Camino real de Sonora
Flavio Molina
Issste/Sonora
Iconquistar Hernan Cortés la ciudad de Tenochtitlan,
capital de Anahuac, losmexicanos poseian una red de
caminos propios que no s6lo enlazaban las ciudades
y aldeas entre sf teniendo por centro Tenochtitlan,
sino, ademas, para comodidad de los mercaderes y
demas viandantes, tenian rutas puiblicasa las regiones
de Pénuco y Tehuantepec. Estas rutas que arreglaban todos los afos
después de las aguas, gozaban en los montes y despoblados de ciertas.
casetas que servian para dar alojamientos a los viajantes, y en los rios,
balsas y puentes; no hay que olvidar que los caminos y rutas estaban
destinados para gente dea pie. Todo lo que transportaban se llevaba a
397 vl 5am 30 145espaldas, para lo cual habia muchos indios de carga que lamaban
tamemes,! destinandolos desde nifios a ese ejercicio en que debian
emplearse toda la vida. La carga no debia pasar de 25 kilos y lajornada
de 25 kilémetros? no obstante, hacian con ella viajes de 400 y 500
kil6metros,a veces por montes y quebradas ésperas. Transportaban el
algodén, el maiz y otras cosas en un petlacalli que era una caja tejida
de cierta especie de cafia y cubierta de cuero, la cual siendo ligera
protegia la mercancia del sol y del agua.*
‘Acerca de los correos y postas, de que usaban muchos los mexica-
nos, habfa a trechos, por los caminos del reino, unas torrecillas en que
habitaban los correos, prontos a ponerse en camino a cualquier hora.
Luego que se despachaba el primer correo corria con celeridad hasta la
primera posta, 10 kil6metros, en donde comunicaba a otro el mensaje y
le entregaba la pintura que le servia de carta, si acaso la llevaba. Este
segundo corria sin dilacién alguna hasta la segunda posta, y de esta
suerte en continua y nunca interrumpida carrera trasladaban el mensaje
hasta 500 kilémetros en un dia. De este medio se valié Moctezuma II
para comer pescado fresco del seno mexicano, que por el camino més
brevenodista de la capital menos de 400 kildmetros, aunque, en verdad,
poco necesitaba de esa diligencia teniendo en sus estanques tantas
‘especies de peces de mar y rio.”
2. Glenjoro firma qucloscorteve se dntaban en as escalerasdeltemplo mayor de México, ¥
‘prs aentarloe nese erctoacotumbraban los sacerdotes dar algunos premlosalos que con
‘ior ligereza cabieran e119 dealin scaler: Prancsc aver Cavjero,Histriaantigua
‘E Msi, edicin yprslogo ce Mariano Cuevas, Méico, 1958 41 p. 206.
3. Depeilapetae yell asa
4 Biden -
idem.
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146 2 67 ot Smt 20Diego de Guzman (1533)
En 1533, Diego de Guzman, sobrino del conquistador de la Nueva
Galicia, Nufo Beltran de Guzman, fue el primer blanco que pisé suelo
sonorense. La expedicion de Guzman partié de El Fuerte, Sinaloa, y
avanzando hacia el norte penetré en la region del Mayo, llegando al rio
Yaqui el 7 de octubre, dia de Nuestra Sefiora del Rosario. Por este
‘motivo, el capitan Guzmén bautizéa dicho rio con el nombre de Nuestra
Sefiora. Algunos deducimos que poresta raz6nel estado lleva el nombre
de Sonora; pues el nombre de Sefiort se modificé por los yaquis al
pronunciar Senora. Quien confirma esta version es Domingo del Castil-
lo, al publicar en 1541, ocho aftos después que Guzman descubriera el
‘Yaqui, la primera carta geografica de la costa del Pacifico de México, en
donde claramente aparece el rio Yaqui con el nombre de rio de Na Sa.°
Ruta de Alvar Nuifiez Cabeza de Vaca (1536)
La otra referencia que tenemos acerca de los primeros blancos que
pisaron suelo hoy sonorense data de 1536, cuando Alvar Niifiez Cabeza
Vaca, Alonso del Castilio Maldonado, Andrés Dorantes y el negro
Estebanico, fueron los tinicos supervivientes de la desafortunada expe-
dicién de Panfilo de Narvaez a la Florida, en la cual se perdié su gente
y su armada, unos ahogados y perdidos en barcas que hicieron mal
hechas, y otros de hambre, hasta comerse unosa otros, Estos peregrinos,
leazbalceta, Coleen de documentos pra te Kstri de México, México, 1971,
(197.908 147.
Curzio Gutiérrez, Leonardo Antonio. (2009) - La Política Como Objeto de Estudio La Soberanía y La Formación Del Estado en Introducción A La Ciencia Política. Oxford México. Pp. 1-22 65-84.