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MANUAL OPERATIVO

PASTORAL DE LA CULTURA
1. Justificación, Propósito y Metodología.

1.1. Justificación:

La Iglesia desea que se creen y fortalezcan en las diócesis, en las regiones


eclesiásticas y en los episcopados nacionales centros culturales católicos, que sean
foros de diálogo entre la Fe y las culturas de nuestro tiempo, y espacios donde se
exprese la inculturación del evangelio en las diversas formas de cultura viva hoy.
Como Iglesia deseamos vivir nuestra fe en nuestra propia cultura, respetar la cultura
de los demás sin dejar de ofrecer la buena nueva para que la incorporen a su propia
cultura, semilla del Verbo.

El propósito de este Manual es ayudar a definir dichos centros culturales católicos y


exponer ordenadamente su organización y sus funciones para apoyar a las iglesias
locales o regiones eclesiásticas interesadas en promover la pastoral de la cultura, en
las circunstancias propias de nuestro tiempo. Para realizar este propósito se tendrá en
cuenta las orientaciones de la Iglesia tanto en la G.S. como en la E.N. y los
ordenamientos y orientaciones del Pontificio Consejo para la Cultura.

Por lo que se refiere a los grupos específicos, se tendrán siempre en consideración las
normas que rigen los presbiterios diocesanos como las propias de los religiosos y de
las religiosas y finalmente las que han emanado de los últimos documentos sobre el
laicado.

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1.2 Propósito:

Los motivos que impulsan este trabajo son:

* El deseo expresado por el Sumo. Pontífice Juan Pablo II, que desde 1982 manifestó
con carta personal a los obispos su gran deseo de que se iniciara cuanto antes la
pastoral de la cultura.

* La importancia intrínseca del diálogo Fe-cultura (Cfr. Pablo VI, E.N. 20), ya que la fe
es muerta si no se manifiesta en acciones que dejen huella y herencia a través de la
ciencia, la técnica, el pensamiento, el arte, las leyes e instituciones.

* La preocupación de la C.E.M., porque los Pastores de la Iglesia en México han


tomado mayor conciencia de la importancia de esta pastoral para el mundo presente.

* La necesidad de la Iglesia Católica en México. Al no ser una Iglesia tolerada sino una
Iglesia responsable, quiere convocar a todas aquellas personas que se mueven en el
mundo de la ciencia, técnica y arte, a reflexionar y promover los valores especialmente
éticos en el campo de la cultura contemporánea.

*La encomienda dada a la Comisión Episcopal para la Cultura de apoyar a todos los
obispos de la Iglesia en México para que se dé un fuerte impulso a esta pastoral que el
Espíritu Santo quiere crear desde este fin de milenio y recibir con ojos de esperanza al
ya adveniente.

*Los obispos de la Iglesia en México desean la conveniente y oportuna colaboración


entre la tecnología, la ciencia y la cultura con la misión religiosa indispensable para la
vida de los pueblos.

1.3 Metodología:

Para facilitar el uso de este manual operativo hemos procurado seguir una metodología
deductiva, de suerte que se inicie con conceptos generales, luego se propone una
estructura organizativa, enseguida se delinee una planeación prospectiva general y
finalmente se concluya sugiriendo programas y acciones debidamente priorizadas
según la región o Iglesia particular y la circunstancia socio-económica y socio-política
del momento histórico.

2. Conceptos básicos de referencia.

2.1 Cultura:

"Con la expresión cultura, en general, se indica todo aquello con lo que el hombre afina
y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura someter al
mismo orbe terrestre con su conocimiento y trabajo; hace más humana la vida social,
tanto en la familia como en toda la sociedad civil, mediante el progreso de las
costumbres e instituciones; finalmente a través del tiempo formula, comunica y
conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones, para que
sirvan de provecho a muchos; más aún, a todo el género humano," (Gaudium et Spes.
53).

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2.2 Evangelización de la Cultura:

"Por nuestra adhesión radical a Cristo en el bautismo nos hemos comprometido a


procurar que la fe, plenamente anunciada y vivida, llegue a hacerse cultura. Así
podemos hablar de una cultura cristiana cuando el sentir común de la vida de un
pueblo ha sido penetrado interiormente, hasta <situar el mensaje evangélico en la
base de su pensar, en sus principios fundamentales de vida, en sus criterios de juicio,
en sus normas de acción> (Juan Pablo 11, Discurso inaugural, 24) y de allí <se
proyecta en el ethos del pueblo... en sus instituciones y en todas sus estructuras>
(Santo Domingo. 229).

2.3 Inculturación del Evangelio:

"La lnculturación del Evangelio es un proceso que supone reconocimiento de los


valores evangélicos que se han mantenido más o menos puros en la actual cultura; y
el reconocimiento de nuevos valores que coinciden con el mensaje de Cristo (...)
Además, intenta la incorporación de valores evangélicos que están ausentes de la
cultura, o porque se han oscurecido o porgue han negado a desaparecer." (Santo
Domingo. 230).

2.4 Pastoral de la Cultura:

"La tarea de inculturación de la fe es propia de las iglesias particulares bajo la dirección


de sus pastores, con la participación de todo el pueblo de Dios." (Santo Domingo 230).

"Los Padres sinodales han considerado justamente que <la nueva evangelización pide
un esfuerzo lúcido, serio y ordenado para evangelizar la cultura>. El hijo de Dios, al
asumir la naturaleza humana, se encarnó en un determinado pueblo, aunque su
muerte redentora trajo la salvación a todos los hombres, de cualquier cultura, raza y
condición. El don de su Espíritu y su amor van dirigidos a todos y cada uno de los
pueblos y culturas para unirlos entre sí a semejanza de la perfecta unidad que hay en
Dios uno y .trino. Para que esto sea posible es necesario inculturar la predicación, de
modo que el Evangelio sea anunciado en el lenguaje y la cultura de aquellos que lo
oyen." (Iglesia en América. 70).

2.5 Algunas de sus propiedades.

El C.V. II presenta la Cultura como un quehacer, como actividad cuando habla del
hombre que "cultiva los bienes y valores naturales (G.S. 53a) y cuando dice que el
hombre está llamado a "someter el orbe terrestre con su conocimiento y trabajo'"
(G.S. 53b), bastaría la dimensión humanista de la cultura expresando que así le
permitirá "llegar a un móvil verdadero y plenamente humano" (G.S 53a). Afirma que
también tiene la cultura dimensión histórica y social: "La cultura humana presenta
necesariamente un aspecto histórico y social" y su pluralismo como una constante, en
la sociedad contemporánea: "Pluralidad de culturas: estilos de vida común diversos y
escalas de valor diferentes" (GS. 53c), "Universalidad de la cultura, que tanto
promueve y expresa la unidad del género humano cuanto mejor sabe respetar las
particularidades de las diversas culturas".

La promoción de la cultura se propone como perfeccionamiento del hombre y como


preparación para la fe: "todo lo cual puede aportar alguna preparación para recibir el
mensaje del evangelio, y puede ser informada por la caridad divina por Aquel que vino
a salvar el mundo'" (G.S. 57 f.)

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La Iglesia afirma y respeta la autonomía legítima de 1a cultura humana (G.S. 58c). La
Cultura tiene un carácter secular que excluye una evangelización con men1alidad de
cristiandad o con posiciones de exclusividad de occidentalización o europeización o
cualquier colonialismo cultural.

La encarnación de la Iglesia en cada cultura es el correlato de la autonomía y


fundamental exigencia pastoral. El que la Iglesia no se identifique totalmente con
ninguna cultura, no significa que no deba adaptarse al hombre contemporáneo y a su
cultura (G.S. 62f).

3. Situación actual de la pastoral de la cultura (PP. CEM 1996-2000 N° 124-128)

3. 1. Existe una interdependencia de los países por la globalización y la comunicación


internacional en la creación de una cultura transnacional con riesgo de que
desaparezcan nuestras costumbres y valores.

3.2. Aunque muchos cuidan y respetan la vida, nos invade la cultura de la muerte.

3.3. Se siente en muchas situaciones la propuesta, del individualismo y subjetivismo


en la vida moral.

3.4. La mentalidad secularista organiza la vida como si Dios no existiera con peligro de
echar raíces en nuestra cultura mexicana, pues se viene exaltando tanto al hombre
que se convierte en ídolo a la ciencia, la economía y la técnica.

3.5. El Evangelio no ha llegado suficientemente al mundo del arte, la ciencia y la


comunicación en nuestra patria.

3.6. Por circunstancias históricas de nuestro país, desde el siglo pasado, la Iglesia
contó solamente con espacios reducidos para estar presente en el mundo de la cultura
y del arte.

3.7 Es necesario que los universitarios cristianos tengan conciencia que su presencia
en el mundo de la ciencia ha de ser presencia de Iglesia como comunidad de fe.

3.8 Es urgente que sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos estén mejor preparados
para el diálogo fe-ciencia-cultura.

4. Líneas pastorales para la Inculturación del Evangelio (p.p. CEM


n. 135-145)

4. 1. Promover la pastoral solidaria, potenciando los grandes valores de la justicia, la


paz, la verdad, el diálogo, la reconciliación; de modo que se contrarreste la mentira, la
corrupción, la desconfianza, el egoísmo y la violencia.

4.2. Presentar a Jesucristo como plenitud de la realización de todo hombre y mujer,


paradigma de toda actitud personal y social como respuesta definitiva a los problemas
que afligen a las culturas modernas: el mal, la muerte, la falta de amor, la
desaparición de las sanas costumbres y de los auténticos valores de nuestro pueblo
mexicano.

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4.3. Promover la toma de conciencia del nuevo contexto cultural de México en su
legítima pluralidad y adecuada unidad ante la tendencia a la uniformidad e
intolerancia.

4.4. Despertar una permanente actitud de discernimiento moral y crítico, a través del
Evangelio y de los valores humanos, ante los múltiples y variados mensajes en la
moderna comunicación

4.5. Valorar y promover las culturas indígenas regionales o locales inspirándonos en el


mensaje guadalupano.

4.6. Promover la cercanía con las instituciones de educación superior de institutos


religiosos y en general de inspiración cristiana, a fin de alentar una más eficaz pastoral
universitaria que a su tiempo represente la fe viva en la vida profesional y cultural,
teniendo mayor conciencia social inspirada en el evangelio.

4.7. Dar testimonio de que la Iglesia y su Obispo tienen profundo interés en promover
el benéfico encuentro del evangelio con el progreso de la cultura en diálogo con las
diversas corrientes culturales.

4.8. Promover el diálogo con las comisiones regionales de cultura.

4.9. Colaborar con los organismos católicos universitarios de historia y antropología,


filosóficos, teológicos, científicos, artísticos e intelectuales. Y promover su trabajo
conjunto.

4.10. Apoyar la dimensión plenamente humana de las actividades que a nivel de


gobierno se realicen para el bien común.

4.11. Promover la creación y coordinación de centros culturales católicos en su propia


diócesis que motiven y apoyen toros públicos; los cuales a su vez, en diálogo creativo,
contribuyan a poner en acción un encuentro fecundo entre fe y las culturas marcadas
notablemente por la modernidad y postmodernidad del secularismo, por la indiferencia,
por el ateísmo práctico y por el relativismo ético.

4.12. Promover el patrimonio artístico en la diócesis como un modo privilegiado de


encuentro del hombre con el mensaje cristiano.

4.13. Motivar y coordinar esta pastoral de la cultura en los seminarios e instituciones


de formación cultural de los futuros sacerdotes, religiosas y religiosos.

5. Estructuras de la Pastoral de la Cultura.

5.1. La Comisión Episcopal de la Cultura ha sido creada por la CEM en el año de 1998
para promover la inculturación del evangelio y la evangelización de las culturas vivas,
para apoyar especialmente a las iglesias particulares (diócesis) en esta específica
pastoral cuando la requieran.

5.2. Es el Obispo de la Iglesia local quien organiza la pastoral de la cultura en su


diócesis, cumpliendo con el deseo manifestado reiteradamente por su SS. Juan Pablo II
a partir de 1982.

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5.3. La CEC (Comisión Episcopal de la Cultura) desea apoyar animando y asesorando a
las diócesis en este campo específico de la pastoral de la Cultura en sus diversas
formas y niveles de acuerdo a los estatutos de la CEM y al plan pastoral 1996-2000 de
la misma.

5.4. El Secretariado Nacional de la pastoral de la cultura (SEC) es el órgano ejecutor


de la comisión episcopal que debe llevar a cabo las decisiones y planes aprobados por
la CEM y la propia comisión, y promover y apoyar la pastoral de la cultura en cada
diócesis.

5.5. Es parte medular de sus funciones la animación, orientación y acompañamiento de


la pastoral de la cultura con los secretariados diocesanos para la pastoral de la cultura.

5.6. El SEC por obligación de estatutos debe rendir su informe anual a la CEM, y un
informe general cada trienio.

6. 0bjetivos:

6.1 Objetivos Generales:

6.1.1 La inculturación del Evangelio.


6.1.2 La evangelización de las culturas vivas en nuestra iglesia de México.

6.2 Objetivos Específicos:

6.2.1 Conocer los diversos movimientos culturales, tanto nacionales como regionales.
6.2.2 Tener una base de datos para información y consulta.
6.2.3 Promover el diálogo fe-cultura.
6.2.4 Colaborar en la creación y cultivo de formas culturales
6.2.5 Difundir las aportaciones de la fe en las culturas vivas de México.
6.2.6 Analizar los valores cristianos que permean y fomenten la identidad nacional.
6.2.7 Dialogar con otras corrientes culturales que influyen en la vida del México
contemporáneo.

7. Comisión Diocesana de la Pastoral de la Cultura (CDC)

Organización:

7.1 Para lograr la organización efectiva y la acción pastoral de la Evangelización de la


Cultura en cada Diócesis es necesario, crear una Comisión Diocesana de Pastoral de la
Cultura.

7.2 La dicha comisión debe estar integrada, al menos para iniciar sus funciones, por un
Coordinador (Delegado, Presidente, Vicario Episcopal, según convenga el
nombramiento), un Secretario y un Tesorero.

7.3 Conviene que el coordinador tenga habilidad o pueda adquirirla para trabajar con
los intelectuales, científicos y artistas de su Diócesis.

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7.4 Aunque en algunas Diócesis no existan todavía Instituciones de Educación
Superior, es necesario crear la Comisión Diocesana de Pastoral de la Cultura.

7.5 Sus objetivos pueden ser obtenidos paulatinamente a través de eventos, vgr.
presentación de un libro recientemente editado (si es posible con presencia del autor),
analizado, comentado..., conferencias, entrevistas en los medios de comunicación,
algún seminario sobre un tema de gran actualidad...

7.6 Si no pudiera de manera estable, al menos eventualmente, deberá asesorarse por


profesionales especializados en el tema o problemática que se deba exponer.

7.7 El coordinador y su equipo ha de presentar al inicio de cada año un proyecto con


su programa y lo que se prevea necesario, para que el obispo del lugar otorgue su
consentimiento y su apoyo.

7.8 Utilice los medios de comunicación social, vgr. radio, prensa y T. V. para promover
el evento con antelación suficiente.

7.9 Cree espacios para que sacerdotes, religiosos y laicos especializados en el tema
tengan presencia participativa desde el proyecto mismo, el programa, la consecución
de los medios, hasta el evento mismo en su realización.

7.10 La Comisión Diocesana de la Pastoral de la Cultura deberá tener nexos, tanto con
el rector del Seminario mayor o su delegado, como con los rectores o directores de las
facultades de filosofía y letras de las universidades, especialmente si son católicos o de
inspiración cristiana para promover centros de cultura católica y organizar eventos. De
igual manera deberá estar en contacto con las comunidades religiosas, tanto con las de
vida apostólica, como las de vida de clausura.

7.1 l Estará también en frecuente relación por lo menos con algunos párrocos que
puedan facilitar lo que se menciona en el número anterior.

8. Naturaleza de la CDC

8.1 La CDC (Comisión Diocesana de Cultura) es el órgano ejecutivo para cumplir con el
objetivo de promover y animar la pastoral de la cultura dentro del marco de la pastoral
de su diócesis.

8.2 Como todos los organismos de pastoral de su diócesis, la Comisión debe estar
integrada al consejo de pastoral diocesana y por ende comparte con el Obispo la
responsabilidad pastoral en este servicio específico de la Iglesia.

8.3 La CDC debe animar y estimular el acercamiento para el diálogo entre los distintos
campos donde se hace cultura, vgr. dentro de una universidad, entre universidades,
entre intelectuales, artistas, etc. con el fin de promover el diálogo entre fe y cultura
haciendo presente el interés y solicitud de la Iglesia.

8.4 Frente a esta comisión (o como se le quiera designar: secretariado, equipo


diocesano, departamento, etc.) puede estar un sacerdote, religioso (a) o laico,
nombrado por el Obispo diocesano para el fin específico. Es de suma importancia que
este organismo esté integrado a la pastoral diocesana de conjunto, por lo menos a
través de su director o coordinador, o vicario episcopa1.

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8.5 La CDC deberá sesionar periódica y regularmente bajo la coordinación del
Secretario o Jefe de la Comisión. Quizá en sus inicios, convengan sesionar cada mes,
posteriormente la necesidad lo determinará conforme a los eventos que se vayan
preparando.

8.6 En virtud de que debe hacer presente la solícita presencia del Obispo en el mundo
de la cultura, estará en constante relación con quienes representen los diversos
sectores e instancias donde se produzca, modifique, impulse o exprese la cultura para
proponer o promover la reflexión de la fe.

8.7 El Obispo del lugar acordará lo concerniente a la obtención de los apoyos


económicos para organizar los servicios en esta área tan importante de la pastoral.

8.8 La CDC también deberá conocer, profundizar y difundir las enseñanzas de la


Iglesia, especialmente, del Concilio Vat. II, del Pontificio Consejo de Cultura, del
Episcopado de América y del Episcopado Mexicano en materia de cultura (cfr. G.S.,
Puebla, Sto. Domingo, P.P. CEM 1996-2000, etc.), utilizándolos para formar criterios
de juicio vital para los problemas y retos que plantea el mundo de hoy en la cultura.

8.9 Conociendo la situación cultural de su lugar y su región tendrá la posibilidad de


tomar parte activa pastoral en los procesos de maduración, enraizamiento y cambios
que vaya afrontando la cultura. En este contexto ha de promover de manera constante
acciones de promoción para el diálogo Fe-Cultura a través de conferencias, cursos
breves, conciertos, seminarios convenciones, haciéndose presente en el mundo de los
intelectuales, los artistas, los políticos. (Música, pintura, escultura), etc....

8. l0 A través de esta instancia pastoral se pondrá especial atención al mundo de los


universitarios, profesores, investigadores, alumnos, de manera que orgánicamente y
bajo la guía del Obispo, sean parte, particularmente importante, de la pastoral de la
cultura como lugar de motivación, orientación y desarrollo donde se evangeliza el
saber en diálogo constante de fe y cultura, ciencia y fe.

8.11 Creando centros culturales católicos en universidades, asociaciones de


profesionistas y algunas parroquias, podrá llevar con mayor eficacia sus cometidos.

8.12 La CDC procurará reuniones periódicas con el Obispo diocesano para darle a
conocer cómo se va actuando en esta pastoral específica y tomar bajo su autoridad los
acuerdos que juzgue convenientes o necesarios. Al mismo Obispo deberá rendir un
informe anual de las actividades del secretariado diocesano de la pastoral de la cultura.

9. Orientaciones para la Iglesia Local

Objetivos Pastorales prioritarios de la Pastoral de la Cultura. (C.P.C. para una


pastoral de la cultura 25-26).

9.1. Promover una presentación renovada del mensaje cristiano, anclada en la


tradición viva de la Iglesia y sostenida por el testimonio de vida auténtica de las
comunidades cristianas.

9.2. Ayudar a pensar todas las cosas de nuevo a partir de la novedad del Evangelio
propuesto de manera renovada y persuasiva.

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9.3. Insertar la savia vital del Evangelio en las culturas para renovar desde su interior
y transformar las visiones del hombre y de la sociedad que conforman las culturas, la
comprensión del hombre y de la mujer, de la familia y de la educación, de la escuela y
de la universidad, de la libertad y de la verdad, del trabajo y del descanso, de la
economía, de las ciencias y de las artes.

9.4. En la actual pluralidad cultural, vincular el anuncio del Evangelio a las condiciones
culturales para su recepción y discernimiento a la luz del Espíritu Santo invocado en la
oración.

9.5. Crear por medio de la comisión diocesana de Pastoral de la Cultura, los centros
culturales católicos que convengan, para que uniéndose en regiones, integradas por
sacerdotes, religiosos (as) y laicos.

9.5.1 Se promueva la presencia de la Iglesia en los diferentes ámbitos donde se


elabora la cultura.

9.5.2 Se suscite la creatividad cultural multiforme que nace de la fe.

9.5.3 Se acepte la pluralidad manifestada y sostenida por la fe, mediante un proyecto


cultural que tome en cuenta el estudio de su cultura local.

9.5.4 Se trabaje por incluir y enriquecer sus prácticas religiosas tradicionales,


discerniendo su valor, costumbres y ritos, para favorecer un arraigamiento más
profundo de su cultura local.

9.6. Promover en su diócesis el diálogo con el mundo que va de regreso a lo religioso,


a lo espiritual, a lo sagrado, de modo que cree espacios que lo orienten para que
pueda identificar lo específicamente cristiano, aprendiendo también a vivir la tolerancia
y la libertad religiosa en nuestras sociedades (cfr. Dignitatis humanae n. 4).

9.7 Todo esto que nos sugiere la Comisión Pontificia de Cultura se va a ir obteniendo,
pero a largo plazo. Hay que convencemos de que lo más sensato y razonable es
producir a corto plazo uno o dos eventos vgr. en un año alguna o algunas conferencias
de interés en el mundo intelectual, ciencia, técnica, arte con su adecuado enfoque
hacia algún valor humano, ético o de fe.

Por consiguiente, se sugiere que los primeros dos o tres años las prioridades han de
ser:

9.7.1 Dar origen a la organización de la C.D.C. integrada por el coordinador, secretario


y tesorero, que se den a la tarea de leer con detenimiento este manual operativo.

9.7.2 Decidir, después de un diálogo con su obispo, qué objetivo operativo se pretende
lograr el primer año de funcionamiento.

9.7.3 De acuerdo a ese objetivo operativo, decidir a quién o a quienes pedir que los
asesoren.

9.7.4 Una vez reunidos los integrantes de la comisión para nevar a cabo lo necesario
para el objetivo, designar conferencistas, elaborar juntos el programa, prever lugar,
tiempo, necesidades económicas, etc. y correspondiente evaluación.

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9.7.5 Posteriormente se intentará ir creando centros de diálogo fe-cultura, fe-ciencia,
fe-técnica, fe-arte; también paulatinamente y de acuerdo a su buena relación con su
Seminario diocesano, a las universidades de su territorio, si las hay; con los párrocos y
sus líderes laicos, con los grupos de empresarios, de profesionistas, de artistas, de
comunicólogos y medios de comunicación social.

De este modo se irá recorriendo, a la mejor casi sin sentir, un camino que va abriendo
cada vez más amplios y largos horizontes que necesita la Iglesia diocesana atender
con gran prudencia, calidad humana y siempre estando atentos a escuchar y dialogar;
aprendiendo lo que tenga que aprender de su cultura y ofreciendo lo que tiene que
ofrecer de acuerdo a la misión que de Cristo ha recibido.

10. Áreas y lugares de acción (C.P.C. No 27-28)

10.1. Sabiendo que a través de las fiestas locales, tradiciones familiares,


peregrinaciones, celebraciones diversas, se ha constituido una cultura de la que
participan todos y en la cual la fe entra como elemento constitutivo, incluso
integrador; para seguir promoviendo la piedad popular, cada Iglesia particular debe
promover y realizar el valor de los lugares sacros, santuarios y centros de
peregrinación, vigilias litúrgicas y momentos de adoración, así como también los
sacramentales, los tiempos sagrados y las conmemoraciones. Explicar los signos,
símbolos sagrados y su contenido trasmitido por las Sagradas Escrituras y por los
apóstoles y padres de la Iglesia, ayudarán a enriquecer la cultura católica.

En esta actividad pastoral han de tomarse en cuenta la capacidad artística para lograr
la bella expresión de los ritos, música, cantos, artes decorativas, etc., de buena calidad
religiosa.

10.2. La Parroquia es uno de los mayores logros de la historia del cristianismo y para
la inmensa mayoría de los fieles sigue siendo el lugar privilegiado u ordinario de la
experiencia de la fe. De este modo bajo formas variadas y según la edad y
capacidades, proporciona un ejemplo concreto, inculturado de la fe profesada y
celebrada por la comunidad creyente. De esta manera introduce la tradición y coloca
los fundamentos de la fe viva y de un profundo sentido de Iglesia. En la Eucaristía
ofrece el testimonio de la fe vivida y de la caridad de Cristo y constituye el lugar
profundamente humano de la educación religiosa. Aprovechar los tiempos fuertes
litúrgicos y preparación de las fiestas patronales con eventos que promuevan el diálogo
entre fe y cultura, nos da una preciosa oportunidad para la nueva evangelización.

10.2.1. En el contexto urbano, complejo y a veces violento, cumple una función


pastoral irremplazable como lugar de iniciación cristiana y de evangelización
inculturada donde los diversos grupos humanos hablan de su unidad en la celebración
festiva de una misma fe y el compromiso apostólico, cuya alma es la liturgia
eucarística. (cfr. CPC. n. 27).

Por medio de conferencias, convenciones, ejercicios espirituales, etc. se puede lograr


no sólo una gran renovación espiritual, sino también el mayor enraizamiento de la
cultura cristiana.

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10.3. Las Instituciones Educativas:

10.3.1 El mundo de la educación es un campo privilegiado para promover la


inculturación del evangelio que comienza en la familia, primer espacio educativo de la
persona (E.I.A n 71), pero la familia no es suficiente. Las Instituciones educativas
católicas tienen por vocación propia el situar los valores evangélicos en el corazón de
la cultura. Para hacerlo han de extraer el mensaje de Cristo y la enseñanza de la
Iglesia la esencia de su proyecto educativo.

Este desafío, en toda situación, mantiene una gran exigencia: asociar a la


preocupación por una seria formación escolar la de una profunda formación humana y
cristiana.

10.3.2 En las diócesis donde estén los católicos en los espacios universitarios, colegios
y centros de investigación católica habrán de preocuparse por asegurar un encuentro
fecundo entre el evangelio y las diferentes expresiones culturales, y mejor, si lo logra
de manera original. Respetando la autonomía que corresponde a estos lugares
conviene acuerdos para acciones que por la mutua ayuda logren mayores alcances y
profundidad.

10.3.3. La enseñanza de la filosofía, historia y literatura son lugares de suma


importancia para el encuentro entre fe y cultura. Ahí debe hacerse presente la persona
con sentido de Iglesia

10.3.4. Los seminarios son espacios privilegiados para ejercitar de manera estable y
seria, el diálogo entre fe y cultura bajo la dirección y orientación de superiores y
profesores. La relación del Seminario mayor con universidades ubicadas en la diócesis
debe ser promovida y especialmente acompañada.

Si las instituciones educativas católicas o de inspiración cristiana realizan trabajo en


conjunto, lograrán ejercer gran influencia tanto sobre materiales didácticos como sobre
profesionales de la cultura que favorecerá la difusión de un modelo cristiano de
relaciones entre profesores y alumnos en el seno de la comunidad educativa.

10.3.5. Es necesario entender la relación entre cultura religiosa y catequesis, porque


de hecho, cuando se reduce el número de los que han recibido regularmente la
catequesis, la cultura religiosa, no asegurada por ningún otro medio, corre el riesgo de
perderse a corto plazo en las nuevas generaciones para un gran número. De aquí la
gran complementariedad entre la parroquia y la escuela. (IEA. No 69, R.M. 73).

10.3.6. Quienes sirven en cada diócesis organizando la actualización del presbiterio,


tienen en este campo un gran horizonte para capacitar a los sacerdotes en el diálogo
fe-ciencia-cultura.

10.4 Comunidades religiosas:

10.4.1.- Las comunidades religiosas asentadas en las Diócesis también tienen un papel
importante en su participación para el desarrollo de esta Pastoral de la Cultura.

10.4.2 Conviene que las religiosas que desarrollan sus actividades en el apostolado
diocesano, se incorporen a ese nivel para un diálogo entre fe y cultura, fe y ciencia,
promoviendo algún centro cultural de reflexión católica, en coordinación con el Director
nombrado por el Obispo.

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10.4.3 Conviene que quienes trabajan en el ámbito pastoral parroquial, manifiesten su
disponibilidad para apoyar en la parroquia algún centro de diálogo fe-ciencia, fe-
cultura, conforme a las directivas del Párroco.

10.4.4 Las religiosas y religiosos de clausura también necesitan incorporarse, según


sus condiciones particulares, a esta línea de pastoral, porque ha de enriquecer su vida
espiritual.

10.4.5 Las casas de oración o de ejercicios, los salones de los grupos diocesanos, los
espacios de las parroquias que ordinariamente se usan para instrucción catequética,
pueden ser un lugar magnífico para ubicar estos centros de reflexión católica que
promueva el diálogo fe-cultura, fe-ciencia y tecnología, fe, ciencia y arte.

Manual Operativo de la Cultura A.D. 2000


Estuvo bajo la supervisión y cuidado del Pbro. Lic. Eugenio A. García Siller.
Impreso por Lito Editorial o Comercial y forma parte de Publicaciones de la C.E.M.

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