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Universidad de Concepción

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales


Departamento de Derecho Penal
Prof. Juana Sanhueza Romero
Año 2017

TEORÍA GENERAL DEL DELITO

( Contenido de diapositivas)

Definiciones de delito

El delito puede ser analizado desde diversos puntos de vista, por ello a
través del tiempo se han elaborado distintas definiciones, sean de carácter
jurídicas y también extrajurídicas.

Entre las definiciones extrajurídicas, la más célebre es la proporcionada por


Francesco Carrara.

La definición de Carrara es de carácter filosófica.

“Delito es la infracción de la ley del Estado promulgada para proteger la


seguridad de los ciudadanos, resultante de un acto externo del hombre,
positivo o negativo, moralmente imputable y políticamente dañoso.”

Definiciones jurídicas de delito

El primer sistematizador del concepto de delito fue el autor Alemán FRANZ


VON LISTZ.
En 1888, definió el delito como “EL ACTO CULPABLE CONTRARIO A
DERECHO Y SANCIONADO CON UNA PENA”.

Como se puede constatar aquí no se hacía referencia a la tipicidad y,


además, le agregaba la pena que no es un elemento del delito, sino una
consecuencia.

En 1906, el autor Alemán ERNESTO VON BELING, elaboró la teoría del tipo
y de la tipicidad.

Consideró la tipicidad como elemento del delito y lo definió como “UNA


ACCIÓN U OMISIÓN TÍPICA, ANTIJURÍDICA Y CULPABLE, SUBSUMIBLE
BAJO UNA SANCIÓN PENAL ADECUADA Y QUE SATISFAGA LAS
CONDICIONES OBJETIVAS DE PUNIBILIDAD.”

En la definición de Beling, se puede apreciar los cuatro elementos comunes


a todo delito, es decir, conducta (acción u omisión) tipicidad, antijuricidad y
culpabilidad.

Su definición incorpora dos aspectos que no son elementos del delito, como
es la pena y las condiciones objetivas de punibilidad.

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A partir de estos autores la dogmática jurídico alemana arriba al concepto


hoy aceptado –unánimemente- como conducta típica, antijurídica y culpable.

Así Cury, sostiene que delito es “Acción u omisión típica, antijurídica y


culpable.”

El elemento esencial es la conducta, los restantes no son más que las


características que ella debe reunir para que exista delito.

Definición legal de delito.

El art. 1° inc.1° del C. Penal define el delito como “TODA ACCIÓN U


OMISIÓN VOLUNTARIA PENADA POR LA LEY.”

Los elementos de esta definición y particularmente el alcance de la


expresión voluntaria ha generado controversia en la doctrina.

Discusión que adquiere importancia si se tiene en cuenta la presunción de


voluntariedad que contempla el inc. 2° del art. 1°.

Alcance de la expresión voluntaria en la definición legal de delito.

Existen fundamentalmente cuatro criterios o doctrinas.

1.- Algunos sostienen que se refiere a la culpabilidad, comprendiendo sus


dos formas, dolo o culpa.

2.- Para otros es sinónimo de dolo, de manera que la presunción del inc. 2°
sería una presunción de dolo.

3.- También se ha sostenido que la voluntariedad, se refiere a que el


movimiento corporal haya tenido su causa en la voluntad del sujeto, es decir,
que el sujeto haya querido realizar el movimiento corporal.

Como se puede constatar los criterios, antes indicados, son de inspiración


causalista y dentro de ellos el de mayor aceptación es aquel que lo hace
sinónimo de dolo.

4.- Los autores que siguen la sistemática finalista, sostienen que la expresión
voluntaria alude a que el sujeto haya actuado con la posibilidad real de
conocer el injusto del actuar.

La definición legal ha recibido críticas porque no sólo emplea la expresión


voluntaria que -como ya se indicó- ha generado grandes discusiones, sino
que, además, incluye la pena como elemento cuando en realidad ella es una
consecuencia del delito.

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Elementos generales de todo delito.

Conducta (acción u omisión).

Tipicidad.

Antijuricidad.

Culpabilidad.

Consagración dogmática de los elementos generales del delito

No obstante la insuficiencia del concepto legal de delito, nuestro


ordenamiento jurídico lo reconoce como conducta típica, antijurídica y
culpable.
La conducta.
Se encuentra consagrada en el art. 19 N°3 inc.9° de la C.P.R. Y reafirmado
en el art. 1° inc. 1° del C. Penal
La tipicidad.
No podría haber sido considerada de manera expresa en el art. 1°, porque
fue elaborada el año 1906.

La tipicidad es una consecuencia del principio de legalidad o reserva. Art. 19


N°3 inc. 8° y 9° de la C. P. R.

La antijuricidad.
Existe cuando una conducta típica es contraria al ordenamiento jurídico
considerado en su conjunto.

El ordenamiento jurídico reconoce normas permisivas que autorizan la


ejecución de una conducta típica y que por lo mismo no será antijurídica.
Con ello está reconociendo a la antijuricidad como elemento del delito.
La conducta típica no será antijurídica cuando concurre una causal de
justificación que se encuentran consagradas en los N°s 4, 5, 6, 7, 10 y 12
primera parte del art. 10 del Código Penal.
También en algunas situaciones del Art. 10 N 11.

La culpabilidad
De acuerdo a la teoría normativa compleja, la culpabilidad está integrada por
la imputabilidad, dolo o culpa, y la exigibilidad de otra conducta.

Las causales de inimputabilidad están indicadas en los dos primeros


números del art. 10 del C. Penal. De manera que de esa forma se reconoce
la imputabilidad como elemento de la culpabilidad.

El dolo y la culpa, están reconocidos en los artículos 1 y 2 del C. Penal.

La exigibilidad, no está consagrada de manera expresa, pero existen

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situaciones en que el legislador no le puede reprochar al sujeto un


determinado comportamiento por cuanto -en el caso concreto- no le podía
exigir una conducta diversa y mejor que aquella por la cual optó Ej.: art. 10
N°9 del C. Penal.

La ley 20.480 de 18 de diciembre de 2010 agregó la causal del art. 10 N°11,


que es un estado de necesidad especial de naturaleza mixta. A veces puede
ser una causal de justificación, pero en otros casos de inexigibilidad. (El
primer fallo en una situación de femicidio, estimó que era una causal de
inexigibilidad)

La sistemática finalista es partidaria de la teoría normativa pura de la


culpabilidad, cuyos elementos son: la imputabilidad, la posibilidad real de
conocer el injusto del actuar y la exigibilidad de otra conducta.

La posibilidad real de conocer el injusto del actuar, estaría reconocida en la


expresión voluntaria del art. 1° inc.1° del C. Penal

Estudio particularizado de los elementos generales de los delitos de


acción.

Dado que existen diferencias sustanciales en la estructura de los delitos de


acción y de omisión, se estudiarán separadamente.

LA ACCIÓN.

Concepto:

Conducta humana dirigida a un fin u objetivo.

La acción es concebida de la misma manera como se da en la vida real. El


derecho no puede ignorarla, ni modificarla porque le está dada por la
realidad. La acción es un concepto pre- jurídico.
Así en la vida real nadie actúa a ciegas, sino que siempre lo hace teniendo
un objetivo o un fin.

Sólo cuando se ha visualizado el objetivo que se persigue, la manera de


lograrlo y las consecuencias que esto puede producir, el sujeto ejecuta en el
mundo externo un movimiento corporal.
Por ello se dice que la finalidad es vidente, en cambio la causalidad es ciega.
Aquí radica la gran diferencia entre el causalismo y el finalismo.

Recordemos que para el causalismo la acción es un movimiento corporal


voluntario que produce un cambio en el mundo externo, perceptible a través de
los sentidos o, como dicen otros, con participación de los centros nerviosos

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superiores.
Lo único subjetivo en la acción para el causalismo es haber querido el
movimiento corporal. Los objetivos o fin que el sujeto pretendía con el
movimiento corporal se encuentran en la culpabilidad.

En cambio para el finalismo la acción es una conducta humana dirigida


conscientemente a un fin.
La acción es entendida como una unidad inseparable de aspectos objetivos
y subjetivos, porque, como ya se ha señalado, debe ser concebida de la misma
forma como se da en la realidad.

Elementos de la acción.

Parte subjetiva (finalidad)

1.- La anticipación mental de la meta u objetivo a alcanzar.

2.- La selección de los medios o factores para alcanzar la meta u objetivo

3.- La consideración de los efectos concomitantes.

En este punto el sujeto analiza las consecuencias seguras o probables que


se pueden producir con su actuar si en el caso concreto utiliza los medios o
factores que ha seleccionado.

Frente a ello pueden darse dos posibilidades:

1.- Las incorpora a su voluntad porque considera segura su producción o


considerándolas como probables las acepta para el evento que ocurran.
2.- No las incorpora en su voluntad, porque no eran previsibles o bien
siendo probables confía en que no se producirán

La parte subjetiva de la acción se le denomina finalidad y cuando ella


está tipificada pasa a ser el dolo del respectivo tipo penal.

Sólo una vez cumplida la parte subjetiva el sujeto realiza el movimiento


corporal a través del cual se exterioriza la finalidad.

Parte objetiva:

Movimiento corporal en el cual se exterioriza la finalidad.

Cuando el legislador decide tipificar una acción el tipo penal también tendrá
una parte objetiva y otra subjetiva.
La parte subjetiva de la acción se ubicará en la parte subjetiva del tipo y la
parte objetiva de la acción en el tipo objetivo.

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Casos de ausencia de acción.

Las situaciones de ausencia de acción son idénticas para el causalismo y el


finalismo.

Vis absoluta.

Es la energía física que se emplea sobre una persona obligándola a moverse


o no moverse como si fuera un instrumento.
Para un sector de la doctrina quedaría comprendida en la expresión “fuerza
irresistible” del art. 10 N°9 del C. Penal.

Para otros, como el sujeto víctima de vis absoluta no actúa, no se cumple


con la definición de delito del art. 1° del C. Penal y no se podría aplicar el Art.
10 Nº9, porque la expresión fuerza irresistible se refiere a la fuerza moral.

En todo caso el que emplea la vis absoluta sí ejecuta una acción.

Actos reflejos

Son reacciones corporales involuntarias por incentivos externos que son


transmitidos por el sistema nervioso directamente a los centros motores sin
intervención de la voluntad.

Ej.: Calambres, convulsiones durante las crisis epilépticas.

Sueño normal.

Los movimientos que el sujeto ejecute durante el sueño no constituyen


acción porque no dependen de su voluntad.

Sueño sonambúlico.

Los movimientos que ejecute el sonámbulo no constituyen acción porque no


están gobernados por la voluntad del sujeto.

En lo que dice relación al sueño hipnótico, que en algún tiempo fue un punto
discutido, se sostiene que el hipnotizado ejecuta una acción, pero el proceso
de formación de su voluntad ha sido interferido. Luego, al no ser libre, podría
existir una causal de exculpación.

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LA TIPICIDAD

Es el segundo elemento del delito.


La regla general es que las conductas que se realizan en la vida diaria no
sean típicas porque no encuadran en un tipo penal.

Las conductas atípicas no revisten interés para el Derecho Penal porque,


aun cuando fueren reprochables, no son castigadas penalmente.
Cuando una conducta, acción u omisión, coincide exactamente con la
descripción hecha por el legislador en un tipo, entonces será típica.
Recordemos que el causalismo concibe el tipo penal como eminentemente
objetivo y descriptivo (causalismo valorativo) en cambio el finalismo sostiene
que el tipo penal tiene una parte objetiva y otra subjetiva. Todo ello derivado del
distinto concepto de acción.

El finalismo proporciona los siguientes conceptos de tipo y tipicidad

Concepto de tipo.
Es la descripción hecha por la ley del comportamiento humano, tanto en su
parte objetiva como subjetiva, que lesiona o pone en peligro un bien jurídico.

Concepto de tipicidad.
Es la coincidencia o conformidad de una conducta humana concreta con el
contenido de un tipo penal, tanto en su parte objetiva como subjetiva.

Funciones del tipo penal.

Función de garantía.
Sólo la ley puede crear delitos y además, sólo se puede imponer sanción
penal en aquellos casos en que la conducta humana encuadre exactamente
en un tipo penal, tanto en su parte objetiva como subjetiva.
Esto deriva del principio de legalidad o reserva.

Función sistemática.
Cuando una conducta es típica probablemente es también antijurídica,
porque la tipicidad es indiciaria de la antijuricidad.
La conducta típica no será antijurídica cuando exista una causal de
justificación.

Función motivadora de carácter preventiva.


A través de la amenaza penal se pretende que los sujetos se abstengan de
ejecutar conductas delictivas.

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Formación del tipo.

En esta materia el legislador debe tomar en cuenta dos grandes aspectos:

1.- Bienes jurídicos merecedores de protección mediante una sanción penal.


Estos deben ser de trascendencia para el grupo social.

2.-La modalidad de la acción.


Sólo debe considerarse los ataques de alta gravedad para el bien jurídico y
esto por el carácter de última ratio del Derecho Penal.

Estructura del tipo penal de acción.

En esta materia se distinguen dos partes:

1.- Faz objetiva del tipo o tipo objetivo


2.- Faz subjetiva del tipo o tipo subjetivo.

( Se estudian también los tipos anormales o excepcionales)

Tipo objetivo o faz objetiva del tipo

Esta parte se construye sobre el aspecto externo u objetivo de la respectiva


acción.
Para precisar el contenido del tipo objetivo es necesario distinguir entre un
tipo de pura acción o de mera actividad y un tipo de resultado externo.

Tipos de pura acción.


Son aquellos que se consuman por el solo comportamiento humano, sin que
sea necesario que se produzca una modificación en el mundo externo
distinta de la actuación del sujeto activo.

En esta clase de delitos la parte objetiva del tipo se agota con el movimiento
corporal y sus modalidades típicas. Ej.: delito de violación

Tipos de resultado externo.


Son aquellos que para su consumación requieren una modificación en el
mundo externo distinta de la actuación del sujeto activo. Ej.: homicidio,
lesiones
En esta clase de delitos la parte objetiva está integrada por movimiento
corporal y sus modalidades típicas, el resultado, el nexo causal, más la
imputación objetiva (hecho típico)

En la construcción de los tipos penales el legislador recurre a elementos


descriptivos y normativos

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Elementos descriptivos.

Son aquellos que se refieren a cosas, hechos o conductas para cuya


comprensión basta una mera operación de conocimiento o percepción
sensorial. Son conceptos de la vida real. Ej. “otro” (art. 391), “casa”, “día”,
“noche”.

Lo ideal es que el legislador utilice simples elementos descriptivos porque


restringe las posibilidades de interpretación, lo que no sucede con los
elementos normativos

Normativos: son aquellos cuya significación sólo puede captarse mediante


un proceso intelectual o valorativo en relación a normas culturales o jurídicas.
Culturales: Ej.: “buenas costumbres (art. 373), “conviviente”(art. 390).
Jurídicos: Ej.: “empleado público” (art. 233), “cosa mueble ajena” (art. 432)

La acción en su aspecto externo o movimiento corporal

Es el movimiento corporal en que se exterioriza la finalidad del sujeto.


El art. 19 N°3 inc. 9° de la Constitución Política de la República obliga al
legislador a describir adecuadamente la conducta incriminada.
La ley cumple el mandato constitucional aludiendo a la acción mediante
un verbo rector que es el núcleo del tipo. Ej.: en el delito de homicidio, el
verbo rector es matar.

La acción debe ser precisada a través de sus modalidades porque el


legislador no tipifica toda forma de acción, sino que acciones con determinadas
modalidades o exigencias que hacen que sean socialmente intolerables

Modalidades de la acción

1.- El sujeto activo.


Es el que realiza toda o una parte de la acción típica.
La regla general es que cualquier individuo de la especie humana puede ser
sujeto activo de un delito.

Las personas jurídicas como sujetos activos de delitos.

A través de la historia el punto ha sido discutido.


En Chile la Ley N° 20.393, del 2 de diciembre de 2009, consagra la
responsabilidad penal de las personas jurídicas, de manera autónoma de la
responsabilidad penal de las personas naturales que hubieren participado en la
comisión de los delitos que indica.

La norma está concebida como excepción a la regla general establecida por


el artículo 58 del Código Procesal Penal, que establece como sujetos activos

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a las personas naturales y que por las personas jurídicas responden las
personas naturales que hubieren ejecutado el hecho.
El inciso segundo del art. 58, no es aplicable a los casos contemplados en la
Ley 20.393.-

Ambito de aplicación de la ley 20.393

Se aplica a las personas jurídicas de Derecho privado y a las Empresas del


Estado y sólo respecto de los siguientes delitos:

1.- Delito de lavado de activos, art.27 Ley 19.913

2.- Delito de financiamiento de terrorismo del art. 8º Ley 18314, que


determina las conductas terroristas y fija su penalidad.

3.- Delito de cohecho activo o soborno a funcionario público nacional, art.


250 del C. Penal, y

4.- Delito de cohecho activo o soborno a funcionario público extranjero del


art. 251 Bis del C. Penal.

5.- Delito de receptación, agregado por ley 20.931

Normalmente el legislador no exige condiciones especiales en el sujeto


activo. (Delitos comunes). Excepcionalmente el tipo penal exige determinadas
calidades en el sujeto activo, ej.: delito de malversación de caudales públicos
art. 233 del C. Penal, debe tratarse de un funcionario público. (delito con
sujeto activo cualificado.) Clasificación importante para la comunicabilidad en
la participación criminal.
El sujeto pasivo del delito, que es el titular del bien jurídico lesionado o
puesto en peligro, no forma parte del tipo

2.-Objeto material.

Es la persona o cosa sobre la cual recae materialmente la acción


Ej.: en los delitos de hurto y robo, el objeto material es la cosa
mueble ajena.
El objeto material de la acción y sujeto el pasivo del delito son nociones
distintas, pero en ciertos delitos se confunden, especialmente en los delitos
contra las personas. Ej.: en el homicidio

No debe confundirse al objeto material con el objeto jurídico. Este último es


el bien jurídico protegido.

3.-Tiempo de la acción.
En la mayoría de los casos es indiferente, pero en algunas situaciones
adquiere trascendencia y pasa a ser elemento del tipo penal. Ej.: en el delito
de infanticidio la muerte del hijo o descendiente debe provocarse dentro de

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las 48 horas después del parto.

4.-Lugar de la acción.
Por regla general es indiferente, pero en algunos casos es un elemento
importante en el tipo penal. Así tratándose del delito de robo con fuerza en
las cosas el lugar de comisión es uno de los factores que el legislador tomó
en consideración para asignarle la pena. Art. 440, 442 y 443 del C. Penal.

5.-Formas de comisión.
En algunos casos resulta esencial para la calificación jurídica. Ej.: en el delito
de homicidio calificado, cometerlo con algunas de las circunstancias que
indica el art. 391 N°1 del C. Penal.
En el delito de robo resulta trascendental verificar si fue cometido con fuerza
en las cosas o con violencia o intimidación en las personas.

El Resultado.

En los delitos de resultado externo debe existir este elemento.


Es la modificación en el mundo exterior que se produce a consecuencia de
una acción. ( Es de carácter material)
El resultado en la sistemática finalista es independiente de la acción y se
encuentra respecto de aquella en una relación de causa a efecto.
En la sistemática causalista el resultado era un elemento de la acción lo que
es criticado por el finalismo. Si es una consecuencia de la acción no puede
formar parte de ella y además, puede existir acción sin resultado como sucede
en los tipos de pura acción, en la tentativa y el delito frustrado. Así también
puede existir resultado sin acción. Ej.: caso fortuito.
El resultado sólo interesa cuando es exigencia típica lo que sucede con
los delitos de resultado externo.
El resultado material se refiere al cambio en el mundo exterior.

El resultado jurídico es la lesión o puesta en peligro del bien jurídico


protegido y ello da lugar a una importante clasificación de los delitos que son
los delitos de lesión y los delitos de peligro y estos últimos pueden ser de
peligro abstracto o de peligro concreto

Tipos o delitos de lesión: para su consumación requieren un menoscabo


efectivo del bien jurídico. Ej.: homicidio, lesiones.

Tipos o delitos de peligro. A su vez pueden ser:

De peligro concreto: son aquellos que se consuman sólo si se demuestra


que el bien jurídico estuvo realmente amenazado. Ej.: incendio, art. 475.
De peligro abstracto: no requieren la comprobación de la amenaza
(peligro). Basta la ejecución de una conducta predefinida por el legislador como
intrínsecamente peligrosa. Ej.: conducción en estado de ebriedad.

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La relación de causalidad.

En los delitos de resultado externo, la acción debe ser causa del resultado.
Este nexo es de carácter material y una vez determinado se tendrá que
precisar si ese resultado le puede ser atribuido a ese comportamiento, teoría de
la imputación objetiva.
Para explicar la relación de causalidad la doctrina ha elaborado diversas
teorías entre las cuales se encuentran las siguientes:

1.- Teoría de la equivalencia de las condiciones.


2.- Teoría de la causa adecuada.
3.- Teoría de la causa necesaria.
4.- Teoría de la relevancia típica.
Las tres primeras son de origen causalista y la última es aceptada por el
finalismo

Teoría de la equivalencia de las condiciones.

Los sucesos físicos no ocurren en el mundo como consecuencia de una sola


circunstancia que los provoque. Normalmente ellas son múltiples.
De esa pluralidad de circunstancias hay algunas determinantes para la
producción del resultado.
Estas circunstancias determinantes del resultado son condiciones del mismo
según esta teoría.
Para determinarlo se realiza un procedimiento de supresión mental
hipotético. Si suprimida mentalmente la condición desaparece el resultado,
quiere decir que es causa del mismo.

Postula la equivalencia de todas las condiciones, es decir, condición y causa


son conceptos similares sin que exista prevalencia entre una y otra.

La acción será causa del resultado si suprimida mental e hipotéticamente,


desaparece también el resultado. Así por ej.: si alguien rasguña a un hemofílico
y éste muere a consecuencia de la hemorragia. La acción de rasguñar será
causa del resultado muerte.

Teoría de la relevancia típica.

Esta teoría postula que el nexo causal debe determinarse entre una acción
típica y un resultado típico.

La acción será típica cuando se adecua a un tipo penal tanto objetiva como
subjetivamente.

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El vínculo causal entre la acción típica y el resultado típico se resuelve


mediante un procedimiento mental hipotético.

El nexo causal se dará por establecido cuando suprimida mentalmente la


acción típica desaparece también el resultado típico.

Una vez determinado el nexo causal que es un vínculo de carácter


físico debe determinarse si el resultado le es imputable normativamente al
sujeto activo. Ej.: Si un automóvil impacta a una persona causándole la
muerte. Habrá nexo causal, pero no sabemos si dicho resultado le puede ser
imputado normativamente al sujeto porque a lo mejor no creó, ni aumentó el
riesgo permitido. Puede que el peatón haya cruzado sorpresivamente la calle.

Teoría de la imputación objetiva

Una vez verificado el nexo causal, que es una constatación fáctica, es


necesario determinar cuándo un resultado causado por el comportamiento de
ese sujeto puede objetivamente atribuírsele.

Esto se determinará recurriendo a la teoría de la imputación objetiva.


Consiste en “Un conjunto de principios de naturaleza normativa dirigidos a
establecer cuándo un resultado causado por el comportamiento de un sujeto
puede objetivamente atribuírsele.” Mario Garrido.
Esta teoría tiene como principal exponente a Roxin y se ha desarrollado con
éxito en Alemania y España.

Nace en 1970, pero en la literatura nacional aún no alcanza un gran


desenvolvimiento.

La imputación debe hacerse con criterios objetivos y antes de la constatación


del dolo o de la culpa.

Actualmente se sostiene que un resultado causado por una conducta sólo


es objetivamente imputable cuando dicha conducta ha creado un riesgo
típicamente relevante, el que se ha concretado en un resultado típico que
pretendía evitar el ámbito de protección de la norma.

La imputación objetiva supone:

1.- La ejecución de una conducta que crea un riesgo jurídicamente prohibido


(relevante), y

2.- Que ese riesgo se realice precisamente en el resultado.


Ella nos permitirá determinar en qué casos no existirá tipicidad objetiva a
pesar que si existe causalidad física.

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Su estudio se divide en dos aspectos:

I.- La imputación objetiva de la conducta.

II.- La imputación objetiva del resultado

Imputación objetiva de la conducta

La conducta que ha causado un resultado típico puede ser objetivamente


imputada a su autor si ex ante era objetivamente adecuada para crear un
riesgo típicamente relevante (prohibido)

De ahí que se excluye la imputación objetiva en los siguientes casos:

1.- Disminución del riesgo.

De acuerdo a este principio no deben ser imputados al autor los resultados


típicos causados por su conducta, cuando ésta se ha ejecutado para impedir
otro más grave.

Ej.: Juan se percata que Pedro está sufriendo un síncope y decide


practicarle masaje cardíaco para evitar su muerte. Al ejecutar esa conducta le
fractura las costillas. Pedro no murió, pero se le ocasionó una fractura, es
decir, resultó lesionado.

Como se puede constatar existe nexo causal entre el actuar de Juan y las
lesiones (fracturas de Pedro), pero no se le puede imputar objetivamente,
porque la acción de Juan representó una disminución del riesgo para el bien
jurídico protegido “Vida”.

2.- Creación de un riesgo permitido

Son situaciones que importan la creación de un riesgo insignificante o de


necesaria utilidad social (socialmente tolerado)

El legislador puede permitir la ejecución de conductas peligrosas útiles o


necesarias socialmente en la medida que quienes la ejecuten, lo hagan
adoptando los cuidados o resguardos necesarios para controlar el riesgo de
que son portadoras. Si a pesar del resguardo del cuidado debido se produce el
resultado indeseado, dicho resultado no le será imputable y la conducta será
atípica porque el riesgo de que era portadora no excedió el legalmente
permitido (son riesgos generales de la vida social) transportes aéreo, marítimo,
deportes de alto riesgo etc.

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Imputación objetiva del resultado


La imputación objetiva de la conducta implica que ella haya dado origen a la
creación de un riesgo típicamente relevante; a lo que ahora es preciso
agregar, que el resultado producido sea la concreción del peligro típico
de la conducta ejecutada.

No procede la imputación objetiva del resultado aun cuando fue causado por
una acción portadora de un peligro típicamente relevante.

1.- Si dicho resultado no ha sido la concreción de aquel peligro, sino de otro


factor interviniente.

Ejemplo A, con intención de matar a B, sólo le ocasiona lesiones mortales.


Posteriormente, B es conducido en una ambulancia a un centro asistencial y,
en el trayecto, el vehículo choca y, a consecuencias del impacto, B, fallece.

2.- Cuando el resultado está fuera del ámbito de protección de la


norma.
Según este principio se puede negar la imputación objetiva del resultado,
aun cuando la conducta peligrosa del sujeto hubiese incrementado el riesgo de
producción de dicho resultado, si éste no era de los que la norma pretendía
evitar.

La norma prohibitiva que subyace en un tipo penal posee un determinado


radio de acción e interés, razón por la cual., sólo tiene como fin evitar la
concreción de ciertos y determinados resultados (típicos) y no cualquiera que
se produzca por diverso origen.

Ejemplo:
Un sujeto atropella imprudentemente a un peatón y le causa la muerte. Al
conocer la trágica noticia la madre de la víctima sufre un ataque cardíaco y
fallece. ¿Debe responder por la muerte de la madre del peatón atropellado?

No formaría parte del ámbito de protección de la norma, que tiene por objeto
la protección de la vida y la salud, el proteger a otra persona distinta de la
víctima.

Tipo subjetivo del tipo doloso.

En la mayoría de los tipos dolosos la faz subjetiva se agota en el dolo.

Excepcionalmente existen tipos portadores de elementos subjetivos que,


además del dolo, requieren de otras exigencias, también de naturaleza
subjetiva (motivaciones o tendencias), que no tienen correlato en la parte
objetiva.

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El Dolo.

Concepto.

Toda la doctrina elabora el concepto de dolo resaltando los dos elementos


que lo configuran (intelectual y volitivo).

Jescheck, dice que dolo, es conocer y querer los elementos objetivos


pertenecientes al tipo legal.”

Welzel, sostiene que dolo “es saber y querer la realización del tipo.”

Por nuestra parte, decimos que dolo:

Es el conocimiento actual y real del hecho que se realiza, que resulta


integrar la parte objetiva del tipo penal, acompañado de la voluntad de
realizarlo.

Este es un concepto que corresponde a la sistemática finalista, es decir, de un


dolo avalorado, porque sólo comprende en su elemento intelectual el
conocimiento del hecho, más no el conocimiento de la ilicitud del mismo.

Es el concepto que tenemos que aceptar en este desarrollo siguiendo la


sistemática finalista.

Si tuviéramos que indicar un concepto de dolo válido para el causalismo,


tendríamos que decir que “Es el conocimiento actual y real tanto del hecho que
se realiza que resulta integrar la parte objetiva del tipo penal, como de su
ilicitud, acompañado de la voluntad de realizarlo.”

Siendo causalista se estudiaría en la culpabilidad.

Los conceptos de dolo, incluyendo el conocimiento y voluntad, es el que


tradicionalmente se ha proporcionado, pero es importante tener presente
que existe una corriente doctrinaria que sostiene que para que exista
dolo, basta el conocimiento (partidarios de la teoría del conocimiento o
representación)

Según esta doctrina para afirmar que el sujeto ha obrado dolosamente basta
con acreditar que el individuo ha actuado
Representándose la concurrencia en su conducta de los elementos objetivos
exigidos por el tipo.

En los delitos de resultado, esta exigencia se da por configurada cuando


el sujeto haya obrado con conocimiento del riesgo concreto de producción del
resultado.
En los delitos de mera actividad es suficiente, para dar por establecido el
dolo, que el sujeto sepa que en su comportamiento concurren los elementos

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que integran el tipo objetivo.


Este planteamiento extiende la aplicación del dolo y además es importante
en materia de prueba.

En la doctrina nacional, tanto en la cátedra como en su literatura, se sigue la


corriente tradicional exigiendo para la configuración del dolo el conocimiento y
voluntad.

Noción civil y penal de dolo

La definición de dolo del art. 44 del C. Civil no es aplicable en materia penal.


1.- El derecho penal no sólo protege a la persona o propiedad sino que
muchos otros bienes jurídicos.

2. La expresión “Intención positiva” sólo explica el dolo directo.

3.- En el derecho penal existen delitos que no producen resultados dañosos


como sucede con los delitos de peligro.

4.- En materia penal las indeterminaciones son inaceptables.

Estructura del dolo.

El dolo en materia penal tiene dos grandes elementos: (Se sigue la doctrina
tradicional)

1.- Elemento intelectual o cognoscitivo


2.- Elemento volitivo.

En la sistemática finalista el dolo es valorativamente neutral, lo que significa


que su elemento intelectual sólo está constituido por el conocimiento de los
hechos que integran el tipo objetivo.

La conciencia de la antijuricidad es extraída del dolo y ubicada en la


culpabilidad como posibilidad real de conocer el injusto del actuar.
Ya sabemos que para el causalismo el dolo es valorado, es decir, en su
elemento intelectual se encuentra tanto el conocimiento del hecho que se
realiza, como el conocimiento de la ilicitud o antijuricidad de ese hecho.

Elemento intelectual del dolo.

Siendo un dolo neutral, en la sistemática finalista, el elemento intelectual


está constituido por el conocimiento del hecho que se realiza, es decir, del tipo
objetivo.

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En los delitos de acción se debe conocer la acción y sus modalidades


típicas. En los delitos de resultado externo, además, el conocimiento se debe
extender al resultado y al nexo causal.

El conocimiento debe ser actual, es decir, debe existir al momento de


ejecutar el hecho típico y además debe ser real, lo que significa que debe
existir efectivamente.
Si el sujeto carecía del elemento intelectual, significa que incurrió en un error
de tipo.

No se requiere que el sujeto conozca todos los elementos del hecho típico
en forma precisa y detallada.

Así respecto de la relación de causalidad es suficiente con que el sujeto


conozca lo esencial del nexo causal.

En cuanto a los elementos normativos jurídicos no se le podría exigir


tener un conocimiento con la precisión de un jurista. Basta que el sujeto
conozca el elemento normativo jurídico de acuerdo con una valoración paralela
en la esfera del profano.

Sustento dogmático del elemento intelectual

No existe una disposición expresa que indique que para que exista dolo
debe concurrir el elemento intelectual, pero se puede inferir su exigencia con
una interpretación a fortiori del art. 64 del Código Penal.

Ausencia del elemento intelectual del dolo

Si el sujeto no tenía conocimiento de los hechos que integran el tipo


objetivo o bien su conocimiento era equivocado INCURRE EN UN ERROR DE
TIPO.

EL ERROR EN MATERIA PENAL.

Primitivamente se distinguía entre error de hecho y de derecho.


El error de hecho recaía sobre los elementos fácticos del delito y podía
excusar de responsabilidad penal.

El error de derecho, recaía sobre el conocimiento de la ley y no


excusaba, pues lo impedían los art. 8, 706 y 1452 del C. Civil.

Los criterios civilistas fueron abandonados y actualmente en materia


penal se distingue entre:
Error de tipo y error de prohibición.

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Error de tipo.

Concepto:
Es la ignorancia o conocimiento equivocado de los elementos objetivos del
tipo penal, sean de naturaleza descriptiva o normativa.

Efectos:
Se debe distinguir entre evitable e inevitable.

El error de tipo inevitable o invencible, tiene lugar cuando el sujeto aun


empleando la debida diligencia no habría podido salir del error en que se
encontraba. En tal caso excluye tanto el dolo como la culpa.

Error tipo evitable o vencible, cuando empleando la debida diligencia


habría podido salir del error. Excluye el dolo y deja subsistente la culpa.

En los casos en que el error de tipo incida en alguna modalidad de la


acción cuya ausencia determina que la conducta sea punible a otro título, lo
que se excluye es el dolo y/o la culpa del respectivo tipo penal, pero en tal
situación la conducta será punible por delito que resulte aplicable al caso
concreto. Ej.: Art. 440, el sujeto no sabía que se trataba de un lugar
habitado, destinado a la habitación o en sus dependencias, sino que creía
que era un lugar no habitado, se le sancionará por el Art. 442.

Algunas situaciones especiales en relación al error de tipo.

En relación con el curso causal, siendo una categoría típica, también se


pueden presentar casos de error de tipo y ello puede ocurrir cuando se
produzcan desviaciones del curso causal que son relevantes, es decir, que
se aparten substancialmente de lo que se representó el sujeto. Ej.: Juan
dispara a los pies de Pedro el proyectil rebota en los zapatos de seguridad y
sale hacia el costado, impactando a Carlos, dándole muerte.

Si la desviación es irrelevante como sería el caso de una persona que lanza


a otro al río para que muera ahogada y éste fallece por el golpe en el cráneo
que se da en una roca. No existiría un error de tipo.
En esta materia, la doctrina analiza dos aspectos: La aberratio ictus y el error
en la persona.

La aberratio ictus o error en el golpe.

Tiene lugar cuando el sujeto dirige su acción hacia un objeto del resultado,
pero a causa de una desviación del curso causal es lesionado otro
equivalente, de una manera similar. Ej.: Juan dispara contra Pedro, pero su
mala puntería o un movimiento de éste hace que el proyectil mate a Carlos
que estaba próximo.
En cuanto a su punibilidad, existe discusión en la doctrina.

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Algunos sostienen que debe sancionarse por el resultado doloso, porque la ley
protege en general la vida humana.

Otros autores sostienen que debe sancionarse como un concurso ideal entre
la tentativa o frustración dolosa respecto de la lesión querida y a título culposo
respecto de la lesión producida.
Si la muerte de Carlos no era previsible, sólo se sancionará por la tentativa o
frustración de homicidio de Pedro.

El error en la persona

Tiene lugar cuando un sujeto queriendo matar a una persona determinada,


mata a otro porque lo ha confundido.

Aquí el sujeto ejecuta una acción que se orienta exclusivamente a la lesión


de un bien jurídico. En cambio, en la aberratio ictus la acción junto con
orientarse a la lesión de un bien jurídico ha creado además un peligro para
otro, al no prever la posibilidad de una desviación del curso causal, que era
imaginable.

Reconocimiento de la aberratio ictus y el error en la persona en el C.Penal

La doctrina nacional mayoritariamente sostiene que ambas situaciones se


encuentran reguladas en el art. 1° inc. 3° del C. Penal
El prof. Cury, sostiene que esta disposición sólo es aplicable al error en la
persona y que los casos de aberratio ictus deben resolverse de acuerdo a las
reglas generales. (Si se dan o no los requisitos del elemento intelectual del
dolo)

Elemento volitivo del dolo.

Está constituido por querer la realización del tipo objetivo.

El querer está integrado por el contenido de la voluntad que a su vez está


comprendido por lo siguiente:

1.- Aquello que el sujeto persigue como objetivo de su actuar (dolo directo).

2.- Aquello que es medio necesario para la obtención de ese objetivo (dolo
de consecuencias seguras o necesarias).

3.- Aquellas consecuencias posibles de la acción que el sujeto acepta para el


evento que se realicen (dolo eventual).

Como se puede advertir el dolo en materia penal no es sinónimo de


intención.
La intención dejaría excluido el dolo eventual.

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Lo anterior es una de las razones por las cuales, en materia penal no tiene
aplicación la definición de dolo contemplada en el artículo 44 del Código Civil.

Clasificación del dolo.

A partir del elemento volitivo emana la principal clasificación.

1.- Dolo directo.


Es aquel en que el objetivo perseguido por el sujeto activo es precisamente
la realización del tipo penal.

2.- Dolo de consecuencias seguras.


Tiene lugar cuando el sujeto se representa el hecho típico como una
consecuencia necesaria de su obrar y a pesar de ello obra.

3.- Dolo eventual.


El sujeto se representa la realización del hecho típico como una
consecuencia posible de su actuar, aceptando su realización para el evento
que ocurra.

Teorías acerca del dolo eventual

Se plantea el problema de determinar cuándo puede estimarse que el sujeto


acepta en su voluntad la realización del hecho típico.

1.- Teoría de la representación.


Sus partidarios sostienen que si el sujeto se representó el resultado típico
como probable y tal representación lo deja indiferente, actuando de todas
maneras, no pudo sino aceptarlo en su voluntad. En consecuencia obra con
dolo eventual.

Aquí la probabilidad significa un alto grado de posibilidad.


Si el sujeto se representa el resultado típico como probable y confía en que
la lesión no se producirá, estará en culpa consciente o con representación.

2.- Teoría de la voluntad o del consentimiento.


Se entiende que hay dolo eventual cuando ante la posibilidad de que el
resultado sobrevenga con la ejecución de la acción el sujeto consiente en él.

Gráficamente se entiende que el sujeto ha consentido, si ante la certidumbre


de que el resultado injusto se iba a producir se habría abstenido de actuar
entonces no hay dolo. Por el contrario, si de todas maneras habría actuado,
significa que consintió en el resultado y habría dolo eventual.

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Las diversas clases de dolo en el C. Penal

El C. Penal, no hace distinción entre las diversas clases de dolo, más aún el
art. 2° habla de dolo o malicia.
La duda lo presenta el dolo eventual, pero mayoritariamente se sostiene que
es admitida y así lo han reiterado los Tribunales de Justicia.
En todo caso existen tipos penales que sólo pueden cometerse con dolo
directo. Ello ocurre cuando usa las expresiones, maliciosamente; con
conocimiento de causa, entre otras.

También en algunos casos la estructura típica sólo es concebible con dolo


directo. Ej.: homicidio calificado por alevosía.

Elementos subjetivos del tipo.

Existen tipos penales que no agotan su aspecto subjetivo con el dolo, sino
que requieren para su total configuración de otros elementos, también de
naturaleza subjetiva, que no encuentran correlato en el plano objetivo.
Estos elementos, distintos del dolo, están constituidos por motivaciones o
tendencias. Ej.: el ánimo de lucro en el delito de hurto y robo.

Fundamentos de los elementos subjetivos del tipo

1.- A veces su origen se encuentra en la necesidad de caracterizar


adecuadamente conductas cuya identidad objetiva con otras (que son
jurídicamente irrelevantes) exigen una especificación de los motivos y
tendencias en que se funda su ilicitud Ej.: ánimo de apropiación, en el hurto.

2.- En otras ocasiones son la consecuencia de una anticipación punitiva.

Clasificación.

Tomando en cuenta los fundamentos de los elementos subjetivos se pueden


distinguir dos clases de tipos:

1.- Tipos de tendencia.


Aquellos que obedecen a una necesidad de especificar la conducta. Ej.:
ánimo de apropiación en el hurto.
2.- Tipos de resultado cortado.
Los que tienen su origen en una anticipación punitiva. Ej.: ánimo de lucro en
el hurto.

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LOS DELITOS CULPOSOS

Los delitos culposos son castigados excepcionalmente.

El legislador autoriza la realización de actividades que conllevan riesgos porque


a pesar de ello son necesarias para la colectividad, pero en su ejecución exige
que se actúe con el debido cuidado y diligencia..

Concepto.

Es la infracción al deber objetivo de cuidado.

Para recibir castigo la conducta culposa debe estar expresamente descrita en


la ley.

La esencia de la conducta culposa es la falta del cuidado jurídicamente


esperado en el comportamiento del sujeto.

Estructura de los delitos culposos de acción.

En los tipos culposos al igual que en los dolosos existe una parte objetiva y otra
subjetiva.

Tipo objetivo

1.- Infracción al deber objetivo de cuidado


2.- Un resultado típico
3.- Relación de causalidad entre la conducta infractora del deber objetivo
de cuidado y el resultado típico
4.- Imputación objetiva.

Tipo Subjetivo
Se parte de la base que el sujeto no busca ni acepta la realización del
hecho típico.
Por ello se dice que aquí el sujeto tiene conocimiento y voluntad de
realizar la conducta en cuanto tal, pero sin representarse la realización del tipo
o representándoselo no acepta su realización.

DESARROLLO DE LOS ELEMENTOS DEL TIPO EN LOS DELITOS


CULPOSOS DE ACCIÓN

(Parte objetiva)

I.- INFRACCIÓN AL DEBER OBJETIVO

La acción integrante de un tipo culposo también es una acción final, pero el


sujeto que la ejecuta no persigue con ella un resultado típico, sino que realizar

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actividades normales de la vida diaria. Así por Ej.: el sujeto que conduce su
vehículo para ir a su trabajo. Ese objetivo es penalmente irrelevante, pero si
con esa conducción ocasiona un hecho típico no obstante que el sujeto podía y
debía evitarlo, habrá actuado culposamente.
El tipo culposo cumple la tarea de precisar las condiciones bajo las cuales se
considera que en la ejecución de la acción, se ha omitido colocar el deber de
cuidado que el hombre medio es capaz, a causa de lo cual debe considerársele
injusta.

Esta tarea es difícil porque a diferencia del tipo doloso en que se describe un
hecho aislado, en el tipo culposo se trata de situaciones cambiantes y de gran
variedad.

Para estructurar el tipo culposo el legislador enfrenta dos


posibilidades:

1.- Indicar en cada tipo penal una descripción pormenorizada de todos


aquellos casos en los cuales se entendería que el sujeto ha actuado con culpa.

No obstante, el legislador no va a poder prever todos los comportamientos


culposos, y usar una forma excesivamente amplia sería contraria al principio
de reserva o legalidad.
2.- Introducir en la descripción general un elemento normativo amplio
que oriente el criterio del juez en la resolución de los casos concretos. Ej.: se
emplean las expresiones “negligencia”, “ignorancia inexcusable,
imprudencia, impericia.” Esta es la que recoge nuestra legislación

El problema, consistirá en determinar cuándo se habrá actuado con


negligencia, imprudencia, etc.

En definitiva será el tribunal el que en cada caso concreto,


considerando las circunstancias existentes, determinará si el sujeto ha obrado
o no con culpa. Para que el juzgador pueda llevar a cabo ese cometido, la
doctrina y jurisprudencia han elaborado ciertos principios o criterios destinados
a dar contenido a los tipos culposos.

CRITERIOS QUE PERMITEN PRECISAR EL CONTENIDO DE LOS TIPOS


CULPOSOS.

EL HOMBRE MEDIO EMPÍRICO.

LOS CRITERIOS AUXILIARES.

1.- La atención exigida


2.- El cuidado exigido.

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El hombre medio empírico.

Aquí se trata de apreciar si el hombre medio empírico habría sido capaz de


dirigir la acción de manera de evitar la realización del hecho típico.
La doctrina está de acuerdo que en esta materia es aplicable el art. 44 del C.
Civil.

El sujeto debe aplicar la medida de cuidado y diligencia que los hombres


emplean ordinariamente en sus negocios propios.

En consecuencia el sujeto obra con culpa si no imprimió a su acción la


dirección final que es capaz de emplear en la mayoría de los casos el hombre
común.
El análisis debe ser objetivo y ex-ante.

Los criterios auxiliares.

Cuando el sujeto no imprimió a su acción la medida de cuidado y diligencia


de que es capaz el hombre común, puede deberse a una falta de atención
exigida o a una falta de cuidado exigido.

I.- Falta de atención exigida.


Aquí se encuentra el sujeto que no prevé lo que era posible prever en un
hombre medio empírico.

Para determinar qué es lo previsible para un hombre medio empírico se


recurre a ciertos criterios generales como son la lex-artis y el principio de la
confianza.-

Criterio de la lex artis.

La lex artis, es el conjunto de principios y normas técnicas cuyo dominio es


exigido a quienes desempeñan una determinada actividad.
De acuerdo a este criterio es previsible aquello que pertenece a la lex artis
de la profesión del sujeto.
Dentro de ello también debe tenerse en cuenta el padrón del hombre medio.

Principio de la confianza.

Significa que quienes realizan una acción pueden contar- dentro de


límites razonables- con que los demás observarán una conducta correcta. Ej.:
el conductor que señaliza, oportunamente, para virar hacia su derecha puede
esperar que ningún ciclista intentará sobrepasarlo por ese lado.

Este principio tiene algunos límites. Así el sujeto que actúa


correctamente no puede esperar una conducta satisfactoria a los que sabe

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incapaces para comportarse de esa forma. Ej.: niños que juegan en la vía
pública.

En tales casos es previsible que estas personas no actuaran


correctamente.

Para que opere este límite el sujeto debe tener conocimiento de la


incapacidad sea porque le conste efectivamente o porque ella aparezca
de manifiesto.

II.- Falta de cuidado exigido.


La regla aquí es que la magnitud del riesgo permitido es directamente
proporcional a la necesidad social del acto, deducida de su naturaleza y la del
caso concreto en que se la ejecuta.

Ej.: un cirujano oncólogo puede intervenir quirúrgicamente a un paciente


para extirparle un tumor maligno aún a costa de riesgos considerables, en
cambio no podría hacerlo el cirujano estético en una intervención quirúrgica
realizada sólo para mejorar la apariencia de una persona.
Si se excede del riesgo permitido obra con culpa.
La capacidad de mantenerse atento y presto a intervenir será mayor mientras
más alto es el riesgo y mayores sean las probabilidades de que se realice.

II.- EL RESULTADO TÍPICO

La regla general es que los cuasidelitos o delitos culposos requieren


además de una conducta culposa la producción de un resultado típico.
Excepcionalmente existen tipos culposos de mera actividad. Así
podemos citar como ej.: de tipos culposos de mera actividad los art. 494 Nº10 y
224 Nº 1 del C. Penal

III.RESPECTO DEL NEXO CAUSAL Y LA IMPUTACIÓN OBJETIVA


ES VÁLIDO LO QUE SE ESTUDIÓ EN LOS DELITOS DOLOSOS.

Clasificación de la culpa.

Atendiendo a si el sujeto se representó o no el resultado típico, la culpa se


clasifica en:

Culpa consciente o con representación.

Culpa inconsciente o sin representación.

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Culpa consciente o con representación.

En ella el sujeto se representa el resultado típico como posible, pero cree


ligeramente que no se va a producir sea por el azar, pericia etc., y por ello
actúa.
Esta clase de culpa deslinda con el dolo eventual.

La gran diferencia radica que en el dolo eventual el sujeto acepta la


producción del hecho típico para el evento que ocurra, en cambio en la culpa
consciente el sujeto jamás lo acepta porque confía en que no se producirá.

Culpa inconsciente o sin representación.

Aquí el sujeto ni siquiera se imagina que puede producirse el resultado


típico, es decir, no se lo representa no obstante ser previsible.
Desde un punto de vista doctrinario, ésta es la más grave.

Formas de culpa.

En esta materia se pueden distinguir las siguientes:


1.- Negligencia.
2.- Imprudencia.
3.- Impericia.
4.- Inobservancia de reglamentos.

1.-Negligencia.

Se caracteriza por una falta de actividad. El resultado pudo haberse evitado


si se hubiera desplegado una mayor actividad.
El C. Penal alude a ella con las expresiones negligencia, negligencia
culpable, negligencia inexcusable. Ej.: art 224, 225 C. Penal

2.-Imprudencia.

Aquí existe una excesiva actividad y el resultado pudo haberse evitado si se


hubiera desplegado menos.
El C. Penal alude a ella con las expresiones imprudencia, mera imprudencia,
imprudencia temeraria.
Ej.: art.329, 333

3.- Impericia.

Esta forma de culpa se presenta generalmente en el ejercicio de actividades


que requieren conocimientos especiales y consiste en la falta de aptitud para
desempeñar una determinada función o actividad.

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El C. Penal no se refiere a ella de manera directa, pero la doctrina indica que


queda comprendida en las expresiones ignorancia inexcusable o culpable en el
desempeño de una función especial. Ej.: art. 224 y 225.

4.- Inobservancia de reglamentos.

El sujeto actúa infringiendo los reglamentos que se dictan para evitar riesgos
y al no respetarlos ocasiona un resultado ilícito.
El art. 492, la menciona junto a la imprudencia o negligencia y el art. 329 se
refiere a ella de manera independiente como constitutiva en sí misma de una
forma de culpa.

Punibilidad de la culpa en el Código Penal.

Los delitos culposos o cuasidelitos se sancionan excepcionalmente.


La regla general es que no sean punibles.

El art. 10 N°13 del C. Penal declara exento de responsabilidad criminal al


que incurre en un cuasidelito, salvo los casos en que la ley los sanciona. Esto
también se desprende de lo prescrito en los artículos 4 y 493.

En los casos excepcionales en que el legislador decide sancionarlos lo


indica expresamente adoptando algunos de los siguientes criterios:

1.- Ubicarlo junto al delito doloso. Ej.: art. 224 y 225, art.233 y 234 C. Penal.
2.- Disposiciones específicas que sólo existen en forma culposa. Ej.: 329,
333
3.- Título X Libro II “De los cuasidelitos” art. 490, 491 y 492

Formas excepcionales de los tipos.

Se citan como tales:


Delitos calificados por el resultado.
Delitos preterintencionales.
Condiciones objetivas de punibilidad.

Delitos calificados por el resultado.

Son aquellos en que la pena indicada por la comisión dolosa de una conducta
se exaspera, si a causa de ella se producen resultados más graves, aunque no
hayan sido previstos, ni queridos por el agente e incluso cuando ni siquiera
fueron previsibles.
Se le indica como una vulneración al principio de culpabilidad.

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Delitos preterintencionales.

Tiene lugar cuando con ocasión de ejecutar dolosamente una acción típica,
causa culposamente un resultado típico más grave.

No está regulado expresamente en el C. Penal.

En la práctica se sancionan aplicando el art. 75 del C. Penal. Se aplica la


pena mayor asignada al delito más grave.

Requisitos del delito preterintencional

1.- Una acción típica dolosa.

2.- Un primer resultado típico doloso

3.- Un segundo resultado más grave que el primero.

4.- Culpa respecto de este segundo resultado.

5.- Relación de causalidad entre la acción típica y los dos resultados típicos.

6.- Los dos resultados típicos deben constituir lesión de un mismo bien
jurídico o de bienes jurídicos de la misma naturaleza.

Condiciones objetivas de punibilidad.

Son ciertas circunstancias ajenas al tipo, que no dependen de la


voluntad del sujeto activo a cuya concurrencia la ley subordina la imposición de
la pena. Ej.: la muerte en el delito de auxilio al suicidio, art. 393 del C. Penal.

Ausencia de tipicidad.

Hay que distinguir los casos de atipicidad objetiva y subjetiva.

Atipicidad objetiva.

Aquí se encuentran la inmensa mayoría de las acciones que se ejecutan


cotidianamente. Son hechos materialmente atípicos.

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Atipicidad subjetiva.

1.- El error de tipo inevitable.

2.- El caso fortuito, art. 10 N°8 C. Penal

3.- Los cuasidelitos salvo los casos en que la ley los sanciona, art. 10 N°13
C. Penal

4.- La ausencia del respectivo elemento subjetivo cuando se exige además


del dolo para la tipicidad subjetiva.

LA ANTIJURICIDAD.

Indiciariamente la antijuricidad es lo contrario al ordenamiento jurídico


considerado en su conjunto.

Más precisamente la antijuricidad “es aquel disvalor de que es portador un


hecho típico que contradice las normas de deber contenidas contenidas en el
ordenamiento jurídico.” (Cury)

Cuando el legislador otorga su protección a un determinado bien jurídico, lo


declara jurídicamente valioso, con ello está indicando que las conductas que
atenten contra ese bien jurídico son contrarias al valor jurídicamente
reconocido, es decir, disvalora aquellas conductas.

La valoración que hace el legislador es general y abstracta. El mandato está


dirigido a todos los súbditos, cualquiera sea el caso particular en que se
encuentre.

La norma de valoración determina lo que debe ser, prescindiendo de lo que


puede ser, por ello se sostiene que la antijuricidad es un juicio objetivo en
cuanto es general y abstracta.

Para el finalismo, la antijuricidad es disvalor objetivo de una conducta final


típica.
Para el causalismo, la antijuricidad además de ser un juicio objetivo, recaerá
también sobre una acción típica objetiva.

Tipicidad y antijuricidad

Son dos elementos distintos, pero la tipicidad es ratio cognoscendi de la


antijuricidad.

La tipicidad es antinormativa, porque el acto típico se contrapone a la

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prohibición.

La antijuricidad es contrario a derecho.

La tipicidad es contradicción de la conducta con la norma penal genérica.


Esto porque cuando el legislador tipifica una conducta, está implícitamente
consagrando una prohibición, sin distinción.

Por ej.: en el homicidio, art. 391 la prohibición de matar una persona es una
norma general. De manera que quién mata a otro, comete una conducta típica
que se contrapone a la prohibición de matar a otro, pero ello no significa que
sea delito, porque puede haberlo realizado en defensa propia y en tal caso será
ajustada a derecho, luego a pesar de una conducta típica ella no es antijurídica,
sino que lícita .

Antijuricidad formal y antijuricidad material.

La formal es contrariedad con la ley, pues está constituida por la


contradicción de la conducta típica con el derecho positivo. Existe un
comportamiento típico, sin estar justificado.

La material es la lesividad social de la conducta, por ello el comportamiento


es ilícita cuando lesiona o pone en peligro un bien jurídico penalmente
protegido, o sea, cuando es socialmente dañosa.
Un comportamiento será plenamente antijurídico, cuando existe una
conducta típica y no existe una causal de justificación (formalmente
antijurídica) y además lesiona o pone en peligro un bien protegido penalmente.
(materialmente antijurídica.)

Antijuricidad e injusto.

No son expresiones sinónimas.

La antijurícidad es la característica de un hecho de ser contrario al


ordenamiento jurídico considerado en su conjunto.

El injusto es el evento antijurídico, es decir, es el comportamiento ya


valorado como antijurídico, algo sustantivo.

Ausencia de antijuricidad.

La tipicidad es indiciaria de antijuricidad lo que significa que cuando una


conducta es típica probablemente es también antijurídica, a menos que exista
una causal de justificación.

Si concurre una causal de justificación la conducta típica es lícita desde su


origen y por lo mismo no surgirá responsabilidad de ninguna naturaleza.

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CAUSALES DE JUSTIFICACIÓN.

Concepto:

“Son situaciones reconocidas por el derecho, en los que la ejecución de un


hecho típico se encuentra permitida o incluso exigida y es por consiguiente
lícita” (Cury).

Estructura

Para la sistemática finalista las causales de justificación tienen un aspecto


objetivo y otro subjetivo.

La exigencia del elemento subjetivo en las causales de justificación emana


de diversos argumentos:

--- Del concepto de acción.

--- De las propias disposiciones que las reglamentan, como las expresiones
“ el que obra en” en el art. 10 N°4, 5 y 6 del C. Penal “ el que para” en el art.
10 N°7, “ el que obra en” art. 10 Nº10 , “el que obra para” art. 10 Nº11.

Para el causalismo las causales de justificación no tienen elementos


subjetivos, salvo situaciones muy excepcionales señaladas por el legislador
como sucede con la legítima defensa de extraños, regulada en el art. 10 N° 6
inc. primero del C. Penal.

La diferencia entre una y otra postura tiene importantes consecuencias


prácticas.

Efectos de las causales de justificación

1.- Se excluye la antijuricidad. La conducta típica será lícita, en consecuencia


no existirá responsabilidad penal, civil, ni administrativa, aun cuando respecto
de la reparación civil del daño causado se admite excepcionalmente en algunos
casos de estado de necesidad.

2.-La acción justificada ampara a todos los copartícipes.

3.- No se puede invocar legítima defensa frente a quien obra justificado,


porque su agresión no es ilegítima

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Clasificación de las causales de justificación.

1.-Causales que se fundan en ausencia de interés

a) Consentimiento del interesado.


b) Consentimiento presunto.

2.-Causales que se fundan en el principio del interés preponderante.

En este aspecto se debe distinguir:

a) Las que tienden a la preservación de un derecho (Legítima defensa y


Estado de necesidad).

b) Aquellas que tienden a la actuación del derecho (Cumplimiento de un


deber, ejercicio legítimo de un derecho, autoridad oficio o cargo y la omisión
por causa legítima).

Consentimiento del interesado.

Obra conforme a derecho, quien ejecuta una conducta típica con el


consentimiento expreso o tácito del titular del interés protegido por la norma, en
los casos en que dicho interés es susceptible de disposición.
Esta causal de justificación no se encuentra expresamente regulada en el C.
Penal.
A veces el consentimiento opera como causal de atipicidad y ello sucede
cuando lo exige como requisito el respectivo tipo. Ej.: art. 432

Requisitos para que opere el consentimiento del interesado.

1.- Que el bien jurídico sea disponible para su titular.


La doctrina señala que ello ocurrirá cuando su conservación sólo interesa a
su titular.
En consecuencia sólo procede en los delitos en que el único titular del bien
es la persona que otorga el acuerdo y que puede disponer de él. Ej.: delito
de daño simple.

Queda descartado en los delitos relativos a bienes jurídicos sin titular


determinado. Ej.: delitos contra la seguridad del Estado.

Actualmente bienes jurídicos como la vida y la integridad corporal, están


siendo objeto de replanteamientos en cuanto a su disponibilidad.
El problema se ha presentado por los trasplantes de órganos, cirugías
estéticas, etc. En todo caso la opinión dominante es la no procedencia en esta
clase de delitos.

2.-Siendo disponible el bien jurídico, desde el punto de vista de quien lo

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otorga, debe cumplirse con las siguientes exigencias:

a) Debe ser serio y corresponder a la verdadera voluntad del que consiente.

b) Debe prestarse libremente, exento de fuerza, error o dolo.

c) La persona que lo otorga debe tener capacidad para ello. Aquí lo


importante es que tenga la madurez necesaria para comprender la
naturaleza, el sentido y consecuencias del acto de disposición. Ej.: la
libertad sexual es a contar de los 14 años.

d) Debe prestarlo el titular o los titulares del bien jurídico protegido.

e) Debe otorgarse antes de la consumación de la actividad lesiva del bien


jurídico.

f) Puede darse en forma expresa o tácita. En éste último caso debe


deducirse de antecedentes inequívocos.

3.- El autor de la conducta típica debe obrar con conciencia de que está
haciendo uso de una norma permisiva, por ello debe tener conocimiento
de la autorización del titular

Consentimiento presunto.

“Es aquel en que el titular del interés no puede otorgar expresa o tácitamente
por encontrarse impedido para ello, pero que atendidas las circunstancias,
cabe presumir que habría dado de estar en situación de hacerlo” (Cury).

A través de esta institución se ha pretendido solucionar algunos problemas


prácticos, como por ej.: intervenciones quirúrgicas en que el paciente está
inconsciente. No tiene aplicación práctica por la existencia del art. 10 N°10.

La ley 20584 publicada en el Diario Oficial del 24 de abril de 2012, (Derechos


y deberes del paciente) regula situaciones en las cuales puede aplicarse
tratamientos médicos cuando el paciente no está en condiciones de poder
prestarlo y no es posible obtener el consentimiento de su representante legal
sea porque no existe o no es habido.

Legítima defensa.

Concepto.

Es la reacción necesaria para impedir o repeler una agresión ilegítima, actual


y no provocada por el defensor, contra la persona o los derechos propios o
ajenos.

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Bienes jurídicos defendibles.

Primitivamente la legítima defensa estaba referida a la vida y la integridad


corporal.
Actualmente se sostiene que son defendibles todos los bienes jurídicos
individuales.

No son defendibles los derechos colectivos, como por ej.: el orden público,
la fe pública, seguridad del Estado etc.

El legislador emplea una frase amplia “persona o derechos” y esto se


entiende en el sentido que los derechos deben estar vinculados a la persona,
por eso se trata de derechos individuales.

Está claro que se pueden defender los derechos de las personas naturales,
el punto es discutido si se puede defender derechos de una persona jurídica

Bienes que puede afectar.

La regla aquí es que la reacción defensiva puede- en principio- afectar


cualquier bien jurídico del agresor, siempre que se cumpla con los requisitos
establecidos por la ley.

Evidentemente, que existen algunos casos en los cuales la afectación de


determinados bienes jurídicos es difícil siquiera imaginar dentro de la legítima
defensa. Ej.: afectar la libertad sexual de una persona, para impedir o repeler
una agresión ilegítima.

Fundamento de la legítima defensa

Se sostiene que tiene una doble fundamentación.

1.- La protección de bienes jurídicos individuales.


Es una prevención para que no se realicen acciones contrarias a derechos,
expresadas con carácter general.

2.- La confirmación del derecho o la defensa del ordenamiento jurídico.

Clasificación de la legítima defensa.

1.- Legítima defensa propia. Art. 10 N°4


2.- Legítima defensa de parientes. Art. 10 N°5.
3.- Legítima defensa de extraños. Art. 10 N°6
4.- Legítima defensa presunta o privilegiada. Art. 10 N°6, inc final

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Legítima defensa propia.

Se encuentra reglamentada en el art. 10 N°4 del C. Penal y se requiere la


concurrencia de tres circunstancias:

1.- Agresión ilegítima


2.- Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.
3.- Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.

La agresión.

La agresión es una acción humana que lesiona o pone en peligro un bien


jurídico y debe reunir los siguientes requisitos:

1.-Debe ser real.


Significa que debe existir efectivamente. Si es imaginaria no se configura
esta causal de justificación, pero podría existir un error de prohibición.

2.-Actual o inminente.
Se repele lo actual, se impide lo futuro inmediato.
No hay defensa contra las agresiones ya terminadas.

3.- Ilegítima.
Significa que no tiene el amparo del derecho. En otros términos el agredido
no se encuentra jurídicamente obligado a soportarla.
Si no existe la agresión ilegítima no existirá legítima defensa ni como causal
de justificación ni tampoco la posibilidad de una
atenuante.
La agresión, sólo puede provenir de un ser humano, quedan excluidos los
animales y las cosas.

Respecto de los animales es necesario hacer una precisión. Si el animal es


azuzado por el hombre, es decir, si se utiliza el animal como un mero
instrumento, habría agresión porque en realidad quién actúa en este caso es la
persona. En cambio, si el animal por si solo ataca a una persona y ésta lo
mata, podría alegar Estado de necesidad justificante.

Necesidad racional de la defensa.

A este requisito se refiere la circunstancia segunda del art. 10 N°4 del C.


Penal “Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.”

La reacción defensiva debe ser necesaria y lo será cuando dadas las


circunstancias el sujeto no disponga de otra forma menos enérgica de
defenderse con éxito.
Como se puede advertir no es una necesidad matemática.

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La reacción defensiva debe ser examinada en su totalidad. Esto significa la


consideración de diversas circunstancias, entre otras, las siguientes:
Arma utilizada, persona del agredido, lo sorpresivo de la agresión, lugar del
ataque, etc.
El criterio para determinar la necesidad racional debe ser objetivo.

La legítima defensa tiene el carácter de principal, pero al interior de ella es


subsidiaria.

Que sea principal significa que si la defensa es una de las vías posibles para
la salvación del bien atacado es lícito recurrir inmediatamente a ella.
Elegida la legítima defensa debe ejercerla de manera que menos afecte a la
persona del agresor, por ello se dice que al interior es subsidiaria.

Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.

Este requisito sólo es exigible en la legítima defensa propia.

Provocar, significa irritar o estimular a otro de palabra o de obra para que


adopte una actitud agresiva.

Para privarlo de esta causal la provocación debe ser suficiente, es decir, que
humanamente baste para explicar el ataque que el provocado va a
descargar sobre su provocador.

Legítima defensa de parientes.

Está reglamentada en el art. 10 N°5 del C. Penal y sus requisitos son los
siguientes:
1.- Agresión ilegítima.
2.- Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.
3.- En caso de haber precedido provocación por parte del acometido, no
tuviere participación en ella el defensor.

Legítima defensa de extraños.

Está reglamentada en el art. 10 N°6 inc. 1° del C. Penal y sus requisitos son
los siguientes:

1.- Agresión ilegítima.


2.- Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.
3.- En caso de haber precedido provocación de parte del acometido no
tuviere participación en ella el defensor.
4.- Que el defensor no sea impulsado por venganza, resentimiento u otro
motivo ilegítimo.
Este último requisito es propio de la legítima defensa de extraños.

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Aspecto subjetivo de la legítima defensa.

De conformidad a la sistemática finalista todas las clases de legítima defensa


al igual que todas las causales de justificación requiere de un elemento
subjetivo.
En la legítima defensa este aspecto subjetivo significa que el defensor debe
obrar con finalidad defensiva.
La sistemática causalista no comparte este criterio, pues sostiene que sólo
se exigen requisitos objetivos, salvo los casos en que la ley los señala
expresamente como ocurriría en la legítima defensa de extraños.

Legítima defensa presunta o privilegiada.

Se encuentra regulada en el art. 10 N°6 inc. 2° del C. Penal.

Se presume legalmente que concurren las circunstancias de la legítima


defensa propia, de parientes y de extraños, cualquiera que sea el daño que se
ocasione al agresor cuando se den los supuestos que la mencionada
disposición establece.

En esta disposición en el fondo se elimina la exigencia de necesidad racional


del medio empleado para impedirla o repelerla.
La intensidad del daño que se causa es intrascendente.

Hipótesis en las que procede la presunción de legítima defensa

1.- Rechazo del escalamiento en los términos indicados en el número 1


del art. 440, en una casa, departamento, u oficina habitados o en sus
dependencias.
Esto puede tener lugar de día o de noche y es requisito fundamental que
dichos lugares estén habitados, es decir, que en su interior existan una o más
personas.

2.- Si es de noche, el rechazo del escalamiento en los términos


indicados en el art. 440 Nº1, se extiende a un local comercial o industrial,
esté o no habitado.

3.- Del que impida o trate de impedir la consumación de los delitos


señalados en los artículos que indica la disposición.
La doctrina, discute acerca de si esta situación se aplica tanto de día como
de noche.

Carácter principal de la legítima defensa

Significa que si en un caso concreto existen varias vías posibles para salvar
un bien jurídico atacado y una de las cuales es la reacción defensiva, puede
recurrirse inmediatamente a ella y es lícito hacerlo.
Fundamentos de texto serían el art. 10 Nº4 circunstancia 2° “medio”, con la

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fuga no se impide, ni repele. La huida no es medio.

También el art. 10 Nº7 circunstancia 3º, estado de necesidad es subsidiario.

Las offendículas y las defensas predispuestas.

Las offendículas. Son mecanismos automáticos capaces de precipitar un


curso causal lesivo para agresores eventuales” Ej.: cercos electrificados.

Las defensas predispuestas. Son obstáculos pasivos que suelen oponerse


a la acción de los delincuentes. Ej.: cercos de púas, rejas de lanzas, vidrio
molido etc.
La doctrina discute acerca de su licitud.

Etcheberry, sostiene que deben regirse por las reglas de la legítima defensa.

Cury, sostiene que las defensas predispuestas quedan cubiertas por la


legítima defensa, siempre que ellas no impliquen un peligro para terceros
inocentes. Las offendículas las acepta excepcionalmente.

Novoa, sostiene que las defensas predispuestas quedan comprendidas en el


ejercicio legítimo del derecho de propiedad. Las offendículas deben cumplir con
los requisitos de la legítima defensa.

Legítima defensa como atenuante.

La legítima defensa tiene como requisito básico la agresión ilegítima. Si ella


no concurre no sólo no operará como causal de justificación, sino que, además,
no podrá concederse como atenuante.
Si concurre la agresión ilegítima y no se reúnen los demás requisitos de la
justificante, se configura la atenuante de eximente incompleta del art. 11 N°1
del C. Penal.

Los efectos atenuatorios dependerán del número de requisitos que se


verifiquen. Si se dan la mayoría será una atenuante privilegiada y se aplica el
art. 73 del C. Penal, en caso contrario será una atenuante simple.

El estado de necesidad en materia penal

Está relacionado con dos elementos del delito, con la antijuricidad y con la
culpabilidad.

En un estado de necesidad existirá siempre conflicto entre dos bienes


jurídicos, los cuales pueden ser de igual o distinto valor.

Si el conflicto se presenta entre bienes jurídicos de distinto valor y se

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sacrifica el de menor valor para salvar al de mayor entidad, es un estado de


necesidad justificante.

Si la controversia se presenta entre bienes jurídicos de igual valor y se


sacrifica uno de ellos para salvar el otro. Se trata de un estado de necesidad
exculpante.

Cuando la controversia se da entre bienes jurídicos de distinto valor y se


sacrifica el de mayor valor para salvar el de menor entidad, sólo podría
configurarse una circunstancia atenuante de responsabilidad penal.

En nuestro país a partir de la Ley 20.480.- que incorporó el N° 11 al art. 10,


del C. Penal se regula un especial estado de necesidad creemos de
naturaleza mixta, pues si el conflicto es entre bienes jurídicos de igual valor,
será exculpante, pero también el conflicto puede ser entre bienes de distinto
valor lo que se manifiesta en la circunstancia 3° que exige “que el mal
causado no sea sustancialmente superior al que se evita” Con ello queda
claro que si se sacrifica uno de menor valor para salvar uno de mayor valor,
será justificante.

ESTADO DE NECESIDAD JUSTIFICANTE.

Concepto:

Es la ejecución por una persona de una acción típica para evitar un mal en
ella misma, en sus derechos, o en los de un tercero, provocando un mal de
menor entidad en el patrimonio ajeno. (Mario Garrido).

Requisitos:

De conformidad a lo dispuesto en el art. 10 N°7 del C. Penal deben concurrir


las siguientes circunstancias:

1.- Realidad o peligro inminente del mal que se trata de evitar.

2.- Que sea mayor que el causado para evitarlo.

3.- Que no exista otro medio practicable y menos perjudicial para impedirlo.

Tomando en cuenta lo indicado en el art. 10 N°7 del C. Penal, la doctrina los


resume en dos condiciones:

1.- Situación de peligro o de necesidad.

El mal debe ser real, actual o inminente y mayor que el causado para
evitarlo.
Al indicar “El que para evitar un mal”. Está señalando que todos los bienes

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jurídicos pueden ser lícitamente preservados y además, que se puede


proteger un bien jurídico propio o ajeno, individual o colectivo.

En cuanto al origen del mal, este puede provenir:

De la naturaleza. Ej.: avalanchas, terremotos.

De la acción de un tercero distinto de aquel en contra del cual se dirigirá la


acción salvadora.

De un acto culposo del propio necesitado.

El mal debe ser objetivamente existente, es decir real, porque si sólo es


imaginario no opera esta justificante y habrá que analizar el caso concreto para
determinar la posibilidad de que se haya incurrido en un error de prohibición.
El mal debe estar actualmente sufriéndose o ser inminente, es decir,
próximo o inmediato.

2.- El sacrificio necesario.

Los bienes sacrificados no pueden ser otros que la propiedad ajena, art. 10
Nº7 o la inviolabilidad de la morada art. 145 del C. Penal.
El bien jurídico que se sacrifica (propiedad ajena o inviolabilidad de la
morada) debe ser de menor valor que el que se trata de salvar.
Obliga a realizar una ponderación que no puede tener un carácter
matemático, sino que debe tener su fundamento en el reconocimiento que les
otorga el ordenamiento jurídico.

La ley no hace una prelación de los bienes jurídicos, pero si se puede


deducir tomando en cuenta el ordenamiento jurídico considerado en su
conjunto. Un antecedente sería la penalidad establecida por la ley para los
diversos delitos.

Lo que sin duda aquí queda excluido son las valoraciones éticas religiosas.
De ahí que la doctrina sostiene que para determinar la importancia de los
bienes jurídicos en conflicto se debe realizar un juicio de valor jurídico, objetivo
y relativo.

El bien jurídico de menor valor sólo puede ser sacrificado sino existe otro
medio practicable y menos perjudicial para salvar el más valioso.
Esto es lo que le da el carácter de subsidiario al Estado de necesidad
justificante.

Que no exista otro medio practicable, significa que en el caso concreto en


que se encontraba el sujeto activo de la justificante, no existía otro recurso a su
alcance que le permitiera anular el mal que amenazaba el bien jurídico.

Que no exista un medio menos perjudicial, significa que debe ser utilizado

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de forma de causar el menor daño posible.

3.- Los finalistas agregan un requisito subjetivo.

Que es el de actuar en el sentido de la justificante.

El estado de necesidad justificante como atenuación.

El requisito básico es la existencia de la situación de peligro, si no concurre


no existirá ni como causal de justificación, ni como atenuante.
Si existe la situación de peligro, pero no se verifican los demás requisitos
existirá una atenuante cuyo efecto dependerá de si concurre o no la mayoría.
Si concurren la mayoría se aplica el art. 73 del C. Penal. Si ello no es así, será
una atenuante simple.

Paralelo entre la legítima defensa y el estado de necesidad justificante.

1.- Ambas son causales de justificación y por ende excluyen la antijuricidad.

2.- En la legítima defensa hay una agresión y una reacción. En el estado de


necesidad justificante solamente hay una acción.

3.- En la legítima defensa existen dos intereses, pero sólo uno de ellos es
legítimo. En el estado de necesidad tanto el derecho que se salva como el
derecho sacrificado son justos.

4.- La legítima defensa es principal. El estado de necesidad es subsidiario.

5.- En la legítima defensa existen diversos requisitos según sea propia, de


parientes o de extraños. En el estado de necesidad los requisitos son los
mismos sea que se salve un derecho propio o ajeno.

6.- En la legítima defensa la reacción puede afectar cualquier bien jurídico.


En el estado de necesidad sólo se puede sacrificar el derecho de propiedad
ajena o la inviolabilidad de la morada.

7.- El C. Penal consagra la legítima defensa presunta. En el estado de


necesidad no existe una presunción de que se obra amparado por dicha
justificante.

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El cumplimiento de un deber.

Concepto:

Obra de manera justificada quien ejecuta una acción típica en el


cumplimiento de un deber que le ha sido impuesto inmediatamente por el
ordenamiento jurídico.
Se encuentra regulado en el art. 10 N°10 inc.1° del C. Penal.

Requisitos:

1.- Debe tratarse de un deber jurídico.

2.- Que para cumplir con el deber jurídico sea necesaria la ejecución de una
conducta típica.

3.- El cumplimiento del deber debe hacerse con la debida mesura y prudencia
(que no sea abusivo).

4.- Que exista por parte del sujeto que invoca la justificante, la finalidad de
cumplir con el deber que se ha impuesto.

Obrar en el ejercicio legítimo de un derecho.

Concepto:

Obra justificado quien ejercita un derecho que le ha sido conferido por el


ordenamiento jurídico.
Se encuentra reglamentado en el art. 10 N°10 inc. 2° del C. Penal.

Requisitos:

1.- Que exista un derecho.

2.- Que el derecho se ejercite legítimamente.

3.- En la sistemática finalista se exige que el sujeto actúe en el sentido de la


justificante.

Obrar en el ejercicio legítimo de una autoridad o cargo.

El que ejecuta un acto típico actuando dentro de las facultades de que está
investido o el cargo que desempeña se encuentra justificado.
Esta justificante se encuentra consagrada en el art. 10 N°10 inc. 2° del C.
Penal.

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Obrar en el ejercicio legítimo de una profesión u oficio.

Se trata de un caso particular de ejercicio legítimo de un derecho. Es aquel


que emana de la naturaleza de una profesión legalmente reconocida.
Se encuentra regulada en el art. 10 N°10 inc. 2° del C. Penal.

Omisión por causa legítima.

El sujeto estando en condiciones de actuar, no lo hace por razones que el


ordenamiento jurídico considera justas.

Ej: el médico que debe atender al mismo tiempo a varios pacientes cuya vida
peligra. Si elige a uno de ellos, respecto de los restantes a los cuales no
prestó atención será una omisión que el derecho estima justa.

Se encuentra consagrada en el art. 10 N°12, primera parte, del C. Penal.

LA CULPABILIDAD.

Concepto:

Es la reprochabilidad que se formula a un sujeto que ha ejecutado una


conducta típica y antijurídica, fundado en que lo ejecutó no obstante que en
el caso concreto podía someterse a los mandatos y prohibiciones del
derecho.

Evolución de la teoría de la culpabilidad.

A través del tiempo se han elaborado las siguientes teorías:

1.- Teoría Psicológica.

Se concibe como un vínculo psicológico entre el autor y su hecho, que se


expresa a través de dos formas, el dolo y la culpa. Con ello se agota la
culpabilidad.
La imputabilidad era un presupuesto de la culpabilidad.
Esta teoría fue la aceptada por el causalismo clásico o naturalista.

Críticas a la teoría psicológica

1.- Impide medir la culpabilidad, pues se obró o no con dolo o culpa.


2.- Los inimputables, los que obran por coacción, actúan de manera dolosa o
culposa. No obstante la doctrina niega en estos casos la culpabilidad.
3.- No explica la culpa inconsciente, en que falta el vínculo psicológico.

2.- Teoría normativa compleja.

Esta teoría sostiene que el vínculo psicológico forma parte de la culpabilidad,

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pero no la agota, sino que requiere de una valoración normativa.


Además la imputabilidad no es un presupuesto de la culpabilidad sino que un
elemento de ella.

Los elementos de esta teoría serían los siguientes:

a) Imputabilidad.

b) El vínculo psicológico (dolo o culpa) postulan un dolo valorado.

c) La exigibilidad de otra conducta.

Esta doctrina es la que postula el causalismo valorativo.


Esta teoría permitió graduar la culpabilidad, ya que el reproche podía ser
mayor o menor y por lo mismo regular la pena conforme a tal intensidad.
Se le denomina teoría normativa compleja porque subsisten en la
culpabilidad elementos fácticos como el dolo y la culpa que también serán
objeto del juicio de reproche.

3.- Teoría normativa pura.

Para esta teoría el dolo y la culpa no pertenecen a la culpabilidad porque


ellos son elementos fácticos sobre los cuales también debe recaer el juicio de
reproche. Por ello no pueden permanecer en el ámbito normativo de la
culpabilidad.

Trasladan el dolo y la culpa al tipo, pero para ello le extraen la conciencia de


la ilicitud. Esta última la convierten en un elemento autónomo de la culpabilidad
concebido como posibilidad real de conocer el injusto del actuar.

Conciben el dolo y la culpa como conceptos libres de valor, es decir, son


valorativamente neutral.

La teoría normativa pura es la seguida por la sistemática finalista


y tiene los siguientes elementos:

a) La imputabilidad.
b) Posibilidad real de conocer el injusto del actuar.
c) Exigibilidad de otra conducta.

Principales diferencias entre la concepción causalista y finalista de la


culpabilidad.

1.- Para el finalismo el dolo no integra la culpabilidad sino que pertenece a la


tipicidad (dolo neutro.)

2.- El finalismo considera el conocimiento de la ilicitud del actuar como un

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elemento autónomo y diverso del dolo, que integra el segundo elemento de la


culpabilidad.

3.- El causalismo exige conocimiento real de la ilicitud del actuar, mientras


que el finalismo exige un conocimiento potencial.

4.- Para el finalismo el error de tipo incide en la tipicidad y el error de


prohibición en la culpabilidad. Para el causalismo las dos clases de error
inciden en la culpabilidad.

Jerarquía de los elementos de la culpabilidad

Ellos se encuentran en un orden de prelación, en el cual uno está


subordinado al otro.
Quien no tiene capacidad para conocer el injusto del actuar y determinarse
conforme a ese conocimiento, no está en la posibilidad real de conocer el
injusto del actuar.
Por su parte, a quien no ha tenido posibilidad real de conocer el injusto del
actuar no se le puede exigir una conducta conforme a derecho.

Graduación de la culpabilidad

La culpabilidad puede graduarse y para ello es necesario tomar en cuenta


ciertos aspectos, entre los cuales están:
1.- La gravedad del injusto, si es doloso o culposo, aquí es la propia ley la
que hace la graduación, por ello tienen distintas penas. Ej.: un homicidio
doloso tiene mayor pena que uno culposo.
2.- Circunstancias que han rodeado el hecho y cuya proyección sobre la
psiquis del sujeto modifica su capacidad de autodeterminación. (Ej.:
imputabilidad disminuida)

La imputabilidad.

Concepto:
Es la capacidad de conocer el injusto del actuar y de determinarse conforme
a ese conocimiento (Cury).

Elementos:

1.- Elemento intelectual, que le permite conocer y distinguir lo justo de lo


injusto y en consecuencia, saber lo injusto de su propio actuar

2.-Elemento volitivo, que es la capacidad de dirigir su conducta conforme a


dicho conocimiento y por lo mismo determinarse libremente a ejecutar la
conducta típica y antijurídica.

La regla general es la imputabilidad. La excepción es la inimputabilidad


cuyos casos la ley los indica expresamente en los Nº 1 y 2 del art. 10 del C.

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Penal.

Lo anterior no significa una presunción de imputabilidad, ni una inversión de


la carga de la prueba.
Tan pronto existan sospechas sobre una causal de inimputabilidad se deben
practicar los respectivos peritajes para verificarla. De acuerdo al principio de
objetividad el Ministerio Público debe actuar en ese sentido.

Momento de la imputabilidad.

El sujeto debe reunir las exigencias de imputabilidad al momento de ejecutar


la acción típica y antijurídica, sin importar cuando se produce el resultado
típico.
En esta materia se debe tener en cuenta la

Actio libera in causa.


Son situaciones en que el sujeto consciente y voluntariamente se procura
una situación de inimputabilidad con la deliberada voluntad de cometer un
delito.
Ej.: El sujeto que bebe hasta perder el control de sus actos a fin de darse
ánimo para cometer un homicidio, que no sería capaz de cometer si estuviera
sobrio.

Se sostiene que en tales casos igualmente es imputable porque en ellos el


sujeto principia a ejecutar la conducta al tiempo de colocarse voluntariamente
en un estado de inimputabilidad y no al tiempo de la ejecución material del
hecho típico.

Causales de inimputabilidad.

Materia regulada en los dos primeros numerales del art. 10 del C. Penal.
El art. 10 N° 1, señala dos casos:

El loco o demente a no ser que haya obrado en un intervalo lúcido.


Aquí se encuentran las enajenaciones mentales que producen una privación
total y permanente de la razón.

El que por cualquier causa independiente de su voluntad se encuentra


privado totalmente de la razón.

A esta causal la doctrina la denomina privación total y temporal de la razón o


trastorno mental transitorio.

El art. 10 N° 2 del Código Penal, señala la causal que se funda en un


desarrollo insuficiencia de la personalidad. Se trata de personas que por su
escasa edad no pueden responder ante la ley penal como lo son los menores
de 14 años.

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I. El loco o demente, a no ser que haya obrado en un intervalo lúcido

Las expresiones loco o demente deben ser tomadas como sinónimos de


enajenaciones mentales y deben presentar las siguientes características:
1.- Que el sujeto se encuentre privado de razón.
2.- Que la privación de la razón sea total.
3.- Que tenga una duración importante en la vida de la persona.
4.- Que tenga su origen causas patológicas provenientes de una enfermedad
mental.

Estados patológicos mentales

En esta materia es necesario distinguir entre las enfermedades mentales y


las alteraciones mentales.

Enfermedades mentales. “Es un proceso patológico o morboso que trae


como resultado una intensa alteración de la personalidad del paciente, con
cierta permanencia.” M. Garrido
Constituyen enajenaciones mentales, las psicosis y las oligofrenias

Las psicosis

Son perturbaciones profundas de las funciones psíquicas que afectan de


manera grave la orientación, juicio y concepción del mundo y que por lo mismo
hacen que el sujeto entre en conflicto con los demás.” M. Garrido
Dentro de las psicosis, existe unanimidad que constituye una enajenación
mental, y es en consecuencia inimputable, el esquizofrénico.

Las oligofrenias

“Son anormalidades que se caracterizan por la falta de desarrollo de la


inteligencia, la que puede faltar o ser insuficiente”. Aquí se distinguen los
siguientes casos:

Los idiotas. Son personas que tendrían un desarrollo mental equivalente a


los dos años de edad.

Los imbéciles. Tienen un desarrollo mental equivalente de entre 3 a 5 años


de edad.

Los débiles mentales. Tienen un desarrollo mental de entre 6 y 13 años.


Respecto de los idiotas y los imbéciles son considerados por la doctrina y
jurisprudencia como enajenados mentales y por lo mismo inimputables.
El punto es discutido con los débiles mentales que la jurisprudencia les ha
reconocido una imputabilidad disminuida.

Con respecto a los débiles mentales surge una interrogante ¿Por qué no es

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inimputable si su madurez es inferior a los 14 años? En cambio, las personas


que son sanas y que tienen menos de 14 si son inimputables?

Las alteraciones mentales.

Son simples anormalidades de la personalidad, conocidas como


personalidades psicopáticas.
Estas presentan como rasgo base una perturbación en el ámbito de los
impulsos y de los afecto, sin compromiso de la inteligencia, voluntad y claridad
de la conciencia.
La doctrina y la jurisprudencia les niega, en general, la calificación de
enajenados mentales.

Los intervalos lúcidos.

El art. 10 N°1, declara exento de responsabilidad penal a “El loco o demente


a no ser que haya obrado en un intervalo lúcido”.
La psiquiatría no acepta los intervalos lúcidos, lo que ocurre es que los
efectos de la enfermedad mental, en un momento determinado, pueden no
exteriorizarse, pero la enfermedad se encuentra latente.
El problema se puede presentar por ej.: en las crisis epilépticas, en que
existe un lapso entre una y otra.

II.- Privación total y temporal de la razón o trastorno mental transitorio.


A ella se refiere la segunda parte del art. 10 N°1 del C. Penal. “El que por
cualquier causa independiente de su voluntad se haya privado totalmente de
razón”.

Requisitos:
1.- Debe tratarse de una privación total de la razón.
2.- Debe ser transitoria o temporal.
3.- Debe obedecer a una causa independiente de la voluntad del sujeto. Ej.:
Emoción súbita.

La imputabilidad disminuida.

Puede suceder que no obstante existir una anomalía de carácter mental en


un sujeto, ésta no sea total y por lo mismo no alcance para configurar una
causal de exención.

A estos casos se les ha denominado “imputabilidad disminuida” y la mayoría


de la doctrina concede una atenuante de acuerdo al art. 11 N°1 del C. Penal.

El prof. Cury, tiene una opinión discrepante al respecto y que tiene


importantes consecuencias prácticas.

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Sostiene que las situaciones de inimputabilidad disminuida, son más bien


casos de exigibilidad disminuida por la anormalidad de las circunstancias
personales concomitantes.

Afirma que la imputabilidad como tal, es un estado personal. El sujeto es o


no capaz de comprender lo injusto y actuar en consecuencia. El factor
intelectual es indivisible, porque no existe un entender a medias. El elemento
volitivo como capacidad personal subsiste, aunque se encuentre limitado o bien
no existe del todo.
La importancia práctica radica en que si además de estas circunstancias
personales concurren otras de carácter externas al sujeto, al actuar
conjuntamente podrían configurar una auténtica causal de inexigibilidad Ej.: un
neurótico amenazado.

Se podría alegar una absolución por fuerza moral irresistible. En cambio con
la doctrina tradicional sólo podría alegar dos atenuantes la del art. 11 Nº 1 y 11
Nº 5.

Problema especial de la embriaguez

Al incorporar la segunda parte del art. 10 N°1 del C. Penal, la comisión


redactora dejó expresa constancia que no quedaba comprendida la ebriedad,
como así mismo el caso del delírium trémens, producido por el consumo
excesivo de licor. Sesión N° 5 y 120.
El Fundamento es que no sería por una causa independiente de la voluntad
del sujeto activo.
No obstante lo afirmado por la comisión redactora, la doctrina sostiene que
debe realizarse algunas precisiones al respecto.

I.- La psicosis alcohólica o alcoholismo patológico.


Se trata de individuos que beben de manera habitual por una necesidad de
su organismo, van sufriendo un deterioro en su salud física y mental. Ej.:
delirium tremens.
Si se acredita los requisitos de un enajenado mental, “loco o demente” es
inimputable.

II. Cuando la ebriedad obedece a otra causa, distinta a la patológica,


hay que distinguir:

1.- Embriaguez preordenada.


En este caso el sujeto busca deliberadamente embriagarse para cometer el
delito. Nos encontramos frente a situaciones de actio liberae in causa y en
consecuencia es imputable

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2.- Embriaguez no preordenada.

El sujeto bebe, pero no para delinquir.


Hay que distinguir, entre dolosa, culposa o fortuita.
Tanto en la dolosa como en la culposa si el sujeto delinque se le castigará
porque la causa de la privación total de la razón no es independiente de su
voluntad.

Respecto a la fortuita
El sujeto bebe ignorando las propiedades alcohólicas de la bebida y por
consiguiente no podía prever que lo embriagaría. Se incluyen los casos en que
es forzado físicamente a beber.
Si el sujeto delinque es inimputable por el art. 10 Nº 1, segunda parte.

Consumo de drogas

La doctrina aplica a esta materia los mismos principios que tratándose de la


embriaguez.

La minoridad.
El Código en el art. 10 N°2, señala a los menores de 18 años. La
responsabilidad de los menores de 18 y mayores de 14 se regulará por lo
dispuesto en la ley de responsabilidad juvenil.

No obstante la redacción del Código, tomando en cuenta los arts. 3 y 58 de


la ley 20.084, son inimputables, en razón de la edad, los menores de 14
años. El cómputo de la edad debe hacerse momento, a momento. Incluso
minuto a minuto.

Los mayores de 14 años y menores de 18 años que infringen la ley penal se


les juzga y sanciona de acuerdo a la ley 20.084.-

Posibilidad real de conocer el injusto del actuar.

Este elemento implica que el sujeto al momento de ejecutar la conducta


típica y antijurídica debe contar con la posibilidad real de conocer el injusto del
actuar.
Si el sujeto no tuvo tal posibilidad no se le podrá formular el juicio de
reproche y por consiguiente no será culpable.

Forma del conocimiento.

En un primer momento se dijo que se trataba del conocimiento de la tipicidad,


luego que era la conciencia de que el acto es contrario a los preceptos éticos
o morales.

Mayoritariamente se sostiene, siguiendo a Mezger, que el sujeto debe

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tener conciencia que el hecho es injusto conforme a una valoración paralela


en el esfera del profano. Esto significa que se trata de una valoración legal
judicial, pero en ningún caso con la precisión de un jurista, sino que en el
círculo de pensamiento de la persona individual.
Así posee el conocimiento de la antijuricidad de su hecho, el ladrón que
sabe que en alguna ley se sanciona- de una manera ignorada por él- al
que toma cosas ajenas para quedárselas.

Calidad del conocimiento del injusto.

El problema consiste en determinar si el conocimiento del injusto debe ser


actual o potencial.

Actual, significa que el sujeto efectivamente tiene que conocer el injusto del
actuar al momento de ejecutar la conducta.
Potencial, implica que basta que el sujeto haya tenido la posibilidad real de
conocer el injusto del actuar.

Para los causalistas el conocimiento debe ser actual, porque el


conocimiento del injusto, para ellos, forma parte del dolo (dolo valorado).
Para los finalistas basta un conocimiento potencial, porque el conocimiento
del injusto nada tiene que ver con el dolo que es valorativamente neutral y lo
ubican en la tipicidad.
El conocimiento del injusto es un elemento autónomo de la culpabilidad y lo
conciben como posibilidad real de conocer el injusto del actuar. Si el sujeto no
tuvo dicha posibilidad no será culpable.

El error de prohibición.

Si el sujeto no tuvo la posibilidad real de conocer el injusto del actuar no se


le podrá formular el juicio de reproche y por ende no será culpable.
En esta materia es necesario estudiar el error de prohibición.

El sujeto se encuentra en error de prohibición cuando ejecuta una


conducta típica y antijurídica, en la creencia equivocada de estar obrando
lícitamente.

Casos de error de prohibición.

Siguiendo al prof. Cury, se pueden sintetizar de la siguiente forma:


1.- El sujeto obra en la creencia errada de que su conducta no está
prohibida, en general, por el ordenamiento jurídico.

A este caso se le denomina error de subsunción Ej: El sujeto que tiene una
relación sexual con una mujer menor de 14 años que ha consentido en el
acceso carnal, porque cree que la edad límite para disponer de la actividad
sexual son los 12 años.

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2.- El sujeto sabe que su conducta está en general prohibida por el


derecho, pero cree que en el caso concreto se encuentra justificada en
virtud de una causal que en realidad no se haya consagrado en la ley.

Ej.: mujer violada que se hace practicar un aborto porque cree que existe
una derecho a eliminar el feto concebido en esas circunstancias.

3.- El sujeto sabe que su conducta está en general prohibida pero


supone que –en el caso concreto- se encuentra legitimada por una causal
de justificación efectivamente vigente, pero cuyos efectos no alcanzan a
esta situación.

Ej.: El sujeto piensa que también lesionar a una persona está justificado por
el estado de necesidad del art. 10 Nº7 del C. Penal

4.- El sujeto sabe que su conducta está en general prohibida pero


supone, erradamente, que en el caso se dan las circunstancias
necesarias para la concurrencia de una auténtica causal de
justificación.

Ej:. El sujeto da muerte a su enemigo de siempre que durante la noche se


precipita sobre él, pero no para agredirlo, sino para darle un abrazo de
reconciliación.

Efectos del error de prohibición.

Para estudiar el efecto del error de prohibición resulta indispensable


distinguir la sistemática a seguir, es decir, si en su análisis se seguirá la teoría
causalista o finalista.

Efectos del error de prohibición en la sistemática causalista.

En esta materia se debe recordar que los causalistas aceptan la teoría


normativa compleja de la culpabilidad y dentro de ella ubican el dolo y la
culpa. Además, conciben el dolo como valorado, es decir, comprendiendo,
en su estructura, la conciencia de la ilicitud.
En el efecto del error de prohibición existen dos teorías, la extrema del dolo y
la limitada del dolo.

Teoría extrema del dolo.

Se debe distinguir si el error de prohibición es evitable o inevitable.


Inevitable, significa que aun cuando el sujeto hubiera empleado la debida
diligencia no habría podido tener conocimiento del injusto del actuar. Excluye
tanto el dolo como la culpa.

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Evitable, implica que empleando la debida diligencia habría podido adquirir


el conocimiento del injusto del actuar. Excluye el dolo, pero deja subsistente la
culpa y se sancionará a dicho título en los casos excepcionales de punibilidad.

Teoría limitada del dolo.

La teoría extrema del dolo planteaba el inconveniente que dado que los
delitos culposos son sancionados excepcionalmente, muchos casos no recibían
sanción cuando se incurría en error evitable.
Esta teoría intenta corregir esas dificultades y sostiene que el error de
prohibición inevitable excluye el dolo y la culpa.

Tratándose del error de prohibición evitable, excluye el dolo dejando


subsistente la culpa, pero en este último caso si el sujeto revela en su actuar
una especial ceguera jurídica, no obstante haber actuado con culpa, se le debe
castigar como si hubiera obrado dolosamente.

Efectos del error de prohibición en la sistemática finalista.

Aquí es indispensable recordar que los finalistas postulan la teoría normativa


pura de la culpabilidad. En ella ubican como elemento autónomo la posibilidad
real de conocer el injusto del actuar, de manera que el error de prohibición no
tiene incidencia alguna en el dolo y la culpa, que se encuentran ubicados en la
tipicidad como elementos avalorados.

En esta materia se analizan la teoría extrema de la culpabilidad y la teoría


limitada de la culpabilidad.

Teoría extrema de la culpabilidad.

Se debe distinguir si es evitable o inevitable.

Inevitable, es decir, si el sujeto aun cuando hubiera empleado la debida


diligencia no habría tenido la posibilidad real de conocer el injusto del actuar,
excluye la culpabilidad.
Evitable, es decir, si el sujeto hubiera empleado la debida diligencia habría
tenido la posibilidad real de conocer el injusto del actuar. En tal caso el sujeto
es culpable, pero reuniéndose los respectivos requisitos puede obtener una
atenuación de su responsabilidad penal, tomando en consideración que su
error se debió a anormalidades en la motivación del sujeto.

Teoría limitada de la culpabilidad.

Esta es una variante de la anterior y en general tiene los mismos postulados,


pero sostiene que cuando el error de prohibición recae sobre circunstancias
fácticas de una causal de justificación sus efectos se resuelven de acuerdo a

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los principios del error de tipo.

La razón de esta distinta consecuencia obedece a que en tales casos es un


error de percepción y no de valoración. El sujeto en realidad ignora lo que ha
ocurrido y no la valoración de ese hecho por parte del ordenamiento jurídico.

Evolución del error en materia penal

Tradicionalmente y por influencia del Derecho Civil, se distinguía entre error


de hecho y de derecho. Tal distinción se encuentra absolutamente superada en
materia penal.

Actualmente se distingue entre error de tipo y de prohibición.

Respecto del error de prohibición, puede ser excusante y se abandona la


tesis civilista acerca de la presunción de conocimiento de la ley.

La doctrina actualmente niega aplicación a las disposiciones del C. Civil, que


se utilizaban como fundamento para rechazar la alegación de ignorancia o error
acerca de la ilicitud del actuar y para ello se esgrimen los siguientes
argumentos:

1.- El derecho penal, es una rama autónoma que tiene principios propios
acorde a los fines que persigue.

2.- El artículo 10 N° 2 del C. Penal, declara exento de responsabilidad penal


a los menores de 14 años, porque no tienen capacidad para conocer el injusto
del actuar, entonces no se ve razón para sancionar a quienes no han tenido
posibilidad real de conocer el injusto del actuar, pues el fundamento es el
mismo.

3.- No se puede presumir de derecho la responsabilidad penal.

4.- La presunción de voluntariedad del art. 1 inc. 2° del C. Penal, sea que se
interprete como sinónimo de dolo o de conciencia de la ilicitud, permite probar
lo contrario.

5.- Los art. 224, 225 del C. Penal.- permiten alegar cierto grado de
ignorancia de la ley a los miembros de los Tribunales de justicia, con mayor
razón se le debe permitir tal alegación a las personas no letradas.

6.- Art. 110 del C. Tributario y 207 C. Justicia Militar.

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La exigibilidad de otra conducta.

Concepto:
Es la posibilidad, determinada por el ordenamiento jurídico, de obrar en una
forma distinta y mejor que aquella por la que el sujeto optó.
La regla general es que los individuos cuenten con la posibilidad de
conducirse y actuar de la manera prescrita por el ordenamiento jurídico, pero
en situaciones excepcionales es posible que ello no suceda y en consecuencia
no se pueda formular el juicio de reproche porque, en el caso concreto, el
sujeto no pudo ajustar su conducta a los mandatos y prohibiciones del derecho.

Causales de inexigibilidad.

Se pueden citar las siguientes causales:

1.- Fuerza (moral) irresistible. (Se comprendería dentro de ella la vis


compulsiva).

2.- Miedo insuperable.

3.- Estado de necesidad exculpante del art. 10 N°11 incorporado por ley
20.480. D.O. 18 de diciembre de 2010, aun cuando también se estima que
es de naturaleza mixta, porque en algunos casos podría constituir un estado
de necesidad justificante.

4.- Encubrimiento de parientes: art. 17 inc. Final

5.- Obediencia debida o cumplimiento de órdenes antijurídicas: art. 214 y


335 del C. de justicia militar.

6.- Para un sector de la doctrina también queda incluida la omisión por causa
insuperable. Otros señalan que aquella sería una causal de atipicidad en los
delitos de omisión.

Fundamento de la inexigibilidad

La voluntad del sujeto se ha formado defectuosamente, por la irregularidad


en que se encontraba y en tal caso el derecho se hace cargo de ello.

En general se les reconoce sólo una disminución de la exigibilidad que


permite cuantificar la culpabilidad sin excluirla, pero existen casos extremos en
los cuales no puede existir reprochabilidad.

La Regla general es la exigibilidad.

Vis compulsiva.

Tiene lugar cuando se ejerce fuerza física o moral sobre un sujeto

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obligándolo a obrar en un determinado sentido.

La vis compulsiva es una situación de inexigibilidad porque su voluntad se


formó en circunstancias de anormalidad que le impiden optar por una conducta
ajustada a derecho.

La doctrina discute acerca su ubicación en el texto positivo.


Un sector de la doctrina que distingue entre vis compulsiva física y moral,
sostiene que la primera se ubicaría en la expresión fuerza irresistible del art. 10
N°9 del C. Penal y la segunda en el miedo insuperable de la misma disposición.
Don Enrique Cury sostiene que se ubica en la expresión fuerza irresistible,
entendida ésta como fuerza moral irresistible.

Fuerza (moral) irresistible.

Se encuentra consagrada en el art. 10 N°9, primera parte del C. Penal.


Concepto:
“Es un estímulo de origen externo o interno, cuyo enjuiciamiento ético social
es análogo al miedo, al efecto parental, o el sentido de obediencia, el cual
desencadena en el sujeto un estado grave de conmoción psíquica, suficiente
para alterar profundamente en un hombre medio la capacidad de
autodeterminación” Cury.

Requisitos de la fuerza (moral) irresistible.

1.- El estímulo debe ser de naturaleza análoga desde el punto de vista del
enjuiciamiento ético social, a la de otros a los cuales la ley concede eficacia
excluyente de la exigibilidad.

2.- Debe ser actual.

3.- Debe ser irresistible, lo que significa que la perturbación experimentada


por el sujeto debe ser tan profunda que reduzca efectivamente la capacidad
de autodeterminación de un hombre medio.

El miedo insuperable.

Se encuentra regulada en el art. 10 N°9 segunda parte, del C. Penal.


Concepto:
“Es un estado de perturbación anímica más o menos profunda, provocada
por la previsión de ser víctima o de que otro sea víctima de un daño” (Cury).
El miedo debe ser insuperable, es decir, la perturbación debe alcanzar un
nivel intolerable para un hombre medio. Además debe tratarse de un sujeto que
no esté obligado a soportarlo

Si la perturbación es extrema hasta el límite de una privación total de la


razón, se configuraría la causal de inimputabilidad de trastorno mental

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transitorio.

Análisis de la eximente de responsabilidad criminal del art. 10 Nº 11 del


C. Penal.

Fue incorporada por ley 20.480 de 18 de diciembre de 2010, que además de


incorporar esta exención, consagró en nuestra legislación la figura del
“femicidio”
Se estudia en este capítulo aun cuando, como lo veremos, en algunos casos
su naturaleza será de causal de justificación y no de inexigibilidad.

I.- Antecedentes legislativos.

Lo que inspira la dictación de la Ley 20.480 es el reconocimiento de la violencia


que se dirige en contra de una mujer dentro del contexto intrafamiliar.
En un primer momento se propuso modificar el art. 10 N°9 del C. Penal “El
que obra violentado por una fuerza irresistible o impulsado por un miedo
insuperable.”.
La Cámara de Diputados, en el primer trámite constitucional propuso
agregar, al final del numeral noveno, antes citado, la siguiente expresión final:
“o bajo la amenaza de un mal grave e inminente”.
En el segundo trámite constitucional el Senado rechazó la modificación,
enmienda que, a su vez, rechazó la Cámara de Diputados en el tercer trámite
constitucional.

Las razones del rechazo fueron diversas y se planteó una controversia por lo
que tuvo que pasar a la Comisión Mixta.

II.-Propuesta del Prof. Enrique Cury

El Prof. Cury, propuso introducir una nueva causal undécima en el art. 10 del
Código Penal, del tenor siguiente:

“11º El que obra para evitar un mal grave a su persona o derechos o los de
otro u otros, siempre que concurran las circunstancias siguientes:

1ª. Actualidad o inminencia del mal que se trata de evitar.

2ª. Que no exista otro medio practicable y menos perjudicial para evitarlo.

3ª. Que el sacrificio del bien amenazado por el mal no pueda ser
razonablemente exigido al que lo aparta de sí o, en su caso a aquél de quien
se lo aparta siempre que ello estuviese o pudiese estar en conocimiento del
que actúa.”.

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III.-Algunos aspectos relevantes del debate en la Comisión Mixta.

En esta etapa de discusión existieron algunas confusiones en el sentido que


la propuesta ampliaba el contenido del art. 10 N°7, del C. Penal, calificándose
incluso este último numeral, como estado de necesidad exculpante, lo que
resulta incorrecto.

La propuesta del prof. Cury, se refirió siempre a una situación de no


exigibilidad, lo que significa que la conducta será típica y antijurídica, pero no
culpable.

Otro punto importante del debate lo constituyen las inquietudes planteadas


por los Senadores Sra. Alvear y Sr. Espina. Solicitaron al profesor señor
Cury que precise y explique cuál es la diferencia entre su propuesta y las
hipótesis de legítima defensa propia, de parientes y de terceros que
establecen las causales cuarta, quinta y sexta del artículo 10 del Código
Penal, respectivamente, y la norma actual de estado de necesidad,
contenida en la causal séptima del artículo citado.

El profesor Cury explicó que el elemento central de la legítima defensa es


una agresión ilegítima, actual o inminente, y señaló que en los casos que
supone su propuesta no se presenta en el momento una agresión propiamente
tal, sino que se configura ante un hecho o estado que pone a la persona en una
situación en la que no le es exigible otra conducta.

Agregó que la actual causal séptima es más limitada que la proposición,


porque ella limita la posibilidad de ofensa exenta de responsabilidad en caso de
estado de necesidad sólo al supuesto de daños a la propiedad.

Además, y en respuesta a lo señalado por el Honorable Diputado señor


Calderón, expresó que la unanimidad de la doctrina nacional y el Derecho
comparado consideran que la exigibilidad de otra conducta es parte del
elemento “culpabilidad” de los ilícitos penales, por lo que la inclusión de esta
disposición en la legislación positiva no implica, de forma alguna, zanjar por la
vía legislativa una discusión doctrinaria.

Al debate en la Comisión Mixta, también fue invitado el prof. de Derecho


Penal Sr. Juan Domingo Acosta, quien al respecto sostuvo, que la proposición
del profesor señor Cury parte de la base que no se está en presencia de una
agresión ilegítima, que en la teoría penal tiene un efecto radical, cual es
eliminar la calidad de ilícita de la reacción ante esa agresión, si es que además
se cumplen las otras condiciones establecidas en la ley. Explicó que, por su
parte, cuando se configura un estado de necesidad lo que realmente sucede es
que la conducta, que sigue siendo ilícita, deja de ser culpable, lo que determina
un efecto mucho más restringido.

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Finalmente también es importante consignar la opinión del Honorable


Senador don Patricio Walker, quien puntualizó que el actual catálogo de
circunstancias eximentes establecido en el Código Penal chileno es muy
restrictivo, particularmente en lo que dice relación con la causal novena del
artículo 10, objeto de la diferencia entre ambas Cámaras. Dicha disposición
por apelar al concepto de “miedo insuperable” contiene un cariz psicológico
muy difícil de probar en un juicio y que, en tal consideración, la proposición del
profesor Cury, que mejora la postura de la Cámara Baja, llena el vacío actual
de la legislación y, por tanto, es partidario de su aprobación.

Texto definitivo.-
Art. 10 “Están exentos de responsabilidad criminal: 11.- El que obra para
evitar un mal grave para su persona o derecho o los de un tercero, siempre que
concurran las circunstancias siguientes:
1ª. Actualidad o inminencia del mal que se trata de evitar.
2ª. Que no exista otro medio practicable y menos perjudicial para evitarlo.
3ª. Que el mal causado no sea sustancialmente superior al que se evita.
4ª. Que el sacrificio del bien amenazado por el mal no pueda ser
razonablemente exigido al que lo aparta de sí o, en su caso, a aquel de quien
se lo aparta siempre que ello estuviese o pudiese estar en conocimiento del
que actúa.

Naturaleza jurídica.-

No obstante la opinión del prof. Cury, en orden a que se trataba de un estado


de necesidad exculpante, causal de no exigibilidad de otra conducta, de los
requisitos del texto definitivo la situación no resulta tan clara y podría
sostenerse que tiene una naturaleza mixta. Ello porque podría comprender
situaciones de estado de necesidad justificante y casos de estado de
necesidad exculpante.

Las dos primeras circunstancias del art. 10 N°11 son exactamente iguales a
dos de las contempladas en el estado de necesidad justificante del art. 10 N°7,
y la 3° permitiría comprender, entre otros, los casos en que se causa un mal
menor para evitar un mal mayor, lo que es propio de un estado de necesidad
justificante.

Las otras situaciones en que los males son iguales o bien el causado es
mayor, pero no sustancialmente superior al que se evita, es propio de un
estado de necesidad exculpante, situación de no exigiblidad de otra conducta.
Además la circunstancia 4° otorga argumentos para sostener que es una
causal de no exigibilidad, al menos en estos casos.

De forma que si en un caso concreto el mal causado es inferior al evitado y


se reúnen los demás requisitos establecidos en el art. 10 N°11, se podrá
invocar su aplicación considerando en este caso un estado de necesidad

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justificante y en consecuencia que la conducta no obstante ser típica es lícita.

En los demás casos será un estado de necesidad exculpante, causal de no


exigibilidad, por lo que la conducta será típica y antijurídica, pero no culpable.

Se trata de un estado de necesidad de aplicación universal y de


carácter subsidiario.

De aplicación universal, porque no obstante que su incorporación se


produjo en el contexto de la violencia familiar, más específicamente en la
regulación del femicidio, su ubicación dentro de las causales generales de
exención de la responsabilidad criminal, lo hace aplicable a cualquier clase de
delito y cualesquiera sean las personas involucradas, reuniéndose los
requisitos que indica la ley.

Tiene el carácter de subsidiario, lo queda de manifiesto del tenor de la


circunstancia 2° del N°11 del art. 10, en que se puede recurrir a él cuando no
exista otro medio practicable y menos perjudicial para evitarlo.
Aun cuando la voluntad del legislador pudo ser el de consagrar una causal
de no exigibilidad de otra conducta, la voluntad de la ley refleja una causal
mixta que puede comprender situaciones de estado de necesidad justificante o
exculpante.

Requisitos.

1.- “Actualidad o inminencia del mal que se trata de evitar”. Circunstancia 1°


N° 11 art. 10 C. Penal.

El requisito básico es el mal que se trata de evitar. Si no concurre este


requisito no existirá ni una causal de exención, ni una atenuante.

El mal puede recaer sobre cualquier bien jurídico no sólo relacionado con la
persona o derechos del sujeto activo del sacrificio necesario, sino que también
de un tercero, por ello el Código comienza en el N°11, del art. 10 , señalando
“El que obra para evitar un mal grave para su persona o derechos o los de un
tercero.”
El mal, debe ser actual, es decir, que se está produciendo o inminente, o
sea próximo.

Sobre el particular resulta relevante la opinión de Roxin “ la actualidad


del peligro en el estado de necesidad excluyente de responsabilidad
comprende períodos de tiempo sustancialmente más grandes que la actualidad
de la agresión en la legítima defensa, lo que rige sobre todo para el llamado
peligro permanente, en que una situación que amenaza con un peligro se
puede convertir en cualquier momento en un daño, sin que pueda decir
exactamente cuándo ocurrirá tal cosa, precisamente un ejemplo de este peligro
es el tirano familiar que de momento está pacífico, pero que en cualquier
instante puede proceder a nuevos malos tratos”

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El mal puede tener cualquier origen, quedando excluida la agresión ilegítima


de quien invoca esta eximente, como sería el caso que un sujeto agrediera
ilegítimamente a otro y éste último reaccionara haciendo uso de la legítima
defensa. Si obra para evitar el mal que se puede producir con la reacción
defensiva, no se configuraría esta eximente pues tendría que soportar el mal
que en cierta forma él mismo provocó, de acuerdo a la circunstancia 4° del
N°11 del art. 10.

El mal con que se amenaza debe ser grave, esto no significa que sea mayor
que el causado para evitarlo, pueden ser iguales e incluso menor, siempre que
reúna el requisito indicado en la circunstancia 3°. Se sostiene que debe ser
grave en términos que explique la eximente, lo que implica una presión
suficiente que conduzca a exculpación por causar un mal, aun cuando sea
mayor que el mal evitado.

2.-Que no exista otro medio practicable y menos perjudicial para evitarlo.


Circunstancia 2° N°11, art. 10 C. Penal.

Este requisito le da el carácter de subsidiario al igual que el estado de


necesidad justificante del art. 10 N°7 del C. Penal.

Que no exista otro medio practicable, implica que en la situación concreta en


que se encontraba el sujeto no existía otro recurso a su alcance que le
permitiera anular el mal grave que amenazaba el bien jurídico respectivo.

Que no exista otro medio menos perjudicial, significa que el medio debe ser
utilizado de forma de causar el menor daño posible.
Si existiera otro medio menos lesivo para evitar la amenaza al bien jurídico y
no se emplea no concurrirá la eximente de responsabilidad penal y a lo más
podrá concederse una atenuante del art. 11 N°1, si se dan los demás requisitos
para ello.

3.- Que el mal causado no sea sustancialmente superior al que se evita.


Aquí se pueden dar diversas situaciones:
--- El mal causado es de igual valor o algo superior al evitado (Estado de
necesidad exculpante)

---Si el mal causado es menor que el evitado, se estaría en presencia de un


estado de necesidad justificante que aquí quedaría comprendido sin las
limitaciones del art. 10 N°7. Por ello un sector de la doctrina sostiene que el art.
10 N°11, tiene una naturaleza mixta porque en algunos casos podrá ser un
estado de necesidad exculpante y en otros justificante, como sucede en este
último caso.

La ponderación de los males quedará entregado al criterio de los tribunales,


tarea que a veces resulta compleja sobre todo cuando tenga que determinar
que el mal causado no sea sustancialmente superior al que se evita.

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Se sostiene que uno de los parámetros podría ser que el bien en peligro sea
de carácter personal.

4.- Que el sacrificio del bien amenazado por el mal no pueda ser
razonablemente exigido al que lo aparta de sí, o en su caso, a aquel de quien
se lo aparta siempre que ello estuviese o pudiese estar en conocimiento del
que actúa.

Aquí se contempla un deber de tolerancia al que lo aparta de sí, (es decir, al


que personalmente actúa para evitar su propio mal) no debe estar obligado a
soportar su propio riesgo porque si él crea o provoca el peligro debe soportar
las consecuencias gravosas.

Lo mismo sucede en los casos en que se actúa para evitar un mal a tercero.
El tercero por quien se actúa no debe estar obligado a soportar el riesgo.

Para que se niegue el estado de necesidad es necesario que el que actúa


haya tenido o pudiese estar en conocimiento de que la persona por la cual
actúa haya estaba obligada a soportar el riesgo.

Se citan como ej.: de personas que están obligadas a soportar el riesgo en


razón de su oficio, los bomberos y la policía. También aquellos en que la
producción del mal está autorizada por el derecho como es el caso de la
detención que debe soportar el que ha sido sorprendido en delito flagrante.

Efecto atenuatorio.-

De conformidad a lo dispuesto en el art. 11 N°1, del C. Penal, cuando no


concurren todos los requisitos necesarios establecidos en el artículo anterior se
transforma en atenuante.

Para tal efecto, debe concurrir el requisito básico de la causal que en este
caso es “la actualidad o inminencia del mal que se trata de evitar” De manera
que si no concurre esta exigencia esencial jamás podrá transformarse en
atenuante.

Para determinar el efecto atenuatorio cuando falta alguno de sus requisitos,


hay que distinguir las siguientes situaciones:

1.-) Faltan requisitos, pero concurre la mayoría de ellos. En este caso, se


transforma en una atenuante privilegiada y se aplica el art. 73, lo que significa
que el juez debe rebajar la pena en uno, dos o tres grados al mínimo de los
señalados por la ley para el delito.

2.-) Concurren menos de la mayoría. Aquí se rige por las reglas generales en
materia de atenuantes, arts. 65 al 68-bis. No tiene privilegio en cuanto a la
atenuación.-

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El encubrimiento de parientes.

Se encuentra reglamentado en el art. 17 inc.final del Código Penal.


En virtud de esta disposición legal se encuentra exculpado quien encubre a
su cónyuge, conviviente civil o a algunos de los parientes indicados en el
inc.final del art. 17, a menos que se encuentre en la situación señalada en el
N°1 del mismo artículo, es decir, cuando se aprovecha por sí mismo o facilita a
los delincuentes medios para que se aprovechen de los efectos del crimen o
simple delito.

La obediencia debida o cumplimiento de órdenes antijurídicas.

Se encuentra reglamentada en los artículos 214 y 335 del Código de Justicia


Militar.

Se encuentra exculpado el militar que haya cometido un delito con motivo de


la ejecución de una orden de servicio, siempre, si el mandato tendía
notoriamente a la perpetración de un hecho punible, haya cumplido con la
formalidad de suspender su ejecución y representárselo así al superior que lo
impartió, el cual de todas maneras insistió en imponerle la realización de la
conducta típica.

En doctrina y con respecto a la obediencia se hacen las siguientes


distinciones:

1.- Obediencia relativa


2.- Obediencia absoluta y ésta puede ser ciega o reflexiva.

Relativa
Tiene lugar cuando el subordinado sólo está obligado a cumplir los mandatos
lícitos que le imparta el superior.

Absoluta.
Ocurre cuando se le impone también al subordinado el cumplimiento de
mandatos antijurídicos. Esta puede ser reflexiva o ciega.
Reflexiva cuando se otorga al inferior la posibilidad de representar la
ilegitimidad de la orden, pero una vez que el superior insiste en ella, el
subordinado debe cumplirla.

Ciega en este caso se priva al subordinado la facultad de representar, sólo


debe obedecer la orden.
En nuestro país en el orden militar se consagra la absoluta reflexiva.

Requisitos de la obediencia debida.

1.- Debe existir una orden del superior al inferior que debe estar revestida de

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las respectivas formalidades.

2.- La orden debe referirse a la realización de un hecho típico y antijurídico.

3.- El inferior debe cumplir la orden a conciencia de su tipicidad y antijuricidad.

4.- El inferior no debe obrar coaccionado.

5.- El subordinado debe haber expresado al superior su desacuerdo con la


orden que se le ha impartido.

EL DELITO OMISIVO.

Concepto de omisión.

“Es no hacer aquello que se tiene el deber jurídico de realizar, pudiendo


hacerlo” (Mario Garrido).

Clasificación.

Delitos de omisión simple u omisión propia.

El sujeto permanece inactivo frente a una norma imperativa, es decir, no la


acata no obstante que el incumplimiento de ella está tipificado.

Delitos de comisión por omisión u omisión impropia.

Es una fórmula mixta entre los delitos de acción y de omisión.


La conducta típica se lleva a cabo cuando el sujeto al no haber ejecutado
aquello que debió ejecutar, dio ocasión a la producción del hecho típico que
la norma prohibía.
Los delitos de acción pueden ser cometidos por omisión cuando el sujeto
activo se encuentra en posición de garante respecto del bien jurídico.

Elementos del tipo en los delitos de omisión simple u omisión propia.

TIPO OBJETIVO.

1.-Que se concrete la situación de hecho o de derecho que impone el deber de


actuar (concurrencia de la situación típica).

2.- Que no se realice la actividad ordenada (ausencia de la acción esperada).

3.- Capacidad individual de acción, es decir, que el sujeto se haya encontrado


en condiciones de ejecutarla.
Este requisito debe analizarse con un criterio objetivo y tomando en cuenta

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como parámetro a un hombre común en iguales circunstancias.

TIPO SUBJETIVO.

Se puede cometer con dolo o culpa, siempre que en este último caso el
respectivo tipo lo permita.

En cuanto al dolo, la doctrina mayoritaria aplica aquí las reglas generales,


pero el prof. Mario Garrido sostiene que en este caso no se exige el
elemento volitivo, bastaría para configurar el dolo, el elemento intelectual.
Por ello él emplea la expresión de cuasidolo.

Elementos del tipo en los delitos de comisión por omisión u omisión


impropia.

Tipo objetivo.

1.- Que se dé en la realidad la situación fáctica de peligro de un bien jurídico


que le crea al sujeto la obligación de ejecutar una actividad destinada a
evitarlo.

2.- Que no se lleve a cabo la acción destinada a evitar el riesgo, estando


obligado a ejecutarla por encontrarse en posición de garante respecto del
bien jurídico en peligro.
Las fuentes de la posición de garante son la ley, contrato, el hacer
precedente peligroso y la comunidad de peligro (las dos últimas no tienen
una aceptación unánime).

3.- Que el sujeto haya estado, en el caso concreto, en situación de realizar la


actividad que de él se esperaba.

4.- La producción del resultado típico que la acción omitida pudo evitar.
5.- La imputación objetiva del resultado típico con la inactividad del sujeto que
tenía la posición de garante.

Este requisito se cumple cuando se dan dos condiciones:

a) La causalidad hipotética entre el no hacer y el resultado.


Este requisito se cumple cuando agregada mentalmente la acción omitida el
resultado podría haberse evitado como probabilidad cierta.

b) El resultado debe estar comprendido en el ámbito de protección de la


norma que impone el deber de cuidado y la omisión puede equipararse para
tal efecto a la acción descrita en el respectivo tipo penal.

Tipo subjetivo.
Se aplican las reglas generales.

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La antijuricidad y la culpabilidad en los delitos de omisión.

En cuanto a la antijuricidad se aplican las reglas generales, pero aquí existe


una causal de justificación que se aplica expresamente a la omisión.
El art. 10 N°12 primera parte declara exento de responsabilidad criminal al
que incurre en una omisión por causa legítima.
En lo concerniente a la culpabilidad también se aplican las reglas generales,
pero aquí la conciencia de la ilicitud es- en realidad- conciencia del mandato.
Existe una controversia en la doctrina acerca de si la omisión por causa
insuperable del art. 10 N°12, segunda parte, del C. Penal es una causal de
atipicidad o de inculpabilidad por no exigibilidad de otra conducta.
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