17 de abril de 1952 con el objetivo de integrar los
sindicatos de mineros, fabriles, ferroviarios, bancarios, gráficos, empleados de industria y comercio,
constructores, panificadores y campesinos. Su primer secretario ejecutivo fue Juan Lechín Oquendo, que
había sido secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB)
fundada en 1944. Lechín también era Ministro de Minas y Petróleo del primer gabinete de Víctor Paz
Estenssoro. Entre los objetivos principales de la COB estaba luchar por la nacionalización de las minas y
ferrocarriles, por la revolución agraria y la derogación de medidas anti obreras dictadas por gobiernos
anteriores.Durante todo el gobierno del MNR la COB fue "el ala revolucionaria radical" de la revolución
exigiendo la aceleración y profundización de los cambios sociales y económicos.A la misma vez, las
relaciones laborales durante el gobierno del MNR fueron turbulentas. Se estima que se llevaron a cabo un
promedio de 350 huelgas por año entre 1952 y 1958 con un efecto negativo sobre la producción,
convirtiendo a Bolivia en uno de los países en los cuales se perdió mayor número de horas-hombre por
trabajador.
Disolución y reforma del ejército
El MNR redujo el tamaño del ejército de aproximadamente 20 000 a 5000 soldados entre abril de 1952 y
enero de 1953, al licenciar a los conscriptos. Además, se estima que retiró a alrededor de 300 oficiales. El
presupuesto del ejército fue recortado de 20 % del presupuesto general a la mitad en 1953 y a 6,7 % en
1957.En reemplazo del ejército, el MNR formó milicias urbanas y rurales con obreros y campesinos. Entre
1952 y 1956, la policía y las milicias populares predominaron en la seguridad interna y orden público. A
partir de 1956 y hasta 1964, se redujo la legitimidad de las milicias y la importancia de la policía a medida
que se reconstituyó el ejército, quién predominó en la seguridad interna y orden público.
Nacionalización de las minas
La nacionalización de las minas de los tres principales grupos empresariales mineros de Bolivia (Patiño,
Hoschild y Aramayo) constituyó la primera reforma económica del MNR y desató una serie de
contradicciones internas y externas alrededor de la RN. En el plano interno, el MNR había estado tratando
de incrementar el control del Estado sobre la minería desde el gobierno de Villarroel, con el control de
divisas. Sin embargo, en 1952, Paz Estenssoro no estaba comprometido con una nacionalización. Por tanto,
las primeras medidas del MNR en el sector minero fueron la creación de un monopolio de exportación a
través del Banco Minero y la obligatoriedad de entrega del cien por ciento de divisas al Banco Central. Fue
más bien el movimiento obrero, a través de la FSTMB, que demandaba la nacionalización. En el plano
externo, Paz Estenssoro era renuente a la nacionalización por el mensaje que esta acción enviaría a los
EE.UU. sobre la orientación ideológica del partido. Además, la nacionalización traía consigo la necesaria
definición de las condiciones bajo las cuales se llevaría a cabo: con o sin compensación. La FSTMB
demandaba la nacionalización sin compensación.
A modo de evaluar la situación, Paz Estenssoro conformó una Comisión de Nacionalización de la Minas que
deliberó por cinco meses y concluyó que se nacionalicen las minas con compensación en octubre de 1952.
El 31 de octubre, en Siglo XX, Catavi, Paz Estenssoro, junto con su Ministro de Minas, Juan Lechin Oquendo,
firmaron el decreto de nacionalización traspasando los bienes de las 163 minas distribuidas en 13
compañías mineras de Patiño, Hoschild y Aramayo a la recientemente creada Corporación Minera de
Bolivia. La nacionalización de las minas fue vista como la "independencia económica" de Bolivia tanto por el
MNR, la FSTMB y los medios de prensa.
Reforma Agraria
La reforma agraria en Bolivia, 1953
A mediados del siglo XX Bolivia contaba con un sistema agrario latifundista caracterizado por una desigual
tenencia de la tierra, condiciones de trabajo semifeudales y con baja capacidad de proveer alimentos a
Bolivia. Aproximadamente 4.5 % de la población era propietaria del 70 % de la tierra agrícola. El trabajo
agrario consistía de un sistema del control de la mano de obra a través del acceso a tierra a través de
prestaciones laborales. Adicionalmente, los aborígenes tenían que aportar con semillas, herramientas y
hasta animales para realizar el trabajo. Además de obligaciones laborales agropecuarias, los aborígenes
estaban obligados a ofrecer servicios personales remanentes de la época colonial (pongueaje) al hacendado
y su familia. La ineficiencia del sector agropecuario era tal que entre el 35 al 40 por ciento de las
importaciones eran de alimentos. En enero de 1953 se organizó un Comisión de Reforma Agraria presidida
por el Vicepresidente Hernán Siles Suazo con miembros de partidos de la oposición como el POR y el PIR y
miembros del MNR. El 3 de agosto de 1953 en Ucureña, Cochabamba se firmó el Decreto de Reforma
Agraria. El decreto ofrecía indemnización a los terratenientes y otorgaba las tierras de las haciendas a los
indios a través de sus sindicatos y comunidades con la condición que no fueran vendidas a título personal.
El sistema de implementación de la reforma era engorroso. De los 15 322 casos iniciados entre 1953 y 1966,
solo se llegó a concluir 7 322 o el 48,8 %. Entre 1954 y 1968 el Servicio Nacional de Reforma Agraria había
procesado ocho millones de las aproximadamente treinta y seis millones de hectáreas por distribuirse. En
los subsiguientes 30 años, sin embargo, se lograron distribuir 39 millones de hectáreas adicionales (llegando
a un total de 47 millones de hectáreas) con más de 650 000 beneficiarios.
Reforma Educativa
En 1950, el 25.8 % de la población en edad estaba en primaria y dos tercios de la población (67,9 %) era
analfabeta. Al año del inicio de la Revolución y para adecuar el sistema educativo a las transformaciones
anteriores, en 1953 el gobierno creó la Comisión Nacional de Reforma Educativa que en 120 días presentó
su propuesta. Recién ante demandas del magisterio en 1955 se promulgó el Código de la Educación
Boliviana. El Código dividió el sistema educativo en un ámbito urbano, a cargo del Ministerio de Educación,
y otro de educación rural a cargo del recientemente creado Ministerio de Asuntos Campesinos. El Código
buscaba extender la educación a las mayorías y re-orientar la educación hacia una educación técnica.
También planteaba la importancia castellanizar al indio y en su afán modernizador, convertirlo en
campesino. Sin duda se expandió la cobertura de la matrícula en área rural, sin embargo ésta fue de baja
calidad. Luego de analizar las falencias del sistema educativo (predominancia de la memorización y
recitación; provisión de solo rudimentos de escritura, lectura y matemática; escasa preparación de
maestros; y brevedad del año escolar por excesivos feriados) el antropólogo estadounidense Lambros
Comitas concluía:
...en educación, la Revolución de 1952 y los 14 años de predominio del MNR hicieron poco para modificar el
orden jerárquico de segmentos socialmente significativos de la sociedad boliviana e hicieron poco, si algo
hicieron, para proveer nuevas formas institucionalizadas de articulación social.
Evolución de la economía y desarrollo económico
El primer impacto económico de la RN sobre la economía fue la inflación. Por una parte, el incremento en la
emisión de moneda del Banco Central de Bolivia para proveer de capital de trabajo a COMIBOL y el
creciente incentivo a re-exportar las importaciones (por que para ellas había una tasa de cambio
preferencial que cada vez distaba más de la tasa de cambio en el mercado negro) iniciaron la inflación.Por
otra, la caída del 13 % en la producción agrícola entre 1952-54 y la desorganización de los sistemas de
distribución de bienes agrícolas, resultó en un incremento en los costos de artículos alimenticios
importados, entre otros, aumentaban aún más la inflación. El costo de vida en La Paz incrementó a una tasa
promedio anual del 146,6 % entre 1952 y 1956. Por tanto, el primer gobierno del MNR estuvo signado por
la inflación y la caída del producto debido al decremento en la producción de minerales y de productos
agrícolas y ésta solo fue parcialmente contrapuesta por la expansión de la industria petrolífera
Cuadro 1. Tasa anual de crecimiento del Producto Interno Bruto a precios constantes, 1951-1964
1951-56 1956-61 1961-64
Producto Interno Bruto -1,3 % 1,5 % 5,7 %
Agricultura -2,4 4,8 2,1
Minería -4,3 -3,9 8,6
Petróleo 44,2 0,2 7,5
Manufactura 0,6 -2,5 7,4
Construcción 7,6 20,0 15,5
Transporte 8,1 2,4 5,9
Comercio 0,4 -1,3 5,4
Gobierno 1,5 4,6 7,1
El segundo gobierno del MNR, con Hernán Siles Suazo en la presidencia, tuvo que afrontar esta crisis con un
programa de estabilización.
https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_de_1952_en_Bolivia

El mito de la “Revolución Nacional”


Ese 9 de abril será el primer día de enfrentamientos armados que durara dos días más; terminara con el
aplastamiento de los regimientos militares que intentaran contener las masas obreras insurreccionadas en
las calles contra la llamada “Rosca”, un grupo de familias oligárquicas que venían en los hechos gobernando
Bolivia hacia más de 50 años. Esta revolución será acaudillada por la clase obrera, cosa que no fue la
característica de las otras revoluciones que se dieron en la posguerra como las de China o Cuba (de base
social campesina y de las clases medias), más allá que la revolución boliviana no alcanzó a triunfar
realmente llevando al poder a la clase obrera.
De ahí también la importancia de que las lecciones de la revolución de 1952 no queden en la memoria
colectiva del pueblo boliviano como una acción del nacionalismo pequeño burgués, el que se “adueñó” de
tal hazaña bajo el nombre de “Revolución Nacional”, sino los mineros y los fabriles. Porque fue la clase
obrera minera, a la que se incorporará más tarde el campesinado, rodeada por los sectores populares, los
actores materiales de los hechos de aquella semana santa de abril, del 9 al 11 de 1952.
En este aspecto es importante desmentir que la revolución fue hecha y producida por el Movimiento
Nacionalista Revolucionario de Paz Estensoro; es de esta manera que se la recordó semanas atrás en
Bolivia, más allá que el gobierno de Morales y Linera tengan poco interés en recordarla de cualquier
manera que fuese, porque daría luz a la timidez de su gestión. En todo caso, desde hace 50 años que los
ideólogos de la burguesía y el “nacionalismo” boliviano se empecinan en quitarle todo el contenido de clase
a la propia revolución. El hecho real es que el MNR se “subió al caballo” de una revolución que le era ajena
y que en principio no le convenía a sus intereses; en todo caso, todo su empeño estuvo en limitar sus
consecuencias reconstruyendo el Estado burgués boliviano muy deteriorado por la acción de la clase
obrera.
Un camino sin retorno
Para comprender un poco mejor la revolución del 52 tendríamos que remontarnos hasta la Guerra del
Chaco donde se expresaron las grandes contradicciones del país, pero este objetivo excede un poco las
posibilidades que tenemos aquí; en todo caso digamos solamente que las consecuencias de aquella guerra
con Paraguay dieron lugar a una radicalización en el sentido nacionalista burgués de un sector del ejército,
dando lugar a tres presidentes consecutivos de ese cuño, el último de ellos, Villarruel, destituido por una
suerte de golpe cívico-militar gorila que llega al extremo de colgarlo en la plaza más importante del país,
Plaza Murrillo.
Pero la caída de Villarruel en el 46 no hace más que exacerbar las cosas, las que comienzan a tomar un
rumbo que no tenía marcha atrás. Su gobierno había dado algunas libertades democráticas. Es durante el
mismo que se conforma el sindicato del proletariado minero, núcleo central de la clase obrera a lo largo de
todo el siglo XX y a partir de entonces el organismo proletario con mayor peso, y que será puntal de los
enfrentamientos en la revolución 6 años después.
La Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) va ser creada en 1944 y dos años
después se realiza el Congreso Extraordinario en el centro minero de Pulacayo, donde se votas las famosas
tesis de ese mismo nombre. Los acontecimientos que vivía el país va a llevar a adelantar (y radicalizar) el
Congreso en el cual se plasman las “Tesis de Pulacayo”, bajo directa inspiración del Programa de Transición
y de la teoría de la Revolución Permanente de León Trotsky adaptadas a las circunstancias del país.
Lamentablemente, ese increíble salto programático de lo más granado del proletariado del país, no va a
lograr ser acompañado por la creación de un partido revolucionario con influencia de masas. Las presiones
movimentistas fueron tremendas y el POR (Partido Obrero Revolucionario), que fue el directo inspirador de
esas tesis, nunca logró madurar realmente como partido a la altura de las circunstancias y, para colmo, en
el primer período de la revolución, cedió a las presiones del apoyo crítico al gobierno burgués de Paz
Estensoro; esta realidad fue otro de los factores determinantes por los cuales la revolución fue arrebatada
por el MNR a la clase obrera y hoy día se la denomine como “revolución nacional”.
Obreros mineros y fabriles en las calles, con fusiles y dinamita
A comienzos de los años 1950 el país se ve inmerso en un sinnúmero de conflictos sociales y políticos. Las
condiciones de vida y de explotación que mantenía la “Rosca” hacían la vida casi imposible. Era preferible
morir en la lucha que vivir muriendo en el trabajo de las minas. La Rosca oligárquica ligada íntegramente al
imperialismo, se encargo de realizar, una y otra vez, mantazas en los poblados mineros. La represión tiene
puntos álgidos y desemboca en “la guerra civil del 49”.
El año siguiente se inicia con una huelga general que termina en una fuerte represión de parte de las
fuerzas armadas. También será el año que los obreros fabriles realizan su primer Congreso Nacional; todo
estaba dado para que alguien encendiera un fósforo.
A principios del año 1952 se llama a elecciones. En aquel momento el presidente de turno era Mamerto
Urriolagoitia. La cuestión es que en las elecciones, que ya eran nada democráticas (recordemos que sólo
votaban los que sabían leer y escribir, o sea el 10 % de la población), termina ganando la formula
presidencial Paz Estensoro-Siles Zuazo (el primero había sido ministro del gobierno de Villarroel, y se
presenta como continuador de la tradición del nacionalismo burgués de los gobiernos posteriores a la
Guerra del Chaco). El militar de turno se niega entonces a entregar el gobierno al MNR, y le cede el
gobierno a una junta militar encabezada por el general Ballivián, el que decreta el Estado de sitio; es
entonces dónde se desconoce tales elecciones. Muy pronto el país se incendia; es el principio del fin de la
oligarquía minera.
En las primeras horas del día 9 de abril de 1952, se dan los primeros combates en la ciudad de La Paz. Los
regimientos de Viacha, Corocoro, Guaqui, Achacachi, Oruro y Challapata estaban combatiendo en la cuidad
contra unas milicias nacionalistas en parte mal organizadas, pero que imponían una resistencia que les era
difícil de derrotar. En ese contacto con la realidad, la población había asaltado el arsenal militar de Plaza
Antofagasta: “Los muertos y heridos caían a centenares sin poder ser recogidos ni auxiliados, tanto por su
cantidad como por el ardor de la lucha. Asi se multiplicaron y prolongaron los combates durante todo el día
y arreciando cada vez más.”[1] Mientras sucedía esto, la dirigencia del MNR quería una salida negociada
con los militares que les contestaron que depongan las armas incondicionalmente mientras los bombardeos
seguirán en la ciudad (recordemos que mientras estos hechos ocurrían, Paz Estensoro se encontraba en
Buenos Aires y no en Bolivia).
Pero lo que termina de definir la relación de fuerzas en la batalla, es la entrada del día siguiente de
batallones de milicias obrera provenientes de los centros mineros cercanos a la ciudad de La Paz. Y también
la derrota de los regimientos en la ciudad de Oruro por parte de los mineros armados con dinamita y
fusiles; esto fue decisivo para que los regimientos de La Paz no sean abastecidos y con esto empiezan a
rendirse al terminarse los suministros. Esto hace posible que la batalla haya sido en términos relativos
corta: la contienda dura tres días. Lo que es primordial dejar en claro es que la revolución fue realizada por
la clase obrera y el pueblo en armas. Y no como hoy se intenta decir que fue dirigida por “las clases medias
y acomodadas” como dice Lupe Cajías en un suplemento de “Pagina 7” del día 9 de abril.
El papel del POR y el MNR
Hay varias causas por las cuales la revolución tiene tantas interpretaciones, desde los fervientes
nacionalistas hasta los detractores encarnados en los viejos oligarcas. En el medio de todo esto se
encuentra el POR, el que lamentablemente dejó pasar la oportunidad histórica de que la clase obrera
condujera la revolución hacia una alternativa verdaderamente socialista.
La excusa que dio el POR en el primer momento, era que el partido no tenia la suficiente fortaleza para
emprender la tarea histórica. El POR siguió los lineamientos de la dirección pablista de la IV Internacional de
ese momento, la que se caracterizaba por capitular a cuanto aparatos estalinista o nacionalista burgués
existía en el mundo en ese momento, dándole así un criminal apoyo crítico al gobierno burgués de Paz
Estensoro en momentos dónde la COB recién fundada (17 de abril de 1952) emergía como organismo de
doble poder y el ejército burgués se encontraba quebrado y las milicias obreras armadas.
A la cabeza de la COB se encontraba el histórico y gran burócrata nacionalista de los mineros, Juan Lechín,
que revestía en el ala izquierda del MNR y que el POR creyó contar por un tiempo, equivocadamente, en
sus filas. En un principio, el propio POR logró ser parte de la dirección de la COB, hasta ser desalojada poco
tiempo después; Lechin se encargará de sacar de ella todo elemento revolucionario.
Es un hecho que en esos primeros momentos, la COB realmente se transformó en un organismo de doble
poder. Incluso más: en un principio la propia COB va a “dirigir” el Estado; pero poco a poco, de la mano del
MNR y con la ayuda de Lechin, ese poder empieza a diluirse. Parte de la culpa de esta evolución la tuvo el
propio POR, debido a su orientación política completamente equivocada, amén de sus debilidades
organizativas que lo hacía presa fácil del movimentismo ambiente: “Donde se expresaba la extrema
debilidad del Partido era en su rudimentarismo organizativo”[2]. El hecho es que el POR llegó a ser un
partido visualizado nacionalmente por amplios sectores de masas; tenía varias figuras que habían sido
senadores; y había sido parte fundamental de la proclamación de las Tesis de Pulacayo.
Luego de esos primeros meses de doble poder, la revolución le fue arrebatada a la clase obrera. El partido
que tenía las tareas para cumplir fue incapaz de dar la dirección correcta, alegando que su
“desorganización” no daba para otra cosa que integrar el gobierno del MNR. Por supuesto que el MNR, ni
lento ni perezoso, sí había formado cuadros y logró encausar la revolución hacia vías de la reconstrucción
del Estado burgués haciendo concesiones que no afectaran los fundamentos del capitalismo boliviano. Es
así como el propio Paz Estensoro termina decretando “el fin de la Revolución Nacional, apenas dos años
después del 9 de abril de 1952, cuando decidió reabrir el Colegio militar del ejercito”[3].
Esto dio lugar al “reencausamiento” de la revolución, y a sacarle toda la impronta obrera que había tenido.
Como dijo un periodista, la revolución sería un poco la “hija no deseada del MNR”. Pero su “vaciamiento
social” no sería fácil: fueron décadas de luchas y más luchas para sacarle todo contenido obrero y de clase a
la misma. Por eso hoy se termina trastocando y hay mil y una versiones de lo que fue la revolución.
Martín Camacho, Socialismo o Barbarie Bolivia
http://sobbolivia.blogspot.com/2012/04/la-revolucion-boliviana-de-1952.html
[1] J. Valdivia Altamirano – “La revolución del 9 de Abril de 1952” (“La Nación”, La Paz, 9 de Abril de 1953)
[2] G. Lora. La revolución boliviana.
[3] Pagina 7, 9 de abril del 2012.
Antecedentes de la revolución
El Gobierno de Villarroel
El nuevo gobierno apunta sus fusiles contra los mineros en la masacre de la mina de Catavi en 1942 y
muestra que la crisis sigue abierta. Un golpe palaciego intenta destituir a La Rosca, la logia militar RADEPA
(Razón de Patria), que reivindica al “socialismo militar”, acompañado por el Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR), partido de políticos pequeñoburgueses nacionalista y antinorteamericano, aporta
ministros al gobierno de Gualberto Villarroel que surge de la asonada. Este, sobre todo gracias a la fracción
del MNR de Paz Estenssoro, establece vínculos con los sindicatos, apoyando la fundación, en 1944, de la
Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB).
La politización y radicalización de las masas aumenta, el PIR -como sé llamaba el Partido Comunista en
Bolivia- crece en numero e influencia. Su política esta teñida por la orientación dada por la URSS. Toma una
postura opositora frente al nuevo Gobierno pero no posee una posición independiente, sino que se ubica
del “bando” Aliado contra el “Eje”nazifascista. A mediados de 1946 se sucede una revuelta popular urbana
que termina colgando al Presidente Villarroel de un farol de la plaza de La Paz. El PIR que se pone a la
cabeza del movimiento le entrega inmediatamente el poder a La Rosca, ingresando como ministros del
nuevo gobierno pro norteamericano.
Las Tesis de Pulacayo
En 1946 el Congreso de la FTSMB vota las Tesis de Pulacayo, programa que teñirá la tradición combativa y
de acción directa de la clase obrera boliviana. Las tesis comienzan afirmando que “El proletariado, aún en
Bolivia, constituye la clase social revolucionaria por excelencia. Los trabajadores de las minas, el sector más
avanzado y combativo del proletariado nacional, define el sentido de la FSTMB”. Con una fuerte influencia
de los trotskistas del POR, las Tesis (aunque teñidas de una concepción semi etapista, confusa, de la
revolución permanente) constituyen un programa transicional: escala móvil de salarios, reducción de la
jornada de trabajo, ocupación de las minas, control obrero de la producción, apertura de las cuentas
comerciales, y el armamento de los trabajadores. Dice así: “Toda huelga es el comienzo potencial de la
guerra civil y a ella debemos ir debidamente armados. Nuestro objetivo es vencer y por ello no debemos
olvidar que la burguesía cuenta con ejércitos, policías y bandas fascistas. Nos corresponde pues organizar
las primeras células del ejercito proletario. Todos los sindicatos están obligados a formar piquetes armados
con los elementos más jóvenes y combativos”.
Con el apoyo del PIR el gobierno descarga una fuerte represión sobre las organizaciones mineras con
fusilamientos y limpiezas. El MNR es proscripto y el gobierno lleva adelante la conocida “masacre blanca”
en la mina Siglo XX. Pierde todo apoyo popular y se ve obligado a llamar a elecciones. En 1951 se realizan
elecciones presidenciales, ganando la fórmula del MNR con sus candidatos en el exilio; Paz Estenssoro y
Siles Zuazo. El Ejército anula las elecciones y da un golpe.
La insurrección de abril
El 9 de abril de 1952, el MNR se levanta en armas junto a un sector de las FFAA y la policía. Como respuesta
el ejército bombardea los barrios obreros de La Paz. Los militares, luego de un día de combate, tenían
suficientes fuerzas para reducir la insurrección de La Paz, pero su posición se hizo insostenible cuando su
línea de retirada es cortada por destacamentos armados de obreros de Milluni que habían capturado un
tren de municiones y desencadenado un ataque sobre la base militar de El Alto . El ímpetu obrero aumenta
cuando la ciudad de Oruro cae en manos de los insurgentes, pero el General al mando que apoyaba al MNR
-tomando nota del verdadero “carácter” del movimiento- retrocede y dispara sobre las masas concentradas
en la Plaza, las que responden tomando las comisarías, los cuarteles y apoderándose de la ciudad. En otros
casos carabineros simpatizantes del MNR toman pacíficamente las ciudades y poblados. Las tropas huyen
en desbandada dejando sus uniformes y armas esparcidas por toda La Paz por temor a la venganza popular:
“Miles de mineros bajaban a las ciudades portando amenazadoramente cartuchos de dinamita. Los
campesinos también se armaban. Y en las ciudades, cada uno escogía el arma que más le gustaba”.
Como resultado de la insurrección triunfante, las Fuerzas Armadas y la Policía del estado burgués fueron
completamente destruidos y su lugar lo ocuparon las milicias obreras y campesinas, con más de 40 mil
hombres, organizadas en la Central Obrera Boliviana (COB). Como dice una crónica de un diario paceño el 1
de mayo de 1952: “las fuerzas rendidas del ejército desfilaron por la ciudad custodiadas por milicias
revolucionarias que encabezaba el Comando Obrero”. No obstante, el aparato del estado burgués en su
conjunto no fue destruido y las masas armadas terminaron depositando el poder en manos del MNR.
Doble poder vs cogobierno
La COB se funda el 17 de abril y va a ser el poder real en Bolivia, un organismo de frente único de las masas
armadas. Con la COB la clase obrera tomaba en sus manos la resolución de sus problemas. A riesgo de ser
destituidas, a las autoridades del Estado burgués no les quedaba más remedio que someterse a sus
decisiones. Las minas son nacionalizadas y los sindicatos integrados a la dirección de la nueva empresa
estatal con poder de veto. Los sindicatos se dotaron de atribuciones legislativas, ejecutivas e incluso
facultades de impartir justicia. Su iniciativa prendió la mecha de la rebelión en las ciudades y en el campo
planteándose que la COB tomara el poder y terminara de sepultar al Estado burgués, derrocando a Paz
Estenssoro y estableciendo un gobierno obrero y campesino basado en las milicias obreras, la única fuerza
militar existente por entonces. Sin embargo, la COB, dirigida por Lechín, sostuvo al “camarada presidente” y
se integró al gobierno ocupando dos ministerios. El flamante ministro Lechín se encargó de transformar a la
COB en un apéndice del Estado burgués. El POR con autoridad entre las masas obreras -llegando a tener 6
de los 13 integrantes del Comité Central de la COB- termina llamando a la izquierda del MNR a hacerse
cargo del poder. De esta forma careció de una política independiente para que la Central sea realmente un
organismo soviético que disputara el poder, funcionando con delegados revocables por la base, ante la cual
tuvieran que rendir cuenta los dirigentes. El doble poder era concebido por el POR como una alianza con los
sectores de “izquierda” del MNR en disputa con las alas “derecha”. La “izquierda” del MNR la formaban los
“ministros obreros” del gabinete de Paz Estensoro a quien el POR le dio “apoyo crítico”; su estrategia fue
pedir “más ministros obreros”, concibiendo que por esta vía se avanzaría a la dictadura del proletariado.
Ruptura de la alianza obrero-campesina
Al no avanzar la clase obrera no pudo hacer efectiva la alianza obrera y campesina, quedando el poder en
manos de la burguesía “nacionalista” que otorgó ciertas demandas democráticas -aunque degradadas- para
sacar a las masas de la calle como el sufragio universal y una reforma agraria limitada (la mayoría de las
tierras habían sido expropiadas ya por la acción directa de los campesinos armados). Estas medidas le
sirvieron para ganar apoyo entre los campesinos, que luego utilizó para enfrentar la “prepotencia sindical” y
sepultar una a una las conquistas del proletariado. En 1953, Estenssoro promulga un decreto para la
reconstrucción de un ejército regular. Entre 1952 y 1956, Bolivia vive un período híperinflacionario, el MNR
tiene que apelar cada vez más a prácticas clientelísticas y corruptas y termina firmando un Plan de
Estabilización económica bajo asesoramiento de la embajada yanqui y el FMI.
La revolución al no completar su dinámica socialista concentrando el poder en manos de los trabajadores
en alianza con los campesinos -por el peso de su dirección conciliadora encabezada por Lechin y la política
centrista y seguidista del POR- no puede avanzar, siendo derrotada por el rearme y la iniciativa del
nacionalismo burgués, que aprovecha la irresolución del doble poder que se va desgastando en el tiempo.
Sus lecciones y la fuerte tradición independiente de su proletariado, con sus saberes insurreccionales,
reviven en cada una de sus levantamientos.
laverdadobrera@pts.org.ar
http://www.pts.org.ar/La-Revolucion-Boliviana-1952

REVOLUCION DE 1952
ANTECEDENTES
La caída de Villarroel no sólo no puso freno a la agitación popular, sino que incluso pareció potenciarla.
Pero ante el fracaso de los viejos partidos, del “socialismo militar”, del PIR y ahora del MNR, las masas
comenzaron a inclinarse hacia el POR, que también había estado presente en Catavi, y que estaba en
mejores condiciones que los demás para trabajar en los medios obreros, en particular en los centros
mineros. Expresión directa de este proceso será el Congreso Minero de Pulacayo, en 1946, y su respectiva y
famosa Tesis (de inspiración porista), que como señala Alberto Pla significó un “verdadero programa
revolucionario para Bolivia: nacionalización de las minas, control obrero sobre la producción y el comercio
exterior, escala móvil de salarios, armamento del proletariado, milicias obreras y campesinas, figuran en
ellas, como destacados”34. La Tesis de Pulacayo es la correcta aplicación de las conclusiones fundamentales
de la Revolución Permanente y de El Programa de Transición, de León Trotsky, a la realidad de Bolivia: la
revolución boliviana es democrático-burguesa por sus objetivos (reforma agraria, independencia nacional),
pero una vez iniciada sólo puede triunfar si no se detiene ante el marco de la propiedad capitalista,
transformando la revolución burguesa en socialista (la revolución democrático-burguesa es sólo un episodio
de la revolución proletaria), y con ello en permanente. El sujeto capaz de realizar esta tarea es el
proletariado, que constituye la clase social revolucionaria por excelencia, en alianza con el campesinado y
otros sectores de la pequeña burguesía, y el resultado de esta hegemonía no puede ser otro que la
dictadura del proletariado. Es decir que “ya está planteado en Bolivia, a nivel de masas, el programa de la
revolución socialista”35, colocando al proletariado minero no sólo a la vanguardia de Bolivia, sino de toda
América Latina. Además, la Tesis sirvió como programa para la construcción del Bloque Minero
Parlamentario, una alianza que La Federación de Mineros constituye con el POR y que expresa la
participación independiente de los mineros en las elecciones de 1947, que es ya un logro de por sí, más allá
de que la elección de seis diputados y dos senadores no pudiese progresar, pues en medio de un clima de
gran represión, los dirigentes fueron finalmente apresados y exiliados.
Pero si todo esto había permitido que el POR dejase de ser un minúsculo grupo alejado de las masas, el
fracaso en encontrar la forma de plasmar la Tesis de Pulacayo en la práctica dio lugar a que el MNR, que
parecía enterrado, recuperase sus posiciones sobre la base de un giro a la izquierda que prácticamente lo
llevó
El proletariado boliviano no conservó ese poder para sí, para llevar a cabo la Revolución Proletaria, según lo
había establecido la Tesis de Pulacayo, y lo entregó a los jefes del partido pequeño-burgués, que había
iniciado el levantamiento, quienes aspiraban simplemente a llegar al gobierno por un nuevo golpe
palaciego, en busca de sus limitadas aspiraciones, golpe que se ensanchó, luego, inesperadamente para
ellos y contra sus deseos. Se encontraba así, ese Partido, al frente de una revolución popular que ni había
soñado y rebalsaba desmesuradamente sus propósitos, “Cuando los movimientistas se ven obligados a
escribir sobre los episodios de Abril, no tienen más remedio que reconocer que fueron los mineros los que
destruyeron a las fuerzas armadas de la oligarquía – seguramente ahora los moradores del Palacio
Quemado se estremecen al rememorar estos hechos – y que los fabriles de La Paz consumaron la victoria,
En Abril estuvo, pues, el proletariado a la cabeza del movimiento revolucionario. Las luchas de clases en
Bolivia están simbolizadas por Siglo XX, Catavi y Villa Victoria. El proletariado victorioso entregó e1 poder a
la dirección pequeño burguesa emenerrista, es decir, a una dirección política que no era la suya”.
Mientras tanto, ese mismo proletariado en armas creó su propio órgano de poder, organizando la Central
Obrera Boliviana (C.O.B.) el 17 de abril de 1952, es decir, a los escasos días del levantamiento del 9. En ella
estaban representadas todas las tendencias políticas revolucionarias, sobre la base de la más efectiva
democracia sindical, lo mismo que los campesinos. Como secretario fue designado el dirigente de los
mineros Juan Lechín Oquendo, según dijimos. Desde su instalación, la C.O.B. fue el verdadero y efectivo
poder que existió en Bolivia; el otro, el que estaba en el Palacio Quemado, no era más que una sombra que
se encontraba allí sólo por tolerancia del primero y bajo su control. “Hemos sostenido que en ese período –
escribe G. Lora – V. Paz no era más que un prisionero de la C.O,B.”.
Los planteamientos de la masa de la C.O.B., cuya dirección no tenía más remedio que escuchar, eran
terminantes y dentro de la línea de la Revolución Proletaria, según la Tesis de Pulacayo: “La nacionalización
inmediata de las minas, sin indemnización y bajo control obrero; de los ferrocarriles, para que sean
administrados por los trabajadores; la ocupación de las fábricas por los obreros; la nacionalización de los
latifundios para su entrega a los campesinos organizados, para que los trabajen dentro de un sistema
colectivo”. Y fundamentaban tales demandas en los siguientes conceptos: “El proletariado boliviano es el
más joven en la América Latina, pero también el más combativo y avanzado políticamente. Su elevada
conciencia de clase ha superado la lucha meramente económica, reformista y conciliadora. Su objetivo es la
transformación integral de la sociedad bajo la dirección revolucionaria y como caudillo de toda la nación.
Las tareas que correspondían históricamente a la burguesía serán realizadas por el proletariado. El toque de
difuntos de la propiedad privada es el toque de clarín para la revolución proletaria. Esto quiere decir que los
trabajadores en el poder no se detendrán en los límites demo-burgueses, sino que sucesivamente darán
cortes cada vez más profundos en el derecho de la propiedad privada, abrazando con ello reivindicaciones
socialistas y tomando, de este modo, la revolución un carácter permanente. La lucha anticapitalista y
antiimperialista, que comienza en el marco sindical, se profundiza en lo nacional y también se extiende a lo
internacional, adquiriendo el carácter permanente en ambos sentidos. La consigna que tiene solidez es la
de los Estados Unidos Socialistas de Latino- América, cuya realidad evitará que la revolución boliviana
pueda ser ahogada por los bloques económicos del imperialismo”.
Hermosos conceptos, aunque no sean teóricamente del todo correctos, pero que estaban destinados a
quedar en bellas frases! Porque en la triste realidad de los hechos, todos los Partidos políticos que
aparecían como revolucionarios, inclusive los trotskystas que habían inspirado tales términos y que se
presentaban como los más avanzados, en ese momento, ignoraron la circunstancia fundamental de la
dualidad de poderes que se había establecido el 9 de abril de 1952 y, en lugar de exigir que dicha dualidad
se resolviera a favor del proletariado, que debía tomar el poder sólo para sí, se contentaron con que la
C.O.B. designara a sus burócratas como ministros “obreros” de Paz Estenssoro, estableciendo lo que se dio
en llamar el “co-gobierno”

Durante los pocos meses siguientes la dirección del MNR encabezada por el presidente Paz Estensoro y
Hernán Siles Suazo, empezó a reaccionar la presión política y paramilitar de los obreros se fueron formando
campañas como la COMIBOL una de las compañías medianas no productoras de estaño o propiedad
estadounidense.
A mediados del año 1952 y primera mitad del año 1953 la sociedad rural comenzó a derrumbarse.
Los campesinos comenzaron a organizar sindicatos campesinos con el estimulo de la COB creando un
conflicto en abril de 1952 expulsando a los mayordomos propietarios y destruyendo libros de cuentos.
En enero del año 1953 se creo una comisión de la Reforma Agraria que las tierra pasaban a manos de los
obreros indígenas que poco a poco estos fueron ocupando todas las tierras con excepción de Santa Cruz,
que era poco poblada todo esto las propiedades cayeron bajo manos de campesinos comunarios. También
gracias a la COB la primera organización fueron los aymaras y el segundo los quechuas, mejorando y
colaborándose entre ellos se organizaron construyendo centros de salud y educación.
Gracias a la táctica del presidente Paz Estensoro, a medida que la izquierda iba creciendo y el poder
campesino iba creciendo de repente todo entro en decadencia un partidario falange entro en competencia,
puesto que el MNR iba perdiendo poder, se negó a una revolución socialista trato al mismo tiempo de
atraer nuevos capitales extranjeros para proteger la propiedad privada guardando la zona de Santa Cruz.
Estados Unidos ayudo masivamente a Bolivia, para la seguridad y el crecimiento económico sobre todo la
paz social, pero esto fue a aviso de invertir con gente extranjeras de Estados Unidos, sobre todo YPFB
evidentemente estos presionaron a Bolivia para satisfacer los intereses económicos privados
norteamericanos puesto que Bolivia acepto para no entrar en conflictos.
Con Siles, EE.UU., elaboro su "Plan Estabilización" fines de 1956, Bolivia lo acepto bajo el patrocinio del FMI
en enero de 1957.
Esto produjo el de reducir el presupuesto salarial que tubo un éxito relativo, gracias a los planes del FMI y a
los prestamos de EE.UU. y poco a poco nuevamente se estabilizo la economía del país.
Pero el precio pagado fue alto, después de entrar de acuerdo, Paz Estensoro gobernó nuevamente que
acepto las proposiciones de EE.UU. puesto que Falange todavía era enemigo implacable de Paz.
En efecto, en Noviembre de 1964, pocos meses después de las elecciones y del triunfo de Paz Estensoro, los
militares por un golpe poco sangriento, pusieron al gobierno en manos de una junta encabezada por el
Vicepresidente Barrientos desde 1964 hasta nuestros días con la fuerza predominante del gobierno
nacional.
LA TESIS DE PULACAYO
(Tesis Central de la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia)
La Tesis de Pulacayo es un importante documento del movimiento obrero boliviano y latinoamericano.
Fueron aprobadas en el Congreso de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), a
propuesta de la delegación de Llallagua, reunidos en Noviembre de 1946 en la ciudad de Pulacayo.
Las Tesis están basadas el Programa de Transición con el que fue fundada la Cuarta Internacional en 1938, y
adoptan también la teoría de la Revolución Permanente de León Trotsky, por medio de la cual en los países
atrasados le corresponde al proletariado, a la cabeza de la nación oprimida, encabezar la lucha por la
liberación nacional, realizar las tareas democráticas e iniciar la revolución socialista.
El proletariado, aun en Bolivia, constituye la clase social revolucionaria por excelencia. Los trabajadores de
las minas, el sector más avanzado y combativo del proletariado nacional, definen el sentido de la lucha de la
FSTMB.
Bolivia es un país capitalista atrasado. Dentro de la amalgama de los más diversos estadios de evolución
económica, predomina cualitativamente la explotación capitalista, y las otras formaciones económico-
sociales constituyen herencia de nuestro pasado histórico. De esta evidencia arranca el predominio del
proletariado en la política nacional.
SITUACION SOCIAL
El censo realizado en 1950 mostró que en cincuenta años el país casi había duplicado su población. El sector
urbano también experimentó un crecimiento, aunque Bolivia continuaba siendo un país con una mayoría
rural.
Como consecuencia, más del 70 por ciento de la población se dedicaba a la agricultura y tan sólo una
mínima parte a la industria, especialmente a la minería.
Antes de 1952 la agricultura estaba concentrada en manos de los grandes propietarios o terratenientes. El
indio dependía totalmente de los hacendados, cultivaba una pequeña parcela de tierra a cambio de
salario mínimo o alimentación.
La minería, principal fuente de ingresos, estaba en manos de los denominados “barones del estaño”: Simón
I. Patiño, Mauricio Hochschild y Carlos Aramayo, por lo que el Estado recibía apenas un mínima parte de las
ganancias.
Además, no existía un adecuado sistema de seguridad social, ni un referente legal que rigiera las
condiciones de trabajo y explotación en las minas y fábricas.
Tampoco existía la infraestructura caminera que permita la articulación de los departamentos del país,
sobre todo con el oriente. Las clases sociales estaban bien marcadas, con la clara ausencia de una clase
media.
La Reforma Agraria se instauró el 2 de agosto de 1953, cuyo principio fue:”La tierra es de quien la trabaja”.
Con este Decreto se incorporó a la población campesina -aproximadamente 2 millones de habitantes- al
mercado nacional y se eliminó el sistema de explotación latifundista.
Hasta 1951 en las elecciones no votaban ni los analfabetos, ni las mujeres . El Voto Universal concedió el
derecho al sufragio a todos los bolivianos mayores de 21 años cualquiera sea su sexo, instrucción,
ocupación o renta.
Finalmente el nuevo Código de la Educación, dictado el 20 de enero de 1953, mediante Decreto Supremo
determinó modificaciones importantes en la estructura educativa boliviana.
Se instauró la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza primaria y se puso énfasis en el sistema escolar
campesino con el incremento de núcleos escolares y normales rurales. Además se inició un programa de
alfabetización.
La Revolución de 1952, más allá de que pudo haber sido una medida acertada o equivocada, se constituye
en un hecho fundamental en la historia de Bolivia, sin el cual se hace difícil comprenderla.
LA DESTRUCCIÓN DEL EJÉRCITO
Antes que nadie conociese el documento de Laja y que tiene un marcado sabor de capitulación, las tropas
regulares del ejército, los cadetes del Colegio Militar y los oficiales, volcaron sus gorras y corrieron
despavoridos, entregando sus armas a quien quisiese tomarlas. Los fabriles habían aplastado a varios
regimientos. Los mineros de San José hicieron morder el polvo de la derrota a los soldados y oficiales, en
Papel Pampa y las proximidades de la fábrica ILBO; desde Milluni se descolgaron hacia el Alto los
trabajadores del subsuelo, más fuertemente entroncados en el campesinado que sus hermanos de otras
regiones, y rápidamente se convirtieron
en amos de un punto estratégico. Nunca se dirá bastante acerca de la historia de las luchas obreras y
campesinas en esta región paceña, que cobran singularidad porque se dan en toda su pureza como choque
de deteminadas clases sociales explotadas contra los organismos de opresión, casi sin interferencias
extrañas. En el cementerio de Alto Madidi (3), algunas cruces rústicas de madera señalan el lugar donde
fueron enterrados numerosos campesinos, que fueron llevados hasta allí como prisioneros políticos
durante el sexenio.
Desde entonces se ha repetido una y otra vez que los obreros destruyeron al ejército. Esta evidencia (que,
sin embargo, es preciso explicarla para que no pase como una simpleza) ha sido opuesta a la argumentación
de los foquistas: los grupos armados y debidamente entrenados desde el punto de vista técnico son los
únicos capaces de luchar con éxito contra el ejército regular, acción que, al mismo tiempo, ahorraría mucha
sangre de los explotados. Los contradictores decían y dicen todavía que las masas pueden pulverizar a todo
un ejército y esto de una manera por demás veloz.
Esta concepción simplista considera que la destrucción del ejército en abril de 1952 , una de las
consecuencias políticas de enorme significación, se realizó a través de batallas formales y de la noche a la
mañana, para ella no hubieron procesos previos e imprescindibles que actuaron en el seno de las fuerzas
armadas. Las cosas presentadas de esta manera permiten creer que el proletariado -una clase explotada,
desposeída de los medios de producción, de gran porte de la cultura y que no tiene poder económico
alguno- puede lograr organización y capacidad de fuego superiores (contar con todas las armas
imaginables) a las de un ejército regular, que, como el boliviano, ha sido organizado y entrenado con la
finalidad central de aplastar a las masas subvertidas (de esto hablan las constituciones políticas más
democráticas y los actos de todos los dictadores). Si esta hipótesis absurda sería posible plantearla el
problema de que ya no es necesario luchar por la conquista del poder político o que éste hace tiempo que
esta en manos de los explotados de ayer.
Si recordamos los datos de la historia de las jornadas de abril, llegaremos al convencimiento de que el
equipo gobernante, como expresión de un orden social caduco y en desintegración, se desmoronaba a
pedazos. El golpe de Estado fue gestado a nivel ministerial y los conspiradores jugaban con las unidades
armadas para asegurar su propia victoria. No puede exigirse mayor prueba del hundimiento de uno de los
pilares fundamentales del gobierno: el poder Ejecutivo. El aparato represivo se diluía y no pudo soportar la
presión ejercitada sobre él desde el exterior. En estas condiciones, el ascenso revolucionario de las masas
se proyectó directa e imperativamente sobre las fuerzas armadas, creando en su seno una serie de
tendencias centrífugas; vale decir, que muy fácilmente pudo dislocarlas desde dentro. Los choques y las
batallas no fueron más que el golpe de gracia a un proceso que se desarrolló larga y profundamente.
El período de depresión se prolonga por varios años y durante él se produce el viraje hacia la derecha, hacia
las posiciones pro-imperialistas, se burocratiza y degenera la COB y son destruidas las milicias obrero-
campesinas; el Partido Obrero Revolucionario es escisionado por su sector de intelectuales pequeño-
burgueses, que dicen marchar al encuentro de las masas (todavía prisioneras del MNR) y que concluyen
como testaferros de la reacción.
Las penurias económicas y las consecuencias de la persecución y el divisionismo sindical, convertidos en
programa del gobierno derechista de Siles Zuazo, empujan a las masas gradualmente hacia la izquierda, las
convencen de que el MNR no es su partido ni su gobierno, proceso que comienza en las estratas
minoritarias de la avanzada de los trabajadores y se propaga, de manera progresiva y contradictoria, a
capas más vastas.
En 1956, fecha de la estabilización monetaria ordenada por los yanquis, se pueden percibir con claridad
síntomas de que la diferenciación política entre las masas y el nacionalismo pequeño-burgués ha marchado
ya gran trecho (Tesis de Colquiri, por ejemplo).
Los obreros, particularmente los mineros, fueron los únicos, a diferencia de sus dirigentes burocratizados,
los que comprendieron lo que significaba el golpe gorila de noviembre de 1964 y desde entonces marchan
aceleradamente contra las manifestaciones más perniciosas del nacionalismo.
La apertura de el voto universal a toda la poblacion analfabeta logro consolidar una fuerza tal al MNR, con
la cual desarrollarian un proceso que duraria cera alos cincuenta ños dentro de espacios de decisión
nacional. Hasta el momento exiten ancianos quienes apuntan por el MNR y la figura de Victor Paz
Estenssoro. Bueno esto hasta octubre del 2003 que con otro levantamiento popular el MNR es hechado del
gobierno.
G. Lora, "La Revolución Boliviana", La Paz, 1964. Tomo XIV de las 00. CC., La Paz, 1996.

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