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Porfiriato

Es la etapa de la historia de México que inicia en 1877, con el primer gobierno de Porfirio
Díaz y termina en 1911, cuando este deja el poder y es exiliado.
Durante esta época gracias al desarrollo económico, varias ciudades incrementaron su
población con un gran número de migrantes en busca de trabajo. Socialmente se
desarrollaron dos divisiones: la rural y la urbana.
Hubo dos tres etapas durante la política del porfiriato:
La primera se caracteriza como de construcción, pacificación, unificación, conciliación,
negociación y represión.
Esto pasaba cuando no lograba atraer a alguien, echaba mano de la fuerza y la represión,
apoyado en el ejerció y la policía, acabando con rebeliones agrarias en Sonora y Yucatán, o
con vándalos y asaltantes de caminos.
La segunda etapa, muestra un periodo de centralista, autoritario y personalista, tanto de don
Porfirio, como de los gobernadores de las entidades, resaltando en ellas tres personajes
importantes: Joaquín Baranda, ministro de justicia desde 1882, liberal de la época
reformista, José Yves Limantour, ministro de Hacienda, miembro de un grupo de
profesionistas (los científicos), de familias ricas o relacionadas con ellas, basado en la
filosofía positiva, pensaba en la aplicación del método científico para estudiar la sociedad y
la solución de problemas y Bernardo Reyes, ministro de guerra porfiristas y militar, que fue
gobernador de Nuevo León por el apoyo de empresarios y pequeños burgueses de ese
mismo estado,
Durante esta época Díaz fue perdiendo respaldo de algunos grupos y esto aunado a que por
estar bien con los gobernadores o con aquellos con poder regional olvidaba sus
obligaciones con los campesinos.
La tercera etapa se contempla como la crisis en el nacimiento del siglo XX afectaron la
economía, la vida social y cultural y por consiguiente la política en este régimen. En 1910
dijo Porfirio que no participaría en las elecciones en una entrevista pero cual fue la sorpresa
que al final participo y ganó lo que provocó la Revolución y al triunfo de esta, y el exilio de
don Porfirio Díaz.
Lo importante en cuanto a la sociedad fue que hubo un gran crecimiento en la población,
mucha gente vivía en el campo y eran propietarios de sus tierras fértiles, las perdieron con
los hacendados, campesinos ricos y prestamistas, naciendo grandes latifundios.
La cultura que se manejaba era que debían tener de base el matrimonio religioso. En él, el
hombre hacia vida pública en política o trabajando y la mujer debía dedicarse al hogar,
haciendo vida privada.
A fines del porfiriato, se desarrolló una tendencia nacionalista surgida del “Ateo de la
Juventud” que fueron la base intelectual del movimiento revolucionario con críticas al
positivismo impuesto, a la libertad de acción y elección y buscando rescatar lo mexicano.
Mi punto de vista respecto a lo revisado es que fue un buen presidente que ayudó al país en
un tiempo que lo requería pero desafortunadamente el poder lo hizo olvidarse del pueblo
mexicano y buscando más sus intereses personales y los de sus amigos gobernantes que la
de los pueblos mexicanos, ayudo a la comunicación y exportación.

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