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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA

INTERCONTINENTAL
SEDE HORQUETA
Facultad de Ciencias Jurídicas

Derecho Romano

Del
Matri
moni
RESPONSABLES:

 Gricelda Rivas

 Martina Benitez

o PROFESOR:

 Oscar Cantero

2018
INTRODUCCIÓN
El objetivo del presente trabajo es el de establecer las relaciones existentes entre
dos regímenes legales matrimoniales que por excelencia han sido considerados como
polos opuestos aún cuando ambos tienen la consigna de dar paso a la formación de una
familia: no importa si hablamos de la legislación civil o religiosa, el matrimonio, como
Portalis y otros lo conciben, coinciden en señalar algunos ítems característicos del
matrimonio, los cuales serán desglosados y analizados con detalle más adelante.

Desde épocas remotas, el matrimonio ha formado parte de la conciencia humana,


ya que como ser social que es, el hombre debió haber formado parte de una familia y
aún como Belluscio lo señala, el origen del matrimonio se vincula con el de la familia,
persistiendo hasta nuestros días la problemática que surge del ignorar como fue
ese proceso histórico – social.
DEL MATRIMONIO

 Matrimonio concepto:

Justiniano define al matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer que
comprende el comercio indivisible de la vida. Siendo esta la situación jurídica de la
convivencia continua lo que definía al matrimonio.

El matrimonio Cum Manu era formal dando lugar al traspaso de los bienes de la
mujer al Pater Familiae de su marido, era utilizado por los Patricios, mientras que el
Sine Manu era informal y el Pater Familiae de la mujer retenía el patrimonio de ella.

 La conventio in manum matrimoni causa

Es la potestad del que el Pater familiae adquiría sobre esposa, las mujeres al
casarse formaban parte de la familia del marido y siendo Alieni Iuris del Pater Familiae
del marido, pasando todos sus bienes a engrosar el patrimonio del la familia del esposo.
Configurándose el matrimonio Cum Manu. El derecho Romano concibió tres formas de
adquisición:

 Confarreatio: mediante una ceremonia religiosa ante el Pontifix

 Coemptio: Compra o transacción comercial de la mujer

 Usus: Poseción ininterrumpida por un año de la mujer, podía interrumpir este


efecto por pasar 3 noches fuera de la casa la mujer. Usupatio Trinoctti.

Durante la época de Justiniano la mujer dejó de pasar los bienes a la familia de


su esposo pero su Pater Familiae entregaba una dote al Pater Familiae de su marido.

 Los Esponsales:

Era el pacto por el cual se prometían matrimonio un hombre y una mujer. Podía
ser hecho a través de representantes o estando ausentes o presentes, si era realizado por
impúberes no podían ser menores de 7 años. No implicaba la obligación de contraer
matrimonio, pero se aplicaban las arras esponsaliciae, era una garantía, si el matrimonio
no se realizó por cause del que entregó las arras este las predio pero en caso contrario a
este se le devolvía el doble del valor entregado en arras. Si extinguían por muerte de
alguno de los dos, por mutuo consentimiento, por voluntad de una de las partes o por
incapacidad de alguna de las partes de contraer matrimonio.

 Requisitos para contraer matrimonio:

 Capacidad civil
 Capacidad física y madurez sexual 14 años los hombre y 12 las mujeres.
 Consentimiento del Pater Familiae del esposo
 Mutuo consentimiento de las partes.

 Impedimentos para realizar el matrimonio:

 Absolutos:

 Poseer un vinculo matrimonial anterior

 Voto de castidad de los religiosos

 Año de luto por presunto embarazo

 Ser impotente, eunuco o Spadón.

 Relativos:

 Ser pariente en línea recta.

 Matrimonio entre plebeyo y patricio, entre ingenuo y liberto.

 Entre judío y cristiano.

 Entre curado o tutor y su tutelado o curado.

 Entre el que ejerce un cargo público en una provincia y una mujer de la


misma provincia.

Ya se ha dicho cómo la familia romana en sentido propio era un complejo de


individuos ligados por un vínculo jurídico constituido por la sujeción a un mismo jefe.
Sin embargo, los romanos conocieron también la sociedad doméstica, esto es, la familia
en nuestro propio sentido, la cual estaba constituida por individuos ligados entre sí por
vínculos de matrimonio y de sangre, y que por la importancia que tuvo sobre el plano
ético acabó por asumir un gran relieve en el campo jurídico.
El instituto que da origen a la familia natural es el matrimonio, el cual no es
posible que lo confundamos con el instituto sustancialmente matrimonial de la
"conventio in manum", que se refiere a la familia romana y que no tenía como fin
jurídico la unión estable entre personas de sexos diversos y la creación de una nueva
familia, sino el ingreso de la mujer en la familia del marido. Naturalmente en la época
arcaica no era concebible otra forma matrimonial que la "conventio in manum" y fue
sólo a continuación de la decadencia de la familia típica romana cuando el matrimonio,
como instituto de derecho natural, asume una figura autónoma.

Característica del matrimonio romano era la falta absoluta de formalidades


(aunque en la práctica podía ir acompañado de fiestas y ceremonias), por lo cual se le
suele adornar con el instituto de la posesión, reconociéndose que, como en este, al
matrimonio le son necesarios dos requisitos: un elemento material constituido por la
convivencia del hombre y de la mujer y un elemento espiritual constituido por la
intención de ser marido y mujer (affectio maritalis) con una sustancial prevalencia del
elemento espiritual sobre el material (Nuptias non concubitus, sed consensus facit).

En el derecho romano el matrimonio era rígidamente monogámico y de él nos da


el jurisconsulto Modestino una definición bien elevada que ha podido, aún, adaptarse a
la concepción cristiana (hasta el punto de haber sido considerada sospechosa por
los compiladores justinianeos): «Nuptiae sunt comunctio maria et feminae, consortium
omnis vitae, divini et humani inris communicatio".

Del concepto arriba expuesto se denota cómo a diferencia del matrimonio-


contrato, en el cual tiene especial significación la voluntad inicial, en el matrimonio
romano era esencial la existencia de un consentimiento "duradero" y "continuo" que los
romanos llamaban precisamente "affectio" y que tenía como manifestación exterior las
reciprocas relaciones que la conveniencia social reconocía como esenciales entre los
cónyuges mismos y que constituían el "honor matrimoni".

Para poder contraer matrimonio (Ilgithnae nuptiae) era necesario:

 a) una particular capacidad civil, que tenían sólo los ciudadanos romanos (y en
un principio sólo los patricios), llamada "ius conubii" o "Connubium" .

 b) la capacidad natural, esto es, la edad superior a los catorce años para los
varones y de doce para las mujeres;
c) el consentimiento del paterfamilias" (además, claro está, del propio de los
contrayentes), que en la época clásica, fue ya reducido a un mero asentimiento pasivo.

La falta de alguno de los requisitos mencionados daba lugar a los impedimentos


absolutos.

A la viuda le estaba prohibido el matrimonio antes de que hubieran transcurrido


diez meses desde la muerte del marido (annus lugendi). Pero, salvo esta limitación, la
legislación veía con agrado las segundas nupcias hasta tal punto que establece
particulares incapacidades sucesorias a cargo de los viudos y divorciados (Lex Julia et
Papia). Existían además otros impedimentos relativos que obstaculizaban el matrimonio
entre determinados sujetos (parentesco de sangre entre ciertos grados; afinidad en
análogas relaciones; diferencias de condición social; adulterio y rapto; relación
de tutela y de cargo público).

Al matrimonio, surgido como instituto de derecho natural, bien pronto le


reconoció la sociedad, por su importancia fáctica, efectos de carácter jurídico (excluidos
aquellos derivados de la existencia de la "manus"), de los cuales los principales eran:

a) la sujeción de la mujer a las penas del adulterio;

b) el derecho del marido de perseguir con la Factio iniuriarum" las ofensas que
le fueran infligidas;

c) la imposibilidad para los cónyuges de ejercer el uno contra el otro


las acciones infamantes;

d) la mutua posibilidad de sucederse "iure praetorio";

e) la posibilidad para el marido de ejercer contra quien

retuviese indebidamente a la mujer el "interdictum de uxore exhibenda et


ducenda";

f) la nulidad de las donaciones entre los cónyuges.

En la sociedad familiar el derecho no llegó nunca a reconocer explícitamente


una autoridad marital, tal como se reconoce en el nuestro. Sin embargo,
la conciencia social, no obstante, situar a la mujer en la posición de cuasiparidad con el
marido, le reconocía una cierta supremacía a él.

En cuanto a la disolución del matrimonio es necesario distinguir entre las causas


genéricas y las causas específicas. Eran causas genéricas la muerte y la pérdida de la
capacidad. Eran causas específicas, principalmente, la negación de uno de los elementos
constitutivos del matrimonio: la "affectio maritalis" o la convivencia.

Excluido el caso de la existencia de un matrimonio "cum manu", que debía


disolverse con formas particulares (diffarreatio, remancipatio), el divorcioromano
(devortium o repudium) que era precisamente la consecuencia de la negación de la
«affectio maritalis", no se presenta así, pues, como un instituto separado del
matrimonio, sino como una consecuencia del concepto, por así decirlo, posesorio, que
de él tenían los romanos. Era así, pues, natural que por ello, en un principio, no fuesen
exigidas formalidades especiales. Sin embargo, así como las exigencias sociales
postulaban que no existiesen dudas sobre el momento de la disolución del matrimonio,
desde la época de Augusto, pero sólo "ad probationem", comenzó a exigirse que el
"repudium" fuese comunicado ante la presencia de testigos y a través de fórmulas
tradicionales ("Tuas res tibi habeto"), y en la época imperial, por escrito (libellus
repudii).

Es natural que la materia del matrimonio haya sido una de las cuales en las que
el Cristianismo ha hecho sentir su decisiva influencia, en especial creando una
hostilidad radical al divorcio. La legislación en este sentido tuvo principio con
Constantino y encuentra uno de sus principales partidarios en Justiniano el cual
distingue cuatro tipos de divorcio:

a) el divorcio por mutuo consentimiento, considerado lícito, pero penado por


Justiniano con la obligación para los divorcios de entrar en convento;

b) el divorcio unilateral por culpa de otro cónyuge, admitido en base a los


motivos establecidos por la ley;

e) el divorcio unilateral "sine causa", considerado ilícito y así, pues, penado;


d) el "divortium bona gratia", esto es, por causas no imputables a ninguno de los
cónyuges, admitido en casos determinados (elección de la vida conventual, impotencia
insanable y cautividad de guerra del otro cónyuge).

Fue, sin embargo, en el medioevo cuando el matrimonio asume naturaleza


contractual, al cual la Iglesia Católica eleva a la categoría sacramental y así, pues, de la
fase en la que era castigado el divorcio (que sustancialmente implicaba su validez) se
pasó a la que era prohibido.
CONCLUSIÓN
En conclusión, unidad del matrimonio se entiende en dos sentidos: un solo
matrimonio y una sola persona después de éste, donde "a la polaridad del hombre y la
mujer corresponden la ayuda mutua o asistencia, es decir, la subsidiaridad"

La segunda consecuencia del matrimonio como sacramento es la indisolubilidad,


pudiéndola encontrar de manera explícita en la definición del mismo que se nos ofrece
en el código canónico "la alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer
constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por la misma índole natural
al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo
nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados".

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