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Tratamiento de la LMC

El objetivo inmediato del tratamiento de los pacientes con LMC es estabilizar las
cifras sanguíneas y alcanzar una respuesta hematológica y citogenética.

La respuesta hematológica consiste en reducir la leucocitosis hasta los valores


normales, eliminar las células mieloides inmaduras de la sangre periférica y
erradicar los signos y síntomas de la enfermedad.

La respuesta citogenética se basa en el análisis de los aspirados de médula ósea,


en la reducción o eliminación de la células Ph+ en sangre o médula ósea y una
respuesta citogenética parcial, como la presencia de un 1-35% de células Ph+
detectadas mediante técnicas citogenéticas habituales. En conjunto, las respuestas
completas y parciales constituyen una respuesta citogenética mayor. También se
pueden usar análisis moleculares para controlar la evolución de la enfermedad, pero
no está claro el valor pronóstico de estas técnicas.

Las opciones terapéuticas para el tratamiento de la LMC consisten en: trasplante de


células progenitoras hematopoyéticas (TPH), tratamiento con interferón alfa y
quimioterapia con hidroxiurea o busulfán.

Trasplante de células progenitoras hematopoyéticas

El trasplante de células progenitoras hematopoyéticas (TPH) alogénico de


hermanos HLA (antígeno leucocitario humano), compatibles o donantes no
emparentados (DnE), es en la actualidad la única posibilidad de curación. Se han
descrito tasas de supervivencia del 40-70% a los 5 años en pacientes que recibieron
los trasplantes durante la fase crónica inicial de la LMC. Es preferible realizar el
trasplante al año siguiente del diagnóstico y en la fase crónica de la enfermedad. El
uso de hidroxiurea previo al trasplante parece mejorar el resultado en relación al
uso de busulfán, mientras que la administración prolongada de IFN-alfa en la fase
crónica de la LMC antes del TPH puede afectar negativamente al resultado. El
retraso en el trasplante y la fase avanzada de la enfermedad parecen tener un
impacto negativo sobre el resultado.

El acceso al trasplante está limitado por la disponibilidad de donantes compatibles


y por la edad de los pacientes. Los pacientes mayores de 50-55 años no son
candidatos al procedimiento debido a la morbilidad y mortalidad asociadas. Sólo el
15-20% de los pacientes son candidatos a un TPH de hermano HLA compatible.

La tasa de recidiva después del TPH puede oscilar desde aproximadamente entre
el 10-20%, en los pacientes que son buenos candidatos, hasta el 60-70% en los
pacientes que reciben trasplantes en la fase acelerada de la enfermedad. Además,
el trasplante se asocia a una morbilidad significativa que incluye enfermedad de
injerto contra huésped grave, inmunosupresión y toxicidad orgánica. La tasa de
morbilidad es muy variable.

La mortalidad asociada al TPH en la LMC en fase crónica es del 10% en pacientes


menores de 50 años en la fase crónica temprana.

Interferón alfa

El interferón alfa (IFN-alfa) es un miembro de la familia natural de proteínas que se


producen como respuesta a la división celular y a los estímulos víricos. El
mecanismo de acción exacto en la LMC no está claro, pero se sabe que tiene
efectos biológicos como la inhibición del crecimiento celular, la regulación de la
expresión de citocinas y la modulación inmunitaria.

En la LMC en la fase crónica temprana se han comunicado respuestas citogenéticas


completas en el 8-38% de pacientes, con una media de tiempo transcurrido de 12-
18 meses. En los pacientes que alcanzan una respuesta citogenética mayor con
IFN-alfa, la duración de la fase crónica se prolonga y la supervivencia es más larga.
En la enfermedad en la fase crónica tardía y en fase avanzada, IFN-alfa tiene sólo
una actividad modesta.

No existen pruebas de curaciones con IFN-alfa como agente único ni en


combinación con otros agentes.

La toxicidad de IFN-alfa es alta, más del 90% de los pacientes presentan un


síndrome pseudogripal de leve a moderado acompañado de un número amplio de
efectos secundarios.

Quimioterapia: hidroxiurea y busulfán

La hidroxiurea (inhibidor de la síntesis del ácido) y el busulfán (agente alquilante)


son dos agentes quimiotrópicos orales de elección en pacientes que no son
candidatos a TPH e intolerantes a IFN-alfa. Ninguno de estos fármacos inhibe la
progresión de la LMC, pero se consideran agentes paliantes de los síntomas
producidos por la leucocitosis.

Imatinib

Imatinib es el primer inhibidor de la tiroquinasa disponible en la actualidad para uso


clínico. Está indicado en pacientes con LMC en crisis básica, en fase acelerada o
fase crónica, después del fracaso con el tratamiento de IFN-alfa. Su acción principal
radica en bloquear selectivamente la proliferación celular e inducir la apoptosis en
las células que expresan cromosoma Ph+ y albergan la tiroquinasa bcr-Abl,
anomalía causante de la LMC.

Imatinib ha mostrado una buena tolerancia y su administración vía oral es cómoda.


Este fármaco supone una nueva esperanza en el tratamiento de la LMC y establece
un punto de partida para el desarrollo de nuevos fármacos.

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