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CONTAMINACIÓN?
INTRODUCCIÓN
La calidad de vida es el objetivo común de la población y del Estado Peruano, esto se debería
evidenciar y materializar a través de los gobiernos regionales, locales y distritales, sin
embargo ello no está siendo completamente eficiente. En el Perú esta calidad de vida a
finales del siglo XX fue relacionada con un medio ambiente sano, reconociéndose así que
uno de los obstáculos más importantes para el mantenimiento o la mejora de la calidad de
vida es la contaminación del medio ambiente, siendo considerado el pilar del que depende
nuestra existencia como seres humanos integrantes del planeta.
La Constitución Política del Perú estipula en el inciso 22, artículo 2° que toda persona tiene
el derecho fundamental, “a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de
su vida”. Asimismo el Tribunal Constitucional ha establecido que este derecho fundamental
exige a todos los órganos del aparato estatal la obligación ineludible de proteger el medio
ambiente y sus componentes, en las condiciones adecuadas para garantizar la existencia de
la persona en un ambiente sano, ya que el fin supremo de la sociedad y del Estado es la
defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad.
En ese sentido, el Derecho Penal como no es ajeno al cumplimiento de tal obligación como
un instrumento de control y represión social, que el Estado haciendo uso de su potestad
punitiva “ius puniendi”, evita conductas antisociales que puedan afectar o amenazar la
convivencia y la paz social. A través de la creación de normas en su mayoría por el poder
legislativo. Pero no se debe olvidar que el Derecho Penal tiene una naturaleza secundaria
porque interviene como última alternativa ante el fracaso de otros procedimientos e
instancias de control social cuya función es proteger bienes y valores jurídicos necesarios
para que la persona se auto realice y desarrolle en su entorno.
Por ello, el Derecho Penal no está ajeno a lo que hoy en día cobra mayor relevancia frente a
la protección del “medio ambiente”, como bien jurídico protegido. Sin embargo ello no es
herramienta suficiente para frenar la contaminación. En la Región Puno, esto se refleja a
través de un estudio del número de casos tramitados en la Fiscalía Especializada en Delitos
Ambientales desde el año 2009 hasta el año 2017, siendo un total de 1422 casos, de los
cuales en el 2009 son un total de 92 casos y el 2017 un total de 211 casos, lo que nos permite
inferir que la penalización de las conductas que dañan el medio ambiente no es medida
suficiente para frenar la contaminación en la Región Puno, si bien este indicador no es el
único, es uno de los factores que nos permite ver el reflejo de la realidad de un modo
cuantitativo. De otro lado más allá de las posibles deficiencias, vacíos o complejidades que
pueda presentar los tipos penales del Título XIII del libro segundo del Código Penal,
denominados Delitos Ambientales, es preciso resaltar la intención del legislador para tipificar
algunas conductas que atentan este bien jurídico, pues el medio ambiente y sus
componentes están siendo tutelados ante posibles amenazas o riesgos creados por la
actividad humana que puedan alterarla o dañarla.
1. ANTECEDENTES
El Derecho tradicionalmente reguló las relaciones hombre – hombre, más no las relaciones
hombre – naturaleza, (Acosta, 2008), pues esencialmente en un inicio se regulaban las
relaciones patrimoniales y por eso se tornaba difícil reconocer los derechos colectivos o
difusos que suponen una interrelación entre hombre con el entorno que habita “ambiente”
En materia de derecho ambiental, la Conferencia de Estocolmo fue el punto de partida para
que algunos países latinoamericanos comenzaran a legislar sobre la protección ambiental,
pero esos esfuerzos legislativos tienen como limitante especifica la situación económica-
social de estos países, donde se enfrentan problemas de desertificación, deforestación y
contaminación sumando al empobrecimiento de amplios sectores de la población asociado
directamente al deterioro ecológico.
200
216 211
188 178 Series1
100
92 121 113 106 122 65
0
2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Así mismo entre los delitos ambientales más recurrentes se tiene en primer lugar el delito
de contaminación del medio ambiente y en segundo lugar el delito de minería ilegal,
seguidos de otros delitos en el siguiente orden:
Así también, Vidarte (2009), indica que la aplicación de una pena debe tener como
presupuesto, por mandato constitucional, una amenaza penal previa en la ley escrita, no
puede amenazarse con sancionar ni de hecho sancionar aquello que el legislador ha
calificado como permitido y, con ello, como no lesivo socialmente.
Según Harold Urbano (2017), mediante Ley 29263 que modifica el Título XIII “Delitos
Ambientales” de nuestro Código Penal, actualmente se dividen en cuatro capítulos, de la
siguiente manera:
Este capítulo expone los tipos de contaminación ocasionados contra el medio ambiente, así
como sus formas agravadas, haciendo énfasis en el aspecto de responsabilidad penal
producto de la omisión respecto al incumplimiento de normas en el manejo de residuos
sólidos, tráfico ilegal de residuos peligrosos e inclusive sobre la obstaculización para con las
entidades fiscalizadoras en materia ambiental.
El tercer capítulo toma relevancia no solo en cuanto a los temas ambientales propiamente
dichos, sino que involucra a quienes laboran de manera negativa en el sector ambiental,
incluye delitos tales como el de responsabilidad de funcionario por otorgamiento ilegal de
derechos, responsabilidad de los representantes legales de las personas jurídicas y la
responsabilidad por información falsa contenida en informes; es así que, la legislación no
solo aborda la punibilidad en cuanto al daño al medio ambiente, sino también a aquellos
individuos que sean desleales para lo confiado en sus labores.
Sobre el último capítulo, tenemos presente a las medidas cautelares, que el juez cree por
conveniente dictaminar respecto de los delitos del Título XIII, y cómo olvidar al tan notorio
derecho penal premial, que beneficia a quienes se encuentren dentro del proceso siempre
y cuando adopten actitudes que le “faciliten” o mejoren el avance del proceso de
investigación.
Como se ha visto, esta reforma político criminal ambiental no sólo ha conllevado la
tipificación de figuras delictivas novedosas, pues se ha querido incidir también en un
reforzamiento del correcto funcionamiento de la Administración Pública, en el sentido de
acudir a los efectos preventivo-generales de la amenaza penal ante aquellas actuaciones que
involucran a los funcionarios y/o servidores públicos en la labor de fiscalizar, controlar y
supervisar el comportamiento de los particulares, en cuanto a la adecuada explotación de
los recursos naturales, a través de la concesión de licencias y/o autorizaciones
administrativas, al punto de haber penalizado la figura de una “Responsabilidad Funcional
Ambiental”, tal como se devela del artículo 314° del Código Penal. (Peña, 2016)
Todo lo señalado hace que el derecho penal del medio ambiente tenga un grupo de
características sui generis que hacen que se distinga del derecho penal tradicional, aunque
no quiere decir que determinados principios doctrinales se mantengan de igual forma. El
derecho penal es un derecho de excepción, sólo debe aplicarse a los que cumplen con la
conducta descrita en la norma, de allí que la punibilidad esté limitada a ciertas conductas
perjudiciales para el medio ambiente. (Basurto, 2000). Toda conducta que no cumpla con
los requisitos exigidos por la figura penal, no es punible, aunque si pudiera ser una infracción
administrativa. El legislador es uno solo, y no puede contradecirse en la elaboración de
normas, que afecten a un mismo objeto jurídico, pero en distintos ámbitos de normatividad.
Peña Cabrera (2016) indica que se requiere de una regulación, de un derecho positivo que
se refunda en el Derecho ambiental como parcela destinada a normar las actividades
humanas que puedan propiciar riesgos no permitidos al ecosistema; donde se trasladan y/o
distribuyen los riesgos de la modernidad y se desplace a los agentes involucrados para que
ellos asuman las responsabilidades que en rigor deben cumplir a cabalidad. Resultando muy
pocos los sectores de la sociedad peruana que se preocupan por estos temas ambientales
Es que mientras la gente no siente en su propia persona los estragos de una conducta
antijurídica, no reacciona, ya que se adolece del llamado sentimiento de solidaridad. (Peña,
2016). Siendo la mayoría de personas, quienes no toman conciencia que el medio ambiente
pertenece a todos, no es privativo de unos cuantos ni tampoco tiene que ver con el estatus
socio-económico del ciudadano. Todos pueden verse afectados con la contaminación del
medio ambiente.
Resultando ser el Derecho el que adquiere, en primera línea, una gran responsabilidad en
los riesgos que amenazan el sistema ecológico pues debe estudiarlos, procesarlos, para
luego distribuir las cargas y responsabilidades entre los actores sociales; empero, esta esfera
del Derecho positivo puede no resultar lo suficientemente fuerte como para prevenir y
controlar debidamente estas amenazas, por lo que desde el mismo Derecho público aparece
el Derecho penal como un instrumento necesario del cual debe hacer uso el Estado cuando
se exteriorizan aquellas conductas de mayor disvalor para con el bien jurídico protegido
(Peña, 2016). Se erige, entonces, un doble plano de acción, donde las políticas ambientales
deben ser conciliadas con la política criminal, amén de garantizar condiciones favorables
para la protección ambiental y conservación de los recursos naturales. De ahí, que se deba
tipificar los injustos penales es decir los comportamientos prohibidos.
Como dice Schünemann (2013), corresponde a la esencia del Derecho, entendido como el
orden próspero de la convivencia humana, proteger la conservación de las bases de
subsistencia de la humanidad con los medios más enérgicos que él posee, es decir, los del
Derecho penal, pues sin esas bases la subsistencia no podrá existir más la sociedad humana
y, por ende, tampoco el Derecho.
A decir de Carmona Salgado, la sanción penal debe operar como un instrumento más del
sistema legal vigente, globalmente considerado y elaborado con la expresa finalidad de
lograr una efectiva protección del medio ambiente, siendo su misión esencial la de contribuir
a encontrar el difícil equilibrio que debe mediar entre la salvaguardia de un hábitat adecuado
para el normal desarrollo de la existencia humana y el necesario impulso que requiere el
crecimiento industrial el cual, al redundar en beneficio de la economía nacional, termina por
mejorar la calidad y el nivel de vida de las personas. Observamos así que existe un déficit de
aplicación de las normas ambientales, confirmándose su utilización meramente simbólica.
5. LA SANCION PENAL NO SOLUCIONA EL PROBLEMA DE LA CONTAMINACIÓN
AMBIENTAL
El objeto del Derecho Ambiental "es el conservar, prevenir y preservar el medio ambiente y
lograr un equilibrio ecológico. Ya sea por acciones o programas para la conservación o bien
la persecución de los delitos Ambientales para así impedir la contaminación y el deterioro
del ambiente". (Ballesteros, 2004)
Sin embargo, estos derechos se han tornado en una mera ilusión, ya que en la práctica, las
penas que prevé el Código Penal para garantizarlos han resultado ineficaces por su baja
penalidad y por la tipificación muy genérica del delito. (Andaluz, 2009)
Otro problema que se presenta, según Urbano (2017), es también que la responsabilidad
penal recae sobre el sujeto activo, sea persona natural o jurídica, siendo esta última las más
recurrentes, mientras que el sujeto pasivo viene a ser el afectado producto de la comisión
del delito, usualmente una colectividad de individuos que han de constituirse como parte
civil dentro del proceso, con la finalidad de que se les haga entrega de la reparación civil
fijada en la sentencia expedida por el juzgado correspondiente.
Por lo que, al ser los delitos ambientales cometidos por personas jurídicas, surge la cuestión
de si las personas jurídicas son susceptibles de responsabilidad penal. Al respecto Urbano
(2017), afirma que conforme al principio societas delinquere non potest no lo podrían hacer
al no presentar dolo, es más siendo todo un conjunto sistematizado no podría ser aplicable
una pena. A simple vista no habría como atribuirle cargos en su calidad de persona
jurídica; pero si bien no pueden delinquir tampoco se les exime de responsabilidad alguna,
ya que el juez puede adoptar para estos casos medidas tales como lo que prescriben los
artículos 105°, 23°y 27° del Código Penal.
Hecho que causa cierto cuestionamiento en la población que entiende de derecho y es que,
al dar cuenta sobre lo prescrito en el art. 314-A, que atribuye responsabilidad penal a los
representantes legales ante el accionar negativo de las personas jurídicas que estos
representan, deja mucho que desear lo que menciona este precepto, dejando como
“conejillo de indias” a quienes asuman el mencionado cargo, pese a solo abordar temas de
representación legal, mas no aplicativa en el ámbito de contaminación o alguna actividad
que se vincule con el daño al medio ambiente. (Urbano, 2017)
Otro aspecto que de alguna manera limita la eficacia del derecho penal del medio ambiente,
es que tiene un grupo de características sui generis que hacen que se distinga del derecho
penal tradicional, lo que no implica que determinados principios doctrinales se mantengan
de igual forma. Al ser un derecho de excepción, sólo debe aplicarse a los que cumplen con
la conducta descrita en la norma, de allí que la punibilidad esté limitada a ciertas conductas
perjudiciales para el medio ambiente. Por lo que toda conducta que no cumpla
estrictamente con los requisitos exigidos por la figura penal, no es punible, aunque si pudiera
ser susceptible de una infracción administrativa.
Lamentablemente los esfuerzos para contrarrestar estos daños son pocos, a pesar de que el
Perú está catalogado como uno de los países con mayor cantidad de recursos naturales, se
observa una escasa aplicación de la legislación ambiental y afines, en especial en el campo
del derecho penal-ambiental. (Urbano, 2017). Esto muestra, entonces, el poco valor de
persecución delictiva ambiental que se le brinda al mencionado campo, limitándose el ius
puniendi ante los ilícitos ocasionados por determinados agentes, dicho esto, es necesario no
solo “tomar conciencia”, sino verificar cuál es la situación legal ambiental actual que se aplica
en nuestro Estado y la problemática que impide darle la prioridad que se merece.
6. CONCLUSION
En cuanto a la protección de bienes jurídicos supraindividuales que pertenecen a
todo el conjunto de la sociedad; entre éstos, el medio ambiente ocupa un lugar
trascendental en mérito a su relevancia ius constitucional.
La sola penalización de conductas que atentan contra el medio ambiente no es
herramienta suficiente para frenar el problema de la contaminación, en especial en
la Región Puno. Dado que se requiere intensificar el apoyo desde lo legal hasta lo
científico-tecnológico.
El Derecho penal en materia ambiental no podrá ser en realidad eficaz si es que dicho
instrumento no se ve aparejado con otros instrumentos de control social, que con
propiedad puedan prevenir cualquier clase de conducta que signifique un peligro
para los componentes ambientales.
Tal como está enunciado a sola penalización de ciertas conductas resulta
insuficiente, en el sentido de que la reparación económica y ecológica de los daños
ambientales no significa sin más el castigo con penas efectivas o la recuperación de
los valores monetarios del bien jurídico protegido, sino que lo más importante es
precisamente la recuperación o reparación del ecosistema dañado.
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- Schünemann, B. “Sobre la dogmática y la política criminal del Derecho penal del
medio ambiente”. En: Temas actuales y permanentes del Derecho Penal después del
milenio.
- Borja, E. “Curso de Política Criminal”.
- PEÑA CABRERA, A. (2016) “Los delitos Ambientales”
- http://repositorio.amag.edu.pe/bitstream/handle/123456789/183/los-delitos-
ambientales.pdf?sequence=1&isAllowed=y
- http://proyectojusticia.org/wp-content/uploads/2016/01/Ensayos-Vol-I.pdf
- Brañes, R. (2004). "Manual de Derecho Ambiental Mexicano". México: Editorial
Fondo de Cultura Económica..
- La mano dura trae votos pero no mayor seguridad – Eduardo Videla. Recuperado de:
https://www.pagina12.com.ar/1999/99-04/99-04-14/pag04.htm
- CongresoapuntaaumentarpenasenunnuevoCódigoPenal - La República. Recuperado
de:https://larepublica.pe/politica/1140574-congreso-apunta-a-aumentar-penas-
en-nuevo-codigo-penal
- http://www4.congreso.gob.pe/comisiones/1997/ambiente/2997.html
- Urbano, H. V. (2017) “El Derecho Penal Ambiental y sus Dificultades para su
Aplicacion” recuperado de: https://legis.pe/derecho-penal-ambiental-dificultades-
aplicacion/