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La imposibilidad de escribir por fuera de lo que es uno, por más que lo esconda, el
de escribir una novela. Una condición sine qua non: el yo. Este yo, ni siquiera es un
creativo.
argumentos, pero opera también como un ser malicioso que frustra los itinerarios
Contribuimos con nuestra propia dosis de entropía para frustrar planes, personajes y
proyectos de novela.
En el caso de Vargas Llosa, por ejemplo, vemos que, así como las varitas
pensado escribir por aparte mediante sabotajes involuntarios en los que pasaba de
una novela a otra durante su escritura, del mismo modo que saboteó sus personajes
arrebatos involuntarios, seguramente ese mismo arrebato se coló entre las líneas de
su anecdotario para hablarnos de este ente tan poderoso con el que, por lo menos
que yo sepa, él cuenta. Porque, sinceramente, esa idea de que al escribir uno se
Pero este velo, por ejemplo desde la poesía, lleva mucho tiempo descubierto,
y si los novelistas como Vargas Llosa tienen pudor y se van vistiendo a medida que
escriben, en la poesía, desde hace rato la gente anda en pelota y, es más, quiere
Justo en vacaciones estuve leyendo “Así es como la pierdes” de Junot Díaz y “Mis
ellos mismos y que dejan entrever fragmentos de su propia vida entre las líneas por
el tono tan confesional que manejan y esa nimiedad argumental en la que se vuelve
inconcebible pensar que alguien se esforzó en inventarse ese argumento sino que,
muy al contrario, su vanidad los hizo pensar que un suceso vivido en carne propia
De modo que esta ideacon la que Vargas Llosa abre conscientemente nos
sirve a nosostros, novelistas, para agachar la cabeza y aceptar el sino que nos tocó
en suerte, una vida tan profunda y significativa que hormiguea bajo nuestra
epidermis como gritándonos que debe ser contada, mientras vemos con envidia
cómo otros narradores cargan en los hombros temas que nos gustaría tocar.
Y ciertamente, nos llena de confianza pensar que sí, que no podemos sino
hablar de nosotros mismos para poder empezar a plagar con desapego y descaro
Así como cuando él dice que la miseria que veía, al mismo tiempo que la
hacía rabiar, le hacía babear la boca de tan maravillosa materia prima para la
cabaña del tío Tom” había logrado un cambio social. De ser así, no tendría sentido
indigna a nadie, se vuelve todo como el noticiero, que yo, personalmente no puedo
pueblo, y después vienen las bombas, los quemados, los atracos, los muertos, la
la miseria de este puto país, del que se hacen denuncias todos los días y que nos
sacan cayo, y de que los que se disponen a movilizar una comunidad para pelear
por sus derechos acaban con una bala entre los ojos, y eso si les va bien y les tocan
asesinos piadosos. ¿Qué sentido tiene que nosotros, blancos o mestizos, civilizados
y de unas condiciones de vida que no compartimos con los aguarunas o con las
prostitutas de Piura, con una visión colonial y europeizada narremos las historias de
ellos? ¿no tiene más sentido, si queremos que se sepa su historia, llevarles la
escritura a ellos para que ellos mismos se cuenten sin estriptises al revés ni
Creo que es Vargas Llosa el que se deleita con la miseria y que eso fue un
pedacito de piel que se le vio, un gordito que se le salió por un lado del descaderado
que no se puso bien en su libro ni logró tapar con suficiente literatura. Considero
que la miseria no es la única fuente de inspiración de la literatura sino que fue él, y
el filtro con el cual observa el mundo el que le devuelve con interés los relatos de la
miseria. Esta obsesión habla más del escritor que del mundo.
autobiográfico que late en toda ficción” y que, si se me permite replantearlo, que late
en todo texto, podremos comprender que así como se sabotéo a sí mismo durante
una novela” para hacerse manifiesta y echarse las flores que creía que se merecía.