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EL METO DO CRONOLOGICO
DEL CARBONO CATORCE
Y SUS LIMITACIONES
RESPECTO A LA PREHISTORIA
LIMA- PERU
1967
ES PROPIEDAD DEL AUTOR
QUEDA HECHO EL DEPOSITO
QUE MARCA LA LEY
Tributo el heme na je de e~ ta cbra nl
Dr. MARCELO liAMMERLY,
prototipo del hombre de ciencia y de
conciencia, que ha sabido hacer de.
la medicina un apostolado altruísta
e inspirador de Los más eüvados
ideales cristiarzos, transmitidos a una
ge11eración de entusiastas continua-
dores en el sendtro de la abtzega-
clón, orientados hacia el bienestar
de la humanidad doliente.
PROLOGO
Con el resurgimiento de las teorías evolucionistas desde los días
de Carlos Darwin, la datación de la edad de nuestro planeta como tal,
y de los elementos inorgánicos y orgánicos que se encuentran en su
corteza se ha constituído en uno de los problemas ·más delicados y
desafiantes de nuestra época. El abandono muy manifie~to de las
teorías creacionistas por un grupo predominante de científico's en fa-
vor de los procesos lentos y más o menos uniformes y de larga dura-
ción de años, ha traído como consecuencia el planteamiento de diver-
sos métodos para calcular la antigüedad de las cosas. De esta mane-
ra surgieron métodos como el den.drológico, el de la salinidad de los
mares, el de la medida del espesor de los sedimentos, el de las var-
vas, y, posiblemente, el más atractivo y prometedor de todos, el mé-
todo de la radiactividad.
CAPITULO l
EL LUGAR DEL RADIOCARBONO EN LA NATURALEZA . . . . . . . . . 15
CAPITULO 11
LOS APORTES DEL METODO CRONOLOGICO DEL RADIOCAR..
BONO A LA HISTORIA .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. 31
CAPITULO Ill
LOS PROBLEMAS DEL METODO CRONOLOGICO DE WILLARD ~
LIBBY ................................•.............. ~........ 49
CAPITULO IV .
LAS LIMITACIONES DEL METODO RADIOCARBONICO RESPEC-
TO A LA PREHISTORIA . .. .. . .. .. .. . . .. . .. .. .. . .. . .. .. . .. . .. . 71
CAPITULO V
LA NECESIDAD DE REFORMAR EL METODO DE LIBBY PARA
LAS CRONOLOGIZACIONES PREHISTORICAS . . . . . . . . . . . . . . . 99
CAPITULO VI
EL RADIOCARBONO Y LA CUESTION DE LA ANTIGUEDAD DEL
HOMBRE ..................................................... 129
TABLA 1
ESTIMACIONES RADIOCARBONICAS DE LAS EDADES DE
MUESTRAS DE PERIODOS HISTORICOS CONOCIDOS . . . . . . 159
TABLA 2
DESVIACIONES DE LAS CRONOLOGIZACIONES DERIVADAS
POR EL METODO RADIOCARBONiüO CON RESPECTO A
LAS FECHAS HISTORICAS .. .. .. . .. .. .. . . . . .. .. .. . .. .. .. . . . . 160
TABLA 3
DATACIONES RADIOCARBONICAS CORRESPONDIENTES A LA
EPOCA 111 DE TIAHUANACO ......................... ,.. .. .. . 162
APENDICE
OBSERVACIONES EN TORNO DE LAS FECHAS RADIOCARBO-
NICAS DEL PERU . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
BIBLIOGRAFIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
Lil .1 L.t
la at~era superior, produc..,..
\ ~O HIOROGENO
CARBONQ-14 ...... ~ El carbono-14 se combina con
• el oxigeno para converttrse en
1 anhldrtdo carbónico qua contie-
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ne carbono ·14, que se difunde
por la atmósfera.
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La vegal.::tón ab5orbe el anhldri· \
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los ammalea se alimentan de ve-
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getales, e incorporan carbono-14
en su or¡amsmo.
18 EL METODO CRONOLOGICO
Arriba: La corona de 18 contadores Geiger que sirven J?ara detectar los rayos cósl'llkos.
Centro: Cilindro de plomo, de .W centímetros de longitud, que -va colocado entr~ la,
corona de 18 contadores y el contador central. Abajo: ·contador Geiger, con la pieza ter-
minal .de ·la izquierda levan4tda para mostrar el electrodo de un diámetro de 5. ·centí•
Dletros. El allhídridO car~nico y el Cat:bono 14 se introducen en el tubo.
22 EL METODO CRONOLOGICO
Willard F. Libby, con un tubo Geiger en sus manos, frente a su aparato detector.
los cuales se quieren obtener datos de significación cronológica.
Se ha inventado un
sist(!ma ingenioso para eliminar gran número
de radiaciones de fondo que perturban los cómputos de los impulsos
del radiocarbono. El sistema consiste en rodear el tubo del contador
Geiger con una corona de tubos menores que permiten reducir los
impulsos del interior del tubo. Este procedimiento técnico es descrip-
to en los siguientes términos por Hessel de Vries, profesor de biofísica
de la Universidad holandesa de Groninga: "El contador que contiene
la muestra se rodea de una corona de otros contadores. Si un mesón
atraviesa el contador interior, provocará simultánea:Qiente la descarga
de uno o dos de los contadores de la corona. Ahora bien, el sistema
electrónico dispone de un sistema a través del cual deben pasar los
impulsos del contador que contiene la muestra. · Este sistema está
controlado por los contadores de la corona de tal manera que los im·
pulsos del contador del carbono catorce D:o pasan1 si un contador de
24 EL METODO CRONOLOGICO
Un geoquímico de la Hwnble Oll & Refinig Company de Houston, Texas, coloca las
muestras orgánicas en tubos sobre nornillos eléctricos de elevadas temperaturas para
su combustión. Después las cenizas son removidas sobre metales calentados -alam-
bres de plata y limaduras de cobre- para extraer los óxidos de nitrógeno, el sulfuro
y otras impurezas que pueden estar mezcladas con el carbono-12 y el 14.
* mas.
El Doctor Libby buscó colaboradores especializados para resolver diversos proble-
Después de su primera publicación personal (Physiznl Review, 57 (1949), 217),
apareció el informe colectivo bajo el nombre de seis especialistas. en el s.iguiente
orden: Anderson, Liby, Weinhouce, Reid, Kirshenbaum y Grosse (Scicnce, 105 (1947)
576). Posteriormente Libby escogió a J. P. Arnolcl como su principal colaborador
(Science (1949); 227, 210 (1949), 678; 113 (151), 111.
res atribuyen cifras más bajas, o sea 12.5 impulsos por minuto y por
gramo de carbono doce. Por consiguiente, el examen de la radiactividad
que corresponde a organismos que acaban de morir, sólo puede acusar
tm promedio máximo de 15.3 impulsos radiactivos por minuto por ca-
da ·gramo de carbono doce. El promedio de radiaciones va disminuyen-
do gradualmente, con el transcurso del tiempo, debido a la desintegra-
ción paulatina del radiocarbono. Los experimentos más precisos permi-
ten detectar 13.6 desintegraciones de carbono-14 por minuto por
cada gramo de carbono-12. *
'
Por el proceso de radiación el carbono catorce se transforma en ni-
trógeno, de la misma forma como el elemento conocido como el uranio,
por la pérdida de partículas alfa, se transforma en plomo. En esta for-
ma los restos humanos finalizan por perder después de mucho tiempo
toda propiedad radiactiva.
f'14 r"14 .
~-----\;;'- ------r-- 5730
--------------~ 11460
~~-::-:-;-;-:-::r.:~~-- 17190
t~f=t:~~,~~~f~~rt~~~}W?~{
Esquema ilustrativo . de la "vida media" del carbono-14. Según los cálculos adoptados
por Internatlonal Carbon-14 and Trltium Conference, realizada en 1965, para que el
radiocarbono se reduzca al 50 % se requieren 5,730 años. Para que las radiaciones dis-
minuvan el resto a la mitad y quede un 25%, se requieren otros 5,730 años y, así
sucesivamente, hasta que el carbono-14 se transforme en nitrógeno. El cálculo de la
"vida media" del radiocarbono se ha realizado tomando en l;Uenta el porcentaje de las
frecuencias de radiación de muestras orgánicas de edad histórica conocida.
(3) En 1950 el problema fue considerado tan importante como para
que mereciera los desvelos de seis investigadores que trabajaron jun-
tos con el propósito de dilucidarlo. Estos especialistas fueron: W. W.
Miller, R. Ballentlne, W. Bernstein, L. Friedman, A; O. Nier y R. D.
Evans. La estimación que publicaron era menor que las anteriores:
5513 años, más o menos 165 años. (12) Es de notar que Millér y sus
colaboradores habían calculado 6360 años al utilizar otro aparato de-
tector de impulsos radiactivos.
(4) Con el propósito de uniformar los cálculos con .fines cronoló.
gicos se llegó al convenio de tomar el término medio de las tres eva-
luaciones precitadas. Por consiguiente se dio a conocer, como me-
dida internacional, la cifra convencional de 5580 años, más o menos 30
años. (13) .
(5) En 1951 dos especialistas, G. G. Manor y L. F. Curtis, inten-
taron estimar el valor de la "vida media" del carbono--14, y llegaron
a la conclusión de que correspondía a 5370 años más o menos 210
años. (14) '
(6) En 1954 tres investigadores se consagraron al estudio del pro-
blema, extremando las precauciones para evitar errores. Esta inves-
tigación de conjunto se llevó a cabo mediante los trabajos realizados
por R. S. Ca_swell, J. M. Brabart y A. Schwebel, quienes dieron a co-
nocer la conclusión de que la ''vida media" del radiocarbono es de
5900 años, más o menos 250 años. (15)
(7) En 1958 las investigaciones de C, Crowe, demostraron que las
ed~des estimadas por W. F. Libby basta el año 2.000 a. C. indica.
34 EL METODO CRONOLOGICO
Darca funeraria del faraón Senwosret III descubierta en Dahshur, Egipto. Fue trans-
portada al Museo de Historia Natural de Chicago, donde se le extrajo una tabla . de
cedro para someterla al examen radiocarbónico mediante el método del Dr. W. Libby.
que lo precedió unos 250 años, facilitaron la cronologización buscada.
Libby· utilizó para sus experimentos una viga maestra de la primera
dinastía de Babilonia. E! cálculo dio 1993 a.C. más o menos 106 años,
Esto fue interpretado en la siguiente forma: el árbol que se cortó para
el techo del edificio babilónico creció entre los años 2099 a 1887 a.C.
Sobre esta base Libby estimó que Hammurabi habría comenzado a rei- ·
nar en el año 1750 a. C. Los cálculos realizados por los arqueólogos y
Jos asiriólogos de mediados del siglo XX, respecto al comienzo del
~~~inado de Hammurabi, oscilaron entre 1728 y 1704 a.C (24).
La escala de valores cronológicos por el método del radiocarbono
de . . . .ibby es el resultado de dos tipos de estimaciones:
l.-El cálculo teórico-experimental de la semidesintegración o 11 Vi-
da media" del carbono-14, fundado en los términos de frecuencia de
les impulsos radiactivos que, en realidad, no son isocrónicos, lo cual
da un margen de error.
2.-Los experimentos de cronologización fundados en los cálculos
d~ velocidad de desintegración del radiocarbono que toman en cuen-
ta las muestras orgánicas de antigüedad previamente conocida.
Al preparar la escala de valores para calcular la antigüedad de los
restos orgánicos de antigüedad desconocida Libby y sus colaborado-
res no se detuvieron dentro de la líne~ cronológica trazada por otros
métodos de investigación sino que intentaron penetrar más profun-
damente en el pasado.
El método dendrológico de cronología, también contribuyó para
38 EL METODO CRONOLOGICO
La antigüedad de los rollos bíblicos descubiertos en una caverna de Qumran, cerca del
Mar Muerto, fue estimada mediante el análisis del radiocarbono de las telas de fibras
de lino que servían para envolver los pergaminos. La edad calculada por el método
cronológico de Libby fue· confirmada mediante las investigaciones arqueológicas poste.
riores, gracias a los hallazgos de monedas que permitieron recurrir a las informació-
nes numismáticas.
* Aunque éstas son las cifras que se dieron a conocer primeramente con los corres-
pendientes reajustes debidos a la revisión de la "vida media" del carbono 14, publi-
cadas por W F. Libby en la revista Science del 19 de Abril de 1963, se indica que
la tela de lino que envolvía el pergamino bíblico de Isaías era de 2050 años más
o menos 100, antes del experimento realizado en 1951, esto significa el año 100 a. C.
Pero tomando en cuenta el margen de error admitido de 100 años en cada direc-
ción, abarca el lapso comprendido entre el año 200 a. C. y el año 100 d. C.
DEL CARBONO CATORCE 41
Los eruditos estiman que el rollo del libro de Isaías, que es el mejor
conservado de todos los descubiertos en Qumran, fue copiado en el
siglo TI a.C. (33).
!;S TRATOS:
AlTAS
CUlTUAAS
l.o.C.
CUlTUR~S
P~IMITIVAS
1 Culturas Lfticae
.. ? o. c.
Diagrama que ilustra la sucesión de estratos de las culturas del Perú desde la época
prehistórica lítica y precerámica, hasta las culturas históricas con sus tres horizontes
fundamentales: Chavín, Tiahuanaco e Inca.
El caso ·de las cronologizaciones del norte del Perú, por el inves-
tigador Larco Hoyle ha demostrado que la arqueología cuenta con
recursos propios que resultan aceptables para las regiones excepciona-
les que no han sufrido grandes cambios climáticos durante muchos
siglos. En este caso la cronologización sedimentaria ha sido confir-
mada por el método radiocarbónico, constituyendo un ejemplo elo-
c.uente de como pueden sistematizarse los datos arqueológicos en for·
ma metódica y eficiente. *
La cronología científica busca por todos los medios posibles los da~
tos más exactos que se puedan obtener, ya sea por medio de la cronolo-
gía relativa o por los que se justifica la cronología absoluta. Por consi-
guiente, desde el punto de vista estrictamente científico es tan grave
que un cálculo resulte "corto" como que resulte 11 largo''. En ambos ca-
sos se está en presencia del dato equívoco que, por su inexactitud puede
provocar conclusiones erróneas que falsearán la auténtica interpretación
de los hechos. La exactitud es indispensable para alcanzar el conoci-
miento preciso de la verdad.
"
Para evitar en lo posible las consecuencias de cálculos erróneos, por
el método cronológico del carbono.14, es necesario que una muestra de
materia orgánica sea abundante como para fraccionarla con el propósi-
to de someterla al examen de diversos laboratorios. Otro factor impor.
tante es que en cada laboratorio se realicen varias ''tomas" o pruebas
radiactivas porque si se quiere obtener datos fidedignos se necesita
controlar el valor de la frecuencia de los estímulos radiactivos de una
misma muestra. Por esta razón algunos laboratorios tienen tres tubos
para ser cargados simultáneamente. Esta precaución disminuye el mar-
gen de error conocido. (75)
DEL CARBONO CATORCE 55
Se han dado casos cuando los laboratorios, reconociendo los err<r
res cometidos por faltas de carácter técnico, han informado, años des~
pués a los que habían enviado muestras, que debían reducir en un cierto
porcentaje de tiempo, los cálculos recibidos.*
* Viene al caso citar lo que dice al respecto Keneth P. Oakley, en la misma página
precitada al intentar la defensa de esa hipótesis cronológica al declarar que, me-
diante el método radiocarbónico de Libby, se pueden obtener "dataciones absolutas"
para la prehistoria: "Algunos autores han usado la expresión 'datación absoluta' como
quedando fuera de circulación, porque no hace distinción entre la ubicación de un
espécimen dentro de un paréntesis de tiempo (vg. determinando su edad como de
sinónima de datación en años , pero este uso va siendo gradualmente abandonado,
40,000 años más o menos 2,000 años) y su ubicación sobre una línea de tiempo. Donde
es posible establecer qu~ dos dep6sitos en áreas ampliamente separadas fueron for-
madas contemporáneamente (v.g. si ambas contienen tectitns de la misma caída cós-
mica), de ellos se podrá decir que son de la misma edad 'absoluta' aunque sus an-
tigüedades en años es enteramente desconocida". 79.
60 EL MBTOD.O CRONOLOGICO
dad de las radiaciones del carbono catorce se obtuvo ·el cálculo de una.
antigüedad estimada en torno de 10.000 años. (84)*
Desde el mismo punto de vista resultarían igualmente objetables las
fechas marcadas por el método cronológico del carbono-14 para los ha·
llazgos de restos prehistóricos tanto en América del Norte, como en Asia,
Africa y Europa. La relativa precisión cronológica del método de Libby
para los restos comprendidos en las edades históricas, no debe ser to-
mada como una garantía para el cálculo de la edad de los restos pre.
históricos. Esta no es una actitud inconsecuente, porque se funda en
las variaciones en el porcentaje de carbono catorce en tiempos remotos,
lo cual no ha sido tomado en cuenta por Libby al fundar su método ·so.
bre la hipótesis uniformista.
Mediante las mediciones radiocarbónicas que buscan cronologiza-
ciones prehistóricas por el método de Libby también se han. estimado
cifras elevadas en América del Norte. Las muestras orgánicas proceden..
tes del monte Mazama, dieron la cifra 4500 a. C. ; las sandalias tejidas
con plantas de artemisia descubiertas en la Fort Rock Cave, de Oregón,
así como los restos orgánicos descubiertos junto a vestigios del hombre
en la caverna Russell de Alabama, se calcularon como de restos de ma·
muts del sudoeste de Estados Unidos, estimados en 10.000 a.C.; el carbón
de Lewisville, Texas, fue cronologizado en. 35.000 a.C. (85)
Los cálculos radiocarbónicos con el método de Libby para la prehis..
toria de Asia y Europa también aparecen inflados como los de América,
porque son estimaciones obtenidas por el mismo método. En una aldea ~
prehistórica de Jarmo, región Kurda de Iraq, el arqueólogo R. J. Braid·
wood obtuvo muestras de carbón que, sometidas al método de Libby
mediante seis pruebas, dieron varias 11 edades" en torno del año 4750
a.C. (86) Las semejanzas en la intensidad de las radiaciones del rad~o..
carbono de las muestras orgánicas prehistóricas de. diferentes continen.
tes pueden ser tomadas en cuenta en forma relativa; evidencian cuáles
son los vestigios que corresponden a las mismas épocas pero este dato
no indica de modo fehaciente la fecha de los mismos.
Durante las excavaciones en las ruinas de la ciudad de Jericó la
arqueóloga K. M. Kenyon quiso conocer la antigüedad de las profundas
ruinas precerámicas que descubrió. Enviando muestras de restos orgá-
nkos a un laboratorio especializado se interpretaron los impulsos del
carbono catorce como si diesen la cifra buscada: 6,250 años a.C., más o
menos 200. (87) Los intentos de cronologización mediante el cómputo
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TIEMPO an afios en
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Disminución de la substancia radiocarb6nica en función de tiempo. Curva exponencial
fundada en la "vida media" del carbono-14, según los cálculos adoptados por la Sexta
Conferencia Internacional del Carbono-14, realizada en la Washington State Unlverstty,
en Pullman, Estados Unidos. El parámetro indica la cantidad de carbono-14. Sobre el
eje de la asíntota se indican los períodos iguales de 5,730 años. La curva e~ponencial
señala los porcentajes cte reducción de la radiactividad del carbono-14 d~spués de cada
período. Resulta evidente que la curva se vuelve asintótica al acercarse al eje, porque
ofrece un trazado casi paralelo con la asíntota. Pero tal trazado sólo tiene un carácter
teórico que tennina por carecer de significación práctica. Los partidarios del métódo
radiactivo de Libby, que propician una cronología prehistórica de vasta antigüedad, to·
davía no se han puesto de acuerdo acerca del límite que podría alcanzarse mediante el
método del carbono-14.
El mismo hecho de que utilizando el método cronológico radiocarbó~
nico de Libby se observen diferencias acentuadas entre los impulsos ra·
diactivos del carbono-14 comprobados como normales para los tiempos
·históricos, y· las cifras que resultan, al parecer, desproporcionalmente
anormales para la prehistoria, permite sospechar la presencia de aigún
factor que induce a error o de una falla del método. El error puede
provenir de su planteo teórico o de alguna realidad práctica interpreta.
da en forma equívoca.
Con respecto al planteamiento teórico del método de Libby, resulta
sospechosa la curva exponencial o logarítmica ·que representa teóri'ca-
mente el comportamiento pasado del carbono-14, a partir de las estima~
ciones presentes, como si la cantidad de carbono atmosférico hubiese
sido constante en todas las épocas. Vale decir que, por falta de compro-
bación .de la intensidad de las radiaciones del carbono--14 en el pasado,
se necesita observar su comportamiento actual. para calcular, sobre esa
pequeña base, su trayectoria teórica en los remotos tiempos protohistó.
ri~os y prehistóricos.. · ·
64 EL METODO CRONOLOGICO
que Libby adoptó como escala de tiempo para médir el tiempo pa-
sado. Esa es una escala en números redondos publicada por Libby
quien obtuvo, posteriormente, cifras mayores como el "mejor valor''
para la uvida meClia" del radiocarbono, pero en el año 1950 redujo
con sus colaboradores tales evaluaciones a 5,568 más o menos 30
años. (96).
Los seres humanos ignoraron, hasta el año 1911, que las radiado-·
nes cósmicas llegan constantemente a la Tierra. Después se supo que
DEL CARBONO CATORCE 73
* La palabra inglesa smog o humoniebla, fue inventada por el Dr. Harold Des Voeux
combinando los vocablos smoke (humo) y fog (niebla), para designar la calina in-
dustrial. La palabra smog apareció por primera vez en el informe del médico Des
Voeux en su estudio referente a la serie de nieblas recurrentes que provocaron la
muerte de varias personas en los meses de noviembre y diciembre de 1909 en Glas-
gow, Escocia. Las más grandes ciudades de nuestros días se ven afectadas por la
contaminación de la atmósfera tanto por la calina industrial como Jk>r las emana-
ciones de gases tóxicos resultantes de la combustión incompleta de los gases de
los vehículos automotores.
DEL CARBONO CATORCE 77
combustión de carbón y petróleo después de 1870, comenzó a afectar
la biósfera y a reducir su contenido de radiocarbono, y que esa ten-
dencia continuó hasta 1954, cuando la explosión de bombas atómicas
provocaron una reversión. El carbono catorce introducido por los
neutrones producidos por las explosiones compensaron en exceso la
reducción causada por el carbono fósil -una reducción que en ese
tiempo había sobrepasado, en el hemisferio norte, cerca del 3% del
nivel original- que se había mantenido por tanto tiempo como puede ser
medido medfante los anillos <.le los árboles. H.L. de Vries y Hans E. Suess,
han sido muy activos en las investigaciones sobre ese punto. Fue
Suess, en realidad, quien descubrió ese dióxido de carbono fósil, que
reducía esa actividad específica en los materiales de la biósfera desde
1870". (108).
Siguiendo los procedimientos de una técnica delicada el investi-
gador H. L. de Vries, en 1957 descubrió evidencias de que las varia-
ciones en el porcentaje de radiocarbono es del orden de más o menos
el 1% desde el año 1500 d.C. (109). Esto modifica numerosas estima-
ciones radiocarbónicas publicadas previamente pero confirma el hecho
que se procuraba descubrir, por otros medios, respecto a la estabílidad
o las oscilaciones del carbono catorce. Por lo tanto el profesor de
Vries y otros investigadores, indicaron la necesidad de enmendar las
listas con fechas radiocarbónicas que habían sido publicadas durante
los años precedentes al interpretar los impulsos radiactivos del car-
bono-14 según la técnica de Libby y su curva exponencial de radia.
ciones, y la "vida media" estimada en forma provisional. (110)
Tomando en cuenta las estadísticas de P.C. Putnam acerca de la
cantidad de petróleo utilizado desde 1860 hasta 1953 (111), H. R.
Branon y sus colaboradores estimaro:B. que el dióxido de carbono de
la atmósfera siguificó un 14% del total de ese gas, lo cual fue inter-
pretado como un aumento proporcional de carbono-12 llegando al
orden de un 3% (112).
Las investigaciones realizadas por los laboratorios de Cambddge,
de Copenhague y Heidelberg no solamente confirmaron las variacio-
nes del contenido de la atmósfera para el lapso de la época industrial
que utilizó tanto carbón y petróleo, sino que calculó las oscilaciones
por un lapso de 1,200 años, según las valuaciones efectuadas sobre la
base del cómputo de los anillos de los árboles y el estudio de las va-
riaciones en su composición radioquímica. Este problema, fue plan-
teado en 1959 durante el Quinto Simposio del Carbono Catorce, reali.
zado en Groninga. En esas sesiones se acordó revisar todos los cálcu-
los radiocarbónicos efectuados en los laboratorios especializados para
ajustarlos a las nuevas normas establecidas para que tales cálculos
fuesen reajustados y dados a conocer según la misma escala de valores.
En el año 1961 el National Bureau of Standards de los Estados Unidos
de América, con sede en Washington, adoptó el período de 5,760 años
78 EL METODO CRONOLOGICQ)
carbónico. (119) Se estima que todo ese proceso natural ocurre sólo
en 12 minutos. Desde ese momento las corrientes de aire provocadas
por la propagación del calor difunden el anhídrido carbónico que,
como el radiocarbono, se traslada a todos los niveles de la atmósfera.
Bajo los efectos de la luz las plantas obtienen, por medio de su cloro-
fila, el anhídrido carbónico, que necesitan para formar azúcar y, me-
diante ese proceso incorporan el carbono-14 a sus tejidos. De ese
modo, los vegetales son los primeros receptores biológicos del radio-
carbono. Por consiguiente, resulta lógico suponer que las cantidades
muy desiguales de radiocarbono en anillos yuxtapuestos de un mismo
árbol, indican que hubo variaciones en las proporciones de carbono-14
con relación al carbono-12 en la atmósfera.
El método de la dendrocronología se funda en lo que se ha deno-
minado la "datación cruzada" que resulta de la comparación de series
de anillos .similares en árboles diferentes. Mediante investigaciones
comparadas de diferentes muestras se han buscado las series de ani-
llos semejantes por la secuencia en el espesor irregular de los anillos
-debida a las diferencias anuales de las precipitaciones pluviales-.
De ese modo, el espesor irregular de los anillos facilita la construcción
de una escala cronológica exacta que permite retroceder no solamente
hasta la Edad Media sino hasta la Antigüedad. (120) En algunos casos
se obtiene sencillamente, una cronología relativa por falta de infor-
maciones intermedias. Esto lo señaló J. Kohara al efectuar el estudio
dendrocronológico de una pagoda de cinco pisos del Japón. La den-
drología ha tropezado con los mismos inconvenientes en Rusia, donde
l. M. Zamotorin, al estudiar los anillos de árboles prehistóricos, se
quedó, por falta de ejemplares que pasaran de la prehistoria a la his-
toria, con "una cronología prehistórica flotante". (121) De todas mane-
ras, entre las conquistas de la· dendrocronología, además de los datos
obtenidos en términos de una cronologización absoluta, expresada me-
diante el fechado en años, ha proporcionado valiosos elementos de
juicio para documentar fehacientemente las oscilaciones climáticas.
(122) Además, ha contribuído con su orientación a las investigaciones
paleobotánicas que permitieron explorar los cambios climáticos en
tiempos históricos, protohistóricos y prehistóricos. (123).
Otro aspecto importante de la dendrología, son sus informaciones di-
rectas acerca de las fluctuaciones del clima y del porcentaje del radio-
carbono atmosférico. Se ha notado una correlación entre el grosor de
los anillos y el ritmo de las manchas del Sol. Si bien es cierto que
se descubren numerosos árboles fosilizados en diversos niveles geo-
lógicos de los cuales suelen contarse sus anillos anuales, mediante
ellos no se pueden hacer cálculos cronológicos retrospectivos, debido
a la imposibilidad de formar series continuas. Los cómputos den-
drológicos sólo han permitido retroceder con seguridad desde nues.
tros días hasta el año 59 a. C. recurriendo a los troncos de los gigan.
DEL CARBONO CATORCE .81
tescos sequoia aunque, mediante el recuento de los anillos del pino
multitudinario Brlstlecone (Pinus aristata), se llega, aproximadamente,
en torno del año 2400 a.C. El espesor relativo de los anillos de los
troncos revela si el año de crecimiento de cada anillo fue lluvioso o
si hubo sequía. Los árboles con mayor número de anillos, o sea, los
m~s antiguos, son los preferidos por los dendrólogos para arrancar"
les secretos al pasado. Por esta razón se han elegido preferentemente,
para tales experimentos, los troncos de Sequoia gigantea, de Sequoia
sempervirens y del Pinus aristata. *
Un vetusto ejemplar de Sequoia gigantea fue objeto de minuciosas
investigaciones dendrológicas y radiocarbónicas de parte del personal
especializado de los siguientes instituciones: Radiocarbon Dating La-
boratory of the Scrips Institutions of Oceanography de La Jolla, Cali-
fornia, y en los laboratorios de Groninga, Copenhague, Heidelberg, Co-
lumbia, y en las Universidades de Washington, Pennsylvania y Arizona.
La mayor parte de los resultados fueron presentados por Paul E.
Damon y Elizabeth Ralph en la 5th Radiocarbon Dating Conference. Las
fechas obtenidas por el cómputo de los anillos del tronco armonizan
con las estimaciones radiocarbónicas entre 800 y 2400 años hacia atrás
de nuestros días. Se comprobaron discrepancias entre los 3000 y los
4000 años antes de nuestra época, o sea hacia los años 1000 y 2000 a.C.
Los laboratorios europeos de Cambridge, Copenhague y Heidelberg
se interesaron especialmente en el mismo tronco de Sequola gigantea
procedente de California para obtener informaciones referentes a los
cambios climáticos y a las fluctuaciones del porcentaje de radiocarbono
atmosférico. Tomando como base la proporción entre el carbono-12
y el carbono.14 estimado para el año 1859, consideraron, convencional-
mente que el porcentaje de ese año era igual a O a los efectos de
poder calcular, mediante el análisis de veinticinco muestras seriadas
de ese tronco, las oscilaciones correspondientes a cada siglo durante
los diecisiete siglos precedentes o sea, desde mediados del siglo XIX
hasta mediados del siglo VII de la Era Cristiana.
Los radiofísicos E. H. Willis, K. O. Münnlch y H. Hauber, que di-
rigieron los experimentos europeos con el tronco de Sequoia gigantea
dieron a conocer sus conclusiones en 1960 (American Journal of Ra-
diocarbon Supplement, 2, 1.14). El diagrama publicado por Willis en
la obra Science and Archaeology, editada en Londres por Don Broth-
* Las investigaciones relacionadas con los anillos de crecimiento del pino Britlecone
(Pinu& aristata) descubierto por Emund Schulman ("Bristlecone Pine, Oldest. Living
thing" National Geographlc Magazine, vol. 42 Nov. (1967) p. 7) han planteado un
dilema: o al contar los anillos- se ha sobreestimado su edad entre 500 a 1000 años, o
el porcentaje del radiocarbono-14 con respecto al carbono-12 en torno del año 2000
a. C. era un 10 % mayor que en el año 1850, según los datos estudiados por Paule
Damon, Austin Long y Donald C. Grey en el trabajo titulado: "Fluctuation of atlllOs·
pheric C-14 during the last six milleniums". Radiocarbon and Trltlum Datlng Sprlng·
ffeld1 Va. 1966, 415 • 428.
'84 EL METODO CRONOLOGICO
well y Eric Higgs, en 1963, proporciona los datos obtenidos por los
tres laboratorios europeos. Considerando el porcentaje de carbono-12
y el carbono.14 de la atmósfera de un siglo antes del experimento
como el padrón normal para las comparaciones, le dieron el valor d"~
O, para señalar los aumentos o las disminuciones de radiocarbono con
los signos más ( +) y menús (-) respectivamente. Los cómputos de
radiaciones del radiocarbono, que se apartaban de lo normal, acusaron
las siguientes oscilaciones: hacia el año 650 d.C. = + 0.50; año 700
-1.50; 1050 = + 1.75; 1100 = -1.25; 1200 =- 0.25; 1300
= = =
+ 0.50; 1400 + 2; 1450 + 1.25; 1500 = + 2.25; 1600 == -
0.10; 1700 =+ 2; 1750 =- 1.40; 1800 =-0.10; 1850 = O. · Tales ex-
perimentos, realizados en Alemania, Dinamarca e Inglaterra, /señala.
ron esas oscilaciones que trazan curvas totalmente irregulares y arrít-
wcas que, por otra parte, armonizan con las curvas de oscilación
radiocarbónica estudiadas en Holanda por H. de Vries en el labo-
ratorio de Groninga, aunque en éste se habían obtenido porcentajes
de aumento algo mayores. Este importante experimento radiocarbóni-
co múltiple, fundado en la cronodendrología, ha dado resultados elo
cuentes para demostrar el valor de las oscilaciones en el porcentaje
del carbono catorce durante los diecisiete siglos que precedieron a h
contaminación de la atmósfera con carbono-12 que siguió a la explo-
sión industrial de mediados del siglo XIX, hasta culminar con la con-
taminación radiocarbónica mediante las explosiones atómicas del
siglo XX.
a. La hipótesis cósmica.
e. La hipótesis volcánica.
Interpreta las diferencias de impulsos radiactivos del radiocarbono
incorporado a los anillos de los árboles como el resultado de una dis-
minución del porcentaje carbono-14 a causa de la acción volcánica
en la atmósfera. Antes que se conociera el radiocarbono ya se había
intentado cronologizar las grandes diferencias en el grosor de los
anillos anuales de los árboles, relacionándolos con los períodos de
mayor actividad volcánica. (132) La dendrocronología, ·o estudio de
la cronología mediante los datos aportados por los anillos de creci-
miento anual de los árboles, en los cuales se observan diferéncias no-
tables, ha permitido conocer algunas importantes oscilaciones climá-
ticas que afectaron simultáneamente al Antiguo y al Nuevo Mundo.
* Véase el diagrama d~l cinturón de Van Allen y su explicación en la página 97.
88' El:. METODO CRONOLOGICO
e La hipótesi~ higrómétrlca.
La relación entre la humedad y el clima ha sido motivo de pacientes
investigaciones que procuraron esclarecer el enigma de los grandes
cambios climáticos que han afectado a la Tierra desde los tiempos más
remotos. (143) La humedad relativa en relación con la temperatura
· terrestre y, por consiguiente, con los fenómenos propicios para la pro.
pagación del radiocarbono, ha sido señalada por algunos investigadores
como un factor importante que debe tomarse en consideración, espe.
cialmente al estudiar los tiempos prehistóricos. El aire atmosférico
es variable a causa de dos grupos de componentes: los componentes
c.onstantes y los componentes accidentales. Los componentes constan-
tes del aire, con pequeñas variantes regionales, registran los siguientes
volúmenes proporcionales: nitrógeno: 78,03; oxígeno, 20,99; argón, 0,94;
otros gases inertes, 0,0024; hidrógeno, 0,00005. Los componentes
llamados accidentales, porque varían según el tiempo o el lugar, son:
de anhídrido carbónico, cuyo volumen entra generalmente, en una pro-
porción de 0,035; además se encuentran, en diversas proporciones, vapor
de agua y polvo. ( 144) El monóxido de carbono se acrecienta en las
grandes ciudades, mayormente por los gases de las fábricas y de e~cape
de los automotores. En algunos casos ese incremento resulta fatal para
los seres vivientes como ocurrió con el "smog" o "niebla" de Londres,
en 1953, cuando causó la muerte de alrededor de cuatro mil personas.
Lo que más puede variar en el aire es la humedad relativa.
El agua se caracteriza por su capacidad calorífica que supera a
cualquier otro líquido o sólido, con excepción del litio. El calor espe..
cífico del vapor de agua es casi el doble que el del nitrógeno y del oxí-
geno. Las propiedades térmicas del agua le dan facilidades para ascen-
der en la atmósfera en forma de vapor. Esto tiene importancia en el
problema de la formación del carbono-14 porque disminuye su produc.
· ción siendo así que, con el hidrógeno que contiene, favorece la forma-
ción de tritio, isótopo pesado del hidrógeno que resulta de la combina-
ción de los neutrones de los rayos cósmicos con el deuterio, que fue
descubierto por H. C. U:r;ey en el año 1932.
90 EL METODO CRONOLOGICO
f. La hipótesis astrofísica.
cíones del carbono catorce se ha dicho que tiene 9~000 años. (14~)
Con respecto a los cálculos de la antigüedad de los restos orgá-
nicos prehistóricos por el método de Libby se pretende cronologizar-
los sobre una base de carácter uniformísta que no toma en cuenta
las variaciones en la proporción del carbono-14 con relación al carbo-
no-12 en los tiempos remotos. Esto explica cómo a los objetos des·
cubiertos en una caverna del Estrecho de Magallanes~ explorada por
J. Bird se les fijó una antigüedad de casi 61700 años a.C. (147) Siguien.
do el mismo procedimiento radiocarbónico se ha pretendido croriolo-
gizar la época del hombre que utilizó las famosas flechas de Folsom~
en Nuevo Méjico1 mediante un hueso asociado con tales flechas para
el cual el cómputo de estímulos radiactivos registrados en el labora-
torio de la Universidad de Columbia fue interpretado como equiva-
lente a 91883 años con más o menos de 350 años de latitud. (148) El
cálculo realizado en el mismo laboratorio para un hueso chamuscada
de la caverna de Belt~ Irán~ fue de 10 560 años~ con un margen de error
1
de 11200. Y para un trozo de carbón descubierto en la Cueva de Las-
caux1 Francia, se estimó, por medio del carbono catorce, una antt
güedad de 15,516 años~ con una latitud de 900 años en uno u otro sen.
t1do. (149) Otra determinación radiocarbónica prehistórica se refiere
al guano de la isla Chinchura del Perú a cuya formación guanera
más antigua se le atribuye~ por el mismo método de Libby1 "más de
19,000 añoS (150)
11
•
Uno de los mayores triunfos del Año Geofísico Internacional fue el descubrimiento del
cinturón de Van Allen, a9Í llamado como homepaje al investigador James Van Allen,
quien instrumentó al Explorer 1 que fue lanzado al espacio el 31 de enero de 1958
con un contador Geiger. El cinturón de Van Allen consiste en dos anillos formados
por partículas energéticas atrapa<.1as por el campo geomagnético de la Tierra. Ambos
anillos se hallan dispuestos en forma concéntrica, en la zona del plano del ecuador
magnético terrestre que guarda relación con los polos magnéticos y no con el eje
de rotación de la Tierra. El cinturón de Van Allen desvía el intenso flujo de las
radiaciones solares, que entran en forma de electrones por las zonas aurorales. (R. L. .F.
Boyd. La Investigación del Espacio (México, 1962), 151-152). Las investigaciones subsi·
guientes han puesto sobre el tapete la cuestión de las variaciones en la densidad de
ambos anillos protectores y de sus efectos sobre el magnetismo de la Tierra y, por
consiguiente, en el porcentaje entre el carbono-12 y el carbono-14. (Alexander Marshack.
El Mundo del Espacio (Bueno:; Aires, 1964), 263-277.)
* Los egiptólogos han discutido durante mucho tiempo acerca de cuál es el año
cuando comenzó la primera dinastía. El egiptólogo inglés Flinders Petrie, defensor
de la "cronología larga", opinaba, en 1894, que el reinado de Menes había co-
menzado en el año 4777 a. C.; el egiptólogo norteamericano James H. Breasted,
en 1906, publicaba el año 3400 a. C. para el mismo evento; el egiptólogo alemán
Alexander Scharff, uno de los defensores de la "cronología corta", indicaba en
1950, que la primera dinastía se había iniciado en el año 2850 a. C. Según
Jos cálculos del egiptólogo inglés Arthur Weigall, desde que Menes inauguró
la primera dina~1ía hasta que ascendió al trono el faraón Hesepti, transcurrie-
ron 148 años, contando con un reinado de 25 años, durante los cuales tuvo
la colaboración del visir Hemaka. En la tabla preparada por Libby y sus
asesores, la fecha adoptada para el comienzo del reinado de Hemaka, era
el año 2950 a. C., más o menos 200 años o 3150 a. C. como máximo y 2730
a. C. como mínimo. Por consiguiente, las estimaciones obtenidas por el método
del carbono catorce, no e~darecieron el problema. Porque la estimación de
5000 años, más o menos 200 años, equivalía a 3245 a. C. y en el caso mínimo
de 200 años correspondería al año 2845 a. C. Tales estimaciones no resultaron
un juicio salomónico para resolver el problema cronológico en discu~ión entre
los egiptólogos. La estimación radiocaroónica resultó corta para la "cronología
larga" Y larga para la "cronología corta". Como el Dr. E. C. Anderson había
adoptado como si fuese una fecha histórica auténtica, el año 2950 a. C., propues-
to por algunos historiadores para el comienzo de la actuación del visir Hemaka,
supuso wbre esa base que la estimación radiocarbónica resultó corta, con una
desviación del 28 %. Véase la tabla de las Desviaciones de las Cronologlzaclones
Derivadas por el Método Radiocarbónico con Respecto a las Fechas Históricas
pág. 160. >
CAPITULO V
Cámara blindada de acero, rellenada con plomo y mercurio, que contiene una corona
de 18 contadores ·Geiger, dentro de la cual se pueden colocar tres tubos separados para
obtener pruebas simultáneas de la misma muestra de restos orgánicos vegetales o
animales.
carbono ideado por Libby. Generalmente esos partidarios del actua-
lismo se han acostumbrado a contemplar, las cifras casi astronómicas
que public.an fr~cuentemente los geopaleontólogos para cualquier ha.
llazgo, como si estuvieran en posesión de un método secreto para pene.
trar en los enigmas del pasado en forma infalible.
Si se admite que en tiempos prehistóricos la desproporción entre
carbono.14 y el carbono-12 fue diferente, los cálculos de edades por
el método radiocarbónico resultarían erróneos en proporción a esa
diferencia. Basta un simple cálculo teórico, fundado en el método
propuesto por Libby, para apreciar cuáles serían los efectos prácti-
cos y las consecuencias interpretativas en el caso de que la propor-
ción de radiocarbono con respecto. al carbono doce hubiese sido mu-
cho menor en tiempos remotos. Supongamos, a los efectos de una
comparación, que un hombre de cien años de edad hubiese fallecido
accidentalmente cuando el carbono catorce en la atmósfera existía en
proporción menor del SO% con respecto al porcentaje actual en rela.
108 EL METODO CRONOLOGICO
erróneos -¿el 25%? ¿el 50%? ¿el 75%?. Y nosotros no sabemos cuales'
son las fechas erróneas o en qué cantidad o por qué". (178)
A pesar de la gran latitud que representan los porcentajes de
error admitidos por W. F. Libby y sus colaboradores de diversos labo-
ratorios de América y de Europa, las determinaciones radi.ocarbónicas
resultan de inestimable valor para el estudio de los restos orgánicos
que se descubren en ruinas con respecto a las cuales no se tenía una
idea aproximada de su antigüedad, como ocurrió en el caso de las
misteriosas ruinas africanas de Zimbabwe. Pero, las estimaciones lo..
gradas por el mismo procedimiento pará la protohistoria y la prehis.
toría son inaceptables porque indudablemente inducen a error debido
al hecho de no tomar en cuenta las variaciones de porcentaje entre
el carbono-12 y el carbono-14 en la atmósfera de los tiempos remotos.
El no reconocer esa limitación es el punto débil del método crono-
lógico radiocarbónico de Libby. Es de tomar en cuenta, que, en el
caso de las cronologizaciones históricas, éstas generalmente son verifi-
cadas, excepto para los vestigios de culturas que no dejaron 'testimo-
nios escritos, como ocurre con las altas culturas de América del Sur.
En cambio, las cronologizaciones radiocarbónicas que pretenden son-
dear la prehistor-ia por el método de Libby son inverificables. Estas
resultan por lo tanto, más riesgosas, aunque son tan solicitadas por los
arqueólogos y antropólogos.
3 -El clima primigenio y los enigmas de la paleoclimatología
prehistórica.
La mayor parte de las objeciones contra el método de cronologi.
zación por medio del carbono catorce proceden del campo de la cien-
cia. También hay objeciones que han surgido del campo de la reli-
gión. En ese sentido se han publicado reclamaciones en nombre de la
Biblia. Tales críticas no se han referido, por lo general, a los tiempos
históricos sino a los tiempos protohistóricos y a los tiempos prehistó.
ricos.
Mientras Libby y Arnold realizaban sus experimentos radiocarbó-
nicos escucharon objeciones de algunas personas que invocaban sus
conceptos religiosos como ·cautelosa prevención con respecto al mé·
todo cronológico fundado en la intensidad de las radiaciones del car-
bono catorce. Libby se refería a esas objeciones una década después,
al escribir: ~~El primer choque que tuvimos el Dr. Arnold y yo fue
que uno de nuestros consejeros nos informó que la historia se exten.
día hacia atrás solamente 5000 años. Nosotros habíamos pensado,
primeramente, que podríamos ser capaces de obtener muestras para
toda la larga curva retrospectiva, yendo hacia atrás 30,000 años al mar.
gen de los puntos de esa curva, recién entonces, nuestra lé;!bor habría
sido terminada. Se leen libros en los cuales se encuentran declara-
ciones tales como las que se expresan que tal o cual sociedad o lugar
114 EL METODO CRONOLOGICO
Durante los tiempos prehistóricos el hombre ha sido coetáneo del mamut, según lo
evidencian diversas pinturas y grabados así como el hallazgo de flechas que se han
descubierto en los restos de algunos de estos pro_boscídeos extinguidos. La antigüe-
dad del mamut y del mastodonte han sido estimadas por el método radiocarbónico de
Libby que da cifras excesivamente elevadas para la prehistoria por no tomar en cuenta
el menor porcentaje del carbono-14 con respecto al carbono-12 en las épocas remotas.
los siguientes cálculos de mayor a menor antigüedad: Mammuthus su.
de Lewisville, Texas, 37,000; Mammuthus ExJUs (mamut enano) de
Santa Rosa, 33,000 años; Mammut sp. (mastodón) de Port Talbot,
Ontario 29,500 años; Mammuthus imperator (mamut imperial) de Santa
Isabel, Iztapán, México, 16,000 años; Mammutbus primigenius (mamut
lanudo) de Kassler Quadragle, Colorado, máximo 10,200 y mínimo,
4,885 (198). En el mismo trabajo el investigador admite que esos
números podrían acusar diferencias de 1,000 años. Evidentemente,
esas cifras no pueden ser tomadas como si fuesen veredictos. Son el
resultado de una interpretación de los impulsos radiactivos· según la
curva exponencional de desintegración del carbono-14, con la suposi.
ción de que el radiocarbono mantuvo en forma constante su propor-
ción con el carbono-12 en todas las épocas, inclusive en la prehisto-
ria. Pero hay indicios de que esa suposición uniformista carece de
fundamento.
5. El radiocarbono y el problema del origen del petróleo.
Los geólogos uniformistas suponen que los cambios climáticos
120 EL METODO CRONOLOGICO
ALAMBRE CENTRAL
Tubo Gciger con pantalla detectora para los cómputos.
§o
~
~
g
MAXILAR OE
ORANGUTÁN
DEl. SIGLO
XIX 0, C,
HOMBRE DE PILTDOWN
o
EOANTROPUS DAWSONI
~
-
136 EL METODO CRONOLOGICO
* La primera opinión fue admitida por A. T. Hopwood. ("Fossil Elephants and Man'',
Proccedings of Geological Asscciation (Londres, 1935), Vol. 46, po. 46-60). La se-
gunda opinión fue defendida por Kenneth P. Oakley, segtín lo ha destacado la
antropóloga Ruth Moore. (Hombre, Tiempo y Fósiles (Barcelona, 1957), 349-358).
DEL CARBONO CATORCE .137
Ian entre 15.000 y 14.000 años, pero ocurre con ellos lo mismo que con
los de América del Norte, porque, como lo admite F. Engel, "también
queda discutida la asociación de los vestigios humanos con el car-
bón utilizado para calcular la edad." (257).
Las muestras de carbones que fueron utilizadas en los experimen-
tos han sido interpretadas como indicios de la presencia del hombre.
Pero los rayos, así como los volcanes, pueden producir incendios que
dejan vestigios de carbón sin que intervenga la acción del hombre. Y
estas posibilidades justifican las dudas respecto a determinadas acu-
mulaciones de carbón vegetal que pueden ser el simple resultado de
incendios que no revelan la presencia humana. Pero, aunque no se tra-
tara del caso de la cronologización de los árboles que fueron reduci-
dos a cenizas por fuerzas naturales, el método de Libby no da la ga-
rantía de informaciones prehistóricas cronológicamente fidedignas,
porque no toma en cuenta las variaciones en la proporción del carbo-
no-14 con relación del carbono-12, correspondientes a los tiempos re-
motos. Tales variaciones fueron debidas, _en los tiempos prehistóricos,
a diversos factores entre los cuales uno de los importantes ha de ser
el de las variaciones del magnetismo terrestre que habrá significado
grandes diferencias en el porcentaje del radiocarbono en la atmósfera.
Si se admite la cronologización radiocarbónica del método de Lib-
by, que dió 8.960 años como antigüedad de los hallazgos de Paracas,
sería necesario aceptar que habría transcurrido un lapso de 6.595 años
entre los primeros pobladores de esa región y el comienzo de la cul.
tura precerámica conocida como "Paracas Cavernas". Desde el punto
de vista arqueológico resulta difícil aceptar que hayan transcurrido
siete milenios sin que se acumularan materiales de significación estra- ·
tigráfica ni vestigios que evidenciaran la presencia del hombre median-
te los objetos de su industria durante un lapso tan abarcante. Si bien
es cierto que se podría aceptar la explicación de que los primitivos
habitantes prehistóricos de Paracas se trasladaron a otra región, por
lo cual los vestigios no se fueron acumulando en forma continua en
el mismo lugar -según se ejemplifica en el sentido opuesto en el caso
típico de Jericó, cuya posición nunca fue abandonada aunque cayó
varias veces en ruinas que aparecen superpuestas-, cabe, no obstan-
te otra hipótesis. En efecto, merece ser tomada en consideración la
hipótesis según la cual los datos relacionados con las radiaciones del
carbono-14 han sido incorrectamente interpretados por ajustarse
a un esquema teórico en cuya preparación no se han tomado en cuenta
las variaciones en la proporción del cabono.14 con relación con el car-
bono.12 en los tiempos remotos, que se incluyen dentro del nombre
general de "prehistoria".
En el ca;::,o de que se lograra valorar la importancia de todos los
factores perturbadores de la at~ósfera que actuaron en el pretérito y
148 EL METODO CRONOLOGICO
11
radíocarbone age" o RA. Por tales razones se pidió la futura uniformi-
dad de los datos según ese acuerdo internacional. *
La hipótesis cronológica del carbono catorce fue propuesta original-
mente por Libby sobre una base actualista o sea sobre la suposición
uniformista de que la intensidad de los fenómenos actuales permite
calcular la intensidad y los efectos de los fenómenos del pasado con res-
pecto de cualquier escala de tiempo. Pero algunas fallas del método
fueron denunciadas por el cotejo de las muestras de restos orgánicos de
antigüedad conocida. Además, las investigaciones dendrológicas, me.
diante el análisis radiocarbónico de los anillos de los árbqles, documen-
taron las oscilaciones en la proporción del carbono-14 con relación al
carbono-12 en la atmósfera dentro de las épocas históricas. Como en los
casos de algunas muestras las estimaciones calculadas sobre la base de
los impulsos radiactivos del carbono catorce, aparecen como si fuesen
dtt fechas inferiores al cómputo de los años por los anillos, a W. S. Glock
Y S. Agerter se les ha ocurrido que los árboles pueden formar más de
un anillo por año (258). Esta hipótesis, en lugar de ser objetada, fue
* Entre los radioffsicos se ha propuesto la adopción de la expresión "años carbónicos"
para las edades calculadas, sin pretender que los "años carbónicos" se equiparen ~
sincronicen con los año~ cronológicos solares. El investigador R. H. Brown declara
q~e el año radiocarbónico concuerda con el año cronológico solamente hasta el
s1¡lo II a. C. y que más allá las correlaciones son cada vez más inseguras.
DEL CARBONO CATORCE 151
aceptada por W. F. Libby como plausible porque de ese modo podía
apuntalar su método cronológico (259). Pero tal admisión implica la
ruptura del principal fundamento del uniformismo ·sobre el cual se ha
construído el método cronológico del carbono catorce: el actualismo. No
se ha demostraqo que en la actualidad los árboles formen más de un
anillo de crecimiento por ano.
Cuando el radiofísico Libby, sus colaboradores o sus continuadores,
intentan penetrar con el método radiocarbónico en los enigmas de la
prehistoria obtienen cifras que resultan muy dudosas por lo despropor-
cionadas. Este hecho no habla contra el método mismo, que ciertamen-
te es aplicable y útil para los tiempos históricos cuando la proporción
entre el carbono-14 y el carbono.12 tuvieron oscilaciones de poca mag·
nitud. Pero las dataciones prehistóricas resultan inaceptables porque el
método propuesto, al adoptar los postulados del uniformismo, no toma
en consideración la posibilidad de grandes fluctuaciones radiocarbóni-
cas, magnéticas y climáticas durante la prehistoria. Como consecuencia
de taJ posición uniformista la débil radiactividad del carbono-14 e~ las
muestras orgánicas prehistóricas, resultante de un desequilibrio entre
una mayor cantidad atmosférica de carbono.12 y, por por lo tanto, de un
menor porcentaje de carbono-14, es interpretada como que los restos
analizados, por emitir pocas radiaciones, denuncian una gran antigüe-
dad. En cambio, frente a esos mismos impulsos radiactivos, si se acepta
uno de los postulados del neocatastrofismo en el sentido de que los fe-
nómenos del presente no permiten medir la gran intensidad de los fe-
nómenos del pasado, resulta evidente que las cronologizaciones por el
método de Libby -aunque valiosas para los tiempos históricos cuando
las modificaciones reconocidas entre el carbono-12 y eJ carbono-14
oscilaron hasta más de un 10%-, se las considere peligrosas para los
tiempos remotos porque inducen a error con respecto a la prehisto-
ria cuando esos porcentajes de desequilibrio radiactivo atmosférico
pudieron ser mucho mayores.
Es necesario modificar la escala del método cuando se amplía el
campo de observación de lo histórico a lo prehistórico. Esto ocurre con
los instrumentos ópticos. Las mismas leyes ópticas permiten construir
lentes para microscopios y para telescopios: las modificaciones funda-
mentales en la forma y tamaño de las lentes dependen de la distancia
focal con relación a lo que se quiere observar. El método de Libby nos
permite enfocar, adecuadamente, los restos orgánicos de diversas eda-
des de la historia pero, con respecto a la prehistoria solo produce
imágenes borrosas como el sencillo- telescopio, de Galileo cuando, al
enfocar, en el año 1610 al planeta Saturno, le pareció ver protuberan-
cias en ambos lados de ese planeta hasta que se acrecentó el poder
telescópico que permitió las valiosas observaciones de Huygens, en
1655, con las cuales se ·demostró que las supuestas protuberancias
eran anillos que rodeaban a ese planeta.
152 EL METODO CRONOLOGICO
Siendo que la evaluación del método del carbono catorce debe to·
mar en cuenta las variaciones en el porcentaje de radiocarbono de épo.
cas remotas es evidente que su eficacia, aceptable para los tiempos
históricos, resulta no solamente ineficaz sino repudiable para los tiem-
pos prehistóricos. Esto reclama la imperiosa necesidad de reajustar el
método a la realidad: en el caso contrario, un método que ya ha ganado
prestigio en el campo de la historia inducirá a continuos errores de in-
terpretación · cronológica en el campo de la prehistoria. Tales errores
cronológicos no pueden ofrecer sino una visión totalmente distorsiona-
da de la cronología de .la prehistoria.
Ante las graves fallas del método cronológico del radiocarbono pa-
ra enfocar las profundidades de la prehistoria, carecen de fundamento
las críticas que suponen serias discrepancias entre los datos presenta-
dos por la Biblia y los cálculos prehistóricos fundados en la frecuencia
de los impulsos radiactivos del carbono catorce. No se trata, por lo
tanto de un conflicto entre la Bib Ha y la ciencia sino entre las extrali·
mitaciones de una hipótesis y la verdad estrictamente científica.
1
Procedencia geográ~ Edud histórica, cal~ Impulsos radiacti~ 1 Impulsos radiacti. Edad estimada en
fica y período bis~ culada en años por vos del carbono.14 vos del carbon~14 años por el método
tórico de la mues. los. arqueólogos y calculados por mi. 1 registrados por mi- radiocarbónico de
tra de madera. " dendrocronólo g o s, nuto por cada gra~ nuto, en los conta_ Libby, con indica-
con indicación de mo de carbono co~ dores Geiger, por ción del margen de
la probabilidad de mún, o carbono.12 cada gramo de car. error. (2)
error. (1) bono común.
Anillos de un árbol 1372 años + 50 10,65 10,99 0,15 1100 años + 150
de Texas.
Pedazo de madera 2149 años + 150 9,67 9,50 0,45 2300 años + 450
de un sarcófago de
la época de los Pto-
lomeos.
Tabla de pino del 2624 años + 50 9,10 9,18 0,18 2600 años + 150
palacio siro-hitita
de Hattina, en Tay~
inat, Siria.
Anillos del Sequoia 2928 años + 52 8,78 8,68 0,17 3005 años + 165
Wasbingtoniana de
California.
Tabla de cedro del 3792 años + 50 7.90 7,97 0,30 3700 años ± 400
barco funerario del
faraón Senwosret
III ( Sesostris), de
la dinastía Xlla.
Viga de acacia de 4650 años + 75 7,15 7,78 0,74 4750 años ± 250
la tumba del fa_
raón Zoser de la ( 1) Los años no dan fechas antes de Cristo sino el tiempo transcurrido hasta
dinastía lila. los experimentos realizados por Willard F. Libby y sus colaboradores.
(2) Las probabilidades de error representan la cantidad de años que pueden su-
marse o restarse a la cantidad calculada por el método radiocarbónico.
TABLA 2
<'i'
...o MUESTRAS DE EDAD CONOCIDA
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o ANILLO DE ARBOL (575 d. C.)
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ROLLO BIBLICO ISAIAS (100±100 a. C.)
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(1) .....
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u .2: TRONCO DE REDWOOD (979:!;52 a. C)
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~ SENWOSRET ( 1800 a. C.)
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o CURVA CALCULADA
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:> ZOSER (2700Í75 a. C.)
o c. DESDE EL PRESENTE
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o "'.,o' MEDIA" DEL CARBONO
HEMAKA (2950±200 a. C )
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V
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FRB S 1 P- 150 1 A (14) 1692 + 104 258 d.C. + 104 154 d.C.
Año 225 d. C. (1695 + 130). Cabeza Larga, Paracas (PV 59- )**
Sitio 14A-VI-8. Muestra recogida por Engel en el año 1963. "Nivel con
cerámica Nazca III o IV". Número de la muestra: 1:957. ·
Año 65 a. C. (2015 + 70). Cabeza Larga V, Paracas. (PV5-?) Sitio
14A-VI-10. Muestra recogida por Engel y Bischof en 1959. 11 Muestra
procedente de un pueblo conteniendo tumbas del regional I, fase II
o Cavernas II. O es falsa la fecha, o se trata de una ofrenda posterior
a los muertos". Número de la muestra: NZ-1127-1.
* lshida, Eiichiro y otros "The Report of the University of Tokio Scientific Expc-
dition to the Andes in 1958", Andes (Tokio, 1960)· Kigoshi, Kunihiko; Tomikuda Yoshio
y Endo, Kunihiko, "Gakushuin Natural Radiocarbon Measurements I", Radiocarbon,
(New Haven, 1962). IV, 84·94; The Scientific Expedition of the Tokio to the Andes,
"A Study of the formative Culture on the Eastern Slope of the Andes: A Preliminary
report of the Excavation at Kotosh", Japanese Journal of Ethnology, vol. XXVI (Tokio,
1962), N: 4, 22-43.
Año 110 a. C. Cabeza Larga II, Paracas (PV 59-?). Sitio 14A-VI~8
11
Muestra recogida por Engel y Bischof, en 1958 Muestra procedente
de una tumba típica del regional II, el Necrópolis de Tello". Número:
NZ-1127-2. . .
Año 293 a C. (2243+91) Cabeza Larga, Paracas (PV 59+?) Unidad II,
Sitio 14A-V,I-3. Muestra recogida por Engel y Bischof, en 1963. "Ceni-
zas de un horno por encima del cual estaba Wl plato polícromo Nas·
ca II, parece algo temprano, pero cuadra con 2360". El dato del la~
boratorio para esta muestra número NZ-968- es 2243 más o menos
91 (293 a. C.)
Año 410 a C. (2360:±:215). Cabeza Larga, Paracas. (PV 59?). Sitio
14ANI-8. Muestra recogida por Engel en 1963. "Estrato cubriendo la
base de las paredes de las unidades de piedra proto-Nasca, post-Ne-
crópolis". Número de la muestra: 1-1340. ·
Año 670 a. C. (2620+60): Puerto Nuevo, Paracas. (PV 59?). Sitio
14A-VI-40.. Muestra recogida por Engel en 1960. "Amplio pueblo de ca-
sitas con muchos cantos rodados y esteras; cerámica Chavín y Dis·
co Verde". Número de muestra: NZ~77. -
Año 1591 a. C. (359±158). Cabeza Larga, Paracas (PV 59?). Sitio
14A-VI-8. Muestra recogida por Engel y Bischof en 1958. "Cenizas de
un horno, sin asociaciones...'. Número de la muestra: NZ-1127-13.
Año 765 a. C. (2715+60). Disco Verde Paracas (PV-59?). Muestra
recogida por Engel en 1958. "Pueblo grande ; cerámica Chavín y Dis-
co Verde'. Número de la muestra: NZ685.
Año 1650 a. C. (3600+80). Otuma, Paracas (PV 59?). Sitio 14A-VI-
75. Muestra recogida por Engel en 1958. 11 Precerámico con algodón".
Número de la muestra: NZ-370-i3.
Año 1900 a. C. (3600+80). Otuma, Paracas (PV 59-?). Sitio 14A-VI
75. Muestra recogida por Engel en 19'58. "Precerámico con algodón".
Núméro de la muestra: NZ-370-3.
Año 3070 a. C. 5020± 120). Cabeza Larga, Paracas. (PV 59?). Sitio
11
14A-VI-l.Muestra recogida por Engel en 1958. 0sario con 65 esque-
letos y 7 tumbas; no se encontraron ní paliares ni algodón". Número
de la muestra: NZ-609.
Año 3490 a. C. (5890+145). Pampa de Santo Domingo, Paracas. Mues·
tra recogida por Engel en 1964. "Pueblo de numerosas casas con pa-
redes de palos de madera; agricultura incipiente sin paliares, ni al-
godón". Número de la muestra: GX-218.
Año 6880 a. C. (8830+190). Pampas de Santo Domingo, Paracas.
Muestra recogida por Engel en 1964. "Mates y una tuberosa, posible.
mente una yuca; indican la agricultura incipiente. Hay varios pueblos
de· pescadores sedentarios en la pampa". Número de la muestra: 1-1311.
Las perseverantes investigaciones arqueológicas del doctor Fre·
deríc Engel en el Perú han dado por resultado .una sucesión de .cua·
166 EL METODO CRONOLOGICO
dros que representan las diversas etapas de· la agricultura entre las
antiguas culturas que habitaron en la costa sudecuatorial de América
del Sur. Pero las fechas, estimadas por el método radiocarbónico de
Libby, sólo deben ser consideradas como valores relativos cuya cre-
dibilidad disminuve con la mayor antigüedad. El margen de insegu."
ridad no se expresa solamente por los porcentajes de error admiti-
dos por los laboratorios, siendo que e~tos indican la simple inexac-
titud prohable de carácter técnico, sino, lo cual es mucho más signi-
ficativo, por las posibilidades de que el porcentaje de carbono-14 de
los tiempos prehistóricos con relación al carbono-12, no haya sido igual
al de los tiempos modernos. Esto explicaría el aparente salto en las
dataciones radiocarbónicas de Paracas, entre las muestras que entran
en la historia y las que corresponden a la prehistoria.*
r atterns on the Central Peruvian coast", !Qawpa Pacha, N? 2, (Berkeley, 1966) pp.
B~23. '
DEL CARBONO CATORCE
* * Valcárcel, Luis E., Historia del Perú Antiguo (Lima, 1964), III, 515.
* ** Patterson, Thomas Carl y Putnam Patterson, Edward, "Late glacial and
&}acial environmcnts in South Amcrica", Monografía dactilografiada, 24 pp.
post-
168 EL METODO CRONOLOGICO
*
Pero",
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tl~e \':':-~trnl Co:~<:t of
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from the Central Coast of Perú", American Antlqulty, vol. XXVI, N9 4 (Salt Lake
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Amerlcanistes, t. LIII (París, 1963), 101-132; Howland Rowe, "An Interpretation of Ra-
diocarbon Measurcments on Archacological Samples from, Peru". Proceedlngs of the In·
ternational Conference on C-14 Dating, Held at Pullman (Washington, 1965).
llt
de la muestra se encuentra entre esos límites, esto es entre 1400
1000 años antes del presente".* ·
CAPITULO I
EL LUGAR DEL CARBONO CATORCE EN LA NATURALEZA
CAPITULO li
CAPITULO III
LOS PROBLEMAS DEL METODO CRONOLOGICO DE
WILLAJtD LIBBY
CAPITULO IV
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logy and.the Pleistocene Epoch (Nueva York, 1947), Zeuner, P. :s;-
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Darwin y Nuestro Siglo Desorientado (Montevideo, 1945).
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Los pueblos Canoeros de Fuegopatagonia y los límites del habitat
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La Reforma del Calendario y el Ciclo Semanal (Buenos Aires, 1937).
El Clamor de los Imperios en Ruinas (Buenos Aires- México, 1944).
Nuestra Civilización Frente a la Reforma del Calendario (Buenos Ai-
res, 1949).
An Archaeological and Topographical Investigatlon of Israel's Exo·
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Investigation of the Historical Importance of the Roads Between
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Descubrimientos Orientadores (Buenos Aires, 1956).
Cronología de Judá e Israel en relación con la de Asiria y Babilonia
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Arqueología Bíblica Paleotestamentaria: Desde Moisés hasta Saúl
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Fundamentos Astronómicos de la Cronología (Lima, 1966).
El Método Cronológico del Carbono Catorce. Sus aportes a la His-
toria y sus limitaciones respecto a la Prehistoria (Lima, 1967).
BIOGRAFIAS
~.
CAPITUW IV
CAPITULO V
CAPITULO VI
APENDICE
BIBLIOGRAFIA 164
OBRAS DEL AUTOR 187
INDICE DE ILUSTRACIONES