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Capacidad autocrítica: el estudiante debe ser capaz de realizar una evaluación crítica de sus
habilidades, su avance y de los métodos que utiliza para el aprendizaje. Además se debe estar
abierto a la retroalimentación. Todo esto con el fin de optimizar su proceso de aprendizaje.
Motivación: el estudiante debe mantenerse motivado, esto con el fin de facilitar el proceso. La
motivación en este caso se puede propiciar fijando claramente los contenidos que resulten de
especial interés para el estudiante.
El auto concepto
Tienen necesidad psicológica de ser autodirigidos. El aprendizaje de adultos tiene siempre una
implicación personal que deriva en el desarrollo del autoconcepto, juicios personales y autoeficacia.
El aprender para un adulto es significativo, pues le entrega un valor agregado a su existencia.
La experiencia
La experiencia acumulada sirve como recurso de aprendizaje y como referente para relacionar
aprendizajes nuevos. Valiéndose de sus experiencias anteriores el participante puede explorar y/o
descubrir su talento y capacidades.
Por lo tanto, lo pertinente para el aprendizaje son situaciones reales para analizarlas y vivirlas de
acuerdo con su proyecto personal de vida y las experiencias acumuladas. En estas circunstancias la
formación cobra gran importancia si concuerda con sus expectativas y necesidades personales.-
Esta experiencia que en algunos momentos puede ser buena, en otros momentos, un problema para
el logro de nuevos aprendizajes. En algunos casos, el adulto trata de conservar vivencias,
conocimientos, creencias, paradigmas que les fueron útiles en un momento; pero que ya no lo son y,
por lo tanto, se convierten en fuente de resistencia interna del individuo.
Desaprender es sencillamente eliminar lo que hemos aprendido que ya no nos sirve y dejar espacio
para que lo que necesitamos aprender puede entrar en nuestro cerebro con facilidad.
La prontitud en aprender
Los adultos se disponen a aprender lo que necesitan saber o poder hacer para cumplir su papel en la
sociedad, específicamente en su contexto laboral, y en su entorno. Ellos deben mirar la capacitación
como un proceso para mejorar su capacidad de resolver problemas y modificar positivamente el
mundo que les rodea. De esta manera, pueden desarrollar modelos de conducta en situaciones
dadas que le faciliten su adaptación a circunstancias particulares en las que puedan encontrarse en
un momento determinado.
Motivación
La motivación de los adultos para aprender generalmente es interna; lo que puede hacer el relator –
facilitador es animarlos a aprender, orientar su aprendizaje y crear las condiciones que promuevan lo
que ya existe en los adultos.
La experiencia pasada
Los adultos poseen una experiencia basada en las realidades de la vida. Han desarrollado por eso
muchos patrones y formas de percibir y entender esa experiencia y tienen una bien organizada serie
de conocimientos y significados, valores, estrategias y destrezas que al mismo tiempo definen, crean
y restringen su modelo representativo de la realidad. La experiencia pasada es un componente
esencial del aprendizaje adulto como base para un nuevo aprendizaje o como obstáculo inevitable
para el mismo.
Como base, la experiencia pasada estructura las formas en las cuales el adulto encarna la nueva
experiencia, selecciona la información para atención posterior y cómo será interpretada. Determina
qué significados, valores, estrategias y destrezas se emplearían primero. Si prueban ser adecuadas,
el nuevo aprendizaje será eficiente y productivo.
Cuando ese aprendizaje es enteramente nuevo, el adulto se focaliza en modificar, transformar y
reintegrar significados, valores, estrategias y destrezas.
Ahora bien, como obstáculo, la experiencia pasada presenta un problema al relacionarla con el
aprendizaje actual. Muchos adultos no perciben las conexiones entre la experiencia pasada y los
problemas actuales sólo algunos aspectos del pasado son relevantes, y si estos aspectos son
separados y denominados de acuerdo con el contexto específico el aprendiente necesitará ayuda
para que él pueda reinterpretar los datos originales de la experiencia en nuevas conexiones. Para
ello, metáforas, analogías, simulaciones, estudio de casos y otros pueden ser útiles para que el
aprendizaje pasado pueda ser más productivo.
Participación
Una vez que el aprendiente adulto se involucre en su proceso de aprendizaje, la efectividad que
alcance desde esta perspectiva, de los resultados la participación tenderá a ser mayor es decir, una
vez que decide participar activamente en su proceso de aprendizaje, actúa motivado
intrínsecamente– por una necesidad específica que regula y controla sus impulsos hasta lograr su
propósito o meta previamente establecidos.
Dado que la participación como principio de la praxis andragógica, encierra características tales
como actividad crítica, intervención activa, interacción, flujo y reflujo de la información, confrontación
de experiencias y diálogo (Adam, 1987:18), al adulto en situación de aprendizaje debe permitírsele
que las experimente y las ponga en práctica cada vez que le sea posible con el fin que se despoje de
ese cúmulo de frustraciones, tensiones, fracasos que hasta el momento pueda tener acumulados.
En ese mismo orden de ideas, la dimensión andragógica abre al adulto un abanico de oportunidades
de participación que representa una fuente de productividad y eficiencia tanto para él como para el
contexto social donde vive y actúa, los cuales se constituyen también en el progreso del entorno
social.
Se considera trabajo grupal aquel donde intervienen todos y cada uno de los integrantes, con
aportes más o menos significativos. Cuando la tarea se realiza en estas condiciones queda la
satisfacción de haberla compartido y el éxito que llegue a alcanzar se considera como el producto del
esfuerzo común.
La participación incluye riesgos. Riesgos que al ser compartidos por todos los miembros del grupo se
empequeñecen, es decir, se pierden su magnitud, al distribuirse entre todos para buscar alternativas
de solución.
Esta forma de abordar los problemas en el trabajo grupal, permite involucrarse en tareas de más
peso.
Aunque la participación, se considera como un principio muy relevante en la praxis andragógica, es
necesario citar otros aspectos de no-participación
AFECTO.
El afecto es un factor determinante del aprendizaje
Cuando decimos afecto aludimos a un sentimiento auténtico de interés y de cercanía hacia los niños
y niñas, y hacia la tarea que con ellos adelantemos.
Pero se trata de un afecto que los respeta y les propicia el trato amable, cuidadoso y sincero que
ellos se merecen sin traspasar límites de adecuación. Una cosa son los hijos, y otra muy distinta los
alumnos. La manera de manifestar el afecto en cada caso es bien distinta, aunque vale lo dicho en
relación con lo esencial. Lo que sí cambia es la forma.
Tampoco se pierde el carácter riguroso del trabajo que se quiere hacer cuando se trata a los niños,
porque el afecto no riñe con el rigor de la ciencia, por ejemplo. Sucede, en cambio, que muchas
veces se aplica el rigor en el estilo relacional y no en el procedimiento con que se debe seguir un
razonamiento o una práctica. Se presume que si se les da un trato “maduro” y un poco recio, las
cosas funcionan mejor. Seguramente sí, para el momento, para lograr el silencio que necesita el
adulto, para lograr la intimidación, pero no para un buen aprendizaje.
De seguro, usted conoce muchos ejemplos, aparte de que usted pueda ser uno de ellos, en los que
se educa y se enseña con mucho amor y siempre jugando. El juego y el amor son casi lo
mismo. No es más sino vivirlos para darse cuenta.
ENSEÑANZA TRADICIONAL
La educación tradicional está enfocada en la enseñanza, no en el aprendizaje. Ella incorrectamente
supone que por cada gramo de enseñanza hay un gramo de aprendizaje en aquellos a los que se les
enseña. En oposición a esa suposición, la mayor parte de lo que aprendemos antes, en el transcurso
y después de asistir a la escuela es aprendido sin que nos lo sea enseñado. Un niño aprende cosas
tan básicas como caminar, hablar, comer, vestirse, y otras, sin que estas cosas le sean enseñadas.
Los adultos aprenden la mayoría de las cosas que usan en el trabajo o en sus horas de ocio, en el
mismo trabajo y en las mismas horas de ocio. La mayor parte de lo que es enseñado en el marco del
salón de clase es olvidado y mucho de lo que recordamos, o en general lo que recordamos, es
irrelevante.
Educación tradicional
La tradición es el conjunto de costumbres repetidas desde antaño, que van pasando
indiscutiblemente de generación en generación. Por ese motivo recibe el nombre de educación
tradicional la que se venía aplicando en a formación de la juventud, desde la antigüedad griega,
hasta el siglo XX.
Esa educación tradicional se basaba en una serie de principios que aseguraban la continuidad de las
ideologías por la transmisión acrítica de contenidos. Debemos igualmente hacer la aclaración de que
Sócrates ya aplicó el aprendizaje por descubrimiento en su método llamado mayéutica, pero sus
innovaciones pedagógicas, le valieron una condena a muerte, por incitar a los jóvenes a la reflexión
crítica.
En la enseñanza tradicional, que se mantuvo hasta mediados del siglo XX, se concebía a la
educación como una transmisión de conocimientos acumulados a lo largo de varias generaciones
que debían hacerse conocer a los nuevos integrantes de la sociedad, que los recibían como algo
inalterable e indiscutible.
La Edad Media dominada por la iglesia, el enciclopedismo de la Edad Moderna, demandaban
acumular conocimientos, que se recibían de quienes sabían, pues ya los habían aprendido antes (los
maestros) a quienes debían incorporarlos como verdades absolutas a sus cerebros, sin intervención
en este proceso.
El protagonista de la enseñanza era el maestro, limitándose el alumno a atesorar ese legado cultural,
donde por ejemplo los próceres se mostraban como semidioses carentes de defectos, alejados de lo
mundano, y debían repetirse de memoria sus hazañas.
Se sostenía que los niños tenían un coeficiente intelectual medible, que determinaba su grado de
inteligencia y sus posibilidades de aprendizaje. Eran personas educadas para obedecer y no para
cuestionar, lo que estaba acorde con el sistema político de la época.
Piaget (1896-1980) avanzará sobre el desarrollo evolutivo de la mente humana, y David Ausubel
desarrollará el aprendizaje significativo (1918-2008) todo lo que contribuirá a quitar relevancia a la
enseñanza tradicional para poner el eje y centro del proceso en el educando que ahora será el sujeto
protagónico de su propio aprendizaje, con la posibilidad de cuestionar, debatir y argumentar, para
formar ciudadanos que obedezcan las órdenes razonables y propugnen a través de medios
democráticos (diálogo, comunicación o recurrencia a la justicia) el cambio de normas y valores
cuestionables, en pos de un mundo mejor y con mayor justicia.
EDUCACION POPULAR.
La Educación popular (EP) es una rama de las ciencias sociales, específicamente de la pedagogía,
que basa el proceso de aprendizaje de un individuo en la práctica, las experiencias, el razonamiento
y el contexto social de ésta. Es decir, el individuo aprende del medio que lo rodea, a una institución
educativa como tal.
Orígenes
Freire nació en Recife, había altas tasas de desempleo, hambre y analfabetismo. Debido a esta
situación centra su trabajo en grupos vulnerables como pueblos indígenas en Latinoamérica y
personas de escasos recursos.
Aunque Freire nunca habló propiamente del concepto de educación popular influyó mucho en su
desarrollo. Poco a poco se fue configurando un discurso educativo transformador que se vio reflejado
en movimientos sociales posteriores como la Revolución de Cuba en el año 1959, el surgimiento de
la Teología de la liberación, la crisis del modelo soviético, el surgimiento de la investigación-acción,
la comunicación popular y la redefinición de las ciencias sociales.
Fue hasta la Revolución Sandinista, en Nicaragua, que se comenzó a utilizar, como tal, el concepto
de educación popular. Sin embargo no es un concepto estático, por el contrario, cambia en la medida
en que los sujetos políticos participan mediante acciones pedagógicas transformadoras.
Uno de los principales personajes de esta práctica es el educador brasileño Paulo Freire, quien
desarrolló un programa de alfabetización de los oprimidos y divulgó por el mundo sus ideas al
respecto. Es un modelo de ruptura en relación muchas veces con las prácticas de resistencia.
Además, está íntimamente ligada con la desnaturalización de la realidad y la transformación radical
de la sociedad.
Métodos: el principal método es el diálogo, es decir, lo que más se utiliza son recursos orales. Un
diálogo adaptado a cada contexto y a cada individuo, en el que todos participen de una manera
activa siguiendo las siguientes fases:
Inmersión del educador en la forma de vida, cultura y lenguaje de los educandos. Así el
educador empatiza con los educandos y aprendiendo de ellos.
Creación de grandes láminas con dibujos que representen escenas de la vida cotidiana de los
educandos.
Creación de círculos de discusión en los que se van debatiendo sobre lo que se ve en cada
lámina. El educador no es pasivo, sino que escucha y va anotando las primeras palabras
significativas que surgen, llamadas palabras generadoras.
Aprender la escritura de las palabras generadoras diferenciando sus sílabas y así
rápidamente van surgiendo nuevos conceptos que van aumentando su grado de abstracción.
Discusión y escritura de conceptos abstractos. Llegan de manera natural a la definición antes
que a la escritura del propio concepto.
Proceso: el proceso de educación popular, que es circular, tiene varias etapas. Estas etapas
serían:
o Concientización: reconocer críticamente la realidad y la propia práctica.
o Comprender y construir nuevas formas de actuar.
o Cambiar la práctica con el fin de mejorar la realidad.
o Actuar sobre la realidad.
La Educación Popular se contrapone a la educación formal. Esta última entiende a los participantes
del proceso educativo como recipientes que pueden ser llenados de conocimientos. Se caracteriza
por ser una práctica autoritaria y de traspaso unilateral de conocimiento, sin reflexión ni crítica. La
Educación Popular o liberadora, en cambio, se caracteriza por ser un espacio de diálogo, encuentro
y reflexión. A través de la superación de la contradicción educador - educando, nadie educa nadie,
sino que todos aprenden y generan conocimiento popular y colectivo.
La teoría de la educación popular, creada por Freire, tiene los siguientes puntos:
La educación popular tiene numerosos enlaces con la llamada pedagogía crítica y ha sido uno de los
pocos movimientos críticos del siglo XX que han resistido los cambios sociales de manera exitosa en
el siglo XXI.
En oposición muchas veces a los sistemas educativos oficiales, la educación popular se puede
definir como una labor educativa diseñada para fomentar el sentido crítico de sus participantes y
para permitir que tomen conciencia de cómo las experiencias personales de un individuo están
conectadas con problemas sociales de índole más generalizada. Se intenta dotar de herramientas
intelectuales a los participantes para actuar y cambiar la sociedad. Este es el enfoque que podemos
relacionar con la pedagogía de Paulo Freire
Paulo Freire y algunas corrientes críticas dentro de la pedagogía y la sociología. Podemos relacionar
con esta visión de la pedagogía, numerosos movimientos políticos y sociales, como el anarquismo,
que a lo largo del siglo XX han inspirado escuelas y modelos teóricos alternativos caracterizados por
una horizontalidad que implica una forma de relaciones humanas y educativas que rompen el estilo
vertical, criticado por ellos, de la práctica educativa. En esta línea, hay universidades populares,
ateneos anarquistas, escuelas no directivas e incluso proyectos profundamente transgresores como
la anti-pedagogía de Iván Illich.
La educación popular ha pasado por distintas etapas. Nació en América Latina en los años 50,
concretamente en Brasil, un país con graves desigualdades sociales. En la década de los 60 el
objetivo es formar organizaciones que cambien la realidad. En los años setenta se fortalecieron los
movimientos populares que comenzaron años anteriores. Durante la siguiente década se profundizó
en profesionalizar a los grupos educativos que ya existían. En los inicios de los años noventa la
educación popular entró en crisis, criticándose la escasa base pedagógica de sus métodos y
técnicas; aunque a mediados de este período se volvería a revalorizar.
Actualmente más de cien países poseen núcleos de estudios, cátedras o institutos que trabajan bajo
los oficios de la pedagogía liberadora, desarrollada por el educador.
Para atender la demanda, el Instituto Paulo Freire desarrolló un departamento que trata la expansión
de la ideología del pedagogo por todo el mundo. La universidad de Paulo Freire fue creada en el
2000, durante un encuentro de pedagogos realizado en Bolonia (Italia). El coordinador de la
universidad, Jason Mafra, afirma que la función del departamento es orientar a los estudiosos que se
interesan por el instituto. En 2008 fueron inaugurados el Instituto Paulo Freire de Israel y de
Sudáfrica.
La práxis que plantea Freire es un elemento esencial para el proceso educativo, la teoría y la
práctica no deberían de dicotomizarse en cuanto a las acciones sociales, ya que de esta manera se
efectúa el propósito de la Educación Liberadora. La emancipación, hace alusión a que nos debemos
de separar de la realidad impuesta, y poder crear relaciones solidarias, capaces de reconocer a otros
sujetos sociales como una forma de aprendizaje y como una forma de revelación ante prácticas
sociales conformistas y monótonas.
En contraste, la Educación Bancaria, pone en evidencia la homogenización del pensamiento del
educando dejando fuera el contexto social e histórico, los intereses, el diálogo y las aspiraciones.
Este proceso bancario responde a intereses emitidos por parte del opresor (el sistema en el que
estamos inmersos) que impide una visión crítica del mundo. Es decir, que “el hombre está en el
mundo pero no con el mundo y con los otros”, (Freire, 1981) y si el hombre no está con el mundo le
será imposible cambiarlo. Si partimos de la idea de que la educación es esencial para el cambio
social y este solo se puede lograr en colectivo, por ende se necesita un proceso educativo que apele
al cuestionamiento para lograr construir relaciones interpersonales que estén basadas en el dialogo y
en la horizontalidad. Sin embargo, resulta un círculo vicioso porque este sistema no nos permite
tener otro tipo de educación pero al mismo tiempo la Educación Popular es un factor esencial para
cambiar este sistema. Es por esto que la Educación Popular puede influenciar las relaciones
humanas, porque de un cambio interpersonal se puede llegar a uno en colectivo y cambiar nuestra
realidad social.