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EN FAVOR DE II, NARRACIÓN 24L

la explicación causal sea precedida por la comprensión n¿ura-


cn el sentido en que se puede decir que "una explicación te-
de la acción es precedida normalmente por un acto de
ión intencional aplicado t data de conducta" (p. 132)?
una trama, ino tomamos juntos segmentos nómi-
t¡ segmentos teleológicos y buscamos un modelo de explica-
(clirnt, apropiado a este encadenamiento eminentemente hetero-
¡de al que el diagrama de la expücación cuasi causal pone
efecfof- de relieve?
mlogúñ 'o en el mismo análisis de Von Wright cierta justifica-
r¡ Pertc, de mi interpretación: se dice que cada resultado de un silo
SGOIII() práctico crea un nuevo hecho que cambia "el t¡zsfondo
autor¡drl, ional" correspondiente a la acción de los diversos agentes
p€rsión- . CNo es este cambio lo que hemos llamado constante-
ran ¡ b¡ circunstancias de la acción que el relato incorpora a la uni'
i:tcndiÍ¡ de la trama? éNo consiste, pü€s, la virtud del esquema expli-
histórim- en generalizar la noción de circwutanciahastz el punto de
l¡b¡i o designar no sólo una situación inicial, sino todas las situa-
:€sar $E que pueden intercalarse I gue, Por su novedad, constitu-
hd- (p. un trasfondo de motivación en el campo de las interacciones?
x¡¡eoe hecho afecta a las premisas de una deducción ptácfica, un he-
rará en nuevo emerge de la conclusión de las premisas: esto es lo que
¡riaHes entenderse como síntesis de lo heterogéneo, antes de que la
Pan de la explicación proponga su reformulación más adecua-
úI¿- Pero esta reformulación, lejos de remplazar a la comprensión
¡gi ca¡rc¡|, iv4 sigue siendo la aproximación de una oPeración m:ás
nos sobre baria, de igual nivel que la certeza del poder-hacer y que la
¡ybs nsión intencional de la conducta.
buidadcl
disp€rnúr
,tarse si m
ENTOS "NARRATWISTAS"
Par¿
xdel¡
reslr ücho al comienzo del capítulo que el acercamiento entre
a' y narración fue fruto de la unión de dos corrientes de
iento; al debilitamiento y a la explosión del modelo no
QrE ch cr
',
correspondió una reevaluación del relato y de sus re-
ler+ffi de inteligibilidad. El hecho es que, para los defensores del
que le i nomológico, la narración era lln modo de articulación
mentc mdimentario y demasiado pobre para aspirar a expli-
HISTORIAYN
ENTAVORDEIl.I

car. Diré que, según el vocabulario propuesto en la primera


a concebirlo. L
te, para estos autores la narración sólo tiene un carácter epi
una teoría de
co y no configurador.eo Por eso entre historia y narración
Aplicada a la histori
un corte epistemológico.
indagar en qu(
Ahora se trata de saber si la reconquista de los rasgos
a propósito del
radores de la narración justifica la esperanza de que la com
en tiempo pasado ¡
sión narrativa adquiera valor de explicación, en la medida
,tipo de cuestiones
que, paralelamente, la explicación histórica deje de medirse
empirismo, que sólo
gún el patrón del modelo nornológico. Veremostr que mi
a enunciados de pe:
contribución a este problema nacerá del reconocimiento de
implica una descril
la concepción "narrativista" de la historia sólo responde
mente a esta expectativa. Esta concepción nos dice en qué
su aspecto cuasi k
uye por principio y
lidad prnia de comprensión está insertada la explicación,
sustantiva" de la hfu
no nos da un equivalente o el sustituto narraüvo de la
ción. Por eso intentaremos buscar un vínculo má.s indirecto fro hegeliano. Le atril
explicación histórica y comprensión narrativa. Sin embargo,
& la historia, lo que es
presente investígación no habrá sido inútil en la medida en
m sigue: hablar de la
nos ha permitido aislar el componente necesario, aunque no
oadro de conjunto de
derse sobre el futuro
ciente, del conocimiento histórico. Un semifracaso se queda
un semiéxito.
rbntos del pasado en
Isu vez, constitutiva dl
cn términos adecuador
dd futuro (ni tarnpocc
l. La "frase naratiaa" según Aúhur Danto
rnte) debido a la natr
Es significativo que el primer alegato en favor de la interp
len nuevamente los ac,
rientos posteriores d(
ción narrativista de la historia se haya formulado en el propb
marco de la filosofía analítica. Se encuentra en la obra de
t4 semejante signific
rientos "en el contexl
C. Danto, Ánalyticat phihsophy of history.3z
El hilo conductor del argumento no es tanto la epistemologfo
de la historiografía, tal como la ejercen los historiadores, como d $ Esta definición de la u
marco conceptual que rige el uso que hacemos de cierto tipo de rnciado por Strawson, aI r
frases llamadas narrativas. La investigación procede de la filosofir
¡ro de una metafísica descr
analítica, si se entiende por este término la descripción de nues- mbio, esta implicación de r

tros modos de pensar y de hablar a propósito del mundo y, corr€- cprual y lingüistica se opom

lativamente, la descripción del mundo tal como estos modos nc


.lr a concebir la red concqr
& toda referencia extralingu
bcer del acontecimiento u¡
30 Véase la primera pa¡te, capítulo 3, sobre las implicaciones temporales de rri o es totalmente ajeno a la t

nesis II. rodos de pensar y de habla


3l Véase infra, capltulo 3 de esta segunda parte. lJes ¡¡¡¡¡¡¡¿¡te. En este ¡rr
32 A¡thur C.Danto, Anatytical philasophy oj nht y (Cambridge, l96b). lcrmenéutica, aunque ésta ¡

Estórico en dirección al len¡


HISTORIAYNARRACIÓI
FGAToS n{ FAvoR nr LA NnRnecrów
^r

ProPuesto en la Primera pú- n a concebirlo. La filosofía analítica, así entendida, es


sólo tiene un carácter episóó esen_
una teoría de las descripciones.
entre historia y narración veín
Aplicada a la historia, esta concepción analítica de ra filosofía
enta indagar en qué medida nuestros modos de pensar y de
uista de los rasgos configa
lar a propósito del mundo impücan frases gue
la esperanza de que la compro
"'^pt."rr.
en tiempo pasado y enunciados irreductiblemente ".r_
narrativos.
explicación, en la medida er
te tipo de cuestiones
histórica deje de medirse s+ -según Danto- ras erude cuidadosamente
empirismo, que sólo conoce verbos en presente correspondien-
Veremostr que mi propb
a.enunciados de percepción. De este modo, el análisis lingüfs_
del reconocimiento de qr- , implica una dzscripción metafísica de la existencia
la historia sólo responde parci* históriia.r5
su aspecto cuasi kantiano, la filosofia analítica de la historia
concepción nos dice en qué modr
Iuye por principio y por hipótesis lo que el autor llama
está insertada la explicación, pec "filoso-
sustantiva" de Ia historia, esto es, la filosoffa de la historia de
sustituto narrativo de la
o hegeliano. Le atribuye la pretensión de comprender el todo
un vínculo más i,nd.irecto enne
lahistoria, que es cierto; pero interpreta esta pretensión co
narrativa. Sin embargo, !o
sigue: hablar de la totalidad de Ia historia es componer un
sido inútil en la medida en
lro de conjunro del pasado y del futuro; ahora bieni pronun_
necesano, aunque no
: sobre el futuro es extrapolar configurador.s y errcrd.rr"-
Un semifrac¿rso se queda
tos del pasado en dirección al porvenir, y esta exlrapolación,
su vez, constitutiva de la profecía, consiste en hablar dll futuro
términos adecuados al pasado. pero no puede haber historia
futuro (ni tampoco -como veremos luego- historia del pre_
Danto
e) debido a Ia naturaleza de las frases ,r"rr"tio"s, que descri_
nuevamente los acontecimientos pasados a.la luz dé aconteci-
alegato en favor de la
rtos posteriores desconocidos por los propios agentes. A su
se haya formulado en el
semejante significación sólo puede asignarse a los aconteci_
Se encuentra en la obra de
"en el contexto de una historia narrada (story) (p. ll).
of history.sz
no es tanto la ep
lr ejercen los historiadores, como $ Bta definición de la tarea de ra filosoña anatítica se asemeja ar aregato pro
el uso que hacemos de cierto tipo rciado por s*awson, al comienzo de su obr¿ h^diviútab (LJndres, isss)i
investigación procede de la ."
de una metafísica descripti'a, oponiéndola a una met"lisica revisionista En
)r este término la descripción de esta implicación de una metafisica descriptiva en el anáIisis de la red
con-
hablar a propósito del mundo ¡ y lingülstica se opone firmemente a la tendencia del estructur¿lismo
fran-
ra concebir la_ red conceptual y lingüfstica como cerr¿da en sl misma y
¡ del mundo tal como estos modos exenta
toda referencia extralingülstica. Aplicada a la historian esta concepción
tiende a
rr del acontecimiento un simple 'efecto de discurso'. Este ideiismo linguísti-
rr totalmente ajeno a la filosofia analítica, para la cual el análisis de nuüst¡os
ft¡lo 3, sobre las implicaciones temporales dc
os de pensar y de hablar del mundo y ra metafisica descriptiva son
converti-
mutr¡amente. En este punto, la filosofla analltica se acerca más a la filosofia
le segunda parte.
of history (Cambridge, 1965).
utica, aunque ésta procede más grstosamente de ta orplicación del ser
lálooÚq en dirección al lengu{e apropiado a este ser hisrórico.
.Por consiguiente, el defecto de las filosofías sustantivas de la rnon numana. .flrlor
toria consiste en escribir en futuro frases narrativas que sólo hüñüira jiuede
de hacerse en pasado. t¡se narrativa es unÍ
El argumento es impecable siempre que se formule en Lmrana. Hablaremos
nos negativos: si la filosofía de la historia se plantea como que se dan de
dad de la historia, no puede ser la expresión del discurso se llama teoría
vo adecuado al pasado. Pero el argumento no puede eliminar
-nte
El ingenio de Dan
hipótesis de que el discurso sobre la historia globat no sea de mrativa mediante ur
turaleza narrativa y pueda construir su sentido por otros d pasa{-g e_slLdgtern
Seguramente, la filosofía hegeliana de la historia no es riiñtras qug qól-o-elf
como no lo es la anticipación del futuro en una filosofía o en s¡tido de los "futurc
teología de la esperanza. Al contrario, en éstas la narración c). Este presupuest{
reinterpreta desde la esperanza, interpretando ciertos acont dmientos son recogic
mientos creadores -el É,xodo, la Resurrección- como jalones úr que puedan ser al
esa esperanza. crmbiar, ni pueda añ:
dolo a continuación.
" Mientras se emplea el argumento en su forma negativa,
mntecimiento deber
i una doble virtud: por una parte, delimita de una forma en ci
/r modo kantiana el espacio de validez de las frases narrativas, y den en que eso tuvo
j otra, le impone un límite. Como afirma con razón Danto, el aonista ideal podría
l, curso narrativo no sólo es intrínsecamente incompleto,
wúv, ya que tu nente seguro de ese
lr, l_-__ f@1us
-ff- frase narrativa está sujet¿ a revisión por un historiado-r posterisn, ileal estaría dotado c
-', rínea de lo que aconl
sino que cuanro dq se¡¡a1g ¡-e_d!qe pbfq !á histori-a no_es-fo¡zgq
mente d.e carácter.Iurr"iigo,brtu segunda implicación se ,ru.lrc ro y acumulativo su t
coniraló rffátóciávii es dogmático én h filosofía anatítica de h nientos se añaden a I
historia, pese a su aspecto deliberadamente crítico cuando estr descripción completa
blece los límites internos del conocimiento histórico. No estií pro, ¡élo en eliminar frase:
bado que "la intención de los filósofos de la historia sustantivr bs frases verdaderas y
sea hacer sobre el futuro el mismo género de aserciones que lc La refutación de e
tratan de hacer sobre el pasado" (p. 26). l¡ta le falta una clase
",#ffii#ores
iil{.ffiÉos los presupuesros de la filosofía analítica de la histe que no existe ningún
,,ii1ffiffiWldiodeLas fases,n4rrypivq,s 19-presgn-ta-*gggr."o_.*e_!,esrudio raber: que la verdad
clasede ffales. Establece el rasgo d,iferencial del ionoci lo puede conocerse I

-iéátó histórico y, én este aspecro, curipte con la característica de haber tenido lug
mínirna de la historia. Sin embargo, yo no diría que alcanza el nú contar este tipo de h
"¿léo-Ae
h-¿<iiüiiiéüisión histórica .,r"rrto qué el ,.conrexro de do equipar al cronisü
"r,
una historia" no se .tgfllp por la estructura de la frase narrative dhora podemos c
Le fatta el rasgo propiamente discursivo, del que hablaremos más- menos, a dos acont€
radelante.
^l^l^-.¿^ ^ -/ describan el primero
'"Él refieren a dos acont(
ésiüdio'descansa en la teoría de las descripciones aplicada a
un sector particular de la realidad, los cambios producidos por la el tiempo, pero deso

/;
HISTORIAYNARRACNfi AI¡GAToS EN FAvon nr T¡ N¡nn¡,cIÓN 245

hs sustantivas de la hb rción humana. Ahora bien: un mismo cambio nacido de la ac-


narrativas que sólo pn 6n-ñüman'i-puede presentarse según varias descripciones. La
frase narrativa es una de las descripciones posibles de la acción
¡e se formule en téru* humana. Hablaremos luego de lo que la distingue de las explica-
se plantea como tottE clones que se dan de la acción en el marco de lo que ordinaria-
ón del discurso narr¡ñ- se llama teoría de la acción.
o no puede eliminar lr El ingenio de Danto consiste en abordar la teoría de la frase
ria global no sea de n mediantB un rodeo: l¿--g¡í..tjg_a_del preiuicio sggún pl cual
rtido por otros medir. lT-ago qsq determinado,-fijo, eternamente parado en el ser,
ristoria no es narratfu, )ntras que qólo,el futuro estaría.abierto,.no determinado (en el
n una filosofia o en de los "futuros contingentes" de Aristóteles y de los estoi-
n éstas la narración ). Este presupuesto descansa en la hipótesis de que los aconte-
:tando ciertos son recogidos en un receptáculo en el que se acumulan
:ción- como jalones que puedan ser alterados, ni que su orden de aparición pueda
, ni pueda añadirse nada a su contenido, si no es añadién-
u forma negativa, a continuación. Entonces, una descripción completa de un
de una forma en ci ecimiento debería consignar cuanto ha acontecido en el or-
i frases narrativas, y
en que eso tuvo lugar. Pero équién podría hacerlo? Sólo un
:on razón Danto, el ideal podría ser testigo absolutamente fiel y absoluta-
te seguro de ese pasado totalmente terminado. Ese cronista
iruomplzto, f¿ que
n historiador estaría dotado de la facultad de dar una descripción instan-
a historia ns
de lo que acontece, de aumentar de modo puramente aditi-
a implicación se y acumulativo su testimonio en la medida en que los aconteci-
filosofía analítica dc se añaden a los acontecimientos. Respecto de este ideal de

nte crítico cuando ipción completa y definitiv"4 la tarea del historiador consistiría
¡ histórico. No está en eliminar frases falsas, en restablecer el orden perturbado de
frases verdaderas y en añadir lo que faltase al testimonio.
le la historia
o de aserciones quc La refutación de esta hipótesis es sencilla. A esta crónica abso-
rdo" (p.26). le falta una clase de descripción: precisamente aquella en la
rfía analítica de la no existe ningún testigo para atestiguar un acontecimiento, a
': que la verdad total concerniente a este acontecimiento só
resenta como el est
,Ay**lia áér-?ó' puede conocerse dcspu"es y a menudo mucho tiempo
ple con la haber tenido lugar. Ahora bien: sólo un histo
diría que alcznzaá este tipo de historia (ttory). En una palabra:
rto que el'conteÍo equipar al cronista ideal con el conocimiento del
Lra de la frase dhora podemos definir las frases narrativas: "Se refieren, al
fel quc hablaremói a dos acontecimientos separados en el tiempo, aunque
el primero de ellos" (p. 1a3). O más exactamente: "Se
ilescripciones a dos acontecimientos, Et y &, distintos y separados en
nbios producidos tiempo, pero describen el primer acontecimiento al que se ha-
HISTORIAY I-{ N]
rIICATOS EN FAVOR DE

ce referencia" (p. 152). A esto hay que añadir aquí que los d h de acontecimientos r
acontecimientos deben ser pasados con relación al tiempo de rr ideal -con todo, testi¡
enunciación. Así, pues, en la frase narrativa se hallan impli stá.vacía de sentido.
tres aspectos temporalzs: el del acontecimiento descrito, el del La segunda implicaci,
tecimiento en función del cual se describe el primero y el del que permite distinguir I
rrador, los dos primeros concernientes al enunciado y el &scripción ordinaria dc
a la enunciación.
!o que Dray no podía
El ejemplo paradigmático sobre el que descansa el análisis es lnrque sólo conocía el ,

frase siguiente: en l7l7 nació el autor de Le neueu de Rameau. nomento en que ésta s
aquella fecha nadie podía pronunciar semejante frase que le-l descriptivos lienen en c,
cribe el acontecimiento del nacimiento de un niño a la luz 'de proyecto". Estos ha
otro acontecimiento: la publicación, Por parte de Diderot, de su ua acción particular; e
tan conocida obra. Con otras palabras: escribir Le neacu d¿ Rb d ganado", "escribir tu
tneau es el acontecimiento bajo cuya descripción se redescribe d rumerosas acciones Pol
primer acontecimiento, el nacimiento de Diderot. Se planteará dscontinuas e imPlicar I

más tarde la cuestión de saber si esta frase, por sí sola, es típica frrporal cuya resPonsa
de la narración histórica. nos en la historia innur
Este análisis de la frase narrativa tiene varias implicacionee gre organizan considel
epistemológicas. La primera toma la forma de una paradoja se
bre la causalidad. Si un acontecimiento es significativo a la luz de
-ción global. Pero en t
eillado no afecta al senl
acontecimientos futuros, la caracterizaciín de un acontecimiento no, salga bien o fracasr
como causa de otro puede advenir tras el propio acontecimierr
¡ror enunciados que eq
to. Puede parecer entonces que un acontecimiento Posterior fr¡nción de ciertos ac
transforma a otro anterior en causa; por lo tanto, que una condi- cn función de sus const
ción suficiente del acontecimiento anterior se produce más tarde cnunciados que descan
que el hecho mismo. Pero es un sofisma, pues lo gue es determi- porta al propio sentido
nado después no es algo del acontecimiento, sino el predicado La teorít de la frase
"ser causa de...". Así pues, es necesario decir: Ez es una condición con relación al discurs<
necesaria para que E1, con una descripción apropiada, sea una hctor discriminante re:
causa. Sencillamente se ha repetido de otra forma que 'ser causa (p. 168), operado Por I
de..." no es un predicado accesible al cronista ideal y caraclenza ¡cción. Este reajuste va
sólo a las frases narrativas. Son numerosos los ejemplos de estos plación del pasado con
usos retrospectivos de la categoría de causa. Un his¡oriador dirá consecuencias no quel
fácilmente: "Aristarco anticipó al año 270 antes de nuestra era la rcento intencional de l
teoría publicada por Copérnico en 1543 después de Cristo." Ex- picamente, las accione
presiones similares -anticipar, comenzar, preceder, Provocar' bs descripciones que sr
suscitar- sólo aparecen en frases narrativas. Una parte importan- Este último rasgo acenl
te del concepto de significación procede de esta particularidad de teoría de la histori4 "1
las frases narrativas. El lugar de nacimiento de un hombre céle bs acciones como pod
bre sólo adquiere significación o importancia para el üsitante a la cen los historiadores, r
HISTORTA Y NARRACIiII¡
¡-I-EGATOS EN FAVoR DE L4, NARRA.CIóN 247

re añadir aquí que los óu


luz de acontecimientos venideros. En este sentido, para el cronis-
¡n relación al tiempo de ;i
:e ideal -con todo, testigo perfecto-, la categoría de significación
rativa se hallan implicad,:r
üento descrito, el del acc"r
*távacía de sentido.
La segunda irnplicación epistemológica es más importante, ya
ribe el primero y el del r,i.
's al enunciado y el tercer-r
;ue permite distinguir la descripción propiarnente na¡ratiua de la
iescripción ordinaria de la acción. En este aspecto, Danto dice aI-
go que Dray no podía anticipar con su modelo de explicación
ue descansa el an:ílisis e* b
de Le neazu d¿ Rarneau- En
f,orque sólo conocía el cálculo de los actores de la historia en el
somento en que ésta se produce. Es cierto que los dos modos
semejante frase que red* ,j.escriptivos tienen en común el usar verbos que podemos llamar
to de un niño a la luz oe 'de proyecto". É,stos hacen algo miís que deicribir simplemente
or parte de Diderot, de su.
:rna acción particular; expresiones como "hacer la guerra", "criar
s; escribir Le neueu d¿ ns-
el ganado", "escribir un libro", contienen verbos que entrañan
escripción se re-describe ci
numerosas acciones pormenorizadas que pueden ser totalmente
r de Diderot. Se plantea:z
Ciscontinuas e implicar a numerosos individuos en una estructura
frase, por sí sola, es típb
:emporal cuya responsabilidad recae sobre el narrador. Encontra-
rros en la historia innumerables usos de estos verbos de proyecto
Liene varias implicacionet
que organizan considerables microacciones dentro de una sola
:orma de una paradoja sc-
¡cción global. Pero en el discurso ordinario sobre la acción su r¿-
r es significativo a la luz oe
r=¡ltado no afecta al sentido de un verbo de proyecto, se realice o
ción de un acontecimienr
no, salga bien o fracase. En cambio, si la historia se caracterva
x el propio acontecimier*
Dor enunciados que explican la verdad de un hecho particular en
acontecimiento posteri:r
)r lo tanto, que una coni- :unción de ciertos acontecimientos posteriores -en especial,
en función de sus consecuencias no queridas-, la verdad de estos
:rior se produce mrís ta¡dr
enunciados que descansan en los acontecimientos posteriores im-
ra, pues lo que es deterr:-
¡orta al propio sentido de la descripción narrativa.
miento, sino el preücaoi
La teorí de la frase narrativa tiene así un valor discriminante
decir: Ez es una condiciór
;on relación al discurso de la acción en el lenguaje ordinario. El
ipción apropiada, sea uül
:actor discriminante reside en el "reajuste retroactivo del pasado"
otra forma que'ser car:.x^
p. 168), operado por la descripción propiamente narrativa de la
cronista ideal y caractenn
¡cción. Este re{uste va muy lejos: en la medida en que la contem-
osos los ejemplos de estqs
plación del pasado con perspectiva temporal hace hincapié en las
causa. Un historiador di¡¿
consecuencias no queridas, el historiador tiende a debilitar el
170 antes de nuestra era l¿
scento intencional de la propia acción: "Frecuentemente y casi tí-
13 después de Cristo.'E¡-
cicamente, las acciones de los hombres no son intencionales en
nzar, preceder, provocaJ.
;es descripciones que se dan mediante frases narrativas" (p. 182).
tivas. Una parte importar
Fste último rasgo acentúa la desüación entre teoría de la acción y
e de esta particularidad dr
ieoría de la historia, "pues su objetivo principal no es reconocer
úento de un hombre céIe'
las acciones como podrían hacerlo los testigos, sino como lo ha-
tancia para el visitante a l¿
cen los historiadores, en relación con acontecimientos posterio-
HISTORIAY
IEATO6
248

jl i?il:l::T hrro) (
¡.s y coffis enteramente temporal.t"
htórico
;át-;;;ffiffia de la acción y tto'íunarrativa es sólo una
cdido a
cripción enffiruchas.
La fltimaeóonsecuencia es que no hay histori'a del
prese,nte' en lreel di
podría ser mpleja
sentido estrictamente narrativó del término. Sólo ffiir-
de lo que los historiadores l3nidei:: rylÍ":^j e"dt-
¡i, ,o'¡t. nosotros. L simetría entre explicar yenpredecir'-cr
"r,ii.ipuciO"
el propio .id"oi
,ísti.a de las ciencias nomológicas, se rompe lr distin¡
y conocer esta
áel enunciado histórico. Si pudiéramos escribir
rración del presente, podríimos falsificarla haciendo
t: t:i: ¡resel
riin sig
J. l; q". predice. Ignoramos absolutamente lo que los-hi he hecb
áátÁ á.1tut.tro aiün de nosotros' No sólo ignoramos.los se úonteci
cuáles
tecimientos que se producirán, sino que ignoramos lechos
prever los.i
considerados como-importantes' Seríi necesario lién det
las descrip:iol
r.t"t ¿. los futuros historiadores para Prever r4xesi(
.o" q". presentarán nL r-stras.acción^es' La "lt"tf:tl ha i::::
escrito úofa
á; d; "ál futuro está abierto" significa que "nadie Fueba¡
iirrá¡" del presente". Esta última observación i*Jt".:T^"::t: gsum
otro que el límite interno de
f,rrrto de partida, que no es i¡r aPar
enunciados
-" narrativos. le narn
iló¿ medida el aniílisis de la frase narrariva aclara el
pru
y la exp& Dq_qq(
blema de las relaciones entre la comprensión narrativa ab oc
cación
-* histórica?
sitio afirma Danto que la teoría de la historia s
q¡¡e n9
n" hittT drre exl
"i"g'ún
análisis de las frases narrativas ni que un-text: Yn¿
"gote;;i
co se reduzca a una secuencia de frases narrativas'
Las limitacio
ción a
,r., i*p"oos a la descripción verdadera de un acontecimienb
sóh delae
por la estructura ,"-por"l de- la frase narrativa constituyen nrd de
'una
"caracte nzzci6n-í,,i*" de la actividad histórica"
(P' 25)'
-- cierner
como coerciór
Tr;i;-q"" i" .r"..ión de la frase narrariva
que a¡s9rlf noció¡
minima podria dar a entender que los enunciados
o todo caso fechados' a la luz &
acontecimientos puntual.,, ""
otros acontecimientos puntuales o datados constituyen Jot
áa s11
menos hasta el *¡ dife
mos lógicos del discursl histórico' No se trata' al do; pare
aconteó
lupitufá x, más gue de "descripciones verdaderas de &, apli
(por op*itiótt la pretensión de los fib
*il"r.t eá ,,, p"""ao" a
en r¡
r¿lment
sofos de la hisioria en áescribir también acontecimiefitos coilem.
ni un ct
del testimonio como categcl n|es etr¡
En la cuafia pafte volveré sobre el problema
3a
cirin, qt
pasad'o'
irreductible de la relación coa el
HISTORIAYNARRACIfi EI¡ FAvoRDELA NARRACIóN
^rncATos

x'(p. 183¡.$ Esta db futuro) (p. 25). Parece admitido que todos los acontecimienros
rrativa es sólo una der' históricos, considerados uno a uno, son de la forma "iqué ha su-
adido a X durante tal o cual intervalo de tiempo?" Nada indica
'turia dcl presente, end que el discurso histórico exija ryrypji¡tintgs de la estrucrura
-ya
o. Sólo podría ser un pleja por lo demiís- de la frase narrativa. Por eso, efplkg, y
errideros podrlan esc* ibir-én el sentido de la frase narrativa -han sido cdfrsi¿éo-
car y predecir, crr?cba ;iura;te muclb ilé*p o in d! ¡ ce rnibl_e¡, ó anio nó' qüiélé s:i6ér
rpe en el propio ááinf¿C iJáiiiiiióio" áe Cioce ent.ááiónica e hisroria3s ni de
ribir y conocer esta distinción de Walsh entre una narración pura y simple (plain),
rhaciendo lo con se limitaría a relacionar lo que ha acontecido, y una narra-
nte lo que los significativa (signif,cant), que establecería coneiones entre
lo ignoramos los hechos. Pues ya una simple narración hace más que relacionar
gnoramos cuáles tecimientos dentro de su orden de aparición. Una lista de
cesario prever los sin vínculos entre sí no es una narración. Por eso, tam-
rever las describir y explicar no se disünguen. O, según la importante
a afirmación de de Danto, "la historia es de una sola pieza" (History is
ue "nadie ha escrito of a piece). Lo gU-q jg_pr$.99*Ét!19g{I son Q.parra_c.ióqLbs.
ión nos lleva a rebasm-e!_e_rialgl_qyg-l*jy:S.F-.gn,unanarracióq.p9g"eJe.dl¡ggg
I límite interno de suma¡!*o- 4.
:.l pjgp-i9*?ppIgp-_q¡:idco (ya se entienda por esro
aparato conceptual o el documental). Pero la distinción entre
narrativa aclara el narración y su soporte _golggp!]14 9-_docume_¡¡al¡o_9s*lq !ds-
ión narrativa y la f gq_.-4S,qtrug*4osp-lp_g¡d9.comp9qiqión.Explrg113crju.é
ocurrlo ir lo ió coinciden. Una narración
teoría de la historia ng.9.g¡,sl$e,expl|s.a¡*¡¡pd-a1ñ;¿áne¡ra.iér;,-rnrnarración
ni que un texto g*eJplig4pSt¡4a.ryrr49if^np_"r¡¡-qy-qi¡¡gle.
arrativas. Las Y nada indica que lo que la narración hace de más con rela-
de un a la simple enumeración de acontecimientos sea diferente
rr¿tiva constituyen la estructura de doble referencia de la frase narrativa, en vir-
d histórica' (p. 25). de la cual el sentido y la verdad de un acontecimiento con-
¡rrativa como al sentido y a laverdad de otro. Por eso no parece que la
lnciados que de trama o de estructura narrativa falte a la lógica de la
io fechados, a la luz
os constituyen los s Volveremos sobre esta distinción, que no tiene cabida aquÍ no concieme a
trata, al menos haste diferencia de grado epistemológico, sino a una relación diferente
erdaderas de para Croce, la crónica es la historia separada del presente ü
r pretensión de los aplicada a un pasado muerto. l,a historia propiamente di
al presente y a la acción. En este sentido, toda
acontecimientos €n . Esta afirmación no tiene como marco ni un conflicto de método
un conflicto entre método y verdad, sino el problema más vasto de las relacio-
lel testimonio como entre la retrospección histórica y la anticipación del futuro vinculada a la ac-
que se discutirá en la cuarta parte.
250 HISTORTAY IIIGATOS E}I FAVOR

frase narrativa; es como si la descripción de un acon L Proseguir una h


anterior en función de otro posterior fuese ya una trama en
niatura. f¡ obra de W.B
Sin embargo, podemos preguntarnos si ias dos nociones se fing,38 centrada e
perponen. Asi cuando el autor considera la actividad ineluctabb rrada (súory), nos r

mente selectiva de la narración histórica, parece invocar un facfr de la narración. .

ls estructural más complejo: "Toda narración es una estructura i[¡ poiii-áiiáiiiiae


puest¿ a los acontecimientos, que los agruPa unos con otros y cia de la frase na¡
rt"
que excluye a algunos como si carecieran de pertinencia" (¡r tecimiento poster
132); "una narración menciona sólo los acontecimientos signifie tuye un fo'us¡ disr
tivos" (ibid,.). Pero la organización narrativa que confiere a E¡ ¡cción -por ejen
dióñtecimientos una significación o una importanci-4. (el térmim nes de los propic
si.gnifr,cance posee las dos connotaciones), ies simplemente url
rencia entre dos
-%+-

ampüación de la frase narrativa?eo basta para caractr


A mi parecer, si la cuestión de la relación entre texto y fra* udgglar subsistt
no se plantea como tal es porque el autor se centra excesivam* narrativo. Es la d

te en la disputa que sostiene contra el fantasma de la descripcióo ci?ñ6histori4'


completa y por el hecho de que éste se exorciza por el análisis dc Pero Gallie pr
la frase narrativa. fr¡ndamental "C¡
Sin embargo, vuelve a surgir la cuestión de saber si la explie sión o de la expli
ción por leyes tiene todavía un lugar en la historia, puesto que 1r do (a"ralsed) con
narración es ya, por la naturaleza de las cosas, unapnna de exp* cuvo
!-.-
desarrollo c
cación" (p. 201). Danto, en efecto, no se opone frontalmente e dente como firrr
Hempel: se limita a observar que los partidarios del modelo no- que narrar simpk
mológico, tan preocupados por la estructura fuerte del explanars, explicación no n
no ven que este explanans funciona en un expl.anandurn, que es F¿ otra manera, de
una narración; por lo tanto, que está ya "cubierto" por una des. por otra, que, de
cripción que equivale a la explicación. Sólo se puede "cubrir" un forma narrativa. l
acontecimiento por una ley general si figura en el lenguaje como ceptora de la exp
un fenómeno bajo cierta descripción; por lo tanto, inscrito en üce nada de la er
una frase narrativa. Por eso, Danto puede ser mucho más liberal de estos límites ;

y ambivalente que William Dray con respecto al modelo nomnll Parte, con qué rt
gi"o.u' rya¡lp;xp!gar
Prs!!iÉg-9s99*d
36 Eso parece en el carc de la consegucüial si.gni.flarce: "Sd un acontecimiento Ilowability preteil
anterior.no es signifrcativo respecto de ot¡o posterior en una historia, no pertene Así, pues, iqur
ce a esta historia" (p, l3a). Pero hay otros modos de significación o de importa* 'proseguir" una I
cia para los cuales la estructura textual y la de la fr¿se se superponen menos fácil
Una historia d,
mente: significación o importancia pragmática, teórica, reveladora, etcétera.
37 A. Danto, cap. x: "Historical explanation: the problem of general lzws", op.
t8 ap. cit.
cü., pp. 20lss.
)RIAYNARRACIÓ\ ALEGATOS EN FAVOR DE I.A NARRACIÓN 251

acontecimiento 2,Proseguiruna,historin, .r '


na trama en mi ),, , I
La obra de W.B. Gallie, PhiLosophy and the historical understan-
5 nociones se su- ding,ts centrada en el concepto delafotlnwability de la historia na-
idad ineluctable rrada (story), nos acerca un paso más hacia el principio estructural
nvocar un factor de la narración. Este concepto, a mi juicio, llena el vacío dejado
ra estructum irIF por el anaiiis de la frase narratiya. EJcierto que la doble reféren-
mos con otros s cia de la frase narrativa (al acontecimiento que describe y al acon-
pertinencia" (p. tecimiento posterior bajo cuya luz se hace la descripción) consti-
mientos signifie tuye un buen discriminante respecto de otras desciipciones de la
re confiere a lc acción -por ejemplo, en función de las intenciones y de las razo-
ancia (el término nes de los propios agentes-; sip.-qpba¡go, la menc!ón de la dife-
dmplemente una rencia entre dos fechas, entre dos localizaciones temporales, no
biñta- p ará cá r {cléirz.zr I a ¡r arraci ón c omo c o¡t¿ x i ó n entie ac o n te ci-
ntre texto y frase r&$S$ Subsiste una distancia entre la frase narrativa y e\ textq
ntra excesivamen nlgatiyo Es la distancia que trata de llenar precisamente l" ,ro- .Y
, de la descripción ción de historia, "que se puede proseguir".
-TeioEaUie
r por el anáIisis de presenta su análisis dentro de la misma hipótesis
fundamental: "Cualquiera que sea el contenido de la compren-
saber si la explie, sión o de la explicación de una obra de historia, debe ser evalua-
,ria, puesto que "la do (arsassed) con relación a !4-¡r4¡¡aqión {e la que procede y a_
anaforma de expli cuyo
l--
desarrollg contribuye" (Prefacio, p. K). La tesis es tan pru-
'ne frontalmente a
dente como firme. No niega que la explicación haga otra cosa
ios del modelo no que narrar simplemente: se limita a afirmar, por una parte, que la
¡erte del expl"a,nant explicación
--'
no nace de la nada, sino que 'procede", de una u
tna,ndurn, que es otra manera, de algún discurso que tiene ya la forma narrativa;
F
ierto" por una des. por otra, que, de una u otra manera, peÍnanece "aI smti¿io d¿" la
: puede "cubrir" rtn forma narrativa. É,sta es, pues, a lavez,la matnzy la estructura re-
:n el lenguaje corx) ceptora de la explicación. En este sentido, la tesis narrativista no
) tanto, inscrito ea dice nada de la estructura de la explicación. Sin embargo, dentro
mucho más überal de estos límites precisos, su misión es doble: mostrar, por una
r al modelo nomoltí parte, con qué recursos de inteliglbilidad la comprensión funda-
nsgrr!4 la-explicación; por otra, qré-
-c_areqqQ l-q!r-e-¡-e¡te 4 !1_g9m-
prgq$óI exige el suplemento de la explicaq!ón. La noción de./a
r: lSd un acontecimie& lhlabi.lity pretende curnplir esta doble exigencia.
¡na historia, no perterF Así, pues, iqué es una historia que se narra (súory)? iY qué es
ificación o de importe+ 'proseguir" una historia?
;uperponen menos fá*
Una historia describe una secuencia de acciones y de experien-
;'eladora, etcétera.
em ofgeneral laws", qf
u ap.¿t.
I.DCATOSEN
HISTORIAY
262

reales o tmz ¡jgqqoe y t


cias hechas por cierto
número de personajes' Ie por el t
rv¡¡ ¡vr---- gicamente
rios.EstosPersonaJess;;;:qi"11"::::*:l¿*:f
rios. Estos PersonaJcr ¡aciones. A su vez' c
ffi; il;¿io,'""áo cambio de estas :"'ii".?iili;ii'r,"i'3X:
al J.'n
;'y:: .!:tZ;');Tifr,tt*'# ¡ünteada
I

cambios revcra'
tos cambros revelan
;";;;;;a
il:"l*
prueba (preit'i'cammt)-qte
a ylz acePu
oersonajes, Y engendt a € 4titud de
o a los' do's' La respuesta
i" al pensamiento' a ;;;ttó" tia sólo e
(p' 22)'
' co-o veínos't'i'io¡"
su conclusión
;;.J""iüi' " tlf:*:i: comPrens
@s acont
"'J;;:';;:
u*ff ill.i:1'.'i.'il$n'i;Ñi;F"""'o""'ccióndeb ":'::?:?i'¿'Jl
historb 3l). La in
t'" titiJ" tliil referir su concepto cle galidad d
trama. Si Gallie "o
ti#'"ü*
ar de rama es, sin duda'
al
purquL oe * t::::H:|Xil'il:ii:H
¡¡e
que por las sr¡b
a la narrración
de la his¡
No de.
:;ilil, 'l*'tu'ot"tinmanentes es anptabl'e' Eslal
coldis!É
iedvas bajo las t"¿t'l""ii'to'it
uptit"a dá la historia pata
seLPlP la declarl
te aceptabiliaua to"*üt'lt"i" be obten
rcs imPr
'I
!
seguida. .ir una historia es comDrender las
accione+
cipal dif
En efecto' Prosegu ,i.r cuanto Presenta
que bus'
r","p.*"-i.*"_'ll:i,":Jlff;,:;$:?'l,T;is"ini."d.,::T: noción '

por la tt
ffi "ll'n:'#.ffiffi '"'il:;i:::í'i:lg^i*'H:':n::; cste sen
pondemos
".::'l:1il'J""á.^üj.'a pro..ro. Vemos ya córm de la re'
::1,11il,Ll' l .l:J'ffiT.l"ii ::**:"'gl':Xil:X?:il
i'",'";;'JJ* exPricarse Por sí mb tr Si Pa
:?H::5'tlñH:il;
'-"" Sólo p"atti"' t*ptit"tiO" suplementaria cuanoo
mos sul
(p. 23). """
;;';:";.;" ti,:::T,';ñ3::::l cierta dirección es recono 40 El

';#;:#i;.1::'*"^Tll'i#,T!"r:::,5 cl diagn,
."11il?:#:"',"ffi Pero' en
a"r "p"unto final"'se de natu¡
mos subrayado en "":il;;;'i' cados el
Paíe m
;:H#"[ffi:*ü#;=]T#:i{ifi*"*'*1;;
#:i1ffif;l:ilG'; ld+, ni rece
pro
coincidencias;-ni
tivas int
bgica d
atención' Por eso hay que trada e:
nocimientos no tti"¿if"
nuestra
' prose lo cual es distinto de psicolo
seguir ru t'i'to¡u itXt""" t""ti"tron' coaccionante' {ás que p.l.Po
: guir ,rt nuesffa psicoló
"'g"-t'iffi*;ilcluslln-.es debe ser anl¡tabl¿' Dirigiendo
prgvigible, una to"a"'í0"
menéu
, haci" t3s. eni11l¡1in!el-
, r,".i" "rrli,"ilri"'la co"a"s-ii"'
los aná
mirada que ese fin exigía estos
acontects n¿sís I
. medios, debemos poder afirmar il¿la a
cuarta
estar i
la primera parte
i 39 Mim¿sisll: capítulo 3 de
HISTORIAYNARRACXfi AI.EGAToS E¡{ TAvoR DE TA NARFáCIÓN 253

rqies, reales o imagin ni:qt_o; y gsa cadq.na de.acciones. Pero esta mirada se hace posi-
n situaciones que ca* He por el movimiento de nuestras expectativas orientado teleoló-
ituaciones. A su vez, c* gicamente cuando proseguimos la historia. La incompatibilidad,
: la situación y de b ¡ilanteada abstractamente, entre la contingencia de los incidentes
a(Qred,icammú) que apc y la aceptabilidad de las conclusiones es precisamente lo que la
os. La resPuesta a esll rytitud de la historia a ser proseguida desmiente. La contingen-
n). cia sólo es inaceptable para la mente, que vincula a la idea de
'n de historia (súor1) n la de dominio: proseguir una historia es "encontrar
ente construcción deh acontecimientos) aceptables intelectualmente en, tod,o caso" (p.
n¡ concepto de histul tl). La inteligencia ejercitada aquí no es la que se vincula a la le-
teresado menos por h galidad del proceso, sino la que responde a la coherencia interna
rración que por las sü; & la historia, que une contingencia y aceptabilidad.
tablz. Eslf¡..-ggtdlglonr No dejaú de advertir el lector la similitud sorprendente de es-
-!a historiapana¡e:4r la declaración con la noción de concordancia discordante que yo
be obtenido del tratamiento aristotélico de la pnipetei.a (los suce-
mprender las accioq imprevistos) dentro del marco de la teoría del mythos. I.a prin-
uos en cuanto pres€nlr¡ cipal diferencia con el grupo de los críticos aristoteliruntes habría
no significa que sotn buscarla, sin duda, en el factor subjetivo introducido por la
Io tan pronto como de expectativa, de atracción por el fin; en una palabra:
inas que conciernen r la teleología subjetiva que remplaza al análisis estructural. En
oceso. Vemos ya sentido, el concepto de followabiliúy proviene de la psicología
extricablemente en de la recepción r¡rás que de la lógica de la configuración.4o
ía explicarse por sí Si pasamos ahora del concepto de "story" al de "history", debe-
n suplementaria subrayar primeramente la continuidad entre ambas. Precisa-

:rta dirección es 4 El lugar otorga.do a la simpatía en lo que llamo teleología subjetiva confirma
ógica, la misma que
diagnóstico: lo que regula nuestra expectativa -dice Gallie- no es una verdad
punto final".3e Pero, naturaleza inductiv4 sino nuestra simpatía o nuestra antipatía. Una vez embar-
rc añadir que una'o en una historia cualitativa, "somos llerados por ella y orientados Por una
deducirse o más influyente de nuestro carácter que de nuestras presunciones y expecta.
ni coincidenciaqüi intelectuales" (p. a5). En efecto, la preocupación por separar el análisis de la
. del modelo nomológico puede hacerlo caer del lado de una psicoiogía cen-
in. Por eso hay que
en la respuesta emocional; desgraciadamente, es este deslizamiento hacia la
rral es distinto de el que facilita la crítica de la obra de Gallie por los sucesores de Hem-
coaccionante. V-.41 Por mi parte, no me parece condenable semejante interés por las condiciones
úlz. Ding¡endo n de recepción de una obra (narratila u otra); tiene su sitio en una her-
qg1e loC. Epigqdios para la cual el sentido de una obr¿ concluye en su lectur4 pero, segrln
¡nálisis que he propuesto en la primera parte -relaciones entre mimesislly mi-
8l q¡i.€ía estos acoi'G Iü-, las reglas de aceptabilidad deben construirse, al mismo uempo, dtntro
la obra y fiura dz ella. Además, la noción de interés, sobre la que volveré en la
parte, no puede eliminarse de la teoría de la narración. Aceptar, recibir, es
interesado,
HISTORIAYNARRAd
264
la discontid
t
Gallie consiste en'inrcsrar I
mente, la estrategia de
dad epistemológica ;;t?i;
*t"- de"tó del marco de h I
narraLrvu' !' vr.- ---"
continuidad tnteraf,Ii;q;;
derinterés
continuidad del ": ::::::::T:1il:: :lF
arirr.rta en el ..f
I
(
;.t"";;, ;itonta sin rodeos la problemáticr
trlo"r,t.rior'Elproblf i"a"':ái.*:::'^:f
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una apricació1t":1"
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::[iffil;' ÑJ;
"lJ-:::,X't"r;;;ñrl. ru u"r"^¿. in!-o:qe115
servarse o que pueo l^ ,¡a q..ionat cuuos prote
iiffili:t:ffiHffi;;il;"'"sladeacciones-cuvq*rerF
r6s o resurtag",
;;;-;;;pia
Il:;i{i:*?::t"jrum:#*n#¿*i#

acci¿n; én este sentidolt-:o3
tttt"'¡a' 'eó"----'i
por eso esPerl
mundo de la comunicación;
o ,.smehto del único sigan siendo obras aisl>
no'"ti"'
u 'nttitá historia que' sin en
*oJd. hs obras u" "i'"^t*"a'"
d,as. que tt,*i"'^;;;;t'
expresen
u"*ó""ai;ff 'r*T:H,1;"."::1.":,?:I^.r:j:#.Ji,*E
Esta contrnuroao rr.¿rru;;;; ptTr
qí" í", problemas
"
:¡¡;"1¡ij,:"'"1'ilHff
:11"":li".ii,,.j#'lffi :üffi la cuesdónlE
de
r"ti-'t i¡lr toda la atención en
mito e historia n* i" t"¿t fundamental de saber
h pn¡eba (nidmcia')';:.n#";Jt historia' Y es este interés d
lo'que crea el interés.á"'il;;;áert historia en el sentido de h
6¡1¿ ¿ge{üra l" to"t"^'iiüJ t"i"
tTff
ili.li;E;;tavh narraciul,::^11'i1 .qñ<A en "alsún éxiro o er
f #J:id';J;;il,JJa""'o*i.T-":tTl#'i":,;
ar"" 1,"1"i.'To-'^:'d* :l*f;;x ;;r-ffij?:H#E
en sociedades o nacron:t,,"J:-:::T;. eso' Pese a ,r, ,Ib.ión
críúca con
;; i;;" duradera" (n' 65)' Por il;;'fe
"t"tan de la unificación
la narración t,"¿itio'l¡]il
oe uu i-o'
de s inte grac iu'1"Í"i"
;l t:*Tg':;
o de la desintegracron 'r¡l'e¡¡v' S:l11s;
social';É
::
secta
"'" rellgiosa-o3e !
á;"; clase, di un movimiento <

es decisirn
En oit no l

,:'t un estilo literari""""l"Áaones' '"tttido'


y gtúpot va las sagos y las antiguas
la diferenciu t"t";-i"aiuiduoen gruPos'v t¿ró en figuras aisl*
epoPeyas esuban centradas ""
fri*'¿t};;Jf .s:"J1;"'':"'{:i+f-il##*
una n-ariación de acontecrlrtlcrrlvJ ":^ '-- *.olF.r
ggDla" (p. 69). Irr
;;fi;;-ana desemPeñan un PaP:lf:l
upoy"'t" tol:,lt"t' tendencias' trends'
cúso cuindo la histori'a " la narración ' El trm'¡t
su unidad orgiínica ""t"
¿ti acto de seguir
-los acontecimientos que
sólo se manifiesta ;;"-;;;*ión
de
de estos acontecimientos
seguimos. Es una "t"¿iiJlt-i"*t
RIAYNARRACIÓTi ALECAToS EN FAvoR DE LA, NARRACIÓN

:.i
la discontinui particulares" (p. 70). Por eso: l] la lectura de estas historias de
:l marco de h historiadores se basa en nuestra capacidad para seguir historias {
la que, evider (stories), las seguimos de principio a fin y a la luz del desenlace
:sta en el ca¡É prometido o entrevisto a través de la serie de acontecimientos
contingentes; 2] correlativamente, el tema de estas historias mere-
¡ue sigue tiene
allie considen ce contarse y sus narraciones seguirse, porque este tema se impo-
Lanpodido ob ne a nuestros intereses en cuanto seres humanos, por alejado que
ofq¡mgq_q*qo €ste tema pueda estar de nuestros sentimientos del momento.
r-CUy-o-g DroY€c- Por estos dos rasgos, "la historiografía es una especie de género:
los con los dc historia narrada (story).al
r es fragmento Como vemos, Gallie retrasa el momento en que es preciso con-
)or eso esPer¡l siderar el problema por el otro extremo: ipor qué los historiado
,do obras aisLa res tratan de explicar de modo diferente que los narradores de
ia que, sin en hs historias tradicionales, con los que rompen? iY cómo articular
h discontinuidad introducida por larazón crítica entre la historia
y" se ha obser- por una parte y la ficción o las narraciones tradicionales por otra?
lemas planta Es aquí donde la noción d,e followabilif presenta un nuevo as-
istoria o entre p€cto. Hemos dicho que toda historia se explica en principio por
la cuestión de í misma. Con otras palabras: toda narración responde a la pre-
,ental de saber gunfa ¿por qui| al mismo tiempo que a la de áqué?; decir lo que
este interés d aconteció es decir por qué eso aconteció. Al mismo tiempo, pro-
sentido de la seguir una historia es un proceso difícil, penoso, sujeto a la inte-
rnrpción o al bloqueo. Decíamos también que una historia debe
¡in éxito o en ser aceptable, después de todo; habría que decir: a pesar de todo.
abajan juntor Y esto -lo sabemos desde nuestra interpretación de Aristóteles-
po organizado es cierto en toda narración: el "uno a causa del otro" no es siem-
ión crítica con pre fácil de extraer del "uno después del otro". Por eso la com-
la unificación prensión narrativa más elemental confronta nuestras expectativas
rla decadencia reguladas por nuestros intereses y por nuestras simpatías con las
r religios4_o-(!e razones que, para adquirir sentido, deben corregir nuestros pre-
no es decisira juicios. De este modo, la discontinuidad crítica se incorpora a la
y las antiguas continuidad nan'ativa. Así percibimos cómo la fenomenología
n figuras aisla aplicada a este rasgo que posee cualquier historia narrada para
amentalmente 'poder ser seguida" es capaz de expansión, hasta el punto de in-
.---..--F1
osamrento y t¡- r€rtar un momento crítico en el mismo centro del acto funda-
Irr mental de proseguir una historia.
-tp" (p. 69).
lencias, trends, Este juego entre expectativas gobernadas por intereses y razc.
aci6n. El trmd
:imientos que
ontecimientoc
u ap. c;t.,p.66.
¡IIGATOSENFA!
HISTORIAY
266
tían ocuPar e
crítico proporciona un r d método wel
nes reguladas Por el entendimiento
¡iado para ex¡
apropiado Para acometer los dos P-robl:T::jT""t]:T*?': Pero si la ¡
carnbio de esd
láTtu*t;":;;P"."* ;" el primer 3qílulo: el
la-historia contemPorán€e' ¡nra la que s(
de las entidades, de las que sé ocupa equélla tamPc
la historia científica'
*
el recurso de leyes, en ef plano de hmana imPli
Ei;;'""'
!r v!¡¡r¡vr pábl.-u parece forz.ar 1",11i:':::1.1'Tr ¡cional de c:
do en '--*----
una disPuta ent escuelas de pensamiento' Para la
'idos oando se ha
;"";;;;;poá"-otllamar"nominalistat'lt-l;:-t:tT:Y:"1
reneren a entidadc ninalista, Pes
ff*'ff;;;;;;J"es generale: q.':¿e "acción (hablamos delr Ead del Pen
les atribuyt"'pt"ait"Aos
colectivas y rcs interesan
política del gobierno.,-átip"ogttto de
unareforma' de un camli¡
estas qt:p:,t::t^T::'-f1*
bs lugares, d
de constitución, etc.); ", óit'ó que & i
pie ,,o t uttio"e' identificables de indiri mujeres
al de la letra,
" '"átt""
;;;üma instancia' sin embarg"' yl'?-lio Yc
nejor el moc
;#;;;;t;;' e todo el col
titucional no es más que et compendio de multitud de hechos
para la segunda escuela de pen* &d, desde la
;ñ; término indiüduales.
instituciones y todc nodelos absl
miento, que podemo'-tiu*"t "realista"'1as reales' qt- Irjos de z
son entidades
los fenómenos colectivos comparables los esfuer¿oq [e se inclin
a los fines' a
denen una historia propia, irráuctible
a las emprera, p,opiuJ dá i"diui¿u"t
ql",Tg1:j:1?:::": inplicada P<
el de grupos a los que re dividualista
mún acuerdo, en nombre propio o en no rcndría
acciones asignables e
presentan; irru.rramerrt", pl"r" .otttqt"ld"l que hace Pr
a los hechos institucionales en
'..ry.;;;; es necesario
individuos 'áf"'itt" no nos interesa en loc moment
aquéllas se manifiestan; finalmente' ¡onces en d
tales'
uülá1"r" lo que hacen los individuos como o¡al individ
Gallie se cuida mucho de tomar
Contra lo que se esperaba,
no er- ¡bandonadr
el nominalista
p"triJo por la tesis "o-i""littu' En efecto' & carnbio, enl
a la abreviación
plica por qué interesa al historiador proceder tm le con sum
de
í", frJ.ftor'individuales que los suboidina a lalaabstracción
enumeración de ks, porque
hecho institucional, Jú; qué es indiferente
para comPrender b guna ruPtr
todas las acciones y "lttiot"' indiüduales fenómeno:
percibe el víncula
evolución de una i,"iii"ti¿"' El nominali'tu "o ria econón
y el carácter eminente
estrecho entre el empleo de abstracciones
t'ampoco pergibg que llma
mente selectivo del interés histórico; 42 Por sr¡ t
no las hacen éstos
voría de las acciones atribuibles a indiviáuos
y.li',l;;a*il;;tt"";n ¡ión de los h
cuanto desempeñan un papel institucio- e4 por lo tan
;;;" fin, el nominalista no ve que Para cgmt'rty"t t:::-T:":'t no en aquell'
,,descontento social", .,instituciones econolnlcas , r{mificativos
;l"il;, como fingidas": a alguna r que señala 7de qué Pue
es necesario ,..,'or.
"-iu"riables que Po-
.irt sJ;".ro de todas las interacciones aún inexploradas
aLEcATos EN FAvon nn t¡, Nenn¡cróN 257
YNARPd.CIó¡

drían ocupar el lugar de esta r.az Por todas estas consideraciones,


un mafclD d método weberiano de los "tipos ideales" se revela el más apro
ep¡D piado para explicar esta clase de abstracción.
cambio de escab Pero si la priíctica del historiador desmiente la tesis extrema"
contemporánea,y ¡nra la gue sólo existen cosas individuales, entre ellas personas,
equélla tampoco justifica la tesis realista, para la cual toda acción
a tomar parú humana implica una referenciz tácitz a algún hedro social o insti-
Para la pri ü¡cir¡nal de carácter general, y se halla suficientemente explicada
sentido auó do se ha explicitado esta referencia institucional. La tesis ne
a entidadc¡ ista, pese a su inadecuación epistemológica, designa la fina-
(hablamos de lr del pensamiento histórico: explicar los cambios sociales que
de un camti interesan (porque dependen de las ideas, de las opciones, de
tomadr lugares, de los esfuerzos, de los éxitos y fracasos de hombres y
de indi* mujeres individuales; p. 84). La realista, en cambio, explica
un cambio in ior el modo como la historia realizaest¿ finalidad: recurriendo
de hechos o todo el conocimiento disponible respecto de la vida en socie-
escuela de petn desde las perogrulladas tradicionales hasta los teoremas y los
y toda abstractos de las ciencias sociales.
reales,qG Irjos de ajustar la teoría narrativista a la tesis nominalista, Ga-
a losesfuer4, se inclina a buscar una combinación entre la epistemología
solos o de c por la tesis realista y la ontologfa fundamentalmente in-
grupos a los que n* significada por la tesis nominalista. Este eclecticismo
rcciones asignablere tendría fuerza si no representase con bastante exactitud lo
institucionales cl hace prácticamente el historiador especialista cuando aborda
no nos interesa momentos crucial¿s de su obra: todo su esfuerzo consiste en-
en determinar con la mayor exactitud posible cómo tal o
ila mucho de indiüduo o grupo de individuos ha adoptado, consewado,
el nominalista no o no ha logrado ciertos papeles institucionales. En
er a la abreviación entre estos momentos cruciales, el historiador se conten-
r la abstracción de con sumarios generales, formulados en términos instituciona-
te la enumeración porque en estos intewalos prevalece lo anónimo hasta que al-
r para comprender ruptura digna de contarse venga a alterar el curso del
no percibe el institucional o social. Esto es muy evidente en la histo-
el carácter emi económica y social, donde reina el anonimato masivo de las
co percibe que la
os no las hacen € Por su crltica del nominalismo, Gallie no esá muy lejos de ¡umanc a la opi
rn un papel i de los historiadores de la escuela de los "Annales": "Ia comprensión históri
por lo tanto, no esá fundada en personajes individuales.-o en individuor, si
mprender co aquellos cambios en una determinada sociedad que pueden considerane
uciones económid, a la luz de nuestros conocimiento¡ de cómo actian las institucione¡
a alguna r que qué puede darse o no por medio de ellas" (op. cit., p. 83\.
r inexploradas que
HISTORI,AY
I,DGATOSENFAVO

estal
fuerzas, de las corrientes, de las estructuras' Pero incluso riín se explica 1

trria, que, en el lírnite, se escribe sin fecha ni nombre P,rollo b sucedido es'
rieja dá explicar ciertas iniciativas, intenciones, valor, des h historia más
.iárr, *"g"cidad de hombres individuales, "incluso si se ha &n clasificatori
do sus nombres" (P. 87)' Y
-ralizaciones
Con respecto ai segundo problema -el de la función de las & ciencia
otras
yes eíla explicación histórica-, imPorta,guardarse
en este pu hrse en la narr
d" .rt" falsa interpretación de lo que el historiador espera de ¡nr sí misma, el
leyes. No esPera li eliminación de las contingencias'-sino
una ca por sí mism
jo" de su contribu:ió-" -" 11 m.archl d: Llt-t'i que hay que ir
'Po, "o-pt.nsión
,ro le corresponde a él ni deducir ni predecir' sino co nisma. Por lo
"ro
prender mejor la cómplejidad de -los encadenami"".tlfl-11t' criterio de una
'.*r"rr", co-nvergieron-en la realidad de un acontecimiento' l csrinentementt
esto, el iristo¡adlr se distingue del físico; no intenta ampliar Dray resPondí
las <
camDo de las generalidades á cambio de la reducción de ¡gente cuando
ii"gá".i*. Étluiere comprender mejor lo que ha sucedido' nos deja perPk
cluio existen camPos en'l'os que son estas contingencias las A este resPr
merecen su atención, ya se trate de los conflictos entre €stal crítica textual:
naciones, de las luchas sociales, de los descubrimientos interpretación
o de las innovacionesartísticas.43 El interés por esos chos acePtado
mientos, que compararé con la peripetein' aristotélica' o suces{t hacer nuevam,
i*pt.J".i, no sigpifica que el historiador ceda a lo sensacion* Para el histori
su problema consiste precisamente en incorporar estos aconteo: fio resPecto dt
mientos a una nalración aceptable; por lo tanto' en inscribir
s¡ seguirse o ace¡
.orrtirrg.tt.ia en el esquema áe conjunto' Este rasgo es esencial r En este trat
b folüwabiliry de cualquier hecho- c-apaz de ser contado' De este
res de escribir
prímacía deí conceptó d, ¡ottorobitity -restl/rta que las explicacio la explicación
,r.r, .rry* leyes toma el historiador de las ciencias con las qrr de acontecimi
su üsciplina' no tienen otro efecto que permitirnc acción y se Pt
"rrrp"r.¡"
pro..g,iit mejor una historia cuando se oscure'e nuestra visión de los actores
de srr"encadeiramiento o cuando nuestra capacidad Para acePtar bles de acción
la visión del autor es rebajada hasta la ruPtura' frecuente Y el
Es, pues, un error toá u.t en eüas formas debilitadas
de un toriador Pme
modelo nomológico fuerte. Simplemente' aPortan su ayuda a los actores, si
nuestra aptitud f"." ptot"g,tir una historia' En este sentido' su historias ante
función en historia es de "servicio" (p' 107)' cas"Explicar,
Esta tesis sería inaceptable si no supiéramos que toda narra ción históricz
curso de hist<
4!Gailie(oP'ril,p98)secomplaceencitarlaspalabrasdelgenerdDeGaullc ble un nuevo
en Lefit da l'épéer "Hay que construir la acción sobre las contingencias'" Pero en ni
HISTORIAYNARRACTfi
AIIGAToS EN FAvoR DE LA, NARRACIÓN
259
cturas. Pero incluso esta b
fecha ni nombre propio, n ::i * explica por sí misma, en el sentido de que
por qué ha sucedido. Er,
contar lo oue
rtenciones, valor, desespc
rles, 'incluso si se ha olvlb
fff::]:i:: f ""plj.T .#r::TunÍ:
"rt.
*p..'ro,
a{iffi.In:: :üffi
,'J::r":r ff ;:
neralizaciones y explicaciones cada vez
r -elde la función de las b de otras ciencias r,'enr
más .ornpliE* y tolna&s
,rta guardarse en este a rnsertarse ¡ en cierto modo, a intemo
r__- .
rarse en Ia narración
Jan
el historiador espera de histó¡ica. Si, pues, todz naffaria" ,. .*pti*
contingencias, sino una por sí misma, en otro sentido ninguna narración
históricase exr¡ri-
ca por sí misma. Toda narracióñ históri."
a la marcha de la hi
que hay_que- interpolar porque no h1 logrado
¡ur." l" ;.ñ;;ü;
ducir ni predecir, sino .*pri."rl"-p".1r
s encadenamientos, que, -ir*3. Por lo tanto, hay que encarrilarta de ,.r.uo. p;;;; ;
I de un acontecimiento. criterio de una buena expiicación es pragmático:
su función es
eurinentemenrc correctiuá. U e¡plicació'n
ísico; no intenta ampliar por Erzones de W.
de la reducción de las Dray respondía a esrc criterio; re'construimos
el cálculo de un
tgente cuando un curso de acción nos sorprende,
for lo que ha sucedido. nos deja perplejos.
nos intriga,
estas contingencias las
os conflictos entre A este respecto, la historia hace lo mismo que
la filología o la
descubrimientos crítica textual: cuando Ia rectura de un texto recibido
o Ia de una
interés por esos hterpretación recibida aparece discordante respecto
de otros he_
'td¿ia xistotélica, o chos aceptados, el filólogo o el crítico reordenan
Dacer nuevamente inteligibre el conjunto.
.l J;;i;;;
iador ceda a lo Escribir es re-escribir.
n incorporar estos
lara el historiador, cuanto .r." se convierte en un desa_
nr lo tanto, en inscritÉr ño respecto de los criterios delo "rri!-"
quE, a sujuicio, h"..q;;;;;
nto- Este rasgo es ryuirse o aceptarse una historia.
az de ser contado. De En este trabqio de refundiciín (reca"sting)
de los modos anterio-
rde escribir la historia, el historiado.
I resulta que las r.""..r." lo más posible a
de las ciencias con las expücación- de tipo hempeliano: enfrentado
a un curso extraño
racontecimientos, construirá el modelo
tro efecto que de un curso normal de
!t€ oscurece nuestra
ron y se preguntará cuánto se aleja de él
el cornportamienio
stra capacidad p"o los actores afectados; cualquier exitoración
a. for'.u.ro,fori-
ruptura. de acción se vale de semejanhs generaüzaciones.
El caso más
s formas debilitadas dc rente y el miís notable derefunúción es
aquel en que un his_
rente, aportan su ayr¡dr rador prueba una explicación que no
sólo no era accesible a
que difiere.de las explicaciones ofrecidas
ristoria. En este sentidq
ilrll.j:.^l1 p";i;
r07). q.t. se han hechl para él
'ff,T:"1_"1.: "p";t;;'t*-;;
en este caso, es justificar la reorien-tación'de
upiéramos que toda t1u9"r,
histórica,
la"aten-
_que conduce a una revisión general de todo un
de hisroria. Xl gran ni¡tgri.a$or es el q.r.'l"gr"
bs palabras del general De hacer acepá-
ñre las contingencias.'
:un nuevo modo de seguir la historia.
Pero en ningrin caso li explicación rebasa
su función sirviente
HISTORIAYNARRACIdIf
260 ^IFGATOSEMN

aplicada alafollowability
v coffectora respecto de la comprensión taciones intrír
de la narración histórica oontexto hist¿
de esta misma Parte' sr el'
Nos preguntaremos' en el caftulo.3 la explicación
basta para explicar la.dar
ta función "sirviente' á" U t"ptit"tión en historia col
respecto r
l¡"tlr"¡¿" operada por la invéstigación- histórica con blanco, la diar
i"t .",i¿"¿"t y a los procedimientos de la narración' gpción, guías I
damentalmen
crónica ni "cit
3. El acto configurante mente a la rer
sión global es
principd dg I
con Louis o. Mink nos acercamos al argumento son úoúali
en un acto de
lás narraciones
á**"n-.t0";rr"t a¡ui,á'f t"gú" la cual
d" t:Tq* examinarlos s
dtd^;"y organi'z,ada's q"t t*igt1t'n acto específico
es tanto más intere
do", ni una tr
sión de la naturalez^ aa¡umí' El argumento non de descu
del concePto de rama en
sante cuanto que no haá ningun uso 179). iPor qu
de referencia a los re
crítica literaria. En cambio, esta ausencia gumento o d
cursos esrructurale, á. U narración
de ficción puede-:*pliT considerada r
que discutiré al final de
cierta insuficiencia ¿tl *Ai'i' de Mink'
Mirü
más que dem
.ti" t o .i"'to tt q"" nadie ha iáo tan lejos como ción efectiva
narr¿tiva
"p"tá¿o.
en el reconocimi.rrto Jtl oÁ(jt..'j' sintético de la actividad La noción
los argumen:"t :P"T
Ya en un artículo publicado en 1965'aa jante a la ope
camino a la caracteúzacron oe
tos al modelo nomolágico abren el todo, pasa cl
deljuicio, en el doble sentido
il;ñ;.;rión históri?a como acro lógica de cor
;ig;á. este término por la ptiTttilll .':'::::::':Íi3jfr clusiones qut
" á" ;t"l"'¡""to'" reflexiva vinculada
fJ:;;;c;;;'t"rd;; 1larevista a
bles requiert
;;; totalizante' En esie artículo' Mink pasa
ol.t".io" acontecimier
otros' entre las exl
út pJt-p¡., di..o,J""cias ya señaladas Por y la comprensión otros? Porqu
gencias altamente pt.t.tiptin"s del modelo en función c
corriente; Tyt*
efectiva puesta en práctica por la historiografia sión históric
;;ó;;b r. p,r.a* t"plica'cstas discoidancias si se establece complejo al r
.orr".o-.rrte ia autono-i" ¿" la comprensión histórica' y sinóptico,
--lpot a explicar
qué los historiadores pueden aspirar I ": " l8). CPor qut
predecir? Porque .*ptit* no equivale siempre a subsumir hechos potencialmer
ill;;t. ;;H,áí4'"prit" L' " -"""dó operar y"conexiones'
de-Walsh-'
Porque lo qt
(coili.gatioru)-Para.rnpft'"t el término de Whewell mo delaphr
sus re
ñ;;;ig"ific'a "expliéar un acontecimiento describiendo historiador..,
to de comur
44l,ouisO.Mink,"Theautonomyofhistoricalunderstanding''art'cit'RePro en el estilo
analyis and histoty (Harper and Roq puésde-laot
ducido por William Ooy,- iAUtopnical
fgOO), pp. 160'192 (cito por esta edición)' Merece c
HISTORIAYNARRACIÓil
ALEGAToS EN FAvon nn r¡ NennecróN

alafollowabilitl
laciones intrínsecas con otros acontecimientos y situarro en su
contexto histórico". Este procedimiento es, al m'enos, propio de
esta misma parte, si e la explicación secuencial. tpor qué ras hipótesis no sonj'or;¡*tto
para explicar la dar
en historia como lo son en ciencia? porque las hipótesi-s no'son el
¡ica con respecto r
blanco, la diana, sino señales para derimita..r'cá*po de investi-
narración.
gación, guías al servicio de un modo de comprensión, que es fun-
damentalmente el de la narración interpreLtiva que no es ni
crónica ni "ciencia". cPor qué los historiaáores recurren habitual-
mente a la reconstrucción imaginativa? porque la tarea de una vi-
sión global es "comprender" [los acontecimientos constituyentes]
principal de h en un acto dejuicio que aspira a aprehenderlos juntos
las narraciones son úof¿E -á" q,r" "
enaminarlos seriatirn. Por eso esta visión globat nó es ni un "méto-
específico de compro
es tanto miís intere
do", ni una técnica de demostración, ni siquiera un simple orga_
twn de descubrimiento, sino una "forma ae juicio reflexivo" ("p.
concePto de trama er
179). iPor qué no se pueden "separar, las conclusiones de.rr,
de referencia a los re
gumento o de una obra de historiador? porque es la narración "r_
ficción puede explicr
considerada como un todo la que sustenta esras conclusiones. y
que discutiré al final &
miís que demostrarlas, el orden narrativo las extribe: 'La significa-
ido tan lejos como lvfi*,
ción efectiva la proporciona el rexro total' (p. lgl).
de la actividad narratin
4los argumentos oprn. La noción de sínresis comprensiva, de juicio sinóptico, seme_
jante a la operación que nos permite interpretar la frase como un
a la caracterización & todo, pasa claramente aI primer plano con este argumento: .La
juicio, en el doble sentiñ
lógica de confirmación es aplicable a la puesta a prueba de con_
e y la tercera Crítica kanrb
drrsiones que se pueden separar; pero las significáciones integra-
toc' y la reflexiva vincuhdr
bles requieren una reoría del juicio" 1p. t8o). ipor qué cieitos
rtículo, Mink pasa revistrr
¡contecimientos históricos pueden ser únicos y semejantes a
das por otros, entre las e*
otros? Porque similitud y unicidad se acentúan aiternatiLmente
modelo y la comprenslh
en función de los contextos disponibles. De nuevo, la compren_
oriografla corriente; mrr]
¡ión histórica viene a significar "comprender un acontecimiento
liscordancias si se
or-nnfejg al captarjuntos estos acontecimientos en unjuicio total
prensión histórica.
r aspirar a explicar y no fsinóptico, que ninguna técnica analítica puede ,e-plar.r" 1p.
l8). iPor qué los historiadores prerenden dirigine a un audircüo
siempre a subsumir
enudo operar " ¡ntencialmente universal y no simplemente Jun foro científico?
Porq¡re lo que quieren comunicar es un tipo dejuicio más próxi-
r de Wheweü y de
niento describiendo sr¡s
no de la phronesis aristotélica que de la "ciéncia": el problema del
historiador... "se hace inteligibre [...], si se distingue in ét el inten-
b de comunicar la experiencia consistente en virJas<osasjuntas
czl rmderstanding', art. cit. el estilo necesariamente narrativo en que unacosa-vienedes-
*t and histr,y (Harper and
isde-laotra" (p. 188).
Merece citarse la conclusión de este artículo: el historiador
262 HISTORIAYNARRACIdil
ILEGATOSENFAVO]

"cultiva el hábito especializado de comprender lo que conviert cscribe en ese m


en conexiones a multitud de acontecimientos y lo que subraya y dti termi.nada.6
acrecienta el alcance deljuicio sinóptico en nuestra reflexión s+ ducirlos. El hist
bre la experiencia" (p. 191). El autor admite gustosamente que ee diendo: "No ha
ta identificación entre el pensamiento histórico y el Juicio sinép 687). Sólo cuanr
tico" deja abiertos los problemas epistemológicos propiamentc &a hacia adelar
dichos, como "la cuestión de saber si las síntesis interpretativas cia atrás".a? Eso
pueden compararse lógicarnente, si hay razones generales pare bctor hubiera p
preferir una u otra y si estas últimas constituyen criterios de h de acontecimiel
objetividad y la verdad históricas" (p. 191)' Pero estas cuestiones nes" (p. 688). E
epistemológicas presuponen que hemos identificado "lo que,dir oonstrucción qu
tlngue el pensamiento histórico elaborado, tanto de las expüe re produjeron l
ciones cotidianas del sentido común como de las explicaciones le era inaccesibl
teóricas de la ciencia natural" (pp. 191-192). Mink añade r
Mirrk especifica sa propia aproximación, apoyándose en la críti mita a la situaci
ca de Gallie, principalmente en un artículo de 1968.a5 La fenome b función de l¿
nología aplicada a la capacidad que una historia tiene de ser pro n¡ficientemente
seguida es indiscutible siempre que nos ocupemos de historias tar las oscurida
cuya resultado es d¿sconocid,o por el oyente o por el lector, como srr ción aparece n
cede cuando seguimos una partida de juego. El conocimiento de
las reglas no nos sirve de nada para predecir el resultado' Necesi 46 Este argumen

tamos seguir todos los incidentes hasta su conclusión. En una de Danto en funció
comprensión fenomenológica, las contingencias se reducen a i¡r historia es una de l¡
descripción de acor
cidentes sorprendentes e inesperados en circunstancias dadas. Es-
posteriores desconr
peramos una conclusión, pero ignoramos cuál de ellas se prodr
fn" Mi"k, hay más
cirá entre varias posibles. Por eso debemos seguirla de principio Hay más que decir,
a fin. Por eso también nuestros sentimientos cie simpatía o de cas de conocimient

hostilidad deben mantener el dinamismo de todo el proceso. Pe- do, de i¡uevos inst¡
blamos de "proleta:
ro -sostiene Mink- esta condición de ignorancia y, por consi- Ilanto entre el aco
guiente, la actividad irreflexiva, que consiste en proseguir la histo- descripción se dest
ria, no son características de los procedimientos del historiador: bs sistemas de pen
"La historia no es la escritura, sino la re-escritura de las historias" toriadores posteric
(1967). El lector, en cambio, se en¿rega a un "proseguir reflexi- descripción posf arz
empleada que en I
vo", que responde a la situación del historiador que cuenta y re-
rr¿tivas. De esta fot
a7 op. ctt,p.8
aB En un artícr¡l
a5 "Philosophical analysis and historical understanding ', en Rati¿ttt Metaphysirs
utNtu Liwary His
20 (1968), pp. 667-698. Mink reconoce sin ambigüedad su deuda con Morton una historia y hab*
White, Foundations 6f hittoricel hnouleilge (1965), con Arthur Danto, Analytical phi- dent.al entre una e:
Iosophy of historl (1965) y con W.B. Gzllie, Phihsophy andthe historbalundcntanding ción refleja'no lo t
(r964).
1o que significa'sq
HISTORTA Y NARRACIÓ\
.{LEGAToS ENI FAvoRDE Il.NARRACIÓN
263

rder lo que convierte


escribe en ese momento. La historia sobreviene cuando ra partida
os y lo que subraya r
atd tenninada.a' Su misión no es acentuar ros accidentes, sino re-
nuestra reflexión s,>
ducirlos. El historiador sube continuamente ras pistas retroce-
gustosamente que ee
di^endo: "No hay contingencia en la progresión regresiva" (p.
ico y el Juicio sinóp
687). Sólo cuando narramos de nuevo la ñistoria, "rr".r"st*
rlógicos propiamente -u.-
cha hacia adelante vuelve a pasar por el camino ya recorrido ha_
íntesis interpretatiras
cta atrás".a, Eso no quiere decir que, conociendo el resultado, el
zones generales para
lector hubiera podido predecirlo. El sigue, a fin de "ver' la serie
ituyen criterios de la
de acontecimientos "como configuración inteligible de relacio-
Pero estas cuestiones
nes" (p. 688). Esta inteligibilidad retrospectiva áescansa en una
:ntificado "lo que CL+
construcción que ningún testigo hubiera podido realizar cuando
tanto de las explica.
se produjeron los acontecirnientos, ya qu; este camino regresivo
de las explicacioner
k era inaccesible entonces.ag
Mink añade dos observaciones: en la fenomenología que se li_
poyándose en la críú
mita a la situación en que se sigue una historia po. i." pri-.r",
le 1968.a5 La fenome
b función de la explicación corre el riesgo de no ser sübrayada
:oria tiene de ser pro.
suficientemente y de reducirse al arte de llenar lagunas o de evi-
cupemos de histori¡r
ror el lector, como su. T l* oscuridades que obstruyen el flujo na.rrativo. La explica-
ción aparece menos en su propia función de servicio y, ünsi
r. El conocimiento de
r el resultado. Necesil 46 Este
argu-ento concuerda totalmente con el análisis de la "frase narratila,
r conclusién. En u¡¿ d€ Danto en función de una teoría origin:rl de la descripción; recordamos que la
:lcias se reducen a in* :¡toria es una de las descripciones de las acciones (o de las pasiones) humanas: Ia
cunstancias dadas. L* descripción de acontecimientos anteriores bajo la descripción de acontecimientos
oosteriores desconocidos de los agentes (o de los pacientes) de los primeros. se-
uál de ellas se produr
seguirla de principi.: t rr: Mi"k, hay más que decir respecto de la comprensión histórica, peio no menos.
Flav más que decir, en la medida en que la redescripción del pasaáo implica
técni
tos cle sirnpatía o de czs de conocimiento de reciente adquisición (económica, política, etc.)
y, sobre to-
e todo el proceso. Pe- do, de r¡uevos instrumentos de an:ilisis intelectual (como, por ejemplo, cuando ha-
por cone;'
,orancia y, blamos de "proletariado romano"). por eso, a la asimetríai"-pooi d.f.t d.ida por
Deato entre el acontecimiento anterior de que se habla y el posterior bajo cuya
en proseguir la his¡c"
&cripción se describe el primero, hay que añadir la asimetría .otr..pt,r.l
entos del historiad.;¡'{- be sistemas de pensamiento accesibles a los agentes y Ios introducidos por los "rrú.
his-
itura de las historias' nriadores posteriores. Este tipo de redescripción es, como la de Danto, una re-
un "proseguir reflen" óescripciónpost nenturn- Pero hace hincapié más en el proceso de reconstrucción
ador que cuenta \- ¡F rmpleada que en la dualidad de los acontecimientos implicada por las frases na-
rmtilas. De esta forma, el Juicio histórico' dice más que ia "frase narratila..
47 op. ctt.,p.ffi7.
s En un artícr¡lo de lg?0 ("History and fictions as modes of comprehersion",
ling", en Rnieu Meta?hr,il
a. Neu Litzrary History 11979] pp. 5al-558) leemos: "t...1 La diferenciientre seguir
lad su deuda con L{or::c
nn" historia y haber seguido una historia revela algo más que una diferencia i-cci-
nhur Danto, Ana\titai túit
d tie historica.l undcntatq 'r'ntal ent¡e una experiencia presente y ora p"sada'1p. 5+é); ta togica de la narra-
cón refleja "no lo que son las estructuras o los rasg<rs genéricos de hl narr¿ciones ni
b que significa'seg*ir', sino lo que significa'haber seguido una historia'" (iüld.).
NEGATOSE¡{FAV(
HISTORIAY
2M
anjuntas. Vol
guientemente, menos retórica si la tarea del
historiador con
nuestra investil
:; ;;;á.r áe forma-regresiva v :i *oT:-T:":,1t11" Prefiero sul
;"tt;;;t*"
¡rsr vv¡¡u¡'orr.it .rr."do ie proce de ryl 'r 111--Y:T;1de
:t?fenomenología nrstitución de
la explicación debería tener que ver con la por la de la ca¡
la primera d"P:1T:ilB"o corregir a la
sest
;ñ;;dó"; rzvez. éNo cot
--fty ¿tta, p"*
ái .tttiqnecer a la prinrera'"ae
és más , discutibTi-:,9{1:
narrar de nuel
' t.grr"da observación lidad comunet
Mirrt- qii.r€ffi'ansferir la apertura y la contingencia de n:¡esT
de la misma et
los acontecimientos pasados' ¡l
f";;;" piam'te a lapoá.-os natracion ¿e
concebirlos sino como habiendo sidr
tingencia Y or
que, según e¡ ,r. dancia y conc
profesarí"
futuros una vez' tp. éAA)' Con esto'.Gallie l'tl principio de que T1-"::* tanporali'dad e
;;;;;;;; a.r tié*pá, iasa¿a t" pasado 7
ser ignorada?
diferentes entre sl' pues-el PT*
futuro no son categoricamente Louis O. Minl
e1 Pasado futuro' (p' 688L
consiste en futuro pasado, y el futuro, ral al proPio
El argumento no Parece cbnvincente' En P"t"-t:l:91^:"-:;1r operación cor
qrr. f;,r,rro, pasadás y pasados futuros searsemejan::t^:119-1 tos narrados
ir.nr.; al contrario, hlusencia de simetría entre ellos.alT:li:
,

ción, que Par


orre Mink llama con mucha razón"elcarácter
punzantede la coc
rrar de nuevr
el carácrer determir
H;;;;i,-tlñ,-¡;tü.).En segundo lugar, tipo de cambios retroacr
primera. Un
do del pasado to ., t"l que eicluya el
mente esta in
Dantó ha [amado la atención
;;. á;'significacion, sob'e los qué
en recorrer dc
El Punto f
i"" ¿-tol En tercer lugar, el p'bte'o que consiste
rante como u
hemos recorrido ya
,r,r.no en el sentido p,Sgtttió el camino que arnplio, allad
se Plede a3'
en el regresivo puede ,i"" ¿"¿" abrir de "t"uo -si jetos se "corr
vez al pasado
.it- a e"spacio áe contingencia que perteneció una Ot *"TI:.ltY neral: el siste
cuando era Presente; puát ttttt especie
do. Para el t
"'ti'tttit encuentran una parte oe
trado, gracias al cual lras "contingencias" anterior, con
-- poder inicial de sorPresa provenir del canícter defrcción &
su jeto provient
i,*" poder puede áuy bien experiencia
tarde' Más cor
r

b;;;ú;;sióir tristóricá, qt" iiscutiremosdemiís la ficción que Aris comprensiór


.r.Lrn'"rrr., puede vincularie a ese asPecto en sistemáticos.
la acción' Precisamente
tóteles catzr¿tenza- como la rnimcsis de gG Es ProPio
acontecimientos
;i;h. delas contingmcia's iniciales algunos al curso de ac-
complejo ún
i"i áa estatuto de háber sido futuros en atención En este sentido' de sión que car
ción que se reconstruye retrospectivamente' tienen un ol
ontologíe
be existir un lugar pá ft"''t'os pasados incluso en una
se forja por rante que a I
existencial
del tiempo, en cuanto que nuestro tiempo fine como el
y la ficción estable
las confi'guraciones temiorales que la historia
50 "History r

49 "Philosophic¿l analysis historical un&rstanding"' art' cir' p' 686'


HISTORIAYNARRACTfi ALEcAToS E¡¡ FAvon o¡ t¡ N.rnn¡ctóN 265

tarea del historiador consist cen juntas. Volveremos sobre esta discusión en la cuarta parte de
si -<omo hemos dicho-'n nuestra investigación.
L por esta vfa". "La lógica & Prefiero subrayar el tipo de unilateralidad que resulta de la
r con la fenomenología de b sustitución de la fenomenología de la aprehensión retrospectiva
ervir para corregir a la segrrl por la de la captación directa de la historia proseguida por prime-
rf?-'49 ravez. iNo corre Mink el riesgo de abolir, en el plano del acto de
¡¡ís discutible: "Gallie ib nÍ[Tar de nuevo, rasgos de la operación narrativa, que son en rea-
r y la contingencia de nuestr¡ üdad comunes al narrar y al narrar de nuevo, ya que provienen
¡ acontecimientos pasadog p de la misma estructura de la narración, de la dialéctica entre con-
irlos sino como habiendo sll tingencia y orden, entre episodio y conliguración, entre discor-
, Gallie profesaría una ontob dancia y concordancia? Por medio de esta dialéctica, ino es la
'el principio de que pasadoy bnporalülad específica de la narración la que corre el riesgo de
rentes entre sf, pues el pasaü ser ignorada? La realidad es que se observa en los análisis de
m, en pasado futuro" (p. OS8D. Louis O. Mink una tendencia a despojar de todo carácter tempo-
nte. En primer lugar, no ral al propio acto de "aprehender juntos", característico de la
¡os sean semejantes operación configurante. I-a negativa a atribuir a los acontecimien-
¡imetría entre ellos aliment¿ tos narrados el haber sido futuros dejaba ya prever esta orienta-
el carácter punzante de la ción, que parece reforzada por la insistencia sobre el acto de na-
o lugar, el carácter determi rrar de nuevo a expmsas del de proseguir una historia por vez
a el tipo de cambios retroa primera. IJn tercer artículo de Louis O. Mink manifiesta clara-
Danto ha llamado la atenci mente esta intención.5o
so que consiste en recorrer El punto fuerte de este artículo es construir el modo conrtgu-
a¡rino que hemos recorrido mnte como uno de los tres modos de la "comprensión" m smtidn
amplio, al lado del teórico y del categori.a/. Segrñn el teórico, los ob-
'rir de nuevo -si se Puede
e perteneció una vez al
jetos se "comprenden" como casos o ejemplos de una teorfa ge-
ir una especie de asombro neral: el sistema de Laplace representa el tipo ideal de este mo-
rcias" encuentran una Part€ do. Para el categorial, demasiado a menudo confundido con el
anterior, comprender un objeto es determinar de qué tipo de ob-

'venir del carácter


de fwüó: $to proviene, qué sistema de conceptos a priori da forma a una
rrtiremos más tarde. Más orperiencia que, en su ausencia, seguiría siendo caótica. A esta
raspecto de la ficción que comprensión categorial aspiró Platón y aspiran los filósofos miís
de la acción. Precisamente ¡istemáticos.
es algunos acontecimientc Es propio del modo configurante el colocar elementos en un
ros en atención al curso de complejo único y concreto de relaciones. Es el tipo de compren-
tivamente. En este sentido, rión que caracteriza a la operación narrativa. Pero los tres modos
sados incluso en una on üenen un objetivo común, no menos implfcito al modo configu-
tiempo existencial se forja rarite que a los otros dos. La comprensión m sentido amplio se de-
e la historia y la ficción fine como el acto de

50 "History and ñction as modes of comprehension', art. cit.


:rstanding", art. cit-, p.686.
aPrenclrqcl'Julll(JÜ tll ull JUlu &Lu lugr¡ld Lu¡o 9us ¡¡v )s sÁPsru¡¡sr¡c
juntas o que incluso no se pueden experimentar asf, Porque están sepo comPren
radas en el tiempo, en el espacio o desde un punto de vista lógico. I¿ o' al con
pacidad de producir este acto es la condición necesaria (aunque no srñ (Eton*',
ciente) de la comprensión (p. 547). (p.55r)

La comprensión, en este sentido, no se limita ni al conocimio nuevo n


to históricb ni a actos temporales. Comprender una conclusiór neg:
lógica como resultado de sus premisas es una especie de con hs histo
prensión que no posee rasgo narrativo: claro está que ella implice preguil
algunos presupuestos tempomles en la medida en que lo que ir vál
tentamos pensarjuntamente consiste en las "relaciones complejr qul
entre partes que sólo pueden experimentarse seria,tim" (p. 548| ;q
Pero es sólo una manera de repetir después de Kant que toda ex- , tacc
periencia se procluce en el tiempo, incluso aquella que se prodrr ¡roduciénd
(recorrer', "lF
ce también en el espacio, puesto que necesitamos ¡rcde habl
tenetr", "reconocer" todos los componentes y todas las etapas & rrden de si
la experiencia relatada. En una palabra: "la comprensión es el ac- ;odemos e:
to individual de ver<osas;juntas y nada más" (p. 553). Me preg
Además, la comprensión en sentido amplio present¿ un rasgo Lcompren
fundamental, que tiene implicaciones considerables para el modo nevitar esr
narrativo de la comprensión. Toda comprensión -declara Mink- que asignar
tiene por ideal, incluso si la meta no está al alcance, aprehender bitr;rprel
el mundo como totalidad. Con otras palabras: la meta está fuera G sectt¿nri
del alcance porque el proyecto humano es ocupar el lugar de de
-nción
Dios (p. 549). Esta repentina intrusión de un tema teológico no ¡ürse com
es, en absoluto, marginal. Esta última meta alegada de los tre¡ neta o guí
modos de comprensión procede de trasponer a la epistemologñ úora bast
la definición que Boecio dio del "conocimiento que Dios tiene tlin aprop
del mundo como totuw simul en el que los momentos sucesivoc r de las ru
de todo el tiempo eslán copresentes en una única percepción' Lo que
que haría de esos momentos sucesivos un paisaje de aconteci o -plano
mientos" (p.549).51 firoseguir
relato, el ¡
51 Es cierto: Mink matiza de dos formas la tesis de que toda comprensión par- desvanece
cial puede juzgarse sólo en función de este objetivo ideal. En primer lugar, existeo o de Ches
diferentes descripciones de este objetivo ideal de conrprensión: el modelo segrln ritin confi¡
Laplace de un mundo predecible en el menor detalle no coincide con la glaofsir
de Platón en el libro vtt de la R4t|blrca. En segundo lugar, estas descripciones son
extrapolaciones de los tres modos diferentes y mutuamente exclusivos de con pe el objetit
prensión. Pero estos dos correctivos no afectan al argumento principal' a saben
&ntro del tol
Fe no se exPerrmenbn
Mink no duda en trasladar al modo configurante el objetivo de
así porque están sep+ lr comprensión en sentido ampli'o: "El totum si.mul que Boecio a¡:i-
to de vista lógico. Ia * buye al conocimiento que Dios tiene del mundo sería seguramen-
cesaria (aunque no suñ e (of coune) el grado más elevado de la comprensión configuran-
¡e" (p. 551). A la luz de esta declaración, la crítica anterior de la
fenomenología, limitada al acto de seguir una historia, adquiere
mita ni al conocimie+ un nuevo relieve. En último término, a la comprensión narrativa
ender una conclusión tnrece negársele, en nombre del totum simul, la forma secuencial
una especie de co* de las historias que esta fenomenología había logrado Preservar.
o está que ella implica Xe pregunto si no se lleva demasiado lejos el argumento, comple-
dida en que lo que it ¡aÍiente válido, para el que la historia consiste más en haber pro-
; "relaciones complejas rguido que en proseguir, e incluso si no se debilita Por la tesis
zrse seri.atim" (p. 5a8l polterior, que propugna que, en el acto de comprensión configu-
!s de Kant que toda er- rante, "acción y acontecimiento, aunque representados com(,
l aquella que se produ produciéndose en el orden del tiempo, pueden percibirse -si se
sitamos "recorrer",'re puede hablar así- de una sola ojeada, como unidos juntos en lln
es y todas las etapas de orden de significación -aproximación del totum simul, que nunca
a comprensión es el ac- podemos efectuar más que parcialmente" (p. 55a).
is'(p.553). Me pregunto si lo que se considera como el grado superio:: de
nplio presenta un rasgo b comprensión configurante no indica más bien su abolición. Pa-
siderables para el modo ra evitar esta consecuencia enojosapara la teoría narrativa no hay
rensión -declara Mink- gue asignar una función inversa a la idea del totutn sitnul, z:'aber:
í al alcance, aprehender E*ito, precisamente el afán de la comprensión de abolir el ca¡'ác-
rbras: la meta está fuera Er seauncial del tiempo subyacente en el lado episódico de la in'
o es ocupar el lugar dc rención de la trama. Por lo tanto, el totum simul debería contem'
le un tema teológico no plarse como idea en el sentido kantiano de idea'límite, más que
meta alegada de los tres Deta o guía. Volveremos sobre este punto en la cuarta Parte. Por
iponer a la epistemologh ehora bastará preguntarse si esta meta ideal no es la extrapola-
rimiento gue Dios tierr ción apropiada de lo que está implicado en la compren:tión efecti"
los momentos sucesivo's u de las narraciones.
n una única percepcióa Lo que es discutible, en un plano simplemente fenomenológi-
i un paisaje de acontecl co -pláno en el que "haber-proseguido" se oPone con razón a
'proseguir"-, es li afirmación de que, "en la comprensión de un
nel"to, el pensamiento de la sucesión temporal en cuanto tal se
r de que toda comprensión pa- desvanece -o, podríamos decir, se retrasa como la sonrisa del 'ga-
o ideal. En primer lugar, existca to de Cheshire'" (p. 554). Me niego a creer que "en la comPren-
comprensión: el modelo segrin sirín configurante de una historia que se ha seguido [...], la necesi-
talle no coincide con la gaqf,ü
lo lugar, estas descripciones sG
ge el objetivo de la comprensión es abolir el carácter scriatim de la experiencia
nutuamente exclusivos de con
rl argumento principal, a saber:
htro del totum simul dela comprensión.
IXGATOSENFAVO
268 HISTORI.AYN

1I-a explicaci'on
dad de las referencias regresivas borre (cancels out), por asf
la contingencia de las referencias progresivas" (ibid.). Ninguno C.on la obra de
los argumentos presentados es convincente. rucción de la u
Es perfectamente razonable el argumento para el gue, err ¡i¡ II se asignan
historiografía ordinaria, la cronología retrocede -y con ella briografía, aun
preo..rp.ción por la datación. Pero sigue abierto el problema I¿ fuerza de
iaber hasta qné p.tnto la superación de la simple cronología Gon que exPlici
plica la aUoiiciOn de cualquier modo de temporalidad' Des& ms históricos y
Agustín a Heidegger, toda la ontología del tiempo- tiende a seP* rrposiciones tie
t"r d"t tiempo Puramente cronológico las propiedades tempon' Primer presr
les construiáas iobre la sucesión, pero irreductibles, alzvez, tb O. Mink, Whitr
simple sucesión y a la cronología. gún normas dir
És igualmente correcto el argumento de que la co,nrprensiór le problemáticz
., .o-lpl.t" cuando se caPta una acción determinada como h nina el criteric
respuesta a un acontecimiento ("enviar un telegrama" responde e dos de discurst
"recibir un ofrecimiento"); pero el vínculo entre enviar un telo que volveremo
grama y recibirlo está garantizado por un término mediador: loética" del d
;aceptar el ofrecimiento', que engendra un cam.bi.o del estado dc b misma clase,l
.or"" itri.iul al estado de cosas terminal. Así, no tenemos derecho Segundo Prr
a generaliztr, a partir de la "respuesta", diciendo que "la acci6n-y cfitraña otro el
loi acontecimientos de una historia comprenüda como un todo caciones usual
estiín unidos por una red de descripciones que se aPoyan un¿ui eD b histori,a comt
otras" (p. 556). La abolición de las frases marcadas por tiempor plear el tltulo ,

verbales, en esta red de descripciones que se aPoyan mutuamer ciónyalacor


te, es la señal de que la cualidad narrativa de la historia ha desa ción secundari
parecido con el vínculo temporal. Se puede afirmar con razón que podría de
q,r., la retrospección, todos los incidentes que se han produci daccional. Es c
"tt
do en la historia de Edipo pueden caPtarse juntos en stt retrato historia es inü
Pero este retrato equivale al "pensamiento? de la tragedia de Edi forma deliben
po. Así, pues, el "pensamiento" que Aristóteles llamaba di'anob rary arti.fact).
ás nn aspecto derivado de la trama con igual razón que los carac-
teres. 52 HaYdenWr
Nos queda Por ver de qué manera la trasposición del concePto rop (Baltimore, .

de tramá de lra crítica literaria a la epistemología de la historia (pp.1a2).


puede iluminar la dialéctica concreta entre discordancia y concor- Michel de c
53
gEn el artío
dancia en la nanación, dialéctica del relato narrativo que no se
Ctio uy'E $97ü,
ha tenido suficientemente en cuenta en el anrílisis del modo cor> tingof hktory (Vu
figurante de comprensión que tiende a suprimir su cualidad tern- lo de estructuras
póral en nombre del objetivo que se le presta de igualarse al ta rcmetidos a un c
tum sim.ul del conocimiento divino.
rT EGATOS EN FAVORDE TANARRACIÓN 269
HISTORTAYNARL{OINT

4. La expliración por rnedio d¿ la tratna


'ek out), por así decfo.-
s" (ibid.). Ninguno & Con la obra de Hayden White,52 los procedimientos de la cons-
m.rcción de la trama que he estudiado antes con el título de mime'
lo para el que, en h ¡is II se asignan por primera vez ala estructura narrativa de la his-
rcede -y con ella :n. roriografía, aunque no abarcan todo su camPo'
¡ierto el problema cie T-a fuerza de los análisis de H. White descansa en la lucidez
imple cronología im, con que explicita los presupuestos de sus análisis de grandes tex-
temporalidad. D€se ms históricos y define el universo del discurso en el que estas Pre'
iempo tiende a sep* nrposiciones tienen lugar.
rropiedades tempore- Primer presupuesto: ahondando el surco ya abierto por Louis
uctibles, a lz vez, a h. O. Mink, White reorganiza la relación entre historia y ficción se-
gún normas distintas de las de la epistemología, que afirma que
que la conrprensidm. ta problemática de la objetividad y de la prueba es lo que deter-
leterminada como h mina el criterio fundamental de cualquier clasificación de los mo-
:legrama" responde e dos de discurso. Sea lo que fuere de esta problemática, sobre la
entre enüar un tdF que volveremos en la cuarta parte, el primer presupuesto de la
r término mediadr 'poética" del discurso histórico es qweficción e historiq pertmecen a
carnbio del estado ric h misma clnse, por lo que se. refiere a la estructura narrativa.
no tenemos derecb: Segundo presupuesto: el acercamiento entre historia y ficción
:ndo que "la acción r entraña otro entre historia y literatura. Este cambio de las clasifi-
ndida como un todl caciones usuales pide que se tome en serio la caraclerización de
ue se aPoyan unas tr la historia como escri.tura. "La escritura de la historia", Para em-
rarcadas por tiempor plear el,título de Michel de Certeau,ss no es exterior a la concep-
e aPoyan mutuam* ei6n y a la composición de la historia; no constituye una opera-
le la historia ha ds ción secundaria, propia sólo de la retórica de la comunicación, y
e afirmar con razóc, que podría desestimarse como si fuera de orden simPlemente re-
s que se han produci. daccional. Es constitutiva del modo histórico de comprensión. I-a
juntos en su retrqtrr historia es intrínsecamente historiografía o' Para decirlo de una
Ce la tragedia de Edi- forma deliberadamente provocadora, un artificio literario5a (a lite'
teles llamaba dia,nou rary artifact).
lrazón que los carar-
52 Hayclen White, Metahütory: Th¿ hütorital imaginafion in nineteenth+entury F,u-
rosición del conceptc
ropa (Baltimore, 1973). El autor titula su introducción "The poetics of history"
,ología de la histori¡ (pp.142).
iscordancia y concor- 53 Michel de Certea\ L'éoin're d¿ l'histoir¿ (París' 1975).

narrativo que no
g En el artícr¡lo de 19?4 titulado "The historical te:rt as literary artifact", en
s€
rálisis del modo cop CIio nr/3 (197a), pp. 277'805, reproducido en R.A. Cattary y FI. Koziclii, The úL
ting of histotl (wisconsin, 1978), H. White define así un artificio verbal: "un mode-
imir su cualidad tem
lo de estructuras y Procesos que tienen un largo pasado y no pueden Por eso ser
ita de igualarse al ¿c. sometidos a un control experimental u objetual" (p. 278). En este sentido, las na'
270 HISTORIAYNARRACIóIÍ ALEGATOS E¡I FAI

Tercer presupuesto: debe también replantearse la frontera tr* obra de Tucíd


zada por los epistemólogos entre la historia de los historiadores y porque relata l
la filosofia de la historia en cuanto que, por una parte, toda gran rencia de lo qr
obra histórica muestra una visión de conjunto del mundo histéú ca una contini
co, y por otra, las filosofías de la historia recurren a los mismc término, el po
medios de articulación que las grandes obras históricas. Por eso verosímil por
en su gran obra, Metahistory, H. White no duda en colocar en d de la historia r
mismo marco a Michelet, Ranke, Tocqueville, Burckhart y Heg4 puede carecer
Marx, Nietzsche, Croce. La transgre
Su autor llama Metahistory a esta "poética" de la historiografia, nos resistenci¿
para distinguirla de la epistemología basada en el carácter de ir bargo, la obn
quiry de la historia y, de esta forma, asentada en las condiciones Wayne Booth,
de objetividad y de verdad que instauran el corte epistemológico ¡ición a lo 're
entre la historia como ciencia y la narración tradicional o mítica- realismo de la
Los tres presupuestos que acabamos de enunciar entraña¡ rop Frye, del <
efectivamente un deslizamiento y una nueva clasificación de lr los guardianes
problemática. La atención exclusiva prestada a las condiciones dc cierne a lo por
"cientificidad" de la historia es considerada como la responsabb ma que el po
del desconocimiento de las estructuras, que colocan a la historb historiador, el
en el espacio de la ficción narrativa. Sólo la metahistoria puedc h historia con
atreverse a considerar las narraciones históricas comofrcci.ones.v* Inrecer que I
bal.es, príximas, por su contenido y su forma, a su contrapartidl drama o la epr
literaria. Más tarde se nos planteará el problema de saber si e¡ Así, pues, li
posible clasificar así la historia como artificio literario, sin rebajar- tencias: la de .

la como conocimiento con pretensión científica. mológico entr


No se puede negar que este cambio y esta nueva clasificación a la primera d
de la problemática implican una traslación a la historiografía de para quienes I
categorías tomadas de la crítica literaria. dencia fuera d
La ironía de la situación es que estos préstamos se toman dc No agotare
autores que se han opuesto a ellos precisamente. No se ha olvida o'rzÍta parte l<
do la firmeza con que Aristóteles excluye la hisnria de su proble derar de nuev
mática del rnythos. Para comprender el alcance del gesto que co* problema que
culca la prohibición aristotélica hay que ententler bien las razones III. Por lo tan
de ésta. Aristóteles no se limita a constatar que la historia es de entendida cor
masiado "episódica" para cumplir con las exigencias dela Poétia consciente del
(después de todo, este juicio es fácilrnente revocable desde b ¡rarar sus anál
tórico (la líne
rraciones históricas sor¡ "ficciones verbales, cu1'o contenirlo es tan inventado o
mo fundado y cuyos términos tienen más en común con sus duplicados en la lit+
55 N. Frye, 'N
ratr¡ra que con las demás ciencias'(iáid.),
STORIAYNARRAGIG' AIIGATOS EI\¡ FAVORDE T"\ NARRACIÓN 271

'se la frontera triF obra de Tucídides). Dice también por qué la historia es episódica:
os historiadores r porque relata lo que ha acontecido realmente; pues lo real, a dife-
r parte, toda graa rencia de lo que el poeta concibe, y que ilustra la peripeteia, impli-
lel mundo históÉ ca una contingencia que escapa al dominio del poeta. En último
ren a los mismo¡ término, el poeta pueCe alejarse de lo real y elevarse a lo posible
ristóricas. Por eso verosímil por ser el autor de su trama. Por lo tanto, la traslación
r en colocar en d de la historia al círculo de Ia poética no es un acto inocente y no
urckhart y Heget puede carecer de consecuencias respecto de la contingencia real.
[.a transgresión de la prohibición aristotélica encuentra no me-
: la historiografir nos resistencia por parte de la crítica literaria, de la que, sin em-
el carácter de i* bargo, la obra de H. White está más próxima. Para Auerbach,
n las condicione¡ Wayne Booth, Scholes y Kellogg, lo imaginario se define por opo-
te epistemológico sición a lo "real", y la historia continúa ofreciendo el modelo del
licional o mítica- realismo de la representación. El colmo de la ironía es qrre North-
nunciar entraña¡ rop Frye, del que se seryirá abundantemente H. White, es uno de
:lasificación de b los guardianes más activos de esta frontera: para é1, la ficción con-
as condiciones de cierne a lo posible; la historia, a lo real. Con Aristóteles, Frye afir-
no la responsabk ma que el poeta actúa a partir de una forma de unificación; el
locan a la historb historiador, en dirección hacia ella.55 Según é1, sólo filosofías de
etahistoria puedc b historia como las de Spengler, Toynbee o H. G. Wells pueden
comof,cciones w* parecer que pertenecen a la misma categoría "poética" que el
contrapartiü
I su drama o la epopeya.
na de saber si e¡ Así, pues, la metahistoria, según White, debe romper dos resis-
:rario, sin rebajar- tencias: la de los historiadores, que sostienen que el corte episte-
mológico entre la historia y la narración tradicional y mítica aleja
Lueva clasificacióu a la primera del círculo de la ficción, y la de los críticos literarios,
historiografía dc para quienes la distinción entre lo imaginario y lo real es una evi-
dencia fuera de duda.
mos se toman dc No agotaremos la discusión en este capítulo. Dejamos para la
:. No se ha olvid¿ cuarta parte los aspectos de la ficción verbal, oue obligan a consi-
'oria de su proble derar de nuevo la noción de representación de lo real en historia,
lel gesto que corl problema que nosotros hemos estudiado con el título de rninais
:r bien las razone¡ III. Por lo tanto, nos mantendremos en los límites de la ficción,
r la historia es de entendida como configuración, en el sentido de mimesis II. Soy
ncias de la Poétb consciente del perjuicio que ocasiono a la obra de H. White al se-
:vocable desde h parar sus análisis más formales y los que conciernen a lo real his-
tórico (la línea de división pasaría, pues, entre sus consideracio-
) es tan inventado e
s duplicados en la lh+
# N. Frye, 'New directions from old', en Fab!¿s of identity (Nuera York, 1963),
P.55.
HISTORIAY I¡GATOSENFA
272

conciernen a Ia P des, ya que I


nes sobre la invención de
la trama Y l* -q"t
;#il;;i;"*P"r'f ii'*'1":::::f::i:'i,::""Sil:
perjuicio
¡ropia distint
il?'#"?:i| ;;#j etc'j' Pero creo que este
*5i";;ia' Así, Pues'
Hüil;;
comPerlsa LUr¡ i;
ra ';; a la de f
*¿' .Y1: l"^'T.'i:
"á1""
males,56 que me Parer
la :""'"T*::
tropología' I
o¡anto que l¡
dstingue de
'oti¿ot' rgún "motir
*T,Tffr::iil;requeraconstrucc**l:'::T,:ffi'"'i:3,n: onjuntos.ss i
que luego indicaremos' si
no e!
White el traamien'" f'"""J¡to'
cplicativo"..
la noción de lr
a condición ¿t i¿t"tificar totaímente con ella cativo' ProPl
"o
"narrativa histórica''
"narrauva rllsLurrL4 ;i;;;;' !"-'u"'1il1t*:i-::T # la trr' #f llue se convl
:r::-" uo
de o-t rr."", la invención de
enmarcar Dn cuanto a
history como en sus artículos' por otrt
cuya enumeración varía' que volveret
ma entre varias operaciones' did'ícti
ahi que' por preocupación dr
parte, de una obra a otra' De "trama"' patr ¡roblema
i"gut to q"L no es de la narrac
ca, consideraré en Pt#; '9'd9 Líforbal tec
concentrar luego en 'u" to "'1"^1l"t9ii':fl1:Yflll'."
'" ?T::";#;i; i"
r"
"
ctio (7e7 2)'5' -t:':,
11T:1""T* ",,*
tq"í:l-: IreconcePtl
""i "
y;i;;g";tnto' Storl em¡lea rión.5e
h hisroria narr¿da 1e narracril
sentido limitativo ltalln[
t7o';a)' en. el s¡ntido de una
En reaF
con'comienzo, medio v fin' s "Entonc
esencialmenr. ,".rr.rr.iit,
dad, traduzco Por "t'liJá"
i" mtto¡t" miás bien el concepto dc rry; ProPorcl
tr que los his
story-tinzqueela""iiqi"'"*::::":t::i"":ifi
Il3:'tr"t;;, ;i;;; ü;** quitarse-de encima er argumeilol"li;;L'# en sus histori
fuhistorYlo
il; il;it t irro¡",-*i to*o se escribe hov' va no es narrauve - efectrla Pol
..rnorr" la objeción, sfrili' 1á".
*r" si se reduce la historb i:a en térrn
áe h historia (storyline)' .. t¡t), Por oPl(
ir-r'it hiloque' la áelimitación entre n"'y ^y^^!y' a¡erdo con
Parece Para ñ' \AilG *ry.
muchos críticos' es más necesanl
White
(trama), d"s.o"t"'t""t" para los aconte configurantc
literaria, ya que,, en historia,
en historia que en crítica
cimlentos q'€ Lu'rulu/ái
cimientosq,r.to""i*ffi jr"";*:,tl,T::::H"*::i: comprensiól
¡oder asigna
t tri"¡taor' sino que están sometidc úo ala exPl
oroduce la imaginació en estc
prueba'.Por mi parte' no veo dsde quel
ffiüffiil;il;;;; i"tp""atr a la prohibición de Aristó s, White
argumento ,rt" -""tiu"á" lfi¡k" al red
úin del anl
conñgurantt
p' 3)' Veremos el
s es formalista' "." (Metahistorl' dave de la r

"Mi método, para abreviar, de la trama) distingue este torrrü] i


gre White
oué sentido la teoría o^ t*ilii'*"1finvención a la postura de Northrop Frve'
rismo del estn¡ctur¿lismo ;i#;:;'";i;';;;;;-"
¡licación c¡
rrada. Estal
*",fi;:il:fffi::ffiT,lllli;. .r.
T,,:,i:1
narraúve", en clio
argu
I (1e72)' s Esar
de.'chronicle' v el "modo de ,Idthüttot ,
o. 519. En t/Ienhisnry'"JC;;';;cedida
il#; ;;";;1.,"'á po''l'""'odo de implicación
ideológica"' ¡enética, d
que concrernen a la PrerF
teles, ya que el precio que hay que pagar por esta concesión es la
gna a la leoría de los tre
propia distinción ente story y pl"ot.
reo que este perjuicio se
Asi pues, esta distinción no siempre es fácil de mantener, en
suerte de los análisis for-
cuanto que la slory es ya un modo de organización, por lo que se
r la de la tropología, que
distingue de una simple crónica de acontecimientos y se organiza
según "motivos" o "temas" que unifican y delimitan en ella sub-
:la trama no reciba en FL
conjuntos.sE Por eso, la historia narrada es ya capaz de un "efecto
ego indicaremos, si no es
explicativo". Precisamente para hacer justicia a este efecto expli-
e con ella la noción de l¿
cativo, propio de la story, Metahistory la distingue de la "crónicá,',
n cuidado, tar:.to en Metú'
que se convierte en la primera articulación del campo histórico.
car la invención de la tra
En cuanto a la noción de "campo histórico" (Metahistory, p. 30),
;meración varía, por otra
que voiveremos a encont¡ar en Paul Veyne, plantea a su'vez el
por preocupación did:ácú
problema de una articulación previa. En efecto, desde el interior
) que no es "trama", pa.ra
de la narración ya organizada sólo se puede hablar d,e unprocessed.
ois observaciones.
historical record (Metahktory, p. 5), es decir, de un segundo plano
la trama entre
2),ó7 coloca
preconceptual abierto a los procesos de selectión y de ordena-
rry se emplea aquí en un
ción.5e
sentido de una narración
zo, medio y fin. En reali-
ó8 "Entonces, la organización por motivos es un aspecto de la elaboración de la
más bien el concePto de
rúory; proporciona un tipo de explicación, aquel en el que piensa Mink cuando di-
quí de referencia. Es cla¡o ce que los historiadores proporcionan una'comprensión de los acontecimientos'
de encima el argumento cn sus historias 'configur':índolos'" (The structure ot histori¿dl natratiae, p. l5). En
be hoy, ya no es narr¿tira- -lfutahistory lo confirma: "r-a transformación de la crónica en historia narrada (súory)
.e si se reduce la historb. ¡e efectúa por la caracterización de ciertos acontecimientos contenidos en la cró-
aica en términos de motivos inaugurales, terminales o de transición' (p. 5). La
iory, por oposición a la crónica, es "motifically encoded" (p. 6). Apenas estoy de
mitación entre súorry Y PJ.x ruerdo con esta reducción del campo del acto configurante, segrin Mink, a la
críticos, es más necesari¿ dary. white cree encontrar una confirmación de esta correlación entre el acto
ue, en historia, los aconte conñgurante y la explicaciórr por story en la distribución que Mink hace entre
la historia narrada no lor comprensión configurante, comprensión categorial y comprensión teorética. cree
poder asignar el modo categorial a la explicación por emplatment, y el modo temá-
, sino que eslán sometidsr
rbo a la erplicación por argumento (The structure of historical nanatiüe, p.l8). Ade-
r mi parte, no veo en esftE ná" de que las dos triparriciones
a la prohibición de Aristo
-la de Mink y la de Whire- no se dejan superpo-
req White apenas hace justicia al análisis del acto configurante realizado por
tñnk, al reducir su campo de aplicación a la organización de la Jrory, con exclu-
iín del emplotn¿nt y del argummto. A tenor de mi concepto de intriga, el acto
." (Menhistory, p. 3). Veremos cr
onfigrrante de Mink cubre, según creo, los tres campos que White distingue. La
dar.'e de la divergencia estriba, a mi modo de entender, en la reducción inversa
le la trama) distingue este form¡
r a la postura de NorthroP Frtc" loe white impone a la explicación por construcción de la rama, a saber: su iden-
¡iicación con una clase -la categoúa de trama- a la que pertenece la historia na-
en Clia 1 (19=.
rcal narrative", r¡da. Esta reducción me parece arbitraria.
4 Esta regresión de la stoa¡r a la crónica, y luego de ésta al campo histórico,
'chronicle" y el "modo de are¡' en
ón ideológica".
Mahistory' se parece a la regresión que conduce a Husserl, en su fenomenología
tmética' de las síntesis activas a síntesis pasivas siempre previas. En los dos casos
HISTORIAYNARRACÚI I¡¡IGATOS ENFAVORD
274

Ia construcción de la trama conserva un efecto explicativo & lién al camPo nar

tinto de la historia narrada, en el sentido de que. "*P[-1" ": q nerosos, hasta el


que cada modo de
aeüntecimientosd¿lahistorianarrada,sinoesa'nis'nahtstot''¿'- narr?
iá""rin."t la clase a la que Peftenece' El hilo de la historia de l¡ rrposición de can
única; la invención del campo históric
üf.Áit" identificar ,,1"" áottng"ración de configuracioncr ci¡in en historia.
trama invita a reconocer una claie tradicional
Estas categorías de trama, :" :"y? }l:ió.i:: ::tY^::-:
toma de Stephen
de la historia, sinó h historia misma' no
esán b ¡randes paradigm
".orrt".i-i.ntos
jos de esos 'criptogramas relacionales"* qt"' según E'H-'
-G". tnalista.ol Le gusta
de "leer" la pb más ortodoxos Y l
brich en Art and. i.Ilttsion,regulan nuestra manera
antinarrativisn (en contra de los
tura. H. White .r"" .r."ptiasí a los argumentos
la organización de.la hb porque se equivo<
á" i"t p"*¿"¡o. a. rltitpel,-al dejarles e
quitarles la explicaciól pótesis globales. (
.'r, términos de causas y leyes y al
-i"
tecrorial oropia de la construccián áe la irama' Pero a costa de se más es una Proto
;;;;iü.i¿" ¿. la historia y explicación del aconrecimiento- tos no científicor
T;;:;;.' i¿.ii trazar et líiite entre t'l*l P.2l).
," ill^ü.;oao;q";lú en iorno " .1"..."1p.1"
v
l'*^T^'ljo;
t1h',','l11(-: "t En realidad, la
En urn con la explicación
¡oint of it all" o'what it alt ad'ds up to"; Metahistory' P'-ll)'
f" tesis de la narración' Aristóteles incluía el argumento ca en el quinto ñ
i"f"ti",
'd"rrrro de la trama bajo la apariencia de la probabilidad ylanece dtrgue este últim'
que es la histo éúca propia de t
sidad de la misma. SÉ p.tea. decir, sin embargo,
presupuestos del
riografía, a diferencia áe h epopeya'.la.tra8.efi".yl" -t:,1:ii:
expllcauvos ' campo histórico;
qrrEe*ige esta distinción en el plano-de los "efectos
precisamentc bua de la conciel
iát fofr.* han inventado el modelo nomológico distinguirse de la ex' ta explicación de
Dorque la explicación por argumento puede
;ilffi;;i ir*.".iá" de intriga. Ei historiador argumenta dc eso, el modo idet
'-oáo format, explícito, discursivá' Pero los partidarios O:t Tid: tura conflictiva, t
er ma esta última, n
lo nomológi.o tto hutt visto que el campo de la argumentacron
mucho mái amplio que el de las leyes ginerales'.*Tid*3:,t:t:
tas ideologías de
histórico' El histo' cuatro actitudes
cias conexas, ya constituidas fuera dei campo
taÉ
J"¿ot posee su forma propia de argumentar' que Pertenece
61
Para el conocir
a toda síntesis activa o pasiva' Esta
cuer' grandes historiadore
se plantea la cuestión de lo que precede
de la L¿bmsttelt y conduce e 62 "Por'ideoloÉ
tiÁn mrtrrrtradora llevó rtrir..il a la problemática
" completamente dife-r91t3' que veremos e".11
cttaT en el mundo Pres€nt
;. \^ffi;;;ptour.-nt.t el histórico y b
parte: la articulación oopoiOgit" qrre "prefigura' (ibid') campo ciones gon defendid
campo histórico no siwe' pues' o del realismo" (Mar
abre a las estnrctur:rs ,r.r".tiát' Ei coniepto de
delas narrativas; señala, sobrt lósofos de la Escudz
sólo de límite inferior a la clasificación "r*.r.rL mo a los de no Pocc
todo,latransiciónentreelestudiodelos"efectosexPlicativos"delanarraciónyb
nos marxistas como
de su función "rePresentativa"'
@ The stnnun of hisnrital nanatioe, p' 76' las connotacioner Pu
HISTORIAYNARRACIÓ\ ALEGAToS EN FAVoRDE I-A, NARRACIÓN

:onserva un efecto explicativo dir bién al campo narrativo. y estos modos de argumentar son nu-
el sentido de que explica no lc merosos, hasta el punto de exigir una tipologíá. Esto es así por_
rrada, sino esa misma histori.a, al que cada modo de argumentar expresa al mismo tiempo .rrr" p."_
:nece. El hilo de la historia narr¡ suposición de carácter metahistórico sobre ra propia naturieza
gpración única; la invención de h del campo-histórico y sobre lo que se puede .rp.oi de la explica_
se tradicional de configuraciones- ción en historia. En cuanro a la tipólogía
cuya función se codifica no lo -lr-", H. White la
toma_ de Stephen Pepper en World h1póthzses. Distingue cuatro
ino la historia misma, no están l* grandes paradigmas: formista, organicista, mecanicisá, contex_
ionales"oo que, según E.H. Gon' tualista.'r k gusta recalcar que si los dos primeros se consideran
r nuestra manera de "leer" la pi* más ortodoxos y los segu'dos más heteroáoxos y más metafísicos
a los argumentos antinarrativist: (en contra de los maestros del género: Ranke y Tocqueville), es
I dejarles la organización de la hir porque se equi'ocan sobre el estatuto epistemoiógico de estas hi-
yes y al quitarles la explicación * pótesis globales. olvidan que "ra historia rro es uáa ciencia; a lo
in de la trama, Pero a costa de s+ más es una proto{iencia que incluye en su constitución elemen_
i explicación del acontecimiento. tos no científicos específicamente determinables" (Metahistory,
nite entre trama y argumento. E P.21).
no a lo cual gira la historia ("flr En realidad, la explicación por estos grandes paradigmas linda
uP to"; Metahistory, P. 11). En un¡ con la explicación por implicación idzológba, que Mrtolirtury cole
. Aristóteles incluía el argumento ca en el quinto rango de las estructuras narrativas. H. whírc dis-
encia de la probabilidad y la nec tirg,r" este último modo explicativo del anterior por la postura
ecir, sin embargo, que es la histo ética propia de un modo particurar de escribir li histo¡a. l,os
>peya, la tragedia y la comedia, h presupuestos del modo anterior se apoyan en la natural ezz del
>lano de los "efectos explicatil-o-- campo histórico; los del modo ideológico, más bien en la natura-
nodelo nomológico precisamen= b:¿a de la conciencia histórica y, por lo tanto, en el vlnculo entre
xrento puede distinguirse de la c b explicación de los hechos pasados y la práctica presente.62 por
riga. El historiador argumenta & eso, el modo ideológico de explicación posee también una estruc-
ivo. Pero los partidarios del mo& u¡ra conflictiva, que exige una tipología apropiada. H. White to-
: el campo de la argumentación c¡ ma esta última, modificándola ampliamente, de la clasificación de
s leyes generales, tomadas de cit> bs ideologías de Karl Mannheim en Iüologie et utopic. postutra
rera del campo histórico. A hi.* cu:rtro actitudes ideológicas fundamentales: anarquismo, conser-
le argumentar, que Pertenece teD
6r Pa¡a el conocimiento
detalrado de esta construcción y su ilustración por los
le a toda síntesis activa o pasilz. Esta c
¡randes historiadores del siglo xrx.véase Metnhürory, pp. l&21s.
problemática de la L¿bmsnlt y con'l¡* I 62 "Por'ideología'
entiendo un conjunto ae prárrpciorres par¿ tomar postr¡fir
¡¡nente diferente, que veremos en la o¡a cn el mundo presente de la praxis sociar y para acn¡ar sobre er
'preñgura" (ibill.) el campo histórico r b ¡...1. rstas piescrip
<bnes son defendi¡raq por argumentos que reivindican la autoridad de li ciencia
'ncepto de campo histórico no sin'e, p. o del realismo" (Metehistory, p.2z'¡. H. white se acerca aquf a los intentos de los
, de las estructuras narrativas; señala s&
fi-
lícofos de la Escuela de Frankfun, seguidos por K. o. ep"¡ yJ. Habermas, así co-
os "efectos explicativos" de la narr¿ción r L r a los de no pocos antropólogos como Clifford Geertz _e incluso a los
de algu-
G marKistas como Gramsci y Althusser-, por liberar el concepto de ideologíaáe
P. 16. lr connotaciones pun¡mente peyorathzs'sadas por Marx en t'iüohgie ailzmlnac.

)
j
ALEGATOSENFAVOR
HISTORIAYNARRACIÓ\
276
fl:
Por invención

vadurismo, radicalismo y liberalismo' Cualquiet".q"".
t.t" lu,t:l más que la simPle
h'
obras historlcas ctel sr-
veniencia de esta tipología para las grandes ria narrada Y el a
el objetivo- PtiY
olo XrX. cuvo examer, á"*i"tyt piecisamente dende el ti'Po (kit
";;';;;;;onl*ry, i"'""'u "'bi"var que'
P"-1 1,1 "i:^:::"01 tanto, una de esa
^moao ideológico, H. White satisface dos exigencias drstrntas' 'sr dido a distinguir
al reintroducir'
no opuestas. Por una pafte, actia con ve¡acidad' plicar el Problem
componen-
oo, él rodeo del conclpto posmarxista de ideología' por Ia
do amPliamente
recalcados
i* ¿.f'.."..it"i."4 histórico continuamente por AT"-
paradigmas en lu
tradición d,el aerstehen, representada en Francia I l{t de la tradición I
el trabajo históÉ I
,r""t saber: la implicacün del historiador en de la historia con
sedimentación.
"
co, la consideración de los valores y el vínculo üama Por medic
ideológicas, que
li'"i.id"en el mundo presente. Las preferencias en su amplitud mas e historias s
se áDovan en último té'rmino en el cámbio
social' su noción de ¿m
la metahistoria y a la cons-
;;r,1;;; áeseables, conciernen a
ordena aconteci-
ca, en cambio, q
il;#;;;];;; n"'¡a por el que la historia mente lineal. La
al distinguir
mientos y procesos en narracio""i' Pot otra Parte' ve un modo de
'irama"
lugar
;tg";.";J" ideología, el autor señalaa elidéntica (Metahist
1t- lltlt:t:?"T]:rT"
soáete la ideología regla de drscuslon
de'la ideologia y cionar un guía I

por argunentos formales' trucción de la


[". "f -"aJde explicación
por el hilo de lá historia (plano desdoblado a
Así enmarcada "Consiste en Pr
su vez en crónica y cadena de motivos)
y por el argumento (ig"d- do el tiPo de h:
mente desdoblado en argumentos formales y
en implicaciones obliga a un hist'
trama adquiere en
iá""iági.*1, la explicaciói por constnt'cción il¿ junto de histor
H. Wiite un sentido estricto y restrictivo, que permite
asegurar
única forma tot
sin embargo'
qr" .ifu es el todo de la estructura narrativa y es' H. White tor
"o
su eje princiPal.63 Anatomi'e d¿ Ia' t
ca, córni'ca, satíri
63UnopuedePreguntarsesobreloqueconstituyelaunidaddelo.narr¿tir.o, aparece como l

pues su campo aparece ta" dtsa'tituludo"'


Co-o siempre' el recurso a la etimole se contemPla r
aclara rrada: la nanatin de
oíz (Thc strutture of n¡rwl)lnonatirte' pp' 12-13) apenas Frye, las histor
dependiente de sus. contextos
i;;;;;.t .t dJmasiado polisémica y demasiado
efecto de frust
la raíi qtre se supone común a todos los modos de cog-
p..pi.r; en cuanto a
't(', historias constl
determinante' Mucho más intere
noscibilidad, y" ,to ptoporciott" tti"g"" criterio
sugerencia: tras cualquier aptitud para conocer' hay siempre En este sentid(
sante es la siguiente
un narrador; ¿no habría' pues' q¡e buscar co que muestn
un conocedor; t.as cualquier narración,
lo' tfttto' explicativos en la voz narratira? 'Podemos
la unidad y la diversidai áe al menos Parci
en la que la voz del narrador se eie'
decir que una narración es una forma liteiaria trascendencia
ignorancia' incomprensión u olvido para dirigir nuestra
va contra un trasfondo de
de experiencia otganizada en una nos, se reserv¿
atención conscientemente iacia "" '"g-tt'io
(i'bid', p' 13)' Piro entonces la unidad del género narraú es dado Percit
dirección determinada'
vo no hay que buscarla ya en las estructuras
narratias' en su enunciado' sino en da igualmente
Volveremos sobre ello en la tercera parte'
la narr¿ción como enunciación'
ALECATOS EN FAVON NT, r.¿, N,INN¡CIÓN 277
HISTORIAYNARRACIÓS

)eralismo. Cualquiera que sea la con Por invención de trama (emplotment) entiende el autor mucho
¡ara las grandes obras históricas del si miís que la simple combinación entre el aspecto lineal de la histo-
ituye precisamente el objetivo princi ria narrada y el aspecto argumentativo de la tesis defendida; en-
r subrayar que, por la anexión dd tiende el tipo (kind) al que perrenece la historia narrada; por lo
: satisface dos exigencias distintas, si tanto, una de esas categorías de configuración que hemos áprerr-
o distinguir por medio de nuestra culrura. Digamos, p"o
, actúa con veracidad, al reintroducir, t9o "*_
olicar el problema, que H. white apela al t.tnu qné he deiarrolla-
posmarxista de ideología, componer
ico continuamente recalcados por la do ampliamente en la primera parte sobre il papel de los
'esentada en Francia por Aron y ltfr oaradigmas en la ordenación de la trama y sobre Ia cónstitución
r del historiador en el trabajo históri de la tradición narrativa por el juego de la innovación y de la
r¡alores y el vínculo de la historia con sedimentación. Pero mientras yo caracterizo la construcción de la
)nte. Las preferencias ideológicas, qrr trama por medio de toda la gama de intercambios entre paradig_
mas e historias singulares, H. White reserva exclusivameñte par"
.o en el cambio social, en su amplitud
su noción de ernplotmenri su función de categorización: esto expli-
nciernen a la metahistoria y a la com.
por el que la historia ordena aconteci ca, en cambio, que él traslade a la noción de story el aspecto pura_
raciones. Por otra parte, al distinguir mente lineal. La construcción de la trama así concebiáa conldtu-
ye un modo de explicación: "la explicación por invención de la
¡tor señala el lugar de la crítica misme
ideología a idéntica regla de discusiór trama" (Metahistory, pp. 7-1 1). Explicar, en este caso, es propor-
por argumentos formales. cionar un guía para identificar progresivamente el tipo d. .trr.-
lo de la historia (plano desdoblado e trucción de la trama (The stntcture of historbal nanatiae, p. 9).
le motivos) y por el argumento (iguz} 'consiste en proporcionar el sentido de una historia identifican-
rmentos formales y en implicacione¡ do el tipo de historia que se ha contado" (Metahistory, p. Z). "Se
obliga a un historiador dado a ordenar en forma de tiama al con-
por construcción d¿ trama adquiere er
to y restrictivo, que permite asegurr
junto de historias (stories) que componen su narración en una
única forma total o arquetípica" (ibid,., p.8).
estructura narrativa y es, sin embargo,
H. White toma la tipología de la construcción de la trama de la
Anatomi¿ dc la cri.ti.que de Northrop Frye: novelesca (romance), trógi_
ca" córnica, satírica. La épica se deja a un lado porque la epopeya
re lo que constituye la unidad de lo narr¿tin aparece como la forma implícita de la crónica. El género satírico
o¡lado... Como siempre, el recurso a la etimoL
tr,a pp. 12-13) apenas aclara ¡la.da;lanarr.atb& s€ contempla de un modo original en la medida en que, para
nica y demasiado dependiente de sus conter Frye, las historias construidas según el modo irónico eitraen s.,
tre se supone común a todos los modos de co¡' efecto de frustrar al lector el tipo de resolución que él espera de
ingún criterio determinante. Mucho más inrcr+ historias construidas según el modo novelesco, cómico o iatírico.
ras cualquier aptirud para conocer, hay siemF
En este sentido, la sátira se opone polarmente al género noveles-
riín, un narrador; éno habrfa, pues, que bua
ectos explicativos en la voz narr¿tiva? "Podr
co que muestra el triunfo final del héroe; pero se opone también,
rma üteraria en la que la voz del narrador sc tb d menos parcialmente, al trágico, en el que, a falt¿de celebrar la
ri4 incomprensión u olüdo para dirigir ntn tr¿scendencia última del hombre sobre el mundo venido a me-
m segmento de experiencia organizada en n nos, se reserva una reconciliación para el espectador, a quien le
l3). Pero entonces la unidad del género nrrd
estrr¡cturas narratilas, en su enunciado, sioo tr 1 {ado percibir la ley que rige los destinos; en fin, la sátiia guar_
da igualmente sus distancias respecto de la reconciliación dé los
olveremos sobre ello en la tercera pane.
278 HISTORIAYNARRACTfi AIIGATOS ENFA\

hombres entre sí, con la sociedad y con el mundo, que realiza h segundo planr
comedia por su desenlace feüz; sin embargo, la oposición es P* trama y argun
cial: puede haber un género trágico satírico y otro cómico saffi Burckhardt ilu
co. La sátira arranca de la última inadecuación de las visiones dd ma y sobre la
mundo dramatizadas por novelesco, lo cómico y la tragedia. la ordenación
tQué beneficio puede sacar la epistemología del conocimienb parte destruYt
histórico de esta distinción errtre tales 'modos de explicaciót" (f tual, tal como
sus "efectos explicativos" correspondientes) y de las tres tiPolr ción de la tra
gías propuestas en el plano de la trama, del argumento y de h bio, construye
ideologfa, respectivamente? Fundamentalmente, una teoría delc el cómico, y T
tilo historiográfico, si entendemos por estilo una intersección no En fin, la tt
table entre las potencialidades abiertas por las diversas categorfu las tres tipolo
narrativas implicadas (Metahistory, pp. 29-3 1 ). argumentació
Se puede componer gradualmente esta teoría del estilo i combinación
guiendo el orden de complejidad de la combinación. En un pri posibles, al m
mer nivel, la teoría del estilo juega sobre la trilogía fundamentaL de compatibil
story, emphtmenl argarunt. En el artículo de 1972, tres obras ilrr tificables: "Pa
tran la tripartición: la obra de Ranke, Historia d¿ Alemania m ti¿* naci,ón partict
pos dz Ia Rtform,a, ilustra la explicación en función del hilo de h gumento y dr
historia; lz Dernocracia m Arnéri¿a, de Tocqueville, la explicación se equivocaú
en términos de argumento, y la obra de Burckhardt, Lq, calture úc combinación
Ia Rena,issan¿e m ltalfu,la explicación en términos de trama. más bien, un
Es cierto que cada una de estas obras implica trama, argumer ca que caract
to e hilo de la historia, pero en proporciones variables. El orden ordinario de
lineal significa para Ranke que la historia tiene un comienzo, un ción de la tr
medio y un fin, que ha vencido antes del presente del lector. Su ideológica qu
argumento se reduce a los cambios sucedidos al pueblo alerruín, Un largo t
que conserva su identidad. Y la trama se limita a mostrar "cómo disonante:tr I
una cosa ha conducido a otra' (p. 6). En este sentido, todo es de la oposicir
story para Ranke, que ilustra el tipo "narrativista' de historiogra
fía. También Tocqueville tiene unz story, pero abierta por la ex-
64 El autor p
tremidad que ella dirige hacia nosotros, a quienes incumbe la
su propia lectur
obligación de darle un fin con nuesta acción. Si se quiere, todo historia a los qu
lo que narra no es más que el "medio" desplegado de una histo- 65 El desliza.:
ria narrada. Pero se acentúa el tipo de estructura que une clases El mismo conju
sociales, democracia política, cultura, religión, etc. En cambio, se mica, según Lr
puede decir que en Burckhardt todo es argumento: la historia na igual manera qr
Bonaparte" Put
rrada sólo sirve para ilustrar la tesis del individualismo del Rena
literary artifact'
cimiento. ffi Hayden !
Pero, insensiblemente, la teoría del estilo histórico pasa a un sense of an md'in,
:STORI,AYNARRACIÓ5 ALEGATOS EN FAVORDE I.A NARRACIÓN 279

rdo, que realiza Ia segundo plano, al combinar la tripartición de historia narcada,


i oposición es par- rama y argumento con la tipología de la ordenación de la trama.
rro cómico satíri Burckhardt ilustra no sélo la primacía del argumento sobre la tra-
de las üsiones dd ma y sobre la historia narcada, sino también el modo irónico de
r la tragedia. la ordenación de la trama, pues una historia que no va a ninguna
del conocimientc parte destruye la expectativa de una conclusión moral o intelec-
de explicación" ¡x tual, tal corno la hubieran creado los otros paradigmas de orciena-
de las tres tipolo. ción de la trama: novelesca, cómica o tríg¡ca. Michelet, en cam-
,rgumento y de h bio, construye su historia según el modo novelesco; Ranke, según
r, una teoría del ¿É
el cómico, y Tocqueville, según el trágico.
,a intersección nc* En fin, la teoría del estilo pasa a un segundo plano al combinar
liversas categoríar ias tres tipologías respectivas de la ordenación de la trama, de la
argumentación y de la implicación ideológica. Se obtiene así una
oría del estilo sL combinación que tiene en cuenta, si no todas las combinaciones
ración. En un pÉ posibles, al menos las "afinidades selectivas", que describen la red
cgia fundamentai" de compatibihdad de la que emergen estilos historiográficos iden-
72, tres obras ilu-¡- tificables: "Para ntí, un estilo historiográfico rePresentauna combi-
c Alemania m ti¿t* nación particular entre modos de construcción de la trama, de ar-
:ión del hilo de tr¿ gumento y de implicación ideológica" (Meiabistary, p.29)'e Pero
la explicaciór
Llle, se equivocaría enormemente quien viese en el estilo histórico una
ardt, La anlture u combinación necesaria entre modos de explicación. El estilo es,
¡s de trama. más bien, un juego fledble entre afinidades: "La tensión dialécti-
r trama, argumeEts ca que cartcteriza a la obra de todo gran historiador proviene de
'ariables. El order
ordinario de un esfuerzo por armonizar u modo de construc-
un comienzo, ur. ción de la trama con un modo de argumento o de implicación
:nte del lector. S¿: rdeolégica que es no consonante con é1" (p. 29).65
al pueblo alemán Un largo rodeo nos lleva así a nuestro tema de la consonancia
a mostrar "cómc disonante:66 la primera fuente de consonancia disonante procede
: sentido, todo es de la oposición entre los tres modos, que, tomados juntos, confie-
a" de historiogra
abierta por la ex-
64 El autor propone, etMetahistory,p.29, un cuadro de afinidades que regulan
iienes incumbe h
su propia lectura de los cuatro grandes historiadores y de los cuatro filósofos de la
Si se quiere, todo
historia a los que se dedica la obra principalmente.
pdo de una hist,r 65 El deslizamiento de una configuración a otra sigue siendo siempre posible.
rra que une clases El mismo conjunto de acontecimientos puede conducir a una historia trágica o có
:tc. En cambio, se mica, según la elección de la estn¡ctura de la trama que haga el historiador, de
nto: la historia na' igual manera que, para unos, como dice Marx, "el lB brumario de Luis Napoleón
Bonaparte" pudo ser una tragedia, y para otros, una farsa ('The historical text as
ualismo del Rena
literary artifact", art. cit., p. 281).
ffi Hayden White habla, a este respecto, de su deuda con Frank Kermode, Tá¿
istórico pasa a rul sense of an mding, al final de Suu¿twe and historical nanatiae, p.20.
HTSTORIAYNARRACIff ¡LEGATOS EN FA

ren a las estructuras narrativas una función explicativa.6T La ot¡r brmas "que
fuente de consonancia disonante proviene del enfrentamiento cn virtud de I
entre varias maneras de construcción de la trama no sólo entre 6co de formi
historiadores diferentes, sino dentro de una gran obra. sra herencia
En resumen, encontramos que la noción de estructura narrati Así se rest
va, de la que hemos partido, abarca un camPo más amplio que d carácter diná
que los autores "narrativistas" le otorgan, mientras que la noción ¡klere sólo st
de trama recibe de su oposición a las de historia narrada y de ar- ompensado
gumento una precisión poco común. gr.áfico restal
Pero, sobre todo, no hay que perder de vista que la triple tipe nento e imP
logía sobre la que descansa esta teoría del estilo historiográfico poco contra
no reiündica ninguna autoridad "lógica". Los modos de construc- de la trama t
ción de la trama, en particular, son los resultados de una tra ¡rticulación I
dición de escritura que les ha dado la configuración que el histo que un Planr
riador pone en práctica. Este aspecto de tradicionalidad es, en pücar.
definitiva, el más importante: el historiador, como escritor, se di
rige a un público capaz de reconocer las formas tradicionales dd
arte de narrar. Las estructuras no son, Pues, reglas inertes. No 5- "Córno se e

son clases surgidas de una taxonomía a priori. Son las formas de


una herencia cultural. Si se puede afirmar que ningún aconteci- Me ha parec
miento es en sí trágico y que sólo el historiador lo muestra así al b historiogr
codificarlo de cierta manera, es porque lo arbitrario de la codift norama frar
cación es limitado no por los acontecimientos narrados, sino por ventaja de u
la espera del lector de encontrar formas conocidas de codifie apología de
ción: "La codificación de los acontecimientos con arreglo a una u mente situa
otra estructura de intriga es uno de los procedimientos de que
dispone una cultura para conferir un senüdo a un pasado persG 6E Este pap
nal o público" (Tlw histori¿al text as literary ariifaet, p. 238). De este puesta a la obj
modo, la codificación se ordena más por los efectos de sentido historiográfico
esperados que por el material que hay que codificar. cación lo que I
reconocimient
Es[e efecto de sentido consiste esencialmente en hacer familiar
plicación: Whi
lo no-familiar. I-a. codificación contribuye a ello en la medida en con acontecim
que el historiador compane con el público la inteligencia de las rre en Psicota
dos sentidos, ¡
intenta famili¡
67 La teoría de los tropos, que paso por alto ahora, añade una dimensión srr mático.
69 Paul Ve:
plementaria al estilo histórico. Perc¡ no añade nada a la explicación propiamente
ücha (Metahistorr, pp.3l-52, y "The historical text as literary artifact", pp. 28e lutionne l'hista
303, sobre el aspecto mimético de la narración). Volveré sobre esto en la cuarta contribution ol
parte, en el marco de la discusión sobre las relaciones entre lo imaginario y lo real Aron, "Com¡
en la idea del pasado. ne", en Annal
ISTORI,AYNARRACIÓS AIIGATOS EN FAVORDE I.ANARRACIÓN 281

plicativa.oT La otn formas "que deben tomar las situaciones humanas significativas
lel enfrentamiento en virtud de la participación del historiador en el proceso especí-
ama no sólo entre ñco de formación del sentido, que hacerr de él el miembro de
an obra. una herencia cultural y no de otra" (ibid,., p. 283).68
) estructura narr¿ti Así se restituye, a través de su carácter de tradicionalidad, el
,más amplio que d carácter dinámico de la construcción de la trama, aunque se con-
ntras que la noción sidere sólo su carácter genérico. Por lo demás, este rasgo se halla
ria narrada y de a¡- compensado por la continuidad que la noción de estilo historio-
gnfico restablece entre crónicas, cadena de motivos, trama' argu-
ta que la triple tipo mento e implicación ideológica. Por eso se puede considerar -un
stilo historiográfico poco contra White, aunque mucho gracias a él- la construcción
modos de construc- áe h trama como la operación que d,inamiza todos los planos de
ultados de una tr+ arúculación narrativa. La construcción de la trama es mucho más
¡ración que el histe que un plano entre tantos: ella rezliza el paso entre narrar y ex-
rdicionalidad es, en plicar.
como escritor, se dL
nas tradicionales del
s, reglas inertes. No 5. "Cómo se escribe la historiate
.d. Son las formas de

¡ue ningún aconteci Me ha parecido interesante volver, al final de este capítulo, sobre
dor lo muestra así al la historiografía francesa: la obra de Paul Veyne -aislada en el pa-
rbitrario de la codiF norama francés-, Comrnmt on écrit I'histoire, posee la importante
)s narTados, Sino por ventaja de unir un debilitamiento científico de la historia con una
¡nocidas de codiñe apología de la noción de trama. Paul Veyne se halla así curiosa-
I COn arreglo a una u mente situado en la confluencia de las dos corrientes de pensa-
>cedimientos de qrrc
D a un pasado Perso 6E Este papel de la tradición en la codificación narr¿tiva proporciona una res-

ifa¿t, p.238). De este puesta a la objeción de que las tres tipologías utilizadas Por esta teoría del estilo
rs efectos de sentido iristoriográfico son prestadas. Hay que decir de las formas heredadas de la codifi-
dificar. cación lo que se ha dicho de las leyes: el historiador no las hace, las usa. Por eso el
nte en hacer familiar reconocimiento de una forma tr¿dicional puede adquirir en historia valor de ex'
plicación: white compara, a este respecto, este procedimiento de refamiliarirución
ello en la medida en co.r acontecimientos con los que el sujeto se ha desfamiliarizado con lo que ocu'
la inteligencia de ias rre en psicoterapia (The historicat text..., pp.284.285). La comparación actúa en los
dos sentidos, en la medida en que los acontecimientos con los que el historiador
intenta familiarizarnos se han olvidado muy a menudo a causa de su carácter trau'
añade una dimensión * mático.
69 paul Veyne, Commmt on écrit I't¿ktoire, ampliado con el trabajo Foucault révo
r explicación propiamenc
literary artifact", pp. 286 lutionne l,histoire (París, 1971). Para un estudio más completo, véase mi ensayo The
ré sobre esto en la cua¡r¡ crntribution of Frmch historiographl to the thzorl of history; véase además, Raymond
rtre lo imaginario y lo rei Aron, "comment I'historien écrit l épistémologie: á propos du livre de Paul vey-
ne", en Annales 6 (1971), pp. 1319-f354.
HISTORTAYNARRACXfi ALEGATOS EN FAVORDE
282

rcn en y por tramas


miento que acabamos de describir, aunque proceda de Max We
ber y no de la corriente "narrativista" anglosajona y conserve cil
que les impone la l<
'Puesto que un ac(
el positivisto lógico un vínculo, roto Por esta corriente' Sin er
puede recortar el ca
baigo, al situarlo en esta encmcijada estratégica, esPero aumer
este punto' VeYne st
tar ál mordiente de una obra que no carece de él'
inglesa que acabam
En efecto, el libro puede léerse como un hábil cruce de dc
no es sólo lo que st
motivos: la historia no es "nada miís que una narración verídica'
narrado ya en crón
(p. l3), es una ciencia demasiado "sublunar" para s-er expligl{
sentirá desolado Po
pot t"y.t. Debilitar la pretensión expli-cativa' elevar la capacidad
trama se hace sólo
,r"*"úu", ambos movimientos se equilibran en un incesante mo
r

nocimiento mutilad
vimiento pendular.
Al vincular así e
Elnar| capaciilad, nattatiua: esta meta se alcanza si se acoplan desdramatizar el d
convenientemente narración y trama' cosa que nunca han intep
abierto Por la escur
tado hacer ni Marc Bloch, ni Lucien Febwe, ni Fernand Braudel
episódica como la t
ni siquiera Henri-Irénée lúarrou, para quien la narr-¿ción es lr
cimiento. Lo no eP
que harían los propios actores' entregados a la confusiín y ab
pero la-narración no hace revivir po indeterminado
dpacidad ae su propio presente.
de intrigas: 'Lo no
nada, precis".tténte poique es construida: "La historia es una ff>
todavía como tales
ción libresca y no existencial; es la organizaci1n por la inteligen'
de la casa de recret
cia de datos que se refieren a una temporalidad que 10 ¡1 U $a
glos. Por lo tanto,
Dasein" (p. gó), y también: "La historia es una actividad intelec-
que nú tenemos co
tual que,-a través de las formas literarias consagradas, sirv-e 91a
Más aún, si dan
fines de simple curiosidad" (p. 103). Nada vincula esta curiosidad
mos como trama, i
a algún fundamento existencial.T0
ta: hay trama sien
dr, .tt sentido, Veyne llama narración a lo que Aron y Marrou
nes, de causas m:
llamaban reconstrucción. Pero el cambio de terminología tiene
mezcla muY huma
su irnportancia. Al vincular la comprensión histórica a la activi'
de fines y de casuz
dad narrativa, el autor permite llevar más lejos la descripción del
nológico. A mi en
"objeto de la historia" (título de su primela part-e)' Si, en efecto,
al carácter intrínseco de la noción de aconteci ble con la noción
,roJ
miento"t"rr.*os ocurrencia individual irrepetible-, nada lo califica nuestra primera P
-toda I{ay trama sien
de histórico o de físico: "La verdadera diferencia no estriba en los
inconexa. En estc
hechos históricos y en los físicos, sino en la historiogrúía y 17
por items de los t
ciencia física" (p. Zi). Ésb.subsume hechos dentro de leyes; aqué
dominio de la hist
lla los integra d.tttto de tramas. La estructuración de la trama es
se quiera, con la
lo que caliáca a un hecho como histórico: "Los hechos sólo exis
I

que el autor no e
noción tomada d,
?O Ni Aron ni, sobre todo, Marrou cortarían tan fácilmente el I'fnculo decisivo
to de su übro de l9
que une la historia a la comprensión del otro; Por lo tanto, a cierto aspecto de
los acontecimient
vivido.
HISTORI,AYNARRACIÓX ALEGATOS EN FAVOR DE I-ANARRACIÓN 283

ibir, aunque proceda de Max We ten en y por tramas en las que adquieren la importanciz relativa
ivista" anglosajona y conserve con que les impone la lógica humana del drama" (p. 70). Y también:
, roto por esta corriente. Sin em- "Puesto que un acontecimiento es tan histórico como otro, se
rcijada estratégica, espero aumerts puede recortar el campo episódico con toda libertad" (p. B3). En
¡e no carece de é1. este punto, Veyne se acerca a los autores "nan-atiüs¿as" de lengua
erse como un hábil cruce de doc inglesa que acabamos de estudiar. Un acontecimiento histórico
r más que una naffación verídica" no es sólo lo que sucede, sino lo que puede ser narrado o se ha
rdo "sublunar" para ser explicada narrado ya en crónicas o leyendas. Además, el historiador no se
5n explicativa, elevar la capacidad sentirá desolado por trabajar sólo con documentos parciales: una
uco'
se equilibran en un incesante mo- trama se hace sólo con lo que se sabe; es, por naturaleza, rrn
nocimiento mutilado".
esta meta se alcanza si se acoPbn Al üncular así el acontecirni.mto a la trama, Paul Veyne puede
tr¿ma, cosa que nunca han inte* desdramatizar el debate entre lo episódico y lo no episódico
ucien Febwe, ni Fernand BraudeL abierto por la escuela de los "Annales". La larga duración es tan
ou, para guien la narración es la episódica como la corta si la trama es la única medida del aconte-
, entregados a la confusión y a h cimiento. Lo no episódico señala sólo la desviación entre el cam-
:. Pero la narración no hace revirir po indeterminado de los acontecimientos y el campo ya surcado
construida: "La historia es una r¡0- de intrigas: "Lo no episédico son acontecimientos no declarados
:s la organización por la inteliger. todavía como tales: la historia cle las tierras, de las mentalidades,
rrna temporalidad que no es la dd de la casa de recreo o de la búsqueda de seguridad durante los si-
r historia es una actividad intelec- glos. Por lo tanto, se llamará no episódico a la historicidad de la
s literarias consagradas, sirve para que nii tenemos conciencia como tal" (p. 31).
103). Nada vincula esta curiosidad, Más aún, si damos una definición amplia de lo que considera-
..70 mos como trama, incluso la historia cuantitativa entra en su órbi-
narración a lo que Aron y Marrw ta: lnay trama siempre que la historia comPone coduntos de fi-
r el cambio de terminología tiem nes, de causas materiales, de casualidades: una trama es "una
comprensión histórica a la acthi mezcla muy hurnana y muy poco 'científica' de causas materiales,
: llevar miás lejos la descripción rrdi de fines y de casualidades" (p. 46). No le es esencial el orden cro-
h su primera parte). Si, en efecro" nológico. A mi entender, esta definición es totalmente compati-
ínseco de la noción de acontecF ble con la noción de síntesis de lo heterogéneo presentada en
idual irrepetible-, nada lo catiñc¡ nuestra primera parte.
'dadera diferencia no estriba en lon I{ay trama siempre que se pueda reconocer esta combinación
icos, sino en la historiografía ¡ h inconexa. En este sentido, las series no cronológicas, las series
rume hechos dentro de leyes; agtrÉ por itents de los historiadores cuantit¿tivistas, siguen siendo del
s. I: estructuración de la trama es dominio de la historia en virtud de su vínculo, todo lo tenue que
ro histórico: "Los hechos sólo esb se quiera, con la trama. El vínculo entre trama y series de items,
que el autor no explicita con claridad, parece garantizado por la
noción tomada de Cournot (a la que Aron remitía al comienzo
conarían tan fácilmente el I'lncr¡lo decirlc uEl calnpo de
lel otro; por lo tanto, a cierto aspecto de in de su libro de 1937) del cruce de series causales:
los acontecimientos es un entrecruzado de series" (p. 35). Pero,
284 HISTORIAYNARRAdfi TGATOS EN FAV(
^r

ées un todo entrecruzado je series una trama? La única "ló¡


P. Veyne cree que puede ampliar la noción de trama hasta d a dc lo probable,
punto en que no le es indispensable el concepto de tiempc ks: la ciencia y
"iQ.té sería de la historiografía que terminara por liberarse de lc nar, mientras q
últimos restos de singularidades, de las unidades de tiempo y lu Es como decir
gar, para entregafse totalmente a la única unidad de la trama? E¡ cede por trama
lo que apareceri en el transcurso de este libro" (p.84).El autc Erana; subluna
quiere así llegar hasta el fin de una de las posibilidades abierta (p. 46).El prob
por la noción aristotélica de trama que -como hemos visto- ig el historiador r

nora también el tiempo, aun cuando implica comienzo, medio y mientos.


fin. Diversos autores de lengua inglesa han explotado también es- Pero como l

ta posibilidad de acronicidad (véase supra,lnuis O. Mink), puer hay lugar a la r


esta posible acronicidad está vinculada al rasgo fundamental de h ción: "Lo que
trama sobre el que Aristóteles construye su Poética: la capacidad que tiene la n
de enseñar lo universal. Hemos visto anteriormente cómo fL ble" (p. 1ll). I
White explota a fondo este recurso genérico categorial de la es' nar no existe e
tructuración de la trama. el sentido en t
Encuentro de nuevo en Paul Veyne la misma idea cuando de de un historiat
sarrolla la aparente paradoja de que la historia no tiene por obje hacerlo comPt
to lo individual, sino lo específico. Una vez más, la noción de tra 'es el resum¿n,
ma nos aleja de cualquier defensa de la historia como ciencia de plicación subh
lo concreto. Introducir el acontecimiento en la trama es enunciar tiempo, tl"sa$
algo inteligible; por lo tanto, específico: "Cuanto puede enunciar- explicación qt
se de un individuo posee una especie de generalidad" (p. 73). "la pecto de la pal
historia es la descripción de lo que es específico, es decir, corn mo Maurice I
prensible, en los acontecimientos humanos" (p. 75). Esta tesis dios de la tran
coincide con la de la descripción por itenu y la del entrecruzado de entrada car
de las series. El individuo es una encrucijada de series de itums, car más es
con tal que un conjunto de items sea también una trama. puede asi
Con este componente inteligible de la trama pasamos a la otra lejos que la
vertiente de la obra: debilitar la pretensión explicativa. factores de la
Debilitar Ia, pretensi.ón expli,cativa: En este punto, Veyne se muee sa material y
tra provocador: la historia -dice- tiene una crítica y una tópica, mano,
pero no un método..No tener método significa no tener una re historia no
gla para hacer la síntesis de los hechos. Si el campo histórico es, les, ni por
como se ha dicho, completamente indeterminado, cuanto se erts ideas, y no
cuentra en él ha tenido lugar realmente, pero pueden trazarse en ma de decir
él numerosos itinerarios. En cuanto al arte de trazarlos, pertene la
ce al género histórico, con las diferentes formas de concebirlo
7l véase
que han existido a través de los siglos.
:trSTORI,{YNARRACIÓ\ ATEGATos EN FAvonn¡ r¡N.unRcIÓN 285

La única "lógica" compatible con la noción de trama es la lógi"


1 de trama hasta eI ca dc lo probable, cttyo vocabulario lo toma Paul Veyne de Aristóte-
ncepto de tiempor les: la ciencia y las leyes sólo están vigentes en el orden supralu-
por liberarse de los nar, mientras que "lo sublunar es el reino de lo probable" (p' 44).
des de tiempo y lu- Es como decir que la historia pertenece a lo sublunar y que Pro-
lad de la trama? Es cede por tramas: la historia "será siempre trama porque será hu-
o" (p. 8a). El autor mana; sublunar, porque no será una parte de determinismo"
,sibilidades abiertas (p. 46). El probabilismo es un corolario de la capacidad que tiene
ro hemos visto- ig el historiador de recortar libremente el campo de los aconteci'
comienzo, medio r mientos.
rlotado también e¡. Pero como lo probable es un carácter de la propia trama, no
,uis O. Mink), pues hay lugar a la distinción entre narración, comprensión y explica-
r fundamental de Ia ción: "Lo que llamamos explicación casi no es miís que la forma
'oética: la capacidrd. que tiene la narración de organizarse en una trama comprerui-
iormente cómo H" ble" 1p. 111). Podíamos contar con ello: en el orden de lo sublu-
categorial de la es" nar no existe explicación en el sentido científico de la palabra, en
el sentido en que una ley explica un hecho: "Explicar, por parte
na idea cuando de de un historiador, quiere decir 'mostrar el desarrollo de la tÍamz,
r no tiene por obje hacerlo comprender'" (p. 112). I-a explicación de la Revolución
ís, la noción de tra " es el resumen de ésta y nada más" (p. 1 14). En este sentido, la ex-

ia como ciencia de plicación sublunar no se distingue de la comprensión. Al mismo


r trama es enunciar tiempo, desaparece et problnma de la relación entre comprensión y
rto puede enunciar- explicación que tanto había preocupado a Raymond Arc¡n. Res-
:alidad" (p. 73). "La pecto de la palabra causa, sacada de la de ley, Veyne la emplea co-
fico, es decir, com mo Maurice Mandelbaum:7l "Las causas son los diversos episo-
(p. 75). Fsta tesis dios de la trama" (p. i15), y más adelante añade: "l,a narración es
la del entrecruzado de entrada causal, comprensible" (P' ll8). En este sentido, "expli-
de series de items, car más es nalTar mejor" (p. 119)' Es la única profundidad que
rna trama. puede asignarse a la historia. Parece que la explicación llega más
a pasamos a la otra iejos que la comprensión inmediata porque puede explicar los
rlicaüva. factores de la narración según los tres aspectos del azar, de la cau'
rto, Veyne se mue* sa material y de la libertad. "El menor 'hecho' histórico, si es hu-
:rítica y una tópica- mano, implica estos tres elementos' (p. 121). Es afirmar que la
ca no tener una re historia no se explica enteramente ni por encuentros accidenta-
campo histórico es" les, ni por causas económicas, ni por mentalidades, proyectos o
rado, cuanto se err ideas, y no hay regla para ordenar estos tres aspectos. Es otra for-
pueden trazarse en ma de decir que la historia carece de método.
: trazarlos, pertene I-a retrodicción representa una excepción aparente a la tesis que
rnas de concebirlo
7r Véase infra, capíuio 3 de esta misma parte.
286 HISTORIAYNARXACIfi TLECATOSENFAVO

afirma que, en historia, explicar es hacer comprender (pp. 17É agente, sino al t
209). Se trata de una operación inductiva por la que el historb 'voz narrativa",
dor llena una laguna en su narración mediante analogía con uD queridos.
encadenamiento semejante, pero sin falla, en otra serie. Es aH Seguidamentl
donde la explicación parece distinguirse miís claramente de h rias: la historia:
comprensión, en la medida en que la retrodicción pone en juego de los tópicos.
una explicación causal. Ahora bien: parece que ésta intervierr iQué ocurre
precisamente cuando los documentos no facilitan una trama; nc srstituto de un
remontamos entonces, por retrodicción, a una presunta causa (se más bien la vig
dirá, por ejemplo, un régimen fiscal demasiado severo hizo impo gue emplea. Er
pular a Luis XIV). En este caso, procedemos por semejanzas, sin sin concesiones
garantía de que, en una circunstancia particular, no nos traicione tes, pues no ex
la analogía. Es el momento de recordar que la causalidad sublu sólo existen hol
nar es irregular, confusa y sólo eqrrivale a "las más de las veces" y ración no debe
"... salvo excepci6n". f)entro de estos límites estrechos de Io vero mente de que e
símil, la retrodicción compensa las lagunas de nuestros documep cífico. Sencillal
tos. El razonamiento al que más se asemeja la retrodicción es la úene presente i

seriación practicada por los epigrafistas, los filólogos y los icono de los que subr
grafistas. Lo que proporciona al historiador el equivalente de l¡ venir éstos de I
serie es la semejanza garantizada por la estabilidad relativa de las los y así escaPa
costumbres, de las convenciones, de los tipos, de una civilización en historia son
o de una época a otra. Ella permite saber, de un modo general, a de denominaci
qué atenerse con respecto a la gente de una época concreta. ción, a casos ¿u
Por lo tanto, la retrodicción no hace surgir condiciones del co- ñosa y abusiva¡
nocimiento sublunar. No tiene nada en común con una ley de a los concePtor
subsunción. Está más próxima de la explicación causal de Dray y imprecisos. La
de Mandelbaum (volveremos sobre ella en el capítulo siguiente): cuando la hist,
"La explicación histórica no es nomológica, es causal" (p. 201). comparatismo. \
f)espués de todo, eso dice Aristóteles de la trama: hace que "uno parar la servidr
por causa de otro" prevalezca sobre "uno después de otro". no hace descul
Sin embargo, podemos preguntarnos si la explicación causal y rcria más exPl
la comprensión por medio de la trama coinciden siempre. Este culares: "éQué
punto no se discute con seriedad. Cuando la acción desarrolla hay dos forma
efectos no intencionales -situación normal para el historiador, Nos queda
como explican Danto y Lübbe con argumentos diferentes-, pare crítia y una tr
ce que la explicación muestra el fracaso de la trama. El autor pa- da, como hace
rece estar de acuerdo con esto: "Este intervalo entre ia intención comunes", em
y el efecto es el lugar que reJervamos a la ciencia cuando escribi. munes -como
mos la historia y cuando la hacemos" (p. 208). euizl se puede piadas de las t
contestar que la intriga, al no coincidir con la perspectiva de un te ante una a
HISTORIAYNARRACIÓS AI.EGATOS EN FAVOR DE IA NARRACIÓN 287

comprender (pp. 176 agente, sino al expresar "el punto de vista" del que la narra -la
por la que el histori+ "voz narrabiva", si se quiere-, no ignora nada de los efectos no
iiante analogía con un queridos.
en otra serie. Es ahí Seguidamente debemos hacerjusticia a dos tesis complementa-
más claramente de h rias: la historia no tiene método, pero sí una crítica y una teoría
dicción pone enjuego de los tópicos.
:e que ésta interviene iQué ocurre con la rítica? No constituye el equivalente o el
rcilitan una trama; n6 sustituto de un método. Como indica su nombre -kantiano-, es
rna presunta causa (se más bien la vigilancia del historiador respecto de los conceptos
iado severo hizo impo que emplea. En este sentido, P. Veyne profesa un nominalismo
os por semejanzas, sin sin concesiones: "Las abstracciones no pueden ser causas eñcien-
3ular, no nos traicione tes, pues no existen... Tampoco existen fuerzas de producción;
¡e la causalidad sublu sólo existen hombres que producen" (p. 138). Esta brusca decla-
las más de las veces'r ración no debe -creo- separarse de la tesis enunciada anterior-
s estrechos de lo vero mente de que el historiador no conoce lo individual, sino lo espe-
de nuestros documep cífico. Sencillamente, lo genérico no es lo específico. El arrtor
a la retrodicción es l¡ tiene presente algo parecido a los "tipos ideales" de Max Weber,
r filólogos y los icono de los que subraya su carácter heurístico y no explicativo. Al pro-
rr el equivalente de la venir éstos de la heurística, el historiador no ha podido reajustar-
rbilidad relativa de las los y así escapar a los contrasentidos que suscitan. Los conceptos
os, de una civilización en historia son más bien representaciones compuestas, extraídas
le un modo general, a de denominaciones anteriores y extendidas, a modo de explora-
. época concreta. ción, a casos análogos; pero la continuidad que sugieren es enga-
¡ir condiciones del co ñosa y abusivas las genealogías. Este régimen pertenece más bie'r
)mún con una ley de a los conceptos sublunares, pelpetuamente falsos por ser siempl'e
rción causal de Dray r imprecisos. La vigilancia debe ser, en este aspecto, muy seve:'a
el capítulo siguiente! cuando la historia se adentra, como debe ser, en el camino d,:l
4 es causal" (p. 201! comparatisrno. Marc Bloch tenía razón, en La société féodale, al con¡
trama: hace que "uno parar la servidumbre en Europa y enJapón. Pero la comparación
:spués de otro". no hace descubrir una realidad más general ni da lugar a una his-
la explicación causal Y toria más explicativa. Sólo la heurística remite a las tramas parti-
inciden siempre. Este culares: "iQué otra cosa hacemos que comprender tramas? No
c la acción desarrolla hay dos formas de comprender" (p. 157).
ü para el historiador, Nos queda la tópica. I¡ historia no tiene método, pero sí una
rtos diferentes-, pare crítie. y una teoría de los tópicos (p.267). L,a palabra está toma-
la trama. El autor pa da, como hace Vico, de la teoría aristotélica de los topoi o "lugares
alo entre ia intención comunes", emparentada a su vez con la retórica. Estos lugares co.
:iencia cuando escritir munes -como se sabe- constituyen la reserva de preguntas apro-
208). Quizá se puede piadas de las que debe servirse un orador para hablar eficazmen-
r la perspectiva de un te ante una asamblea o un tribunal. iPara qué puede servir la
HISToRIAYNARRACIÓN FCATOS E¡J FAVORDE
^T

teoría de los tópicos en historia? Sóro tiene una función: ,,ra pro fin, reagrupe en ser
longación del cuestionario" (pp. 253ss.), y la prolongación del otras palabras: el libr
cuestionario es el único proceso de que .r ."p"i la hist-oria. pero hasta dónde puede r
icómo puede hacerse esto sino mediante el énriquecimiento pa- ser discriminante. E
ral.elo de los tienen una teoía "¡
,conceptos? Es, pues, necesario compensar el noini_
nalismo, tan fuertemente asociado a la teoría de ü comprensión, gua inglesa han pod
1q{ian-te una apología del progreso conceprual gracias al cual la de las veces, simples
visión del historiador moderno es más ricá que Ia de un Tucídi- dica. La teoría narr
des. Es cierto que veyne no se contradice formalmente en cuanto !a historia deja de x
que asigna la teoría histórica de ros tópicos a la heurística (por ro radica en haber con
tanto, al arte de interrogar), no a la explicación, si entenáemos la historia es sólo co
por ésta el arte de responder a las preguntas. pero, isigue estando
la teoría de los tópicos contenida ln ia heurística? iño invade er
campo de la explicación? En el caso más frecuente hoy de la his-
toria no episódica, digamos de la historia .,estructur"t"
ip. 262),la
teoría de los tópicos es Ia que permite ar historiadot ¿istarr.iárs.
de la ópdca de sus fuentes y conceptualizar los acontecimientos
de modo distinto del que lo hubieran hecho los agentes históri-
c-os o sus contemporáneos y, asi racionalizar la lectura
del pasa_
do. Por lo demás, Veyne lo dice muy bien: ,,Esta raciona]üzáción
se traduce por medio de una conceptualización del mundo
üvido
-"It"nr" la prolongación de la teoiía de los tópicos,' (p. 26g).
. Veyne nos pide que aceptemos juntas dos tésis a piimera vista
inconexas: que en historia sólo hay que comprend,ei tramas
y que
la prolongación del cuestionario equivare a una progr esiu^
ánirp
tun'lizacün. Es cierto que el contraste entre las dbs ñsis .,
fuerte si interpretamos correctamente ambas aserciones. por -.rrá,
una
parte, hay que admitir que la noción de trama no est¡í vinculada
a
la historia episódica, que hay trama igualmente en la historia
es-
tructural; así ensanchada, la comp..rriiór, de la trama no sólo no
contradice, sino que exige el progreso en la conceptualización.
Por otra parte, hay que admitii q,ré ta conceptuali r^iiónno
auto-
riza ninguna confusión entre el conocimiento sublunar y .rrr"
ciencia en el sentido fuerte der término. En este sentido, ra
ieoría
de los tópicos sigue siendo una heurística y no cambia el
carácter
fundamental de la comprensión, que sigue siendo comprensión
de tramas.
Para ser totalmente convincente, paul Veyne debería
explicar
cómo la historia puede seguir siendo una narración cuandá
deja
de ser episódica, ya se haga estructural o comparativa, o que,
Jn
HISTORTAYNARR{CIÓ\ AI.EGATOS EIV FAVOR DE I,C. NARRACIÓN 289

üo tiene una función: "la pro fin, reagrupe en serie items tomad.os del continuum temporal. En
53ss.), y la prolongación del otras palabras: el libro de Paul Veyne plantea la cuestión de saber
que es capazla historia. Pero hasta dónde puede extenderse la noción de trama sin que deje de
diante el enriquecimiento p+ ser discriminante. Esta cuestión se dirige hoy a todos los que sos-
recesario compensar el nomi- tienen una teoría "narrativista" de la historia. Los autores de len-
a la teoría de la comprensión- gua inglesa han podido eludirla porque sus ejemplos son, las más
o conceptual gracias aI cual l: de las veces, simples y no sobrepasan el plano de la historia episó
más rica que la de un Tucídr dica. La teoría narrativista es puesta a prueba realmente cuando
radice formalmente en cuanra la historia deja de ser episódica.Lafuerza del libro de Paul Veyne
tópicos a la heurística (por lc radica en haber conducido hasta este punto crítico la idea de que
la explicación, si entendemos la historia es sólo construcción y comprensión de tramas.
,reguntas. Pero, isigue estand,:
:n la heurística? iNo invade e-
o más frecuente hoy de la hi-'
istoria "estructural" (p. 263). la
nite al historiador distanciarsr
eptualizar los acontecimiento:
:ran hecho los agentes histórr
acionalizar la lectura del pa_sa
ruv bien: "Esta racionalizaciót
:ptualización del mundo viridc,
na de los tópicos" (p. 268).
iuntas dos tesis a primera risu:,
que comprender tramas y que
luivale a una progresiva conc¿t-
te entre las dos tésis es *.n*
nte ambas aserciones. Por ur¡¿
n de trama no está vinculada ¿
a igualmente en la historia a-
'ensión de la trama no sólo nc,
geso en la conceptualizaciín
: la conceptualización no autG
:onocimiento sublunar y urta
nino. En este sentido, la teorL
¡rística y no cambia el carácte¡
1ue sigue siendo comprensió::

:, Paul Veyne debería explicar


Jo una narración cuando deia
.ural o comparativa, o que, en

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