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Antiguedad

Se piensa que los primeros caminos fueron implantados a partir del paso
de los animales, aunque esto está puesto en duda ya que los animales no
suelen transitar siempre los mismos caminos. El Camino de Icknield es un
ejemplo de este tipo de origen donde humanos y animales seguían el
mismo camino. A estos caminos se los denomina caminos del deseo.

La rueda fue uno de los inventos que sin duda revolucionó el mundo del
transporte en la antigüedad, inventada probablemente por los pueblos de
la Mesopotamia, aproximadamente en el tercer milenio a.C. Estos pueblos
se vieron en la necesidad de comerciar gran cantidad de productos y de
transportar los mismos. Para su transporte surgió el carro con ruedas.

En el tercer milenio a.C., las civilizaciones de Egipto, Mesopotamia y del


Valle del Indo construyeron caminos, primero para el uso de sus animales
de carga y más tarde para el tránsito de vehículos rodados. En tanto que
las carreteras egipcias tenían probablemente un carácter funerario, las de
Mesopotamia tenían un marcado carácter comercial. Desde el siglo VI a.C.
los Persas comenzaron a unir caminos existentes para formar el “Camino
Real” desde Éfeso a Susa, que contaba con más de 2.500 km. de longitud.
A su turno, en China se construyó la Ruta de la Seda y se desarrolló un
sistema de sendas y caminos en torno al siglo XI a.n.e.. Ya en el siglo III
a.n.e. en la dinastía Ch’in se construyó una amplia red de caminos por
todo el país.

Los romanos fueron célebres por edificar -a partir del año 312 a.C.- una
amplia red de carreteras, las famosas vías romanas, que les permitió
gobernar su inmenso imperio, sin lo cual hubiera sido imposible, ya que su
supremacía se desarrolló partiendo de una ciudad-estado (Roma) que fue
invadiendo otros pequeños estados limítrofes, construyendo caminos que
enlazaban las regiones ocupadas para ayudar consolidar sus conquistas.
Esta red de calzadas unía Europa y el Norte de África mediante 29 grandes
arterias en un sistema que cubrirá 78000 kilómetros.
En un principio dicho sistema de vías fue diseñado con fines militares y
políticos, pues el principal objetivo de su construcción era mantener un
control efectivo de las zonas incorporadas al Imperio; posteriormente, las
calzadas adquirieron una importancia económica añadida, ya que al unir
distintas regiones facilitaban el comercio y las comunicaciones, que es la
función predominante de las carreteras actuales, por tanto enlazan zonas
e irradian nuevos sectores productivos al mercado. Simultáneamente y
como demostración de sus avances en la ingeniería, los romanos
construyeron famosos puentes sobre los ríos que cortaban el paso de sus
carreteras.

Un motivo importante de por qué las calzadas romanas eran tan


duraderas, es el cuidado que pusieron en el diseño y ejecución de un
sistema de drenaje conveniente, que primordialmente consistía en la
excavación de zanjas en los extremos del camino y paralelas al mismo.

La sección tipo de una calzada romana se hallaba integrada por las


siguientes capas, en orden decreciente de profundidad: Un cimiento de
piedras planas o statumen. Una capa formada por ripios y detritus de
cantera, llamada rudus. Una capa intermedia de hormigón a base de
piedra machacada y cal grasa, llamada nucleus. Una capa de terminación,
formada por un enlosado de piedra sellado con mortero de cal,
denominada summum dorsum. El término latino para esta cubierta era
pavimentum, que hoy en día se conoce como pavimento. Este empedrado
era acompañado por los límites de la calzada, dos bordillos paralelos
formados por unos bloques de piedras grandes y ien tallados.

Además se agregaban las piedras miliares o miliarios, columnas cilíndricas


de 2 a 4 m de altura y de 50 a 80 cm de diámetro, con una base cúbica y
clavadas en el terreno unos 80 cm. que indicaban la distancia a la que se
situaba Roma de aquel lugar. Siglos más tarde, a partir del 700 d.C., el
Imperio islámico construirá una red de caminos propia.
Las más sofisticadas aparecen en Bagdad donde se usaba alquitrán,
obtenido de los pozos petrolíferos de la región
mediante una extracción destructiva. Por su parte, los incas de Sudamérica
construyeron una avanzada red de caminos conocida como Caminos del
Inca o caminos incas.

Aunque no se consideran estrictamente carreteras, ya que la rueda no era


conocida por los incas, estas sendas recorrían todos los Andes e incluían
galerías cortadas en rocas sólidas. Convergían en la ciudad del Cuzco.

Fue luego usado por los conquistadores españoles para dirigirse a Bolivia,
Chile y las pampas cordilleranas
argentinas. Lo mismo ocurrió con las culturas de Mesoamérica, los
indígenas abrieron caminos entre diferentes núcleos poblacionales,
mercados y centros ceremoniales; por esos caminos transitaron viajeros,
comerciantes, fieles e incluso tropas, movimientos que a menudo
implicaban traslados extenuantes a larga distancia y durante periodos
prolongados.

Las veredas y senderos se originaron gracias al recorrido que seguían una y


otra vez los individuos, mientras que los caminos, calzadas y avenidas
fueron importantes obras de ingeniería, con procedimientos normalmente
ligadas con los sistemas calendáricos determinados a partir de
observaciones astronómicas, reflejo de la ideología de los pueblos
prehispánicos.

Medievo

Tras la desaparición del Imperio Romano y durante la Edad Media


desapareció la construcción de carreteras
y se abandonó la conservación de las existentes, por lo que quedaron
prácticamente intransitables. Aunque seguían
empleándose los caminos romanos para abastecer las ciudades del
interior, el escaso mantenimiento a que fueron sometidos provocó que
fueran decayendo gradualmente.

Pasaron siglos antes de que se realizara cualquier intento por reconstruir


el sistema de calzadas romano. Con la formación de las nuevas naciones
en el viejo continente, fueron necesarias rutas de mayor importancia para
el tránsito de las cortes reales itinerantes.

A principios siglo XI, el apogeo que obtuvo la peregrinación a los templos


sagrados activó el impulso del
comercio internacional e hizo que los caminos lograran su más
trascendente dinamismo desde la caída del Imperio
Romano.

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