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Profecías Cumplidas
Esdras 1:1–2:70
Para el creyente en Dios, la soberanía divina se puede ver en todo tiempo y lugar. Pero hay
muestras de la soberanía que son más extraordinarias que otras. El libro de Esdras pone de relie-
ve varios ejemplos.
AUTOR Y FECHA
Siempre se ha considerado a Esdras como autor del libro que lleva su nombre. Aunque él no
presenció los hechos registrados en los primeros seis capítulos del libro, tuvo a su disposición
varias fuentes de información, como por ejemplo, documentos oficiales (4:7–16) y genealogías
(2:1–70). Originalmente, este libro formó parte de una sola obra que incluía a Nehemías y Cróni-
cas.
El libro de Esdras se divide en dos períodos de tiempo. El primero comienza con el edicto de
Ciro, rey de Persia para reconstruir el templo (expedido en el año 538 a.C.) y se extiende hasta la
terminación del templo en 515 a.C. Esdras no regresó a Jerusalén sino hasta 457 a.C., y estaba
allí todavía cuando llegó Nehemías en el año 444 a.C. De modo que no se le puede poner fecha
antes de 457 a.C. Es probable que el libro se haya terminado [p 6] entre 456 y 444 a.C.
TRASFONDO HISTÓRICO
Los judíos habían sido llevados cautivos a Babilonia en tres ocasiones, en los años 605, 597 y
586 a.C. Antes de llevarse a cabo el cautiverio, Dios prometió a través del profeta Jeremías, que
servirían al rey de Babilonia durante setenta años y después volverían a su tierra (Jeremías 25:11
y 29:10). Ciro conquistó Babilonia en 539 a.C. y al año siguiente promulgó un decreto que permi-
tía a los judíos regresar a su tierra.
Algunos contemporáneos del período que abarca el libro de Esdras son: Hageo (520), Zacarí-
as (520–515), Ester (483–473), Malaquías (450–400) y Nehemías (445–423). El profeta Daniel ya
era muy anciano, pero vivía todavía cuando Babilonia cayó en manos de los persas (Daniel 5:1–
31).
Los reyes persas que se mencionan en Esdras son:
Ciro 538–530 a.C. Caps. 1–6 Hubo otros 2 reyes entre 530 y 521, pero sus
nombres no aparecen en el libro de Esdras.
Ellos son Cambises hijo de Ciro (530–522) y
Esmerdis (522).
Ya se ha hecho referencia a las tres deportaciones en 605, 597 y 586 a.C. También sucedie-
ron tres regresos al cumplirse el tiempo estipulado por Jeremías.
6
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
EL DECRETO (1:1C–4)
Se divulgó por todo el reino 1:1c
El rey dio orden de que se pregonara un decreto por todo su reino, tanto de palabra como por
escrito. Su territorio era vasto. Se extendía desde la India hasta Etiopía hacia el sur y hasta Gre-
cia al norte. Es fácil imaginar la dificultad para que se pudiera divulgar un mensaje en un territorio
tan extenso sin disponer de las vías modernas de comunicación.
Su contenido 1:2–4
1. El rey hizo referencia a Dios como “Jehová el Dios de los cielos” (1:2b). Este término aparece
nueve veces en el libro de Esdras, y afirma la soberanía de Dios. Ciro fue un monarca que reina-
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ba sobre un territorio enorme, pero Jehová reina desde los cielos, sobre el mundo entero (Isaías
66:1).
2. Dijo que Jehová le había dado todos los reinos de la tierra, y le había mandado edificarle casa
en Jerusalén, en la provincia de Judá (1:2c). El famoso historiador Josefo escribió que a Ciro le
fue mostrada la profecía de Isaías 44:28 y deseaba cumplirla. Algunos opinan que posiblemente
Daniel le mostró la profecía. Esto es bastante creíble, porque él jugó un papel importante en el
gobierno persa después de servir por largos años [p 11] en el gobierno babilónico.
3. Dio libertad a todos los judíos para que regresaran a Jerusalén y edificaran casa a Jehová (1:3).
4. Ordenó a todos los que hubieran quedado para que proporcionaran plata, oro, bienes y ganado,
y ofrendas voluntarias para la casa de Dios.
Su impacto 1:5–6
Los judíos estaban contentos con el decreto y pronto se movilizaron para iniciar el regreso a
su patria. Se mencionan primeramente a los líderes de las casas paternas de Judá y de Benja-
mín, incluyendo a los sacerdotes y levitas. Se agregaron a ellos “todos aquellos cuyo espíritu
despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová” (1:5). Es interesante notar que por segunda
vez se hace referencia a la obra de Dios de despertar el espíritu de las personas. Fue él quien
despertó el espíritu de Ciro (v. 1c) y después el de los que estuvieron dispuestos a regresar a Je-
rusalén. En ambos casos, el Señor tomó la iniciativa y las personas demostraron sensibilidad a la
obra del Espíritu de Dios, obedeciéndole. ¡Bendito el hombre cuyo espíritu Jehová despierta!
Parece que la ayuda material, dada en abundancia según el v. 6; provino de los vecinos genti-
les y de judíos que no regresaron. Además de esas ofrendas voluntarias, el rey, por mano de Mi-
trídates, sacó los utensilios de la casa de Jehová que Nabucodonosor había saqueado de Jerusa-
lén y los dio a cuenta a Sesbasar, príncipe de Judá (1:7–8). Nabucodonosor había profanado
esos utensilios, poniéndolos en la casa de sus dioses (1:7b y Daniel 1:2). La devolución de esos
utensilios era parte de la profecía acerca del regreso de los judíos después que se cumplieran los
setenta años (Jeremías 27:19–22).
No se sabe con certidumbre quien era Sesbasar, pero algunos eruditos creen que era el nom-
bre babilónico del mismo Zorobabel. Su argumento es como sigue: en Esdras 5:16 encontramos
que “Sesbasar… puso los cimientos de la casa de Dios…” En [p 12] Zacarías 4:9 se profetiza que
“las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán…” Parece
que un solo hombre dirigió el trabajo y se usaron dos nombres para referirse a él. Zorobabel era
el nieto del malvado rey Jeconías (1 Crónicas 3:17–19).
Había un total de 5,400 utensilios de oro y de plata (1:11). Esa suma es distinta de los 2,499
utensilios que se detallan en 1:9–10. Probablemente los mencionados con detalle eran los de ma-
yor tamaño e importancia, y no fueron incluídos los más pequeños y de menor importancia, pero
sí se incluyeron en la cifra mayor.
LISTA DE LAS PERSONAS QUE REGRESARON (2:1–63)
Primeramente, Esdras registra los nombres de los líderes (2:1–2). Los dos primeros son los
que más se mencionan en el resto del libro. Jesúa era el sumo sacerdote (3:2) y se identifica co-
mo Josué en Hageo (Hageo 1:1), y en Zacarías (Zacarías 3:1). Zorobabel era el gobernador de
Judá (Hageo 1:1). Nehemías no es el Nehemías del libro que lleva su nombre. El famoso gober-
nador no apareció sino hasta ochenta años más tarde. Mardoqueo tampoco es el del libro de Es-
ter.
9
Cita Personas
Total 29,829
¡PENSEMOS!
[p 15]
2
Se inicia la construcción
Esdras 3:1–13
Si usted estuviera a punto de comenzar la construcción de un templo para Dios en la actuali-
dad, ¿por dónde comenzaría? ¿Por el púlpito o con el bautisterio? Probablemente antes pondría
el fundamento. Generalmente así se hace, pero Zorobabel y Jesúa tuvieron otra idea.
EDIFICACIÓN DEL ALTAR DEL DIOS DE ISRAEL (3:1–2)
Trasfondo histórico
Desde el comienzo de la relación entre Dios y Abram, los altares fueron de gran importancia
en la vida de él y sus descendientes (Génesis 12:7 y 13:4). Después de recibir la promesa de la
tierra para su descendencia, el patriarca “edificó allí un altar a Jehová” (Génesis 12:7). Al llegar a
ese mismo lugar después de su estancia en Egipto, “invocó allí Abram el nombre de Jehová”
(Génesis 13:4). Es evidente que los altares se asociaban con la adoración a Dios.
Al finalizar la entrega de los diez mandamientos, el Señor ordenó lo siguiente referente a los
altares: “Altarde tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de [p
16] paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nom-
bre…” (Éxodo 20:24).
En la revelación que Dios le dio a Moisés acerca del tabernáculo, se incluyeron instrucciones
específicas acerca del altar de bronce (Éxodo 27:1–8): sobre ese altar se presentarían los sacrifi-
cios.
Salomón también hizo un altar de bronce para el templo (2 Crónicas 4:1). La destrucción del
templo por Nabucodonosor en 586 a.C. incluyó ese altar (2 Crónicas 36:19).
Siendo que los sacrificios habían de hacerse sobre el altar de Jerusalén (Deuteronomio 12:4–
7 y 2 Crónicas 6:5–6), los judíos estuvieron privados de ese privilegio durante el cautiverio. Con
razón el remanente fiel que regresó con Zorobabel y Jesúa estaba muy deseoso de hacer el altar
y renovar los sacrificios. Probablemente eso explica el hecho de edificar el altar antes de poner
los cimientos del templo (Esdras 3:2).
Parece que el templo de Salomón fue edificado primero y después se hizo el altar (2 Crónicas
3:1 y 4:1). Evidentemente, mientras se construía el templo de Salomón, los judíos seguían ado-
rando en el tabernáculo que estaba en Sión (2 Crónicas 5:1–5).
La fecha 3:1 y 6
En el capítulo anterior se hizo referencia al hecho de que los que regresaron habitaron en sus
ciudades (2:70). En 3:1 se hace constar que ya estaban “establecidosen las ciudades”. No se
presentan fechas para explicar cuánto tiempo duró el proceso de establecerse. No se sabe tam-
poco cuándo salieron de Persia, ni cuánto tiempo tardaron en llegar a Jerusalén. Sabemos que
Esdras y sus acompañantes hicieron el viaje en cuatro meses (Esdras 7:8–9).
La referencia al séptimo mes de 3:1, puede tener varios significados. Puede referirse al sépti-
mo mes después de salir de Babilonia o al séptimo mes después de llegar a Jerusalén. Lo que sí
es seguro es que coincide con el séptimo mes del calendario [p 17] usado por los judíos. El sép-
timo mes, que corresponde a parte de septiembre y octubre, siempre había sido de gran impor-
tancia en la vida religiosa de los israelitas.
11
TRES FIESTAS RELIGIOSAS SIEMPRE
SE CELEBRABAN EN EL SÉPTIMO MES:
LA FIESTA DE LAS TROMPETAS
EN EL PRIMER DÍA (NÚMEROS 29:1–6);
EL DÍA DE LA EXPIACIÓN (LEVÍTICO 23:26–32);
LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS (LEVÍTICO 23:33–44)
Parece que los judíos no querían perderse de ninguno de esos días tan especiales. Por eso,
comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová el primer día del séptimo mes (3:6).
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¿De dónde fue traído el cedro para la construcción del templo? ¿En qué
fecha comenzó el trabajo? ¿A quiénes fue delegada la supervisión?
Describe la alabanza elevada a Jehová cuando los albañiles echaban los
cimientos. ¿Cuáles fueron las reacciones del pueblo al ver que se colo-
caban los cimientos? ¿Por qué lloraron algunos?
13
[p 21]
3
Cómo enfrentar la oposición
Esdras 4:1–24
Cuando la obra de Dios progresa, Satanás siempre se opone. Los sucesos del cuarto capítulo
de Esdras corroboran este principio. Al terminar el capítulo tres, se observa mucha alegría por la
colocación de los cimientos de la casa de Dios (3:10–13). Pero al principiar el capítulo cuatro, se
aprecia de inmediato la oposición de los enemigos de Judá y de Benjamín (4:1).
El principio de la oposición a la obra de Dios está en vigor en la actualidad, y es menester que
los creyentes en Jesucristo conozcan las artimañas de Satanás para que sus ataques no nos en-
cuentren desprevenidos. Cuando un creyente pasa por una experiencia decisiva, puede estar se-
guro de que pronto vendrá una prueba en su vida.
Cuando hay un avivamiento en la iglesia o un nuevo avance, como el comienzo de una cons-
trucción, el enemigo acecha, tratando de frustrar la obra de Dios. El creyente no debe contemplar
este principio con fatalismo, sino con valor para estar prevenido cuando la oposición se manifieste
(2 Corintios 2:10–11, Santiago 4:7 y 1 Pedro 5:8–9). El triunfo del creyente es seguro (1 Juan
4:4).[p 22]
“RESISTID AL DIABLO, Y HUIRÁ DE VOSOTROS”
(SANTIAGO 4:7)
OPOSICIÓN SUTIL 4:1–3
Los enemigos del pueblo de Dios vinieron a Zorobabel, y a los jefes de casas paternas, y les
dijeron: “Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofre-
cemos sacrificios desde los días de Esarhadón rey de Asiria, que nos hizo venir acá” (Esdras 4:2).
Los asirios tenían la política de trasladar sus súbditos de distintos países a lugares conquistados
con el objeto de asfixiar el espíritu nacionalista. Cuando Esarhadón conquistó a Israel en 669
a.C., trajo consigo a personas de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y las pu-
so en las ciudades de Samaria (2 Reyes 17:24). En vez de convertirse a Jehová, esas personas
sólo agregaron unas prácticas de los samaritanos a su devoción a sus ídolos (2 Reyes 17:33).
Eso se llama sincretismo, que es algo desagradable ante los ojos de Dios. Él exige lealtad exclu-
siva y no comparte su gloria con nadie (2 Reyes 17:34–41).
La propuesta fue rechazada por Zorobabel, Jesúa y los demás jefes de las casas paternas de
Israel. Hicieron una magnífica decisión. La luz no puede tener comunión con las tinieblas (2 Corin-
tios 6:14).
“¿ANDARÁN DOS JUNTOS, SI NO ESTUVIEREN DE
ACUERDO?” (AMÓS 3:3)
Hoy en día, el diablo emplea la misma astucia. Llegan a las puertas personas cargando mate-
rial religioso, y al ver una Biblia dicen: “¡Qué gozo ver que tienen Biblia! Nosotros también estu-
diamos la Biblia. Si le parece, podemos llegar cada semana [p 23] en el mismo día y a la misma
hora para tener una clase bíblica” Otros dicen: “Somos una misma cosa; trabajemos juntos”
14
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
[p 28]
17
[p 29]
4
La construcción se reanuda
y concluye
Esdras 5:1–6:22
LA EDIFICACIÓN REANUDADA 5:1–2
Hageo y Zacarías fueron contemporáneos de Zorobabel y Jesúa. Cuando se detuvo la cons-
trucción del templo por tanto tiempo, esos profetas se procuparon mucho, y con exhortación y
profecía animaron al remanente fiel a seguir adelante con el trabajo (Esdras 5:1; Hageo 1:7–8 y
Zacarías 1:16). Como resultado del ministerio de esos fieles siervos de Dios, Zorobabel, Jesúa y
los profetas de Dios, se comenzó a reedificar la casa de Dios (5:2).
PROTESTA POR LA EDIFICACIÓN 5:3–4
Una vez que se reanudó la construcción, vino Tatnai gobernador del otro lado del río, junta-
mente con Setar-boznai y sus compañeros, para interrogar a los edificadores acerca del trabajo
que desempeñaban. Tatnai era gobernador de una región que abarcaba toda Palestina y Siria. No
se ha de confundir su autoridad con la de Zorobabel. Éste sólo gobernaba sobre Judá. Tatnai es-
taba actuando bien, de acuerdo con la situación prevaleciente en Persia en aquel entonces. Du-
rante la primera parte del reinado de Darío hubo mucha turbulencia política, por [p 30] lo que se
podría creer que el edificio que los judíos levantaban sería usado en una rebelión contra del impe-
rio. Tenían dos preguntas: (5:3–4)
1. “¿Quién os ha dado orden para edificar esta casa y levantar estos muros?” (5:3b)
2. “¿Cuáles son los nombres de los hombres que hacen este edificio?” (5:4)
Esdras no dio respuesta a esas preguntas allí mismo, sino que las incluyó como parte de una
carta que las autoridades persas enviaron al rey Darío (5:11).
CONCESIÓN OTORGADA 5:5
Probablemente Esdras no registra toda la conversación que hubo entre los dos grupos. De
modo que no se sabe si los judíos pidieron permiso para seguir trabajando o si Tatnai tomó la ini-
ciativa para extenderlo. Lo que sí es cierto es que Dios intervino.
“MAS LOS OJOS DE DIOS ESTABAN SOBRE LOS
ANCIANOS DE LOS JUDÍOS, Y NO LES HICIERON
CESAR HASTA QUE EL ASUNTO FUESE LLEVADO A
DARÍO” (5:5).
No sabemos cuánto tiempo duró el viaje y la investigación, pero cuando menos se llevó algu-
nos meses. De modo que la concesión de seguir trabajando permitió que se lograra un gran pro-
greso en la construcción. Lo que tenemos aquí es otra evidencia de “la buena mano de Dios” que
estaba sobre ellos (Esdras 7:6, 9, 28; 8:18, 22, 31).
18
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¿Cómo reaccionaron Tatnai y sus compañeros a las órdenes del rey? ¿En qué fecha se
completó la edificación de la casa de Dios? ¿Por qué ofrecieron los animales mencionados
en 6:17? ¿Cuál es el simbolismo de los doce machos cabríos? ¿Por qué celebraron las fies-
tas de la pascua y los panes sin levadura? ¿Qué simbolismo tienen?
21
[p 37]
5
El regreso bajo Esdras
Esdras 7:1–8:36
Hay un enorme lapso de tiempo entre los capítulos seis y siete de Esdras. La construcción del
templo se terminó en 515 a.C. El regreso bajo Esdras no sucedió sino hasta 457 a.C. Además de
que pasaron varios años, todo el reinado del rey Jerjes o Asuero también tuvo lugar en ese lapso.
Los eventos del libro de Ester (483–473) encajan entre los dos capítulos ya aludidos. A eso hace
referencia Esdras al decir “pasadas estas cosas” (7:1). Vale la pena recordar también que hacía
ochenta y un años que regresaron Zorobabel y Jesúa y sus acompañantes.
ESDRAS ESTABLECE SUS CREDENCIALES 7:1–5
En Esdras 2:62 encontramos lo siguiente: “Estos buscaron su registro de genealogías, y no
fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio”. Acerca de Esdras no existía ninguna duda. Su
nombre y el de sus antepasados se encontraban en su registro de genealogías. Él era hijo (pro-
bablemente bisnieto) de Seraías (7:1), que era el sumo sacerdote cuando Jerusalén cayó en ma-
nos de los babilonios en 586 a.C. (2 Reyes 25:18). Su genealogía se remonta a Aarón, a través
de Eleazar (7:5).
ESDRAS ERA ESCRIBA 7:6–10
La palabra en hebreo de la cual viene “escriba”, también quiere decir “maestro”. Escriba pro-
bablemente hace referencia [p 38] a su capacidad de investigar los manuscritos sagrados y co-
piarlos fielmente para el uso de otros. “Maestro” indica que podía enseñar. Dios había puesto en
el corazón de ese hombre piadoso y bien capacitado el deseo de salir de Babilonia, y el rey mos-
tró su confianza en él concediéndole todo lo que pidió (7:6). Sobre todo, disfrutaba de la aproba-
ción de Dios y de su apoyo.
“PORQUE LA MANO DE JEHOVÁ SU DIOS
ESTABA SOBRE ESDRAS” (7:6).
LA DURACIÓN DEL VIAJE 7:7–9
El viaje se llevó a cabo en el séptimo año del rey Artajerjes (7:7c). Comenzó el primer día del
primer mes del año, y terminó el primer día del quinto mes (7:8–9). De modo que el viaje duró
cuatro meses. En este contexto, una vez más hace referencia a la buena mano de Dios que esta-
ba sobre él (7:9c).
EL PROPÓSITO DEL VIAJE 7:10
El propósito de Zorobabel y Jesúa era bien claro. Ellos regresaron para reedificar la casa de
Dios, y lo cumplieron. Nehemías, que fue contemporáneo de Esdras, también tenía un propósito
firme. Él regresó para levantar el muro, y tuvo éxito. Esdras no tenía en mente una construcción
material. Su meta era la edificación espiritual.
“ESDRAS HABÍA PREPARADO SU CORAZÓN PARA
INQUIRIR LA LEY DE JEHOVÁ Y PARA CUMPLIRLA,
Y PARA ENSEÑAR EN ISRAEL SUS
ESTATUTOS Y DECRETOS” (7:10).
22
[p 39] ¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
[p 44]
25
[p 45]
6
Esdras dirige un avivamiento
Esdras 9:1–10:44
Poco después de los eventos relacionados con la llegada de los hijos de Israel procedentes de
Babilonia, los príncipes consultaron con Esdras acerca de algunos problemas serios que había
entre el pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas (9:1). Esdras había estado de regreso sólo
unos cuatro meses y medio (10:9 y 7:9) y en tan poco tiempo ya se había ganado la confianza de
los líderes.
MATRIMONIOS MIXTOS 9:2
Los hijos de Israel, incluyendo a sus líderes, no se habían separado de los pueblos de la tie-
rra, y se habían contaminado con sus abominaciones (9:1). Se casaron con personas del pueblo
pagano que ante los ojos del Señor fue algo terrible (9:2 y Deuteronomio 7:1–4). El que se casara
así, corría el riesgo de apartarse de jehová y servir a dioses ajenos (Deuteronomio 7:4). Como
consecuencia, Dios los destruiría.
LA REACCIÓN DE ESDRAS 9:3–4
La mala noticia de semejante pecado entre el pueblo de Israel y sus líderes provocó una reac-
ción fuerte de parte de Esdras. Rasgó su vestido y su manto (señal de luto); se arrancó el pelo de
[p 46] su cabeza y de su barba (señal de mucha tristeza o ira), y se sentó angustiado en extremo
(9:3). Los que temían las palabras del Dios de Israel se le juntaron, y Esdras siguió en su angustia
hasta la hora del sacrificio de la tarde (9:4).
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
ESTER
[p 52]
29
[p 53]
7
Selección de una nueva reina
Ester 1:1–2:23
A través de los años se ha puesto en tela de duda la canonicidad del libro de Ester. Se debe al
hecho de que no se menciona el nombre de Dios en su contenido. Sin embargo, se encuentra la
mano de Dios manifestándose a favor de su pueblo en cada página. El libro entero es otro ejem-
plo contundente de la soberanía del Señor.
AUTOR Y FECHA
Se desconoce quién es su autor. Algunos han sugerido que Esdras o Nehemías lo escribió,
pero no hay evidencia para apoyar tal idea. Es bastante evidente que el autor era un judío que
estaba al tanto de las actividades del palacio en Susa. Es probable que fuera escrito después de
465 a.C., el año en que terminó el reinado de Asuero, porque Ester 10:2–3 hace referencia a los
hechos de su poder y autoridad como cosas ya escritas en el libro de las crónicas de los reyes de
Media y de Persia.
[p 54] TRASFONDO HISTÓRICO
Los sucesos registrados en el libro acontecieron en los años 483–473 a.C. durante el reinado
de Jerjes o Asuero, quien reinó de 486–465 a.C. Los acontecimientos encajan entre los capítulos
seis y siete del libro de Esdras. El templo fue terminado en 515, y Esdras no regresó sino hasta
457, ocho años después de terminar el reinado de Asuero y 16 años después de haber finalizado
los eventos del libro de Ester. Para más detalles sobre ese período, vea la introducción al libro de
Esdras.
PROPÓSITO DEL LIBRO
El propósito es demostrar la forma en que Dios obra a favor de su pueblo para conservarlo y
así guardar su pacto con él (4:14a)
“HE AQUÍ, NO SE ADORMECERÁ NI DORMIRÁ EL
QUE GUARDA A ISRAEL” (SALMOS 121:4).
ESTRUCTURA DEL LIBRO
El libro gira alrededor de los siguientes eventos claves:
[p 55] ¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
8
La seguridad amenazada
Ester 3:1–4:3
EL ENGRANDECIMIENTO DE AMÁN 3:1–2b
El capítulo 3 comienza con una frase corta pero clave. Dice “después de estas cosas”. Frases
así provocan investigación. ¿Qué quiere decir? Probablemente se refiere a la intervención de
Mardoqueo para proteger la seguridad del rey Asuero (2:21–23).
AMÁN HIJO DE HAMEDATA AGAGUEO FUE ENGRANDECIDO Y HONRADO
POR EL REY ASUERO (3:1b)
Muchos comentaristas bíblicos creen que Amán era descendiente de Agag rey de Amalec (1
Samuel 15:8), y por eso es llamado agagueo. Si esto es cierto, tenemos aquí un ejemplo claro del
principio bíblico de cosechar lo que se siembra en la vida (Gálatas 6:7–8). El rey Saúl había reci-
bido órdenes del Señor de destruir a todos los amalecitas (1 Samuel 15:1–3). Su obediencia fue
parcial. Mató a todos a filo de espada, con una excepión. “Ytomó vivo a Agag rey de Amalec” (1
Samuel 15:8). Muchos años después (aquí), otro agagueo se levanta para tratar de destruir a to-
dos los judíos.
El ascenso que Amán recibió lo colocó sobre todos los otros príncipes (3:1c). El rey ordenó
también que todos los siervos que [p 60] estaban a la puerta del rey se inclinaran y arrodillaran
delante de Amán (3:2a). Y todos lo hacían con la excepción de Mardoqueo, quien no se arrodilla-
ba ni se humillaba (3:2b). No se sabe si Mardoqueo actuaba así por orgullo o por piedad, ya que
la Biblia prohibe inclinarse delante de los ídolos (Éxodo 20:4–5). Tomando en cuenta la costum-
bre de los reyes persas de exigir que se les hicieran honores divinos, es posible que Amán de-
mandara respeto para sí mismo como un acto de adoración. En tal caso, Mardoqueo estaba de-
mostrando su temor por Jehová. Su comportamiento fue denunciado delante de Amán, quien al
comprobar que era cierto, se enfureció grandemente (3:3–5).
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
9
La firmeza de Mardoqueo
Ester 4:1–5:14
LA AFLICCIÓN DE LOS JUDÍOS 4:1–3
Cuando Mardoqueo se dio cuenta del edicto, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de ceni-
za, y caminó por toda la ciudad haciendo un grande y amargo clamor (4:1). Llegó hasta delante
de la puerta del rey, porque no era lícito entrar vestido de cilicio a la presencia del monarca (4:2).
La reacción fue similar en todo lugar a donde llegaba el mandamiento del rey. Había “gran luto,
ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos” (4:3).
MARDOQUEO PIDE LA INTERVENCIÓN DE Ester 4:4–8
Las noticias de la aflicción y de la vestidura de Mardoqueo llegaron a oídos de la reina Ester.
Por lo tanto, ella le envió vestidos para hacer que Mardoqueo se vistiera, pero él se negó a hacer-
lo (4:4). Entonces Ester mandó a Hatac, uno de los eunucos del rey que la atendía a ella, para
averiguar qué sucedía y por qué Mardoqueo andaba así (4:5). Su pariente le declaró todo lo que
había pasado, incluyendo la información acerca de la plata ofrecida por Amán a cambio de la des-
trucción de los judíos. Le dio también copia del decreto, para que se la llevase a Ester con la sú-
plica de que ella intercediera delante del rey a favor del [p 64] pueblo judío (4:6–8).
RESPUESTA DE LA REINA ESTER 4:9–11
Hatac rindió su informe a Ester, pero ella no estaba preparada para entrar a la presencia del
rey, por lo que envió a Mardoqueo la siguiente información. Le recordó que según la ley persa, no
era lícito que nadie entrara al patio interior para ver al rey, a menos que fuese llamado. Ella no
había sido llamada por treinta días. Sólo la muerte esperaba a tal persona a menos que el rey le
extendiera su cetro de oro.
EL RETO DE MARDOQUEO PARA Ester 4:12–14
Cuando le dieron a Mardoqueo la respuesta de la reina, le mandó decir que ella no escaparía
por estar en la casa del rey más que cualquier otro judío (4:13). Y agregó el siguiente reto para
ella:
“ PORQUE SI CALLAS ABSOLUTAMENTE EN ESTE
TIEMPO, RESPIRO Y LIBERACIÓN VENDRÁ DE
ALGUNA OTRA PARTE PARA LOS JUDÍOS; MAS TÚ Y
LA CASA DE TU PADRE PERECERÉIS. IY QUIÉN
SABE SI PARA ESTA HORA HAS LLEGADO
AL REINO?” (4:14)
Puesto que el libro de Ester no menciona el nombre de Dios, no podemos saber a ciencia cier-
ta el nivel de espiritualidad de Mardoqueo. Sin embargo, hay ciertas indicaciones muy positivas.
Ya hemos observado que se negó a inclinarse delante de Amán, posiblemente debido a la prohi-
bición expresa que se encuentra en Éxodo 20:3–4. En su reto a Ester parece demostrar conoci-
miento de los pactos entre Dios y el pueblo judío. Tenía razón al decir “respiro y liberación vendrá
de alguna otra parte”. El pueblo judío es indestructible, no por sus méritos, sino por los pactos [p
65] que Jehová ha hecho con él. Según el pacto abrahámico, obtendrán la posesión perpetua de
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una tierra (Génesis 13:14–15). Si Dios permitiera su destrucción, no podría cumplir con esa pro-
mesa. Además, de acuerdo con el pacto davídico, siempre habrá un hijo suyo para sentarse so-
bre el trono de Israel (2 Samuel 7:12–17). La destrucción del pueblo judío incluiría a todos los
descendientes de David, y si esto sucediera, quedaría abolido otro pacto de Dios. Podrían decirse
cosas parecidas acerca de otros pactos entre Dios y el pueblo judío.
EL PUEBLO JUDÍO ES INDESTRUCTIBLE
NO POR SUS MÉRITOS,
SINO POR LOS PACTOS QUE JEHOVÁ
HA HECHO CON ÉL.
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
10
La derrota de Amán
Ester 6:1–7:10
En Génesis 12:3, Dios le dijo a Abram: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te mal-
dijeren maldeciré”. Amán debió tomar esto en cuenta antes de tramar la destrucción de los judíos
y de hacer la horca para colgar a Mardoqueo. Su propia destrucción se acercaba.
EL REY PADECE DE INSOMNIO 6:1–3
Es posible que Amán durmiera bien parte de aquella noche. Su problema con Mardoqueo pa-
recía estar resuelto y no tenía otra inquietud mayor. Ignoraba el hecho de que hay alguien que
nunca duerme.
“HE AQUÍ, NO SE ADORMECERÁ NI DORMIRA EL
QUE GUARDA A ISRAEL” (SALMOS 121:4).
Por su parte, el rey pasó una noche intranquila. No pudo conciliar el sueño en toda ella (6:1a).
Pidió a los que le atendían que le trajeran el libro de las memorias y crónicas para que se las le-
yeran (6:1b). El rey Asuero ya estaba en el duodécimo año de [p 70] su reinado (3:7). De modo
que había mucho que leer tan sólo de los acontecimientos de su período de gobierno. Entre las
muchas crónicas registradas en las memorias, maravillosamente hallaron la historia de cómo
Mardoqueo le había salvado la vida (6:2 y 2:21–23). El rey quiso saber qué honra o distinción se
había dado a Mardoqueo por ello. Sus servidores y oficiales le contestaron que nada se había
hecho con él (6:3).
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
11
Ascenso de Mardoqueo
Ester 8:1–17
A Amán le salió el tiro por la culata. Estaba segurísimo de poder destruir a su enemigo Mardo-
queo, pero acabó ensalzándole. Pensaba colgarlo en la horca que había hecho para tal fin, pero
fue él quien fue colgado de ella. Aun muerto, Amán siguió cosechando, ya que el mismo día el rey
dio la casa de Amán a la reina Ester (8:1a) y Mardoqueo fue ascendido a la misma posición que
antes perteneció a Amán (8:1b y 10:3).
Parece que Mardoqueo recibió el puesto de Amán debido al hecho de que la reina declaró al
rey lo que Mardoqueo era con respecto a ella (8:1c). El rey quitó el anillo que recogió de Amán, y
se lo dio a Mardoqueo (8:2a) y Ester lo puso sobre la casa de Amán (8:2b).
LA REINA SE PRESENTA DE NUEVO DELANTE DEL REY 8:3–6
Ester estaba siempre consciente del decreto de Amán que ordenaba la destrucción de los ju-
díos. Estaba vigente el decreto aunque Amán había muerto, porque la orden había sido sellada
con el anillo del rey y ya formaba parte de la ley de Media y de Persia, que no podía ser abrogada
(8:3 y Daniel 6:8).
De modo que vino delante del rey y se echó a sus pies, llorando y rogándole que hiciese nulo
el decreto de Amán (8:3). Aunque ya no existía el mismo suspenso en esa ocasión, Ester [p 76]
se exponía a gran peligro al presentarse delante del rey sin ser llamada (4:11). Pero una vez más
halló gracia delante del rey, quien le extendió el cetro de oro. Ester se puso en pie delante del rey,
y declaró su petición (8:4–5a):
“QUE SE DÉ ORDEN ESCRITA PARA REVOCAR
LAS CARTAS QUE AUTORIZAN LA TRAMA DE
AMÁN… QUE ESCRIBIÓ PARA DESTRUIR
A LOS JUDÍOS QUE ESTÁN EN TODAS LAS
PROVINCIAS DEL REY” (8:5).
Y de nueva cuenta se identificó totalmente con su pueblo en las siguientes palabras que par-
ten el corazón:
“PORQUE, ¿CÓMO PODRÉ YO VER EL MAL QUE
ALCANZARÁ A MI PUEBLO?
¿CÓMO PODRÉ YO VER LA DESTRUCCIÓN DE MI
NACIÓN?” (8:6)
Aunque no era posible revocar la ley puesta en vigor por Amán, sí se podía dictar una nueva
ley contrarrestando la primera, y el rey dio a Ester y a Mardoqueo completa libertad para redactar
una nueva ley para revocar la anterior (8:7–8).
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!
12
Liberación de los judíos
Ester 9:1–10:3
Llegó el día estipulado, el trece de Adar que es el duodécimo mes que corresponde a nuestros
meses de febrero-marzo. Los enemigos del pueblo judío tenían autorización para matarlos y apo-
derarse de sus bienes (3:13). Asimismo, tenían permiso de armarse para resistir a sus enemigos
hasta la muerte y apoderarse de sus bienes (8:11). En la soberana providencia divina los judíos
se enseñorearon de los que los aborrecían (9:1c). Dios usó tres cosas para proteger a su pueblo
escogido:
1. El temor de los judíos había caído sobre todos los pueblos (9:2d).
2. Fueron apoyados por la jerarquía del rey, porque el temor de Mardoqueo había caído sobre
ellos (9:3).
3. Mardoqueo iba engrandeciéndose más y más por todas las provincias del rey (9:4).
Los judíos se reunieron en sus ciudades en todas las provincias del rey (9:2a) y armados de
espadas asolaron a todos sus enemigos (9:5). Mataron a quinientos en Susa capital del reino
(9:6), pero no tocaron sus bienes (9:10b). Los diez hijos de Amán fueron contados entre los muer-
tos (9:10a).
Al ser informado el rey de la matanza de los que habían procurado el mal de los judíos, pre-
guntó a la reina cuál era su petición y su demanda (9:11–12). Ester pidió permiso para extender
[p 80] la resistencia por un día más en Susa capital del reino y para colgar en la horca a los diez
hijos de Amán (9:13). El rey mandó que así se hiciese y colgaron a los diez hijos de Amán (9:14).
También los judíos mataron a trescientos hombres más el día catorce del mes de Adar, pero no
tocaron sus bienes (9:15).
Los judíos en las otras provincias hicieron todo el trabajo de su defensa en el día trece del
mes de Adar. Mataron a setenta y cinco mil de sus contrarios sin tocar sus bienes (9:16) y reposa-
ron el día catorce, y lo hicieron día de banquete y de alegría (9:17).
CONTRARIO A LO QUE AMÁN TENÍA
PROYECTADO (3:13), LOS JUDÍOS NO TOCARON
LOS BIENES DE SUS ENEMIGOS AUNQUE TENÍAN
AUTORIZACIÓN PARA HACERLO (8:11)
Los judíos en Susa no celebraron sino hasta el día quince de Adar, debido al hecho de que te-
nían que eliminar más enemigos el día catorce, pero el día quince sí “lo hicieron día de banquete
y de regocijo (9:18).
¡PENSEMOS!
¡PENSEMOS!