Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
“Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida
que es en Cristo Jesús; a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de parte de
Dios el Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor”.
Todo obrero cristiano debe estar seguro de cuál es la voluntad detrás de su llamamiento,
así como el apóstol dijo: “Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios”.
Quien entra al ministerio porque lo ve como una cuestión entretenida y popular, no ha
entendido la voluntad de Dios.
Aunque el ministerio trae consigo sus aflicciones, esto no nos hace dudar: “según la
promesa de la vida que es en Cristo Jesús”. Y es una vida plena tanto para el presente
como para la eternidad.
Qué sería de nosotros si no fuera por la “Gracia, misericordia y paz” de nuestro Dios.
“Gracia” porque recibimos el favor de la salvación que no merecíamos. “Misericordia”
porque no recibimos el juicio y castigo que sí merecíamos. Y “Paz” porque fuimos
reconciliados con Dios, transferidos de la enemistad a la amistad.
“Doy gracias a Dios, a quien rindo culto con limpia conciencia como lo hicieron mis
antepasados, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones de noche y de día. Me
he acordado de tus lágrimas y deseo verte para ser lleno de gozo. Traigo a la memoria
la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre
Eunice, y estoy convencido de que también en ti”.
Entre las personas más confiables están los que siempre tratan todo con oración: “Doy
gracias a Dios, a quien rindo culto con limpia conciencia como lo hicieron mis
antepasados”. Lamentablemente no todos entienden esto de la oración, pues se trata de
una relación más que de un hábito religioso. Notemos lo siguiente: (1) Hay gratitud
constante. (2) Hay una devoción de culto privado entre el adorador y su Dios. (3) Hay
una transparencia y no un rito en la acción, pues la conciencia es el árbitro de nuestras
acciones. Y (4) Hay un legado y/o compromiso de quienes aprendimos.
Seamos sinceros, no todos oramos por todos. Si así fuera nos faltaría el tiempo, y para
lograrlo haríamos oraciones muy escuetas. Sin embargo, siempre hay alguien orando
por ti. Tal vez, no son todos los que quieras, pero son más de lo que piensas. Así que,
las palabras de Pablo a Timoteo dicen: “de que sin cesar me acuerdo de ti en mis
oraciones de noche y de día”. ¡Esto sí que es compromiso! Esto es amor por el
compañero de milicia.
Esto es conexión entre los que laboran en el ministerio: “Me he acordado de tus
lágrimas y deseo verte para ser lleno de gozo”. Cualquier parecido con la realidad NO
es mera coincidencia. Dios nos ha regalo un compañero de ministerio. Alguien quien ha
visto tus lágrimas, alguien que ha sentido tu dolor, alguien que conoce tus miedos,
alguien que ha visto tus debilidades o errores (y no por eso cambia). Alguien que al
verte es lleno de gozo.
Un compañero de ministerio es quien confía en Dios más que en ti. Sin embargo, no
tiene dudas sobre ti: “y estoy convencido de que también en ti”. Como dije, es alguien
que conoce tu fe, ha visto de cerca tu ministerio, ha visto de cerca tu corazón, y sabe
muy bien cuando eres vulnerable. No obstante, está convencido de que seguirás en la
carrera hasta llegar a la meta de la fe.
#03 LEALTAD FRENTE A LAS DIFICULTADES – Parte I
(2°Timoteo 1:6-8)
“Por esta razón, te vuelvo a recordar que avives el don de Dios que está en ti por la
imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de
poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de
nuestro Señor, ni de mí, prisionero suyo. Más bien, sé partícipe conmigo de los
sufrimientos por el evangelio, según el poder de Dios”.
No existen los súper héroes en el ministerio, existen ministros de carne y hueso, quienes sufren,
lloran, se desalientan o asustan: “Por esta razón, te vuelvo a recordar que avives el don de
Dios que está en ti por la imposición de mis manos”. Nunca perdamos la razón de por
qué estamos en el ministerio. Porque así como Timoteo, se trata de un don que Dios
puesto dentro de nosotros. La exhortación es: “¡Aviva ese don!”. Por otro lado, la
imposición de manos no fue el momento en que Timoteo recibe el don, se trata de la
ceremonia pública donde a Timoteo se le reconoce que tiene el don de Dios para ser
comisionado para el ministerio.
Unas palabras de aliento para avivar ese don siempre son necesarias en momentos de
duras pruebas: “Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de
amor y de dominio propio”. Aunque en una traducción literal no podemos definir con
precisión si se trata del espíritu humano o el Espíritu Santo. Hay 3 razones contextuales
que nos lleva a pensar que Dios no nos ha dado de su Espíritu (Santo) para participar de
la cobardía.
(1) La estrecha relación entre los vv.6 y 7. El “porque” del v.7 anuncia que a
continuación viene el argumento sustentable del v.6.
(2) Dios dio el don a Timoteo (v.6), Dios dio el Espíritu a Timoteo (v.7). Y…
(3) Las palabras “poder” y “amor” (en las cartas paulinas) son facultades propias del
Espíritu Santo capacitando al creyente.
Tal vez, la palabra “cobardía” sea un tanto brusca para referirse a su amado hijo en la fe.
Pero, si Pablo la eligió es por alguna buena razón. No busco ofender, pero, realmente
hay que decirlo: ¡No seamos cobardes en el ministerio al que Dios llamó!
Timoteo tiene que quedar realmente convencido; así que, ahora viene otro argumento:
“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero
suyo”. ¿Qué pensarías de un predicador que va a parar a la cárcel? ¡Oh, sí! ¡Qué
escandalo! Todos los periódicos tendrían la noticia en primera plana. Pero, Pablo dice:
“no te avergüences”, yo no lo hago. Porque no he cometido nada que haya manchado
mi testimonio, toda acusación es meramente amarre político.
Cada vez que das “testimonio de nuestro Señor”, no importa cuántas infamias se
levanten contra ti. Simplemente ¡Hazlo! Curiosamente, la palabra “testimonio” en el
original guarda una estrecha relación con la palabra “mártir”. Entonces, te pregunto:
¿Cuánto te ha de costar testificar de Cristo? ¿Estás dispuesto a pagar el precio?
Y para terminar, tenemos una invitación poco atractiva: “Más bien, sé partícipe
conmigo de los sufrimientos por el evangelio, según el poder de Dios”. “¡Partícipe de
los sufrimientos!”, ¿Quién se atrevería a decir: ¡Sí, yo voy!? Por supuesto, algún loco
que no tenga nada que perder, que no tenga esposa, ni hijos, ni trabajo. Tal vez, alguien
así sería el candidato perfecto para este trabajo. Pero, ¿Qué hay de ti? ¿Te atreverías?
Sólo aprende esto: Si Dios te ha dado el don para ello, no tienes escapatoria. Además, el
versículo finaliza con algo realmente reconfortante: “según el poder de Dios”. Si estás
en el ministerio, y sufres en el ministerio. No lo olvides, todo es SEGÚN EL PODER
DE DIOS. ¿Tienes algo más en qué confiar?
#04 LEALTAD FRENTE A LAS DIFICULTADES – Parte II
(2°Timoteo 1:9-10)
“Fue él quien nos salvó y nos llamó con santo llamamiento, no conforme a nuestras
obras, sino conforme a su propio propósito y gracia, la cual nos fue dada en Cristo
Jesús antes del comienzo del tiempo; y ahora ha sido manifestada por la aparición de
nuestro Salvador Cristo Jesús. El anuló la muerte y sacó a la luz la vida y la
inmortalidad por medio del evangelio”.
¿Éramos dignos de ser llamados para tan honroso ministerio? Pues no. Pablo añade: “no
conforme a nuestras obras, sino conforme a su propio propósito y gracia”. ¡Exacto!
Porque si nuestras obras servirían para evaluar si somos aptos para el llamado del Señor,
de seguro descalificamos. Entonces, sólo nos queda algo por aceptar: “su propio
propósito y gracia”. La gracia nunca será comprendida en plenitud por el hombre, sólo
nos queda aceptarla. Pero, su propósito es algo que vamos aprendiendo día con día.
Realmente todo este recordatorio debe haber animado a Timoteo. Pero, una cosa más…
La obra de Cristo en la tierra: “El anuló la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por
medio del evangelio”. Y la conclusión es esta: Si Él “anuló la muerte” en la cruz, “sacó a la luz
la vida” en su resurrección, y “la inmortalidad” (vida eterna) es el mensaje del evangelio,
¡¿Cómo no seguir firmes en el ministerio?! Todo el plan ya está resuelto, ahora, sólo está
llevándose a cabo.
¡Estad firmes!
#05 LEALTAD FRENTE A LAS DIFICULTADES – Parte III
(2°Timoteo 1:11-12)
“Del cual he sido puesto como predicador, apóstol y maestro. Por esta razón padezco
estas cosas, pero no me avergüenzo; porque yo sé a quien he creído, y estoy convencido
de que él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”.
Pablo ha sido muy directo con sus palabras para alentar a Timoteo, le ha dicho: En el
ministerio no hay lugar para la cobardía, ¡Aviva el don que hay ti! Y sobre todo, le dio
una muy buena razón: Mira a Cristo; Él te salvó, te llamó, venció al pecado en la cruz, y
resucitó para darte vida eterna. Tienes que permanecer ¡Firme!
Ahora, Pablo le da otra segunda buena razón: “del cual he sido puesto como
predicador, apóstol y maestro”. Primero le dijo mira a Cristo, ahora le dice: Mírame; ve
lo que soy y cuánto enfrento.
Pero, que no te atraigan mis títulos, mejor echa un vistazo a mi condición: “Por esta
razón padezco estas cosas, pero no me avergüenzo”. ¿Cuál es la razón? Sabemos por
Pablo que dijo: “me tuvo por fiel [sin serlo] para el ministerio”. Entonces las
características (predicador, apóstol y maestro) del ministerio de Pablo responden a la
soberanía y poder de Dios. Él elige a quien Él quiere. Ahora, volvamos al punto; Pablo
dice que por la razón de su llamado: “padezco estas cosas, pero no me avergüenzo”.
¿De cuáles cosas habla en su padecimiento? Hagamos una lista: ha sufrido y está
sufriendo cárcel, fue flagelado, apedreado, naufragado, perseguido, arrastrado, y etc.
Y ante todo esto, él ha dicho: “no me avergüenzo”. La cárcel podría ser motivo para
avergonzarse, porque tal vez alguien puede confundirlo con un criminal en vez de
predicador. O porque otros pueden decir: ¿Dónde está tu Dios ahora, ese Dios que tanto
predicas? Mas, una cosa es cierta; Pablo no está dispuesto a acobardarse frente a las
dificultades, él va a mantener su lealtad.
Ante cualquier cosa que enfrentes, tú decides, serás un cobarde, o mantendrás tu lealtad.
Lo bueno a pesar de todo, es que Pablo está provisto de total seguridad: “porque yo sé a
quien he creído”. ¡Oh… sí! No hay persona en el universo en quien podamos creer que
nos ofrezca verdadera seguridad, sólo Cristo.
Y… (3) El poder de Dios no se encierra para esta era presente, sino que se enfoca para el futuro
(volviendo a nuestro texto): “para guardar mi depósito para aquel día”. Tengo que admitir
que hay dificultades para dar el significado preciso de “depósito”; pero bajo el contexto y
dirección del apóstol, puedo decir que se refiere a nuestra vida (o algo que Él mismo nos ha
dado). Y esta es su promesa, que Él mismo la guardará, lo mantendrá a salvo. Y no se trata de
perfecta salud sobre la tierra, ni de bienes, ni de prosperidad. Creo que la respuesta está en la
última frase del versículo: “para aquel día”. Esta es una expresión escatológica, apunta al día
del Señor, apunta a la vida eterna.
“Ten presente el modelo de las sanas palabras que has oído de mí, en la fe y el amor en
Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por medio del Espíritu Santo que habita en
nosotros”.
Hemos llegado al final de esta exhortación; que Timoteo debe permanecer leal a Cristo
a pesar de las dificultades. A continuación Pablo escribe 2 imperativos relacionados a
cómo ejercer su ministerio:
El primero es: “Ten presente el modelo de las sanas palabras”. El imperativo, “ten
presente” también puede traducirse como “sigue el ejemplo”, “ten por norma” y “retén”.
Y algo que llama la atención es que el vocablo “modelo” literalmente se traduce: “copia
calcada”. Y, ¿Cuál es el enfoque de esta oración? Pues, “las sanas palabras” o
considerado también como sana doctrina.
En penoso ver que muchos ministros por ganar la popularidad y ser exitoso en los
resultados de obtener masas o multitudes en su congregación, se han extraviado de este
principio que debe ser la primacía de todo obrero cristiano: La Palabra de Dios; ante
quien se nos manda retenerla. Alterar la sana doctrina es un violación directa al por qué
y para qué hemos sido llamados al ministerio.
En nuestros días, necesitamos hombres y mujeres que estén comprometidos con la sana
doctrina, y no me refiero a mero conocimiento, sino a haber “modelado” (copia calcada)
la Palabra de Dios. Algo así, como Pablo dijo: “que has oído de mí”. Hay que tener
tranquila la conciencia para hacer esta afirmación. Mi compromiso con la Palabra de
Dios es el honor y la responsabilidad más alta que pueda existir en todo lo que
llamamos ministerio.
El modus operandi que Pablo utilizó para enseñar las Sanas Palabras del Señor, fueron:
“en la fe y el amor en Cristo Jesús”. No en frías disertaciones teológicas, sino (y Pablo
utiliza 2 palabras) en “fe” y “amor”. Y por supuesto todo esto está movido por la
persona de “Cristo Jesús”.
El “depósito” al que hace referencia Pablo debe tratarse (según contexto) de la sana
doctrina y del ministerio frente a ella. Además, Pablo ha calificado a este depósito como
“bueno”. Por tanto, el ministerio cristiano y la sana doctrina no son dos cosas
independientes, sino que están ligados la una a la otra.
Entonces, le pregunto: ¿Sabe cuán difícil es para un hombre hacerse cargo del
ministerio cristiano y mantenerse fiel a las Sanas Palabras del Señor? Me atrevo a decir
que es imposible para cualquiera de nosotros, incluyendo a Timoteo, y aun para Pablo.
Tal vez, sea esta una de las razones por las que Timoteo se mostraba asustadizo, y
Pablo, enérgica y amorosamente tuvo que decirle: “Dios no nos ha dado de su Espíritu
para encerrarnos en cobardía…”.
Admitamos esto, hay momentos en que el ministerio realmente se torna difícil; ya sea
por las enfermedades, incertidumbres, abandonos, economía, muerte de nuestros seres
queridos, exigencias, resultados no visibles, la experiencia de la soledad, miedos, la
lejanía de los familiares y amigos, las amenazas de muerte, y por qué no decirlo, aún
frente a nuestras propias debilidades carnales. Cuando todo esto pesa en un par de
hombros como los nuestros, no sería fácil sostenernos en pie por mucho tiempo.
Pero gracias a Dios, Pablo termina esta sección con la siguiente declaración: “por medio
del Espíritu Santo que habita en nosotros”. ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! Si no fuera “por
medio [con la ayuda] del Espíritu Santo” nada de lo señalado anteriormente pudiéramos
resistir. Y aún más maravilloso, el Espíritu Santo no sólo es nuestro ayudador, sino que
es nuestro morador; es decir, “habita en nosotros”.
“Ya sabes que se apartaron de mí todos los de Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes.
El Señor conceda misericordia a la casa de Onesíforo, porque muchas veces me
reanimó y no se avergonzó de mis cadenas. Más bien, cuando estuvo en Roma, me
buscó solícitamente y me halló. El Señor le conceda que halle misericordia de parte del
Señor en aquel día. Cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes muy bien”.
Un viejo dicho resuena siempre en nuestros días: “Hay de todo en la viña del Señor”. En
su momento el Señor Jesús nos enseñó que, en el reino (el presente de la iglesia) el trigo
y la cizaña crecen juntos. Y de seguro, en más de una ocasión hemos creído que ciertos
hombres o mujeres parecen ser fieles al ministerio, a los cuales aprobamos y
recomendamos con total certeza. Entonces, llega el día, en que nos quedamos
boquiabiertos por su deserción.
Pablo, teniendo la misma experiencia, escribió: “Ya sabes que se apartaron de mí todos
los de Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes”. ¿Abandonarías a un amigo herido o en
necesidad? No sé tú. Pero, Pablo dice que Figelo y Hermógenes sí lo hicieron. En otras
palabras, fueron cobardes al ministerio. Prefirieron salvar su propio pellejo, antes de
verse involucrado en acusaciones que traerían consigo castigo y prisión.
Y cuando nos vemos solos y atrapados entre cadenas, barrotes, persecución, acusaciones
o enfermedades, el Señor nos concede a hombres valientes que confortan nuestro
espíritu. Entonces, Pablo expresa: “El Señor conceda misericordia a la casa de
Onesíforo, porque muchas veces me reanimó y no se avergonzó de mis cadenas.
Pablo ahora describe una de las obras de Onesíforo: “muchas veces me reanimó”. En la
cultura de esos tiempos, a los prisioneros no se les proveía de alimento por parte del
estado. Eran las familias y amigos que tenían que sostener a sus presos. Y tal vez, es
parte de lo que se refiere Pablo acerca de Onesíforo. Éste, estuvo dispuesto a sostener
con alimento al apóstol sin importar cuánto le demandaría tal acción.
Luego, Pablo hace resaltar una tercera característica de las obras de Onesíforo: “Más
bien, cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló”. Esto sugiere que
Pablo no estaba en una cárcel pública. Es posible que enviaran a Pablo al
encarcelamiento más recóndito que pudiera existir en Roma (Allí, donde sólo van los
más peligrosos). Y esto, se convirtió en un verdadero desafío para Onesíforo. Pero éste,
es un hombre perseverante. Él ha tomado la determinación de encontrar a Pablo y no
cesó hasta que lo halló. Me pregunto, ¿Hay algún Onesíforo en tu congregación? Tal
vez está camuflado con otro nombre. Pero si hallamos alguno, honremos a estos siervos.
Ahora, Pablo tiene una explosión de deseo ante Dios: “El Señor le conceda que halle
misericordia de parte del Señor en aquel día”. Esta es la razón textual por la que se
piensa que Onesíforo ya está muerto en el momento en que se escriben estas palabras.
La expresión paulina, “aquel día”, es una expresión escatológica. Pues se refiere al Día
del Señor, el día en que venga por segunda vez y haga juicio sobre los hombres, el día
de la salvación de todos los redimidos (el estado final de la salvación).
Pero, con esta frase hallamos 2 problemas en la interpretación: (1) Si Onesíforo está
muerto, es que ¿Se vale hacer oraciones por los muertos? Y (2) La frase “que halle
misericordia”, ¿Es que no hay seguridad de salvación para el tiempo en la tierra? O
¿Nuestra salvación recién se definirá ante el tribunal de Cristo?
Respuestas: (1) Esta no es una oración intercesora por los muertos (según la teología
católico-romana), es un deseo para el buen final de alguien que supo portarse como un
gran amigo. También, no se puede construir una doctrina sobre la incertidumbre de si
Onesíforo está o no está muerto. Además, tampoco se construye una doctrina por una
única expresión, en todo el Nuevo Testamento.
(2) La Biblia enseña y ratifica la seguridad de nuestra salvación aun cuando estamos
presentes en la tierra. Por lo tanto, aquel día debe referirse no al juicio ante el Gran
Trono Blanco (donde se pesará la intensidad del castigo para el infierno), sino el juicio
ante el tribunal de Cristo (donde se pesará las recompensas para la eternidad). Además,
en “aquel día”, no se definirá si somos condenados o salvados, sólo se definirá la
intensidad del castigo o la cantidad de las recompensas.
Entonces, el deseo por “misericordia” para Onesíforo significa, que Dios no tenga en
cuenta sus errores (los buenos cristianos también cometen errores), sino que tenga
misericordia y lo recompense por sobre todas las cosas. Importante: Esto tampoco es
una doctrina (que Dios pase por alto los errores), es simplemente un deseo.
Y Pablo termina trayendo a la memoria de Timoteo algo de lo que él (tal vez) fue
testigo: “Cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes muy bien”. Literalmente debería
traducirse: “Cuánto ayudó (sirvió o ministró) en Éfeso”. En los mejores manuscritos no
aparece el pronombre “nos”. Sin embargo, el testimonio de servicio de Onesíforo habla
por sí mismo, aun después de su posible muerte.
En Hechos 13:36 hay un hermoso epitafio sobre un rey: “Porque, después de haber
servido en su propia generación a la voluntad de Dios, David murió…”.
“Tú pues, hijo mío, fortalécete en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que oíste de parte
mía mediante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para
enseñar también a otros”.
Ahora, con un tono paternal, le dice: “Tú pues, hijo mío”. No sé ustedes, pero he tenido
el gozo y el privilegio de ser llamado por mi padre espiritual: “hijo”. Vaya que eso da
seguridad. Tampoco sé que tan emotivo era Timoteo, pero tal vez estas palabras
causaban que unas lágrimas corran por sus mejillas. Porque sabiendo que su padre
espiritual está preso (y en lugar de preocuparse por sus propias cadenas), este “hijo”
sigue siendo objeto de su preocupación.
Pues bien, antes tratar sobre las analogías (vv.3-6), el apóstol quiere introducir el tema
con palabras de ánimo, consejo y encargo: “fortalécete en la gracia que es en Cristo
Jesús”. El verbo “fortalécete” es un imperativo presente griego; lo que se entiende
como un mandamiento a realizar una acción constante. Sólo que, se encuentra en la voz
pasiva (podemos llamarlo pasivo teológico); es decir, otro es el agente que ejecuta la
fortaleza en Timoteo, a saber, Dios.
Estas palabras dichas por Pablo, están cargadas de experiencia, porque el mismo apóstol
las recibió de parte del Señor: “y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque mi poder se
perfecciona en tu debilidad” (2°Corintios 12:9). Cierto cantante en una de sus
canciones escribió: “Tu gracia me sostiene, tu amor que me contiene. Nadie lo
comprende. Vivo seguro… mi vida es una prueba que, puedo confiar en que tu Gracia
siempre me sostiene”. Y respecto a la fuente inagotable de esa gracia, Pablo dice: “es en
Cristo Jesús”. No hay forma de hallar gracia si estamos fuera de Él.
A continuación viene el encargo: “Lo que oíste de parte mía”. Curiosamente, hay un
gran parecido con palabras anteriores (1:13) donde se trata del evangelio. Así que, esto
debe referirse también al evangelio. Timoteo escuchó frecuentemente el evangelio en
los labios de Pablo (desde su conversión y todos los viajes misioneros). Así que, me
dirijo a todos los que ejercemos el liderazgo: ¿Qué es lo que más escuchan nuestros
discípulos de nuestros labios? ¿La doctrina del evangelio? Si no fuera el caso, es
necesario meditar sobre nuestra responsabilidad para quienes nos escuchan.
Como puede darse cuenta, aquí hay una serie de sucesos en cadena. Empezó con Pablo,
y ahora sigue: “mediante muchos testigos”. Estos son los que daban fe y testimonio de
las palabras de Pablo. Y volvemos a insistir con el liderazgo de la iglesia: ¿Qué dicen
los otros acerca de tus palabras? Por supuesto (no hay que salir del contexto), no se trata
de la conducta a través de tus palabras, sino, del evangelio a través de tus palabras.
No debemos olvidar que Timoteo es un eslabón más en esta cadena que contiene,
transmite y trasmite (el primero tiene la idea de comunicar, divulgar; el segundo es más
enfático: transferir, traspasar) el evangelio.
Continuando con la cadena, ahora Pablo dice: “esto encarga a hombres fieles que sean
idóneos para enseñar”. Esto es una gran responsabilidad, y la premura del tiempo
ejerce presión sobre el encargo. Es decir, Timoteo tiene que salir de Éfeso para darse
encuentro con Pablo (antes de su muerte). Por tanto, le urge delegar las
responsabilidades en la iglesia. Una pregunta más para el liderazgo: ¿Hay miembros
fieles e idóneos en su iglesia para colocar sobre sus hombros la responsabilidad del
evangelio? Si no estamos enseñando para delegar, nuestra enseñanza es casi una pérdida
de tiempo.
Y por si fuera poco, Pablo añade: “también a otros”. Es decir; la cadena no termina. Es
una continuación de por vida durante todo el tiempo que la iglesia exista sobre esta
tierra. Amados consiervos; una iglesia con buenos programas y actividades en
ejecución, sólo nos dice que nuestra iglesia está bien organizada (y esto es importante).
Pero, una iglesia que se enfoca primordialmente en el evangelio para rescatar a los
perdidos y edificar a los creyentes, es una iglesia que cumple la Gran Comisión. Si está
en desacuerdo, repase el único mandamiento en Mateo 28:19-20: “haced discípulos”.
Los demás, son las pautas que el Señor dejó para cumplir con el mandamiento: (1)
Yendo. (2) Bautizando. Y (3) Enseñando.
Tal vez no te llames Timoteo, pero tienes el mismo encargo de parte de Dios.
#09 ANALOGÍAS SOBRE EL MINISTERIO CRISTIANO – Parte II
“Un Soldado De Jesucristo” (2° Timoteo 2:3-4)
“Tú, pues, sé partícipe de los sufrimientos como buen soldado de Cristo Jesús. Ninguno
en campaña militar se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que
lo alistó como soldado”.
Para ser sinceros, lo que Reina-Valera ha traducido del textus receptus: “Tú, pues”, no
se halla en los mejores manuscritos. Sin embargo, está implícito en el verbo siguiente.
No obstante, sabemos que esta carta es altamente personal y que tiene la idea de
confrontar a Timoteo. Así mismo, en los años de compartir el ministerio con mi padre
espiritual, hubo muchas ocasiones en que ciertas responsabilidades cayeron sobre mis
hombros. Es como escucharlo decir: “tú, pues, ¿Quién más?”. No me malinterprete, no
me refiero a que sea el único calificado, sino que me enseñó a que no debo eludir mis
responsabilidades.
Entonces, Pablo escribió: “sé partícipe de los sufrimientos”. Tal vez, le sorprenda saber
que esta frase de 5 palabras en español, es una sola palabra (verbo) en griego, y
comporta la idea de: “únete conmigo en los sufrimientos”. ¿Qué invitación poco
apetecible verdad? Y por si fuera poco, el aoristo imperativo griego trasmite la idea de
“prontitud, sin demora”. Por tal motivo (comentario 1:1): Todo obrero cristiano debe
estar seguro de cuál es la voluntad detrás de su llamamiento… quien entra al ministerio
porque lo ve como una cuestión entretenida y popular, no ha entendido la voluntad de
Dios.
Luego, aparece la figura comparativa: “como buen soldado de Cristo Jesús”. Bueno, es
lógico; ¿Cuál de todos los oficios es el que lleva mayor experiencia en sufrimientos?
Pues, un soldado. La diferencia es que esta milicia es de carácter espiritual (pero, vaya
que los dolores son realmente físicos también). Donde el capitán es “Cristo Jesús”, y se
demanda del militante un calificativo apropiado: “buen soldado”. Porque la
mediocridad suele ser insultante contra el capitán.
Ahora, Pablo describe que la insubordinación o distracciones son una deshonra para el
ministerio cristiano: “Ninguno en campaña militar se enreda en los negocios de la
vida”. Hay quienes piensan (católico-romanos) que el matrimonio viene a ser una
distracción para el ministerio. ¡Por supuesto que no! Recuerde que el v.3 mantiene la
idea de estar dispuestos a pagar hasta el más alto costo por servir a Cristo, y Pablo no
quiere que Timoteo se aparte de ese enfoque. Le daré un ejemplo: ¿Ha visto cuán
imponente se ve un tren al recorrer a gran velocidad? Pues bien, quite al tren de los
rieles, y ¿Qué es lo que tiene? Una inmensa máquina, con un tremendo motor, pero que
no puede ir a ningún lado.
Por tanto, ya que Dios le ha concedido un ministerio (en la iglesia, en su familia o en su
sociedad), no cometa el error de perder el tiempo en lo que no le favorece a su servicio
militante. Abrace su ministerio hasta el punto del sufrimiento si fuera necesario.
Porque esto es lo único para lo que vale la pena sufrir o morir: “a fin de agradar a aquel
que lo alistó como soldado”. Si el activismo en tu ministerio te distrae de tu verdadero
propósito (agradar a Dios), es hora que hagas un examen a conciencia del modo en que
sirves a tu Señor. Si Dios fue quien te “alistó como soldado”, no le debes mayor
fidelidad a nadie más que a Él.
“Además, si algún atleta compite, no es coronado a menos que compita según las
reglas. El labrador que trabaja esforzadamente es quien debe recibir primero su parte
de los frutos. Considera bien lo que digo, pues el Señor te dará entendimiento en todo”.
Entonces, Pablo agrega: “Además, si algún atleta compite, no es coronado a menos que
compita según las reglas”. Aquel participante de los juegos griegos en la época de
Pablo, tenía que tener por lo menos 10 meses de estricta disciplina en su preparación.
Así que, el énfasis cae sobre la expresión: “según las reglas”. La metáfora aunque no
trae su explicación por parte del apóstol, es clara tanto para Timoteo como para
nosotros. Lo que en palabras criollas diríamos: No se vale hacer trampa en el ministerio.
No, si en verdad quieres conseguir la corona, la recompensa.
Qué vergonzoso es ver a ministros que salen de los principios bíblicos por obtener un
poco de fama y fortuna. De seguro, los tales no serán coronados-recompensados cuando
venga el príncipe de los pastores. No es que hayan dejado el ministerio, simplemente, ya
no siguen las reglas del evangelio.
Ahora pasamos a la tercera analogía: “El labrador que trabaja esforzadamente es quien debe
recibir primero su parte de los frutos”. En esta última metáfora, se deja ver una mezcla de las 2
anteriores. La primera enfatiza la lealtad al ministerio a pesar del sufrimiento. La segunda
enfatiza la recompensa por la lealtad al evangelio. Y la tercera une ambos conceptos: “trabajo
esforzado” y “recibir su parte de los frutos”; es decir, sufrimiento y recompensa, o en otros
términos: costo y galardón. Además, notemos que cada una tiene su tiempo: el sufrimiento es
para el presente, el galardón es para el futuro.
Y ahora llegamos a la última línea: “Considera bien lo que digo, pues el Señor te dará
entendimiento en todo”. Aquí hay un llamado a la reflexión: “considera bien lo que digo”. El
ministerio cristiano tiene su alto costo, aún más de lo que imaginas. No es algo que se toma a la
ligera, demanda devoción completa, entrega total, aun a costas de tu propia vida. ¿Entiendes
esto? En tal caso, si Timoteo (tú o yo) no podía captar la intención del apóstol, Pablo añadió: “el
Señor te dará entendimiento en todo”.
Han pasado 15 años desde que entré al ministerio, después de todos estos años de
entrenamiento, hoy entiendo más que al principio (y no sólo en cuanto a doctrina, sino al
ministerio en general). En retrospectiva, miro al primer año, y me he dado cuenta que el
ministerio es más de lo que imaginaba que sería. ¡Qué gozo es aprender! Pero también, ¡qué
duro ha sido el proceso!
¿Estás empezando el ministerio? O, ya estás en proceso y te das cuenta del costo en estos años.
Sea lo que sea, una cosa es segura: Dios no nos hado de su Espíritu para enredarnos en la
cobardía. Nos ha dado de su amor y de su poder, para atrevernos a tener dominio propio.
Jesús dijo: Si quieres ser mi discípulo, toma tu cruz, cada día, y ven y sígueme.
#11 ¿POR QUÉ DEBO SEGUIR A CRISTO?
(2°Timoteo 2:8-13)
Muchos padres suelen dar premios a sus hijos para que obedezcan a una petición. En
todo caso, eso ya no sería obediencia, sino coacción. Y resulta que, eso mismo lo hemos
pasado a nuestra relación con Dios. Pero, ¿Realmente necesitamos saber los galardones
del futuro para recién obedecer? Creo que es mejor mirar hacia atrás, y… “Acuérdate de
Jesucristo, resucitado de entre los muertos, de la descendencia de David, conforme a
mi evangelio”. Mira la cruz, está vacía, sólo han quedado manchas de su sangre. Mira la
tumba, está vacía, por qué buscar entre los muertos al que vive. Mira a Jesús, ¡Ha
resucitado! Él es el Hijo de David, el Rey heredero al trono, Él es Mesías prometido, ese
es el evangelio, ¡Cristo! Es el evangelio. ¿Ya sabes por qué debes obedecer? Él es Jesús
Salvador, Él es el Señor.
Tal vez, estemos redundando en lo mismo, pero si Pablo lo hace, nosotros también lo
haremos, y esto se trata del costo de nuestro servicio: “Por él soporto sufrimientos hasta
prisiones, como si fuera malhechor”. Hoy en día muchos cantos populares cristianos
expresan el amor del creyente por el Dios del cielo. La pregunta sería, ¿Y hasta qué
punto? Quién podría decir como Pablo: Soporto sufrimientos, soporto prisiones, soporto
calumnias y maltratos. Un escritor ya fallecido dijo en cierta oportunidad: “los
cristianos nunca mienten… excepto cuando cantan”.
¡Cuánto nos falta en amor por los perdidos! Cuándo podremos decir como Pablo: “Por
tanto, todo lo sufro a favor de los escogidos, para que ellos también obtengan la
salvación que es en Cristo Jesús, con gloria eterna”. Notemos 5 realidades en esta
declaración paulina: (1) El costo del ministerio: “todo lo sufro”. (2) La eficacia del
ministerio: “los escogidos”. (3) La tarea del ministerio: que “obtengan la salvación”. (4)
El Señor del ministerio: “Cristo Jesús”. Y (5) El propósito del ministerio: “gloria
eterna”.
A continuación 4 líneas que muestran las doctrinas del evangelio que predicamos.
Algunos eruditos dicen que se trata de un himno adaptado por Pablo y agregado a su
carta. Hay otros que señalan que es de total autoría paulina, y que después lo adaptaron
al estilo de un himno para las reuniones de los creyentes. Bueno, la precisión se torna
difícil, pero una cosa es segura: “Fiel es esta palabra”. Así que tenemos:
(1) “Si morimos con él, también viviremos con él”. Sólo si hemos muerto a nuestros
delitos y pecados, Él nos resucitará para vida eterna.
(3) “Si le negamos, él también nos negará”. El Señor es Justo y saber dar a cada quien
su merecido. No los que gritan ¡Señor, Señor! entrarán al reino de los cielos. Te has
dado cuenta de cuántos miembros de iglesia aceptan la religión cristiana, pero niegan al
Dios del cristianismo. ¿Acaso no han entendido lo significa que el Señor llegue a
negarnos? Ojalá esto pueda causar temor y temblor en nuestra conciencia.
Y para finalizar, palabras de gracia: (4) “Si somos infieles, él permanece fiel, porque no
puede negarse a sí mismo”. Realmente, esto es lo que hace que caiga sobre mis rodillas
y con lágrimas corriendo por mis mejillas. El peso de su gracia es insoportable y su
fidelidad es admirable.
…Ven a la cruz.
#12 MURO DE CONTENCIÓN – Parte I
“Traza Bien La Palabra De Verdad” (2°Timoteo 2:14-16)
La iglesia del siglo XXI sufre la escasez de sana doctrina en sus púlpitos. Los pastores y
sus miembros están envueltos en el pragmatismo, adoptando estrategias que porque dan
resultados, las consideran como un renuevo de parte de Dios. Pero, ¿Resultados en qué?
¿En número? ¡Qué vergüenza! No han entendido que el mejor resultado es la fidelidad,
el ser aprobados por Dios. La iglesia del siglo XXI necesita ser un muro de contención,
impedir que el humanismo, el pragmatismo, el individualismo y el consumismo pase a
formar parte de su enseñanza diaria.
La exhortación es: “que no contiendan sobre palabras”. Esto, para nada significa que
esté prohibido sentarnos en una mesa a dialogar sobre doctrina. Por favor, no quite esta
frase fuera de su contexto. Pablo está refiriéndose sobre las herejías que estaban
filtrándose en la iglesia de Éfeso a través de los falsos maestros, o líderes que se han
dejado corromper sus mentes y conciencias.
Por otro lado, no usemos el diálogo doctrinal como una excusa para no poner por obra
lo que se nos ha encomendado. Recuerde, el mandamiento en la gran comisión es
HACER DISCÍPULOS; no puedes hacer discípulos si no llamas a los perdidos, y sino
edificas a los creyentes. No puedes hacer buenos discípulos sin una buena enseñanza.
Así que, las nuevas corrientes filosóficas “que para nada aprovecha”, no van a
conducir a la iglesia a los propósitos de Dios, “sino que lleva a la ruina a los que oyen”.
Qué insolencia es asegurarle la salvación a un incrédulo después de unas pautas
religiosas, o estrategias psicológicas. Es la mentira más descabellada.
En cambio, que diferencia es el mandamiento del apóstol cuando dice: “Procura con
diligencia presentarte a Dios aprobado”. En el original griego es una frase muy
enfática. Realmente la demanda es alta y el trabajo es arduo, porque es Dios quien
evalúa a los hombres, y los estándares de Dios para nada son como los nuestros. El
anhelo más grande de un creyente debe ser escuchar un día decir a Dios: Buen siervo y
fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré.
Entonces, el llamado es a ser como un muro de contención, que “evita las profanas y
vanas palabrerías”. Un muro bien fortificado en la verdad del evangelio, porque “las
profanas y vanas palabrerías” son las que “conducirán” a la iglesia “más y más a la
impiedad”.
Jesús, no derramó su sangre en la cruz para que en los púlpitos se ignore su Palabra.
Jesús, derramó su sangre en la cruz para que seamos amadores de la Palabra, obedientes
a la Palabra, defensores de la Palabra, testigos de la Palabra y mártires por la Palabra.
El sólido fundamento de Dios es nuestro muro de contención (la Palabra). Las doctrinas
del evangelio no deben confundirse con las frías definiciones teológicas. Las doctrinas
del evangelio son para la salvación de los perdidos y para la edificación de los
creyentes. La desobediencia a estos preceptos es el adormecimiento de la iglesia.
En nuestros días vivimos una batalla por el púlpito, tenemos que ser conscientes sobre
qué estamos enseñando. Exponemos la Biblia, o exponemos fábulas interminables. La
predicación bíblica viene de Dios y glorifica a Dios. En cambio, “la palabra de ellos
carcomerá como gangrena”. ¿Se da cuenta de lo peligroso que son las herejías? Ellas
carcomen los pensamientos de los creyentes, atrapan sus emociones, y son manejados a
voluntad de sus exponentes.
Pero, a decir verdad; las herejías no sólo son inventos de nuestros días. En su ministerio,
Pablo había detectado a los herejes dentro de la iglesia en Éfeso: “Entre ellos se cuentan
Himeneo y Fileto”. Y esto es importante, confrontar a los tales y desenmascararlos para
que la iglesia del Señor sea advertida.
Qué pena con aquellos que empezando en la verdad “se extraviaron con respecto a la
verdad”. Todos nos dejamos convencer porque hicieron decisiones públicas, porque los
vimos sumergidos en el activismo de la iglesia. Y a la fecha nos preguntamos, pero…
¿Qué pasó con ellos? ¿Por qué decidieron apartarse de la fe? ¿Cómo es que dejaron de
ser cristianos? Aunque la verdad es que, nadie puede dejar de ser lo que nunca ha sido,
y nadie puede apartarse de la fe si nunca ha empezado el camino.
Entre las mentiras de estos falsos maestros es que ellos estaban “sosteniendo que la
resurrección ya ha ocurrido”. Y como resultado “trastornaron la fe de algunos”. Sí…,
siempre hay algunos que por no estudiar a conciencia la Biblia aceptan todo lo que se
dice en un púlpito.
Aunque la noticia es triste, Pablo dice: “A pesar de todo, el sólido fundamento de Dios
queda firme”. Es por eso que creemos que la Revelación Bíblica es inerrable, infalible e
inconmovible. Las doctrinas de Dios son el fundamento sólido para nuestro muro de
contención. Y “teniendo este sello”; es decir, hay una garantía que hace que estemos
seguros de lo que es propiedad y obra de Dios. En otras palabras, “Conoce el Señor a
los que son suyos”. Nosotros podemos dejarnos convencer por la apariencia de los
creyentes, pero no así Dios. Su obra redentora tiene una marca indeleble en nuestro
espíritu.
Pero, aun así; aunque no podemos ver los corazones de los creyentes, sí podemos ver
sus frutos. Pablo dijo: “apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre del
Señor”. Los cristianos que gustan de la iniquidad, dejan ver una gran incógnita sobre
sus cabezas, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿En verdad es aquel un hijo de Dios? En
cambio, los cristianos que están apartándose de toda iniquidad pueden invocar el
nombre del Señor con toda pureza y libre conciencia.
¿Tus labios profesan lo que hay en tu conciencia? Dejemos que la Palabra de Dios nos
transforme.
#14 VASOS DE HONOR
(2°Timoteo 2:20-21)
“Pero en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de
madera y de barro. Además, hay unos para uso honroso y otros para uso común. Así
que, si alguno se limpia de estas cosas, será un vaso para honra, consagrado y útil para
el Señor, preparado para toda buena obra”.
En un momento anterior, mencioné que no debemos buscar una doctrina en cada detalle
de una analogía o parábola. Estas deben tomarse en su conjunto para enfatizar una
enseñanza. También, una parábola no necesariamente tiene que buscar su explicación en
otra parábola, y este es el caso del v.20 (a menos que estén tratando el mismo tema).
Para entender mejor la idea, empecemos con nuestro texto: “Pero en una casa grande”.
Esto NO es una referencia a la iglesia como el “campo” en la parábola del trigo y la
cizaña (Mateo 13:24-30,36-43). Y la siguiente expresión del texto: “unos para uso
honroso y otros para uso común”. Tampoco es una referencia a la analogía del cuerpo
de Cristo donde hay diversos miembros (1°Corintios 12:21-24). La analogía del v.20 no
significa que Pablo está refiriéndose al conjunto de la iglesia, donde hay genuinos y
falsos creyentes (aunque esto es cierto en otras porciones, no es la intención aquí).
Pablo, simplemente está pintando la ilustración.
La siguiente línea del v.20, dice: “no solamente hay vasos de oro y de plata, sino
también de madera y de barro”. No debemos pensar que estos 4 tipos de vasos
representan 4 grupos en la iglesia. Como dije, Pablo está sólo formulando la ilustración,
más adelante hallaremos el sentido a esto.
Entonces, recién aborda el punto enfático de su enseñanza: “Además, hay unos para uso
honroso y otros para uso común”. Teniendo en mente el tema de las falsas doctrinas,
podemos decir: los creyentes que se involucran en falsas doctrinas son como vasos
comunes o deshonrosos (incluyendo a vasos o recipientes que se usan para recoger
basura o excremento). Y los creyentes que se involucran en las doctrinas sanas del
evangelio son como vasos honrosos (los que se usan para ceremonias y fiestas
importantes). Ahora sí, los vasos de oro y plata (uso honroso) y los vasos de madera y
barro (uso común o deshonroso) cobran sentido en la ilustración.
Ahora, Pablo nos conduce a la aplicación: “Así que, si alguno se limpia de estas cosas”.
No importa si en algún momento de nuestra vida hemos sido portadores de falsas
doctrinas (como los vasos comunes o deshonrosos); ahora, cobrando conciencia,
tenemos que limpiarnos de todo ello. Esta es la obra del Espíritu Santo en nuestras
vidas.
Entonces, dice Pablo, un creyente llegará a ser “un vaso para honra, consagrado y útil
para el Señor”, porque es un vaso que porta la doctrina sana del evangelio. Es un vaso
purificado que contiene el Agua Viva, y que da de tomar al sediento para salvación de
los muchos.
Además, una vida purificada por el Señor, es “preparado para toda buena obra”. Los
cristianos no somos llamados a la quietud y al adormecimiento. Somos llamados a la
acción, y somos facultados por el Espíritu Santo “para toda buena obra”.
“Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz con los
que de corazón puro invocan al Señor. Pero evita las discusiones necias e ignorantes,
sabiendo que engendran contiendas. Pues el siervo del Señor no debe ser contencioso,
sino amable para con todos, apto para enseñar y sufrido; corrigiendo con
mansedumbre a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan
para comprender la verdad, y se escapen de la trampa del diablo, quien los tiene
cautivos a su voluntad”.
Pablo le dice a Timoteo, que para contrarrestar tal actitud debe seguir “la justicia, la fe,
el amor y la paz con los que de corazón puro invocan al Señor”. Estos 4 elementos nos
ayudan en nuestra vida diaria: (1) La justicia es demostrar que tenemos el carácter de
Cristo. (2) La fe en la carta a Timoteo se relaciona bastante con las doctrinas del
evangelio. (3) El amor incondicional es lo que distingue a un hijo de Dios, aun por
aquellos que le hicieron un daño. Y (4) La paz es la manera cómo nos relacionamos con
nuestro prójimo, aun cuando ellos sean difíciles de soportar. Especialmente si trata de
aquellos que portan falsas doctrinas en su enseñanza.
Cuando aprendemos por las Escrituras que debemos defender las doctrinas del
evangelio, no significa que vamos a pasar largas horas debatiendo para demostrar quién
tiene la razón. Pablo dice: “Pero evita las discusiones necias e ignorantes, sabiendo que
engendran contiendas”. Porque los falsos maestros buscan reñir y pelear. Pero tú eres
un hombre de Dios, “Pues el siervo del Señor no debe ser contencioso”, no debes
rebajarte a intercambios verbales ofensivos. Recuerda, hay una diferencia entre discutir
diferentes interpretaciones doctrinales, que discutir con herejías que sólo buscan llegar a
los pleitos.
Pablo recalca en el carácter de Timoteo, y le dice: “sino amable para con todos”. Tal
vez no te guste la idea, pero la amabilidad es algo que no debemos negar a nadie, sino
más bien, debemos expresarla a TODOS.
Entonces, Pablo nos recuerda lo que implica nuestro ministerio: “apto para enseñar”.
No lo veas sólo como un alto privilegio, porque trae consigo una alta demanda de
responsabilidad: “no os hagáis muchos maestros, sabiendo que recibiremos juicio más
riguroso” (Santiago 3:1).
También el ministerio implica ser “sufrido”. Es verdad, esto no describe al 100 por
ciento nuestro ministerio, pero estemos alertas, porque estamos en el ojo de la tormenta.
Y también, el ministerio implica: “corrigiendo con mansedumbre a los que se oponen”.
Note que la actitud de corregir no debe ser con aspereza o dureza, sino con
mansedumbre. Realmente, somos poco pacientes para tratar a los que cometen un error,
ya sea doctrinal o moral. Más bien, somos rápidos para criticar o expulsar,
especialmente si son nuestros opositores.
¿Por qué Pablo quiere que seamos amables con los herejes?: “por si quizás Dios les
conceda que se arrepientan para comprender la verdad”. Aun nuestros peores
enemigos o los herejes más erráticos necesitan gracia de parte nuestra. Y si tal cosa
sucediera, ellos podrían escapar “de la trampa del diablo, quien los tiene cautivos a su
voluntad”. Y pasarían a ser nuestros hermanos en la fe.
“También debes saber esto: que en los últimos días se presentarán tiempos difíciles.
Porque habrá hombres amantes de sí mismos y del dinero. Serán vanagloriosos,
soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural,
implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
traidores, impetuosos, envanecidos y amantes de los placeres más que de Dios. Tendrán
apariencia de piedad, pero negarán su eficacia. A éstos evita”.
Sin duda, esto es una nota escatológica en el pensamiento de Pablo: “También debes
saber esto: que en los últimos días se presentarán tiempos difíciles”. Pero, ¿Qué
debemos entender por “último días”? Pues bien, se trata de la era más próxima a la
venida de Cristo, y esto comprende desde el comienzo de la iglesia hasta que el Señor
venga por segunda vez.
Note que el texto advierte: “se presentarán tiempos difíciles”, también traducidos como
“peligrosos”. La advertencia es a estar preparados y consagrados para tales
enfrentamientos.
(16) También, son “blasfemos”; usan su lengua para hablar contra su prójimo,
para decir mentiras y ofensas sin medir las consecuencias de sus palabras.
(7) “impíos”; porque tienen un carácter rebelde, y están prestos a quebrantar todo tipo
de ley.
(8) “sin afecto natural”; están dispuestos a abandonar o asesinar aun a sus propios hijos
(aborto).
(9) “implacables” y (10) “crueles”; porque no tienen piedad por nadie, sin sentimientos,
ni remordimientos.
(11) “calumniadores”; lanzan con facilidad acusaciones falsas, con tal de conseguir su
objetivo.
“Pues entre éstos están los que se meten en las casas y se llevan cautivas a las
mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas pasiones, que siempre están
aprendiendo y nunca logran llegar al conocimiento de la verdad. De la manera que
Janes y Jambres se opusieron a Moisés, así también éstos se oponen a la verdad. Son
hombres de mente corrompida, réprobos en cuanto a la fe. Pero no irán muy lejos,
porque su insensatez será evidente a todos, como también lo fue la de aquéllos”.
“Pues entre éstos”, es la referencia a los falsos maestros y falsos creyentes de quienes
se ha advertido en los versículos anteriores (vv.1-5). Pues bien, de entre ellos “están los
que se meten en las casas”. Por lo visto tienen un “ministerio” de visitación muy activo,
tienen la agenda muy ocupada. Mientras que los creyentes visitan para edificar, ellos
visitan para destruir. Sus mentiras (herejías) están bien elaboradas y su elocuencia es
muy versátil, pero todo esto para confundir a los débiles en la fe.
Además, no podríamos asegurar que son cristianas genuinas, pues están “cargadas de
pecados”. Bueno, tampoco podemos asegurar que no lo sean. Sólo Dios conoce el
corazón de ellas. Hay que admitir que muchos congregantes en nuestros templos que
domingo a domingo entonan alabanzas, no se comportan a la estatura de un hijo de
Dios. Y tú, ¿Realmente te distingues como un hijo de Dios?
Pablo continúa describiéndolas: ellas son “arrastradas por diversas pasiones”. Tal vez,
aquí, haya alguna alusión a pecados sexuales (si así fuera, varios versículos cobraran
sentido en las 2 cartas a Timoteo). Es muy probable, que estos falsos maestros se
aprovecharan de la inmadurez (posiblemente juventud) de estas mujeres, y las sedujeran
con sus palabrerías, y no debería sorprendernos que esto conlleve a pecados de
fornicación y adulterio.
Pero, ¿Qué hace que estas mujercillas no tengan respeto por Dios, por la iglesia, ni por
sus propios cuerpos? Pablo dice: “es que siempre están aprendiendo y nunca logran
llegar al conocimiento de la verdad”. Pero, ¿Acaso no tienen el Espíritu de Dios que les
guíe en su aprendizaje? Precisamente, es la razón por la que dudamos que sean
cristianas genuinas. Pero, una cosa es cierta, están dentro de la congregación.
Entonces, Pablo recuerda: “De la manera que Janes y Jambres se opusieron a Moisés,
así también éstos se oponen a la verdad”. Al parecer, los nombres Janes y Jambres, en
realidad son representativos (desde la época intertestamentaria) en lugar de específicos.
Lo importante del punto es que, Pablo nos advierte sobre lo que tenemos que enfrentar
en el ministerio. Si usted pensaba que entrar en una congregación cristiana es un mundo
de felicidad, armonía y perfección, deje de leer cuentos de hadas.
“Pero no irán muy lejos”; ¡Claro que no! Porque ahora nos toca a nosotros darnos
cuenta y reaccionar en favor de la iglesia de Cristo. También, Pablo agrega: “porque su
insensatez será evidente a todos, como también lo fue la de aquéllos” (Janes y
Jambres). Si la insensatez, las herejías y los pecados de estos hombres son evidentes a
todos, ¿Qué debemos hacer? Cierto personaje dijo en una oportunidad: Lo único que se
necesita para que el mal triunfe, es que los hombres buenos no hagan nada.
“Pero tú has seguido de cerca mi enseñanza, conducta, propósito, fe, paciencia, amor,
perseverancia, persecuciones y aflicciones, como las que me sobrevinieron en
Antioquía, Iconio y Listra…”.
Un buen discípulo tiene que ser Un Testigo De Primera Mano en cuanto a las cosas que
hace su maestro. Pablo le dijo a Timoteo: “Pero tú has seguido de cerca mi enseñanza”.
Lo primero que un buen maestro coloca en la mente de su discípulo es la doctrina del
evangelio. Y a la vez, se asegura que no sólo sea una recepción cognitiva sino que el
alumno debe seguir de cerca (poner por obra) tal enseñanza.
Pablo agrega: También, has seguido de cerca mi “fe”. Timoteo había visto con sus
propios ojos que la fortaleza de su mentor no venía de su interior, venía de Dios quien le
dio fe para seguir en el ministerio pese a toda circunstancia. También dice: Has seguido
de cerca mi “paciencia”. Pablo era un hombre que podía mantener en control sus
impulsos, tenía dominio propio. Y Timoteo lo sabía, lo había visto varias veces
confrontarse con personas exasperantes, pero él supo mantener la compostura, mostraba
que su carácter y temperamento eran controlados por el Espíritu Santo.
Siguiendo con la misma línea: También, has seguido de cerca mi “amor”. ¿Qué
impulsaba a Pablo al punto de arriesgar su propia vida por los incrédulos? Timoteo lo
sabía, era el amor. Y esto no es cursilería barata, pues se trata del amor que Dios sembró
en el corazón de Pablo, para que éste aprendiera a amar primero a Dios y luego a su
prójimo. Por eso las palabras del maestro resuenan en la mente del alumno: ni siquiera
estimo preciosa mi vida. ¿A cuántos pastores y maestros en la iglesia conocemos que
tengan esta clase de amor?
Otra cosa más: Has seguido de cerca mi “perseverancia”. Porque estaba dispuesto a llegar hasta
el final de la carrera, no se rendiría hasta cruzar la línea de meta, hasta ver cara a cara a quien lo
llamó y lo tuvo por fiel para el ministerio, su Señor. Por tal motivo, estaba dispuesto a sufrir
“persecuciones y aflicciones”. Timoteo lo sabía, también había experimentado en carne propia
tales persecuciones, y había visto correr por las mejillas de su maestro el dolor de sus
aflicciones. Por ejemplo: “como las que me sobrevinieron en Antioquía, Iconio y Listra”.
No pretendo robar la identidad de nadie, pero al leer estos 2 versículos, puedo entender a
Timoteo cuando estaba leyendo estas líneas. Sé que Cristo es mi Maestro por excelencia, pero
Él me concedió en su gracia a un hombre más. Tal vez, su nombre no es Pablo, ni el mío
Timoteo, pero he caminado muchos kilómetros junto a él.
Si quieres ser un verdadero discípulo del Maestro, tienes que seguir sus mismas pisadas. Pero,
espera un momento… las pisadas lo llevaron a la cruz…
¿Estás dispuesto?
#19 EL DISCIPULADOR Y SU DISCÍPULO – Parte II
“Evaluando el costo del ministerio” (2°Timoteo 3:11b-13)
Fue en su segundo viaje misionero cuando Pablo reclutó a Timoteo para el ministerio.
Esto sucedió porque el testimonio de Timoteo era muy bueno ante los creyentes de
Listra. Pero, me pregunto, ¿se imaginaba Timoteo el costo que implicaba servir en el
ministerio?
Estoy seguro que para nada Timoteo se sintió defraudado del ministerio, pues fue en
Listra donde Pablo fue apedreado y tenido por muerto. Y de seguro que Timoteo estaba
al tanto de todo esto. Entonces, las palabras de Pablo: “Todas estas persecuciones he
sufrido”, realmente son cosas de las que Timoteo estaba enterado. Pero, esto hubiera
hecho que él desertara, y que volviera corriendo a refugiarse en casa de su madre. Tal
vez, el joven discípulo hubiera dicho: Quiero ser un buen cristiano, pero no es necesario
que sea un mártir y termine como Esteban, o como Pablo. Además, puedo servir a Dios
aquí, cerca de casa. Gracias a Dios, eso nunca ocurrió.
He aquí una invitación no tan apetecible: “También todos los que quieran vivir
piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos”. Con este llamado, cuán difícil será
conseguir obreros para la mies. Además, esto involucra a todos los creyentes y no tan
sólo a un grupo selecto. Es decir, si usted dice que es cristiano, tiene que demostrar que
vive piadosamente en Cristo. En otras palabras, se debe practicar la justicia de Cristo.
Pero, ¿se da cuenta de la advertencia?: “serán perseguidos”. Dios nunca engaña a
quienes llama, él anticipa la verdad, y sobre esa verdad es que razonamos nuestras
decisiones.
Por supuesto, no pretendo desanimarte del camino que has elegido, pero quiero que veas
la realidad frente a tus ojos.
Por otro lado, si piensas que no es conveniente seguir a Cristo, entonces deberías leer
esta última línea: “Pero los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor,
engañando y siendo engañados”. Tal vez, objetes diciendo: Yo no encajo en esta
descripción. Así que, te recuerdo las palabras de Jesús, quien dijo: el que no es conmigo
es contra mí. El que conmigo no recoge, esparce. Es decir, la vida cristiana es absoluta y
no a medias.
Nadie te obliga para que seas cristiano, pero evalúa bien, el costo es el todo de tu vida.
#20 EL DISCIPULADOR Y SU DISCÍPULO – Parte III
“La Perseverancia En El Aprendizaje” (2°Timoteo 3:14-15)
Pablo escribió: “Pero persiste tú en lo que has aprendido”. Para lograr la madurez en el
alumno, no sólo se trata de definiciones teológicas, el tal debe ser consecuente con lo
aprendido. Además, el proceso de aprendizaje ha calado hondo en la vida y conducta de
Timoteo, por eso el apóstol agrega: “y te has persuadido”. Bueno, aunque ser
convertido no es lo mismo que ser persuadido, ambas cosas van de la mano en el
caminar cristiano.
A muchos, les ha causado confusión esta frase paulina: “las cuales te pueden hacer
sabio para la salvación”. Algunos se cuestionan, ¿Es que Timoteo aún no era salvo, y
necesita conocer más de la Biblia para recién (en el futuro) llegar a ser salvo? Una cosa
es cierta, el frío conocimiento no produce la salvación aun en el más devoto de los
estudiantes.
La salvación es una obra llevada a cabo por Dios, y es hecha en 4 momentos: (1) La
elección para salvación, hecho desde la eternidad. (2) La justificación, hecho en el
momento de la conversión y arrepentimiento. (3) La santificación, hecho día a día por
obra del Espíritu Santo. Y (4) La glorificación, hecho en la segunda venida de Cristo
para la eternidad. Los 3 primeros momentos eran una realidad en la vida de Timoteo, si
algo tenía que esperar de la salvación era el cuarto momento: su glorificación.
Sin embargo, la salvación no es una realidad obtenida por mero conocimiento, sino “por
medio de la fe que es en Cristo Jesús”. Cristo es el único agente salvador, y la fe que
nos es concedida, es el requisito y conducto de la salvación.
Lo que hayas aprendido de las Escrituras, mantente firme, persiste en ellas. Que la
perseverancia te identifique como un genuino discípulo de Cristo.
El versículo empieza diciendo: “Toda La Escritura”. Los escritos del N.T. tienen la
misma autoridad que el A.T. El cristiano de hoy debe mirar a la Biblia como un todo,
como una unidad.
El versículo continua diciendo: “La Escritura es inspirada por Dios”. Tomar a la Biblia
simplemente como un libro histórico, o de consejos prácticos es minimizar el poder de
la Palabra. Dios ha elegido a ciertos hombres para que su revelación fuese escrita.
Además, el Espíritu Santo condujo dicha tarea, de esta manera toda la Escritura está
libre de error humano.
(2) Útil Para redargüir: esto hace referencia a “escarbar y reprender”. Cuando la
Palabra cala hondo en la mente (conciencia) y corazón del hombre, éste se ve a sí
mismo culpable y condenado. La culpa es una facultad que Dios nos dio para provocar
una reacción de arrepentimiento.
(3) Útil Para corregir: Esto significa: “volver a enderezar, poner derecho”. Una vez
que el oyente acepte su culpa por su pecado, y busca desesperadamente la misericordia
de Dios, entonces Dios actúa para transformar su vida, y aquí se ejerce la utilidad de la
Palabra cuando empieza a corregir lo que ha sido hallado malo en nuestras vidas.
La expresión: “a fin de que”, indica propósito. La Palabra de Dios no es tan sólo teoría,
sino también aplicación de cada una de las cosas aprendidas. Y estas son: (1)
Pertenencia: “El hombre de Dios”, Dios ha puesto su sello en el creyente, Él es su
dueño, su Señor. Pues en el hombre de Dios debe notarse el carácter de Cristo. Porque
en el hombre de Dios, el Espíritu Santo habita dentro de su ser.
(2) Madurez: “sea perfecto”; hace referencia a madurez o algo completo. Por lo tanto, si
se trata de ser completo entonces hay un proceso de crecimiento hasta llegar a la
estatura de Cristo. Nuestra perfección será completada por la obra de Cristo. Importante:
No caigamos en el letargo espiritual conservándonos como niños (inmaduros)
espirituales, dejándonos arrastrar por cualquier corriente de doctrina.
(3) Capacitación: “enteramente preparado”; indica que Dios nos capacita, es decir, nos
ha equipado a través de la iglesia, los pastores, los discipuladores, las circunstancias, y
la oración, para que ejerzamos toda buena obra.
Y (4) Aplicación: “Para toda buena obra”. No obras buenas sólo por fuera, sino por
dentro y naturalmente hacia afuera. La Biblia para la iglesia, no sólo debe quedarse
como objeto de estudio, sino como su patrón de conducta. Aunque todo cristiano es
salvo para la eternidad, no todos recibirán el mismo grado de recompensas. Hagamos
pues, tesoros en el cielo. Y como podemos ver, todo esto indica que el discípulo ha
madurado.
“Te requiero delante de Dios y de Cristo Jesús, quien ha de juzgar a los vivos y a los
muertos, tanto por su manifestación como por su reino: Predica la palabra; mantente
dispuesto a tiempo y fuera de tiempo; convence, reprende y exhorta con toda paciencia
y enseñanza. Porque vendrá el tiempo cuando no soportarán la sana doctrina; más
bien, teniendo comezón de oír, amontonarán para sí maestros conforme a sus propias
pasiones, y a la vez que apartarán sus oídos de la verdad, se volverán a las fábulas.
Pero tú, sé sobrio en todo; soporta las aflicciones; haz obra de evangelista; cumple tu
ministerio”.
Después de leer estos versículos, tal vez digas: esto no es para mí, yo no soy pastor ni
misionero, creo que puedo pasar por alto estas demandas. Le tengo noticias, tanto usted
como su pastor, están en la obligación de tener un ministerio delante de Dios. Así que,
cualquiera sea su ministerio, necesita conocer estas demandas.
Pues bien, antes que pasemos a enumerar las demandas, es necesario detenernos y
analizar, la seriedad del caso: “Te requiero delante de Dios y de Cristo Jesús, quien ha
de juzgar a los vivos y a los muertos, tanto por su manifestación como por su reino”.
Como puede verse, el valor de tu ministerio se mide por la grandeza del demandante.
Note 5 características del demandante: (1) Es Dios, del cielo y la tierra. (2) Es Cristo, el
Mesías prometido. (3) Es Jesús, el Salvador del mundo. (4) Es juez, sobre vivos y
muertos. Y (5) Es Rey, sobre todo lo creado. Ahora sí, anotemos las 7 demandas para
un ministro de Dios:
(1) “Predica la palabra”; Qué mala administración es aquella, donde gastamos más
tiempo en los programas que en la predicación. Es por eso que Pablo recalca: “mantente
dispuesto a tiempo y fuera de tiempo”.
(3) “reprende”; sean los creyentes inmaduros en la iglesia, o sean nuestros hijos en la
casa, un líder (de la iglesia u hogar), debe saber reprender con amor a su prójimo,
corregirlos con ternura, enderezar sus pensamientos, y encaminarlos en el sendero
correcto. Recuerde: sus acciones hablan más fuerte que sus palabras.
(4) “exhorta”; esta palabra se entiende como pararse al lado de otro para darle ánimo y
ayudarle a sobrellevar sus cargas. El modo: “con toda paciencia y enseñanza” (también
traducido como doctrina). Sinceramente que, nuestros hermanos débiles en la fe, o los
hijos rebeldes, necesitan mucho de nuestra paciencia.
Pablo hace un paréntesis, y agrega la razón de las demandas: “Porque vendrá el tiempo
cuando no soportarán la sana doctrina; más bien, teniendo comezón de oír,
amontonarán para sí maestros conforme a sus propias pasiones, y a la vez que
apartarán sus oídos de la verdad, se volverán a las fábulas”. La iglesia del siglo XXI se
encuentra en ese tiempo. La predicación en los púlpitos de ha convertido en un show de
entretenimiento.
(6) “soporta las aflicciones”; porque el ministerio encomendado sobre tus hombros, no
es cosa fácil. Dirigir una iglesia y criar hijos no es para cobardes.
Y (7) “haz obra de evangelista”; porque no podemos pasar por la tierra, sin llevar si
quiera un alma a los pies de Cristo. En resumen: “cumple tu ministerio”.
¿Sabes lo que significa abrir una carta y leer palabras de despedida de tu padre, quien
está cerca de su muerte? Pues bien, hoy quiero dedicar este devocional a un buen amigo
que ha experimentado tal pérdida en este último par de días.
Así que Pablo hace un resumen sobre en qué ha consistido su ministerio en todos estos
años desde que fue convertido al cristianismo: Primero: “He peleado la buena batalla”;
del término griego para “batalla” se deriva nuestra palabra “agonía”. Pablo sabía en
carne propia lo que significa haber luchado por defender la fe de Cristo. La comodidad
del cristianismo en nuestros días nos ha hecho perder el enfoque de tal significado.
Segundo: “he acabado la carrera”; Pablo se había mantenido fiel al ministerio que
Dios había puesto sobre sus hombros. De hecho, esta clase de fidelidad no significa que
nunca se equivocó (de lo contrario no tendríamos el texto de Romanos 7). Esta es la
clase de fidelidad que se mide por la perseverancia, y no por los logros obtenidos. Están
corriendo aproximadamente los años entre el 66-68 d.C., y en Pablo pesan
aproximadamente entre 60 y 70 años. Lo importante es que llegues al final de tus días
habiendo cumplido con el Señor.
Tercero: “he guardado la fe”. Esto se refiere a toda la revelación que le fue concedida y
a la que se mantuvo como un fiel expositor de la misma. No puedes vivir el cristianismo
lejos de la Fe revelada en las Escrituras, no puedes ser cristiano sin Fe en Jesucristo. No
puedes ser digno de los galardones en el cielo si no has guardado, estudiado, aplicado,
defendido y proclamado la Fe de Cristo.
Después de resumir su ministerio nos presenta su esperanza: “Por lo demás, me está reservada
la corona de justicia”. Este es el premio del supremo llamamiento, y además reconoce que Dios
es justo para recompensar a quienes lo merecen: “la cual me dará el Señor, el Juez justo”. Me
pregunto si estás viviendo tu cristianismo con esta misma esperanza. Esto significa, que pese a
lo que pase con tu vida, has guardado tu depósito en Dios. Y mientras tanto, sirves a Dios cada
día como si fuera el último de tus días. Porque luego, “en aquel día”, Dios sabrá darnos grandes
galardones según nuestras obras.
Y por si fuera poco: “no sólo a mí, sino también a todos los que han amado su venida”. ¿Eres
parte de este grupo? ¿Amas y anhelas el regreso de tu Señor? Si Jesús vendrá cuando todo
hombre sobre la faz de la tierra haya escuchado el mensaje de salvación, ¿Qué estás haciendo
para que su regreso ocurra pronto?
Hace un tiempo atrás, alguien escribió un libro titulado, los pastores también lloran. Eso es
cierto…, y muy cierto. Es posible que podamos pensar que, lágrimas ocurrían detrás de estas
palabras muy sentidas de parte del apóstol: “Procura venir pronto a verme”. Esta es su
primera necesidad: un compañero fiel, y quién mejor que Timoteo. Luego explica la
razón de esta petición: “porque Demas me ha desamparado, habiendo amado el mundo
presente, y se fue a Tesalónica”. Tal vez, en el algún momento hemos llegado a creer
que nuestros buenos amigos nunca nos fallarán, estarán con nosotros en las buenas y en
las malas. Qué grande es la decepción cuando ocurre lo contrario.
Luego, Pablo menciona a dos de sus colaboradores: “Crescente fue a Galacia, y Tito a
Dalmacia”. Sabes, lo impresionante en Pablo era su carácter abnegado. Siempre estaba
dispuesto a colocar sus necesidades en segundo plano con tal que el avance del reino se
extienda lo más pronto posible. Tal vez, pudo decir: necesito que Tito se quede
conmigo. ¡Pero, No! Dalmacia necesitaba que la Palabra de Dios sea predicada, y Tito
fue comisionado como un obrero digno de encomio.
Ahora, tenemos la tercera necesidad del apóstol: “Trae, cuando vengas, el manto que
dejé en Troas en casa de Carpo”. Esta es una necesidad física. Recuerde que estamos
hablando de un hombre sobre los 60 ó 70 años. Así que, su golpeado y anciano cuerpo
necesitaba abrigo. Mire a su alrededor a los ancianos ministros antes que usted. Ellos
necesitan nuestra ayuda. Sus fuerzas ya no son la de antes. Seamos respetuosos y
colaboradores con ellos.
“En mi primera defensa nadie estuvo de mi parte. Más bien, todos me desampararon.
No se les tome en cuenta. Pero el Señor sí estuvo conmigo y me dio fuerzas para que
por medio de mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles escucharan. Y
fui librado de la boca del león. El Señor me librará de toda obra mala y me preservará
para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”.
Tu vida entera es un ministerio activo en servicio a Dios, ¿Te has visto solo o sola
algunas veces? ¿Tu compañero ha desertado? Bueno, ahora te toca a ti enfrentar las
cosas sin contar con ayuda de nadie.
Sabes cuál es la oración de Pablo frente a tal situación: “No se les tome en cuenta”.
Dime, ¿a qué te recuerda estas palabras? Sí, es cierto, vienen desde la cruz. Y también
viene desde la arena donde un mártir murió lapidado. ¡Vaya!, esto sí es amor al prójimo.
Pero, ¿se encontraba Pablo absolutamente abandonado? Creo que no, pues él dijo:
“Pero el Señor sí estuvo conmigo”. Este es el mensaje, no importa quién te prometa
seguridad, lo cierto es que todos podemos fallar a todos. Necesitamos aprender a
perdonar tal como lo hicieron Jesús, Esteban y Pablo. Pero, esto sólo es posible si el
Señor está con nosotros, como lo estuvo con Pablo. Esta fue su promesa: “He aquí yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
Además, la presencia del Señor opera en nuestras vidas, Pablo registró: “y me dio
fuerzas”. Las condiciones físicas y emocionales de Pablo, realmente ameritaban
rendición, pero no, no ocurrió de esa manera. Porque sin importar cuán gastado y
golpeado estaba su cuerpo, su espíritu era más fuerte cada día.
Por otro lado, las necesidades del apóstol no serían un obstáculo para que se cumpliera
la Gran Comisión: “para que por medio de mí fuese cumplida la predicación”. Pues,
Roma era la médula de todo el mundo gentil hasta ese entonces conocido. Por eso Pablo
dijo: “y que todos los gentiles escucharan”. Esto es verdad, no importa cuánto sudor y
lágrima ha de costarnos, Dios ha de llevar a cabo sus propósitos.
¿Cuántas aventuras misioneras hemos pasado donde nuestras vidas hayan estado en
riesgo? ¿Alguna? En este caso, dijo el apóstol: “Y fui librado de la boca del león”.
¿Sabes, por qué? Jesús enseñó, nadie puede aumentar o quitar un día a su propia vida o
a la de otro. No importa cuán riesgoso sea el ministerio, los tiempos son de Dios. Por
eso: “El Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial”.
Entonces, una cosa es segura: somos guardados para su reino. La muerte es tan sólo la
puerta de acceso.
Unámonos a Pablo en decir: “A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”.
#26 TRABAJO EN EQUIPO
(2°Timoteo 4:19-22)
Esto indica, que para nada, el ministerio significa jugar al llanero solitario. En los
versículos leídos anteriormente Pablo nos muestra que, siempre se valía de un equipo
para el avance del reino de Dios. Notemos algunos detalles:
Tercero, tenemos a “Erasto”, quien “se quedó en Corinto”. Esto implica que el
ministerio continúa a través de los miembros del equipo. Es difícil precisar quién es este
miembro del equipo. Ya sea un funcionario público (Romanos 16:23), el ayudante de
Timoteo (Hechos 19:22), o algún otro. Por otro lado, también es difícil precisar si éste
fue dejado por Pablo en Corinto, o si él mismo, prefirió quedarse en Corinto y no fue a
visitar a Pablo.
Bueno, el punto es que, no se necita la presencia del apóstol para que el ministerio
recién marche. Cada miembro del equipo sabe cuál es su función y su ministerio, el cual
pone por obra delante de Dios.
Quinto, Pablo hace un paréntesis en los saludos y le pide a Timoteo: “Procura venir
antes del invierno”. El tiempo apremia, porque la navegación es difícil en esta época del
año. De esto deducimos que la carta fue escrita a finales de la primavera o principios del
verano. Por eso, Timoteo tenía que recoger la capa (abrigo) de Pablo y llevárselo.
Los ministros jóvenes no debemos olvidar que estamos en deuda con los ministros antes
que nosotros. Ofrezcamos nuestra ayuda en todo cuanto sea necesario.
Sexto, ahora los saludos cambian de remitente: “Te saludan Eubulo, Pudente, Lino,
Claudia y todos los hermanos”. Muy probable que se trate de miembros de la iglesia en
Roma (tal vez, líderes en el ministerio), porque 3 de estos nombres provienen del latín.
Séptimo, un saludo-bendición personal: “El Señor Jesucristo sea con tu espíritu”. Para
bendecir a la persona de Timoteo, Pablo menciona los 3 títulos de Jesús: (1) El título
divino: “Señor”. (2) El título de su encarnación: “Jesús”. Y (3) El título de su
mesianismo: “Cristo”.
Y octavo, una bendición final para toda la iglesia: “La gracia sea con vosotros”. Porque
toda operación salvífica, santificadora, protectora y bienhechora, viene por la Gracia de
Dios. Si no fuera por su gracia, no estaría escribiendo estas líneas. Si no fuera por su
gracia, no te pararías al frente de la congregación cada domingo para llevar su Palabra.
Si no fuera por su gracia, no fueras miembro del cuerpo de Cristo. Y si no fuera por su
gracia, no tendríamos la promesa de la glorificación.
Hemos llegado al final de esta carta, la divina gracia sea contigo, estimado lector.