8, DE LAS FOBIAS UNIVERSALES
ALLA FUNCION UNIVERSAL DE LA FOBIA*
[La imagen que tengo de nosotros, situs,
eshejando choco ee libro, hoa pat hej
8. Peo
ATRAVES
Prosento aguf una hipétesis propia, cuya articulacién y
ceuyos contornos vengo persiguiendo a la vez que poniendo a
pracba (que hasta ahora parezca resistir esto ultimo paso es
Jo que justifica decidirme a una primera publicacin).’
Pero llegar a ella impane ciertos rodeos.
En primer lugar, para situar euestiones bien practcas,
preocupaciones ‘de eansultorio' (en este nivel, poco importa
‘gue sea privado o institucional) Desde los comienzos se habla
dd la “extraordinaria freauencia” de las fobias, especialmente
—especificidad de la que, por lo menos en Buenos Aires, me
permito dudar— en los nifios. Llegan a la consulta con una
Frecuencia mayor 0 mucho mayor que otras fermaciones
clinieas, Sin embargo, su estudio suele fascinar menos a los
estudiantes y eolegas jovenes que el de otras patologias que
“Pia na Revita Racal Picoterapi para Grodan, 1988
1 Tada de qo tee que haber ran, doda le malplldd de
incase de lo fetes ins coldre do.
59‘apenas onunca ven. Primer rasgo interesante: ctidianidad de
las obias,vsibilidad que las opaca. Bsto gonera una dificultad
de ubieacién, una suerte de ambivalencia eoextensiva y que se
mantiene desde Tos tiempos de su delimitacion por parte del
Dsieoandisis. Asi, en 1908, easi en el mismo parrafo oseilan
fentre el estatuto de "meros sindromes que pueden pertenecer
diversas neurosis” y el mis despampanante de "son,
directamente, las neurosis de la époea infantil” a bastard
‘me pertenece): Pero, meros sindeomes o neurosis por excelen
cia, obsérvese que loinvariante que retorna es el hecho clinieo
dde su proiferacin, de sa abundancia. Y en este trabajo al
menos, esto me interesa mucho mas que pontifier ‘struc
‘uralisticamente’ sobre su autonomia relativa, Por otra parte,
creo que, lejos de censurar, hay que destacar In agudeza de los
fautores que fueron capaces de registrar y soportar esa
‘ambiguedad, sn solucionarla en provecho de’ una eoherencia
‘teériea cualquiera
El otro punto acusiantemente préctico es que dicha *ex-
traordinariafreeuencia” se ve redoblada por otra: demasiadas
veces he experimentado I impresin —tanto a través de casos
propios como ajenos— de un resto por eurar demasiado vo
luminoso para ser excusable por alguna filsefia del ‘esto,
resto que ahora intento reducir. Limitindose a lo esencial
traduciria Ia situaeién asi: una desproporcign excesiva entre
Ia indudableefieacia que ha tenido,a lo largo de un anlisis,
trabajo dirigido hacia Ta modifcacion del supery6 y del
quantum de represién, hacia la elaboracin de los fallos en a
funcién paterna, de la persistencia en Ia condicién de falo de...
en fin, de la castracion y la renuncia edipiea y, del otro
fextremo, una cierta difiealtad que subsiste en cuanto
‘mantener y afrontar el propio deseo y ponerlo a producir, sea
en cireuitos abiertamente erétieas, sea en el campo’ del
potencial de sublimacion. Todo nos recuerda, subrayo, aquelo
{que fue nombrado como “viseosidad de la libido, exe tiempo,
tantas veces demasiado intensivo, que alge demora en ponerse
2 Fre, 8 Andis debi de wn le de ac a”, Bunce Aire,
Aor, 10 tome 1 pes: 8 si
60
fen movimiento, tiempo que también suele filtrar, restar,
‘amortiguar lo del empuje pulsional, y eso cuando aparente-
‘mente todas las condiciones ya esian dadas para hacerlo,
desde el punto de vista de todo lo que el paciente ha avanzado
fen su psicoanalisis, de las visibles transformaciones en lo
concerniente a la angustia de la eadueidad o debilitamiento
fextremo de sus sintomas. (Qué més hay en esa oscura
persistoneia de la inkibicign evitativa? {Por qué a veces
‘parece ésta como més radical que el sintoma? ¢Kstamos ante
algo de lo que se dijo “roca, extrano nombre de un vertiginoso
‘mbligo? {0 apostamos a un paso més de lo que hay que asir
tebricaments? Obviamente me deeido por este ultimo camino,”
Constatar una frecuencia no puede dejarnas satisfechos, De
hecho, eonduce un problema tedrico hasta ahora no
folucionado, el de las fobias como universales. Lo decimeos
demasiado ficl; es como si fuera, en Ia cotidianidad, la
fasimetria. En efeeto, ninguna otra cosa forma de la patologia
reivindiea esta condicién de universalidad, donde por otra
parte, patologia y normalidad se imbriean en un espacio de
inclusiones reciprocas. Hay que apresurarse a deciro: lo
verdaderamente importante en esta condicion de universal
dad no es silo el numero sino su funcign en la. constitueién
subjetiva, dado que la experieneia nos da raz6n para preoeu-
pparnos cuando un nino no las atraviesa, no. Ins. suf
Inyariablemente en este easo nos eneontramos con que padace
de algo peor, en una constelacion que va desde el autismo
hasta. la enfermedad psicasomatica severa, pasando por
Dsieosis, depresiones graves, eiertos trastornos nareisistas no
Dsieéticos y tendencia antisocial tempranamente manifesta
Pero, qué funcién puede ser ésta, mas alla de la patelogia?
{Do que operacién dessiva en esa invencién cultural que es
ada nuevo ser humano se vuelve en su universalidad huella,
cicatriz 0 estremecimiento insuperable?
Por otra parte, esa asimetria de las fobias —generadora de
tantas idas y venidas para delimitarias: neurosis de angustia,
ln primera aprehensin,histeriade angustia, fobias popiamen
‘Me aay prticularmente ea tratamiento denis yd adsbenente,
poo es inva actro lambic sl egies alin
61te dichas, trminos de fronteras indecidibles,testimonios de un
‘esfuerzo tedrico que otras formaciones neuréticas no exigieron—
tambien tiene sus consecuenciasen el campode la psicopatologia
ome tal, De su resclucién como crisis transitoria que el nino
faba por dejar atraso, pore eontraro, del desbarraneamiento
de aquel en ellas dependera qué espacio quede para futuras
neurosis y en qué condiciones de metamorfosis. Es como si
{ijeramos que las fas (cuando no remiten espontdneamente)
Dresentan una “exigencia de trabajo” para ulteriores mecanis-
nosy discursos neursticos, ineluido el caso de a neurosis fobica
fen si misma, que es un producto harto mds sofisticado y
lamasado por resignifieaciones que aquellos antiguos terrores
Creo que concibiendolo de esta forma se puede atravesar la
antinomia, fastidiosa para el progreso teirieo, entre lo arcaico|
Yo edipico, entre el “mero sindrome” hallable en el interior de
los mas diversos dispositivos.y_ la entidad relativamente
‘auténoma, Asimismo, se entiende la ambigiiedad,sealada con
tanta justeza, entre eu “naturaleza... tan euriosamente difusa
y su “Tino y riguroso condieionamiento™* Doble cardeter pr
Sente simultdneamente, a paco que la inquisicion analitica
‘agudice la mirada, Este cardeter de nudo historic estructurante
Se acentia mejor planteando si el retroceder desde Ia faba, sin
Siquiera conseguir trabajarla neuréticamente, 0 ocasiona
eago de pscoss.
‘Puestos en este camino, recuperemos tras tanto tiempo el
preguntar de la forma mas rada y trivial posible: gde qué tiene
Iniedo? No es insignifcante la confusign popular entre miedo
Y angustia, para el enderezamiento que lentamente deelino
BY por qué razén ese panico siempre tiene en su argumento
‘hecho de la soledad? ,De qué soledad se trata en este
Sentimiento que « veces embiste aun estando acompaliado?
‘Al respect, toda una epoca, o una serie de ellas, del psieo-
analisishastae presente sha embareado en una multiplicidad
de objetos. De hecho, la curacién se buse6 y se sigue buscando
por el lado de descubrie y poner en juego el verdadero objeto
fausa dela angustia, insistiendo, podriamos decir, por una via
4 Froud 8, ob it, pig 101
retaforica (mi propia hipétesis, en cambio, es metonimiea)
Con el tiempo, esta busqueda se escindié en varios enfrenta
Imientos, que muy esquemétieamente podemos agrupar en un
ddoble ee, segun la alternancia sea entre objetos edipicos y
preedipicos o xe trace por el lado de cierta intervencion del
tbjetoy la categoria de la falta de objeto" En este desplegarse
ela cuestion fue teniendo lagar un indudable avancetesrico,
tuna mas riea aprehension de los fenémenosclinieos, siempre
tan complejos, una eficaca terapeutica superior a ia que se
podia aspirar en los principis. Pero tambien la delimitacién
fe un resto infranqueable, como si a veces curisemos todo
menos la febia com tal, el oscuro emerger del latido angus-
tioso y el ovillamiento que opera en la. energia deseante. Me
pregunto si por el angulo del objeto (o simécricamente, de
falta) no se ha Tlegado a una impasse. Yo otorgaria valor de
sintoma a la constatacién de quo una psicoanalista de la
‘magnitud de Melanie Klein —justamente quien radializé el
hhaver girar el psieaandlisis todo en torno a la nocin de objeto
fen ella mucho mas importante que el concepto de deseo
inconseiente, por ejemplo— carezea de una teorizackin espe-
tifea sobre las fbias, a diferencia de otros analistas de similar
fenvergadura, y eso inventariando sin embargo, con mucha
precision las transformaciones metafbrieas y metontmicas de
ese grupo de transfermaciones que es un sintoma fabieo$
‘Sera bueno ahora que otro rodeo necesario nos de pie a
sortear el riesgo de la injusticia esquemstica, De hecho, el
‘ireuito teérieo de desandar el camino hacia el ebjeto causa de
fa angustia ha venido siendo un cireuito largo, Teno de
taminoslaterales, interludios prolongados,importancia mati
ada de otros personajes’ del drama tebrco. En este momento
ine detendré particularmente en dos. Hace unos treinta avis,
{que han transeurrido sin envejecerlo, en uno de los textos mas
Weidos, de verdadera profundidad, de los que tengamos
6, Alopecia, cab reordar a bj de Heide a8
etn re ace sigue endo une fase meta”
1s ease Melanie len Bl prone denon, Buenos Ars, Harm,
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