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q u t;:C:l : RAG
Nora preliminar ... ................ ... .. ... ................ ... ..... .... .... .... ....... . 9
Indicaciones para la lectu ra ........................ ........................ ....... 11
Mesoporamia en la época d e Gil&a11wh ........ ..... ........................ 13
Natimienro y desarrollo de la Epopera....................................... 14
Cosmografía mesoporámica ...................... ......................... ...... . 15
Nora dc1 rr·1cl11c ror 17
Bi bli og rafía 19
JNIUODJJCCIÓN 21
l A EPOPEYA 35
1.a \lerfjá'.-1 alltip1u1 ~7
Las rablilla? d e Filadelfia y de Yale... ...................... ....... 38
Los fragmemos de Bagdad y de Chicago ...................... ........ 39
Los fragmentos de Berlín y de Lonclrc.-s.......................... 40
Esros fragmentos presuponen una hisroria co n tinua:
_e_l esraclo ~~ig i~ario de la Epopeya................................ 40
Rev1s1ones y d1fus10n ...... .... ... ................................ .... ....... . 44
En Mcsoporam ia: la tablilla de Ur.......................... ....... 44
En el ex rranje ro 44
l.a Versióu ninivita.... ... .... ........ ............... ..................... ...... . 47
Su «autor» y su focha..................... ............................... 49
MAR N.E:GRO .
ANZANI
ANSHAN
2330-2000 Primer imperio sem ira (S.irgón el Grnn- Se pont11 por tlCrito las
de) y luego III dinasría de Ur. leyendas s11111e1·im de
Gilga111esh.
609-130 Babilonia aniqui la el reino asirio )' cero- Hacia 250, 1ílti1110 Ji11g-
ma las riendas en lo polírico, a medida 111e1110 fo1101'ido de la
que va creciendo la influencia de los ara- Epopeya.
meos. En 539. sucumbe ame el Imperio
persa y luego, en 330, ante el de Alejan-
dro y sus sucesores. La civilización meso-
porámica se extingue y, poco a poco, cae
eu el olvido jumo con su cscrirura, su
leugua y sus obras.
Atriba
o ·c1ero·
.
Lo pl&ya
cleSduri
los montes f
semelos,
e1oes1eno
occíden1at l.aTiena !
EI ApsO
/o.bajo o
"inliemo·
Cosmografía mesoporámica
llegado primero a los Momes Gemelos (p. 156), defendidos por los
Hombres-Escorpión (ibid.), que forman un escrecho y oscu ro desfila-
dero de ciento veinte kilómecros (p. 159 s.) por donde habría pasado
Gílgamcsh para llegar a un J ardín encantado de Piedras preciosas (p.
161 s.) y luego, a la playa donde vivía la rabernera Siduri (p. 163). Des-
de allí, conducido por el Barquero de Ucanapishcl (p. 172), habría na-
vegado hasrn enconcrar a este úlcimo en su refügio, separado de codo y
de codos, en el excrcmo de l mundo, y procegído por el terrible paso de l
«Ag ua morral » (véase nora 220 del rexro).
En i11gléJ:
A. Heidel, The Gilg11111esh Epic rmd O!d Testrm1en1 P11rallels, Chicago, 111.,
T he Universiry ofChicago Press, 1 1963).
M. G. Kovaks, The EjJic o/ Gilgamesh, Palo Airo, Calif., Sranford Uni-
versity Press, 1989.
Se. Dalley, M)'ths from Mesopott1111ia, Oxford-Nueva York, 1989.
En alemá11:
A. Schorr - \Yf. von Soden, Dm Gilgm11esch-Epos, Srnrgardr, Philipp Re-
clam Jun., 3 1988).
(Hasta el momento .sólo conozco una única versión cas tellana di-
reccamenre rraducida del original: la de J orge Silva Castillo, Poe111rt de
Gi/g,imesh, México D. F., Colegio de México, 1994. N. del T.)
EL HÉROE Y SU LEYENDA
Nos las habemos con un largo poema, escrito en Babilon ia, hace
más de rreinra y cinco siglos, en la lengua por enronces común allí, el
acadio, idioma semícico desaparecido desde hace más ele dos milenios,
pero emparenrado con ocros de la m isma familia, que aparecieron pos-
te riormente y alguno de los cuales aún subsjsce: el hebreo, el arameo,
el árabe ...
Babilonia es la parce meridional - hacia d golfo Pérsico- de lo q ue
nosot ros denominamos Mesoporamia, q ue equivale, sobre poco más o
menos, al Irak de nuestros mapas (véase p. 13). /\ lo largo del IV mi -
lenio, esra región asistió al nacimiento de la miís antigua civilización
conocida, carea común de diversos grupos écnicos instalados desde ha-
cía más o menos riempo en el país y sobre la m ayor parce de los cua-
les no pode m os decir apenas nada. Los dos uíl ri mos en llegar, los más
agudos e inolvidables y, sin duda, los más desracados, nos resultan
m ucho más familiares; a uno lo denominamos at-adio y al otro sttme,.io.
Los primeros eran semitas, procedentes de las fronteras sepcencrio na-
les del gran desierto sirio-árabe, al Noroeste, y les scg ufría , a lo largo
El héroe: Gilgamesh
• No parece- úcjf enumerar aquí (ni mucho menos con1c.--nrarla.10) la media clocl'.na de
!Jrafras empleada.< pam escribir esie nombre a Jo lar!JO de Jos siglo~. Únicameme con-
viene st<ilalar que los copisra.'>, ca.~ i sitmpre, le han coJ<>c;_tdo delanre el signo de la ... es·
rrc:Jla,, que.·, <-'n la escritura cuneiforme, scrvfa con10 dc-c.:rn1inancc para indicar l'l ca-
oícrcr divino del 1>crson,11jc (vt:ansc ranlbién pp. 26 y 282).
' En el linaje dinásrko que rc:cogc la l..iJ1a, este D1111111zi da la impresión dt ser un
elen1enro incerpolado, sin que acerren1os a "ºº'prender bien por qué. Esrrec.:hamente
vinculado. él r:unbién, a Uruk, perrc1u:.x·e a un cido roralrncnrc dis1 inro de l_eye11das y
miros en rorno a la diosa Jnanna / Jshrar. Vé--J.Sl• LrnJq11e les du:11-x...1 pp. "!.75 ss.
sobre rodo enrre los reyes, algunos orros ejemp los, más o menos cla-
ros, hasra comienzos del JI m ilenio, es probable que proceda de u na
concepción propia de los viejos sumerios , quienes no tendrían, a dife-
rencia de los semitas, el senrimicnro de la rrascendcncia radical de los
d ioses, del infranq ueable hiato que les separaba de los ho mb res. Des-
de fines del lll mile nio , cuando los semiras asumieron e n solirario los
destinos del país y de su civilización, desaparecieron nípidamence es-
cas transferencias, d e nacu raleza y de dest in o, entre el plano humano
y el plano d ivino.
La leyenda
~ Ninguno de cUos h:t sido hasra el nlo1nc11ro rraducido Cfl((:ro ni af10htdo en fran-
c(-s (como tampoco, que sepamos. "" c-spañol) . fN, del T./
'> El lérn1ino que traduzco, en este cou1·exlo, con10 «Coníferas>> es. en suntcrio, el
q ue luego de...;ign:irá hubicuuJmence al "'(;edro)• (conífera por exceler'lcia a ojos de los
habitantes de .b1esopotamia). Dado q ue éste l1himo nu n<.·a creció, que sepamos, en los
bosques del Za.sros, es muy probable q ue se et-acara, en un principio, de un cérn1ino
genérico, apl icndo, en nuestro caso, a o tras especies de <cconíferas» que allí crecfan:
ab ier~ícet.'>, enebr:.tles, ercérero.
; Véanse noras 76 y 399 ele: nuestra edición dd texto. Esros casos de luminosidad, a
la vez fascinante >' pdigrosa, inlprt'.sionaron, h~L<;la tal punto, a los anriguos htlbiranrcs de
~fcsoporan'lia que (."Xrrajeron de d ios una especie de <:<:Onrología mirológica,.. corno lo ha
t-xplio1do claramente E. Cassin en su libro Ltt Splcndmr divine (París-La Haya, 1968).
gloria, ansioso de «Úacerse "" 11ombre». Esra es la primera vez que le ve-
mos arormenrarse por semejanre preocupación sobre la inelud ible ex-
tinción del ser humano, que se convertirá en el tema esencial, en el ner-
vio mismo de la Epopeya.
En cuanco a Enkidu, si bien rodavía no es más que un simple «servi-
dor>> de G ilgamesh, serrara de un servidor privilegiado y muy cercano a
su señor, que interviene, casi como e n igualdad de condiciones, en sus
avcnrnras: le aconseja, le discute incluso y llega a tomar decisiones ...
cesos de poder por temor a sufrir, de una manera o de otra, las conse-
cuencias en el más allá.
Henos aquí, pues, trasladados a u n escenario complernmenre dife-
reme del anterior: en pleno ámbito de lo sobrenatural. Las dos prime-
ras leyendas conraban avenruras hasta cierro punro verosímiles, aunque
no dejemos de ver en ellas, co mo es lógico, los adornos incroducidos
por el folclore. El Toro celeste iba aún más lejos, con su G ilgamesh q ue
es capaz de abatir al monstruo y dcuocar a su poderosa señora, pero,
como he mos visro, los desrrozos causados por el Toro es probable q ue
hayan rccubierro, con el manro de la fábula, una antigua calamidad,
una desgracia abatida sobre U ruk. Aquí, en cambio, excluyendo la lo-
calización en esra última ciudad y la alusión a los excesos de su rey
(posiblt:menre, una reminiscencia histórica que volveremos a encon-
trar eu la Epof'eJ'ª I: 52 ss. ), no enconcramos ui el menor rasero, ni apa-
rente ni oculro, de hechos reales subyacen res: codo sucede en un uni-
verso imaginario, como Jo subraya, desde el comienzo, el prólogo
cosmogónico. Tal vez la primera parre evoque alguna leyenda etioló-
gica sobre el origen de los símbolos y ralismanes del poder, el Aro y
la Vara. En todo caso, parece claro que el final de la hisroria escá muy
pensado. con esa supresión, como hemos visco, de cualquier eleme neo
ajeno a lo principal. Enkidu había sido separado de Gilg amesh por la
muerre. Al sacrificarse por su señor, se ve promovido al rango de
«amigo» (variance posible de la leyenda de Enkidu que adoprará la
Epopqa) y, sobre todo, se encuentra en situación de responder, de
modo fiable, como un resrigo ocular, por deci rlo así, a inrerroganres
legírimamence planreados por todos los hombres, pero sobre rodo por
Gilgamesh , sobre el misterioso destino que la muerte inaugura. L'l le-
yenda refuerza así la impresión, derivada de algunos rasgos de Gilga-
111esh J' f.lttwawri, de que a nuesrro hé roe se le imaginaba imbuido de
una cierra ansiedad anee la imparable muerce, con independencia de
que esca particularidad (sobre la que volveremos en unos insrantes)
arranque de algún lejano elemenro hisrórico o bien, a partir de un mo-
menco dado, sin que sepamos por qué, se haya incorporado a la leyen-
da del viejo soberano ele Uruk.
LA EPOPEYA
La Versión a11/igwz
" Sobro la posible razón dd imcrés por Gilgamcsh manifosrndo por d dios Sha-
n1ush, véase nota 3 de esta Introducción.
menro ele Chh-ago se si rúa en un momen ro ul rerior, cuando los dos com-
pañeros, tras hacer prisionero a Huwawa, el udan sobre lo gue deben ha-
cer y luego Jo matan, para dedicarse al punro a explorar las riquezas del
Bosque de los Cedros, antes ele retornar a su lugar de origen.
kicl u, habfa fallec ido de una muerre no violenta, p ero premarura, en rre
los brazos de su desesperado amigo. Encendemos sin ninguna duda que
desaparece aquí q uien no era un simple ..servidor», por muy próximo
q ue escuviera, al cual se llora y susticuye por otro, sino el am igo m ás
querido, el más ín ti mo, a cuyo nacimienro hemos asiscido en los pri-
meros fragmenros, así como al reforzam ienro de los lazos que le unen a
Gilgamesh, el amigo irreemplazable cuya extinción le había mostrado
el roscro de la muerre: la había tocado con el dedo, repugnante e inso-
porrable, mientras sujeraba enrre los brazos los despojos en descompo-
sición de su amigo; y la había rechazado y odiado, al no poderse hacer a
la idea de ser un día caprn rado también por ella y transfo rmado en esa
cosa innoble. Esca es la razón ele q ue, al no cnconrrnr suficienres esos ri-
dículos sucedáneos de la inmorralidad que son el renombre y la gloria,
ya adq uiridos en la Avenmra de los Ced ros, Gilgamcsh decida embar-
carse en una expedici6n diferente, esra vez solo, a la búsq ueda de la vida
sin final, del med io para escapar a la rnuerrc y vivir para siem pre. Nues-
rrns documemos no van más lejos. Sin embargo, como en el caso de la
cablilla de Ya/e, había forzosamente una conti nuación, que, a grandes
rasgos, podemos cncrever: es preciso que a csce héroe del Diluvio, po-
seedo r de la inmorralidad, Gilgamesh lo encuenc rc al fin , pues se em-
barcaba en su busca en el punro donde se inrerrumpc la rabiilla. Y para
dar respues ra a las advercencias de la Ninfa, hace falca que codo cermi-
ne en un fracaso que bien pudiera ser el final de lu historia...
Este conju nto de restos nos permi te, pues, entrever, antes del terre-
moto, una consrrucdón eleganre, ele impecable línea, es decir, una ver-
dadera epopeyr1, en corno a un héroe mag nífico, un largo poema (al que
le podemos, razonablemence, atribuir al menos dos mil versos}, inspi-
rado y grandioso, cuyas desiguales escenas, el auc<>r las había asumido,
moditlcaclo y disr.ribuid o equilibradamenre en una larga rragedia, con-
movedora y compleja, recu briéndolas con un mismo estilo, an imándo-
las por una misma inspiración y dirigiéndolas a rodas ellas hacia un
mismo objetivo. S in duda, la leyenda sumeria de Gilgmnesh y l~ttwawa
le proporcionó el susrraro ele roda la primera pa rre: la persecución de
la inmortalidad gloriosa, pero a la posr re ilusoria, que dan las proezas
y el mérito fue, d e rodas ellas , la m ás llam ativa y famosa. Sin embar-
go, modificó los datos para preparar lo que iba a venir a conrinuac ión:
si nuesrra inrerprecación del pequeíio fragmento de Nippur (nora 10
de esca In rrod ucción} es correcca, no solamente a E nkidu lo inrroducen
(evidenremence, los dioses} en escena con un objecivo preciso (e ncon-
trar al rey de U ru k e inrerforir en su vida y en la d e su ciudad} sino so-
bre rodo, lo vemos convertido súbirnmenre, de simple servidor q ue era
en la leyenda, en el amigo, el amigo ínrimo de Gilgamesh, su doble.
Todo lo que sucederá después, roda la segunda parce de la a ven cura,
que consciruye el co1urapunco de la primera, obedece precisamente a
' l\<fás ~ddanre Yeren1os (véanse especialnlenu: pp. 40 ss.) orras inrerpreraciones y
1
R evisiones y d ifusión
En i\lesopotamia: la tablilla de U r
En el ex/1"a11je1·0
T!. mar
Megiddo
El territorio hitita
El texto en acadio
La Versión h11rritt1
La Ve1-sió11 11i11ivita"
t\ 1 -fasta c:I rnon1c1uo sólo c.·on()Ccnlos orro caso de cxplocación liceraria e.le la lt:yen-
cla de Gilga1ncsh: se: erara ele una «C.:trta.» apócrifa, de cuarenta y cinco lacga.~ línc.-.is (rnuy
a menudo, mutiladas) qi.u~. en calidad de «rey tic U1· (!)y¿,. B11bilu11ia,.. }'señor de w.lo-
dos Los países de Orie-11/c te Oc:1:iÁttll.e». Gilgamcsh envía aJ soberano de una ciudad desco-
nocida para rcclan1arle la entrega de un tributo exorbitante y directamente: fanrásrico:
d«enas de miles de cubillos de codos los pcb.jes, ,,vtiJJ1'' 111il c'tÍttftu'(JJ di! a«:ire, 1n:iu1a JJJi/
de JJ1ic/, (X:l1twlt1 mH d~: vÍnQ. .. "'.- un bloque de quince ki los de oro, •f'arn rol«arlo 10/Jn: el pe·
rbo ele (In t:.rln/!1n de) 111i nmigfJ Enkit111 ~ y rre:s mil seiscieoras tonehu.l:1s de hierro ... bajo la
amenaza de es1:r.1nrosa... represalias e n caso de recraso. l.a obra, de la que conocen1os eres
ejemplares (primera n1irad del 1 milenio) y que, por lo ranro, forn1aba parre de un fon-
do literario es, probablemente, originaria de Asiria {vii'.tSe O. R. Gurney, ti l ,,1ur ofGil-
g1111U!Jb. pp. 127 ss. de t\m1tolit111 S111die.1 VII, 1957). Da la impresi6n ele ser una broma,
co1no si el autor. J>cnsando eo algún ~obt:rano cncn1igo (¿ly.ibilonio?) bic:n def inido, para
ridiculizar. sus prcr.cnsioncs y su.-. exigencias n1cdianrc la cxagcracic.ín }'el é-nfusis no hu-
biese encontrado nada mejor para plantarle <.':tr.1 ((Ut recurrir al prototipo de monarca a
Ja vez célebre, tiránico }' superior a codos los dcn1ás: GiJgamcsh.
lb Esros versos figuran, normalmcnrc, escrjtos co las rabliUas a razón ele uno por
línea.. sin cnc.."abalganlicnro. Se dividen. cu.si sicnlprc, en dos hcmisdquios que he prc-
fc.rido separar, tal y como lo explico en p. 54 . En aJgunos casos se añade un hemist i-
q uio suple n1e ncario, con el que he seguido idéntico proccdi1níenro, colocándolo deba ..
jo del segundo (así l: 38}. A lgunos copisras, para ahorrar espacio, an1onconaban en Ja
n1isma línea dos o incluso tres verSos, que he sicu:ido de igual modo, e-sro es, alineados
coa c:I segundo he-misciquio dt:I primer verso (así]: J 14). En acadio, h• mftrica se ha-
s.iba en llOs elemrnt·os, uno sem&nrico y Ot'rO font=tico. El primero es d «parnlelismo»:
d segundo hc:n'lisriquio (y, si se da el caso, ran1bit n el rercero) conlplela, semáncica-
merlCe, d prirnero bien n:pic iendo la nlisn1a idea o la rnis1na in1agen. en una íom1a di -
fcrcncc. bic:n oponil-adolc (si bü.~n esco es más raro) una cx.prt-sión más o mt·nos antité-
tica. En segundo lugar, el ricn10 fónico se conseguía nlc<liancc la alternancia de sonidos
fuert•es (sllul~ pronuncittd:w C(>I'\ n1a.yor eo.ntide\d 1.le vo~). c uyo rH.ín1ero t:ru lijo ~egún
el esquema poérico seguido, y de sonidos débi les, cuya ca.nc idad podio. variar:
[ExCEPcilonnl moNARcn - (S/1 Utu" clí SllARri)
CéLEbre, I'RESri¡;ioso - (Sb11 111t'Ud11 bél GA1'ti) (1: 2 7).
Puede escablecerse una comparación con la poética bíblica, no demasiado lejana de
la del PtK:n1.11 en esros ai:.peccos. Véai>e f\TaiJsa11u d~ Dieu, pp. 149 ss. Teniendo en cuen-
ca la condsíón, a veces cxrrema, del lt"nguaje pcJérico, por no hablar dt" la disrancia
idiomárica, no ha s ido siempre posible resperar este ritmo en francés, y pest a n1is es·
fuer-tos, no csroy seguro de h~•bcr tenido sic1nprc éxiro. 1',{,ls difícilt-:s a¡jn de rcspcrar
son otros procedimientos de la poesía local. rnlt·s como asonancias y c.·cos fonéricos, por
ejemplo (así, noras 76 y 127 dt" nut"Stra cdicjón del texto). Por lo d cm{L<;, conocemos
a(1n muy mal estos as1>ecros acúJtiaJ1 de una len8tH1 muerta desde hace más de dos mil
ailos. que podcn1os !ter y co111/~1'f>t1dtt', cierro es, pero sin rcncr uoa idea muy clar-d de
cómo se pnJ111111(i.f,/x,,
P Pueden cncontrarse alg unos ejemplos de escas modificacionL-s ~tl n1cnos en el do-
ble relato, a11tig110 y 11i11i11ita del Dilu,·io en las pp. 593 ss. de Lon q11c les dim x .. .
nennl disrribuyó el cexro a lo largo de once tablillas. Cada una - los lí-
mices exacros podían variar de una escuela o de un «edicor» al ocro,
como lo veremos, por ejemplo, en la p. 106- formaba como una unidad
suficíentemenrc independiente en la economía general del relato, algo
parecido, si queremos, a uno ele los «\anros» que subdividen la flúida y
la Odhea. No he querido, sin embargo, asumir la responsabilidad de em-
plear este rérmino para las diversas cablillas ele la Epopeya al no escar se-
g uro de que esca perspectiva la co mparciesc n S'inleke'unn cnni' u otros
aucores de obras imporcanres co mo el Gra11 .rtJbio, el Poema de la Creación,
o el Poema de Erra (L1trsq11e le.s diem:.. ., pp. 527 ss.; 602 ss.; 680 ss.), pero
los «títulos» que les he asignado y que resumen su contenido, basran,
según nuestro uso, para clesracar este modo de com posición.
" Como lnanna I lshtar cuando le dio d C'Jpricho de dt-sccndcr allí (Lor1qlfe lts
tlie11x.... pp. 276-295 y 3 LS-330).
Últimos ecos
.El resci rn onio más rec ie nte , conocido hasra el momemo, de esca
Epo¡1e)'t1 ninivita, es un fragmento de la tablilla X descubierto en Babi-
lonia y fechad o hacia el 250. Para en ronces, no solamence esca ciudad
había perdido su supremacía polít ica , si no el país e ncero su indepen -
dencia. La lengua aramea, esccica en el más antiguo y más si m ple de
los alfabetos había suplantado, a su vez, en el uso corrienrc, al viejo aca-
'" '-""'!"' l<S diewc. ... pp. 603 ss. y 678 ss.
para obrener una idea de qué podrían, ewnt1111lmente, conrener las lagunas
de la Versión 11i11ivita, del mismo modo que las partes COí1servadas de es ta
ú lrima nos permiten imaginar lo que, por ventura. es probable que se re-
latara en las amplí<L5 gricras de la Venió11 antigua.
El hecho de que la Epopf!)'<t, en c ualquiera de sus formas , sólo haya
llegado a nosocros como «monumenro mucilado» debe, en cualquier
caso, inducirnos a prudencia. En el plano de la sensibilidad y d e la es-
té tica, la belleza y la fue rza de escos fragmencos nos inc itan , o lv.i dando
su malrrecha siruación, y para que podamos repcesenrám oslos enteros
y s:aborearlos mejor, a complcrar el interrumpido contorno, de acuerdo
con nuestro gusto y n uestras apetencias , co n nuestra imaginación. Pero
el respeco a la verdad biscórica no nos permite obedecer a u n senci-
mienro de belleza que, si bien es e l nuestro, no era necesariamenre e l
de nuesrros ancepasados, can remotos. Anee codo, ncccsicamos certezas
objerivas establecidas sobre los documencos objeco d e esrudio crítico.
Tal vez, sin embargo, anee una obra maes tra como la presente sea más
sabio conjugar ambos impulsos subordinando siempre el que nos per-
mi ce sene ir las cosas al que nos las hace juzgar...
Todos ms trt1bt1jos.
Recuerda sus H izo edifict1t' /01 m11ro1
obras q ue aún de U mk la d<>/1u cercados3
persisten 10 Y !01 del sa11to Ea111u1'
¡.1ag1Y1do te11iro!
M im' el fa 11111ralla
(Prieta) co11to 1111a n»d de pájaros(?).
Co11te11tpla este zócalo,
¡ l 11i111itahle!
Tom <esta > l0Jt1 del 11111bral'
(Traída) de tan lejos.
Acérr:ate ,,¡ Ea1111a,
Resirle11áa de lshtm;
15 Q11c 11ing!Ín rey poslerior, 11t1die,
Pudo jamá1 imitat:
Sttbe y
C1111ii11a sobre la 11111ralla de U mk;
Esmdriiía sus cimientos,
Contempla 111 enladrillado:
¿No eslá h1xho (todo eJto)
En ladril/() cotido'?
¿ No pmie-ron (acmo) las bases
Los Siete SabioI (en per1ona}? 8
20 (frescimtas hectáreas de ciudad, otro tanto de ja/rdí11
Otro trwto de tierm virge11 -tal es el flt1lri111011io
{del templo de l1htarP
' Se invirn al • k ctor• :i que, <l<'S<lc Jo alto de los muros de la ciudad (vbise Jó),
:ib:lrque con la mir:tcb rodo el rerritorio de est:t úlr im:1, repare ido en tres pl'lrtts de su-
perficie equivalente. El término acadio que he traducido como «htttdrca:.. es sh."lr que
parece indicar uo:t superficie de unas 300/ 500 ha. La superficie de U ruk intra 11111r1u (el
cercio de •lt1 á1Jdrul• ), medida sobre el rerreno, supone unas 300 ha. El final de 2 1 in-
renu1ría destacar que los • t11ter·1Js dfJ11ti11ioJ,. <le la ciudad ten ían como propietarios so-
brenaturales a los clcdic:ararios del Eanna y cspet:ialn1cnrc, lshrar. cuya imponancia
cultural no había cesado de crecer con el r icn'lpc1: de ahí la 1nuhicud de prost iruras y
c:oncsanas (comp.i.rese más abajo~ 203 11.) que estaban n su servicio.
10
Era costumbre cnrcrra.r, en Jos cin1jcncos de los pri ncipales ed ificios, templos o
palacios , unos cofres o cofrecillos que contenían oedocun1c ntos fu ndacionales• inscritos
co1'1 el nombre del soberano constructor. De este modo, se le atribuye a Gilgo.mesh ha-
ber inscriro sus hazañas, n modo de relato aurobiosráfico, sobre un;t valiosa .-1aólilla de
lapisltfz11/i<» , cuyo contenido podría ser m:ís o m.:nos idéntico ~'l de la ~arela » de 8.
~'foscrando. de <.--src n1odo )a<; cosas, el auror de la Epopeya prcscncaba (ficciciamcntc),
como g:.:tr'dnce de su propio discurso, un rexro sal ido de la misma n1ano de su héroe.
11 Con esra.\ palabras, &./f.xte¡xi/onal 111011arra,, , daba con1 ienzo la Vcrsi<fr1 r1111ig110
(véase p. 34).
11
«Dt cuerno U:rribü~: l ircralnlctHc, «t'.t.i1"111!t1r» . " "º 'w1ípt.>1a.».
pishti. pero cu ya pronunciación correcta, con Uta-, la corroboran los Fragmentos de Bcr-
lín-úmdm de la Ver.lión a111ig11u (111: [9'] y B/IV: 6 ", 13': I.llV : [ / ']; véa.<e p. 254), es el
nombre del htroe del Diluvio (vt-.ase nl:ÍS abajo> espec ialnumre a parrir d e XI: 1; pp. 181
ss.), a quie n el ¡' fiM de Arrahmi1 denom ina freeuentcmente m t di.mcc d apclacivo de
(•Gmn sabio» (en acadio, arra-f'lult; v2.isc: l.(Jrsque lt>J die11x... , p. 586). En sumerio se: lc-
llamaba Z i.u,sud .rá, que significa -.Vida de dí11(J) ¡1rolo11gado(1),. en alus ió n a la in mor-
ralidad que t~ce personaje habría o bcenido sobrev iviendo al Diluvio (véase XJ: 190 u.,
pp. 194 ss.). Probablemenrc 1 d ebería leerse, en un principio, Úm·tJflpisbtim./ 11api.thti.
q ue equivale a los dos prinleros términos, invertidos, de Zi.u.sud.rá: Zi , y u. en sume-
rio, equivalen rcspcc:rivamcnre, en acadio, a 1tapisb1i(m) «vi&t», y 1í111 ~día(s) ... Para
compkcar fo c<¡uivalc ncia, en más de una ocasión, al igual q ue ocurre aquí (tambiéru
m XI: J, ere., y p:im la Versión unligt1n. Bcrlín-Londm : BIIV: 6'. 13': p. 254), so le aña-
de al nombre el epíteto d e «Ítjano,, . e n acadio r1iku o rik11, que equivalen al sumerio
sud .r.t Si se prefiri6 la lecrura Utt't-, conlo en el frag nlenco rnencionado lr.-.rit., se d e-
bió, seg(in parece, a una espeeie d e ecinlOlogía «popular» , pues • tít/i 1u1pi.s/J1is igni ftca:
f( f-le en((mtrado mi 1:itla. (si11 fi1111/) »,, algo n1uy apropiado pa rn el personaje tn c ucsción~
E n c:::l 1nisolo fragmenco. ibirl , se suscicuyc "'tpi.Jhtl t>Ot un sinónimo. d esconocido por
lo dcrná.s. pero verosímil: n~/ish1/.
ble, entonces se le acribuye la « r e.Ut1:1t"t1átÍ11 d~ /01 Sa11tttariQJ» , pu <.~ roe.los habían si<lo
d<.'Struidos por d Diluvio.
1
' Sobre la •d ivinidad» congénira de Gilgamcsh, véanse pp. 27-29.
\1ab ( ~h1 S11bli11P.'1> en sumcrio): con esca denominación, a.~í como también con
ti) 1
oc r3S, se h3CÍ:t refere ncia o la gran diosa anrigua q ue , en cob.boración con Enki I E:t,
h11bía desempeñado un p:1pd princip:d en fa crc:ación del liombrc (L01'sq11e Ít! d;c11.x... ,
pp. 681 ss.). Aquí parece identificarse con Ar11n1 (más abajo, nora 2 1). O rrns fuentes
can1bién la mencionan, con orros cpíceros: véase especialmente, nora 128 s iguiente.
'' Ac.p1 í conlo en otros lugares, a falca de un e<iuiva_lenre preciso en nuestra lengua,
traduzco c'.'on10 • jt1n:11» el térn1ino c1/11 (gu nt~ h en sun1erío) q ue designalY.i a · fo.t hom-
bres en la flor de ltz r.dad,. , capaces de codos los trabajos, civiles y ni iliran:s. que ya han
sal ido de la adoksccncia. pero aún no han pasado a Íc)rmar parte de los fi A11dttfliJJ Ñ ,
" El • St17or de Umk • . a.l <¡ue •qui se le h:ice responsable de la nparici6n de Gilga-
ml-sh cn el mundo, t'S J\nu, calx--La de la dinastía divina, hacia quien se vuelven los dio-
ses por lus quejas de los súbdi i:os del tir-.ínico n1onarcn.
:i Ar11r11 parece aquí uno de los no mbres de la Diosa-madre (vé-ase nota 18 ante·
rior). En el miro q ue describe el nrigen de la humanidad (vJa.~e ibid.)1 ella col:tbor.t con
Enki /Ea: :1quí, en cambio, con Anu, a cuyo t1r/ictruh.1~ (?)debe ella adapc~t r su opeF-1-
ci6n de modelado. Una rnulici6n distinta sobre los orígenes ele Enkidu , seg(on la cual
el papel desempeñado aquí por Anu le correspondería a Eoki I Ea, probablcmcmc en-
c uentra un re fle jo en el propio nombre del p<.~rsonajc: Enki.dU, esco es, ,,. fnlú (/o) ÍJa.
crt:tido>- . .. Criat111·a de E11ki 11 ("éase p. 30). El f'iaal de 76 no está <.'.laro: parece suponer
que Anu, antes de crearlo, h1.1bía • in1aginado» a Enkidu como un se r irresistible y for-
midable. C<.)mpar.ablc :l un 1th11rnt'tÍ.n>- , a una «le111pt.srad• .
: i Ninurca eru un dios guerrero , t3.moso por sus viccorias (Lt>r.<t¡11t ÍIJJ die11x... :
pp. 338 ss.), y considerado invencible. La <raducción lirer:il del final clel verso"' • blo-
que de Nir111r/a 1t>, cérmino que volverá a apirecer luego (99. ere.) en el g iro "b/oq11c (ttt -
11id<>) del Cielo", o más cxactamcnrc, "'bloque tlt A1111,,, Para describir una masa cxrre-
ffrnda.1nence cornpacca y resiscenre )' así la solide-l y vigor de los personajes alud idos
n1ed iante esta expresic>n, ¿recurrió táciramence el aucor al recuerdo de los «n1cteoriros»
- y. sobre todo, del hil·rro ffll'tcorírico. conocido mucho antc:s de q ue St.' crabajara t.•l hic-
rro--, al n1ismo dcrnpo, venidos del cido e irrompibles?
¡\ lo srtÍVttje''.
En compa1iír1 de gr1celas
Pr1stflba;
(40) 85 En co111pa1iía de (su) manada
Frementabt1 la ctgtu1da
Dis/mtctba del agua
En comp01ila de bestias.
Consfta11te111e11te},
(5) 100
M1gab1md]ea por el desierto;
(Constantcme11./te
/P<ISltt} COI/ Slt 11ta11adtt;
[Reco./rre fco1uta11 temente./
Los alrededores de la ag11ada.
/He sentido (ttt1110) miedo]
(Que) 110 me he acel'Cado a él
[Ha col111atado las 11J1111pf/s
Que yo [mismo] hflbifl e>:favado;
(10) 195 [A mmcttdo los} hilos
Q11e yo (mismo) habí" tefndido},
[Y ha aparlf!do de 111í]
La caza "'ªJ'Ot' )' 111e11or.
/Ya 110] me def}a]
l?ecorrer la estep11. "
/.'l11 padre ahrió la bocal,
(Tomó la palabm}
Y se volvió
Al fttZttdor:
«(Hijo mío}, en Umk
Nive./ G ilgamesh.
(15) 110 [Nfldic]
E.t más (/11em/ q11e él;
S11 11111.rc11lta11ra es ta11 fpo]derosa
[Como 1111 bloq11e (venido) del Cielo]'"
Ve fa e11ko11trflrfte con él},
fil ijo (mío)},
/Y deKríbele (? )}
El vigor rle este se1· h11111a110.
Él le entnr;ará
fil la Cortcsa11tt Lalegn:I>,/,
(A la qtte) te //evm-ds
[Contigo de caza/,
(20) 115 (Y le <'Xfilit-ards ( ? )}
C1tdn robwto es fcste joven ( ? )}
~' El término que aquí uad.uzco como 11sa/f)(tjt • es el que. en otros t·oorextos. sir-
ve habirualmt'ntl' para designar al prototipo hun1ano c:n canto que: ~<esbozo de hom-
bre• (lom¡11e les dimx.. , p. 581).
¡ De1111íd1tte;•, Lr1legt't!,
155 De1mbre 111 se.~·o,
q11e él tome tu vol11pt11osidad' 1!
(! 0) ¡ Y 110 temas
Agotrtrlo" i
C111111do te vea (mí)
Se abalanzará sob1't! ti:
Deja (pues) ctter t11 vestido
Pt1rtJ q11e él se Etme.f/e .robre ti,
Y haz con él, con (este) 1<tlvaje,
1í1 trabajo de m11jet:
160 (E111011ces) .r11 manada, (que se había) criado con él,
Le smi hostil
(15) (Mientms" ti) él te 11timará
CO/l S/J.J a rr1111utCOJ » .
Enkidu cae en La Y Lrtlegre
rr.unpa amorosa 1\pttrtó s11s velos
Y desmbrió s11 sexo
(Pam qtte) él tomase m vol11pt1toJÍdEtd,
Sin temo1·
1\ agotfl rlo.
C111111do ella dejó cmr Jtt vestido.
ÉI se acostó sobre ella,
165 }'ella hizo ton él, con (este) s,rlvaje
Stt lrrtbrtjo de mujer,
(20) M ientms la mimt1ba
Con s11s arr11111acos.
Seis día.J )' 1iete 111JChes,
!!.11kid11, exdtado,
Hizo el t1111or con Lalegrc.
>• Litcrnlmcn tc, «dobla / cxtiendt: 111 rodo/1#. El codo doblado retenía contra d cuer-
po de la mujr:r h:1 extre midad de los vestidos qut- la envolvían, y extender el codo su-
ponía desliarlos, dejar caer esra ropa, desnudar el cuerpo.
>• "'Tfl plarer .., q ue debernos encender en e l !\enrido de .,p/ planr q11e llÍ I~ puet!ts pró-
/JO>'tio11ar• . Véase 168. donde iambit'n se rraca del placer obcenido de la mujer ( •J11 pla-
c.'tr », dit'.'c: c:I rexro).
)J Li,eralJnen rc, «q1tit11.rle ~1 "liento»: ;,O ral vez deberemos pensar 1ncjor en Uf1 lar-
go beso en la boca?
;
3
El cérmino acadio u(ilizado es oscuro.
H Ta1nbi¿n se ha propuesto reconstruir de otro modo la prinlera sílaba. perdida por
la rotur-J. de la rablill:.t, de forma que se le.t «tl'eJ /Ja/bio. E11kidtt», pe ro la Versión 1u·adia
de Bogl.mzhiiy ( /'. p. 268) hu dejado zanjada la cu<-sción.
:., ~b11per111rbf1/;/e,. intenca, a falca de algo nlejor, vercer un r¿nnino que no vuelve
a aparecer en ningún otro sirio y que ra1 Ve'l fabricó el propio auror para esre conrtxro
prc:ciso, con un ckn1cnto que significa ~,degría » y orro, «¡1\y.' • , que: indica implícita-
rnc;ntc la «pt·1ut~ , conlO para sul::ir.i).oar <1uc Gilganu'Sh nlant'cnJa el n1isn'IO talanrc ante
(15) T 1J le mirarás
)' verás, cat'a a Ct'Jra,
Q11i! bim hecho está, en la p!cnit11d de la vida.
Time pre1ta11cia,
210 Respirrt sl'd1Jcáón
Pi;r todos J/ts pot·os.
Te gana
En vigo1;
lttji1tigllble
Día )' 11odJe.
(20) Depón t11 cólera,
Enkidu.
(A eJte) Gilga111esh,
Shamash!• le tiene afecto
215 Y A 1111, Enlil y Ea
Le h ct11 ttmpliado le1 intelige11cit1.
(Fin de la rablilla.)
}~ En uno de nuest ros fragmt·ncos, una variante atribt1}'C a la amabilidad de: Enki-
du la «SUC'f/t• , .wele11/1?Jt que Gilgomc:sh espera.
>t La tr'.tducci6n llreral, en este contexto tan fcug mcntario, ser ía .-ron<Kicudo sr1 ("(}-
razón».
_.~ Esto q uit·re decir que las mujt·n.-s llevaban, aJ m enos, dos vestidos.
4
' El texto cuneiforme dice «tomo los dioses• , lo cual resulta oscuro inc luso :tunque
lo in terpretemos «rm1u1 Ía.J diortJ (ttJnd11re11 tt ÍoJ hombres).,., en rt"fereocia a las. escenns de-
non1inadas ocde prcsenr~1ción t0o , representildas. ~' menudo, en los <:ilindro5-sello ~·que
mucsrr;u1 al propierario dd sello conduciclo por una divinidad en presencia de o tra. He
prc:fcrido SUJ><>ncr que se erara de un error del copista. El texto paralelo de la Vt-rJitl11
a11tig:ue (filrult:/fiu. 72) plantea. igualmente, problemas; véase nucstrn nora a este ver-
so, p. 219, n. 341. asi como p. 269, n. 450.
"' Literalmente, •<l:ra Jl( pastor» . de: ambiguo signifi~do: ¿protegía a los pastores o
bien Jo qut- e-s m:'ls verosímil, les sustituía cu id:1ndo :a la..~ cwejas, dc:-fendiéndol:tS mc:jor
que nadie ele los clcpr<.--dadores?
o; Lectura incierra y traducción dudosa. Cabe rambién pensa.r <1ue Enk id u (obe<le-
ciendo a su desrino fijado por los dioses, véMe 1: 74-80. a.~í como p. 38, n. 10) haya
ven ido a Uruk decidido a rivalizar con Gi lgamc.sh y a provocarlo con t•I fin de pdcar-
sc con él (véase[: 193-196).
-u Con10 el lector se habrá dado c uenca, el rexro desde 38' hasra 42' repite literal-
n1enre 1: 224-228 (con1párese rambjén 250-252), e n la descripción de los sueños de
G ilgamesh. Por su so la prestanc ia, igual a Ja del rey de U ruk, Enkiclu suscira, desde el
principio, la ad mir~1c i cSn y ti entusiasmo de la población: puesto que se dirige al irn;-
rame contm Gilgamcsh (35'-37 ') daba esperanzas a Jos súbdi tos del rir.1110 de que fsre,
al encone rar un scmcja.nrc, les rrararía en addanrc con 01cnor dure-.ta .
.!' Literalmente. «el Ít:c/J() 11or.tunw ti~ /a, dirJJa lslfxrrn• , patrona del amo r conyugal.
vado pr(,"cio 1 con los que se colocaban a las im~ig eaes divinas de cu ico c:<ln motivo
de cierras cere monias, debe de referjrse , e n este conrexro, a un adorno ceremonial
t-spccífico, rcscrvado al esposo para d momc nco e n el que c:ncucnrra, por ve z pri-
mer-'1., a su joven esposa. sobre "e/ led.10 dt Isl.JJru·a;,., papel ésre c.1ue Gi lg:-tnles h se
arroga provocando hl ind ignación d t Enkidu . La V1:t'Jitf11 "111ig1lf1 del episodio (Pila-
delfía 144 ss., véase p . 222) es más explícita. El escándalo y la protesta de Enk idu
se explican n1cjor si cncendcn)OS t1uc ésrc rcprcscnra a una socic(lad pritniriva )'
«Ja l vaj e», q ue: po blab.i Ja parce desfrrica del país, con costumbres más inoccntc:s que:
las de los ciuclada11os. Vé-JS<: también p. \39, u. 156.
"' Por ranro, se le arribuye a Enlil, e l soberano de los dioses y de los hombres en
el sistema religioso babilonio, el lllber apostado allí aHumooba (véase rambién 5, más
:ib:tjo). Esr~ es h razón - por no h:thlar del car.icre r ~div ino,, de esre person~1je, vC:a.~e
p. 31 - de <-¡lit" Enlil dt"sapruebc su mm:rrc (ibitl), qut> ser.\ considc:rada como una fa( ..
tol grave dt Enkidu . Véa.(je la Veriir111 úitira, pp. 274 ss.: 5' ss.
" Lircralmcnu:, • 1111 Oi/11vio• . Véanse p. 110, n. 95 y p. 230, 11. 363.
J'I Se trata, en acadio, del /;éru. mc:dida de.· long itud de. unos 10 kilónn·rros.
,. El término ~·c~1dio e-s bi/111. med id:l de: pt"SO que c.'OnH:·nía 60 111i11m de unos 500 g
cada una, es decir, unos 30 kg . E l coral rcprcscnrn una carga sobrchun1ana y nos recuerda
q ue Gilgamesh y Enkidu se presenrnn rnmo gi¡¡ances (véase p. 274. n. 468).
n Para el significado de <((Joven», v¿ase más arriba I" 63, n. 19. Aquí par«en integrar
un cuerpo, una t-spt.-cit• de Asamblea~ que ~e distingrn: del gran Consejo de A ncianos, cuya
auroridru:I polírica par<:cc haber sido más amplia.
E/11 j
Y volve1i n ut!ir
/(Parn nmtnmte a la capilla del)} Akltu" /( ?)/
Pt11·a celebrar (allí) el Akí'tu
Co,, f J
15' Q11c se celebre, p11es, el Akitu
e
01! mlÍ/s ica1
Que lo e:1co111patie11 grito.1 de alegríct
En[}•.
Enkidu pide a (Pero) F.nkidu. (hablando) al/fe los Andanos»,
los Ancianos (Les decía ( ?):}
que derengan a •Los ) 6venes de U mk
Gilgamcsh /Le a11i11u111 (? )}:
(Vo.1otros) decidle
Que 110 vaya al Bos(quc/.
No es ésta 111/fl expedición que deba emprendene
20' Él (sólo) es 1111 hombre (?) l},
Y el que vigiln el Bos(q11e]
(No tiene piedad(?)}
De pie
(J\. 3444, ver.io) 2' Los 111im1bros del Co11Jejo (de Anáanos ( ?)}
Dieron s11 opi11ió11
Los Ancianos A (Gilgameshl:
advienen a «Gilga.111esh, tienes alÍn prxos a1ios,
Gilgamesh }' 111 t·orttzón [te] ar(nJStra}
(1'amp().(o) sabes bien de qué estás hablando:
¿ Te trajo al 1111111do 11nt1 111t1riposa" ?
5' Este B11111b11ba, mando grita
es el Espa11to.
S11 boca es de Pttego
" Amc'S de p'1rtir, G ilgamcsh quiere cdobrar una do las Ít<'S tas principaks de la li·
curgja local: el 1\ki111¡ para esrn ceren1.onia se reservaba un s~nrua.rio J>:lrricular, fuera de los
muros a donde se iba c:n procesión desde la ciudad.
1
4
> Tanro la lectura como la traducci6n son conjeturales. La ima8c:n t'mplc:acla
aquí. cornada sin duda de una expresión popular, pretendería insist ir en la ligereza
de Gi lgam csh. Enc<tj:t bien con la ,mentalidad de Jos «Ancianos'' invocar la incxpc:-
ricncia de aquellos jóvenes a los que desaprueban.
(fin de la rablilla.)
verso 12'. el rexro <.lice "'11i11g1í11 dioJ" ha p.'1.fado j1111trJ t1111í"* . Se rrara .sin1duda de un sen-
tido gc:ner.il. amplio, de la palabr;.t KdioJ» , aquí entendido con10 cuaJquic:r sc.·r sobrc:-
nacural (inc1uido el «foncasm.a.» de un difunco) cuya presencia suscira pavor.
' 1 Es una in111,g:en conocida también por otros ccscín1onios. El <'normc incendio
multiplica las víctimas como gotas de lluvia. Véase también p. 110: V-Uruk / 11: 7 .
.,, Sin duda, era mejor analizar y discutir el sueño (¿sólo en los o btenidos por in-
cubaclón?) en un lugar disrinro de aquel t·n el que se había renido. Esta frase y la si -
g uiente pudieron igualmence formar parre de la fórmula emplead!! J>Or el auco r en los
páS::ajes paralelos a fstc.\ pero no c:scoy lo suficien1e seguro de ello como para inrrodu-
c irl~1s por siscema. en los t>a.'iajes resriruidos.
1
' Es una u-aducción literal, pero el verbo empicado es ambiguo. Con lo de .ha-
cerle rontempla1: cara (t rtl ·Yfl» su 5uefio n Gi lgan1esh. ca.I vez Enkidu, aE incerprerarlo, se
lo recordaba en derallc, obligándole de algún modo a revivirlo, o quii:U intentaba ha-
cérselo <f/.cep1t11·,.,. con todas sus consecuencias.
¡Gtínate
U11t1 {rep1ttació11] e1er{11a]
15 /Por habe1J
/DetTOlado ( ? )/ afl111nbaba! »
l r
Ahom, Enkidu. depend{e] de t/i]
{(Mi) liberació11./:
¡R11égale rt Gilgamesh
Que 111e {deje/ con vida.'•
Nuevo rechazo de {Pero E/nkid1t t1brió lt1 boca)', tomando la palabra,
Enkidu, q uien Le habló fa Gilgamesh/:
rcircra su «{A}migo mío, A H11111bt1bt1, Guardián del 811.rfque
exhorración a de 101 Cedros},
Gilgamesh (Remátalo. degüéllalo)
/Destníyelo y /
{¡\11te.r) de que {Enlil} el primero
15' {Esc11the su //1Jtllt1d11 (? )},
(Antes) de que los {grandes] dioses
Se vuelvtm [/,, frio.ro.r contra 11osot1·0.r:
/E}nlil en Nipp111·
(Y?) Shmuash en {Lt1rsa/Sippar (? )},
{¡Gdnatc una rep11tació11 eterna ( ?)}
{Por haber/
/Derrotado (?)}a fi11111/haba}!»
Reacción de C11a11doH11111b{aba)
Humbaba Hubo oído festas palabra.r ( ? )/
nris es narr-.ida con una sorprc-ndcntc <:oncisión, sin duda (1ucrida por el autor. Al menos.,
snbe1nos <.'J Ut los dos héroes (¿a C(>1ll'i11uaC'jón?) habían deC"apit·ado a flutnbaba (véase
n1ás adclancc, VI: 14:, como c:n Gí/ganUJsh Jili"mbtrha, p. 3 1) con el fin, cal vez . de UIY.t-
ciguar al irritado Enlil ofreciéndole s u cabeza con10 trofeo. D el m ismo modo, más ade-
lancc (VI: 154) ofrecerán a Shamash el corazón del Toro .gigonce una vez abariclo.
itM Las medidas se dan aquí en #f(()f/os» (unos 60 cm) y en 11i11da (cérmioo sumcrio
CU)'O equiva.Jence acadio no esci bien fij::tdo), su múlciplo decimal (unos 6 m). Se rr-.ua.•
cvidcntctm <"nte, de una pucrra gigantesca, a la medida, no sólo del templo fitmoso de En-
lil, en N ippur (el Ekur? \1éase p. 28), si no sobre codo, de los dos héroe-s sobrehumanos y,
apar.t·11remenre? d t" su deseo inc:onfesado por hacerse pt·rdonar la muerre de Aumbaba~
Los t res ejes, el inferior en la parre b:lja del bacienre, el rnedio y el superior en l:t p:tne d e
arriba, rcfortaban d marco y pcrn1irían d movim icnro g irando sobr:'C sus c:hun1accras.
lfi'> El retorno a Uruk se h izo, pues, por vía flu vi11l. Aquí, una vc::z n1ás , d aucor s<:
mucstr.i lac.: ó nico, como si juzgara ocioso extenderse sob re episodios)' al·ontccimicnros
obvios en su dcs...1.Crollo.
Y te/J1'0i111·ab11 mtidia11a111ente
comida r1b111ulr111 te.
P11siste fll! 1>j1>s sob1·e él
Y /11istc a jJrovocarlo.
"O i.rfl'lltemo.1 de 111 vigor'" ,
Mi (peq11e1io) lsh11/ld1111.
Ex1ie11de t11 111r1110
Y tócr1me ( ! ) lr1 v1tlva 1'6".
70 Pero Ish11/lá1111
Te dijo:
"c·Q11é es 11> q11c me pides?'"
¿ Acriso 110 ht1 roci11r1do mi mttdre
O 110 he comido yo?
( T 1í só/11 me o/rm:r) como alimento!
Pr111 de 111r1ldició11 )' de oprobio,
}~ co11tm el frío,
}ttncos /1t1m C11brir111[e} (co11 e/101)''.
75 }' tlÍ,
Al oírle ha/blar} (así)
Lo golpeaste
Co11virtfié11dolo/ m Sapo (? ),
Obligdndolo a perma 11ecer
E11 (s11 lugar de) tra/bajo}.
Donde f J
Ni .l'llbe ni bajt1.
Así p11es, también a 111í, si me mnases,
/Me />'atarías} como a ello!».
9
i; Aquí e l relato util iza, ~1daptándo1lo, la leyenda sumc:ri:t de Gilga11:esh y el 1'Mo
C•le.ste (vl-:inse pp. 32 ss.). Si eniendemos lirer.1lmeme la P"' ición de lshrnr, ·Crea para
mf,,, se diría c1uc solicica de Anu que rransformc la Consrch1ci6n denominada Tauro en
una best ia gigantesca, sujeta por «el ronzal• (vé'•se 118).
"' Estos dos \'ersos (99-100) se repiten en el mito acadio del Desci•moddshrar a las In-
fiemos (lnr1q1te lu <licux.... p. 320, línea 19 s.) y en d de Nergal )' Ereshkign.I (ibid.. p. 450,
VI: l 4s.} sin que s.epantos a ciencia cierta cuál de loes rrcs fue lu fu.cnrc de los orn)S dos.
VI; 1-2 [j
(fin de una) {Yo, que en !11 compatiía }
interpelación de {Ptt/sé por ftmfoJ pe{t}igros,
Enkidu a Gilgamcsh AC11férdate de 111il, a111igo (111!0):
No {olvideJ} nada de lo t¡11e soporté».
Reflexión • Mi amigo (se decía a sí mi.rmo Gilgttmesh)
pesimista de lla tmido 1111 sueño irn:fpa rabiel
Gi lgamesh Desde el dfa en que lo t11vo
Htt perdido (lodm) {ms /11erwsJ »
,,, l le respetado nquí este -<Lo miJmo,. (ki .min . vC:anse nn . 24 y 134) <1ue, en fas lí-
neas 9- 11 sustituye a .,, La e11/ermedad tle Eukidu se agrm/Ó;, y, t•n la línt-a 13: <la eu/er-
me.datl dt E11kid11 .,e agra.vrJ a:í11 fl!tÍS> .
'"' Una vez más (véase p. l l5, n. 103 y p. ll 6, n. 105, cte.}, la concisión dd au-
tor es exrrema: se limira a iodjcar ciertos momenros i1nporranres de su historia, pero
sin derenerse en ellos, como si basrara señalarlos para que viésemos su imporrancia.
1
" G i lg:1mesh enc iende con esro no sólo el hecho de padecer In rrisre sue rre de En-
kidu sino también volver.se, con ht muerte, scmejanre al cadáve r de su amigo, del c ual,
«omo veremos (X/11: 4-6), guard:1ba un r<:-<:uerdo ei>JYAlllO<O.
un $Qbrc U ran:ipishri, el héroe del Diluvio. véase p. 62, n. 1S; J>l..l":;t U barTuru. véa-
•« más addancc, p. 182. n. 243. Por mor d« claridad, he p«rmurndo el orden d« los
versos ó y 7. Del 8 al 13, el rd:tto está en primer-.t peri;on:i, pero he preferido empicar
la tercera, ral y como sucede a parcir del /J.
•!' 1 En nins\1n lado se nos dan indicaciones precisas sobre el itinerario seguido por
Gilgan\esh en el curso de su n uevo viaje. Esní claro, :il menos, que se dirige hacia el
Esie (véase especi:ilmenre p . 303: 8 /1\': 11), pór<111e encuenrra primero «>n:t monta-
ña» y luego ocr:ts m:is :1Iejadas. En el excremo oriental del mundo, encontr.lr;'Í. al per-
sonaje al que desea interrogar. Véase más acldanre, p. 156, n. 194 y d <.,;quema ele la
cosmografía babilónica en la p. 15.
•vi Se rraca d e la noche (8). Es norrnal q ue, estando ausente Shan1ash-el Sol. G il-
gamt"Sh St' dirija al gran dios de la Luna: Sín. La diosa a Ja que invoca a continuat·i6n
y cuyo nombre se ha perdido, no podría ser Ja nlisnl<l hluar a la que se había enfren-
tado can violencan1encc en el cutso de la cablilla VI. 1"al vez, sin embargo, sea otra pcr·
sonilicacióo de Jn misma diosa, por ejemplo con el nombre )' los rasgos de Ja patrona
del planeca que nosorros llamamos Venus, porque~ en efixro, el rírulo de • la n1:í.s g ran·
d e d e lo.s diosas .. se aplicn frccucntcn"'lcntc a hhc:ar.
''' Litemln\enre, «diJ/r11l1tb11n de la vidt1~ (en contraste con quien esrá teniendo el
sueño 1 que " rtwe a la n1111:rl<'>). Igno ramos de qué st"res se tntt'a y quién l~ c'1e encima
~trm:1do con haclH1 )t espada: ¿Gilg" nu:sh o bien algún orro? Por el rnon1ento e-n que se
procluc.:c, csrc sueño (<Id que no sabcn1os si fue in terpretado a cune inuación ni por
quién) parecen haberlo enviado las dos <livinidacles a Ja"i que e l héroe acaba de invocar,
bien para tranqui lizarlo cu rel"ción con el rcsro de su viujc, bien para pcnnitirlc pre-
sentir el fracaso final.
mografía fi)kl6rica de los anc i8 uOS habicantcs de i\iíesopor:unia. Según }Y.trece, muy lejos
l1acia el Orienre, in1Jginaban una m ontaña aún n1ás e levada y e non1e q ue las den1ás, con
dos cima.~ idénricas (de ahí el uon1brc de «Gcn1clos») cnrre las cuales se abría una cspc·
c íe d e desfiladero profundo y oscuro. como un túnel, que: el Sol -proct-dc:ncc de un Jugar
aún más alejado hacia el .Este, en donde había s.'l.lido de debajo de: la tierra para e mpren-
der camino hacia Occidente- recorría todos los días para venir a alun1bra.r el m undo. Esee
pa.~o. esrc -<itin{rario~ (?). lo conrrolan los Hombres-Escorpión, aposcado."' ali¡ para impe-
d ir ·q ue nad ie se adentre en él. Ese~ es la inre rpreración que sos:rieoe la rroduccióo pro-
pue•"•· Vbise p. 15.
1
" Los Hombres-Escorpión aparecen ocasionalmente en e l folclore n1esoporámico,
abundann: c:n monsrruos de rodo cipo, c:spccialn1cnrc en híbridos. Véa.."ic por c:j<:mplo
el ''erso 14 2 (y sus paralelos) de la tablilla 1 de la Epopep1 de ftt Cr«nci611 (IJ>rst¡m le.r
ditux... , p. ÓI O). En este caso, t;1n fabulc\SC)S g uardianes no forn1an toda una socieJad
sino que st.· rrara de una sola pareja, macho )r hembra, en la qut.· d primero <ll'St"Olp<:ña
d papd prcdominanrc ( 12 .<S.).
y parte El I-/0111bre-Em1rpió11
[Le 1·espo11dió (en1011w)}:
[Le dijo (? )}
A Gilgamesh el r/ey/:
«(E.r1d) bien, ¡adela111e, Gifgmnesh,
[}!
40 /!'metra (? )}
(En el interior) de los 1\10111es-Ge111elo.1,
/11 tmvieJtl ( ? )}
Monfte.s} y 111011taíias [}.
¡Que /tus pasos te conduzc,m al objetiw ( ? )/
Sano y salvo!
Lt1 Gra11 Puerta de (estos) Monte!
[E.rtd abiertt1 a11te ti}»
Cuemdo Gilga/me.rh/
/Esmthó estt1 (i11vita rió11)/,
45 /Obedeciendo/
A las palabr:u /del I-lombrc-Escorpión},
ffomó ( ? )}
El Camino del Snl'°'.
Enrrn en el larso y Cu/mulo (!) hubo 1-ec011·ido/
tenebroso Diez kilómetros-'" ,
desfiladero Prof1111da era la oscm'Í{dad/
f.<;i11 /,, 111e11or luz/:
No podír1 {t1er/ nada
/Ni delante de él ni det1-ás}.
50 re""''"º hubo nxorrido J
Veinte kilómtt1'11.r,
/}
Es1aba cerc".
fl
{ Jdista11dct"".
45 /C1tand11 hubo recorrido ciento diez kiló111e1ro1J
/Apmd:ió 1111 myo de so/"''
{C11ando hubo r1xorrido cimto veinte kilómetros/.
¡Se hiZ1J la pleua luz del día!
breve rnyo, 45. luego la plena lu~ del día, 46) al final del desfiladero-túnel.
' "" M:ís allá de los Momes Gemelos y su desfiladero, que era el paso al Extremo
Orienre, se cnconrraba. e n primer cérminoio segú1) el folclore de aquel tiempo, una re-
gión encancada, donde árboles, fruros y flores e ran de piedr:is finas. De los conocidas:
e n ~·lesopotam ia, la mayor P'Jrre se importaban, en efocto de Orit-nt<:: (mesera in1nia
h asra el límire occidental de subconrinenre indio). De ahí quizás provenga esra versión
de la lc}'C:ncla. U na versión dife re nte la e nco ncramos en el O)ito ticufodo f_11gttl-c: Lors-·
que les diem.: .. ., p. 373.
~o<) Lireraln)cnrc-: «/a. Cornali1111,,., y l ut'gO,
ttt/ Lapislázu/i,. . El «Árbol de Con"1/i1111»
( • Cornalim:rtJ») ral V<:'L st-a una visión mági ca de la Viña. con uvas rojas. Al tt. LapiJla-·
ZNÍero!fJ se le aplic:.'a peor csrc t'dl.Onarnicnro.
E11t1 per111t111edn lJ
[];
le habíau hecho 1111os soportCJ para tinajaJ
le habfan lmhr> 1111a t:{11ba pm'tl rtl't/t:Ztl J
Ella llew1ba (In mbeza) mbierta co111111 velo
y [J
ve a Gilgamesh 5 Tras m1 insla11tc de d11da
Gilgamcsh [se acerc-ó a ella(?)}
Vmido am 1111 (simple) despojo
y [J.
l:labía algo sobrcnat1m,/"l
E11 fsu persona/,
Pero lt1 t1llf!,fl.llit1
Ht1bía anidado en s11 [vientre]:
Teuia el aspecto
De 11n viajel'o venido de 11111)' lejos.
1O Út J",1ben11:m
[Lo/ cxami{nó/ a di1ta11cia:
12 Tras haber
Refl/exionado} detenidamente'"
11 Y deliberado rm s11 corazón
Se di{jo} (a JÍ 111iJnra):
y al principio 13 «Ese de ahí tal vez .rea
r icnc m iedo Un C1'i111i11nl,
O, Ji 110, e' a dó11de va
Por [este camino (? )?}».
15 C11a11do lo vio (acel'Carse)
La Tabemem <llra11c6 /J'/I p11erta}
Atm11d s11 ¡merla
Y echó [el cerrojo/.
Gilgamesh Pero él, que oyrí
se dirigen ella E{I l'ltido (q11e) ella (había hecho)/,
Levantó el mentón
Y mi[ró hada ese lado/.
Luego, le /habló} ti ella,
crucijada», aunque ciertamente no t'S fácil adivinar quiént-s podrían ser sus dlcntcs en
cscc cx-rre;mo del mundo (véast: E. C~&Ssin, /\~Qtt J11r le ~r,m1m,,,n de u1r"e/011r .. . » }011rn11/
o/ Em10111ir n11d Social H ÍJ/01")' o/ 0 1·imr IV ( 1961) pp. 164 ss.). En todo caso, ella era ne-
ces.:lri!l pues debía f:tcilir:ule :1 Gilgamesh fo inform:1ción que k<e precis!lb~. y el fol -
clore no siempre ha de ceílirse a la lóg ica.
" 3 Li<eralme-nte, •httbía ct1rne ( = s11sr1iutia ) di11i11rt e11 /,.·11 roerpo/~.
11
" Para ma)'Or chu idad. he permutado el orden c_ le t.-sros dos versos. Lircralmcnrc:
.., f,l/a lxzbkdxt y .te tli-rigl<t a .rl 111iJ11u11111 di.faa·sf1, 111 Ella iut,vcamhiaha itlcas comigr; misma11.
1\ la Tabernem"':
20 u¿ Q11é has vÍJto, Tt1b~mera,
(Q11e te ha hecho atrancar 111 p11erfa (? )? /
Atm11a1r tu puerta
/Y ech1u· el Cl!1'rojo/.
¡Voy a (g}olpear los ba[tientes}
(Y a de1110/ler /la cen"adum /! » .
;M G ilgarncsh rcpicc ahora los cpíccros que le ha.b'a O(Jlicado a Enkidu duranre su
dogio fúne bre (VIII/JI: 8 u. ).
:U1 Litc.:r.1lmc.:nre, .,ese día. si se huhit'ra lra11sftJN1urtlo ti/ arci/ln;., referido aquí, no~ la
muerre propiamente djcha (véase p. 16 7 n. 2 17) sino a b no exiscencia. Compárese
1
ccmJob 3, 3 s.
?;o J\ diferencia de 103. aquí el conrexro obliga a inrerprerar A1u1111u1ki a la ~:t1uigua,
come) los de mayor categoría dentro de la jemrquía SC>bre11a1uml (véase p. 86, n. 56).
:~. Al can._--ccr de su5 proveedores por anronon1asia, los hombres. los diOSl'S n1ucrcn
de sed y de hambre (por eso se abalanian sobre el banquete final, 159-161).
n En cscc país cilido y con c~ca.sas prccipiracionc:s los rejados eran generalmente
planos, y continúan s iéndolo, sirviendo de rcrraza.
!'j Literolmeate. .:d(JIX v«e1 d(Ji.-c rodos>. lo que equivale. como mucho. u un cente-
Y l11ego 11i110.
Al 110 ver dónde posat'Je,
Regresó.
(Luego) cogf 1111a golo11dri11a.
)' la solté.
l 50 Lt1 go/01ulrina Je /¡re
Y luego vino.
Al 110 ver dónde posar.re,
Regresó.
(luego) t'ogf 1111 mertJO,
Y lo 10/té.
EI c111:rvo .re /11e,
Pero, al ver q11e las ag11aJ se hablan retirado,
Picorfo, gmzmí ( ? ), chaporeó
Y )'d 110 rcgrcJÓ.
155 E11to11ce.r.• (lo) dispcr.ré (todo) a los ctttttro vientos'' 6 ,
Desembarro: E hi«e ttn ba11q11ete pm·a 101 dioJes,
comida ofrecida a Poniendo los 111anjare.s
los d ioses En la cima de la 111011ta1ia"'.
Coloq11é, a cada lado,
Siete va.so! rit11ale1,
Y más "trds, en el q11mw-perfi1111eJ
Cimbo<pogon>, cedro J' mirto"s
Lo1 dio1ei,
1\.rpinmdo el olor,
160 Aspirando
El b"eu 0101:
Se amontonaron como moscas
En tomo al presidente del banquete.
dioses, iban acon1pañados de olorosM hun1os. Aquí, el copisra omirió Un1 pane de In
palabra craclucicla <·orno "t:iwhopogon:.. , nombre erudito de una planea - mi vez el A foras
tf//am11J t .- cambiEn denominada «rana tu·o111tílita ». La idenrificaci6n no esr~l garanri-
zada, claro esrá. L<.ls versos J57 Js. parecen proceder de: un ritual o inspirar.st" tn él.
:'.'9 Vl~.isc más arriba p. 188, n. 268. llay aquí, sin d uda. un elemento etiológico,
inspirado por la palabra • mosr1"/..f11> . la cual, f;Vocada por • Íos dio.1t..1' a/•i1iu.dos t0'1u> 11túJc'11s ;,,
J(t(• Sobre este final e11 1111illo. véase más :trriba, pp. 51 ss.
¡Yo mi11110! ».
Prudenres 10 GilgameJh (le) [responde]
consejos de G ilgamesh A Enkidu:
a Enkidu para pasar «Si de1cic11dcs
desapercibido en el 1\ I Infierno,
Infierno y no [Ten 11111y e11 menta]
quedar retenido allí il1 i1 c-0111cjos.
{No te vista.1]
Co11 ropa1 limpim:
{Te] reco11oce{rÍtm]
Como extranjero.
15 N(} te 1111tes
Co11 1111giimto pe1f11111adol•l:
T11 0/01·
Le1 1-e1111iría en torno a ti.
NQ la11ce.s1 m el /11fiemo,
U 11 ba1tó11 arl'Ojadizo
Aq11el/01 a q11iene1 ttkance
Te rodearfa11.
No '/1<1ya1 blandiendo en tu 111a110
U 11 grm'Ole:
20 E11loquecerír1S
A /01 fa11ta1111a1.
No mices
Sm1daliru,
Ni bag111 mido
En el lnftemo.
25 No abraces
1\ tu ( difi111tt1) y q11eridr1 esposa;"';
No peg11e1
A tu ( difimttt) )' odiada e1po1a;
NQ abmces
1\ t11 (dif1111to) y q1terido hijo;
No pegues
A tu (difimto) y odiado hijQ:
(Porque) el 111/iemo protestaría.
Y se ttjlodemrfa de tilO'.
Y la que esld ttl'OSlttda, ncostttda,
La Madre de Ni11nz11, acostada,
De .llt.f .1a11tas c.rpaldas se quitaría
,.,. Unu de las ediciones en sumerjo susfituyc aquí a N frga l por Sba111a.sh. AoU'S de
inrentar seriamenre averiguar dónde se enco ntraba este tffraga/11z dtl lnfillft10 ilt y qué as-
pecw ren ía (y lo mismo vale para el orificio por donde Gil¡pmesh había dejado caer la
v~ra >' el Aro), conviene recorcl:ar que se erara de tOldore, d e mitología, y no de daros
precisos y rig urosamente racionales.
1" El lf.ft1111as111t1• de Enkidu. al que se le ¡xr1nite abandonar por un instante d In-
fierno. aparece aquí (y en 84) cxcc::¡x·ionalmcntc desig nado med iante d cérn1ino que
normalmt•ntc se t•nticndc con10 «d emonio». Como, en la ideografía cuneiforme~ csra
palabra y la d e «Janrasn1a:.> se escribían casi d el mis1no 1nodo, cabe la posibilidad de
que se trace de un error de copisra; pero tan1bién p ud o el auco r querer desracar b iden-
tid ad, en curuuo a presentación, de .efa11ra1nt.'1.S » y d e "'d1:mo11io1,., En cualquier caso, se
traca c;faramcntc de que aquello que subsiste de Enkidu tras su mucctc 1 en forma vo -
láti l. ~u.!n:a y borrosa. salg~t dd Infier no, ~t·amo "'J J(Jjdt> de air~» (84), mientras su cuer-
po enrra en descomposición (93 u .).
111 En el texto ~umerio folta esre p:L~;1je d onde Enkidu se ha convertido ya en el
1
«herm11110• de (jilganiesh.
111 El folclore no tient- nada q ue ver con la lóg ica: si queremos optar p<>r esta (1Jrí -
n1a, t'S difícil in1agi ni:tr cón10 pudo u n Gilgan1esh de ca rne )' huc::so .et1b,.11.z1"'» a un
«fa111~u111a11 ..•
q uien conrinúa con sus A parcir de esre punro, el rexw acadio es muy
preguntas sobre fragmentario. Para entend e r lo que viene a con-
la sucrrc que corren, rinuaci6n es preferible urilizar rodo lo posible el
en el lnflerno rexro sume rio correspo ndienre (cuyos versos van
disrintas caregorfas de numerados aquí mediance cifras encre guiones:
personas. Enkidu -... -)sin dejar por ello de traducir, prdcrentc-
conresra a rodas menre, el acadio, cuando se nos ha conservado.
ellas En úlcima inscancia, esce mismo cexco acadio
ha alcerndo en dos o eres ocasiones el orden de
las pregu ncas y de las respuescas, como se verá
por la numeración de los versos. Nosocros nos
ajuscaremos a la ordenación, más lógica, del su-
merio. Es probable que este último fuese más
cornplero y que el traductor baya suprimido al -
gunos pasajes, aunque por otro lado liaya afía-
dido uno nuevo.
-255- - •fe·/\ aquel q11e time 1111 solo hijo/, lo has visto?»
- "Lo he visto:
,JH G ilgarncsh csrá nnsioso _por saber qué sucede: dcspuC-s de la rnucrcc, en (1ué se
convierte cada uno <le nosotros. Véanst" nuls arriba pp. 31. 34, cccéccra.
- • [Lo he vi.rro:}
Como 1111 her111oso esfándárte f }'" »
El rexro acadio omirc aquí veintiséis líneas.
m Aquí d rc.·xlo sumi:rio difit:rt: de la traducci6n acadia: ··Cmt"J 1111 a1patt1z imítil Je
arrastra rou mdo la.s pm·i-dc.s (por vergiienz,t)».
~n Aquí y en lo que sigue se erara de ))C'fSOtUl5 q ue nunca mantuvieron relaciones
sexuales. cxprc.-sadas n1cdianl'c d gcsco con el cual cada miembro de la parc.-ja .,.J,.s,111dt1
el regazo., del otro (para el doble sentido, mascul ino y femen ino. de CSl'a p::il abra, véan-
se pp. 139: 21 ss. En o tms pal:ibras, han n1ucrro "'vírgenes~ o antes de llegar a casar-
se, y por ello, en el Infierno, se comportan como niños , llorOSO$ >' asusradizos .
.m En comparación con el rexco sume rio, el :lC!ldio es m:i.c; desorden:1do y por lo
tanto, prefiero tmsl:ldar 14' JJ, más ••dc:lantc y segu ir d ordt'n dd s umcrio, sin duda
el orig inill y m:is ló,gico. Al ,,,,mrrl(J en l'01J1lwte» se le traca en el Infierno <orno enlacie-
i:ra. pues en 1:in1bos le llor-..in los suyos y honmn.
}!" Litl'ralmt..n tc , «le 101tie11e11 la rabo:.11,. (idiotismo).
J\ba11do11aron en el desierto,
Lo htt! ·visro? »
- • Lo he visto:
E11 el Infierno
S11 /t111fa.rmt1 m1 anwcía el tlesmmo. »
(Fin de la rnblilla.)
Qui.re t,.mladarlo
(Pe1·0) 110 lo podír1 move1:
10 El pueblo de Umk
Se amo11to11aba alrededor
Y lo.r j óveneJ
Le beJttbtm los pies.
E111p11jabtt yo
e011 todctJ mis ft1erzas m ,
Y ellos me tl)'11dr1brm
(De modo q11c), tms lewmtttrlo,
Lo traía ante ti»
y su 15 úe madre de Gilga111eJh,
inrerpreración Omnisciente,
Le habló:
• Tal vez (1ea), Gilgame1h,
¡\/g11ie11 parecido tt ti,
Venido al 1111111do
E11 la estepa
Y que ha crecido
E11 el desierto
20 ¡\ I v1>rlo,
Serrls (!)feliz;
Los J óvene.r
Le beJarrln los pies;
Ltt gente
/Lo] a.-ogerrl en J11s brazos
Y ttí me lo t1'tlerás~ .
(E.r) el Espanto,
S11 boc11 (es) de Fuego,
S11 aliento. la 1\111crte.
¿Por q11é se te ha metido en ltt cabeza
Se111eja 11te avenftlt'fl?
(Es) 1111 combate
/ 1'!f'OSible,
(E.rtc) de llegt1r 11
L11 g11a1·ida (?) def11111N111Jt1 ».
(20) 200 C11t111do Gilga111esh hubo esmchado
Pero Gi lsamesh Las palabras de sus Consejeros,
insiste Miní a /ruf amigo
Rimdo:
«Ahora, afmigo 111í}o,
Esto es lo qf.le /he de decir/:
(A1mq11e) tenga miedo de él
Iré
/Y 111e mfm1tmrf a él (? )/
(25-31) 205-211 perd idos, salvo algunos trazos. Los Ancianos re-
coman la palabra:
Jl<.'i Scgl1a parece, es l!nkidu (.)Uien habla )1 le Jtonseja a G ilganu:sh que vaya a dor-
una nueva discracci6n o negligencia del cupisra. gue ha puescu «b(1fo.lo)o)o en plural.
;•
1
Nuevo error. Literaltnenre: ..,.(JU .ru g1·itol//a,,urda, golpea/;(1. el Juelo».
1"" Lirl·raln1cntc; "del dioJ». Para c.·sra d l'non1inación vc:asc p. 23 4 . n. 370. t'.tcétl~ra.
1
~tiO Literalmente: • tUlt't obrtt q11e 110 exilie en la tierrrtl en esu p11ÍJ».
"' Este documento, que se hal.la en curso de edición (julio de 199 1), me ba sido
g ene rosamcnrc comunicado por. mis colega.~ y amisos A . Cavigneaux y J. Rengcr a
q uienes expreso dc.-sd c aquí mi agradecimiento. Su trabajo servirá p..'lm m cjornr nucs-
rta con1prensió n del f ragmento.
>t? Liter-aln1enre: .,.¿e 1111 di01»: y la inre-rprera.ción posterior mosrrará que se rrara,
en efecro. de un dios (\Ver) o de un ser hurnano divi11i2:1do (Lug :\lband:i).
>n Seg(m csn: pasajt". d dios \"'\lcr (aquí c uriosamtntc declinado: \\'"'en1) stría pro ..
tenor ( • /11.• di111) de Gilgamesh. equiparado a su padre. En lit T"Nilkt de Yttl~: 13 1 (más
arriba. p. 231. n. 364), parccc, al conrrario, rcsrx)nsablc del llosquc y, por ianto. ad-
versario de G ilgamcsh.
Otro suciio de
Gilgamesh - «A111igo mío,
10 He te11ido 11rt c11arto ( stmio);
(A!Í.11} más terrible ;"'
Q11e los trn (primeras).
Estaba co11te111pla11do
A Anzú en el Cielo'~'
(Cuando) se lanzó volando encima de nosotros
Como 111111 1111/Je.
(Era) 1111 Espanto,
S11 aspecto era mo11strt1oso.
Su boctt era de F11ego
15 Su aliento, la M11eru:l"".
U11 jovfen }
El paso ( ?)
{} (lftí/.l'eCÍt'
E11 mi (s11eíio) noct11mo.
Mis 11/fll/QS lJ
Agarraron su1 ala1.
Explicado por
Reverso
,.
Enkidu - «{Este A11z1/ q11eJ semejante a 11na 1111{/;e/
Vol{aba/ sob1'e nosotros,
{(Este) Esp}anto
De mpecto 111omtrt10J(),
{C"Y"] boca era de {F}1ego
Y stt aliento, 1,, M11e1·te,
Y cuyo Resplandorm
5· Te daba miedo f (? )},
(Es que} yo mismo { J
Te ayudm·é (contra él(?)).
(En manto) 11! joven que has visto
1..,. ~1isma fórmula, para. introducir d discurso din.-cto, que la t•mph.-ada en his tablilla..
X y Xl de la Vtt~1i-011
11i11ivikz (véase p. 165, n. 21 5) y c:n ouos pasajt.-s, t.~por-ddit:rul1cnrc.
El hmha,
Sacó de la v/rli}11a
S11 espada,
Y golpeó (aH11wawa)
En 111 c/ab}eza
(Mimtrm que) [m} amigo E11kid11
Se habla ap{odera /do (?) /de él/.
Y mando f/e golpeó} por ter/cera (wz)/,
( f111111t1wa) {re des}plomó,
25" (E11 el s}ileucio (absoluto}
De {rus F11lgores (? )} disperfsados"'}
{( /1rí) gol /peó
1\t podtroso f!11wawa, el G11ardiá11.
Y hasta marmta kiló111etr'O.r
{}.
Y Enkidtt tthtttió,
Tms él, fs11s De/emas (.' ) J
Él ( Jel Bosque
[Y } los Cedros.
30' (J\sf, también) E11kfidlf] golpeó
1\l G111mli1í11 (?)del Bosq11e'°',
Con myos gritos
fíemblaba11} Hermón y el Líbano'º' ,
Se esftremedan de miedo ( ? )./
Lt1s 1'vlo11t11iím,
Se sobr[erogfan de espanto(?)}
Todas las c111nbres.
1;.,,s golpear (así)
1\/ Malv/rtdo del Bosque (?)}de lo.r Ced1'0.1,
Y mando hubie1'011 (ig11a/111ente) abc11ido
36' Los Siete /Fulgores (?)}desmembrados,
411 3
Licer.:-t.lnlenu:, •corttrd()J", es decir. separadl'>S ranro de su fuente dt: energía corno
unos de otros .
.i.1.t Si ini rc:sticución es corrccca, Enkidu habría aplicado su progrJ.tna, anunciado n1ás
arriba ( 14'-/ l'J. Después de que Gilgamcsh abatiera a Huwawa, él se ~ucargó de oeutrnli-
zar SllS Fulgores. En sentido estricto, fue G ilgamesh quien le ase>có a Huwawa el golpe de
gracia, mientras que Enkidu se limicó a s ujetarlo durante la cic:cución (22' ).. y sólo "/;()/~;,,
vercbderamenre a «sus servidores», -</o.r F11/gorn.-. Sin embargo, el autor debía necesaria·
m enee destacar la p.'lrte activa que tuvo Enkidu en esta muerre , sjn duda c on el fin de res-
per:ir la e~rrucrur:l ele fa his ro ria en su conjul)ro, en la cual, como veremos (al rnenos, se-g,'11'1
la Vw.1irí11 bilit(I, fa lanic;.1 constrvacla). Enkidu es «Ondt'n;_Ulo a muc:rtt' por los dioses, entre
otros motivos JX)r haber da<l-0 n1uerte, contra la voluntad divina,~\ fJun1baba.
.ir~ La 1nisn1a n1cnc:ión cxplícira del <:n'l()hl:t~unicnro de Ja 1ionraña y del Bosque de
los Cedros se cnt·ut.·ncra l'n la \lersi61111i11i11iJa, Jl/U-~225541. 11 :) .
f-:.J Se er:ua de las besrhL'i sah·ajc:s que t-numera la Vt'r.ti¡j,, ninivita X/v: 3 J .u.
.uo l.ireralrntmre. ,,.Q11e no bob1í1n tt.\'i.uitlo 111u1ra ».
11
" Pasaje coigmár ic:o: ningún tc:xro conservado nos habla de esta búst1uc:tla de po·
zos por parte de Gilgarnesh. bl1squcda vana)' nl ilagrosamcntc interrumpida. En aca·
dio, el «soplo,. de un dios es una forn·l a de referirse a su acción bienhechora. Si es Sita·
mash q uien habla en esca patee~ entonces fue su favorable intervención la que hizo
llegar usuar a los pozos. Podemos recordar aquí un viejo m iro surnerio según el cwl,
e n un pals sin agua dulce, Utu (el Sh:.unash sumerio) ~dt.·1de s11 c111¡1'aza111if/11tu c.,¡/crtc Q.'-
1
lrajo ng11n (potn/;/c) de la tierra> ( LnrJt¡JIC lcJ' die11x. .. , p. 153: 53 JJ.). Se trnrn de una fa.
cera desconocida y en cierro modo inesperada del dios del Sol.
"º Es ki n1isma fórmula in rroducroriu que más :irrib~, p. 246 1 n. 398.
'º Lireralnlence, «fa. vida »: evi<lenremenre. se rraca aquí, como en conrexcos anáJo-
80s. de vida no inccrrun1pida por la muerte. Vé:t~e ettnlhién B/11: 10' y 111: 2', ctcéter¡,,
"'~ Lirerolnlenrc: 11E1taré tu·o11n.dol.dqr11úré UXÍOJ loJ añOJN.
4
n tireralnH:nrc, • ¿C11á11tf1. t'l~1ritk1d ha/Jrá?».
•ui Litcralme-orc, -<Se han g11nrdntl<> la i11111órlnfit!ad tn JllJ r1:a111Jsl C'1111 poder».
' '' li1er::tlmenrc:, "'Q11e 111 ra/x',f,a (t-Sl'O t-s: t u person:t) .rea lr.n..'ar/a. 8á1inte t•n el agua,..
4::o .. Q11t 111 t.rjJOJll 110 de)<! de di.rfr11ta1' ,,,, 111 "'1gnzo;., l"SCO <:.s, t.1aH1 1111 abrazru • · V é:;uc
Vll/111: 27 JJ. • p. 139.
"! Ólra resl ituci6n posible (pero a nli modo de ver, menos verosínl il en seniejan-
1
rc conrl·xco) seda: "' Ttti es el (.f11it·o) ofirio fde las 1111,jen:.s}», en referencia a su papel t:n d
aOlOf (t:OO\C) Cll )a V~rJ'iÓJJ ninivita, J: ]j9 y 165).
65 Con 111t1110.r
Como paft}ás de lefón},
Con 1uías
Co1111J garrm de águila;
Trt1.r cogen1te por los fflbelíos
Me J11jeldba jt1l!t'/e111ente'l'.
1
"' El ltxto conc iene as imjsmo lo que parece ser el comienzo dd 5egundo hemis-
tiquio: dos sílabas con las <JUC no sabemos qué hacer, que iban seguidas. ral vez. de tres
o cuatro signos, a lo más. uct unlntt:nrc dc:saparccidos.
Fragmentos de Emar•B
El primero, denominado Msk 74128d, es ran
sólo un fragmento de siece líneas que debía de ir
inserrado en la cablilla IV, jusro anres de la par-
ce conservada de la co.l umna v 1 (p. 103), en el
momento en q ue Gilgamesh anima a Enkidu a
penerrar en el peligroso Bosque, insisrie udo en
que cncrc los dos lograrán culminar una haza ña
aparenrcmcnre imposible para uno solo.
Fragmento de Megiddo"'
.¡H « J\ffl11j1u· de diAfCJ ... bebida de Yf)'tJ • : es una forn1a de ex~tlrnr la dignidad y la im-
porcancia de la alin1cntación y de la bl·bida d aboradas, en contraposición a la.s sim-
plcmcnrc recolectadas de la naruralcza. Vc'.mc rnmbién p. 220, n. 344.
Un verso murilado.
Enkidtt en el desierto
E.nkid11 y G ilgn111esh
11: l' Sicce versos muy mu ri lados: por las escasas pa-
labras que subsiscen, intuimos que se erara de l
«derecho de pernada» exigido por Gilgamesh .
'º la fra..~i: t-s enigm~rica: ¿de quit-n se d ice que se frn trasladado (de nnevo) a la
Ciudad ? ¿Acaso c..--srá Gilgamesh r<.--cordanclo el día en <JUC Enkidu vino ;\ instalarse a
Uruk> ¿Y por qué?
"' Compárense con los trece Vienws d e V/11: 8 J.f., p. J 10, '" 96.
"' Con otras p-alabras: dejó de luchar y de dcfrndcrsc y cayó en poder de los dos
héroes.
La Taber11era
-""6 Se (f¡Lta dt· la ((cuba» que Íormaba parte de los utcnsilios de: los/las fabricantes
da (y más de una vez olvidada: véanse pp. 274, n. 468 )' 11 7, n. 106),
pe ro sol amen re «Cuanrirariva», en esrarura, in religencia, pode r, arrojo
y valor sobre rodos los demás hombres, con quienes compartía, sin em-
bargo y sin reservas, su co ndición sustancial: la cond ición h umana. La
f.popf)'" habría perdido rodo HI semido, roda su füer<1a de c:o1wi\ción
(como enseñanza y como ejemplo) si G ilgamesh no h ubie ra sido, a co-
dos los niveles, no sólo hombre sino, por decirlo así, más hom bre que
ni ng uno.
El g ra n B. Landsbe rge r pre tendía que esra obra maesrra fi.iese la
«Epopeya nacional» de la venerable lireracura mcsoporámica. Como si
- supuesro que la idea m isma, o el sentim ienro, de «nación» escuvieran
ya por emonccs suficien ce mcnrc definidos, precisados y v.ividos en
rnanro mies, como si, decía, esros pueblos hubieran senriclo, abierra-
menre o no, la necesidad de forraleccr, medianre una obra lireraria
grandiosa, la conciencia de su un idad «ém ica» , cultural y po lírica, y su
vo lunrad de vida en comí111. En realidad, lo que incorpora ron en ella,
lo que en ella buscaban y enconrraron, fue la imagen reflejada de su
manera de vivir y de pensa r, su culcura, sus deseos, problemas, valores
y lími res, de todo lo q ue afoc raba a su ex iscencia y le daba sentid o y,
gracias a rodo ello, la imagen de las reacciones uuiversalmenre huma-
nas q ue eran l<l~ suyas propias anre los g randes prob lemas de nuestro
desrino , esco es, la amistad y la muene: aquello que el «Otro» puede
aporcar a nuestra vida, al com partirla de un modo ran absolu ro, y esa
desesperación q ue nos atrapa c uando, en los momentos importantes de
nues tra biografía, pensamos en la in declinable y c rue l obligación de te-
ne r un día que abandonarlo codo, de dejar de vivir incluso aunque nos
imaginemos que a1ín existimos.
Esta es la razón de que la Epopeya de G ilgamesb man renga hoy día
rodo su valor. Al leerla, «enrramos» casi «mate rial me nte>>, g racias a esre
documento de excepcional riqueza )' aucenricidad, en la vida, el pensa-
miento, el alma y la culrura de q uienes son los más viejos de nuestros
ancepasados, al menos de nuestros an repasados reconocibles, en el ho ri-
zonre brumoso de nuestra hisro ria; pero más allá de esta prelación en el
orden histórico, leerla supone descubrir, en un espíricu y un corazón
cuyo ser más íntimo apenas ha cambiado desde entonces, los mismos
beneficios de la amistad, de la vida compartida, y la misma procesca
ante esca ley que, al final, nos iguala a rodos: la muerte inexorable.