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ANTES DE LEER
La mujer de "La siesta del martes" es uno de los ejemplos más acabados y más
memorables de la mujer fuerte en la obra de Gabriel García Márquez. Pobre y
vestida de un luto riguroso, hecho que se explica en el transcurso del cuento, la
conocemos taciturna, hablando con la niña en mandatos maternales pero
tajantes. Parece vieja, al menos para ser la madre de la niña, por su manera de
vestir y por su "cuerpo pequeño, blando y sin formas". Después veremos que no
sólo es la madre de la niña de doce años, sino también de un hijo ya hombre. La
narración detalla minuciosamente los movimientos de madre e hija en el viaje de
largas horas calurosas en tren, al bajar del tren en Macondo, y al cruzar por el
pueblo, solas y tomadas de la mano, en busca de la casa del cura y de las llaves
del cementerio.
Vocabulario
AL LEER
Mientras leas "La siesta del martes", notarás que, al comienzo, no nos damos
cuenta cabal del porqué del viaje de madre e hija en el tren. En el cuento, sin
embargo, se empiezan a insinuar detalles de la realidad del dolor que empezó
para ellas hace ocho días. Se alternan los detalles de un mundo que ignora su
dolor con ciertos detalles sutiles que nos colocan cara a cara con él. Tu tarea es
buscar y apuntar por lo menos tres momentos en que García Márquez nos
presenta alternancias abruptas entre un mundo indiferente a las penosas
circunstancias del viaje y la insinuación sutil y gradual de los detalles de su
dolor.
POR EJEMPLO:
El estudiante encuentra y anota lo siguiente:
DESPUÉS DE LEER
CONVIENE SABER que García Márquez contó después muchas veces que la
mujer de "La siesta del martes" está inspirada en el recuerdo de un día en que él
vio llegar a Aracataca, abrasada por el sol y por la curiosidad de todo el pueblo,
una mujer, con una niña de la mano y un ramo de flores para la tumba de su
hijo, mientras en toda Aracataca corría el rumor: "Aquí viene la madre del
ladrón". García Márquez durante años consideró este cuento su mejor.
CONVIENE SABER que el texto de "La siesta del martes" trae una descripción
de las llaves del cementerio: "dos llaves grandes y oxidadas, como la niña
imaginaba y como imaginaba la madre cuando era niña y como debió imaginar
el propio sacerdote alguna vez que eran las llaves de san Pedro". Esta es una
referencia al versículo del Evangelio Cristiano en que Jesucristo encarga al
apóstol san Pedro las llaves del reino de Dios, encomendándole la vigilancia
sobre la entrada al cielo de los fieles difuntos. Las llaves del cementerio se
parecen a las imaginadas por la mujer, por su hija, y aun por el cura, desde que
aprendieron el versículo en su niñez. Por eso el aspecto de las llaves tiende a
inspirarles un temor reverente. Claro está, no dejan de ser las llaves del
cementerio, que pide la mujer, por apenas más de una hora, para visitar la
tumba de su hijo recién muerto.
CONVIENE SABER que el lugar de los sucesos de "La siesta del martes" es
Macondo. Las dos sedes más usadas por Gabriel García Márquezcomo
trasfondo de sus cuentos son: un pueblo anónimo, sin ferrocarril, pero con un río
por el cual llegan barcos, con gente y noticias -como en El coronel no tiene quien
le escriba. El otro pueblo es el mítico y fabuloso Macondo, inspirado en su
pueblo natal de Aracataca. En Macondo tienen lugar, entre otros textos, Cien
años de soledad y "La siesta del martes". A Macondo no se llega por barco sino
en el tren amarillo que hizo instalar la compañía bananera, el tren que trajo
arrastrando la hojarasca humana que Márquez mismo describe como:
CONVIENE SABER que, según él mismo, García Márquez tiene una obsesión
respecto a su propia muerte: quiere que la gente le lleve flores y testimonios de
afecto al pie de su tumba. Esta obsesión se basará tal vez en la experiencia que
tuvo en su niñez cuando la abuela Tranquilina lo inmovilizaba en una silla al
anochecer, amenazándolo con las ánimas que vagaban por la casa grande y
fantasmal de Aracataca, convirtiéndola en un inmenso catafalco.