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Diversidad Sexual y Derechos Humanos

Módulo 4. Diversidad Sexual y Marco Jurídico

Discriminación por orientación sexual en entornos


escolares y laborales (bullying/mobbing)

¿Qué es el bullying/mobbing?

El bullying es una expresión de violencia colectiva contra una o varias víctimas determinadas.
Fue destacado por las ciencias sociales a finales del siglo XX como una conducta inadmisible,
recurrente y creciente (Martínez, 2014). Las redes sociales nos han permitido reconocer la
existencia del bullying/mobbing; los medios de comunicación masiva, el Internet y algunas
publicaciones han puesto de relieve este problema, sin embargo, debemos reconocer que ha
existido desde tiempos remotos.

¿El bullying/mobbing y la violencia son lo mismo?

La violencia existe desde los inicios de la humanidad; ésta le ha servido para sobrevivir, para
dominar o controlar, de acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)
(Ramos, 2012). La violencia se define como toda aquella forma impositiva de resolver conflictos
mediante el uso deliberado de la fuerza —ya sea física, sexual, verbal, emocional, económica o
política—, que afecta de manera negativa la integridad física o psicológica de la otra persona si se
trata de relaciones interpersonales, o que anula el potencial de realización colectiva si se trata de
violencia social o política.

El concepto de bullying va muy atado al de violencia; ambos se refieren a aquellas formas de maltrato
físico, verbal o psicológico. La característica especial es que éste se da entre iguales; en él, se elige
a una víctima a la que recurrentemente se agrede. Este término se instituyó para señalar actos
negativos generalmente deliberados, reiterativos, persistentes y sistemáticos. El concepto se creó
buscando desvincularlo de la violencia humana y del mundo adulto (Martínez, 2014). El bullying
es un problema grave que afecta negativamente la salud y bienestar de las personas afectadas,
convirtiendo entornos en un espacio que provoca daño y temor; es sistemático y repetitivo, e
implica un desequilibrio de poder (Unesco, 2012).

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La diferencia entre bullying y mobbing es que el primero se da en entornos escolares y el
segundo se da en entornos laborales.

Entre los motivos que pueden influir en las conductas o comportamientos violentos se encuentran,
según Montejano (2012):

Familias disfuncionales

Acciones incongruentes de los padres

Castigos físicos o emocionales exagerados o injustos

Alcoholismo y drogadicción

Violencia intrafamiliar

El bullying hacia las personas LGBTTTI es un tipo específico de violencia que puede presentarse en
diferentes formas, incluyendo burlas, insultos y ridiculización, rumores, intimidación, empujones,
golpes, robos o destrucción de pertenencias, marginación social, acoso cibernético, agresión
física o sexual e incluso amenazas de muerte; se dirige hacia personas por su orientación sexual
o identidad de género, percibida o real. El bullying es un problema universal y constituye un
fenómeno complejo, arraigado en patrones culturales muy bien asentados.

¿Quién efectúa el bullying/mobbing y quién participa en él?

Lo puede llevar a cabo una persona o un grupo de personas. En él participan la persona agredida,
la que agrede, quien observa y quien replica los comentarios, chistes y burlas, las cuales atentan
contra los derechos humanos y oportunidades de educación, la salud física, mental y psicológica
de las personas, quienes por esta causa suelen padecer depresión, ansiedad, pérdida de confianza,
retraimiento, marginación social, culpa, somnolencia por aprensión, insomnio y sueño e intentos
de suicidio. Si bien existe un reconocimiento de la sociedad acerca de este problema, no se han
dimensionado los alcances del bullying/mobbing debidos a la orientación sexual (homofobia).

¿Cómo se construye el bullying/mobbing?

El estigma (Goffman, 2006) es una condición, atributo, rasgo o comportamiento que hace que
su portador sea incluido en una categoría social hacia cuyos miembros se genera una respuesta
negativa y se les ve como culturalmente inaceptables o inferiores. Tiene que ver con las actitudes
de la gente para con los demás.

El concepto fue acuñado en 1968 por el sociólogo estadounidense Erving Goffman, quien define el
estigma como la identificación que un grupo social crea sobre una persona, o grupo de personas,
a partir de algún rasgo físico, conductual o social que se percibe como divergente del grupo.

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Como consecuencia, esta identificación supone una descalificación (desacredita) de las personas
por el hecho de ser miembro de dicho grupo, reforzando inequidades sociales. El estigma está
ligado al sentimiento de sentirse poderoso (sentirse superior) y devalúa a otros (Aristegui, 2012).

El estigma es una construcción sistematizada no consciente que se aprende y se construye a


partir de valores sociales aprendidos, basado en clasificaciones dicotómicas o binarios tales como
caliente/frío, bueno/malo, moral/inmoral; esta forma de comportamiento establece una etiqueta
que legitima al estigma.

Las características a las que se fija el estigma suelen ser arbitrarias porque se basan en una o
más características:

Edad

Clase social

Color de la piel

Grupo étnico

Creencias religiosas

Sexo

Orientación e identidad sexual

El estigma desprestigia considerablemente a un individuo ante los ojos de otras personas y


tiene importantes consecuencias sobre el modo en que los individuos se perciben a sí mismos
(estigma interno).

El estigma interno o autoestigma tiene lugar cuando una persona se cree las ideas falsas que la
sociedad le etiqueta; al interiorizar estas creencias negativas, éstas inciden en la percepción que
las personas tienen de sí mismas, experimentando sentimientos de vergüenza, ira, desesperanza
o desesperación que hacen que no busquen ayuda de ningún tipo o que crean no merecerla,
lo que ocasiona que se retraigan de situaciones sociales, acentuando así la legitimización del
autoestigma, y, en consecuencia, la violación de sus derechos humanos.

¿Cuáles son los tipos más comunes de agresión cuando se presenta el bullying/mobbing?

Según la CNDH (2009), en el Programa Nacional para Abatir y Eliminar la Violencia Escolar, y el
Programa y Manual de Capacitación:

Violencia verbal: insultos, burlas, rumores, apodos, poner en evidencia al más débil.

Violencia física: empujones, puñetazos, patadas, golpes, vandalismo, destrucción de


material o pertenencias.

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Violencia psicológica: amenaza y conductas encaminadas a atacar la autoestima del
individuo y aumentar su malestar, causando ansiedad, miedo e inseguridad personal.

Violencia social: aislar a determinado sujeto, creando en él la sensación de marginación,


soledad y ausencia de interés.

Violencia cibernética: amenazas y acoso vía Internet, como por ejemplo en redes sociales,
chats y correo electrónico.

Esta violencia detona tipos de violencia que se tornan en:

Problemas de disciplina.

Maltrato entre compañeros.

Intimidación, persecución física o psicológica contra otra persona, a la que se elige como
víctima de repetidos ataques.

Vandalismo y daños materiales.

Violencia física.

Acoso sexual.

Discriminación.

Investigaciones con respecto al bullying

En un estudio publicado por la CEPAL en agosto de 2011 se señala que un 11 % de los estudiantes
mexicanos de primaria han robado o amenazado a algún compañero, mientras que en secundaria
ese porcentaje alcanza a poco más de un 7.14 %. Asimismo, se señala el porcentaje de estudiantes
de sexto de primaria que declaran haber sido víctimas de robo: 40.24 %, insultados o amenazados:
25.35 %, golpeados: 16.72 %, o atravesados por algún episodio de violencia: 44.47 %.

Por su parte, en la 1.ª Encuesta Nacional sobre Bullying Homofóbico (mayo 2012) Youth Coalition
& COJESS México & enehache, apoyada por la CNDH, se señaló que de 1273 encuestas aplicadas a
mujeres lesbianas, bi y trans, así como sus pares masculinos, de ellos, 851 de las personas afirmaron
que fueron víctimas de bullying (67 %), un 28% reportó haberlo sufrido en la primaria, 56 % en
secundaria, 3 % en la preparatoria y 13 % en la universidad. La mayor parte de las personas encuestadas
(81 %) presumen que el bullying se debió a que los perpetradores asumían (sin seguridad alguna)
su orientación sexual o a que expresaban abiertamente su orientación sexual (83 %), el 92 % refirió
que principalmente recibió abusos y burlas, el 77 % dicen haber sido señalados y exhibidos y el
57 % fue objeto de discriminación.

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Con respecto a sus profesores, el 48 % declara que no hacían nada, pues “les parecía normal” y
24 % ni siquiera se percataban de ello. Sólo el 14 % llamó la atención a los agresores, pero tan
sólo 3 % de estos profesores castigaron al agresor. Con respecto a la familia, el 85 % refiere que
ésta ni siquiera se enteró.

La UNAM plantea que, visto en su complejidad, el bullying vincula a los niños violentos o
violentados con otros personajes frecuentemente adultos y con instituciones como la familia, la
escuela, los medios de comunicación, que participan en este tipo de violencia humana. La víctima
y el victimario del bullying son chivos expiatorios de una violencia que ellos no iniciaron y en la
que ni siquiera tienen mucho que ver. El bullying, afirma la UNAM, tiene sus víctimas y victimarios
preferidos: personas que no son queridas en el seno familiar, que sufren violencia física o moral.
Pueden ser víctimas si son tímidas, con poca autoestima e inseguras, o victimarios o victimarias si
aprendieron a ejercer violencia. Pero también personas que no se caracterizan por ser propensas
a sufrir este tipo de violencia lo pueden resentir: por el hecho de ser diferentes y, por tanto, ideales
recipientes de la envidia y la tensión social. Puede sucederles a alumnos o alumnas destacados
por sus méritos académicos o a alumnos o alumnas con signos visibles criticados socialmente (los
morenos o los güeros, los de dientes chuecos, los gordos o muy flacos). Desde luego, las personas
recién llegadas, discapacitadas, homosexuales o exitosas en sus relaciones sociales. Los hijos o
hijas de prostitutas o quienes tienen religión diferente pueden ser agredidos moral o físicamente
(Martínez, 2014).

¿Cómo podemos enfrentar el bullying?

Si bien es cierto que algunas instituciones públicas han tomado medidas para enfrentarlo por
razones de raza, religión o discapacidad, son pocos quien lo abordan por motivos de orientación
sexual o identidad de género. La principal razón de esta diferencia es que, a su vez, los métodos
para responder y prevenirlo no son ampliamente conocidos, y la actitud social y susceptibilidad
general respecto de la homosexualidad e identidad de género atípica también impiden la acción
(Unesco, 2012).

En principio y de manera personal deberíamos adoptar la tolerancia y el respeto a la


diferencia como un principio fundamental.

No presuponer la heterosexualidad de las personas.

Promover que en el currículo escolar se integren materias de educación sexual basadas


en evidencia, además de temas de género y diversidad sexual.

Promover lenguaje incluyente.

No participar de comentarios sexistas u homofóbicos.

Incidencia política para establecer política pública en el tema.

Exigir el cumplimiento de la normatividad en términos de no discriminación.

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