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NUEVOS CONCEPTOS MEDICO LEGALES

SOBRE EL DICTAMEN DE LESIONES PERSONALES

María Dolores Sánchez Prada*

RESUMEN

Se propone una nueva definición de incapacidad médico-legal, teniendo en cuenta además de elemento de
reparabilidad, el de gravedad de lesión, para que el perito pueda actuar en concordancia con la voluntad del legislador.

Igualmente se proponen algunas ideas respecto a la valoración de secuelas médico – legales, las cuales serán de
utilidad para los profesionales que deben laborar en esta área de Medicina Legal.

En nuestra rutina diaria en el desempeño como médicos forenses vemos con relativa frecuencia solicitudes de
ampliaciones y explicaciones emanadas de jueces y abogados litigantes, sobre el dictamen de lesiones personales.

A nuestro modo de ver muchas de estas inquietudes están motivadas por la desinformación de los juristas sobre los
fundamentos teóricos de este tipo específico de dictamen pericial. Lo mismo podríamos afirmar de ciertas peritaciones
realizadas por los médicos no actualizados en el ejercicio de la medicina forense, que en lugar de cumplir la misión
encomendada de auxiliar al juez, lo que logran es desviar una verdad o complicar una situación que se creía ya resuelta.

La investigación del delito de “lesiones personales” encuentra una valiosa prueba en el reconocimiento médico –legal,
pues en este documento se plasma la evidencia de la infracción penal, pudiéndose afirmar que este dictamen
“materializa” el delito. El bien jurídico en este caso “integridad personal” se encuentra vulnerado y es precisamente en el
informe pericial donde se señala la naturaleza de la lesión y la gravedad de la misma que son los elementos
fundamentales que le permiten al juzgador conocer la magnitud del hecho punible y ajustar sus decisiones punitivas a la
realidad procesal.

Mediante este escrito trataré de ampliar algunos conceptos expuestos por los tratadistas que se han ocupado de este
tema, pero que ameritan algunos comentarios que facilitarán la labor del médico forense y de los jueces y litigantes al
interpretar los resultados de esta prueba pericial.

De la “incapacidad para trabajar o enfermedad” nos encontramos aquí uno de los conceptos fundamentales de la pericia
médica en el dictamen de “lesiones personales”. El legislador en su sapiencia quiso graduar la punibilidad del actor,
haciendo corresponder las penas menores a las lesiones más leves y de menor compromiso vital, a la vez que reservó
las penas mayores para las lesiones más severas y de mayor gravedad; cuestión que quedo plasmada en el texto del
artículo 332 que a la letra dice “incapacidad para trabajar o enfermedad” “ si el daño consiste en incapacidad para
trabajar o enfermedad que no pase de 30 días, la pena será arresto de 2 meses a 2 años y multa de cien a un mil pesos.
Si pasare de 30 días sin exceder de 90, la pena será de 6 meses a 3 años de prisión y multa de un mil a cinco mil pesos.
Si pasaré de 90días, la pena será de 18 meses a cinco años de prisión y multa de un mil a diez mil pesos”, entonces, el
concepto de “incapacidad” debe manejarse con claridad meridiana, pues es el lenguaje indirecto que el perito utiliza
para informar al juez sobre la magnitud del hecho punible, por lo tanto el médico forense no sólo debe tener como criterio
para fijar la incapacidad, el aspecto meramente clínico de la reparación biológica de una lesión sino que su dictamen
debe comprender el aspecto jurídico para ser consecuente con la intención del legislador.

Una de las causas que genera interpretaciones erróneas en cuanto a las conclusiones de este dictamen en lo referente a
la incapacidad, es la redacción ambigua que utilizó el legislador al encabezar el artículo 332 del Código Penal, así:
“Incapacidad para trabajar o enfermedad “que permite hacer dos interpretaciones diferentes. Primero, puede ser que al
utilizar la conjunción “o” infiera que el término “incapacidad para trabajar” es sinónimo de “enfermedad”, cuestión esta
que no resiste una crítica juiciosa pues es evidente que estos términos no significan lo mismo, “incapacidad para
trabajar” es el tiempo en que por alteración orgánica o mental, el sujeto no puede desempeñar en su actividad laboral, en
cambio, “enfermedad” es un estado de alteración en la salud orgánica o mental de carácter leve, moderado puede
afirmar que una lesión leva, la cual ocasiona a un tejido un tiempo corto de enfermedad, no incapacita en ningún
momento al sujeto en su desempeño laboral.

Por lo anterior es obligante opta por la segunda interpretación, para la cual ubicaremos la norma dentro del contexto
legal. El título 13, capítulo segundo, del ordenamiento penal, tutela el bien jurídico denominado “integridad personal. El
artículo 332 que se refiere a la “incapacidad para trabajar o enfermedad”, no protege el derecho al trabajo ni la capacidad
laboral, por lo que la designación “incapacidad para trabajar” no se refiere a la ejecución de un “trabajo laboral”, sino
debe interpretarse como referente al desarrollo de un “trabajo funcional” de un tejido. De esta manera la conjunción “o”
estará bien utilizada, pues ahora sí se puede afirmar que la incapacidad de un tejido para desempeñar su “trabajo

*
Médico Forense- Instructor Asociado facultad de Medicina U. Nacional, Jefe de Reconocimientos Médicos. Instituto de Medicina
Legal.
funcional” normal y pleno se puede homologar el término enfermedad . Si la interpretación de los términos anotados, no
fuera esta última, ¿Qué pasaría con el desempeño o el menor de edad que no trabaja y fuesen víctimas de una lesión
personal? ¿ No ameritarían incapacidad para trabajar? Con la interpretación hecha en segundo lugar no existe ninguna
duda respecto a la respuesta, es evidente que si sus tejidos fueron lesionados, necesitarán un tiempo para recuperarse,
que el perito fija sin tener en cuenta la situación laboral del lesionado.

Este punto de vista lo aclaró el legislador cuando en la reforma al código Penal de 1980, sería una buena oportunidad
para despejar plenamente estas dudas, si se utilizara en el artículo 332 la denominación de “incapacidad méico –legal o
incapacidad penal”, que la diferenciaría completamente de la “incapacidad para trabajar” o “incapacidad laboral”.

INCAPACIDAD MEDICO LEGAL

En aras de la claridad y después de lo ya expuesto? En adelante utilizaré el término “Incapacidad médico legal”.

Cuando un sujeto es víctima de una agresión física o psíquica, desde el punto de vista medico y jurídico se ve expuesto
a dos consecuencias: la primera sería el tiempo de incapacidad y la segunda las secuelas, agrupadas por el legislador
en los artículos 33 y siguientes del Código Penal.

Tradicionalmente se ha definido la “incapacidad médico – legal” como el 2tiempo expresado en días, que tarda un tejido
lesionado para lograr su recuperación biológica primaria”, en muchos casos esta definición basada en elementos
meramente clínicos, se ajusta a la realidad procesal pero en no pocos casos se queda corta y no satisface la intención
punitiva que tuvo el legislador al utilizar el tiempo de la incapacidad como medida indirecta de dosificar la sanción según
se tratara de un ataque menor o mayor a la integridad personal del ciudadano.

Esta consideración obliga al médico forense a fundamentar su concepto de incapacidad en dos criterios objetivos que
serán los pilares esenciales de la peritación; el tradicional ya mencionado: el tiempo que gasta un tejido para repararse, y
el otro que tiene que ver con el propósito de la norma de utilizar la incapacidad como se denominaré “gravedad de
lesión”, que traducida al lenguaje “días de incapacidad” sería así: el ataque leve a la integridad personal se manifiesta
con incapacidad menor de 30 días que se sanciona con penas menores: arresto de 2 meses a 2 años y multa de cien a
mil pesos; pero si la lesión compromete seriamente la integridad del sujeto de incapacidad será mayor de 30 días y
acarreará penas mayores. Prisión de 6 meses a 3 años y aún más, si esta incapacidad es mayor de 90 días el tiempo de
prisión aumentará hasta cinco años.

Estos dos criterios “tiempo de reparación” y “gravedad” de la lesión los debe tener en cuenta el médico legista para emitir
un concepto útil a la administración de justicia, pues si olvida uno de ellos, es posible que emita una conclusión errada.
Esta situación la ilustraré mucho mejor con un ejemplo: si una persona recibe una herida profunda en el músculo
cuadriceps del muslo, amerita una incapacidad propia de tejidos blandos, pues se calcula que se reparará antes de 30
días, además se trata de un daño corporal que no pone en peligro la vida del lesionado ni la vitalidad de sus órganos o
miembros por lo que se confirma la incapacidad menor de 30 días. Pero si se tratase de esa misma herida en otro
músculo, en este caso el miocardio, la situación cambia, pues a pesar de que el músculo cardiaco también es tejido
blando y logrará su recuperación biológica en tiempo menor de 30 días, la gravedad de la lesión y la magnitud del
compromiso vital obligan a fijar una incapacidad superior a los 30 días.

Lo anterior hace perfectamente válida la proposición de ampliar la tradicional definición de incapacidad médico-legal,
incluyendo el elemento “gravedad”, de lo cual resultaría que el término “incapacidad médico –legal” denota: “Tiempo
expresado en días, que fija el médico perito, teniendo en cuenta la duración y gravedad de la lesión”.

La “duración de la enfermedad” (para utilizar idéntico lenguaje al usado en el artículo 363 del C.P.P.) debe interpretarse
como el tiempo que tarda un tejido lesionado en lograr una reparación biológica primaria, y “gravedad” denota: la
magnitud, compromiso, riesgo y severidad de la lesión.

A pesar, de que el elemento “gravedad” nunca había estado presente en la tradicional definición de incapacidad, la
historia nos muestra cómo a través del tiempo sí se ha tenido en cuenta para dictaminar. Lo observamos en los
dictámenes realizados antes de 1980,cuando el Código Penal del 36 determinaba el límite de 15 días de incapacidad,
para diferenciar penas menores y mayores, en esa época se fijaba a una lesión abdominal con compromiso de vísceras,
una incapacidad de 20 a 30 días, en cambio a partir de 1980 cuando la ley fijó los 30 días como límite, a esa misma
lesión le dictaminamos de 35 a 45 días de incapacidad. No es por obra de la ley que las lesiones ahora gasten más
tiempo en repararse, es que la voluntad del legislador la debemos tener en cuenta y si consideró prudente ampliar el
límite del delito leve a los 30 días, los peritos con mira objetiva lo acatan y traducen a incapacidad mayor de 30 días
aquella lesión que desde el punto de vista clínico se considera grave.

En este punto quiero resaltar el mensaje implícito en las líneas anteriores, que es válido para cualquier actuación pericial.
En nuestro trabajo como médico forense aunque prima el criterio científico, no debemos olvidar que nuestra función
como auxiliar del administrador de justicia, nos obliga a conocer el por qué se escribió la norma y con este conocimiento
ajustamos el elemento clínico al momento jurídico, es aquí donde reside la diferencia entre el médico legista y otros
especialistas de la medicina.
SECUELAS MEDICO LEGALES

Se ha enunciado que la segunda consecuencia de una lesión personal es la secuela, definida desde tiempo atrás, como
“aquella alteración en la forma y/o en la función, que persiste una vez cumplido, el tiempo de incapacidad”.

Considero que también este concepto debe adecuarse un poco más a la realidad, con los siguientes comentarios. Si
bien es cierto que a las alteraciones que perduran después que el tejido lesionado se ha reparado, la lengua española
las denomina secuela, esto no siempre es valido para la aplicación del término jurídico en la medicina legal. La práctica
forense nos expone continuamente ante la decisión de calificar o no como secuela aquella alteración que observamos al
día siguiente de cumplida la incapacidad y que sabemos desaparecerá en un corto tiempo. Esta situación presenta dos
opciones: Primera: aumentar el tiempo de incapacidad hasta la desaparición total y completa de la lesión. Segunda:
Dictaminar esa alteración como una secuela de carácter transitorio. Cualquiera de estas dos salidas no tendría problema
alguno si fuésemos únicamente médicos clínicos y aplicáramos las definiciones tradicionales. Pero recordemos que no
podemos obviar el contenido de la norma ni la intención punitiva de ésta, y es precisamente esta connotación la que
dificulta al perito tomar la decisión. Nuevamente utilizaré un ejemplo para ampliar el concepto: una persona recibe en una
agresión algunas escoriaciones (rasguños) en las mejillas, al ser valorada por el perito se considera que se trata de una
lesión de carácter leve que tardará unos cinco (5) días en repararse. Efectuamos el segundo reconocimiento el día
número 8 después de los hechos y observamos que aunque la lesión se reparó, aún sigue el tejido en proceso de
recuperación, pues vemos las cicatrices en plena evolución: hipocrómicas y con eritema subyacente. Al momento de este
examen se pueden calificar de ostensibles y notorios pero conociendo cuál es la evolución natural de esa lesión lo más
probable es que en dos semanas habrá desaparecido la cicatriz sin dejar huella. Entonces fijamos a una sencilla lesión
que carece de toda gravedad 30 días o más de incapacidad, para de esta manera cubrir la resolución total de la lesión?
La respuesta que salta a la vista es NO, pues no estaríamos contradiciendo con los conceptos que antes expresamos.
¿optamos por la alternativa y calificamos como secuela de “deformidad física en el rostro de carácter transitorio” esa
lesión tan leve? Si aplicamos para esta deducción los mismos elementos discutidos sobre la magnitud del delito y el
criterio de gravedad de la lesión y punibilidad (que en este caso según el artículo 333 del C.P. sería una pena y de prisión
que excede de 9 años) la respuesta lógica también sería NO:

Esta situación se resuelve adoptando los siguientes criterios: El tiempo de duración de una lesión se refiere al número de
días que necesita el tejido para lograr su reparación primaria que no incluye todo el período necesario hasta la
resolución absoluta, sino únicamente el tiempo indispensable para que haya acumulación y proliferación de fibroblastos
dentro del tejido conectivo con regeneración y queratización de la superficie, tal como lo menciona el doctor Ricardo
Mora Izquierdo en su artículo sobre actualización del dictamen de lesiones personales, es a ese período al que llamamos
tiempo de reparación y lo utilizamos como uno de los criterios para dictaminar la incapacidad médico –legal. El fenómeno
biológico de evolución de la cicatriz lo denominaré tiempo de recuperación, corresponde al período de observación de la
evolución que no se traduce ni como incapacidad ni como escuela, pues no es ni una cosa ni la otra, es el período de
latencia durante el cual la lesión se recobra en una alteración importante, indicativa de gravedad respecto del daño de la
integridad personal.

Es difícil señalar el número de días exacto para llamarlo tiempo de recuperación u observación, pero intentaremos
hacerlo con elementos de juicio diferentes para las secuelas estéticas y para las secuelas funcionales.

Primero: El concepto de maduración de la cicatrización sería útil para tenerlo en cuneta como tiempo de observación
después de que se ha logrado la unión de los bordes de la herida y por un tiempo aproximado de un mes la cicatriz
queda constituida en tejido conectivo aún vascularizado, pero sin infiltrado inflamatorio, y este es el período que
podríamos utilizar para observar la cicatriz y después de ello definir si se trata o no de una secuela,

En casos como el mencionado el perito dictamina emitiendo su concepto sobre la incapacidad definitiva y anotando al
juez que debe enviar al lesionado nuevamente al cabo de los 30 días, para valorar con objetividad la ostensibilidad de la
alteración estética y poder determinar si hay o no una deformidad física.

Al realizarse este segundo dictamen (después del mes) se valora nuevamente la alteración y si persiste su notoriedad se
dictaminará la secuela. Pero aún después de este lapso de observación, no siempre es fácil conocer con certeza el
carácter transitorio o permanente de ella, motivo por el cual se dará un plazo no menor a 3 meses, necesario para poder
saber si esta deformidad con el sólo paso del tiempo desapareció o perdió sus características ostensibles, o si por el
contrario las conserva alterando en manera importante la estética, simetría y belleza del sujeto.

Segundo: Cuando la lesión altera una función , el tiempo de recuperación sería el necesario para observar si esa
dificultad funcional es realmente secuela o corresponde al período que requiere ese órgano o miembro para recobrarse
de la inmovilización o del tratamiento médico quirúrgico. Este caso también debo ilustrarlo con un ejemplo: Si la lesión
consiste en una fractura de antebrazo la incapacidad médico – legal es de 60 días, tiempo que puede coincidir con el
período en que el miembro superior estará inmovilizado con yeso. Si valoramos por segunda vez a este sujeto el día
número 61, cuando apenas hace 2 o 3 días se retiró el yeso, observamos que tiene limitaciones para el movimiento, lo
que de ninguna manera indica que existe una perturbación funcional de la extremidad, pues es necesario conceder el
llamado “tiempo de recuperación” que podrá ser también de unos 30 días para que la función se rehabilite y después de
esto sí sabremos si existe o no la alteración.
Para valorar la presencia de la escuela pasado el tiempo prudencial de la recuperación y teniendo siempre presente el
criterio gravedad, se debe tener en cuenta lo recomendado por los ilustres maestros de la medicina legal en el sentido de
sopesar la importancia de la alteración, la cual debe ser “ostensible” en el caso de lo estético y realmente “limitante” en el
caso de lo funcional.

Se puede afirmar con base en lo anterior que no toda cicatriz constituye una deformidad,al igual que no toda disfunción
se dictamina como perturbación funcional.

Bien vale la pena advertir que lo anterior se refiere únicamente a lesiones que ameritan ser observadas, pues de otra
manera esto significaría dilatar el tiempo de emisión del dictamen, a veces sin necesidad, pues hay eventos en donde al
finalizar el tiempo de incapacidad, sin necesidad de observación se puede definir si existe o no una secuela, inclusive
existen lesiones graves desde su inicio que permiten dictaminar escuelas en el primer examen médico. Tal es el caso
del estallido traumático de un ojo, o de una amputación de un miembro, situación en donde el primer reconocimiento
informará la presencia de una deformidad física, de una perturbación funcional o de una pérdida anatómica o funcional
según el hecho.

Resolución total
(sin huella)
Tiempo de recuperación Cicatriz discreta
Tiempo de reparación O O
Rehabilitación Disfunción leve

Deformidad física
O
Perturbación funcional

Incapacidad período de observación Secuela

Otro cuestionamiento que afrontamos en lo relativo a la fijación de la incapacidad y secuelas médico- legales, se
presenta cuando el lesionado es sometido a tratamiento quirúrgico para manejo del trauma del que se ha sido víctima. La
pregunta que de inmediato surge es la siguiente: “¿El tiempo de recuperación de la cirugía se tiene en cuenta para
aumentar la incapacidad penal?, ¿cómo influye la cirugía con respecto a las escuelas?.

Para aclarar este planteamiento debemos distinguir los objetivos del manejo quirúrgico que para este caso son dos: uno
el de la cirugía que se efectúa para tratar la lesión, mejorarla y de esta manera disminuir el riesgo de que genere
secuelas. El otro constituye la cirugía que se realiza para manejar una secuela ya establecida, con intención de
disminuirla o mejorarla. Si es posible establecer esta diferencia, lo aconsejable es que el tiempo de reparación post-
quirúrgico en el primer evento, se incluya dentro de los términos de incapacidad médico-legal, pero en el segundo caso
la reparación post-quirúrgica constituye por sí misma una secuela que podría ser transitoria o permanente de acuerdo
con los resultados finales. Para ilustrar estos conceptos recurriré nuevamente al ejemplo: el agredido recibe una lesión
en abdomen que compromete el colon, el tratamiento consiste en practicar una cirugía que aboca un extremo del colon a
la pared abdominal (colostomía) orifico que permanecerá abierto durante dos o tres meses, tiempo después del cual
será sometido a segundo acto quirúrgico y cerrará definitivamente las heridas intestinales. Aquí se fijará una incapacidad
que cubre el tiempo de reparación primaria de la lesión y la generada por el tiempo de recuperación de la primera
cirugía, que de acuerdo con su gravedad será más o menos de 40 días. El tiempo de reparación de la segunda cirugía
estará incluido en la escuela “ perturbación funcional del órgano” que en este caso será de carácter transitorio; o sea, la
incapacidad de 40 días incluye el tiempo de reparación que necesita el tejido lesionado por repararse de la lesión
primaria y la cirugía que se efectuó para manejarla. La segunda cirugía se realizó para tratar la secuela de perturbación
funcional del órgano de la digestión, que hubiese sido de carácter permanente si jamás se hubiese realizado el segundo
acto quirúrgico.

Es válido otro ejemplo: Un individuo sufre una herida de antebrazo que secciona un tendón, el manejo que se eligió es
realizar una tenorrafia (sutura de tendón, 10 días después, cuando el proceso inflamatorio haya desaparecido. Este
paciente tendrá su miembro inmovilizado durante un período de cuatro semanas. Si consideramos que la cirugía se
efectuó para corregir la escuela inherente a la sección tendinosa, tendremos que dictaminar una incapacidad de tejido
blando (aproximadamente 20 días), que correspondería al tiempo de reparación primaria de esa lesión sin cirugía, pues
es evidente que la cirugía se hace con el propósito de evitar que la sección tendinosa ocasione alteraciones funcionales
permanentes, por lo tanto, el tiempo de recuperación dependiente dependiente de la cirugía, no influye sobre la
incapacidad sino afecta directamente el diagnóstico de secuelas. Esta cirugía reconstructiva posiblemente logrará que la
perturbación funcional del miembro, que sin tratamiento sería permanente pase a ser transitoria. Por lo tanto al finalizar
el tratamiento este dictamen podrá informar incapacidad definitiva de 20 días. Como secuela, perturbación funcional
transitoria del miembro superior.
No quisiera este capítulo sin antes comentar que el período médico forense en el desempeño de su difícil tarea, se
continuará enfrentando a casos nuevos, en donde no se pueden aplicar los lineamientos propuestos y deberá seguir
primando su criterio clínico- científico y su experiencia pericial. Es por lo anterior que reafirmo la imposibilidad de
generalizar pautas de conducta idénticas para todos los casos, ya que en los inusuales la sabia decisión la tomará el
perito con base en la claridad conceptual que posea.

BIBLIOGRAFIA

- Arenas Vicente, Comentarios al Código Penal Colombiano, sexta edición. 1996.


- Código Penal Colombiano, Decreto 100 de 1980.
- Código de procedimiento Penal. Decreto 50 de 1987.
- Giraldo G. Cesar A. Medicina Forense señal editora 1987
- Mora Izquierdo Ricardo, Actualización del dictamen médico forense por lesiones personales, Revista Instituto
Nacional de Medicina Legal de Colombia, Volumen VI, No. 1 y 2, de 1981 y 1982 páginas 11 a 51.
- Pérez Luis Carlos. Derecho Penal. Temis .1984
- Uribe. C. Guillermo. Medicina Legal, toxicología y psiquiatría forense. Temis. Bogotá, 1971.
- Remolina A. Néstor, Comentarios Penales

ACTUALIZACION DEL DICTAMEN MEDICO-FORENSE POR LESIONES PERSONALES

RICARDO MORA IZQUIERDO *

RESUMEN

Se revisan los fundamentos jurídicos del dictamen médico-legal, en casos de lesiones personales en referencia al nuevo
Código Penal de 1980.

Se dan las bases para la realización del dictamen pericial y se interpretan las figuras forenses que trae el nuevo Código
Penal Colombiano en relación al delito de lesiones personales.

Se discuten las consecuencias o secuelas médico-legales y se comentan los criterios para fijar la incapacidad médico-
forense o enfermedad, subsecuente al daño en el cuerpo o en la salud.

SUMMARY

The author reviews the articles of the new Colombian Penal code related to individual offences by trauma.

He describes the way in wich the forensic expert's opinion is handled, and he also analyzes, from a practical point of
view, the expert's and the judicial authority's criteria.

* Médico Psiquiatra. Profesor de Medicina Forense de las Facultades de Medicina de las l1niversidades Nacional,
Javeriana y Rosario. Coordinador Científico del Instituto Nacional de Medicina Legal.

INTRODUCCION

El dictamen médico-forense sobre lesiones personales representa aproximadamente el 70% del volumen total del trabajo
que efectúa anualmente el Instituto de Medicina Legal de Bogotá y significa casi el 90'% del trabajo médico-legal que
debe realizar un médico que presta el servicio social obligatorio, destinado a un municipio colombiano, en el llamado
"año rural".

El pueblo colombiano presenta unas características especiales entre las cuales se encuentra su marcada tendencia a los
comportamientos agresivos. En las primeras jornadas sobre criminalidad en Colombia, organizadas por la Academia
Nacional de Medicina en el año 1979, se presentaron unas estadísticas impresionantes que mostraban, por ejemplo, que
durante 1978 hubo más homicidios en nuestro país que en toda Europa (sumando los homicidios de todos los países
europeos). Otro dato que puede servir para apreciar el nivel de agresión que tenemos los colombianos es la cifra de 200
reconocimientos por lesiones personales que se hacen diariamente en promedio en el Instituto de Medicina Legal de
Bogotá.
Por otra parte los Decretos números 100, 141 Y 172 de enero de 1980 expidieron el nuevo Código Penal Colombiano
que entró en vigencia un año después, es decir, el 31 de enero de 1981. Por estos motivos consideramos importante
efectuar un estudio que actualizara los criterios médico-forenses útiles para realizar dictámenes por lesiones y es, a
dicho objetivo, al que corresponde el presente escrito.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, lesión es un daño o detrimento corporal causado por una herida,
golpe o enfermedad. En sentido figurado es cualquier daño, perjuicio o detrimento (1). Si analizamos estas definiciones
vemos que se coloca a la lesión como una consecuencia de la herida, del traumatismo o de la enfermedad. Sin embargo,
en el lenguaje forense se utiliza al término lesión para designar indistintamente tanto la herida como sus consecuencias
posteriores. Así mismo, como veremos más adelante el Código Penal utiliza como sinónimos los vocablos incapacidad o
enfermedad al mencionarlos como una de las posibles consecuencias de las lesiones.

Los diferentes autores que se han ocupado del tema a lo largo de los años, han intentado definir de diversas formas el
término forense de lesión; veamos algunos:

El profesor José María Lombana Barreneche dijo en 1918: "La lesión es cualquier daño o detrimento corporal, accidental
y de causa interna o externa en la continuidad de los órganos o en sus relaciones y en la textura o estructura de los
tejidos; la lesión por su propia naturaleza es transitoria; es la primera fase de la enfermedad, pero no es la enfermedad;
es un proceso mórbido, que puede terminar sin consecuencias ulteriores o evolucionar, haciendo aparecer alteraciones
secundarias, que por su reunión constituyen el cuadro sintomático que se llama enfermedad; además, la enfermedad
envuelve la idea de evolución. Un herido no es un enfermo; puede serio secundariamente" (2).

Algunos autores como Filippi entienden la lesión básicamente como una condición física y es así como dice en su
Medicina Legal: "Es cualquier violencia que trae perturbación de la salud y cuya condición fundamental sería el dolor
físico" (3). Otros consideran la lesión desde un punto de vista más amplio y admiten las causas morales de la. misma,
por ejemplo Pujia y Serratrice la definen así: "Lesiones personales son el resultado de todos los hechos o procesos
violentos materiales, morales o de cualquier naturaleza, capaces de producir directa o indirectamente alguna alteración
en la perfecta, regular y fisiológica integridad, funcionamiento, estructura y vitalidad de los tejidos y órganos, sin llegar a
producir la muerte y siempre que el agente no tuviere intención de matar" (4). Todos estos autores hacen énfasis en la
perturbación de la salud orgánica del individuo pero casi ninguno tiene en cuenta las perturbaciones en la salud mental
del sujeto pasivo del delito de lesiones personales. Más o menos en la misma tónica está Legrand du Saulle cuando
dice: "En Medicina Legal se comprende con el nombre genérico de lesiones todo desorden ocasionado en nuestros
órganos por la aplicación de violencia procedente de fuera o de dentro. Que el desorden sea material, directamente
demostrable, por nuestros medios actuales de investigación, o puramente funcional; que sea resultado de un golpe dado
directamente o que dependa de una caída o de que el cuerpo haya sido empujado sobre la causa vulnerante, constituye
una lesión en el sentido médico-legal de la palabra" (5).

Por su parte el ilustre autor argentino Nerio Rojas dice así: "En medicina se entiende por lesión una destrucción o
alteración en la anatomía de un órgano, ya sea por un proceso patológico o por un traumatismo, pero en este último
caso, cuando hay sección de tejidos, se usa, sobre todo, el término de herida. En el lenguaje jurídico, la palabra lesión
tiene un sentido más general; significa alteración anatómica o perturbación funcional de origen violento o externo;
significa, a la vez, herida y enfermedad; es el daño en el cuerpo o en la salud, según la expresión legal. Pero es
necesario que alguien, por dolo o culpa, la haya producido, pues lesión es, además, la calificación de un delito. He
tomado la palabra aun en un sentido más amplio, pues me coloco en la situación de un perito. Lesión, jurídicamente, es
un daño; pero si éste implica la muerte, el hecho se convierte en otro delito: es homicidio. El perito, en todos los casos,
cualquiera que sea la calificación del acto, tiene un hecho, objeto de origen traumático para estudiar; ese hecho concreto
se llama genéricamente lesión, aunque se la estudie en un cadáver" (6).

Nosotros, al tener en cuenta el significado forense de la acepción, hemos propuesto la siguiente definición del término
lesiones personales: Es cualquier daño del cuerpo o de la salud orgánica o mental de un individuo llamado lesionado,
causado externa o internamente. por procedimientos físicos, químicos, biológicos o psicológicos, utilizados por un
agresor, sin que se produzca la muerte del ofendido.

Decimos "daño en el cuerpo o en la salud orgánica o mental de un individuo" siguiendo los delineamientos del nuevo
Código Penal Colombiano, que en su artículo 331, del capítulo segundo, De las lesiones personales, perteneciente al
título XIII, DELITOS CONTRA LA VIDA Y LA INTEGRIDAD PERSONAL, dice: "Lesiones. El que cause a otro daño en el
cuerpo o en la salud, incurrirá en las sanciones establecidas en los artículos siguientes". El anterior Código Penal, de
1936, tipificaba el delito de lesiones personales así, artículo 371: "El que sin intención de matar cause a otro un daño en
el cuerpo o en la salud o una perturbación psíquica, incurrirá en las sanciones de que tratan los artículos siguientes".
Como puede apreciarse en la fórmula nueva se excluyó la parte de la intencionalidad, útil para diferenciar un delito de
lesiones personales de uno de tentativa de homicidio y de homicidio preterintencional, pero realmente no indispensable
en la definición del delito de lesiones personales, puesto que en el artículo 59 se menciona la culpabilidad como
prerrequisito de la punibilidad y el artículo 35 establece claramente las formas de la culpabilidad.
La otra modificación importante que se hizo en el nuevo texto fue suprimir la "perturbación psíquica" como uno de los
presupuestos del delito de lesiones personales. Como psiquiatras, estamos de acuerdo con esta modificación, pues
considerábamos el texto del antiguo artículo 371, redundante, puesto que la salud comprende tanto la salud orgánica
como la salud mental o psíquica y por 1o tanto un "daño en la salud" comprenderá tanto las alteraciones físicas como las
psicológicas.

Al continuar con las explicaciones de nuestra definición decimos: "causado interna o externamente", para significar que
la agresión puede efectuarse dentro del cuerpo o la mente del ofendido, por ejemplo cuando se le suministra un cáustico
por vía oral, cuando se le aplica un tóxico por inyección parenteral, cuando se le da un veneno en la bebida o cuando
ejercen presiones psíquicas o se le somete a procedimientos lesivos que alteran el funcionamiento mental, o puede efec-
tuarse sobre el cuerpo de la víctima en forma exterior y visible como sería una herida, una quemadura o una equimosis.
.

Decimos en la definición: "por procedimientos físicos, químicos, biológicos o psicológicos" para resumir los diferentes
agentes vulnerantes, tal como se explicará posteriormente.

Mencionamos "utilizados por un agresor" para significar que el agente activo debió actuar con dolo o culpa.

Finalmente agregamos en la definición: "sin que se produzca la muerte del individuo" para excluir las lesiones,
médicamente descritas que configuran el delito de homicidio.

La Corte Suprema de Justicia en auto del 24 de octubre de 1960 despejó la cuestión de la intencionalidad en el delito de
lesiones personales cuando dijo: "El delito de lesiones personales cuya tipificación jurídica hace el artículo 371 del
Código Penal, no está expresamente integrado en su elemento moral por la intención de herir. Como ilícito contra la
integridad personal, no contra la vida, es un delito de resultado, y su dolo específico surge por negación del propósito
homicida" (7).

De todas formas, al tipificar el delito de lesiones personales en el articulo 331 el nuevo Código Penal hace hincapié en el
daño en el cuerpo y en la salud y por este motivo debemos intentar una definición forense de estas locuciones.

Si seguimos a Irureta Goyena (8), tendríamos que DAÑO EN EL CUERPO es "el ataque a la integridad anatómica del
sujeto", nosotros agregaríamos, de carácter macroscópico. El DAÑO EN LA SALUD sería: "El ataque a la integridad
fisiológica", agregaríamos, o a la constitución psíquica del individuo, y que puede significar una alteración funcional o
anatómica de tipo microscópico.

En una casación famosa, la Corte Suprema de Justicia (9), fijó los elementos constitutivos del delito de lesiones
personales cuando expresó: "Los elementos constitutivos del delito de lesiones personales son los siguientes:

a) Un daño en el cuerpo o en la salud;

b) Una acción externa violenta o subrepticia;

c) Intención de herir".

a) “El primer elemento de este delito está configurado por toda modificación orgánica o corporal susceptible de
menoscabar o disminuir la integridad física o mental de la persona que sufre la acción, pues el bien jurídico que se
protege en este delito es la integridad personal".

b) “Se habla de acción violenta o subrepticia para expresar así la idea de que una persona (sujeto activo) actúa sobre otra
(sujeto pasivo) en el sentido de afectar su integridad corporal, unas veces mediante la violencia material llevada a
término por el empleo de las armas, otras de manera insidiosa u oculta, como cuando el agente emplea para alcanzar
su propósito el suministro de veneno o la misma contaminación venérea".

c) Intención de herir. En cuanto a este punto, ya vimos que en un auto posterior, el citado en el numeral (7) de las
referencias, se modificó la jurisprudencia en el sentido de que "la intención de herir no debe considerarse expresamente
como elemento del delito sino que el dolo surge por negación del propósito homicida".

Para finalizar esta parte que podríamos considerar la introducción jurídica del tema es conveniente transcribir una
sentencia de la Corte que expresó claramente (10): "En nuestra legislación, desde el punto de vista del elemento
sociológico inherente al hecho de la lesión, no existe la división de las lesiones involuntarias, ultraintencionales y por
culpa; solamente se dividen en voluntarias y culposas, según que el agente haya realizado el hecho intencionalmente
con el propósito de inferir un daño", o bien "cuando no previó los efectos nocivos de su acto, habiendo podido preverlos o
cuando habiéndolos previsto, confió imprudentemente en poder evitarlos".

EXAMEN PERICIA.L
El artículo 344 del Código de Procedimiento Pena dice: "En casos de lesiones personales, el funcionario de instrucción
ordenará que se practiquen, a la mayor brevedad, los reconocimientos médicos al lesionado que fueren necesarios para
determinar la naturaleza de las lesiones, su extensión, dirección y demás circunstancias peculiares, el arma o
instrumento con que fueron causados, y los efectos que produzcan, teniendo en cuenta lo dispuesto en el capítulo
segundo del título XV del Código Penal. (Título XIII del nuevo Código). El funcionario adoptará las medidas conducentes
para comparecencia del lesionado ante los médicos, y hará uso de la policía si fuere indispensable".

Al analizar el contenido del artículo 344 del Código de Procedimiento Penal debemos sacar dos grandes enseñanzas a
saber:

A. El procedimiento que debe seguirse para efectuar el examen.

B. Los puntos Jurídicos de los que debe constar la solicitud del examen de lesiones personales, que también debe tener
el protocolo del dictamen pericial sobre este delito.
Veámoslos :

A. Sobre el procedimiento para efectuar el examen

El texto del artículo tantas veces mencionado, fija muy claramente que el funcionario debe hacer comparecer al
lesionado ante los médicos y no lo contrario, es decir, que el médico visite al lesionado. Si el lesionado se negase a
acudir al despacho del médico forense, al centro de salud, u hospital local, cuando se trata de médicos rurales, a las
oficinas secciónales de Medicina Legal o al Instituto Nacional de Medicina Legal, para que lo examinen los peritos, el
funcionario deberá hacer uso de la policía para obligarlo a comparecer. 1

Idealmente, el funcionario debería enviar la solicitud de examen para lesiones con un mensajero del despacho quien
acompañaría al lesionado hasta la oficina del médico-forense. Un agente de policía podría servir para estas funciones
también. Lo usual es que se entregue al lesionado la solicitud de examen médico-legal y se le pida que vaya a lIevarla al
perito. Con este procedimiento se deja al arbitrio del ofendido la agilidad de la presentación y aun la posibilidad de no ir
al examen, con lo cual se perderá una prueba objetiva en el proceso. En los casos en los cuales se envía por correo la
solicitud, deberá incluirse en ésta la dirección del lesionado para que el perito proceda a citarlo a una hora y día fijo, con
el fin de efectuar el examen pericial.

Si una vez efectuada la citación, el lesionado no comparece, el perito deberá dar cuenta de estos hechos al funcionario,
por escrito, incluyendo en su oficio una copia del marconigrama de citación, para que el funcionario tome las
determinaciones del caso.2

1
Hemos visto en algunas oportunidades, en caso de lesiones personajes por accidente de tránsito en los cuajes el
vehículo queda detenido en los patios de las autoridades de circulación y tránsito y que ha causado lesiones
insignificantes; que el lesionado dilata su presentación ante los médicos o aun rehusa hacerla, corno mecanismo
de presión para chantajear al conductor agresor pidiéndole una indemnización por las lesiones menores a
cambio de ir al reconocimiento. En estos casos los lesionados saben que si dilatan su comparecencia el
conductor se perjudicará porque el vehículo continuará retenido en los patios y como intuyen que la
incapacidad médico-legal será pequeña por lo insignificante de las lesiones, acuden a este medio de presión
para obtener beneficios económicos, haciéndose justicia por. su propia cuenta. El anterior seria un caso típico
en el cual el funcionario deberá acudir a la policía para obligar al lesionado a ir al examen médico-forense.
2
Vale la pena comentar aquí lo observado por nosotros en varios casos en los cuales la autoridad competente se
niega a recibir el denuncio por lesiones personales, hasta tanto se haya efectuado el reconocimiento médico-
forense, con el argumento de necesitarlo para establecer la competencia del proceso. Nos parece que proceder
de tal manera implica pretermitir las normas legales, invertir el procedimiento, que indica que el dictamen
pericial es una de las pruebas que debe obrar en el proceso y no la condición para iniciarlo. Exigirle a un
ciudadano la presentación del dictamen pericial por lesiones corno condición para recibirle la denuncia
respectiva es un procedimiento tan absurdo corno exigir para la recepción de una denuncia por hurto el
dictamen pericial del avalúo del objeto. Claro está que la competencia de la autoridad que en últimas deberá
RECONOCIMIENTOS HOSPITALARIOS: Con este nombre se ha designado aquellos exámenes que se realizan dentro
de una. institución de salud como hospital, clínica, casa de reposo, etc., para dictaminar sobre lesiones personales. Este
tipo de examen debe considerarse una excepción a la norma del artículo 344, ya mencionado. Pero como el funcionario
debe dar cumplimiento a unos términos, fijar la competencia de la autoridad que deberá instruir y fallar el proceso y
además en el delito de lesiones personales el dictamen médico-forense es parte fundamental en el cuerpo del delito, el
perito podrá acceder a visitar al lesionado en la institución de salud. Como dice Giraldo (ll): "Si alguien está hospitalizado
a causa de lesiones sufridas, es claro que su estado de salud debe ser delicado y el médico ha de ir a la respectiva
clínica donde a más del examen, podrá consultar la historia clínica". En estos casos es aconsejable que el forense
coloque en la historia una anotación en la cual conste la fecha y hora en la cual practicó la revi sión del documento y el
examen al lesionado y la suscriba.

RECONOCIMIENTOS CARCELARIOS: Se da este nombre a los exámenes


que se efectúan dentro de una penitenciaria o institución carcelaria, en los casos en los cuales el detenido está en la
enfermería de la cárcel, en aquellos en donde ha habido riñas colectivas que hacen más práctico que el perito se
traslade al centro carcelario a reconocer a los lesionados y no tener que sacar a varios reclusos para llevarlos ante el
médico-forense y en aquellos casos en los cuales la alta peligrosidad del recluso o sus condiciones especiales hagan
temer una fuga; si se le saca para llevarlo ante el médico forense. En los demás casos el recluso deberá salir en
compañía de los guardianes, con las seguridades pertinentes y visitar en su despacho al perito quien entonces practicará
el examen por lesiones. El reconocimiento carcelario es otra de las excepciones a lo normado por el artículo 344 y no
debe ser tomado como procedimiento rutinario. 3

Una vez que reciba el oficio petitorio, el médico-forense procederá a citar al recluso, directamente a la cárcel o por
intermedio de la autoridad solicitante, para una hora y día fijo, fecha en la cual se realizará el examen.

En esta forma el perito podrá, según el caso, solicitar la copia de la historia clínica y del reconocimiento previo, si lo
hubiere, y tendrá mejores elementos de juicio en el momento de practicar el examen pericial. 4

RECONOCIMIENTOS DOMICILIARIOS: Representan otra excepción, la menos frecuente, a las normas del artículo 344
del Código de Procedimiento Penal. Como se dijo antes, el Código ordena la comparecencia del lesionado ante el
médico y no viceversa. Por otra parte, la Resolución ministerial número 4027 del 13 de noviembre de 1979 prohibió la
visita de los médicos forenses a las casas de habitación de los lesionados cuando dijo en su artículo 3º : "Los médicos
legistas no podrán practicar ninguna clase de reconocimientos médico-legales en la propia residencia de quien lo
necesite, a menos que el médico tratante certifique la imposibilidad física del traslado del paciente o la contraindicación
médica absoluta que imposibilite su desplazamiento. En todo caso tales diligencias deberán practicarse en presencia y
bajo la protección de las autoridades de policía".

Realmente muy pocas entidades son contraindicación para la ambulación, entre estas estarían los cuadros neurológicos
con compromiso severo de la función motora y alteraciones profundas de la conciencia, lesiones de médula espinal que

conocer del proceso por lesiones personales se puede establecer conociendo la incapacidad médico-legal del
dictamen, pero este paso deberá ser posterior a la recepción del denuncio y a la solicitud del dictamen pericial.
En el Instituto Nacional de Medicina Legal de Bogotá, desde hace un tiempo hemos instaurado unos formatos
para la petición de. exámenes médico-forenses por lesiones que tienen la ventaja de facilitarle al funcionario la
realización de la solicitud y además incluyen el dictamen pericial en el mismo papel de la petición
3
Hemos observado algunos casos en los cuajes la autoridad competente envía el oficio de solicitud de
examen médico-legal, junto con la solicitud de traslado del recluso, al Director del Penal para que este ordene la
salida del sindicado y su comparecencia ante el perito, llevando entonces la solicitud del examen.
No aconsejamos esta práctica, que se opta supuestamente para agilizar el proceso, pues hemos podido
comprobar que en muchos casos el médico-forense no se encuentra y entonces el sindicado y el guardián
pierden el viaje, en otras oportunidades la atención del sindicado así enviado desorganiza el trabajo planeado de
un Instituto de Medicina Legal y en no pocos casos aunque el perito este disponible, necesita conocer
previamente los reconocimientos anteriores del sindicado o la copia de la historia clínica del reconocido y debe
mandarlos a regresar posteriormente, tanto al guardián como al sindicado. Para evitar estas enojosas
eventualidades es mejor que la autoridad competente libre dos oficios distintos, envíe primero uno al perito
solicitándole la practica del examen pericial por lesiones y el otro al director del penal en el cual pone a
disposición del perito al sindicado.
4
Pero si se ha optado la práctica que criticamos, en lo posible aconsejamos examinar de todas formas al recluso
y guardar los datos para integrarlos posteriormente en el dictamen pericial, una vez se conozcan los dictámenes
anteriores y la copia de la historia clínica. En esta forma se le presta un mejor servicio al usuario y se le ahorra
un
viaje innecesario, aunque deseado, a veces.
causen paraplejía (pérdida de la movilidad de los miembros inferiores), o cuadriplejía (pérdida de la movilidad de todos
los cuatro miembros), fracturas recientes de pelvis que requieren inmovilización completa y algunas fracturas menores,
por ejemplo de codo, cuando al individuo se le ha aplicado una tracción terapéutica como medio de conseguir un mejor
alineamiento de los huesos y no se justifica interrumpir su tratamiento para poder asistir al despacho del médico-forense.
En los demás casos el lesionado estará en capacidad de comparecer a su examen médico-legal.

En los Casos mencionados, el funcionario deberá enviar con la solicitud de examen domiciliario, la certificación del
médico tratante en la cual conste el diagnóstico, la terapia instaurada y la contra indicación médica para la movilización.
Con estas bases podrá el perito evaluar la situación y darse cuenta si realmente se justifica la visita domiciliaria, la cual,
de ser procedente, se efectuará acompañado de la policía.

B. Protocolo del dictamen.

Al interpretar el contenido del citado artículo 344 del Código de Procedimiento Penal tenemos que un dictamen pericial
sobre lesiones personales, además de los puntos básicos de todo dictamen pericial, expresados en el preámbulo, deberá
contener los siguientes puntos específicos:

1. Clase de lesión.
2. Tipo de arma.
3. Incapacidad o enfermedad.
4. Consecuencias o secuelas.

En el resto del escrito desarrollaremos uno por uno los puntos básicos del dictamen médico-forense por lesiones
personales, enunciados antes. .

1. CLASE DE LESIÓN: El funcionario deberá indagar al perito sobre la clase de lesión o lesiones infligidas al agredido,
como prueba del cuerpo del delito y para confrontar la parte objetiva, que es el dictamen pericial, con las versiones de los
testigos, el ofendido, el denunciante y la diligencia indagatoria del sindicado. Además, tal como veremos más adelante,
las características de la lesión sirven, para deducir el tipo de arma utilizada por el agresor.

Este punto deberá ser contestado por el perito incluyendo los subtemas siguientes:

a) La identificación de la lesión. El perito deberá estar en capacidad de reconocer las lesiones por sus características e
identificarlas de acuerdo con la definición forense de cada una. Con respecto a este acápite, como mínimo el perito
deberá saber identificar las lesiones más frecuentes que son: herida, escoriación, abrasión, erosión, cica triz, fractura,
esguince, luxación, edema, equimosis, petequia, hematoma, inflamación, infección, hemartrosis y anquilosis. Así
mismo el funcionario deberá tener una idea clara de cada una de estas defini ciones forenses para poder comprender
el dictamen. No sobra advertir que la definición forense de estas lesiones es la misma acepción que utiliza la
medicina clínica.

b) La descripción de la lesión. Una vez reconocida e identificada la lesión, el perito procederá a describirla, anotando su
forma (regular, irregular, alargada, circular, elíptica, de forma de estrella, etc.), su tamaño (puede medirla con una
regla, con una cinta métrica o hacer un cálculo aproximado de sus medidas), en este último caso anotará en el
dictamen: "de aproximadamente x cms de larga", por ejemplo, y las características como dirección (supere-inferior,
ánteroposterior, oblicua, intero-externa, etc.), profundidad (medida en centímetros o anotando superficial, profunda,
de profundidad intermedia, etc.), y las peculiaridades de los bordes (regulares, irregulares, en bisel, desgarrados, de
difícil afrontamiento, etc.).

c) La localización de la lesión. Para efectuar este literal, el perito procederá a situar la lesión con referencia a la llamada
"posición anatómica normal", es decir, considerando el cuerpo del lesionado en posición erecta, de frente al
examinador, con los pies juntos y las palmas de las manos hacia adelante y los dedos pulgares hacia afuera y
describiendo lo que es anterior, posterior, proximal, distal, medial, sagital, interno, externo, superior, inferior, etc.

d) Los puntos de referencia de la lesión. Este literal sirve para situar un poco más descriptivamente la lesión,
refiriéndola a sitios anatómicos conocidos y de fácil localización. Como el resto del primer numeral, está redactado
en un lenguaje no técnico, los puntos de referencia deberán escribirse en lenguaje sencillo y corriente, diciendo por
ejemplo: "a dos centímetros por encima de la tetilla izquierda" o "cuatro centímetros por debajo de la rodilla derecha,
etc.".

El literal sobre los puntos de referencia usualmente es muy apreciado por los funcionarios, quienes lo entienden más
fácilmente por estar redactado en lenguaje corriente, no técnico.

Cuando durante los hechos se hayan causado varias lesiones al ofendido, el perito procederá a identificar, describir,
localizar y dar puntos de referencia de cada una de ellas, tal como se mencionó antes, pero para mayor claridad deberá
numerarlas. En esta forma, en dictámenes posteriores se referirá a cada lesión nombrándola con el número asignado en
el primer reconocimiento. Además este procedimiento facilita al funcionario la solicitud de ampliación, explicación o
aclaración del dictamen porque se puede referir por ejemplo a "la herida número dos, etc.".

Cuando al practicar un reconocimiento médico-forense por lesiones, el perito encuentre lesiones antiguas que no fueron
causadas en el mismo acto agresivo que originó la solicitud del reconocimiento presente, deberá describirlas,
identificadas y localizadas, de acuerdo con las pautas mencionadas, pero agregará que son lesiones antiguas que no
son contemporáneas con las lesiones del examen actual y se abstendrá de considerarlas al fijar la incapacidad médico-
forense, tal como se explicará Juego. En esta forma se evitan errores y discusiones posteriores. 5 Además se llevará un
archivo alfabético de los lesionados, que deberá consultarse cada vez que se solicite un nuevo reconocimiento. De esta
manera se buscará la tarjeta del reconocido con los dictámenes anteriores y se podrá establecer claramente la
cronología de las lesiones y distinguir cuáles pertenecen al presente proceso y cuáles son antiguas o pertenecen a otros
sumarios.

2. TIPO DE ARMA: Para la justicia es muy importante conocer el tipo de arma que causó la lesión, porque en esta forma
podrá correlacionar esta parte objetiva de la investigación con las versiones de los testigos, el ofendido y el sindicado, y
con las armas que se hayan incautado durante la investigación.

Sin embargo, el dictamen médico-forense nunca podrá precisar exactamente cual fue el arma agresora, puesto que el
perito no estuvo en el lugar de los hechos, se limitará a deducir, a partir de las características de la lesión y teniendo en
cuenta el mecanismo de producción de la misma, en una forma genérica, el tipo de arma causante.

Mecanismos causantes de las lesiones

En general los mecanismos productores de lesiones personales o de sus secuelas o consecuencias médico-forenses se
pueden agrupar en cuatro clases:
a) De orden físico. Es decir que causan el daño en el cuerpo y, o en la salud por la acción de elementos físicos sobre el
ser humano. Dentro de esta clase estarían las armas cortantes, punzantes, corto punzantes, contundentes, corto-
contundentes, armas de fuego, medios físicos, onda explosiva y radiaciones, etc.

b) De orden químico. Que causan la lesión o daño por acción de sustancias químicas que se ponen en contacto con la
superficie corporal o que se ingieren o son colocadas dentro del organismo por vía parenteral, o por inhalación.

c) De orden biológico. Que pueden ser microorganismos patógenos capaces de producir envenenamientos o
enfermedades, colocados en contacto con el organismo humano, pero podrían ser macroorganismos como un
animal entrenado para atacar (un perro, por ejemplo).

d) De orden psicológico. Como amenazas, presiones psíquicas y en general procedimientos no materiales capaces de
causar perturbaciones psíquicas en la persona víctima del delito, es decir, idóneos para causar un daño en la salud
mental del ofendido.

Clasificación de las armas en Medicina Forense.

A continuación mencionaremos brevemente la definición de las armas, su mecanismo de acción y las características
principales de las lesiones que producen.

1. Instrumento de tipo cortante. Denominados así por tener filo, es decir, una arista capaz de cortar o escindir los
tejidos. Usualmente las armas cortantes causan heridas poco profundas, más importantes en extensión que en
profundidad, cuyos bordes son regulares, nítidos, correspondientes y de fácil afrontación. Como ejemplos
podríamos citar cuchillas de afeitar, vidrios, barberas, uñas, etc.

2. De tipo punzante. Tienen un extremo muy agudo (punta) y penetran los tejidos en profundidad perforándolos.
Causan usualmente heridas puntiformes, de gran profundidad y poca extensión en la superficie. En ocasiones
causan heridas que ponen en comunicación una cavidad real o virtual, interna con el exterior. Ejemplos de ellas
son leznas, clavos, puntil1as, agujas, etc.

5
Hemos observado casos en los cuales no se siguió este procedimiento en el reconocimiento inicial y luego, cuando era imposible
distinguir la antigüedad de las lesiones, el lesionado reclamaba al médico por no haber tenido en cuenta "estas otras heridas que
también me hizo el mismo día".
3. Armas de tipo corto-punzantes. Combinan las características de las dos anteriores, es decir punta y filo;
usualmente se les conoce. como armas blancas, por el fulgor acerado-blanquecino de su hoja. Además de
perforar los tejidos, los escinden longitudinalmente, como ejemplos. podríamos citar cuchillos, navajas,
puñaletas, etc.

4. Instrumentos de tipo contundente. Tienen bordes romos y masas de volumen y pesos variables. Causan daño al
golpear el cuerpo al estrellarse contra una superficie corporal a una determinada velocidad. Las equimosis
(moretones) y el edema (hinchazón) son lesiones características de estas armas, sin embargo, también pueden
causar heridas, llamadas contusas, cuyos bordes son irregulares, de difícil afrontación, desgarrados y la forma
es también irregular, generalmente estrellada. Las armas contundentes pueden llegar a ocasionar fracturas.
Como ejemplos tendríamos: garrotes, varillas, piedras, puños, puntapiés, vehículos automotores, etc.

5. De tipo corto-contundente. Asocian las características de las armas cortantes y de las contundentes. Causan
daño por escisión de los tejidos y además por aplastamiento de los mismos, generalmente dan heridas de
formas irregulares, de bordes nítidos y también desvanecidos, con los tejidos circundantes aplastados,
edematosos y equimóticos, piedras con aristas, hachas, machetes, "cascos" de botellas rotas, etc., son ejemplos
de esta clase de arma.

6. Armas de fuego. Son aquellas capaces de lanzar un proyectil único o múltiple, a través de un tubo metálico por
la acción defIagradora de la pólvora. La lesión que causan se debe al impacto del proyectil sobre el cuerpo del
lesionado, con consecuencias muy variables. Las características de la lesión dependen de la distancia del
disparo, del número de proyectiles, de la fuerza y velocidad de los mismos, del ángulo de incidencia, etc. Como
ejemplos tendríamos: revólveres, carabinas, pistolas, metralletas; fusiles, escopetas, etc.

7. Armas de aire comprimido. Lanzan un proyectil único a través de un tubo metálico, por acción de la liberación
brusca de aire comprimido, las lesiones son variables según se explicó en el numeral anterior. Como ejemplos
citaremos rifles y pistolas de aire comprimido.

8. Los medios físicos. Como calor, frío, electricidad, etc., causan lesiones generalmente de tipo quemadura,
variables en extensión y profundidad.

9. La onda explosiva. De las bombas atómicas, granadas, dinamita, pólvora detonante, nitroglicerina, etc., causa
daño generalmente por uno o varios de los mecanismos siguientes:
a) Lesiones por impacto de esquirlas;
b) Lesiones por la onda sonora;
c) Lesiones por desplazamiento, lanzamiento del cuerpo contra superficies duras vulnerantes;
d) Lesiones por contusión causadas por objetos o partes de objetos que se estrellan contra el cuerpo humano.

10. Las irradiaciones. Que se desprenden de material radiactivo, (rayos X, infrarrojos, ultravioletas, gamma, etc.),
pueden causar lesiones por quemadura, necrosis tisular, mutaciones genéticas, entre otras.
11. Los agentes químicos. Como venenos, ácidos y bases fuertes son capaces de causar intoxicaciones internas o
quemaduras y erosiones internas o externas, según sean ingeridas o usadas tópicamente sobre la piel.
12. Los agentes biológicos. Como bacterias y en general microorganismos patógenos pueden ser usados como
medios lesionantes para producir intoxicaciones y enfermedades infecciosas. Un perro entrenado para atacar
puede ser un arma muy efectiva, que generalmente causa lesión cortante (por mordedura), una serpiente vene-
nosa, un arácnido o un escorpión, introducido furtivamente en el lecho de un durmiente puede ser también una
poderosa arma que causa lesión por acción local y/o sistémica.

13. Las amenazas, Las coacciones. Las extorsiones, los chantajes, los secuestros y en general las presiones de
orden psíquico, llamada por algunos autores, violencia moral o mental, son capaces de causar daño en la salud
psíquica del ofendido dentro de la figura forense de la perturbación psíquica, de la cual nos ocuparemos en el
aparte de las secuelas médico-forenses del delito de lesiones personales.

Conocido por el médico forense el mecanismo productor de las lesiones, por una parte y las características de las
mismas por la otra, se puede proceder a dictaminar sobre el tipo de arma lesionante, lo cual corno ya vimos es de gran
utilidad para la claridad del proceso.

Es necesario aclarar que en algunos casos, las característica de la lesión no permiten asegurar que fue causada con un
determinado tipo de arma, en estos casos el perito puede proceder a hacer su apre ciación agregando la palabra
"probablemente" causada por... En otras circunstancias definitivamente no se puede dilucidar el tipo de arma agresora y
entonces el perito lo hará constar así expresamente en su dictamen, diciendo por ejemplo: "en el estado actual de la
lesión, no hay elementos clínicos suficientes que permitan inferir el tipo de arma con la cual fue causada". 6

En el caso de existir varias lesiones, causadas por diferentes tipos de armas, al numerarlas, tal como se mencionó antes,
deberá dictaminarse sobre el instrumento lesionante para cada una.

3. INCAPACIDAD PARA TRABAJAR O ENFERMEDAD: El articulo 332 del Código Penal dice: "Si el daño consistiere en
incapacidad para trabajar o enfermedad que no pase de treinta (30) días, la pena será arresto de dos (2) meses a dos (2)
años y multa de cien (100) a un mil (1). 000) pesos. Si pasare de treinta (30) días sin exceder de noventa (90), la pena
será de seis (6) meses a tres (3) años de prisión y multa de un mil (1.000) a cinco mil (5.000) pesos. Si pasare de
noventa (90) días, la pena será de dieciocho (18) meses a cinco (5) años de prisión y multa de un mil (1.000) a diez mil
(10.000) pesos.

Es procedente entonces fijar el concepto de incapacidad para trabajar o enfermedad. La Corte Suprema de Justicia, dijo
(12): "En diversas ocasiones la Corte ha sostenido que cuando se causa una lesión o herida en el organismo humano, la
primera consecuencia que se observa en el ofendido es la incapacidad para trabajar como antes, que se traduce en el
tiempo que éste necesite para recuperar su salud y volver a ocuparse de sus labores ordinarias. De ahí que la incapa -
cidad se defina en Medicina Legal como el tiempo necesario que se requiere para hacer entrar la parte enferma en las
condiciones que constituyen la salud".

La mayoría de autores en Medicina Legal están de acuerdo en que la incapacidad para trabajar debe entenderse como
la imposibilidad de realizar un trabajo material o psíquico cualquiera y no específicamente el mismo trabajo que venía
efectuando e1 lesionado. De esta forma la incapacidad médico-legal, a diferencia de la incapacidad laboral no se fija
teniendo en cuenta la ocupación ni la profesión de un individuo, como sí se realiza en ésta. Por ejemplo si un psiquiatra,
el portero del Instituto de Medicina Legal y un pianista sufren una herida en el pulpejo de un dedo, con pérdida de
sustancia, todos tres (3) tendrán la misma incapacidad médico-legal; en cambio, la incapacidad laboral será diferente en
los tres (3) casos, más alta para el pianista, puesto que necesita la integridad de su dedo para ejecutar su trabajo, un
poco menor para el portero, porque aunque requiere del dedo para abrir y cerrar la puerta, puede ejecutar su labor más o
menos adecuada aun con el dedo vendado. Finalmente el psiquiatra tendría la incapacidad laboral menor en este caso,
porque podría trabajar perfectamente bien aunque su dedo no estuviese absolutamente sano y restablecido en sus
condiciones normales.

Giraldo (13), define la incapacidad médico-legal como "la consecuencia natural y directa, expresada en días de duración
como el tiempo que tarda un organismo en cicatrizar o sanar, luego de una lesión".

En el "Tratado de Derecho Penal" de José Vicente Concha (14), aparece: "No determina la ley cual sea la especie de
enfermedad o incapacidad que se ha de tener en cuenta para medir el castigo. En esta materia hay opiniones diferentes:
unos creen que la incapacidad de trabajar se refiere a las tareas habituales o profesionales, otros piensan que se refiere
al trabajo corporal. La segunda opinión es la que prevalece entre los autores y en la jurisprudencia para la imposi ción de
la pena, en atención al carácter de las heridas, que se gradúa por el término que dura el individuo inhábil para trabajar
corporalmente. De otra manera sucedería que el mayor o menor castigo no dependerá sino de la profesión u oficio del
individuo lesionado, cosa inadmisible a todas luces". Por otra parte, agregaríamos nosotros, el individuo que no
desempeña ningún trabajo, por estar desempleado o el que vive de su renta, podría ser lesionado y sería muy difícil
fijarle incapacidad para trabajar, si prevaleciera el criterio de esperar hasta que estuviese en capacidad de desempeñar
su actividad laboral específica.

Uribe Cuana (15), expuso: "Entre nosotros, en el Instituto de Medicina Legal seguimos esta teoría, y así, al fijar la
incapacidad para trabajar que producen las heridas, no nos referimos a incapacidad profesional, sino a incapacidad en
general para cualquier trabajo, físico o intelectual".

Por todo 1o anterior parece más adecuado considerar LA INCAPACIDAD MÉDICO-LEGAL como el tiempo expresado en
días que gastan Los tejidos lesionados para volver a su estado de integridad previo, o mejor, para Lograr su reparación
biológica primaria. En el caso de las heridas se debe considerar hasta que cicatrizan perfectamente, en el de las
fracturas hasta que se forma el callo óseo primario.

6
Hemos visto en algunos casos dictámenes que dicen: "Al decir del lesionado, la herida fue causada con elemento corporal
humano (puño) o (puntapié)". No aconsejamos en absoluto esta práctica puesto que pensamos que el dictamen pericial debe ser lo
más objetivo posible y en él solamente deben constar los signos clínicos de lesión observados por el médico-perito y la apreciación
del tipo de arma, de acuerdo con las pautas que acabamos de estudiar, pero no lo dicho por el lesio nado o por cualquier otra persona.
Además desde un punto de vista científico no es posible dilucidar por ejemplo cuando una equimosis, ha sido producida por una
contusión por un garrote o por una contusión por puntapié. En ambos casos el dictamen debe decir únicamente: "ocasionada por
elemento contundente"; en esta forma se auxilia a la justicia en orden a la estricta verdad científica observada y analizada. Si el perito
está suficientemente seguro de que' la lesión fue causada por uña o por mordedura, debe proceder a decir: "causada por elemento
cortante, probablemente uña o diente", según el caso, pero se abstendrá de dictaminar: "por uña humana o por mordedura humana"
pues esta forma de redacción le quita objetividad al dictamen y aumenta el riesgo de equivocación.
Pero los criterios para fijar la incapacidad médico-forense no pueden ser arbitrarios, sino que deben ser criterios con
bases científicas que tengan en cuenta las distintas etapas de la cicatrización de los tejidos y las posibles complicaciones
que puedan presentarse. Al respecto dice Giralda: "La duración de la incapacidad, que el Código textualmente refiere
como incapacidad para trabajar, está fundamentada en el tiempo en que se demora el proceso de cicatrización, y aunque
éste no lo podemos definir con a exactitud de los minutos, sí es posible tener un parámetro claro de la duración de la
incapacidad de una manera que sirva a la justicia para fijar sanciones. En cuanto a la duración de la incapacidad es útil
tener un derrotero, porque sería nefasto que la incapacidad fuera dada a capricho del médico examinador. Es también
importante saber que algunos estados anteriores de salud llegan a modificar la duración de la incapacidad, de tal manera
que una determinada lesión produciría en una persona previamente sana, y bajo un tratamiento oportuno una
incapacidad, pero esa misma lesión en una persona con un compromiso de salud previo produce una incapacidad
mayor; estas circunstancias el médico ha de comunicárselas al funcionario que conoce de la causa (16). Según el
artículo 38 del Código de Procedimiento Penal, los procesos
en los cuales la incapacidad no exceda de 15 días y no produzcan consecuencias son de competencia de las
autoridades de policía. Si la incapacidad excede de 15 días la competencia será de un Juez Muni cipal o de un Juez de
Circuito, dependiendo de las secuelas que quedasen (artículos 36 y 37 del Código de Procedimiento Penal).

Si la incapacidad no pasa de treinta (30) días la pena será arresto, pero si excede los treinta (30) días, la pena será
prisión. Así mismo, a mayor cantidad de días de incapacidad corresponde una suma mayor de multa (artículo 352 del
Código Penal). Finalmente, si la lesión sólo produjera incapacidad para trabajar o enfermedad que no pase de treinta
(30) días, la acción penal se extinguirá a petición del ofendido; es decir, hay Jugar al desistimiento (artículo 342 del
Código Penal).

En su 1ibro "Medicina Forense", el doctor César Augusto Giraldo, médico jefe del Instituto Seccional de Medicina Legal
de Antioquía da unos criterios generales sobre la forma de fijar la incapacidad médico-legal, en cuanto a días de duración
se refiere. Nosotros compartimos, en general, estas pautas, pero debemos advertir que deben tornarse como derroteros
genéricos y que cada caso deberá estudiarse en particular por aquello que "no hay enfermedad sino enfermos" y que el
dictamen pericial es propio para cada individuo, en un momento dado y teniendo en cuenta determinadas circunstancias
exclusivas de él.
En Medicina Laboral las incapacidades reciben los nombres de permanente, transitoria, parcial y total, según incapaciten
al individuo en una forma perdurable, o sólo por un tiempo, o sólo para efectuar un porcentaje de sus actividades
laborales, o le impidan desarrollar toda su capacidad de trabajo, respectivamente.

En Medicina Legal, las incapacidades se dividen en provisionales y definitivas. Se denomina PROVISIONAL, aquella
incapacidad que el médico-forense fija cuando aún está en evolución la reparación biológica primaria. Es una
apreciación presuntiva sobre la forma de cicatrización y, consolidación de los tejidos, que es susceptible de modificarse
en reconocimientos posteriores. Esta apreciación se efectúa presuponiendo que la lesión tendrá buen tratamiento
médico y que no presentará complicaciones, pero si éstas aparecieren, es obvio que en los reconocimientos posteriores,
se hará constar este hecho y se tendrá en cuenta para aumentar la incapacidad médico-forense.

Generalmente en el primer reconocimiento por lesiones se fija una incapacidad provisional, pero, si en este
reconocimiento se aprecia que ya terminó el período de reparación biológica primaria, se puede proceder a colocar la
incapacidad definitiva. Si en los reconocimientos posteriores al primero, el perito cree que es procedente modi ficar la
incapacidad provisional fijada previamente, puede hacerlo, expresando claramente la razón de su nueva apreciación. En
este caso se puede aumentar o disminuir la incapacidad, pero en todo caso el perito procederá a fijarla "a partir de la
fecha en la cual se causaron las lesiones". Lo anterior quiere decir, por ejemplo, que si en un primer reconocimiento se
fijó una incapacidad provisional de 6 días y luego en un segundo reconocimiento el perito quiere aumentarla en 8 días
más, "escribirá en su dictamen: "Se fija una nueva incapacidad provisional de 14 días a partir de la fecha en la que fue
causada la lesión. Igual fórmula se deberá seguir en el caso en el cual haya de disminuir la incapacidad anteriormente
fijada.

Otra regla práctica que se debe observar es la de no practicar un nuevo reconocimiento hasta tanto no se haya vencido
el término de la incapacidad fijada anteriormente, para tener más tiempo para volver a valorar la evolución de la lesión.
Así, por ejemplo, si en un reconocimiento se fijó una incapacidad provisional de 14 días a partir de la fecha de haberse
causado la lesión, cuestión que sucedió el día anterior a la práctica del examen y 6 días más tarde viene nuevamente el
lesionado con la orden para que se le practique una segunda valoración, el médico perito deberá recibir la orden y citarlo
para que comparezca una semana después, cuando ya habrán pasado 14 días desde que se causó la lesión; en esa
fecha procederá a practicar el nuevo reconocimiento y a dictaminar a continuación.
De lo anterior debe entonces deducirse que es el perito la persona que define en primer lugar cuántos reconocimientos
se le han de practicar al lesionado y además cual será el intervalo entre uno y otro; por esto es una costumbre sana
anotar en cada dictamen, la época aproximada en la cual el juzgado deberá volver a remitir al ofendido para el examen
subsiguiente.

Si un individuo se presenta a examen médico-forense después de 6 meses de causada una herida, por ejemplo, y se
observa que hay completa cicatrización el perito escribirá en su dictamen, después de describir y situar la cicatriz y de
pronunciarse sobre el tipo de arma, si es posible: "le causó una incapacidad definitiva de ocho (8) días a partir de la
fecha en la cual se produjo la lesión".
LA INCAPACIDAD DEFINITIVA, es aquella que fija el médico-perito cuando estima, que las lesiones ya terminaron su
reparación biológica primaria y que cesó el proceso macroscópico de cicatrización. Esta incapacidad usualmente no
debe ser susceptible de modificaciones ulteriores, a no ser, claro está, que en un examen posterior se detecte que se
cometió un error notable al fijarla y que, por supuesto, debe corregirse en provecho de la recta administración de justicia.
En este caso el perito hará constar en su dictamen expresamente las explicaciones pertinentes.

La Corte Suprema de Justicia en sentencia de 1929 expresó: "El reconocimiento principal y más valioso no es el que se
da a raíz de producida la lesión, cuando en realidad la fijación del tiempo que haya de tener la incapacidad constituye
una simple probabilidad; sino el que, cuando por consecuencia de la significación (o resultado) y
Habiendo seguido el curso de la enfermedad, se emite como definitivo sobre apreciaciones precisas y directas" (17).

En el caso que existan varias lesiones simultáneamente, la incapacidad no se determina sumando los días
correspondientes a cada una de ellas, sino que se fija teniendo en cuenta los días de incapacidad que se le deben
colocar a la más grave, y dentro de este plazo mayor, con seguridad quedarán comprendidos los tiempos de cicatrización
del resto de lesiones. . . .

Además, la incapacidad definitiva debe ser el requisito indispensable para poder entrar a dictaminar sobre secuelas o
consecuencias médico-legales. En otras palabras, hasta tanto se haya fijado la incapacidad definitiva, deberá el perito
proceder a dictaminar sobre las secuelas en los artículos 333, 334, 335 y 336 del Código Penal. 7

Un asunto que se discute ampliamente por los distintos autores es el punto de si en la incapacidad debe tenerse en
cuenta las complicaciones que presenten las lesiones o por el contrario, deba hacerse caso omiso de ellas al dictaminar
sobre incapacidad.

Uribe CualIa dice que en las heridas hay que tener en cuenta unos factores intrínsecos y otros extrínsecos. Entre los
intrínsecos coloca la longitud, la profundidad, la hemorragia, la clase de tejidos y órganos interesados, su importancia
fisiológica, la regularidad o irregularidad de los bordes, las pérdidas de sustancia, su unidad o multiplicidad, la
diseminación o confluencia la clase de arma empleada, la facilidad de infectarse o contaminarse, el peligro en que se
haya puesto la vida del agredido, etc. Al respecto dice: "Estas son las principales circunstancias que se desprenden de la
misma naturaleza de las heridas y que las harán de mayor a menor gravedad. Todos estos elementos harán cambiar
sustancialmente la duración del proceso de reparación de las lesiones y por consiguiente de la incapacidad para el
trabajo” (18).

Los factores extrínsecos los divide en individuales y generales, según se deban a circunstancias propias del sujeto
o atribuibles al medio ambiente circundante. Entre los factores extrínsecos individuales señala: la edad, el sexo, la
constitución orgánica, y el estado de salud previo a la lesión. Entre los generales menciona el clima, las estaciones, los
recursos científicos, el estado sanitario y las complicaciones.

Según este autor, el perito médico deberá tener presente los factores intrínsecos al fijar las incapacidades, cuestión que
nosotros compartimos por tratarse de variables que corresponden a la esencia misma de la lesión. En cuanto a los
factores extrínsecos, el profesor Uribe pensaba que se dividían en ocultos y manifiestos, entre aquellos colocaba
lesiones cardíacas más o menos compensadas, diabetes, aneurisma de la aorta, osteitis del cráneo, etc. Al respecto
creía que dichos factores no debían de tenerse en cuenta por el perito al fijar la inca pacidad y argumentaba así: "Estas
enfermedades permanecen latentes, a veces con muy pocos signos manifiestos. Por consiguiente, un agresor no tiene
por qué conocer las cuando produce una herida y no puede deducirse responsabilidad en que por estas causas se
prolongue un período de cicatrización, como sucede en el diabético, en que con dificultad se cierran las heridas, o se
agrave la insuficiencia cardíaca desconocida o se produzca la ruptura de un aneurisma de la aorta o se fracturen los
huesos del cráneo atacado de osteitis, y esto con golpes insignificantes que no guardan proporción entre su
insignificancia y los efectos graves producidos".
7
Hemos visto dictámenes en donde se describe una herida por mordedura de perro (1), en los cuales no se procede a dictaminar
sobre incapacidad. Esta clase de experticia ha sido efectuada por peritos que sostienen que "el perro no va a ir a la cárcel". Al respecto
debemos dejar claro que desde que el perito describa una lesión está en la obligación da fijar la incapacidad correspondiente.
Unicamente cuando no haya signos clínicos de lesión se abstendrá de colocar incapacidad médico-forense. En estos casos la redacción
del dictamen deberá decir: "no se aprecian signos clínicos de lesión que nos permitan dictaminar sobre incapacidad y consecuencias"
u otra fórmula semejante.
Además, si volvemos al ejemplo citado anteriormente, ya vimos que es bastante difícil dilucidar si una lesión por mordedura es
humana, canina o proveniente de otro animal, por una parte y por otra, sabemos también que un perro puede ser usado como una
arma poderosa, de tipo biológico, capaz de causar daña en el cuerpo y, o en la salud y por lo tanto, el delito de lesiones personajes.
Aunque el perro no haya recibido la orden de atacar, la apreciación de la incapacidad médico-forense será de gran utilidad en el caso
de haberse cometido el delito de lesiones personales de tipo culposo, por otra parte, aun en procesos civiles, la determina ción de la
incapacidad médico-legal, en estos casos, es de gran utilidad para tasar la indemnización correspondiente.
Nosotros discrepamos por completo del concepto del ilustre profesor Uribe, pues pensamos que el papel del médico-
perito es el de pronunciarse sobre realidades clínicas del examinado y no sobre hechos hipotéticos. Si la herida proferida
a un diabético se demora más tiempo en cicatrizar, a nuestro modo de ver la incapacidad médico-forense también debe
prolongarse, puesto que si bien es cierto que el agresor no conocía el estado premórbido del ofendido, no es menos
cierto que la realidad clínica muestra que éste tiene una herida abierta, que se ha demorado x tiempo en cicatrizar y por
lo tanto, ateniéndonos a la definición de incapacidad médico-forense que dimos antes, el tiempo que gastan los tejidos
lesionados para obtener su reparación biológica primaria es el que se debe tener en cuenta como incapacidad médico-
forense.

Claro está que en ésta, como en las demás eventualidades mencionadas antes, el perito deberá consignar en su
dictamen aquello que le conste como antecedente, concomitante o sobreviniente de la lesión que está describiendo,
evaluando y dictaminando. Es al Juez al que le corresponde hacer las disquisiciones jurídicas del caso y no debe ser el
perito quien se apropie de las funciones del juzgador, disminuyendo la incapacidad médico-forense real, para considerar
hipótesis teóricas, desconociendo realidades clínicas obvias. .

Estos factores podrían corresponder a lo que en el Código Penal de 1936 se llamaban concausas (articulo 366) del delito
de homicidio, que de acuerdo con la filosofía que inspiró el Código Penal de 1980 quedaron abrogadas. Pensamos
entonces que la misma filosofía debe tenerse presente en cuento al delito de lesiones personales se refiere.

Creía el profesor Uribe que aquellos factores extrínsecos, individuales y manifiestos, tales como la edad, el estado
anémico, el embarazo, el estado de "pobre convaleciente", la sordomudez, la demencia, la "degeneración", si se debían
tener en cuenta por el perito al fijar la incapacidad médico-forense porque: "por estar manifiestos en el agre dido puede
apreciarlos un agresor". Al respecto, nuevamente debemos manifestar que no estamos de acuerdo con el connotado
tratadista, pues el perito debe evaluar la realidad de la lesión que se somete a su dictamen y calcular, de acuerdo con los
criterios de la ciencia médica, el tiempo que van a gastar los tejidos lesionados para retornar a su integridad física
anterior, entendida, tal como se ha dicho, como reparación biológica primaria. No es procedente entonces aumentar la
incapacidad de una lesión porque se haya inferido a una embarazada o a un sordomudo, pues estas condiciones no
retardan la cicatrización, de por sí. Claro está que, si en cada caso concreto, los tejidos se demoran x tiempo en sanar,
esa será la incapacidad médico-forense.

Nos parece que proceder en otra forma es salirse del papel de perito para adueñarse de las funciones del Juez.

Igual criterio debe aplicarse a la cuestión de las complicaciones de las lesiones. A nuestro modo de ver, las
complicaciones aumentan la incapacidad y las secuelas. Así por ejemplo, si en el primer reconocimiento se fijó una
incapacidad provisional de ocho días a una herida y después de una semana se observa; en el segundo reconocimiento,
que hay presencia de pus en la misma y que se ha vuelto a abrir por dehiscencia de dos puntos de la sutura, en el
segundo reconocimiento deberá aumentarse la incapacidad médico-forense y fijar una nueva incapacidad provisional de
18 días, por ejemplo, a partir de la fecha en que fue causada la lesión. Creemos que este procedimiento debe aplicarse
en todos los casos independientemente de la causa de la complicación, que podría ser debida a que el arma agresora
estaba infectada, a que el lesionado se descuidó y no se hizo tratar oportunamente la herida o aun, a que se aplicó
"tierra" encima, con el fin de perjudicar a su agresor. Dilucidar esta cuestión es un problema de la investigación criminal,
que compete al funcionario instructor. Claro está que es obligación del perito hacer constar en su dictamen todo aquello
que le conste en relación a la evolución anormal de la lesión, ya que los criterios de la ciencia médica le permitirán, por
ejemplo, escribir: "la herida no ha recibido ningún tipo de tratamiento, o, la lesión ha recibido un tratamiento adecuado, o
en la historia clínica figura que el lesionado no ha asistido a curaciones, o, el ofendido no se ha aplicado la droga
prescrita, o, hay evidencias de que el examinado se quitó el vendaje de yeso prematuramente y por su propia cuenta,
etc.". Pero el perito no podrá desconocer la realidad clínica que se le pone de presente y fijar una incapacidad menor,
pensando que "el pobre agresor no tiene porque pagar por la complicación de la infección, porque él no se la causó
directamente". Este tipo de raciocinio deja traslucir la usurpación de las funciones dei Juez por parte del perito, quien es
un auxiliar de la justicia, pero no la persona que debe administrarla. Por tales motivos, el médico deberá ayudar al
esclarecimiento de los hechos, dando cuenta al funcionario de las causas de las complicaciones, si le constan o puede
deducirlas razonablemente; pero no deberá disminuir la incapacidad médico-forense para tratar de hacer justicia por su
propia mano, pues ese sería un procedimiento poco imparcial, anticientifico y fuera de lugar dentro del contexto pericial.

La anterior forma de pensamiento está en abierta contradicción con el criterio del doctor Uribe Cualla, quien escribió:
"Han opinado algunos que los agresores deben ser responsables de todas las complicaciones que sobrevengan a un
agredido, por razón de las heridas recibidas, desde la simple infección hasta la muerte, y para defender esta teoría
extrema, argumentan que sin la producción de determinada herida no habrían sido posibles dichas consecuencias; que
por esta puerta de entrada o punto vulnerable de los tejidos se expone al paciente a todas las posibles complicaciones,
benignas o muy graves". y continuaba:

"A nuestro modo de ver, este criterio peca por exagerado y envuelve una grande injusticia, desde luego que siempre
debe existir relación de causa a efecto, es decir, entre la naturaleza de una herida y sus consecuencias. Si, por ejemplo,
en una herida en que sólo se ha interesado el espesor de la piel y la experiencia científica demuestra que suturada
oportunamente y haciendo las curaciones del caso, cicatrizan normalmente en 8 días; si se presenta supuración
abundante, que prolonga el período de cicatrización, esto no puede cargársele al agresor, puesto que el perito
reconocedor debe apoyarse en las reglas generales de la normalidad de los fenómenos y no en los hechos excep-
cionales.

En otras ocasiones una herida no se trata científicamente, y se descuida; entonces necesariamente viene la infección, y
es claro que el agresor no tiene por qué ser responsable de este descuido y abandono emanado del agredido". Hasta
aquí la opinión del profesor Uribe (18).

Nosotros compartimos la tesis de que el agresor no causó directamente la infección y que este hecho debe ser tenido
en cuenta en el momento de aplicar la pena, como algo que sucedió realmente y que no debe desconocerse; pero nos
apartamos del criterio de que deba ser el perito el que resuelva esta cuesti6n fijando una incapacidad menor que la que
realmente le correspondería a la lesi6n complicada. En cambio, pensamos que este asunto le compete al Juez
exclusivamente. Una vez que el perito ha dictaminado sobre una realidad clínica objetiva y ha aportado las anotaciones
del caso sobre las causas de dichas complicaciones.

La discusión de si se tratan de hechos o reglas "generales" o más bien de excepciones no nos parece pertinente.
Pensamos que se trata de hechos reales, ocurridos, diagnosticables, evidenciales, que retardan el proceso de reparación
biológica primaria y que como tales deben ser tenidos en cuenta por el perito, quien debe fijarles la incapacidad que les
corresponde realmente y no eludir la cuestión acudiendo a la tan manida fórmula de "con buen tratamiento y sin
complicaciones le causa una incapacidad de x días"; puesto que las complicaciones ya están presentes y resulta poco
objetivo desconocerlas o hacer suposiciones sobre su aparición. En este punto de las complicaciones creemos que es
válido el raciocinio que hicimos cuando hablamos de la similitud de las concausas, al tratar el tema de los factores
intrínsecos, individuales y ocultos.

César Augusto Giralda, expone una tesis semejante a la nuestra (16).

En aquel1os casos en los cuales el estado actual de las lesiones no le permita al perito inferir razonablemente la
evolución que han presentado y la rea1idad de los órganos internos afectados, se debe recurrir a la historia clínica, la
cual debe solicitarse, por intermedio de la autoridad Competente, al sitio donde ha sido atendido el lesionado. Es
conveniente pedir que el resumen de la historia sea hecho en máquina, para facilitar su lectura y obviar el problema de
las letras ilegibles y los errores en la comprensión de dichos manuscritos. Así mismo, el médico-perito deberá recurrir a
todos los exámenes paraclínicos del caso y, o, solicitar las interconsultas pertinentes con los especialistas, con el fin de
aclarar por completo su diagnóstico y poder fijar la incapacidad médico-legal con los mayores fundamentos científicos y
técnicos.8

Además, el perito debe aconsejar en su dictamen el tratamiento correspondiente a la lesión, anotando al final, por
ejemplo, "el absceso requiere drenaje quirúrgico en hospital o centro de salud adecuado".

Esta es una. conducta médica apropiada que sirve mucho al lesionado y sugiere a la autoridad el procedimiento que
debe seguirse .9
En ciertas oportunidades se solicita a los peritos dictaminar sobre la época de ocurrencia de los hechos o sobre el tiempo
de evolución que tiene determinada lesión.

El asunto es bastante comp1icado y difícil de resolver casi siempre, puesto que el médico no posee usualmente los
elementos de juicio indispensables para poder contestar objetivamente esta cuestión. La consulta de la historia clínica
del lesionado es de gran utilidad e dichos casos, sin embargo, algunos de estos ofendidos no recibieron tratamiento
institucional, y entonces la situación permanece confusa. Sin embargo, intentaremos dar algunas pautas muy generales
que pueden ayudar en algo.
8
Desafortunadamente, en nuestro país aún se carece en varios sitios de las facilidades de los laboratorios y del concurso de médicos
especialistas, lo cual dificulta mucho, no sólo el dictamen pericial, sino la misma conducta terapéutica del caso.
9
En no pocos casos hemos observado lesionados Que vienen al Instituto de Medicina Legal o acuden a la oficina seccional con la
herida abierta, manando sangre, en el convencimiento de que en esa forma obtendrán una incapacidad mayor, que la que les fijarían si
se presentan con la herida ya suturada y tratada científicamente. Aún más, hemos podido detectar procedimientos en los cuales la
autoridad competente ha aconsejado al ofendido "ir a donde los médicos legistas lo más pronto posible, antes de ir al hospital, para
que le pongan más días de incapacidad al ver la herida tan grande que tiene". Esta situación sólo refleja la gran ignorancia que existe
en cuestiones de medicina clínica y de medicina forense; pues por una parte, la demora en la atención médica adecuada aumenta el
riesgo de las complicaciones, una herida abierta está, más propensa a infectarse y, por otra, la incapacidad médico legal no se cambia
porque el dictamen se realice antes o después de la sutura, puesto que siempre se calcula con base en la repara ción biológica inicial y
en los casos poco claros se debe, tal como ya se mencionó, solicitar la historia clínica.
Una herida pequeña no complicada, cicatriza usualmente en cinco a siete días. El eritema (enrojecimiento) y el edema
(hinchazón) de los bordes de una herida hacen presuponer un mínimo de 12 horas de evolución. La infección de una
herida, con la aparición de pus, debe hacer suponer un mínimo de 36 horas de evolución. La formación de costra en una
herida pequeña presupone una evolución de 24 horas aproximadamente.

Así mismo las equimosis van cambiando de color con el paso del tiempo, a medida que se degrada la hemoglobina de la
sangre; recién aparecidas son de color rojo, luego pasan a violeta, más tarde a café rojizo, luego a verdoso para terminar
en amarillento.

Estos criterios generales pueden servir, en algunos casos, para precisar lo que el examinado dice sobre el tiempo de
ocurrencia de la lesión y desde este ángulo, también pueden ser útiles al funcionario.

En la actualidad estamos trabajando en unas tablas que servirán de guía para poder fijar las incapacidades médico-
legales dentro de unos criterios generales; finalizaremos este aparte con la transcripción de una sentencia de la Corte
Suprema "la determinación del tiempo de incapacidad producida por la herida debe estar debidamente comprobada.
Sería arbitraria, peligrosa y expuesta a error cualquier duración de incapacidad que por su cuenta pretendiera hacer la
autoridad judicial: aquí no tienen cabida las aproximaciones ni los términos medios" (19).

4. CONSECUENCIAS O SECUELAS MÉDICO- FORENSES: Este es el cuarto y último punto del dictamen médico-legal
por lesiones personales y para poder contestarlo, el perito deberá saber con precisión la definición de cada una de
dichas consecuencias.

Cuando se causa una lesión, el organismo desarrolla diversos mecanismos de repamci6n que pueden llevar a la
resolución completa de la lesión, en cuyo caso la incapacidad médico-legal será la única consecuencia de la misma, en
otros casos se inicia un proceso de cicatrización que comprende mecanismos internos y externos, si la cicatrización no
altera ni la forma ni la función de un órgano o un miembro, la única consecuencia de la lesión será, de nuevo, la
incapacidad. Pero si la, cicatrización llegare a alterar la forma, la función o las dos simultáneamente, estaremos en
presencia de las secuelas o consecuencias médico-forenses.

El artículo 333 del Código Penal dice: "Si el daño consistiere en deformidad física transitoria, la pena será de uno (1) a
seis (6) años de prisión y multa de tres mil a diez mil pesos. Si fuere permanente, la pena será de dos (2) a siete (7) años
de prisión y multa de cuatro a doce mil pesos. Si la deformidad afectare el rostro, la pena se aumen tará hasta de una
tercera parte". El artículo 373 del Código Penal de 1936 hablaba de desfiguración facial y de deformidad física repara -
bles y permanentes; el nuevo Código suprimió la figura forense de la desfiguración facial y quitó el término reparable,
habiéndolo reemplazado por el de transitorio.

Muy probablemente el ánimo del legislador, en referencia al Código de 1936, fue el de dejar abierta la posibilidad de que
el agresor costeara el tratamiento al agredido, y por este motivo hablaba de reparabilidad, que lleva implícita la noción de
tratamiento o intervención médica o quirúrgica, para disminuir o aun borrar las huellas deformantes de la lesión.

Sin embargo, esta intención se tergiversó puesto que el calificativo de "reparable" en contraposición al de "permanente"
daba una pena mucho menor y entonces el agresor no se sentía ya motivado a facilitar los medios para "reparar"
realmente la lesión, deformidad o desfiguración, sino que se quedaba en la cuestión hipotética.

Desde otro ángulo, los términos reparable y permanente no son contrarios, sino que, inclusive pueden llegar a ser
complementarios. Además, con los adelantos de la Medicina, podríamos decir que casi cualquier lesión es susceptible de
reparación, sería entonces "reparable"; otra cosa es el juicio de valor sobre lo bien, regular o mal reparada que quedó la
lesión, después de aplicado el tratamiento respectivo. Por las anteriores razones, estamos plenamente de acuerdo con la
supresión del tan nombrado término de "reparable". Sin embargo, como veremos más adelante, el calificativo
"transitorio", con el cual se sustituyó, tampoco es el más adecuado para aplicarse a las consecuencias médico-forenses
de las lesiones.

La Corte Suprema de Justicia se pronunció sobre el tema anterior, cuando dijo: "No son lo mismo la desfiguración facial
transitoria y la desfiguración facial reparable, pues aquello es lo pasajero o temporal, y para las heridas, lo que
evoluciona y se subsana por él solo, mientras que lo reparable es lo que implica intervención del médico o cirujano para
que no queden huellas desfiguradoras o deformantes (20). .

También la Corte, definió la deformidad física en una sentencia que dice: "Por deformidad física se entiende aquel
defecto que altera la armonía o proporción de las partes del cuerpo humano, o cambia su configuración exterior,
citándose en los textos como ejemplo típico de los primeros las muti1aciones de los miembros de locomoción y
aprehensión, y de lo segundo las cicatrices visibles en el rostro (21).
César Augusto Giraldo al hacer una definición de deformidad física escribió: "Es toda cicatriz o mutilación que altere la
configuración del cuerpo, percibida a través del vestido. En la deformidad existe diferencia en los sexos: una cicatriz de 8
centímetros, por ejemplo, no es deformidad en el tercio inferior del muslo o pierna de un hombre, pero sí en el de una
mujer; igualmente recibirá ese calificativo una cicatriz en miembros superiores, según el sexo. Siempre que una cicatriz o
defecto dé 1ugar a un apodo, no habrá duda de su calificativo como secuela" (22).

Uribe Cúalla, al tratar el tema dijo: "En Medicina Legal, y de acuerdo con nuestras leyes penales, debe entenderse por
deformidad física todo efecto que cambie la integridad, la proporción, el orden o la armonía que normalmente tienen o
guardan entre sí las partes constitutivas del cuerpo humano en su configuración exterior. Es decir todo aquello que altere
la modalidad normal con la que proporcionadamente intervienen los elementos objetivos de la belleza en la constitución
de lo que acostumbramos llamar las formas, constituye una deformidad física. Este cambio puede afectar la hermosura
del semblante, o bien la esbeltez, soltura y elegancia del cuerpo en reposo o en movimiento, que es lo que constituye la
deformidad propiamente dicha. En la práctica se emplea genérica e indiferentemente la expresión deformidad física para
calificar uno cualquiera de estos defectos estéticos. De tal suerte que toda imperfección en las relaciones, con textura y
conexiones que constituyen la modalidad de las formas, es considerada como una deformidad física" (23).

Este autor exige que haya visibilidad de la cicatrización, "para que las demás personas se den cuenta de que en realidad
existe una alteración de orden estético", pero sigue la misma tesis de que debe considerarse el vestido para dictaminar
sobre este asunto.

Nosotros llamamos DEFORMIDAD FISICA a cualquier efecto importante, que altere externamente, de manera
ostensible, la forma, la simetría o la estética corporal en reposo o en movimiento.

Consideramos que el examen debe efectuarse con el individuo desnudo, por ese motivo no le damos ninguna
importancia al hecho de que las ropas tapen o no el defecto físico, pues pensamos que esa no pudo ser la filosofía de la
1ey, puesto que el diagnóstico forense de la secuela variaría con la moda, cuestión esta que suena absurda por
completo. Tampoco estamos de acuerdo con la visión de considerar que el sexo de la persona lesionada deba tenerse
en cuenta para diagnosticar la secuela, puesto que volveríamos a la discusión del vestuario de uno y otro género.

En nuestra definición exigimos que el efecto sea importante, es decir notorio a simple vista, detectable por un observador
cualquiera, no calificado y sin que tenga que aproximarse a menos de un metro de distancia del lesionado. Decimos "que
altere externamente" para hacer énfasis en que la deformidad debe hacer relación a la modifica ción de la configuración
externa del cuerpo; así no se calificará dentro de esta secuela la pérdida de un riñón, por ejemplo, pues aunque está
alterada la integridad y la función, no lo está la forma corporal exter na. Mencionamos "de manera ostensible" para
significar que no toda cicatriz llena los requisitos para ser considerada deformidad, sino que el defecto debe ser lo
suficientemente importante corno para ser notado fácilmente.

Hacemos extensivo el defecto a la simetría y a la estética y no lo circunscribimos únicamente a la forma, puesto que en
muchos casos la conformación externa general está conservada, pero se ha alterado la belleza o la armonía simétrica
del cuerpo. Finalmente, postulamos "en reposo o en movimiento" por estar de acuerdo con lo expresado por la Corte
Suprema cuando dijo: "La deformidad física que puede quedar por consecuencia de una herida, o sea la lesión que
contribuye a perjudicar la estética del cuerpo humano, puede referirse no só1o a la armonía de las formas en reposo
permanente, sino también a la armonía de los movimientos" (24).

Pensamos, por ejemplo, que una cicatriz de laparotomía de 20 centímetros de longitud, notoria y antiestética, que quedó
como consecuencia de una intervención quirúrgica motivada por una herida perforante en el abdomen, podría llenar los
requisitos de la definición mencionada antes y ser entonces calificada como deformidad física. Otra cosa es que el perito
deba aclarar en su dictamen que la cicatriz corresponde a la intervención quirúrgica y no a la herida infligida. Una cicatriz
queloide ilustraría este ejemplo. Es el Juez quien debe dilucidar el asunto jurídico al graduar la pena, teniendo en cuenta
el dictamen pericial, pero creemos que el médico-forense no debe apropiarse de las funciones del Juez y pretender que
porque la cicatriz queloidiana grande, se debe a la herida quirúrgica o no a la herida delictiva, es procedente desconocer
la realidad clínica objetiva que se le pone de presente y entonces no dictaminar ese grave defecto como deformidad
física. Igual raciocinio podría hacerse en el caso de unas quemaduras extensas por ácido, en el tórax de un hombre,
quien normalmente no anda por la calle torsi-desnudo, pero quien sin lugar a dudas tiene una deformidad física en los
términos forenses que estamos discutiendo.

El calificativo de PERMANENTE O TRANSITORIO se le adjudicará a la deformidad física, dependiendo ya no del


tratamiento médico o quirúrgico que pudiese eventualmente recibir la lesión, ni del criterio de su posible reparabilidad,
sino de la consideración de que una vez causada no desaparecerá ya más, o por el contrario que el sólo paso del tiempo
o el tratamiento médico realmente efectuado la haya borrado y hecho desaparecer por completo, respectivamente.

El artículo 373 del Código Penal viejo hablaba de desfiguración facial, que podría ser también, como la deformidad física,
reparable o permanente. Consideramos que el término era redundante, pues la palabra desfiguración según el
diccionario de la Real Academia Española es: "Desemejar, afear, ajar la composición, orden y hermosura del semblante
y de las facciones", de manera que el calificativo "facial" sobraba realmente. En el artículo 333 del nuevo Código se
suprimió el vocablo "desfiguración facial" y se reemplazó por el de deformidad física que afecta el rostro. EL ROSTRO
para la Medicina.-Forense es el espacio anatómico delimitado por la línea de implantación del cabello, por arriba, el
borde del maxilar inferior, por abajo, y los pabellones auriculares a los lados. Cualquier defecto que altere de manera
importante la belleza, la simetría o la forma del rostro deberá entonces ser calificado como DEFORMIDAD FISICA EN
EL ROSTRO. Aquí es necesario hacer la precisión siguiente: no toda cicatriz dentro del rostro deberá ser calificada como
deformidad física, sino que es necesario evaluar su longitud, su apariencia, el sitio de localización y comprobar si
realmente afecta de manera notoria la forma, la simetría o la estética facial.

Además es importante tener en cuenta que puede existir deformidad física en el rostro, sin que haya cicatriz, en una
parálisis del nervio facial, por ejemplo, a consecuencia de una lesión traumática. En este caso se altera ostensiblemente
la simetría y la estética facial.

Tanto la deformidad física, como la deformidad física en el rostro y cualquiera otra de las consecuencias o secuelas
médico-forenses, deberá diagnosticarse únicamente cuando ya haya terminado el período de la reparación biológica
primaria y se haya fijado la incapacidad médico-legal definitiva. Lo anterior debido al mismo concepto de SECUELA
entendida corno una alteración en la forma y/o en la función, que persiste una vez que ha culminado la incapacidad
médico–legal.

La discusión que se hizo antes sobre la aplicación de los calificativos de permanente o transitoria para la deformidad
física, es válida para la deformidad física en el rostro y aun para la perturbación funcional y la perturbación psíquica,
como se tratará posteriormente.
El artículo 334 del nuevo Código Penal dice: "PERTURBACIÓN FUNCIONAL. Si el daño consistiere en perturbación
funciona1 transitoria de un órgano o miembro, la pena será de veinte (20) meses a siete (7) años de prisión y multa de
tres mil a doce mil pesos. Si fuere permanente, la pena será de dos (2) a ocho (8) años de prisión y multa de cinco mil a
veinte mil pesos".

En Medicina Forense se llama ÓRGANO al conjunto de tejidos y componentes anatómicos que tienen una función
definida. Así por ejemplo los dos riñones son el órgano de la excreción y los dos ojos son el órgano de la visión, etc.
Igualmente, el vocablo MIEMBRO, designa, en Medicina Forense, a cada una de las cuatro extremidades y al órgano
viril.

De acuerdo con lo anterior la PERTURBACIÓN FUNCIONAL debe entenderse como cualquier alteración orgánica
producida como consecuencia de una lesión personal que signifique una disminución o desmejoría de las condiciones
funcionales, fisiológicas u homeostáticas del individuo, sin que se pierda o anule la función.

Uribe Cualla definió la perturbación funcional como: "Todo aquello que altere (aunque sea en mínima parte) o suprima
una función orgánica, sin que entonces haya que tener en cuenta la imperfección estética ni la alteración de las formas".
Sin embargo, el artículo 336 del nuevo Código Penal, al hablar de "pérdida de la función de un órgano o miembro"
restringió al sentido de disminución el término de perturbación funcional.

Giraldo, trae una definición más genérica cuando dice: "Una perturbación funcional es una definida alteración fisiológica
que coloca en inferioridad el organismo o altera la homeoestasis" (26).

La Corte Suprema de Justicia (27), al respecto dijo: "Si las lesiones producen una perturbación funcional transitoria, el
hecho se reprime por la disposición del artículo 374 del Código Penal, no por la circunstancia de que la perturbación
funcional transitoria desaparezca en virtud de una intervención médica, o porque ella se extinga por "uso y hábito de la
función del órgano", sino por la sola modalidad de haber producido la lesión una perturbación funcional de carácter
transitorio, porque es propio de lo transitorio terminar por cualquier causa". Y agrega: "Tampoco es exacta la afirmación
de que el artículo 374 es aplicable sólo para el caso de que la lesión produzca la perturbación funcional transitoria de un
órgano completo y no la de una parte del mismo. Porque tales expresiones, en el campo del derecho penal, hacen
referencia a la función que el órgano o miembro desempeña, y no al sentido anatómico que le asigna la medicina en
general".

De acuerdo con lo anterior se le aplicará el calificativo de PERMANENTE a la perturbación funcional que continúa
existiendo en el individuo y que hace que nunca más pueda volver a recuperar la totalidad de la función, que tenía, antes
de haber sufrido la lesión personal. En cambio se llamará TRANSITORIA la perturbación funcional que el solo paso del
tiempo, independientemente del tratamiento que se aplique, la hace desaparecer y en este caso se recobra, la
funcionalidad total del órgano o miembro, tal como existía antes de haber sido lesionado. Claro está que si se ha
efectuado realmente un tratamiento, que haya servido para devolverle al órgano o miembro su condición funcional
previa, también se calificará este tipo de perturbación como transitoria.

Tal como dijimos antes, el diagnóstico de la secuela médico-legal sólo será válido cuando ha terminado el período de la
reparación biológica primaria, y el médico perito ha fijado 1a incapacidad definitiva.

El artículo 335 del Código Penal de 1980, dice: "PERTURBACIÓN PSIQUICA. Si el daño consistiere en perturbación
psíquica transitoria, la pena será de dos (2) a siete (7) años de prisión y multa de cuatro mil a quince mil pesos. Si fuere
permanente, la pena será de nueve (9) años de prisión y multa de cinco a veinte mil pesos".
Los tratadistas de Medicina Forense tradicionalmente han considerado la perturbación psíquica únicamente como una
consecuencia de los traumatismos encéfalo-craneanos, por este motivo se puede considerar novedoso el aporte que
hicimos en 1978 y que fue publicado en la revista del Instituto Nacional de Medicina Legal de Colombia (28).
En esa oportunidad postulamos que hay tres variedades de perturbación psíquica a saber:
1. PERTURBACION PSÍQUICA PRIMARIA: definida Como un daño en la salud psíquica del ofendido causado sin
que medie un daño físico ni orgánico. Como ejemplo podríamos citar las perturbaciones psíquicas derivadas de
un gran strees, al que se ha sometido un individuo por medio de amenazas, coacciones, o infundiéndole temores
u obligándolo a vivir alguna experiencia frustrante y lesiva, que desborda la capacidad de adaptación del yo del
ofendido y por lo tanto se convierte en una experiencia vivenciada como maltratante y causante o desencade -
nante de una situación de enfermedad mental o por lo menos de un síndrome psíquico.

En este caso podrían estar, en ocasiones, las víctimas de los delitos de chantaje, de extorsión, de secuestro, de violencia
carnal, etc.

2. PERTURBACIÓN PSIQUICA SECUNDARIA A UN DAÑO DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL, definida como
la alteración de la salud psíquica debido a una lesión física que comprometió una estructura del sistema nervioso
central y en donde es posible correlacionar directamente el daño estructural con la sintomatología clínica-
psiquiátrica, valiéndonos de los conceptos de la neuro-patología.

En esta eventualidad el examen clínico-neurológico y los exámenes paraclínicos como análisis del líquido
cefalorraquídeo, el electroencefalograma, el neumo-encefalograma, la arteriografía cerebral, la escanografía y las
pruebas psicológicas, ayudan mucho al médico que está estudiando el fenómeno.

Este sería el caso considerado por los tratadistas clásicos como perturbación psíquica.

3. PERTURBACIÓN PSÍQUICA SECUNDARIA A UNA LESIÓN CORPORAL QUE NO INTERESA EL SISTEMA


NERVIOSO CENTRAL: Se define como una: alteración de la salud psíquica causada por una lesión orgánica (daño en el
cuerpo o en la salud física) en un sitio revestido de especial importancia psicológica como serían la cara, los genitales,
los senos, los miembros, etc. En este caso los signos y síntomas del trastorno psicológico se deben al conflicto mental
que se desarrolló o se desencadenó en el individuo a causa de verse lesionado en su integridad o en su salud física.

Se ha discutido si se debe considerar como perturbación psicológica únicamente a la alteración de la salud mental, que
ocurre como consecuencia directa del procedimiento lesionante, o si, por el contrario es necesario incluir en esta
denominación, además de lo anterior, las alteraciones de la salud mental que se desencadenan por el procedi miento
lesionante, aunque no sea la causa directa y única de la manifestación psicopatológica.

Somos del parecer de considerar ambas eventualidades al elaborar un dictamen sobre el artículo 335 del Código Penal,
puesto que por una parte, desde hace mucho tiempo se sabe que la enfermedad mental es multicausal e involucra corno
factores etiológicos eventos de orden biológico, psicológico y social y por otra parte, es perfectamente posible que un
individuo con algunas alteraciones de su personalidad, que en este caso serían también debidas a multitud de factores,
pero que a pesar de la estructura misma de su carácter, no hace síntomas clínicos y puede desempeñar sus actividades-
labores de manera más o menos adecuadas y convivir en un ambiente familiar y social en una forma más o menos
equilibrada y tolerada por sus allegados; no llegue nunca a presentar signos ni síntomas de alteración psicológica, si no
se encuentre con una causa desencadenante que ponga manifiesta su patología psiquiátrica, que hasta ese día venia
cursando subclínica, larvada o asintomática.

Debemos anotar que es necesario aclararle suficientemente al funcionario que solicita el dictamen si la patología
detectada puede atribuirse directamente a la lesión recibida, con relación de causa a efecto o si, por el contrario, el acto
lesionante fue solamente un desencadenante, que al poner en juego una serie de factores psicológicos intrincados y
complejos, causó un conflicto intrapsíquico que en un determinado momento se manifestó con signos y síntomas de
enfermedad mental, que puso de presente la ruptura del equilibrio psíquico del sujeto.

Corresponde al Juez evaluar el dictamen pericial y utilizar en la mejor forma la información que le suministra el perito y
es este uno de los casos en los cuales la .recta administración de justicia se logra en la medida en que el perito haya
sido suficientemente claro.

Como la gran mayoría de médicos generales y médicos forenses; no tienen conocimientos muy sólidos en psiquiatría
forense, aconsejamos que al hablar de perturbación psíquica se coloque una nota explicativa, solicitando en casos
difíciles la intervención del psiquiatra forense, quien deberá en últimas, reformar o confirmar el diagnóstico.

Esto último debe tenerse en cuenta en todos los casos en los cuales se sospeche simulación.
En estas situaciones, una cuidadosa historia psiquiátrica, elaborada a lo largo de varias entrevistas clínicas, la
información recibida por los familiares o personas que conocieron al ofendido antes de producirse la lesión o el
accidente, un examen mental profundo y detallado y la ayuda invaluable de otros profesionales como el neurólogo
forense y el psicólogo forense, sirven para dilucidar el problema y poder detectar la simulación.

Resumiendo tendríamos que la PERTURBACIÓN PSIQUICA se define como cualquier alteraci6n que signifique
desmejoría de la salud mental que tenía el individuo, previa a la. lesión.

Según el Código, la perturbación psíquica puede ser PERMANENTE o TRANSITORIA según perdure durante toda la
vida del individuo, o por el contrario, el sólo paso del tiempo, independientemente del tratamiento, sea, capaz de
restablecer el equilibrio del yo y su salud mental. Al igual que la discusión que hicimos en el caso de la perturbación
funcional, si un tratamiento psiquiátrico logra corregir la situación patológica y en el nuevo reconocimiento médico-legal
ha desaparecido la perturbación psíquica, no hay ninguna duda de que ésta se dictaminará como transitoria por el
médico-forense.

En no pocos casos es necesario posponer el dictamen final sobre la permanencia o transitoriedad de una perturbación
psíquica, dado lo complejo del cuadro clínico y de su evolución y en estos casos acon sejamos siempre la intervención
del especialista en psiquiatría forense.

No sobra volver a mencionar aquí la importancia de considerar los mecanismos de tipo psíquico como capaces de
producir alteraciones en al salud mental de un individuo y por lo tanto causantes del delito de lesiones personales.
Infortunadamente, seguimos todavía viviendo la tendencia de considerar "daño en la salud" únicamente los atentados
contra la salud orgánica del individuo, olvidándose de la salud psíquica.
El articulo 336 del Código Penal dice: "PÉRDIDA ANATÓMICA O FUNCIONAL DE UN ÓRGANO O MIEMBRO. Si el
daño consistiere en la pérdida de la función de un órgano o miembro, la pena será de cuatro (4) a diez (10) años de
prisión y multa de diez mil, a cincuenta mil pesos. La pena anterior se aumentará hasta en una tercera parte en caso de
pérdida anatómica del órgano o miembro".

Este artículo creó la figura forense de PÉRDIDA FUNCIONAL DE UN ÓRGANO O MIEMBRO, que no figuraba en el
Código Penal de 1936 y que se define como la supresión completa de la función de un órgano o un miembro, como la
conservación. de la estructura anatómica del mismo. Según los criterios del antiguo Código Penal, la abolición de la
función se catalogaba dentro de la perturbación funcional, pues la pérdida se consideraba únicamente desde el punto de
vista anatómico. En este aspecto, el nuevo estatuto penal representa un paso adelante y la corrección de un problema
médico-legal y jurídico.

Como ejemplo de la pérdida funcional de un miembro podríamos citar la amputación de la mano derecha de un individuo,
a consecuencia del delito de lesiones personales. En este caso subsiste físicamente la presencia de más del 80% del
miembro superior derecho, pero la función del mismo se ha perdido por completo, además de haberse causado, como es
obvio, una deformidad física.

Si una persona recibe una lesión por proyectil de arma de fuego, a nivel de la quinta vértebra lumbar, con sección
completa de la médula espinal, se producirá una paraplejía que debe dictaminarse como pérdida funcional del órgano de
la locomoción o de los dos miembros inferiores, que sin embargo siguen anatómicamente presen tes en el organismo
humano. Igual cosa ocurriría en el caso de una lesión irreversible de tipo tóxico, por alcohol etílico, por ejemplo, sobre los
nervios ópticos. Aunque el individuo sigue conservando el órgano de la visión (los dos ojos), desde el punto de vista
anatómico, el diagnóstico del dictamen médico-forense deberá decir: "pérdida funcional del órgano de la visión".

LA PÉRDIDA ANATÓMICA DE UN ÓRGANO O MIEMBRO, se refiere a la extracción. del órgano (par o impar), o a la
amputaci6n del miembro a nivel de su articulación con el cuerpo humano o por lo menos a nivel del tercio proximal del
mismo. En el artículo 337 del Código Penal, dice: "UNIDAD PUNITIVA. Si como consecuencia de la conducta se pro -
dujeren varios de los resultados previstos en los artículos anteriores, sólo se aplicará la pena correspondiente al de
mayor gravedad".

Este artículo es concordante con el número 377 del antiguo Código Penal y representa la consignación de lo expuesto
varias veces en la jurisprudencia (27), (30), (31), (32).

El artículo 338 del Código Penal dice: "LESIONES SEGUIDAS DE PARTO PREMATURO O ABORTO. Si a causa de la
lesión inferida a una mujer, sobreviniere parto prematuro que tenga consecuencias nocivas para la salud de la agredida o
de la criatura, o sobreviniere el aborto, las penas imponibles según los artículos precedentes, se aumentarán de una
tercera parte a la mitad". Este artículo heredó la filosofía del artículo 376 del antiguo Código Penal y su texto es muy
parecido.

El dictamen médico-legal en estos casos deberá orientarse a la demostración de los siguientes puntos:

A. Que la examinada estuvo realmente en estado de embarazo. Esta cuestión suele poder despejarse por el examen de
la víctima o el parto prematuro. En estas ocasiones se encontrarán signos clínicos inequívocos de haber estado
embarazada y de haber expulsado el contenido uterino, a saber: útero aumentado de tamaño y palpable por encima de
pubis (útero en involución), cuello uterino reblandecido y entreabierto, en ocasiones con pequeños desgarros. Presencia
de secreciones sanguinolentas (loquios) en el canal vaginal.

Cuando el examen no se efectúa tempranamente, es necesario recurrir al estudio de la historia clínica del sitio en el cual
fue atendida la mujer, la cual se debe solicitar por intermedio de la autoridad competente.

B. Que la examinada abortó o tuvo un parto prematuro. Cuestión que se comprueba siguiendo los mismos pasos
descritos en el punto A. El examen del feto expulsado es de gran utilidad en estos casos.

C. En el caso de parto prematuro, que éste haya tenido consecuencias nocivas para la salud de la madre y, o, del feto.
Este asunto se debe deducir también del examen cuidadoso de la víctima, del recién nacido y del estudio de la
historia clínica.

D. Que haya existido el antecedente de lesión personal. Este punto debe quedar resuelto en el dictamen actual, de
acuerdo con los criterios expuestos antes, o es posible obtenerlo de un dictamen anterior por lesiones, en el cual
debieron describirse las mismas, efectuarse la apreciación sobre el arma agresora y fijarse la incapacidad provisio-
nal, siguiendo las pautas que hemos venido discutiendo en el presente escrito.

E. Que se compruebe una relaci6n causa o efecto, no sólo desde el punto de vista cronológico, sino como
mecanismo desencadenante o productor del aborto o parto prematuro, entre la lesión injerida y el resultado de la misma.

En el caso de no existir copia de la historia clínica, ni signos físicos que permitan seguir el procedimiento anotado, el
médico-forense deberá informarlo así a la autoridad, haciendo énfasis en la ausencia de suficientes elementos de juicio
para la adecuada elaboración del dictamen pericial solicitado. En dichos casos será la investigación criminal la
encargada de resolver el asunto.

Es importante anotar que la Corte Suprema de Justicia estableció lo siguiente: "La lesión que produjo como
consecuencias incapacidad para el trabajo y aborto, se sanciona en consideración a éste" (33).

El cuadro sinóptico siguiente resume las consecuencias o secuelas médico-legales de las lesiones personales:
CONSECUENCIAS O SECUELAS MEDICO-LEGALES
DE LAS LESIONES PERSONALES

RELACIONES MEDICO LEGALES

Se da el nombre de relaciones medico legales a los conceptos emitidos por el medico forense, sobre bases diferentes
al examen actual del individuo ofendido. En el caso de la investigación del delito de lesiones personales, las
relaciones medico legales se hacen a solicitud de la autoridad competente, quien ante la imposibilidad de localizar y
hacer comparecer al ofendido ante los médicos forenses, decide solicitar que se haga un dictamen con base en la
historia clínica del sitio donde fue atendido el lesionado, y , o los dictámenes médico-legales previos.

Ala autoridad investigadora, le interesa de todas formas obtener un dictamen medico legal por lesiones, de tipo definitivo,
con el cual procederá a cerrar la investigación y fallar sobre el caso.

Para proceder a efectuar un dictamen médico-forense del tipo “ relación medico legal” el perito deberá tener en cuenta
los siguientes puntos:

1) Es necesario que solicite por intermedio de la autoridad competente, la historia o la copia de la historia clínica del
sitio donde fue atendido el lesionado. Si no existe dicha historia, por no haber sido atendido el lesionado en ninguna
institución de salud, deberá solicitarse una constancia del medico tratante particular. En el caso de no haber recibido
tratamiento alguno, la cuestión se torna más complicada.

2) Los reconocimientos medico forenses anteriores, practicados al lesionado, son de gran utilidad para poder efectuar
el dictamen por relación medico legal. En estos casos el perito deberá tener en cuenta el ultimo dictamen médico-
legal realizado, procediendo entonces ha hacer la apreciación solicitada.

Si en los reconocimientos anteriormente efectuados, no se dictaminó sobre incapacidad definitiva, este será el punto
básico que debe dilucidar el perito que contesta la relación médico-legal. Para proceder a emitir este dictamen, el perito
supondrá que las lesiones descritas en el ultimo reconocimiento médico legal han seguido una evolución regular y
satisfactoria y que no se han presentado complicaciones. En el dictamen deberá hacer constar este hecho.

Se procede entonces a efectuar una apreciación teórica del caso y a colocar la incapacidad médico-legal definitiva que le
correspondería a las lesiones descritas, teniendo en cuenta los postulados anteriormente escritos.

Si en el dictamen que se practicó por última vez al reconocido, se hizo ya la apreciación de la incapacidad médico-legal
definitiva, es posible que la autoridad competente solicite al perito una relación médico-legal para consecuencias o
secuelas. En este caso, como en el anterior, el perito deberá, si el caso lo permite, hacer una apreciación teórica sobre
las posibles consecuencias que le quedarán al ofendido, teniendo en cuenta la evolución corriente de las lesiones
descritas en el último reconocimiento médico-legal.

El dictamen por relaciones médico-legales sobre consecuencias o secuelas, es mucho más difícil de efectuar que el de
incapacidad definitiva. Cuando el perito no encuentre bases suficientes en los dictámenes que se someten a su
consideración, o en la historia clínica que le ha enviado la autoridad solicitante, deberá contestar su dictamen en
referencia a estos hechos. Así por ejemplo dirá: "No existen suficientes bases científicas para proceder a fijar las
consecuencias o secuelas médico-legales sin tener presente al ofendido".

Hay algunos casos en 1os cuales las lesiones descritas son suficientemente claras para que el perito no tenga ninguna
duda sobre el tipo de secuela o consecuencia médico-legal que le ocasionó la lesión; en estos casos procederá a fijar las
consecuencias o secuelas por relación médico-legal.

En los casos de. relación médico-legal por lesiones se supone que existe una conducta cierta y claramente definida
como lesiones personales, hecho que no solamente ha sido advertido por los testigos sino por el propio Juez instructor,
quien solicita el dictamen médico-legal. La ley procesal penal, trae varias formas o actuaciones de carácter simbólico que
tienen el mismo valor probatorio que si se practicaran con la presencia de las personas o sobre las cosas ciertas. El
articulo 415 del Código de Procedimiento Penal, por ejemplo, permite la diligencia de careo con testigo ausente. El
avalúo simbólico de una cosa o un bien hurtado a su propietario y cuya desaparición sobrevino por ser de naturaleza
fungible o simplemente porque no se encuentra, también suele aplicarse, como ejemplo de. los casos mencionados. En
tales procedimientos el precio fijado por los peritos, en una forma teórica y simbólica es el que el juzgador debe tomar
como base y el que determina el daño y sirve de base para la sanción.
En todo caso para proceder a dictaminar sobre legiones personales por relación médico-legal, el perito deberá ser muy
cuidadoso y ceñirse estrictamente a la información consignada en la historia clínica del ofendido y, en los
reconocimientos médico-legales, practicados anteriormente al, lesionado y que obran en el proceso.

Si el estudio de la historia clínica y de los dictámenes anteriores no permite tener bases científicas suficientes para hacer,
por inferencia, el dictamen solicitado, "relación médico-legal", el perito deberá informar a la autoridad competente de este
hecho en forma clara y escueta.

CONCLUSIONES

1- LESIÓN PERSONAL es cualquier daño en el cuerpo o en la salud orgánica o mental de un individuo llamado
lesionado, causado externa o internamente por procedimientos físicos, químicos, biológicos o psicológicos, utilizados
por un agresor, sin que se produzca la muerte del ofendido.

2- El lesionado debe comparecer ante el perito-médico para la práctica del examen por lesiones personales y no al
revés, es decir, que el médico visite al lesionado.

3- Los exámenes hospitalarios, carcelarios y domiciliarios para dictaminar lesiones personales, son excepciones a la
norma y tienen unos requisitos que deben. llenarse, antes de proceder a su realización.

4- Un dictamen médico-legal por lesiones personajes deberá constar de:

a) Clase de lesión;

b) Tipo de arma;

c) Incapacidad médico-forense, y

d) Consecuencias o secuelas médico-legales y cada uno de estos tópicos debe investigarse y dictaminarse de acuerdo
con una metodología específica y dentro de criterios determinados.

5 -LA INCAPACIDAD médico-legal es el tiempo expresado en días que gastan los tejidos lesionados para volver a su
estado de integridad previo, o mejor, para lograr su reparación biológica primaria.
6 -SECUELA es una alteración en la forma y, a, en la función, que persiste una vez que ha culminado la incapacidad
médico-legal.

7- El perito médico deberá, al igual que el funcionario judicial, saber la definición


exacta de cada una de las consecuencias o secuelas médico-legales.

8- En ciertas ocasiones especiales en las cuales no es posible la localización y posterior comparecencia del lesionado
ante los peritos médicos, pueden estos, a solicitud de la autoridad competente, proceder a hacer su dictamen pericial
dentro de la modalidad de RELACIONES MÉDICO-LEGALES, de acuerdo con las normas estipuladas al respecto.

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