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Puesto que la muerte de alguien a quien queremos es una de las experiencias más
devastadoras que podemos sufrir, y es uno de los mayores retos a los que se enfrenta
una persona a lo largo de su vida, son muchos los hombres y mujeres que precisan de la
ayuda de los profesionales de la psicología especializados en este campo.
Los sentimientos típicos experimentados por los individuos en duelo, y tratados por
los psicólogos y psicoterapeutas especializados en este tipo de terapia, incluyen tristeza,
ansiedad, ira, soledad, culpa, aislamiento o confusión. Asimismo, los cambios a nivel
cognitivo, afectivo y conductual también incluyen sentimientos de desorganización y
cansancio, problemas de concentración, problemas de sueño, cambios de apetito,
pesadillas o pensamientos constantes sobre el difunto.
La terapia de duelo permite al paciente entender y reconocer los aspectos normales del
proceso de duelo, le ayuda a hacer frente al dolor asociado con la pérdida, a sentirse
apoyado en un momento tan delicado y de importantes cambios en su vida y a
desarrollar estrategias para poder superar esta situación de manera saludable.
Dicho de otra forma, la terapia de duelo facilita al sujeto la expresión emocional sobre
la pérdida, la aceptación de este hecho traumático, la adaptación a la vida después de
una situación tan dolorosa y le ayuda hacer frente a los cambios dentro de uno mismo y
del entorno que le rodea después de lo ocurrido.
Por qué es tan importante la ayuda psicológica
Hasta cierto punto es normal que, tras la muerte de un ser querido, las personas sufran
un enorme sentimiento de vacío, dolor y confusión. Ahora bien, cuando estas
reacciones negativas duran un tiempo prolongado puede convertirse en algo
patológico.
Además, hay ciertas circunstancias en las cuales pueden ocurrir complicaciones que
hacen que el proceso de duelo no sea normal. Estas circunstancias pueden implicar la
pérdida de un hijo, o la pérdida de un ser querido debido a un accidente o homicidio,
por ejemplo.
Cada persona experimenta el duelo de manera diferente. Mientras que algunas encajan
esta situación y consiguen superarla al cabo de unos meses, otras pueden sentirse tan
incapaces de avanzar que requieren de la ayuda de un especialista para volver a la
normalidad y restablecer el equilibrio en su rutina diaria.
A lo largo de las siete semanas de duración, los alumnos podrán adquirir destrezas para
diagnosticar y diferenciar el duelo normal del duelo complicado y conocerán la técnicas
de intervención en terapia psicológica para su tratamiento. No sólo eso, sino que éstos
serán capaces de aplicar dichas técnicas de intervención, gracias a la metodología del
curso, que combina la teoría y práctica, e incluye, además del juego de roles y
visualización de sesiones, la supervisión de casos.
El duelo es una de las experiencias más duras por las que puede pasar un ser humano
a lo largo de su vida. Aunque muchas personas lo asocien a la muerte, este fenómeno
también puede ocurrir cuando nos rompen el corazón o cuando perdemos un trabajo
después de muchos años en el mismo puesto; se produce, en general, en las situaciones
en las que ocurre algo que interpretamos como una pérdida.
Sin duda, superar el duelo es complicado, por lo que la persona debe ir pasando una
serie de etapas para volver a estar bien. Es una experiencia muy dolorosa y cada
individuo tiene una forma personal de vivirlo. Asimismo, existen varios tipos de duelo,
por lo cual es complicado hablar de una secuencia de acciones a realizar para asimilar
esta experiencia del mejor modo posible. En este artículo nos adentramos justamente en
las diferentes clases de duelo y sus características.
Su idea se basa en que existen 5 etapas del duelo. Ahora bien, estas cinco fases no
siempre se van sucediendo con la misma colocación y de forma secuencial, es decir, no
todas las personas en fase de duelo tienen por qué atravesar las 5 etapas. Además,
cuando las atraviesan no tienen porqué aparecer siempre en el mismo orden.
1. Negación
2. Cólera o ira
La tristeza puede llevar a una persona sufrir ira y rabia y a buscar culpables. Esta
ira puede manifestarse de diferentes maneras, culpándose a uno mismo o culpando a los
demás, y puede proyectarse contra animales y objetos.
3 - Negociación
En esta etapa, el dolor lleva a buscar una negociación ficticia. De hecho, muchas
personas que se enfrentan a la muerte tratan de negociar incluso con una fuerza
divina.
Otras personas, aquellas que sufren un trauma menor, pueden llevar a cabo otras
negociaciones o compromisos. Por ejemplo "¿Podemos seguir siendo amigos?" o “Voy
a lograr esto por ti.” La negociación rara vez proporciona una solución sostenible, pero
puede reducir el dolor del momento..
4 - Depresión
El impacto de la pérdida de alguien cercano puede llevar a una persona a una situación
muy dolorosa, que viene acompañada de una enorme tristeza y una crisis existencial, al
darse cuenta de que esa persona desaparece de su vida. Aunque los síntomas se
asemejan al trastorno depresivo, una vez se produce la aceptación de la situación, la
sintomatología remite.
5 - Aceptación
Esta etapa sucede cuando se ha aceptado esta situación dolorosa y depende de los
recursos de cada uno el aceptarla antes o después. No es una etapa que represente
alegría, sino más bien desapego emocional y comprensión de lo que puede haber
sucedido. Si la persona pasa mucho tiempo en proceso de duelo y no acepta la situación,
es necesario que busque ayuda psicológica para superarlo.
Tipos de pérdidas
Puesto que la etapa de duelo no necesariamente tiene que ocurrir por la pérdida de un
ser querido, antes de pasar a los tipos de duelo vamos a pasar a las diferentes clases
de pérdidas que pueden ocurrir:
Pérdidas relacionales: Tienen que ver con las pérdidas de personas. Es decir,
separaciones, divorcio, muerte de seres queridos, etc.
Pérdidas de capacidades: Ocurre cuando un individuo pierde capacidades físicas y/o
mentales. Por ejemplo, por una amputación de un miembro.
Pérdidas materiales: Se da ante las pérdidas de objetos, posesiones y, en definitiva,
pérdidas materiales.
Pérdidas evolutivas: Son los cambios de las etapas de la vida: vejez, jubilación, etc. No
todo el mundo encaja igual esta situación.
No todas las pérdidas generan duelo, sin embargo, dependiendo de los recursos u
otras variables psicológicas (como la autoestima o falta de habilidades sociales) de de
cada uno, las pérdidas pueden provocar malestar y sufrimiento durante más o menos
tiempo.
Tipos de duelo
¿Cuáles son los tipos de duelo que hay? A continuación puedes encontrar los
diferentes tipos de duelo.
1. Duelo anticipado
El duelo sin resolver, como su nombre indica, significa que la fase de duelo sigue
presente. Sin embargo, suele denominarse así al tipo de duelo que sucede cuando ha
pasado cierto tiempo (entre 18 y 24 meses) y todavía no se ha superado.
3. Duelo crónico
El duelo crónico también es una clase de duelo sin resolver, que no remite con el paso
del tiempo y que dura durante años. También se denomina duelo patológico o duelo
complicado.
4. Duelo ausente
Este tipo de duelo hace referencia a cuando la persona niega que los hechos hayan
ocurrido. Por tanto, es la etapa de negación de la que hemos hablado con anterioridad,
en la que el individuo sigue evitando la realidad pese a haber pasado mucho tiempo. Es
decir, la persona ha quedado estancada en esta fase porque no quiere hacer frente a la
situación.
5. Duelo retardado
El duelo retardado suele darse cuando la persona que lo sufre, en un primer momento,
debe hacerse cargo de muchas cosas que requieren su atención inmediata, como
por ejemplo el cuidado de una familia.
6. Duelo inhibido
7. Duelo desautorizado
Este tipo de duelo ocurre cuando el entorno que rodea a la persona no acepta el
duelo de ésta. Por ejemplo, cuando transcurrido un tiempo largo la familia le reprocha a
la persona que siga en duelo. Ésta reprime los sentimientos de cara a la familia, pero
internamente no lo ha superado.
Muchas veces, este tipo de duelo se da cuando la persona que murió o se marchó para
siempre llevaba asociado un estigma y se encontraba excluida, al menos para el entorno
cercano de la persona que lo sufre (por ejemplo, su familia). Expresar duelo puede
llegar a ser un acto simbólico que subvierta ciertas ideas políticas y sociales. Por
ejemplo, si la persona ausente era la pareja homosexual de alguien y la familia no
aprueba este tipo de relaciones.
8. Duelo distorsionado
Referencias bibliográficas:
¿Qué es el duelo?
El duelo es el proceso psicológico que se produce tras una pérdida, una ausencia, una
muerte o un abandono. Es diferente para cada persona. Se pueden sufrir diferentes
síntomas emocionales y físicos como: ansiedad, miedo, culpa, confusión, negación,
depresión, tristeza, shock emocional, etc.
El dolor por la pérdida se puede experimentar no solo por la muerte, sino cada vez que
en la vida tenemos una experiencia de interrupción definitiva de algo, de pérdida, de
distancia que no podrá ser cubierta. La experiencia emocional de enfrentarse a la
pérdida, es lo que llamamos elaboración del duelo, que nos conduce a la necesidad de
adaptación a una nueva situación.
“No puede ser verdad”, “cómo ha podido ser”, “no es justo”… Son frases que todos
reconocemos haber utilizado alguna vez. La incredulidad es la primera reacción ante un
golpe de la vida. La negación es un escalón inevitable que hay que atravesar y del que
finalmente hay que salir para digerir la pérdida. Negar es una manera de decirle a la
realidad que espere, que todavía no estamos preparados. El impacto de la noticia es tan
fuerte que dejamos de escuchar, de entender, de pensar. Puede suceder que en un primer
momento el bloqueo sea tan grande que no podamos ni sentir. La negación tiene el
sentido de darnos una tregua. Hay quien niega la pérdida pero también hay quien
aceptando precipitadamente la crudeza de la realidad lo que en realidad trata es
de negar el dolor.
Enfado:
Lo primero que debemos de hacer con la rabia es reconocerla y aceptarla para poder
sacarla fuera. La rabia tiene una razón de ser. Es pedir ayuda, nos impulsa a tomar otros
caminos, cuando estamos en el fondo del agujero nos hace tomar impulso para salir a
flote. Es un arma para la supervivencia. Toda la rabia que se queda dentro, que
intentemos negar o esconder nos acabará machacando.
Negociación:
Miedo o depresión:
Aceptación:
Es el último paso del duelo. Nunca es fácil aceptar que lo que se perdió se perdió y
no hay vuelta atrás. Tenemos la alternativa de no aceptar pero una vez llegados
aquí nos damos cuenta de que si no lo hacemos el precio a pagar es muy alto.
Llegar a este punto requiere de un gran trabajo. Se trata de aceptar que las piedras que
vamos encontrando en la vida también forman parte del camino.
Sentirse “uno más” es una manera de devolver el duelo a su lugar y trabajarlo como un
aspecto más de la vida, de ese proceso en que reconocemos que también la pérdida
forma parte de la vida, de la misma forma que perdemos juventud, relaciones, lugares,
seres queridos…..
La duración del duelo es variable, eso significa que pueden pasar meses e incluso
años. La mayoría de las personas elaboran el duelo de manera adecuada pero existen
otras que no lo logran, por ese motivo es importante tener claro que síntomas son los
que se mantienen y agudizan a pesar de que el tiempo transcurra.
El duelo es un proceso normal, largo, a veces muy largo, pero pasajero. Olvidar es
posible, y la vida no termina con el dolor del duelo, sino que en muchos casos
empieza justo ahí.
Entre las primeras sensaciones aparece la rabia y esta puede dirigirse hacia uno mismo o
hacia los demás transformándose en sentimiento de culpa o cólera. Cuando esta
sensación se vuelve tan intensa llega a bloquear el proceso normal de elaboración del
duelo y entonces es necesario una intervención inmediata que permita que esa rabia
fluya para poder dar paso a las restantes sensaciones que poco a poco irán apareciendo.
La rabia debe ser diluida en el caudal del resto de nuestra vida hasta hacerse inofensiva.
La rabia que no puede fluir lleva a revivir pensamientos y sensaciones devastadoras.
Una de las principales maneras de trabajar la rabia es a través de la escritura. Si
escribimos lo que sentimos conseguimos bajar su intensidad, descubriendo partes de la
realidad que negábamos. Lo que queda después de la rabia es un profundo dolor y la
única manera de superarlo es pasar por en medio.
Si quieres saber cómo afrontar la pérdida de una persona querido te recomendamos leer
el siguiente y emotivo artículo: aquí.
En ocasiones el impacto inicial es tan grande, el bloqueo se hace tan fuerte y las
emociones se vuelven incontrolables hasta llegar a incapacitar a la persona para afrontar
el día a día. En esas ocasiones la medicación es un recurso adecuado, siempre
controlada por el médico y durante un periodo de tiempo limitado.
La psicóloga Júlia Pascual dice que hemos de evitar patologizar lo que es normal.
Añade que medicar a priori un proceso doloroso en la vida que como tal debe de
doler es un error. De hecho, intentar anestesiar el dolor emocional con pastillas puede
llegar a convertirse en un problema. Es importante no recurrir a la medicación como
huida. Si recurrimos a la sobremedicación estaremos bloqueando el proceso.
El duelo es un proceso que se lleva a cabo después de una pérdida, ya sea de una
persona querida, de un empleo, de una relación, de un objeto etc. El duelo afecta
psicológicamente aunque también afecta al comportamiento y al físico de la persona
que lo sufre. Es un proceso necesario, universal y doloroso. Lo importante es integrarlo
en la vida y restablecer una relación con él.
Los seres humanos establecemos relaciones por naturaleza. Estamos interactuando
constantemente con los que nos rodean: construimos vínculos a lo largo de nuestra
existencia para satisfacer nuestras necesidades de seguridad y protección como niños,
para desarrollar nuestra identidad como adolescentes y para dar y recibir amor
como adultos. Este impulso de conectar con el exterior surge desde el momento en que
el bebé nace y empieza a relacionarse con su madre.
El duelo normal
El proceso del duelo es un mecanismo para adaptarnos a una pérdida, está normalizado
ya que sus características se encuentran presentes en la mayoría de duelos. En el duelo
normal hay unas seis conductas que se presentan con normalidad: malestar somático o
corporal, preocupación por la imagen del fallecido, culpa relacionadas con el fallecido o
con las circunstancias de la muerte, reacciones hostiles, incapacidad para actuar
normalmente y, por último, muchos pacientes desarrollaban algunos rasgos del fallecido
en su propia conducta.
La duración del duelo está entre los dos y los tres años (si se trata de una persona
significativa), se inicia desde el momento en que la persona empieza a evidenciar la
separación y acaba cuando éste la acepta definitivamente.
1. Negación emocional
Se realiza con la gente más próxima aunque el enfado real es con la persona perdida, es
muy necesaria expresar esta etapa.
3. Tristeza
Empieza a aceptarse el hecho, comienza costando hablar sobre ello y termina con
pequeños comentarios sobre la pérdida.
Poderse vincular a otras relaciones sin que sea una sustitución de la persona perdida.
Para que el duelo sea ajustado, estos dos mecanismos deben darse de forma oscilatoria,
aunque al avanzar el proceso en el tiempo predominan los mecanismos orientados a la
restauración.
Las necesidades emocionales de las personas que han sufrido una pérdida
Las personas en duelo tienen ciertas necesidades que deben verse satisfecha para
superar con éxito la pérdida.
Suicidio
Los afectados no sólo se quedan con la sensación de pérdida, sino también con un
legado de vergüenza, miedo, rechazo, enfado y culpa. Es posible que un duelo por
suicidio pueda ser más intenso y durar más tiempo que el duelo debido a otro tipo de
pérdida.
Muerte súbita
Se producen sin aviso. En este tipo de muertes, se percibe la pérdida como si no fuera
real, la mente no asimila un cambio tan brusco por lo que es necesario un tratamiento
específico que ayude a aceptarlo.
Muerte perinatal
En este caso es necesario darle importancia al duelo del bebé fallecido ya que, si se
menosprecia, puede incitar a los padres a producir otro embarazo que solo serviría como
sustitución del anterior y podrían surgir problemas posteriores.
Aborto provocado
Duelo anticipado
Sida
Debido al estigma del SIDA, es realmente complicado encontrar apoyo social para
este duelo ya que existe el miedo del rechazo o a ser juzgados si se descubre la causa de
la muerte. A causa de estos miedos es probable que se ocasione un aislamiento hacia el
enfermo. Una manera afectiva de sobrellevar este tipo de duelo es el apoyo en grupos
sociales que están el la misma situación.
Conclusiones
En resumen, el duelo es un proceso con el que toda persona puede verse afectada o
involucrada en algún momento de la vida. Es un proceso difícil pero resoluble en el
cual es muy necesario el apoyo de los demás para lograr superarlo. En el duelo no es
necesaria la presencia de un psicólogo que nos ayude a sobrellevarlo pero en ocasiones
es de gran ayuda el servicio que éste nos puede ofrecer.
Hay muchos tipos de duelos y muchas maneras de sobrellevarlo pero todos tienen unas
bases o principios comunes que nos ayudarán a la hora de identificarlo.
Los seres humanos tendemos a establecer diferentes lazos afectivos a lo largo de nuestras
vidas. Cuanto mayor es la cercanía emocional, más intensas y variables son las reacciones
que se producen ante la pérdida. Estas respuestas forman parte del proceso de duelo, a
través del cual la persona expresa sus sentimientos, logra aceptar la pérdida y puede
restablecerse para continuar viviendo tras la ausencia de un ser querido.
La pérdida del ser amado es psicológicamente tan traumática como herirse gravemente lo
es en el plano fisiológico. Tras sufrir una herida, si se tiene cuidado en el proceso de
curación, se puede recuperar el funcionamiento de la zona afectada. Pero hay personas
que no cuidan las recomendaciones para su salud y la curación es inadecuada, pudiendo
dejar secuelas.
Del mismo, tras una herida emocional producida por una pérdida, se necesita un periodo
de tiempo para que la persona en duelo vuelva a un estado de equilibrio y, para
asegurarla curación, la persona habrá de realizar una serie de tareas que le aseguren un
restablecimiento adecuado.
Es frecuente que las personas busquen asistencia sanitaria tras una pérdida pero, en
muchos casos, no se dan cuenta de que por debajo de su malestar físico hay un duelo no
completado. Algunos de los síntomas que se pueden presentar en el proceso de duelo son:
Mientras que muchas personas son capaces de afrontar la pérdida y realizar las cuatro
tareas del duelo sin ayuda, otras pueden tener dificultades. El asesoramiento y la terapia
ante el duelo son una alternativa que tiene el fin de facilitar dicho proceso.
El asesoramiento consiste en ayudar a que las personas realicen las cuatro tareas del duelo
en un marco temporal razonable.
Cada vez son más las personas que buscan profesionales de la psicología que les
acompañen en la realización de un duelo sano y en Terapia y Más podemos ayudarte a
encontrar tu camino a la vida.
¿Cuántas personas hay por el mundo viviendo un duelo como parte de su vida? Parece
que se quedan atrapadas en la tristeza y el dolor por la pérdida de un ser querido. En vez
de continuar con su vida y avanzar, se quedan en el funeral, en la pérdida y en el
sufrimiento.
Gran parte del problema de tantas personas frente a la muerte es la cultura que tenemos
con respecto a ella. El problema del dolor lo adornamos con ceremonias, tradiciones,
velas, lutos, rezos, tristezas, etc. y finalmente es como un soporte social para el dolido.
Esto momentáneamente ayuda a sobrellevar el dolor. En nuestra cultura, el luto se lleva
de una forma muy individual. Cada persona decide (inconscientemente) cuanto tiempo
guardará luto. Y este luto tiene que ver con su capacidad de asimilación del hecho que un
ser querido se ha ido para siempre.
Cuando la etapa de duelo se extiende demasiado (un año o más), empieza el riesgo de
vivir una pena patológica que provoca un desorden en las emociones y por lo tanto un
cambio muy marcado en la personalidad.
No todo proceso de duelo implica la indicación de una terapia. Se puede ayudar a los
familiares o allegados recomendándole un tratamiento si se observa que el duelo que
atraviesa no es "normal" y que presenta reacciones marcadamente divergentes a la pérdida
(por ejemplo en presencia de conductas o intentos de suicidio).
Los tipos de tratamiento recomendados para estos pacientes pueden ser tanto individuales
como grupales y grupos de autoayuda.
Es importante darnos cuenta que cuando revivimos un recuerdo, hacemos eso justamente,
lo "revivimos", volvemos a vivir las mismas emociones con la misma intensidad que la
primera vez. Sin embargo ante un fallecimiento el evento sucedió una sola vez y nosotros
al repetirlo mentalmente lo vivimos muchas veces y si no logramos cerrar el ciclo nos
lastimamos por más tiempo del necesario. Si de todas maneras vamos a recordar, mejor
recordemos eventos felices que eventos tristes. El proceso que se lleva a cabo es dirigir
la mente hacia qué tipo de recuerdos que son favorables para que sean recurrentes y qué
tipo de recuerdos son dañinos para que se queden en la distancia. El PNL nos dice que el
problema no está en el hecho en sí, sino en la forma que codificamos mentalmente el
mismo. El descubrir la manera en que lo hacemos nos puede dar la pauta para superar el
duelo.
La ira y la tristeza en un principio son emociones funcionales, pero que pueden acabar
siendo disfuncionales. Esto dependerá de muchos factores intrínsecos de cada persona.
Ante la rabia y la tristeza ¿que se puede hacer? ¿qué depende de uno y que queda fuera
de control? Hay que darse cuenta de que aunque hay mucho que no depende de uno, si
hay otras cosas que depende de mi, en las que puedo influir y modificar en mayor o menor
grado mis pensamientos, emociones y sentimientos al respecto.
Las siguientes técnicas son para uso individual pero también se pueden utilizar
grupalmente. Son útiles tanto a nivel del duelo normal como del patológico.
Cierra los ojos, adopta una postura cómoda y dirige tu atención a la respiración. Ahora
imagínate a alguien a quien te gustaría parecerte en su manera de tomarse las cosas, en su
manera de reaccionar emocionalmente. Imagina a esa persona nítidamente, su vestimenta,
su manera de andar, el tono de su voz, etc. Imagina que esa persona vive un grave
acontecimiento: la pérdida de un ser querido o el anuncio de su propia muerte. Observa
como reacciona esa persona cuando recibe la noticia, imagina lo que piensa, lo que siente,
lo que dice, lo que expresa, cómo decide afrontar la situación. Ahora imagina que tu estás
dentro de la piel de esa persona, tu eres y reaccionas como esa persona aunque mantienes
tu identidad... y recibes la noticia, date cuenta de cómo te mueves cómo respondes, date
cuenta de la diferencia entre cómo reaccionas ahora y cómo reaccionas habitualmente.
Anota cada día por escrito 3 cosas que hayan ido bien durante el día y por qué han ido
bien durante un mínimo de 2-3 semanas (aunque se pueda alargar a toda la vida como
diario personal). Con este ejercicio aprendes a dirigir la atención a los aspectos positivos
de tu vida.
Se comienza realizando una relajación. Tómate tiempo para entrar en contacto contigo
mismo. Ve centrando la atención en los movimientos de tu corazón. Percibe sus latidos y
su calor.
1. Hazte estas preguntas "¿Qué representa el perdón para mí? ¿Qué nueva calidad
de vida podría proporcionarme?".
2. Recuerda una experiencia positiva en la que tú hayas sido perdonado. Tómate
tiempo para saborear la alegría de ese perdón.
3. Ahora deja aflorar el recuerdo de la persona con la que está resentido. Mírala.
Óyela. Deja que se aproxime esa persona que habías expulsado de tu corazón.
4. Deja emerger las emociones y sentimientos que te animan. Tómate tiempo para
identificarlos y aceptarlos.
5. Si tus emociones son demasiado fuertes, no sigas, tómae tiempo para digerirlas
y asimilarlas y poder continuar.
6. Si te sientes bien, sigue dejando aproximarse a la persona que quieres perdonar.
7. Cuando te sientas preparado, déjala entrar en tu corazón. Susúrrale: "Te
perdono". Dirígete a su corazón y con tus palabras y a tu manera dile algo así
como "Te perdono todo lo que me has hecho en el pasado y lo que me ha hecho
daño o me ha perjudicado: tus palabras, tus gestos o incluso tus pensamientos.
Te perdono; te perdono..."
8. Toma consciencia de hasta qué punto esa persona está sufriendo y se siente
asustada y herida.
9. Descubre como para ti la ofensa ha concluido, ha quedado zanjada, que ya no
influye en ti.
10. Luego déjale marcharse como una persona liberada, transformada, rejuvenecida
por tu perdón. Déjale seguir su camino, deseándole la mayor felicidad posible.
11. Agradece a la vida que te haya concedido esa gracia de poder perdonar.
IMPORTANTE: este ejercicio se debe realizar después de que la persona haya podido
expresar completamente sus sentimientos negativos hacia la persona con la que está
resentido (en role-playing o en imaginación).
Este ejercicio es aplicable a situaciones donde no es una persona sino Dios, o la Vida o la
Sociedad con al que uno está resentido.
1. Siéntate en una silla cómoda con los pies en el suelo y cierra los ojos.
2. Lleva la atención a la respiración.
3. Haz una clara representación en tu mente de la persona hacia la que sientes
resentimiento.
4. Imagina que a esa persona le ocurren cosas buenas: recibe amor, cuidados, dinero, etc.
5. Percibe tus propias reacciones.
6. Imagina la situación desde el punto de vista de la otra persona.
7. Se consciente de que estás menos resentido. Mentalízate para llevar esta nueva forma
de pensar.
8. Abre los ojos y continúa con tus actividades cotidianas.
Se puede aprender a gestionar la ira y la tristeza, como otras emociones, por medio de la
redacción de un diario personal donde se puedan expresar las emociones más destructivas
e íntimas. Y si se comparte con el terapeuta, todavía mejor. Pero para ser más efectivo es
bueno seguir las siguientes normas:
1. Prescripción y escala del síntoma. En una escala de 1 a 100 donde 100 es lo peor ¿qué
número expresa el grado en el cual tú estás experimentando ese problema en este
momento?
2. Prescripción del problema. Permite que el problema empeore. ¿En qué grado empeora?
Ahora permite que el problema mejore. ¿En qué grado mejora?
3. Toma consciencia de lo que haces para mejorar y aplícalo en tu vida cotidiana.
EJERCICIO 8: La despedida
1. Aceptación de los hechos. Reconocer que no se puede estar en otro entorno (el que se
tenía).
2. Expresar sentimientos pendientes. Se le pide a la persona que dibuje la situación o
persona añorada, o la visualice en la memoria tal y como era en el momento en el que se
apartó, y que coloque este recuerdo/imagen/dibujo en un lugar concreto de la habitación.
Se le pide que se dirija a él como si se tratase de un interlocutor real y rememorando lo
que sucedía interiormente en el momento de la partida, le exprese tanto el agradecimiento
por los buenos ratos y los beneficios que ha obtenido de él, como el resentimiento por los
malos ratos, el miedo por tener que afrontar los cambios derivados de su partida, la pena
por marchar o cualquier otro contenido emocional, siempre relatado en tiempo presente.
Después el sujeto se coloca en el espacio físico donde había situado al ser desaparecido y
asume su identidad. Y le/se responderá a lo que antes le había expresado. El sujeto podrá
intercalar varias veces esos roles hasta que pueda experimentar una clarificación de sus
sentimientos y emociones con respecto a la marcha. Y acaba estos diálogos diciendo adiós
a la persona o situación, lugar de trabajo, país, etc.
3. Revivir el alejamiento. Se trata de recordar como tuvo lugar su despedida real en el
pasado y revivirla como si tuviera lugar en el presente. El terapeuta insistirá para que en
la fantasía vea alejarse a la persona de la que se despide, mientras se repite la palabra
"adiós" hasta que desaparezca de vista.
4. Fijación de un tiempo de luto. La persona puede desear concederse un tiempo de duelo
para digerir la pena. En la mayoría de los casos suele suceder que tras la despedida del
punto anterior, la persona ya esté lista para el presente y rechace cualquier tiempo de luto.
En otros casos, sin embargo, prefiere darse una hora, o un mes o cualquier otro tiempo,
para llorar internamente la pérdida.
5. Recibir el presente. Una vez pasado el tiempo de luto, el terapeuta ayudará a la persona
a centrarse en el presente y acogerlo, aceptar la vida con las nuevas limitaciones, pero con
posibilidades de ser razonablemente feliz.
El EMDR puede ser usado como método tanto en duelos normales como en duelos
complicados, acelerando el proceso, facilitando el procesamiento de los elementos
traumáticos del duelo y favoreciendo la reanudación de actividades.
Se presenta un protocolo específico para duelos complicados. Parte de la
conceptualización de la evolución del duelo en tres etapas:
Este tratamiento consta de 3 sesiones de tratamientos basadas sobre cada una de las
etapas:
Usualmente hay una creencia que puede ser re estructurada con EMDR. Normalmente
relacionada con sentimientos de culpa del tipo "Debí haber hecho más", o "No tuve la
oportunidad de decirle adiós ese día". Hay que identificar esas creencias a la hora de
realizar el protocolo, sin luchar para que el paciente las cambie. Solo tomar nota y seguir.
Re orienta al paciente hacia el procesamiento del canal de "la lucha con la muerte",
preguntando cuando piensas en la escena original, ¿cómo te sientes? y sigue desde ahí
manejando las circunstancias alrededor del trauma. Trata de llegar a un cierre del tema en
esta primera sesión, aunque ambos saben que se necesita trabajar más. Si tiene una buena
semana y se le reactivan los recuerdos 1 o 2 días antes de la segunda sesión una vez
transcurrida 1 semana, es una buena señal, ya que el paciente entiende que el EMDR es
efectivo y trae nuevo material justo antes dela sesión.
https://psicologiaymente.com/clinica/terapia-duelo
https://psicologiaymente.com/psicologia/duelo-afrontando-perdida
https://psicologiaymente.com/psicologia/tipos-duelo
http://www.juliapascual.com/duelo/
https://www.terapiaymas.es/tratamiento-psicologico-duelo/
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