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DEL DOGMA AL HEDONISMO: TEATRO CASTELLANO MEDIEVAL

INTRODUCCIÓN

Dentro de la tradición castellana del Mester de Clerecía, enseñar deleitando, surge


el teatro medieval con orígenes religiosos, de fines didácticos y moralistas. Quienes
crearon estas obras religiosas intentaban convencer al público de que el catolicismo es la
religión verdadera, la única que conoce los misterios de Dios y los planes que tiene para la
humanidad; haciéndolos partícipes de los conocimientos contenidos en la Biblia, les
brindaban la oportunidad de obtener la salvación eterna de su alma. Al menos eso era lo
que manifestaba la iglesia, mas el tener a las masas controladas es una manera de
mantener poder político que en ese tiempo la caracterizaba. Mientras menos piense la
gente, menos se pondrá a la defensiva y será más fácil de controlar; así es la naturaleza
humana. Por tanto, era importante que el pueblo conociera las verdades que la iglesia
consideraba necesarias y adecuadas para sus fines de continuar siendo una entidad
políticamente fuerte; si la iglesia manifestaba algo, se consideraba verdadero por el mero
hecho de ser la autoridad eclesiástica, quien manifestaba estar preocupado no por cosas
terrenas, sino espirituales, lo que tranquilizaba al pueblo que seguía teniendo una fe ciega
en la religión que decía mantendría su alma salva y su vida recta si se seguían sus
preceptos y principios.
Pero al paso del tiempo, esta tendencia didáctica-moralista decreció, si bien no
desapareció del teatro medieval. Para finales del siglo XV y principios del XVI, surgen
obras que ponen en tela de juicio lo manifestado hasta ese momento por la iglesia, e
incluso hacen parodias de los ritos litúrgicos y cuestionan el hecho de privarse de placeres
terrenos persiguiendo un fin que no está del todo claro, aunque se trate de la salvación de
la propia alma. Nadie les ha dicho cómo es más allá, después de la muerte, por lo que
prefieren aprovechar el tiempo en este mundo y dedicarse a esos placeres que la iglesia
les tenía vedados, pero sus instintos reclamaban de manera apremiante, urgencia que se
ve reflejada en la producción dramática de la época, en que se refleja a través de los
personajes que se crean y recrean, sobre todo en el teatro pagano, una ansiedad de vivir
a plenitud aun a costa de la salvación del alma.

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Es tanto el auge del teatro, que surgen también obras profanas con otros temas que
no son los meramente religiosos ni moralistas, sino los relacionados a la vida conyugal, o
al entorno político del momento, como son las farsas.
El presente es un tratado sin fines exhaustivos del teatro medieval, con el objetivo
de conocer un poco más acerca del mismo y de la manera en que la sociedad de esa
época concebía su mundo, así como la concepción de la religión y su influencia en la
misma sociedad; asimismo, la manera en que estos conceptos de religión y libertad se ven
reflejados en las obras de diversos autores a través de esa época, nos mostrará cómo esa
sociedad que al principio del cristianismo aceptaba los preceptos religiosos sin
cuestionarlos, al transcurrir el tiempo se permitió dudar de ellos y hasta abandonarlos,
ejerciendo con ello una libertad de pensamiento y obra hasta ese momento insospechada.

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ENTORNO POLÍTICO Y SOCIAL EN LA ESPAÑA MEDIEVAL

La Edad Media es el período comprendido entre los siglos V y XV. El comienzo de


esta época se sitúa tradicionalmente en el año 476, con la caída del imperio romano tras
ser destronado el último emperador, Rómulo Augustulo, por los visigodos, tribu germánica
proveniente de Escandinavia; el fin del Medioevo se señala en 1492, con el
descubrimiento de América1.
Las características de esta época fueron:
En política, definición clara de jerarquías, teniendo a Dios como máxima autoridad y
la Iglesia como su representante; seguida por los Reyes, la nobleza y la milicia; luego los
señores feudales y finalmente, ocupando el último escaño, los siervos.
En economía, prevaleció el sistema feudal, con el vasallaje que conlleva; este
mismo puede considerarse como una especie de esclavitud, toda vez que los siervos
pasaban a ser propiedad de sus amos, quienes les proveían de lo necesario para subsistir,
aunque no con abundancia; los amos eran encargados también de la protección de sus
vasallos.
En cuanto a la sociedad, aparecía dividida en dos grandes grupos o sectores, que
eran los pudientes o clase privilegiada, y el vulgo.
La religión era algo fundamental en el mundo medieval. Primero y por sobre todo
estaba el poder de Dios, representado en este mundo terreno por la iglesia, teniendo como
máxima autoridad al Papa. En esta etapa, la iglesia se dedica a evangelizar. A finales de
la Edad Media, con Isabel I La Católica, se instaura la Inquisición.
La música que se escuchaba era palaciega, como las cantigas, o popular, en voz
de los juglares.
Cientos de nuevas catedrales, abadías e iglesias de peregrinación, así como miles
de iglesias parroquiales de las villas rurales, se construyeron en
los siglos XI y XII. La extraordinaria actividad constructiva reflejó
tanto la cultura religiosa revivida como la riqueza incrementada
de la época, gracias a la agricultura, el comercio y el
crecimiento de las ciudades2.
Bóveda cilíndrica. Los siglos XI y XIII fueron testigos de una intensa actividad en la
construcción de iglesias. Al utilizar la forma de la basílica los maestros constructores
remplazaron los techos planos de madera por grandes cúpulas de piedra conocidas como
bóvedas de cañón o bóvedas cilíndricas. Corno esta fotografía de una iglesia románica de
Viena lo evidencia, la bóveda de cañón limitaba el tamaño de una iglesia y dejaba poco
espacio para las ventanas.

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Debido a que las bóvedas de piedra eran sumamente pesadas, las iglesias románicas
exigían pilares y muros masivos para soportarlas. Esto dejaba poco espacio para las
ventanas, lo cual las hacía notoriamente oscuras en su interior. Sus enormes muros y
pilares confirieron a las iglesias románicas la impresión de fortalezas. De hecho, los muros
masivos y las estrechas ventanas también fueron característicos de la arquitectura de los
castillos de ese periodo3.

Comenzada en el siglo XII y perfeccionada en el siglo XIII, la catedral gótica sigue siendo
uno de los grandes triunfos artísticos de la Alta Edad Media. Encumbrándose casi como si
fuese a tocar el cielo, fue un símbolo apropiado de la preocupación de las gentes del
medioevo respecto a Dios.

La catedral gótica fue uno de los grandes triunfos artísticos de la Alta Edad Mcdia.
Aquí se muestra la catedral gótica de Burgos.

La combinación de las bóvedas acanaladas y de los arcos


punteados reemplazaron las bóvedas cilíndricas de las iglesias
románicas y permitió a los constructores hacer que las iglesias
góticas fuesen más altas que sus contrapartes románicas. La
utilización de los arcos punteados y de las bóvedas acanaladas creó
una sensación de movimiento ascendente, una sensación de
ingravidez vertical que implicaba la energía de Dios. Otra innovación
técnica también resultó importante. El contrafuerte, básicamente un pilar de piedra muy
arqueado que se construía fuera de los muros,
posibilitó la distribución del peso de los techos
abovedados de la iglesia en dirección hacia abajo y
hacia afuera, lo cual eliminaba los pesados muros
utilizados en las iglesias románicas, como soporte
del peso de las enormes bóvedas cilíndricas. Por
tanto, las catedrales góticas se construyeron con
muros delgados que se complementaban con
magníficos vitrales en los que se representaban

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múltiples escenas, lo cual creaba un juego de luces en su interior, que variaba con el Sol
en diferentes momentos del día4.

EL TEATRO RELIGIOSO EN LA ESPAÑA MEDIEVAL

La Edad Media puede a su vez dividirse en dos períodos: Temprana o Alta Edad
Media, que comprende los siglos V al X, y Baja Edad Media, de los siglos XI al XV.
Durante la Baja Edad Media hubo múltiples conflictos políticos en la región que
actualmente ocupa España. Con la llegada de los invasores bárbaros, el poder
representado por la Iglesia se vio mermado, mas al irse uniendo y reuniendo los reinos o
provincias españolas, vuelve a ocupar posiciones privilegiadas. Mas para mantener a la
gente en el orden deseado, es necesario enseñarle cuál es la manera acorde de
comportarse; para este propósito no existe nada mejor que la religión; en esa época la
religión oficial era el catolicismo, mismo que se pretendía hacer llegar a toda la gente, para
lo cual la iglesia y todos aquellos interesados en propagar la fe utilizaron diversos
métodos. Ya que el estilo que se aplicaba en esos tiempos era el del Mester de Clerecía,
enseñar deleitando, fue este estilo el que la tradición castellana adoptó con el propósito de
evangelizar, ya que el pueblo escucha lo que sabe o conoce; surgen por toda Europa una
serie de representaciones religiosas que en España tomaron el nombre de “Autos”, voz
latina antecedente de “acto”; en Francia recibieron el nombre de “Milagros”, “Misterios” y
“Moralidades”.
Los “Milagros” se referían a los realizados por la virgen o algún santo. Los
“Misterios” eran escenificaciones de la vida de Cristo, y se agrupaban en torno a dos
grandes temas: la Natividad y la Pasión. Las “Moralidades” tenían carácter alegórico y a
menudo ofrecían un tono satírico; estas últimas no eran de temas específicamente
religiosos, sino que trataban de inculcar valores morales, como su denominación indica5.
En España, la labor adoctrinante estuvo primordialmente a cargo de la Iglesia, si
bien luego surgen grandes exponentes que perseguían el fin de convertir y convencer a
los hombres de que la única posibilidad de alcanzar la salvación eterna del alma era un
recto vivir y entregarse a la dirección divina, solicitando intervención de la misma virgen
María como intermediaria para la consecución del perdón por los pecados cometidos. A la

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virgen Maria se le rendía un aptísimo culto, tradición que llegó a este país a través del
Camino de Santiago.
Ya que el pueblo acudía a los templos, los sacerdotes en afán didáctico por explicar
los misterios de fe a los fieles mayoritariamente incultos y analfabetas, representaban
estos temas para guiarlos por el buen camino, efectuando dichas representaciones dentro
de las iglesias, en los claustros o en los atrios de las mismas, con escenografías
rudimentarias o inexistentes; al abandonar el uso del latín sustituyéndolo por la lengua
vulgar, alrededor del siglo XII, el drama litúrgico de tipo eclesiástico se transformó en
representación religiosa de tipo popular; al irse añadiendo elementos profanos y cómicos a
estas representaciones, las sacaron de los templos para exhibirlas en plazas públicas,
generalmente sobre un tablado montado al aire libre.

¿QUÉ ES UN "AUTO SACRAMENTAL"?6


Para hacerse una idea clara de la esencia y propiedades del género dramático AUTO SACRAMENTAL es
necesario examinar su fundamento teológico tal como lo explícita la doctrina sacramental de la Iglesia
Católica , que tiene su fundamento en la ULTIMA CENA de Jesucristo: TOMAD Y COMED ESTO ES MI
CUERPO BEBED EL CÁLIZ DE MI SANGRE QUE SERÁ DERRAMADA POR TODOS PARA LA REMISIÓN
DE LOS PECADOS. En estas palabras se fundamento la presencial real verdadera y substancial de
Jesucristo bajo las especies de pan y vino. El término teológico clave es el de TRANSUBSTANCIACIÓN y
que fundamentará toda la reflexión teológica, tal como la expuso Tomás de Aquino en el famoso oficio divino
de la festividad del CORPUS CHRISTI con el PANGE LINGUA como el himno eucarístico más sublime , que
inspirará posteriormente a todos los grandes autores de los autos sacramentales, especialmente a Lope de
Vega, Tirso de Molina y, muy especialmente a Calderón de la Barca. Supuesto esto el Auto Sacramental no
es ni solo folklore, ni solo símbolo, ni muchos menos un simple espectáculo teatral, aunque implique,
también estos elementos. La mejor descripción que se ha hecho de "El Auto Sacramental" son estos versos
de Lope de Vega y de Pedro Calderón:
Escribe Lope:
"Y ¿qué son autos?- Comedias/ a honor y gloria del pan/ que tan devota celebra/ esta coronada Villa/por su
alabanza sea/ confusión de la herejía/y gloria de la fe nuestra/ todas historias divinas"

Calderón menos popular, pero más profundo, lo describe así:


Sermones/puestos en verso, en idea/representable, cuestiones/
de la Sacra Teología/que no alcanzan mis razones/ a explicar ni comprender/
y al regocijo dispone/ en aplauso de este día/

Clasificación de los Auto Sacramentales


1ª) Filosóficos y teológicos.- El gran teatro del mundo, en el que se dramatiza la vida como representación
teatral; El veneno y la triaca, símbolo del pecado y los sacramentos. La vida es sueño, en el que desarrolla
las problemática tratada en la obra teatral del mismo nombre.
2º) Del Antiguo Testamento.- Sueños hay que son verdad, La cena de Baltasar.
3º) Del Nuevo Testamento.- Tu prójimo como a ti mismo, basado en la parábola evangélica del Buen
Samaritano.
5º) Histórico. legendario.- La devoción de la misa.
6º) Mitológicos.- Los encantos de la culpa, El divino Orfeo.

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El Auto de los Reyes Magos
La muestra más antigua del teatro medieval de la que se conserva documentación
es “El Auto de los Reyes Magos”, procedente de la Catedral de Toledo, copiado en las
páginas sobrantes de un manuscrito7.

Comienzo y final de “El Auto de los Reyes Magos”, respectivamente

Compuesto en lengua vernácula que apunta a un origen francés, demuestra el


interés que había en el pueblo castellano sobre el tema de la adoración de los Reyes
Magos. De fecha de elaboración desconocida, y de autor igualmente desconocido, consta
de 147 versos de diversa métrica, divididos en cinco escenas que representan el
nacimiento de Cristo; la estrella que guía a los tres Reyes Magos; la ida de los Reyes
Magos Belén; su encuentro con Herodes, y la consulta de éste a los sabios y rabinos. La
copia conservada en la Biblioteca Nacional de Madrid está escrita a renglón seguido como
si fuera prosa, con signos que dividen las escenas o parlamentos8.
En esta obra se aprecia que, pese a ser un tema religioso, se ponen en duda
aspectos primordiales de fe, relacionados con si es o no la estrella visualizada la señal
anhelada como anuncio del nacimiento del Señor de todas las gentes. No se cuestiona la
llegada del Cristo; ya lo están esperando, saben que va a llegar. Lo que se preguntan es si
ésa estrella es la señal de su llegada. Convencidos de que esa es la señal, deciden ir y
averiguar por ellos mismos si el niño al que van a encontrar es efectivamente el Creados
encarnado, para lo que dilucidan ponerlo a prueba con sus regalos de oro, incienso y
mirra, y dependiendo del regalo que elija se sabrá si es o no el Mesías.
Las dudas que hasta ahora hemos advertido remarcan a la vez la duda existente en
todos los hombres respecto al nacimiento del Redentor. Parecería que esto debilitaría la

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creencia popular de que sí lo es, impuesta por dogma de fe. Mas se aprecia que, en la
escena siguiente cuando dicen a Herodes que este niño es el Rey al que van adorar y no
le pueden fallar, los Magos ya están plenamente convencidos de ello, incluso sin haberlo
visto aún. No les cabe ya la menor duda al respecto: lo van a encontrar y lo van adorar. El
hecho de haber observado esta nueva y diferente estrella por trece días, sabiendo como
esteleros que antes no estaba, les proporciona la convicción que no tenían anteriormente,
reforzando su idea de que es esta criatura el Salvador que esperan. De la misma manera,
el público que presenciaba el espectáculo, al conocer cómo ocurrieron los hechos, debía
convencerse de los mismos, fortaleciendo su fe personal.
Este conocimiento acerca del niño genera en Herodes un conflicto interno; le
carcome la duda en relación al nacimiento de quien dicen será Rey, aún sobre su
autoridad. También le hace dudar respecto al tratamiento que ha recibido de su gente o
personal, sabios y rabinos, ya que esta noticia la recibió de unos extranjeros. Estos
consejeros, al conocer a su vez tal noticia, pretenden ocultar su ignorancia del tema,
señalando que no hay nada escrito al respecto. Mas un rabí se atreve a manifestar que sí
sabían del acontecimiento, mas no quisieron o no pudieron notarlo ni comunicarlo debido a
que no tienen por costumbre hablar con verdad, ni tiene conocimiento pleno de las
profecías de Jeremías. En este punto queda la obra, dejando la interrogante abierta
respecto a cómo se resuelve la situación dentro de la misma.
En esta primera manifestación teatral los personajes no aparecen muy trabajados,
ni con granes personalidades, lo que tal vez obedezca a la brevedad del texto, que cumple
con el fin de representar el tema religioso que pretende adoctrinar, característica ya
mencionada del inicio del teatro medieval.

La representación del Nacimiento de Nuestro Señor, de Gómez Manrique


Existe una gran laguna en cuanto al teatro en España medieval. Del Auto de los
Reyes Magos, fechado en aproximadamente 11509, no existen textos documentados sino
hasta el siglo XV, cuando en la segunda mitad del mismo, Gómez Manrique se convierte
en el representante religioso heredero de los primeros dramas litúrgicos.
De Gómez Manrique es La Representación de Nacimiento de Nuestro Señor,
integrada por varias escenas relacionadas con el nacimiento de Cristo, que ocurren en
diferentes escenarios. Esta obra está dirigida a un público no tan popular, sino más

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preparado y conocedor de la historia sagrada, con más capacidad para asimilar las
enseñanzas y comprender los mensajes que se pretendían mostrar en ella: las monjas.
Es esta La Representación… se aprecian las fuertes emociones experimentadas
por sus personajes, incluso aunque no estén tampoco trabajadas las personalidades,
como ocurría también en el Auto de los Reyes Magos. Inicia La Representación con la
externalidad de una duda completamente humana por parte de José, quien está dubitativo
respecto a la encarnación de Dios en la tierra, lamentándose por haber sido deshonrado a
causa del Espíritu Santo. Mas la aparición de un ángel quien le recordó a José que en su
esposa se cumplía la profecía de Isaías, por lo que no debía sentirse deshonrado.
¿Tú no sabes que Isaías
Dixo <<Vírgen parirá>>
Lo cual escribió por esta
Doncella gentil, honesta
cuyo par nunca será?10

Mas el planteamiento de la simple duda de José pone de manifiesto una vez más,
que la gente estaba cada vez más interesada en la manera humana de apreciar todas las
situaciones que hasta ese momento se habían dado por sentadas, con los dogmas
incuestionables de la fe católica, y haciendo notar que el hombre puede dudar de los
hechos, si bien lo que se espera con estas doctrinas es que se convenzan a sí mismos,
que sientan que ellos creen lo que es cierto, por elección personal y no por dogma de fe.
En el texto, María se lamenta de que el hijo al que va a dar vida venga a este
mundo para morir, solicitando claridad, reverencia y paciencia para enfrentar el trance.
También es esta una pasión humana muy marcada: proteger a la descendencia.
La obra continúa con la anunciación del nacimiento a unos pastores, gente rústica y
sencilla, quienes de pronto se convierten en seres privilegiados por tener la oportunidad de
ir adorar al hijo de Dios. Estos pastores creen lo que el ángel les dice y abandonan sus
obligaciones terrenales para cumplir con las divinas, señalando esta escena que la gente
común es más susceptible de dar crédito a lo que escuchan, sin cuestionar si es o no
cierto, ya que lo consideran veraz por haber obtenido la información de un ser
sobrenatural y divino, yendo adorar al niño con devoción, reverencia y agradecimiento por
la labor que viene a desempeñar.
Los ángeles que se representan en esta ocupan la más alta jerarquía entre las
huestes divinas; son arcángeles que son considerados estandartes del cristianismo y que

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sólo estarían en este mundo por tratarse de Cristo y su madre: San Gabriel, encargado de
la anunciación; San Miguel, quien protege del mal infernal y San Rafael, acompañante de
los peregrinos.
Las simbologías que se muestran, relativas a los tormentos que deberá sufrir Cristo
durante su pasión, vienen a cerrar el ciclo relativo a dos obras: la que se está
representando y la de Dios en la tierra. Lo que nace, siendo humano, muere. Al mostrar
estos elementos, se pretende que los espectadores se preparen para reflexionar acerca
del hecho de que Jesús nació para morir por cada hombre en particular, y de esa manera
adopten personalmente la convicción del hecho, asumiendo compromiso de llevar una
vida cristiana para alcanzar la salvación del alma.
Concluye la obra con un villancico. Debe recordarse que después de haber
experimentado la catarsis interior en el transcurso de la representación, la finalidad del
teatro de la época es entretener a la vez que enseñar. Consecuentemente, debía
alegrarse el ánimo de quienes presenciaban la obra, para celebrar la grandeza de Dios
hecho hombre con el objetivo de redimirnos por nuestros pecados. El teatro debía ser una
fiesta, una celebración.

El Auto de la Pasión, de Lucas Fernández


A finales del siglo XV, el salamantino Lucas Fernández escribe el Auto de la Pasión.
Es también una obra con fines didácticos, pero a diferencia de Gómez Manrique,
Fernández presenta ya una libertad creadora a la par que el manejo de personajes antiguo
conocidos. Este autor proporciona a cada personaje mayor delineamiento, con cualidades
únicas y no divinas, sino de lo más humanas. Maneja asimismo anacronías, mezclando
también personalidades de la cultura clásica con la cristiana, como es el caso de la
conversación entre Pedro y Dionisio de Atenas; más adelante en la obra aparece también
Jeremías, el profeta considerado símbolo de la difusión de la fe y celador de la misma.
En este texto se aprecia que los personajes ya tienen una labor específica dentro
de la trama, así como una personalidad dramática más trabajada; también serán objeto y
manifestantes de las tribulaciones humanas, enfrentándolas con la capacidad propia sin
que intervenga en ello la voluntad divina; esto es así incluso cuando el tema sea la misma
pasión de Cristo. Son los personajes quienes definen su manera de actuar frente a la
situación.

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Lo interesante de todo esto es que, a través de estas obras de carácter religioso,
nos damos cuenta de cuánto se ha transformado el teatro medieval, que por supuesto se
inició con temas de esta índole, pero no dejaba en poderes divinos la responsabilidad
ideológica de los espectadores, sino que al paso del tiempo se fue transformando en un
teatro más personalista y reflexivo, que aunque interesado en dar a conocer los dogmas
cristianos, también mostraba de qué manera en la sociedad se gestaba un cambio en la
percepción de la religión en sus vidas: comenzaban a manifestar que eran conscientes de
la importancia de sus propias acciones, y asumir las consecuencias de las mismas.

EL TEATRO PROFANO EN LA ESPAÑA MEDIEVAL

A la par del desarrollo del teatro religioso, también floreció un teatro pagano en la
España Medieval, si bien no hay muchos documentos directos que lo confirmen. La teoría
más aceptada sobre el origen del teatro profano lo sitúa en desahogos cómicos
espontáneos o intencionalmente redactados por los autores del teatro religioso11.
Después del Auto de los Reyes Magos, no se encuentran más testimonios escritos
de teatro medieval sino hasta el siglo XV, ni religioso ni profano, del que si bien no hay
constancia directa, se tiene conocimiento que se produjo, ya que Alfonso X EL Sabio, en la
condena de Las Partidas señala:
“Los clerigos [...] nin deben ser fazedores de juegos de
escarnios porque los vengan a ver gentes como se fazen. E si otros
omes los fizieren non deseen los clerigos y venir, porque fazen y
muchas villanias y desaposturas nin deben otrosi estas cosas fazer en
las Eglesias: antes decimos que les deben echar dellas
desonrradamente a los que lo fizieren; ca la Eglesia de Dios es fecha
para orar e non para fazer escarnios en ella [...] Pero representacion ay
que pueden los clerigos fazer, asi como de la nascencia de Nuestro
Señor Jesu Christo en que muestra como el angel vino a los pastores e
como les dixo como era Jesu Christo nacido. E otrosi de su aparicion
como los tres Reyes Magos lo vinieron a adorar e de su
Resurreccion...”.12

En la corte se hacían festejos también en las celebraciones importantes como


coronaciones o recibimientos a otros monarcas, así como con motivos políticos. Quizá la
obra más representativa de este teatro profano sea la Farsa de Ávila, de la que el cronista
de la época Enríquez del Castillo transmitió un retrato de la deposición simbólica de
Enrique IV:
"mandaron hacer un cadahalso... en un gran llano, y encima
del cadahalso pusieron una estatua asentada en una silla, que descian

11
representar a la persona del Rey, la cual estaba cubierta de luto. Tenía
en la cabeza una corona, y un estoque delante de si, y estaba con un
bastón en la mano. E así puesta en el campo, salieron todos aquestos
ya nombrados acompañando al Príncipe Don Alonso hasta el
cadahalso...
Y entonces...mandaron leer una carta mas llena de vanidad
que de cosas sustanciales, en que señaladamente acusaban al Rey de
quatro cosas:
Que por la primera, merescia perder la dignidad Real; y
entonces llegó Don Alonso Carrillo, Arzobispo de Toledo, e le quitó la
corona de la cabeza. Por la segunda, que merescia perder la
administración de la justicia; así llegó Don Álvaro de Zúñiga, Conde de
Plasencia, e le quitó el estoque que tenía delante. Por la tercera, que
merescia perder la gobernación del Reyno; e así llegó Don Rodrigo
Pimentel, Conde de Benavente, e le quitó el bastón que tenía en la
mano. Por la quarta, que merescia perder el trono e asentamiento de
Rey; e así llegó Don Diego López de Zúñiga, e derribó la estatua de la
silla en que estaba, diciendo palabras furiosas e deshonestas.” 12

Conforme se acercaba el fin del Medioevo, a finales del siglo XV y principios del
XVI, Juan del Encina, quien estudió en Salamanca, partió a Italia y posteriormente regresó
a España, creyéndose que murió en León. Este autor escribió églogas de categoría divina
y profana, siendo estas últimas más inspiradas que las primeras. Como dramaturgo, se le
considera el Padre o patriarca del drama español13. En sus églogas profanas refleja una
tendencia vitalista cercana al hedonismo que caracterizará al período Renacentista
posteriormente.
Es la égloga de Plácida y Vitoriano en que Juan del Encina retrata la tradición
litúrgica medieval, pero la carga de elementos populares, con un fuerte elemento clásico
en que parodia incluso los salmos de la Biblia, introduciendo nuevos elementos en el arte
dramático castellano, antes tan rigurosamente apegado a la religión.
De esta manera, manifiesta que si bien tener una creencia a la que asirse, no es
siempre la creencia en un Dios omnipotente la única valedera que existe.
También resalta la importancia del libre albedrío, haciendo consientes a los
espectadores de que es cada individuo el responsable de las elecciones que toma, así
como de la ejecución de las mismas, y por consiguiente de sus consecuencias.

CONCLUSIONES
En sus inicios, el teatro medieval estaba caracterizado por sus fines didácticos y
moralistas, con un fuerte teocentrismo en que el hombre se debía dedicar únicamente,

12
como objetivo de vida, a alcanzar la salvación eterna de su alma. Para que esto fuera
posible, la iglesia y todos aquellos interesados en conseguir este objetivo, se encargaron
de que, además de que el pueblo, la gente rústica, comprendiera los mensajes que se
transmitían en cada oficio eucarístico y que apreciaran el hecho de que Jesús vino a este
mundo a morir por nosotros, agradeciéndolo y rindiéndole culto y devoción. Fue así como
surgió el teatro medieval, con un carácter meramente religioso.
Posteriormente, al paso del tiempo y conforme se acercaba la época del
Renacimiento, esta intención didáctica permaneció, mas también se fue incrementando la
consciencia de individualidad en la sociedad; se tomó consciencia del libre albedrío y se
asumen las consecuencias de los propios actos, dedicándose entonces a explotar la
libertad individual que permite excesos de todo tipo de placeres, con el fin de obtener
felicidad en este mundo y no en el de más allá, porque quién sabía cómo es ese mundo o
si realmente existe; se va haciendo cada vez menor el intento por satisfacer a un Dios que
no se ve, habiendo tantos pesares que son francamente visibles; en pocas palabras, sentó
la bases para el famoso Carpe diem del Renacimiento, en lo que los hombres deciden
llevar una vida terrena feliz disfrutando de todos los placeres que ofrece, sin importar
demasiado si esto puede afectar la salvación de su alma, tema que fuera el estandarte del
primitivo teatro medieval.

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CITAS Y FUENTES:
1. WIKIPEDIA, la enciclopedia libre [Sitio] Hérulos [artículo] Citado el 27 de mayo de 2008.
http://es.wikipedia.org/wiki/H%C3%A9rulos
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mayo 2008.
http://www.portalplanetasedna.com.ar/catedral_medieval.htm
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2008.
http://html.rincondelvago.com/teatro-medieval-y-renacentista.html
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Barca [artículo]. Consultado el 28 de mayo 2008.
http://www.geocities.com/Hollywood/hills/7985/autosacr.htm
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http://parnaseo.uv.es/Ars/webelx/Ponències%20pdf/Hiroko.pdf
9. R., Juanjo. Filología Hispánica [Sitio] Teatro Medieval 2 [artículo]. Citado el 29 de mayo 2008.
http://html.rincondelvago.com/teatro-medieval-y-renacentista.html
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Citado en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes [sitio]. 28 de mayo de 2008.
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01482418767813796320035/p0000001.htm#I_1_
11. AZNAR PINA, Marisa (20 de junio de 2006) En A Escena Portal de Teatro [sitio] Teatro
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http://www.catedu.es/escena/index.php?option=com_content&task=view&id=41&Itemid=72
12. GONZÁLEZ MONTAÑEZ, Julio I. Teatro Espectáculos Públicos en Galicia [Sitio] Las
Condenas [artículo]. Citado el 28 de mayo 2008.
http://www.xente.mundo-r.com/juliomonta/condenas.htm
13. GARZA, Humberto C. En WWW.LOS-POETAS.COM [sitio] Biografía de Juan del Encina
[artículo]. Citado el 27 de mayo de 2008.
http://www.los-poetas.com/e/bioencina.htm

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