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EL BIEN JURIDICO TUTELADO,

OBSERVADO DESDE UN PUNTO DE


VISTA GLOBAL

Introducción:

Es en el marco de la globalización, a que se dirigen todas éstas acciones de


reforma de nuestro sistema de justicia penal, claramente encaminadas a
incursionar en los nuevos estándares universales de procuración y administración
de justicia, distinguidos por un respeto irrestricto a los derechos humanos, con que
se caracterizan los sistemas garantistas del mundo moderno, hacen necesario que
en nuestro país, se tomen medidas para incursionar a pasos firmes, hacia nuevas
y vanguardistas formas de procuración de justicia donde resulta de primordial
importancia la actualización en aras de una más amplia y vanguardista
comprensión de los conceptos, que garanticen la armonía y la estabilidad social en
el estado de derecho.

Y un tema de vanguardia y particular interés dentro del estudio de la ley penal lo


constituye su esencia manifiesta en el concepto de bien Jurídico tutelado como
límite de la facultad del Estado para perseguir y castigar el delito, en el marco del
nuevo sistema acusatorio adversarial, donde se logre agilizar y transparentar la
procuración de justicia en nuestro país.

Antecedentes:

Como parte de los temas analizados a lo largo del curso, resultó de singular
importancia y particular interés, el tema del bien jurídico tutelado, límite y razón de
ser de Ius Puniendi y tiene su fundamento en la Constitución Política, que
establece:

Art. 14.- Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades,
posesiones o derechos…

Art. 16.- Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o
posesiones…

En estos textos se reconocen ciertos valores supremos, considerados


fundamentales para la sociedad y que se protegen al elevarlos a rango
constitucional.
Definición bien jurídico:

Para comenzar con este ensayo sobre el bien jurídico, vamos primero a definirlo
para entrar en contexto; el bien jurídico pertenece al conjunto de las categorías
más recurrentemente empleadas por la doctrina penal de la parte especial. Con el
concepto de bien jurídico se refiere la doctrina al objeto de protección, que no
debe confundirse con el objeto material del delito. Así, en el hurto, el objeto viene
dado por la cosa sustraída, mientras que el bien jurídico por el patrimonio. El bien
jurídico es aquella realidad valorada socialmente por su vinculación con la persona
y su desarrollo. Vida, salud, integridad, libertad, indemnidad, patrimonio… son
bienes jurídicos. pero también lo son la administración pública, entendida como
conjunto de circunstancias de funcionamiento de la administración que posibilitan
el desarrollo de las personas; también la administración de justicia, el medio
ambiente, la salud pública… se trata de bienes supraindividuales, que también son
objeto de protección por el derecho penal. el derecho penal de la actualidad
protege bienes jurídicos personalísimos, pero también el patrimonio y algunos
bienes supraindividuales, entre los que se incluyen los llamados "intereses
difusos", como el medio ambiente, la salud pública…, realidades valoradas
socialmente que afectan a diversas personas sin hallarse encarnadas en objetos
materialmente tangibles.

El concepto de bien jurídico cumple una función instrumental, en cuanto permite


clasificar los diversos delitos en torno a sus respectivos bienes jurídicos. Se habla
así de una función sistemática. Cumple también una función interpretativa, en
cuanto permite interpretar los diversos preceptos a la luz y desde el prisma del
bien jurídico que vienen a tutelar. Por tanto, es clave poder identificar cuál es el
bien protegido en cada delito; para ello, resultaría inidóneo afirmar que es aquel
que la ley dice se protege (así, por ejemplo, en los delitos contra la administración
pública, el bien jurídico protegido es la administración pública), porque se trata de
una tautología. Lo relevante es poder definir qué se entiende por tal bien jurídico.
Cuando recurrimos al canon teleológico de interpretación, solemos emplear el bien
jurídico como elemento para dar contenido a los términos gramaticales de cada
delito.

El concepto político criminal del bien jurídico trata de distinguir el bien jurídico de
los valores morales, o sea trata de plasmar la escisión entre moral y derecho, que
si bien a veces pueden coincidir en determinados aspectos, no deben ser
confundidas en ningún caso. Esta concepción del bien jurídico es obviamente fruto
de un estado social y democrático de derecho, y dada su vertiente social, requiere
una ulterior concreción de la esfera de actuación del derecho penal a la hora de
tutelar intereses difusos. el origen del bien jurídico está por tanto, en la pretensión
de elaborar un concepto del delito previo al que forma el legislador, que condicione
sus decisiones, pretensión característica de una concepción liberal del estado, que
concibe este como un instrumento que el individuo crea para preservar los bienes
que la colectividad en su conjunto crea de suma conveniencia proteger.
El bien jurídico cumple además una tercera función, la político-criminal, que
significa que sirve para establecer límites a la acción del legislador cuando define
conductas como delitos. Un derecho penal garantista es aquel que ofrece límites y
barreras a un uso desmedido del ius puniendi, en cuanto no sometido al ius
poenale. el bien jurídico ofrece un límite en cuanto no es posible crear
legislativamente delitos carentes de bien jurídico, en cuanto no pueden elevarse a
la categoría de delito conductas que solamente atentan contra intereses políticos,
ideologías…, y no contra realidades valoradas socialmente.

El bien jurídico ha sido y será la valoración que se haga de las conductas


necesarias para una vida pacífica, recogidas por el legislador en un determinado
momento histórico–social; es la razón de que a nuestro entender el bien jurídico
en esencia no desaparece, solo cambia en cuanto al ámbito de protección que lo
sujeta, el desarrollo de esta institución jurídica pasa por momentos totalmente
distintos ya que los mismos son producto de las necesidades propias del
desarrollo de la sociedad, hay que tener en claro que estos no se originan al crear
una norma, su existir es previo a la misma; esto es, en un primer momento, el
primer paso para la protección de un bien de suma importancia para el conjunto
social, la selección de estas necesidades valoradas socialmente y luego
positivizadas sea en las páginas de una constitución o de algún convenio
internacional, será el segundo paso de nuestra construcción, para una vez
terminado la nueva categoría de bienes a protegerse, determinar cuáles son
verdaderamente materia de protección penal. Los bienes jurídicos expresan
necesidades básicas de la persona y los procesos de relación social, de
instituciones, sistemas y de su participación.

El bien jurídico se justifica como categoría límite al poder punitivo del estado, un
obstáculo capaz de impedir arbitrariedades, distorsiones o confusiones en la
elaboración de la estructura penal; las funciones de garantía son inherentes al
bien jurídico penal y se vincula a la relación individuo estado. Bajo el mecanismo
de garantía resulta posible denunciar todos los elementos que amenacen o
avasallen a la persona en su relación con el estado. Las funciones de
interpretación de la norma penal, conducirá siempre al bien jurídico, en cuya sede
se pueden establecer criterios esclarecedores o correctivos de los alcances de la
protección a fin de evitar distorsiones en la comprensión del contenido de los
bienes jurídicos en concreto.

Resulta importante la definición de los elementos fundamentadores del bien


jurídico penal. Por regla general, no todo es considerado “bien jurídico penal” y por
el contrario, sólo algunos comportamientos pasarán a ser calificados como tales
en virtud del ius necessitatis, que se conecta con el principio de reserva de la ley
penal.

Definición de bien jurídico tutelado:

Ya sabiendo lo que es un bien jurídico, podemos entrar a hablar lo que es un bien


jurídico tutelado; el bien jurídico es la elevación a la categoría del bien tutelado o
protegido por el derecho, mediante una sanción para cualquier conducta que
lesione o amenace con lesionar este bien protegido, de esta reflexión se puede
decir que el bien jurídico obtiene este carácter con la vigencia de una norma que lo
contenga en su ámbito de protección, mas si esta norma no existiera o caduca,
éste no deja de existir pero si de tener el carácter de jurídico. esta característica
proteccionista que brinda la normatividad para con los bienes jurídicos, se hace
notar con mayor incidencia en el derecho penal, ya que es en esta rama del
derecho en que la norma se orienta directamente a la supresión de cualquier acto
contrario a mantener la protección del bien jurídico, por ejemplo el delito de
espionaje informático busca sancionar los actos que difunden en forma irregular la
información privilegiada industrial o comercial a través de medios electrónicos. En
la actualidad la conceptualización del bien jurídico, no ha variado en su aspecto
sustancial de valoración de bien a una categoría superior, la de bien tutelado por
la ley, en cuanto a ciertos criterios como el origen, o como el área del derecho que
deba contenerlos. El derecho penal tiene su razón de ser en un estado social
porque es el sistema que garantiza la protección de la sociedad a través de la
tutela de sus bienes jurídicos en su calidad de intereses muy importantes para el
sistema social y por ello protegibles por el derecho penal. pero no hay que olvidar
que existen bienes jurídicos que no son amparados por el derecho penal por ser
intereses sólo morales y por ello sabemos que no todos los bienes jurídicos son
bienes jurídico-penales y debemos distinguirlos.

Evolución histórica del bien jurídico tutelado:

La sistematización del bien jurídico nace con el firme propósito de conformar uno
de los principios jurídico-penales de carácter general, caracterizado en las
exposiciones doctrinales del siglo xviii, limitándose ordinariamente a aportar
fundamentos filosófico-normativos para una elaboración científica
cronológicamente posterior, empero esto no provocó el desarrollo en rigor de una
construcción técnico-jurídica, a la que se llegó ulteriormente. así pues, no es hasta
hace relativamente poco tiempo que al significado del bien jurídico no se le
atribuye una función de límite al legislador, puesto que más bien juega el papel
de ratio legis, del objeto de protección elegido por la ley.

La función que el bien jurídico en un inicio desempeñaba se centró en el ámbito de


la interpretación legal y de la ordenación sistemática. Se afirma que el concepto de
bien jurídico no nació con el propósito de trazar una frontera al ius puniendi del
estado, sino que más bien fue introducido por birnbaum en el ámbito de los delitos
contra la religión y las buenas costumbres, en contra de los postulados liberales.
Por tanto, podemos afirmar que no es hasta la etapa del positivismo jurídico que la
concepción de bien jurídico nace como límite de lege lata. Esta concepción

Surge principalmente de la crítica formulada por la escuela histórica y el


positivismo jurídico al derecho natural en el que se basaba la ideología de la
ilustración, cuya concepción del delito como lesión de un derecho subjetivo,
dejaba de lado la intención limitadora del derecho penal de la época, que exigía
como presupuesto del ejercicio del ius puniendi de la dañosidad social del hecho a
castigar.

La concepción ex post del bien jurídico no ofrecía un límite al legislador. Ni


siquiera la construcción de binding, que constituiría la base de una de las
constantes doctrinales hasta la actualidad, y pretendía ofrecer un límite, ya que
éste concebía al bien jurídico como «todo aquello en cuyo mantenimiento e
inalterado e incólume el derecho positivo -desde su propia perspectiva valorativa
tiene un interés. Ordenamiento provee a la protección de tal interés precisamente
mediante el otorgamiento de garantías (a través de los singulares preceptos
legales) al bien jurídico respectivo, frente a la lesión o puesta en peligro no
deseadas del mismo. Los concretos objetos de tutela de las normas constituyen el
capital de bienes del ordenamiento jurídico».

Sin embargo, contrario a la pretensión de binding, von liszt trató de dotar al


concepto de bien jurídico de un contenido material que tuviese como límite
máximo de lo punible. Lo anterior según su concepción se podría lograr si se
traslada el bien jurídico a un momento previo al derecho positivo, concretamente al
de la realidad social, ya que precisamente era ésta, y no el legislador, la que
decidía qué objetos merecen

Protección penal. En concreto von liszt, señalaba que «todos los bienes jurídicos
son intereses vitales del individuo o de la comunidad. El orden jurídico no crea el
interés, lo crea la vida; pero la protección del derecho eleva el interés vital a bien
jurídico. La libertad personal, la inviolabilidad del domicilio, el secreto de la
correspondencia eran intereses vitales, como los derechos de autor e inventor,
mucho antes de llegar a estar garantizados por la constitución contra las
intromisiones arbitrarias del poder del estado, o por las leyes penales, contra las
violaciones procedentes de los individuos. La necesidad crea la defensa y con el
cambio de los intereses varía el número y la especie de los bienes jurídicos».

Sin embargo, la definición de von liszt respecto al bien jurídico no dota de un


concreto contenido al concepto de interés de la vida, o condición de la vida o
interés jurídicamente protegido, por tanto a la pregunta de qué intereses deben ser
protegidos por el derecho penal quedó sin una precisa respuesta. La formulación
de von liszt ocupa un lugar significativo en el proceso histórico-dogmático del
concepto de bien jurídico en el derecho penal. No obstante, se deduce que de
dicho concepto se advierte, con claridad, que junto al sentido fragmentario de su
configuración del momento de referencia existen concretas imprecisiones e
inexactitudes de carácter técnico.

Es necesario señalar que las dos concepciones del bien jurídico aludidas (binding
y von liszt) han servido de base a los conceptos surgidos hasta entonces. En este
sentido, la concepción «bindingniana» sirvió de base para autores como welzel y
helmut Mayer, quienes en términos generales identifican el bien jurídico con el
concreto objeto del mundo empírico lesionado o puesto en peligro por el delito, no
obstante, con ciertos matices cada uno de ellos, puesto que las formulaciones
tanto de welzel como de Helmut Mayer no pretenden ofrecer un concepto

Material de bien jurídico que sentase un límite al ius puniendi estatal, ya que el
concepto de bien jurídico como objeto empírico concreto resulta incapaz de servir
al mismo. Un objeto empírico no puede, obviamente, limitar al legislador.

Los neokantianos continuaron en gran medida con el planteamiento iniciado por


von liszt, pues éstos trataron de reconducir la realidad fáctica hacia el campo del
derecho positivo, ya que se traspasa el problema al mundo espiritual de los
valores. Consideraban al bien jurídico como un valor de cultura y al delito como
una infracción de los valores culturales. No obstante, a juicio de amelung, el
neokantismo equivocó el terreno en que situó la problemática del bien jurídico, ya
que su ámbito no es el mundo espiritual-subjetivo de los valores, sino el social-
objetivo, ámbito específico del derecho, pues si bien el derecho penal de las
ciencias del espíritu podía en cierta forma haber explicado el delito
como contrariedad a la cultura, no así lo podía explicar cómo perturbación de la
vida social.

La actitud de la ciencia penal respecto al bien jurídico frente al sistema impuesto


por el régimen nacionalsocialista se desarrolló en base a un esquema de delito
propio de un derecho penal de autor, el cual propone como núcleo esencial del
hecho punible, no la realización típica en contra de determinados bienes y valores,
sino el desvalor jurídico referido al espíritu reprobable del sujeto. Bajo esta
sistemática el comportamiento típico quedará subordinado al momento anímico de
oposición psicológica de la voluntad del autor a un concreto deber jurídico
consignado en la descripción típica. En la antijuricidad se restringe el momento
sustantivo delimitador, al establecerse un valor genérico a la esencia del injusto
típico en la infracción del específico deber, derivado del aspecto determinativo de
conductas de las normas jurídicas.

Bajo la perspectiva del nacionalsocialismo aplicada al derecho penal, se toma


como punto de partida que el interés del legislador para proteger ciertos bienes
jurídicos no se puede apreciar en términos absolutos de manera independiente, ya
que la protección de bienes jurídicos viene limitada o completada por la relevancia
de diversos intereses, los cuales deben de ser tomados en consideración en base
al examen del contenido de los singulares tipos penales, y de las respectivas
características de los mismos.

Frente a la posición del bien jurídico desarrollado por la escuela de Kiel, se tratan
de establecer parámetros para dotar de contenido material al concepto de bien
jurídico; de tal manera que se puede afirmar que en la actualidad el concepto de
bien jurídico se establece bajo el límite del ejercicio del ius puniendi. Sin embargo,
en cuanto a la dotación del contenido material, han sido diversas las posturas que
se han pronunciado al respecto. Mientras que rudolphi, parte de una aproximación
constitucional y efectúa una segunda valoración mediante la idea de que
únicamente podrán protegerse los bienes que constituyan «condiciones para la
vida en común en nuestra sociedad de hombres libres, delimitadas respecto de las
representaciones meramente morales cuya inobservancia no produce efectos
dañosos en la realidad social»

Los bienes jurídicos se integran por intereses o valores que pueden ser:
individuales, sociales, del Estado y de personas morales.

Individuales: plasmados en los delitos contra la vida y la integridad de las


personas, delitos sexuales, privación ilegal de la libertad, entre otros.

Sociales: Delitos contra la salud, la moral pública, en materia de inhumaciones y


exhumaciones, etc.

Contra los interés del Estado; La traición a la Patria, terrorismo, contra la


seguridad pública, etc.

Los intereses morales, al ser la persona moral una creación jurídica para proteger
los intereses de individuos en actividades socioeconómicas de conjunto, no son
otra cosa que extensiones de los intereses personales, así los delitos
patrimoniales pueden afectar intereses individuales, del Estado y de personas
morales.

Como ya lo comentamos protegen los intereses o valores más altos de la


sociedad. Y alcanzan el carácter de jurídicos cuando son reconocidos por el
Estado al plasmarlos en la ley.

Como ejemplo de estos valores supremos tenemos: la vida, la libertad, la familia,


la salud, la integridad física, el libre desarrollo de las personas, el patrimonio, la
honestidad, etc.

Los criterios de agrupación en los ordenamientos penales difieren, algunos


comienzan por los delitos que atentan contra las personas físicas, contra el Estado
y contra intereses de la sociedad, en base al sujeto activo o pasivo, en base a las
conductas, etc.

Definición de bienes jurídicos tutelados por autores importantes:

Birnbaum: (mediados del S. XIX), Se refiere a los bienes que son efectivamente
protegidos por el Derecho.

Von Liszt: Nace del interés por la vida existente antes del Derecho y surgido de
las relaciones sociales. El interés social no se convierte en bien jurídico hasta que
no es protegido por el Derecho.

Karl Binding: Son una creación exclusiva del legislador, quien actúa sin otra
limitación que su propia consideración y la que impone la lógica.
Günther Jakob: Un bien es una situación o hecho valorado positivamente, “Todo
lo que a los ojos de la ley, en tanto que condición de la vida sana de la comunidad
jurídica, es valioso para esta”.

Osorio y Nieto: En un concepto amplio es todo aquello que representa un valor


para las personas.

INEGI: Los bienes jurídicos son intereses humanos que requieren protección y
constituyen un límite y una garantía dentro del derecho penal. El bien jurídico no
es un concepto puramente legal de protección de derechos subjetivos que crea el
legislador y lo plasma en la norma, sino un concepto material, un interés del
individuo y de la comunidad; es la protección del derecho lo que eleva este interés
a la categoría de bien jurídico.

El concepto político criminal de bien jurídico: trata de distinguir el bien jurídico


de los valores morales, o sea trata de plasmar la diferencia entre Moral y Derecho,
que si bien a veces pueden coincidir en determinados aspectos, no deben ser
confundidas en ningún caso.

Funciones:

Para pronunciarnos acerca de las funciones que el bien jurídico ha de cumplir,


debemos partir de que el Derecho penal de un estado democrático es fruto de
contradicciones dialécticas entre la imposición de unas pautas de conducta y el
reconocimiento de la libertad e individualidad del sujeto ciudadano frente al
Estado. Existe una dialéctica continua en la génesis del Derecho penal cuya
justificación interna a modo de savia viene dada por la propia sociedad, en
ocasiones, al margen del legislador. Por ello, la sociedad es crítica con el Derecho
penal y exige al detentador del poder de crear leyes penales la justificación y
"explicación de las razones" de su intervención, lo que se articula dogmáticamente
en torno al expediente del bien jurídico.

Sólo cuando la intervención penal responde a lo que la mayoría de la sociedad


estima como una "causa justa" (bien jurídico) se autorizará y respetará su
intervención en un Estado democrático que funcione. El bien jurídico funcionará,
por tanto, como elemento vivificador del concepto de delito que legitima, justifica y
explica la concreta intervención penal. Sin desdeñar la importancia de las
aportaciones efectuadas por las teorías sociológicas, para determinar el contenido
del bien jurídico ha de partirse de una consideración personalista de éste, en el
sentido de que "los bienes jurídicos son intereses humanos que requieren
protección penal. Esto indica, ante todo, que la protección de las instituciones sólo
puede llegar hasta el punto en que es condición de la posibilidad de protección de
la persona".
En este sentido se podría decir que el contenido del bien jurídico, en nuestro
sistema democrático, puede ser descrito por las teorías sociológicas, mientras que
su fundamento teleológico viene mejor delimitado por las teorías personalistas.
Pero este vago concepto de "interés humano" en qué consiste el bien jurídico
debe ser entendido como abstracción del valor o interés que, entre los
concurrentes, debe obtener protección preferente en el ámbito penal en caso
de conflicto social. Esta concepción pretende dotar al bien jurídico de contenido
material y hacerlo practicable para su aplicación dogmática como elemento típico.
Bienes jurídicos individuales y colectivos ya no constituyen dos categorías
independientes, sino distintas soluciones jurídicas a distintas situaciones sociales,
con una única finalidad, una misma justificación e idénticos criterios de aplicación.
La creación de bienes jurídicos supraindividuales supone anticipar la intervención
penal a momentos previos a la lesión de bienes jurídicos de naturaleza individual.
Pero no todos los bienes jurídicos supraindividuales sitúan la barrera de protección
en el mismo momento, sino que existen bienes jurídicos que realizan una
protección más adelantada que otros. O sea proteger el bien jurídico vida es
irrescindible proteger otros bienes de forma adelantada como son la integridad
corporal, la salud, hasta medio ambiente etc., Desde este punto de vista se
podrían distinguir dos posibles criterios para la construcción de bienes jurídicos
supraindividuales o colectivos:
1.- En atención al grado de adelantamiento de la barrera de protección desde el
punto de vista del bien jurídico básico, el legislador puede construir un sistema
escalonado de bienes jurídicos, siguiendo un proceso de adelantamiento y
abstracción a partir de un bien jurídico de carácter estrictamente individual.
2.- En atención a la sectorialización de la protección. En base a este criterio
surgen bienes jurídicos instrumentales para un determinado sector o ámbito
de riesgos en el que el bien jurídico básico puede ser puesto específicamente en
peligro por ejemplo, seguridad del tráfico, seguridad en el trabajo, etc. Esta técnica
puede conducir a grados de abstracción y alejamiento del bien jurídico básico tales
que, en ocasiones por la redacción final de la norma secundaria, surja la duda
acerca de la concurrencia o no de un bien jurídico de contenido material. Los
bienes jurídicos de carácter macrosocial o supraindividual serían una fórmula de
protección adelantada, pero no la única.
La otra vía utilizada por el legislador para adelantar las barreras de protección
penal a momentos previos a la lesión es la construcción de tipos de peligro, ya
sean delitos de peligro concreto o delitos de peligro abstracto de contenido
material (delitos de peligro hipotético o de idoneidad peligrosa). De
la coordinación de ambos criterios surgen nuevos bienes jurídicos de carácter
supraindividual cada vez más alejados del bien jurídico básico, del que tendrían
carácter subsidiario o secundario, pero con respecto al cual actuarían como
auténticos bienes jurídicos en el ámbito del delito y de la Teoría General del delito
cumpliendo, de forma independiente y autónoma, las funciones que le son propias.
La fundamentación de la antijuridicidad material en el bien jurídico implica la
ubicación de esta categoría del concepto de delito, momento en el que
teóricamente debería cumplir las funciones que tradicionalmente le asigna la
doctrina. Entre otras al margen de la función legitimante y limitadora del ius
puniendi ya analizadas- destacan una función orientadora de la interpretación y
una función limitadora de la tipicidad.
Ahora bien, en la práctica, ambas funciones se materializan en el estadio de la
tipicidad, pues la antijuridicidad -en el momento de la calificación de la conducta
como delito- queda reducida a la constatación de la ausencia de causas de
justificación. Por otro lado, la función limitadora de la tipicidad que se atribuye al
bien jurídico está fundamentada en la función orientadora de la interpretación por
lo que difícilmente se le puede dotar de contenido autónomo independiente de su
función de orientación en la interpretación. En cualquier caso, tanto la función de
interpretación como la de limitación de la tipicidad se desarrollan en la tipicidad,
por lo que, de hecho, la calificación de una conducta como antijurídica realizada
por los tribunales sigue siendo meramente formal contradicción formal a la norma.
Surge así otra quiebra en la práctica acerca de la operatividad del bien jurídico tal
y como mayoritariamente es configurado por nuestra doctrina.
Por todo ello, la pretensión de mantener la operatividad del bien jurídico pasa,
primero, por admitir su carácter de límite interno y, por tanto, inseguro, impreciso,
secundario y poco efectivo para limitar el ius puniendi y, segundo, por una revisión
de las funciones reales que cumple el bien jurídico. Ello no quiere decir, sin
embargo, que el bien jurídico haya de desaparecer del concepto del delito, pero sí
que las funciones que le toca desempeñar serán bastante más modestas aunque,
probablemente, más efectivas de las que hasta ahora se venían pregonando.
Fundamentos:
Los bienes jurídicos que tutela el derecho penal son los más necesitados de
protección por el valor que representa el objeto de tutela como son la vida, la
libertad, el patrimonio, la seguridad, la salud entre otros.
El motor que produce la necesidad de crear y actualizar el derecho es la justicia.
Siempre se ha reconocido que el fin del derecho es la justicia a partir de esta
afirmación es que el tema cobra relevancia.
La intervención del derecho penal se justifica como protección de bienes jurídicos.
En este sentido, los bienes jurídicos expresan necesidades básicas de la persona
y los procesos de relación social, de instituciones, sistemas y de su participación.
El bien jurídico se justifica como categoría límite al poder punitivo del Estado, un
obstáculo capaz de impedir arbitrariedades, distorsiones o confusiones en la
elaboración de la estructura penal; las funciones de garantía son inherentes al
bien jurídico penal y se vincula a la relación individuo-Estado. Bajo el mecanismo
de garantía resulta posible denunciar todos los elementos que amenacen o
avasallen a la persona en su relación con el estado. Las funciones de
interpretación de la norma penal, conducirá siempre al bien jurídico, en cuya sede
se pueden establecer criterios esclarecedores o correctivos de los alcances de la
protección a fin de evitar distorsiones en la comprensión del contenido de bienes
jurídicos en concreto.
Bienes jurídicos tutelados en el código penal
De manera general se describen las penas como resultado de acciones u
omisiones, enunciando las sanciones a que se hacen acreedores los sujetos
activos y la hipótesis jurídica de la conducta que se sanciona, por ejemplo en el
Código Penal Federal se establece:

Artículo 124.- Se aplicará la pena de prisión de cinco a veinte años y multa hasta
de veinticinco mil pesos, al mexicano que:

I.- Sin cumplir las disposiciones constitucionales, celebre o ejecute tratados o


pactos de alianza ofensiva con algún Estado,…

Artículo 130.- Se aplicará la pena de seis meses a ocho años de prisión y multa
hasta de diez mil pesos, a los que en forma tumultuaria sin uso de armas, resistan
o ataquen a la autoridad para impedir el libre ejercicio de sus funciones…

Artículo 225.- Son delitos contra la administración de justicia, cometidos por


servidores públicos los siguientes:

I.- Conocer de negocios para los cuales tengan impedimento legal o abstenerse de
conocer de los que les corresponda, sin tener impedimento legal para ello;

Artículo 282.- Se aplicará sanción de tres días a un año de prisión o de 180 a 360
días multa:

I.- Al que de cualquier modo amenace a otro con causarle un mal en su persona,
en sus bienes, en su honor o en sus derechos, o en la persona, honor, bienes o
derechos de alguien con quien esté ligado con algún vínculo.

Conclusión:
Por nuestra parte, podemos señalar que, la protección penal de bienes obedece a
la necesidad de garantizar, socialmente (significancia social), los derechos
esenciales del hombre y, en el ámbito de lo personal (significancia personal), los
que le son inherentes, así como, aquellos que va adquiriendo en el ámbito de lo
material (propiedad, posesión), de su situación civil (el derecho a
una familia integrada) de su cultura y costumbres.
El bien jurídico se justifica como categoría límite al poder punitivo del Estado, un
obstáculo capaz de impedir arbitrariedades, distorsiones o confusiones en la
elaboración de la estructura penal; las funciones de garantía son inherentes al
bien jurídico penal y se vincula a la relación individuo-Estado.
El objeto del bien jurídico encuentra su origen en el interés de la vida, previo al
Derecho, que surge de las reacciones sociales, aunque dicho interés vital no se
convierte en bien jurídico hasta que es protegido por el Derecho, es este el que
decide entre los intereses sociales cuáles deben convertirse en bienes jurídicos a
través del proceso legislativo que lo crea.
El derecho penal protege bienes vitales, coloca al sujeto en medio de esos bienes
concretos y reales bajo la perspectiva que deben servir al desarrollo personal del
individuo. En este sentido el planteamiento no se reduce al reconocimiento sólo de
bienes jurídicos individuales, vida, libertad, honor; si no como ya se dijo
la construcción del bien jurídico bajo ninguna circunstancia debe someter las
posiciones de desarrollo y participación de los individuos, hecho que se podría dar
si por ejemplo se penalizara los matrimonios interraciales.
La Constitución cumple una función programática que incidirá en el derecho penal
y en lo específico en la configuración del bien jurídico.
Bibliografía:

El bien jurídico tutelado de la información y los nuevos verbos rectores en los


delitos electrónicos. *Alexander Díaz García

www.unav.es/penal/crimina/topicos/bienjuridico.html

EL BIEN JURIDICO TUTELADO,


OBSERVADO DESDE UN PUNTO DE
VISTA GLOBAL

Cristian Fabián Mendoza Rueda

Dr. Luis Castillo

UNIVERSIDAD LIBRE, SECCIONAL


BARRANQUILLA- COLOMBIA

FACULTAD DE DERECHO Y
CIENCIAS SOCIALES
2018

Guía:
 Introducción
 Antecedentes
 Definición de bienes jurídicos
 Definición de bienes jurídicos tutelados
 Definición de bienes jurídicos tutelados por autores importantes
 Evolución histórica
 Funciones
 Fundamentos
 Bienes jurídicos tutelados en el código penal
 Conclusión
 bibliografía

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