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TAITA MÌRAME EL DIENTE

(Cuento)

Y el viejo Matías, empezó así su relato:

"Ya casi era de nochecita, cuando los arrieros decidieron acampar debajo del cerro Manchán.

Después de descargar las piaras compuestas de mulas y burros, amarraron a las bestias para que no se
espantaran. Sacaron las talegas de fiambre y los chifles y se sentaron a merendar, después sacaron las botellas
de anisado y se pusieron a beber.

De pronto - Ña, Ña, Ña, Ñaaa — Se escuchó el llanto de un niño desde la oscuridad.

Casi todos aguaitaron en medio de la oscuridad de la noche, tratando de ver de donde provenía el llanto; pero
como el llanto se oyó mas cerca y mas desesperado, don Floro, el dueño de la piara, comentó - Yo he visto que
nadie vive por aquí, seguro que algún caminante ha acampado cerca de nosotros.

- Y qué modo de gritar del churre compadre, si se me escarapela el cuerpo al oírlo - dijo uno - - Parece el llanto
del mal de los siete días - agregó otro - Después siguieron conversando, diciéndose que seguramente la criatura
estaba sola, pues no se oían voces ni pisadas en la soledad del campo. Alguno opinó que se le había caído a
alguna viajera y no falto quien supusiera, que alguna madre desnaturalizada lo hubiera abandonado.
Don Floro, hombre cristiano y comedido, propuso que lo mejor era ir a buscar y recoger a la criatura y sin pedir ni
esperar que otro lo acompañe, cogió su poncho y tomó el camino de donde venia el llanto.

- Ña, Ña, Ñaaa! - lloraba con mas fuerza la criatura.


- Parecía que "aquisito" nomás estaba, se iba diciendo mientras caminaba, dándose cuenta de que se alejaba ya
regular distancia.

Al fin, detrás de unos arbustos, distinguió un bulto blanco donde se encontraba envuelto un bebé recién nacido.
Don Floro, cogió a la criatura y con mucho cuidado lo envolvió en su poncho, emprendiendo el camino de
regreso.

Al apretarlo contra su pecho en humano afán de protección, reparó en que el niño ardía en fiebre - Angelito de
Dios - comentó en voz alta, entonces oyó que el recién nacido reía a carcajadas.

Extrañado de que hiciera esto un recién nacido, lo miró por la boca del poncho y vio horrorizado que la cara del
muchachito coloreaba como la candela; los ojos le relampagueaban y un aliento repugnante le salía de la boca
adornada por un colmillo que le llegaba hasta el pecho, al tiempo que le decía con voz ronca:
Taita, mírame el diente!

- Ave María Purísima exclamó don Floro aventando a la criatura y santiguándose. Al caer la criatura al suelo, se
hizo una verdadera candela, de la que salio el mismísimo demonio, con sus cachos, su rabo, sus patas de cabra
y despidiendo olor a azufre.

Antes de desmayarse, don Floro oyó que el maligno le decía:


- Gracias a que llevas puesto el escapulario de Magdalena, no alzó contigo!
Al poco rato, llegaron sus compañeros que salieron a buscarlo muy preocupados y lo hallaron en el suelo
echando espuma por la boca, pero bien agarradito de su escapulario.
Pinkosmarca (Mito de Ancash)
En un principio no existieron hombres. En el mundo sólo había animales, plantas y piedras, pero el
Japailán Kamakoj decidió poblarlo con seres superiores. Por eso hizo nacer de la tierra a los Warikunas
que se establecieron en Pomabamba. Los Waríkunas eran gigantes. Llevaban enormes piedras en el
hombro, y con ellas construyeron hermosas ciudades.

Pinkosmarca - Mito Ancashino


Pero eran malvados. Se destrozaban en guerras continuas. Del oriente vinieron los Aukas, que eran
mejores guerreros que los Warikunas, y los exterminaron.
El exterminio enojó mucho al Japallán Kamakoj. Llamó a tres cóndores y les dijo:

-Recorred el mundo entero pregonando que los Aukas serán castigados.

Los cóndores recorrieron el mundo de uno a otro confín proclamando su fatal designio. Sólo tres días les
tomó cubrir el planeta con sus vuelos. Al cabo de ese tiempo estalló una tempestad jamás vista. Entre
truenos y relámpagos pavorosos que no tenían cuando acabar, cayó un diluvio. Llovió por un largo tiempo
imprecisable. La tierra se conmovió desde sus cimientos. Se desmoronaron las gigantescas ciudades y
perecieron la gente, los animales y las plantas. El mundo se convirtió en un infinito lago barroso con las
ciudades sepultadas en sus insondables entrañas y sólo cuando no quedó rastro de vida, las negras
aguas se retiraron al mar arrastrando los escombros de las ciudades.

Concluido el castigo, el Japallán Kamakoj llamó nuevamente a los mismos cóndores.

-Ahora traed tres parejas de hombres-, les ordenó.

Los cóndores volaron por el mundo. En sus vuelos vieron que otros pueblos y otras ciudades habían sido
arrasados por otras catástrofes. Pero cada ave pudo encontrar una pareja de hombres: hembra y macho,
salvada de las hecatombes. Los tres cóndores los cargaron en sus espaldas y regresaron a Pomabamba
El Japallán Karnakoj ordenó que las tres parejas fueran depositadas en Pinkosmarka donde se
establecieron. Sus descendientes poblaron el continente americano.

Autor: Marcos Yauri Montero


Leyenda sobre el agua en el mundo andino
Tal vez un día se vaya el agua, por los malos tratos que le damos, no la cuidamos, contaminamos los ríos
y lagunas y tal vez será difícil que el agua pura y cristalina vuelva a irradiar nuestras vidas.
Se dice que desde tiempos inmemoriales la naturaleza Pachamama vive en relación con el hombre, ha
sido y es la Diosa reconocida por su poder sobre todas las cosas. La Pachamama está conformado por
diferentes familias, en este mundo todos los seres son animados tienen vida, la familia de cerros, de
plantas, de las aves, las personas y una de ellas es la familia del agua.

Cuentan que el Tayta granizo, es el papá del agua, y la Mama para la madre, esta familia tiene un poder
divino sobre todas las cosas, el granizo (como podemos decir la granizada) y la lluvia originan al agua
“Yaku”, el agua en nuestro medio significa la fecundidad de todas los seres vivos, sin agua nadie podría
vivir, y con el agua crecen las plantas que brotan de la Pachamama. La familia del agua habita en los tres
espacios de nuestro mundo andino. El granizo vive en el Hanaq Pacha, en las nubes perpetuas, la lluvia
vive en el Kay Pacha, en los ríos y lagunas y el agua vive en el Ukhu Pacha, en el mundo adentro de
donde emerge de los manantiales tiernos y cristalinos, el agua sale para formar acequias, ríos, lagunas y
lagos, el agua sale de los ojos de la Pachamama, pero si alguna vez las personas incomodan su
tranquilidad o quieren sacar más agua, estos manantiales desaparecen, es que también el agua se puede
enojar. No olvidemos también que el Tayta granizo ha puesto a su hijo el agua, en los lugares más
inhóspitos para que sea fuente de vida de toda la humanidad.

El Tayta granizo es una persona que viene cuando hay problemas en las comunidades, castigando
especialmente los abortos de mujeres, las peleas de las personas, las deudas y los engaños, entonces en
las comunidades donde ha caído la granizada se sabe que hay problemas, por eso las personas por
miedo al Tayta granizo, tratan de evitar los actos negativos y no pecar más.

El Tayta granizo es una persona con el que se puede conversar y decir que no venga, a su vez es una
persona que tiene su camino, él no camina por cualquier sitio la gente evita su llegada, soplando con
alcohol o golpeando con ropa negra. (Mayormente con pollera negra). El granizo es el que da sus
mandatos sobre la tierra, los hombres y los animales.
El agua hijo del granizo y la lluvia, es una persona que viene en su debido tiempo para regar las
sementeras y los pastizales, pero a veces hay sequía porque el agua no viene, entonces los comuneros
de la zona, suben a la laguna madre, (Mama qucha) del Apu Quwallaki, para pedir que venga el agua. En
la laguna madre el Yachaq o Paqu, conocedor de misterios, pide con sus plegarias para que venga el
agua, interpreta el futuro augurio, ve las olas de la laguna y escoge al agua. También hay otro tipo de otras
olas que representan a sus demás familiares, el Chikchi (granizada menuda) la tempestad y la helada. Y si
el Yachaq se equivoca en escoger la ola, como castigo puede caer uno de ellos y puede malograr los
cultivos y toda la vegetación. Una vez que se trae el agua en medio de danzas y una creencia legendaria,
se deposita en una chuwa (vasija de barro) y se deja a la intemperie y al ver esto viene su madre la lluvia,
para recuperar a su hijo el agua. Entonces el agua empieza caer y se termina la sequía. Dicen que en
otros pueblos hermanos la gente saca a las ranas para que estas lloren y por ellas venga el agua.

Tal vez un día se vaya el agua, por los malos tratos que le damos, no la cuidamos, contaminamos los ríos
y lagunas y tal vez será difícil que el agua pura y cristalina vuelva a irradiar nuestras vidas.

Fuente oral: Equicio Paxi Coaquira, Timoteo Fernández Aquise; Localidad de Mañazo, Comunidades del
Altiplano.

La misión del colibrí - LEYENDA


Cuentan que hace muchísimos años, una terrible sequía se extendió por las tierras de
los quechuas.

Los líquenes y el musgo se redujeron a polvo, y pronto las plantas más grandes
comenzaron a sufrir por la falta de agua.

El cielo estaba completamente limpio, no pasaba ni la más mínima nubecita, así que
la tierra recibía los rayos del sol sin el alivio de un parche de sombra.

Las rocas comenzaban a agrietarse y el aire caliente levantaba remolinos de polvo


aquí y allá.

Si no llovía pronto, todas las plantas y animales morirían.

En esa desolación, sólo resistía tenazmente la planta de qantu, que necesita muy
poca agua para crecer y florecer en el desierto. Pero hasta ella comenzó a secarse.

Y dicen que la planta, al sentir que su vida se evaporaba gota a gota, puso toda su
energía en el último pimpollo que le quedaba.

Durante la noche, se produjo en la flor una metamorfosis mágica.

Con las primeras luces del amanecer, agobiante por la falta de rocío, el pimpollo se
desprendió del tallo, y en lugar de caer al suelo reseco salió volando, convertido en
colibrí.

Zumbando se dirigió a la cordillera. Pasó sobre la laguna de Wacracocha mirando


sediento la superficie de las aguas, pero no se detuvo a beber ni una gota. Siguió
volando, cada vez más alto, cada vez más lejos, con sus alas diminutas.

Su destino era la cumbre del monte donde vivía el dios Waitapallana.

Waitapallana se encontraba contemplando el amanecer, cuando olió el perfume de la


flor del qantu, su preferida, la que usaba para adornar sus trajes y sus fiestas.
Pero no había ninguna planta a su alrededor.

Sólo vio al pequeño y valiente colibrí, oliendo a qantu, que murió de agotamiento en
sus manos luego de pedirle piedad para la tierra agostada.

Waitapallana miró hacia abajo, y descubrió el daño que la sequía le estaba


produciendo a la tierra de los quechuas. Dejó con ternura al colibrí sobre una piedra.

Triste, no pudo evitar que dos enormes lágrimas de cristal de roca brotaran de sus
ojos y cayeran rodando montaña abajo. Todo el mundo se sacudió mientras caían,
desprendiendo grandes trozos de montaña.

Las lágrimas de Waitapallana fueron a caer en el lago Wacracocha, despertando a la


serpiente Amarú. Allí, en el fondo del lago, descansaba su cabeza, mientras que su
cuerpo imposible se enroscaba en torno a la cordillera por kilómetros y kilómetros.

Alas tenía, que podían hacer sombra sobre el mundo.

Cola de pez tenía, y escamas de todos los colores.

Cabeza llameante tenía, con unos ojos cristalinos y un hocico rojo.

El Amarú salió de su sueño de siglos desperezándose, y el mundo se sacudió.

Elevó la cabeza sobre las aguas espumosas de la laguna y extendió las alas,
cubriendo de sombras la tierra castigada.

El brillo de sus ojos fue mayor que el sol.

Su aliento fue una espesa niebla que cubrió los cerros.

De su cola de pez se desprendió un copioso granizo.

Al sacudir las alas empapadas hizo llover durante días.

Y del reflejo de sus escamas multicolores surgió, anunciando la calma, el arco iris.

Luego volvió a enroscarse en los montes, hundió la luminosa cabeza en el lago, y


volvió a dormirse.

Pero la misión del colibrí había sido cumplida…

Los quechuas, aliviados, veían reverdecer su imperio, alimentado por la lluvia,


mientras descubrían nuevos cursos de agua, allí donde las sacudidas de Amarú
hendieron la tierra.

Fuente: Recopilación de Enrique Melantoni


La leyenda del río hablador

Hace mucho, pero mucho tiempo, vivía en la cima celestial el dios sol, conocido también como Inti. Un
joven de gran postura y sumamente bondadoso llamado Rímac, quien de cuando en cuando bajaba al
mundo de los humanos a contarles bellas historias, por lo que era muy querido y reverenciado.

Un día que acompañado de los demás dioses miraba hacia la tierra por las ventanas del palacio dorado,
vio que los llanos junto al mar eran azotados por una grave sequía; las hierbas, las flores y los árboles se
marchitaban y los hombres y animales morían de sed.

Los dioses se alarmaron y acudieron al dios Inti, su padre, a pedirle que librase a los hombres de la costa,
de aquella horrenda sequía. Pero el Inti les dijo que era imposible, pues según las leyes celestiales solo
sacrificando a uno de ellos en el altar de fuego podrían conseguir agua.

Los dioses callaron, sin embargo, ante la sorpresa de todos, Chaclla, la más bella y virtuosa de las hijas
del sol, poniéndose delante de su padre se ofreció valientemente ante el sacrificio.

Rímac que adoraba a su hermana, se arrodilló implorante y pidió a Inti que lo sacrificase a él en vez de
ella, pero Chaclla, aun cuando agradecía su gesto, no aceptó aduciendo que los hombres echarían de
menos las bellas historias que aquel sabía contarles.

Mas Rímac insistió, finalmente a ruego de ambos y ante la resignación de Inti, los dos se dirigieron al altar
de fuego para el sacrificio. El dios sol pudo así hacer llover la tierra.

Agradeciendo a los cielos, los yungas, así llamados antiguos hombres de la costa, recibieron el agua
jubilosos.

Rímac y Chaclla, envueltos en infinidad de gotas caían sobre las montañas cercanas al gran valle de Lima,
y convertidos en un tormentoso río corrían, jugando y riendo, hacia el mar. Una vez allí, elevándose en
forma de nubes, persiguiéndose, llegaban al cielo para vaciarse de nuevo.

Pero eso duró solo cuarenta noches, al cabo de los cuales, Chaclla quedó convertida para siempre en
lluvia y Rímac en el más bullicioso río de la costa peruana.

Cuenta la leyenda que quienes suelen sentarse a orillas del río Rímac y se ponen a escuchar con atención
perciben claramente el murmullo de sus aguas como se disuelve en una voz humana que cuenta
bellísimas historias de este y de antiguos tiempos, por eso se le llama “RÍO HABLADOR”.

Seamos amigos, conóceme y será tuyo mi saber, cuidemos la naturaleza y el agua que es fuente de vida y
alegría en el mundo.
Fuente escrita: Leyendas Peruanas, Oscar Colchado Lucio, Editorial Bruño, 1975.

El Sitio Arqueológico de Chankillo se encuentra ubicado en el distrito de Casma, en la provincia


del mismo nombre, dentro de la región de Ancash. Cuando hablamos de Chankillo son dos en
especial los lugares que no debemos dejar de tener en cuenta: La Fortaleza de Chankillo y junto
con esta, el observatorio solar que podemos encontrar en él y que recién fuera descubierto
públicamente como tal en 2007.
La Fortaleza de Chankillo, era el nombre y el tipo de construcción con el cual era conocido este
sitio arqueológico hasta antes de 2007 con la publicación sobre el sitio hecha por la revista
''Science''. Los investigadores creían anteriormente que esta edificación estaba hecha con fines
militares y lo relacionaban con la cultura Mochica asentada en el lugar durante los años 200 a 600
d.C. hoy en día se sabe que esta llamada fortaleza habría sido más bien parte de un santuario
astronómico prehispánico, y de hecho el más antiguo y mejor conservado de América con una
datación real de más de dos mil años de antigüedad (aproximadamente 2 300). Esta ad emás habría
sido escenario de diversos rituales astronómicos en honor al Astro Rey, y un antecedente directo
con el culto al sol que realizaran los incas durante su reinado. Junto con lo anterior, la parte
correspondiente a la fortaleza de Chankillo también habría servido, secundariamente, para
funciones de defensa, y actividades administrativas.
La Fortaleza o Castillo de Chankillo es una construcción circular que presenta muros de piedra y
se encuentra levantada encima de un cerro, en esta se reconocen al menos cinco tipos distintos de
construcciones vigorizadas: murallas, fortalezas, plataformas montañosas, aldeas rodeadas de
fortificaciones y torres de montaña. En la fortaleza se observa además el sistema de construcción
de plataformas artificiales superpuestas a partir de las cuales se iban agregando murallas y
torreones que servían para fines de vigilancia y defensa. En el centro de la fortaleza se mira
también un espacio amurallado en el que se encuentran habitaciones rectangulares y circulares.
El otro lugar de este sitio arqueológico, y tal vez el más importante a causa del descubrimiento de
2007 es el observatorio solar. Este se encuentra conformado por trece torres alineadas desde el
Norte hacia el Sur sobre una colina, ocupando un promedio de 300 yardas, estas torres abarcan los
arcos de salida y puesta del sol. Las torres servían, e incluso hoy siguen funcionando, para poder
determinar con demasiada exactitud el movimiento que realizara el sol durante el año. De esa
manera tanto los antiguos pobladores del lugar como observadores actuales pueden seguir
determinando las fechas de los solsticios y equinoccios. El observatorio habría sido utilizado por
sus creadores con fines prácticos y también rituales y habría tenido un gran número de peregrinos;
y más adelante, durante el periodo de dominación inca, hubiera sido utilizado por estos para
demostraciones del poder de los mismos en relación con finalidades políticas.

Para poder llegar a este Sitio Arqueológico, el viajero deberá tomar, vía motorizada, la ruta que va
por el valle de Casma, teniendo como punto de referencia el pueblo de San Rafael.

LOS GUERREROS DE SECHÍN


Publicado el 1 octubre, 2011 por hasenroniz

Los guerreros regresan de la batalla pisando una “alfombra” con los restos de los vencidos, en
su mayor parte cabezas cortadas con la boca desencajada y llenas de sangre, brazos y piernas
amputadas… Desfilan orgullosos con sus colores de guerra, sus cascos coronados de plumas y
sus armas. Caminan serios, hieráticos, tras los pendones victoriosos. No hay sacerdotes, el
desfile es solo para ellos y el pueblo les aclama. Pasan mil… dos mil… tres mil… cinco mil
años. Todo aquel ceremonial grabado en piedra, una obra colosal e impresionante, quedó
sepultado y olvidado durante milenios…

… Hasta que el conjunto arqueológico fue descubierto allá hacia 1937. Y hasta que, ya en
nuestros días, el lugar ha vuelto a estar de actualidad tras los nuevos descubrimientos
realizados que muestran en todo su esplendor este centro ceremonial, perteneciente a una
desconocida cultura de la que aún no se han conseguido desvelar los múltiples misterios que
la envuelven en sombras.

Perú es, todo él, un inmenso campo arqueológico, donde los hallazgos se suceden cada poco
tiempo, y donde no ya ciudades sino culturas enteras quedan por ser descifradas. Uno de los
más sorprendentes descubrimientos del pasado siglo fue este de Cerro Sechín, un templo de
carácter ceremonial, rodeado en su perímetro por grandes losas grabadas con unas fieras
figuras perfectamente conservadas. Algunas de esas losas superan los cuatro metros de altura
y, en su conjunto, forman el monumento escultórico más importante de toda la costa peruana,
y seguramente el más antiguo de Suramérica.

El descubrimiento de Cerro Sechín se produjo en 1937, año en el que se localizó la piedra que
los campesinos llamaron del “indio bravo” y que resultó ser la representación de un guerrero
recién ejecutado. Lo que parecían plumas resultaron ser sus cabellos erizados.

Cerca de cien monolitos fueron hallados entonces, así como toda la parte delantera del
templo. Luego, el lugar volvió a ser olvidado y muchas de sus piedras desaparecieron. En
1970, el trágico terremoto del Callejón de Huaylas, que causó miles de víctimas, sepultó lo
poco que se había encontrado hasta entonces.

En los años siguientes, se consiguió poco a poco sacar a la luz el conjunto en lo que parecía su
casi totalidad, aunque aún quedaba por excavar la parte sur y el primitivo templo de barro que
se encontraba debajo del de piedra.

En los tres muros descubiertos se ordenan simétricamente trescientos monolitos, algunos con
un peso de tres toneladas. El motivo central del conjunto se despliega en torno a la figura del
guerrero, y se ordena en dos grandes grupos: los guerreros victoriosos con sus cascos y armas,
y los guerreros vencidos (en su mayor parte reducidos a cabezas decapitadas). Es un desfile
ceremonial que se dirige hacia las puertas del templo. los vencedores están representados en
las estelas mayores y los vencidos en las pequeñas.

Tras los nuevos hallazgos realizados se cree que por fin se podrá ordenar definitivamente la
procesión guerrera, explicar su finalidad y aclarar el significado de símbolos como el caimán y
la serpiente, que esta cultura legó a otros pueblos y que después perduró como extendido
símbolo en todo el continente hasta la llegada de los españoles.

Se han atribuido los más diversos vínculos y relaciones a estas figuras, de estilo patético y
expresionista. Hay en sus trazos cierto parecido con los llamados “danzantes” de Monte Alban
en México, y se los relaciona también con las figuras de Tiahuanaco (Bolivia). Los arqueólogos
siguen dudando de si este es un templo Chavin (la cultura matriz del Perú) o si, por el
contrario, tiene características propias. Las últimas investigaciones parecen demostrar que
este templo no fue abandonado, sino enterrado ceremonialmente hace unos 3.500 años.

En todo Perú no hay un homenaje a la muerte, a la guerra, a los vencedores y vencidos tan
dramático como éste. Ahora se sabe que toda la zona del Valle de Casma fue un centro
político, religioso y social con una cultura muy superior a la de sus vecinos y que desde aquí
emigraron y se llevaron su bagaje cultural a otras zonas del Perú.

A quince kilómetros hacia el sur se encuentra Chankillo, el observatorio astronómico más


antiguo de América, con trece torres y una fortaleza con tres murallas. A la misma distancia
están los geoglifos de Pampa Colorada, que se divisan desde un cerro cercano, y que son
figuras de entre 25 y 40 metros, muy parecidas a las de Nazca, pero más pequeñas.

A dieciséis kilómetros se encuentra Moxeque y su conjunto arqueológico y a dos kilómetros, la


Pampa de Llamas, una cancha de pelota 700 años más antigua que las conocidas de México.

Cerro Sechín, Palacio Sechín, Templo Sechín o Pirámide de Sechín, está situado en el km 371
de la carretera Panamericana, en el desvío que va hacia Huaraz. El complejo lo forman una
galería de piedra, una plaza semihundida y siete edificios. Dos de ellos ocupan el centro y los
demás se despliegan en los lados, separados por galerías.

De los edificios centrales, uno es de barro (el más antiguo) y el otro, de piedra. El más antiguo
contiene una cámara sagrada con un atrio que comunica a dos habitaciones y dobles
escalinatas. Los muros fueron pintados de azul y rosado. Hay asimismo relieves polícromos y
pinturas murales de dos pumas. Detalle muy importante, ya que la pintura es escasa y
rarísima en la arqueología peruana. Esta construcción fue modificada y ampliada varias veces,
y parece ser que la conclusión del conjunto fueron las estelas grabadas.

El arqueólogo Henning Bischof ha estudiado los últimos relieves de barro de Cerro Sechín,
identificando un ritual de sacrificios humanos al mar. El dibujo menor es un enorme pez y
también el de un hombre sacrificado al que luego se arrojaría al mar para que los peces lo
devoraran. Los sacrificios se relacionaban con la necesidad de controlar las lluvias.
Algunos investigadores peruanos, como Fernando Llosa o Loayza, sostienen que hay un cierto
parecido entre los monolitos de Sechín y la tradición oriental. Varias de las figuras de piedra
tienen un cierto parecido con héroes de la mitología china. Es más, Sechín quiere decir
“cuerpo visible” y la palabra Perú podría venir del término chino “Pelú” que significa “bruma
blanca”. Loayza piensa que es posible la navegación desde China hasta América bordeando la
costa, partiendo de Formosa y siguiendo una corriente marina que une ambos continentes.

El mundo, nuestro mundo, está lleno de misterios.

CAMINANTE DE UN DESTINO SIN DESTINO. (Relato).- Autor: César Oliden


Alegre
CAMINANTE DE UN CAMINO SIN DESTINO (Relato). Autor: César Oliden Alegre
Partió un joven desde un fresco jardín, partió sin destino ni fin. Partió porque en su mente decía que a nadie ni
nada necesitaba. Partió confundido y sin saber por qué…
Más allá del horizonte, se extendía de desierto cruel y caluroso… camino el joven sin rumbo ni fin. Caminó
confundido sin saber por qué.
Años después, otro joven, quien fuera un niño pequeño cuando el primer joven partió, caminando con rumbo fijo y
pasó seguro por el gran desierto, encontró unos huesos blanqueados por el sol.
Indiferente los pateó, pero al voltear el esqueleto, halló una cadena con una medalla en la cual estaba grabado un
nombre. Con indiferencia la recogió y llevó a su destino.
Ya en su descanso, quiso saber lo que decía la medalla del esqueleto indiferente, tirado sin gloria en la
inmensidad del desierto, y sus manos temblaron… las lágrimas rodaron por sus mejillas al leer el nombre.
Con afán se superó, trabajo de sol a sol, y al tener a sus hijos, con cariño los educó.
Cada día los abrazaba y besaba como si fuera el último día de sus vidas, Vivió cada instante, cada flor, cada
amanecer y cada hermoso anochecer. Con paciencia perdono y con prontitud agradeció.
Siempre llevó presente la medalla del esqueleto indiferente y en su recuerdo educó bien a sus hijos, para que
desde pequeños supieran lo que quieren, imaginen su camino en la vida y lo sigan, por duro que sea, con rumbo
y mente despejada, sin caprichos ni vicios.
Dura tarea tuvo, pues la modernidad acechaba, pero al final, cuando peinaba canas y un día un inocente nietecito
le preguntó por la razón de la medalla y por qué lloraba cuando la acariciaba, si solamente era un esqueleto
indiferente tirado allá en la inmensidad del desierto, el viejecito contestó… antes de morir te lo diré…y así
pasaron los años, hasta que, llegado el minuto final, el nieto, ya adulto y aventurero volvió a preguntar y, las
últimas palabras del abuelo fueron… el esqueleto era mi hermano mayor, tan alocado y caprichoso, que nunca
trazó el destino de su vida, y por eso es que con esmero los crié a ustedes; para que nadie los mire tirados en la
inmensidad del desierto de la vida inútil.
…y… se marchó al cielo.
RESPONDE LO SIGUIENTE:
1. ¿Qué personaje te agrado? ¿Por qué?
………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………
2. ¿Cuál es el mensaje del relato?
………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………
3. ¿Qué opinas de la lectura?
………………………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………………..
4. Dibuja lo que más te ha impresionado del relato.
TAITA MÌRAME EL DIENTE (Cuento)

Y el viejo Matías, empezó así su relato:

"Ya casi era de nochecita, cuando los arrieros decidieron acampar debajo del cerro Manchán.

Después de descargar las piaras compuestas de mulas y burros, amarraron a las bestias para que no se
espantaran. Sacaron las talegas de fiambre y los chifles y se sentaron a merendar, después sacaron las botellas
de anisado y se pusieron a beber.

De pronto - Ña, Ña, Ña, Ñaaa — Se escuchó el llanto de un niño desde la oscuridad.

Casi todos aguaitaron en medio de la oscuridad de la noche, tratando de ver de donde provenía el llanto; pero
como el llanto se oyó mas cerca y mas desesperado, don Floro, el dueño de la piara, comentó - Yo he visto que
nadie vive por aquí, seguro que algún caminante ha acampado cerca de nosotros.

- Y qué modo de gritar del churre compadre, si se me escarapela el cuerpo al oírlo - dijo uno - - Parece el llanto
del mal de los siete días - agregó otro - Después siguieron conversando, diciéndose que seguramente la criatura
estaba sola, pues no se oían voces ni pisadas en la soledad del campo. Alguno opinó que se le había caído a
alguna viajera y no falto quien supusiera, que alguna madre desnaturalizada lo hubiera abandonado.
Don Floro, hombre cristiano y comedido, propuso que lo mejor era ir a buscar y recoger a la criatura y sin pedir ni
esperar que otro lo acompañe, cogió su poncho y tomó el camino de donde venia el llanto.

- Ña, Ña, Ñaaa! - lloraba con mas fuerza la criatura.


- Parecía que "aquisito" nomás estaba, se iba diciendo mientras caminaba, dándose cuenta de que se alejaba ya
regular distancia.

Al fin, detrás de unos arbustos, distinguió un bulto blanco donde se encontraba envuelto un bebé recién nacido.
Don Floro, cogió a la criatura y con mucho cuidado lo envolvió en su poncho, emprendiendo el camino de
regreso.

Al apretarlo contra su pecho en humano afán de protección, reparó en que el niño ardía en fiebre - Angelito de
Dios - comentó en voz alta, entonces oyó que el recién nacido reía a carcajadas.

Extrañado de que hiciera esto un recién nacido, lo miró por la boca del poncho y vio horrorizado que la cara del
muchachito coloreaba como la candela; los ojos le relampagueaban y un aliento repugnante le salía de la boca
adornada por un colmillo que le llegaba hasta el pecho, al tiempo que le decía con voz ronca:
Taita, mírame el diente!

- Ave María Purísima exclamó don Floro aventando a la criatura y santiguándose. Al caer la criatura al suelo, se
hizo una verdadera candela, de la que salio el mismísimo demonio, con sus cachos, su rabo, sus patas de cabra
y despidiendo olor a azufre.

Antes de desmayarse, don Floro oyó que el maligno le decía:


- Gracias a que llevas puesto el escapulario de Magdalena, no alzó contigo!
Al poco rato, llegaron sus compañeros que salieron a buscarlo muy preocupados y lo hallaron en el suelo
echando espuma por la boca, pero bien agarradito de su escapulario.

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