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Antropología social.

PEC 1 Alumno: Gonzalo Vigueras Calabria Página 1 de 3

NORMA desde la ANTROPOLOGÍA SOCIAL.


Definición DRAE – (del latín “norma”): “Escuadra para arreglar y ajustar maderos, piedras, etc.”.

Mi definición “antropológica”: “Explicitación adaptativa, por parte de un grupo de hombres para


cumplimiento y transmisión, de una serie de acciones que se han mostrado aptas en un contexto dado”.

Término que nos lleva al cánon, a lo establecido por la mayoría como estándar a segur, tiene claras
connotaciones adaptativas y sociales. Wright Mills defendía la importancia de la antropología en cuanto historia del
hombre, la cual no puede en ningún momento desligarse de su inextricable compañera: la historia de las sociedades.
Hoy día descubrimos el error de asociar sociología al estudio de “sociedades modernas” y antropología al de
“sociedades primitivas”, pues ya sabemos que ninguna de las dos disciplinas, antropología y sociología, están libres
del marco de referencia, el contexto en el que se inscriben, y éste no es otro que, (permítaseme el atrevimiento de
opinar), el de adaptación, y el de hombre. De hecho tanto sociología como antropología en cuanto disciplinas
científicas, aun buscando cada una sus propias raíces ontológicas adaptadas a su corpus específico, han de recurrir
inexorablemente a la misma epistemología una y otra vez: al método histórico-comparativo: a las comparaciones
tanto longitudinales (temporales) como transversales (espaciales) entre las distintas sociedades humanas, de las que
se obtienen términos clave que se repiten a lo largo de nuestra historia: parentesco, religión, economía…: cultura. Y
dado el nombre de esta asignatura, Antropología social, me resulta cuanto menos imperdonable que el término
NORMA no se trate con mayor extensión y respeto en el material docente, debido a que pese a su “inocente”
apariencia de tratarse de un término más ligado a sociedad que a hombre, yo pienso que es justo al contrario. Todos,
pero todos todos los términos que el material va recorriendo cuando estudia las sociedades, tanto a nivel organizativo
(módulo 2), como a nivel evolutivo (módulos 3 y 4), fluyen poderosamente al término norma, pero ya no en sentido
social, cuidado, si no en el más puro sentido antropológico, repito, en el de adaptación. El hecho de que una actitud
humana, cualquiera, que un hombre lleva a cabo, sea considerada beneficiosa por otros que lo observan, (y cuidado
con el contexto en el que el grupo se circunscribe tanto espacial como temporal), y que el grupo adopte
mayoritariamente, lleva inexorablemente al hábito grupal, y discurre definitivamente a la institucionalización de dicho
hábito: lo normal se explicita y se convierte en norma, en tanto beneficiosa para el hombre primero y para el grupo
después. Ahora bien: la norma es un cuchillo muy afilado, pues: 1º se enquista, 2º erige a líderes (el que instaura la
norma normalmente asume este rol, ya sea de motu propio o ajeno), y 3º extitucionaliza al que la incumple: crea
herejes. Lo cual es triplemente problemático para lo que nos interesa a los antropólogos realmente: la adaptación del
hombre a su medio. La norma fue adoptada por la comunidad en un contexto particular en el que se mostraba
beneficiosa y adaptativa, pero el hecho de usarla “por defecto” en otro contexto puede tornar el beneficio en perjuicio.
Y el hereje irrumpe para romper este “maleficio” (jajajaja). Y he aquí el nexo entre antropología y sociología: la
evolución del hombre se da precisamente cuando la norma se descubre como ineficaz al nuevo contexto sobrevenido
en toda dinámica social, y los integrantes de dicha sociedad desechan, innovan estrategias para adaptarse con éxito
a ese nuevo contexto, las cuales se normativizan.

Bibliografía:
- Módulos 1, 2, 3 y 4 de “Antropología social”. UOC. J. Llobera. Ed. 1ª 09/2005.
- Módulo 4 de “Psicología social” (normativización). UOC. Tomás Ibañez y otros. Ed. 1ª 09/2001.
Antropología social. PEC 1 Alumno: Gonzalo Vigueras Calabria Página 2 de 3

RELIGIÓN desde la ANTROPOLOGÍA SOCIAL.


Definición DRAE – (del latín “religio”): “Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de
sentimientos de adoración y temor, de normas morales de conducta y de prácticas rituales para darle
culto.”.

Mi definición “antropológica”: “Estrategia evolutiva (estadio) defensiva de posesión de una conciencia que
transciende la naturaleza biológica y perecedera del hombre, transcendencia que éste adopta por no ser
capaz de concebir su propia muerte, y que toma diferentes formas según el contexto (sociedades)”.

La religión nos acompaña universalmente desde hace como mínimo 40000 años. Todas las sociedades
tienen la suya, lo cual dota a la misma de una significación cultural muy importante en el seno de cada sociedad. Este
hecho, esta “pertenencia” identitaria que nos otorga la religión da un giro radical al concepto originario de la misma –
dogma- para suscribirle otra característica mucho más profunda y que implica mayores consecuencias: la adscripción
al grupo. De todo ello da cuenta Durkheim en su libro “Las formas elementales de la vida religiosa”, en el que se
enfatiza la importancia de la religión en toda cultura, hasta el punto de definirla realmente como catalizadora de la
misma: Durkheim decía incluso que conceptos como tiempo, espacio, clase o número, son productos del
pensamiento religioso. De una manera u otra, lo que me interesa aportar a mí como visión propia desde la
antropología social es que, habiendo estudiado diversas religiones, me doy cuenta que de homogéneas tienen bien
poco, y de evolutivas menos aun. Se trata nuevamente de un proceso adaptativo. En origen: el hombre concibe su
mundo natural por las leyes de la naturaleza y aquello de ésta que no comprende o que no le gusta lo atribuye a un
rango que se escapa a estas leyes: al sobrenatural. De lo que se inventa, al compartirlo entre sus semejantes surge
el dogma, que tiene diversas funciones homeostáticas tanto internas de la psique del individuo (consuelo, explicación,
esperanza… fe), como (y sobre todo) sociales: comprensión, mantenimiento del orden social, movilizaciones
colectivas, acciones humanitarias, etc. Según Mallart, el pueblo Evuzok, por ejemplo, no concibe el dogma religioso
como una vida tras la muerte, ni cielo ni infierno ni nada por el estilo: en su caso se trata de una visión natural del
mundo, donde los espíritus de la naturaleza (día-orden-humano, y noche-desorden-animal) son responsables de su
fortuna y en definitiva de su destino. Con esto quiero decir que cuando hablamos de religiones “primitivas” no se
tratan, ni mucho menos, de religiones “inferiores”, si no, una vez más, de adaptativas. La semejanza de Dios con el
hombre es un invento de muchas culturas “modernas” (jeje) que denotan su egocentrismo. Mucho más importante es
la connotación de poder que las sociedades han otorgado siempre a las religiones, poder que está históricamente
asentado gracias a la adopción por parte de los diferentes dogmas, y esto sí es común a todas las religiones, de
diferentes actos RITUALES, que sirven para aunar conciencias y marcan pautas de comportamiento social, un patrón
cultural que se seculariza constantemente junto con el dogma: la religión, lejos de estancarse en la dinámica social,
sufre un proceso muy parecido al que hemos visto antes respecto a la norma: se adapta a los tiempos para seguir
dando estas funciones homeostáticas. Señalar por último que este protagonismo que la religión adopta en las
identidades societarias se puede tornar peligroso e históricamente ha sido siempre causa de derramamientos de
sangre. Malouff, en “Identidades asesinas” expone muy acertadamente como el integrismo islámico es debido
mayormente a la amenaza del imperialismo y la globalización para su cultura islámica, por lo que la población
maximiza su pertenencia vertical (heredada) más distintiva y valiosa (que nos separa): su religión, minimizando todas
sus “otras” pertenencias horizontales (que nos unen).

Bibliografía:
- Módulos 2 y 3 de “Antropología social”. UOC. J. Llobera. 1ª edición: 09/2005.
Antropología social. PEC 1 Alumno: Gonzalo Vigueras Calabria Página 3 de 3
- Libro: “Antropología cultural”. Conrad Philiph Kottak. Edita McGrawHill. 9ª edición: 2003

RITO desde la ANTROPOLOGÍA SOCIAL.


Definición DRAE – (del latín “ritus”): “Costumbre o ceremonia”.
Mi definición “antropológica”: “Acto definido y normativo que un individuo o grupo practica normalmente de
manera repetitiva y con un fin específico”.

Antropológicamente hablando, los ritos se originan como herramienta de las religiones para el mantenimiento
y expansión de sus respectivos dogmas. El hecho de repetir una determinada ceremonia o actuación permite al
individuo formar parte categóricamente del grupo, y permite al dogma reproducirse y expresarse de acuerdo tanto a
sus preceptos como a las dinámicas contextuales que lo redefinen continuamente. No deja por tanto de ser otra
acción adaptativa. El ritual religioso, como Mallart advierte en su libro de los Evuzok, no es un inmutable ceremonial
que siempre se realiza igual. En cada religión los modifican de acuerdo a las circunstancias, si bien por cuestiones de
coherencia con el dogma tratan de mantener una serie de actos básicos inmutables o claves profundas. Otra cuestión
crítica del ritual es el contexto físico en el que se desarrolla. Todas las religiones dotan de una significación espiritual
MAXIMA a los lugares que escogen para realizar sus respectivos rituales: Las iglesias, mezquitas, etc., son
adornadas cuidadosamente para dotar al dogma de máxima credibilidad. En base a todo ello, la institución social que
da soporte a todo el entramado que rodea a los rituales, adquiere consideración de indispensable, unos poderes
fácticos y tiene influencias directas sobre la sociedad. Dichas instituciones adquieren así mismo jerarquías internas
(cardenales, obispos, sacerdotes, rabinos, dalais, chamanes, imanes…) cuyos entramados son similares a las
jerarquías sociales, incluso más estrictos. Este hecho también ha sido históricamente influyente, pues las mismas
características que ocurren en la sociedad de clases se dan en el seno de las instituciones religiosas: lucha por el
status quo, implicaciones políticas, abusos de autoridad, etc. Lo que quiero decir es que yo no asocio únicamente
iglesia a religión, por ejemplo. Yo la asocio más incluso a ritual religioso, con todo lo que ello significa. La adopción
del dogma es la excusa moral, y la repetición del ritual es la clave fáctica de control social. De hecho, esta última
afirmación me lleva a la reflexión real acerca de ritual que yo quería exponer aquí, mucho más cercano si cabe al
objetivo “antropológico social” que se supone tiene esta asignatura: el ritual como expresión humana, sin más, sin
religión de por medio. Resulta al final que también es un acto adaptativo. Un magnífico artículo de Kottak en su libro
acerca de los rituales sociales, concretamente del ritual americano de ir a comer a hamburgueserías Mc Donalds
exponía que este acto lo hacemos cada vez más personas por el hecho de que todo allí es ritual: el comportamiento
de los dependientes, los precios, los productos: todo ello se repite con exactitud en todos los establecimientos de la
cadena, a lo largo de todo el mundo. Ello hace que uno coma allí con total confianza, con la seguridad de que
siempre va a ser igual. De hecho, este acto como cualquier otro ritual nos otorga una sensación de seguridad que
enmascara toda distinción entre nosotros. Acudimos al ritual constantemente como norma de comportamiento social
que nos garantiza el éxito, instintivamente, incluso como animales. Ritual en los ascensores, en el trabajo, incluso en
casa, que nos hace anónimos y sin el cual estamos desvalidos, sin saber que hacer. Ahora bien: es precisamente en
ese estado, cuando nos despojan del ritual, cuando nos conocemos por fin a nosotros mismos y al otro. La película
“Crash” es un buen ejemplo de ello.

Bibliografía:
- Módulos 2 y 3 de “Antropología social”. UOC. J. Llobera. 1ª edición: 09/2005.
- Libro: “Antropología cultural”. Conrad Philiph Kottak. Edita McGrawHill. 9ª edición: 2003

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